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Pensamiento Administrativo

Jennefer Esteves

Universidad de Cundinamarca
Facultad de Ciencias Administrativas, Económicas y Contables

Pensamiento Administrativo
Carlos A. Coronado R
402M

4 de Octubre del 2021


ECONOMÍA KEYNESIANA

El principio central de esta escuela de pensamiento es que la intervención del Estado

puede estabilizar la economía

DURANTE la Gran Depresión de los años treinta, la teoría económica del momento no

pudo explicar las causas del grave derrumbe económico mundial ni tampoco brindar una

solución adecuada de políticas públicas para reactivar la producción y el empleo. El

economista británico John Maynard Keynes encabezó una revolución del pensamiento

económico que descalificó la idea entonces vigente de que el libre mercado

automáticamente generaría pleno empleo, es decir, que toda persona que buscara trabajo

lo obtendría en tanto y en cuanto los trabajadores flexibilizaran sus demandas salariales

(recuadro). El principal postulado de la teoría de Keynes es que la demanda agregada —

la sumatoria del gasto de los hogares, las empresas y el gobierno— es el motor más

importante de una economía. Keynes sostenía asimismo que el libre mercado carece de

mecanismos de auto-equilibrio que lleven al pleno empleo. Los economistas keynesianos

justifican la intervención del Estado mediante políticas públicas orientadas a lograr el

pleno empleo y la estabilidad de precios. La idea revolucionaria Keynes argumentaba que

una demanda general inadecuada podría dar lugar a largos períodos de alto desempleo.

El producto de bienes y servicios de una economía es la suma de cuatro componentes:

consumo, inversión, compras del gobierno y exportaciones netas. Cualquier aumento de

la demanda tiene que provenir de uno de esos cuatro componentes. Pero durante una

recesión, suelen intervenir fuerzas poderosas que deprimen la demanda al caer el gasto.

Por ejemplo, al caer la economía la incertidumbre a menudo erosiona la confianza de los

consumidores, que reducen entonces sus gastos, especialmente en compras

discrecionales como una casa o un automóvil. Esa reducción del gasto de consumo

puede llevar a las empresas a invertir menos, como respuesta a una menor demanda de
sus productos. Así, la tarea de hacer crecer el producto recae en el Estado. Según la

teoría keynesiana, la intervención estatal es necesaria para moderar los auges y caídas

de la actividad económica, es decir, el ciclo económico. Hay tres elementos

fundamentales en la descripción keynesiana del funcionamiento de la economía:

• En la demanda agregada influyen muchas decisiones económicas, tanto públicas como

privadas. Las decisiones del sector privado pueden a veces generar resultados

macroeconómicos adversos, tales como la reducción del gasto de consumo durante una

recesión. Esas fallas del mercado a veces exigen que el gobierno aplique políticas

activas, tales como un paquete de estímulo fiscal. Por lo tanto, el keynesianismo apoya

una economía mixta guiada principalmente por el sector privado pero operada en parte

por el Estado.

• Los precios, y especialmente los salarios, responden lentamente a las variaciones de la

oferta y la demanda, algo que genera situaciones periódicas de escasez y excedentes,

sobre todo de mano de obra.

• Las variaciones de la demanda agregada, ya sea previstas o no, tienen su mayor

impacto a corto plazo en el producto real y en el empleo, no en los precios. Los

keynesianos creen que, como los precios son un tanto rígidos, las fluctuaciones de

cualquier componente del gasto —consumo, inversión o gasto público— hacen variar el

producto. Si el gasto público aumenta, por ejemplo, y todos los demás componentes se

mantienen constantes, el producto aumentará. Los modelos keynesianos de actividad

económica también incluyen un efecto multiplicador; es decir, el producto varía en algún

múltiplo del aumento o disminución del gasto que causó la variación. Si el multiplicador

fiscal es mayor de uno, un dólar de aumento del gasto público se traduciría en un

aumento del producto superior a un dólar.


