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El pasado domingo 13 de agosto ha llegado a su n la primera temporada del reality “La casa de

los famosos”, que tras diez semanas de transmisión se posicionó como uno de los programas con
mayor audiencia de la televisión abierta mexicana. El espacio que la opinión pública ha concedido a
dicho programa y, de manera especial a su desenlace, nos impulsa a sumar nuestra voz haciendo un
breve comentario sobre este acontecimiento y la lectura que algunos hacen del mismo:
En primer lugar, salta a la vista la enorme capacidad de las personas para compadecerse del
sufrimiento de los demás. Muy lejos estamos como sociedad de esas teorías que dan por supuesto
un rechazo casi instintivo a la condición de ciertas personas, a las cuales no les quedaría —según
dicho prejuicio— otra alternativa que la soledad, la exclusión, y a veces incluso el suicidio. Es evidente
que ante las historias marcadas por el dolor, nos sentimos impulsados a asumir la posición y actitudes
del buen samaritano que bajaba de Jerusalén a Jericó (cf. Lc. 10, 25-37).
Aquí se esconden, no obstante, algunos peligros que es preciso señalar:
1. Es fácil asentir a un vago y genérico sentimiento de compasión, cuando éste no exige de
nosotros ningún compromiso real que llegue a complicarnos un poco la vida para llevar a cabo una
caridad concreta con las personas afectadas por el hambre, la enfermedad, la soledad, etc.
2. Una sociedad marcada por el “siente, no pienses”, experimenta la tentación de asumir
acríticamente los contenidos que le ofrecen los medios de comunicación. No debemos olvidar que se
trata de empresas que se mueven siempre por criterios de mercado y que su verdadero objetivo
consiste en de nitiva en asegurar la mayor cantidad de ganancias.
3. Bajo el pretexto de promover actitudes que son y serán siempre adecuadas —tales como la
no discriminación y la solidaridad hacia todas las personas— se pueden colar, o hasta imponer,
visiones super ciales y reductivas en torno a ciertas situaciones que en realidad son más complejas
de lo que un “reality show” nos puede mostrar. Ahora resulta que las mismas empresas que en sus
contenidos y publicidad han contribuido enormemente a difundir aquellos males que hoy
lamentamos, cuando nos presentan, por ejemplo, una imagen mercantilista y distorsionada de la
mujer, y que continuamente hacen apología del crimen organizado y de otras actitudes equivocadas,
pretenden ahora convertirse en oráculos de moralidad y paladines de la dignidad y derechos
humanos.
4. No debemos permitir que se aproveche esta circunstancia —la empatía que han podido
experimentar el pueblo de México hacia una persona y su historia que han saltado a la fama— para
que avancen agendas ideológicas que lucran con el sufrimiento y se aprovechan de éste para
promover criterios y estilos de vida que van en contra de una visión integral del ser humano y su
vocación, no solo temporal sino también eterna.
5. Es cierto que hay circunstancias que pueden disminuir e incluso anular la responsabilidad que
una persona pudiera tener sobre un acto concreto —lo que en ética se conoce como “imputabilidad”
—, pero esto no transforma la realidad objetiva de los actos que están en abierta contradicción
contra la ley natural y contra la ley de Dios*.
6. El deseo de cambiar de sexo —la así llamada transexualidad— requiere un análisis más
detallado, aquí no podemos más que limitarnos a sugerir algunas líneas de re exión: 1) se trata de una

