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ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
● Las relaciones de los hombres con los bienes: el régimen de los bienes plantea el
problema de la propiedad.
● Las relaciones de los hombres entre sí: el régi men de las personas plantea el
problema de la libertad económica.
Veremos que el régimen de propiedad privada, al que estamos acostumbrados hoy, es una
simple categoría histórica respecto del régimen de los bienes. Es el resultado de una lenta
evolución y, para algunos, una simple etapa de esa evolución.
Excluidos todo juicio de valor y toda apreciación sobre su legitimidad o sobre su eficacia, la
propiedad privada no es la única base posible de una sociedad económica.
En otras épocas hubo sociedades que conocieron y algunas conocen incluso en nuestros días
regímenes jurídicos en los cuales el titular del derecho de propiedad no es el individuo, sino un
grupo más o menos extenso. A la propiedad privada puede oponerse la propiedad colectiva.
En lo concerniente al régimen de las personas las relaciones económicas de los hombres entre
sí plantean tres cuestiones fundamentales: la de la elección de la actividad de cada uno, la de
las condiciones del ejercicio de esta actividad y la de las relaciones entre empleadores y
empleados, ¿Será esa elección libré o limitada? ¿Será ese ejercicio libre o reglamentado?
¿Estarán esas relaciones determinadas libremente o controladas? Aquí radica todo el
problema de la libertad económica.
A este respecto veremos cómo se ha producido una de las evoluciones en espiral, tan
frecuentes en las instituciones sociales o económicas, como lo hemos-mostrado en otro
volumen de esta colección dedicado a las Doctrinas económicas. Se partió de regímenes
donde no existía ni libertad de elección, ni libertad para el ejercicio de las profesiones, ni libre
discusión de las condiciones de trabajo, para llegar, en un primer momento, a la situación
opuesta de libertad incontrolada y volver, en nuestros días, a un régimen intermedio de libertad
reglamentada.
Esto equivale a decir que un mismo sistema económico puede ir acompañado de regímenes
económicos diferentes, y en este sentido, por ejemplo, se puede hablar de régimen liberal o de
régimen dirigista en el seno del sistema capitalista.
Vemos así cómo se relacionan las tres nociones que hemos procurado analizar y disociar.
El régimen económico no es más que uno de los elementos característicos de la estructura de
una unidad económica dada. El sistema económico, por su parte, es, según la expresión de
André Marchal, un conjunto, una combinación de estructuras diversas, ligadas por relaciones
relativamente estables; es “un complejo coherente de estructuras”.
Cada cual provee a sus necesidades (alimentación, vestido, alojamiento) produciendo todo
lo que necesita y solamente eso. Esta situación corresponde, como es fácil concebir, a un
grado de civilización poco evolucionado, que comporta necesidades escasas y una técnica
rudimentaria.
Este esquema general de evolución corresponde al registrado, con variantes, en todos los
países de Europa occidental. Nunca se insistirá demasiado, sin embargo, en el hecho de que
esta sucesión no es lineal, regular y continua. Ha sido cortada por numerosas alternancias, por
anticipaciones que quedaron sin confirmación inmediata, pero también por retornos temporales
y parciales a los sistemas anteriores, como, por ejemplo, el retorno de Europa occidental, entre
los siglos VI y VII ,a una economía de necesidades muy cerrada, cuando ya el mundo antiguo
había conocido una economía de intercambió muy activa.
El Comercio intertribal. Un poco más tarde aparece él comercio mudo entre tribus
diferentes. Exige un formalismo complicado debido a que las relaciones habituales
entre esas tribus son de hostilidad.
Este mecanismo, largo y complicado, traduce una cierta confianza, puesto que
los objetos son dejados temporariamente sin temor al robo, pero una confianza
limitada, pues ambas partes evitan cuidadosamente el encuentro para que no se
despierten sus instintos belicosos. En estas condiciones, es fácil concebirlo, los
El final de esta .evolución será la propiedad quiritaria que comporta derechos casi
ilimitados, para su titular: ius fruendi utendi, abutendi, es decir, derechos de percibir
la renta de los bienes, de usar de ellos, de disponer de ellos en vida y después de
muerto.
Conviene señalar, por otra parte, que se manifestará una evolución cuando los
servicios personales debidos por los campesinos se transformen en servicios
pecuniarios. Poco a poco, las diferentes obligaciones se reemplazarán por
prestaciones en dinero, por derechos e impuestos y, con la depreciación progresiva
de la moneda, la carga se aliviará sensiblemente.
Poco a poco, sin embargo, su situación se aproxima a la del hombre libre. A partir
del siglo XIII sé acuerdan muchas manumisiones individuales y colectivas. Las
incapacidades ligadas a la condición de siervo se derogan por desuso. La carga de
las gabelas y contribuciones se aligera por la depreciación de la moneda. En el
momento de la Revolución Francesa subsisten algunos siervos únicamente en la
región del Jura.
La célula base de la actividad económica es ahora la ciudad, que deja dé ser una
simple plaza fuerte para convertirse en un verdadero foco de vida social. És la
época del surgimiento de las comunas, que desempeñarán en la historia política de
Francia un papel de primera importancia. Forman un todo con los campos que las
rodean, para los cuales son un mercado y de los cuales dependen para
abastecerse de alimentos.
La división del trabajo. De esto resulta una división del trabajo más avanzada, una
mayor especialización. Esta división del trabajo se manifiesta en dos planos:
Por ejemplo: la profesión textil, que hasta entonces constituía un todo, se dividirá
en mercaderes de lana, de lino, de cáñamo, el peinadores, hiladores, tejedores,
tintoreros, esquiladores, sastres, sombrereros, etc. El mismo fenómeno se
manifiesta en las otras industrias: cuero, metal, madera.
Esto produce evidentemente cambios profundos en las condiciones mismas de la
actividad económica.
De este modo se pasa poco a poco de la prohibición al simple control del préstamo
a interés. Ésta tolerancia hará perder a los judíos el mono polio del comercio del
dinero, que compartirán en adelante con los lombardos y los eahorsinos. Se
posibilitará así en los siglos XIII y XIV la creación de bancos privados y la aparición
de grandes financistas que desempeñarán un papel de capital importancia en
la vida de los Estados y en la política internacional (Jacques Coeur, los Médicis, los
Fugger). Más tarde aparecerán los bancos públicos (Amsterdam, Estocolmo) cuya
responsabilidad en la creación del papel moneda se conoce, y, por último, las
bolsas (Brujas, Amberes, Londres), que llegarán a ser muy pronto centros activos
de transacciones de monedas y de valores.
No hay nada especial que decir del régimen de los bienes o de la propiedad, salvo
que se está en un período de transición que marca la descomposición progresiva
de la concepción feudal de la propiedad, en provecho de una concepción que sé
acercará mucho a la del derecho romano. Los derechos del señor se debilitan
mientras se fortalecen los del vasallo. Las múltiples devaluaciones monetarias que
los gobiernos de esa época efectúan, precipitan esa evolución al aligerar la carga
real de las prestaciones monetarias del vasallo y también de los derechos o
tasas que pesan sobre las tierras que le han sido concedidas.
Las condiciones de trabajo, por último, es decir, las relaciones entre empleadores y
asalariados están igualmente reguladas por las corporaciones. Sus dirigentes fijan
unilateralmente la duración del trabajo y los salarios (los máximos pero no los
mínimos). Las huelgas están prohibidas.
