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Facultad de Educación, Ciencias Sociales y Humanidades

Teoría Social, Sociedad y Naturaleza


Carrera de Sociología

CUARTO INFORME DE LECTURA

Estudiante: Scarlet Cuevas

Docente: Francisca Fonseca

Asignatura: Teoría social.

Sociedad y naturaleza

Temuco, 10 de julio del 2023


A lo largo de los años, América latina ha sufrido procesos colonizadores que no solo
han arrasado con nuestra identidad cultural, sino que también se ha experimentado la
apropiación de nuestros recursos naturales, es decir la persistente colonialidad que
afecta a la naturaleza latinoamericana (Alimonda, 2011, p.22) en beneficio del
desarrollo económico, del cual no hemos sido parte, dejando consecuencias como la
sobreexplotación y degradación del medio ambiente de los pueblos pertenecientes a
América latina. El capitalismo ha abierto las puertas a un desarrollo desigual, donde los
principales favorecidos han sido los países del “Norte”, que por años se han
aprovechado de nuestros recursos naturales dejando una deuda ecológica histórica que
es imposible de medir, la cual es resultado un modelo económico globalizado que
prioriza el crecimiento económico a expensas del medio ambiente.

Por lo que surge la siguiente pregunta a la que se va a dar respuesta, ¿Cuál ha sido la
respuesta del capitalismo ante la distribución desigual de los costos e beneficios
ecológicos en América latina?
El sistema económico capitalista, ha condicionado a nuevos modos de apropiación de la
naturaleza, como lo es el Neoextractismo que hace referencia a un modelo de desarrollo
más reciente y específico surgido en el siglo XXI. Según Svampa (2019) el
Neoextractivismo es un modelo de desarrollo basado en la sobreexplotación de bienes
naturales, cada vez más escasos, en gran parte no renovables, así como en la expansión
de las fronteras de explotación hacia territorios antes considerados como improductivos
desde el punto de vista del capital, sin contemplar el agotamiento de estos recursos a
largo plazo.

Los países latinoamericanos entre el año 2000 hasta aproximadamente el año 2013,
persiguieron una ilusión desarrollista de una economía que hasta ese momento era
favorable, por lo que se puso en juego la exportación bienes primarios sin límites.

Según Svampa (2019) todos los gobiernos latinoamericanos, más allá del signo
ideológico, habilitaron el retorno en fuerza de una visión productiva del
desarrollo lo que, junto con la ilusión desarrollista, conllevó la negación y
escamoteo de las discusiones de fondo acerca de los impactos sociales,
ambientes, territoriales, políticos, del Neoextractivismo, así como la
desvalorización de las movilizaciones y protestas socioambientales emergentes.

Sin embargo con el pasar de los años, la consolidación de un modelo de apropiación y


explotación de los bienes comunes, ha provocado una destrucción directa o indirecta de
las sociedades subdesarrolladas, arrebatando todo grado de autonomía ante la extracción
y consumo de su naturaleza, condenando a américa latina a una dependencia económica
de los mercados internacionales y una volatilidad en los precios de las materias primas,
lo que afecta la estabilidad económica de la región. Los países del norte, los cuales son
los más beneficiados con este modelo de desarrollo, ignoran todo tipo de consecuencias
devastadoras para nuestro ecosistema, e imparten un eslogan de desarrollo sostenible
con un limitado efecto en la construcción de una nueva racionalidad ambiental (Leff,
2003, p.29)

Por lo que, según Gudynas (2009), el modelo de desarrollo basado en el


Neoextractivsmo, se apega a la globalización, donde la exportación de origen
extractivista se convierte en el nuevo medio privilegiado para el crecimiento económico,
lo cual ha generado una distribución desigual de los costos y beneficios ecológicos para
América latina, que a su vez ha concentrado el poder y las riquezas en manos de las
elite económicas, empobreciendo a los pueblos de los países subdesarrollados.

