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La búsqueda de la articulación del psicoanálisis

y la epistemología

Joel Zac *

Introducción

Desde hace años me preocupa el estudio de la estructura del pro-


ceso analítico (la teoría) y de las técnicas terapéuticas (tecnología).
Así surgieron por una parte trabajos sobre la psicopatología y el
tratamiento del acting out y de las personalidades psicopáticas que cul-
minaron en un libro.
Desde otro ángulo procuré esclarecer aspectos de la teoría y de
la técnica y de la aplicación de los principios técnicos en la tarea ana-
lítica. Me he referido a ciertas consideraciones acerca de situación, campo
y proceso. analítico con la inclusión del encuadre como una conjunción
de factores constantes.
Posteriormente estudié las características de la semana de análisis
y las cualidades singulares de cada una de las sesiones de- la semana
(sus roles, etcétera), en función de tomar la semana de tratamiento como
una totalidad. Analicé las vicisitudes del fin de semana y las tentativas del
paciente para romper el encuadre, como defensa frente a la ansiedad
de separación.
Intenté una sistematización del acting out y de las pslcopatías
centrada en a) la actitud particular que estos pacientes tienen frente al
encuadre analítico, actitud que de diferentes maneras puede distorsionar
la naturaleza del proceso terapéutico; b) algunas situaciones que se· re-
fieren a la participación del analista (contratransferencia-contraidentifica-
ció n proyectiva).
Más adelante me centré en la entrevista psicoanalítica,la sesión psi-
coanalítica, su desarrollo y sus vicisitudes, y encaré el estudio de la inter-
pretación. Investigué sus aspectos generales, su origen, su interacción
con la teoría y la ideología. Consideré aspectos metodológicos como ser:
naturaleza y fines, mecanismos, tipos de explicación, "aparlclón", .efectos

•. Dirección: Anchorena 1476, 119, Buenos Aires; ·Arg~ritlna: . 459


Joel Zac

y valoración. Finalmente lo estudiado me condujo dialécticamente a una


nueva lectura de la teoría psicoanalítica. En esta tarea me encuentro en
la actualidad. A continuación sintetizaré algunas de mis ideas, en algún
caso recurriendo de manera casi textual a trabajos previos.

El psicoanálisis como teoría, terapia y método de investigación

En un trabajo previo enuncié que desde un enfoque amplio debe-


mos distinguir tres aspectos coexistentes e interactuantes (diacrónica y
sincrónicamente) en psicoanálisis: 1) la teoría, es decir un conjunto de
hipótesis fundamentales que incluyen hipótesis subsidiarias, 2) una tera-
péutica clínica, que incluye un conjunto de enunciados que mediatizan
la tarea y una tecnología que supone la instrumentación en la práctica
clínica, y 3) un método de investigación.
El campo científico psicoanalítico está limitado al estudio especí-
fico de la mente del ser humano y su relación con los demás hombres.
Por otra parte, el psicoanálisis se interrelaciona e influye mutua-
mente con otras ciencias. Además, el psicoanálisis, como las otras cien-
cias, también implica una ideología en su mismo desarrollo teórico-
científico.

La teoría

La ruptura del obstáculo epistemológico que Freud realizara al intro-


ducir la noción de inconsciente como hipótesis básica necesaria, posibi-
litó construir el objeto de la ciencia psicoanalítica.
La reformulación de los enunciados teóricos en un nuevo nivel de
integración facilitó, como consecuencia, los principios técnicos. Además
resultaron afectados otros campos científicos correlacionados con la teo-
ría psicoanalítica.
Freud hizo una distinción entre dos formas de la actividad mental:
460 el inconsciente y las actividades conscientes, y estudió su acción y par-
Articulación entre pslcoanál:isls y epistemología

ticipación en la conducta humana, y en el origen, el desarrollo y las fun-


ciones de los procesos mentales.
En líneas generales hemos señalado que podemos agrupar varias
configuraciones significativas en la estructuración que Freud hizo de la
teoría psicoanalítica, de las cuales destacaremos las hipótesis funda-
mentales de la teoría o ciencia psicoanalítica. En el trabajo previo incluí:
1) los procesos inconscientes, existentes junto con los procesos cons-
cientes, que son indicadores de "lo que pasa" en el inconsciente; 2) hay
una interrelación dinámica entre procesos inconscientes y conscientes,
de manera que los factores inconscientes, en general, determinan los pro-
cesos conscientes en la conducta humana; 3) desde otro punto de vista,
la conducta general es el aspecto terminal de una cadena causal con-
tinua, inconsciente para el sujeto, que puede comenzar muy lejos en su
vida, asociada y determinada inicialmente por las inclinaciones represen-
tadas por los impulsos (ésta sería la explicación de la conducta desde un
punto de vista histórico-genético); 4) si consideramos la relación diná-
mica inconsciente-co.nsciente como totalidad, destacaremos un aspecto
causal o motivacional de la conducta, de tipo teleológico, que incluye la
búsqueda de un fin. Lo motivacional se daría como una tendencia a
realizar impulsos que pueden frustrarse, de modo tal que dicha frustra-
ción se transforma entonces en un elemento significativo de la conducta.
, La exploración clínica permitió a Freud comprender la importancia
de los impulsos, a los cuales consideró estructurando configuraciones
diferentes. Freud los agrupó con características definitorias propias para
cada clase y, según los períodos, en instintos de conservación, del Yo,
sexuales, etcétera.
Freud subrayó que el individuo atraviesa por diferentes etapas del
desarrollo libidinal. Esta teoría incluye ya desde el inicio la noción de una
relación objetal, y supone la diferenciación de la libido según el tipo
predominante del investimiento libidinoso, del Yo o de los objetos.
Asimismo expuse que "al estudiar a la organización de la estruc-
tura de la personalidad, Freud, de acuerdo con. su metapsicología, for- 461
JoelZac - -

muió un primer modelo topográfico, económico y dinámico del aparato


psíquico, con la conceptualización de las instancias psíquicas (incons-
ciente, preconsciente, consciente), la censura, los procesos psíquicos
primarios y secundarios, los principios de placer y de realidad, etcétera.
Posteriormente introduce un segundo modelo estructural del aparato
psíquico (segunda tópica) al conceptual izar y definir las estructuras del
Yo, el Ello y el Superyó. Estas hipótesis se complementaron con los enun-
ciados 'universales' previos sobre el narcisismo, la situación edípica y
su correlación con la angustia de castración".
En el funcionamiento general del aparato mental Freud describió
las funciones integradoras del Yo para interrelacionar las diferentes partes
de la personalidad entre sí y con la realidad externa. Además había incluido
en forma sobresaliente la instrumentación de sueños, lapsus, chistes, erro-
res, que tienen un significado simbólico relacionado con los contenidos
inconscientes reprimidos. Frente a la acción de circunstancias provoca-
doras de conflictos, el Yo se defiende de acuerdo con ciertas técnicas,
determinadas por su dependencia ("servidumbres").
El Yo es, pues, una estructura de la personalidad en una interre-
lación continua con el Ello, el Superyó y la realidad. El aspecto pulsional
de la personalidad se conceptual izaría como Ello y se definiría por la
calidad e intensidad de los impulsos. Por último, las funciones de auto-
observación, conciencia moral y formación de ideales, etcétera, son atri-
buidas al Superyó.
Expusimos también que en relación con la estructura del aparato
psíquico, Freúd desde el inicio de sus formulaciones enunció hipótesis
acerca de la enfermedad mental.
Los factores intervinientes fueron estudiados desde diferentes en-
foques: el "trauma" real o fantaseado, la realización del deseo, la re-
presión del deseo, que entonces se expresa en forma sustitutiva y enmas-
carada; el principio del placer y displacer y su contrastación con el prin-
cipio de realidad; el impulso de muerte, la compulsión a la repetición,
462 el sentimiento de culpa, etcétera.
Articulación entre psicoanálisis y epistemo'logía

Para Freud el" conflicto' actúa' como factor importante '.1 decisivo
en la perturbación mental, y' su análisis sistemático así como sus conse-
cuencias, configura uno de los objetivos. esenciales de la terapia. El
conflicto es asimismo un punto de acceso fecundo y necesario para
explicitar la conducta, y además puede ser rastreado en todos los niveles
del crecimiento humano.
El conjunto de hipótesis expuesto facilitó a Freud la conceptuali-
zaclón del proceso de enfermar mentalmente.
Ante distintas situaciones el Yo puede sucumbir en su intento de
enfrentar un conflicto, lo cual conduce a una "represión" excesiva y a
una cierta detención relativa en el proceso de la evolución mental (pa-
saje del Ello al Yo). Como consecuencia ciertas potencialidades no se
desarrollan, o bien sufren un proceso regresivo.

La técnica

Hemos formulado que dado que existen mecanismos represivos


que impiden que las motivaciones de origen lnconsclente se transformen
en conscientes, la técnica analítica tiende, en su uso instrumental, a
ayudar a la realización de I~ toma de consciencia.
La selectividad del inconsciente se orienta hacia determinados
recuerdos y otros materiales, circunstancia que depende del equilibrio
del material reprimido. La represión actúa selectivamente eliminando ma-
terial de la conciencia. Las resístencias a la curación expresan los meca-
nismos represivos en el tratamiento, ya que provienen de los mismos sis-
temas que primitivamente produjeron la represión. El analista ayuda para
que las fuerzas represoras del Yo al servicio del Superyó o de la realidad,
disminuyan en relación con las tendencias expresivas. La libido ligada
al contenido reprimido es muy fuerte, lo cual es una especie de prese-
lección que actúa de una manera disfrazada.
El analista trabaja por una parte sobre la base del. supuesto de
los datos (producciones verbales y no verbales) referidos al pasado, pro- 463
Joel Zac

porcionados en la seslón, en relación con los hechos que. acaecen en


la relación transferencial-contratransferencial.
La interpretación es un método para la investigación instrumen-
tado. en la sesión, que se debe testear a través de modificaciones en
el paciente y en el analista, es decir, en la situación analítica, y también
debe ser investigado en la totalidad del esquema teórico utilizado.
Una particular' configuración de enunciados se refiere a las hipó-
tesis explicativas que el analista construye como consecuencia de una
evaluación silenciosa de lo que acaece en la sesión (o fuera de la misma),
en el vínculo analítico, con el ámbito transferencial-contratransferencial,
la ideología, etcétera. Por otra parte aparecen los marcos, que son el
de las hipótesis fundamentales de la teoría psicoanalítica; el conceptual
o categorial (sistema de conceptos generales adoptado por el analista
para construir sus hipótesis); el marco de hipótesis presupuestas soste-
nidas por el analista, y el marco fáctico, delimitado por hechos físicos,
lingüísticos, sociales, etcétera, en los que el analista está inmerso.

