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3.3.

RESPONSABILIDAD POR LOS HECHOS


En el derecho penal de Guatemala, la responsabilidad de los hechos se refiere a la
obligación de una persona de asumir las consecuencias legales de sus acciones. En
otras palabras, un individuo es considerado responsable por los delitos que comete y
se le imputan las consecuencias legales correspondientes. Esto implica que, si
alguien comete un delito, debe enfrentar las sanciones legales establecidas por la ley
toda vez, este apegado al principio de intervención mínima, que obliga al Estado a
sólo perseguir a aquellas acciones concretas que impidan la normal convivencia
social. El respeto a este principio lleva a lo que la doctrina ha denominado
“DERECHO PENAL DE HECHO”. Frente al derecho penal de hecho, durante
mucho tiempo se apoyó un “DERECHO PENAL DE AUTOR”. En él, se entendía
que el derecho penal debía sancionar a las personas no tanto por lo que
hacen, sino por lo que son. La ley penal adquiría así un alto contenido moralizante,
entrando a juzgar la forma de ser o el modo de vida de las personas. Se sancionaban,
de esta manera: las 22 formas de vida consideradas como desviadas o
antisociales, perdiendo con ello la protección al bien jurídico su función de
límite y garantía del derecho penal. Llevado al extremo, el derecho penal de autor
favorece la imposición de medidas de seguridad predelictuales. Esto es,
habiéndose detectado una personalidad “peligrosa” o “desviada” se le aplica una
medida de seguridad, por ejemplo, un internamiento, “antes de que cometa
cualquier delito”.
En otras palabras: en un delito de robo, el derecho penal de hecho sancionará al reo
por haber robado una cantidad en un día concreto, mientras que el derecho penal de
autor lo hará por “ser un ladrón”. el artículo 73 del Código
Penal exige para poder aplicar la suspensión condicional que “antes de la
perpetración del delito, el beneficiado haya observado buena conducta y hubiere
sido un trabajador constante”. Sin entrar a valorar la crueldad que supone, en la
actual situación económica del país, sancionar al
desempleado, no puede admitirse que a una persona se le niegue este beneficio, y
por tanto vaya a la cárcel, sólo por no haber observado buena conducta. En otras
palabras, se le sanciona por su forma de ser, por ser un “inadaptado”.
No obstante, las manifestaciones más graves del “derecho penal de autor” no se
reflejan en los textos legales, sino en la práctica forense. Así, por ejemplo, si una
persona es joven, de barrio marginal y con tatuajes, rápidamente será calificada
como “marero” y de forma, incluso inconsciente, el juez bajará el listón de la “duda
razonable” para considerarlo culpable de algún hecho delictivo. Incluso se
justificarán las decisiones sancionadoras con el argumento de que “si
no hizo ésta, pagará por todas las anteriores que no lo atraparon”.
3.4.PROPORCIONALIDAD DE LAS PENAS
La proporcionalidad de las penas, por su parte, es un principio fundamental en el sistema de
justicia penal guatemalteco. Este principio busca garantizar que las penas impuestas a los
infractores sean proporcionales a la gravedad de los delitos cometidos. En otras palabras,
las penas deben estar equilibradas y adecuadas al daño causado y a la magnitud de la
infracción.
En el sistema legal guatemalteco, la proporcionalidad de las penas se basa en una
evaluación cuidadosa de diversos factores, como la naturaleza del delito, el grado de
participación del infractor, las circunstancias agravantes o atenuantes y el daño causado a la
víctima o a la sociedad en general. El objetivo es evitar que las penas sean excesivas o
inadecuadas, asegurando así que el castigo se ajuste de manera justa a la gravedad del
delito.
En resumen, en el derecho penal de Guatemala, la responsabilidad de los hechos implica
que los individuos son responsables por los delitos que cometen y deben enfrentar las
consecuencias legales correspondientes. La proporcionalidad de las penas busca garantizar
que las sanciones sean equilibradas y adecuadas a la gravedad de los delitos, considerando
diversos factores relevantes. Estos principios son fundamentales para asegurar la justicia y
el equilibrio en el sistema de justicia penal guatemalteco.
En la elaboración o modificación de cualquier tipo penal, el legislador, teniendo en cuenta
los principales aspectos del principio de intervención mínima, tendrá que respetar las
siguientes reglas:
• La prohibición de cualquier conducta debe estar encaminada a la protección de un
bien jurídico concreto y no de principios morales o éticos.
• Sólo deben protegerse por la vía penal bienes jurídicos necesarios para permitir la
convivencia en sociedad. No se deben prohibir penalmente las conductas que no
afecten a terceros.
• Sólo se debe recurrir a la vía penal, si los bienes jurídicos no pueden ser protegidos
por formas menos violentas (derecho administrativo, derecho civil, etc.).
• Debe rechazarse la vía penal si esta genera más perjuicio que beneficio.
• No deben imponerse penas excesivamente altas ni desproporcionadas.
• Las conductas prohibidas han de describirse en forma concreta, evitándose los tipos
penales abiertos.
• Finalmente, y no por ello menos importante, nunca se debe creer que el derecho
penal por sí solo resuelve problemas sociales.

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