Estabilizar la economía De esos tres principios por sí solos no se deduce ninguna

fórmula en materia de políticas. Lo que distingue a los keynesianos de otros economistas

es su creencia en las políticas intervencionistas para reducir la amplitud del ciclo

económico, que colocan entre los más importantes de todos los problemas económicos.

En vez de considerar los desequilibrios presupuestarios del Estado como perniciosos,

Keynes propugnaba políticas fiscales anticíclicas, que actúan en sentido contrario al del

ciclo económico. Por ejemplo, los keynesianos propondrían incurrir en un gasto deficitario

destinado a proyectos de infraestructura que demanden mucha mano de obra para

estimular el empleo y estabilizar los salarios cuando la economía se contrae, y elevarían

los impuestos para enfriar la economía y evitar la inflación ante un abundante crecimiento

de la demanda. La política monetaria también podría utilizarse para estimular la

economía, por ejemplo, bajando las tasas de interés para alentar la inversión. La

excepción ocurre durante una trampa de liquidez, cuando el incremento de la oferta

monetaria no logra reducir las tasas de interés y, por lo tanto, no impulsa el producto ni el

empleo. Keynes sostenía que los gobiernos debían resolver los problemas a corto plazo

en vez de esperar que las fuerzas del mercado corrigieran las cosas en el largo plazo,

porque, como escribió, “A largo plazo, todos estaremos muertos”. Esto no significa que los

keynesianos recomienden ajustar las políticas cada poco mes para mantener el pleno

empleo. De hecho, creen que los gobiernos no pueden saber lo suficiente como para

aplicar con éxito un ajuste preciso.

El keynesianismo evoluciona Aun cuando las ideas de Keynes fueron ampliamente

aceptadas durante su vida, también fueron analizadas minuciosamente y refutadas por

varios de sus contemporáneos. Merecen destacarse particularmente sus polémicas con la

Escuela Austríaca de Economía, cuyos adherentes creían que las recesiones y los auges

son parte del orden natural y que la intervención del Estado solo empeora el proceso de
recuperación. La economía keynesiana dominó la teoría y la política económica después

de la Segunda Guerra Mundial hasta la década de 1970, cuando en muchas economías

avanzadas hubo inflación y un lento crecimiento, fenómeno llamado “estanflación”. La

teoría keynesiana perdió entonces popularidad porque no ofrecía una respuesta de

políticas apropiadas para superar tal situación. Los monetaristas dudaban de la capacidad

de los gobiernos para regular el ciclo económico con la política fiscal y sostenían que el

uso sensato y prudente de la política monetaria (esencialmente controlando la oferta

monetaria para influir en las tasas de interés) podría aliviar la crisis (véase “¿Qué es el

monetarismo?”, F&D, marzo de 2014). Los miembros de la escuela monetarista también

sostenían que el dinero puede tener un efecto en el producto a corto plazo, pero creían

que en el largo plazo una política monetaria expansiva genera únicamente inflación. Los

economistas keynesianos adoptaron en gran medida estas críticas, incorporando a la

teoría original una mejor integración del corto y el largo plazo, así como una comprensión

de la neutralidad del dinero a largo plazo: la idea de que un cambio en la oferta monetaria

afecta solo las variables nominales de la economía, como precios y salarios, pero no

ejerce efecto alguno en las variables reales, como el empleo y el producto. Tanto los

postulados keynesianos como los monetaristas fueron puestos bajo la lupa cuando surgió

la nueva escuela clásica a mediados de la década de 1970. Dicha escuela afirmaba que

los responsables de las políticas públicas son ineficaces porque los participantes

individuales del mercado pueden prever los cambios de una política y actuar

anticipadamente para contrarrestarlos. Una nueva generación de keynesianos que surgió

en los años setenta y ochenta argumentó que, aun cuando los individuos pueden prever

correctamente tales cambios, los mercados agregados quizá no se ajusten

instantáneamente; por lo tanto, la política fiscal puede igualmente ser eficaz a corto plazo.

