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Sistemas Económicos Comparados

ÍNDICE

Análisis económico comparado.

UNIDAD I: Primeros Sistemas económicos

1.1.- Economía doméstica-pastoril. 7


1.2.- Economía señorial-agrícola 10
1.3.- Economía urbano-artesanal 12

UNIDAD II: El capitalismo


2.1.- Su formación. 20
2.2.- La economía capitalista.
2.3.- Capitalismo liberal y reglamentario. 23
2.4.- Capitalismo y distribución de la renta. 34
2.5.- Capitalismo y monopolio. Críticas.

UNIDAD III: Economía centralmente planificada.

3.1.- Rasgos generales. 38


3.2.- Esquema teórico de la economía colectivista. 38
3.3.- Teoría de la plusvalía. 41
3.4.- La economía colectivista de la ex URSS 43
3.5.- La economía colectivista de las democracias populares. 49

UNIDAD IV: Teoría económica del socialismo liberal. 56


4.1.- Problemas de las economías socialistas. 56
4.2.- Distribución de la renta. 60
4.3.- El Estado de Bienestar. 64

UNIDAD V: Libertad y planificación.

5.1.- Economía de mercado. 66

5.2.- Sistemas económicos y los países subdesarrollados. 67

5.3.- El papel del Gobierno en una economía de mercado. 70

5.4.- Las regulaciones. 78

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Mensaje de Bienvenida

Estimados alumnos, es un honor para mí darles la bienvenida al cursado de una de


las últimas materias de la carrera. Sistemas económicos comparados es una
asignatura en la que exploraremos las distintas formas de organización económica
que existieron o y/o existen, esto es el conjunto de instituciones jurídicas y sociales
que coexisten en un mismo lugar y tiempo determinado y que fueron usadas en el
pasado (o están en práctica en el presente) por distintas sociedades en el mundo
que conocemos. Repasaremos cómo estos sistemas fueron transformándose con el
correr de los años hasta llegar a la actualidad.
Les propongo un estudio minucioso y consciente de los temas aquí tratados. La
complementación y extensión de los mismos haciendo uso de la bibliografía
complementaria propuesta y también los videos colgados en este material les será
de mucha ayuda.

Deseo tengan el mayor de los éxitos.

Lic. Jaime Rengel

INTRODUCCIÓN

Análisis económico comparado


En el lenguaje corriente se emplean, indiferente­mente, los términos sistema y régimen, para
desig­nar el cuadro general en cuyo seno se desarrolla la actividad económica. Se habla ya de
sistema, ya de régimen capitalista, se exaltan ó se ponen en la picota los sistemas o los
regímenes colectivistas; se evoca con emoción o con despreció el sistema o el régimen de
economía artesanal, etcétera.
Asimismo vemos emplear frecuentemente, en un sentido análogo, el término “estructura”,
puesto de moda por los autores contemporáneos, y todavía a menudo mal definido.
Estructuras capitalistas o colectivistas son para muchos sinónimos de sistemas capitalistas o
colectivistas. La estructura de la economía, por oposición la coyuntura, designaría, a juicio de
algunos, el sistema económico mismo.
Contra estas prácticas ninguna crítica es poca. Se trata de nociones conectadas, sí, pero muy
diferentes y cuya confusión conduce a asimilar las partes y el todo.
En efecto; de estos tres conceptos, el dé sistema es el más amplio y abarca los otros dos.
Sin entrar en discusiones de escuelas, que no podrían tener cabida aquí, adoptáremos las
siguientes definiciones:
Definiremos el sistema económico como un conjunto coherente de instituciones jurídicas y
sociales en el seno de las cuales son puestos en práctica para asegurar la realización del
equilibrio económico, ciertos medios técnicos, organizados en función de ciertos móviles
dominantes.
En consecuencia, el término sistema económico abarca, a la vez, los cuadros jurídicos
(derecho público y derecho privado) de la actividad econó­mica y su cuadro geográfico, las
formas de esta actividad, los procedimientos técnicos utilizados, sus modos de organización y,
por último, un factor psicológico, el móvil dominante que anima a los agentes de la producción.
Encontramos, pues, al mismo tiempo, en este análisis, los elementos del sistema subrayados
por el esquema clásico presentado por Werner Sombart: elemento-psicológico elemento

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técnico elemento político-social y los componentes más complejos aislados por los autores
contemporáneos (Walter Eucken, R. Clemens, M. Walter); cuadros geográficos, nivel técnico,
formas de actividad, régimen político, régimen económico, tipo de organización ideológica.
El término sistema así concebido podrá aplicarse a los cuadros más amplios de la actividad
económica. Se podrá hablar de sistemas de economía cerrada o de economía de intercambio,
de sistemas capitalistas o colectivistas, de los cuales señalaremos en seguida los caracteres
propios. Esta obra tendrá esencialmente como objeto precisar su evolución.

El régimen económico no es más que un elemento del sistema. Lo definiremos como el


conjunto de reglas legales que, en el seno de un sistema económico dado, rigen las
actividades económicas de los hombres, es decir, sus hechos y acciones en materia de
producción y de cambio.
Estas reglas pueden tener un doble objeto:

● Las relaciones de los hombres con los bienes: el régimen de los bienes plantea el
problema de la propiedad.

● Las relaciones de los hombres entre sí: el régi­ men de las personas plantea el
problema de la libertad económica.

Veremos que el régimen de propiedad privada, al que estamos acostumbrados hoy, es una
simple categoría histórica respecto del régimen de los bienes. Es el resultado de una lenta
evolución y, para algunos, una simple etapa de esa evolución.

Excluidos todo juicio de valor y toda apreciación sobre su legitimidad o sobre su eficacia, la
propiedad privada no es la única base posible de una sociedad económica.
En otras épocas hubo sociedades que conocie­ron y algunas conocen incluso en nuestros días
regímenes jurídicos en los cuales el titular del derecho de propiedad no es el individuo, sino un
grupo más o menos extenso. A la propiedad privada puede oponerse la propiedad colectiva.

En lo concerniente al régimen de las personas las relaciones económicas de los hombres entre
sí plantean tres cuestiones fundamentales: la de la elección de la actividad de cada uno, la de
las condiciones del ejercicio de esta actividad y la de las relaciones entre empleadores y
empleados, ¿Se­rá esa elección libré o limitada? ¿Será ese ejercicio libre o reglamentado?
¿Estarán esas relaciones de­terminadas libremente o controladas? Aquí radica todo el
problema de la libertad económica.

A este respecto veremos cómo se ha producido una de las evoluciones en espiral, tan
frecuentes en las instituciones sociales o económicas, como lo hemos-mostrado en otro
volumen de esta colec­ción dedicado a las Doctrinas económicas. Se partió de regímenes
donde no existía ni libertad de elección, ni libertad para el ejercicio de las profe­siones, ni libre
discusión de las condiciones de trabajo, para llegar, en un primer momento, a la situación
opuesta de libertad incontrolada y volver, en nuestros días, a un régimen intermedio de libertad
reglamentada.

Esto equivale a decir que un mismo sistema económico puede ir acompañado de regímenes
económicos diferentes, y en este sentido, por ejemplo, se puede hablar de régimen liberal o de
régimen dirigista en el seno del sistema capitalista.

La noción de estructura económica, finalmente, está a mitad de camino entre la de sistema y


la de régimen. Designa,para retomar la definición clásica de F. Perrouxt “las proporciones y
relaciones que caracterizan a un conjunto económico localizado en el espacio y en el tiempo ”,
es decir, las particularidades que dan su fisonomía propia a una unidad económica
determinada.

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Conviene subrayar también, con Wageman y Ackerman, que se trata sobre todo de los
elementos característicos qué aparecen con una estabilidad relativa en el conjunto económico
considerado; y en este sentido, estructura se opone a coyuntura.

Esta noción de estructura es válida para unidades económicas de diversa magnitud: el


matrimonio, la empresa, el sector, la nación, el grupo internacional o supranacional. Lo es
también, en un nivel de abstracción superior, para el sistema económico.

Estos elementos estructurales son sumamente complejos y variados: elementos físicos o


geográfi­cos (clima, relieve, riqueza del suelo y del subsue­lo); elementos demográficos (nivel
de la población, repartición por edad, sexo, profesión); elementos morales (creencias, hábitos
mentales, comporta­mientos psicológicos); elementos institucionales (cuadros
político y jurídico; aquí volvemos a encontrar el régimen económico); elementos sociales
(naturaleza, importancia,, actividad de los grupos sociales); elementos económicos
(proporción de los factores de producción, proporción de las principales actividades,
relaciones entre las cantidades producidas y las cantidades consumidas, entre consumo
interno y exportación, entre sector público y sector privado, entre las diversas formas de
empresa, entre los precios industriales y los precios agrícolas, etcétera).

Vemos así cómo se relacionan las tres nociones que hemos procurado analizar y disociar.
El régimen económico no es más que uno de los elementos característicos de la estructura de
una unidad económica dada. El sistema económico, por su parte, es, según la expresión de
André Marchal, un conjunto, una combinación de estructuras diversas, ligadas por relaciones
relativamente estables; es “un complejo coherente de estructuras”.

DE LA ECONOMÍA CERRADA A LA ECONOMÍA DE INTERCAMBIO

En el estadio primitivo de las sociedades y durante un largo período de su evolución, la


actividad económica es muy reducida porque solo es una actividad de producción sin
intercambios.

Cada cual provee a sus necesidades (alimentación, vestido, alojamiento) produciendo todo
lo que necesita y solamente eso. Esta situación corresponde, como es fácil concebir, a un
grado de civilización poco evolucionado, que comporta necesidades escasas y una técnica
rudimentaria.

A medida que se desarrollan paralelamente las necesidades y la civilización, la actividad


económica se intensifica, se diversifica y hace saltar, poco a poco, los cuadros geográficos
estrechos en cuyo seno se desarrollaba en un principio. Se pasa de la economía doméstica a
la economía señorial y a la economía urbana, etapas que corresponden,respectivamente, al
predominio de la actividad pastoril, agrícola y artesanal.
En esta última etapa, por otra parte, la economía de necesidad tiende, cada vez más, a dar
lugar a una economía de intercambio que florecerá después de los largos siglos de gestación
de la Edad Media.

Este esquema general de evolución corresponde al registrado, con variantes, en todos los
países de Europa occidental. Nunca se insistirá demasiado, sin embargo, en el hecho de que
esta suce­sión no es lineal, regular y continua. Ha sido cortada por numerosas alternancias, por
anticipaciones que quedaron sin confirmación inmediata, pero también por retornos temporales
y parciales a los sistemas anteriores, como, por ejemplo, el retorno de Europa occidental, entre
los siglos VI y VII ,a una economía de necesidades muy cerrada, cuando ya el mundo antiguo
había conocido una economía de intercambió muy activa.

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UNIDAD I: PRIMEROS SISTEMAS ECONÓMICOS

LA ECONOMÍA DOMÉSTICA PASTORIL

La economía doméstica pastoril es la de las so­ciedades primitivas. Dado su


carácter tan frag­mentario e inorgánico, hablar en este caso de sis­tema económico
constituye casi un abuso.

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I- Los cuadros geográficos y sociales

1. La unidad económica. La célula de la actividad económica es la familia. La


adaptación de la producción a las necesidades de los miembros del grupo se
realiza bajo la autoridad del padre de familia, en el marco de la unidad familiar.
Para tener una idea exacta del sistema, no hay que olvidar que la familia
antigua (genos aqueo, gene romana) constituye un grupo más amplio que
la familia moderna. Comprende, en general, a todas las personas que
descienden de un mismo antepasado común aún en vida; y se acrecienta,
además, por la poIigamia y la esclavitud.

2. La división del trabajo. El padre de fami­lia distribuye autoritariamente las,


tareas y los productos entre los miembros del grupo familiar. Es él quien
asigna a cada uno su tarea en fun­ción del sexo, de la edad, de la fuerza física, de
las aptitudes naturales; él fija los objetivos de la producción y reparte los productos
obtenidos, conforme con las necesidades de cada uno.
Por otra parte, las tradiciones, las creencias religiosas o mágicas
desempeñan todavía un papel preponderante en la organización de la
producción y el consumo. La actividad económica no es siempre el resultado
de un cálculo reflexivo.

Esta actividad es muy escasa, muy rudimentaria y se desarrollará muy lentamente.


La ganadería es durante mucho tiempo su única forma, y seguirá siendo
predominante incluso cuando la familia comience a dedicarse a otras actividades.

1- Numerosos historia­dores y sociólogos estiman, de acuerdo con un esquema muy


simplista y cuyo valor científico debe ser tomado con reserva, que los pueblos
primitivos han pasado por tres fases sucesivas.

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La recolección. En un principio viven funda­ mentalmente de los recursos que la
naturaleza les ofrece en forma espontánea. Es la etapa de la recolección de los
frutos naturales de la pesca, de la caza de animales salvajes.

Un Primer progreso consistirá en no contentarse para su alimentación con animales


que crecen y se multiplican libremente, sino en seleccionar las especies más
interesantes, domesticarlas y criarlas en forma racional.

La ganadería constituirá durante largo tiempo la única actividad productiva de los


pueblos primitivos; lo es aún en las tribus nómades. La agricultura. Se Hará un
paso más adelante cuando el hombre trate dé reemplazar los frutos ofrecidos por
una vegetación espontánea por los productos de un cultivo sistemático del suelo,
seleccionando ciertas semillas como ha seleccionado ciertas razas animales. Este
cultivo es, por otra parte, muy rudimentario, ya que se trabaja la tierra
superficialmente, a mano o con instrumentos de madera.

2. Industria . La producción industrial surge todavía más lentamente y será aún


más escasa. Toma la forma de una industria artesanal muy pequeña.
Los artesanos especializados en ciertos productos industriales, aparecen como
consecuencia de las guerras. La captura de prisioneros revela la diversidad de
aptitudes de los pueblos vecinos y son extranjeros quienes se instalan como
artesanos, formando así el primer núcleo de actividad profesional.

3.Comercio. El intercambio no existe durante largo tiempo, se establece


difícilmente y per­manece trabado por ritos y formalidades complicadas.
El Comercio interior. La primera forma es el intercambio ceremonial entre miembros
de la tribu. Un individuo le hace a otro un regalo sin pedir nada en cambio. Pero la
costumbre obliga al beneficiario a aceptar el regalo y a su vez regalar algo de valor
equivalente. Estos dones recíprocos están separados por un intervalo de tiempo y
se hacen con motivo de las fiestas. No consisten en objetos de primera
necesidad sino en objetos de lujo, símbolos de poderío, como las armas, o
elementos de prestigio, como las alhajas.

En consecuencia, no son intercambios de carácter verdaderamente económico


que respondan a preocupaciones utilitarias. Pero no por eso dejan de desempeñar
un papel importante en el despertar de la vida económica, creando una cierta
circulación de riquezas y acostumbrando a los hombres a apreciar el valor relativo
de los productos.

El Comercio intertribal. Un poco más tarde aparece él comercio mudo entre tribus
diferentes. Exige un formalismo complicado debido a que las relaciones habituales
entre esas tribus son de hostilidad.

El miembro de la tribu A lleva a la zona fronteriza la mercadería de la, que quiere


desprenderse, la coloca y se retira. El miembro de la tribu B llega entonces,
examina el objeto ofrecido, coloca al lado lo que él está dispuesto a dar en cambio y
también se retira. A vuelve y sí la contraoferta le conviene la lleva dejando su propia
mercadería a B que sólo tiene que ir a retirarla. Si la contraoferta le parece
insuficiente a llevarse lo suyo o deja todo en el mismo estado para que así el otro
comprenda que debe aumentar la oferta.

Este mecanismo, largo y complicado, traduce una cierta confianza, puesto que
los objetos son dejados temporariamente sin temor al robo, pero una confianza
limitada, pues ambas partes evitan cuidadosamente el encuentro para que no se
despierten sus instintos belicosos. En estas condiciones, es fácil concebirlo, los

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intercambios son forzosamente muy limitados y no pueden dar lugar a una activa
circulación de riquezas.

