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Introducción
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V i v i r la s e x u a l i d a d
COMO CÉLIBES
{ S umario »
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¡ S eamos claros y h o n e s t o s !
2. Ver; Crecer bebiendo del propio pozo, Carlos Cabarrus. D esdée De Brouwer, Bilbao,
1998, Pág. 104.
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¡ S eamos claros y h o n e s t o s !
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¡ S eamos claros y h o n e s t o s !
{ P ara la r e f l e x ió n y
EL EXAMEN PERSONAL Y COMUNITARIO =
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ú c & a ix sp C cxact;crL (?C L txv tv ix ^ & v
¿ramilla, nacimiento, pueblo, barrio, amista-
des, juegos, estudios, catcquesis, mi vocación,
amigos, amigas, sueños, gustos, deseos, inclina-
ciones, etc.?¿Conozco yo Jahistoria de Ja vida.
de m is herm anos? / C onversam os d e esto con
los miembros de la comunidad?
• ¿Leo y descifro los mensajes que llegan desde mi
cuerpo, armónicos y disarmónicos? ¿Entiendo
el lenguaje de mi cuerpo? ¿Y el de los demás?
¿Aportamos a la comunidad, sociedad, los va
lores típicos de nuestra sexualidad masculina
o femenina? ¿Tenemos la “mente de Cristo”
en nuestras relaciones con los demás? ¿Libres,
abiertos, entregados, generosos, cariñosos, ale
gres? ¿Qué me dicen los que me conocen? ¿Qué
les digo yo? ¿Y en mi comunidad?
=}
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w m s s m s
S umario *
Introducción y presupuestos3
4. Y llevamos como un pesado lastre varios siglos de docetism o (toda m ateria es m ala) y
encratism o (el sexo es malo).
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5. Adaro: mi intención no es proponer, sin m ás, un nuevo tipo de relación entre religio
sos. Deseo una relación m ás intim a, cercana, expresiva... Pero tam bién reconozco que
esa relación debe cultivarse, trabajarse, es fruto de un proceso y tiene determ inados
requisitos.
6. No es fácil hallar la expresión adecuada. En general preferiré "am istad especial", dado
que la palabra "íntima", en algunos contextos sugeriría, un tipo de vínculo incom pati
ble con la opción por el celibato, porque, entre otras cosas, legitim aría las relaciones
genitales.
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Luis Casal A, sm
7. Hablo de "occidente" reconociendo sus muchas diferencias culturales. Por ejemplo entre Bolivia
y Canadá,... son dos mundos absolutamente diferentes. También habría que añadir las Influencias
del contexto de la propia "cultura congregational': Sin duda algunas más "abiertas" a permitir e
incluso a fomentar esta vivencia; y otras muy cerradas y recelosas frente a ella.
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¡ S eamos claros y h o n e s t o s !
Por tanto:
• La relación entre religiosa y religioso necesaria
mente está influenciada y condicionada por lo
que vamos descubriendo y viviendo acerca de
lo que es “ser mujer” y “ser varón”, tanto en su
identidad más profunda como en su posicio-
namiento social.
• Lo que exploramos y vivimos en estos vínculos
entre varones y mujeres marcados por la op
ción por el celibato, debería ayudar a mostrar
nuevas posibilidades de vincularnos de una
manera más sana, igualitaria, liberadora, los
varones y las mujeres en la sociedad. Nuestra
forma de vivir la sexualidad está llamada a ser
una profecía que anuncie lo que pueden y de
ben ser las relaciones entre mujeres y varones,
y denuncie toda forma de relación que no res
pete la dignidad de la persona humana.
También me parece importante señalar a nivel
de los presupuestos iniciales algo que tal vez algu
nos no compartan: me posiciono y hablo desde mi
convicción de que el voto de celibato por el Reino
excluye formar cualquier tipo de pareja, y también
las relaciones genitales, que normalmente implican
un tipo de encuentro mutuo que es más bien pro
pio de la pareja. Quiero aclarar que no estoy regre
sando a la tercera vía que se proponía años atrás
para la relación entre consagrados, que llegaba a
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Luis Casalá, sm
Advertencias
Ejemplos:
• No es lo mismo esa amistad íntima cuando los
religiosos se ven cada seis meses y viven en di
ferentes ciudades, que la que pueden vivir otros
dos que trabajan juntos ocho horas por día.