La crisis financiera mundial de 2007–08 hizo resurgir el pensamiento keynesiano, que dio

sustento teórico a las políticas económicas adoptadas por muchos gobiernos, incluidos los
de Estados Unidos y el Reino Unido, como respuesta a la crisis. Cuando sobrevino la

recesión mundial a fines de 2008, el profesor de Harvard N. Gregory Mankiw escribió en

el New York Times, “Si tuviéramos que recurrir a un único economista para comprender

los problemas que enfrenta la economía, indudablemente ese economista sería John

Maynard Keynes. Aunque Keynes murió hace más de medio siglo, su diagnóstico de las

recesiones y depresiones sigue siendo la base de la macroeconomía moderna. Keynes

escribió, ‘Los hombres prácticos, que se creen libres de toda influencia intelectual, son

generalmente esclavos de algún economista difunto’. En 2008, ningún economista difunto

es más prominente que el mismo Keynes”. Pero la crisis de 2007–08 también mostró que

la teoría keynesiana debía contemplar mejor el papel del sistema financiero. Los

economistas keynesianos están rectificando esa omisión integrando los sectores real y

financiero de la economía. [ CITATION Sar14 \l 2058 ]

Friedrich Engels

El brillante pensamiento analítico y económico de Friedrich Engels (Barmen, 1820 –

Londres, 1895) -coautor junto con Karl Marx de obras capitales como “El Manifiesto

Comunista”- sigue poseyendo, aún hoy en pleno siglo XXI, una acentuada capacidad para

explicar con suma precisión las principales claves del actual sistema socio-

económico. A continuación ofrecemos  seis de dichas claves, extraídas de su libro: “El

origen de la familia, la propiedad privada y el estado”.

1- Las crisis de la economía son producto y consecuencia del comportamiento

extremadamente codicioso de una parte concreta de la sociedad

“La civilización consolida y aumenta todas estas divisiones del trabajo ya existentes, sobre

todo acentuando el contraste entre la ciudad y el campo (lo cual permite a la ciudad

dominar económicamente al campo, como en la antigüedad, o al campo dominar


económicamente a la ciudad, como en la Edad Media), y añade una tercera división del

trabajo, propio de ella y de capital importancia, creando una clase que no se ocupa de la

producción, sino únicamente del cambio de los productos: «los mercaderes». Hasta aquí

sólo la producción había determinado los procesos de formación de clases nuevas; las

personas que tomaban parte en ella se dividían en directores y ejecutores o en

productores en grande y en pequeña escala. Ahora aparece por primera vez una clase

que, sin tomar la menor parte en la producción, sabe conquistar su dirección general y

avasallar económicamente a los productores; una clase que se convierte en el

intermediario indispensable entre cada dos productores y los explota a ambos. So

pretexto de desembarazar a los productores de las fatigas y los riesgos del cambio, de

extender la salida de sus productos hasta los mercados lejanos y llegar a ser así la clase

más útil de la población, se forma una clase de parásitos, una clase de verdaderos

gorrones de la sociedad, que como compensación por servicios en realidad muy

mezquinos se lleva la nata de la producción patria y extranjera, amasa rápidamente

riquezas enormes y adquiere una influencia social proporcionada a éstas y, por eso

mismo, durante el período de la civilización, va ocupando una posición más y más

honorífica y logra un dominio cada vez mayor sobre la producción, hasta que acaba por

dar a luz un producto propio: las crisis comerciales periódicas”.

2- El dinero es creado para constituir la herramienta esencial y necesaria de

dominación

“Verdad es que en el grado de desarrollo que estamos analizando, la naciente clase de

los mercaderes no sospechaba aún las grandes cosas a que estaba destinada. Pero se

formó y se hizo indispensable, y esto fue suficiente. Con ella apareció «el dinero

metálico», la moneda acuñada, nuevo medio para que el no productor dominara al

productor y a su producción. Se había hallado la mercancía por excelencia, que encierra

en estado latente todas las demás, el medio mágico que puede transformarse a voluntad
en todas las cosas deseables y deseadas. Quien la poseía era dueño del mundo de la

producción. ¿Y quién la poseyó antes que todos? El mercader. En sus manos, el culto del

dinero estaba bien seguro. El mercader se cuidó de esclarecer que todas las mercancías,

y con ellas todos sus productores, debían prosternarse ante el dinero. Probó de una

manera práctica que todas las demás formas de la riqueza no eran sino una quimera

frente a esta encarnación de riqueza como tal”.

