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Microbios e infección 15 (2013) 524e530


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Neurocisticercosis humana: características inmunológicas implicadas en la


susceptibilidad del huésped a infectarse y desarrollar la enfermedad
Edda Sciutto a,*, Graciela Ca'rdenas b, Laura Adalid-Peralta c, Gladis Fragoso a, Carlos Larralde a,
Agnes Fleury a
a Departamento de Inmunologı'a, Instituto de Investigaciones Biome'dicas, Universidad Nacional Auto'noma de Me'xico, Me'xico, D.F. 04510, Mexico
b Instituto Nacional de Neurologı'a y Neurocirugı'a, Departamento de Neuroinfectologı'a, Mexico.
c Unidad Perife'rica para el Estudio de la Neuroinflamacio'n del Instituto de Investigaciones Biome'dicas de la UNAM en el INNN, Insurgentes Sur 3877,

Col. La Fama, Me'xico, D.F. 14269, Me'xico.


Recibido el 3 de diciembre de 2012; aceptado el 15 de marzo de 2013.
Disponible en línea el 29 de marzo de 2013

Resumen

La neurocisticercosis humana (NC) es una enfermedad clínica y radiológicamente heterogénea causada por el establecimiento de larvas de
Taenia solium en el sistema nervioso central. En este artículo se revisan las características inmunológicas y endocrinológicas implicadas en la
resistencia a la infección y en las formas graves de la enfermedad, y se discute su relevancia clínica.
2013 Institut Pasteur. Publicado por Elsevier Masson SAS. Todos los derechos reservados.

Palabras clave: Neurocisticercosis; Taenia solium; Inmunidad

1. Historia natural prevalecen normas socioeconómicas e higiénicas que


favorecen la transmisión (es decir, cerdos criados de forma
La cisticercosis por Taenia solium (T. solium) la adquieren rústica, inspección de la carne inadecuada e insuficiente,
los seres humanos y los cerdos (los huéspedes intermediarios) drenaje inadecuado y acceso limitado a los servicios
tras ingerir los huevos del parásito liberados al medio sanitarios). En el ser humano, la NC constituye la forma más
ambiente por los seres humanos. frecuente de la enfermedad clínicamente manifiesta por T.
Portadores de la tenia T. solium. Los humanos (los solium. Aunque no se sabe muy bien por qué el parásito se
hospedadores definitivos) adquieren tenias intestinales al dirige preferentemente al sistema nervioso central ( S N C ) ,
comer carne de cerdo cisticercótico insuficientemente es plausible que un control eficiente de la respuesta inmune-
cocinada [1,2]. Una sola tenia produce decenas de miles de inflamatoria en este microambiente sea decisivo para la
huevos de T. solium al día, que se vierten al medio ambiente supervivencia del parásito, especialmente porque un parásito
(verduras, aguas corrientes, suelos) cuando un portador de establecido evoca una respuesta inmune local a antígenos
tenia defeca a l aire libre [2]. secretados por el hospedador [3,4]. Además, los antígenos
La enfermedad por T. solium está muy arraigada en los secretados producidos por los cisticercos vesiculares vivos, así
países no desarrollados de América Latina, África y Asia, como otros antígenos liberados cuando los parásitos se
donde las bajas calcifican, pueden propagarse del cerebro a la sangre a través
de la barrera hematoencefálica intacta o dañada y, al llegar a
la periferia, pueden provocar una respuesta inmunitaria
sistémica específica, que también puede retromodular el
* Autor correspondiente. Instituto de Investigaciones Biome'dicas, Uni-
versidad Nacional Auto'noma de Me'xico, UNAM, AP 70228, Me'xico, D.F.
proceso inmunológico local actual en el SNC. Así pues, tanto
04510, Mexico. Tel: +52 55 5622 3153; fax: +52 55 5622 3369. la respuesta inmunitaria local como la sistémica al parásito
Direcciones de correo electrónico: edda@unam.mx, podrían ser relevantes en el desenlace de la infección.
edda@servidor.unam.mx (E. Sciutto).
1286-4579/$ - see front matter © 2013 Institut Pasteur. Publicado por Elsevier Masson SAS. Todos los derechos reservados.
http://dx.doi.org/10.1016/j.micinf.2013.03.007
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2. Pruebas de inmunidad adaptativa periférica (suero) y Sin embargo, hay que señalar que estos resultados no
local (LCR) en la NC humana permiten distinguir entre los individuos que han estado en
contacto con formas no infecciosas del parásito, con parásitos
2.1. Perfil inmunitario de los sujetos en contacto con T. antigénicamente relacionados o incluso con oncoesferas vivas
solium de T. solium, habiendo resistido a la infección.