El encuadre y la sesión psico'analítica

Las hipótesis definitorias del psicoanálisis como terapia permiten


conocer algunos factores tales que si ellos varían, otros factores, depen-
dientes de los primeros dentro del mismo sistema analítico, variarán
según ciertas pautas. Por lo tanto no se podría definir el encuadre sin
tener algunas hipótesis previas que enuncien que, de no fijarse deter-
minados factores variables como constantes en forma definitiva, interven-
drían ciertas leyes que implicarían a su vez un tipo específico de con-
secuencias indeseables.
Además, ciertas hipótesis nos informan sobre las consecuencias
que acaecerían si esos factores variaran. Conociendo la ley de variacio-
nes de los factores mencionados, para evitar justamente la variación
464 (especialmente por razones clínicas), se los fija en forma sistemática.
Articulación entre psicoanál~isis y epistemología

Ademásde definir el ,encuadre es lndlspensable 'tener algunas hi-


pótesle pslcolóqlcas referidas a los elementos intervlnlenteaen larela-
ción paclente-anallsta, o sea el proceso analítico (situación transfe-
rencial).
,A esta altura del planteo del problema metodológico es posible dis-
tinguir entre: 1) las constantes que definen el tratamiento' y configuran
i el encuadre psicoanalítico general; 2) aquellas que son constantes pero
en relación con cada terapeuta, y 3) las que dependen de la pareja
analítica. ' ,
1) Hemos visto que las teorías, psicoanalíticas forman parte del
tipo absoluto de constantes, que definen el tratamiento pslcoanalltico y
que fijan el encuadre. Se mantienen como constantes aunque varíen el
paciente y, el analista, como por ejemplo: la, teoría sobre eltnconsclente
y sus significados, el papel del paciente y el del analista; la teoría de la
transferencia, etcétera, En algún sentido, estos factores que están fijados
son indispensables y prescriptivos y se dan de cualquier manera y en
toda situación.
Las funciones del analista, y del paciente son resultantes de una
prescripción total por la que se definen los papeles por desempeñar en
el tratamiento, indican claramente la ordenación y la dependencia mutua,
pues son participantes interactuantes en la tarea. Se trata pues de una
constante absoluta en la conducción del tratamiento, centrada en él ana-
lista y/o en el paciente. Esta constante se corresponde con otras de las
estipulaciones que definen la terapia propiamente dicha, o sea el proceso
'analítico.
2) Un segundo tipo de constantes son invariantes respecto del
analista mismo. '
Estos factores se pueden dar de manera diferente según el tipo
de terapeuta de que se trate, aunque puede ser que el mismo terapeuta
tenga' aspectos constantes algo diferentes para 'con, distintos' pacientes.
Diferenciamos, pues, entre estipulaciones absolutas del encuadre y .fac- .465
Joel Zac

tores fijos que dependen de cadaanallsta y que 'influyen en la relación


analítica. Dependeh de la ideo.logía y de la pslcoloqía del analista y de
su capacidad para recrear un clima, deconfiabilidad interna. Citamos, por
ejemplo, el caso de cierta constante que permanece siempre como tal
y a laque denomino persona real 'del analista; el lugar (consultorio y sus
·instalaciones), ciertas prescripcíones 'del consultorio, el diván para recos-
tarse, muebles, etcétera. Los honorarios son asimismo constantes del
analista. Las constantes temporales pueden ser fijas, como la duración
de 50 minutos por sesión, o no tan fijas, cómo las separaciones de fin
de semana, las vacaciones, etcétera; las sesiones pueden ser también
·continuas o discontinuas, según la secuencia semanal, etcétera,
3) Un tercer tipo de constante depende de la pareja paciente-ana-
lista. Sabemos por ejemplo que el analista en relación con cada paciente
descubre una especie de detección automática de la comunicación, un
interjuego recíproco, etcétera. Por eso cada analista descubre una forma
de interpretar a "este" determinado paciente que puede no ser adecuada
(no le "va") a otro paciente. . .
. El tercer tipo de constante ·es, pues la constante de un determi-
·nado analista para con un determinado paciente, o sea la pareja analítica,
El encuadre incluye algunos aspectos constantes y normativos de
.Ia relación analítica. La definición del encuadre' como conjunto de esti-
pulaciones expllcltas o implícitas solamente caracteriza a un grupo de
constantes, que son las determinadas por las normas de carácter defini-
tivo. No se puede considerar como estipulación a las constantes espa-
ciales,que son elementos que se dan de hecho como fijos pero que no
están entre las estipulaciones de carácter normativo que deben' regir las
·relaciones entre el analista -y el paciente. Aunque aceptamos en líneas
generales que la constante teoría es una estipulación, si aplicamos un
criterio en un sentido más estricto, no' podríamos considerar como estipu-
laciones absolutas, por ejemplo, asociar libremente, que el analista ejerza
una función crítica, que el analista ejerza una funclón interpretativa, que
'466 ,el .paciente establezca la alianza de su parte adulta con el. terapeuta,
Articulación entre psicoanálisis y epistemología

etcétera. Hay aspectos que forman parte del encuadre de hecho pero
no como pautas normativas,
El encuadre, aunque relativamente constante, no es estereotipado
y fijo, sino que posee una cierta regularidad funcional que tiene como
consecuencia una estabilidad mínima necesaria para que se desarrolle
el proceso analítico.
Una de las tareas en el acaecer transferencial-contratransferencial
es precisamente recrear y mantener el encuadre así concebido, punto
que deseo enfatizar especlalmente.
Las ideas que expuse implican, pues, que el encuadre puede no
estar establecido o estarlo parcialmente en determinado momento de una
sesión, y que es tarea del terapeuta crear el contexto para que el encuadre
se instale o reinstale, ya que en tales condiciones (y sólo en tales) pa-
ciente y analista podrán hablar un mismo idioma.
La reinstalación del encuadre por el paciente junto' con el ana-
lista en cada una de las sesiones, tiene sus propias vicisitudes y facilita
el desarrollo del proceso terapéutico. '
Cuando el analista detecta el significado particular y específico
que el 'paciente en su fantasía adjudica a las estipulaciones que con-
figuran el encuadre, puede descubrir y conocer, y por lo tanto modificar,
las distorsiones que el, paciente lleva a cabo del vínculo transferencial-
contratransferenclal y del encuadre. Con su actitud que' ayuda a mantener
el encuadre y con las interpretaciones transferenciales, el analista facilita
al paciente' la internalización del significado, la función y la necesidad
del proceso y del encuadre analíticos.
Podemos plantear que se produce un determinado cambio general
de estructura de la sesión con la aparición de ciertos hechos significa-
tivos, como ser' cierto tipo de material específico. .
Concluimos que "una primera hipótesis establece que cada sesión
tiene tres fases. Una segunda hipótesis relaciona 'la sesión con la semana,
o sea que en la semana de análisis las modalidades en cada sesión va-
rían, según el día. De este modo hay una variación en el valor y el 467
Joe' Zac

papel de cada sesron, Es posible diseñar un modelo determinado, de


acuerdo a la nosografía del paciente, el período de tratamiento, etcétera.
Una tercera hipótesis descriptiva expresa que el proceso analítico se
configura en cada semana de análisis con una calidad específica y en
.forma gradual para cada paciente. Pero dicha configuración varía en
las distintas etapas de un tratamiento analítico. La sesión, en cada uno
de los días de la semana, se presenta en una secuencia progresiva, que
se reestructura y define su papel a lo largo de un tratamiento. Esto
ocurre asimismo con las semanas entre sí, que se diferencian en el tra-
tamiento, revelando a la vez ciertos índices que permiten evaluar la
evolución de un análisis".
En estas tres hipótesis descriptivas de la sesión he señalado la
·acción de los factores temporales en la estructura de la semana de aná-
lisis a lo largo de un tratamiento. Además consideré conveniente introdu-
·cir algunas hipótesis de tipo explicativo.
La primera de ellas es una explicación del acaecer específico en
una sesión, de las causas y condiciones que configuran una sesión con
una estructura determinada, diferenciada y característica. Este tipo de
·explicación involucra la introducción de una teoría. La segunda hipótesis
tiene que ver con la estructura de la semana de análisis y la interrelación
con el fin de semana. En nuestras observaciones clínicas establecemos
que cada sesión tiene una estructura determinada y diferenciada: pero las
.sesiones de la semana son a su vez diferenciadas, como por ejemplo
las sesiones del día lunes y las del día viernes. La tercera hipótesis ex-
plicativa permite comprender la estructura de una semana respecto de una
parte o totalidad de tratamiento. Expresa no sólo la dinámica de las rela-
ciones entre paciente y analista en la semana sino que además indica
las vicisitudes del tratamiento o sea el grado de la mejoría o empeora-
.mlento del paciente. La comparación de "series" de semanas entre sí
permite apreciar cambios significativos que señalan etapas evolutivas
·y definen el tiempo total de la terapia.
468
Articulación entre psicoanáUsis y epistemología
------------------------.
Instalación del encuadre

