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Claudia Mihaela Tudorache Dumitru

MODERNISMO
El concepto de modernismo en la crítica hispánica es relativamente nuevo y complejo.
Ned Davidson hace la aportación empírica más importante hasta la fecha. Se distinguen
principalmente dos tendencias: la primera, el modernismo como escuela literaria surgida
alrededor de la figura de Rubén Darío, al que esta tendencia,- idealista- considera a Rubén
Darío como el inventor del modernismo. Destaca la figura de Raúl Silva Castro, Torres
Río Seco o Henriquez Ureña; por otra parte, existe otra corriente, más crítica, que va
desde la posición empírica a la marxista. En esta, se considera el modernismo como un
movimiento poético surgido en una época concreta en el último tercio del siglo XIX, con
los iniciadores que serían Martí, Gutiérrez Nájera, Asunción Silva. Este período de
esplendor se alcanzará con Rubén Darío, continuado por Herrera Resing y Leopoldo
lagunas. Según Ureña el primero en emplear el término modernismo fue Rubén Darío en
el artículo de “La literatura de Centroamérica” en 1888. Silva junto con Ureña consideran
el término abstracto y genérico, ya en “foto grabado” en 1890, Rubén Darío vuelve a
emplear el término por primera vez y lo aplica dotado de un “espíritu nuevo”.
Refiriéndose a este como una práctica literaria, que es distinta a las demás, un movimiento
literario que se diferencia de todos los anteriores.
En cuanto a la historia del modernismo, cabe destacar que, en 1850, en Hispanoamérica,
se produjo un cambio en la relación de estos países sobre todo económicamente, debido
al descubrimiento del oro en California y el desarrollo de los transportes de motor a vapor,
dando lugar a un auge de la burguesía criolla.
Ya en 1880, se produce en un cambio radical: Hispanoamérica pasa de un sistema de
dependencia económica a un sistema de dependencia económica debido a la exportación.
Estos cambios se producen por la época imperialista en la que se da esta transformación,
sobre todo en las fuerzas productivas y la apariencia del proletariado subordinado política,
económica e ideológicamente.
La literatura entrará en las capas de los pequeños burgueses, donde los escritores
adoptarán en una actitud aristocrática bien reivindicando el antiguo mérito de la actividad
literaria con el exotismo e individualismo o bien con una manera opuesta: el malditismo,
una actitud de rechazo y una identificación con las capas explotadas.
El subjetivismo propio del romanticismo se radicaliza: la versión del “hombre como todas
las cosas” cambia por la visión del pequeño burgués, la realidad le desborda
completamente. La literatura debe replegarse en sí misma. Esta debe abordar el interior
del sujeto, pero por otra parte ,las nuevas realidades se ofrecen como también temática
para el escritor .Ureña determina la literatura como ideología ya que esta última reproduce
las relaciones de todo tipo que los hombres establecen entre sí en un contexto temporal y
social determinado. La literatura reproduce la ideología y se cuestiona a sí misma. Es
inevitable que el escritor esté en contacto con la ideología que transita. Podemos decir
que, para romper con este pensamiento, existe el concepto “torre de marfil”: que se
conoce como el aislamiento del escritor minoritario que sólo atiende a la perfección de su
obra ajeno a la realidad. El positivismo se encarga de introducir en el inconsciente
colectivo uno de los valores que minimizan la supuesta capacidad de intervención de la
literatura en el funcionamiento social. Retomando el concepto de “torre de marfil” , este
es un refugio suficiente para que los que se saben elegidos y se ven destronados. Podemos

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Claudia Mihaela Tudorache Dumitru

resumir las actitudes literarias del modernismo basándolas en el vitalismo del arte puro,
el positivismo y el voluntarismo de conservar la poesía y la vida, que arranca con
Nietzsche y culminará en el marxismo.
Por otra parte, desde la categoría de “democratización esmascaradora” del modernismo,
se justifica la relectura de dos poemas clásicos del modernismo: “Amor de ciudad grande”
de José Martí y “En el campo” de Julián del Casal. Dicotomía naturaleza-cultura. Una
nueva inflexión que repercute en el nivel de legitimación de un proceso estético y de la
figura del escritor. El ritmo poético de “ciudad letrada”( resorte de nueva institución
literaria ) transforma el paradigma civilización- barbarie, copia y original. y; campo-
ciudad. “Amor de ciudad grande” se interpreta como una lectura martiana del
trascendentalismo emersoniano, así como “En el campo”, es un doxa del decadentismo
francés.
El poema de Rubén Darío, vemos como el autor expone en versos alejandrinos: “persigue
una forma que no encuentra mi estilo”, es decir, este reconoce no encontrar “el botón de
pensamiento que busca ser la rosa”, esto se entiende como la imposibilidad de encontrar
aquello que encaje con él mismo. El texto está plagado de referencias a la naturaleza:
elementos de plantas, flores como la rosa, las aves: cisne, un lago. También, vemos la
exaltación del yo: me han dicho, mi alma, me han dicho, mi bella durmiente, junto con
referencias mitológicas: abrazo imposible de la Venus de Miloy figuras literarias tales como
metáforas: botón de pensamiento.

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