III. El régimen económico

1. Régimen de los bienes. Los autores no están dé acuerdo sobre la cuestión


de saber si todas las sociedades han conocido, en determinado momento de su
historia, un período de propiedad colectiva. Él historiador del derecho Sir Henry
Maine y el sociólogo belga de Laveleye sostienen que sí, pero Fustel de Coulanges,
por el contrario, en su hermoso libro La ciudad antigua, o Thurnwald, en La
economía antique, estima que nada es menos seguro.

Propiedad colectiva.Sin entrar en esta discusión, recordemos aquí los ejemplos


de propiedad colectiva conocidos, en los cuales el titular era ya el pueblo, ya la
familia. Por otra parte, en general solo la tierra era propiedad común del grupo; los
derechos individuales sobre los otros bienes variaban según los pueblos y sus
costumbres.

Propiedad privada. Solo con el derecho romano se consagrarán definitivamente


los diversos atributos que forman la propiedad individual.
El derecho de usar los bienes a título privado ha sido el primero en admitirse. El
derecho dé disponer de ellos entre vivientes, de venderlos, se consideró durante
largo tiempo como anormal. Para vender era necesario cumplir formalidades
excepcionales. La mancipatio romana exige la presencia dé cinco testigos; la venta
in mallo germánica es solo posible frente a la asamblea del pueblo. El derecho
de disponer por causa de muerte, de transmitir los bienes por herencia, aparece
todavía más lentamente. En Roma se lo desconoce antes de la ley de las XII
Tablas. Se la admitirá después, pero con solemnidades extra­ordinarias es válido
únicamente el testamento hecho en presencia del pueblo durante los comicios.

El final de esta .evolución será la propiedad quiritaria que comporta derechos casi
ilimitados, para su titular: ius fruendi utendi, abutendi, es decir, derechos de percibir
la renta de los bienes, de usar de ellos, de disponer de ellos en vida y después de
muerto.

2 Régimen de las personas. En las econo­mías antiguas, si no en las sociedades


primitivas, el régimen aplicable a la elección y al ejercicio de las actividades
profesionales es, yá un régimen de coacción absoluta/de trabajo forzado: la
es­clavitud, ya un régimen de profesiones cerradas: el de castas.

La esclavitud. Bajo el régimen de la esclavitud, ciertos individuos son propiedad de


otros hombres y están obligados a trabajar para su dueño..
En la antigüedad es el régimen corriente de­ trabajo, en virtud de la concepción
según la cual el trabajo manual es indigno del hombre libre.
Es ésta también la concepción de los filósofos griegos: Platón, Aristóteles. Toda la
actividad económica, la producción de riquezas agrícolas e industriales, era
considerada como una tarea inferior, reservada a esclavos, pues los hombres libres,
pensadores y guerreros, tenían que consagrarse a las artes y a la defensa de la
ciudad.
Este régimen desaparece en Europa con el cristianismo, qué proclama la igualdad
fundamental de todas las personas y la imposibilidad de que un hombre pretenda
tener un derecho de propiedad sobre otros, pero subsistirá hasta el si­­glo
XVIII en algunos territorios coloniales.

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Régimen de castas. En otros países, sin llegar a la esclavitud—por ejemplo en el
antiguo Egip­to y, en nuestros días, en países como la India—, el derecho de ejercer
tal o cual profesión está estrictamente reservado a ciertas categorías so­ciales.

La actividad profesional de cada uno está rigurosamente determinada por la


herencia. El miembro de una familia ligada a la casta de los herre­ros no puede ser
más que herrero y sólo él puede ejercer ese oficio. Por otra parte, existe una
jerarquía muy estricta entre las castas, ya que cada profesión es juzgada más o
menos noble.

Un régimen tal conduce a una cristalización de la división del trabajo incompatible


con las necesidades de una economía progresiva. Las profesiones no
corresponden a las necesidades, dado que sus efectivos dependen únicamente de
la tasa de natalidad de la casta. Se adaptan mal a los progresos técnicos por la
imposibilidad de crear nuevos oficios cuando los gustos o la técnica se modifican.

LA ECONOMÍA SEÑORIAL AGRÍCOLA

En un estadio ulterior de la evolución de las sociedades, la célula de la actividad


económica se ensancha un poco. Ya no es la familia, sino un cuadro más amplio: el
solar feudal. Al mismo tiempo, la actividad continúa diversificándose, a pesar de que
la técnica sigue siendo muy rudimentaria. Es la fase de la economía señorial o
solariega, ya aparecida hacia el final del mundo romano, pero característica sobre
todo de la alta Edad Media.

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I. Los cuadros geográficos y sociales

La unidad, económica. La unidad económica está constituida por el dominio rural,


que comprende el solar señorial y la región llana que lo rodea. El ejemplo tipo es la
villa , carolingia que agrupa el castillo, el villorrio aglomerado a su alrededor por un
deseo de protección, y a las tierras cultivadas en la periferia.
Estas tierras están divididas en dos partes: la reserva señorial, constituida
por las tierras más fértiles, los bosques y las praderas —región explotada por el
personal ligado al castillo—, y las tierras concedidas a Los villanos, quienes las
cultivan por su cuenta a: condición de cumplir obligaciones diversas.

El conjunto constituye una unidad económica que, en principio, se basta a sí misma


y que por consiguiente no está especializada en ciertos cultivos.

La división del trabajo. En esos tiempos la división del trabajo no tenía el


carácter únicamente profesional, técnico, que le damos hoy. Las relaciones entre
los miembros del dominio son institucionales y no contractuales, políticas y no
económicas. El señor es un jefe, igual y más que un propietario, y ese carácter
marca profundamente el reparto de las tareas y de los productos entre los
miembros del dominio.

Obligaciones del señor. El señor debe asegurar al campesino, ayuda y protección


contra los peligros exteriores, el derecho de juntar leña y de hacer apacentar los
animales en la reserva, el uso del horno y del molino comunes.

Obligaciones del campesino. El campesino tiene la obligación de ejecutar para el


señor un cierto número de prestaciones o jornadas de trabajo, de cuidar los
vallados y los fosos, de reparar la casa solariega y las dependencias, de acarrear
los productos agrícolas.

Hay, en consecuencia, una desigualdad evidente, desde el punto de vista


económico, en las obligaciones recíprocas de ambas partes; desigualdad debida a
que no hay una verdadera separación de los factores de producción, del
capital y de la mano de obra, puesto que el señor, propietario de las tierras, es decir
del capital, tiene también —ya lo veremos— amplios derechos sobre la persona de
los trabajadores.

Conviene señalar, por otra parte, que se mani­festará una evolución cuando los
servicios personales debidos por los campesinos se transformen en servicios
pecuniarios. Poco a poco, las diferentes obligaciones se reemplazarán por
prestaciones en dinero, por derechos e impuestos y, con la depreciación progresiva
de la moneda, la carga se aliviará sensiblemente.

II. Las formas de la actividad económica

La actividad económica dominante es la producción agrícola. Los intercambios


siguen siendo poco importantes y la producción industrial extremadamente
escasa.Constituye la principal ocupación de la población durante largos siglos de la
Edad Media. Se efectúa todavía según una técnica muy primitiva. En el solar
medieval inglés equivalente de la villa carolingia, el surtido de herramientas casi no
existe, los terrones se deshacen a mano después de la labranza efectuada con un
arado de madera. Se rastrilla arrastrando una gran rama por el suelo.

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La vida material de los campesinos es mediocre. Casas poco confortables, moblaje
insuficiente y ropas bastas se unen a una alimentación frugal, a menudo
comprometida por las penurias debidas a las guerras, que causan estragos en las
cosechas.

2. El comercio. Los intercambios se han librado ya del formalismo de la


economía primitiva; pero son todavía muy reducidos. La economía señorial, en
principio, es una economía sin mercado. Las necesidades de los miembros del
dominio se satisfacen por el trueque de los bienes y de los servicios obtenidos en
su seno. Esta autarquía como diríamos hoy, se ve reforzada, en el plano interno,
por la inseguridad debida a las invasiones, las guerras feudales, los pillajes. Lo será
en el plano internacional, a partir del siglo VII, por la suspensión de los intercambios
marítimos co­mo consecuencia de la expansión del Islam. El Mediterráneo, vínculo
que unía las poblaciones ribereñas, se convierte en un foso que separa Oriente de
Occidente.

Sin embargo, la economía cerrada no es nunca absoluta y algunos intercambios


subsisten entre dominios, intercambios en los que la moneda desempeña el papel
de intermediario y de medida de los valores. Aunque este sistema de economía
señorial es sobre todo el de las sociedades medievales, se pueden encontrar hoy
algunas supervivencias en los países subdesarrollados e incluso en el seno de los
países más desarrollados. El aduar arge­lino, por ejemplo, funciona exactamente
como el dominio feudal. La mayoría de las necesidades se satisfacen con los
recursos de la aldea y los intercambios con el exterior son muy reducidos. En el
mismo seno de la economía capitalista, algunos dominios del campo francés hacen
frente a la casi totalidad de sus necesidades; la producción con miras al intercambio
es para ellos completamente accesoria. Por último, aun en las grandes ciudades
se encuentran restos de economía cerrada en el cuadro familiar. La producción de
numerosos objetos y la prestación de ciertos servicios están a cargo de las mismas
personas que son a la vez consumidores y usuarios (confección de ropa,
quehaceres domésticos, etcétera).

III. El régimen económico

En este estadio de la evolución económica, la concepción romana de la


propiedad-desaparece provisionalmente para dar lugar a la concepción feudal.

En la alta Edad Media, el conjunto de derechos personales y exclusivos de los


cuales gozaba el propietario romano se divide "entre dos personas: el señor feudal,
que tiene la propiedad eminente, la propiedad stricto sensu, y el vasallo, que tiene
la propiedad útil, la posesión útil. En un principio, el vasallo no tiene más que un
simple derecho de usufructo, mientras que el señor es el único propietario. El
derecho del vasallo es vitalicio, acaba con la muerte y no es transmisible. Pero poco
a poco se transmitirá, por causa de muerte, a los descendientes en un primer
momento, y a los colaterales luego. Más tarde será transmisible entre vivientes, con
el consentimiento del señor en un principio, sin ese consentimiento posteriormente,
propiedad eminente.El señor, sin embargo, conserva sobre esa misma tierra
derechos importantes. Percibe una suma cada vez que se efectúa una transmisión.
Puede eventualmente. retomar la posesión si el vasallo comete un acto que rompe
el vínculo de vasallaje o si muere sin herederos y sin haber dispuesto de su bien.
Puede también recuperar la tierra vendida mientras devuelva su precio al
comprador.

En consecuencia, en el mismo bien coexisten dos derechos próximos al derecho de


propiedad, en provecho de dos personas distintas. La noche del 4 de agosto de

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1789 suprimirá definitivamente en Francia esta extraña, institución que, en verdad,
había perdido desde hacía tiempo mucho de su alcance práctico,

2. Régimen de las personas. El régimen do­minante en la Edad Media, en materia


de trabajo agrícola, es todavía un réginien de coacción sin libertad para elegir ni
para ejercer la profesión, pero de una forma más suave que la esclavitud: la
servidumbre.

El siervo está sujeto hereditariamente a la tierra de un señor a quien debe un cierto


número de contribuciones y de servicios personales (tributo, prestación). A
diferencia del esclavo, el siervo dispone de su persona y posee ciertos derechos
sobre las tierras que cultiva. Sólo le es imposible el abandono del señorío al que
perte­nece por su nacimiento, sin autorización del señor.

Poco a poco, sin embargo, su situación se aproxima a la del hombre libre. A partir
del siglo XIII sé acuerdan muchas manumisiones individuales y colectivas. Las
incapacidades ligadas a la condición de siervo se derogan por desuso. La carga de
las gabelas y contribuciones se aligera por la depreciación de la moneda. En el
momento de la Revolución Francesa subsisten algunos siervos únicamente en la
región del Jura.

La servidumbre, suprimida en Inglaterra desde el siglo XIV, lo será definitivamente


en Francia por la Constituyente. Sobrevivirá hasta principios del siglo XX en algunos
países, por ejemplo en Rusia.

LA ECONOMÍA URBANA ARTESANAL


Dos hechos esenciales provocarán a partir del siglo XI un cambio profundo en la
situación que acabamos dé presentar. Uno es de orden interno el despertar de las
ciudades; el otro es de orden externo: las Cruzadas. Éstos hechos sé traducirán
en un nuevo ensanchamiento del campó geográfico de la actividad económica, la
que, al mismo tiempo, se intensificará y divérsifícára.
Se pasará del dominio rural á la ciudad o comuna, y de una economía casi
exclusivamente agraria a una economía dé pequeña industria artesanal, que
provocará intercambios dé cierta importancia.

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Los cuadros geográficos y sociales

La célula base de la actividad económica es ahora la ciudad, que deja dé ser una
simple plaza fuerte para convertirse en un verdadero foco de vida social. És la
época del surgimiento de las comunas, que desempeñarán en la historia política de
Francia un papel de primera importancia. Forman un todo con los campos que las
rodean, para los cuales son un mercado y de los cuales dependen para
abastecerse de alimentos.
La división del trabajo. De esto resulta una división del trabajo más avanzada, una
mayor especialización. Esta división del trabajo se manifiesta en dos planos:

En primer lugar, entre la ciudad y el campo.


Las ciudades se dedican a la industria y al co­mercio renunciando a toda actividad
agrícola. Ésto comporta para ellas la necesidad de comprar sus productos a los
campesinos de los alrededores y de venderles sus productos elaborados. En este
momento vemos establecerse entre la' ciudad y el campo relaciones de carácter
contractual, de ca­rácter ‘económico. -Desaparecen, o al menos se atenúan, la
jerarquía y la. subordinación que existían en el seno del solar señorial y que
generaban obligaciones políticas; éstas van a ser reemplazadas por, obligaciones
convencionales naci­das de los contratos de intercambio concluidos libremente y
que tienen en cuenta el valor de las prestaciones recíprocas. La fijación de los
precios pasa, entonces, del estadio habitual o institucional a la fase económica.

Más la especialización no juega solo entre la ciudad y el campo; también se


desarrolla entre productores, entre artesanos. Se observa la creación de
especialidades profesionales cada vez más numerosas. Las profesiones van a
dividirse en oficios.

En el siglo XI había todavía pocas profesiones diferenciadas. Cada una


correspondía a un conjunto de actividades que tenían un mismo objeto general, un
carácter común; por ejemplo, las de los carniceros; de los panaderos,. de los
fabricantes de cuero, de los trabajadores de la madera, del metal, de los
productos,textiles; pero, en los siglos siguientes, cada profesión va a dividirse al
infinito. Desde 1315 existirán en la comuna de París no menos de 150 oficios.

Por ejemplo: la profesión textil, que hasta entonces constituía un todo, se dividirá
en mercaderes de lana, de lino, de cáñamo, el peinadores, hiladores, tejedores,
tintoreros, esquiladores, sastres, sombrereros, etc. El mismo fenómeno se
manifiesta en las otras industrias: cuero, metal, madera.
Esto produce evidentemente cambios profundos en las condiciones mismas de la
actividad económica.

II Las formas de la actividad económica

La agricultura deja de ser en esta etapa la única actividad. Ocupa todavía un


lugar de preeminencia pero, a su lado, aparecen actividades industriales y
comerciales que están lejos de ser despreciables, y el crédito empieza a
desempeñar un papel importante.

La industria se desarrolla con la forma artesanal o de pequeña industria a


domicilio. Se caracteriza por la reunión de los factores de producción en manos de
una misma persona, que pone a la vez el capital y el trabajo.
En un principio el artesano es un simple obrero a domicilio que trabaja las materias
primas traídas por el cliente. Se convertirá pronto en un productor independiente,
que trabajará por su cuenta y venderá sus productos.

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Las dimensiones de esta explotación artesanal son todavía muy reducidas. El
material es rudimentario : algunos útiles, ninguna máquina. El capital es escaso: el
necesario para alquilar un tallercito, para comprar algunos instrumentos y un
pequeño stock de materias primas. El personal es muy reducido; el artesano trabaja
personalmente con ayuda de su familia y algunos colaboradores, oficiales y
aprendices, cuyo número pasa rara vez de la decena.
La producción artesanal está regida por. un estatuto especial que reglamenta las
condiciones de acceso a las distintas profesiones y las relaciones entre
empleadores y empleados. Es el régimen corporativo que estudiaremos más
adelante.

