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GIRTAB
BOLERIA
PRÓLOGO
Boleria: Prólogo
El ojo del Amphi-draco
Todos los derechos reservados.
Copyright 2016 por K.S. Girtab
CONTENIDO
Kaf llegó a una pensión de autos cerca del viejo edificio donde
vivía con Jugement y Boyle, quitó la funda protectora a su vehículo,
un hermoso clásico de carreras de cincuenta años de antiguedad,
pensó que no había mejor oportunidad que esa de probar ese costoso
juguete, tenía tiempo, se colocó sus gafas oscuras y salió del lugar
rechinando llanta.
Su destino era una de las principales ciudades del estado, donde se
encontraba, el puerto más importante del país, la ciudad más vigilada
de Boleria: Edén, en cuya demarcación se encontraba la tristemente
famosa Isla de la Victoria, el lugar de residencia de los Titanes.
Mientras viajaba con el pedal a fondo por las modernas carreteras
de Levit, Kaf recordaba su largo camino como aprendiz de asesino,
después de su fallida incursión en Arcadia por encontrar a Nina
Atria, regresó a pedir ayuda al Emperador, quien negoció su ayuda a
cambio de que Kaf se convirtiera en asesino bajo la supervisión de
Justice.
Antes de iniciar su instrucción, fue llamado por su maestro Sámaj
Alderamin a la tundra del estado de Riazor, al lugar donde entrenó
por tres años, en ese sitio se encontró con los llamados Arcanos
Negros, grupo de poder del estado de los hielos cuyos miembros
poseían los llamados Tesoros Negros.
Ahí lo esperaban Diablo, nombre de guerrero de Sámaj
Alderamin, además de Justice, Amoreux y Roue, portadores de la
Cornamenta Negra, la Capa Negra, la Vara Negra y el Arco Negro
respectivamente, quienes en una pequeña y simple ceremonia le
concedieron a Kaf su nombre de guerrero: Force y su consiguiente
inclusión en los Arcanos Negros como el portador de la Armadura
Negra.
Sámaj Alderamin le volvió a explicar las reglas bajo las que se
conducían los Arcanos Negros, sobresaliendo tres de ellas: La
primera era que su inclusión en los Arcanos Negros no era opcional,
al ser el portador de la Armadura Negra, Kaf tenía una obligación
con su país y su estado, si les daba la espalda su castigo era la muerte
para que dentro de la familia Prae naciera con posterioridad un
guerrero que llevara con honor el Tesoro Negro que les correspondía.
La segunda regla tenía que ver con el lugar en donde se
encontraban, a partir de ese momento Kaf era un integrante de los
Arcanos Negros y no sólo un aprendiz, ahora se llamaba Force y
tenía la obligación junto con sus demás compañeros de vigilar ese
lugar por el espacio de un año de manera alternativa, es decir, cuatro
años de descanso por uno de servicio.
Sámaj Alderamin fue muy claro con esa regla, la principal a su
decir, sin importar dónde estuviera o las complicaciones que tuviera,
él debía estar en ese lugar de la tundra a primera hora del primer día
del año y se quedaría vigilando ese sitio hasta que feneciera el último
segundo del mismo año, tiempo en que se presentaría su siguiente
compañero para cumplir su obligación.
Al igual que la primera regla, el fallar o retrasarse no era una
opción, si no se presentaba por su propio pie en ese lugar, se
entendería como un acto de rebeldía, por lo que el siguiente miembro
de los Arcanos Negros en turno se presentaría y cubriría su lugar en
tanto sus demás compañeros lo cazarían hasta matarlo.
La última regla tenía que ver son sus compañeros, los Arcanos
Negros tenían una única misión y no estaban atados a ninguna
Institución gubernamental, religiosa, de la Corona o a algún grupo de
poder, en sus años libres Kaf Prae podía hacer lo que le viniera en
gana, incluso, podía pertenecer a un bando contrario al de sus otros
compañeros, sin embargo, si se daba el caso de que dos Arcanos
Negros combatieran a muerte, el sobreviviente tendría la obligación
de suplir al guerrero caído en su deber de custodiar lo que ellos
llamaban “la puerta del norte”, es decir, cubriría dos años de servicio
por cada cinco trascurridos en lugar de uno.
