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John Maynard Keynes

Cambridge, 5 de junio de 1883- 21 de abril de 1946) fue


un economista británico, considerado como uno de los más influyentes del
siglo XX. Sus ideas tuvieron una fuerte repercusión en las teorías y políticas
económicas.

La principal novedad de su pensamiento radicaba en considerar que el sistema


capitalista no tiende al pleno empleo ni al equilibrio de los factores productivos,
sino hacia un equilibrio que solo de forma accidental coincidirá con el pleno
empleo. Keynes y sus seguidores de la posguerra destacaron no solo el
carácter ascendente de la oferta agregada, en contraposición con la visión
clásica, sino además la inestabilidad de la demanda agregada, proveniente de
los shocks ocurridos en mercados privados, como consecuencia de los
altibajos en la confianza de los inversores. La principal conclusión de su
análisis es una apuesta por la intervención pública directa en materia de gasto
público, que permite cubrir la brecha o déficit de la demanda agregada. Está
considerado también como uno de los fundadores de
la macroeconomía moderna.

Keynes fue un personaje muy polifacético. Además de ser un economista


teórico que cambió la consideración de la macroeconomía en el siglo xx,
desempeñó también múltiples puestos en el mundo económico, fue profesor en
la Universidad de Cambridge desde 1908, editor del Economic Jornal desde
1912, secretario de la Royal Economic Society, alto funcionario de la
Administración británica y negociador internacional en nombre de Inglaterra en
diferentes ocasiones. También trabajó en el sector empresarial, en la dirección
de inversiones de una compañía de seguros y de asesor financiero del King's
College, del Banco de Inglaterra y del propio gobierno británico.

Dentro también del mundo de la economía, fue gran aficionado a la historia


económica y biógrafo de grandes economistas. Fuera del mundo económico,
durante sus estudios en la Universidad de Cambridge se interesó por
las matemáticas, estadística, filosofía, literatura y solo finalmente por
la economía. Fue también director y principal accionista del Teatro de las Artes
de Cambridge y mecenas del grupo de Bloomsbury, coleccionista de pintura
moderna y bibliófilo de literatura científica. Fue primer barón Keynes.

¿CUÁLES ERAN LAS PRINCIPALES IDEAS DE JOHN


MAYNARD KEYNES?

Las ideas principales de John Maynard Keynes estaban vinculadas a


la relación entre el empleo y los ingresos de una nación. Esta teoría se basa en
que los gobiernos deben aumentar el gasto público para que la demanda
agregada se vea lo suficientemente estimulada. Esta teoría se ha aplicado en
varios países, lo que le demuestra la capacidad intelectual que tuvo Keynes.
A su vez, estableció que los ciclos financieros se producen por cambios en la
demanda agregada, producto de las expectativas de los empresarios.

En este sentido, el economista señala que cuando hay una mejor percepción
sobre el Producto Interno Bruto las empresas producen más. Por el
contrario, cuando hay incertidumbre sobre el desempeño económico, los
empresarios disminuyen la producción y las inversiones. Estas teorías han
tenido un fuerte impacto en muchos países, ya que gobiernos de diversas
ideologías han aplicado estos principios con muy buenos resultados. Esto le ha
dado a John Maynard Keynes un sitio privilegiado dentro de la historia
económica mundial.

CONTRIBUCIÓN A LA ECONOMÍA DE JOHN MAYNARD KEYNES

Keynes era fiel creyente de que el ahorro de un país está determinado por el
ingreso total de la población. Es por ello que no le daba mucha importancia a
que las tasas de interés bajen, ya que a su juicio esto no afecta en el nivel de
ahorro de la sociedad. Su contribución a la economía ha sido muy grande, ya
que algunos gobiernos han usado sus teorías para mantener la estabilidad del
empleo. A raíz de esto, muchos gobernantes incrementan las inversiones para
poder estabilizar la economía.

A su juicio, con un aumento en el gasto público la demanda de productos y


servicios también se incrementa. Esto produce un efecto dominó en las
empresas, que tienen que aumentar sus nóminas para cubrir la demanda de
bienes y servicios. En consecuencia, el economista apoyaba que los gobiernos
desarrollaran mecanismos de política fiscal para derrotar a la crisis financiera.
Un ejemplo de ello es cuando se desarrollan nuevas construcciones, algo que
suele activar el consumo en ciertos sectores.

PRINCIPALES OBRAS DE JOHN MAYNARD KEYNES

A lo largo de su trayectoria, John Maynard Keynes desarrolló una gran cantidad


de obras que plasman su pensamiento. Su primer libro fue La Moneda india y
las finanzas, publicado en 1913, mientras que el segundo se tituló:
‘Las consecuencias económicas de la paz’. Por otro lado, muchos de los
aportes de Keynes a la matemática y a la estadística se basaron en su Tratado
de probabilidad. Este expandió la normativa de Laplace y aplicó diversos
problemas que existían para la época.
Sin embargo, la obra más importante fue la Teoría general de la ocupación,
el interés y el dinero. Fue escrito en 1936 y para explicar, desde su punto de
vista, lo que estaba sucediendo en la Gran Depresión que se originó con el
crack del 29. Aquí es donde pone de manifiesto sus ideas y principios se
aplican muchos de los principios del gasto público. Muchos de los cuales se
han implementado con éxito en diferentes gobiernos. Su libro ‘Cómo pagar la
Guerra’ sirvió de guía sobre cómo salir de la crisis financiera que atravesaba el
Reino Unido tras la guerra.

¿CUÁL FUE LA PROPUESTA DE KEYNES PARA SALIR DE LA CRISIS?


La propuesta de este economista para salir de la crisis financiera fue sencilla,
aunque para el momento fue muy discutida. A su juicio, el aumento del gasto
público en inversiones incrementa la producción y otros indicadores. Con ello la
tasa de empleo llega rápidamente a niveles elevados. Por consiguiente, el
intervencionismo del estado es fundamental para derrotar cualquier
incertidumbre económica. La demanda agregada es estimulada lo suficiente
para derrotar la inercia que trae cualquier momento de crisis en algún territorio.
Esto fue lo que dedujo y recomendó para solucionar la crisis del 29. Para él, la
demanda bajó en grandes cantidades, así que era necesario incentivar este
indicador para generar confianza en los actores económicos. Para esto, indicó
que el estado debería ser un partícipe fundamental en la economía para
que existiera nuevamente el equilibrio entre demanda y oferta. En este sentido,
en pocos meses los números comenzaron a ser positivos y el consumo volvió a
los niveles anteriores, algo que no había logrado ninguna política capitalista.