Si consideramos la seriación temporal de la "apertura", el "des-


arrollo" y el "cierre" de una sesión, diremos que metodológicamente hay
dos grandes tipos de factores que gradualmente se van modificando. Afir-
mamos que "en el decurso de la sesión, un primer hecho es que la con-
ducta del paciente paulatinamente comienza a acercarse y ajustarse más
a lo especificado en el contrato analítico, a la articulación interna y externa
con el encuadre, con el analista, etcétera. Como consecuencia, de alguna
manera esto. se traduce en una disminución del acting out y los procesos
resistenciales y en la aparición de un conjunto de recuerdos y asociacio-
nes, en mayor número y más pertinentes al problema. A medida que la
sesión va transcurriendo, la relación adquiere el tipo de funcionamiento
y mecanismo que más o menos define una situación analítica típica. El
cambio de la primera a la segunda fase se diría que es un problema de
continuidad: se va produciendo a veces en forma paulatina, a veces con
rupturas bruscas. Aparece como un conjunto de hechos que establecen
una diferencia que es ya suficiente para definir situaciones. Esto permite
una mayor emergencia de interpretaciones útiles".
En un sentido metodológico el "desarrollo" en la estructura de la
sesión, es la "parte que implica la normal aplicación de las reqlas estan-
darizadas del encuadre analítico y la definición del proceso analítico, don-
de paciente y analista están jugando el mlsmo juego". Por lo tanto en la
apertura de la sesión las cosas que emergen son un tanto sistemáticas. El
"cierre" aunque no es exactamente la repetición de la apertura, tiene algo
de semejante (de reacomodamiento del paciente, etcétera). En un sentido.
metodológico, cuando las variables están configuradas en la situación que
el encuadre analítico estipula en su definición, podemos decir que ocurre
el pasaje de las preliminares a la sesión propiamente dicha o "desarrollo".
Hemos establecido que si bien algunas variables se van acomo-
dando poco a poco como constantes del encuadre, otras pueden aparecer 469
Joel Zac

o desaparecer. La "apertura" es el período en que las variables que de-


finen el encuadre no han llegado a fijarse como constantes en la forma
cfefinitoriamente requerida o lo hacen, pero luego pasan rápidamente al
desarrollo.
. En la primera fase las constantes aún no se fijaron, y las variables
actúan de una manera un tanto perturbada, por el hecho de que el pacien-
te vino de afuera con un cierto grado de correlaciones más bien fijas, y
por lo tanto no concordantes con el encuadre. En la franja de separación
de "apertura" y "desarrollo", las constantes empiezan y completan el
movimiento que las lleva a adquirir coherencia y quedar fijadas en el sen-
tido analítico, con lo cual se dan las condiciones para redefinir el en-
cuadre.
Pero aún hay otras perturbaciones, las que comenzarán en el lí-
mite entre el "desarrollo" y el "cierre". La tercera etapa tiene una con-
figuración más típica y es más predictible porque su límite es inevitable.
Es evidente su dependencia del analista, pues éste señala el final de la
sesión.
Cuando se está llegando al término de la sesión, al "cierre", co-
menzarán nuevamente a perturbarse las variables y su ordenamiento, es
decir, que comienzan a desorganizarse. Los últimos factores que son afec-
tados por la desestructuración, o, para decirlo más gráficamente, por la
transformación del vínculo analista-paciente, están integrados por el con-
junto de las constantes. De esta manera el encuadre se reafirma en su rol
de continente de las depositaciones del paciente y también del analista.
En síntesis: afirmamos que la "normalización" del proceso ana-
lítico y del vínculo transferencial-contratransferencial se produce al con-
figurarse la estructuración del encuadre, es decir, cuando aquellas va-
riables que devendrán en constantes van adquiriendo su función de cons-
tantes en la sesión y "quedan fijadas para no variar durante el desarrollo
de la misma".

470
Articulación entre psicoanálisis y epistemología'

Acting out y sueños

Desde el punto de vista clásico, incluyendo el económico-topográ-


fica-dinámico por una parte y el histórico genético y el estructural por
otra, el acting out ha sido definido como un mecanismo defensivo (que
puede cristalizar como un rasgo caracterológico básico de la personali-
dad), que implica la reedición de viejas pautas de conducta, actualizadas
en el presente a través de la "acción" aloplástica. En otro trabajo señalé
que esta pauta de acting out se agudiza frente a las separaciones y pér-
didas, que provocan un incremento del dolor intrapsíquico, hasta un gra-
do intolerable, ya que no puede ser manejado por las otras técnicas de-
fensivas.
Ante cualquier modificación que emerge en la situación analítica
el paciente con acting out habitual (y aun otros pacientes en ciertas con-
diciones) realiza un intento patológico para rectificar dicho cambio y
restablecer la situación de equilibrio inestable, que es mantenido con
técnicas obsesivas omnipotentes.
El factor perturbador de la estructura del aparato psíquico afecta
el equilibrio intrasistémico y la relación con la realidad externa. Por una
parte el paciente vivencia intensamente el miedo a la pérdida del objeto
depositario, de lo depositado y del ámbito, a la vez que se incrementa
su hostilidad hacia el objeto. Desde otro ángulo implica para el paciente
la ruptura del equilibrio entre las partes neuróticas y psic6ticas de la
personalidad con el predominio de estas últimas.
Parafraseando a Wisdom, en el acting out existiría la invasión del
Yo por un objeto orbital malo, lo que modificaría el equilibrio intrasisté-
mico y con la realidad externa; el paciente evacua entonces dentro del
campo el objeto malo mediante la expulsión (evacuación) de aspectos
psicóticos excesivos en un nuevo depositario (o sea el analista' directa-
mente o indirectamente, a través del encuadre); y recupera el precario
equlllbrlo, 4.71,
Joel Zac .

En líneas generales, las alternativas de la identificación proyecti-


va se traducirían clínicamente en las sesiones pslcoanalltlcas como un
ataque del paciente al analista o al encuadre para modificarlo y satisfacer
así sus necesidades de impedir "cambios". De tal modo, el paciente po-
dría controlar nuevamente con técnicas omnipotentes la conservación del
equilibrio en el campo con su conducta aloplástica.
A mi juicio, el acting out como técnica defensiva funcionaría psi':'
quícamente como una "válvula de seguridad" extrema que demarcaría'
la separación "mínima" entre neurosis y psicosis y procuraría, por medio
de la actuación inoculatoria en el analista o en el encuadre, evitar la caída
en esta última.
Las separaciones del fin de semana durante el tratamiento ana-
lítico enfrentan a los pacientes con pérdidas objetales en las cuales se
actualizan las primitivas situaciones de separaciones y abandonos, y por
lo tanto las primitivas dificultades para la elaboración adecuada de los.
duelos.
Las situaciones de separación y de duelo en el proceso analítico
se hallan ejemplificadas en gran medida en las separaciones periódicas
de las vacaciones y los fines de semana, y también en la interrupción o
la terminación del tratamiento.
Si consideramos la actitud del paciente respecto de las separa-
clones del fin de semana como si dicha actitud fuera un indicio, podría-
mos extraer conclusiones respecto de los logros del tratamiento, de sus
dificultades y sus posibilidades a través del estudio comparativo de los
cambios (o falta de cambios) en dichos indicios. En la consideración de
este indicio desempeña un papel de gran importancia el cambio (o la
falta de éste) em cuanto a las fantasías del paciente' respecto del fin de
semana del propio paciente y los cambios (o la falta de éstos) acerca de
las fantasías sobre el fin de semana del analista, que acaecen a lo largo
de un período o de todo el tratamiento.
En los pacientes con acting out frecuente, la separación de los
472, fines de semana es vivida persecutoriamente, como una relnoculaclón
Artlcllllación entre psicoanálisis' y epistemologra

que le hace el analista, lo cual puede determinar el incremento de su


conducta característica.
El paciente busca un depositario concreto que se haga cargo de
(contenga) su dolor en el mundo externo, en un objeto o en el propio
cuerpo. Pero en los fines de semana, este dolor se exacerba y los pa-
cientes procuran proyectar lo persecutorio (su odio y su frustración por
los abandonos) en el analista, en el cual confluyen todas las partes hos-
tiles de su Yo. Entonces intentan controlar omnipotentemente al analista,
depositario de lo persecutorio, para evitar la reintroyección. Pero al mismo
tiempo la separación del fin de semana resulta una puesta de límites
para los intentos de control omnipotente, y una manifestación de indepen-
dencia' por parte del objeto depositario. Por lo tanto, Ia relntroyecclón
se vuelve inevitable, y el paciente puede presentar episodios psicótlcos
transferenciales, por la dificultad de graduar lo proyectado masivamente,
que luego es sentido como reintroyectado de la misma forma (parte pslcó-'
tica de la personalidad). Entonces se produce el episodio de acting
out, como una nueva tentativa defensiva de restablecer el equilibrio
mediante la reproyección de las partes intolerables que el Yo no puede
reintroyectar, en objetos internos y sobre todo en objetos externos en
el fin de semana.
Posteriormente afirmé que las distintas formas de acting out repre-
sentan tentativas de ruptura del encuadre. Me referí a los ataques a la
constante temporal, a la constante espacial, y en especial al ataque más
severo y destructivo, es decir, la agresión al rol de cada uno de los
miembros de la pareja analítica, especialmente a la función interpreta-
tiva del analista.
He descrito díversas modalidades del acting out. Señalo que las
modalidades del acting out constituyen una serie de elementos psico-
lógicos acaecidos en la sesión psicoanalítica, como por ejemplo defensas
fóbicas, histéricas, etcétera, pero caracterizados por su capacidad lnocu-
latoria. En el acting out dentro de la sesión los ataques que el paciente'
hace ál encuadre pueden ser el, resultado de una fantasía neurótica, o 473
Jo~1 z~c.

bien pueden alcanzar un grado mayor de compromiso yoico, en que


predominan las fantasías psicóticas transferenciales. En este tipo de
acting out el paciente apenas puede discriminar (y a veces le es im-
posible) la persona real del analista de sus "extensiones". El paciente
con partes psicóticas en su Yo, a veces fracasa en su discriminación
entre la persona del analista y sus "extensiones", o sea el encuadre.
Me referí a la interpretación en este tipo de pacientes, señalando
que el paciente con acting out necesita familiarizarse, a través de las
interpretaciones, con su lenguaje corporal, con sus actos sintónicos
dentro del tratamiento y con sus conductas fuera del mismo. El pro-
blema con este tipo de pacientes está. centrado entonces en cómo
verter en contenido verbal el contenido latente actual que originaria-
mente había pertenecido al período preverbal, en el cual surgió la
tendencia al acting out. Con respecto al destino de las interpretaciones,
señalé que si son identificadas proyectivamente como un objeto interno
taliativo, pueden llegar a incrementar la necesidad de actuar del pa-
ciente e incluso su necesidad de hacer actuar al analista.
Estudié también problemas contratransferenciales así como la
tendencia del paciente a dar respuestas excesivamente cooperadoras
y amistosas.
Como un problema técnico especial, me referí a los silencios
iniciales del paciente en la sesión, que tienen un significado inocula-
torio. Estos silencios se configuran como un puente entre el acting out
fuera del consultorio y el acting out dentro del mismo. Considero inade-
cuado interpretar inmediatamente el primer material que trae un pa-
ciente con acting out luego de un largo silencio, si este material no
explicita el silencio y su acaecer psíquico en el presente.
Con respecto a la contención, resumí algunas ideas al respecto
y luego me referí a los casos en que el paciente rigidifica su actuación
en la transferencia. Señalé que en estas ocasiones considero aconse-
jable utilizar la actitud de "contención del acting out". Esta consiste
474.. en una Hm..itaciÓn.de los manejos del paciente en la. transferencia. La
Articulación entre psicoanálisis y epistemología