Esta producción es de calidad más que de cantidad, pues la magnitud de las


explotaciones y el estado de la técnica le impiden un desarrollo importante.
Bastará, sin embargo, para asegurar la expansión del intercambio.

El Comercio. Los intercambios se intensifican considerablemente, en el plano local


primero, en el nacional e internacional después.
Mercado local. Las ciudades se convierten en focos activos de comercio, en
mercados, donde los artesanos venden sus productos y los campesinos sus
mercancías.
En un principio, los artesanos no trabajan más que para ese mercado local y, a
menudo, por encargo. Fabrican únicamente objetos vendidos de antemano o que
tienen la seguridad de una salida inmediata. Es todavía una economía de necesi­
dades locales conocidas. En consecuencia, no se corra el riesgo de saturar el
mercado. La producción, está adaptada al consumo y el equilibrio económico está
asegurado.

Pero, poco a poco, las dimensiones de la empresa artesanal se agrandarán y el


mercado se extenderá. Se pasará insensiblemente del pequeño establecimiento
familiar a un taller que reunirá un mayor número de asalariados. Se dejará de
producir en pequeña cantidad y únicamente para clientes conocidos; se
aumentará el volumen de los negocios y se recurrirá a intermediarios que
comprarán toda la producción y la revenderán en otros mercados.

Mercado nacional e internacional. Es entonces cuando comienzan a surgir las


grandes ferias de los siglos XII y XIII, reuniones periódicas donde se concentran los
compradores venidos a veces desde muy lejos. Corresponden a una etapa
particular de la evolución económica, a una vida económica bastante desarrollada
para alimentar una corriente temporaria de transacciones comerciales, pero no lo
suficiente como para alimentar un comercio permanente. Las principales ferias son
las de Champagne (Troyas, Provins, Bar-sur Aube y Lagny) en el cruce de las
rutas de Venecia y Flandes. Duran 48 días y hasta atraen a mercaderes que llegan
desde Asia Menor.

La comodidad de los participantes y la circulación de las mercaderías está


asegurada por una reglamentación especial. Las transacciones consisten en
compra y venta de sedas, lanas, cueros y pieles. Dan lugar a una forma de pago
original: el pago por compensación, lejano antepasado de los documentos de pago
modernos.

Al mismo tiempo se constituyen, sobre todo en los países nórdicos, poderosas


asociaciones de mercaderes, las hansas, algunas de las cuales, como la Hánsa
flamenca de Londres o la Liga hanseática, llegarán a asegurarse el casi monopolio
del comercio en el Mar del Norte y en el Mar Báltico. Asimismo, en los países
meridionales, en Italia por ejemplo, dinastías de mercaderes, como la de los

Sistemas económicos comparados | 15


Médicis, adquirirán un importante poder económico y político, que será de suma
utilidad para el arte y las letras y para la gloria de Florencia.

El crédito, es decir el comercio del dinero, comienza a desarrollarse a su vez. A


decir verdad, quedará durante largo tiempo frenado por la doctrina canónica,
desfavorable al préstamo a interés, y qué- va a influir en la legislación civil de la
mayoría de los Estados católicos.

Sin embargo, a medida que sé desarrollan los intercambios y que la actividad


industrial y comercial aumenta, esta interdicción, concebida en un principio en
función de los préstamos al consumo, resultará muy molesta.
Los mismos Padres de la Iglesia aceptarán excepciones a la prohibición de la usura
en los casos de lucro cesante, daños sufridos o riesgos corridos,’ y se imaginarán
diferentes procedimientos para esquivarla (triple contrato, comandita, préstamo en
circunstancias inseguras) y posibilitar, así los préstamos a la producción.

De este modo se pasa poco a poco de la prohibición al simple control del préstamo
a interés. Ésta tolerancia hará perder a los judíos el mono­ polio del comercio del
dinero, que compartirán en adelante con los lombardos y los eahorsinos. Se
posibilitará así en los siglos XIII y XIV la creación de bancos privados y la aparición
de grandes financistas que desempeñarán un papel de capital importancia en
la vida de los Estados y en la política internacional (Jacques Coeur, los Médicis, los
Fugger). Más tarde aparecerán los bancos públicos (Amsterdam, Estocolmo) cuya
responsabilidad en la creación del papel moneda se conoce, y, por último, las
bolsas (Brujas, Amberes, Londres), que llegarán a ser muy pronto centros activos
de transacciones de monedas y de valores.

III. El régimen económico

No hay nada especial que decir del régimen de los bienes o de la propiedad, salvo
que se está en un período de transición que marca la descomposición progresiva
de la concepción feudal de la propiedad, en provecho de una concepción que sé
acercará mucho a la del derecho romano. Los derechos del señor se debilitan
mientras se fortalecen los del vasallo. Las múltiples devaluaciones monetarias que
los gobiernos de esa época efectúan, precipitan esa evolución al aligerar la carga
real de las prestaciones monetarias del vasallo y también de los derechos o
tasas que pesan sobre las tierras que le han sido concedidas.

La economía urbana artesanal es mucho más interesante en lo que respecta al


régimen de trabajo. No es ya un régimen de coacción, dé trabajo forzado como la
esclavitud o la servidumbre, sino un régimen de profesiones cerradas y
organizadas. Es el régimen corporativo que fue tan importante para la historia
económica de Francia y de la mayoría de los países europeos.

1. Los principios del corporativismo medieval


El régimen corporativista se caracteriza esencialmente por una estricta
reglamentación profesional. Ésta reglamentación, válida para el comercio
como para la industria, trata de la elección de las profesiones, de su ejercicio,
de las relaciones entre patronos y obreros.
El acceso a la profesión no es libre. Los productores de un mismo oficio están
agrupados en cuerpos llamados indiferentemente corporación, maestrazgo o
veeduría. Este cuerpo de oficio es obligatorio (nadie puede ejercer la
profesión sin ser miembro), cerrado (el número de miembros es limitado;
el límite es establecido por.el poder público o por la misma profesión),

Sistemas económicos comparados | 16


jerarquizado (los miembros de la profesión deben comenzar siendo
aprendices, luego oficiales y, después de una prueba técnica, la obra
maestra, pueden ser promovidos a maestros en el oficio).

Este sistema da a la vez una seguridad contra:

- la saturación de la profesión y una garantía de competencia, pero tiene el


peligro de tender a transformar muy pronto la corporación en casta cerrada.
El ejercicio de la profesión está sometido a reglas estrictas que fijan las condiciones
de la pro­ducción (procedimiento de fabricación,' materias primas por utilizar) y los
límites de cada profesión.” Procesos largos y de gran repercusión se opondrán en la
Edad Media a corporaciones que se disputan el ejercicio de ciertas actividades
próximas; sastres y ropavejeros, por ejemplo, o también pasteleros y rotiseros.

¿Estas reglas garantizan la calidad del producto y salvaguardan el honor


profesional, pero, como contrapartida, hacen que la inventiva y la iniciativa corran
el riesgo de enmohecerse en los productores y que el progreso técnico se trabe por
falta de competencia.

Las condiciones de trabajo, por último, es decir, las relaciones entre empleadores y
asalariados están igualmente reguladas por las corporaciones. Sus dirigentes fijan
unilateralmente la duración del trabajo y los salarios (los máximos pero no los
mínimos). Las huelgas están prohibidas.

2. La evolución histórica del corporativismo medieval. La historia


del régimen corporativista se divide en dos períodos muy definidos. Durante
varias centurias, hasta el siglo XV más o menos, resulta satisfactorio y
asegura a la producción artesanal un impulso notorio. Más a partir de esta
época, los peligros enumerados más atrás se verificarán y el régimen
corporativista comenzará a decaer hasta la Revolución Francesa.

Surgimiento y apogeo (hasta el siglo XV). El origen del régimen corporativo se


encuentra en la alta Edad Media e incluso en la Antigüedad, pero su constitución
se precisa solo hacia el si­glo XVII. El Livre des métiers de Estienne Boileau,
preboste de los mercaderes de París, nos muestra la reglamentación entonces
vigente en los principales cuerpos de la capital. En esa época el sistema funcionaba
de manera satisfactoria, tanto desde el punto de vista económico como desde el
social.

Desde el punto de vista económico el monopolio de las corporaciones no es ni


general ni absoluto. Algunas profesiones y algunas regiones escapan de él; incluso
los oficios organizados en veedurías dejan a los particulares el derecho de ejercer
la profesión fuera de sus cuadros. De esta manera subsiste la posibilidad de
una competencia que da una agilidad suficiente' a la or­ganización económica.

Desde el punto de vista social, las relaciones entre patronos (maestros) y


asalariados (oficiales) son confiadas y cordiales. No hay “cuestio­nes sociales” o
“lucha de clases”, en el sentido moderno del término. Los oficiales viven en la casa
del maestro, comparten las alegrías y las penas de la familia. Tienen sobre todo la
seguridad de llegar un día a la maestría; saben que la condición de subordinado
es sólo provisoria. En consecuencia, no puede surgir esa mentalidad proletaria,
característica de la época contemporánea y que es la de hombres que se saben
condenados a trabajar durante toda su vida por cuenta de otro y a depender,
para su sustento, de un salario siempre limitado, a menudo aleatorio.

Sistemas económicos comparados | 17


Al mismo tiempo, la fuerza dé los sentimientos religiosos, tan poderosos en la Edad
Media, im­pone el respeto de las condiciones de trabajo humanas. La ganancia del
obrero está de acuerdo con el salario justo de los canonistas, le permite vivir
“decentemente” según su estado y condición. El descanso dominical es para él,
antes de que la legislación civil trate el tema, un día de ocio hebdomadario. (siglos
XV a XVII). Esta situación idílica finalizará más o menos a partir del si­glo xv. Los
resultados ya mucho menos satisfactorios acarreará su rápida decadencia.

- Desde el punto de vista económico, las veedurías tratan por todos los medios de
reforzar su monopolio, de suprimir todo trabajo libre fuera de ellas, con el fin de
poner a sus miembros a cu­bierto de cualquier competencia. Los poderes públicos
desgraciadamente les ayudarán en esta tarea. Los soberanos, necesitados de
dinero como consecuencia de la multiplicación de las guerras, se verán obligados
frecuentemente a pedir “ayudas” a los mercaderes poseedores de fortunas cada
vez mayores. Éstos acuerdan sus subsidios sólo cuando se les conceden nuevos
privilegios, y así veremos cómo varios edictos (1581, 1597, -1673) aplican el
régimen corporativo a profesionales que hasta entonces eran libres.

De la desaparición de toda competencia resul­tará un deslizarse progresivo de las


corpora­ ciones hacia la quietud de la rutina. Se sujetarán a los métodos dé
fabricación practicados desde siglos y se opondrán a toda innovación. Ésto ocu­rrirá
en el momento preciso en que la revolución industrial trastorne los elementos de la
técnica y en que la aparición del maquinismo permita nuevas fabricaciones. Esta
evolución se agrava por la intervención creciente de los poderes públicos, que
están decididos a controlar la economía cada vez más estrechamente.

Fiel a los principios mercantilistas, en virtud de los cuales todo debe ser
subordinado al poderío y a la riqueza de la nación, Colbert establecerá un conjunto
de medidas destinadas a favorecer el desarrolló de la industria francesa a fin de
alimentar un comercio exterior activo: fomen­to de las manufacturas privadas y
creación de manufacturas de Estado, reglamentación de las condiciones
de fabricación, control de los precios calidad de los productos, control de los
salarios y fijación del precio de los productos alimenticios, régimen aduanero
severamente proteccionista. Es, antes de que así se la denomine, una economía
dirigida y de manera muy estricta.

Esta reglamentación, que en Colbert es siempre creadora, llegará a ser bajo


sus sucesores cada vez más sofocante, paralizando así la iniciativa de los jefes
de empresa y anquilosando las virtudes dinámicas que el corporativismo ha­bía
demostrado tener en sus orígenes. Desde el punto de vista social, una evolución
paralela reemplaza las relaciones amistosas entre maestros y oficiales por
relaciones más tensas y a menudo hostiles.

Por una parte, la evolución técnica de la industria aumenta, poco a poco, la


magnitud de las empresas. De ahí resulta la desaparición progresiva de esas
relaciones directas frecuentes, tan favorables para el buen entendimiento entre,
empleados y asalariados.

Por otra parte, a medida que los maestros de los oficios ven desaparecer todo
peligro de competencia, tienden a constituir una casta cerrada. Multiplicarán los
obstáculos para impedir el acceso a la maestría de -Ios-oficiales (complicación-de la
obra” maestra,formalidades, gastos varios, derechos, banquetes, etc.). Por el
contrario, dispensarán de la prueba de la obra maestra a los hijos de los
maestros e incluso a los yernos, que así llegarán a la dirección de las empresas sin
ofrecer las garantías deseables de competencia profesional.

Sistemas económicos comparados | 18


Muy pronto quedará netamente señalada la incompatibilidad entre un régimen
corporativo anquilosado y egoísta y las necesidades de una economía móvil y
progresiva. Las oposiciones se multiplicarán: oposición de los obreros (huelgas,
revueltas, gremios), oposición de los pensadores (enciclopedistas, fisiócratas) y
el régimen, infiel a sus principios, marchará hacia su ruina.
En 1776, Turgot aprovecha su paso por el poder para abolir maestrazgos y
veedurías. La impopularidad de éstas es tal que todo París festeja la noticia. Pero la
burguesía mercantil tiene todavía sólidos apoyos en la Corte, y Turgot es separado
como consecuencia de los ataques de Necker y de Maurepas. Su sucesor
restablece el régimen corporativo, más esta resurrección durará poco,ya que,
quince años más tarde, la Revolución Francesa lo condenará definitivamente,
asegurando el triunfo de la libertad económica que permitirá el advenimiento del
sistema capitalista.

En esta etapa como hemos visto, se está lejos de la economía cerrada de la


familia primitiva o del dominio feudal. Se está ya en plena economía de
intercambio o, más exactamente, en la frontera entre economía de necesidad y
economía de intercambio.La economía artesanal constituye, entonces, la transición
entre los dos grandes sistemas que hemos distinguido en un principio, Este
carácter suyo explica el lugar importante conservado, en nuestros días, por el sector
artesanal no solo en los países nuevos (Turquía, Túnez, Japón, por ejemplo),
sino también en países de estructura económica evolucionada (Francia, Alemania,
etcétera).

Pero, en este estadio de la evolución económi­ca, cuando la división del trabajo se


ha desarrollado y cuando la producción se ha especializado, un nuevo problema se
planteará con gran agu­deza: el dé la adaptación de la producción a las
necesidades. En la economía cerrada el problema se resolvía sin dificultad. En la
economía familiar la adaptación era asegurada por el padre de familia, quien
decidía el orden de urgencia de las necesidades por satisfacer y orientaba la
actividad de cada uno en consecuencia. En la economía señorial, la producción se
limitaba a las necesidades de los miembros del dominio, necesidades conocidas y
fijadas por la costumbre y eventualmente por la autoridad señorial. En la economía
artesanal, al menos en un principio, la producción se limitaba a la satisfacción de las
necesidades locales, conocidas por el productor y poco susceptibles de variaciones
importantes. Los riesgos del artesano eran muy limitados y, en consecuencia,
también lo eran sus eventuales ga­nancias.

Cuando se llega a una verdadera economía de intercambio, todo ocurre muy


diferentemente. Ya no se trata de producir exclusivamente para satisfacer las
necesidades personales del productor las de su familia, o a las de sus vecinos, y
accesoriamente intercambiar algunos productos super­ finos. La producción
se orientará, en adelante, en lo esencial, con miras al intercambio. Cada uno
trabajará para satisfacer las necesidades de personas que desconoce. ¿Cómo
prever esas necesidades? ¿Cómo se hará la adaptación de la producción a las
necesidades?
Dos procedimientos son concebibles y de hecho se aplican hoy simultáneamente.
Uno es el mecanismo de mercado de la economía capitalista y el otro es el plan de
la economía colectivista.