En los países desarrollados de América y Europa, la


cisticercosis casi se controló paralelamente a la mejora social
y económica. En la actualidad, los casos autóctonos de NC
son raros en el mundo desarrollado y la mayoría son casos
importados de NC que llegan con los inmigrantes de países
endémicos [5].
En cambio, en muchas comunidades rurales de países no
desarrollados, la defecación al aire libre por parte de los
humanos es una práctica frecuente debido a la ausencia de
letrinas y/o de un drenaje adecuado. También es habitual ver
cerdos vagando libremente por las calles de los pueblos
rurales y los campos cercanos en busca de comida, basura y
heces humanas incluidas [2]. Frecuentemente, estos cerdos
son sacrificados y consumidos sin ningún tipo de inspección
de la carne e, incluso en el caso de que un cerdo resultara
cisticercótico, su carne sería consumida igualmente, ya que la
gente vive con duras limitaciones económicas y en la mayoría
de los casos no relacionan este parásito con ninguna
enfermedad humana [6,7].
Las personas que viven en ese escenario de pobreza social,
económica y cultural están, en principio, muy expuestas a
diversas enfermedades parasitarias, como la teniasis por T.
solium y la cisticercosis [8,9]. Para evaluar el grado de riesgo
de la enfermedad en humanos, se han realizado muchos
estudios epidemiológicos en sujetos que viven en zonas
rurales de países endémicos de diferentes continentes [10e13].
En la mayoría de estos estudios, se utilizó el nivel sérico de
anticuerpos anticisticercal para estimar la magnitud de la
presión de transmisión de T. solium en diferentes zonas. Con
esta herramienta, aunque con diferentes técnicas de medición
(hemaglutinación, ELISA, EITB), el porcentaje de habitantes
que presentan anticuerpos anticisticercales oscila entre el 0 y
el 21,6%, dependiendo de los países y de las zonas dentro de
los países estudiados [14e19].
Teniendo en cuenta que los niveles de anticuerpos
disminuyen tras el contacto inicial con un antígeno, es
concebible que los anticuerpos detectables indiquen un
contacto relativamente reciente con T. solium o con otros
cestodos relacionados antigénicamente.
Para estimar aún más la población que ha estado en
contacto con el parásito, se midió la memoria inmunológica
(células de antígeno anticisticercal de memoria circu- lante)
[20]. Se evaluó el perfil inmunológico de sujetos
seleccionados aleatoriamente de una zona endémica (centro de
México) y otra no endémica (norte de California) [21]. Estas
dos poblaciones diferían en que el 90% de los sujetos de una
zona endémica mostraban un aumento de los niveles de
anticuerpos (IgG1, IgG2, IgG4 e IgE) y de las respuestas
proliferativas celulares específicas de antígeno. En cambio,
sólo el 10% de la población de zonas no endémicas presentaba
un perfil similar [21]. Estos resultados sugieren que la
mayoría de las personas que viven en comunidades endémicas
han estado expuestas al parásito.
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al parásito,
el LCR es casi normal y el pronóstico
2.2. Perfil inmunitario de los NC asintomáticos
suele ser benigno. Pero cuando los cisticercos se localizan en
A pesar de la elevada exposición al parásito en las los ventrículos o en el espacio subaracnoideo basal (SSB)
comunidades endémicas, sólo unos pocos individuos promueven un proceso inflamatorio exacerbado, que cursa con
adquieren la infección. Se invitó a una muestra un aumento de la celularidad del LCR, lo que puede poner en
representativa de 154 sujetos humanos aparentemente sanos peligro la vida del paciente.
de 70 hogares diferentes situados en una localidad rural del
Estado de Puebla (México) a someterse a una evaluación
neurológica y radiológica mediante tomografía
computarizada para evaluar la pro- porción de individuos
infectados con respecto a los que eran serológicamente
positivos en la misma comunidad. En 14 de ellos, las
tomografías computarizadas eran compatibles con NC, lo
que suponía una prevalencia del 9,1% [22]. Datos similares
se obtuvieron en otro estudio neuroepidemiológico realizado
en 649 habitantes de una zona rural diferente del Estado de
Morelos, en el centro de México. Cincuenta y nueve sujetos
de esta muestra presentaron imágenes de tomografía
computarizada compatibles con NC [23]. Esta información
nos llevó a concluir que sólo el 9% de los sujetos de la
muestra, del 90% de sujetos en contacto con el parásito, se
infectaron. Curiosamente, la mayoría de los individuos
infectados presentaban cisticercos calcificados únicos o
múltiples, y eran asintomáticos. Cabe destacar que sólo dos
de los 13 individuos positivos a la tomografía computarizada
mostraron anticuerpos séricos específicos, lo que sugiere que
la mayoría de las personas infectadas habían estado en
contacto con el parásito algún tiempo antes de que se
realizaran las tomografías computarizadas. Estos sujetos
fueron considerados "susceptibles a la infección" pero
"resistentes a la enfermedad". Estos casos asintomáticos de
NC presentaban un perfil inmunológico compatible con un
estado inmunológico Th2 predominante, con un aumento de
los niveles séricos de IgG4 y también de IL4, IL5 e IL13 en
los sobrenadantes recuperados tras la proliferación antígeno-
específica de células linfoides periféricas en medios de
cultivo [21]. Otros estudios han mostrado niveles
significativamente mayores de IL-10 e IL-4 en sueros de
pacientes asintomáticos con respecto a controles y pacientes
sintomáticos con NC [24]. Así pues, una memoria
inmunológica Th2 es compatible con una destrucción
clínicamente silenciosa de los cisticercos establecidos. Por
tanto, es plausible que los contactos recurrentes con el
parásito provoquen una respuesta inmunitaria eficaz,
interfiriendo en el establecimiento del parásito o
conduciendo a su destrucción final. La eficacia de la
vacunación oral contra la cisticercosis, demostrada en cerdos
expuestos de forma natural a la infección [25e27], apoya
esta posibilidad.

