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I. I NTRODUCCIÓN
III. Al que lleve a cabo cualquiera de los actos enumerados en las frac-
ciones anteriores, con opio “cocinado” o preparado para fumar o con
substancias preparadas para un vicio de los que envenenan al indivi-
duo y degeneran la raza que hayan sido motivo de declaración expresa
por leyes o disposiciones sanitarias.
Artículo 195. Si alguno de los actos enumerados en el artículo anterior
fuere ejecutado por comerciantes, farmacéuticos, boticarios y
droguistas, directamente o valiéndose de otras personas, en los esta-
blecimientos de su propiedad, estos mismos establecimientos serán
clausurados por un término no menor de tres meses ni mayor de un
año, sin perjuicio de la aplicación de las sanciones correspondientes.
Artículo 196. El que verifique alguno de los actos señalados en los dos
artículos anteriores, y además ejerza la medicina en cualquiera de sus
ramas, sufrirá, además de las penas correspondientes la de inhabilita-
ción para ejercicio de su profesión por un lapso no menor de dos años
ni mayor de seis.
Artículo 197. Al que importe o exporte ilegalmente drogas enervantes
o substancias de las señaladas en este capítulo, se le impondrá una
pena de seis a diez años de prisión y multa de cincuenta a diez mil
pesos, sin perjuicio de aplicarle en su caso la inhabilitación a que se
refiere el artículo anterior.
Artículo 198. A los propietarios y a los encargados de un fumadero de
opio o de un establecimiento destinado en cualquier forma para que
se lleven a cabo en el la venta, suministro o uso de drogas enervantes o
substancias comprendidas en la fracción III del artículo 194, se les
impondrá la misma pena que señala el artículo anterior, clausurándose,
además, definitivamente el establecimiento de que se trata.
Artículo 199. Las drogas enervantes, las substancias, aparatos y demás
objetos que se emplearen en la comisión de los delitos a que se refiere
este capítulo, serán decomisados en todo caso, y se pondrán a disposi-
ción de la autoridad sanitaria federal, quien procederá a su destruc-
ción o aprovechamiento lícito.
de que no habiendo resultado el acusado ser afecto al uso de dicha droga (como
lo determinó el dictamen médico que obra en autos), lógicamente debe entender-
se que dicha droga la poseía con ánimo de comerciar con ella, suministrándola
o enajenarla y resulta incuestionable que, aún en términos del artículo 13 del
Código Penal, que considera responsables de los delitos, no sólo a los que ejecu-
tan directamente, sino también a aquellos que cooperan en la realización de los
mismos sea cual fuera la naturaleza de esa cooperación, la responsabilidad del
quejoso en el delito contra la salud, consistente en la posesión y tráfico de
enervantes, quedó debidamente probada en autos. (septiembre de 1950). ‘DE-
LITO CONTRA LA SALUD, NATURALEZA DEL. El delito contra la
salud, es un ilícito propiamente de peligro y no de resultado concreto, que el
juzgador evalúa en su potencialidad por el daño que puede producir en la salud
privada o pública dadas las consecuencias degenerativas en la integridad física,
a tal punto que la simple posesión del enervante agota el tipo antijurídico pre-
visto por la fracción II del artículo 194 del Código Penal Federal, y por lo
mismo reviste mayor temibilidad el agente que no sólo posee la droga, sino que
además realiza actos de siembra, cultivo y tráfico con ella” (junio de 1953).
Sin lugar a dudas, en la época que estamos tratando se emitieron
sentencias en las que se sancionó a personas por la comisión de va-
rios delitos contra la salud, cuando conforme al criterio mencionado
eran responsables de un solo ilícito, cometido con varias conductas
típicas (o modalidades). Muestra de ello es que de agosto de 1958 a
enero de 1964, la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación resolvió cinco juicios de amparo directo y emitió la jurispru-
dencia firme que siguió el criterio de la unidad del delito contra la
salud. La Jurisprudencia, que corresponde a la Sexta Época, aún apa-
rece publicada a fojas 179 del Tomo II del Apéndice al Semanario
Judicial de la Federación 1917-1995 y su texto dice: “SALUD, DELI-
TO CONTRA LA, MODALIDADES Y UNIDAD DEL. El delito contra
la salud puede configurarse por uno o más de los diversos medios especificados
en el artículo 194, del Código Penal Federal que, aun con características típicas
autónomas, no constituyen sino modalidades del mismo delito cuya unidad sub-
siste a pesar de que el agente hubiere incurrido en varias de esas formas, mismas
que el sentenciador debe tomar en cuenta fundamentalmente y específicamente al
fijar el monto de la sanción”.
