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> Daniel Sada

• Casi nunca • Lluvias y secas • El leopardo de las nieves


> DANIEL SADA > EDUARDO VÁZQUEZ MARTÍN > PETER MATTHIESSEN
• El jardín devastado / Una memoria • Un gobierno de indios / Tlaxcala, 1519-1750 • Cenizas de mi padre
> JORGE VOLPI > ANDREA MARTÍNEZ BARACS > CLAUDIO ISAAC
• Poesía no completa • México y Cuba revolucionaria • Poesía reunida
> WISLAWA SZYMBORSKA / Cincuenta años de relación > ENRIQUETA OCHOA
> MARIO OJEDA GÓMEZ

NOVELA a más vocaciones recluta. Cierta justicia


sociológica se ha impuesto en la imagi-

El sexo y el decoro nación literaria de México y tras Sada,


Jesús Gardea, Eduardo Antonio Parra y
ese extraño visitante que fue Bolaño, ha
sido el norte desértico, violentísimo y a
Daniel Sada
Casi nunca que sus creaciones verbales se nutren su manera hipermoderno, el escenario de
Barcelona, del verso, de la poesía en verso. las narraciones más memorables, antes
Anagrama, 2008,
384 pp. Casi nunca es un estudio de la vida que el sur indígena y sus mitologías o la
de provincia y una novela erótica. Es la ciudad de México, asunto inabarcable.
más clásica de sus novelas, si ello puede He hecho, estos días, el ejercicio de
decirse, pues no hay nada más parecido leer Casi nunca comparándola con las no-
a una novela de Sada que otra novela de velas de Yáñez, Rulfo, Arreola, Ibargüen-
Sada. Ese sello inconfundible es algo goitia. Como Yáñez, Sada es un prosista
más que estilo, como se ha dicho. En versicular y algo hay en Casi nunca del
Casi nunca, además, se propuso aligerar Cantar de los Cantares. Es muy sugerente
el caudal de su prosa y controlar su rit- leer un párrafo de Al filo del agua (1947)
Dueño de una prosa que mo, privándose con una disposición más junto con otro de Casi nunca: un tiempo
lo vuelve el más inconfundible de los ascética del embeleso de poeta con que verbal sigue a otro como un planeta que
narradores de la lengua, Daniel Sada escucha sus letanías. cumple su rotación. Los asuntos de Yáñez
(Mexicali, 1953) pasó, durante la última El gran tema de Sada es la provincia ocurren en el presente y lo de Sada, por
década, por una serie de pruebas de las y las suyas (no sólo Porque parece mentira la lo general, acaba de ocurrir pero ambos
que ha salido fortalecido, como el artista verdad nunca se sabe sino Albedrío, 1988, y en son profetas del pasado y autores de otra
verdadero que es, tal como se corrobora menor medida Una de dos, 1994) son las Rusticatio mexicana. Uno y otro intercalan
con Casi nunca, su último libro. Tras es- novelas que sobre ese vasto mundo pue- lo vernáculo con lo poético: ambas han
cribir Porque parece mentira la verdad nunca den ofrecerse al lector tras las de Agustín enriquecido el acervo léxico y el orden de
se sabe (1998), una novela emparentada Yáñez, Juan Rulfo, Juan José Arreola y las oraciones, sometiendo la respiración
con las grandes creaciones idiomáticas Jorge Ibargüengoitia. Sada, desde luego, de nuestra lengua literaria a una exigente
de José Lezama Lima, Guillermo Ca- escribe sobre la provincia como sólo se prueba de resistencia. Las razones, buenas
brera Infante o João Guimarães Rosa, puede hacerlo a caballo entre dos siglos, y malas, que se aducen, perezosamente,
Sada publicó un par de novelas autopa- ofreciendo ese barroco en el desierto del para no leer a Sada no son muy distintas
ródicas, desenfocadas (Luces artificiales, que hablaba Roberto Bolaño al elogiarlo. de las que han condenado a Yáñez: son
Ritmo Delta), volvió a la novela corta Es curioso lo ocurrido en el último cuarto escritores exasperantes, maniáticos, “ar-
(La duración de los empeños simples, 2006) de siglo: los entonces llamados “narrado- tificiales” en el sentido en que sólo puede
y publicó, lo cual no es irrelevante para res del desierto”, predeciblemente vistos serlo el alma barroca.
leerlo, un par de libros de poesía (El como bárbaros, se volvieron los clásicos, Sada es, por otro lado, un lector de
amor es cobrizo y Aquí) que nos recuerdan y la suya, la regla más carismática, la que Rulfo a la altura de las exigencias que El

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llano en llamas y Pedro Páramo impusieron. Mundial, en los cuales Demetrio Sordo anuncia y propone la sacralidad del sexo,
Si Rulfo hizo una criba mágica de un busca su pequeño, ordinario destino. convirtiendo a una novela de provincias
lenguaje rural, ranchero, castizo (y no Pero, siendo histórica, Casi nunca no es en una novela libertina: es la otra cara de
indígena, como lo siguen diciendo al- una obra anacrónica, porque a su autor la urbanidad, la verdadera ciudadanía, el
gunos despistados), Sada comprendió, le interesa desentrañar “la esencia del reino del cielo que puede ocultarse tras
desde el principio, que siendo absoluta hombre”, según decía un elogio de Sada la puerta del vecino. Busco en la Historia
la capacidad sintética de Rulfo, por ese firmado por Álvaro Mutis que no había ilustrada de la moral sexual, de Fuchs, al-
camino ya no podía irse más lejos y yo comprendido, juzgándolo rimbom- guna idea que me sirva para resumir el
tomó una decisión que, alejándolo de bante y que ahora entiendo, al abordar desenlace de Casi nunca y la encuentro en
los lectores menos exigentes, le fran- su novela erótica. una cita de Abraham de Santa Clara, un
quearía el reino de la excepción: don- La decisión del agrónomo Demetrio predicador barroco austriaco que se an-
de había unidades estrictas, susurros, Sordo de ir al burdel y su relación con Mi- ticipaba a la frigidez atribuida al mundo
reabrió la cauda del lenguaje. reya, la prostituta, ocupa la primera mitad burgués: “Si antes, al mirar el lecho nup-
Desde luego que Sada no es som- de Casi nunca y es un himno genital, petro- cial después de la noche de bodas, parecía
brío ni honda, radicalmente trágico como niano, como los hay pocos en la narrativa como si un par de osos se hubiesen estado
Rulfo y carece de la ligereza, de la noncha- mexicana, bastante más pudibunda de lo peleando, apenas se reconocen hoy las
lance, de Arreola. Si se lee Casi nunca junto que creemos. No abundan entre nosotros huellas de un pollo sacrificado.” ~
a La feria (1963), la “novela” arreoliana que las novelas eróticas y las que escribió la – CHRisTOPHER DOMÍNGUEZ MiCHaEl
solemos evitar, uno comprueba que lo generación anterior (como las de Juan
que en Arreola es carnavalesco, es decir, García Ponce) están situados bajo el im-
una interrupción vacacional y finita del perio de las transgresión, obediencia que NOVELA
orden del mundo, en Sada es una eter-
nidad en el infierno.
a Sada le es ajena. Sada no es sadeano: las
mil y una vueltas al coito que se verifican
El conocimiento
Sada es pesado como pocos prosistas. en Casi nunca pertenecen al dominio de de las hienas
Y eso se prueba con sus poemas: nunca se la libertad aliviada, gozosa, de los otros
Jorge Volpi
mueven, son como espantapájaros. Pero libertinos, aquellos que encontraron en El jardín
supera a Ibargüengoitia, no por el humo- la naturalidad del sexo, sin dejarse en- devastado /
Una memoria
rismo sino por la piedad, el conocimiento, sombrecerse por la rueda de las torturas México,
la ternura con la que se refiere a la provin- o por el amedrentamiento romántico, la Alfaguara, 2008,
182 pp.
cia y a los provincianos, a su estrechez de única actividad que justificaba nuestra
miras, al infierno grande en pueblo chico corta temporada en el mundo.
y a la asfixia de la inmensidad desértica: Demetrio Sordo abandona a Mireya
enclaustrado en la vastedad, Demetrio en el autobús, tras colocarle un manojo de
Sordo, el héroe de Casi nunca, huye de los billetes en el busto, dormida como está,
remotos ranchos que administra y recon- y luego Sada resiste como los grandes la
quista el universo ilimitado de la alcoba tentación de hacer reaparecer a Mireya
sexual. Ibargüengoitia traza, es un cari- en la vida de Demetrio. Hasta ese pun- El Volpi novelista que conoce-
caturista, y Sada, cuando le atina en el to, la historia es tradicional. Siendo una mos, hasta No será la Tierra, tendría el per-
humor y no se limita a ser chistoso, nos cosa el burdel y otra el matrimonio, el fil del narrador interesado en transmitir
devuelve a la inocencia medieval del cine héroe decide sentar cabeza y someterse un conocimiento enciclopédico sobre
mudo. Es cosa de ver, en Casi nunca, los al lento asedio que Renata, su novia de historia, ciencia, política, literatura. Sus
enredos provocados por el ocultamiento, pueblo, debe culminar, sometido a los personajes, más entelequias leídas que
robo o despilfarro del dinero. escrúpulos que su futura suegra organiza seres con entraña, carecían de compleji-
El mundo católico de las apariencias para atrapar al galán. dad, iban y venían como títeres en épocas
que es materia cómica en Casi nunca ha- Casi nunca es, a la vez, un estudio del y escenarios recorridos con la atención
bría sido, para un Ramón López Velarde, sexo y del decoro, que van juntos, aun- de un turista japonés, sin la apropia-
una cura de mercurio antirromántica y que se nos olvide. Tanto desean y tanto ción de una mirada que registre matices
antimelancólica. Sada no cree que la aman la puta Mireya como la recatada ni peligros. Su estilo, sin identidad lin-
provincia sea un estado anterior a la ur- Renata y el final feliz de la novela está güística radical, era una “prosa sin pro-
banidad, y eso que Casi nunca ofrece la en el triunfo de la naturaleza, digámoslo sa”, un idioma tibio en que no se sugería
textura, documentada y discreta, de una así, sobre la sociedad: “el sexo-motor, el la imprenta de una marca sino, a lo sumo,
novela con fondo histórico que transcu- sexo-angustia” gobernará la alcoba del el llenado veloz de las cuartillas: como
rre en Coahuila en los años de industria- nuevo matrimonio tanto como iluminó si desde Balzac no hubiera escrito na-
lización posteriores a la Segunda Guerra la habitación del burdel. Es Renata quien die. Prolífico, veíamos un narrador muy