“TEORÍA ECONÓMICA CLÁSICA”

En donde designa los principios tradicionales u ortodoxos de la teoría


económica que han sido trasmitidos y generalmente aceptados por los
economistas académicos desde la época de David Ricardo. Keynes ha sido
criticado por considerar la teoría clásica como un solo cuerpo de pensamiento
unificado. Keynes→ discípulo de Alfred Marshall (el más grande de todos los
economistas clásicos de Cambridge). El reto de Keynes→ hiere a la teoría
clásica en el corazón y afecta especialmente a la teoría del paro, la teoría
monetaria, la teoría del interés, la teoría de los precios, la inflación, los ciclos
económicos, la política fiscal, el comercio internacional, el cambio extranjero y
otros grandes campos de la economía.
La teoría clásica→ está basada en el supuesto del empleo total. La situación
normal es un equilibrio estable de empleo total, si la perturbación persiste, la
escuela clásica la atribuye a la inferencia de los gobiernos o los
monopolios privados. Keynes considera que la situación normal del capitalismo
del laissez faire es un nivel de empleo fluctuante. La finalidad primordial de su
teoría, consiste en explicar lo que determina el volumen de empleo en cualquier
momento. El núcleo de la teoría económica clásica → las relaciones generales
de la oferta y la demanda determinan los valores relativos de los elementos de
producción y de las mercancías singulares. Expresados en términos de dinero,
estos valores son los precio, y el sistema que fija los precios es el
mecanismo planificador inconsciente que guía a los particulares, al
perseguir los rendimientos individuales máximos. La alternativa es entre
empleo aquí y el empleo allí, y no entre empleo y paro.
La teoría económica clásica → es un estudio de las utilizaciones alternativas de
una cantidad dada de medios de producción ocupados.
LA TEORÍA GENERAL DEL EMPLEO DE KEYNES
Se ocupa de las variaciones del volumen de producción y del empleo en el
sistema económico en su conjunto como resultado de las fluctuaciones en la
cantidad de los medios de producción empleados. La aceptación del empleo
total como la situación normal de una economía de cambio→ se justifica en la
teoría económica clásica, mediante el supuesto de que la oferta crea su propia
demanda.
Ley del mercado de Say (por J.B. Say) → supone que la única razón por la
que la gente trabaja y produce es para disfrutar de la satisfacción de consumir.
La producción mal encausada → puede originar una superoferta temporal de
algunas partidas aisladas, pero en tanto que la oferta cree su propia
demanda, no puede haber superproducción general.
La ley de mercado de Say→ constituye una negación de la posibilidad de una
superproducción general, esto es, una negación de la posibilidad de una
deficiencia de demanda adicional. Según este punto de vista no pude haber
paro general si los obreros aceptan lo que “merecen”. Esta ley significa,
también, que el gasto siempre será suficiente para mantener el empleo total.
Según la teoría clásica, el ahorro es una forma de gasto, toda renta se gasta,
parcialmente en consumo y parcialmente en inversión (bienes de producción).
La oferta crea su propia demanda. Cuanto más elevado sea el tipo de ahorro,
más tendrá a bajar el tipo de interés, y un tipo de interés más bajo,
disminuirá el aliciente de ahorrar, y aumentara el aliciente de invertir.
Paro voluntario: existe cuando los obreros potenciales no quieren aceptar
salarios ligeramente inferiores a los salarios corrientes. Los obreros en huelga
por salarios superiores son un ejemplo de paro voluntario.
Paro por fricción: existe cuando hay hombres que dejan de trabajar
temporalmente por inferencias en el mercado de trabajo. Muchos factores lo
pueden explicar: la inmovilidad de la mano de obra, el carácter estacional de
cierto trabajo, la escasez de materias primas, averías en la maquinaria y
equipo, ignorancia de las oportunidades de colocación, etc.
 Existe empleo total: en ausencia de paro involuntario. Para la teoría
clásica los obreros son responsables de un tipo de comportamiento
colectivo → de no querer aceptar sueldos más bajos para que haya más
trabajo (desaparecería el empleo por fricción). Keynes objetaba con
vigor: la idea de que el paro desaparece si los obreros aceptan salarios
suficientemente bajos.

TEORÍA GENERAL DEL EMPLEO, EL INTERÉS Y EL DINERO

Su obra central, la Teoría general del empleo, el interés y el dinero, desafió el


paradigma económico dominante cuando se publicó en 1936. En este libro,
Keynes presenta una teoría basada en la noción de demanda agregada para
explicar la variación general de actividad económica, tales como las
observadas durante la Gran Depresión. Según su teoría, el ingreso total de la
sociedad está definido por la suma del consumo y la inversión; y en una
situación de desempleo y capacidad productiva no utilizada, «solamente»
pueden aumentarse el empleo y el ingreso total incrementando primero los
gastos, sea en consumo o en inversión.
La cantidad total de ahorro en la sociedad es determinada por el ingreso total
y, por tanto, la economía podría alcanzar un incremento del ahorro total, aun si
las tasas de interés se bajaran para estimular los gastos en inversión. El libro
abogaba por políticas económicas activas por parte del gobierno para
estimular la demanda en tiempos de elevado desempleo, por ejemplo a través
de gastos en obras públicas. El libro se considera a menudo como el fundador
de la macroeconomía moderna Los historiadores concuerdan en que Keynes
influyó en el New Deal del presidente estadounidense Franklin Delano
Roosevelt, pero discuten aún sobre el grado de dicha influencia. Una política
de gasto deficitario como la emprendida en el New Deal comenzó en 1938,
que había sido llamada pump priming en 1932 por el presidente Herbert
Hoover. Pocos economistas renombrados en los Estados Unidos comulgaron
con las ideas de Keynes durante los años con el tiempo, sin embargo, sus
ideas fueron más ampliamente aceptadas.
EL EQUILIBRIO CONTINUO EN LOS MERCADOS, EL RECHAZO DEL
SEGUNDO POSTULADO DE LA ECONOMÍA CLÁSICA Y EL DERRUMBE
DE LA LEY DE SAY

¿Cuáles fueron las críticas de Keynes a los clásicos? En primer lugar, Keynes
consideraba que la economía clásica descansaba en dos postulados: 1) la
igualdad entre el salario real y el producto marginal del trabajo, y 2) la igualdad
entre el salario real y la de utilidad marginal del trabajo. Keynes aceptó el
primer postulado. Este proviene simplemente de la condición de primer orden
de la maximización de beneficios por parte de empresas que operan en
competencia atomística y que, en consecuencia, toman como dados precios y
salarios y maximizan, sujetas a una restricción tecnológica (dada por la función
de producción). Esta historia de empresas atomísticas que toman los precios
como dados, claramente no es cierta, al menos en la gran mayoría de los
mercados. Pero Keynes, por razones que creo entender, decidió no meterse
con este postulado, aunque con seguridad sabía muy bien que la competencia
perfecta no era una buena descripción de la situación que prevalece en los
mercados de bienes, con excepción de algunos de ellos. El artículo de Sraffa
de 1926, la tesis de licenciatura de Kahn a principios de los años 1930 y el libro
de Joan Robinson de 1933 versaban sobre la teoría de la competencia
imperfecta. Creo por ello, que la decisión de Keynes de aceptar el primer
postulado fue una decisión estratégica: le permitió concentrarse en el segundo
postulado, su rechazo y las consecuencias de ese rechazo ¿De dónde
proviene el segundo postulado de la economía clásica? Proviene de las
condiciones de primer orden del programa de maximización de la utilidad por
parte de hogares trabajadores. Estos hogares maximizan su utilidad, que
depende positivamente del consumo y negativamente del trabajo, y, sujetos a
una restricción de presupuesto y nada más, maximizan tomando precios y
salarios como dados (ya que también son atomísticos). Así, el hogar decide
trabajar hasta el punto en que el salario que el trabajador recibe (medido en
términos de los bienes que consume) le compensa exactamente por la
desutilidad marginal del trabajo. Ni una hora más ni una menos. El resto del
tiempo lo dedica al ocio.

Keynes, en los años veinte y treinta del siglo pasado, observaba que, con
mucha frecuencia y a veces masivamente, los hogares trabajadores no podían
decidir cuánto trabajar, sobre todo cuando estaban desempleados. Es por ello
que rechazó el segundo postulado de la economía clásica y en su lugar supuso
que el hogar, además de la restricción de presupuesto, enfrentaba una
restricción de cantidad respecto al monto de trabajo que podía vender en el
mercado. En suma, lo que Keynes supuso es que los trabajadores no están
siempre en sus curvas de oferta de trabajo deseadas; es decir, no siempre
pueden vender la cantidad de trabajo que desean.