Una tesis aislada, emitida en junio de 1953, nos hace pensar que
bajo el criterio de la unidad del delito contra la salud, se dictaron
en el mismo plano y con idéntica pena las conductas consumativas del daño y
todas aquéllas que se estima que constituyen actos preparatorios del mismo y
que, de alguna manera, contribuyen en el proceso que culmina con su consuma-
ción. De tal manera, que si un individuo interviene en diversas operaciones
(catalogadas como modalidades), mediante acciones independientes realizadas
en ocasiones distintas, integrantes de un proceso tendiente a hacer llegar deter-
minadas cantidades de ciertos y concretos estupefacientes, a manos de quienes
van a utilizarlos, en realidad está atacando con distintas conductas un solo bien
jurídico tutelado, como lo es la salud de los posibles destinatarios de la droga,
que concretamente (en cantidad y calidad) fue objeto de sus actividades. O sea,
sus diversas conductas (modalidades), son solamente partes, estados de un pro-
ceso tendiente a causar un daño en la salud de personas indeterminadas. Aun
cuando se efectúen todas las modalidades requeridas para producir el daño con
una droga concretamente individualizada (compra de semillas, siembra, culti-
vo, posesión, tráfico y suministro al vicioso), sin embargo, solamente se causa
un solo daño, el que es capaz de producir la naturaleza y cantidad del enervan-
te y exclusivamente se ataca un solo bien jurídico. Por eso, la medida del daño
potencial no la da el número de modalidades realizadas, ni el grado de avance
hacia su consumación, pues en cualquier caso la magnitud del daño sería la
misma. La verdadera medida del daño al bien jurídico protegido es la canti-
dad y calidad de la droga materia de las modalidades. A pesar de que se penan
todos los actos, que propiamente tienden al suministro de la droga o enervante,
sin embargo lo que se trata de impedir al castigarlos, es la consumación de un
solo daño, prohibición que tutela el bien jurídico consistente en la salud de los
posibles consumidores del estupefaciente. Este único bien jurídico y ese único
posible daño consumativo, son los que dan unidad al delito y que es uno a pesar
de las distintas conductas que se tipifican, por ser preparatorias del ataque al
bien tutelado: el daño a la salud. Así pues, cuando se realizan diversas
conductas en acciones y ocasiones diferentes, relativas a una única y
concreta clase y cantidad de enervantes, estamos en presencia de un
solo delito. Si, además, el agente comete acciones catalogadas como
modalidades, sobre otros enervantes diferentes, o sea sobre otro ob-
jeto material del ilícito, entonces habrá otro delito diverso. Las ante-
riores conclusiones no impiden establecer que el número de modalidades
realizadas por un determinado acusado, sí tienen trascendencia para la
cuantificación de la pena, pues es evidente que denota más peligrosidad quien
interviene en varias operaciones tendientes al suministro del enervante, que quien
lo hace en una sola vez, porque contribuye en mayor medida al daño y revela
más alto índice de tendencia a delinquir”.