La distribución ecológica se refiere a la repartición desigual de los costos y potenciales


ecológicos, de esas “externalidades económicas” que son inconmensurables con los
valores del mercado (Leff, 2003, p.20). En este contexto, se ha puesto en énfasis la
deuda ecológica que existe hacia los países latinoamericanos, (la cual es imposible de
medir), y hace referencia a no solo a la apropiación de la biodiversidad sino que también
es una subyugación la cultura, es decir a su derechos del ser cultural (Leff, 2003, p.26)

Ahora bien, ante la crisis ecológica, el capitalismo y sus seguidores han intentado
minimizar los daños provocados, a través de un estado que tenga mayores herramientas
y capacidades institucionales como actor regulador, por lo que se ha implementado más
normas ecológicas que van destinadas a un desarrollo sostenible y responsabilidad
social corporativa, sin embargo la adopción de políticas de uso eficiente de recursos
naturales, sigue enfocada en la destrucción para luego buscar formas de reducir el daño,
es decir las medidas de protección ambiental va por detrás de los impactos negativos, en
busca de un daño “aceptable” y a su vez se busca anteponer la conciencia económica
antes de la conciencia hacia los problemas ambientales.

Las estrategias del capitalismo para la reparación y reformas, no comprenden soluciones


reales ante las consecuencias de la apropiación de nuestros recursos naturales e incluso
se defiende la exportación de recursos primarios. La respuesta predominante en
Sudamérica ha oscilado entre la negación de los efectos de la crisis, la minimización y
el optimismo de analistas y políticos, por lo que, el desarrollo sostenible se ha
convertido en un slogans, en beneficio de las elite económicas. Las reformas son
llevabas acabo por un sistema capitalista que siempre va a priorizar maximizar los
recursos, y se van a enfocar en hacer más atractivos los modelos económicos para que
logren sacar ganancias de los recursos naturales, sin importar su destrucción, y
justificando la crisis como una forma de supervivencia, sosteniendo que no hay otras
opciones, más que la apropiación de los recursos.

En conclusión se ha priorizado el crecimiento económico y la mercantilización de la


naturaleza, para el beneficio propio de las elite económicas y aquellos países
desarrollados, con respuestas que son insuficientes ante la destrucción del planeta, en
lugar de buscar soluciones reales y que sean compatibles con la sostenibilidad ambiental
a largo plazo, y ante la distribución desigual de los de los costos e beneficios
ecológicos en América latina.

Los procesos colonizadores en América latina han arrasado con la identidad cultural y la
apropiación de los recursos naturales de la región, provocando la sobreexplotación y
degradación del medio ambiente, producto de un modelo económico egoísta que
prioriza el crecimiento económico a expensas del medio ambiente, como ocurre con el
Neoextractivismo que ha dejando en evidencia que solo los países del norte y la Elite
económica son los mayores beneficiados. Lo cual ha provocado una distribución
desigual ecológica de los costos y beneficios de los países de América Latina,
generando una crisis ambiental en donde han existido nulas estrategias de parte del
capitalismo para la reparación y reforma, y no se han entregado soluciones reales que
sean compatibles con la sostenibilidad ambiental a largo plazo, en conclusión se ha
priorizado el crecimiento económico y la mercantilización de la naturaleza.
Bibliografía

 Alimonda, H. (2011) La colonialidad de la naturaleza. Una aproximación a la


Ecología Política Latinoamericana. En La Naturaleza colonizada. Ecología
política y minería en América Latina, coordinado por Héctor Alimonda. Buenos
Aires: CLACSO.
 Gudynas, E. (2009). Diez tesis urgentes sobre el nuevo extractivismo. Contextos
y demandas bajo el progresismo sudamericano actual
 Leff, E. (2003). La ecología política en América Latina. Un campo en
construcción. POLIS, Revista Latinoamericana, 1(5),0
 Svampa, M. (2019). Las fronteras del neoextractivismo en América Latina:
conflictos socioambientales, giro ecoterritorial y nuevas dependencias.
Guadalajara: CALAS

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