- Desde el punto de vista económico, las veedurías tratan por todos los medios de
reforzar su monopolio, de suprimir todo trabajo libre fuera de ellas, con el fin de
poner a sus miembros a cubierto de cualquier competencia. Los poderes públicos
desgraciadamente les ayudarán en esta tarea. Los soberanos, necesitados de
dinero como consecuencia de la multiplicación de las guerras, se verán obligados
frecuentemente a pedir “ayudas” a los mercaderes poseedores de fortunas cada
vez mayores. Éstos acuerdan sus subsidios sólo cuando se les conceden nuevos
privilegios, y así veremos cómo varios edictos (1581, 1597, -1673) aplican el
régimen corporativo a profesionales que hasta entonces eran libres.
Fiel a los principios mercantilistas, en virtud de los cuales todo debe ser
subordinado al poderío y a la riqueza de la nación, Colbert establecerá un conjunto
de medidas destinadas a favorecer el desarrolló de la industria francesa a fin de
alimentar un comercio exterior activo: fomento de las manufacturas privadas y
creación de manufacturas de Estado, reglamentación de las condiciones
de fabricación, control de los precios calidad de los productos, control de los
salarios y fijación del precio de los productos alimenticios, régimen aduanero
severamente proteccionista. Es, antes de que así se la denomine, una economía
dirigida y de manera muy estricta.
Por otra parte, a medida que los maestros de los oficios ven desaparecer todo
peligro de competencia, tienden a constituir una casta cerrada. Multiplicarán los
obstáculos para impedir el acceso a la maestría de -Ios-oficiales (complicación-de la
obra” maestra,formalidades, gastos varios, derechos, banquetes, etc.). Por el
contrario, dispensarán de la prueba de la obra maestra a los hijos de los
maestros e incluso a los yernos, que así llegarán a la dirección de las empresas sin
ofrecer las garantías deseables de competencia profesional.
TRABAJO PRÁCTICO:
El Capitalismo
Pero en el siglo xvm esas trabas jurídicas desaparecen con la revolución Francesa
y el triunfo generalizado de las ideas liberales, y más tarde en el siglo XIX el
desarrollo de los canales, y sobre todo de las vías férreas, suprime las últimas. Un
mercado internacional puede entonces constituirse. Los grandes descubrimientos
marítimos que abren al comercio nuevos mercados; fuentes de abastecimiento y
nuevas vías lo preparan yá desde el siglo XVI. Débiles mientras dura la navegación
de vela; los transportes internacionales se incrementan bruscamente por el
desarrolló dé la navegación de vapor, luego dé la primera revolución industrial; un
segundo empujé les vendrá de la apertura de las grandes vías intercontinentales
(Suez; Éanámd) y .de la introducción de la combustión de petróleo, á fines del
siglo XIX.
En ese momento existía un verdadero mercado mundial. Cada país trata dé llevar
al máximo sus intercambios con él exterior; al menos en cuanto a sus
exportaciones. De ésto resulta ía posibilidad de acrecentar la producción en
porciones desconocidas hasta entonces; pero también un riesgo económico mayor,
un peligró dé no adaptación de la producción a las necesidades.
Si bien él sistema capitalista existe como un todo sólo desde el siglo XVIII, sus
elementos comerciales y financieros han aparecido mucho antes. El
advenimiento del capitalismo industrial se vio posibilitado cuándo, para alimentar las
corrientes dé intercambio preexistentes, los capitales así reunidos hallaron gracias á
la revolución industrial, posibilidades de inversiones productivas.
1. Las formas comerciales del capitalismo, Como hemos visto, una importante
actividad comercial comenzó ya a manifestarse en los siglos xn y xni: en el plano
interno, con el surgir de las comunas; en el internacional, gracias a las Cruzadas.
Las ferias y las hansas habían sido sus manifestaciones más espectaculares.
El centro del tráfico pasa ahora a las costas atlánticas. Los primeros que
aprovecharán esta situación serán los países del sur de Europa, que han sido el
origen de las grandes expediciones marítimas: Portugal, España; más tarde el
tráfico comercial, y con él la hegemonía política, se desplazará hacia el Norte:
Francia, Holanda e Inglaterra serán por turno los beneficiarios de este
ensanchamiento del horizonte económico.
Las formas financieras del capitalismo. Al mismo tiempo veremos cómo las
operaciones de crédito, yá legitimadas por la ley religiosa y por la ley civil, se
extienden considerablemente y originan poderosas instituciones financieras, una
importante acumulación de capitales es realizada y asea por los financistas
quienes, como contrapartida de los préstamos que otorgan a los príncipes,
hacen que se les conceda la acuñación de moneda o la provisión de los ejércitos;
Por último, se crearán en los siglos XVII y XVIII grandes bancos públicos
(Amsterdam Estocolmo), que desempeñarán un papel decisivo en la generalización
del papel moneda, dando así a la economía de intercambio un instrumento
manejable y flexible que le había faltado hasta entonces.
Su advenimiento se efectúa al final del siglo XVIII gracias a una doble revolución,
revolución en la técnica con el desarrollo del maquinismo, revolución en el derecho
y en las instituciones jurídicas con la aparición del liberalismo.
1. La revolución industrial
2. La revolución liberal
Los nuevos instrumentos técnicos no hubieran podido, sin embargo, dar todos sus
frutos si la agobiante reglamentación heredada del mercantilismo colbertista no
hubiera sido remplazada, al mismo tiempo, por un régimen de libertad más
favorable al espíritu de empresa.
La libertad de trabajo resulta de que, desde ese momento, nadie puede estar
obligado a trabajar para otro. Este principio deriva de la Declaración de los
Derechos del Hombre. La ley Le Chapelier del 14 y 17 de junio de 1791
precisará en qué condiciones un hombre puede alquilar voluntariamente sus
servicios a otro y concluir un contrato de trabajo. Para evitar la re constitución
subrepticia de las corporaciones, ese texto prohíbe toda agrupación entre patronos
o asalariados, constituida en defensa de pretendidos intereses comunes.
EL CAPITALISMO LIBERAL
Todas estas rentas se determinan por el nivel de los precios obtenidos por los
productos en el mercado. En esto la economía capitalista se diferencia de la
economía cerrada. No hay repetición autoritaria de la renta de la producción entre
los que han cooperado, ni por el padre de familia como en la economía doméstica,
ni por una autoridad superior como en la economía señorial. El mercado dicta, por
el canal de los precios, la parte de cada uno.
Todas estas razones hacen que la movilidad de los factores de producción sea
muy imperfecta. No obedecen instantáneamente a las indicaciones del barómetro
de los precios, y la adaptación espontánea de la oferta a la demanda, de la
producción a las necesidades, no se realiza. Éste es el vicio esencial del
sistema capitalista, que la experiencia no tardaría en hacer evidente.
En ese momento los tres rasgos esenciales del capitalismo están reunidos. Sus
elementos técnicos permiten una producción en masa que sus principios
jurídicos facilitan y que su fundamento psicológico hace buscar
sistemáticamente. ¿Cuáles serán los resultados?
1. Resultados económicos
Los niños entran en la hilandería desde los siete años; Villermé encontró de
cinco. Trabajan desde las seis de la mañana hasta las siete de la tarde bajo una
temperatura recalentada, todo el día de pie. Y Villermé añade que entre los
instrumentos de trabajo figura en todas las fábricas el látigo destinado a tenerlos
despiertos.