* Véase el documento anexo en que se ofrece un extracto amplio con algunos criterios morales sobre algunas cuestiones particulares
relacionadas con el deseo de cambiar de sexo.
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forma extrema de desintegración personal que pone de mani esto una abierta contradicción entre el
sexo físico —normal en sus miembros— y la orientación psicológica que se experimenta en sentido
contrario; 2) la así llamada “identidad de género” no es más que una variante de la conciencia
psicológica y no altera en ningún sentido la naturaleza de una persona, ni en el plano físico, ni mucho
menos en el plano espiritual; 3) una eventual “cirugía de reasignación de sexo” no es más que una
intervención manipuladora que solo altera la apariencia externa de las personas, sin llegar a modi car
de ninguna manera los demás componentes del sexo: genéticos, ductuales, gonadales, cerebrales,
etc.
7. Nadie nace en un cuerpo equivocado. La señal primigenia de nuestra pertenencia a la
especie humana es nuestro cuerpo, marcado por un código genético humano, masculino o femenino.
Es humano todo aquel que nace de padres humanos. Este hecho nos da una naturaleza que debemos
asumir y que no depende de nuestra propia percepción. Ciertamente nos impone también algunos
límites. Y es que, en de nitiva, la libertad humana es siempre limitada. La ilusión de autarquía y de
libertad absoluta respecto a todo tipo de dependencias no es más que una cción que no contribuye
a nuestra realización, sino que nos condena a nuevas y cada vez más dramáticas formas de
frustración y vacío.
8. A las personas que sufren hay que quererlas, comprenderlas, ayudarlas. Pero no siempre la
mejor forma de ayudar a alguien consiste en acceder a sus pretensiones, sobre todo si estas son fruto
de sus malas experiencias o de un momento particular de sufrimiento. También saber decir “no”, y
ayudar a las personas a no dejarse llevar de sus inclinaciones, puede ser una manifestación exquisita
de caridad; de una caridad exigente, porque supone acompañar y sostener a alguien que atraviesa
por el valle dolor y del sufrimiento.
9. Sobre todo, no podemos permitir que en lo que concierne a la vida y realización humana, se
tome a algunas personas como material de laboratorio para llevar a cabo experimentos riesgosos.
Esto se reviste de un tono dramático en aquellos casos en los que se pretende que, para evitar las
consecuencias de una biografía marcada por la contradicción interior, se debería casi obligar a los
niños a practicarse, por ejemplo, una cirugía de cambio de apariencia en materia sexual, alegando que
en una edad tardía sería difícil recomponer la armonía con las nuevas características siológicas
externas adquiridas. Un niño o adolescente, al que ni siquiera se le reconoce la capacidad jurídica de
ir a la tienda a comprar un cigarro —y estamos de acuerdo con esta legislación—, mucho menos
tendrá la capacidad de medir las consecuencias de someterse a una cirugía de tales consecuencias,
y a los tratamientos hormonales que deben acompañarlas.
10. Finalmente quisiéramos hacer una consideración, ciertamente marginal, sobre los
contenidos que consumimos en redes sociales y en televisión. Ante los graves problemas que afectan
a nuestras familias y comunidades, nos preocupa de manera especial el bajo nivel cultural y educativo
de los contenidos que se nos ofrecen a través de los medios más importantes. Las empresas se rigen
ciertamente por la ley de la oferta y la demanda, lo que las obliga a ofrecer el tipo de productos que la
gente esté dispuesta a consumir. Este momento puede representar para nosotros y nuestras familias
una oportunidad de hacer un examen de conciencia que nos impulse a dar pasos concretos en orden
a nuestra elevación como personas y como sociedad.
La Pastoral de la vida de la Arquidiócesis de Guadalajara se pronuncia en contra de todo tipo
de discriminación, sean cuales sean sus canales y manifestaciones, al mismo tiempo que rea rma su
compromiso en favor de la promoción de la dignidad y bien integral de toda persona; pero también
quiere aprovechar esta oportunidad para manifestarse en contra de la manipulación ideológica y de
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la imposición de todo criterio o estilo de vida que contradiga el bien real de las personas y su
auténtica realización en la caridad y la verdad.
El día de la Asunción de la Santísima Virgen María nos recuerda que también nuestro cuerpo es
valioso a los ojos de Dios. El Señor dijo que en el cielo ni las mujeres tendrán marido, ni los hombres
mujeres, puesto que seremos como los ángeles de Dios, pero eso no quiere decir que en el estado
glori cado del cuerpo vayan a desaparecer la masculinidad o feminidad. En el cielo no harán falta las
manifestaciones afectivas y sexuales propias del matrimonio para que se exprese el signi cado lial,
nupcial y fecundo de nuestro cuerpo. Ya desde este mundo, el cuerpo humano, en su complexión
objetiva de masculinidad y feminidad, expresa “objetivamente” la actitud de toda la persona y no
solamente su aspecto provisional o su aspecto físico exterior. En el cuerpo se mani esta y realiza el
sentido de la vida y de la vocación humana. El cuerpo es el primer mensaje de Dios al hombre, una
especie de sacramento inicial, signo que transmite de manera e caz en el mundo el misterio invisible
que se esconde en Dios desde toda la eternidad.

EQUIPO COORDINADOR DE LA PASTORAL DE LA VIDA DE LA ARQUIDIÓCESIS DE GUADALAJARA,


15 de agosto de 2023, solemnidad de la Asunción de Nuestra Señora.
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