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Consiste en sobrevolar el territorio con un avión y tomar fotografías de eje vertical recubriendo el
territorio con fotogramas que se solapen tanto longitudinal como transversalmente.
Como normal general, estos solapes suelen ser del 60% en el eje longitudinal y del 20% en el eje
transversal, aunque dependiendo de la utilidad del vuelo estos porcentajes pueden variar notablemente.
La razón de por qué es estrictamente necesario tener zonas de recubrimiento comunes en las fotografías la
analizaremos con posterioridad.
Las fotografías resultantes deben tener una desviación en su centro muy reducida con respecto a la vertical
del avión para que puedan ser útiles.
Por otro lado, las cámaras que se utilizan para este tipo de trabajos, denominadas cámaras métricas, son
unas cámaras especiales de funcionamiento similar a las convencionales pero con una calibración muy
exacta de sus parámetros ópticos, de los cuales el más importante es la distancia focal, definida como la
distancia desde el centro del objetivo hasta el plano focal donde se ubica la película.
Las fotografías aereas resultantes de un vuelo fotogramétrico no tienen una escala exacta, al ser el
resultado de una perspectiva cónica y por el efecto ondulante del terreno. Así, cada punto dentro de una
foto tiene su propia escala, dependiendo del lugar con respecto al centro de la foto y de la altura del
terreno. No obstante, sí puede hablarse de una escala media de los fotogramas, que aunque no exacta es
aproximada. Esta escala media mantiene una estrecha relación con los conceptos distancia focal y altura
media del vuelo, de la forma:
Donde:
f = Distancia focal.
H = Altura media del vuelo.
E = Denominador de escala.
A la vez, la escala media de los fotogramas está ligada a la utilidad que queramos dar al vuelo;
Generalmente la finalidad del vuelo es formar cartografía a partir de restitución fotogramétrica, en cuyo
caso hay que tener en cuenta la escala de la cartografía que pretendemos. Aunque no hay una fórmula fija
que relacione la escala media de las fotos con la escala de la cartografía a restituir, se puede decir que
normalmente esta es ¼ de la escala media de los fotogramas, pero no tiene por qué serlo así
necesariamente. Por poner un ejemplo, para formar cartografía a escala 1/5.000 se puede encargar el
vuelo a escala media 1/20.000, pero también es factible realizarse con un vuelo a escala media 1/15.000.
Si queremos reducir costes, será más ventajoso realizar el vuelo más alto (menor escala aproximada, en
este caso 1/20.000) porque cubriremos el territorio con menos fotogramas y serán necesarios menos
trabajos de apoyo; Pero si pretendemos utilizar el vuelo resultante para tareas de fotointerpretación
(reconocimiento de fotografías), como suele ser el caso en temas de medio ambiente muy frecuentemente
por ejemplo, quizá nos sea más ventajoso realizar un único vuelo a escala media 1/15.000 que nos sirva
para ello además de para realizar la restitución.
Los fotogramas resultantes de un vuelo fotogramétrico deben contener además de la información gráfica
del territorio de análisis, la siguiente información:
Pasemos ahora a analizar el porqué de la necesidad de recubrimiento común entre los fotogramas; la clave
a esta cuestión se encuentra en lo que se denomina visión estereoscópica ..
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