3- El Estado nace para adoptar la apariencia de un poder supremo que persigue,

supuestamente, la supresión de las desigualdades

“Pero acababa de surgir una sociedad que, en virtud de las condiciones económicas

generales de su existencia, había tenido que dividirse en hombres libres y en esclavos, en

explotadores ricos y en explotados pobres; una sociedad que no sólo no podía conciliar

estos antagonismos, sino que, por el contrario, se veía obligada a llevarlos a sus límites

extremos. Una sociedad de este género no podía existir sino en medio de una lucha

abierta e incesante de estas clases entre sí o bajo el dominio de un tercer poder que,

puesto aparentemente por encima de las clases en lucha, suprimiera sus conflictos

abiertos y no permitiera la lucha de clases más que en el terreno económico, bajo la forma

llamada legal. El régimen gentilicio era ya algo caduco. Fue destruido por la división del

trabajo, que dividió la sociedad en clases, y remplazado por el «Estado». (…) A fin de que

estos antagonismos, estas clases con intereses económicos en pugna no se devoren a sí

mismas y no consuman a la sociedad en una lucha estéril, se hace necesario un poder

situado aparentemente por encima de la sociedad y llamado a amortiguar el choque, a

mantenerlo en los límites del «orden». Y ese poder, nacido de la sociedad, pero que se

pone por encima de ella y se divorcia de ella más y más, es el Estado. (…) «La fuerza

pública» asociada a todo Estado puede ser muy poco importante, o hasta casi nula, en las

sociedades donde aún no se han desarrollado los antagonismos de clase y en territorios

lejanos, como sucedió en ciertos lugares y épocas en los Estados Unidos de América.
Pero se fortalece a medida que los antagonismos de clase se exacerban dentro del

Estado y a medida que se hacen más grandes y más poblados los Estados colindantes. Y

si no, examínese nuestra Europa actual, donde la lucha de clases y la rivalidad en las

conquistas han hecho crecer tanto la fuerza pública, que amenaza con devorar a la

sociedad entera y aun al Estado mismo. (…) Como el Estado nació de la necesidad de

refrenar los antagonismos de clase, y como, al mismo tiempo, nació en medio del conflicto

de esas clases, es, por regla general, el Estado de la clase más poderosa, de la clase

económicamente dominante, que, con ayuda de él, se convierte también en la clase

políticamente dominante, adquiriendo con ello nuevos medios para la represión y la

explotación de la clase oprimida. Así, el Estado antiguo era, «ante todo», el Estado de los

esclavistas para tener sometidos a los esclavos; el Estado feudal era el órgano de que se

valía la nobleza para tener sujetos a los campesinos siervos, y el moderno Estado

representativo es el instrumento de que se sirve el capital para explotar el trabajo

asalariado”. 

4- La arrogación de la inviolabilidad no les impide a los representantes estatales

sucumbir  en el intento de aparentar defender los intereses sociales

“Dueños de la fuerza pública y del derecho de recaudar los impuestos, los funcionarios,

como órganos de la sociedad, aparecen ahora situados «por encima» de ésta. El respeto

que se tributaba libre y voluntariamente a los órganos de la constitución gentilicia ya no

les basta, incluso si pudieran ganarlo; vehículos de un poder que se ha hecho extraño a la

sociedad, necesitan hacerse respetar por medio de las leyes de excepción, merced a las

cuales gozan de una aureola y de una inviolabilidad particulares. El más despreciable

polizonte del Estado civilizado tiene más «autoridad» que todos los órganos del poder de

la sociedad gentilicia reunidos; pero el príncipe más poderoso, el más grande hombre

público o guerrero de la civilización, puede envidiar al más modesto jefe gentil el respeto
espontáneo y universal que se le profesaba. El uno se movía dentro de la sociedad; el

otro se ve forzado a pretender representar algo que está fuera y por encima de ella”.