TRABAJO PRÁCTICO:

1.- Mire y analice el siguiente video para discutirlo en las clases


sincrónicas:
Sistemas económicos comparados | 19
https://youtu.be/ApoVqfXugUY?si=8YYEVyL86so452dn

Sistemas económicos comparados | 20


UNIDAD II:

El Capitalismo

Sistemas económicos comparados | 21


El sistema capitalista de las sociedades occidentales contemporáneas es el fruto de
una evolución que, en un principio lenta, se precipitó en el siglo XVIII y dio al
sistema su forma más acababa a fin del siglo XIX y principios del XX.

Este sistema de economía de intercambio fundado en la búsqueda de la


ganancia y en el mecanismo de mercado, se caracteriza, a la vez por el
ensanchamiento a escala mundial de los cuadros de la economía y por el
carácter cada vez más complejo de sus formas de actividad, evolución que fue
posible por la aparición de medios técnicos mucho más perfeccionados y por la
adopción de un régimen de libertad económica.

El ensanchamiento del cuadro geográfico de la actividad económica se opera


en dos etapas, junto con el ensanchamiento del mercado. Se pasa en un primer
momento de un mercado urbano a un mercado nacional; después, de un mercado
nacional a un mercado mundial. Un mercado nacional se completa a partir del siglo
xvi, con la realización de la unidad nacional en Francia, en Inglaterra, en España.
La división feudal será reemplazada por Estados centralizados qué permitirán
intercambios entre regiones. Durante algún tiempo, las trabas jurídicas (aduanas
interiores) y materiales (in­suficiencia de las vías de comunicación y de los medios
de transporte) subsistentes estorbarán estos intercambios.

Pero en el siglo xvm esas trabas jurídicas desaparecen con la revolución Francesa
y el triunfo generalizado de las ideas liberales, y más tarde en el siglo XIX el
desarrollo de los canales, y sobre todo de las vías férreas, suprime las últimas. Un
mercado internacional puede entonces constituirse. Los grandes descubrimientos
marítimos que abren al comercio nuevos mercados; fuentes de abastecimiento y
nuevas vías lo preparan yá desde el siglo XVI. Débiles mientras dura la navegación
de vela; los transportes internacionales se incrementan bruscamente por el
desarrolló dé la navegación de vapor, luego dé la primera revolución industrial; un
segundo empujé les vendrá de la apertura de las grandes vías intercontinentales
(Suez; Éanámd) y .de la introducción de la combustión de petróleo, á fines del
siglo XIX.

En ese momento existía un verdadero mercado mundial. Cada país trata dé llevar
al máximo sus intercambios con él exterior; al menos en cuanto a sus
exportaciones. De ésto resulta ía posibilidad de acrecentar la producción en
porciones desconocidas hasta entonces; pero tam­bién un riesgo económico mayor,
un peligró dé no adaptación de la producción a las necesidades.

La actividad económica está entonces en los países más evolucionados


(Inglaterra; Fráncia, pronto EE.UU.y Alemania) en su etapa más compleja, y
forma ese conjunto característico conocido con el nombre de sistema capitalista.
Agri­cultura, industria, comercio, créditos, transportes, están igualmente
desarrollados como resultado de una lenta maduración. Veremos, empero, que el
esquema de esta evolución no se conforma exactamente a la idea que uno se hace
de él en general.

LA FORMACIÓN DEL CAPITALISMO

Se busca a menudo el origen del capitalismo moderno en las grandes invenciones


mecánicas del siglo xviii. Dotada de una considerable potencia de producción, la
industria mecanizada habría debido buscar nuevos mercados y drenar abundantes
capitales para su equipamiento. Los acontecimientos se habrían escalonado en el si­

Sistemas económicos comparados | 22


guiente orden* invenciones, surgimiento del ca­pitalismo industrial, desarrollo del
capitalismo comercial y financiero.
.
Ahora bien: Mantoux mostró en La révolution industrielle aú XVlIl eme siécle que él
encadena­miento fue diferente. Las instituciones comerciales y financieras del
capitalismo preceden a sus instituciones industriales. Si los grandes inventos
mecánicos se multiplican en Gran Bretaña en el siglo XVIIIí, no es por casualidad,
ni por un don particular de los británicos, sino porqué Gran Bretaña es
entonces el centro dé las principales corrientes comerciales del mundo. El comercio
presiona sobré la industria para que ésta acre­ciente su producción. En este
acrecentamiento, posibilitado por la anterior acumulación de importantes capitales,
encontrará él mismo comer­ció, como es lógico, un factor de desarrollo
suplementario.

Si bien él sistema capitalista existe como un todo sólo desde el siglo XVIII, sus
elementos comerciales y financieros han aparecido mucho antes. El
advenimiento del capitalismo industrial se vio posibilitado cuándo, para alimentar las
corrientes dé intercambio preexistentes, los capitales así reunidos hallaron gracias á
la revolución industrial, posibilidades de inversiones productivas.

I. La preparación de los elementos comerciales-financieros del


capitalismo

1. Las formas comerciales del capitalismo, Como hemos visto, una importante
actividad comercial comenzó ya a manifestarse en los siglos xn y xni: en el plano
interno, con el surgir de las comunas; en el internacional, gracias a las Cruzadas.
Las ferias y las hansas habían sido sus manifestaciones más espectaculares.

Los grandes descubrimientos marítimos de los siglos XV y XVI intensificarán Iá


expansión de los intercambios por la introducción de nuevos gustos y de
productos hasta entonces más o menos conocidos (aní, algodón, tabaco, café,
azúcar, especias). La afluencia de metales preciosos de América, al desencadenar
un alza general de precios, fuente de importantes beneficios para los mercaderes,
los armadores y los especuladores, estimulará más aún él espíritu de aventura y de
lucro. Esto impulsará las empresas de coloniza­ción o de comercio lejano.

Pero esta expansión del comercio se traducirá,al mismo tiempo, en un


desplazamiento del eje económico del mundo. El centro del mundo económico era
hasta entonces el Mediterráneo donde, sucesivamente, los imperios del Cercano
Oriente, Grecia, el Imperio romano y, después de varios siglos, las repúblicas
italianas, habían encontra­do las fuentes de su hegemonía.

El centro del tráfico pasa ahora a las costas atlánticas. Los primeros que
aprovecharán esta situación serán los países del sur de Europa, que han sido el
origen de las grandes expediciones marítimas: Portugal, España; más tarde el
trá­fico comercial, y con él la hegemonía política, se desplazará hacia el Norte:
Francia, Holanda e Inglaterra serán por turno los beneficiarios de este
ensanchamiento del horizonte económico.

Las formas financieras del capitalismo. Al mismo tiempo veremos cómo las
operaciones de crédito, yá legitimadas por la ley religiosa y por la ley civil, se
extienden considerablemente y originan poderosas instituciones financieras, una
importante acumulación de capitales es realizada y asea por los financistas
quienes, como contrapartida de los préstamos que otorgan a los príncipes,
hacen que se les conceda la acuñación de moneda o la provisión de los ejércitos;

Sistemas económicos comparados | 23


ya por algunos establecimientos religiosos, los Templarios por ejemplo, a quienes
un carácter militar fuertemente acentuado les vale para ser elegidos como
depositarios de metales preciosos o como agentes de transacción de fondos;
ya, incluso, por todos, aquellos que se enriquecen con el comercio exótico
(navegación, armadores, mercaderes), que aprovechan el alza de precios
desencadenada por la afluencia de metales preciosos de América.

Una transformación profunda del espíritu, acelerada por el Renacimiento y la


Reforma, posibilitará la utilización a título de préstamos de los capitales así
acumulados. Con la Reforma, sobre todo con las reformas inglesas, se introduce en
el cristianismo un espíritu nuevo más orientado hacia las cosas materiales, más
abierto a las ocupaciones industriales y comerciales.

De todo esto resultará, en primer término, un desarrollo de las operaciones


financieras en el seno de las ferias que, en el siglo XV, suplantan a las de
Champagne, particularmente las de Lyon y Génova. ,Después a partir del
siglo XVI ,esas ferias intermitentes decaerá en provecho de las bolsas permanentes
donde se harán transacciones no solo de mercaderías, sino también de valores
inmobiliarios (Amberes, Londres, Lyon)., facilitando así el desarrollo de sociedades
por acciones que, especializándose a su vez en empresas coloniales,contribuirán
eficazmente a aumentar las ganancias distribuidas y los capitales disponibles.

Por último, se crearán en los siglos XVII y XVIII grandes bancos públicos
(Amsterdam Estocolmo), que desempeñarán un papel decisivo en la generalización
del papel moneda, dando así a la economía de intercambio un instrumento
manejable y flexible que le había faltado hasta entonces.

El advenimiento del capitalismo industrial

La economía capitalista, tal como la concebimos hoy, se complementará solo


cuando los principios de ese sistema hayan llegado a la industria y posibilitado los
resultados económicos y sociales que asociamos a la idea misma de capitalismo.

Su advenimiento se efectúa al final del siglo XVIII gracias a una doble revolución,
revolución en la técnica con el desarrollo del maquinismo, revolución en el derecho
y en las instituciones jurídicas con la aparición del liberalismo.

1. La revolución industrial

Sistemas económicos comparados | 24


La gran transformación técnica conocida con el nombre de Revolución Industrial se
manifiesta en primer lugar en Inglaterra. Está en el origen del florecimiento
económico de Gran Bretaña. Dotada ya con un comercio marítimo muy activo, que
le asegura materias primas y mercados, Gran Bretaña podrá constituir una
poderosa industria gracias a la multiplicación de las inversiones y, a la vez, a la
acumulación de capitales y al acrecentamiento de la mano de obra.

El maquinismo se desarrollará prodigiosamente reemplazando al trabajo manual,


se trata de maquinaria, de procedimientos de fabricación o de fuerza motriz.En
materia de máquinas, la indústria textil ve aparecer las primeras invenciones: en
1733 la lanzadera volante de John Kay; en 1765 la máquina de hilar de Hargreaves;
en 1784 el telar de Cartwright; en seguida nacerán las cardado­ras y peinadoras
mecánicas que permitirán el florecimiento de la industria algodonera de Lancashire.

Al mismo tiempo, se perfeccionan los procedimientos de fabricación, especialmente


en la industria metalúrgica. La preparación del hierro se hacía antes con
carbón de leña. La hulla, abundante en Inglaterra, no podía utilizarse con este fin
pues en la combustión se forman compuestos sulfurosos que daban como resultado
una fundición impura y quebradiza. En consecuen­cia, los altos hornos tenían que
estar instalados en la proximidades de los bosques, y la producción sé frenaba por
temor al desmonte. En 1735, Derby encuentra la forma de reemplazar la leña
por coque mezclando al mineral de hierro cal viva que absorbe los elementos
sulfurosos. Por último, en 1784, Onions y Cort inventan la pudelación que permite
obtener un acero de mucho mejor calidad.

Pero los progresos más importantes se realizarán en materia de fuerza


motriz. Hasta entonces la fuente de energía principal, pero de alcance limitado, era
el molino de agua. El florecimiento de la industria moderna no hubiera sido
posible sin el descubrimiento de la máquina de vapor. Desde 1707, Denis Papin
trata de aplicar ese principio a un barco fluvial. En 1769 John Watt lo extiende a
los molinos, después a la hilandería y finalmente a la tejeduría. La etapa
esencial de la revolución técnica ha sido franqueada.
Sistemas económicos comparados | 25
Para que estas invenciones pudieran producir su efecto era necesaria una
acumulación de capitales y de mano de obra.

Estos capitales provienen de las ganancias realizadas por los fabricantes de la


industria la­nera que hacen trabajar una mano de obra en parte rural y cuya
producción centralizan y también de las realizadas por los traficantes enriquecidos
en el comercio con las Indias. A esto se agregan las sumas reunidas gracias al
desarrollo de los bancos y de las bolsas y a la creación de las primeras sociedades
por acciones.

Por último, la nueva orientación de la agricultura inglesa libera la mano de obra


necesaria. La prosperidad de la fabricación y de la exportación de lana conduce a
los grandes propietarios a abandonar el cultivo por la ganadería, que necesita
mucho menos personal. No solo se expulsa a muchos arrendatarios sino que
también muchos pequeños propietarios venden sus tierras. De esto resulta una
mayor disponibilidad de trabajadores en las ciudades.

Este concierto de circunstancias. favorables permitirá, en la segunda mitad del siglo


XVII, la aparición de la industria algodonera del Lancashire, así como la metalúrgica
del País de Gales y de la región de Newcastle. La ola industrial pasará de ahí a
Francia y más tardé a todo el continente.

2. La revolución liberal

Los nuevos instrumentos técnicos no hubieran podido, sin embargo, dar todos sus
frutos si la agobiante reglamentación heredada del mercantilismo colbertista no
hubie­ra sido remplazada, al mismo tiempo, por un régimen de libertad más
favorable al espíritu de empresa.

Sistemas económicos comparados | 26


Preparada en Francia por los trabajos de los filósofos y dé los fisiócratas, y en el
extran­jero por las doctrinas de Mandeville y de David Hume, este movimiento
culminará durante la Revolución Francesa, que introducirá un fermento de
liberalismo y de individualismo aun en los países en donde no llegará a extender
sus concepciones políticas. Los artículos principales del dogma revolucionario serán
la libertad individual, libertad de las convenciones y los derechos del hombre y el
ciudadano.

El régimen económico instaurado por la Revolución Francesa está inspirado por


estos prin­cipios liberales e individualistas. Proclamando una libertad absoluta en
materia económica, cree asegurar, a la vez, la salvaguardia de todos los intereses
particulares y el triunfo del interés general que sería la suma de aquellos.

En él régimen que establece sé encuentran los tres elementos analizados más


atrás: libre elección de las profesiones, libre ejercicio de la profesión elegida, libre
determinación de las condiciones de trabajo. Dos principios esenciales Ios
consagran: el de la libre competencia, que rige las relaciones de los productores
entre sí y el de la libertad de trabajo, que rige las relaciones de éstos con sus
obreros.

El decreto de Allarde del 2 y 17 de marzo de 1791 afirma la libre competencia. El


texto deroga las corporaciones veedurías y establece el principio de la “libertad
de comercio” en el sentido más amplio del término: “A partir del 1 de abril, toda
persona tendrá libertad para realizar el negocio o ejercer la profesión u oficio que
encuentre a su gusto”.

En adelante, en consecuencia, cada uno podrá elegir su profesión a voluntad, sin


chocar con el monopolio de algunos privilegiados, y decidir los procedimientos de
fabricación y los precios de venta sin estar sujeto a una reglamentación corporativa
o estatal.

Solo subsisten algunas excepciones motivadas por problemas de seguridad


pública (profesiones subordinadas a autorización y reglamentación especiales:
establecimientos insalubres o peligro­sos), de competencia (profesiones
subordinadas a la obtención de diplomas o a un concurso: abogados, médicos,
funcionarios) o de orden fiscal o nacional (monopolios dé Estado, bancos de
emisión, tabaco, pólvora).

La libertad de trabajo resulta de que, desde ese momento, nadie puede estar
obligado a trabajar para otro. Este principio deriva de la Declaración de los
Derechos del Hombre. La ley Le Chapelier del 14 y 17 de junio de 1791
precisará en qué condiciones un hombre puede alquilar voluntariamente sus
servicios a otro y concluir un contrato de trabajo. Para evitar la re­ constitución
subrepticia de las corporaciones, ese texto prohíbe toda agrupación entre patronos
o asalariados, constituida en defensa de pretendidos intereses comunes.

La necesidad de acuerdos individuales entre cada patrón y cada obrero que


establezcan las condiciones de trabajo y salario, duración, vacaciones). Estas
condiciones no pueden fijarse para la totalidad de un oficio o de una región. Por
otra parte, se prohíben las agrupaciones profesionales (acuerdos, sindicatos),
porque pueden falsear la libertad del mercado de trabajo.

Podemos considerar que, en este momento, el sistema capitalista queda


definitivamente constituido. Posibilitado por el triunfo de la libertad de trabajo y de
comercio, dicho sistema parece ligado al principio de libertad económica. De
hecho, el capitalismo liberal no será más que una etapa fulgurante, pero

Sistemas económicos comparados | 27


relativamente breve, de la his­toria del sistema y cederá paso, muy pronto, a un
capitalismo reglamentario.