del delito, sin que necesariamente sea violatorio de garantías, siempre y cuando
los hechos que tipifican el delito, sean exactamente los mismos, situación que en
todo caso acontece si los mismos hechos se tienen en cuenta tanto al dictar el auto
de formal prisión como para sustentar la resolución definitiva; como es de ex-
plorado derecho y criterio reiterado de este Alto Tribunal, tanto el artículo 194
como el 195 del Código Penal Federal se refieren a delito contra la salud come-
tido con el estupefaciente denominado marihuana, aún cuando ambos numera-
les prevean hipótesis distintas, y es inexacta la afirmación en el sentido de que
sólo el artículo 194 se refiere a este enervante y que el diverso 195 rige hipótesis
respecto a otros estupefacientes distintos de la cannabis. La diferencia entre una
y otra hipótesis legal, respecto a la posesión de marihuana, se reduce a que el
artículo 194 contempla una penalidad atenuada, porque su aplicabilidad se
surte en el medio rural, en donde por la escasa ilustración de los individuos que
lo habitan, y porque en términos generales son inducidos por personas extrañas
a ese medio, a la comisión de los delitos contra la salud a que se refiere el nume-
ral en cita, se impone una sanción atenuante. En cambio, el artículo 195 del
Código Penal tiene una aplicabilidad dentro del medio urbano, en donde indu-
dablemente el sujeto activo del delito, en términos generales, tienen una mayor
ilustración y una mayor peligrosidad en la comisión de los delitos contra la
salud en sus diversas modalidades”.
El criterio adoptado por el Máximo Tribunal, creemos es errado,
pues no sólo reconoce la teoría de la unidad del delito contra la salud
(al manifestar que éste se contempla igualmente en el artículo 194
como en el 195 del Código Penal Federal), sino que además atenta
contra el principio de exacta aplicación de la ley penal, pues no le da
importancia a que el legislador previó un delito en al artículo 194 con
sus elementos típicos propios y un delito diverso previsto en el artí-
culo 195, también con sus características típicas específicas.
Como dijimos, después de la reforma de 1968, se estableció un
criterio diverso al de la teoría de la unidad del delito contra la salud,
conforme al cual se trata de dos delitos diferentes (uno, el previsto
en el artículo 194; el otro, en el artículo 95), aun cuando su denomi-
nación fuera idéntica (delito contra la salud). Esto se refleja en la
tesis que a continuación se transcribe que proviene de la ponencia
del Ministro Manuel Rivera Silva: “DELITO CONTRA LA SALUD.
MARIHUANA. MODALIDADES. Es falso afirmar que en relación con la
marihuana y cualesquiera que sean las modalidades del delito contra la salud,
deba aplicarse el artículo 194 reformado del Código Penal Federal; y no es así,
puesto que dicho numeral exclusivamente tipifica la siembra, cultivo, cosecha y
posesión de canabis resinosa y aclara en forma expresa y terminante que cual-
quier otro acto diverso a los anteriores, se penará conforme los demás precep-
tos del capítulo relativo a los delitos contra la salud. Por consiguiente, está
clara la voluntad del legislador en el sentido de establecer pena más leve sólo
para las cuatro acciones referidas, realizadas precisamente con canabis resinosas.
Cualquier otro acto, aun con la misma planta, ya no cae dentro del tipo con-
templado por el artículo 194 citado. Así pues, la aplicación de la pena señalada
en la fracción II del artículo 195 del Código Penal Federal, es correcta para las
modalidades de compra y suministro de estupefacientes. Por lo demás, en el caso
de imponer al acusado por compra y suministro la pena establecida en el artí-
culo 194 mencionado, se incurriría en una manifiesta violación del artículo 14
constitucional, puesto que se estaría obligando a la autoridad señalada como
responsable, a imponer una pena que no está decretada por una ley exactamente
aplicable al delito de que se trata, ya que el suministro y compra de marihuana,
no está tipificado por el repetido artículo 194 y, por tanto, sería indebido apli-
car la pena señalada por este precepto a un delito que establece pena diferente.
Así, cualquier otra interpretación jurídica sobre esos preceptos, sólo sería ad-
misible en una rama de derecho diversa a la penal, pero en esta materia hay
principios fundamentales que no se pueden desobedecer, como lo es el que consa-
gra el artículo 14 constitucional relativo a la exacta correspondencia que debe
haber entre ley, delito y pena”.