Los obreros no pueden defenderse contra todos estos hechos lamentables con
movimientos de masas, pues toda asociación de trabajadores está
prohibida desde La Revolución Francesa. Dado que la ley Le Chapelier y el Código
Penal han prohibido toda "coalición” por ser contraria a los principios
liberales e individualistas los trabajadores están aislados frente a los
empleadores; cada uno debe discutir con un patrón? Las condiciones de su
contrato individual de trabajo. Tal es el régimen del cual los grandes antepasados
esperaban la realización de condiciones de trabajo “normales”, en el que la armonía
de los intereses debía actuar espontáneamente para asegurar el equilibrio natural;
régimen que desem bocó de hecho —y era inevitable— en la explotación de una
clase por otra, en la ley de la jungla, en el triunfo del más fuerte sobre el débil. Es
evidente, en efecto, que entre el obrero qué busca trabajo para vivir y hacer vivir a
su familia el día siguiente, y el patrón que busca un obrero para desenvolver
sus negocios, la par tida no es igual, puesto que lo que está en juego no es lo
mismo. Un régimen de libertad incontrolada no puede conducir más que al
aplastamiento del primero por el segundo. En este dominio, dirá más tarde
Lacordaire, "la libertad oprime y la ley libera”.
EL CAPITALISMO REGLAMENTARIO
I La evolución general de las estructuras del capitalismo (fin del siglo XIX y
principios del' siglo XX)
El fin del siglo XIX y la primera mitad del xx conocerán, a la vez, el apogeo del
capitalismo y una profunda crisis en la que algunos han querido ver el signo de una
decadencia del sistema. Hasta ahora, sin embargo, esta crisis parece haber
marcado solo la decadencia de una cierta forma del capitalismo, aquella que se
había identificado con el sistema en sus orígenes: el capitalismo liberal.
Nuevos instrumentos técnicos son descubiertos al final del siglo XIX: el motor de
explosión y luego la electricidad y el motor Diesel se agregan a la máquina de vapor
como fuentes de fuerza motriz y provocan una verdadera revolución en los
transportes con los ferrocarriles, las flotas mercantes modernas, el automóvil, la
aviación. Los procedimientos de fabricación se perfeccionan en la industria
carbonífera, con la mecanización del derribo y del transporte; en la siderurgia,
con el descubrimiento del martillo-pilón y de los procedimientos Bessemer, Martín y
Thomas. La aplicación de las ciencias a la industria permite la creación de
industrias químicas poderosas (colorantes, explosivos, abonos) y de la
industria del alumbrado (gas y electricidad).
Estos descubrimientos han permitido hablar de una segunda revolución
industrial.Nuevos instrumentos económicos permitirán, al mismo tiempo, sacar de
ellos el mayor partido posible : desarrollo de los bancos y de la. moneda escrituraria
(cheques y transferencias de créditos); desarrollo sobre todo los valores mobiliarios
y de las sociedades anónimas por acciones que, al reunir importantes capitales,
posibilitan la producción en gran escala y la constitución de empresas concentradas
poderosas.
Por último, el capitalismo, se desarrolla también fuera del continente europeo con
la industrialización de los Estados Unidos y del Japón. Esta prosperidad en países
que eran antes compradores provocará muy pronto no solo el cierre de algunos
mercados tradicionales de productores europeos, sino también la aparición de
nuevos competidores en los mercados mundiales.
La guerra de 1939 precipitará aún más estas tres evoluciones. Al consagrar, desde
el punto de vista económico, la declinación de Europa en provecho de los Estados
Unidos, dotados de una potencia industrial y financiera nunca igualada; al
provocar, desde el punto de vista político, el corte del mundo en dos bloques
antagónicos países capitalistas y países colectivistas acentúa las tendencias
monopolistas e intervencionistas de la economía moderna e incluso, a pesar de
loables esfuerzos, sus tendencias proteccionistas.
Por otra parte, los economistas durante el siglo XX y XXI, han mantenido las
mismas dudas que los clásicos, preguntándose por la desigualdad respecto a otros
fenómenos económicos como: su incidencia en el crecimiento económico, es decir,
si la desigualdad es buena o mala para la eficiencia económica; y su incidencia en
la gobernanza política, concretamente su relación con la democracia. 4 El primer
economista en formular una teoría medianamente consistente sobre la desigualdad
económica fue Vilfredo Pareto. Pareto con una serie de datos fiscales, determinó
que existía una “ley de hierro” de la desigualdad interpersonal, conocido también
como Principio de Pareto: los distintos sistemas políticos no alteran la redistribución
de la renta, por lo que al final un cierto número individuos concentrarían la gran
parte de la riqueza, una proporción conocida hoy día como la “ley 80/20”, es decir,
el 20% de los individuos de una sociedad, recibiría el 80% de los ingresos, y
viceversa, por lo que cualquier intento político de nivelar dicha cifra, sólo
ocasionaría el cambio de manos de la riqueza de “unos burócratas a otros”. Se
debe tener en cuenta que dicha teoría nacía con el surgimiento de la Revolución
rusa, y el cuestionamiento del capitalismo como sistema económico válido para la
redistribución de los recursos, por lo que su resultado era halagador para el mundo
capitalista. Así, Pareto estableció que “la Historia de las sociedades humanas es la
historia de una serie de aristocracias”, en clara alusión a la cita de Marx sobre su
concepción de la Historia. Sin embargo, dicha constante se observa bien en la
muestra tomada por Pareto, correspondiente a una serie de ciudades y países a
finales del siglo XIX, e incluso parece existir algo parecido con la desigualdad
global, pero dicha ley no es aplicable hoy día a los diferentes países. Por otra parte,
Pareto no ofreció ninguna teoría de cambio entre los diferentes individuos de un
Por otra parte, es evidente que para Smith los monopolios de la época mercantilista,
todavía presentes en el comercio colonial, son «enemigos de una buena gestión,
pues ésta sólo puede lograrse en un país por medio de la competencia libre y
general» (1776, p. 143). Como, además, los monopolios, como «los reglamentos y
estatutos del sistema mercantil», lo único que consiguen es desajustar y desordenar
la «distribución natural del capital en la sociedad» (ibid., pp. 560-561), parece claro
que estas ideas de Smith no hacen sino abundar en la visión popular (desde
Aristóteles, los escolásticos y el «régimen Tudor-Estuardo»), que identifica
monopolio con «casi todo lo que desagrada en las prácticas capitalistas»
(Schumpeter 1954, p. 196).
Sin embargo, es importante relacionar estas ideas con las diversas concepciones
de la Mano Invisible por parte de Adam Smith y de todos sus continuadores en la
tradición liberal, así como también en la línea crítica que arranca, como mínimo, en
Marx. Para Smith, la idea de la Mano Invisible, como metáfora que resume lo que
más prosaicamente podemos considerar tan sólo el mecanismo básico de
funcionamiento de la economía de mercado capitalista, tiene dos dimensiones
diferentes que no pasaron desapercibidas para un crítico tan fino del liberalismo
como fue Karl Marx. Está por una parte su dimensión «positiva», o descriptiva, pero
también está su aspecto «normativo». Adam Smith confunde ambos aspectos, los
entremezcla. Pero Marx los separa analíticamente con tanta nitidez que llega a
rechazar el segundo por completo, mientras que da por buena la representación de
la realidad capitalista que lleva a cabo Adam Smith.