5- La mayoría reconoce el orden social actual como el único posible

“Y, por último, la clase poseedora impera de un modo directo por medio del sufragio

universal. Mientras la clase oprimida -en nuestro caso el proletariado- no está madura

para libertarse ella misma, su mayoría reconoce el orden social de hoy como el único

posible, y políticamente forma la cola de la clase capitalista, su extrema izquierda. Pero a

medida que va madurando para emanciparse ella misma, se constituye como un partido

independiente, elige sus propios representantes y no los de los capitalistas. El sufragio

universal es, de esta suerte, el índice de la madurez de la clase obrera. No puede llegar ni

llegará nunca a más en el Estado actual, pero esto es bastante. El día en que el

termómetro del sufragio universal marque para los trabajadores el punto de ebullición,

ellos sabrán, lo mismo que los capitalistas, qué deben hacer”.

6- El producto domina aún al productor. La estructura económica y social parece

estar regida por el azar, pero en realidad responde a la necesidad

“Con la producción mercantil, producción no ya para el consumo personal, sino para el

cambio, los productos pasan necesariamente de unas manos a otras. El productor se

separa de su producto en el cambio, y ya no sabe qué se hace de él. Tan pronto como el

dinero, y con él el mercader, interviene como intermediario entre los productores, se

complica más el sistema de cambio y se vuelve todavía más incierto el destino final de los

productos. Los mercaderes son muchos y ninguno de ellos sabe lo que hacen los demás.

Ahora las mercancías no sólo van de mano en mano, sino de mercado en mercado; los

productores han dejado ya de ser dueños de la producción total de las condiciones de su

propia vida, y los comerciantes tampoco han llegado a serlo. Los productos y la

producción están entregados al azar.


Pero el azar no es más que uno de los polos de una interdependencia, el otro polo de la

cual se llama necesidad. En la naturaleza, donde también parece dominar el azar, hace

mucho tiempo que hemos demostrado en cada dominio particular la necesidad inmanente

y las leyes internas que se afirman en aquel azar. Y lo que es cierto para la naturaleza,

también lo es para la sociedad. Cuanto más escapa del control consciente del hombre y

se sobrepone a él una actividad social, una serie de procesos sociales, cuando más

abandonada parece esa actividad al puro azar, tanto más las leyes propias, inmanentes,

de dicho azar, se manifiestan como una necesidad natural. Leyes análogas rigen las

eventualidades de la producción mercantil y del cambio de las mercancías; frente al

productor y al comerciante aislados, surgen como factores extraños y desconocidos, cuya

naturaleza es preciso desentrañar y estudiar con suma meticulosidad. Estas leyes

económicas de la producción mercantil se modifican según los diversos grados de

desarrollo de esta forma de producir; pero, en general, todo el período de la civilización

está regido por ellas. Hoy, el producto domina aún al productor; hoy, toda la producción

social está aún regulada, no conforme a un plan elaborado en común, sino por leyes

ciegas que se imponen con la violencia de los elementos, en último término, en las

tempestades de las crisis comerciales periódicas”.

Adam Smith para la administración

Smith concluyó que la división del trabajo aumenta la productividad al incrementar la

habilidad destreza de cada trabajador, al ahorrar tiempo que, por lo general, se pierde al

cambiar de actividades, y al crear inventos y maquinaria que ahorraban trabajo. La amplia

popularidad actual de la especialización del trabajo (tanto en puestos de servicio como la

enseñanza y la medicina como en las líneas de ensamble en las plantas de automóviles)

se debe sin lugar a duda a las ventajas económicas que citara hace más de 200 años

Adam Smith.
Los principales aportes de Adam Smith son:

1-La diferenciación clara entre valor de uso y valor de cambio.