actitud dependerá de la experiencia, la formación, la contratransferencia


y la contraidentificación proyectiva del analista, que le señalarán el mo-
mento adecuado y los términos correspondientes para efectuar su inter-
vención limitadora. Si bien desde el punto de vista de lo textual de una
situación la contención adquiere características de prohibición, desde el
punto de vista del contexto la actitud implica no actuar el rol que el
paciente identifica proyectivamente dentro del analista. O sea que la
contención preserva la coherencia de un comportamiento, porque es
precisamente bajo esta formulación y este contenido de principios que
puede acaecer la regresión transferencial útil.
Me referí a continuación a la distorsión del encuadre que se
da con pacientes "especiales", cuando el analista es indulgente por mo-
mentos y por momentos prohibitivo, y en especial a los casos en que
existe una relación personal o profesional, como el tuteo, por ejemplo.
Finalmente, me referí al acting out centrado en el analista referido a
actividades eróticas del terapeuta y a su abuso malintencionado de la
relación transferencial.
Enuncié también una "clasificación del acting out".
En otro trabajo intenté señalar, como aportación preliminar, cier-
tos aspectos de la relación significativa de la ansiedad de separación
con el soñar y los sueños.
En mi concepto, la ansiedad de separación es uno de los eleme-ntas
motivadores de cambios en el campo analítico. A cada "ruptura" del
vínculo se produce una nueva redistribución de las partes del Yo y de
los objetos del paciente y del analista en la sesión pslcoanalltica, y se
configuran aspectos diferentes en cada fase del tratamiento.
La interpretación transferencial (construcciones incluidas) y la pre-
servación del encuadre favorecen en el paciente cierta comprensión
analítica (insight) que puede llevarlo a una elaboración gradual de la
separación, hecho que a su vez implica poner en marcha la actividad
del proceso terapéutico propiamente dicho. 475
Joel Zac

Si consideramos el campo analítico en un corte previo a. una sepa-


ración real de cualquier tipo, podemos observar, como consecuencia de
fantasías transferenciales específicas, una serie de modificaciones que
alteran el equilibrio del campo.
Estas fantasías transferenciales son las que reaparecen luego par-
cialmente en el sueño posterior a dicha sesión. De tal modo podemos
inferir como hipótesis que la sesión previa al soñar y la separación
ulterior se configuran no sólo como el resto diurno principal del sueño,
sino como el deseo inconsciente reprimido que el sueño expresa.
Por consiguiente el resto diurno que se expresa en el material
de la sesión previa, incluye una partícula del deseo infantil inconsciente,
que sé' reactiva en intensidad y extensión y se desarrolla alucinatoria-
ménte en el sueño posterior a la sesión.
Cuando Freud afirma que la mayoría de los sueños utilizados
en un análisis pueden ser sueños complacientes debidos a la sugestión,
anticipa ya la idea de cierta intencionalidad del sueño en la transfe-
rencia. A partir de esta amplia referencia formulé la hipótesis de que
la totalidad de los aspectos de los sueños de pacientes en tratamiento
analítico se integrarían funcionalmente en lo que denominé "caracte-
rística específica transferencial" de los sueños y del soñar en los ana-
lizandos.
A la "característica específica transferencial", que implica la reedi-
clón del deseo infantil inconsciente y el resto diurno transferencial mo-
vilizado por la sesión previa, corresponderían aspectos diferentes según
las situaciones del tratamiento analítico, cuyas variables son los distintos
cuadros nosográficos de los pacientes, la fase específica del tratamiento
y el vínculo con el analista en cada caso particular. Pero además puede
observarse la "característica específica transferencial" a la que aludo,
propia de los sueños de los pacientes en tratamiento analítico, y que
da a los sueños una cierta intencionalidad. En este sentido, Freud afirma
qué "un sueño puede corresponder a una fantasía histérica, auna repre-
476 sentación obsesiva o a una idea delirante". Creo que si formulamos esta'
Articulación entre psicoanálisis y epistemología

idea en términos transferenciales, es importante considerar, por lo tan-


to, la fantasía inconsciente que el paciente tiene del terapeuta como
"observador" y destinatario (nuevo continente) del sueño,aun en los
casos en que dicho sueño sea "olvidado" o no se lo relate posterior-
mente en la sesión.
Grinberg y colaboradores enuncian la hipótesis acerca de la fun-
ción del sueño como continente de las identificaciones proyectivas del pa-
ciente en el dormir. Esta función del soñar configuraría al sueño como
un continente-depositario de las partes del Yo y de los objetos que no
pueden ser contenidos en el Yo. Pero revela, a la vez que la evacuación,
cierta capacidad mínima de "contención" intrapsíquica de fantasías in-
conscientes que de otra manera serían transformadas en actuaciones. Al
ejemplificar este tipo de sueños en pacientes con acting out habitual,
descubrimos que la capacidad de soñar en sí ya indica un cierto proceso
progresivo con respecto a la conducta de acting out.
Siguiendo las ideas de Bion acerca de la "indigestión" provocada
por los pensamientos oníricos que no alcanzan a ser metabolizados y que
pueden no evacuarse en el sueño como imagen plástica continente, se-
ñalé como un emergente equivalente el malhumor del despertar en
pacientes con acting out, que puede coincidir con el olvido de un sueño.
Por otra parte, las ansiedades hipocondríacas que se observan por ejem-
plo en estos pacientes antes de dormir y que aparecen luego en los
sueños como alusiones a síntomas corporales, se relacionarían con sus
temores a la confusión que podría invadirlos al disminuir sus defensas
durante el dormir y el soñar. Precisamente, el poder soñar sería una de
las formas de "metabolizar" parcialmente dichas ansiedades ccnfuslona-
les, de rescatarse como Yo soñante que intenta manejar intrapsíquica-
mente el conflicto.
También el material onírico de los denominados sueños evacua-
tivos sería la respuesta a la sesión previa que funcionaría como un apa-
rente resto diurno inoculatorio. Como ejemplificación, el sueño relatado
_al principio de una sesión, sin ninguna otra manifestación previa, debe _477
Joel zae .

ser cómprendidó 'como una actuación, dado que su función es evacuar


en el analista (como continente) la ansiedad y el dolor que habían sido
depositados anteriormente en el sueño.

La hipótesis explicativa dé la interpretación

Señalaré previamente una importante distinción entre los aspectos


"explicativos" (el "por qué") y el "uso instrumental" (el "para qué") de
la interpretación.
Lo "explicativo" permite al analista la comprensión de la con-
ducta del paciente; le facilita conjeturar hipótesis teóricas referentes a
dicha conducta como pauta general, o sea predecir su futuro compor-
tamiento. .
El "uso instrumental" alude al modo de actuar de la interpreta-
ción sobre el paciente. Aunque desde el punto de vista "explicativo" una
interpretación puede ser adecuada, desde el punto de vista de la acción
específica puede ser inadecuada (ineficaz). El "uso instrumental" implica
el desarrollo de hipótesis sobre cómo se originan, cómo actúan y cómo
se valoran las interpretaciones. Estos tres aspectos (origen, valoración
y acción de la interpretación) plantean problemas metodológicos dife-
rentes y por lo tanto factores de corrección específicos.
Las hipótesis terapéuticas exigen la existencia de una teoría ge-
neral psicoanalítica presupuesta (SUbyacente). En este caso, por ser una
teoría semiderivada, cuando se testea una interpretación, por ejemplo,
se testea más que la simple interpretación y los mecanismos de los pro-
cesos analíticos.
La teoría explicativa es una hipótesis auxiliar de la gran teoría
del psicoanálisis, pero para aplicarla son necesarias pequeñas teorías
agregadas.
El analista puede, dentro o fuera de la sesión, construir una hi-
478 pótesis explicativa mediante la evaluación silenciosa de lo que acaece
Articulación entre psicoanálisis y epistemologí'a

en la sesión: los materiales del 'vínculo analítico, del ámbito transteren-


cial-constratransferencial en que se realiza, etcétera. Estas hipótesis ex-
plicativas y la evaluación anterior que el analista lleva a cabo, son instru-
mentadas en la interpretación.
Otro aspecto de este paso sería cómo testear un tipo de hipótesis
que concretamente el analista podría enunciar: a tal material manifiesto
le corresponde tal material .latente (que se obtiene por indicadores).
Este es el momento en que surgen las hipótesis interpretativas.
Hay un sector de 'la teoría del paicoanállsls (teoría semiderivada)
que se refiere a conexiones del material manifiesto, verbal y no verbal,
de una sesión, con el material latente. Es una teoría de la terapia en
general que alude a una manera de relacionar ciertos aspectos' del ma-
terial en una sesión.
Un problema más de las técnicas consistiría en la mediatización
de la teoría en la clínica, en tanto la labor terapéutica no tiene una for-
mulación como aspecto independiente 'de la teoría general, sino como
una hipótesis semiderivada que presupone a la anterior.

Un enfoque general de la interpre.ación como ca,mpo de investigación

El estudio de la interpretación puede centrarse en diferentes as-


pectos que en este apartado sólo mencionaré. En apartados posteriores
examinaré algunos de ellos. '
Estos aspectos son: naturaleza, tipos, aparición, efectos y testeo.
La interpretación en su naturaleza, desde el punto de, vista expli-
cativo, .es la torrnulaclón de una hlpótesis que hace el al'1alistal acerca
de la conducta total ,o parcial del paciente, de la relación transferencial,
de lo que ocurre en el campo, en la situación interpersonal. Hasta que la
comprensión de la conducta de lo que está pasando no se formule (apa-
rición) al paciente, la interpretación: permanece como una hipótesis expli-
cativa. La comprensión de, esa hipótesis explicativa .perrnite la formula- (419
Joel Zac

ción de la interpretación, o sea la acción especltlca de la interpretación


sobre el paciente.
Para considerar los tipos de interpretación, tendremos que seguir
un modelo sobre los tipos de explicación que podemos formular acerca
de lo que pasa en una sesión. Podemos formular las interpretaciones
como explicaciones conceptuales, o sea en términos de que el material
manifiesto y el material latente forman una totalidad de la cual el ma-
terial manifiesto es una expresión parcial. En la explicación conceptual,
lo que vemos es parte de una estructura más amplia, más profunda.
Cuando trabajamos en el aquí y ahora, en lo situacional ahistórico, po-
dremos hacer interpretaciones que son explicaciones de tipo conceptual.
En cambio, cuando hacemos una interpretación que liga lo manifiesto y
lo latente de acuerdo con una concepción de que había algo previo a
lo que ocurre, que se está repitiendo, que pasó algo en la realidad o en
la jantasla antes, diremos que estamos haciendo una interpretación cau-
sal, es decir del tipo de lo que desde otro ángulo denominamos lo histó-
rico genético, o sea de causa a efecto, en un corte longitudinal de la
vida del paciente.
Hay otros tipos de interpretaciones. Como variantes de la concep-
tual tenemos las interpretaciones simbólicas, según las cuales un objeto
representa a otro, .con mayor o menor desplazamiento, desde la ecuación
simbólica hasta un objeto muy abstracto en el cual a veces es irrecono-
cible el ligamen con el objeto original.
Otro tipo de interpretación es la isomórfica, donde el contenido
manifiesto es visto como algo muy semejante, parecido, retratado, del
contenido latente.
Los efectos no son todos consecuencia de la aparición de la inter-
pretación sino también del tiempo de evolución del tratamiento, de la
estructura de la personalidad del paciente, de la capacidad de soportar
el dolor que tiene el paciente para hacer ínslaht o para tolerar la per-
480 secución que una interpretacIón equivocada puede provocar. Cada ana-
Articulación entre psico'análisis y epistemología

lista. tiene que fijarse en las correlaciones que se están dando en el


campo analítico para percibir el momento oportuno de formular la inter-
pretación.
Para evaluar .los efectos, hay que detectar cambios (o no) en la
situación analítica, y su naturaleza. Los efectos se dan en ambos miem-
bros de la pareja de trabajo, en el paciente y en el analista.
En cuanto al testeo, será examinado luego más extensamente.