Smith explica en La riqueza de las naciones cómo puede reproducirse una sociedad
que ha salido de la época mercantilista sin necesidad ahora de una intervención
consciente y a priori de ninguna autoridad política o administrativa. Su aportación
consistió precisamente en comprender correctamente que el mecanismo de la
búsqueda individual de la máxima ganancia, al engendrar una tendencia objetiva a
la igualación de las tasas sectoriales de ganancia, bastaba por sí mismo para
regular los movimientos de entrada y salida del capital de (y desde) los diferentes
sectores productivos y mercancías, y por consiguiente para asegurar que la oferta
responda y se adapte finalmente a la demanda realmente existente. Pero, aunque
Smith era muy consciente de las diferencias que hay, dentro del sistema capitalista,
entre la efectiva demanda solvente y la simple demanda basada en las necesidades
humanas que están sin cubrir, su liberalismo y en general su posición favorable a la
admisión de las novedades del nuevo sistema económico, frente al viejo régimen
que él quería ver superado, lo llevaron a pensar que el funcionamiento de la Mano
Invisible 1) no sólo hacía posible la reproducción económica y social, sino 2) que lo
hacía posible, además, de forma óptima (o, al menos, más eficiente que en el
sistema anterior).
En cuanto a David Ricardo, está claro que los monopolios representan también un
caso especial. Y si coincide con Smith en señalar que «cuando un artículo tiene un
precio de monopolio» éste será el «precio más elevado al cual los consumidores
están dispuestos a pagarlo», añade seguidamente que «esto ocurre solamente
cuando no existe manera posible de aumentar su cantidad»; es decir, el precio de
monopolio no corresponde a los «productos del trabajo usual», sino a artículos muy
contados, como «los vinos especiales, que se producen en cantidad muy limitada»,
o «las obras de arte que, por su excelencia o rareza, han adquirido un valor de
fantasía» (1817, p. 253). Expresada en términos de la moderna teoría de la oferta y
la demanda, la posición de Ricardo equivale a resaltar que cuando la curva de
oferta es rígida (en el caso extremo, vertical), es únicamente la demanda la que
decide el precio de equilibrio a corto plazo.
En los «Apuntes y extractos sobre la obra de Ricardo» que Marx elaboró durante
los meses de marzo y abril de 1851, podemos leer lo siguiente: «Aquí concede
[Ricardo], por lo tanto, que no se trata de la producción de ‘riqueza’ en su sentido
del término, sino de la producción de ‘valores’. El ‘precio natural’ se impone frente al
precio de mercado, pero en una lucha que no tiene nada que ver con la simple
equiparación de Ricardo. En los comienzos de la industria, cuando la mayor parte
de las veces la demanda corresponde a la oferta, cuando la competencia era
limitada y, por lo tanto, existían precios de monopolios en todas las industrias, la
sustracción de riqueza a la propiedad de la tierra por parte del capital industrial es
constante (también en naciones divididas) y, por lo tanto, el enriquecimiento por un
lado corresponde con el empobrecimiento por el otro y, en consecuencia, la lucha
entre el precio de mercado y el precio real no conduce a los mismos fenómenos y
no tiene lugar en la misma medida que en la sociedad moderna. El excedente del
precio de mercado sobre el precio real era aquí constante» (recogido en Marx 1857,
vol. II, p. 330).
Este comentario, según Mandel, «permite captar mejor la forma concreta en que
Marx pasa de un rechazo a una aceptación de la teoría del valor- trabajo: un
análisis de las tendencias de evolución históricas de la producción capitalista, y su
vinculación con el natural price de Ricardo, es decir, con el valor-trabajo. Este
análisis debía llevarle a la conclusión de que, por razón del enorme crecimiento de
la producción industrial, ese natural price va siendo cada vez más la regla, mientras
el precio de monopolio que se separa fuertemente de ese natural price va siendo
cada vez más la excepción. Desde el momento en que se acepta esto, la
aceptación de la teoría del valor-trabajo se impone por sí misma, ya que se
comprueba que el valor no está determinado por ‘leyes de mercado’, sino por
factores inmanentes a la producción misma» (Mandel, 1967, pp. 46-47).
TRABAJO PRÁCTICO:
https://youtu.be/3HnCXCpn-Ks?si=bJmxiHHluICAaIUz
https://youtu.be/323hASobGh0?si=mom5sglXdPFJDIrq
https://youtu.be/_Tx35yp1Eps?si=sbGcfzcOq9RNkcEM
Este sistema es el de las economías socializadas. El reino de los Incas, del Perú
precolombino, constituye un precedente histórico interesante. En plena Edad Media,
hacia el siglo X, los soberanos incas edificaron en la futura América el Sur una
sociedad colectivista en cuyo seno la actividad económica estaba íntegramente
planificada por los poderes públicos, que fijaban a cada uno su trabajo y sus
recursos. La conquista española habría de destruir esta curiosa y brillante
civilización, que se había mantenido y desarrollado durante más de cuatro siglos.
Caracteres técnicos
1. El maquinismo.
Este aspecto desempeña tal papel de primer orden en la producción, está
recurre a los últimos descubrimientos, a las invenciones más adelantadas. En
tal sentido se puede decir que la economía colectivista acude al
capital, entendido desdé el punto de vista técnico, es decir, a los bienes
destinados a producir otros bienes que se intercalan entre las materias
primas y el trabajo humano (por ejemplo, las máquinas), del mismo modo que
el sistema opuesto. No es capitalista sino capitalística.
Caracteres jurídicos
Caracteres psicológicos
La mayor parte de la gente cree que Carlos Marx proponía, para corregir las
injusticias del capitalismo liberal, abolir lisa y llanamente toda propiedad
privada. Esto es inexacto. Marx sólo propiciaba la abolición de la propiedad
privada de los medios sociales de producción, con el fundamental objetivo de
impedir el trabajo asalariado en las empresas privadas. Ello era consecuencia
lógica del objetivo que lo obsesionaba: eliminar la explotación del trabajador
por el empleador, la que, coincidiendo con Adam Smith, consideraba
inevitable en el régimen de salariado. Marx no se conforma con denunciar que
el beneficio empresario proviene del trabajo del obrero. También se propone
demostrar que eso es inevitable mientras subsista el trabajo asalariado y
afirma, además, que todo capital se integra por la acumulación de trabajo
obrero impago, Para ello elabora la teoría de la plusvalía a la que procura dar
rigor científico y le dedica obsesivamente cientos de páginas. Valor de cambio
de la fuerza de trabajo: Marx afirma que el capitalismo descubre y utiliza la
única mercancía que tiene la propiedad de producir, al usarse, un valor de
cambio mayor que su valor de cambio original: la fuerza de trabajo del obrero.
Lo dice así: “Para poder sacar un valor de cambio nuevo del valor usual de la
mercancía, sería necesario… descubrir en el propio mercado una mercancía
cuyo valor de uso poseyese la virtud particular de ser una fuente de valor de
cambio… Esa mercancía cuyo uso es creador de un incremento de valor de
cambio existe en el mercado, es la fuerza de trabajo.