Incluso, debe destacarse la tesis sustentada el 9 de septiembre
de 1976, en la que se sostuvo que cuando los actos de posesión recaen
en narcóticos diferentes, ello da lugar a la comisión de dos delitos
contra la salud; criterio que indudablemente se aparta de la teoría de
la unidad del delito contra la salud. La tesis, que también tuvo como
ponente al Ministro Manuel Rivera Silva, textualmente dice: “SA-
LUD, DELITO CONTRA LA. ACUMULACION. No se aplica inexacta-
mente el artículo 64 del Código Penal Federal, cuando se trata de la comisión de
dos delitos contra la salud; uno, cometido por la realización de actos posesorios
de cocaína y otro por la realización de actos posesorios de mariguana. Es ver-
dad que se trata de actos de la misma naturaleza, pero también lo es que se
ejecutan con substancias diferentes, lo cual hace que la conducta del acusado sea
sancionable por dos situaciones diversas, o sea, por poseer cocaína y por po-
seer mariguana, sin que tenga relevancia que ambas se encuentren comprendi-
I. Prisión de cinco años tres meses a doce años y multa de cinco mil a
cincuenta mil pesos;
II. Inhabilitación para el ejercicio de las actividades a que se refiere el
párrafo inicial por un plazo equivalente al de la sanción corporal que se
le imponga;
Este plazo empezará a contar una vez que haya cumplido la sanción
privativa de libertad;
III. Suspensión definitiva de las actividades del establecimiento utili-
zado para realizar cualquiera de los actos, si el responsable es el pro-
pietario.
Artículo 197. Al que importe o exporte ilegalmente estupefacientes o
psicotrópicos, se le impondrán de siete a quince años de prisión y multa
de cinco mil a cincuenta mil pesos, sin perjuicio de aplicar en su caso,
las sanciones a las que se refieren las fracciones II y III del artículo
anterior.
Las mismas sanciones se impondrán al funcionario o empleado pú-
blico aduanal que permitiere la introducción o la salud del país de
cualquiera de tales sustancias, con violación a las prescripciones con-
tenidas en el Código Sanitario de los Estados Unidos Mexicanos, en
los convenios o tratados internacionales suscritos por México o que en
lo sucesivo suscriba, en las leyes o disposiciones sanitarias, o en cual-
quier otra ley.
Para los efectos de este artículo se entenderá por importación y ex-
portación, respectivamente, el transporte material de estupefacientes
de un país al territorio nacional o de éste a otro país.
Artículo 198. Fuera de los actos previstos en los artículos anteriores:
I. Se impondrán prisión de cinco años tres meses a doce años y multa
de cinco mil a cincuenta mil pesos, al que siembre, cultive, coseche,
manufacture, fabrique, elabore, prepare, acondicione, almacene, po-
sea, transporte, venda, compre, adquiera, enajene o trafique en cual-
quier forma, comercie, suministre aún gratuitamente, o prescriba
cualquiera de las sustancias vegetales considerados en la fracción I del
artículo 193, sin satisfacer los requisitos fijados por las normas a que se
refiere el primer párrafo del propio artículo;
II. Se castigará con las mismas penas de la fracción precedente al que
aporte recursos económicos o de otra especie, para la ejecución de
cualquiera de los delitos a los que se refiere este Capítulo;
el artículo 197 fracción I del Código Penal Federal; sin embargo, es de explora-
do derecho que por la subsunción no es factible sancionar simultáneamente am-
bas modalidades y que técnicamente debe conservarse la menos genérica o más
específica o calificada, en el caso la transportación. Pero si como en la especie
por un error de técnica jurídica o por determinadas situaciones procesales, el
hecho se aprecia dentro de la hipótesis más general (posesión), con exclusión de
la particular (transportación), no se violan las garantías del acusado por el
hecho de que una modalidad absorba a otra, significa sólo que no puedan con-
siderarse ambas simultáneamente coexistentes, pero sí alternativamente una y
otra, de tal forma que al así haberlo considerado el Juez responsable en el auto
de formal prisión, éste no resulta violatorio de garantías individuales, razón
por la cual la sentencia recurrida al negar el amparo solicitado no infringe los
dispositivos legales invocados por el inconforme”.
Al analizar las dos tesis mencionadas, la Primera Sala de la Supre-
ma Corte de Justicia de la Nación, consideró que existía contradic-
ción, puesto que un Tribunal Colegiado estableció que es en el auto
de formal prisión cuando debe de analizarse la subsunción de las
modalidades del delito contra la salud, en tanto que el diverso órga-
no jurisdiccional consideró que tal estudio debería llevarse a cabo al
dictarse sentencia definitiva.