EL CAPITALISMO LIBERAL

En esta etapa es interesante puntualizar los rasgos característicos del sistema


capitalista, aquellos que lo distinguen de los sistemas anteriores y ver en qué
medida la experiencia confirmará los resultados previstos.

El esquema teórico del capitalismo liberaI.


El sistema capitalista puede caracterizarse por tres series de elementos: jurídicos,
técnicos, psi­cológicos.

1. Desde el punto de vista jurídico.

El sistema capitalista reposa en el principio de la apropiación privada de los medios


de producción. Estos medios son detentados por hombres que, por lo general, solo
dirigen las empresas y que no realizan las tareas de ejecución reservadas a
subordinados asalariados. Hay una separación entre la propiedad de los
medios de producción y trabajo de ejecución. Este principio acarrea la
aparición de nuevos problemas.

Problemas en el reparto de los ingresos. El valor del producto de la empresa no le


corresponde en su totalidad al productor, como en el estadio de la economía
artesanal. Tiene que repartirse entre los diferentes colaboradores en la obra de
producción, como precio de sus servicios, en forma de salario para los obreros, de
interés para los prestamistas, de ganancia para el empresario.

Todas estas rentas se determinan por el nivel de los precios obtenidos por los
productos en el mercado. En esto la economía capitalista se diferencia de la
economía cerrada. No hay repetición autoritaria de la renta de la producción entre
los que han cooperado, ni por el padre de familia como en la economía doméstica,
ni por una autoridad superior como en la economía señorial. El mercado dicta, por
el canal de los precios, la parte de cada uno.

Cuestión social. Aparece también como consecuencia el problema social.


Entre los poseedores de capitales y los asalariados se cava un foso desconocido
en los estadios precedentes. Es la fisura de. la sociedad en dos clases antagónicas
separadas por su papel económico (para una, la dirección; para otra, la
ejecución), por la naturaleza de sus rentas (ganancia variable contra salario a
destajo) y, sobre todo, por el sentimiento creciente de una irreductible oposición de
intereses.

A este primer fundamento jurídico del capitalismo, la propiedad privada, algunos


agregan un segundo: libertad económica, libre competencia y libertad de trabajo.
Este punto de vista no nos parece defendible, pues veremos enseguida que el
capitalismo es perfectamente concebible sin libertad económica. Si bien el
capitalismo liberal ha sido la característica del siglo XIX, desde la primera guerra
mundial se ha atentado muchas veces contra la libertad económica, no para destruir
el capitalismo, sino para salvar, por el contrario su fundamento esencial: la
propiedad privada. El liberalismo no es uno de los caracteres específicos del
capitalismo: es solo una de sus modalidades posibles.

Sistemas económicos comparados | 28


2 Desde el punto de vista técnico.

El sistema capitalista se caracteriza por métodos de producción muy


perfeccionados y muy progresistas. Implica el reemplazo del trabajo manual por
procedimientos más productivos que exigen la intervención de instrumentos
intermediarios entre la mano del hombre y las materias primas. Se designa
precisamente con el nombre de bienes de capital a los que sirven para dotar de una
mayor eficacia al trabajo humano (máquinas, herramientas y también el dinero que
permite adquirirlos). De esto resulta que la técnica capitalista se comporta a la vez:
un maquinismo muy perfeccionado.

Implica una sustitución general de la herramienta accionada por la manó del


hombre por la máquina movida por una fuerza exterior. Una división del trabajo muy
extendida. La producción que se obtenga no estará ya dividida solamente entre las
diversas profesiones, sino que en el interior de una misma profesión aparecerán
diferentes especialidades, los oficios, y en el seno de las fábricas las tareas por
ejecutar estarán divididas en una multitud de operaciones simples, confiadas cada
una a una categoría particular de trabajadores.

El maquinismo y la división del trabajo lleva­ dos a ese grado posibilitan un


acrecentamiento considerable del rendimiento individual y de la
producción global.

3 Desde el punto de vista psicológico.

El sistema capitalista se caracteriza por la búsqueda de la ganancia. El objetivo del


productor no es ya asegurar la satisfacción de las necesidades, sino realizar la
mayor ganancia monetaria posible. Cómo consecuencia de esto, algunas
necesidades fundamentales no son satisfechas y la adaptación de la producción a
la demanda está lejos de ser perfecta. Orden de la satisfacción de las necesidades.
Solo se satisfacen las necesidades “solventes’’, es decir, aquellas por las que se
puede pagar y se las satisface no ya en su orden de urgencia sino en su orden de
rentabilidad. Se sacrificarán necesidades vitales (alimentación, vestido) en provecho
dé necesidades superfluas (adornos, distracciones), porque las últimas dan lugar a
actividades que producen un beneficio mayor.

Adaptación entre la producción y las necesidad des. Esta adaptación es, en


consecuencia, menos perfecta, más difícil que en los sistemas de economía
cerrada. Se opera por el mecanismo de los precios; de ahí el nombre de economía
de mer­cado. Los productores presentan sus productos en él mercado donde
los consumidores expresan sus. deseos. De esta confrontación de las ofertas y las
demandas resulta un cierto precio y es ese precio el que ejerce una función
económica esencial, él, por sus variaciones, orienta la producción.

Si en un determinado momento la cantidad producida es insuficiente respecto de


las necesidades, el precio aumenta; de ahí un aumento de los beneficios que
induce a los productores a desarrollar sus esfuerzos, a acrecentar su oferta. Al
mismo tiempo, un cierto número de consumi­dores, cuyos recursos son insuficientes
para hacer frente al alza de los precios, son descartados del mercado.
inversamente, cuando la producción es super­ abundante con, respecto a las
necesidades, el precio bajará, las ganancias disminuirán; los jefes de empresa
se desalentaran y disminuirán sus esfuerzos; la oferta bajará. Al mismo tiempo, los
consumidores alejados hasta entonces del mer­ cado, podrán participar en él, y la
demanda aumentará en los dos sentidos, en consecuencia, el desnivel entre la
oferta y la demanda tenderá a reducirse. El equilibrio se restablecerá.

Sistemas económicos comparados | 29


Tal es, al menos, el esquema teórico del siste­ma. De hecho, la adaptación no será
siempre per­fecta, el equilibrio no estará siempre asegurado, se producirán
saturaciones del mercado: crisis de superproducción.

En efecto; el mecanismo supone para actuar de lleno, una movilidad perfecta de


los factores productivos; es decir, la posibilidad de que los empresarios modifiquen
en todo momento la orientación y el volumen de la producción Esto supone que,
desde el momento en que aumentan los precios de ciertas mercaderías, se pueda
acrecentar inmediatamente su fabricación, y que des­de el momento en que ciertos
precios bajan, se pueda parar en seguida las producciones empren­didas para
dedicarse a otras. Pero éste no es el caso; hay siempre una cierta rigidez, en el
aparato dé producción, que impide esas adaptaciones inmediatas. Esta rigidez se
debe, a la vez, al factor capital y al factor trabajo.

En lo que concierne al capital, el acrecentamiento de las producciones cuya


oportunidad es indicada por el movimiento de los precios exige la instalación de
nuevas fábricas o la ampliación de las ya existentes. Se necesitan máquinas
suplementarias cuya fabricación exigirá un cierto plazo. Solo se podrá aumentar
efectivamente la oferta de las mercaderías en cuestión, después de un cierto
tiempo. Entretanto, algunas necesidades no serán satisfechas.

Inversamente, la baja del precio de una mercadería indica la necesidad de reducir


la producción; esto implica el paro de algunas máquinas, el cierre de ciertas
fábricas: en consecuencia, el adormecimiento de capitales ya invertidos. Guia­dos
por él deseo de amortizar sus inversiones, los empresarios demorarán todo lo
posible estos pa­sos y continuarán fabricando bienes que, librados al mercado,
provocarán su saturación, y entonces habrá crisis.

El factor trabajo no es más flexible, ni siquiera lo es tanto, puesto que ahí


intervienen no solo factores materiales sino también humanos. Los obreros no
pueden desplazarse en todo momento y sin demora de una producción a otra al
ritmo de las fluctuaciones de los precios: están ligados a sus actividades anteriores
por sus aptitudes y por sus hábitos.

El obrero textil no se transformará de la noche a la mañana en metalúrgico porque


el mercado indique que hay demasiados productos textiles y no suficiente fundición
de acero. Un largo aprendizaje es indispensable antes que la mano de obra
necesaria para un acrecentamiento im­portante de la producción esté disponible.
Con más razón, si el cambio de orientación implica un cambió de residencia,
incluso una expatria­ción; consideraciones de familia, de raza, de len­gua, dé
costumbres e incluso obstáculos legales (prohibición de la inmigración) retienen al
obre­ro. El resinero de las Landas, por ejemplo, no consentirá en abandonar familia
y amigos para ir a trabajar en las minas de Calais, y menos aún en las de
Escocia o del País de Gales.

Todas estas razones hacen que la movilidad de los factores de producción sea
muy imperfecta. No obedecen instantáneamente a las indicaciones del barómetro
de los precios, y la adaptación espontánea de la oferta a la demanda, de la
pro­ducción a las necesidades, no se realiza. Éste es el vicio esencial del
sistema capitalista, que la experiencia no tardaría en hacer evidente.

II. El florecimiento del capitalismo liberal

Sistemas económicos comparados | 30


La conjunción del liberalismo y del maquinismo permite el advenimiento de la
economía del siglo XIX caracterizada por una técnica perfeccionada y un división
del trabajo muy extendida por la libre iniciativa, de los jefes de empresa y la
búsqueda sistemática de la ganancia.

En ese momento los tres rasgos esenciales del capitalismo están reunidos. Sus
elementos técnicos permiten una producción en masa que sus principios
jurídicos facilitan y que su fundamento psicológico hace buscar
sistemáticamente. ¿Cuáles serán los resultados?

1. Resultados económicos

En el plano económico, este florecimiento del capitalismo tendrá dos consecuencias


principales y, por lo demás, contradictorias.La riqueza y el bienestar logran
considerables progresos alcanzan niveles antes desconocidos. De ahí una mejor
satisfacción de las necesidades, una elevación del nivel de vida. La pobla­ción de
las naciones industrializadas podrá, finalmente, superar el nivel de vida vegetativo
que era el suyo hasta entonces y que estaba estrechamente ligado al azar de las
cosechas de cereales, y mejorará a la vez su consumo alimenticio y su género de
vida. J. Fourastié ha mostrado bien (en sus obras Le grand espoir du XXéme siécle
y Machinisme et bien-étre) ese lazo entre el desarrollo del progreso técnico y el
progreso material y social.

El desarrollo del maquinismo ha provocado un considerable acercamiento del


rendimiento individual y de la producción global que han permitido, a su vez, una
mejora cuantitativa del nivel de vida y una mejora cualitativa del género de vida.

Pero al mismo tiempo aparecen crisis periódicas desuperproducción, crisis de un


carácter completamente nuevo. Hasta entonces, el término “crisis” era sinónimo de
penuria, de hambre. A veces provincias o incluso países enteros eran diezmados
por el hambre debida a una sucesión de cosechas catastróficas. En adelante no
de­berá temerse la subproducción salvo en períodos excepcionales como las
guerras será la superproducción la que trastornará periódicamente la economía.

En efecto; la expansión de la actividad eco­nómica, no se hace sin tropiezos, de una


manera continua. Se comprueba enseguida que en lugar del equilibrio esperado
entre producción y consumo, habrá cada siete años o cada diez una saturación
general de los mercados, seguida por una caída brutal de los precios y por todo un
cortejo de quiebras, de cierres dé fábricas, fuen­te de ruina para los empresarios, de
desocupación y de miseria para los obreros. La producción no aumenta
regularmente, sino por saltos. “Se hace el equilibrio con - catástrofes”. Estas
crisis llamadas cíclicas, o también decenales, puesto que se renuevan con una
regularidad casi matemática, agravarán las consecuencias del sistema capitalista
en el plano social.

2. Los resultados sociales.

Las crisis periódicas harán todavía más sensibles las consecuencias


permanentes del naciente industrialismo: diferenciación de las clases y condiciones
de trabajo particularmente defectuosas.

Se constituyen entonces definitivamente las dos clases antagonistas que separan la


sociedad de hoy: la de los patrones o clase capitalista, por una parte, y la de los
asalariados o clase proletaria, por otra.
En la historia de la humanidad hubo siempre dos clases, una dominante y otra
dominada. De la misma manera en que la sociedad antigua cuyo principal aparato

Sistemas económicos comparados | 31


de producción era el molino movido por el hombre había conocido Iá divi­sión entre
dueños y esclavos, y el que la socie­dad feudal dotada del molino de agua había
comportado la división entre señores y siervos, así la sociedad industrial moderna
fundada en la máquina de vapor se caracterizaría por la oposición entre capitalistas
y proletarios. Pero, aún cuando el fenómeno no sea nuevo es ahora cuando las dos
clases se estructuran tal como ahora las conocemos.

Estas clases de la sociedad industrial moderna se caracterizan por tres rasgos


principales:

● Por su función económica, A los capitalistas les corresponde la propiedad, la


gestión y di­rección de las empresas; a los proletarios, las tareas
subordinadas de ejecución.
● La forma de sus rentas. Los capitalistas perciben una ganancia que varía
de acuerdo con el destino de la empresa, una renta aleatoria, ciertamente,
pero que tienen siempre la esperanza de aumentar; los proletarios tienen
un salario a destajo, contractual, predeterminado y poco susceptible de
importantes mejoras.
● Por el sentimiento de solidaridad de clase. En este momento, los miembros
de una y otra se percatan de la oposición de sus intereses y se agrupan en
organismos de defensa, en sindicatos patronales y obreros. Aunque la
existencia de las clases no sea nueva, se puede decir que “la lucha de
clases tal como la conocemos hoy, es un producto específico del
capitalismo. Esté antagonismo encontrará un alimento fácil en las
condiciones de trabajo deplorables, entonces im­puestas a la clase obrera.
La expansión indus­trial se hace “a costa de los trabajadores”, de los
empleadores, al tratar de reducir al mínimo el precio de costo para aumentar
sus ganancias, exigen a sus obreros jornadas, de tra­bajo cada vez más
largas por salarios cada vez menores. Aún más, no temen, cuando es
posible, reemplazar a los hombres adultos por mujeres y niños que
hacen* el trabajo por salarios más bajos. Tenemos, desgraciadamente,
testimonios particularmente elocuentes de este estado de he­cho en dos
informes oficiales sobre las condiciones de trabajo en Inglaterra y en
Francia.

En Gran Bretaña es el informe Ashley, resultado de una encuesta hecha en


Inglaterra a mediados del siglo xix para estudiar las condiciones de empleo de las
mujeres y de los niños en las minas de carbón. El informe de esta Comisión de
Encuesta, publicado en 1842, revela a la opinión británica hechos absolutamente
indignos de un país civilizado. Por él se sabrá que mujeres y niños trabajan en las
minas, en el fondo de los pozos, de doce a dieciséis horas por día. Los niños bajan
a los pozos desde los seis años. A esta edad están encargados de abrir y cerrar las
puertas de las galerías; de los doce a los quince años suben de categoría y se los
afecta al manejo de los ca­ballitos que arrastran las furgonetas de carbón, lo
que les vale recorrer de diez a doce leguas diarias; después de los dieciocho años,
nueva promoción: se convierten en bestias de carga y se les encomienda —como a
las mujeres por lo de­más— tirar de las sacas de carbón arrastrándose a lo
largo de galerías rebajadas, llenas de charcos de agua. En Escocia, se los obliga
incluso a subir esas sacas a la superficie por escaleras cavadas en la roca.

Es fácil imaginar las consecuencias morales de esta promiscuidad de


hombres, mujeres y ni­ños en el fondo de las minas; sé comprenderá 'la
repercusión que en la salud de aquéllos habrán teñido esas condiciones de trabajo
que subraya Disraeli en su novela Sybil “parecen haber pasado inadvertidas por la
sociedad creada para abolir la esclavitud negra”.

Sistemas económicos comparados | 32


En Francia disponemos del informe Villermé, de la misma época. En 1840, la
Academia de Ciencias Morales y Políticas encarga al doctor Villermé el estudio de
las condiciones de trabajo en la industria textil. En este informe se verá que
Francia no tiene nada que envidiar a Inglaterra en lo que respecta a las condiciones
de trabajo.