Al rechazar el segundo postulado de la economía clásica, la ley de Say se


derrumba y la demanda agregada pasa a desempeñar un papel clave en la
determinación del producto. En efecto, la restricción de cantidad que enfrentan
los hogares está dada, para el conjunto de ellos, por la demanda de trabajo de
las empresas, que puede resultar inferior a la oferta de trabajo deseada por los
hogares. Así, ante una caída en el nivel de empleo, de tal magnitud como para
generar un exceso de oferta de trabajo, los hogares trabajadores ajustan a la
baja su demanda de consumo y el producto total queda determinado por la
demanda efectiva. Por cierto, demostrar que al ajustarse a la baja la demanda
de consumo, el producto converge de todos modos a un equilibrio estable en el
mercado de bienes —con exceso de oferta en el mercado de trabajo— en lugar
de continuar descendiendo hasta llegar a cero, debe haber sido un verdadero
vía crucis, en el que participó decisivamente Richard Kahn. Afortunadamente,
la condición crucial para la estabilidad de ese equilibrio a menos de pleno
empleo es que la propensión marginal a consumir sea menor a la unidad.

Don Patinkin tuvo razón, creo, cuando argumentó que demostrar la estabilidad
del equilibrio de menos de pleno empleo es la característica distintiva de la
teoría de la demanda efectiva de Keynes. Refiriéndose al famoso diagrama de
Paul Samuelson con la recta de 45 grados que intersecta desde abajo una
línea de gasto agregado con un intercepto positivo y una pendiente positiva y
menor a la unidad, Patinkin dice: "Lo que llamo la teoría de la demanda efectiva
es no sólo que la intersección de la curva de demanda agregada E = F(Y) con
la línea de 45 grados determina el producto real de equilibrio Yo a un nivel que
puede ser inferior al de pleno empleo sino también (y ésta es la característica
distintiva nueva) que el cambio en el producto (y por lo tanto en el ingreso)
actúa como una fuerza equilibradora. La teoría de la demanda efectiva se
refiere no sólo a la solución matemática de la ecuación de equilibrio F(Y) = Y,
sino a demostrar la estabilidad de este equilibrio tal y como está determinado
por la ecuación de ajuste dinámico dY/dt = θ[F(y) - y], donde θ' > 0" (1982, p. 9-
10).

Esto es lo que explica en qué sentido la teoría propuesta por Keynes se refiere
al caso general. En efecto, ¿por qué dice Keynes que su teoría se refiere al
caso general del cual la economía clásica es un caso especial? y ¿qué tiene
esto que ver con el abandono del segundo postulado de la economía clásica?
El caso analizado es el caso general precisamente porque en presencia de un
exceso de oferta en el mercado de trabajo, Keynes introduce el supuesto —que
debería ser evidente para todo mundo— de que los trabajadores no van a
formular sus planes de consumo de la misma forma en que lo hacen cuando el
mercado de trabajo está en equilibrio. Si hay exceso de oferta en el mercado
de trabajo, los trabajadores enfrentan una restricción de cantidad al monto de
trabajo que pueden vender en el mercado, y toman en cuenta esta restricción a
la hora de formular su demanda de consumo. Como lo dice Edmond Malinvaud,
en un texto que sintetiza las contribuciones de Clower y Bénassy a la
comprensión de la economía de Keynes: "Al decidir su demanda de consumo
por un bien particular, un individuo desempleado recuerda que está
desempleado." (Malinvaud, 1985.

En la economía clásica, y en particular en su expresión más acabada —el


modelo walrasiano de equilibrio general—, el trabajador no considera la
posibilidad de quedar desempleado a la hora de formular su plan de consumo.
La restricción de cantidad no se toma en cuenta en el programa de
maximización de su utilidad. Por el contrario, en el plan óptimo que los hogares
formulan al maximizar su utilidad, se determinan simultáneamente la demanda
de consumo, la cantidad de trabajo y el ocio, suponiendo que no hay
restricciones a la cantidad de trabajo que los hogares pueden vender en el
mercado. Esto es precisamente lo que dice el segundo postulado de la
economía clásica. Pero esto sólo es cierto si el mercado de trabajo despeja
porque, si no lo hace, el plan de consumo de los hogares tiene que tomar en
cuenta que esos hogares no logran vender la cantidad de trabajo que desean
(al salario y precio de los bienes de consumo vigentes).

¿Por qué, desde Walras, los modelos de equilibrio general walrasiano,


estáticos o dinámicos hacen caso omiso de la restricción de cantidad, un
supuesto a todas luces tan extraño? Porque implícitamente o explícitamente,
como lo hizo Walras mismo, suponen la existencia de un subastador que tiene,
entre otras tareas, la de prohibir que se lleven a cabo transacciones mientras
no se haya encontrado el vector de precios de equilibrio que despeja todos los
mercados. Y como el trabajador desempleado sabe que el subastador
walrasiano no permitirá las transacciones hasta que el mercado de trabajo
despeje, con una pureza lógica impecable, formula su plan de consumo
suponiendo que puede vender la cantidad de trabajo que desea, sin más
restricciones que la de presupuesto, estática o Inter temporal, dados los precios
y salarios vigentes en el mercado.

EL PAPEL DEL SUPUESTO DE SALARIOS NOMINALES DADOS

Como lo ha hecho ver Patinkin, para Keynes la rigidez de los salarios


nominales es más una recomendación de política económica que un supuesto
de comportamiento ¡Cómo podría ser de otra manera si la gran depresión de
los años treinta del siglo pasado registró una deflación sin precedente de los
salarios nominales! En cambio, en la síntesis neoclásica, y más aún entre los
nuevos keynesianos, la rigidez de los salarios nominales (o de los precios en
algunas versiones) se convirtió en un supuesto clave para la existencia de un
equilibrio con desempleo. Ello abrió las puertas para la resurrección de la
principal conclusión de la economía clásica: con precios y salarios plenamente
flexibles, la economía tiende al pleno empleo.

El comentario de Kalecki al profesor Pigou (1943), publicado en el Economic


Journal de 1944, está ahí para recordarnos la falla en el razonamiento que
conduce a esa conclusión. En ese comentario de dos páginas, Kalecki
argumenta que el efecto positivo sobre la demanda agregada del aumento en
los saldos monetarios reales, provocado por la deflación, se verá
contrarrestado con toda seguridad por el aumento en el valor real de las
deudas de empresas y familias y su efecto negativo sobre la demanda
agregada. Esto es así, argumentó Kalecki, porque en una economía monetaria
moderna los saldos monetarios son, en su mayor parte, depósitos bancarios
que tienen, como contraparte en la hoja de balance de los bancos, activos de
los bancos que son, a su vez, deuda de empresas y hogares.

El argumento de Kalecki implica, en términos del modelo de oferta y demanda


agregada de los libros de texto, que la curva de demanda agregada (en
espacio nivel de precios, nivel de producto) no tiene por qué tener pendiente
negativa. Y, por lo tanto, el desplazamiento hacia abajo de la curva de oferta
agregada, resultante de la caída de los salarios nominales, no tiene porqué
llevarnos a un equilibrio con pleno empleo. Este es un tema, como ya lo
mencioné al final de la sección anterior, que ha sido enfatizado también por
otros keynesianos.