2.3. Perfil inmunitario en NC sintomática

La NC sintomática se estudió inmunológicamente en


pacientes atendidos en diferentes instituciones hospitalarias.
La NC es una enfermedad muy heterogénea con un amplio
espectro clínico, que puede incluir síndromes neurológicos
graves como hipertensión intracraneal y convulsiones
generalizadas [28]. La localización del parásito en el SNC
parece ser un factor importante relacionado con la gravedad.
De hecho, cuando los cisticercos se alojan en el parénquima,
la respuesta inflamatoria se limita principalmente a la zona
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afecciones como hidrocefalia y/o vasculitis [29,30]. El pacientes con hipertensión intracraneal, manifestada por dolor de
número de parásitos y el estadio de desarrollo (vesicular, cabeza, náuseas, vómitos y papiledema.
coloidal o calcificado) también están estrechamente Los rasgos inmunológicos distintivos de las formas más
relacionados con la gravedad [28]. Los pacientes con graves de presentación clínica (cuando los parásitos se
múltiples cisticercos y/o en proceso de destrucción desarrollan localizan en los ventri- clios o en la BSS) se resumen en la
una inflamación exacerbada que aumenta la gravedad clínica. Fig. 1. La NC grave se acompaña de respuestas proliferativas
Estas observaciones apuntan a la relevancia de la respuesta inespecíficas (ConA) y específicas (antígenos cisticercales)
inmunoinflamatoria en la patogénesis de la NC. Las deprimidas, así como de un aumento de la celularidad del
mutaciones en genes concretos que participan en la respuesta LCR, con eosinofilia y la citocina proinflamatoria IL-6, y las
inmunoinflamatoria, así como los polimorfismos comunes en citocinas antiinflamatorias IL-10 y TGF-b [34e36]. La
genes relacionados con la inmunidad, pueden estar implicados respuesta proliferativa deprimida en la periferia puede ser el
en los distintos fenotipos observados en la NC [31]. De hecho, resultado de una respuesta pe- riferal reguladora en un
los polimorfismos de TLR4 se asociaron significativamente esfuerzo por controlar la inflamación local. Los pacientes con
con la aparición de NC y también con su progresión a la forma una forma leve o moderada de la enfermedad también
sintomática de la enfermedad [32]. Además, se hallaron presentan anticuerpos anticisticercales específicos de todas las
polimorfismos de MMP9 en pacientes sintomáticos con NC subclases en sus sueros [21], una mayor respuesta proliferativa
calcificada [33]. de sus células linfoides inducida in vitro por antígenos
Para describir la relación entre la inmunidad y la NC cisticercales, y ningún aumento detectable en los niveles de
sintomática, los pacientes pueden clasificarse según sus citocinas de sus LCR. Además, Verma et al. [24] hallaron un
síntomas clínicos en leves, moderados y graves. Los pacientes aumento de los niveles séricos de IFN-g, TNF-a, IL-17, IL-23
con síntomas clínicos leves son los que presentan cefalea; los y sICAM-1 en pacientes sintomáticos con NC con respecto a
moderados son los que presentan déficits focales y/o los controles y a los pacientes asintomáticos con NC.
convulsiones; y los graves son los que individuos.