Marx aplica esta definición a la fuerza de trabajo de los operarios. “El valor (de
cambio) de la fuerza de trabajo es el valor de los medios de subsistencia
necesarios para la conservación de su poseedor” (I, 124) Pero agrega algo
obvio: que es necesario que la familia obrera pueda prolongarse: “La cantidad
de los medios de subsistencia necesarios para la producción de la fuerza de
trabajo comprende los medios de subsistencia de los reemplazantes, es decir
de los hijos de los trabajadores, para que se perpetúe en el mercado esta
singular raza de cambistas” (I, 125) Obtención y magnitud de la plusvalía: Una
cosa es lo que cuesta mantener viva la fuerza de trabajo (valor de cambio) y
otra lo que ella puede producir (valor de uso). Marx expresa su idea así: “El
costo de la fuerza (de trabajo) determina su valor de intercambio, el gasto de
la fuerza (de trabajo) constituye su valor de uso. Si media jornada de trabajo
basta para hacer vivir al obrero durante 24 horas, no por ello se infiere que no
pueda trabajar una jornada entera… Es esa diferencia de valor lo que el
capitalista tenía en vista cuando compró…la fuerza de trabajo. (I, 144) Como
queda dicho, en el costo de todo artículo que se elabora deben incluirse el
valor de la materia prima, la amortización de las herramientas o máquinas
utilizadas y los gastos de administración proporcionales. Este valor
permanece constante en el proceso productivo: “En el curso de la producción,
la parte del trabajo que se transforma en medios de producción, es decir en
materias primas, materias auxiliares e instrumentos de trabajo…no modifica la
magnitud del valor. Por esto nosotros lo llamamos parte constante del capital
o más brevemente, capital constante”. (I, 158). En cambio la fuerza de trabajo
II El mecanismo de la planificación
De este modo se logra orientar por medio del plan la actividad económica y la
totalidad de la vida del país en el sentido que se juzgue más conforme con los
intereses colectivos. Así, hemos visto como el primer plan quinquenal tuvo
esencialmente por objeto asegurar el desarrollo de laindustria pesada,
dotar la URSS del equipo técnico que le faltaba (material, fuerza motriz,
etc.); el segundo se orientó luego hacia la expansión de la industria liviana
(industria mecánica); el tercero hacia los bienes de uso corriente
(alimentación, textil) y el de la elevación del nivel de vida, pero la guerra
suspendió su aplicación; él cuarto plan (1946- 1950) sé centró en la
reconstrucción de las regiones devastadas y la industrialización del Este;
el quinto habría de dar más lugar a las industrias que producen bienes de
consumo, pero el sexto devolvería la prioridad a la industria pesada.
Los combinados son dirigidos por comités y directores nombrados como los
de los trusts, y funcionan, como éstos, según las reglas de la contabilidad
económica.
Los resultados parecen haber sido satisfactorios con respecto a los objetivos
previstos en Hungría, donde el grado de realización de los planes alcanzó el
Sistemas económicos comparados | 58
100%; en Polonia, el 85% y en Bulgaria el 80%. Por el contrario, en
Checoslovaquia y sobre todo, en Yugoslavia esta primera experiencia se
tradujo por un fracaso que explica, en parte, los ulteriores acontecimientos.
Pero si los primeros años de aplicación del nuevo régimen dan resultados
satisfactorios, a partir de 1951 en varias democracias populares aparece
netamente la imposibilidad de realizar las exigencias demasiado ambiciosas
de los planes. La parte exagerada, de los recursos nacionales consagrados al
desarrollo de la industria pesada frena él de las otras ramas y especialmente
el de la agricultura. De ahí un insuficiente abastecimiento de las ciudades, que
a su vez repercute desfavorablemente sobre la productividad industrial y
provoca un descontento tal que, muy pronto, un vuelco político se impondrá
a la vez en la URSS y en los países satélites.
II. Yugoslavia
Desde hacía varios años, por otra parte, una de las democracias
populares había sacudido el yugo de una tutela soviética demasiado pesada,
para practicar una política de socialización original e independiente.
El Estado se contenta, por lo tanto, con fijar las bases esenciales, en proporciones,
de la producción y del consumo (grado de utilización de la capacidad de
producción, fondo de salarios, casa de acumulación). Las decisiones técnicas
y económicas son tomadas por la dirección de las empresas.
Éstas son posesión del Estado pero están administradas libremente por los
trabajadores, en el cuadro de reglas generales que fijan, en particular, la parte del
Estado en las ganancias, destinada a financiar las inversiones, es decir, la tasa de
acumulación. Todos los trabajadores están asociados a esta gestión por medio de
un Consejo Social elegido por ellos y que, a su vez, elige al Consejo de
Administración, al director y a sus adjuntos.
Estas empresas pueden formar asociaciones que, en el cuadro de las
repúblicas federadas, cooperan en una coordinación regional de las
inversiones.
Por otra parte, parecen orientarse hacia una construcción muy . proudhoniana
que comporta tres centros de decisiones representados cada uno por un
consejo de productores.
La Federación establece los cuadros generales de la actividad económica
por medio del plan social, la política fiscal y monetaria, teniendo en cuenta a
la vez las exigencias de la situación internacional y la preocupación por
asegurar un desarrollo armónico de la economía nacional
La Comuna económica decide el reparto del producto restante, luego de
satisfacer las necesidades de interés nacional, entre consumo individual,
consumo público e inversión.
III. China
2.El primer plan quinquenal. Se lanzó sobre estas bases, en 1953, después
de finalizado el programa de reconstrucción y rehabilitación. Preveía un
desarrollo económico fundado en los siguientes principios: tasa de
crecimiento de los bienes de producción superior a la de los bienes de
consumo; desarrollo de la producción de bienes de consumo paralelo a la
elevación del poder adquisitivo de la población; expansión; agrícola orientada
con miras a asegurar las entregas necesarias de cereales y de materias
primas industriales y a aumentar los excedentes agrícolas que permitirían
financiar la industrialización del país; aumento del rendimiento de la mano
de obra más rápido que el de los salarios para asegurar la acumulación del
capital.
TRABAJO PRÁCTICO:
https://youtu.be/GdHyIr_k5E8?si=coey-mUHyKPQQ_yG
Además, basta con haber seguido alguna de las innumerables polémicas que en los
últimos años han involucrado a los adherentes de uno y otro bando, para percibir
que ellos mismos se ven como separados por barreras infranqueables. Lo que para
uno es el respeto de la libertad individual, para su oponente es la consagración de
un egoísmo insolidario, y lo que el socialista considera una auténtica democracia,
para el liberal no es más que una forma disfrazada de totalitarismo.
El riesgo del libre juego económico, empero, está en parte cubierto por una amplia
red de seguridad social. El Estado, como el Leviatán de Hobbes, se reserva la
facultad de delimitar las esferas de acción de los individuos, pero cada uno de ellos
es libre de hacer lo que le plazca al interior de su coto cerrado. En este sentido, se
ha podido caracterizar esa situación como un “estatismo permisivo". En efecto, el
fuerte crecimiento económico permite que los individuos gocen de un alto nivel de
vida y tiendan a llevar una existencia hedonista, que los recluye en el ámbito de lo
particular. Así, en las sociedades occidentales es frecuente observar una especie
de esquizofrenia, en la que las personas trabajan en forma dura y eficiente durante
la jornada laboral, mientras que el fin de semana o en vacaciones se sumergen en
toda suerte de gratificaciones sensibles. En este contexto, la sensibilidad ecológica,
en cuanto pone límite al consumo y se pregunta por el valor de una civilización
basada en el derroche y la explotación de la naturaleza, no parece ser
especialmente grata al socialismo liberal, a pesar de algunas alusiones retóricas y
de su utilización para justificar ciertas intervenciones estatales. Sí ha sido bien
recibida, en cambio, por los sectores socialistas tradicionales, quienes, ante el
fracaso del marxismo, han visto en la cuestión ecológica ya una forma de mantener
ciertos ideales y una preocupación por el futuro, ya una manera eficaz de
cuestionar el mérito del triunfo y la extensión universal del capitalismo.
Asimismo, implicaba la intención del grupo de realizar una síntesis entre los
aspectos valiosos de la tradición económica y política del liberalismo con el
renacimiento de los estudios neo-escolásticos en cuanto a una fundamentación
fuerte (ontológica) de la dignidad de la persona humana. Estos elementos eran
sobre todo tenidos en cuenta a la hora de desarrollar la firme base de un sistema
político y económico centrado en la dignidad y los derechos de la persona humana,
que resultara una respuesta y prevención permanente frente al doble desafío de
tendencias totalitarias como el nazismo y el comunismo.