CONCLUSIONES

Keynes y sus seguidores de la posguerra destacaron no solo el carácter


ascendente de la oferta agregada, en contraposición con la visión clásica, sino
además la inestabilidad de la demanda agregada, proveniente de los shocks
ocurridos en mercados privados, como consecuencia de los altibajos en la
confianza de los inversores. Además de ser un economista teórico que cambió
la consideración de la macroeconomía en el siglo xx, desempeñó también
múltiples puestos en el mundo económico, fue profesor en la Universidad de
Cambridge desde 1908, editor del Economic Journal desde 1912, secretario de
la Royal Economic Society, alto funcionario de la Administración británica y
negociador internacional en nombre de Inglaterra en diferentes ocasiones.
Dentro también del mundo de la economía, fue gran aficionado a la historia
económica y biógrafo de grandes economistas. Las ideas principales de John
Maynard Keynes estaban vinculadas a la relación entre el empleo y los
ingresos de una nación. Esta teoría se basa en que los gobiernos deben
aumentar el gasto público para que la demanda agregada se vea lo
suficientemente estimulada. A su vez, estableció que los ciclos financieros se
producen por cambios en la demanda agregada, producto de las expectativas
de los empresarios. En este sentido, el economista señala que cuando hay una
mejor percepción sobre el Producto Interno Bruto las empresas producen más.
Es por ello que no le daba mucha importancia a que las tasas de interés bajen,
ya que a su juicio esto no afecta en el nivel de ahorro de la sociedad. Su
contribución a la economía ha sido muy grande, ya que algunos gobiernos han
usado sus teorías para mantener la estabilidad del empleo. Esto produce un
efecto dominó en las empresas, que tienen que aumentar sus nóminas para
cubrir la demanda de bienes y servicios. El reto de Keynes→ hiere a la
teoría clásica en el corazón y afecta especialmente a la teoría del paro,
la teoría monetaria, la teoría del interés, la teoría de los precios, la inflación, los
ciclos económicos, la política fiscal, el comercio internacional, el cambio
extranjero y otros grandes campos de la economía. La teoría económica
clásica → es un estudio de las utilizaciones alternativas de una cantidad
dada de medios de producción ocupados. La aceptación del empleo total
como la situación normal de una economía de cambio→ se justifica en la
teoría económica clásica, mediante el supuesto de que la oferta crea su propia
demanda. Para la teoría clásica los obreros son responsables de un tipo de
comportamiento colectivo → de no querer aceptar sueldos más bajos para que
haya más trabajo (desaparecería el empleo por fricción). En este libro, Keynes
presenta una teoría basada en la noción de demanda agregada para explicar la
variación general de actividad económica, tales como las observadas durante
la Gran Depresión. Según su teoría, el ingreso total de la sociedad está
definido por la suma del consumo y la inversión; y en una situación de
desempleo y capacidad productiva no utilizada, «solamente» pueden
aumentarse el empleo y el ingreso total incrementando primero los gastos, sea
en consumo o en inversión. La cantidad total de ahorro en la sociedad es
determinada por el ingreso total y, por tanto, la economía podría alcanzar un
incremento del ahorro total, aun si las tasas de interés se bajaran para
estimular los gastos en inversión. El libro abogaba por políticas económicas
activas por parte del gobierno para estimular la demanda en tiempos de
elevado desempleo, por ejemplo, a través de gastos en obras públicas. El libro
se considera a menudo como el fundador de la macroeconomía moderna Los
historiadores concuerdan en que Keynes influyó en el New Deal del presidente
estadounidense Franklin Delano Roosevelt, pero discuten aún sobre el grado
de dicha influencia.

El equilibrio continuo en los mercados, el rechazo del segundo postulado


de la economía clásica y el derrumbe de la ley de say.

En primer lugar, Keynes consideraba que la economía clásica descansaba en


dos postulados: 1) la igualdad entre el salario real y el producto marginal del
trabajo, y 2) la igualdad entre el salario real y la desutilidad marginal del trabajo.
Este proviene simplemente de la condición de primer orden de la maximización
de beneficios por parte de empresas que operan en competencia atomística y
que, en consecuencia, toman como dados precios y salarios y maximizan,
sujetas a una restricción tecnológica (dada por la función de producción). Esta
historia de empresas atomísticas que toman los precios como dados,
claramente no es cierta, al menos en la gran mayoría de los mercados. Pero
Keynes, por razones que creo entender, decidió no meterse con este
postulado, aunque con seguridad sabía muy bien que la competencia perfecta
no era una buena descripción de la situación que prevalece en los mercados de
bienes, con excepción de algunos de ellos. Creo por ello, que la decisión de
Keynes de aceptar el primer postulado fue una decisión estratégica: le permitió
concentrarse en el segundo postulado, su rechazo y las consecuencias de ese
rechazo ¿De dónde proviene el segundo postulado de la economía clásica?
Estos hogares maximizan su utilidad, que depende positivamente del consumo
y negativamente del trabajo, y, sujetos a una restricción de presupuesto y nada
más, maximizan tomando precios y salarios como dados (ya que también son
atomísticos). Así, el hogar decide trabajar hasta el punto en que el salario que
el trabajador recibe (medido en términos de los bienes que consume) le
compensa exactamente por la desutilidad marginal del trabajo. Keynes, en los
años veinte y treinta del siglo pasado, observaba que, con mucha frecuencia y
a veces masivamente, los hogares trabajadores no podían decidir cuánto
trabajar, sobre todo cuando estaban desempleados. Es por ello que rechazó el
segundo postulado de la economía clásica y en su lugar supuso que el hogar,
además de la restricción de presupuesto, enfrentaba una restricción de
cantidad respecto al monto de trabajo que podía vender en el mercado.

RECOMENDACIONES

Interactuando entre ellas, estas crisis han creado una crisis global a la que las
políticas keynesianas no pueden hacer frente.

Sin embargo, sigue siendo Keynes del que debemos aprender.


No del ingeniero económico, sino de Keynes el escéptico, que entendía que los
mercados son tan propensos a ataques de locura como cualquier otra
institución humana y trató de imaginar una variedad más inteligente del
capitalismo.

Keynes condenó el retorno de Gran Bretaña en 1925 al patrón oro. ¿No


condenaría también la determinación de los gobiernos europeos para salvar el
euro? ¿No le parecía que sería más aconsejable iniciar un desmantelamiento
planificado de esta reliquia primitiva del pensamiento utópico del siglo XX?

Sospecho que Keynes sería escéptico sobre la posibilidad de volver a crecer.


¿No sería mejor pensar en cómo podemos disfrutar de una buena vida en
condiciones de bajo crecimiento?

La lección más importante de Keynes consiste en dejar de lado las ideas


heredadas.

Si nos aferramos a las panaceas del pasado, nos arriesgamos a perder la


civilización que hemos heredado.

Esta es la idea keynesiana que nuestros líderes –que flotan en el aire por
encima de las peligrosas corrientes subterráneas del sentimiento popular, como
las arañas de agua de Bloomsbury- tienen que comprender.

Bibliografía

es.wikipedia.org. (s.f.). es.wikipedia.org.


https://www.scielo.org.mx/. (s.f.). https://www.scielo.org.mx/.
https://www.udocz.com/apuntes/403483/dillard-cap-2-keynes. (s.f.).
https://www.udocz.com/apuntes/403483/dillard-cap-2-keynes.
JOHN MAYNARD KEYNES Y SU TEORÍA - CONTROL DE PRECIOS POR EL
ESTADO.
¿QUE DIJO KEYNES?
El keynesianismo es la teoría que afirma que el Estado debe intervenir en
la economía para mantener el equilibrio y revertir los ciclos de
crisis. Defiende que el mercado no se regula de forma natural, por lo que los
Gobiernos deben minimizar las fluctuaciones económicas. Su ideólogo fue el
economista británico John Maynard Keynes (1883-1946), que la expuso en su
obra Teoría general del empleo, el interés y el dinero (1936), por la que es
considerado el fundador de la macroeconomía moderna. Su modelo fue
revolucionario porque se oponía a la intervención estatal mínima que
promulgaba el liberalismo clásico.