• Influye también el momento y la actitud con
que cada uno vive su opción por el seguimien
to de Jesús en la vida consagrada y la opción
por el celibato. Cuando los dos tienen clara
su opción y están logrando vivir su compro
miso de celibato con madurez y alegría, con
un grado razonable de satisfacción interior, es
distinto que cuando ambos o uno de los dos
está en crisis. Por eso, también es muy dife
rente si la amistad es con alguien que no hizo
una opción por el celibato, ni desea vivir su
sexualidad como célibe. Es decir si esa amistad
es con un laico o laica8.
9 La edad influye mucho. Es diversa la situación
y la relación de amistad entre consagrados de
la misma edad, o cuando la diferencia de edad
es grande. Y también es diferente este tipo de
amistad íntima si ambas personas tienen 30
años o si tienen 60.
Quiero señalar que algunos afirman que recién
a partir de los 40 (o mediana edad) se dan los
8. No entro en este tem a. Ni digo si, ni digo no. Sim plem ente yo me refiero en estas
reflexiones a la am istad entre consagrados.
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9. Lo notable estaría, entonces, en que este tipo de am istad especial recién se recibe cuando
se tiene asumida la soledad que conlleva la opción celibataria. ¡Es un don de la soledad!
Tener bien asumido e integrado el celibato es un requisito esencial para recibirla.
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Criterios de discernimiento
La mutualidad o reciprocidad
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Esta relación
(con sus manifestaciones de afecto incluidas),
¿me y nos hacefecundos?
En primer lugar, en cada uno de nosotros:
¿produce “vida”, alegría, paz; llena de energía, de
ganas de vivir?
Pero también: ¿se hace fecunda en los que nos
rodean? ¿Brota de nosotros una energía, un amor
que se irradia a otros? ¿Se multiplica la vida a
nuestro alrededor? ¿Nos envía a la misión?
Esta relación, ¿nos abre a los demás o nos encierra
en nosotros mismos?
¿Es una relación abierta, inclusiva? Este cri
terio tiene que ver con el anterior. Y vale para
todo auténtico amor de amistad. Pero tiene una
importancia especial para los y las religiosos en
cuanto que el compromiso de celibato no es pri
meramente una “renuncia” sino un compromiso
de amar a todos y a todas. Nuestro voto de celi
bato por el Reino es un sí al amor.
Todo aquello que nos encerrase en nosotros
mismos, que nos impidiese ser íntegros, cohe
rentes, con este llamado que hemos sentido a un
“amor universal”10, como el del Dios Padre/Ma-
10. Es verdad que am ar a todos puede ser am ar a nadie. Es de dudosa calidad un amor
universal que no tenga en cuenta, que no aterrice, en nom bres y rostros concretos. El
"amor universal" no es un am or im personal, anónim o, indefinido y difuso.
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11. La confrontación con un/a acompañante es algo que da muchísima luz y paz. Lo ideal sería
que tam bién las respectivas comunidades de uno y otro conocieran este vínculo. Es lo ideal,
aunque algunas veces por ese "contexto cultural congregacional"al que aludí antes, no es po
sible. Obviamente no es necesario que conozcan todos los detalles, pero sí la existencia de esa
amistad especial, aunque no puedan comprender totalm ente el grado de intimidad que exis
ta. Si bien cuesta, el ejercicio déla transparencia es muy sano, para cada uno y para la relación.
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12. Estas cosas hoy pueden parecem os muy evidentes. Para el que desee refrescar su
mem oria y darse un paseo por lo que la iglesia decía sobre estas cuestiones hasta hace
muy poco tiem po, es Interesante leer: Trayectoria de la sexualidad conyugal en el catoli
cismo, de Emilio García Estébanez, Ediciones Nueva Utopía, Madrid, 2004. Nadie puede
gloriarse de estar liberado de algunos o m uchos de esos "m ensajes" que han quedado
grabados en nuestro inconsciente, y que siguen condicionando nuestra conducta sexual
y nuestras actitudes frente al sexo.
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13. En algunos m om entos uno desearía m atar a alguien..., pero en realidad no queremos
hacerlo. 0 desearíam os comer tal com ida..., pero por determ inadas razones no queremos
hacerlo, porque optam os por el ayuno... En esos m om entos que pueden ser ciertam ente
delicados cuando se suscitan ciertos "deseos", hay que volver al querer (que es una forma
de expresar cuál es nuestro "deseo más profundo") ten er clara y renovar nuestra opción
fundam ental, y ser coherentes con ella.
14. Agustín Rivarola, SJ, en su sugestivo artículo: Ordenarse en el querer, aplica las "Re
glas ignacianas del com er” a las expresiones afectivas. De paso agradecerle a Agustín sus
m últiples sugerencias que enriquecieron grandem ente estas reflexiones mías.