La Sala de la Suprema Corte dijo debería prevalecer el criterio
de que es en el auto de formal prisión en donde se debe analizar la
problemática de subsunción de modalidades del delito contra la sa-
lud. El criterio adoptado se adecua al principio de legalidad, puesto
que si en el auto de formal prisión se debe determinar el delito o
delitos por los cuales ha de seguirse el proceso penal, conforme lo
establece el artículo 19 Constitucional, es evidente que deberá de
precisarse la modalidad que se acredite conforme a las pruebas exis-
tentes. Esto, además, contribuye a la garantía de audiencia que debe
otorgarse a todo procesado considerado probable responsable de la
comisión de un delito.
La jurisprudencia de la Suprema Corte dice: “AUTO DE FORMAL
PRISIÓN. ES EN ESA RESOLUCIÓN CUANDO DE SER PROCE-
DENTE DEBE DECRETARSE LA SUBSUNCIÓN DE MODALIDAD
EN UN DELITO CONTRA LA SALUD. Al pronunciarse auto de formal
prisión, de conformidad a lo dispuesto en la parte inicial del primer párrafo
del artículo 19 de la Constitución General de la República en vigor, en el delito
contra la salida que se contraen los artículos 194 y 195 del Código Penal Fede-
ral, reformado por el artículo primero del decreto publicado en el Diario Ofi-
cial de la Federación de diez de enero de mil novecientos noventa y cuatro, en
vigor el primero de febrero de mismo año, debe decretarse la subsunción de
modalidades. En el caso de que así procesa, como cuando quien transporta un
estupefaciente que forzosamente poseyó, ya que en ese sentido la posesión queda
comprendida dentro de la transportación, sin perder de vista que cualquiera
que sea la modalidad, el delito permanece en su unidad como una infracción
penal, ya que por la subsunción no es factible sancionar simultáneamente ambas
modalidades y que técnicamente debe conservarse la menos genérica o más espe-
cífica, pero si por un error de técnica jurídica por determinadas situaciones
procesales, el hecho se aprecia dentro de la hipótesis más general posesión), con
exclusión de la particular transportación no se violan garantías del acusado
por el hecho de que una modalidad absorba a otra, significa sólo que no pueden
considerarse ambas simultáneamente, pero si alternativamente”.
Más que el sentido de tal postura, deben hacerse al respecto tres
observaciones:
Primero: las tesis que entraron en conflicto, parten de una pre-
misa falsa: la unidad del delito contra la salud, cometido en distintas
modalidades (posesión y transportación).
Segundo: al resolver la contradicción de tesis, la Suprema Corte
de Justicia de la Nación no observó la falsedad de la premisa aludida.
Tercero: la Sala de la Suprema Corte, creemos, omitió reflexio-
nar sobre la caducidad de la teoría de la unidad del delito contra la
salud y dio por sentado su vigencia, pues en su resolución invocó
como sustento, la jurisprudencia de la Sexta Época bajo el rubro:
“SALUD, DELITO CONTRA LA, MODALIDADES Y UNIDAD DEL”,
la cual en aquélla época, ciertamente encontraba respaldo legislati-
vo, no así en la actualidad.
Creemos que la tesis se centró en el análisis de la premisa de
cuál era el momento para decretar la subsunción de las llamadas
modalidades del delito contra la salud, si en el auto de formal pri-
sión o en la sentencia. Pero dado que este trabajo consiste en de-
terminar si aun subsiste la teoría de la unidad del delito contra la
salud debemos concluir, como hemos visto, en la evolución legisla-
tiva de los delitos contra la salud, en la actualidad no es ya susten-
cinco a quince años. Sin embargo, ¿por cuál de los dos delitos habrá
de sancionarse?
La respuesta la encontramos en las soluciones que la doctrina ha
dado en relación con la concurrencia de tipos penales incompatibles
entre sí. Ya hemos asentado que la posesión y la transportación son
incompatibles en razón de que el primero está comprendido en la
comisión del segundo, por tanto, al sujeto activo deberá procesársele
y sancionársele por el delito contra la salud por transportación de
narcóticos, ya que es el delito realmente cometido. Esto sucede tam-
bién en tratándose por ejemplo, del delito de lesiones y homicidio,
en que al sujeto pasivo se le altera la salud y se le priva de la vida; sin
embargo, la concurrencia del delito de lesiones y de homicidio es
falsa o aparente, ya que conforme al principio de consunción o absor-
ción, solamente se demuestra este último ilícito.
