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Neo corporatismo y Estado.

Schmitter
¿Una teoría del estado?
la mayoría de las condiciones que permitieron tratar al Estado como institución social hoy son débiles. Por ejemplo, su
capacidad de unidad de acción está en duda, debido a la competitividad e coherencia entre sus organismos o niveles. La
soberanía solía ser considerada como el rasgo más característico del Estado, pero hoy, el Estado ya no tiene la misma
capacidad para determinar el reparto de sus bienes privados, de los cargos públicos dentro de sus territorios.
Las relaciones capitalistas han restringido el ejercicio efectivo de la soberanía del Estado.
Otras características del Estado, como su asociación con el espíritu nacionalista, su capacidad para defender su territorio,
sus necesidades de satisfacer los intereses comunes universales de la población, más que haber desaparecido se han
debilitado. La autoridad del Estado moderno ha disminuido en estos aspectos, o bien ha tenido que compartirla con otras
instituciones.
El estado en Europa occidental y en Norteamérica ha aumentado su capacidad de penetración en la sociedad, al recoger
información, regular intercambios económicos o distribuir bienes y servicios, y de hacer todo esto con cierta autonomía
relativa, no existe un acuerdo sobre qué significa esta autonomía. Para los conservadores, significa un empobrecimiento
de la misión histórica del Estado de satisfacer el interés público, estos dicen qué esto se debe a que profesionales de clases
medias, ambiciosos, interesados han desplazados a los aristócratas, desinteresados y preocupados por los asuntos públicos
del control del Estado. Los liberales, señalan el aumento de las actividades del Estado y sostienen que la autonomía surge
como consecuencia de los esfuerzos de regulación.
El capitalismo, en esta etapa de desarrollo, necesita un aparato funcional que permita la acumulación del capital y la
cohesión social. Para lograr esto, el Estado debe forjar la unidad entre las clases dominantes, separando sus intereses, y
obtener así un consenso de las clases subordinadas, manipulando sus intereses. El Estado debe formular políticas que no
sean reflejo de las preferencias de grupos y clases de la sociedad. Entonces la pregunta es, si el estado tiene intereses
propios y los recursos necesarios para hacerlos prevalecer ante la resistencia de aquellos grupos con intereses
opuestos. Ahí es donde el neocorporativismo se presenta como una posible forma de reestructurar las relaciones Estado-
sociedad.
¿Diseño político?
Las organizaciones de intereses no conseguirían representación ni la capacidad para coordinar los intereses sin la
complicidad del Estado, ni se integrarían como participantes en el proceso de decisión de políticas. La acción del Estado
es una causa necesaria, pero no suficiente de las prácticas corporativas.
El neocorporativismo, depende de un intercambio político, en el que intereses organizados y organismos oficiales
acuerdan un determinado modelo de representación y negociaciones. Estas prácticas no pueden ser consideradas como un
acto de control estatal sobre los intereses de clases o grupos, y esto sólo puede ser posible si existe un equilibrio entre la
expresión organizada y donde otros intereses, que también dividen a la sociedad: intereses religiosos, étnicos, etc, no sean
tenidos en cuenta.
En este caso, los interlocutores (trabajadores y capitalistas) deben estar en una situación de “contención mutua”, cada uno
tiene que ser capaz de llevar ciertas acciones colectivas organizadas para impedir que el otro pueda realizar sus intereses
mediante control social y/o explotación económica, y a su vez cada uno tiene que ser incapaz de manipular los poderes
públicos para imponer sus intereses. Así, los representantes públicos adquieren la capacidad para contribuir independiente
y significativamente en la negociación y, al mismo tiempo, se ven fortalecidos para obtener algunas concesiones para el
bien público.
Históricamente los acuerdos neocorporatistas, han causado una serie de conflictos de intereses y de crisis políticas en las
que ninguno de los representantes de los grupos, de las clases sociales y del Estado fueron capaces de imponer sus
preferencias a los demás, estos acuerdos comenzaron como compromisos no óptimos, que nadie realmente quería ni
defendía, de ahí su poca legitimidad y su distribución desigual. En este caso, el Estado hubiera preferido una regulación
autoritaria de estos conflictos, los representantes de las empresas hubieran querido que lo resolvieran las leyes del
mercado, y los trabajadores hubieran deseado una redistribución de la riqueza, el neocorporativismo no satisface ninguno
de estos proyectos, pero incorpora elementos de todos ellos.
Dónde el Estado carece de autonomía, por causa de una hegemonía de los intereses capitalistas, las negociaciones
corporativistas serán rechazadas e inútiles para un funcionamiento eficiente de las fuerzas del mercado.

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