Asimismo, hay que destacar que todo ello fue parte integral del proyecto político de
la democracia cristiana de Alemania, liderada por Konrad Adenauer (1876-1967),
cuyo proyecto de paz tanto interna (social) como externa (proyecto de la Unión
Europea) llevado a cabo junto con líderes del mismo movimiento en otros países,
inspiró los sistemas políticos de la posguerra europea.
Si bien la justicia social está arraigada como valor amplio y general, hay que tomar
en cuenta la gran variedad de indicadores de justicia existentes. En la ética
moderna se destaca la compenetración de los diferentes criterios y no su existencia
paralela u opuesta. Si aplicamos esta idea a la economía, se puede seguir también
el concepto ternario de la justicia formulado por la filosofía clásica. Además de la
justicia general orientada hacia el bienestar común (iustitia legalis), existen la
justicia conmutativa y de intercambio (iustitia commutativa) y la justicia distributiva
(iustitia distributiva). La justicia de rendimiento debe ser complementada por la
justicia de compensación, porque en el largo y mediano plazo, el progreso y el
crecimiento no son realizables en condiciones de un marcado desequilibrio social.
Por el contrario, lo que se espera es que la compensación social permita liberar
potencialidades económicas. Con estos antecedentes, la cohesión social que se
espera obtener como resultado de la justicia social debe evitar los grandes
contrastes sociales y proteger la paz social en el interés del progreso económico.
En general, las teorías sobre el salario vienen marcadas por las ideas de Robert
Malthus sobre el crecimiento de la población. Según Malthus, la población tiende a
crecer más rápido que el alimento, dada la ley de rendimientos decrecientes,
apareciendo frenos al crecimiento demográfico bien de carácter positivo (guerras,
epidemias, hambrunas…) o negativo (restricción de la natalidad por previsión). Otra
lectura que hacen los clásicos de esta teoría es que un aumento en los salarios por
encima del nivel subsistencia acaba neutralizándose por aumento proporcional de
la población, tendiendo los salarios hacia dicho nivel (“ley de hierro” de los salarios).
De este modo, David Ricardo (que ofrece una teoría de la distribución algo más
completa que la de Adam Smith) toma el salario como algo exógeno e igual al nivel
de subsistencia.
Por su parte, las rentas son consecuencia del uso de tierras con distinta calidad
para la producción, de modo que la tierra menos fértil que se utilice no recibe renta.
Finalmente, el beneficio sería residual, teniéndose en cuenta que, al ser el capital
perfectamente móvil, debe ser igual en todas las tierras roturadas (si no, el capital
se desinvertiría de donde obtiene menos rendimientos y se invertiría donde obtiene
más, igualando así las tasas de rendimiento). En definitiva, la tierra roturada menos
productiva daría el valor del producto y, dado que la renta de esta tierra es nula,
restándole el salario de subsistencia se obtendría la tasa de beneficios. Dado que
estos son iguales para todas las tierras, el sobreproducto que darían las tierras de
mayor calidad iría a manos de los terratenientes en forma de rentas. Más tarde,
John Stuart Mill rompe con los autores clásicos al desvincular la teoría del
crecimiento y la teoría de la distribución de la renta. Así, Mill distingue entre 2 tipos
de leyes económicas:
Así, Mill puede considerarse uno de los padres del reformismo socialista, al plantear
la posibilidad de reformas graduales que puedan mejorar la distribución de la renta
bajo un sistema de producción capitalista. Entre ellas, cabría destacar un sistema
tributario basado en la progresividad, mejoras en la educación y las actividades
culturales como vía de escape al fantasma malthusiano, mayor poder para los
sindicatos que actúan como contrapeso al poder de los empresarios o limitaciones
en la herencia para conseguir una mayor igualdad de oportunidades. Karl Marx, en
cambio, rechaza esta posibilidad de cambio gradual, siendo éste posible
únicamente a través de una revolución que reinicie por completo el sistema. Según
Marx, todo sistema social contiene las fuerzas destinadas a producir el siguiente
período histórico y, por tanto, esta revolución es un fin inexorable para el
capitalismo, al estar implícita en sus propias leyes de producción y distribución.
- Pobreza absoluta: no tener ingresos para cubrir unas necesidades básicas, que
son universales. Un indicador es el umbral de pobreza extrema del Banco Mundial,
que se establece en 1,90 $ diarios PPA.
- Pobreza relativa: no tener ingresos para vivir una vida acorde con las costumbres
sociales y culturales del país al que una persona pertenece. Se proponen índices
relativos, con un umbral de pobreza distinto para cada país.
En caso de igualdad perfecta, la curva de Lorenz sería una línea recta, pero al
haber desigualdades sólo coincide con la línea recta en el principio y en el final. El
índice de Gini indica la proporción del área que quedaría entre la curva de Lorenz
Índices dinámicos Los anteriores índices dan una idea del nivel de desigualdad en
renta y cómo cambia ésta a lo largo del tiempo, pero les falta el componente
dinámico a nivel microeconómico: es decir, las posibilidades de que una persona
con renta baja ascienda o descienda a lo largo de la curva de Lorenz. Surgen así
los índices dinámicos o índices de movilidad social, que en general comparan la
situación de una persona o grupo al principio de un periodo y su situación al final,
comparando normalmente una generación con otra. Estos índices, por tanto,
teóricamente se enfocan más en la igualdad de oportunidades, y no tanto en la
igualdad de resultados.
- Por otro lado, los índices de Gini de varios países en desarrollo se han
reducido durante el mismo periodo. Además, el porcentaje de la población
mundial que vive por debajo del umbral de pobreza extrema se ha reducido
de forma espectacular. Una vez vistas estas tendencias, se procede a analizar
las principales teorías que tratan de explicarlas.
c. Teorías explicativas
- Las tecnologías de los países pueden ser distintas. En este caso el comercio de
bienes no llevaría a la igualación en la remuneración de factores, estando mejor
remunerados en países que tengan una ventaja tecnológica absoluta (sí tenderían a
igualarse en el caso de comercio de factores, mientras haya rendimientos
decrecientes).
Instituciones y desigualdad
Finalmente, cabe señalar que los países con instituciones democráticas y mejores
niveles educativos presentan normalmente mejores índices de igualdad y movilidad
social. También la facilidad para crear empresas o el desarrollo de los mercados de
capitales (que tiende a facilitar la financiación de proyectos empresariales) están
ligados a la movilidad social.
Los bloques económicos regionales son grupos de países con un muy elevado
volumen de comercio e integración entre ellos.
d. Latinoamérica. Formada por países con niveles de desarrollo y renta per cápita
medios y bajos. El proceso de desarrollo ha sido dispar en este continente, con
países que han alcanzado buenos niveles de desarrollo (Chile, Colombia, Perú),
aunque algunos se están estancando (Argentina, Brasil) y otros que se han
quedado atrás (Bolivia, Centroamérica, Caribe…). Las estrategias de desarrollo han
sido de lo más dispares: algunos han sentado las bases del desarrollo en el
comercio internacional, mientras que otros han optado por proteger su industria
naciente y desarrollar una ISI (sustitución de importaciones). La abundancia de
materias primas y condiciones climatológicas lleva a un patrón de producción
especializado en productos agrícolas y productos primarios. Existen también
procesos de integración regionales: - Algunos de carácter más abierto al resto del
mundo, como Mercosur (Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay) o, sobre todo, la
reciente Alianza del Pacífico (Colombia, México, Chile y Perú). - Algunos de
carácter más proteccionista, como la Comunidad Andina de Naciones (Bolivia,
Colombia, Ecuador y Perú).
e. Oriente Medio y África Estos dos bloques presentan los mayores retos en
términos de desarrollo, pues en ellos se encuentran los países con menores IDH y
las mayores bolsas de pobreza. Más allá de las miserias económicas, presentan
también grandes retos sociales: guerras, discriminación hacia la mujer, fanatismo
religioso, corrupción, inseguridad… En el plano comercial, están especializados en
materias primas (petróleo, gas, metales…) y productos agrícolas.