Fig. 1. Interacciones neuroinmunes durante la neurocisticercosis sintomática. Una vez que los cisticercos se establecen en los ventrículos o en el espacio
subaracnoideo de la base del cerebro, se desencadenan una serie de acontecimientos fisiopatológicos. Los antígenos secretados por el cisticerco pueden llegar a la
periferia y provocar respuestas inmunitarias celulares y de anticuerpos, tanto periféricas como en el SNC. Entonces, los plasmocitos y las células T activadas
pueden entrar en el SNC y producir localmente anticuerpos, pro- (IFN-g, TNF-a, IL-17, IL- 23) y citoquinas antiinflamatorias (TGF-b e IL-10) [19,30,31].
También se produce la generación de Tregs que pueden deprimir la activación de las células T y las respuestas proliferativas específicas [29,32]. El
microambiente del SNC también se ve afectado. Se produce proliferación astrocítica y activación microglial en el tejido que rodea a los parásitos [36]. Estas
condiciones inflamatorias se asocian con una alteración gonadal tanto en pacientes masculinos (niveles bajos de testosterona y estradiol) como femeninos (niveles
bajos de progesterona y estradiol), así como con una disfunción suprarrenal que da lugar a niveles reducidos de androstenediona (A4) y dehidroepiandrosterona
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Los pacientes con NC grave presentan un mayor porcentaje También se observaron citocinas inmunomoduladoras (TGF-b e
de células reguladoras T (Tregs) en el LCR. En la periferia, IL-10) [44].
las Tregs están aumentadas en los pacientes con NC respecto a La elevada relevancia de los mastocitos (MC) encontrados
los sujetos sanos, y este aumento se correlaciona en el cerebro de pacientes con NC es un hallazgo interesante.
positivamente con el porcentaje de Tregs en el líquido Estos MC expresaban
cefalorraquídeo. El aumento de las Tregs centrales y
periféricas se acompaña de una disminución de las células T
activadas y de la respuesta proliferativa periférica inducida
por los antigenos cisticercales y la ConA. Todos estos
hallazgos, que apuntan a la participación de las Tregs en el
control de la neuroinflamación asociada a la NC grave [37],
concuerdan con el hecho de que varios otros parásitos inducen
Tregs como medio para modular la magnitud de las respuestas
inmunes efectoras por parte del huésped [38,39].
Algunos otros factores pueden participar en la patogénesis
de la NC: por ejemplo, aquellos cisticercos que expresan
moléculas HLA ligadas a la membrana desencadenan una
respuesta inflamatoria más intensa [40].