En la industria textil, la duración del trabajo alcanza en ciertas regiones de dieciséis


a diecisiete horas perdía, más el. tiempo necesario pa­ra ir y venir de la casa del
obrero a la fábrica, lo que implica todavía una a dos horas más, dado que los
grandes centros urbanos no están todavía constituidos y los obreros viven a
menudo en caseríos alejados.

Desde el desarrollo del maquinismo el empleo en las fábricas de mujeres y niños es


corriente. A menudo sólo hay que vigilar la marcha de una máquina; las mujeres
pueden bastar para ello y, al ser más bajos sus salarios, se las prefiere siempre que
es posible.

Los niños entran en la hilandería desde los siete años; Villermé encontró de
cinco. Trabajan desde las seis de la mañana hasta las siete de la tarde bajo una
temperatura recalentada, todo el día de pie. Y Villermé añade que entre los
instrumentos de trabajo figura en todas las fábricas el látigo destinado a tenerlos
despiertos.

Los salarios apenas alcanzan para asegurar la subsistencia de los miembros de la


familia obrera mientras éstos puedan trabajar, pero la enfermedad o la
desocupación de alguno de ellos significa miseria y subalimentación. Las
condiciones de alojamiento son deplorables. El informe comprueba que en Lille los
obreros viven, en gran número, en sótanos y en covachas; la consecuencia de esto
es un índice de mortalidad muy elevado, y sobre todo, una mortandad infantil
aterradora.

En la región de Mulhouse la duración media de vida —que, por otra parte, no


supera los veintiocho años en la clase rica—, cae a la cifra inverosímil de un año y
tres meses en los obreros de las hilanderías. Por cien nacimientos entre estos
últimos hay, en efecto, trein­ta decesos en los seis primeros meses y veinte en los
nueve meses siguientes.

Los obreros no pueden defenderse contra todos estos hechos lamentables con
movimientos de masas, pues toda asociación de trabajadores está
prohibida desde La Revolución Francesa. Dado que la ley Le Chapelier y el Código
Penal han prohibido toda "coalición” por ser contraria a los principios
liberales e individualistas los trabajadores están aislados frente a los
empleadores; cada uno debe discutir con un patrón? Las condiciones de su
contrato individual de trabajo. Tal es el régimen del cual los grandes antepasados
esperaban la realización de condiciones de trabajo “normales”, en el que la armonía
de los intereses debía actuar espontáneamente para ase­gurar el equilibrio natural;
régimen que desem­ bocó de hecho —y era inevitable— en la explotación de una
clase por otra, en la ley de la jungla, en el triunfo del más fuerte sobre el débil. Es
evidente, en efecto, que entre el obrero qué busca trabajo para vivir y hacer vivir a
su familia el día siguiente, y el patrón que busca un obrero para desenvolver
sus negocios, la par­ tida no es igual, puesto que lo que está en juego no es lo
mismo. Un régimen de libertad incontrolada no puede conducir más que al
aplastamiento del primero por el segundo. En este dominio, dirá más tarde
Lacordaire, "la libertad oprime y la ley libera”.

Sistemas económicos comparados | 33


Por eso estos resultados no tardarán en provocar vivas reacciones ideológicas.
Numerosos economistas (los intervencionistas, los socialistas, los cristianes
sociales) llegarán a la conclusión de que el régimen de libertad económica
incontrolada está lejos de asegurar la armonía de intereses enunciada, tanto entre
los productores y los consumidores (las crisis de superproducción lo
demuestran) como entre los empleadores y asalariados (las condiciones de trabajo
de mediados del siglo XIX son una triste ilustración de ello). Bajo su presión los
poderes públicos serán conducidos, desde el final del siglo XIX, a renunciar al
laissez-faire para intervenir activamente, en ma­teria social. En el segundo cuarto del
siglo XX, la reglamentación alcanzará al campo económi­co en sí.

EL CAPITALISMO REGLAMENTARIO

I La evolución general de las estructuras del capitalismo (fin del siglo XIX y
principios del' siglo XX)

El fin del siglo XIX y la primera mitad del xx conocerán, a la vez, el apogeo del
capitalismo y una profunda crisis en la que algunos han querido ver el signo de una
decadencia del sistema. Hasta ahora, sin embargo, esta crisis parece haber
marcado solo la decadencia de una cierta forma del capitalismo, aquella que se
había identificado con el sistema en sus orígenes: el capitalismo liberal.

Apogeo del capitalismo.

El capitalismo llega a su apogeo en el período que precede a la primera guerra


mundial. Se desarrolla en un primer momento en Europa. En Gran Bretaña, Francia
y Alemania el impulso adquirido en el periodo precedente continúa y se intensifica.
La producción crece considerablemente, el comercio internacional se desarrolla y el
crédito desempeña un papel predominante en la producción y en los intercambios.
Las causas de esta prosperidad son a la vez técnicas y económicas.

Nuevos instrumentos técnicos son descubiertos al final del siglo XIX: el motor de
explosión y luego la electricidad y el motor Diesel se agregan a la máquina de vapor
como fuentes de fuerza motriz y provocan una verdadera revolución en los
transportes con los ferrocarriles, las flotas mercantes modernas, el automóvil, la
aviación. Los procedimientos de fabricación se perfeccionan en la industria
carbonífera, con la mecanización del derribo y del transporte; en la siderurgia,
con el descubrimiento del martillo-pilón y de los procedimientos Bessemer, Martín y
Thomas. La aplicación de las ciencias a la industria permite la creación de
industrias químicas poderosas (colorantes, explosivos, abonos) y de la
industria del alumbrado (gas y electricidad).
Estos descubrimientos han permitido hablar de una segunda revolución
industrial.Nuevos instrumentos económicos permitirán, al mismo tiempo, sacar de
ellos el mayor partido posible : desarrollo de los bancos y de la. moneda escrituraria
(cheques y transferencias de créditos); desarrollo sobre todo los valores mobi­liarios
y de las sociedades anónimas por acciones que, al reunir importantes capitales,
posibilitan la producción en gran escala y la constitución de empresas concentradas
poderosas.

Por último, el capitalismo, se desarrolla también fuera del continente europeo con
la industrialización de los Estados Unidos y del Japón. Esta prosperidad en países
que eran antes compradores provocará muy pronto no solo el cierre de algunos
mercados tradicionales de productores europeos, sino también la aparición de
nuevos competidores en los mercados mundiales.

Sistemas económicos comparados | 34


1. La crisis del capitalismo liberal. Ésta se inicia con la guerra de 1914 que
prepara la declinación de Europa en la economía mundial, yá que los
países beligerantes son suplantados en los mercados exteriores por los
neutrales, que desarrollan considerablemente su industria y su agricultura.
La crisis se manifiesta en un principio por las revoluciones de posguerra:
revolución soviética de 1917, que instauró en Rusia un régimen colectivista
fundado en la doctrina marxista: revoluciones italiana (1923) y alemana
(1933), que conservan del capitalismo el principio de la propiedad privada
pero que lo despojan de su li­beralismo. Se afirma sobre todo con la crisis
económica de 1929. Desencadenada en Estados Unidos, alcanza a todos
los -países, salvo-.Japón, y Rusia toma muy pronto una amplitud y una
gravedad tales que harán de ella, a juicio de algunos, no una simple crisis
periódica de superproducción, sino una crisis que afecta los principios
mismos del sistema. Provoca en todas partes caída de precios, depresión en
los negocios. desocupación, quiebras,devaluaciones monetarias
.
Todos estos acontecimientos tendrán profundas repercusiones en la organización
de la producción y de los intercambios. La estructura del sistema capitalista se
caracteriza, en el siglo XIX, por Conjunción de la propiedad privada y de la libertad
económica. La primera será más, o menos salvaguardada, al menos en las
naciones occidentales, pero la segunda desaparecerá progresivamente.

La estructura de las empresas evoluciona, de la forma individual la forma colectiva


y, por tanto, de la competencia a los monopolios, las pequeñas empresas familiares
de los siglos XVIII y XIX son reemplazadas cadavez más por empresas gigantes
organizadas en sociedades anónimas. Se pasa de un capitalismo competitivo de
pequeñas unidades a un capitalismo monopolista de gran­des unidades.

La organización de la producción en el interior de cada país deja de estar


abandonada a la ini­ciativa privada. Los gobiernos intervienen cada vez más en la
vida económica para reglamentar no sólo las condiciones dé trabajo (salarios,
du­ración, vacaciones, etc. , sino también los precios.

La tasa de interés, el reparto de las materias pri­mas y de los productos. No


dudan en reemplazar a la iniciativa privada para asegurar la gestión hay ciertos
servicios económicos y ciertas in­dustrias claves (transportes, minas, bancos,
seguros). El capitalismo individualista y abstencionista da lugar a un capitalismo
intervencionista y a veces a un capitalismo de Estado.

Los intercambios internacionales, por su parte, en lugar de desarrollarse libremente,


chocan con obstáculos cada vez más numerosos. Las barreras aduaneras se
multiplican y se diversifican.
A los derechos de aduana tradicionales se agregan cuotas y medidas autárquicas.
El control de cambios y los acuerdos de clearing refuerzan el control de los
movimientos de mercancías por el de los movimientos de capitales. Al capitalismo
cosmopolita y librecambista sucede un capitalismo nacional y autárquico.

La guerra de 1939 precipitará aún más estas tres evoluciones. Al consagrar, desde
el punto de vista económico, la declinación de Europa en provecho de los Estados
Unidos, dotados de una potencia industrial y financiera nunca igualada; al
provocar, desde el punto de vista político, el corte del mundo en dos bloques
antagónicos países capitalistas y países colectivistas acentúa las tendencias
monopolistas e intervencionistas de la economía moderna e incluso, a pesar de
loables esfuerzos, sus tendencias proteccionistas.

Sistemas económicos comparados | 35


Sin embargo, cuando consideramosen forma global y retrospectiva los cien
últimos años, comprobamos que, a pesar de las frenadas que las crisis
periódicas de superproducción han ocasionado en su crecimiento, el capitalismo
siguió incrementándose. Alcanzó, en lo que concierne al progreso técnico, al
desarrollo de la producción, al aumento de los niveles de vida, resultados
in­concebibles un siglo antes. Pero esto fue solo posible a costa de una
transformación profunda de sus estructuras tradicionales.

Estos cambios, son particularmente sensibles en lo que concierne al régimen


económico domi­nante en su expansión, se trate ya del régimen de los bienes o del
régimen de las personas. El primero evoluciona de una manera característica en
lo referente al alcance de las reglas que rigen la propiedad. El segundo se
transformará aún más profundamente, es cuestionado el principio mismo de la no
intervención del Estado, tanto en el plano de las relaciones entre empleadores y
asalariados (libertad de trabajo) como en el de las relaciones entre los mismos
productores (libre competencia).

Capitalismo y distribución de la renta.

El estudio de la desigualdad en la distribución de la renta ha estado presente desde


el principio del pensamiento económico clásico. En un primer momento se estudió
la evolución de la distribución funcional de la renta, es decir, la distribución de la
renta por sectores de actividad, pudiendo provenir dicha renta del capital o del
trabajo. Preocupaba la incidencia que ello podría tener en el crecimiento
económico. David Ricardo y más adelante Karl Marx teorizaban sobre una dinámica
de acumulación de las rentas de la tierra y el capital respectivamente por aquellos
que lo controlaban (terratenientes y capitalistas), no observando ningún sistema de
reequilibrio en el capitalismo en dicha dinámica, a la par, que las ganancias de la
renta o el capital disminuirían con el tiempo (debido a la Ley de los rendimientos
decrecientes en el caso de Ricardo, y a un incremento del valor del capital en Marx,
que exige cada vez de mayor inversión), y por lo tanto, acrecentaría la polarización
de los ingresos.
Sistemas económicos comparados | 36
Dicha dinámica tendría consecuencias económicas, asfixiando la inversión a largo
plazo y teniendo un crecimiento bajo o nulo, o en el caso de Marx consecuencias
políticas, llevando a la revolución social. A partir de 1870, surge la revolución
marginalista dentro del pensamiento económico de la mano de Alfred Marshall.
Dicha revolución analiza al individuo por encima de la clase. Por otra parte, se
llevan a cabo la realización de los primeros registros fiscales, dada la necesidad de
cobrar impuestos de una forma progresiva.

Coincide este periodo con el surgimiento de la democracia y por tanto la idea de


que los individuos son iguales ante la ley y se debía garantizar la igualdad de
oportunidades. Con el estudio de los registros fiscales se incidió en lo que se ha
llamado distribución funcional de la renta. Más recientemente, dada también la
evolución del capitalismo, en el que una misma persona puede recibir a la vez
ganancias tanto del capital como salarial, se ha pasado del concepto de distribución
funcional de la renta, a distribución personal de la renta. Ello ha permitido estudiar
la desigualdad desde diferentes posturas, por ejemplo, por la composición de edad
de la población, sexo o raza. Ello ha sido posible gracias a una mayor disponibilidad
de datos, ya que en la segunda mitad del siglo XX se ha incluido a las fuentes las
encuestas de hogares, que proporcionan un conjunto de datos más completos para
el estudio de la desigualdad. Tanto los registros fiscales como las encuestas de
hogares, tienen una serie de utilidades propias, como limitaciones que más
adelante se detallarán.

Desde la perspectiva de los dos conceptos sobre la distribución de la renta, a partir


del siglo XX los economistas se preguntan por la desigualdad económica en dos
vertientes: por un lado se preguntan por la desigualdad en sí, investigando qué
determina la desigualdad entre los individuos de un mismo país, qué pautas afectan
a la manera en que se comporta la desigualdad a medida que la sociedad
evoluciona, y si aumenta o disminuye cuando se expande la economía, es decir, si
es anticíclica o procíclica.

Por otra parte, los economistas durante el siglo XX y XXI, han mantenido las
mismas dudas que los clásicos, preguntándose por la desigualdad respecto a otros
fenómenos económicos como: su incidencia en el crecimiento económico, es decir,
si la desigualdad es buena o mala para la eficiencia económica; y su incidencia en
la gobernanza política, concretamente su relación con la democracia. 4 El primer
economista en formular una teoría medianamente consistente sobre la desigualdad
económica fue Vilfredo Pareto. Pareto con una serie de datos fiscales, determinó
que existía una “ley de hierro” de la desigualdad interpersonal, conocido también
como Principio de Pareto: los distintos sistemas políticos no alteran la redistribución
de la renta, por lo que al final un cierto número individuos concentrarían la gran
parte de la riqueza, una proporción conocida hoy día como la “ley 80/20”, es decir,
el 20% de los individuos de una sociedad, recibiría el 80% de los ingresos, y
viceversa, por lo que cualquier intento político de nivelar dicha cifra, sólo
ocasionaría el cambio de manos de la riqueza de “unos burócratas a otros”. Se
debe tener en cuenta que dicha teoría nacía con el surgimiento de la Revolución
rusa, y el cuestionamiento del capitalismo como sistema económico válido para la
redistribución de los recursos, por lo que su resultado era halagador para el mundo
capitalista. Así, Pareto estableció que “la Historia de las sociedades humanas es la
historia de una serie de aristocracias”, en clara alusión a la cita de Marx sobre su
concepción de la Historia. Sin embargo, dicha constante se observa bien en la
muestra tomada por Pareto, correspondiente a una serie de ciudades y países a
finales del siglo XIX, e incluso parece existir algo parecido con la desigualdad
global, pero dicha ley no es aplicable hoy día a los diferentes países. Por otra parte,
Pareto no ofreció ninguna teoría de cambio entre los diferentes individuos de un

Sistemas económicos comparados | 37


país. Más adelante, Simon Kuznets (1955), con pocos datos más que Pareto,
desarrolla la teoría de la desigualdad más completa y aceptada hasta hoy día: la
hipótesis de la curva de Kuznets. Dicha hipótesis defiende, contrariamente a las
conclusiones de Pareto, que la desigualdad entre personas no es la misma en todo
tipo de sociedades, sino que varía dependiendo de la fase económica en la que el
país se encuentre.