Sobre los aspectos yoicos funcionalmente disociados en el analista


en la sesión

En un trabajo previo me ocupé de la disociación yoica del ana-


lista -en el proceso analítico. Ala clásica enunciación del Yo "racional"
y del "irracional", agregué el estudio de otro aspecto yoico funcional-'
mente disociado, que denominé Yo "privado" que interactúa con los as-
pectos anteriores (elYo "racional" y el llamado Yo "irracional"). Incluye
una serie de factores y estructuras no totalmente definidas, que agrupé
según los roles prevalentes que emergen de cada circunstancia: familiar,
social, económica" cultural, ética, política, etcétera.
A. mi juicio, el Yo se configura como una totalidad funcional que
se estructura y desestructura continuamente, pero algunos de los dife-
rentes aspectos funcionalmente disociados del Yo pueden asumir predo-
minancia.
Metodolóqlcamente centré el estudio de las tres funciones yoicas:
1) "racional" u "observadora-crítica", "descubridora"; 2) "irracional",
"experiencial-exploradora", y 3) "privada" en relación con la interpreta-
ción, tomando en cuenta dos factores interactuantes: la "acción espe-
cífica" y la "ldeoloqta'' de la función yoica correspondiente.
Señalé que la acción específica del Yo "observador-crítico" (FI)
(además de mantener el encuadre), consiste en: 1) observar y registrar
la conducta del paciente (campo externo) y la 'del analista (campo in- 481
JoelZac

terno) en cuanto' ambcsptcporclonan tmpottantísírna ;inforniación dhééta


qué .el anaüsta tiene que manejar; 2) compren'dar y elaborar el material,
o sea elaborar una "explicación"; 3) producir interpretaciones' que ac-
tuarán '.sobrE(lel paciente, y 4) testear.' posteriormente 'estas interpreta-
ciones en [a sesión, si fuera. factible. .'
El segundo aspecto' tunclonalyolco (FII) posee como acción espe-
cífica [a de "explorar:': y. conocer "vlvenclalmente'' al paciente, a la vez
que al propio Yo del analista (ta propia reacción emocional en la tarea
analítica). El analista, por la función "exploradora-experiencial", se con-
vierte en el. paciente. ("es" el paciente): Percibe, .. capta, "vivencia" 'en
parte o totalidad la fantasía inconsciente transferencia/.
Si [a acción terapéutica es adecuada, F ([) puede rescatar a F (11)
de la regresión no útil. Por F (11) el analista puede "sentir" al paciente,
al mismo tiempo que por su Yo observador-crítico F (1)10 evalúa y hace
hipótesis' acerca de la modalidad de intercambió dinámico con el pa-
ciente (mecanismo de iritulclón.rslmpátía,' ernpatía, etcétera). El analista:
ge'neralmente adquiere, por la exped~mcia,lacapac¡dá~ de controlar la'
acción de la función volea P: (11)para evitar ciertos pellqros.
, 'EI'Yo"privado" F (111)incluye .aspectoaóé las' realizaclones del
H .," ._. ~ •• ' . 1.' ',. I ~ .'.~ .:. ....,:1.,. ,. . .

Yo en lo social, lo cultural, lo ético, etcétera, 'ideales y valores dediver-


sos campos. Por otra parte, i'ncltiy~ .[a acc(ób de' los sistemas; "ciegos"
(puntos no resueltos de.1anállsta). De tal 'modo 'coexlstén Jos objetos in-'
o. .• , • ' I •• • .:. '.. •.. .,,; . • ' •.J .,.' :. ••• • ••• ~ ~ ',.'¡ .'ro, _ f.. . " .' ~

ternosy partes del Yo' en diferentes niveles evolutivos, desde los vínculos. ~ .•••.. I

arcaíces y prlmlttvos hasta 19Sc má~i,nt~gf.adQ~.: E~t~. conjunclón da lugar


á reacciones "manifiestas ',y laten;tes':ae '.gran· iíítEm:sfd9d~
. "¡.. •
'y' variaCión.. .
,,_..... .. . I,.'j, , '. ',,' ," •

Los factores personalesconstltuyen •un conjunto de variables clr-


cunstanclaleaque Jnteractúan con la est~-uctu;a'~t.ípic~de cada anatlsta.,
Podemos describir.tres tipos de factores: 1,) factores que son cons-.
tantes; 2) ciertos factores que son. varlebles, de· intensidades diferentes;
3) los factores que no, están presentes, pero .quepueden irrumpir cuando
482 la sltuaclón eslá condlclonaqa de alqunarnanera.. J
Articulación entre psicoanálisi,s y epistemología

'" Silos factores de F (III) fuesen invariantes podrían; ser.manelados,


pero lo imprevisto 'o variable es más difícil de controlar y esto dificulta:
la obtención de correlationes típicas.
Las tres 'F del Yo total interactúan entre .sí, asumiendo cada una,
en distintos momentos y circunstancias, un rol predominante' en lo que
se refiere a cómo surgen las interpretaciones en el analista. Los proble-
mas metodológicos se relacionan especialmente con aspectos explica-
tivos e instrumentales de la interpretación. Por ejemplo, Iadetermínaclón
de cuáles son, entre los factores presentes, 'los predominantes para la
elección de hipótesis explicativas; el estudio de la acción de las inter-
pretaciones sobre el paciente, etcétera.'
Metodológicamente formulé ciertas distinciones concernientes a
las funciones del Yo. Al asumir el rol soclaldeterrnlnado, los factores de
personalidad se reordenarán en varios centros polares que delimitan
tres tipos diferentes de función.
a) En F (1) el analista reúne observaciones y experiencias clínicas
pasadas, suyas y de otros colegas; hace inducciones, forja hipótesis
que luego va comparando, testeando y corrigiendo si el:; necesario. Cons-,
truye explicaciones para comprender la conducta del paciente y su per-
sonalidad como totalidad. El campo de la tarea es a la vez explicativo e
instrumental, lo que permite inferir y predecir la conducta futura.
Metodológicamente, la idea básica 'es que la' fnterpr'etación cons-
o • • ' •• ,< ._.' -'.1 J •
.~ , • I ¡

tituye una explicación como cualquier otra explicación científica, que se


ajusta a las reglas del método científico.
b) En F (11)las interpretaciones surgen por mecanismos 'latentes,
a través de intercambios dinámicos entre analista y paciente; predo-
minan los mecanismos automáticos o irracionales como la intuición, la
simpatía, la empatía, etcétera. Es decir que hay una fuente de conoci-
miento interpretativo que debe ser criticado por F (1).
Un problema metodológico que se plantea es cómo el analista'
puede por F (I) diferenciar entre el material significativo y el distorsionado'
(el acting out, etcétera). Un buenadlestramtento taclltta a .cada analista' 483
Joel Zac

manejar dichos factores en su momento oportuno. Dejará que actúe libre-


mente un mecanismo de detección, como si F (11)funcionara a la manera
de una especie de brújula cuyas mediciones tienen que someterse a
otro tipo de mediciones (controles) que realiza F (1). Su objetivo consiste
en descubrir las' leyes correlacionadoras que facilitan la diferenciación
del material que se obtenga en interpretable o no.
El analista, a través de elementos de F (11)Y algunos aspectos de
F (1) Y (111)pero instrumentados operativamente por F (1), puede recibir
la información y "corregir" lo distorsionado.
Solamente una gran experiencia del analista como científico per-
mitirá aprender algunas leyes sobre estos hechos. y separar, aunque con
dificultad, el material apto para ser interpretado.
e) En F (111)en general encontramos factores más fluidos, no
sistematizados, variables, indefinidos (manifiestos y latentes).
Algunos factores pueden ser relativamente característicos y tí-
picos de ciertos analistas y otros son circunstanciales. Otros factores,
en determinado grado de cantidad o calidad, pueden llegar a irrumpir
violenta y masivamente, distorsionando la interpretación y provocando
perturbaciones.
Esto impide establecer leyes y correlaciones fijas para solucionar
las alteraciones, o sea que se interfiere con gran intensidad la selección
del material útil para una interpretación operativa.

