Está en la página 1de 5
En anexo LOS JOVENES INVESTIGADORES Este ntimero de Communications es muy especial: no hhasido coneebido para explorarun saber o iustrar un tema, su unidad, 0 al menos su unidad original, no esti en su ob- jeto, sino en el grupo constituido por sus autores: todos ellos son estudiantes, comprometidos muy recientemente con Ia investigacién; lo que se ha recopilado voluntaria mente son los primeros trabajos de unos jvenes investiga dores lo bastante libres para haber concebido por si mistnos «proyecto de investigacién y, sin embargo, sometidos ain una institucién la del doctorado del tercer ciclo, Lo que nos planteamos aqui es principalmente a investigacién ‘misma, o al menos una determinada investigacidn, la que atin esté relacionada con el dominio tradicional de las artes ¥ las letras. Se trataré tinicamente de este tipo de investi- zacién, En el umbral desu trabajo, el estudiante sufre una serie de divisiones. En cuanto joven, pertenece 2 una clase eco némica definida por su improductividad: no es ni propie- tatio ni productos; est al margen del intercambio, e inch 80, por asi decielo, al margen de la explotacién: socialmente estd excluido de cualquier denominacién, En evanto inte- lectual,esté entrenado en la jerarquia de los trabajos, se da ‘Por supuesto que toma parte en un lujo especulativo del 12 DE LA OBRA AL TEXTO. que, sin embargo, puede gozar, ya que no tiene su domi- no, es decir, Ia disponibilidad de comunicacién. En cuan- to investigador, esté abocado a la separacién de los discur- sos: el discurso de la cientficidad por una parte (discurso de la Ley), y, por otra el discurso del deseo, o la eseritura Fl rabajo (de investigaci6n) debe esti inserto en el de- seo. Siesta insertién no se cumple, el trabajo es moroso, funcional, alienado, movido tan sélo por la pura necesidad de aprobar un examen, de obtener un diploma, de asegu- zarse una promocién en la carrera. Para que el deseo sein sine en mi tabaj ese teabajo me lo tiene que exigr, no una colectividad que piensa asegurarse de mi labor (de mi esfuerzo) y contabilizar la rentablidad de ls prestaciones que me consiente, sino una asamblea viviente de lectores en la que se deja oir el deseo del Otro (y no el control de la Ley). Ahora bien, en nuestea sociedad, en auestras instieu- cones, lo que se le exige al estudiante, al joven investiga- dor, al trabajador intelectual, nunca es su deseo: no se le pide que eseriba, se le pide que hable (alo largo de inns- merables exposiciones) o que «rinda cuentas» (en vistas 8 unos controles regulares). En este caso hemos querido que el trabajo de investiga- cin sea desde sus comienzos el abjeto de una fuerte exi gencia,formuladaal margen dela institucion y que no pue- deserotra cosa que la exigencia de escritura. Por supuesto, Jo que aparece en este miimero no es mas que un pequeio fragmento de utopia, pues mucho nos tememos que la so- ciedad no est dispuesta a conceder amplia, institucional- } ment, al estudiante, yen especial al estudiante «de letras», * semejante felicidad: que se tenga necesidad de él; no de su ‘competencia 0 su funcién futuras, sino de su pasién pre 1105 JOVENES INVESTIGADORES 123, Quinas ha legado ya el momento de desbaratar una de- terminada ficcién: la ficcidn que consiste en pretender que Ia investigaci6n se exponga, pero no se escriba. El investi- sgador consistiriaesencialmente en un prospector dle mate- riales, y a ese nivel se plantearian los problemas; al llegar al ‘momento de comunicar los «resultados», todo estarfa re- suelto; «darle forma» no seria sino wna vaga operacidn nal, levada a cabo con rapider. gracias «algunas técnicas de sexpresién» aprendidas en el colegio y cuya tnica cons- triccin seria la de someterse al e6digo propio del género (sclaridad>, supresidn de imagenes, respeto alas leyes del razonamiento). No obstante, falta mucho para que, incluso si nos limitamos a simples tareas de «expresiény, el es- tudiante de ciencias sociales esté sulieientemente armado. Y cuando el abjeto de la investigacidn es el Texto (volvere- ‘mos a ocuparnos de esta palabra), el investigador esta te- ducido a.un dilema, muy de temer: bien hablar del Texto de acuerdo con el c6digo convencional del escribir, es de- cir, seguir siendo prisionero del «imaginario» del sabio, ‘que pretende ser, o lo que es peor, erce ser exterior respec to al objeto de su estudio y tiene Ia pretensidn de, con toda inocencia y con toda seguridad, estar poniendo su propio lenguaje en situacién de extraterritorialidad; o bien entrar I también en el juego det significant en la infinitud de la enuaciacin, en una palabra, «escribir» (lo cual no quiere decir simplemente «escribir bien»), sacar el «yo», que cree ser, de su concha imaginaria, de sv eédigo cientifico, que protege pero también engafa, en una palabra, artojar el {ema a lo largo del blanco de la pgina, no para «expresar~ Jo» (esto no tiene nada que ver con la «subjetividacb), sino para dispersarlo: lo que entonces equivale a desbordar el iscurso normal de la investigacién. Es a este desborda- miento, evidentemente, por ligero que sea, al que se le per= salir a escena en este niimero: es un desbordamiento 124 DP LA OBRA AL TEXTO varlable, segiin los autores: no hemos intentado otorgar una prima particular a tal o cual escrtura: lo importante es que aun nivel u otro de su trabajo (saber, método, enun- ciacién) el investigador decide no dejarse engaiiar por la Ley del discurso cientifico (el discurso de la ciencia no es Ja ciencia, forzosamente: al contestar el discurso del sabio, la escritura no esta dispensindose en absoluto de las reglas| del trabajo cientifico). La investigacién se leva a cabo para publicarse des: pués, pero rata vez.consigue, y mis en sus comienzos, que no son forzosamente menos importantes que sus finales éxito de una investigacién —sobre todo si es textual— no depende de su «resultado», nocidn falaz, sino de la natura- leza reflexive de su enunciacién; en cualquier instante de su proceso, una investigacién puede hacer volver el lengua~ je sobre si mismo y lograr asi que ceda la mala fe del sabi: cn una palabra, puede desplazar al autor y al lector. No cobstante, es cosa sabida que los trabajos de los estudiantes, se publican poco: la tesis del tecer ciclo es, de hecho, un discurso reprimido. Esperamos combatir esta represién publicando fragmentos de investigaciones primerizas; y lo {que nos gustaria liberar con este procedimiento no es tan sélo al autor del articulo, sino también a su lector. Pues el lector (y especialmente el lector de revista) también esta acostumbrado ala divisi6n de los lenguajes especializados. Es necesario que la investigaciOn deje de ser ese parsimo- jnioso trabajo que se desarrolla ya sea en la «conciencia» del investigador (forma dolorosa, autista, del mondlogo), ya ea en ese miserable vaivén que convierte al «directors de {una investigacin en su tinico lector. Fs necesario que lain vestigacién alcance la circulacién andnima del lenguaje, la dispersion del Texto. 1.05 JOVENES INVESTICADORES 125 Estos estudios son investigaciones en la medida en que pretenden renovar Ia lectura (de los textos antiguos). Re- novar a lectura: no se trata de sustituir con nuevas reglas cientificas los antigues constrefiimientos de la interpreta- ién, sino que mas bien se trata de imaginar que una leetu- 1a libre ea finalmente a norma en los

También podría gustarte