3. Inmunidad innata en la neurocisticercosis

El papel de la inmunidad innata en la respuesta específica


de los seres humanos a los cisticercos de T. solium también es
importante, aunque apenas se ha estudiado. Se ha informado
de que los especímenes de T. solium, como muchos otros
helmintos, presentan en su superficie moléculas de glicanos
que pueden ser reconocidas por TLR en células presentadoras
de antígenos, promoviendo una respuesta inflamatoria
exacerbada que puede provocar una respuesta inmunitaria
adquirida específica [41]. Se propuso la posible participación
de TLR4 en la orquestación de los niveles de citocinas
inflamatorias y antiinflamatorias [24]. Los autores hallaron
una intensidad de fluorescencia de TLR4 significativamente
mayor en las células mononucleares de sangre periférica que
se correlacionaba con mayores niveles de las citocinas
proinflamatorias IFN-g, TNF-a, IL-17, IL-23 y sICAM-1 en
sangre de pacientes sintomáticos con NC [24].

4. Estudios de necropsia: estado inmunitario local y


aspecto morfológico del cisticerco

Pocos estudios analizan la inflamación inmunitaria local


que rodea a los cisticercos humanos localizados en el SNC. En
18 casos pediátricos de CN, se observaron parásitos intactos
rodeados de tejido comprimido con proliferación astrocítica,
mientras que los parásitos calcificados se encontraron
rodeados de células inflamatorias y una cápsula de tejido
conectivo [42].
El análisis histológico e inmunohistoquímico de la
respuesta inmunitaria en el granuloma que rodea al parásito
moribundo muestra que las células plasmáticas, los linfocitos
B y T, los macrófagos y los mastocitos son los tipos celulares
más abundantes [43]. Las citocinas Th1 (IFN-g, IL-18 y
TGF-b) eran preva- lentes, aunque las citocinas Th2 (IL-4,
IL-13 e IL-10) también estaban presentes en menor cantidad
[43]. Se observó una notable gliosis astrocítica en el tejido
nervioso adyacente, mientras que la microglía/macrófagos
tenían una expresión regulada al alza de MHC-II y B7-2, y
expresaban las citocinas proinflamatorias IFN-g e IL-18 [44].
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expresión de factores
coestimulantes por parte de las células
ambas enzimas triptasasimasa y se encontraron
infiltradas en las meninges y el parénquima cerebral presentadoras de antígenos, y también in- duce la supresión de
alrededor de quistes vesiculares y calcificados. Estas células citoquinas inflamatorias, aumentando la IL-10, una citoquina
también se encuentran en la zona perivascular de los vasos antiinflamatoria [56,57]. Estas funciones antiinflamatorias de
sanguíneos cerebrales [45]. Teniendo en cuenta el papel la testosterona proporcionan una base para relacionar
clave de los MC en diferentes infecciones bacterianas y
parasitarias [46], parece factible que puedan contribuir de
forma importante a la destrucción del parásito modulando la
inmuno-inflamación local, posiblemente a través de un perfil
diferencial de citocinas secretadas por los diferentes
fenotipos de mastocitos proteasa [47,48].
Otro punto que merece comentario es que el SNC humano
es el único sitio donde los cisticercos pueden estar presentes
en dos formas morfológicas diferentes: cisticercos celulosos
y cisticercos racemosos, que difieren en morfología y
tamaño [49]. Los cisticercos celulosos pueden estar presentes
en cualquier estructura del SNC, mientras que la forma
racemosa sólo está presente cuando el parásito se localiza en
el SRS o en el sistema ventricular [50]. Probablemente, los
cisticercos racemosos (una gran estructura del parásito
compuesta por un conglomerado de vesículas de tamaño
variable sin escólices) sólo se producen en esta r e g i ó n
d e l S R S o e n los ventrículos porque aquí tienen espacio
para crecer, mientras que en el parénquima o en otros tejidos
la presión impide su desarrollo. También hay que tener en
cuenta que el tiempo necesario para alcanzar tal tamaño (más
de 5 cm) debe ser largo (varios años, tal vez), y cabe
mencionar que la mayoría de estos parásitos son viables en el
momento del diagnóstico, un hecho probablemente
relacionado con el particular entorno inmunológico de estos
dos compartimentos.