Validación de la lnterpretaelén

Cualquiera sea la manera en que esté ubicada metodológica-


mente la interpretación en el análisis, siempre se mueve en el marco
de la teoría fundamental del psicoanálisis. Las hipótesis interpretativas
no se pueden tratar aisladamente de su marco, ni de los postulados de
la teoría fundamental del psicoanálisis, que a su vez han sido previamente
484 testeados en forma 'independiente en "grandes momentos", aunque no
Articulación entre psicoanálisis y epistemología

puede desconocerse que el testeo de ciertas etapas posteriores sirve a


su vez para refutar o no las anteriores.
Para poder actuar terapéuticamente el analista debe presuponer
una ley que ligará la intervención de un instrumento (la interpretación,
por ejemplo) con la aparición de ciertos efectos. E.l analista trabaja pues
con lo que podríamos llamar una gran teoría presupuesta que es el psico-
análisis, pero debe tener también ciertas hipótesis acerca de la estruc-
tura mental normal y patológica del paciente, así como algunas asevera-
ciones sobre la utilización de sus instrumentos de modo eficaz.
La parte instrumental de la interpretación puede ser testeada como
eficaz o no, pero además para todo instrumento hay una teoría o hipó-
tesis acerca del mismo.
Así, pues, uno testea la interpretación en dos sentidos: testea la
teoría del efecto instrumental de la interpretación, pero además testea
hipótesis clínicas acerca del paciente.
El nivel del testeo abarca el hecho simple, la casuística, la cons-
trucción de una generalización que se testea con nuevos casos.
Este testeo no es realmente (en forma directa) un testeo de la in-
terpretación, sino de la correlación que hay entre la interpretación y la
reacción del paciente de una cierta manera. Acumulando estas interpre-
taciones se puede hacer una inducción más, llegando a una supergenera-
lización que se expresaría del siguiente modo: hay tal tipo de correlación
entre las interpretaciones y sus modalidades, el tipo de enfermedad del
paciente y el tipo de respuesta que puede suceder.
En un marco teórico más amplio, se puede conseguir, con la teo-
ría psicoanalítica o con hipótesis agregadas, dar una explicación hipo-
tético-deductiva de las generalizaci~nes ya aceptadas. Si afirmamos que
la interpretación tiene un aspecto explicativo proposicional y una parte
instrumental en sí, el testeo de una interpretación aparece como un
problema especialmente importante.
A esta altura deberíamos distinguir, pues, entre a) el problema
de testear la hipótesis, por ejemplo del mismo Freud, acerca de cómo 485
Joel Zac

.se relacionan sus. Interpretaciones con las reacciones de, sus enfermos:
b) el problema de testear las hipótesis que Freud hace en la interpreta-
'ción, cuando "la, verballza .
.En cuanto a este último problema, el testeo de la interpretación
como proposición, es muy dudoso que se pueda plantear sin el marco
de una teoría psicoanalítica, .con términos teóricos, y un modelo bas-
tante claro de lo que podríamos llamar los contenidos latentes de orden
psíquico. La generalización' de las observaciones' clínicas sobre modos
de interpretar y sus reacciones, es útil para clasificar los modos de inter-
pretación analítica. ,
En resumen, para testear el aspecto proposicional de una inter-
pretación tengo que suponer 'las siguientes tres cosas para saber cuál
es el problema: 1-) que ::no estoy preguntándome exclusivamente por la
interpretación como instrumento; 2) que no cuestiono las teorías presu-
'puestas; 3) 'que las hipótesis sobre la enferm'edad y la personalidad del
paciente ya-hansloo suficientemente corroboradas, aunque eso no sea
tan claro en los primeros per.íodos de los procesos analíticos. La última
.fi:utiilia de' hipótesis presupuestas' (las referidas a la patología y la per-
'sonalldad del paciente) es Importante sobre todo cuando se está en una
etapa avanzada del análisis; entonces son ya bastante firmes, como lo
es la teoría misma.
El problema metodológico que interesa es cómo puede testearse
una hipótesis interpretativa, si ésta es un enunciado que está en un nivel
teórico. Las hipótesis interpretativas en general o las afirmaciones de
nivel' teórico,se refieren a materlal latente no observable, salvo excep-
ciones, de .manera que estamos ante un viejo problema de discusión
meto~ológic~:" - .
Como hay términos teóricos, la teoría debe tener una cantidad su-
ficiente de reglas de correspondencia. Si la teoría ha sido un tanto des-
486 cuidada en- Ios .aspectos .da.reqlas de, correspondencia, la testeabilidad
Articullación entre psicoanálisi·s y epistemología

vaa ser difícil, .porque. nos encontramos' con hipótesis teóricas puras.
Por ejemplo, podemos 'acordar que. el modelo del aparato psíqulco es
difícil de testear.
Por ello debemos ver si de las hipótesis teóricas deducimos con-
secuencias cllnlcas observacionales, para lo cual se necesitan reglas de
correspondencia.
Podríamos afirmar que además de las reglas de correspondencia
de la teoría fundamental del psicoanálisis mismo, .necesitamos encon-
trar una suerte de reglas de correspondencia en la hipótesis que corre-
laciona el material latente. con el material manifiesto. Evidentemente hay
cierto tipo de correlación sistemática que configura una base por la
que cualquier analista puede estar en condiciones de testear la inter-
pretación.
Si aceptamos que siempre que aparece tal material latente hay
tal material manifiesto (o bien forzosa o bien probablemente), y emltlmos
una hipótesis interpretativa en relación con el material latente del pa-
ciente, podríamos' predecir que en su conducta-respuesta habrá tal' tipo
de material manifiesto. Si el analista tiene una teoría de correlación
entre 'el material latente' y el manifiesto, ·entonces podemos testear la
interpretación' en' condiciones aceptables .
. Considerando los tipos de correlación. que pueden suponer estas
hipótesis, tendríamos que hacer alusión a que en general se suele pensar
que gran parte de dichás hipótesis son enunciados de tipo semiótico, en
el sentido de que también traducen la esfera de lo latente en la esfera
de lo 'manifiesto. YO 'sostengo que no es' exactamente. así. El enunciado
de tipo semiótico diría que una sacudida del paciente (de las piernas y
manos) es" unaiseñal .índlcadora de material latente. masturbatorio, lo
cual .desde el punto de vista lógico implica que elmovimientp es con-:
dlclón sutlclente para que .se encuentre material .. latente, que entonces
sería condición .necesaria ....
. ,~Sin"emba:rgO,..la hipótesis que planteo :es ·diferente.Dice quees
suficiente: que .nayarrl'ateria"\ latetIte':para :.quEf.'nec~sarjamen.~e,.
:h'aya tal:;, 487.,
Joet Za.c

tipo de respuestas. Mientras esta hipótesis es la que yo necesito para tes-


tear, la otra es la que yo necesitaría para "formar" la interpretación.
Mientras que en la formación de la interpretación el material
clínico se toma como condición suficiente, en el testeo se tiene que tomar
como condición necesaria y la condición suficiente es el material latente.

Recortes de la interpretación por el paciente

Cuando uno testea una interpretación por la respuesta del pa-


ciente, está testeando tres cosas diferentes, en este orden. 1) la hipó-
tesis acerca de los efectos que la interpretación tiene que causar; 2) cier-
tas hipótesis acerca de la manera en que el paciente ha "tomado" la
interpretación (las llamaremos "hipótesis transmutadoras"); se trata de
hipótesis no sobre la interpretación misma sino sobre la manera en que
el paciente la "entendió"; 3) hipótesis acerca de cómo el material que
el paciente va a ofrecer corrobora el material ofrecido por el analista
(éste es el problema de las hipótesis explicativas); o bien su variante:
la respuesta del paciente a través de las hipótesis "transmutadoras".
Es decir que la multiplicidad de significados del lenguaje ana-
lítico posibilita al paciente, además de la captación por diferentes canales
de comunicación, "recortar" cada una de las cosas que se le ofrecen.
De tal manera yo diría que se agrega el problema del valor multiva-
lente que tiene lo que el analista dice en la interpretación, en el sentido
de que en la interpretación se hace no sólo una afirmación sino varias.
El testeo de la hipótesis interpretativa (no de la instrumentación)
plantea complicaciones referentes al modelo que usa el paciente para
modificar y transformar semánticamente el lenguaje tipo. Es importante
además, desde el punto de vista del tratamiento, que el analista se dé
cuenta de con qué canal actúa el instrumento o la hipótesis explicativa
sobre el paciente. El analista usa en la interpretación un "multicanal"
488 con varios planos supuestos de mensajes, y en consecuencia se puede
Articulación entre psicoanálisis y epistemología

ver que la respuesta del paciente permite hacer un testeo en relación


con el mensaje.
Como conclusión podemos afirmar que el problema del testeo de las
interpretaciones está ligado con lo que llamaremos un acercamiento
gradual al conocimiento empírico del inconsciente del paciente. Es decir
que configura un método progresivo para el conocimiento de las leyes
del inconsciente del paciente. El método progresivo quiere decir: a) que
los primeros pasos suponen el material latente; b) que a través de una
serie determinada de hipótesis presupuestas que configuran la teoría
psicoanalítica, por medio de ciertos indicadores el analista puede tener
acceso metodológico para "leer" los aspectos inconscientes de la con-
ducta, o sea el material, que es el otro "polo" de la interpretación.
Una vez corroborada la hipótesis sobre la existencia del material
y sus propiedades, desprendemos una serie de leyes que relacionan el
material manifiesto con el latente. Pero debemos dejar sentado que deben
complementarse con el hecho de que también hay otros tipos de corre-
laciones diferentes de las causales.
Además de las que la teoría psicoanalfticanos da, ahora se pueden
usar estas leyes causales como instrumento metodológico (hipótesis pre-
supuesta), para volver a leer el material del paciente y concluir nuevas
leyes, y así sucesivamente.
Esto sería una especie de proceso progresivo ascendente, por lo
cual el testeo de la interpretación da a la larga leyes causales; corre-
laciones típicas entre material manifiesto y latente, que sirve para am-
pliar metodológicamente nuestra base empírica y permite hacer cada
vez más lecturas (hasta directas) del material latente y de paso encon-
trar nuevas propiedades causales.
Esto es un estudio preliminar de los grandes pasos metodológi-
cos (y algunos de sus aspectos particulares) para el testeo de las inter-
pretaciones.
489,
Joel.Zac. •...• '-:....-