De acuerdo con el keynesianismo, la variable que mueve la actividad


económica es la demanda. Esta la forman los bienes y servicios que consumen
los ciudadanos, las inversiones de empresas y bancos al comprar nuevos
equipos o acciones, el gasto público y las mercancías que se exportan. La
economía está en equilibrio cuando la demanda es igual a la oferta, pero el
mercado es incapaz de regularse solo, según Keynes, así que los Gobiernos
deben intervenir para evitar los desequilibrios. Y lo hacen con
políticas contracíclicas: ahorrar en momentos de crecimiento para enfrentar
futuras recesiones y evitar la subida de precios, y gastar en periodos de
recesión para generar riqueza. Así se busca reducir el impacto de cada ciclo
económico y solucionar el paro y la inflación.

LA CLAVE DE KEYNES: ABORDAR EL PARO Y LA INFLACIÓN

Según Keynes, el desempleo aparece cuando no se consume todo lo


producido, es decir, cuando la demanda es menor que la oferta: si no se
generan nuevos bienes y servicios tampoco se requerirá nueva mano de obra.
En este caso, el Gobierno debe aumentar la demanda con medidas
expansivas que aumenten el gasto del sector público para generar riqueza y
crear empleo. Por ejemplo, bajar los impuestos a las rentas de las familias les
deja más dinero para gastar; disminuir los intereses a empresas y bancos les
anima a invertir, lo cual genera nuevos puestos de trabajo; y construir colegios
u hospitales requiere de más obreros, profesores, enfermeros.

Con todo, el incentivo a la demanda debe hacerse con cuidado, porque no


debe superar en exceso a la oferta. Ante la falta de bienes disponibles se
produce inflación: los precios suben y, por tanto, el consumo baja, lo que
provoca desempleo. Por tanto, para no sobre producir que haya más demanda
que oferta, el Estado aplica políticas restrictivas que desincentivan las compras,
como subir impuestos, prestar menos servicios públicos o encarecer las
transacciones bancarias. Tras toda política restrictiva tiene que seguir una
expansiva y viceversa, porque, según el keynesianismo, el desempleo y la
inflación jamás deben coexistir en el mismo ciclo económico.

¿CUÁLES SON LAS PRINCIPALES IDEAS KEYNESIANAS?


En primer lugar, dedicó su carrera a estudiar problemas agregados, como el
empleo, el paro, el consumo, la producción, el ahorro o la inversión del conjunto
de un país. Entiende que estos fenómenos, y las relaciones entre ellos, se
rigen por sus propias reglas, no necesariamente derivadas del estudio de cómo
piensan y deciden los individuos. A Keynes lo que verdaderamente le
preocupaba era qué pasaba en el corto plazo. Por ejemplo, el paro o la crisis
presentes en su país. A diferencia de otros economistas, para él, el problema
no era la escasez de recursos, sino el paro y la existencia de recursos
sobrantes.

¿Por qué sobraban recursos en los momentos de crisis? La razón sería


la demanda insuficiente para necesitar emplear todos los recursos disponibles.
El paro, la existencia de trabajadores sobrantes, reflejaría una escasez no de
recursos, sino de demanda de los productos que se producen con esos
recursos. Un factor importante para explicar el paro sería que a los salarios les
costase bajar cuando bajan los precios. Si los salarios no bajan y los precios sí,
eso supondría que los trabajadores cobrarían más en términos reales,
podrían comprar más cosas cobrando la misma cantidad.

Cuando el poder adquisitivo de los salarios aumenta, más gente querría


trabajar y menos empresas contratar a los trabajadores, que les resultan caros.
Se genera paro, lo que deprime el consumo y esa caída de la demanda hace
que los precios bajen más. Entraríamos en un círculo vicioso. Por lo tanto, los
salarios serían incapaces de adaptarse a las nuevas circunstancias, de modo
que no hubiese más gente queriendo trabajar que empresas requiriendo
contrataciones.
El mercado fallaría en este aspecto a solución a la demanda insuficiente sería
el empleo de la política económica. Los gobiernos serían los encargados
de estimular la demanda. Concretamente, a través de la política fiscal (del
empleo del déficit público), de la política monetaria (intentando que bajasen
los tipos de interés) y de la política cambiaria
(las devaluaciones o depreciaciones de la moneda).

Keynes era claramente partidario de la política fiscal. Pensaba que los


consumidores consumían una proporción de la renta de la que disponían
(después de los impuestos). Ya que el gasto financiado con endeudamiento
público no reduce la renta de la que disponen los ciudadanos, el déficit público
conseguiría incrementar la demanda.

¿KEYNES PRACTICARÍA RECORTES PARA SALIR DE LA CRISIS?

Es difícil saber lo que recomendaría hoy, con todas las novedades que sus
seguidores y críticos han aportado, casi siete décadas tras su muerte. Pero es
altamente probable que no. Keynes incrementaría el gasto del Estado. El
Estado gastaría lo que no gastan los agentes privados, porque él cree que el
problema es una demanda que no llega a todo lo que somos capaces de
producir. El problema son los trabajadores parados, las máquinas paradas, la
importante cantidad de recursos disponibles y sin uso que se acumulan durante
una crisis. Cuando el Estado gaste, por ejemplo, en obras públicas, pagará a
las empresas adjudicatarias de las obras y éstas a los obreros, a sus
proveedores, a quienes les han prestado dinero.

Así, los trabajadores tendrán dinero en el bolsillo para gastar, de forma que se
incrementará la demanda de las empresas a las que adquieran los bienes y
servicios esos trabajadores. Esas empresas funcionarán a mayor rendimiento y
se creará empleo. Como cada consumidor gasta una proporción de lo que
dispone, incrementa el gasto de los demás, porque su gasto será renta para
otro. Ese otro consumirá también una parte de lo que le pagan. No es un
proceso sin fin, porque con cada fase solamente se gasta una parte (la otra se
ahorra), de forma que los incrementos adicionales son cada vez más
pequeños, pero el gasto se multiplica.

De lo que se trata es de que el Estado, gastando sin retirar dinero del bolsillo
de los consumidores, endeudándose, conseguirá levantar la demanda. Esa
mayor demanda será la que conseguirá poner en marcha algunos de los
recursos no empleados, como trabajadores en paro o máquinas paradas.

¿CUÁL HA SIDO LA INFLUENCIA POSTERIOR DE KEYNES?

Los trabajos keynesianos originaron una importante repercusión posterior.


Algunos de sus seguidores han tratado de formalizar un modelo
keynesiano matemáticamente. Keynes, pese a su formación en Estadística y
otros campos de las Matemáticas, no era muy partidario de la matematización
de la Economía, pero sí muchos de sus seguidores. Otra línea de seguimiento
del pensamiento keynesiano es la que busca fundamentar los modelos de
inspiración keynesiana en el estudio de las decisiones de los individuos, en lo
que se denomina Microeconomía, que hoy es la pieza clave de todo el análisis
económico.

a solución a la demanda insuficiente sería el empleo de la política económica.


Los gobiernos serían los encargados de estimular la demanda. Concretamente,
a través de la política fiscal (del empleo del déficit público), de la política
monetaria (intentando que bajasen los tipos de interés) y de la política
cambiaria (las devaluaciones o depreciaciones de la moneda). Keynes era
claramente partidario de la política fiscal. Pensaba que los consumidores
consumían una proporción de la renta de la que disponían (después de los
impuestos). Ya que el gasto financiado con endeudamiento público no reduce
la renta de la que disponen los ciudadanos, el déficit público conseguiría
incrementar la demanda.