Según la curva de Kuznets, una sociedad parte de la igualdad absoluta, y conforme


se desarrolla, aumenta la desigualdad; y en una fase posterior, dicha desigualdad
llevaría a los gobiernos a aplicar medidas redistributivas que harían disminuir la
desigualdad. Su teoría se ilustraba en el paso de una sociedad agrícola a una
sociedad industrial, produciéndose un proceso de urbanización frente al mundo
rural: en una sociedad agrícola al principio habría una gran igualdad, ya que todos
los individuos poseerían poco. Conforme se pasa a una sociedad industrial y
urbana, aquellos que consiguen emplearse en las nuevas actividades ven su salario
aumentado respecto a los que siguen en la actividad agrícola debido a la alta
productividad del nuevo sector económico. Una vez la desigualdad ha aumentado,
los gobiernos gracias a la tasación de la riqueza, aplicarían medidas distributivas, y
la educación se generalizaría, permitiendo el acceso a las actividades industriales
por parte de un número cada vez mayor de individuos, disminuyéndose la
desigualdad. La desigualdad representada en una gráfica quedaría en forma de U
invertida, existiendo una fase A, durante la que aumentaría, y una fase B, donde
disminuiría. Frente a las visiones de Ricardo, Marx, y también Pareto sobre la
desigualdad, la visión de Kuznets permite un enfoque optimista, por el cual: “el
crecimiento es una marea creciente que levanta todos los barcos”. No obstante la
hipótesis de la curva de Kuznets ha sido probada en diferentes países conforme
realizan el cambio de la agricultura a la industria, siendo sus resultados irregulares:
para algunos países durante ciertos periodos de tiempo, como el caso actual de
Brasil la curva muestra un modelo de U invertida, mientras que para otros no, como
el caso de 5 gran parte de las economías desarrolladas, especialmente las
anglosajonas y también para economías emergentes como China .

Recientemente, se han incorporado otros elementos que pudiesen explicar la


evolución de la distribución de la renta a la hipótesis de la curva de Kuznets, como
la profundidad financiera, que permitiría un mayor acceso a la educación a través
del crédito; el alcance del gasto gubernamental en el empleo del sector público,
posibilitando el trabajo para un mayor número de personas y frenando la brecha
salarial; o la apertura de la economía, creando una dinámica comercial de
ganadores y perdedores (al menos en el corto y medio plazo); la composición de
edad de la población o la distribución de la propiedad de la tierra. El agregado de
estos factores a la curva de Kuznets es lo que se ha llamado la hipótesis de la curva
de Kuznets “aumentada”. Los resultados han sido más satisfactorios que los
arrojados por la hipótesis de la curva de Kuznets tradicional, pero no concluyentes.
La hipótesis de Kuznets tiene tres premisas que se cuestionan: la primera es pensar
que el crecimiento conlleva a una distribución equitativa a largo plazo, en segundo
lugar, dicha premisa no se basa en un mecanismo puramente económico
(endógeno al sistema económico podría decirse), sino que se sustenta en un
condicionante político (exógeno al sistema económico): el gobierno debería actuar
mediante la redistribución para que la desigualdad disminuyera en el proceso de
crecimiento. En tercer lugar, se puede deducir a partir de la primera premisa, que
para que la sociedad crezca, necesita de desigualdad y acumulación para poder
llevarse a cabo la inversión.

En definitiva, la curva de Kuznets proponía para aquellas sociedades en desarrollo


un mensaje tranquilizador: la desigualdad es natural y necesaria en el proceso de
desarrollo, y dicho proceso llevaría a la igualdad. A favor de Kuznets debe decirse,

Sistemas económicos comparados | 38


que él mismo consideró su teoría “5% verídica frente a 95% especulación , debido a
la falta de evidencia empírica, condicionada por la disponibilidad de datos, algo que
recalca en varias ocasiones en el texto. Por otra parte, debe resaltarse el
convencimiento de Kuznets sobre el papel del Estado y las instituciones en la
economía, terminando su ensayo abogando por “un paso de la Economía de
mercado a la Economía política” si se pretendía comprender los temas relacionados
con la desigualdad . Junto a la teoría de Kuznets, que respondería a una dinámica
estructural endógena de cada economía dependiendo de su nivel de desarrollo,
también se ha atribuido la desigualdad a la interdependencia de los países, a través
de la dinámica comercial.

En este sentido, destaca el teorema de Stolper-Samuelson basado en el modelo de


comercio internacional Heckscher Ohlin. Según dicho teorema, al dos países
comerciar entre ellos, se especializan y exportarán el bien compuesto por el factor
más abundante, siendo éstos capital o trabajo. Aquel país que sea abundante en el
factor trabajo se especializará en productos de bajo valor añadido (en capital) y
abundante en factor trabajo, aumentando los salarios de los trabajadores poco
cualificados (los más numerosos); por el contrario, esta dinámica tenderá a
disminuir los salarios de los trabajadores poco cualificados en los países que no
tengan en abundancia el factor trabajo. Dicha dinámica ha dado resultados
positivos sobre la desigualdad a nivel internacional y/o global, pero no intra-países,
siendo los perdedores de dicha dinámica, al menos en el corto y medio plazo, los
trabajadores no cualificados (y medianamente cualificados) de los países
desarrollados. Por otro lado, desde la segunda mitad del siglo XX a la luz de la
Climoetría, y principios del XXI se ha pasado a recopilar grandes series de
estadísticas históricas sobre diversos aspectos económicos que han ayudado al
estudio de la desigualdad, y el crecimiento económico.

Entre las recientes series estadísticas, destacan las referentes a la desigualdad de


ingresos elaboradas por Piketty junto con otros investigadores a finales del XX y
principios del siglo XXI. Los estudios a partir de la serie histórica de Piketty han
permitido probar la hipótesis de la curva de Kuznets con nuevos datos para una
amplia gama de países en el periodo correspondiente al último cuarto del siglo XX,
comprobando que en los países occidentales la desigualdad ha aumentado
después de un periodo descendiente. Lo novedoso de los resultados de estos
autores, no es esta tendencia, sino la explicación que permite dar los datos
obtenidos: creen que dicho aumento de la desigualdad tiene bases políticas,
concretamente basada en la decisión de los gobiernos de aumentar o disminuir los
impuestos directos sobre la renta y el impuesto de sucesiones, así como los efectos
de hechos históricos como guerras o crisis, donde se destruye capital y hay una
reducción de la renta de los capitalistas. Este descubrimiento refuerza la hipótesis
de Kuznets en la importancia del factor político, pero pone en entredicho que el
crecimiento tienda a la igualdad a largo plazo per sé, y que dicho factor político sea
una constante estable que se dé a lo largo del tiempo.

Capitalismo y monopolio. Críticas.

La cuestión del monopolio ha ocupado durante milenios a los pensadores de


muchos tipos diferentes de sociedades. Como ya señaló un buen estudioso de
estas materias, la idea del Monopolio, entendido como la situación típica de «un
solo vendedor en un mercado», se remonta al menos hasta Aristóteles, y la idea del
oligopolio (unos pocos vendedores), hasta la Utopía de Tomás Moro, en 1516
(Schumpeter 1954, pp. 97 y 354). Sin embargo, nos interesa aquí sobre todo la
cuestión del monopolio (en relación con otras formas de competencia) en la época
del capitalismo industrial, tal como quedó institucionalizada a partir de la Revolución
Industrial que se inició en la Inglaterra de la segunda mitad del siglo XVIII.

Sistemas económicos comparados | 39


Schumpeter se refiere a la idea principal que la economía clásica desarrolló a este
respecto como un «teorema» de Smith, y resalta que Adam Smith escribió que «el
precio de monopolio es, en todo momento, el más alto que se puede obtener»,
mientras que «el precio natural o de libre competencia es el más bajo que se puede
conseguir, no en todas las ocasiones, pero sí en un periodo considerable de
tiempo» (Smith 1776, p. 60). Schumpeter califica este teorema de «importante», si
bien Smith «no parece haberse dado cuenta de las dificultades que presenta una
prueba satisfactoria del mismo»

Por otra parte, es evidente que para Smith los monopolios de la época mercantilista,
todavía presentes en el comercio colonial, son «enemigos de una buena gestión,
pues ésta sólo puede lograrse en un país por medio de la competencia libre y
general» (1776, p. 143). Como, además, los monopolios, como «los reglamentos y
estatutos del sistema mercantil», lo único que consiguen es desajustar y desordenar
la «distribución natural del capital en la sociedad» (ibid., pp. 560-561), parece claro
que estas ideas de Smith no hacen sino abundar en la visión popular (desde
Aristóteles, los escolásticos y el «régimen Tudor-Estuardo»), que identifica
monopolio con «casi todo lo que desagrada en las prácticas capitalistas»
(Schumpeter 1954, p. 196).

Sin embargo, es importante relacionar estas ideas con las diversas concepciones
de la Mano Invisible por parte de Adam Smith y de todos sus continuadores en la
tradición liberal, así como también en la línea crítica que arranca, como mínimo, en
Marx. Para Smith, la idea de la Mano Invisible, como metáfora que resume lo que
más prosaicamente podemos considerar tan sólo el mecanismo básico de
funcionamiento de la economía de mercado capitalista, tiene dos dimensiones
diferentes que no pasaron desapercibidas para un crítico tan fino del liberalismo
como fue Karl Marx. Está por una parte su dimensión «positiva», o descriptiva, pero
también está su aspecto «normativo». Adam Smith confunde ambos aspectos, los
entremezcla. Pero Marx los separa analíticamente con tanta nitidez que llega a
rechazar el segundo por completo, mientras que da por buena la representación de
la realidad capitalista que lleva a cabo Adam Smith.

Smith explica en La riqueza de las naciones cómo puede reproducirse una sociedad
que ha salido de la época mercantilista sin necesidad ahora de una intervención
consciente y a priori de ninguna autoridad política o administrativa. Su aportación
consistió precisamente en comprender correctamente que el mecanismo de la
búsqueda individual de la máxima ganancia, al engendrar una tendencia objetiva a
la igualación de las tasas sectoriales de ganancia, bastaba por sí mismo para
regular los movimientos de entrada y salida del capital de (y desde) los diferentes
sectores productivos y mercancías, y por consiguiente para asegurar que la oferta
responda y se adapte finalmente a la demanda realmente existente. Pero, aunque
Smith era muy consciente de las diferencias que hay, dentro del sistema capitalista,
entre la efectiva demanda solvente y la simple demanda basada en las necesidades
humanas que están sin cubrir, su liberalismo y en general su posición favorable a la
admisión de las novedades del nuevo sistema económico, frente al viejo régimen
que él quería ver superado, lo llevaron a pensar que el funcionamiento de la Mano
Invisible 1) no sólo hacía posible la reproducción económica y social, sino 2) que lo
hacía posible, además, de forma óptima (o, al menos, más eficiente que en el
sistema anterior).

Es importante tener en cuenta que Marx admite que el mecanismo de mercado


funciona como dice Smith, y que permite desde luego la reproducción de la
moderna sociedad burguesa. Admite también que en su primera época –la época
de la Revolución Industrial– era evidente, no sólo que el capitalismo fue muy
superior al feudalismo y demás formas precapitalistas (razón por lo cual las terminó

Sistemas económicos comparados | 40


desplazando de hecho), sino incluso una nueva forma socioeconómica
primariamente «progresista». Esto último es tan claro que algunos autores liberales
(como el propio Schumpeter 194* o Isaiah Berlin*) le atribuyen incluso al Marx del
Manifiesto Comunista (y no sólo del Manifiesto) una posición «procapitalista». Pero
lo que no admite Marx, en ningún caso, es la superioridad «absoluta», o definitiva,
del modo de producción capitalista; pues éste no es sino un modo de producción
correspondiente a cierta fase en el desarrollo de las fuerzas productivas de la
sociedad humana, un modo de producción, por tanto, históricamente limitado, y, en
cuanto tal, inevitablemente condenado a ser superado por otras formas productivas
más avanzadas y que saldrían, además, de su propio seno –desarrollándose,
dentro de ese embarazo sistémico, hasta el punto de acarrear la muerte del sistema
capitalista (materno)–.

En cuanto a David Ricardo, está claro que los monopolios representan también un
caso especial. Y si coincide con Smith en señalar que «cuando un artículo tiene un
precio de monopolio» éste será el «precio más elevado al cual los consumidores
están dispuestos a pagarlo», añade seguidamente que «esto ocurre solamente
cuando no existe manera posible de aumentar su cantidad»; es decir, el precio de
monopolio no corresponde a los «productos del trabajo usual», sino a artículos muy
contados, como «los vinos especiales, que se producen en cantidad muy limitada»,
o «las obras de arte que, por su excelencia o rareza, han adquirido un valor de
fantasía» (1817, p. 253). Expresada en términos de la moderna teoría de la oferta y
la demanda, la posición de Ricardo equivale a resaltar que cuando la curva de
oferta es rígida (en el caso extremo, vertical), es únicamente la demanda la que
decide el precio de equilibrio a corto plazo.

En los «Apuntes y extractos sobre la obra de Ricardo» que Marx elaboró durante
los meses de marzo y abril de 1851, podemos leer lo siguiente: «Aquí concede
[Ricardo], por lo tanto, que no se trata de la producción de ‘riqueza’ en su sentido
del término, sino de la producción de ‘valores’. El ‘precio natural’ se impone frente al
precio de mercado, pero en una lucha que no tiene nada que ver con la simple
equiparación de Ricardo. En los comienzos de la industria, cuando la mayor parte
de las veces la demanda corresponde a la oferta, cuando la competencia era
limitada y, por lo tanto, existían precios de monopolios en todas las industrias, la
sustracción de riqueza a la propiedad de la tierra por parte del capital industrial es
constante (también en naciones divididas) y, por lo tanto, el enriquecimiento por un
lado corresponde con el empobrecimiento por el otro y, en consecuencia, la lucha
entre el precio de mercado y el precio real no conduce a los mismos fenómenos y
no tiene lugar en la misma medida que en la sociedad moderna. El excedente del
precio de mercado sobre el precio real era aquí constante» (recogido en Marx 1857,
vol. II, p. 330).
Este comentario, según Mandel, «permite captar mejor la forma concreta en que
Marx pasa de un rechazo a una aceptación de la teoría del valor- trabajo: un
análisis de las tendencias de evolución históricas de la producción capitalista, y su
vinculación con el natural price de Ricardo, es decir, con el valor-trabajo. Este
análisis debía llevarle a la conclusión de que, por razón del enorme crecimiento de
la producción industrial, ese natural price va siendo cada vez más la regla, mientras
el precio de monopolio que se separa fuertemente de ese natural price va siendo
cada vez más la excepción. Desde el momento en que se acepta esto, la
aceptación de la teoría del valor-trabajo se impone por sí misma, ya que se
comprueba que el valor no está determinado por ‘leyes de mercado’, sino por
factores inmanentes a la producción misma» (Mandel, 1967, pp. 46-47).

Comentando las ideas de Proudhon sobre la competencia y el monopolio –cuya


base es la noción de que el monopolio es el «resultado fatal» y la «oposición
natural» de la competencia (véase Proudhon 1846, citado en Marx, 1847b**, p. 124)

Sistemas económicos comparados | 41


Marx escribe que «todo el mundo sabe que el monopolio moderno es engendrado
por la competencia». Ahora bien, Marx señala un segundo elemento que no debe
pasarse por alto en ningún caso: «El señor Proudhon no habla más que del
monopolio moderno engendrado por la competencia. Pero todos sabemos que la
competencia ha sido engendrada por el monopolio feudal. Así pues, primitivamente
la competencia ha sido lo contrario del monopolio, y no el monopolio lo contrario de
la competencia. Por tanto, el monopolio moderno no es una simple antítesis, sino
que, por el contrario, es la verdadera síntesis.

Tesis: El monopolio feudal anterior a la competencia. Antítesis: La competencia.


Síntesis: El monopolio moderno, que es la negación del monopolio feudal por
cuanto presupone el régimen de la competencia, y la negación de la competencia
por cuanto es monopolio.» Y para que quede más clara su posición, Marx señala
que el burgués Rossi ha comprendido mejor la cuestión que el socialista Proudhon,
ya que éste sólo concibe el monopolio «en estado tosco, simplista, contradictorio,
espasmódico», mientras que Rossi al menos «establece la distinción entre
monopolios artificiales y monopolios naturales»: los monopolios «feudales», dice,
«son artificiales, es decir, arbitrarios; los monopolios burgueses son naturales, es
decir, racionales» (ibid., p. 125).

