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INTRODUCCIÓN

La Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales (LPRL), modificada parcialmente por
la Ley 54/2003, es el marco jurídico básico en materia de seguridad y salud laboral en todo el Estado. La cual
proviene de la transposición de la Directiva 89/391 de PRL.

Debido a la existencia de en cuanto a la aplicación o no de dicha normativa al personal de los servicios de


bomberos de las AAPP, es necesario realizar varias aclaraciones para despejar definitivamente las dudas que
pudieran permanecer en el colectivo.

El objetivo de la LPRL es garantizar la seguridad y salud de los trabajadores mediante la aplicación de medidas
y el desarrollo de las actividades necesarias para la prevención de los riesgos derivados del trabajo. Y se
aplica igualmente a personal civil regulado por el Estatuto de los Trabajadores, como a los empleados públicos
regulados por el EBEP.

En ambos casos ha de ser desarrollada de manera específica a través de los acuerdos reguladores de las
condiciones de trabajo que correspondan a cada empresa o servicio público. Y el no cumplimiento en su
aplicación puede derivar en responsabilidades civiles, administrativas o penales, tanto para los trabajadores
como para las AAPP.

La controversia que a menudo se plantea en las AAPP que disponen de servicios de bomberos sobre si es de
aplicación o no a este personal deriva de la mala interpretación que se hace sobre la redacción del artículo 3.2
de la Ley 31/95 de LPRL; el cual dice así:

 La presente ley no será de aplicación en aquellas actividades cuyas particularidades lo impidan en el


ámbito de las funciones públicas de:
 Policía, seguridad y resguardo aduanero.
 Servicios operativos de protección civil y peritaje forense en los casos de grave riesgo, catástrofe y
calamidad pública.
 Fuerzas armadas y actividades militares de la Guardia Civil.

A este respecto hay que aclarar lo siguiente:

La Sentencia del Tribunal de Justicia de la UE, Sala 2ª de 12/01/2006 sobre las excepciones de la Directiva
89/391 a este respecto han de interpretarse de manera restrictiva. Y, por tanto, no se aplica a todas las
actividades de los servicios de bomberos, sino tan sólo a aquellos cometidos especiales de carácter
excepcional, en las que el correcto desarrollo de las medidas de PRL podría suponer un incremento del riesgo
en ese preciso momento y situación concreta.

El Tribunal de Justicia de la UE aclara también que la Directiva se aplica a las actividades de los bomberos en
sus intervenciones habituales sobre el terreno, y este principio de aplicación sólo cede en situaciones de “grave
riesgo colectivo” como pueden ser catástrofes naturales, atentados, accidentes graves u otros sucesos de igual
gravedad o magnitud que puedan comprometer la protección de la vida, la salud y la seguridad colectivas si se
aplicasen todas las medidas de protección establecidas en base a la legislación en materia de PRL. No
obstante, incluso en estas situaciones, el TJUE recuerda que incluso en dichas situaciones debe observarse lo
dispuesto en dicha normativa, y que sólo cederá ante situaciones “concretas de carácter puntual”, no sobre
todas las intervenciones del personal mientras dure la emergencia, haciendo alusión al Art. 2, Apdo. 2, párrafo
2º de la Directiva 83/391.

Las situaciones de grave riesgo, catástrofe y calamidad pública están recogidas en la Constitución, en su
artículo 30.4, así como en la LO 5/2005, la LO 4/81, la Ley 31/95 y por la reciente Ley 17/2015 de Protección
Civil. Estas situaciones quedan diferenciadas de las emergencias ordinarias según sean sus consecuencias
(situaciones de riesgo colectivo o que interrumpe el funcionamiento de una comunidad), salvo que además
paralicen servicios públicos o afecten a derechos fundamentales, momento en el que deben ser consideradas
calamidad pública.
La inmensa mayoría de las intervenciones de bomberos son servicios urgentes y emergencias no colectivas.
Los casos declarados de desastres naturales, catástrofes y emergencias colectivas se reducen a una parte
ínfima de las intervenciones de cualquier servicio dado su carácter excepcional. No obstante, son innumerables
los riesgos que se derivan del trabajo habitual de los bomberos, como pueden ser los derivados del uso de
instalaciones y equipos, caídas en altura, aplastamientos, cortes, quemaduras, contacto con sustancias
nocivas, tóxicas o perjudiciales para la salud a largo plazo y un largo etcétera de situaciones de riesgo que
necesitan una correcta implementación de la prevención de riesgos laborales, así como de una correcta
formación.

