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En todos los patios de colegio han existido siempre los matones. En ninguno ha faltado el
truhán que, amparado en su corpulencia o en su falta de escrúpulos, acosaba al compañero más
vulnerable, le inventaba un apodo o ingeniaba una broma pesada con que humillarlo.
2) En el texto figuran en negrita varios que. Identifica la clase de palabra de cada uno de ellos:
La sentencia es más que discutible cuando argumenta que el periodista no puede simular
una falsa identidad para obtener información, porque sin ese “engaño o ardid” sería imposible
lograrla. Acaba de anular la ingente labor del periodismo de investigación. Qué hubiera sido de
tantos periodistas que se han visto obligados a ocultar su identidad para introducirse en lugares y
meterse en situaciones que, de otro modo, hubieran sido imposibles. Algunos, incluso, han tenido
que camuflarse entre grupos terroristas, inmigrantes discriminados, trabajadores explotados en las
fábricas, pacientes sometidos a torturas en psiquiátricos… para denunciar abusos e ilegalidades que,
sin su testimonio, permanecerían ocultos.
3) Indica y justifica el valor del pronombre se en cada una de las siguientes oraciones:
4) Indica la clase a la que pertenecen las palabras en negrita del texto siguiente:
Hay recuerdos, como fotografías, que, cuando los revelamos en la cubeta de la memoria –
esa cubeta mágica y secreta que todos ocultamos en el cuarto de atrás de nuestras vidas -, aparecen
movidos o velados parcialmente. Son los recuerdos que preceden al olvido. Vemos su imagen,
queremos reproducir el tiempo al que pertenecen, o su lugar concreto, o lo que para nosotros
supusieron en su día, pero, por alguna razón, por más que lo intentemos, no podemos conseguirlo.
Por eso nos producen una gran melancolía.
Entre cada recuerdo – como entre cada fotografía -, quedan siempre unas zonas en sombra
bajo las que se nos ocultan trozos de nuestra propia vida: trozos de vida a veces tan importantes, o
tan significativos, como los que recordamos o como los que viviremos todavía. Son esos cortes en
negro que sustituyen en las películas a los fotogramas rotos o quemados por las máquinas y que
hacen que cada vez sea más complicado poder seguirlas. Al final, cuando se repiten mucho,
terminan por hacer el relato incomprensible.
5) Señala el tipo de palabra al que pertenecen las siguientes marcadas en negrita en el texto e indica
en cada caso a qué o a quién se refieren:
Estamos tan acostumbrados a la telebasura que, ante la decisiva entrevista del deportista
Lance Armstrong, en España solo se habla de sus gestos físicos. Que si llora o no, que si no parece
arrepentido, que si no pone cara de sufrimiento… Mientras tanto, el ciclista admitió una a una todas
las preguntas sobre su dopaje y las maniobras sucias que le llevaron a ganar siete Tours de Francia.
Por suerte, todavía hay en los juzgados profesionales de carrera que sentencian por los hechos y por
el fondo de las declaraciones, porque la estúpida audiencia televisiva solo quiere gestos faciales de
dolor en este paraíso de las formas. Aunque durante años haya actuado con maldad, mentiras y
crueldad extremas en la historia del deporte y del compañerismo deportivo, hay que decir que
Armstrong podía haberse retirado discretamente sin pasar por este linchamiento voluntario. Para
alguien que ha sido un símbolo planetario, hay que reconocerle un mérito enorme. Todo esto es
impensable en España, donde los numerosos casos de dopaje se han tapado a golpes de
nacionalismo español. Aquí les protegen los políticos y los medios de comunicación: los pocos que
han admitido sus trampas y tiran de la manta son silenciados y los que no lo admiten culpan al
género de su carnicero ante el aplauso nacional y la burla del resto del mundo. La capacidad de
numerosos personajes estadounidenses para admitir en público sus errores es encomiable y un
ejemplo. En España, esto no sucede en el dopaje pero menos todavía ante la creciente corrupción
política y financiera. Jamás en las últimas décadas un personaje público español lleno de basura ha
dado la cara para reconocer sus trampas y menos todavía pedir perdón a sus conciudadanos. Jamás.
La consigna es enfrentarse a todas las pruebas en contra con una sonrisa y manteniendo la mentira.
Y hacen bien, porque aquí no va a la cárcel ni dios.
6) Explica la diferencia que existe entre las palabras alto, fenomenal, duro y sucio en las siguientes
oraciones:
Volvimos a Puebla. Andrés andaba como pollo mojado. Yo ni le hablaba. Nada más lo oí
rezongar y maldecir. Una mañana leyendo el Avante le mejoró el humor. Cuando salió de la casa
chiflando, recogí el periódico con más curiosidad que nunca. No entendí qué le había dado gusto,
porque estaba lleno de acusaciones contra él y su compadre. Los hermanaba asegurando que el tan
aplaudido candidato a la presidencia era cómplice del gobernador en los crímenes de Atecingo y
Atlixco, que tenía una casa cercana al ingenio de Heiss construida en tierras que habían sido ejidos,
que Rodolfo y Andrés estaban coludidos con Heiss para sacar dinero del país y que se sabía que
entre ambos tenían más de seis millones de pesos depositados en dólares en bancos gringos.
Terminaba diciendo que la ley de responsabilidades de los funcionarios debería aplicarse antes que
nombrar candidato a un saqueador cómplice de un gobernante culpable de muchas muertes por más
que el silencio y el miedo las cubrieran.