¿KEYNES PRACTICARÍA RECORTES PARA SALIR DE LA CRISIS?


Es difícil saber lo que recomendaría hoy, con todas las novedades que sus
seguidores y críticos han aportado, casi siete décadas tras su muerte. Pero es
altamente probable que no. Keynes incrementaría el gasto del Estado. El
Estado gastaría lo que no gastan los agentes privados, porque él cree que el
problema es una demanda que no llega a todo lo que somos capaces de
producir. El problema son los trabajadores parados, las máquinas paradas, la
importante cantidad de recursos disponibles y sin uso que se acumulan durante
una crisis. Cuando el Estado gaste, por ejemplo, en obras públicas, pagará a
las empresas adjudicatarias de las obras y éstas a los obreros, a sus
proveedores, a quienes les han prestado dinero.

Así, los trabajadores tendrán dinero en el bolsillo para gastar, de forma que se
incrementará la demanda de las empresas a las que adquieran los bienes y
servicios esos trabajadores. Esas empresas funcionarán a mayor rendimiento y
se creará empleo. Como cada consumidor gasta una proporción de lo que
dispone, incrementa el gasto de los demás, porque su gasto será renta para
otro. Ese otro consumirá también una parte de lo que le pagan. No es un
proceso sin fin, porque con cada fase solamente se gasta una parte (la otra se
ahorra), de forma que los incrementos adicionales son cada vez más
pequeños, pero el gasto se multiplica.

De lo que se trata es de que el Estado, gastando sin retirar dinero del bolsillo
de los consumidores, endeudándose, conseguirá levantar la demanda. Esa
mayor demanda será la que conseguirá poner en marcha algunos de los
recursos no empleados, como trabajadores en paro o máquinas paradas.

¿CUÁL HA SIDO LA INFLUENCIA POSTERIOR DE KEYNES?

Los trabajos keynesianos originaron una importante repercusión posterior.


Algunos de sus seguidores han tratado de formalizar un modelo
keynesiano matemáticamente. Keynes, pese a su formación en Estadística y
otros campos de las Matemáticas, no era muy partidario de la matematización
de la Economía, pero sí muchos de sus seguidores. Otra línea de seguimiento
del pensamiento keynesiano es la que busca fundamentar los modelos de
inspiración keynesiana en el estudio de las decisiones de los individuos, en lo
que se denomina Microeconomía, que hoy es la pieza clave de todo el análisis
económico.
PUNTOS CLAVE

 La propuesta keynesiana para estabilizar la economía implica la


intervención del gobierno a nivel macroeconómico; por ejemplo, para
incrementar la demanda agregada cuando la demanda privada
disminuye, y para disminuir la demanda agregada cuando la demanda
privada aumenta.
 Sin embargo, esto no quiere decir que el gobierno debería aprobar leyes
o regulaciones para fijar los precios y las cantidades en los mercados
microeconómicos.

LA PERSPECTIVA KEYNESIANA SOBRE LAS FUERZAS DEL MERCADO

Desde el nacimiento de la economía keynesiana en la década de 1930, se ha


desarrollado la controversia sobre hasta qué punto el gobierno debería jugar un
papel activo en el manejo de la economía. Después de la devastación y el
sufrimiento humano vividos durante la Gran Depresión, muchas personas entre
ellas muchos economistas e hicieron más conscientes de las debilidades del
sistema económico orientado al mercado. Algunos partidarios de la economía
keynesiana abogaron por un alto grado de planificación gubernamental en
todos los ámbitos de la economía.

Sin embargo, el propio Keynes tuvo el cuidado de separar el problema de la


demanda agregada de qué tan bien funcionaban los mercados individuales.
Argumentaba que los mercados individuales de bienes y servicios eran
adecuados y útiles, pero que a veces el nivel de demanda agregada era
simplemente demasiado bajo.

Keynes sostenía que, cuando 10 millones de personas están dispuestas y son


capaces de trabajar, pero un millón de ellas están desempleadas, los mercados
individuales pueden estar haciendo un muy buen trabajo al distribuir los
esfuerzos de nueve millones de trabajadores, pero el problema es que existe
una demanda agregada que resulta insuficiente para proporcionar trabajo a 10
millones de personas. Por consiguiente, Keynes creía que si bien el gobierno
debería garantizar un nivel general de demanda agregada suficiente para que
la economía alcance el pleno empleo este problema no implica que el gobierno
deba intentar fijar los precios y salarios de toda la economía ni absorber y
administrar directamente las grandes empresas o industrias enteras.

Incluso si aceptamos la teoría económica keynesiana, siguen quedando


algunas preguntas de tipo práctico. En el mundo real, ¿pueden las autoridades
económicas identificar el PIB potencial con exactitud? Un aumento deseado de
la demanda agregada, ¿se alcanza mejor por medio de un recorte impositivo o
por medio de un aumento del gasto gubernamental? Dadas las inevitables
demoras e imprecisiones cuando las políticas se convierten en ley, ¿es
razonable esperar que el gobierno pueda implementar la economía
keynesiana? Poner fin a una recesión, ¿realmente puede ser tan simple como
incrementar la demanda agregada?

El enfoque keynesiano, con su énfasis en la demanda agregada y los precios


rígidos, ha demostrado ser útil para entender cómo fluctúa la economía en el
corto plazo y por qué se producen las recesiones y el desempleo cíclico. Pero
también tiene deficiencias que lo hacen no muy adecuado para el análisis
macroeconómico de largo plazo.

