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ENSAYO PARA LA CATEDRA

FILOSOFIA DEL ARTE

En la ciudad perfecta, no hay lugar


para los artistas.

Por: Anel Laspina.


Carrera: Licenciatura en Historia del Arte
Si nos trasladamos en el tiempo, exactamente a la Antigua Grecia, lo primero que visibilizamos en
nuestras mentes son los filósofos, el grandioso Partenón o las mismísimas cariátides. No dejemos
de lado a la sociedad estamental de Grecia antigua que tanto nos remiten en las bases de una
democracia.

Para poder ubicarnos en el pensamiento y ambición de esa época, consulte una de las obras
cumbres y de lectura clásica de Platón: La República. Libro “X” con exactitud.

El objetivo no es sólo abrir la mente a quien lo lea o consulte, sino también conocer, indagar y
acompañar el argumento de Platón en este capítulo. En efecto, el alcance deseado, es llegar en
manos con esta lectura a estudiantes, para poder seguir alimentando ese gusto por las lecturas
clásicas y derivarlos y en lo personal, derivarme a una sociedad griega que nos hace viajar, este
renombrado filósofo.

Como punto de partida a este planteamiento, debo confesar que hubo una cita sobre los poetas
que captó mi atención: “(…) todas esas obras corrompen el pensamiento de cuantos las escuchan,
a menos que posean un antídoto, es decir, el conociendo de cual es su verdadera naturaleza”.
(Platón, 380 a.C, p.1).En cierta manera, Platón, mediante las enseñanzas de Sócrates, expresa su
opinión acerca, no solo de los poetas imitadores y trágicos, sino también de los pintores; para él,
los artistas son solo imitadores de una vida que no muestra la realidad. El filósofo griego
fundamento esto en tres niveles de realidad, dando el ejemplo de dos simples muebles: la cama y
la mesa.

El primer nivel consiste en la “idea” de cama creada por la gran divinidad Demiurgo. Este tiene la
capacidad no solo de fabricar toda clase de objetos artificiales, sino también del nacimiento de la
tierra, personas, seres vivos, etc. Si lo semejamos a las religiones, es prácticamente una idea que
se sigue sosteniendo a lo largo de siglos.

El segundo, la cama real realizada por algún artesano o carpintero, a “imagen” de la idea del
primero, es decir, hace su objeto en base a la idea de la deidad.

Por último, el filósofo griego nombra que la pintura de la cama realizada por el pintor, no es real,
no tiene la esencia. El pintor no hace nada real, solo es un simple imitador de los primeros dos
niveles que producen. Para el filósofo, la imagen de esa idea o forma, no se admite en la ciudad
perfecta.

La primera fundamentación a su pensamiento lo expresa en una parte del dialogo: “(…) el


imitador, no podrá tener el conocimiento ni opinión acertada sobre la perfección o imperfección de
las cosas que imita (…)”. “(…) un artista imitará lo que parezca hermoso a la multitud y a los
ignorantes (…)”. El artista, al igual que el poeta crean una apariencia y, por lo tanto, estas personas
son “imitativas”; están muy lejos de lo verdadero o de lo natural.

En la Antigua Grecia, al alimentar bajas pasiones en los hombres, la poesía tendría que ser
expulsada del estado ideal. El poeta es de carácter irascible; hace múltiples imitaciones, al igual
que los actores en el teatro griego; es por eso que hay q ponerlo en igual escala que en pintor.
Otra de las justificaciones que nos otorga Platón, es que en la poli “(…) debe estar regida por leyes
buenas, pues el poeta imitativo despierta y alimenta la parte mala del alma (…)”. La base de su
fundamento lo da, en que tanto el poeta como el artista corrompen, al hombre justo y honesto.

La pregunta el filósofo se realiza es: ¿habrá premios para el alma del hombre justo? Por supuesto.
Los hombres justos terminan en los mejores puestos de trabajos, se casan con hijas de familias
patricias; obtienen lo mejor. Al no corromperse entrando en este mundo “imitativo”, el hombre es
justo y su alma también.

Ahora bien, ¿Qué pasa con los hombres que son corrompidos por estos imitadores? Estos, por el
contrario, terminan en la cárcel y en la vejez, se convierten en miserables.

El capítulo termina explicando el relato de Er, hijo de Armenio, en donde este había muerto en una
batalla; su alma viajó hasta un lugar maravilloso donde habían dos aberturas en la tierra; entre
esas aberturas estaban los jueces. Allí, los hombres injustos eran atormentados 10 veces más por
cada mal obra realizada en la vida terrenal; en cambio, el hombre justo, recibía una recompensa
por cada buen acto realizado en vida.

En conclusión, queda a la vista que este filósofo, no quería alterar el orden de la Polis griega; para
él, los artistas eran una amenaza a la ciudad perfecta; el pintor y poeta corrompía y era un mal
ejemplo para la sociedad. Actualmente, los artistas, somos catalogados como “hippies”, “personas
sin futuro “, o “personas que hacen vandalismo”, en cierta manera, con el mundo de Platón no
estamos muy distanciados de su ciudad ideal, ya que la sociedad en su mayoría, piensa que los
artistas no aportamos nada interesante.

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