8) Indica la persona, número, tiempo, modo y aspecto de las formas verbales que aparecen
subrayadas en el texto siguiente:
A algunos cooperantes los sacaron a gorrazos de pueblos de África cuando llegaban con
toneladas de ropa usada y gratis. La industria textil local no agradecía precisamente el regalo que
amenazaba con arruinar su modesto modo de ganarse la vida. Para ayudar al desarrollo no bastan
las donaciones, las buenas intenciones ni el esfuerzo de los voluntarios. Para ayudar de verdad en
zonas catastróficas, aisladas o inseguras deben cumplirse requisitos más asociados a la capacidad de
gestión que al altruismo: conocer el terreno, respetar el estilo de vida, saber gestionar una red de
distribución, asociarse con organizaciones locales.
Dos eventos ilustran el debate sobre la utilidad de las ONG: la oleada de solidaridad con
Haití y el secuestro de los tres cooperantes catalanes que cruzaban el Magreb cargados con ayuda
humanitaria. El cautiverio en Mauritania, que va a cumplir dos meses, es un carísimo precio por
combinar lo solidario y las (comprensibles, legítimas) ganas de aventura. Quizás no era lo más
eficaz enviar la ayuda en una caravana que sigue los pasos del rally Dakar, desplazado a América
precisamente por la inseguridad. En Haití, las ONG más prestigiosas y las agencias internacionales
se han visto desbordadas con la llegada masiva de ayuda que eran incapaces de repartir en un país
en ruinas, y en el que se puso a prueba la relación entre la ayuda civil y la militar.
Las organizaciones caritativas son un protagonista cada vez más activo en el panorama
global, pero en él conviven grandes y ambiciosas organizaciones con pequeños proyectos llevados
con el entusiasmo del aficionado. Se suma al cóctel la explosión del llamado turismo solidario, en
un momento en que a las ONG les sobran candidatos a arrimar el hombro en destinos exóticos y les
falta personal para tareas más cercanas.
Son héroes quienes se juegan su tiempo, su dinero y hasta su vida por los demás. Pero los
donantes y la opinión pública les piden más eficacia. Para que los resultados respondan a ese
esfuerzo monumental.
9) Reescribe en pasado el último párrafo del texto anterior (Son héroes...monumental) e indica el
valor temporal de los tiempos verbales que utilices.
10) Indica cuáles de los que marcados en negrita en el texto del ejercicio anterior son pronombres
relativos y señala su antecedente.
11) Señala los valores de las formas verbales marcadas en cursiva:
13) Escribe un texto (máximo de seis líneas) en el que figuren al menos tres futuros imperfectos de
indicativo con valores o usos temporales diferentes. Identifica los futuros y sus usos.
La verdad es que no sé si desearles a ustedes que no hayan sufrido bajas en sus filas
automovilísticas durante la pasada Semana Santa. Haré un trato: se lo desearé si no pertenecen al
género de conductores que nos destrozan el tímpano con sus cláxones cuando han sido bloqueados
por otro coche o que llevan la radio a toda pastilla con la ventanilla abierta a las cinco de la
madrugada, como si estuvieran solos en el mundo.
16) Localiza en el texto siguiente (copia el contexto en el que aparecen) un pronombre personal, un
pronombre relativo y un adjetivo calificativo, indicando en cada caso a qué otros elementos del
texto se refieren.
Hace algunos días, una amiga mía estaba haciendo cola delante de la caja de un
supermercado. Era una hora punta y había mucha gente. Cuando llegó su turno, mi amiga, que ya
había vaciado su cesta sobre la cinta, dijo: “Buenas tardes”. La cajera, una chica de aspecto andino,
levantó sobresaltada la cabeza de su afanoso marcar y marcar. “Ay, señora, perdone, buenas tardes”,
dijo con su suave acento ecuatoriano: “Es que una termina perdiendo los modales”. Y, mientras
cobraba, le contó a mi amiga que llevaba cinco años en España y que, cuando llegó, se le habían
saltado las lágrimas en más de una ocasión por la rudeza del trato de la gente: no pedían las cosas
por favor, no daban las gracias, a menudo ni contestaban sus saludos. “Al principio pensaba que
estaban enfadados conmigo, pero luego ya vi que eran así”.
Resulta sorprendente que nos hayamos convertido en un pueblo tan áspero y tan zafio,
porque, en mi infancia, a los niños se nos enseñaba todavía a saludar, a dar las gracias, a ceder el
asiento en el autobús a las embarazadas, a sostener la puerta para dejar pasar a un incapacitado, por
ejemplo. Hoy todos esos usos corteses, esas convenciones amables que las sociedades fueron
construyendo a lo largo de los siglos para facilitar la convivencia, parecen haber desaparecido en
España barridas por el huracán del desarrollo económico y de una supuesta modernización de las
costumbres. En no sé qué momento de nuestra reciente historia se llegó a la tácita conclusión de que
ser educado era una rémora, una práctica vetusta e incluso un poco de derechas. Me temo que
defender los buenos modales, como hago en este artículo, puede parecerles a muchos una
reivindicación casposa y obsoleta. Pero en realidad los buenos modales no son sino una especie de
gramática social que nos enseña el lenguaje del respeto y de la ayuda mutua.
17) Explica el valor temporal de las formas verbales subrayadas en el texto anterior. En el caso de
los tiempos relativos, indica con respecto a qué otra forma verbal (presente en el texto) expresan
anterioridad, posterioridad o simultaneidad.
18) Localiza en el texto anterior (copia el contexto en el que aparecen) una locución preposicional,
una locución adverbial, un determinativo interrogativo y tres adverbios.