2-El reconocimiento de la división del trabajo, entendida como especialización de tareas

para la reducción de costos de producción.

3-La predicción de posibles conflictos entre los dueños de las fábricas y los trabajadores

mal asalariados.

4-La acumulación de capital como fuente para el desarrollo económico.

5-La defensa del mercado competitivo como el mecanismo más eficiente de asignación de

recursos.

Revolución Industrial se considera como uno de los orígenes de las teorías

administrativas

Entre las más importantes innovaciones durante este periodo están los cambios en las

organizaciones de la producción básica. Se ha definido esta época como la que marca el

cambió paulatino de la fuerza muscular en el trabajo por la fuerza de la máquina; sin

embargo, las repercusiones no fueron sólo de carácter industrial, sino que tuvieron una

importancia social, económica, intelectual-técnica y política.

En sentido estricto administrativo, la razón de este sistema no fue la introducción de

herramientas y máquinas al proceso productivo, sino el deseo de controlar hombres,

máquinas y materiales bajo un mismo techo. (ACADEMIA, s.f.)

Con la teoría de la renta diferencial-Teoría de la ventaja comparativa


Con la teoría de la renta diferencial, David Ricardo, introdujo la Ley de los rendimientos

decrecientes. En función de esta, cuando se produce un aumento de la población y, por

tanto, de demanda de alimentos, se van cultivando cada vez tierras menos fértiles. Ello

implicaría un aumento continuo de los precios de los alimentos. Por tanto, los salarios

nominales deberían aumentar de una forma acorde al costo de las subsistencias, aunque,

por otra parte, no sería necesario que también lo hiciesen los reales.

Teoría de la ventaja comparativa David Ricardo defendió el comercio internacional, por lo

que se opuso a las tesis proteccionistas. En consonancia con ello, en su Principios de

Economía Política (1817), argumentaba la necesidad de que cada país se especializase

en aquellos productos, bienes o servicios, para cuya elaboración y producción resultasen

más eficientes. Con ello, enfatizaba el papel de la productividad en el desarrollo de las

economías nacionales. Por ello, trabajó en la teoría de la ventaja comparativa.

Por tanto, la ventaja comparativa era uno de los pilares sobre las que se asentaba su

modo de entender el comercio internacional. Centrarse en producir aquello para lo cual se

encontraban en una situación de superioridad que el resto de países era, para Ricardo, la

forma más adecuada de dirigir la economía. (ECONOMEDIA, s.f.)

Carlos Marx y la Administración

A diferencia de otros filósofos Carlos Marx desarrolló una doctrina basada en la

igualdad de las personas, en una sociedad que fuese igualitaria, y equitativa en todo el

sentido de la palabra, la cual realizara una producción de las cosas necesarias para su

subsistencia y que no tuviesen más de lo debido para mantener la sociedad.


Aunque algunos socialistas utópicos como Robert Owen intentaron realizar una

com-binación entre el socialismo que ellos de-fendían y la administración, no

consiguieron eficientemente dicho objetivo. La adminis-tración pretende el apoyo de

la propiedad privada (empresa), que se sostiene en el lucro o de la utilidad. Esta

naturaleza del proceso social, dificultó realizar una especie de ad-ministración socialista

(cooperativismo) que proponían estos autores. La forma en que los socialistas utópicos

intentaron introducir el socialismo fue duramente criticado por Car-los Marx ya que lo que

hacían era colocarlo en práctica en unas minorías. Para Marx, este enfoque era

equivocado porque lo que se busca es tener un impacto general, que permita llegar a

una conciencia socialista y luego comunista.

Aunque muchas personas lo veían como algo utópico, algunas otras lo veían como

un regreso a la edad de piedra en la cual todos producían lo necesario y eran iguales

unos y otros. Algunos pocos países han tomado muchos de los ideales y filosofías

de este gran pensador, tanto para orientar lo micro, como lo macro.