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leído y con oficio, pero –y perdón por la que sin quemarse: no es mucho lo que de unas páginas “viles” en que, a veces, el
cursilería– sin mundo interior. él sabemos, y acaso este abrirse a la intros- narrador logra saltar de la vergüenza y
Confieso que me acerqué a El jardín pección es insuficiente o termina siendo hace corresponder su memoria con la
devastado con el prejuicio de quien teme vencido por el pudor, pero algunos de memoria entrecortada de la especie, a
reincidir en el idioma inocuamente en- los personajes que velozmente esboza en partir de temas como el amor, el sexo, la
ciclopédico de un intelectual antes que menos de dos páginas (como sus amantes solidaridad, la imaginación, la guerra.
en el arte prosístico de un novelista. El anteriores) terminan ganando una suge- No me parece inapropiada la búsque-
libro, “una memoria”, desde el subtítulo rente densidad dramática. Incluso más: el da, aunque, en esta novela, veo escaso
proclama un distancia con el “historia- libro llega a sus mejores momentos cuan- el resultado: frente a las posibilidades
dor” de la “trilogía del siglo xx”: ya no do el narrador, merced a su vena aforísti- del entretenimiento y el solipsismo del
tenemos aquí al redactor que fatigaba ca, reflexiona en torno al desinterés por el lenguaje, la novela de conocimiento,
anaqueles para construir escenarios dolor ajeno (la guerra de Iraq) y el sexo y esa en que el personaje es lanzado a
duchamente instructivos que, sin em- las relaciones de pareja (el derrumbe de una deriva que revele sin recato un país
bargo, nunca terminaban de construir su relación con una mujer). “¿Sólo es do- interior de hienas y fantasmas, es por
una novela, a lo sumo el telón de fondo lor el dolor propio?”, se pregunta, cons- entero necesaria. ~
para un hilado de peripecias. Ahora, en ciente de su indiferencia, de la que trata – GENEY BElTRÁN FÉliX
cambio, una memoria –ya no la de todo de huir creando la historia de Laila, una
un siglo sino la de un personaje. mujer iraquí con la vida destrozada por la
El jardín devastado acude al fragmento. guerra. Esta línea me parece aún menos POESÍA
Es una sucesión de capítulos cortos en
que se alternan frases aforísticas, viñetas
efectiva, quizás escasamente imaginada,
sobre todo por el abuso a las referencias al
Yo no sé
memoriosas, fabulaciones. Hay un eje: la Creador y sus designios, lo cual se revela
Wislawa
historia de amor y política del narrador, pomposo o incluso paródico-a-pesar-de- Szymborska
un intelectual y profesor universitario sí-mismo, y hace germinar la sospecha de Poesía no
completa
mexicano que, decepcionado por el frau- que, en última instancia, nos hallamos ed. y trad.
de de 1988, se exilia en Estados Unidos ante un ejercicio poco auténtico de ex- Gerardo Beltrán
y Abel A. Murcia,
y al paso de los años, ante la segunda presión (de la que, hago la salvedad, el introd. Elena
Poniatowska,
invasión de Iraq, vuelve a su patria y elu- propio narrador se acusa: “¿Qué diablos México, Fondo
cubra, entre el desinterés y la distancia, me importan Laila, el djinn y su tormento? de Cultura
Económica,
la tragedia de una mujer iraquí. ¿Por qué hacerlos irrumpir en la abrupta 2008, 412 pp.
El narrador se desdice de sí mismo: intimidad que por una vez en la vida me
el pormenor narrativo –la escena, el diá- concedo?”). Es, por último, un ejercicio
logo– desaparece y la trama se compacta que falla acaso por abusar de lo elusivo:
en resúmenes violentos, en ocasiones de Laila se inmola en un jardín devastado En su “Carta semi-íntima
gran contundencia, a veces grandilocuen- que nunca vemos; el protagonista regresa acerca de la poesía”, Czeslaw Milosz
tes. La narración es elusiva: no sustituye a su país de “hienas y fantasmas” pero escribió: “si la descripción de una briz-
nunca al noticiero televisivo con cápsu- nunca vemos a aquellas ni a estos más que na de pasto se ha vuelto problemática,
las documentales. Al contrario: el lector como abstracciones: corrupción, arribis- ¿acaso hay aún lugar para un panorama
ha de traer el contexto. Bush, adivina- mo, pobreza poco auténtico y, menos aún, que incluya gente, animales, albas y oca-
mos sin mucha astucia, es “el cowboy”; como lo que habría sido más siniestro: las sos?” Extrañamente, Milosz nos advierte
Hussein, “el Abominable”. Demasiado hienas de adentro. que su terminología es metafórica, aun-
contemporánea en su relación con el pa- Tenemos, así, una novela que marca que no aclara a qué parte le corresponde
sado inmediato, la novela depende en- un cambio en el perfil narrativo del au- la metáfora: ¿a la brizna de pasto o a la
tonces de ese conocimiento periodístico: tor, hoy parco y antes abundoso. El sal- gente? En todo caso, a su pregunta se le
apela a que llenemos los huecos con una do es desigual: al apoyarse demasiado podría responder de modo afirmativo
información previa de lector de diarios, en el fragmento desnarrativizado y afo- con la obra de Wislawa Szymborska (Po-
no con una sensibilidad abierta de lector rístico, Volpi logra frases memorables lonia, 1923). En cada uno de sus poemas,
a secas: la elusión atiende no a un cómpli- pero páginas insuficientes para crear un sin excepción, se vislumbra el panorama,
ce que procree sentidos sino a un escucha artefacto verbal que estalle en la con- desde el fragmento más pequeño hasta
que confirme, paciente, esos alrededores ciencia del lector, al negarse a hundir ese “vasto mundo” que, de nuevo se-
documentales de la ficción. A ratos, sin la pala más tercamente en la carne de gún Milosz, ya no toman en cuenta las
embargo, el libro trasciende esta desven- su personaje, que al final revela pocos llamadas vanguardias poéticas, llenas
taja y revela a un protagonista que, con matices y cierta propensión a la gran- de visiones intelectuales pero carentes de
parquedad, se acerca a su memoria aun- dilocuencia. Hay, sí, el intento de dejar “corazón y de hígado”.