Ideología... ..: ;~...: . ._

.. Endet.~rlT)i(1.adq .mornento .de.!':desarrollo científico del pslcoaná-


lisis se cuestionó la .t~oría anatítlca por diferentes razones. Una de las
objeciones apuntaba contra, la pretensión achacada a los. analistas (a
veces con razónlde aplicar ~I modelo teórico psicoanalítico como único
y primordial, !19.s~lo para el, estudio de los contenidos de la mente
humana expresados en taconducta, sino para el de otros campos cien-
tíficos, por ejemplo .los hechos. sociales.
Esta extrapolación es' a mi juicio de poco rigor científico, ya que
solamente una: ciencia totalizadora puede estudiar las relaciones huma-
nas de manera global,' especialmente en sus fundamentos socioeconó-
micos, y además ínterpretar .e integrar las relaciones totales con las de-
más ciencias.
La ideología es un sistema de representaciones o imágenes do-
tadas de una existencia y una función histórica en una sociedad deter-
minada. Se diferencia de la ciencia en que la práctica social prevalece
sobre la función. teórica ·(0 fase de conoclmlento).
La ideología 'es el modo como se vivencian las relaciones e in-
cluye de igual manera las relacíones vividas realmente y las imaginarias,
con las condiciones reales de existencia.
Hay que estudiar cuidadosa y detalladamente el curso de una in-
vestigación científica,que implícitamente es sustentada por una ídeolo-.
gía determinada ..Esto significa estudiar el cómo, el porqué, el. cuándo y
el para qué. dicha ideología 'endeterminados momentos facilita o impide
la investigación, 'J>ara. retomar los . conceptos. y reubicarlos ideológi-
camente.
: . Podríamos Oecir. qUE;¡ una .llnea , Irnportante pata .deñnir la' ldeolo-
gía,. es. entocarta.coroo un: conjunto 'de: conceptos ...y presuposlclones..a.
que un científico tiene que recurrir para poder expresar y. desarrollar,
490· sus teorías. Se sabe que para construir una teoría es necesario apoyarse
Articulación entre psicoanálisis y epistemología

en la existencia previa de conceptos presupuestos, 'sin lo cual no se


puede pensar durante el desarrollo de una investigación, nl durante su
-tormulaclón .. En este sentido, la ideología, como marco. categorial, sería
el tipo de concepción general previa que el científico adopta para poder
.dlscutir una disciplina o una teorla.
Este desarrollo acerca de la Ideoloqla puede' tener puntos en
común con la posición teórica adoptada por lo Atthusser. Para este autor
'existe una serie de conceptos generales indispensables a la práctica teó-
rica científica. Esta generalidad, a la que denomina Generalidad 1, es
transformada por la práctica teórica de la ciencia en "conceptos" espe-
cíficos, que constituyen el conocimiento. La Generalidad I es de natu-
raleza ideológica, y resulta previa a la constitución de una ciencia espe-
cífica. La Generalidad I ha sido elaborada por la práctica teórica ideo-
Ióqica anterior. Cuando se desarrolla una ciencia ya constituida, ésta
·trabaja sobre una Generalidad 1 constituida por conceptos todavía ideo-
lógicos, o por conceptos ya elaborados científicamente, pero pertene-
cientes a un estado previo de la ciencia. Para Althusser, "transformar la
Generalidad I en Generalidad 111es el trabajo y la producción de la
ciencia".
Asimismo, una teoría científica consiste en las hipótesis básicas
que nuestra experiencia y elaboración nos sugieren, en las aseveracio-
nes que se pueden deducir de ellas, en las consecuencias observacio-
nales con las cuales se controla a la teoría y desde donde, revertiendo
la teoría, se encuentran sus aplicaciones prácticas. Además de detectar,
por una parte, la forma en qUE~aparece la' hipótesis, debemos establecer
si la hipótesis es refutable o no. El método científico consiste esencial-
mente en formular hipótesis y testearlas. La. indagación centrada en
cómo se originan y surgen en el científico, y cómo se presentan ideas o
hipótesis a través de' experiencias, . creando modelos, etcétera, pertenece
al denominado, contexto del descubrimiento. Que las .ideas .sean corree-
tas o. no, emerqería de las posibilldades. de probarlas,.. confirmarlas .0
refutarlas. E;ste .proceso ccnñqura-el-contextoc-de '-Justificación., El.con.. á91
Joel Zac

texto de justificación implica investigar, por alguno de los métodos que


ofrece la metodología, por qué es que se acepta la teoría enunciada.
El tercer punto se plantea cuando las hipótesis ya han sido acepta-
das, y correspondería al contexto de aplicación, o sea la tecnología. En
este campo no se cuestionan los procedimientos para enunciar hipótesis,
ni las hipótesis mismas, sino cómo se pueden aplicar en las prácticas
diarias. En el contexto del descubrimiento los factores ideológicos que
aparecen están relacionados con la participación del observador y con
sus presupuestos generales, tal como acabamos de ver. Con todo, los
factores dependientes de la inserción social son poco significativos, ya
que el descubrimiento cientrfico no depende de manera muy importante
de la ubicación social del investigador, y esto es válido también para
la teoría psicoanalftica.
En el contexto de justificación no podemos hablar de aspectos
ideológicos, puesto que no existe el problema de cómo se generan los
conceptos, que ya están enunciados. El problema aquí es el de qué expe-
riencias hay que llevar a cabo y cómo, para probarlos y refutarlos (o no).
En cambio, me parece importante enfocar el aspecto ideológico
en lo que respecta al contexto de aplicación.
Esta es la razón por la cual trataré de centralizar mi enfoque en
el análisis de la ideología en el analista operando en sesión. Para ello
puede ser útil discriminar, simultáneamente, cuáles son las funciones
interactuantes en éste.
La ideología se configura, para cada analista, como única en su
campo de trabajo, aunque habría que distinguir entre: a) ideología del
"rol analítico", o sea la que va a actuar "profesionalmente" sobre el
paciente, y b) ideología personal, reconocida y admitida por el analista,
o sea su filosofía de la vida, su ámbito familiar, social, político, etcétera.
La ideología profesional en F (II) se diferencia suficientemente de
la de F (l). Algunos factores que originariamente no eran constantes, con
el desarrollo del analista, su experiencia, el paso del tiempo, el aumento
492 de sus conocimientos técnicos, fueron transformándose, a partir de un
Articulación entre psicoanálisis y epistemología

momento dado, en características constantes. Corresponden, pues, a F (II)


Y en general pueden ser manejados casi sistemáticamente. Otros factores
más fluctuantes de la "ideoloqía personal" podrían ser manejados par-
cialmente (transformados en pertinentes). En cambio en la "ideología
personal", los factores fluctuantes pueden llegar a ser intrusivos e incon-
trolables y, en ocasiones, interfieren la acción de F (II) e incluso la de
F (1).
Existen diversos tipos de factores personales, entre los cuales
algunos son relevantes y tienen cierta constancia, mientras que la ma-
yoría son más fluctuantes (porque la vida privada no es una constante
y tiene incidentes y/o accidentes que hacen a la historia del analista).
La ideología analítica en F (111)está subordinada a la acción írrup-
tiva de factores circunstanciales. En el caso "ideal" de que fuese factible
detectarlos a todos, se podría estudiar la correlación general que existe
entre la irrupción de factores ideológicos y la forma en que un analista
actúa.
Resumiendo: en la vida privada del analista, 1) ciertas estructuras
se mantienen constantes y se correlacionan adecuadamente con la fun-
ción terapéutica; 2) otras estructuras son más fluctuantes y podrían
(o no) ser manejadas. Por ejemplo, ciertos prejuicios que se podría do-
minar son los que están relacionados parcialmente con el gusto estético,
como ocurre cuando al analista no le gusta el color de la corbata del
paciente, etcétera.

Análisis ideológico

Es importante esclarecer ahora qué entendemos por un análisis


o estudio "ideológico". Todos los mensajes transmltldos por los seres
humanos son susceptibles de un enfoque que tome en cuenta la "inter-
pretación ideológica". "Interpretar ideológicamente" un mensaje deter-
minado implica establecer un nexo significativo entre los contenidos ma- 493
Joel Zac ' , "

qiflestos, del texto y' una variable, o un conjunto de variables,queforman:


parte de algún modelo de sistema sociocultural, en lo cual se advierte'
la diferencia con la interpretación analítica, que busca correlaciones con
procesos inconscientes intrapersonales. La articulación que justifica el,
trabajo interpretativo ideológico suele ,estar dada por el hecho de que el
o 'los productores (obien el o los consumidores) del texto, tienen deter-
minados valores en las variables sociológicas que se han tomado en
cuenta. La interpretación del texto propiamente dicho está orientada a
descubrir en él' una .clerta "concepción del mundo" o una determinada
"imagen de la realidad" (o de un sector de la 'realidad), concepción o.'
imagen que "se explica" en términos de la identidad social (o de la si-:
tuaclón de vida) de sus portadores, ya sean productores o consumidores.
El vínculo más específico entre 'la manifestación ideológica y los
factores que "la explican", se puede estudiar desarrollando distintas.
teorías, que no es la ocasión de tratar. Sin embargo, el enfoque anterior,
del concepto de "interpretación ideológica" puede sernos útil para com-
prender. que cada una de las funciones dinámicamente articuladas del
Yo, a las que antes hice referencia (F'I, F 11,F .111),
participan específica-,
mente en, la realización de una "interpretación ideológica".

Conflicto id~lógico
-~ , ,
y relaciones objetales tempranas

La teoría psicoanalítica podría efectuar un aporte especiat al en-:


foque del problema ideológico. El psicoanálisis permite comprender que
una persona tiene un conjunto de conflictos articulados hasta cierto \

punto, que están fuertemente conectados con sus conductas específicas.


Es posible pensar que las distintas partes en conflicto dentro del Yo
podrían invol~crar diferentes ideologías o matices diferentes de una,
ideoloqla, E~ta hipótesis puede conjugarse muy bien con la referida a'
las identificacio,nes parentales, en tanto suponemos .que cada uno de los
494\ padjes puede tener, dentro 'del gr~R.o familiar, una 'ideología, común Q
Articulación entre psicoanálisis y epistemología,

distinta; incluso cohflictiva,'con'respecto al otro 'miembro de la' pareja,


además de las relaciones conflictivas o no con el o.Jos hijos, etcétera.
Al ya conocido planteo acerca de los contllctos ideológicos po-
demos agregar la comprensión de un 'nuevo .aspecto 'del problema detas
ideologías, en términos' de los conflictos lnterpersonales, al considerar
su Intérnallzaclon 'en relación concohtrtctos intrapersonales tempranos.
Aunque no es la primera vez, que SE) ha señalado abiertamente que una
persona puede 'poseerc'ontradiccionés·ideológicas, pienso que el pre-
sente aporte no. ha sido' conectado en forma sistemática con el enfoque'
psicoanalítico de los conflictos .lntrapersonates.