El comunismo implantado en dichas nacio-nes, dentro de su doctrina filosófica tiene

varios puntos los cuales hacen que el co-munismo tenga un buen impacto, dichos

puntos son:

• La igualdad de las personas tendrá un im-pacto importante en la sociedad ya que

na-die se podrá sentir superior a nadie, por lo cual no abra una “jerarquía” establecida,

evitando de esta manera conflictos entre las personas que conforman la sociedad.

• Al no existir la propiedad privada el hombre no tiene que luchar contra sus

semejantes por el poder, por un prestigio y por un capital dejando de esta manera de lado

el estado natural planteado por Tomas Hoobes (“el hombre es lobo del hombre”), el cual
nos dice que el estado natural del ser humano es la continua lucha contra sus

semejantes por los recursos escasos.

• Crea una sociedad más trabajadora (esto no quiere decir que sea más productiva) ya

que le da una esencia especial a lo que es el trabajo hecho a mano, ya que Carlos Marx

nos dice que dicho trabajo al ser más

7complejo y por ello más demorado debe tener un valor más alto que otros produc-tos.

• Se hace una sociedad alfabetizada, con una buena salud y con techo y comida se-

guro, mejorando con ello las condiciones para todos

.• La política del estado se enfocaría prin-cipalmente en el bienestar del pueblo,

intentando de esta manera complacer a la mayoría en lo que necesitan.Al ver todos

estos puntos positivos podríamos decir que esta clase de administración puede ser

realmente perfecta para un país, pero este enfoque también presenta fallas importantes:

• Uno de los principales puntos negativos y determinantes de esta teoría es la

de realizar una comunidad igualitaria. En la práctica las jerarquías son necesarias y

el poder estará mediando las acciones humanas. En este modelo de sociedad se repiten

los patrones de concentración de la riqueza y el poder en unos pocos.

• La asignación de recursos no puede llegar a ser completamente igualitaria. Las

dife-rencias en las necesidades hacen que se requieran diferentes cantidades de bienes y

servicios para cada grupo poblacional.

• El efecto ‘polizón’ también se presenta en estas sociedades. Algunos grupos

sociales se beneficiarán del trabajo de los demás y buscarán capturar rentas del Estado.
• Dado que las personas no pueden apro-piarse de los beneficios de su esfuerzo, se

crea un desincentivo para invertir y para elevar el esfuerzo en el trabajo.

Al ver los puntos negativos y positivos de esta teoría, podemos decir que

realmente el comunismo como lo plantea en su idea original Carlos Marx es una

utopía en este mundo que esta regido por la globalización y por el capitalismo, que al

crear una sociedad totalmente igualitaria es casi una involución social, muchas de las

características del mar-xismo podrán ayudar a un administrador a cumplir sus funciones,

pero llegar a utilizar el marxismo dentro de una empresa o un Estado, iría en contra

del propio fin de la administración. (Fajardo, s.f.)


Conclusión análisis

En definitiva, podemos decir que estos autores realizaron importantes aportes a la

administración y aportes a teorías económicas Ocuparon importantes cargos públicos y

una elevada posición social. Sus ideas fueron importantes que, a día de hoy, siguen

siendo recurrentes, como cuales deben ser las pautas a seguir en relación con el

comercio, economía y administración.


Bibliografía
Sarwat Jahan, A. S. (09 de 2014). finanzas y desarrollo. Obtenido de finanzas y desarrollo:
https://www.imf.org/external/pubs/ft/fandd/spa/2014/09/pdf/basics.pdf

ACADEMIA. (s.f.). Obtenido de ACADEMIA:


https://www.academia.edu/7411511/Cual_es_la_importancia_de_la_propuesta_de_Ada
m_Smith_para_la_administracion

ECONOMEDIA. (s.f.). Obtenido de ECONOMEDIA: https://economipedia.com/definiciones/david-


ricardo.html

Fajardo, J. A. (s.f.). Obtenido de


https://revistas.uexternado.edu.co/index.php/proyecta/article/view/1961/1751

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