La Comisión Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo planteó esta cuestión a la Subdirección General de
Ordenación Normativa de la Dirección General de Trabajo del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales
(Informe 30 de Marzo), concluyendo al respecto que la LPRL es de aplicación a las actividades de bomberos,
aun cuando éstas se ejerzan por las fuerzas de intervención sobre el terreno, y poco importa que tengan por
objeto combatir un incendio o prestar socorro de otra forma, dado que se realizan en condiciones habituales
conforme a la misión encomendada al servicio de que se trata . Y que este principio general de aplicación solo
cederá ante situaciones de grave riesgo colectivo como, por ejemplo, catástrofes naturales o tecnológicas,
atentados, accidentes graves u otros eventos de la misma índole, cuya gravedad y magnitud requieran la
adopción de medidas indispensables para la protección de la vida, de la salud así como de la seguridad
colectiva y cuyo correcto cumplimiento se vería comprometido si tuvieran que observarse todas las normas
contenidas. Es decir, tuvo muy en cuenta la interpretación que hizo el TJUE al respecto, corroborando cómo ha
de entenderse la lectura de dicho aspecto de exclusión: De forma excepcional y puntual.

El Real Decreto 67/2010, de 29 de enero, de adaptación de la legislación de Prevención de Riesgos Laborales


a la Administración General del Estado, en su art. 2.6 establece que en los servicios operativos de protección
civil y peritaje forense en los casos de grave riesgo, catástrofe y calamidad pública la exclusión
únicamente se entenderá a efectos de asegurar el buen funcionamiento de los servicios indispensables para la
protección de la seguridad, de la salud y el orden público en circunstancias de excepcional gravedad y
magnitud, quedando en el resto de actividades al amparo de la normativa general de prevención de riesgos
laborales. Reiterando en idéntica interpretación que la del TJUE y la de la Subdirección General de Ordenación
Normativa de la Dirección General de Trabajo del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales.

La Jefatura de la Unidad de Seguridad y salud Laboral de la Junta de Castilla y León respondía el 8/04/15) en
los mismos términos expresados en el punto 5 anterior a una consulta realizada por un bombero del
Ayuntamiento de Burgos.

El Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo ante una consulta particular sobre “si los bomberos
están obligados a cumplir la Ley de Prevención de Riesgos”, respondía en los mismos términos expresados en
el punto 5 anterior. Señalando que se ha de tener en cuenta lo dispuesto para las Administraciones Públicas en
la Disposición adicional 4a del Real Decreto 39/1997, de 17 de enero, por el que se aprueba el Reglamento de
los Servicios de Prevención, salvo cuando realicen esas actividades propias cuyas particularidades lo impidan.

La Dirección General de Empleo respondía el 04/05/17 al Grupo de Trabajo de Prevención de Bomberos


(Grupo de trabajo a nivel nacional) en los mismos términos expresados en el punto 5 anterior.

Muy atrás ha quedado el “deber de sacrificio” que se recogía en las antiguas legislaciones de corte paramilitar
por parte de los empleados públicos, ya que hoy día se trata de trabajadores civiles en igualdad de derechos
en lo referente a su seguridad y salud laboral, de lo que deriva uno de los principios básicos del salvamento,
que es garantizar la autoprotección y seguridad del rescatador.

Teniendo en cuenta lo anteriormente expuesto, existen suficientes razones jurídicas, y condiciones laborales
de aplicación de la normativa en materia de prevención de riesgos y no se puede eludir su aplicación bajo el
supuesto de que el artículo 3.2 de la Ley 31/95 deja fuera de su ámbito de aplicación a los servicios de
bomberos en aquellas actividades cuyas particularidades lo impidan en el ámbito de las funciones públicas de
protección civil, pues ello supone una interpretación sesgada y deliberadamente interesada de dicha redacción
que carece del más mínimo rigor jurídico. La evitación de la aplicación de esta normativa en materia de
prevención de riesgos laborales a los servicios de bomberos sólo puede conducir a serias consecuencias sobre
la seguridad y la salud de los trabajadores, y a la concatenación de las correspondientes denuncias ante las
autoridades laborales y judiciales pertinentes para que se exijan las responsabilidades administrativas y
penales correspondientes, como ya han hecho distintos requerimientos de la Inspección de Trabajo en todo el
Estado y varias sentencias.

Desde la CUBP queremos enviar un mensaje a todos los bomberos del Estado para que sepan a ciencia cierta
que están bajo el amparo de dicha normativa de prevención y que hagan saber a los responsables de las
AAPP la obligación que se deriva de su aplicación. Al mismo tiempo, instamos a las AAPP a velar por la
seguridad y la salud de los bomberos, pues en el correcto desempeño de sus funciones con vocación de
servicio, depende su vida y la de muchos ciudadanos.

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