5. Interacciones inmuno-endocrinas hosteparasitarias

Existen varios informes que apoyan una relación


recíproca entre el sistema endocrino y el inmunitario. Una
vez que el parásito se establece en el SNC, modifica el
entorno del huésped induciendo cambios neuroendocrinos e
inmunológicos; en algunos casos, estos cambios pueden
modular la fisiología del huésped para que se adapte mejor a
las necesidades del parásito [51].
Las hormonas desempeñan un papel importante en la
patogénesis de la cisticercosis murina y porcina [52e54]. En
humanos, la magnitud de las alteraciones
neuroinmunoendocrinas en la NC se evaluó en 50 pacientes
con NC no tratados y 22 individuos sanos [55]. Los
pacientes con NC mostraron claras alteraciones hormonales.
En comparación con los controles, los pacientes con NC
mostraron una disminución significativa de la hormona
suprarrenal dehidroepiandrosterona (DHEA) (tanto en
hombres como en mujeres). Los pacientes varones con NC
también presentaban concentraciones más bajas de 17b-
estradiol y más altas de hormona luteinizante (LH) [55].
En los pacientes con una presentación clínica grave, las
mujeres mostraron niveles más bajos de progesterona y
androstenediona (A4), mientras que los hombres mostraron
niveles más altos de hormona foliculoestimulante (FSH) y
niveles más bajos de testosterona con respecto a los
pacientes con una presentación clínica no grave.
Los esteroides gonadales son relevantes en el control de la
inflamación. La testosterona, por ejemplo, reduce la
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una presentación clínica grave con niveles bajos de apoyo para obtener los resultados revisados. Juan Francisco
testosterona en los pacientes masculinos. Del mismo modo, en Rodr'ıguez corrigi'o la versi'on en ingl'es de este manuscrito.
el modelo murino de cisticercosis por Taenia crassiceps, se
observó que la restitución de testosterona o
dihidrotestosterona en ratones castrados de ambos sexos antes
de la infección disminuye la carga parasitaria. Se encontró un
efecto contrario cuando los ratones fueron tratados con 17b-
estradiol [52,54].
Con respecto a las citocinas, los pacientes NC con
enfermedad grave mostraron un aumento de la IL-1b
proinflamatoria y de la IL-10 inmunomoduladora, estando esta
última significativamente correlacionada con la disminución
del estradiol en los varones. Aunque la razón de estos cambios
no está clara, es evidente que la cisticercosis afecta
profundamente al equilibrio inmune-
endocrinológico del huésped, modulando el equilibrio
de factores pro/antiinflamatorios y participando así en el
resultado de la infección. Aunque se han descrito algunos
efectos antiinflamatorios del estradiol [58,59] en pacientes con
NC, sólo se encontró una correlación negativa entre el 17b-
estradiol y el LCR-IL-10 en pacientes varones [55].
Aunque la relevancia de estos cambios en la
neuroinflamación no está clara a primera vista, se han
encontrado otras correlaciones entre parámetros
inmunológicos y endocrinos; por ejemplo, entre el estradiol y
la IL-10 en pacientes varones, y entre la DHEA y la IL-1b, así
como entre la androestenediona y la IL-17 en pacientes
mujeres [55]. En este contexto, probablemente será importante
llevar a cabo una investigación detallada y exhaustiva sobre
las interacciones inmune-endocrinas en las CN, ya que
puede contribuir a identificar tratamientos alternativos de las
enfermedades parasitarias.

6. Conclusiones y perspectivas

Los resultados revisados en este artículo evidencian que la


NC humana debe ser considerada como una "enfermedad
compleja", en la que la respuesta inmune provocada del
huésped depende del número de parásitos y también de su
localización dentro del SNC, y además están influenciados por
el tipo de respuesta del huésped y la inflamación y por
factores sexuales. Además, la red neuroinmuno-
endocrinológica implicada en la NC, ofrece pistas sobre
enfoques terapéuticos adicionales para reducir la gravedad de
la enfermedad, e incluso para prevenir su establecimiento.
Aunque aún quedan muchas preguntas por responder para
comprender plenamente esta neuropatología, la mayor
esperanza es que contar con herramientas eficaces para
prevenir e incluso erradicar esta infección parasitaria pueda
ser una realidad en un futuro próximo.

Agradecimientos

Los autores agradecen al CONACyT (S0008-86527,


CB2008- 106154, CB100708 y CB167278), SENASICA-
SAGARPA,
DGAPA (IT214311) y a la Fundac'ion Miguel Alema'n por apoyar la
investigacio'n realizada para obtener la informacio'n revisada.
Agradecemos a Brenda Sa'enz y Marisela Herna'n d e z su
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