EL PROBLEMA DEL CONTROL Y PRECIOS DEL MERCADO EN KEYNES


La crisis económica de la posguerra y, sobre todo, la «Gran Depresión» de
1929, que desde Estados Unidos se propagó por todo el mundo desarrollado,
supuso una dura prueba para la supervivencia del capitalismo liberal. Las
revueltas sociales, las huelgas y el desencanto por el sistema económico se
generalizaron dando pábulo a la difusión de las tesis marxistas. El sistema
capitalista, que buscaba una salida para superar la crisis, encontró su tabla de
salvación en La teoría general de la ocupación, el interés y el dinero (1936) de
Keynes que consiguió no sólo apuntalarlo, sino revitalizarlo
La intervención estatal para dirigir la política económica, que, en realidad,
nunca había dejado de existir dentro de un marco cada vez más liberal y
acorde con los postulados del laissez faire, se había ido intensificado tanteando
soluciones que remediaran las dramáticas consecuencias del paro creciente.
La acción política, eco de las necesidades sociales, casi siempre precede a las
construcciones teóricas. La Teoría general de Keynes llegaba en el momento
más adecuado para dar el espaldarazo de nobleza al intervencionismo del
estado en la economía, elevándolo a un alto rango desde la vileza en que
había sido sumido desde los tiempos de Smith y sin necesidad de romper con
el liberalismo económico. Principalmente, Keynes ofrecía un modelo que servía
de guía para orientarse y salir del tenebroso abismo de las grandes
depresiones económicas por el que se iba a tientas: los remedios
proporcionados por la teoría neoclásica agravaban más los problemas, antes
que solucionarlos. Casi todos los instrumentos analíticos usados por Keynes
habían sido expuestos con anterioridad. Su genialidad consistió en construir, en
el momento oportuno, un sólido conjunto entrelazando hábilmente todos esos
elementos. Uno de los pilares del modelo keynesiano, simple por lo demás, es
el multiplicador del empleo de Kahn (de 1931), sobre cuyos efectos ya había
escrito Keynes en Medios para la prosperidad (1933). El principio del
multiplicador consiste en que un nuevo gasto del Gobierno (no un gasto
sustitutivo) que promueva empleo adicional genera más empleo
multiplicativamente, induciéndolo por la cadena de gastos que los nuevos
salarios originan.
Los gastos y el empleo no pueden crecer ilimitadamente debido a las
filtraciones que se desvían, en cada eslabón de la cadena de gastos, hacia el
ahorro, el aumento de precios, los beneficios, las importaciones, la recaudación
fiscal, etc. Keynes estimó el multiplicador entre 1,5 y 2, de suerte que un nuevo
gasto del gobierno que diera empleo directo a 2 hombres podría inducir empleo
indirecto, al menos, para otro hombre más, así el aumento total del empleo
sería 3= 1,5x2. ahorro en los subsidios de paro y la mayor recaudación fiscal
sobre el incremento de las rentas. Obviamente, la promoción del empleo
mediante los gastos públicos moviliza los recursos ociosos y logra un mayor
nivel de utilidad social.
Los otros pilares de su construcción teórica fueron las siguientes
consideraciones:
Los salarios nominales son rígidos a la baja. Por consiguiente, a corto plazo:
W = Wo
En esta expresión W es la variable que denota el nivel macroeconómico del
salario nominal y Wo una cantidad concreta. No obstante, esta hipótesis sólo
es fundamental para Keynes en el corto plazo, y de hecho, al analizar en
profundidad la cuestión de los salarios a largo plazo, la suprimió
El consumo es una función estable de la renta real (Y). Generalmente, toda la
renta no suele ser consumida: una parte se ahorra. Así, a corto plazo, la renta,
que se identifica con la oferta, o producción, global, se gasta según una
determinada propensión al consumo (cuya relación de funcionalidad se designa
por χ). Es decir, si C representa el consumo: C = χ(Y).
La inversión (I) depende de las expectativas de los empresarios a través de la
eficiencia marginal del capital (e). O sea, la inversión es una función de e: I = i
(e)
La demanda de dinero (M), o preferencia por la liquidez, depende de la renta
monetaria (y = PY) y del tipo de interés (i). Siendo Y la renta real y P el índice
general de precios, el producto PY es el valor monetario de la renta real. Por
tanto: M = µ (PY, i).
Keynes parte de una situación económica con desempleo, pero no supone que
ello necesariamente implique un desequilibrio económico. Para él, a nivel
macroeconómico, era totalmente posible la igualación de la oferta global con la
demanda global, o sea, estar en situación de equilibrio, sin que se alcanzara el
pleno empleo de los factores: cualquier nivel de empleo podría ser compatible
con el equilibrio
Podemos interpretar que para Keynes si existía desempleo la causa era, a
corto plazo, la insuficiencia de la demanda global (consumo más inversión). O
sea, las previsiones de consumo e inversión no retiraban toda la producción
proyectada. Sin embargo, al final del período las mercancías sin vender
constituyen un incremento de existencias, partida perteneciente a la rúbrica de
la inversión. Se trata de una inversión no deseada, pero a efectos contables
este hecho es irrelevante; el resultado ex post es que contablemente el ahorro
y la inversión son iguales; sin embargo, hay paro y, aparentemente, el sistema
económico está en equilibrio.
En la explicación de su sistema económico, Keynes distinguió dos partes: la
real y la monetaria. La parte real sirve para determinar el volumen de la
ocupación. En ella se trata lo siguiente: Keynes supuso, a corto plazo, dados la
técnica, los recursos y el costo de los factores (por consiguiente, el salario es
fijo: W = Wo (Keynes, 1936, p. 35)6
Definió la oferta global [o renta, Y] como “la producción resultante del empleo
de N hombres”, por lo tanto, Y = Φ(N) (ibídem, p. 33). La demanda global [D] es
el importe de lo que "los empresarios esperan recibir con el empleo de N
hombres": D = f(N) (ibídem, p. 33). Ambas funciones, O y D, se ilustran en la
Figura didáctica del sistema keynesiano de la página siguiente.
Los empresarios maximizan sus ganancias cuando la oferta global y la
demanda global son iguales, porque si para un determinado empleo N, “el
importe que se espera recibir [...] D, es mayor que el valor de la oferta global
[Y...] los empresarios tendrán un estímulo para aumentar la ocupación por
encima de N [...]. Así, el volumen de ocupación está determinado por la
intersección de la función de la demanda global y la función de la oferta global,
porque es en este punto donde las expectativas de ganancia del empresario
alcanzan el máximo” (ibidem. Es decir, Y = D, igualdad que representa la
condición del equilibrio.

LA TEORÍA DEL COSTO DE DESEMPLEO INVOLUNTARIO

Poner estos dos temas juntos, el del equilibrio en los mercados y el de las
expectativas sobre el futuro, conduce a una distinción sutil entre la eficiencia de
un mercado en el sentido de si despeja o no y que tan rápido lo hace, y el papel
de un mercado como fuente de mal funcionamiento del sistema económico. Por
ejemplo, para Keynes el mercado de trabajo no despeja tan rápido como los
mercados financieros. Sin embargo, lo que Keynes llama desempleo
involuntario tiene su origen en el hecho de que los mercados financieros,
aunque despejan todo el tiempo, pueden hacerlo a "precios erróneos": son
capaces de despejar a una tasa de interés que es inconsistente con el pleno
empleo en el mercado de trabajo. Dicho a la vieja usanza, la tasa de interés de
equilibrio puede ser demasiado alta para que la inversión deseada por las
empresas a esa tasa de interés logre absorber los ahorros correspondientes al
nivel de ingreso de pleno empleo. El nivel de ingreso, y no la tasa de interés, se
ajusta entonces a la baja y con ello el nivel de ahorro queda por debajo del
nivel de pleno empleo.
En esta visión los mercados financieros son los principales candidatos para
caer en fallas de información (especulación mal informada) precisamente
porque están encargados de la coordinación de las decisiones de producción y
consumo en el futuro. El desempleo generado por estas fallas de información
sobre el futuro, y de las resultantes fallas de coordinación de las decisiones de
ahorro e inversión, es involuntario precisamente en el sentido de que no tiene
su origen en el funcionamiento del mercado de trabajo sino en el mal
funcionamiento de los mercados financieros. Y ello no es culpa de nadie. Es el
resultado de que la coordinación de las decisiones Inter temporales se lleva a
cabo en condiciones de incertidumbre (o, si se prefiere, de ignorancia) sobre el
futuro. Como lo dice Leijonhufvud: "En el mundo keynesiano, los mercados
financieros son manifiestamente incapaces de proveer la consistencia de los
planes de producción y consumo de largo plazo" (Leijonhufvud, 1968, p. 276).

El desempleo es involuntario también en el sentido de que la flexibilidad a la


baja de los salarios nominales no es una solución a este problema de
coordinación entre decisiones de ahorro e inversión, como Keynes lo
argumenta en el capítulo 19 de la Teoría General. Volveremos a este tema en
la siguiente sección, pero vale la pena enfatizar que varios keynesianos, de
Kalecki (1944) a Leijonhufvud (1968), pasando por Patinkin (1965) y Tobin
(1980), y otros artículos y conferencias), entendieron muy claramente el
argumento de Keynes y sus implicaciones de política económica. Creo que
Tobin es quien lo dijo mejor: "(Keynes) reta a la ortodoxia en terreno sagrado,
su fe en que la competencia ajustará los precios de los bienes y factores de
manera a eliminar excesos de oferta, o de demanda, en todos los mercados.
No dice meramente que este proceso puede tomar un tiempo muy largo; dice
que simplemente no funciona [...] la moraleja práctica es que una política
activa, junto con respuestas de mercado, es parte del mecanismo social para el
mantenimiento o restablecimiento del equilibrio" (Tobin, 1980, p. 2).