El Estado de bienestar
Caracterizado por:
- una marcada intervención de las instituciones estatales en el terreno social y
económico con el objetivo de brindar más seguridad a los sectores más
desprotegidos.
TRABAJO PRÁCTICO:
https://youtu.be/xn207cJdTM8?si=Jc20HroavMcgCDhB
Economía de Mercado
Libertad y planificación.
La doctrina original del laissez faire, que significa “dejar hacer” en francés, sostenía
que el gobierno debe interferir lo menos posible en los asuntos económicos y dejar
el desarrollo de la economía a la interacción natural de la oferta y la demanda en el
mercado.
Por todos estos motivos, cualquier gobierno en cualquier parte del mundo, ya sea
conservador o liberal, interviene en los asuntos económicos. Y en una economía
moderna como la nuestra, el gobierno tiene que desempeñar varias funciones
orientadas en particular a corregir los defectos del mecanismo de mercado.
Los gobiernos pueden regular algunos negocios, como la banca y las compañías de
seguro, y subvencionar otros como la agricultura y distintas industrias de pequeña
escala. Y, por último, fijan impuestos a los ciudadanos y redistribuyen los ingresos
entre los pobres y también entre las personas jubiladas.
Han pasado casi tres décadas desde que empecé a trabajar en los problemas del
desarrollo económico. El mundo ha cambiado notablemente durante ese tiempo, y
también el marco intelectual que utilizamos para abordar el desarrollo. Hace treinta
años teníamos esperanzas y preocupaciones. Creíamos que los países en
desarrollo podían cerrar la enorme brecha que los separaba de los países
industriales, y nos preocupaba por qué tan pocos países habían podido cerrarla
realmente. Los libros de texto estándar examinaban los grandes saltos que la Unión
Soviética había dado entre mediados de los años veinte y comienzos de la
Segunda Guerra Mundial. Esos supuestos éxitos que hoy parecen más aparentes
que reales influyeron en los países en desarrollo y muchos de ellos establecieron
comisiones de planeación para dirigir sus economías.
En los años ochenta, casi todos los países del mundo estaban comprometidos
activamente en la privatización de las empresas del Estado. El drástico fracaso del
gran experimento socialista tuvo una consecuencia inesperada: sirvió de
fundamento para los extremistas de la vertiente ideológica opuesta, de acuerdo con
la cual el gobierno no debía desempeñar ninguna función económica. Pero el
rechazo de un extremo no es la afirmación del otro extremo. La pregunta real que
suscita el éxito del Este Asiático y el fracaso del experimento socialista es cuál es el
papel adecuado del gobierno en el desarrollo económico? Existe una tercera vía o
debería decir, muchas terceras vías, entre el extremo del pleno control del gobierno
sobre la economía y el de laissez faire total. En diferentes etapas del desarrollo o en
situaciones distintas, los países pueden y deben elegir puntos diferentes a lo largo
de ese espectro. No puedo tratar aquí todos los aspectos del papel adecuado del
gobierno.
Es cierto que los economistas han reconocido desde hace tiempo la necesidad de
intervenciones selectivas del mercado para solucionar problemas bien identificados
tales como las externalidades. Pero los avances de los últimos quince años han
demostrado que las acciones del gobierno bien diseñadas pueden mejorar los
estándares de vida cuando hay imperfecciones de información o de competencia o
mercados incompletos, problemas que se presentan en todas las economías pero
especialmente en las economías en desarrollo. Aquí, el uso de la palabra pueden
es esencial. No todos los 'problemas' de mercado exigen la acción del gobierno.
Para elevar los estándares de vida, las acciones del gobierno deben satisfacer dos
criterios: deben enfrentar imperfecciones graves del mercado, y deben diseñarse en
una forma tan eficiente que sus beneficios sean mayores que sus costos. Mi
segundo comentario preliminar es que los argumentos básicos en favor de un papel
estrictamente circunscrito del gobierno generalmente han demostrado tener una
validez apenas limitada. Los críticos han afirmado que el gobierno es innecesario,
ineficaz y, en la medida en que tiene algún efecto real, contraproducente. Esos
críticos argumentan que ningún gobierno puede hacer las cosas mejor que el sector
privado; que cualquier cosa que haga el gobierno será compensada por las
acciones del sector privado; y que en vez de mejorar la asignación de recursos, la
intervención del gobierno realmente la empeora, debido especialmente a la
búsqueda de rentas. La primera proposición es simplemente falsa, mientras que la
segunda sólo es verdadera en condiciones altamente restrictivas.
En cuanto a la tercera,la evidencia histórica muestra que las acciones del gobierno
pueden ser y han sido importantes para mejorar las cosas; y tanto la teoría como la
evidencia muestra que las preocupaciones relacionadas con la búsqueda de rentas,
aunque reales, son demasiado exageradas; puesto que la búsqueda de rentas
hasta disipar completamente los beneficios generados supone una perfecta
competencia en la búsqueda de rentas. La principal verdad de esas críticas, sin
embargo, es la que ya he mencionado y con la que estoy completamente de
acuerdo: el hecho de que los mercados no son Pareto eficientes restringidos no
implica que una intervención arbitraria necesariamente mejore las cosas. Las
consecuencias totales de cualquier acción propuesta deben ser evaluadas
cuidadosamente.
La teoría puede proporcionar una valiosa orientación acerca del papel adecuado del
gobierno. En este contexto, creo que la experiencia del Este Asiático y las
experiencias de los países industriales son muy instructivas. Es cierto que siempre
existe el eterno problema de los hechos contrafactuales: éstas economías habrían
crecido aún más rápidamente si el gobierno no hubiese emprendido las acciones
que realizó? Aunque nunca podemos saberlo con seguridad, una abundante
evidencia sugiere lo contrario, y estoy convencido de que pese a que los Estados
Unidos confiaron principalmente en los mercados, su éxito debe atribuirse en parte
a las acciones selectivas del gobierno. Tanto en los Estados Unidos como en las
economías con un rápido crecimiento de Asia, el gobierno desempeñó seis
funciones importantes que estimularon el desarrollo.
Las economías del Este Asiático también enfatizaron el papel del gobierno en la
provisión de educación universal, la cual era un componente necesario de su
transformación de economías agrarias a economías en rápida industrialización. La
educación universal también creó una sociedad más equitativa en Asia, facilitando
la estabilidad política, la cual es una precondición para el desarrollo económico
exitoso a largo plazo. Al poner en práctica esas políticas igualitarias, las economías
del Este Asiático superaron las teorías del desarrollo basadas en la filtración de los
beneficios. Simon Kuznetz sostenía que el crecimiento económico estaba asociado
a un incremento de la desigualdad; Arthur Lewis sugería que esa desigualdad era
necesaria debido a que la acumulación de capital era el eje del crecimiento. Puesto
que se suponía que los individuos ricos ahorraban más en el margen que los
individuos pobres, unos mayores niveles de desigualdad aumentan los ahorros y,
por tanto, el crecimiento. Las economías del Este Asiático demostraron que en un
ambiente igualitario pueden obtenerse altos niveles de ahorros y que la
acumulación de capital humano es tan importante como los aumentos de capital
físico o quizá más importante.