Lo anterior significa que jurídicamente no se actualizaron ni el
delito de posesión de narcóticos ni el delito de lesiones, en los ejem-
plos dados, sino únicamente en el delito contra la salud por transpor-
tación de narcóticos y el de homicidio; por ello, la concurrencia de
los cuatro tipos penales sólo fue aparente y al sujeto activo deberá de
procesársele y sancionársele únicamente por el delito que realmente
cometió (transportación de narcóticos u homicidio) y no sería posi-
ble, con evidente violación al principio de legalidad, que se le casti-
gara por lesiones o por posesión de narcóticos, por no ser los delitos
realmente cometidos.
Cuando aparentemente dos tipos penales concurren a un hecho,
significa que se cometió un solo delito y los principio que rigen tal
materia (especialidad, consunción o absorción, alternatividad y
subsidiaridad), nos permiten demostrar cuál es el delito realmente
cometido, pero ello no significa que el delito excluido también se
encuentre demostrado, por eso su aplicación es tan sólo aparente.
Atenta contra el principio de legalidad el que al sujeto activo se
le pueda sancionar por un delito que aparentemente cometió (pose-
sión de narcóticos), cuando en realidad el ilícito cometido fue el de
transportación de narcóticos. El artículo 14 Constitucional determi-
na que una sanción sólo puede aplicarse cuando es exactamente apli-
cable al delito de que se trata, y en el caso mencionado, el delito de
que se trata lo es el de transportación de narcóticos, pues no es posi-
ble el que a una persona se le pueda procesar por lesiones aun cuan-
do realmente hubiera cometido homicidio; por tentativa de robo,
aun cuando realmente haya cometido robo; por homicidio en razón
de parentesco, aun cuando realmente cometió homicidio simple.
Sostener esto, se deriva de considerar que aún está vigente la
teoría de la unión del delito contra la salud y que al demostrarse
éste, puede aplicársele cualquiera de las modalidades previstas en
los artículos 194 a 198 del Código Penal Federal. Consideramos que
desde 1968 se inició el derrumbe de dicha teoría y que en la actuali-
dad sólo es dable hablar de hipótesis de delitos contra la salud, el
resultado de la jurisprudencia aludida habría sido que es en el auto
de formal prisión el momento procesal en el que debe estudiarse la
concurrencia aparente de delitos contra la salud y que esta resolu-
ción deberá dictarse por la hipótesis típica que realmente estuviera
demostrada.
En conclusión, la evolución legislativa de los delitos contra la salud
nos permite afirmar que ha quedado superada la teoría de la uni-
dad del delito y sus diversas modalidades, pues hoy en día debe ha-
blarse de supuestos típicos de delitos contra la salud.
Sin embargo, la pluralidad de delitos contra la salud que pudie-
ran cometerse no deben confundirse con las hipótesis en las que
unas quedan subsumidas en otras. Así por ejemplo, el sujeto que ven-
de un narcótico no puede ser sancionado por posesión y venta, dado
que el primer delito queda comprendido en el segundo en virtud del
principio de consunción o absorción. Lo mismo sucede en tratándo-
se del suministro y de la posesión.
En cambio, habrá pluralidad de delitos contra la salud si el sujeto
activo, aun tratándose de un mismo narcótico vende una parte y el
resto lo suministra, pues entonces se tratará de dos delitos contra la
salud, uno en la hipótesis de vender y otro en la hipótesis de sumi-
nistrar. También habrá pluralidad de delitos si el sujeto no sólo trans-
porta la droga sino también la vende, pues entonces cometerá las
hipótesis típicas de transportar y vender.
La pluralidad de delitos también se presentará en cuento el su-
jeto activo comete más de una de las conductas típicas con diversos
narcóticos, como por ejemplo quien en este día vende un kilogramo
de cocaína y mañana compra otro tanto.
FUENTES CONSULTADAS