Kaf Prae aceptó su destino, las reglas y las obligaciones que le
generaba el ser portador de la Armadura Negra, juró ante sus
compañeros que cumpliría su deber y que si llegase a faltar al mismo,
aceptaría la muerte como única sanción a su falta.
Después regresó a Levit, aceptó el trato que el Emperador le
ofreció a cambio de su cooperación. El convenio era sencillo, el jefe
de la Mafia le ayudaría a encontrar a Nina Atria mientras Kaf
“limpiaba” la ciudad de Nazeth.
El ahora adolescente aún no se explicaba por qué el líder de la
Mafia estaba tan encaprichado con él, en convertirlo en un guerrero
élite de respeto, al parecer, sin pedir nada a cambio, el deshacerse de
los criminales de la ciudad sólo era una artimaña, el Capo criminal
deseaba algo más, Kaf desconocía lo que le deparaba el futuro, pero
si de algo estaba seguro era que jamás serviría al Emperador.
El Capo criminal le dio carta abierta a Kaf para que actuara como
le viniera en gana, se instaló en un pequeño y miserable
departamento en la zona más conflictiva y pobre de la ciudad de
Nazeth, desde donde comenzó su labor de limpia.
Al siguiente año recibió la visita de su compañera favorita de
entrenamiento: Jet Mirach, la guerrera llamada Justice, quien le
explicó que a pedido del Emperador se convertiría en su maestra en
el “arte” del asesinato.
Kaf desde el principio estableció las reglas con su tutora y
compañera, él cumpliría su parte pero jamás asesinaría a un inocente,
aceptó limpiar la ciudad de maleantes, por lo que sólo asesinaría a
criminales, la escoria que tenía a Nazeth sumida en el miedo y la
violencia.
Justice no tuvo problema en aceptar los términos de Kaf, sus
habilidades como asesino se desarrollarían mejor si debía matar a las
cabezas criminales de la ciudad, hombres y mujeres que estaban bien
custodiados, para asesinarlos debía pulir sus habilidades al máximo.
Al poco tiempo de que iniciaron sus entrenamientos se encontró
con Jugement, quien en esos momentos también estaba siendo
instruido en el mismo “arte” que Kaf por parte de la asesina de la
Mafia: Étoile.
Sin pedir permiso, Jugement se instaló en el departamento de Kaf
donde ambos se convirtieron no sólo en compañeros de cuarto, sino
en los más habilidosos sicarios de la Sociedad del Crimen, ambos
arrasaron con la competencia del Emperador.
La diferencia entre Kaf y Jugement era que el segundo aceptaba
cualquier misión sin importar quien fuera el blanco, por otro lado,
Kaf incluso llegó a aceptar contratos externos para matar a criminales
en el bolsillo del Emperador que abusaban de su poder.
En más de una ocasión Jugement y Kaf se llegaron a enfrentar,
uno protegiendo a los líderes mafiosos al servicio del Emperador y el
otro eliminándolos, los éxitos y fracasos de ambos quedaron
igualados, sus batallas terminaban cuando el blanco era asesinado o
puesto en resguardo, entonces, sin importar lo que sucediera en sus
enfrentamientos, en el departamento eran dos amigos que dejaban
sus rencillas en la calle.
No podía decir que aquella fue una mala época, sobre todo
después de la llegada de Boyle, a quien Kaf se encontró mientras
realizaba un encargo, el hijo del Sacerdote asesinaba bajo la tutela de
Vincent Hobbs y coincidieron en un objetivo, en esa ocasión Boyle
le ganó la carrera al portador de la Armadura Negra y se llevó el
bono del contrato.
Kaf simpatizaba con Boyle, después de aceptar su derrota lo invitó
a dejar su lujoso departamento en el centro de la ciudad y que se
fuera a “vivir la vida” con él y Jugement en su pobre, sucio y
derruido departamento, al día siguiente Boyle llegó al lugar con todas
sus cosas.
Mientras Kaf cumplía su parte del trato con el Emperador
aprendiendo las letales técnicas de asesinato de Justice, el Capo
criminal también cumplió la suya, mantuvo informado puntualmente
al portador de la Armadura Negra de los avances en la investigación
para encontrar a Nina Atria.
Pasado un mes desde que Nina regresó al Convento de Riazor,
Kaf la buscó y habló con ella, con alegría escuchó de voz de la
propia Nina que ya había conocido a su hermana gemela y le contó
de su travesía en Regum Urbem. Observando a Nina, Kaf pensó que
ella y su hermana gemela sólo eran idénticas en el físico, la manera
de ser de ambas era muy diferente, Nina era una chica sorprendente,
divertida e hiperactiva, era difícil conocerla y no quedar encantado
con ella, con su forma de ser, Nina contagiaba a todos su amor por la
vida, su alegría natural era un revulsivo para el alma de quienes la
rodeaban.
Anais era un misterio, aunque tenía el mismo rostro que su
hermana, la rodeaba un aire místico que la hacía más atractiva, su
personalidad era arrolladora, conocerla llevaba a dos emociones
contrarias, o la amaban o la odiaban, generalmente el odio venía
acompañado de la envidia, Anais era una persona superior en todos
los sentidos, su presencia imponía y muchas personas no sabían lidiar
con eso, no en balde era la favorita del Rey.
Después de ver a Nina, con la ayuda del Emperador y sus
contactos, Kaf pudo internarse en Regum Urbem para visitar a Anais,
quien lo recibió con gran emoción, le mostró el dije de Nina y su
carta, hablaron largo y tendido de la gemela perdida, al final Anais le
informó que se estaba preparando para ser una Espada Real,
quedaron de volverse a ver cuando Anais compitiera por la espada
Sigma (σ).
Kaf regresó a Levit a cumplir con su parte del trato, terminaría su
entrenamiento con Justice, eliminaría a la competencia del
Emperador y después sería libre de hacer lo que le viniera en gana, o
eso es lo que creía.
Ya en Levit, Kaf se dio cuenta de su realidad, él era un guerrero
élite y siempre tendría a alguien detrás de él, ya sea para controlarlo
o para matarlo, conoció de cerca al monstruo de tres cabezas, tanto la
Corona como la Iglesia y el Gobierno deseaban reclutarlo y ninguno
de los tres aceptarían un no por respuesta, al parecer, la Armadura
Negra era un preciado bien con el que todos deseaban contar.
Recibió invitaciones, generosas propuestas y hasta amenazas, era
un hecho que no podría vivir en paz, despreciaba a la Corona, a
cuyos miembros conocía de primera mano, todos seres despreciables
que vivían en la opulencia, imbéciles que explotaban a las personas
más pobres y vulnerables, seres que se pensaban superiores y no
tenían ningún respeto por la vida humana.
La Iglesia era peor, oprimía a las mayorías bajo la bandera de la
religión, Kaf consideraba a sus líderes como el peor cáncer del país,
nido de ladrones, violadores, asesinos, explotadores, usurpadores y
un sinfín de despectivos calificativos más que le quedaban cortos a
una Institución cuya finalidad era llevar a sus fieles por el camino del
bien. Maldito ejemplo con el que predicaban, pensaba Kaf.
El Gobierno tampoco se salvaba, sus representantes eran la
personificación del poder mal llevado para explotar a los gobernados,
por medio de la violencia y el miedo la mayoría de los habitantes del
país eran gobernados por tiranos que aplicaban la ley del acero para
poner orden y oprimir a su pueblo.
Kaf había visto en persona cómo las personas se embriagaban de
poder por más mínimo que fuera, desde el empleado de ventanilla en
una oficina gubernamental hasta los responsables del gobierno, todos
se sentían superiores a los demás y parecía que disfrutaban
humillando a sus semejantes, parecía una necesidad para sus
patéticas almas el sentirse superiores, el pensar que estaban por
encima de alguien más.
Todo era un asco y él no pensaba ser parte de eso, incluso llegó a
pensar en el ofrecimiento del Emperador de unirse a su grupo
criminal, irónicamente, el menos malo de todos. Si se unía a la
Sociedad del Crimen estaría protegido, el problema radicaba en que
Anais se convertiría en una Espada Real, ambos estarían en los dos
opuestos extremos de la ley, Anais se guiaría por las leyes y la
justicia y Kaf viviría al margen de la primera, para él la segunda no
existía.
Una difícil decisión, el grupo histórico al que pertenecía Kaf
servía a la Corona, a quienes el portador de la Armadura Negra
despreciaba, los consideraba peor que basura, delincuentes con
licencia para hacer lo que les viniera en gana. Además, aún no les
perdonaba el cómo habían tratado a Anais, sin importar lo que
sucediera con él en el futuro, jamás serviría a la Corona.
Fueron tres años los que Kaf pasó en Levit aprendiendo el oficio
del asesino bajo las enseñanzas de Justice, su instrucción terminó y
ahora se dirigía a su siguiente destino sin saber aún lo que sería de su
futuro.
Llegó a la hermosa ciudad de Edén, un paradisiaco puerto, el más
importante del país, de inmediato se trasladó a la dirección que le
proporcionó el Emperador, era la parte más pobre de la ciudad, cerca
del mar, donde vivían los trabajadores del puerto.
El edificio le recordó un poco al basurero en el que vivía en
Nazeth, igual de viejo y a punto de derrumbarse, en cuanto estacionó
el vehículo fue abordado por un muchacho que le abrió la puerta y le
pidió las llaves.
–No se preocupe, jefe –le dijo con una sonrisa–, yo se lo cuidaré,
el barrio es peligroso pero su hermoso vehículo está a salvo conmigo.
Kaf observó con desconfianza al joven que le extendía la mano
para recibir las llaves de su vehículo, paseó la mirada por los
alrededores y pensó que no podía ser peor que dejarlo solo y sin
vigilancia, le entregó las llaves al joven e ingresó al edificio.
En el interior se encontró con dos enormes hombres de color que
al menos debían medir los dos metros veinte centímetros de estatura,
uno de ellos le abrió la puerta, del otro lado una hermosa y elegante
mujer lo recibió con una gran sonrisa.
–Lo están esperando, joven Force, sígame por favor.
Kaf observó alrededor, el interior del edificio nada tenía que ver
con la porquería en donde él solía vivir, en el que ahora se
encontraba rebosaba el lujo, pensó que la fachada era sólo para
despistar a posibles enemigos, nadie podría imaginarse que alguien
importante utilizaría ese lugar.
Todo el piso estaba alfombrado y finos tapices cubrían las
paredes, en las cuales también se veían varias pinturas cuyas firmas
de sus autores Kaf reconoció como renombrados pintores del
presente y el pasado.
El mobiliario era exquisito y de buen gusto con un toque
minimalista, parecía que nada estaba fuera de lugar, todos los
elementos encajaban a la perfección como un todo que parecía haber
sido creado para verse de manera sublime.
Mientras seguía a la mujer al moderno ascensor que se activaba
con la voz, Kaf pensaba en ese sobrenombre con el que ahora todos
lo llamaban: Force. El nombre venía asociado a su aditamento de
combate, uno de los míticos Tesoros Negros: la Armadura Negra.
El llamarse Force significaba que ya era un guerrero élite y que
ingresaba al grupo de poder asociado a su Armadura, los llamados
Arcanos Negros, algún día él también tendría que dejar todo cuanto
estuviera haciendo por ir a vigilar la llamada puerta del norte, el
emplazamiento histórico que su grupo de poder tenía el deber de
vigilar.
–Hemos llegado, caballero.
La voz de la hermosa mujer sacó a Kaf de su ensimismamiento,
estaba a punto de tener una importante entrevista con un hombre que
le daría valiosa información acerca de Anais Atria o al menos eso
decía la misiva que le había enviado el Emperador:
“Nuestro acuerdo ha concluido satisfactoriamente, algunos de
mis aliados me han traicionado y necesito encargarme de ellos, ya
no puedo seguir vigilando a tu novia, sin embargo, hay alguien que
te dará una importante información acerca de ella, sólo puedo
adelantarte que Anais Atria está en peligro, ya es tiempo de que
demuestres el resultado de tu entrenamiento, si deseas
ayudarla enfrentarás a otros guerreros élite, estás a punto de
ingresar a un mundo de intrigas y traiciones, donde nada es lo que
parece, ve a la dirección escrita en la tarjeta adjunta si te sientes
preparado”.
Kaf no lo dudó ni un instante, se sentía preparado, sabía que podía
pelear contra quien fuera, por supuesto que no creía en las palabras
del Emperador y sabía que estaba siendo utilizado, sin embargo, si la
seguridad de Anais estaba de por medio, él haría lo que fuera
necesario para ayudarla.
Ingresó en una enorme habitación, tan lujosa y exquisitamente
amueblada como el resto del lugar, un hombre al que él le calculó
unos treinta años cuando mucho lo recibió de manera cordial, le
ofreció algo de beber, oferta que Kaf rechazó, sin importarle lo que el
chico dijo, le pidió a su asistente un par de cervezas, le comentó a
Kaf que en los lugares soleados era la bebida más consumida, le
aseguró que la cerveza que probaría era la mejor del mundo.
Después lo invitó a pasar a una enorme sala, en ese lugar
manipuló un control remoto y una gran pantalla mostró a cuatro
personas, tres mujeres adultas rondando su cuarta década, entre las
que se encontraba una de sus maestras en la tundra, la guerrera
portadora del Arco Negro: Yod Sham, también conocida como Roue
de los Arcanos Negros, la cuarta imagen correspondía a un joven
como él a quien Kaf ya conocía: Corio Rotanev.
En ese momento llegó la mujer recepcionista y le entregó un vaso
cervecero a Kaf y otro a su anfitrión, quien obligó a Kaf a probar la
bebida antes de entrar en materia.
–¿Qué te parece? –le preguntó mientras disfrutaba su bebida–.
Apenas has cumplido tu mayoría de edad pero seguro ya has probado
los vicios de la vida…
Sin preguntar si podía hacerlo, Kaf encendió un cigarrillo y dejó
la bebida de lado.
–Sabe amarga, es la primera vez que pruebo el alcohol, sólo fumo
cuando sé que voy a pelear, me relaja.
–Entiendo la indirecta –dijo el hombre dando otro sorbo a su
cerveza–, aquí no pelearás con nadie pero te aseguro que si quieres
tener una buena riña, la tendrás, aunque te he de advertir que vas a
perder.
–¿Contra usted? –preguntó Kaf tirando la ceniza del cigarro sobre
la fina alfombra.
–No –respondió el hombre sin darle importancia a la bravuconería
del chico–, contra ellos –señaló las imágenes del monitor.
–Sólo conozco a dos de los que muestra la pantalla –comentó Kaf,
estuvo a punto de tirar el cigarrillo a la alfombra pero después se
arrepintió–. ¿Dónde lo apago?
–Donde quieras –le respondió el hombre con indiferencia–, la
alfombra ya está arruinada.
El resto del cigarrillo se desintegró entre los dedos de Kaf, quien
creó una pequeña llama para extinguirlo, después le prestó su total
atención a su anfitrión.
–¿Quiénes son las dos mujeres que aparecen con Roue y Corio
Rotanev y qué tienen que ver con Anais Atria?
–Son guerreras en la bolsa de la Corona –le explicó su anfitrión
señalando a cada una de ellas–: Tian de la Armada Elemental de
Arcadia y Démeter de los Bérserkers Celestiales del Círculo del
Zodiaco.
Kaf observó bien a las dos mujeres que le señaló su anfitrión,
ambas se veían peligrosas, el hombre siguió con su exposición.
–Tu amiga y otros miembros de reconocidos Clanes de Riazor
próximamente pelearán por el honor de obtener una espada del
alfabeto antiguo y así pertenecer a la Orden de los Caballeros
Fantasmas del estado de la tundra. Por lo que he investigado, conoces
bien a los implicados, los primos Rotanev: Corio, Erich, Nohel y
Ada, todos protegidos especiales del primogénito del Rey,
complementan a los aspirantes: Ysshud Shedar, Miroslav Venati y
Boyle Riazor.
Kaf afirmó con la cabeza, en efecto, los conocía a todos ellos,
despreciaba a la mayoría, Ysshud le caía bien y Boyle era su
hermano de batalla.
–¿Y qué hay con eso? –preguntó, sospechaba que tendría que
encargarse de alguno de ellos, lo que no entendía, era la participación
de las tres mujeres en la pantalla, incluyendo la de su maestra y
compañera: Roue.
–En los últimos años la Corona ha perdido mucha influencia en la
Orden de los Caballeros Fantasmas –le explicaba el hombre mientras
daba otro sorbo a su cerveza–, los Demonios de Ishtar le son fieles al
Presidente y los antiguos Profetas nada tenían que ver con la gente
del Rey.
La mención de los miembros de la Órdenes de Ishtar y Riazor le
trajo viejos recuerdos a Kaf, conocía a Lady Aliel y Sir Astaroth de
los Demonios de Ishtar, dos guerreros que él consideraba imbatibles,
como lo tenían que ser todos los Caballeros Fantasmas, por otro lado
había escuchado que los antiguos Profetas de Riazor eran
delincuentes prófugos sobre los que pendía una sentencia de muerte
por asesinar a los anteriores Herreros de la Orden de Hamal.
–La Corona desea tener el control de los nuevos Profetas –dedujo
Kaf, pensando en que todos los aspirantes estaban relacionados de
alguna manera con la gente del Rey.
–Así es –confirmó el anfitrión señalando a Kaf, mostrando así su
aprobación–, desde que todos eran unos aspirantes, la Corona se
encargó de tomar a los futuros Profetas bajo su manto para
asegurarse de que no se repitiera lo de la generación anterior, donde
el Gobernador del Estado los eligió a su entera conveniencia, aunque
al final de poco le sirvió, sus propias creaciones lo traicionaron.
Kaf tenía muchas dudas acerca de esos antiguos miembros de la
Orden de Riazor, sin embargo, no estaba ahí por lecciones de
historia.
–¿Cuál es el problema? –preguntó a su interlocutor–. La Corona
tiene bajo su manto a todos los aspirantes…
–El problema es que con los años la mitad se le “han salido del
corral” por así decirlo –el misterioso hombre encendió un cigarro y
tiró la ceniza en la alfombra, lo que hizo sonreír a Kaf–. Miroslav
Venati está siendo entrenado por un enemigo jurado de la Corona:
Rodro Markab; Ysshud Shedar ha mostrado un temperamento
rebelde, poco confiable para lo que busca la gente del Rey en un
aliado, para ese chico es más importante la amistad que la lealtad a su
majestad.
El portador de la Armadura Negra volvió a sonreír, cada vez le
caía mejor Ysshud Shedar, nada que ver con el molesto enano que
conoció en su temprana infancia. Su anfitrión seguía hablando de los
candidatos a Caballeros Fantasmas.
–Boyle Riazor fue descartado desde que estuvo como alumno de
intercambio en Regum Urbem, ese chico sólo obedece las órdenes de
su padre, el guerrero conocido como el Sacerdote, un hijo de puta
muy inteligente, mezquino y traicionero en el que nadie confía, tan
dañino para la Corona como los otros dos.
La mención de Boyle preocupó a Kaf, lo que decía su anfitrión era
cierto, aunque después de convivir tanto tiempo con él, tanto Kaf
como Jugement se dieron cuenta de que el hijo del Sacerdote podía
cambiar su forma de ser en el entorno adecuado.
–Quedando para el final tu amiga Anais Atria –continuó ese
hombre que de alguna manera estaba ligado al Emperador–, la
llamada favorita del Rey, una chica cuyas acciones y perfil
psicológico han “encendido los focos rojos” en el círculo más
allegado al monarca, al parecer conoce un secreto que puede cimbrar
a la Corte entera, ella es la que más peligro corre, si bien su majestad
la aprecia y la protege, las personas cercanas al soberano saben que
la chica no es confiable y pretenden desaparecerla a espaldas de su
jefe.
Kaf no necesitó más explicaciones, conocía a la perfección el
secreto que guardaba Anais puesto que lo había descubierto a su
lado, al parecer la vida de su amiga pendía de un hilo, sabía que los
conspiradores que deseaban matar al Rey no podían eliminarla sin
saber a quiénes les había confiado su secreto, pero podían también
estarse moviendo, tal vez acabarían pronto con el soberano y
entonces la vida de Anais no valdría nada.
–Quedando los primos Rotanev como únicos candidatos –Kaf se
estaba empezando a enfurecer–, cuatro idiotas manejables, al servicio
y voluntad de la Corona.
–Así es, ahí entran los personajes en la pantalla –el anfitrión
señaló las imágenes de las tres guerreras y Corio Rotanev–. Las
personas contratadas por la Corona para asesinar a los posibles
rivales de los primos Rotanev. Démeter de los Bérserkers Celestiales
se encargará de Ysshud Shedar, Tian de la Armada Elemental tiene la
misión de matar a Boyle Riazor, es imposible que puedan asesinar a
Miroslav Venati, está bien cubierto por la gente de Rodro Markab y
sus aliados, gente muy poderosa en el país que también está
interesada en inmiscuirse en la Orden de los Caballeros Fantasmas,
de él se encargará Corio –señaló al chico en la pantalla–, “el
favorito” del Rey y el más fuerte de los primos Rotanev, Miroslav
será el único de los objetivos que competirá por una espada del
alfabeto antiguo y la Corona tiene presupuestado que perderá.
En ese momento Kaf se quedó sin habla, quien quedaba era la
maestra a quien más apreciaba, Yod Sham, la portadora del Arco
Negro, la mujer divertida con alma de niña, quien en el corazón de
Kaf había sustituido a su madre, lo que escuchaba no podía estar
pasando.
–Roue es la encargada de la Corona para eliminar a Anais Atria –
susurró luchando por no caer de rodillas.
–Así es, los Arcanos Negros tenían un pacto con el Emperador, a
través de ellos ese hombre protegía y vigilaba a tu novia, pero vino
un rompimiento, Diablo y Roue lo abandonaron y se decantaron por
servir al primogénito del Rey, Amoreux y Justice cumplirán su
palabra y continuarán apoyando al Emperador, en estas épocas el
más peligroso de todos, Diablo, está ocupado cumpliendo una tarea
ancestral que les corresponde a los Arcanos Negros, de la cual tú
sabes todo, por lo que él, por el momento, no es un obstáculo en tu
camino.
Kaf recordó la obligación de los Arcanos Negros, en teoría estaba
corriendo el tiempo de Justice para cuidar la puerta del norte, sin
embargo, tres años atrás la portadora de la Capa Negra había
cambiado de turno con Sámaj Alderamin a pedido de éste último.
En ese año Sámaj Alderamin trató de convencerlo de unirse a la
causa del primogénito del Rey, lo envolvió con todo tipo de
promesas, pero Kaf no aceptó, él jamás sería un aliado de un traidor
que atentara contra la vida de su propio padre, el portador de la
Cornamenta Negra se desilusionó con la respuesta de su alumno, le
aseguró que aunque no quisiera, al final terminaría ayudando a
Armantus Adam y no obtendría nada a cambio.
A Kaf poco o nada le importó la amenaza de su maestro, quien no
pudo hacer nada contra él en esos días porque el Emperador en
persona lo protegía, al año siguiente se presentó ante él Justice y
comenzó su instrucción como asesino.
Sin importar los motivos, Kaf pensaba que era una suerte el que su
maestro estuviera “amarrado de manos” en la tundra cumpliendo su
deber con Boleria, consideraba a ese hombre el más peligroso del
país.
Pero esa no era su principal preocupación, la revelación de su
anfitrión lo dejó perplejo, aún no podía creer que las personas que
más apreciaba se enfrentarían en una batalla a muerte.
–Roue es la encargada de la Corona para eliminar a Anais Atria –
repetía Kaf mientras las fuerzas lo abandonaban, ahora entendía el
mansaje del Emperador: “…algunos aliados me han traicionado y
necesito encargarme de ellos…”, era difícil saber cuántos y las
identidades de los sujetos que traicionaron al líder criminal, quien
tenía a muchas personas en el bolsillo, también era cierto que su
batalla contra la Iglesia estaba próxima, la convocatoria de Jugement
lo probaba.
Kaf se mesó los cabellos, no podía creer lo que escuchaba, ni
siquiera podía recurrir a Amoreux o Justice, sus otros compañeros en
los Arcanos Negros, a quien seguramente el Emperador ya tenía
asignada alguna tarea en su batalla contra la Iglesia, por eso lo había
enviado a ese lugar, con ese hombre, porque estaba sólo y
efectivamente, las posibilidades de Anais de sobrevivir eran de cero
así como las de él de derrotar a su antigua maestra, sólo tenían una
pequeña posibilidad de sobrevivir si la enfrentaban entre los dos. La
pregunta era: ¿Tenía él el valor de enfrentar a una persona a la que
apreciaba tanto en un duelo a muerte? No lo sabía.
Roue sí, ella completaría su misión por encima de lo que fuera y
de quien sea, eso fue lo primero que le enseñó cuando lo entrenó en
la tundra. Kaf entendió que debía decidir y tanto su corazón como su
mente fueron muy directos: salvaría a Anais, tenía la ligera esperanza
de convencer a su maestra de desistir, tal vez si Anais prometía no
concursar por la espada…
–Si piensas intervenir debes partir a Ishtar cuanto antes –le
advirtió su interlocutor–, al parecer ya entendiste las implicaciones
de lo que te estoy diciendo, a mí no me interesa quien se quede con
esas espadas, esto sólo lo hago como un favor al Emperador, si así lo
deseas, tengo a una bestia que puede llevarte a la capital en un
santiamén…
–De acuerdo –dijo un desganado Kaf–, gracias por todo –le
extendió la mano a su anfitrión–, aunque no me lo dijo, usted
seguramente también es un jugador en esta partida de poder, espero
me diga su nombre antes de dejarme marchar.