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Es costumbre de alta estética o ética aquí la diferencia es tenue y depende del en el que Szymborska se burla de la de-
que los poetas, algunos poetas, regañen a orden de los factores: es en la realidad nominación “poetas y escritores./ Porque
la poesía, como si esta existiera al margen donde se inscribe esta literatura y donde así es como se dice./ Los poetas entonces
de sus practicantes o como si hubiera una luego se escriben, casi orgánicamente, por no son escritores, sino qué”. La solución
regla de oro y una sola manera de escribir generación espontánea, estos poemas. El se halla en la ironía misma, lo cual ocurre
que, por lo general, coincide curiosamen- disparador no obedece a ninguna teoría, una y otra vez en la obra de Szymborska.
te con el tipo de poesía que hace quien a ninguna definición restrictiva de la poe- En “Los dos monos de Brueghel”, a la
lanza el regaño. El estricto Milosz, en sía, sino a una especie de urgencia moral pregunta por la “historia de la gente”, uno
su antología Postwar Polish Poetry, plantea y política. Pero esa, señalaría Perogrullo, de los monos encadenados a una ventana
incluso una división geográfica para el existe en donde sea; a pesar de lo que afir- “sopla la respuesta/ con un discreto sonido
buen desempeño poético y declara que, ma Milosz, no puede ser exclusividad de de cadenas”; en “Noticias del hospital”,
debido a las constantes invasiones que ha la poesía polaca. Por lo tanto, es una elec- junto a la cama del enfermo, alguien se
sufrido Polonia, “el poeta polaco emerge ción que ha acabado ya por convertirse en interroga “¿quién se le muere a quién?”,
quizá con mas energía, mejor preparado un rasgo distintivo y en una tradición, al luego contempla tres lilas en un vaso y
que su colega occidental para asumir las menos en Milosz, en Zbigniew Herbert baja corriendo por las escaleras del hos-
tareas que le asigna la condición huma- y, sobre todo, en Szymborska, donde la pital; en “Elogio de mi hermana”, la poeta
na”. Pero aun en este contexto ideal Mi- Historia, con mayúscula, está incorpora- cuenta “mi hermana no escribe versos/[...]
losz matiza. En la breve nota a la selección da como un instinto y construye la teatra- En muchas familias nadie escribe versos”,
que ofrece de Szymborska nos explica lidad misma de los poemas, el escenario pero su hermana cultiva “una buena prosa
que en la edición previa de su antología en el que se cuentan las historias derivadas hablada” y le manda postales de sus viajes
(de 1965) sólo había elegido un poema y más simples. Sin nunca perder de vista donde le dice “que cuando vuelva,/ me
de la autora, pues consideró que “jugaba el panorama. contará todo,/ todo,/ todo”; en “El ocaso
con ideas tomadas de la antropología y la El camino es directo. Szymborska del siglo”, luego de lamentar que el xx no
filosofía”. Posteriormente recapacitó (en no pretende pronunciar verdades; por fue mejor que los otros concluye: “Cómo
1970), seducido por “su poesía amarga, lo tanto, nunca miente. Ella misma puso vivir, me preguntó en una carta alguien/
escéptica e ingeniosa”, por la honestidad por delante esta modestia, o estrategia, a quien yo tenía la intención de pregun-
a la hora de expresar su desesperanza. en su discurso de recepción del Premio tarle/ lo mismo/[...] no hay preguntas más
Acabó incluyendo ocho poemas. Nobel de Literatura en 1996. Luego de urgentes/ que las preguntas ingenuas”; en
El juicio severo, esencialista o ideoló- aclarar que había escrito muy poco acerca “Puede ser sin título”, empieza “Ocurre
gico suele colocarse por encima de los me- de la poesía, confesó que su única idea que estoy sentada bajo un árbol”, admi-
ros poemas, esos accidentes aristotélicos fija es que no sabe nada. De ahí brota la te que tal acontecimiento nimio no pasará
que difícilmente dan en el blanco, pues inspiración. “Los poetas, si son genuinos, a la historia, pero sigue ahí, bajo el árbol,
no alcanzan a trascender su naturaleza: deben seguir repitiendo ‘yo no sé’.” Sin “el instante más fugaz también tiene su
un puñado de palabras con múltiples embargo, aun esta ignorancia posee su pasado”, vuela una mariposa blanca junto
sentidos. Y ni una sola sirve para atra- propia tiranía, su disfraz y su caricatura, a su cabeza: “ante una visión así, siempre
par la esencia ni para asimilar la lección. pues qué sucede si uno, por momentos, me abandona la certeza/ de que lo impor-
El asunto, o el error, supongo, estriba en sí sabe. Peor aún, la consecuencia de ser tante/ es más importante que lo insigni-
proponérselo. Szymborska no da la im- genuino cae como lápida. Yo no diría de ficante”. A fin de cuentas suceden tantas
presión de hacerlo. Lo suyo es, valga la Szymborska: he ahí una poeta genuina cosas, dice Szymborska en “La realidad
paradoja, extraordinariamente circuns- porque no sabe. A estas alturas hay tantos exige”, que seguro tienen que suceder en
tancial. Sus poemas siempre tratan de algo poetas genuinos que posiblemente, con todas partes.
y, círculo perfecto, uno siempre sabe de suerte, la cantidad anule las virtudes in- Retomo el principio potencial de la
qué tratan, lo cual no deja de ser descon- trínsecas de esa cualidad hasta conseguir igno-rancia, el “yo no sé” que adquiere
certante. La lectura y el entendimiento que de veras ya no importe. Y queden los toda su fuerza por predicarse en primera
son simultáneos, se asemejan a una misma poemas y quizás a veces las intenciones. persona, pero que al transmitirse, comu-
experiencia de entrega inmediata que ex- En Szymborska uno lee tramas que nicarse, termina siendo aquello que todos
cluye las tortuosas interpretaciones y no son destinos. Como si a cada anécdota la sabemos. La conciencia no tolera el vacío,
crea aquella franja hechicera de silencio precediera una hipótesis y el poema fuera salvo si se postula como una pregunta que
entre la página leída y la mente cavilo- su demostración. El efecto es contrario a es una respuesta. Yo soy tú, dice Szymbors-
sa. ¿Cómo se logra algo así? ¿Cómo se la perplejidad. Hay cuentos diminutos ka, ¿y tú quién eres? Yo, en un mundo per-
consigue, además, que la claridad posea y hay parábolas; en casi todos los poe- fecto, respondería yo; en el imperfecto me
el misterio de una revelación? ¿Será lite- mas existe un desenlace: textos tan escri- bastaría con el solaz de tú. En esa cuerda
ratura o será el puro peso de la realidad? tos como una narración. Por algo es tan floja andan estos poemas y las ocasiones
Habría que admitir, para empezar, que certero aquel poema “Miedo escénico”, rarísimas en que caen lo hacen del lado de

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la astucia, por pasarse de listos: siempre se plicación inevitablemente vaga e insufi-
nota cuando un poeta ya aprendió a hacer POESÍA ciente, observo que la probable poética
poemas. Y esto a veces le ocurre hasta
a Szymborska. Minutos apenas y luego
Las lluvias pasadas, sobre la que se han vertebrado estos
tres volúmenes apuntala en su órbita
vuelve a desaprender, escribiendo hacia aquí y ahora escritural una ética indispensable para
fuera, nunca hacia dentro. Sus poemas no propiciar el poema. Me explico: lejos
Eduardo
hablan consigo mismos, no son alegorías Vázquez Martín de todo lujo verbal o de producción
de la intimidad; no susurran, no se ocul- Lluvias y secas literaria el impulso emotivo e intelec-
México,
tan, no postergan el sentido por etapas, Ediciones Sin tual de sus poemas continúa en todo el
en circunloquios. Pura y sencillamente, Nombre, 2008, proceso compositivo con la mesura y
102 pp.
están escritos para leerse: pues si no qué. los cuidados de no ceder a la confesión
En Poesía no completa se hallan las ni al proselitismo. Sabiendo distinguir
porciones asombrosas del todo. Uno la literatura de la poesía y la moral de
quisiera, claro, escuchar su música no la ética, el autor de Lluvias y secas traza
celestial, pero por lo menos sí original. una línea en el agua para saber –el in-
Según los admirables traductores de este tuir se coloca en otro momento– dónde
libro que reúne lo principal de los siete comienza y dónde termina lo que él
libros de Szymborska, Gerardo Beltrán De los tres volúmenes publi- sabe y lo que no sabe del poema que
y Abel A. Murcia, se ha perdido algo de cados a la fecha por Eduardo Vázquez está escribiendo.
su esplendor sonoro en el traslado. Sin Martín (ciudad de México, 1962), esta Poemas necesarios, poemas inevita-
duda lo que se pierde siempre, pero re- tercera entrega posee, si no una nove- bles y puestos en la balanza del tiempo
pone hasta cierto punto la nostalgia que dad temática, al menos sí un énfasis en a fin de cotejar su devenir. Más o menos
suele acompañar a la lectura de una tra- una de sus obsesiones: el territorio de en estas coordenadas vitales y artísticas,
ducción. En esta instancia, uno se queda la memoria afectiva. El paisaje común Jaime Gil de Biedma –uno de los di-
con la certidumbre de que los poemas en de Comer sirena (1992), Naturaleza y hechos funtos dialógicos confesos de Vázquez
español embonan impecablemente. De (1999) y Lluvias y secas (2008) agrupa los Martín– fija su militancia en lo que él
que uno de veras leyó a fondo a Wislawa contados temas que todo artista trabaja define como un “escritor lento”; dice
Szymborska. Y eso sin saber. ~ a lo largo de su obra; en el caso de este el poeta español en el Prefacio de Las
– TEDi lÓPEZ Mills poeta, su imago mundi se resuelve en una personas del verbo: “Bueno o malo, por el
suerte de suite con sus múltiples y sor- mero hecho de haber sido escrito des-
presivas variaciones: la genealogía fa- pacio, un libro lleva dentro de sí tiempo
miliar y su imaginario, el viaje amoroso de la vida del autor. El mismo incesan-
con sus dichas y naufragios, la difícil y te tejer y destejer, los mismos bruscos
escurridiza nomenclatura del presente, abandonos y contradicciones revelan,
la vida en la urbe de las fidelidades y los considerados a largo plazo, algún viso
desencuentros. de sentido, y la entera serie de poemas
Seguramente hay otros ejes discur- una cierta coherencia dialéctica.”
sivos en su poesía, esquirlas de otros Sobre estas pesquisas y elucubra-
asuntos que atraviesan el corazón de ciones, la lectura de Lluvias y secas me
sus fijaciones más entrañables. Pero permite leer cada unas de sus estancias
bajo estos cuatro pilares se sostiene el con cierta familiaridad y reconocer un
trabajo riguroso –desde la vida interior poco más de su filosofía de composi-
del lenguaje de la poesía– en que la ción. La cadencia musical montada en
voz del poeta, inevitablemente meló- un verso libre –sólo de nombre porque,
dica e íntima, a veces acerada de rabia a cada tramo, el poeta inserta una sime-
y ternura, de escepticismo y de humor tría tonal, silábica y métrica– encabalga
negro, llama a los mortales a conversar el decir, envuelve su dicción, lo provee
con los mortales. de (en)canto; y sí, como en pocos poetas
Salvo raras excepciones, y a diferen- mexicanos, vinculado o no con el exilio
cia de la generación anterior, la de Váz- español, el flujo rítmico de sus poemas
quez Martín es una camada de poetas trae marcadas y transfiguradas resonan-
con pocos y espaciados libros. Más que cias del verso de la poesía española, del
aventurar una explicación sociológica Arcipreste de Hita a los poetas de la
sobre esta práctica del recato lírico, ex- generación del 27. En este nuevo libro

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se renueva el gusto por conversar con hasta qué punto los indios novohispanos
los difuntos poéticos; si en Comer sirena HISTORIA pudieron mantener su autonomía, sus
fueron Francisco Delicado y Julio Torri
sus interlocutores, en estas páginas dia-
Límites unidades politicoterritoriales y sus for-
mas de gobierno, y reducir la explotación
loga, pregunta y discute con Fray Luis de los privilegios de su trabajo y el despojo de sus tierras.
de León, Mahmud Darwish o Yehuda A partir de una amplia investigación,
Andrea Martínez
Amijai; más que glosas o epígrafes, las Baracs basada en abundantes documentos de
referencias literarias se van sedimen- Un gobierno de archivo –gran parte de ellos escritos en
indios / Tlaxcala,
tando en la escritura de Vázquez Mar- 1519-1750 náhuatl–, Andrea Martínez toma como
tín al grado de formar parte del sentido México, Fondo de hilo conductor de su relato las vicisitudes
Cultura Económica /
y estructura del volumen. Colegio de Historia del gobierno y cabildo indios de la ciudad
de Tlaxcala / Centro
Ahora bien, decía al principio que lo de Investigaciones de Tlaxcala para mostrarnos mil y un as-
que distingue a Lluvias y secas de los libros y Estudios pectos de la fascinante provincia del mis-
Superiores en
anteriores es el énfasis de la memoria Antropología mo nombre. Su profundo conocimiento
afectiva. Este cambio opera desde la di- Social, 2008, de las fuentes primarias y su dominio de
530 pp.
mensión temporal en que se entretejen las sutilezas terminológicas del náhuatl
los poemas; convocados para una especie clásico le permiten adentrarse con una
de inventario de recuerdos, el tiempo de En la búsqueda de regulari- sencillez meridiana en complejos de-
cada uno es traído al presente y, en algu- dades, principios generales y modelos de bates sobre las formas de organización
nos casos, lanzado al futuro. El niño de aplicación universal, las ciencias sociales social y política de los indios en los pri-
algunos poemas ahora es el padre de una han menospreciado la tarea de dar cuenta meros tiempos del virreinato.
niña y lo es también de su propio padre; de la diversidad social. La historia, cuan- Su ejemplar estudio deja en claro la
las ruinas de una ciudad, las conversa- do se toma en serio su papel de ciencia extensión y los límites de los privilegios
ciones de viejos sobre una patria perdi- de lo específico –como acertadamente la que gozaron estos indios “conquistado-
da, el encuentro con un amigo muerto ha denominado Paul Veyne– y trabaja res”. En premio a su lealtad, la Corona
a través de símbolos bíblicos, el pasado sobre temas, espacios y tiempos reduci- española autorizó a la nobleza india de
en claro del amor revisitado en los ojos dos y bien delimitados no enfrenta ese Tlaxcala conservar el dominio sobre todo
de una gata, nos dan la impresión, y en problema. Sin embargo, en cuanto am- su territorio a través de un gobernador y
algunos casos la certidumbre, de que el plía sus horizontes y se propone dar un de un cabildo indios que deberían ser de-
pasado está más presente que muchas panorama general de una amplia región signados por un cuerpo electoral confor-
de las cosas que nos suceden en el día a tiene inevitablemente que encarar el reto mado por 220 miembros de la aristocra-
día con la excepción, entre poquísimas de integrar en su relato la diversidad de cia regional. Este gobierno conservaría
cosas, de la mujer bella que nos hace el situaciones particulares. La peor manera ciertos principios prehispánicos, como la
mundo bueno, habitable y prodigioso de hacerlo es, sin duda, la de generalizar rotación de los cargos entre las cuatro “ca-
para luego desaparecer. los casos que el historiador juzga “nor- beceras” que integraban la provincia. Los
Una suerte de doble vida, en la males” o “representativos”. Una estrate- señores naturales mantendrían también
dimensión en que Nerval veía el sue- gia mucho más inteligente, me parece, sus propiedades y sus terrazgueros (o ma-
ño, es el pasado; una patria de espejos sería, por el contrario, partir de los casos yeques), que las trabajaban para ellos.
ahumados, de lloviznas interminables, extremos para sugerir a los lectores el Por su parte, los simples campesinos –los
de voces que nos hacen saber quiénes amplio campo de la diversidad existente, macehuales– recibieron la promesa de
somos y de qué somos capaces. En el constreñida en unos límites claramente que no serían dados en encomienda a
entrecruzamiento del ayer con el ma- señalados. españoles ni tendrían que pagar tributo
ñana, el presente personal y el histórico De ahí el interés que, sin duda, des- o prestar servicios personales.
quedan al garete entrampados en un pertará el libro de Andrea Martínez Como era de suponerse, estos privile-
delirio mediatizado del que da cuenta Baracs, Un gobierno de indios / Tlaxcala, gios sufrieron considerables mermas y no
“El que cae de la torre”, para mi gusto 1519-1750, entre todos los interesados en se extendieron a otros ámbitos de la vida
el mejor poema de Lluvias y secas, justo conocer la situación de los indios de la social, dejando la puerta abierta a infini-
para volvernos a despertar de su lectura. Nueva España. En efecto, los tlaxcaltecas, dad de abusos. Así, por dar un ejemplo
Valor capital de la poesía, su llamado a como premio a la alianza que forjaron con especialmente dramático, la evangeliza-
la permanente vigilia, incluso en las ho- Cortés contra los mexicas, recibieron por ción a cargo de los franciscanos se rea-
ras del ensueño o de la pesadilla, marca parte de la Corona española amplios pri- lizó con una violencia desconocida en
la bitácora de nuestros escasos días de vilegios que, en principio, los colocaban otras regiones de la Nueva España. Tal
vida plena. ~ por encima de todos los demás naturales. vez porque los tlaxcaltecas habían sido
– ERNEsTO lUMBRERas Así, este caso extremo nos permite saber los primeros en aceptar el cristianismo,

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los religiosos reaccionaron con extrema tlaxcaltecas el pago del tostón real. Final- ban los trabajos que tenían que realizar
dureza a la reaparición de cultos prehis- mente, los tlaxcaltecas no se libraron de para el mantenimiento de la ciudad de
pánicos: por lo menos nueve indios –en- trabajar en la construcción de la ciudad Tlaxcala. Esto permite comprender que
tre ellos una mujer– fueron ejecutados de Puebla y en las haciendas españolas muchos campesinos se hayan aliado con
porque habían “tornado a idolatrar”. de la región de Atlixco. Además tenían los españoles en contra del centralismo
Con el dominio español, la flexible que prestar un servicio gratuito en las del cabildo indio.
alianza entre cuatro cabeceras, cada una cabeceras de doctrina y en la ciudad de Resulta mucho más difícil de evaluar
de ellas controlando a sus sujetos, se con- Tlaxcala. la importancia que los tlaxcaltecas pudie-
virtió en un gobierno indio unificado Aunque el gobierno indio de Tlaxca- ron atribuirle al hecho de ser considera-
con jurisdicción sobre toda la provincia. la logró limitar al máximo las mercedes dos “indios conquistadores”, de formar
A pesar de sus amplias facultades, un de tierras a los españoles, estos lograron parte de la única provincia gobernada
gobernador español tenía que presidir asentarse en la provincia y hacerse de mu- por personas de su misma “nación” y
todas las reuniones del cabildo, de tal chas propiedades, especialmente en la de recibir repetidas muestras de reco-
forma que aquel podía impedir la toma región de Huamantla. Desde mediados nocimiento por parte de las autoridades
de decisiones del gobierno indio con tan del siglo xVI algunos señores naturales españolas, como el paso obligado de todo
sólo ausentarse de la provincia. Además, empezaron a vender sus tierras. Ade- virrey por su territorio en su viaje de Ve-
con el paso del tiempo la rotación de los más, algunos de los colonos se casaron racruz a México.
cargos –especialmente el de goberna- con mujeres de la nobleza tlaxcalteca, Hay, pues, que agradecer a Andrea
dor– entre las cuatro cabeceras dejó de adquiriendo así el control de sus pro- Martínez Baracs no sólo el que nos per-
aplicarse durante largos periodos. Mu- piedades. Sus hijos mestizos pudieron mita comprender mucho mejor la fasci-
chos gobernadores se mantuvieron en ocupar cargos en el cabildo de Tlaxcala nante historia de Tlaxcala, sino también
el cargo más allá de los dos años que les o incluso desempeñarse como goberna- que nos muestre uno de los límites que
correspondían y fueron impuestos por dores indios. tuvo la condición social de los indios en
el virrey en turno. La compleja jerarquía El balance de tres siglos de autono- la Nueva España. ~
que existía entre barrios y pueblos sujetos mía india resultó así de lo más ambiguo. – jUaN PEDRO ViQUEiRa
fue primero alterada con la creación de Tlaxcala logró conservar su integridad
las doctrinas franciscanas que impuso territorial, incluso cuando se creó la in-
en ocasiones nuevas cabeceras. Poste- tendencia de Puebla. Pero la compleja ENSAYO
riormente, con la secularización de estas
doctrinas, muchos pueblos sujetos obtu-
jerarquía política que existía entre sus
asentamientos perdió mucha de su fuer-
Mutua conveniencia
vieron su libertad y dejaron de prestar za y no faltaron, como en el resto de la
servicios en sus cabeceras. Nueva España, luchas de los pueblos
Mario Ojeda Gómez
Aunque los señores tlaxcaltecas lo- sujetos por liberarse del control de sus México y Cuba
graron conservar a sus terrazgueros du- cabeceras. revolucionaria /
Cincuenta años
rante un periodo mucho más largo que Sin duda, quien más se benefició de de relación
sus similares de otras regiones –todavía los privilegios otorgados por la Corona México,
El Colegio
en 1718 se encuentra alguna mención a fue la nobleza tlaxcalteca, que mantuvo de México,
estos trabajadores atados a la tierra–, no durante un mayor tiempo a sus siervos o 2008, 282 pp.

pudieron evitar que poco a poco estos terrazgueros, que controló –no sin gran-
obtuvieran su libertad y recibieran por des interferencias de las autoridades vi-
parte de la Corona tierras propias. rreinales– la administración de la provin-
En cambio, la promesa de que los cia, supervisando a partir del siglo xVIII el
macehuales estarían libres de “pecho” no comercio que ejercían los españoles. Sin
duró mucho tiempo. Muy rápidamente, embargo, esta aristocracia india tuvo que Es 1988 y México enfrenta
la provincia de Tlaxcala se comprome- permitir el ingreso en su seno de mestizos por primera vez desde hace décadas un
tió a entregar cada año ocho mil fanegas y de plebeyos enriquecidos. encendido conflicto postelectoral. Las
de maíz como “reconocimiento al rey”. Los campesinos fueron menos afor- elecciones presidenciales se han cele-
Dado que su monto no dependía del tunados. Los terrazgueros vieron retra- brado días, semanas atrás pero aún no
número de naturales, esta obligación se sada su liberación. Los macehuales no existe certeza: el candidato del régimen,
volvió una carga pesadísima, a veces in- lograron escapar ni del pago del tributo Carlos Salinas de Gortari, y el régimen
cluso imposible de cumplir cuando la po- –que incluso en ciertos periodos pudo mismo declaran una contundente vic-
blación se redujo drásticamente a raíz de llegar a ser más gravoso que el de los toria priista mientras que la izquierda
las epidemias llegadas del Viejo Mundo. demás indios– ni de los servicios perso- mexicana –encabezada por el entonces
Además, en 1593, el virrey impuso a los nales a los españoles, a los que se suma- candidato del Frente Democrático Na-

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cional, Cuauhtémoc Cárdenas– y buena mentos fundamentales de esa historia, no intervención; evitar que el conflicto
parte de la opinión pública se resisten a desde la visita del ex presidente Lázaro entre Estados Unidos y Cuba radicaliza-
aceptar ese veredicto. Bajo la creciente Cárdenas en 1960 a la Cuba ya revolucio- ra a la izquierda mexicana, y garantizar
sospecha de fraude, llega el primero de naria hasta las constantes riñas, alguna que Castro no apoyara, como hacía en
diciembre, día de la toma de posesión. telefónica, entre Castro y Vicente Fox. otros países, a las guerrillas locales. ¿Qué
En el Palacio Legislativo de San Lázaro Incluso, al describir y analizar ciertos ganaba Fidel Castro? Lo suficiente como
se dan cita los legisladores y las figuras acontecimientos –el viaje de Echeverría para aplaudirle con ganas al presidente
protagónicas del régimen, así como algu- a Cuba en 1975, por ejemplo, o la apues- priista en turno. ~
nos invitados extranjeros, para aplaudir ta foxista de distanciarse del régimen – aNa alaRCÓN
la unción de Salinas de Gortari. ¿Quién castrista para conseguir un acuerdo
bate sus palmas con entusiasmo en uno migratorio con Estados Unidos–, Oje-
de los balcones? El mismísimo líder de da Gómez es capaz de dibujar un buen LIBRO DE VIAJES
la Revolución Cubana. El comandante
en jefe del único ejército comunista del
paisaje de la política interior mexicana
y un atractivo retrato de nueve presi-
Viaje y anacronismo
continente. El hombre que no dudó en dentes, convencido de que la política
Peter Matthiessen
enviar tropas a Angola y en apoyar a exterior es también política local. Si algo El leopardo
diversas guerrillas latinoamericanas. El puede reprochársele a este libro, es que de las nieves
trad. José Luis
político que ahora, en este instante deci- su retrato de Cuba es menos sólido que López Muñoz,
sivo, decide dar la espalda a la izquierda el de México: Ojeda Gómez no dedica el Madrid, Siruela,
2008, 368 pp.
mexicana y apoyar sin reparos, y conve- mismo tiempo a trazar el perfil autorita-
nientemente, al régimen priista. rio de Castro o la situación interna de la
Para entender este episodio y varios isla. Por supuesto, no puede decirse que
otros, Mario Ojeda Gómez (Xalapa, el autor sea complaciente con el régimen
1927) ha escrito el ensayo México y Cuba cubano (es crítico: desde las primeras
revolucionaria / Cincuenta años de relación. páginas señala que Cuba nunca ha sido
Internacionalista, académico y diplo- libre, sometida primero a España, luego
mático, Ojeda Gómez fija el inicio de a Estados Unidos y al final a la Unión La reedición de The Snow
su libro en 1955, cuando Fidel Castro, Soviética) ni que el libro resienta mayor- Leopard se lleva a cabo con un anacro-
amnistiado tras su fallido asalto al cuartel mente estas carencias. Sólo se dice que nismo en portada. La imagen seleccio-
Moncada, se asila en México, y el desen- el lector que quiera conocer el estado de nada es una fotografía aérea del Everest
lace en 2006, cuando las relaciones di- las cosas en Cuba debe completar esta tomada por la NASA en 1993. Esto es:
plomáticas entre ambos países atraviesan lectura con otras. una imagen de hace quince años para
su crisis más severa. Entre un polo y el Sin embargo, el mayor mérito de este prologar la lectura de un libro escrito
otro, el autor relata con atención y rigor libro es otro y no es pequeño: desacraliza hace exactamente treinta, cuando ganó
una de las historias diplomáticas más pe- la historia de las relaciones entre estos el National Book Award, el mismo
culiares del siglo xx, mantenida a pesar dos países. Para explicar la convivencia galardón que acaba de obtener Peter
de las notables discrepancias ideológicas entre Cuba y México muchas personas Matthiessen (Nueva York, 1927), por
y de las muchas presiones estadouniden- han hablado de la invisible afinidad en- cierto, con su novela Shadow Country.
ses y marcada lo mismo por la simpatía tre las almas mexicana y cubana, y otras La red está llena de textos sobre El
que por el cálculo político. Una relación presumen el heroísmo y la filantropía del leopardo de las nieves, un libro de viajes
dispar: de un lado, un solo mandamás, régimen mexicano, amigo de Cuba pese que de algún modo (el anglosajón) ya
Fidel Castro; del otro, nueve presidentes, a tirios y troyanos. Lejos de estas ideali- es canónico, de manera que esta reseña
ocho priistas y un panista. Al contrario zaciones y cerca de la realpolitik, Ojeda no va a ser una reseña, sino un intento
de lo que suele pensarse, una relación Gómez señala sin pudor la rasa verdad: de reflexión sobre algunas ideas que
móvil, oscilante, no exenta de conflictos en la relación diplomática entre México me ha sugerido la lectura de un libro de
y suspicacia. y Cuba ha predominado, como en todas los años setenta en pleno siglo xxI.
Destaca el detalle, el cuidado de la las relaciones diplomáticas, la política, La primera guarda relación con el
investigación. En las 282 páginas de este no el romanticismo ni la hermandad. Si anacronismo de la fotografía de porta-
libro –que incluyen, entre otras cosas, México apoyó durante décadas al régi- da. En la era de Google Earth no deja
una útil cronología y una nutrida biblio- men castrista –a pesar de las probadas de sorprender una imagen antigua de
grafía– no parece faltar uno solo de los violaciones a los derechos humanos– no la NASA con copyright de Spacephotos /
episodios que han definido la conviven- fue por una supuesta lealtad entre “ami- Cover Jupiterimages. Esa misma sen-
cia entre México y la isla. Por el contrario, gos revolucionarios” sino por válidas sación de sorpresa y de anacronismo
este ensayo se ocupa de todos los mo- razones políticas: afirmar el derecho a la ha recorrido mi lectura del libro. El

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impulso del viaje se encuentra en el poráneos afines, como Paul Theroux extremo, como una obra documenta-
título: “la esperanza de vislumbrar este y Colin Thubron? Definitivamente da y eficaz, como un “clásico natural
animal casi mítico en las montañas de en un lugar diferente al que ocupan Penguin”; pero no como una obra
las nieves eternas era justificación sufi- la obra de Robert Byron y la de Bruce maestra. Su incorporación de tenden-
ciente”. Por tanto, la meta es clásica: ser Chatwin, que sí investigaron la for- cias filosóficas orientales ancla el texto
el tercer occidental en ver a la huidiza ma del relato de viajes, que no dieron en un contexto histórico hippie, que
criatura; y para ello someter el cuerpo como bueno ningún formato heredado puede ser releído ahora en el marco
a sus límites de resistencia, en altas de una tradición más moldeada por New Age, pero que desplaza al lector
cumbres, por caminos de cornisa, con geógrafos, militares y aventureros que anacrónico que no empatice con esas
tormentas de nieve y porteadores poco por poetas. El sustrato más interesante convicciones. Casi contemporáneo de
confiables. Matthiessen intenta com- del libro de Matthiessen, constituido In Patagonia, lo que en Chatwin es in-
patibilizar un objetivo tan típicamente por la narración de la muerte reciente vestigación formal y uso magistral de la
occidental (la conquista del espacio) de su esposa a causa de un cáncer y la elipsis, en Matthiessen es cultivo de las
con una investigación en la interiori- culpa que el viajero siente por no haber convenciones de lo que las editoriales
dad que se considera genuinamente sabido estar a la altura de las circuns- anglosajonas siguen entendiendo por
oriental. Es decir, el viaje exterior se tancias (un viajero es la suma de sus “libro de viajes”. Me interesará leer su
define en las coordenadas anglosajo- ausencias), precisamente, no es tratado última novela, para poder profundizar
nas, pero el supuesto viaje interior se con la conciencia de sobresentido que en esa distancia temporal que abre este
caracteriza según los trazos de la fi- sería exigible en una novela o en un libro: entonces podré saber si en los se-
losofía propia de la región visitada. poema, aunque sí con la honestidad tenta primaba su faceta de naturalista y
En ese sentido, El leopardo de las nieves y la emoción que presumimos en los aventurero y ahora, finalmente, prima
prolonga la tradición de los explorado- géneros autobiográficos. la de escritor. ~
res y escritores decimonónicos que se La tercera idea se desprende de la – jORGE CaRRiÓN
enamoraron de los países que cartogra- segunda y es más bien una pregunta:
fiaron, y de sus epígonos contempo- ¿cuáles son los recursos formales que
ráneos como Thesiger, al tiempo que no caducan en una novela de no fic- MEMORIAS
antecede a libros recientes como El
corazón del mundo de Ian Baker. Lo que
ción? Porque algunas de las opciones
técnicas de Matthiessen no hay duda
La imagen del padre
singulariza su propuesta es, precisa- que o bien han caducado o bien chi-
Claudio Isaac
mente, el contexto histórico. Los años rrían en nuestra época. Me refiero al Cenizas
setenta, sobre todo en lo que al despla- hábito de anotar el nombre científico de mi padre
México, Juan
zamiento geográfico y al orientalismo de cuanta criatura vegetal o animal se Pablos, 2008,
se refiere, no se pueden entender sin cruza en su camino, al hecho de recu- 177 pp.
el (anti)paradigma hippie. Por momen- rrir a largos párrafos entre paréntesis
tos, pese a la fuerte personalidad del para integrar en el relato lo que sus
autor, pese a su itinerario de lecturas compañeros de viaje harán cuando él
absolutamente propio, esa deuda de ya no los acompañe, o al uso de notas
época se hace demasiado patente. para citar las fuentes. La prosa es flui-
La segunda idea tiene que ver con da, se articula en fragmentos de diario
el género. En España el libro apare- de viaje y oscila entre las descripciones
ce de nuevo en la colección “El Ojo espaciales de aliento romántico y la Alberto Isaac (Coyoacán,
del Tiempo”, de la editorial Siruela, narración pormenorizada de la actua- 1923) pertenece a toda una época del
donde recientemente se han publicado lidad de la ruta. Las digresiones acerca cine mexicano. Su figura forma par-
títulos de Ignacio Gómez de Liaño o de filosofía oriental y de cómo algunas te de una generación de cineastas –la
George Steiner; es decir, en una colec- convicciones del hinduismo y del bu- de Arturo Ripstein, Jorge Fons, Jaime
ción de ensayo. En inglés, en cambio, dismo se encuentran presentes en los Humberto Hermosillo y Felipe Cazals,
el libro circula en dos ediciones: la grandes relatos occidentales permiten entre otros– que renovó nuestro cine
de Penguin Classics y la de Penguin la elevación: del Himalaya al Viaje, del y fue autor de películas como El rin-
Nature Classics. La ambigüedad es itinerario íntimo al transpersonal. cón de las vírgenes (1972) y Tívoli (1975).
relevante: entre la literatura y la eco- Con la distancia que brindan Además de ser director y guionista,
logía, entre la Gran Literatura y los treinta años, en fin, veo El leopardo de estuvo a cargo durante unos años de
libros de viajes: ¿Dónde se ubican las nieves como un libro canónico a la la Dirección General de Cinematogra-
los libros como El leopardo de las nieves? anglosajona: es decir, como una obra fía. Fue también campeón nacional de
¿Dónde se colocan los de sus contem- capaz de pervivir en las listas de viaje natación, atleta olímpico y llegó a ser

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conocido como “La flecha de Colima”. nizas de su padre al mar de Cuyutlán, plantean la memoria y la percepción–
Fue periodista y caricaturista de El Uni- donde nace la ola verde, tal como “el en la búsqueda de una verdad sobre la
versal y El Universal Gráfico, así como güero Isaac” había deseado: relación con su padre. Esa búsqueda es
del desaparecido semanario deportivo conmovedora, a ratos dramática, a ratos
Esto, cuya sección de espectáculos diri- Con un rugido o un bostezo magní- incluso solar, como si el autor intentara
gió. Además, fue ceramista y guionista. fico, el mar ha despertado de golpe, expresar de algún modo la fragilidad
Era –me consta– un hombre agrada- se diría que lo hemos despertado. de lo vivido, la acción punzante de la
ble, guapo y simpático. Estuvo casado Mi padre y yo. Abre sus fauces y nostalgia, que no deja las cosas donde
con la ambientadora cinematográfica y echa espuma desde no sé qué hon- sucedieron, sino que las hace seguir
artista plástica Lucero Isaac, con quien dura, y hacia esa misma hondura operando en el presente, de manera
tuvo un hijo, Claudio (ciudad de Méxi- se fuga, ya en definitiva, mi padre dolorosa. No es fácil ajustar cuentas
co, 1957), que también es director de hecho cenizas. Esto termina aquí, con el padre, sobre todo cuando este
cine, artista plástico y escritor. Alberto me digo. Debo regresar a la orilla. fue un ser lleno de encanto y simpatía,
murió en 1998, y a raíz de su muerte En un horizonte visible, cercano, favorecido por la fortuna, pues los re-
Claudio ha compuesto un libro entra- surgen olas grandes como casas, que flejos que embellecen la figura paterna
ñable, Cenizas de mi padre. vienen hacia mí. Debo regresar. parecen oscurecer la propia.
Cenizas de mi padre trata de Alberto El hijo que, tras el temblor de 1985,
Isaac, pero no es una biografía no- Claudio fija esta imagen de sí mismo caminó treinta cuadras descalzo, pi-
velada ni una semblanza. Contiene, nadando para depositar las cenizas mar sando escombros, para buscar al padre
sí, una novela en la que se narra el adentro como una imagen ideal, simbó- venturoso que no le creía lo que había
viaje que Alberto y cuatro nadado- lica, y al mismo tiempo la contrapone a sucedido, le escribe ahora para llegar,
res mexicanos más realizaron en au- lo que sucedió en realidad. Esta espe- también, a una verdad sobre sí mismo:
tomóvil para participar en el Abierto cie de distorsión entre la realidad de la
de Natación y Clavados de Estados memoria y lo que el deseo y las emocio- Qué importa que hable de mi padre,
Unidos en Akron, Ohio, en agosto nes fantasean es muy interesante: ahí qué importa que sea yo quien habla
de 1945 (cuando los bombardeos de es donde se mueve constantemente la si todos tienen voz. En los escom-
Hiroshima y Nagasaki). Esta pequeña figura del padre, como la de alguien bros del edificio desfondado, la voz
novela, casi un esbozo de road-novel, inaprehensible, amado y cruel: es de todos, la figura paterna es la
se encuentra contrapunteada por una de todos, las cenizas se convierten
serie de textos cortos –a caballo entre Apenas llevaba veinte días sin to- en escombros, se confunden con el
el diario, la crónica y las memorias– en mar un solo trago de alcohol y [...] escombro de todos. Así ha de ser
los que Claudio Isaac trata de fijar la había subido de peso. Durante esa el final. ~
figura del padre encantador y a la vez visita, mi padre se dedicó a seña- – aNa GaRCÍa BERGUa
ambivalente, como todos los padres, larme que estaba gordo, fuera de
que fue para él Alberto Isaac. forma, además de insinuar constan-
Es imposible ajustar cuentas con temente que los cimientos de mi POESÍA
los padres muertos. Sus cenizas dan-
zan a nuestro alrededor, nos lasti-
actual relación no eran lo suficiente-
mente sólidos como para proclamar
Alturas y descensos
man, adoptan formas distintas: por una nueva vida. Yo resistí su método
Enriqueta Ochoa
una parte, la del amor total y más acuentagotas, de chinga-quedito, pues Poesía reunida
profundo; por otra, la de la mayor pensaba que me lo había ganado a México, Fondo
de Cultura
extrañeza y ajenidad. Uno crece y, pulso, es decir: pensaba que merecía Económica,
sin embargo, siempre es chico ante su desconfianza. 2008, 439 pp.
la mirada del padre; nuestro refle-
jo siempre depende de sus ojos –en Pero Cenizas de mi padre también trata
el caso de Alberto, azules, diáfanos. del joven artista hijo de artistas que es
Cuando el padre muere, tratamos de Claudio, y de los conflictos que ello le ha
mirarnos solos al espejo y, como dice acarreado, las dudas, los golpes contra
Claudio Isaac, no sabemos quiénes la pared, la realidad de las cosas. Así, es
somos, pues al final nos vemos de es- un curioso libro híbrido, una suerte de
paldas (o es quizás el padre quien, al viaje literario en el que el autor se vuel- Al penetrar en el vasto con-
partir, nos da la espalda). ca con todas las armas de su escritura tinente de esta Poesía reunida, es posible
El libro de Claudio Isaac empieza –una escritura desarmada, desarmante, afirmar lo que ya sabemos: que desde la
con el relato de cómo trasladó las ce- aquejada por las contradicciones que aparición de su primer libro, Las urgen-

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cias de un Dios (1950), Enriqueta Ochoa atenta de las cosas y el entorno admite Yo fui la piedra de escándalo:
(Torreón, 1928-ciudad de México, al cuerpo como medio para experi- contra mí se levantaron las lágrimas
2008) dio muestras vehementes de mentar la divinidad. Por eso también de todos mis hermanos...
madurez y originalidad. Habría que es interesante que esta poesía que La piedra con la que los otros
insistir, incluso, en que el poema clama por Dios, a veces optimista, a [ tropezaban
que da título a ese volumen inicial es veces desencantada, no pregone el encendidos de vergüenza.
uno de los textos perdurables de la hábito y la celda monacal, sino que
poesía mexicana. Por un lado, desplie- se define como la de una “virgen te- Así, la evolución de esta voz a lo largo de
ga imágenes poderosas, apoyado en rrestre” que busca a Dios pero que ha los años ha sido gradual, no radical; si
una estructura melódica definida ma- procreado, y por lo tanto ha sentido acaso se observa una incorporación del
yormente por libres combinaciones de al varón “dilatarse con toda su sole- léxico de la astronomía (cosmos, galaxia,
endecasílabos y heptasílabos. Por otro, dad”. Es una poesía no ascética sino planeta, órbita) mucho más acusada en
plantea un acercamiento muy directo vitalista. poemas recientes (“Se estampa contra
y, por momentos, desafiante a Dios, Posteriormente, encontramos Los mí la mano del universo” o “Gira la
lo que habría de colocarlo junto a los himnos del ciego (1968), en que desta- luz en el oleaje de las galaxias”), que
grandes poemas mexicanos del siglo can poemas que reflexionan sobre el se funden con el ya conocido universo
xx que buscan dar cuenta de esa hui- ejercicio de poeta: “el que canta es de la naturaleza terrestre, que tanto la
diza y multiforme presencia (Canto a un un ciego/ con los ojos de faro/ y los distingue. En todo el volumen sólo hay
dios mineral, Muerte sin fin). En esta vena, labios de raíz oscura”. Como resul- un cambio de registro, que va del me-
la poeta dialoga con el decir poético de tado surge, a su vez, la preocupación lódico verso de factura eficaz a la prosa
San Juan de la Cruz en sus constantes sobre la imposibilidad del decir: “he poética. Asaltos a la memoria (2004) se
incursiones místicas: terminado como siempre/ astillán- compone de apuntes autobiográficos
dome, al querer penetrar, escalando (infancia, familia), mediante un pro-
Recordad que Dios es el espejo tinieblas,/ el corazón de las cosas”. saísmo afectado por giros poéticos que
más contradictorio y bifurcado, Y a pesar de esa imposibilidad de no trasciende más allá de la anécdota
acomodado a todas las pupilas. cantar la maravilla, esta voz no se bien contada.
Yo lo esculpo a mi modo y le doy detiene, pues en los cuatro primeros Hacia el final, el inédito Los días
[forma. apartados de esta Poesía reunida (Las delirantes revela poemas de una senci-
urgencias de un Dios, Los himnos del ciego, llez y contundencia que reafirman la
También elabora, cercana a Saint- La vírgenes terrestres y Retorno de Electra) veta inagotable de la autora. Destacan
John Perse, una mitología adánica de Ochoa transita con solidez sus temas poemas como “Alguien debe llevarte al
la infancia: recurrentes, entre ellos, el desolado centro de todas la galaxias”, dedicado
paisaje de la derrota amorosa y el a Marilyn Monroe, con una soltura de
Con tres doncellas me heredó mi abandono, en poemas como “Dido” versos poco común, ya que no atiende
[madre: y en los posteriores “Para evadir el al eje rítmico de versos impares acos-
la que vive en los altos, cierzo de la muerte que llega” y “El tumbrado por la autora, y que recuerda
toda hecha de luz; de ese viento testimonio”. el poema famoso de Ernesto Cardenal.
[dorado Si bien la intensidad de las metá- Hay también homenajes a Octavio Paz,
con que el sol nos habita. foras y las imágenes es una constan- Rilke, Pessoa, entre otros. La sección
te en la poesía de Ochoa, a lo largo “Final” tiene ese impulso conmovedor
Es cierto que a estas alturas de los de este volumen experimentamos la de la buena poesía: “La noche avanza/
enunciados filosóficos Dios ha muer- sensación de repetición y recurrencia en el centro del agua desnuda de los
to, y para nombrarlo hay que parirlo temática; es decir, comprobamos que astros,/ tiembla.”
nuevamente. Así, Dios se vuelve una su obra se sustenta en la variación Leer esta Poesía reunida de Enrique-
presencia familiar que habita el vientre de temas que difícilmente abando- ta Ochoa significa explorar un extenso
como un amargo regalo y, en su inde- na. En ese sentido, Canción de Moisés continente en que los paisajes, muchas
cisa postura, no termina de emerger. (1984) y Bajo el oro pequeño de los trigos veces en las alturas, se multiplican en
De este primer libro destacan también (1984 y 1997) incluyen poemas que una determinada cantidad de variacio-
la nostalgia de “Triple habitación” y son, algunas veces, reelaboraciones nes, en una rica variedad de imágenes
el misticismo un tanto panteísta de de los presentes en libros anteriores, y sustentadas en una arquitectura de puli-
“Mentido paraíso”. acaso estos nuevos gocen de un medio das cadencias. Pero esta, muchas veces,
En su búsqueda de la visión di- tono mucho más marcado. Con todo, alucinante topografía no está exenta de
vina, el cristianismo de Ochoa tiene sería injusto afirmar que la voz se haya algunos escarpados y descensos. ~
elementos paganos, pues esa mirada agotado del todo: – Mijail Lamas

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reLeCtUras
La comedia de la vida cotidiana
Aunque escribió más de vein- Spark entendió que sólo el puro artifi- Spark. La serie prevista se abre con Los
te novelas, varias colecciones de cuen- cio puede darle a la novela la extrañeza encubridores (Aiding and Abetting, 2001),
tos, poesía y una biografía esencial de y la variedad malsana de la vida real, su antepenúltima novela, inédita hasta
Mary Shelley, a Muriel Spark se la re- mucho antes de que la posmoderni- ahora en español, y la segunda, Memento
cuerda sobre todo por Miss Jean Brodie, dad desembarcara en la ficción. Si su mori, de 1959, una de sus comedias más
ese monstruo carismático de la pedago- maestra prototípica es manipuladora, despiadadas.
gía británica que brilla desde el título de sus chicas de escasos medios pueden En Los encubridores, los pormenores
su novela más celebrada y una Maggie ser estafadoras veniales; sus criminales, de la trama farsesca son ficticios pero
Smith inolvidable encarnó en el cine a seductores ingeniosos, y sus ancianos, el caso es estremecedoramente real.
fines de los sesenta. De esos caprichos un dechado de lacras. Característica- Spark retoma uno de los misterios po-
de la posteridad literaria, casi siempre mente, la economía de la prosa puede liciales más populares de la crónica roja
más injustos con las mujeres, Spark se ser devastadora, y el aplomo con que se británica –la desaparición de lord Lu-
burló en una de sus últimas aparicio- cuentan las peores desgracias, glacial. can en noviembre de 1974, sospechoso
nes públicas, con la misma ironía ácida Nos enteramos así, por ejemplo, del de haber asesinado a la niñera de sus
con que sus ficciones suelen referir los destino fatal de Mary Macgregor, la más hijos e intentado asesinar a su espo-
destinos más terribles y reírse de la es- tonta de las chicas de Miss Brodie: sa– y especula una resolución ingeniosa
tupidez humana: “Casi todos mis otros y disparatada. En el comienzo de la
libros se olvidan por culpa de Maggie Había superado su pena y había novela se explica así el despilfarro cri-
Smith. Muchos creen incluso que fue vuelto a caer en su torpeza y atur- minal de sangre de Lucan: “La muerte
ella quien escribió La plenitud de la se- dimiento habituales antes de morir de la chica fue un error abominable.
ñorita Brodie.” durante una licencia en Cumber- En la oscuridad del sótano, pensó que
Spark, es cierto, alcanza la plenitud land, en el incendio del hotel. Mary se trataba de su esposa.” De ahí en más,
en esa novela breve y perfecta que com- Macgregor corrió de un extremo a con un tono que recuerda menos las
bina maestría narrativa, inteligencia y otro por los pasillos, a través del es- sátiras de Evelyn Waugh –con quien
soltura como en estado de gracia. Sólo peso humo. Corrió en una dirección; siempre se la compara– que las peripe-
con su humor filoso y su compasión ante después, volviéndose, en la opuesta; cias absurdas de Los vengadores, Spark le
la debilidad o el fracaso, desprovista de y en ambos extremos la esperaba el inventa un doble con el que despista a la
cualquier desliz sentimental, es posible fuego voraz. No oyó gritos, pues los policía, lo hace ventilar sus culpas ante
convertir a Miss Brodie, una solterona apagaba el rugir del fuego; tampoco una psicoanalista farsante, lo complica
excéntrica que enseña lo que se le da la ella gritó, ya que el humo la sofoca- con el pasado también sangriento de la
gana, repite lugares comunes como si ba. A la tercera vuelta tropezó con psicoanalista y hasta le inflige un final
fueran verdades reveladas y simpatiza alguien, resbaló y murió. tragicómico entre caníbales africanos.
con Hitler y Mussolini por puro esno- Entretanto, escarnece a la aristocracia
bismo ignorante, en modelo de libertad Y en seguida, sin ninguna transición: británica que lo encubre y se interroga
y rebeldía para las chicas del Marcia “Pero a principios de la década de 1930, sobre cualquier intento de redención
Blaine, elegidas para ser la crème de la crè- cuando Mary Macgregor tenía diez a través de la mentira y las máscaras,
me del mediopelo provinciano escocés. años, estaba sentada estúpidamente en- incluido el psicoanálisis. Spark tiene
Pero el genio lacónico de Spark chispea tre las alumnas de la señorita Brodie.” ochenta y tres años cuando escribe la
en muchas otras comedias oscuras, a La clave de la eficacia del recuento está novela y observa el comportamiento
veces cuentos morales, que no necesi- en la irrupción torpe de la muerte, que humano con humor más seco y distan-
tan mucho más de cien páginas para la se anticipa y se subraya en la precisión cia más escéptica. “La naturaleza de las
observación implacable de los dobleces de un adjetivo y un adverbio. creencias –apunta la narradora sin ma-
humanos. En sus mejores novelas –Las Pasajes como este pueden despertar yores explicaciones– es muy extraña.”
señoritas de escasos medios, Memento mori, el desdén de quienes la creen demasia- En Memento mori, en cambio, la
Muy lejos de Kensington, por nombrar las do fría o cruel, pero también la admi- ofensa es mínima pero los personajes
más brillantes– la efervescencia de la ración rendida de sus muchos lectores y las complicaciones de la trama son
comedia nunca es sinónimo de leve- fanáticos, entre los que se cuentan, sin incontables. Una leve intriga policial
dad: el humor nunca está reñido con la duda, los editores de La Bestia Equi- reúne a una veintena de octogenarios de
indagación metafísica o moral. Cons- látera, un nuevo sello independiente un amplio espectro social –desde una
ciente de la omnisciencia del narrador, argentino que acaba de lanzarse a publi- escritora famosa y un cervecero millo-
alegremente incorrecta por convicción, car, entre otras cosas, cuatro novelas de nario hasta un investigador retirado de

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Muriel Spark (1918-2006)

Scotland Yard, un estudioso amateur de extrañamente modernas y clásicas? En Muriel Spark murió en 2006 antes
casuística geriátrica y una ala completa tiempos en que abundan las novelas de completar su vigésimo cuarta nove-
de un asilo de ancianos– en torno a delgadas, la experiencia es instructiva. la, en un hospital de Florencia, no muy
los mensajes telefónicos macabros que Spark nos recuerda que la economía lejos del pueblo soleado de la Toscana
periódicamente les susurra, con nom- narrativa no es el subproducto casual donde vivió, como corresponde a una
bre y apellido, una voz desconocida: de la falta de imaginación, el desgano dama de las letras británicas, durante
“Recuerda que vas a morir.” Tirando o la ansiedad, sino el resultado de un sus últimos treinta años. De haber sido
del hilo de las pequeñas perversiones ejercicio delicado de composición, el personaje de una novela suya, ella mis-
sexuales, las manías y los caprichos aprovechamiento extremo de todos los ma podría haberlo referido así: “Tomó
seniles de cada cual, van develándose medios de los que dispone el narrador y el té como todas las mañanas pero no
todo tipo de miserias juveniles que de- la precisión de la prosa, que puede decir alcanzó a cubrir de manteca la segunda
rivan con el paso de los años en estafas, lo mismo con menos palabras, con más tostada. Se quitó los lentes de marco
chantajes, engaños. Mientras la camas hondura y más gracia. Sus novelas, su- grueso y murió.” Cumplió los desig-
del geriátrico se van quedando vacías giere un crítico inglés con una metáfora nios poco ortodoxos de Christina Kay
sin ninguna contemplación ni piedad, que no le disgustaría a Spark, nos dejan (la profesora del James Gillespie’s High
Spark pasa revista al modo en que cada ver el mundo cercano “con la claridad School for Girls que sirvió de mode-
uno, haciendo cuentas con la vida vivi- distante de un telescopio sujeto por el lo a Miss Jean Brodie) como ninguna
da, se prepara para el final. La comedia extremo equivocado”. En algún mo- otra de sus alumnas, e hizo florecer
negra es la lente deformante de una mento de La plenitud de la señorita Brodie al máximo las lecciones del curso de
indagación más honda que acaba por nos enteramos de que Sandy Stranger, resúmenes para secretarias que tomó
imponer el mensaje funesto al lector, la más inteligente de las chicas de Miss en el Heriot-Watt College a los veinte
forzándolo a preguntarse también él Brodie, se hará monja y escribirá un li- años. Está en la crème de la crème del
por la vejez y la muerte, frente a la gale- bro del que sólo conocemos el título, La parnaso escocés y escribió algunas de
ría grotesca de viejos maniáticos. Hacia transfiguración del lugar común. (El historia- la novelitas más inteligentes y extrañas
el final de la novela, Charmian, la escri- dor del arte Arthur Danto, dicho sea de de la ficción británica.1 ~
tora de 87 años, halagada por el éxito de paso, se lo apropió expresamente para – GRaCiEla sPERaNZa
sus libros reeditados, se pregunta qué uno de sus primeros libros de ensayo,
encontrarán en ellos los nuevos lecto- una lectura filosófica de las transforma- 1 La Bestia Equilátera publicó Los encubridores (2008, tra-
res. Spark tiene cuarenta años cuando ciones del arte contemporáneo.) Nunca ducción de Natalia Mera y Diego D’Onofrio) y próxima-
mente editará Memento mori, Vagando con intención y Muy
escribe Memento mori y la inquietud del sabremos de qué se trata pero leyendo lejos de Kensington. Pretextos reeditó La plenitud de la señorita
personaje se lee, en espejo, como uno unas cuantas novelas de Spark podemos Brodie en 2006, y hay una edición de Las señoritas de escasos
medios en Lumen, de 1996. Sobre la obra de Spark con-
de esos saltos abruptos con los que sus imaginarlo. Como bien lo entendieron viene leer la introducción de Frank Kermode al volumen
novelas anticipan el futuro. los formalistas rusos, uno de los secretos de la Everyman’s Library (Nueva York, Alfred A. Knopf,
Desde la ficción, en cualquier caso, de la ficción mayor radica en la capaci- 2004) y las observaciones de James Wood en How Fiction
Works (Londres, Jonathan Cape, 2008). La cita crítica es
la pregunta podría alcanzarnos. Por- dad de observar el entorno común con de Richard Eder en su “Getting Away With Murder” (The
que ¿cómo releer hoy esas comedias una lente extraña. New York Times, 11 de marzo de 2001).

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