En 1842, por ejemplo, el gobierno financió la primera línea de telégrafos del mundo,
entre Baltimore y Washington. Durante más de ciento cincuenta años en los que ha
apoyado la investigación, el gobierno de los Estados Unidos ha tenido un
impresionante récord de éxitos. En el siglo XIX,la agricultura fue el soporte de la
economía, y en la década de 1870 contribuía con más del 35 por ciento del Pib. El
notable crecimiento de la productividad del sector agrícola se puede atribuir en gran
medida al apoyo del gobierno federal a la investigación y a la difusión de sus
resultados. Los gobiernos del Este Asiático también jugaron un papel esencial en la
promoción y la transferencia de tecnología.
Al menos por dos razones, hoy los gobiernos pueden tener que asumir un papel
mayor en la construcción de las redes de seguridad que el que desempeñaron los
gobiernos de Estados Unidos o del Este Asiático en etapas comparables del
desarrollo de sus países. Primera, las presiones de la urbanización exigen un papel
Aunque las fallas de mercado más protuberantes son mayores en las economías en
desarrollo y en transición, la capacidad del gobierno para corregir esas fallas de
mercado suele ser menor. La identificación del papel adecuado del gobierno exige
reconocer tanto la necesidad como las limitaciones de la acción del gobierno. Los
gobiernos exitosos han contribuido a crear mercados (como los mercados de bonos
y de acciones y las instituciones de crédito de largo plazo). Han establecido y han
hecho cumplir las leyes y las regulaciones que han permitido que los mercados
financieros sean más estables y que aumente la competencia en todos los sectores.
En muchos casos, los gobiernos han actuado como empresarios sustitutos,
estimulando el establecimiento de empresas para que entren en ciertos mercados.
Especialmente en los mercados de exportación, los gobiernos han proporcionado
grandes incentivos a las empresas (cierta evidencia econométrica sugiere que
buena parte de esas intervenciones fue bastante efectiva. Así por ejemplo, un
análisis de la moderada restricción financiera que se evidenció en muchas
economías del Este Asiático sugiere que ésta condujo a un crecimiento económico
más rápido).
La mayoría de los economistas hoy acepta la proposición de que los mercados por
sí mismos no tienen éxito para asegurar la eficiencia económica y que pueden fallar
para proteger algunos segmentos de la sociedad con respecto a la pobreza
abyecta. Aunque muchos economistas también están de acuerdo en que esas
deficiencias pueden, en principio, servir de justificación para la acción del gobierno,
algunos sostienen que la intervención del gobierno ha sido demasiado a menudo
contraproducente en la práctica. Cualquier explicación equilibrada del papel del
gobierno debe reconocer que éste ha solido ser el caso, un tópico que comentaré
más adelante, pero que en sí mismo no prueba nada: La pregunta es si los
gobiernos democráticos responsables pueden poner en práctica políticas que
eleven los estándares de vida? Teniendo en cuenta las experiencias del Este
Asiático y de los Estados Unidos, creo que la respuesta es un rotundo sí.
Algunos críticos del papel del gobierno adoptan una perspectiva diferente para
explicar la experiencia asiática. Ellos pretenden que todo-o casi todo- el
crecimiento de las economías del Este Asiático puede ser explicado por factores de
acumulación. Sostienen, entonces, que no hay ningún milagro sino simplemente el
funcionamiento inexorable de los fundamentos estándar: unos insumos crecientes
llevan a una producción creciente. El crecimiento de la productividad total de los
Aunque los estudios econométricos sugieren que las tasas de ahorro del Este
Asiático pueden ser explicadas parcialmente por los factores económicos
tradicionales, las acciones del gobierno también desempeñaron un papel
constructivo. ¿Por qué las economías del Este Asiático fueron capaces de invertir
eficientemente a un ritmo tan rápido? En otros países (la antigua Unión Soviética
es el ejemplo clásico) se hicieron grandes inversiones pero como resultado se
obtuvieron una altas relaciones capital producto incrementales en vez de un rápido
crecimiento. Los esfuerzos del gobierno para crear instituciones financieras
efectivas, combinados con la práctica de proporcionar fondos a las empresas que
demostraban su capacidad en los mercados competitivos de exportaciones, muy
seguramente contribuyeron a la eficiencia con que se asignó el capital en el Este
Asiático. ¿Por qué las economías del Este Asiático fueron capaces de reducir tan
rápidamente la brecha tecnológica que los separaba de los países
económicamente más avanzados? Las economías del Este Asiático demostraron
una enorme capacidad para absorber el capital y la tecnología. La velocidad con la
que cerraron esa brecha implicó mucho más que la simple compra de tecnología.
Los gobiernos desempeñaron un papel importante en la inversión en capital
humano, permitieron la inversión extranjera (con algunas excepciones) y crearon
un entorno económico favorable para la inversión extranjera. ¿Cómo aseguraron las
economías del Este Asiático que los beneficios del rápido crecimiento económico
fueran distribuidos generalmente entre la población? Como ya señalé, los
incrementos en la desigualdad que -según parecían sugerir las experiencias
iniciales- acompañaban inevitablemente al desarrollo, simplemente no se
presentaron en el Este Asiático. Por el contrario, hay razones para creer que el
mayor igualitarismo -un resultado de las políticas deliberadas del gobierno-
contribuyó realmente al notable crecimiento de esas economías.
El marco pragmático que planteé inicialmente para evaluar el papel del gobierno,
implica ponderar las fortalezas y las limitaciones de los mercados y del gobierno, y
determinar cuál es la mejor forma en que pueden complementarse.Esta
ponderación no comienza con dos columnas tituladas "actividades que debe
realizar el gobierno" y"actividades que debe realizar el sector privado". Esta
ponderación cuidadosa hace énfasis en cómo el gobierno hace lo que hace y cómo
interactúa con el sector privado. Para ese efecto, deseo esbozar algunos principios
Es cierto que la competencia política está a gran distancia del ideal de competencia
perfecta de los libros de texto. Pero eso también sucede con la competencia en el
mercado real. A veces se ha sugerido que los burócratas carecen de incentivos,
pero los incentivos también pueden estar distorsionados en las grandes empresas.
También se ha sugerido que los burócratas no responden a los deseos de los
votantes. Pero la teoría y la evidencia sugieren que los administradores de las
grandes empresas no siempre responden a los deseos de los accionistas ante
quienes son, en principio, responsables.
En síntesis, la distinción entre los sectores público y privado suele ser exagerada.
Pero debemos tener cuidado para no pasar al otro extremo: los incentivos juegan
un papel relativamente más importante en el sector privado que en el sector público.
Si se han puesto en práctica políticas de competencia adecuadas, la competencia
del mercado es más efectiva para proporcionar los incentivos que la competencia
pública sustitutiva.
En los últimos diez años este patrón se difundió desde las grandes multinacionales
hacia las compañías mucho más pequeñas. Como resultado de las mejoras en el
transporte y en las telecomunicaciones, una empresa de tamaño mediano o
pequeño de los Estados Unidos o de Europa puede entablar relaciones con los
proveedores de Asia del Este o del Sur, y enviarles productos con especificaciones
exactas. Aunque las implicaciones de largo plazo aún no son claras, esos
desarrollos han sido una bendición para las economías en desarrollo. La
Las Regulaciones.
Por consiguiente, hemos pasado a una pregunta más sutil: ¿Cómo podemos
garantizar que en aquellos segmentos en que la competencia no es una opción
viable los monopolios no destruyan la competencia en otros segmentos (por
ejemplo, a través de un acceso discriminatorio o de una fijación de precios
discriminatoria)?
TRABAJO PRÁCTICO: