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CONTRATOS INFORMÁTICOS.
LA ETAPA PRECONTRACTUAL
1. Introducción. 1.1. Análisis del contenido de la Teoría General del contrato
informático. 1.1.1. El Concepto de Sistema. Piedra angular de la Teoría General del
Contrato Informático. 1.1.2. Soporte físico. 1.1.3. Soporte lógico (software ). 1.2.
Moderno concepto de entrega en contratación informática. 1.3. Test de aceptación.
1.4. Modularidad. 1.4.1. Datos e Información. 1.4.2. Usuarios. 1.4.3. El iter del
consentimiento en los contratos informáticos. 1.5. La buena fe en la etapa
precontractual. 1.6. El deber de información. 1.7. El deber de asesoramiento y
consejo. 1.8. Deber del usuario de informar sus necesidades. 1.8.1. Vicios del
consentimiento. 1.8.2. El error. 18.3. Dolo. 1.8.4. El juego equilibrado de las
obligaciones de las partes. 1.8.5. Interpretación de cláusulas contractuales. 1.8.6.
La no conclusión del contrato. 1.8.7. Ruptura de las negociaciones. 1.8.8. Retiro de
la oferta. 1.8.9. Violación de acuerdos preliminares. 1.8.10. Las sanciones por
incumplimiento de las obligaciones asumidas en el período precontractual. 1.8.11.
Documentación en la etapa precontractual. 1.8.11.1. Cartas de intención. 1.8.11.2.
Actas de discusión. 1.8.11.3. Acuerdos-marco. 1.8.11.4. Acuerdos intermedios.
1.8.11.5. Oferta y aceptación. 1.8.12. Documentos específicos. 1.8.13. Cláusulas
de exclusión o no incorporación de la documentación precontractual. 2. Contratos
Informáticos. Clasificación. 2.1. Contratos cuyo objeto es el hardware . 2.2. Contrato
de locación de hardware . 2.3. Leasing en la contratación informática. 2.4. Contratos
cuyo objeto lo constituye el software. 2.4.1. Contrato de licencia de uso
de software en paquetes. 2.4.2. Contrato de Licencia de uso
de software estandarizado con adaptaciones. 2.4.3. Contrato de Licencia de uso
de software . 2.4.4. Contrato de desarrollo de software a medida. 2.4.4.1. Cahier de
Charge . 2.4.4.2. Relevamiento. 2.4.4.3. Etapa precontractual. 2.4.4.4. Momento de
Entrega. Perfeccionamiento del contrato. 2.4.4.5. Test de Aceptación. 2.4.4.6.
Trasferencia de la propiedad. 2.4.4.7. Transferencia del Código Fuente. 3. Contrato
de mantenimiento. 3.1. Introducción. 3.2. Definición y Caracteres. 3.3.
Clasificaciones. a. Tiempo. b. Lugar. 3.4. Obligaciones a cargo de las partes. 3.4.1.
Rescisión y Resolución. 3.4.2. Responsabilidad. 3.5. Relaciones Contractuales
Emergentes de la Operatoria de los Bancos de Datos. 3.6. Banco de Datos. 3.6.1.
Concepto. 3.6.2. La noción del productor. 3.6.3. Otras funciones en la operatoria de
los bancos de datos. 3.7. Relaciones Contractuales del productor-distribuidor con
los usuarios. 3.7.1. Principales estipulaciones contractuales. 3.7.2. Obligaciones
relativas a la confidencialidad. 3.7.3. Cláusulas relativas a la responsabilidad. 3.8.
Relación contractual entre el productor-distribuidor y el service de computación.
3.8.1. El acceso al banco de datos. 3.8.2. El proceso de captura de datos. 3.9.
Relaciones contractuales entre el productor y el service-distribuidor. 3.9.1.
Modalidades y cláusulas específicas concernientes a la comercialización. 3.9.2. Los
otros aspectos de la comercialización. 3.10. Relaciones contractuales entre el
productor que no asume la función de service y el distribuidor. 3.11.
Consideraciones Finales. 4. Contrato de Outsourcing de Sistemas de Información.
4.1. Introducción. 4.2. Caracteres. 4.3. Ventajas e inconvenientes. 4.4. Detección
de la problemática jurídica. 4.5. Outsourcing y etapa precontractual. 4.6.
Localización y medios materiales. 4.6.1. Medios Materiales. 4.7. Banco de Datos.
4.8. Recursos Humanos — Confidencialidad y Seguridad. 4.8.1. Recursos
Humanos. 4.8.2. Confidencialidad y Seguridad. 4.9. Determinación y evaluación de
niveles de servicio. Comité de conducción y control. 4.9.1. Determinación y
evaluación de niveles de servicio. 4.9.2. Objetivos y Beneficios. 4.9.3. Criterios de
evaluación y unidades de medida. 4.10. Conclusión de la relación contractual. 5.
Contrato de Hosting . 6. Contrato de diseño de sitio web. 7. Contrato de Escrow o
depósito del código fuente. 8. Reseña jurisprudencial. Bibliografia.
1. INTRODUCCIÓN
Denominamos contratos informáticos a los procesos negociales que tienen
por objeto la prestación de bienes y servicios vinculados a la información
automatizada(1) .
1.4. MODULARDAD
Por "modularidad" entendemos la aptitud del sistema para funcionar por
módulos independientes, que integran el conjunto pero tienen autonomía
entre sí. Los sistemas o aplicaciones informáticas usualmente estén
constituidos por módulos, por ejemplo un sistema de cuentas a pagar podría
constar de un módulo de proveedores, módulo de pagos, módulo de
configuración del sistema, módulo de consultas, etc. Se puede decir que la
modularidad se refiere a la separación de un sistema de módulos. Esta
característica es importante fundamentalmente cuando el sistema actúa
interconectado y es operado por distintos sujetos, desde diferentes puestos
de trabajo. La facilidad de acceso y la seguridad de las transacciones son
beneficios de esta modularidad.
Un módulo es un componente de un sistema más grande y opera dentro
del sistema independientemente de las operaciones de otros componentes.
La modularidad es una opción importante para la escalabilidad y
comprensión de programas, además de ahorrar trabajo y tiempo en el
desarrollo.
La naturaleza demostró desde los comienzos que, en un sistema complejo,
los diseños modulares son los que sobreviven y se desarrollan. Un
importante factor que contribuye a esa capacidad es la ventaja clave en
términos de confiabilidad que ofrece la tolerancia a las fallas, en virtud de la
cual un sistema modular, ante la falla de ciertos módulos, puede seguir
operando con los módulos que funcionan correctamente mientras se realizan
las reparaciones necesarias. En el campo de los centros de datos, la noción
de diseño modular ya se ha instalado en las nuevas arquitecturas que ofrecen
tolerancia a las fallas para servidores y sistemas de almacenamiento. A
medida que los centros de datos siguen evolucionando y adoptando
elementos de diseño de la naturaleza, la infraestructura física para las redes
criticas también debe evolucionar para dar cabida a nuestras estrategias de
supervivencia, recuperación y crecimiento.
1.4.2. Usuarios
La relación entre los tres elementos antes reseñados y los usuarios
tampoco es indiferente. No sólo pensamos en los usuarios como sujetos de
capacitación, sino que es importante establecer el nivel de conocimiento que
tienen los integrantes de una organización a la que se va a aplicar una
solución informática, su aceptación o rechazo a la innovación, niveles
jerárquicos de acceso a la información y operación del sistema, entre muchas
otras cuestiones.
En síntesis, los negocios informáticos nos enfrentan a un contrato
complejo, que debe aprehenderse en toda su extensión desde una noción de
"sistema", ya que tiene un objeto múltiple, con diversidad de prestaciones,
aunque a veces su cumplimiento esté a cargo de sujetos distintos.
Generalmente involucra a una pluralidad de partes que concurren a la
integración del sistema (proveedores de hardware , de software , de
tratamiento de la información, o de capacitación de usuarios, etc.). Suele
presentar caracteres de contrato de adhesión, con cláusulas predispuestas,
muchas de ellas redactadas en un "tecnolenguaje" que resulta un vocabulario
extraño para el usuario, construido sobre la base de neologismos, plagado
de novedades y en evolución constante.
Estas circunstancias justifican que distingamos fases o etapas en la
contratación informática.
1.8.2. El error
El art. 926 del Código Civil argentino determina que el error sobre la
cualidad de la cosa que se ha tenido en mira, vicia la manifestación de
voluntad y deja sin efecto lo que en el acto se hubiese dispuesto. Conforme
lo sostiene Bustamante Alsina(46) , el error, para ser una causa de nulidad del
acto, debe recaer sobre la cualidad de la cosa que se ha tenido en mira, pero
esa cualidad debe ser objetivamente considerada esencial o sustancial.
Podríamos sostener esquemáticamente que las condiciones de anulación
de las negociaciones por error al producirse la manifestación de la voluntad,
se resumen entonces en las siguientes:
1. El error debe ser determinante, de tal manera que de no haber acaecido,
no hubiera permitido el desarrollo de la negociación precontractual.
2. Debe ser común, es decir, que la otra parte debe conocer o estar en
condiciones de conocer la esencialidad determinante del error de que se
trate, carácter esencial, éste, resultante de la naturaleza, complejidad y
especificidad de la relación negocial.
3. El error debe ser excusable, es decir, no debe provenir de una negligencia
o incumplimiento obligacional de qu ien lo invoca.
Es interesante en este aspecto, a título ilustrativo, el comentario de un
importante fallo de la jurisprudencia francesa, el caso de "Soripa c.
Logabax"(47) , en el que la actora reclamó a Logabax por haberle entregado
un equipamiento excesivamente sofisticado, en relación a las tareas a
resolver (facturación) con la incorporación del sistema vendido, sosteniendo
que el equipamiento, atento a las necesidades del usuario, entrañaba un
costo excesivo. Sostuvo finalmente Soripa el carácter determinante de su
error, ya que de haberlo sabido no hubiera adquirido el material referido. Al
entender la Corte que el error debe ser objetivo, es decir, apreciable por
ambas partes, y considerar que el cálculo de rentabilidad del sistema provisto
no podría entrar en el campo contractual, salvo estipulación expresa,
procedió al rechazo de la demanda al considerar inexcusable el error
invocado.
Cabe destacar que en la determinación de la excusabilidad del error,
deberá tenerse particularmente en cuenta el carácter profesional o no de
quien lo invoca, ya que se supone como inexcusable el invocado por aquel
que por su condición de experto podía o debía estar fehacientemente
informado.
La jurisprudencia francesa ha tenido oportunidad de anular un contrato
informático por error, fundando su decisión sobre la prueba negativa del
elemento determinante: "no es posible deducir de esa actitud (la del cliente)
que esa posibilidad de instalar el ordenador en el local de la calle... no
constituía un elemento esencial de la decisión que él (el cliente) había puesto
en la aceptación del contrato". Este pronunciamiento abre —a juicio de De
Lamberteríe— una interpretación amplia del error sobre la sustancia en el
dominio de la informática, y podría ser un medio supletorio para establecer el
equilibrio entre el cliente no especialista y el proveedor o suministrador
profesional(48) .
1.8.3. Dolo
El art. 932 del Código Civil determina cuatro condiciones para que el dolo
vicie el acto:
a) que sea grave;
b) que sea causa determinante de la acción de la otra parte;
c) que haya ocasionado un daño importante;
d) que no haya existido dolo de ambas partes.
El art. 933 del mismo código señala que la omisión dolosa causa los
mismos efectos de la acción dolosa cuando el acto no se hubiere
perfeccionado de no haberse efectivizado la omisión.
Es obvio que la reticencia u ocultación comprendida en la omisión dolosa
adquiere relevancia fundamental en materia informática, en atención,
especialmente, a la índole compleja de su contratación, consignándose como
ínsito de su especial naturaleza la necesaria vigencia del deber de
información y consejo.
En nuestro país, alguna doctrina ha llegado a sostener que para que pueda
ser invocada la reticencia u ocultación como vicio del consentimiento, debe
existir en el autor el deber legal de explicarse.
Este concepto, extremadamente restrictivo, ha sido impugnado desde
diversas vertientes, y hoy la doctrina predominante es la que adopta un
criterio amplio.
Tal como lo señala Belluscio, este criterio amplio tiene plena configuración,
si se atiende meramente al deber de informar propio de la buena fe en la
contratación, es decir, al deber general de cumplir lealmente con la
información que el tipo de negocio de que se trate requiere, frente al error
que impulsa a la otra parte a contratar(49) .
Es evidente que este último concepto interpretativo de la posición doctrinal
amplia, se corresponde claramente con la naturaleza de los contratos
informáticos y las características obligaciones que surgen para las partes,
más especialmente en la etapa precontractual.
En el caso de contratarse por o en función de un error consecutivo a un
dolo (art. 1116, Cód. Civil francés), la jurisprudencia belga tiene resuelto que
la anulación del contrato podrá ser obtenida aunque el error se hubiere
referido a su merituación económica, e inclusive si él fuere inexcusable(50) .
En conclusión, el dolo, para que se pueda cuestionar la validez del contrato,
debe responder a los siguientes elementos constitutivos:
a) Debe provenir de una acción o maniobra desleal desarrollada con la
intención de inducir a la otra parte a contratar, o bien, en el caso de la
omisión dolosa, de la omisión intencionada de cumplimentar la obligación
de inform ación y consejo;
b) Dichas maniobras deben ser determinantes de la conducta de la otra
parte, que por error, inducido por el previo dolo, procede a contratar;
c) Las maniobras dolosas deben provenir del co-contratante, salvo el caso
reconocido expresamente por la jurisprudencia francesa, que ha
extendido correctamente los efectos a la acción dolosa efectuada por el
mandatario o bien el cómplice del co-contratante.
A título ilustrativo, la Corte de París ha sostenido, en el caso "Savie c.
Logabax", la nulidad del contrato a causa de la reticencia dolosa de Logabax,
que se había abstenido voluntariamente de entregar informaciones
esenciales a Savie, y principalmente el hecho de que la estructura del
ordenador con sus componentes y pistas magnéticas, requería un personal
muy importante para alimentarlo.
Un fallo de la Corte de Apelación de París, del 20 de abril de 1980 aporta
elementos destinados a precisar los límites del deber de consejo, estimando
que el proveedor ha incumplido dicha obligación, habiendo entregado a una
empresa pequeña, de gestión particularmente simple, un material muy
complicado y sofisticado en atención al estado actual de la empresa(51) .
Otro fallo interesante, que también aporta a la definición de la institución
que analizamos, es el comentado por el profesor Vanderbergher(52) , en un
caso vinculado a la venta de un sistema y tres programas destinados a la
gestión de facturación, registración de pagos y control de stock.
En dicho caso la configuración empleada no permitió la compatibilidad de
operación de los tres sistemas lógicos propuestos, resultando acumulación y
retardo en el tratamiento de la información prevista. El tribunal entendió que
Olivetti (proveedor) tenía la obligación de entregar al cliente una
configuración adecuada que resulte una efectiva solución a los problemas o
necesidades del cliente, a saber, la gestión de ventas. "Olivetti debió
informarse de las necesidades del cliente, es decir, debió recoger los datos
del problema y entregar el material y ellogicielapropiado para resolverlo"(53).
Es importante resaltar que las cartas de intención pura y por sí solas, carecen
de valor jurídico eficaz para probar un incumplimiento en el caso eventual de
ruptura de las negociaciones. La remisión por parte del usuario de la
descripción de sus necesidades (cahier de charges ), no establece por sí, de
manera alguna, obligación de concluir el contrato con quien acepte responder
a dichas necesidades. En efecto, el cahier de charges es o constituye sólo
una base más o menos precisa de discusión.
En definitiva, el valor jurídico vinculado a las responsabilidades de las partes
dependerá de su directa vinculación con la conducta de las partes y el resto
de la documentación precontractual.