; .."
"

Conflictos ideol,ógicos del' anaUstaerila tarea" ,

En el caso del psicoanalista y su tarea en la sesión, la existencia


de los tres' aspectos yolcos funclonalmente disoclados da pie' para con-
siderar 'la relación: entre "conñlctos internos" (entre lasF). y las' contra-
dicciones ideológicas. Recordaré, no obstante, que una cosa son los con-
flictos internos y 'las' contradicciones ideológicas que éstos pueden im-
plicar, y otra cosa muy distinta es el tunclonamiento de una persona en
un campo determinado.
Cuando este funcionamiento es óptimo, podemos decir. que, en
lugar de habercontradícclones ideológicas, ha habidouna slntesls ade-
cuada de tos -distintos componentes- de tasdlterentes jdeologíasdel ana-
lista," que se evidencian-en una conducta .espeettlca, .en este, caso 'la pro-.
tesional,
, Pero' ello no implica" que en deterrninado momento previo no
haya habido alqún tipo' dé' "lucha" entre las, distintas ideologías dentro
del Yo total, para obtener 'la supremacía. también' aquí la "lucha:' irn-
plicó lo, que acaeció en, detetrninado momento de la tormación profe-
slcnal (y muchornásfejanamente en la' evolución vitat.de] analista). Una:
serie de acontecimientos internos' desembocaron 'en la Jíegeinoníade .una. 495·
Joel Zac

de, las. ideologías, en tanto las demás se expresan bajo la prevalencia


de la predominante.
Este modo de comprender las cosas permite explicar en parte
situaciones en que hasta cierto punto se altera el contexto habitual de
las sesiones, en cuyo caso podría llegar a surgir el predominio de otra
de las ideologías en pugna. Es así como podemos comprender díaléctl-
camente que una persona, al variar parcialmente su contexto, puede mo-
dificar la relación intrapersonal entre distintas ideologías para que pre-
valezca una de ellas, que hasta ese momento había aparecido sólo como
subordinada, por encima de otra que hasta entonces había tenido el
papel protagónico.
De este modo, puede haber un conflicto objetal significativo que
involucra un conflicto ideológico. El conflicto ideológico puede estar re-
presentando, pues, una relación objetal. Sin embargo, no debemos ser
demasiado restrictivos en este punto, ya que las cualidades de las rela-
ciones objetales que motivan el conflicto adquieren determinada con-
figuración, mientras que las ideologías implicadas pueden tener una es-
tructura diferente.
Esta conceptualización permite articular 1) hipótesis referidas al
modo como la sociedad ejerce presión sobre un individuo para que asi-
mile una ideología, y 2) hipótesis sobre la internalización del sistema Su-
peryó-Ideal del Yo.
Sin embargo, es importante tomar en cuenta que no podemos su-
perponer estrictamente ambos planos, el de las relaciones objetales y el
de las ideologías, aunque ambos se imbriquen muy a menudo. Quizás una
de las tareas del psicoanálisis consista en detectar, en el analista y el
paciente, esta imbricación y deslindar los problemas respectivos, el del
mundo interno, que es de su incumbencia, y el de las ideologías que, si
bien puede ser tratado, trasciende en realidad el ámbito de las sesiones.
Hecha esta salvedad, podemos afirmar que en muchas ocasiones
los conflictos parentales de carácter ideológico, constituirían en parte
496 el origen de las ideologías del individuo.
Articulación entre psicoanálisis y epistemología

Con referencia al analista, los conflictos ldeolóqlcos- de los padres


se transformarían en una especie de conflicto en su ideología subyacente.
Ahora bien, la ideología puede ser vista, en términos del proceso
de conocimiento en el que ccnslste rel tratamiento analítico, como un
elemento que está insertado y perturba 'Ias relaciones gnoseolÓgicas.
En el analista podemos detectar, desde el punto de vista de su
evolución profesional, tres fuentes de internalización de una ideología.
Estas fuentes distintas también pueden favorecer la emergencia de con-
flictos ideológicos .en el analista, como sujeto en una labor cognitiva
referida al paciente, durante su tarea.
Estas fuentes son, sobre todo:
1) Su imagen (ideológica) de cómo fueron sus padres.
2) La internalización de los conflictos ideológicos existentes (dis-
torsionados o no) en su ·familia.
3) Las ideologías, a veces contrapuestas entre sí y con las ante-
riores, asimiladas o surgidas en el curso de su vida, de su for-
mación y del ejercicio profesional.

Los conflictos ideológicos incluyen un conflicto lógico, y esto in-


fluye en la toma de decisiones de orden técnico, hecho que a veces puede
perturbar el hallazgo del camino terapéutico más adecuado.
Además, tanto para' el terapeuta como para el paciente, en el
tránsito de una misma sesión puede haber una ideología única, aunque
generalmente se trate de varias ideologías, articulables o no.
o Así, pues, existen ciertos tipos de problemas en las decisiones del
terapeuta como tal que pueden estar motivados por conflictos ideoló-
gicos. Pero a su vez estos últimos pueden estar reflejando otro tipo
de conflicto, en .el que intervienen objetos y situaciones primarios.
En este sentido, si la. situación de conflicto es permanente, indica
cierto tipo de peligro, en especial. si no surge de problemas atinentes
al encuadre ni está relacionada con un paciente' determinado. El pro-
blema del encuadre yel de la contratransferencia .est~n bastante dell- ·497
Joel Zac .

mitados, por lo cual se pueden tomar en cuenta vectores útiles. Este


tipo de problema es menos peligroso porque no es -proplamente ideo-
lógico y porque además el analista está científica y técnicamente entre-
nado para resolverlo de un modo bastante eficiente. Pero cuando el pro-
blema se vuelve permanente, implica que hay aspectos dinámica e ideo-
lógicamente contradictorios en el analista que perturbarán su relación
'con el paciente. . . .
El psicoanalista debe deslindar entre sus conflictos primitivos y
'sus conflictos ideológicos. En relación con el paciente esto le permitirá
evitar lnflulrlo ideológicamente y además facilitará su-tarea para que tam-
poco él quede con conflictos ideolóqlcos sin .encarar en sus respectivos
ámbitos, para volver a intentar zanjarlos en cambio, aunque sea. incons-
.cientemente, en mitad de una sesión. El modelo' de una interpretación
de este tipo consiste en que el analista explique ,que el .conflicto que el
.paclente presenta (de tipo ideológico) puede ser resuelto en la sesión
sólo en lo que respecta a los conflictos internos. Este punto podría estar
contenido, según el paciente y las circunstancias; dentro-de los términos
del contrato analítico.' " . . ..' ..
'Igual que en la ciencia, la persona consciente sabe que hay teorías
'en conflicto pero llega el momento 'en que tiene que proceder metodo-
lógicamente para que no se le mezclen las ideas clentíñcas con la toma
de decisión de una posición política, por ejemplo, Para ello el campo
ideológico tiene que estar lo más explicitado posible para el mismo
analista.
El discurso ideológico s~ transforma en científico cuando explicita
su ideología. Quizás de alguna manera el campo .ideológico conflictual
tendería a volverse científico si el analista pudiera explicitárselo a si
mismo, y no dejar escondido dicho conflicto ideológico ..
Para abordar este problema, es necesario que el terapeuta realice
una constante crítica de sus propios supuestos, lo que le permitirá de-
tectar los aspectos ideológicos que requieran un replanteo para que no
498 'se transformen en un obstáculo 'para el cenocimlerrtoclentíñcó. .'
Articullación entre psicoanálisis y epistemologia

Esto puede resultar útil tanto para la labor clínica como para la
teorlzaclón acerca de ella, aunque no debemos descartar otro problema:
todo replanteo crítico de los supuestos ideológicos se basa a su vez en
otros supuestos ideológicos que a su vez deben ser criticados, en una
regresión infinita. Pero de todos modos, cada replanteo supone un grado
mayor de acercamiento a la clarificación de nuestros abordajes cientí-
.ficos, tanto en la teoría como en la clínica psicoanalítica ..

Consideraciones finales

Escribir este trabajo me deparó la oportunidad de tener una imagen


de conjunto de mis ideas, imagen que a la vez es selectiva, puesto que
tengo consciencia de haber elegido en esta síntesis algunas de mis ideas
y desechado otras. Sin embargo, las omisiones tienen poca importancia y
otorgan coherencia a la totalidad.
Al reflexionar sobre mi producción llegué a la conclusión de que
se ha operado en mí una evolución. La misma consiste, por un lado, en
un progresivo intento de articular hipótesis psicoanallticas con aportes
provenientes de otras disciplinas, sobre todo epistemología y en menor
grado semiótica.
La influencia de la primera de estas dos disciplinas adquirió cre-
ciente relieve en mi modo de concebir las cosas. En efecto, ya en mis
trabajos de 1966 me preocupé por los problemas metodológicos de la
tarea de investigación en la sesión, realizada por el analista, y por la
necesidad de contar con un cierto número de constantes, que configu-
rarían el encuadre.
Posteriormente, mi interés por esta articulación se hizo evidente
en los trabajos sobre validación y sobre los orígenes de la interpretación
en el analista. También reenfoqué con esta perspeétiva, más rigurosa-
mente, el problema de la estabilización del encuadre, y por último la
relación entre teoría, tecnología e ideología en psicoanálisis. ,499
JoelZac

Por otro lado, utilicé las hipótesis semióticas para categorizar los
diferentes subtipos de psicopatías, según los rasgos característicos y
diferenciales de su comunlcaclón.
La reflexión acerca de mi producción muestra otra evolución, re-
lacionada con el cambio en el centro de mis intereses. En efecto, en un
comienzo me interesaron problemas específicos depsicopatología (pa-
cientes con acting out, por ejemplo), o bien de técnica (encuadre, abor-
daje terapéutico de determinadas dificultades). Posteriormente, y en bue-
na medida motivado por el intento de articulación antes señalado, mi
campo de interés se amplió. Comprendí que el estudio de un fenómeno
específico puede resultar parcialmente distorsionado y ser considerado
ideológico si no se toma en cuenta la totalidad de la teoría con que se
opera para la investigación.· Ello me llevó a considerar las correlaciones
existentes entre 1) metapsicología, 2) teoria general y especial de las
neurosis, 3) teoría de la técnica (tecnología), como un sistema semiderl-
vado de lo expuesto en los puntos anteriores, y 4) ideología, como parte
del marco presupuesto de una ciencia.
Al mismo tiempo que se abrió el panorama de mis intereses cien-
tíficos, ocurrió también el proceso inverso, es decir, se restringió en grado
extremo. Pero esta restricción era sólo la contrapartida de la ampliación
antes descrita, y no la consecuencia inesperada de un navegar en gene-
ralidades. En efecto, comprendí que sólo refinando al máximo mi obser-
vación y mi análisis de los datos de la base empírica epistemológica
podría dar precisión y conferir carácter científico a las hipótesis teóricas,
y por ello me preocupé por correlacionar los diferentes planos de gran
abstracción antes mencionados, con generalizaciones empíricas.
Tal es el estado de mi posición científica en la actualidad. Im-
plica, pues, un constante alternar entre hipótesis, deIoa.dlstintos niveles
de la teoría con el fin de operar con el máximo de rigory eficacia, tanto
en la clínica como en su conceptualización posterior.

500.
Articulación entre psicoanálisis y epistemología

Bibliografía

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