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15. Es muy im portante que la decisión de no ejercer la genitalldad esté explícitam ente
dicha entre los dos am igos. Vale la pena recordar lo que cualifica un gesto físico (cari
cia, beso, etc.) es la intención. Y volvemos al tem a de los "contextos": si bien en nuestra
cultura tan erotlzada hay gestos que ya llevan sellada su significación, es posible -con
m adurez y disciplina- resignificar muchas de esas expresiones. Por ejem plo, es muy sa
nador dar y recibir un abrazo sin ninguna intencionalidad de posesión, por m ás que el
gesto físico de abrazar ya induce a interpretar que hay una posesión.
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16. Sobre este punto son interesantes las observaciones de Anselm Grün en: Te deseo
un amigo. Verbo Divino, Navarra (España), 2003. Especialmente en las páginas 51-58,
donde relaciona: "eros-filia-ágape".
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17. Aquí m e estoy refiriendo a "fronteras" sanas. No a las que a veces nos autoim pone-
mos por nuestros miedos, prejuicios, etc.
18. Acerca del beso, puede consultarse con provecho el sugerente trabajo de Monseñor Víctor
Manuel Fernández: Sáname con tu boca. El arte de besar, Editorial Lumen, Buenos Aires, 1995.
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19. Una religiosa y sexóloga expresaba esta obligación de expresar el am or hacia los
dem ás hablando del "voto de tocar". Cencinl señala que: "hay que aprender a acariciar
sin penetrar ni poseer".
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Conclusión
20. Este regalo me perm ite releer hoy toda mi vida como una "historia de amor", en la
que muchos y muchas han dejado sus huellas am ándom e y enseñándom e a amar. Esta
historia comienza en mi propia familia biológica y está llena de nombres de am igos y
am igas, de religiosos y religiosas, y de laicos y laicas, creyentes y no creyentes, de ricos
y pobres, de com patriotas y extranjeros, que me perm iten sentir hoy al m undo entero
como"m¡ casa”. Las am istades que hoy disfruto, que están en el origen de las reflexiones
que com parto, no serían posibles sin todos esos rostros y esos nom bres que son uno de
los mayores tesoros que llevo en mi corazón.
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{ P ara la reflexión
PERSONAL Y COMUNITARIA =
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¿ Q ué h u m a n i z a y q u é
DESHUMANIZA EN LA VIDA
CONSAGRADA?
{S umario =
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21. Libro interesante al respecto: El cansancio de los buenos, Roberto Almada, Ciudad
Nueva, Buenos Aires, 2012.
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Un modo de comunicarnos:
no poner en palabras —los silencios
Hay un modo de comunicarnos que humani
za y otro que no. Desde luego que hay diferentes
niveles en la comunicación.
Cuando en una comunidad no se puede hablar
de lo que sentimos, y sólo compartimos “pareceres”
sobre temas más o menos profundos, con seguri
dad no hay una auténtica comunicación humana.
Sin menospreciar ningún nivel de comunica
ción (aún el hablar del tiempo o de la novela pre
ferida es mejor que ciertos silencios que se cortan
con machete), la comunicación que humaniza es
la que nos permite compartir algo de nuestra in
timidad.
22. A veces muy secularizados, sin verdadera y profunda experiencia de Dios, y que nor
m alm ente term inan abandonado la pastoral porque no les dice nada hablar de Jesús.
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23. Para profundizar sobre este tem a ver Anselm Grün, Una espiritualidad desde abajo.
http://unlrprofescatolicos.files.w ordpress.com /2010/04/esplrit_abajo_a_grun.pdf
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27. Textos tom ados de Escrutar. A los Consagrados y Consagradas que caminan tras los
signos de Dios, Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de
Vida Apostólica, Claretiana, Buenos Aires, 2014.
28. FRANCISCO, Exhort, ap. Evangelii gaudium (24 de n oviem bre de 2 013), 4.
29. ibidem.
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30. JUAN XIII, Decálogo de la serenidad, en II (¡¡órnale dell'anlma, LEV, Cittá del Vaticano
2014, pág. 217.
31. FRANCISCO, Discurso a los R ectores y a los alu m n o s de los Colegios Pontificios y
R esidencias sacerd otales de Rom a, Roma (12 de m ayo d e 2014).
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Í ndice
Prefacio ................................................................. 5
Presentación
de la colección........................................................ 7
Humanización y sexualidad
en la vida consagrada........................................... 11
Vivir la sexualidad
como célibes......................................................... 17