–Puedes llamarme Eacos –el hombre estrechó la mano de Kaf–,
tienes razón al pensar que soy un jugador en este pulso de voluntades
tras el poder y puedo asegurarte que soy un enemigo jurado de la
Corona, te repito que por el momento no me interesa lo que suceda
con las espadas del alfabeto antiguo, me da igual que las ganen los
primos Rotanev o tu chica y los demás pretendientes incómodos, esta
información te la di como un favor al Emperador con quien tengo un
pacto de comunicación, el préstamo de tu pasaje a Ishtar lo hago
porque creo que será bueno ver cómo se vienen al suelo los planes de
la Corona, aunque nada está escrito, las asesinas son guerreras de
respeto, muy eficientes, lo más seguro es que tú y los otros jóvenes
mueran, ya veremos.
Kaf se despidió, la asistente de Eacos lo condujo a la cima del
edificio, donde encendió una enorme bengala que estalló en el cielo,
minutos después apareció una enorme bestia alada de quince metros
de altura, la mitad delantera de su cuerpo era el de un águila y la
trasera el de un león, Kaf ya había escuchado hablar de ella pero
nunca se imaginó que fuera tan impresionante.
–Ese es el mítico Grifo, la bestia del FILO Oscuro número siete,
Isis…
–Esa bestia es el padre del Grifo de Isis, más grande y poderoso –
le informó la mujer–, su nombre es Gryphos, es una de las bestias
más rápidas del mundo, sube en ella y llegarás en un instante a Ishtar.
Kaf se aproximó al borde del edificio, observó una luz que
rodeaba todo el entorno.
–¿Qué es? –le preguntó a la mujer.
–Tecnología de última generación –respondió la asistente–, el
edificio por medio de luces crea una imagen alrededor que oculta
a Gryphos, en cuanto esa hermosura despegue nadie te verá ni el
polvo…
Kaf saltó al lomo de la bestia y como la mujer se lo advirtió,
despegó en un instante, sintió alrededor de su cuerpo una ligera
presión elemental de tipo viento, pensó que la bestia lo estaba
sosteniendo en su lomo para que no saliera volando debido a la
presión de la velocidad, todo a su alrededor pasaba como una
película a alta velocidad.
Dejó de pensar en su travesía y se concentró en su objetivo, debía
salvar a Anais y al mismo tiempo evitar pelear con Roue, esperaba
poder lograrlo, no le importaba lo que tuviera que hacer, esas dos
mujeres junto con Neary Barac eran las más importantes en su vida.
Roue, con una sonrisa en los labios, se acercó a las ruinas que
descansaban sobre el cuerpo de Boyle, fue demasiado tarde cuando
alcanzó a reaccionar. El cuerpo del miembro del Clan Riazor se
transformó en aire justo cuando los restos del inmueble cayeron
sobre él, tal y como lo hacía Byakko, de quien había tomado
“prestadas” sus habilidades.
En un instante se colocó al lado de Roue y la golpeó de lleno, la
portadora del Arco Negro no tuvo suficiente velocidad de reacción,
cayó sangrando al suelo, se incorporó furiosa al tiempo que lanzaba
un par de flechas a su rival para alejarlo, de nada le sirvió, el cuerpo
de Boyle nuevamente se volvió de consistencia de viento, las flechas
pasaron a través de él y con la fuerza prestada del tigre blanco volvió
a golpear a Roue.
La guerrera se alcanzó a proteger con su arco, las partes “filosas”
del arma se volvieron a desplegar y con estas atacó a Boyle, quien no
pensaba dejar escapar su ventaja, desenfundó su espada y continuó su
intenso ataque sobre su enemiga, quien volvió a demostrar que la
experiencia es una gran ventaja a la hora de combatir.
En un instante creó un par de flechas, de viento y fuego, a una
velocidad imposible de ver las disparó ambas al mismo tiempo
auxiliándose de la cuerda que controlaba la fusión de su Arco negro,
la cual había ajustado en una fracción de segundo, ambas flechas
chocaron entre sí justo cuando atravesaban el cuerpo insustancial de
Boyle, creando una gran explosión. El hijo del Sacerdote cayó,
parecía que había perdido el sentido.