Hay aquí un gran contraste con la macroeconomía moderna. En la nueva


economía clásica, la explicación de los ciclos económicos también considera la
existencia de información incompleta (como en el caso del modelo Lucas-
Phelps) pero ubica las fallas de información en el mercado de trabajo
(trabajadores que confunden aumentos en los salarios nominales con
aumentos en los salarios reales) o en los mercados de bienes (agentes que
confunden cambios en el nivel general de precios con cambios en precios
relativos). De manera similar, en la nueva economía keynesiana de las últimas
décadas, el desempleo se explica, en algunas versiones, como resultado de
imperfecciones o fallas de información en el mercado de trabajo.

LA MACROECONOMÍA DESPUÉS DE LA TEORÍA GENERAL

En cuanto a lo que ocurrió con la macroeconomía keynesiana después de


la Teoría General quiero poner el acento en tres temas. El primero se refiere al
supuesto de salarios nominales dados (que Keynes mantuvo hasta el capítulo
19 de la Teoría General en que analiza el caso general de flexibilidad de
salarios y precios). El segundo se refiere a la pérdida de relevancia en la
síntesis neoclásica, que se origina en el modelo IS-LM de Hicks, de las
expectativas sobre el futuro en la determinación del nivel actual de actividad
económica y empleo.

Puntos clave

 El modelo gasto-producto, o diagrama de cruz keynesiana, muestra


cómo el nivel de gasto agregado varía según el nivel de producción
económica.
 En este diagrama, el equilibrio se produce allí donde la recta del gasto
agregado cruza la recta de 45 grados que representa el conjunto de
puntos en los que el gasto agregado de la economía es igual a la
producción, o ingreso nacional.
 En un diagrama de cruz keynesiana, el equilibrio puede producirse en el
PIB potencial, o por debajo o por encima de ese nivel.

EL MODELO GASTO-PRODUCTO, O CRUZ KEYNESIANA

Las ideas fundamentales de la economía keynesiana fueron desarrolladas


antes de que el modelo de oferta agregada-demanda agregada, o modelo OA-
DA se popularizara. Desde la década de 1930 hasta la década de 1970, la
economía keynesiana generalmente se explicaba con un modelo distinto,
conocido como el enfoque gasto-producto.

Este enfoque está firmemente arraigado en las premisas fundamentales de la


economía keynesiana. Se centra en la cantidad total del gasto de la economía,
y no hace mención explícita de la oferta agregada ni del nivel de precios. No
obstante, es posible tomar como base el diagrama para extraer algunas
conclusiones sobre la oferta agregada y el nivel de precios.

LOS EJES DEL DIAGRAMA GASTO-PRODUCTO


El modelo gasto-producto determina el nivel de equilibrio del producto interno
bruto, o PIB, por medio del punto donde los gastos totales o agregados de la
economía son iguales a la cantidad de bienes y servicios producidos.

Si observas el diagrama siguiente, verás que los ejes del diagrama de cruz
keynesiana presentado muestran el PIB real en el eje horizontal como una
medida de producción y el gasto agregado en el eje vertical como una medida
de gasto.

CONCLUSION:

La Teoría General de la Ocupación, el Interés y el Dinero (1936), del


economista inglés John Maynard Keynes, supuso un ataque frontal a la clásica
Ley de Say, aceptada mayoritariamente por sus antecesores estudiosos de la
economía, que consideraban que la reversión de las crisis de los ciclos
económicos, en un mercado libre totalmente flexible, era automática porque los
subsiguientes ajustes en las tasas del interés y en los salarios eran suficientes
para lograr el equilibrio del ahorro e inversión y la plena ocupación. Sus tesis
económicas, se basan en el análisis del previsible comportamiento de los
individuos que actúan conforme a pautas, cuyas expresiones cuantificables se
asimilan a variables matemáticas, con valores adecuados a las circunstancias
de cada momento, pero que se adaptan a situaciones futuras a tenor de las
previsiones, simulando funciones (líneas curvas) específicamente asentadas,
cuya posición e inclinación (línea tangencial en el punto de la curva) se
corresponden a las circunstancias del momento observado, pero que son
desplazables (arriba, abajo, derecha, izquierda) sí cambian las previsiones
futuras, ofreciendo así una perspectiva de análisis dinámico, al comparar entre
estados, inicial (ex– ante) y final (ex– post).
¿Qué es lo más importante de la teoría keynesiana?
El principal postulado de la teoría de Keynes es que la demanda agregada la
sumatoria del gasto de los hogares, las empresas y el gobierno es el motor
más importante de una economía. Keynes sostenía asimismo que el libre
mercado carece de mecanismos de auto equilibrio que lleven al pleno empleo.

¿Cómo influyo Keynes en la economía?


Su corriente de pensamiento ha influido en la forma como manejan muchos
estados sus finanzas. Según Keynes, lo ideal es colocar suficiente cantidad de
dinero circulante en la economía. Esto genera una tímida inflación que eleva
los costos de los bienes y servicios sin caer en los excesos.

¿Qué opina Keynes acerca de las inversiones?


Según Keynes, el ingreso total de la economía es la sumatoria de la “inversión”
y el “consumo”. De acuerdo con esta premisa, la “inversión” depende de la
iniciativa privada, mientras que el “consumo”, de los consumidores y del
Gobierno.

¿Cómo se aplica el modelo keynesiano en la actualidad?

La política económica fundamental recomendada consiste en aumentar el


gasto público, lo cual provocará una expansión en la demanda agregada.
Trayendo como punto favorable de su aplicación un aumento en la producción,
el empleo y la inversión.
¿Qué propone Keynes para salir de la crisis económica?
El keynesianismo se basa en el intervencionismo del Estado, defendiendo la
política económica como la mejor herramienta para salir de una crisis
económica. Su política económica consiste en aumentar el gasto público para
estimular la demanda agregada y así aumentar la producción, la inversión y el
empleo.

¿Cómo se puede frenar la inflación según Keynes?


Con estas limitaciones, si lo que se desea es luchar contra la inflación, lo único
que se puede hacer, según la fórmula de Keynes y los instrumentos con los
que se disponen, es subir los impuestos y reducir el gasto público. Es lo que se
conoce como política fiscal restrictiva

¿Qué es la inflación de costos?


Por costes: Ocurre cuando se eleva el costo de las materias primas (petróleo,
cobre, energía, etc). Bajo este escenario, el productor aumentará sus precios
para no afectar sus ganancias
RECOMENDACIONES

El keynesianismo se basa en el intervencionismo del Estado, defendiendo la


política económica como la mejor herramienta para salir de una crisis
económica. Su política económica consiste en aumentar el gasto público para
estimular la demanda agregada y así aumentar la producción, la inversión y el
empleo.

El grado de intervención del Estado ha sido el principal factor diferenciador


entre las diferentes corrientes de pensamiento económico. En el caso del
Keynesianismo, se apuesta por una intervención del Estado, mientras que, en
el liberalismo, el Estado prácticamente no participa en la economía. El papel
que juega el Estado influye en el devenir de la economía, llevando a cabo
políticas como la fiscal y la monetaria. Te dejo un contenido relacionado con
este tema para que puedas ampliar la información: Curso de política
monetaria y fiscal.

BIBLIOGRAFIA

http://www.becker-posner-blog.com/2009/11/how-to-increase-employment--
becker.html

ttp://faculty.chicagobooth.edu/john.cochrane/research/Papers/fiscal2.html

https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-
16672012000100002

https://www.monografias.com/trabajos28/john-maynard-keynes-legado-
imposible/john-maynard-keynes-legado-imposible

https://www.ssoar.info/ssoar/bitstream/handle/document/58090/ssoar-

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