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La violencia como implosión imprevista: Elephant

En el año 2003, Gus Van Sant realiza Elephant, una película de ficción inspirada
libremente en la masacre de Columbine cuando dos estudiantes de dicho instituto
asesinan imprevistamente a doce colegas y un profesor, dejando a varios heridos para
finalmente suicidarse. Sobre este mismo hecho, hay un “documental de tesis”, realizado
en 2002 por Michael Moore, titulado Bowling for Columbine. En su búsqueda por
desentrañar las causas de la masacre, Moore encuentra en el miedo de los
norteamericanos — inducido por los medios de comunicación—, la principal causa para
la posesión masiva de armas con fines violentos. A diferencia de Moore, Gus Van Sant
opta por presentar, a partir de una estética cinematográfica muy refinada, una
multiplicidad de explicaciones posibles. Para citar algunas: la ausencia de los padres
como referente de autoridad, el uso de armas fácilmente accesibles para los jóvenes, el
estímulo a la violencia por parte de los video juegos, un sistema educativo excesivamente
permisivo, la ubicuidad de la violencia en la sociedad, la presencia de Hitler y el nazismo
como ideología post, y hasta una referencia a la música de Beethoven que estaría
emparentando, en un guiño cinematográfico, al protagonista de la masacre de Elephant
con aquel célebre personaje, Alex, que elaboró Kubrick como protagonista de La naranja
mecánica (A Clockwork Orange, 1971). Todos estos fenómenos pueden ser causas
explicativas esgrimidas por Gus van Sant o, por el contrario, la acumulación y
multiplicidad de causas puede querer decirnos que ninguna termina por ser una
explicación plausible de la masacre. En última instancia será el espectador el responsable
último ante una eventual elección. En este sentido, que el director haya utilizado Elephant
como título de la película —el cual hace referencia a “la parábola de los ciegos y el
elefante” de origen budista— no es más que un acierto. Esa incertidumbre causal se
amplía al hecho de que cualquiera de los o las jóvenes que aparecen en Elephant podría
llegar a ser un victimario —o eventualmente víctima— de esta masacre colectiva
premeditada (por ejemplo, la chica que sufre el bullying escolar podría llegar a ser una
victimaria). Y esta imposibilidad de encontrar a un “asesino potencial” —por sus
eventuales característica psicóticas— no hace más que aumentar el temor y la angustia
de todos nosotros, espectadores-testigos de una patética e ineludible realidad. Tal vez la
única “explicación” que ofrezca el director sea alegoríca y se encuentre en ese plano fijo
inicial y final de un poste vertical recorrido por multiplicidad de hilos mientras aparecen
nubes que “recorren velozmente” el cielo hasta que se produce el fundido a negro. La
propuesta de la ponencia es analizar detalladamente este filme como expresión artística
de un suceso histórico relevante del nuevo milenio que aún hoy es objeto de múltiples
interpretaciones.

Alejandro Ventura - Lic. en Sociologia y Mag. en Ciencias Humanas. Doctor en Comunicación


(Universidad Pompeu Fabra, Barcelona), con una tesis sobre "Juventud y cine. De los jóvenes
rebeldes a los jóvenes virtuales". Desde el año 2001 es investigador, docente y programador del
Centro Cultural y la Escuela de Cine Dodecá en Montevideo, Uruguay.

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