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UNIVERSIDAD TEOLÓGICA DEL CARIBE

DISCUSIÓN CRÍTICA SEMANA 3

ESTE TRABAJO ES PRESENTADO AL

PROFESOR CARLOS COLON, PH.D. EN CUMPLIMIENTO DE

LOS REQUISITOS DEL CURSO TH 619.772

HISTORIA DEL PENSAMIENTO CRISTIANO I

POR

BRYAN J. ROSADO SANTOS

SAINT JUST, P. R.

NOVIEMBRE 20, 2022


Discusión crítica

La iglesia cristiana ¿nació en un mundo complejo?, fue la pregunta que se nos hizo en la

primera semana de clase. La respuesta es que el cristianismo si nació en un mundo complejo. La

iglesia tuvo que crecer contra todo pronostico y ante amenazas que intentaban socavar la fe en

Jesucristo. Los cristianos tuvieron que decidir si eran una secta más dentro del judaísmo o si era

un movimiento distinto capaz de sostenerse fuera del judaísmo. Las primeras amenazas contra el

cristianismo fueron los mismos judíos que intentaban que los cristianos fueran practicantes de la

fe judía. Se levantaron diferentes grupos que le llamaban judaizantes que creían en Jesús, pero

siguiendo la Ley. Por otro lado, en las afueras de Israel se levantaron amenazas contra el

cristianismo. Personas que promulgaron enseñanzas que se catalogaron como herejías ya que

atacaban el centro de la fe de cristianismo. Ese centro de nuestra fe es Jesucristo y alrededor de

quien es él es que fue la mayor amenaza. ¿Qué o quienes desafiaron nuestra fe en Jesucristo

como nuestro Dios?

Un movimiento que floreció en el siglo II d.C con doctrinas con un sentido sincretista

enfrento al cristianismo. El conocido gnosticismo que planto un fuerte reto en contra de la

cristología y la soteriología. Los seguidores del gnosticismo traían más que simples enseñanzas

sino la manera de poder alcanzar salvación. Su doctrina establecía la necesidad de libertad del

espíritu del ser humano de la esclavitud con las cosas materiales. El medio para poder alcanzar

dicha libertad consistía en llegar a un conocimiento que era un producto de revelaciones místicas

de las cosas eternas. El cuerpo es algo malo y toda la materia por naturaleza en mala. Esta

afirmación esta en contra de nuestra doctrina de la creación. La biblia nos enseña que cuando

Dios creó las cosas las llamo que eran buenas. El gnosticismo declara la creación como una obra
de un ser inferior que no proviene de un Dios eterno. En otras palabras, no ven a Dios como el

Señor sobre la historia del mundo. El cristianismo afirma que Dios es quien tiene el control sobre

la historia del ser humano e interviene en él cuando desea. Además, el gnosticismo amenazaba

contra la salvación en Cristo. La salvación para los gnósticos solo consiste en la liberación del

espíritu, mientras que los cristianos afirman que el cuerpo también es parte del proceso de

salvación. Es importante destacar que la obra consumadora de la salvación se ve reflejada por

medio de la resurrección de los cuerpos y transformación de los cuerpos en la segunda venida de

Cristo.

Si el cuerpo es malo para los gnósticos, entonces Cristo no vino en cuerpo. Así lo

enseñaban los gnósticos como Basilides que declaraba que el Hijo de Dios solo vino en

apariencia de hombre. Por esta razón, no había necesidad de sufrir la muerte en la cruz. Esto

retando la cristología y soteriología de que Jesucristo murió por los pecados de la humanidad.

Entonces si Cristo no murió tampoco resucito y como dijo nuestro amado apóstol Pablo que vana

seria nuestra fe.

Por otro lado, encontramos al famoso Marción que, aunque compartía ciertas cosas con el

gnosticismo también tenia cosas propias y distintas. Marción amenazo tanto la fe cristiana

porque no era una mera escuela de pensamiento que trataba fundar, sino que era una nueva

Iglesia. Él entendía que la Iglesia había tergiversado el mensaje del evangelio. Comenzó a

enseñar un dualismo de Dios, un dios malo en el Antiguo Testamento que exigía justicia y sangre

frente a un Dios de amor en el Nuevo Testamento. Desarrolló su propio canon del Nuevo

Testamento aceptando solamente las cartas de Pablo y el evangelio de Lucas. Sin embargo,

malinterpretaba completamente las enseñanzas del apóstol Pablo. Para Marción Cristo no fue

verdaderamente hombre tanto así que rechazaba el nacimiento de Jesús. ¿Es esto un reto a
nuestra fe? Es todos los sentidos ya que negar el nacimiento de Jesús es negar la encarnación de

Dios y el misterio de la piedad.

Ante todas estas herejías que retaron la fe cristiana la Iglesia dio pasos en contra de las

herejías. Comenzó a establecer métodos para contrarrestar las falsas enseñanzas entre ellas la

sucesión apostólica, la regla de fe, los credos y el canon del Nuevo Testamento. Personas como

Ignacio de Antioquia enfatizaban en la autoridad del obispo y presbíteros que habían recibido su

autoridad de los mismos apóstoles. Esto dando a entender a los herejes que las iglesias eran fieles

a las enseñanzas trasmitidas por los mismos que estuvieron con Jesús. Por otro lado, vemos el

desarrollo gradual del canon del Nuevo Testamento que fue impulsado por la influencia de

Marción al hacer su propio canon. ¿Qué nos da entender esto? Que Marción aceptaba lo que un

solo apóstol decía mientras que la Iglesia al establecer un canon con escritos de otros apóstoles

no da luz que ellos deseaban basar sus enseñanzas en todos los que estuvieron con Jesús. La

regla de fe y los credos hacían que la doctrina fuera una sistematizada con carácter firme que

daba entender que la Iglesia tenía identidad propia.

La Iglesia en la actualidad sigue enfrentándose a desviaciones teológicas y herejías que

tratan de desviar la fe verdadera. Como el cuerpo de Cristo debemos defender unidos las

doctrinas fundamentales de la Iglesia. La única manera de enfrentar es que exista una unidad de

propósito y una unidad de cuerpo. La fragmentación de concilios y fraternidades han distanciado

de la verdadera misión de la Iglesia. Hoy en día se acepta muchas filosofías y enseñanzas que

hacen de la iglesia una sin firmeza y sin identidad. Tenemos que ser una Iglesia unida capaz de

ser vocera de la verdad, aunque esto cueste persecución.


Referencia:

González, Justo. Historia del pensamiento cristiano. Barcelona, España: Editorial Clie, 2010.

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