Finalmente Marx concluye: «En la vida práctica encontramos no solamente la


competencia, el monopolio y el antagonismo entre la una y el otro, sino también su
síntesis, que no es una fórmula, sino un movimiento. El monopolio engendra la
competencia, la competencia engendra el monopolio. Los monopolistas compiten
entre sí, los competidores pasan a ser monopolistas. Si los monopolistas restringen
la competencia entre ellos por medio de asociaciones parciales, se acentúa la
competencia entre los obreros; y cuanto más crece la masa de proletarios con
respecto a los monopolistas de una nación, más desenfrenada es la competencia
entre los monopolistas de diferentes naciones. La síntesis consiste en que el
monopolio no puede mantenerse sino librando continuamente la lucha de la
competencia»

TRABAJO PRÁCTICO:

1.- Mire y analice el siguiente video para discutirlo en las clases


sincrónicas:

https://youtu.be/3HnCXCpn-Ks?si=bJmxiHHluICAaIUz

2.- Mire y analice el siguiente video para discutirlo en las clases


sincrónicas:

https://youtu.be/323hASobGh0?si=mom5sglXdPFJDIrq

3.- Mire y analice el siguiente video para discutirlo en las clases


sincrónicas:

https://youtu.be/_Tx35yp1Eps?si=sbGcfzcOq9RNkcEM

Sistemas económicos comparados | 42


UNIDAD III: LA ECONOMÍA PLANIFICADA COLECTIVISTA

En la economía colectivista ya no hay mercado en el sentido clásico del término. Es


todavía una economía de intercambio, en cuanto los individuos se especializan en
una sola clase de mercaderías que cambian por los bienes que no producen. Pero
estos intercambios no se hacen ya en un mercado en donde la oferta y la
demanda se confrontan para determinar los precios y orientar la producción. Se
realizan en las condiciones decididas autoritariamente por los poderes públicos que
fijan también los objetos que deben producirse, ja tarea de cada uno y su parte de
renta social. En general, todo ello está determinado por medio de un plan
periódico que establece él programa de la actividad económica, de ahí el nombre
de economía planificada.

Precisemos que se trata aquí de una planificación integral de carácter autoritario,


que cubre todos los aspectos de la vida económica y social, todos los agentes y
factores de producción, y no de una planificación ágil y parcial como la que
encontramos a veces en la economía capitalista.

Este sistema es el de las economías socializadas. El reino de los Incas, del Perú
precolombino, constituye un precedente histórico interesante. En plena Edad Media,
hacia el siglo X, los sobera­nos incas edificaron en la futura América el Sur una
sociedad colectivista en cuyo seno la actividad económica estaba íntegramente
planificada por los poderes públicos, que fijaban a cada uno su trabajo y sus
recursos. La conquista española habría de destruir esta curiosa y brillante
civilización, que se había mantenido y desarrollado durante más de cuatro siglos.

En nuestros días se efectúan nuevas experiencias colectivistas en la Unión


Soviética desde 1917 y en las Democracias Populares desde el final de la segunda
guerra mundial. Pasaron por sucesivas fases de mayor o menor conformidad con
los principios colectivistas ortodoxos y aún hoy su fidelidad a los mismos no es total.
Sistemas económicos comparados | 43
Por eso trazaremos el esquema teórico de una economía colectivista y veremos
luego la evolución de la experiencia soviética y de los países satélites.

EL ESQUEMA TEÓRICO DE LA ECONOMÍA COLECTIVISTA

La economía colectivista conserva los caracteres técnicos del sistema capitalista.


Se diferencia de él sólo desde los puntos de vista jurídico y psicológico.

Caracteres técnicos

Se recurre aquí,igual qué en la economía capitalista, a una técnica de producción y


de intercambios muy perfeccionada, muy evolucionada, que la ampliación del
mercado y el crecimiento de la producción en un cuadro geográfico nacional —e
incluso internacional— hicieron posible y necesaria.

1. El maquinismo.
Este aspecto desempeña tal papel de primer orden en la producción, está
recurre a los últimos descubrimientos, a las invenciones más adelantadas. En
tal sentido se puede decir que la economía colectivista acude al
capital, entendido desdé el punto de vista técnico, es decir, a los bienes
destinados a producir otros bienes que se intercalan entre las materias
primas y el trabajo humano (por ejemplo, las máquinas), del mismo modo que
el sistema opuesto. No es capitalista sino capitalística.

2. La división del trabajó. Este otro aspecto está tan desarrollado


como en la economía compleja que comporta, tal como la capitalista, un
desarrollo equilibrado de la agricultura, de la industria, del comercio, de los
transportes.
La actividad económica se reparte entre profesiones y oficios especializados
y, en el seno de cada explotación, la descomposición técnica de la obra
por realizar está muy desarrollada.
Se racionalizan los métodos de producción; el "stajanovismo”, método de
organización científica del trabajo y de aumento de la producción, en
torno del cual la propaganda soviética hizo mucho ruido,. no es más que una
forma del muy capitalista “taylorismo”.

Caracteres jurídicos

Por el contrario, desde el punto de vista jurídico, la oposición entre economía


capitalista y economía colectivista es fundamental. La propiedad privada de
los medios de producción se ha suprimido. Todos los bienes productivos.
tierra, fábricas, minas, vías de comunicación, están puestos a disposición del
Estado, que los distrIbuye luego entre los .ciudadanos o, más exac­tamente.
afecta a cada ciudadano a la explotación de uno de ellos. De aquí resulta:
-
1. La solución del problema del reparto de las rentas. La renta
social, es decir, el valor de la producción colectiva así obtenida, es distribuida
entre los colaboradores de la obra de producción por decisión autoritaria de
los poderes públicos, excluyendo la parte destinada a la amortización del
material. Cada trabajador recibe a cambio del trabajo proporcionado un
cierto poder adquisitivo, ya en forma de bonos de trabajo que le dan derecho
a determinadas Cantidades de ciertas mercancías o de ciertos servicios,
ya en forma de moneda que le permite obtener las mercancías y servicios de
su elección

Sistemas económicos comparados | 44


En este sistema desaparece la ganancia del empresario capitalista.
Todos los productores son remunerados por un salario.

2. La desaparición de las clases sociales. De esta manera se


suprime el foso que separa a capitalistas de proletarios. Ninguna oposición de
intereses puede enfrentar ya a los propietarios o dirigentes contra los
ejecutantes subordinados.
No hay más propietarios privados y los dirigentes técnicos, siempre
necesarios, son simples asalariados como los ejecutantes.
Esto no significa que todos reciben la misma renta, un salario igual. Subsisten
siempre desigualdades, fundadas ya sea sobre las diferencias del
esfuerzo proporcionado en una fase intermediaria, ya sobre las diferencias de
necesidades subjetivas en la fase final. Pero ya no hay renta.
percibida sin trabajo. Así desaparece el sentimiento de explotación de
ciertos. hombres por otros.

Caracteres psicológicos

Por último, otra diferencia esencial: el motor de la actividad económica


no es la búsqueda de la ganancia "individual” sino el estímulo de un servicio
prestado a la comunidad. A este respecto, la economía colectivista está
mucho más cerca de los sistemas de economía cerrada que de la economía
capitalista. La producción se orienta como en la economía cerrada, en
función de las necesidades; pero ahora,se trata de las necesidades de la
colectividad y no de las de un grupo reducido? Los poderes públicos,
autoritariamente, fijan estas necesidades, prevén los medios para
satisfacerlas y establecen los planes que regulan la actividad económica
durante un cierto período.

I.- La satisfacción de las necesidades. Las necesidades se satisfacen


según el orden de urgencia apreciado por los poderes públicos y no de
acuerdo con su rentabilidad, como en el sistema capitalista. La autoridad
estatal decide si hay que asegurar, ante todo, la satisfacción de las
necesidades inmediatas (alimentación, vivienda); si debe consagrarse una
parte del esfuerzo productivo a trabajos de inversión que solo beneficiarán a
las generaciones futuras (construcción de fábricas, diques) o por el
contrario, si se puede derivar una parte de ese esfuerzo para la satisfacción
de necesidades menos vitales (distracción, lujo).

Es evidente que el orden de urgencia establecido de esté modo no será el


que hubieran elegido todos los ciudadanos. Algunos preferirían, por cierto,
una alimentación mejor o una elevación del nivel de vida a la construcción de
diques. Deben resignarse a satisfacer sólo las necesidades reconocidas,
puesto que se autorizará únicamente la producción de las mercancías
correspondientes. La opción del consumidor desaparece.

Se objetará que en una economía capitalista esta opción es a menudo teórica,


en la medida en que la insuficiencia de sus recursos impide comprar al
consumidor todos los productos que desearía. Pero no es menos cierto que
en una economía capitalista el consumidor puede repartir a su gusto los
recursos limitados de que dispone, entre los objetos ofrecidos en el mercado,
decidiendo por su cuenta qué necesidad ha de satisfacer y cuál sacrificará. En
una economía colectivista, por el contrario, él sistema de bonos de trabajo (o
de las capitas de racionamiento) impide este reparto libre de los ingresos: la
autoridad planificadora decide a qué necesidades debe afectada la renta
de cada una, a qué mercaderías debe ser consagrada.

Sistemas económicos comparados | 45


2- Adaptación de. la producción de las necesidades. De ese modo
determinadas las necesidades, la producción se adapta a las mismas en
forma más perfecta. Esta adaptación, se realiza por medio del plan.
Establecido periódicamente por las autoridades centrales, en función del
orden de urgencia de las necesidades reconocidas, este plan fijados objetivos
que deben ser alcanzados y reparte de acuerdo con ellos los factores de
producción (materias primas, máquinas trabajadores). El Estado, al disponer
de todos esos medios, de todas las tierras, de todas las materias primas e
incluso de toda la mano de obra, los afectará entre las distintas ramas según
las necesidades del programa establecido.

Por ejemplo, sí se ha decidido producir una cantidad dada de quintales de


trigo, de cañones y de artículos para el hogar, se afectará a la tie­rra, a las
fábricas de armamento y a las de quincalla el número de obreros, la cantidad
de semillas; y; de abono, de carbón y de hierro nece­sarios. Si hay
demasiados campesinos y pocos metalúrgicos, se desplazará cierto
número de hombres de la tierra a las fábricas: si los caño­nes se juzgan más
indispensables que las cace­rolas, se reducirá a las fábricas de estas últimas
la atribución de hierro y de carbón, para aumen­tar la de los arsenales.

En estas condiciones, el mecanismo de adapta­ción, de equilibrio entré


producción, y consumo" es completamente distinto del de la economía
capitalista de mercado. Puede haber un precio si se prefiere expresar
en unidades monetarias el valor de los bonos de trabajo distribuidos a los
trabajadores y el de las mercancías a las que tienen derecho, pero es un
precio, desprovisto de toda acción económica. Constituye sólo un
procedimiento cómodo de contabilidad que permite apreciar la contribución de
cada uno a la producción y la parte de renta a la que puede en consecuencia
pretender. Es un medió de repartir los productos entre los distintos
derecho-habientes; no es ya un mecanismo encargado de realizar un cierto
equilibrio. El plan asegura este equilibrio. Todas las necesidades reconocidas
son satisfechas en la medida en que se cumplen sus objetivos. Y no puede
haber superproducción ni saturación del mercado, puesto que él poder
adquisitivo es distribuido a los trabajadores en bonos de trabajó o
moneda es igual al valor creado por ellos.

En consecuencia, en el plano teórico al menos,, el equilibrio económico debe


estar! más exacta­mente asegurado que en una economía capitalista, pero en
dos condiciones que no pueden ser subestimadas.

La primera, que el organismo planificador tenga un conocimiento preciso de


las cantidades globa­les entre las que debe establecerse ese equilibrio
(demanda global, oferta global), de los medios por emplear (empleo,
inversiones, renta), tarea que algunos se muestran inclinados a creer
superior a las posibilidades humanas.

La segunda, que disponga de los poderes necesarios par;a¿ asegurar a toda


costa la realización de los '«objetivos - previstos, hecho que no parece
compatible con el respeto de las libertades humanas fundamentales.

En suma, el sistema colectivista conserva la técnica evolucionada y el


principio de la producción con miras al intercambio del sistema capitalista.
Pero se diferencia de él por el abandono del mecanismo de los precios como
procedimiento de adaptación de la producción a ¡las necesida­des y por su
reemplazó por una determinación autoritaria de los fines y de los medios de la
actividad económica.

Sistemas económicos comparados | 46


Teoría de la plusvalía.

Marx, como muchos intelectuales socialistas de su época, estaba tratando de


encontrar remedio a una distribución de la riqueza entre trabajadores
asalariados y empresarios, que no sólo se presentaba como desigual sino
como absolutamente injusta. Basta recordar que, a partir del comienzo de la
revolución industrial (1760), y al cabo de cien años, los países industrializados
habían decuplicado su capacidad productiva, pero que la riqueza surgida de
este enorme progreso no había llegado a los obreros, cuyas familias seguían
manteniéndose al nivel de subsistencia. Vale decir que todo el beneficio
originado por el incremento de la producción iba a manos de los empresarios.
En defensa de estos últimos debe decirse que normalmente lo reinvertían en
su propia industria, con lo que multiplicaban la producción, abarataban costos
y mejoraban la calidad de los productos.

Además a través del impuesto, contribuían al desarrollo de su propio país.


Siguiendo estrictamente a Smith, Marx consideraba que el producto se vende

Sistemas económicos comparados | 47


en el mercado a su valor de cambio (suma de las horas trabajadas) y que la
ganancia del empresario procede de que sólo le paga al operario una parte de
esas horas (aquellas necesarias para la supervivencia de su grupo familiar) y
se queda con el valor de las restantes. Es así como el capitalista saca su
beneficio del trabajo obrero impago. A diferencia de Smith, que lo consideraba
inevitable dentro de las reglas de la economía, Marx se rebela contra este
beneficio, al que llama plusvalía, y no encuentra otra alternativa para
eliminarlo que socializar los medios de producción, según habían propuesto,
de distintas formas, los primeros socialistas: Saint Simon, Owen, Fourier,
Proudhon y Blanc.

La mayor parte de la gente cree que Carlos Marx proponía, para corregir las
injusticias del capitalismo liberal, abolir lisa y llanamente toda propiedad
privada. Esto es inexacto. Marx sólo propiciaba la abolición de la propiedad
privada de los medios sociales de producción, con el fundamental objetivo de
impedir el trabajo asalariado en las empresas privadas. Ello era consecuencia
lógica del objetivo que lo obsesionaba: eliminar la explotación del trabajador
por el empleador, la que, coincidiendo con Adam Smith, consideraba
inevitable en el régimen de salariado. Marx no se conforma con denunciar que
el beneficio empresario proviene del trabajo del obrero. También se propone
demostrar que eso es inevitable mientras subsista el trabajo asalariado y
afirma, además, que todo capital se integra por la acumulación de trabajo
obrero impago, Para ello elabora la teoría de la plusvalía a la que procura dar
rigor científico y le dedica obsesivamente cientos de páginas. Valor de cambio
de la fuerza de trabajo: Marx afirma que el capitalismo descubre y utiliza la
única mercancía que tiene la propiedad de producir, al usarse, un valor de
cambio mayor que su valor de cambio original: la fuerza de trabajo del obrero.
Lo dice así: “Para poder sacar un valor de cambio nuevo del valor usual de la
mercancía, sería necesario… descubrir en el propio mercado una mercancía
cuyo valor de uso poseyese la virtud particular de ser una fuente de valor de
cambio… Esa mercancía cuyo uso es creador de un incremento de valor de
cambio existe en el mercado, es la fuerza de trabajo.

Marx aplica esta definición a la fuerza de trabajo de los operarios. “El valor (de
cambio) de la fuerza de trabajo es el valor de los medios de subsistencia
necesarios para la conservación de su poseedor” (I, 124) Pero agrega algo
obvio: que es necesario que la familia obrera pueda prolongarse: “La cantidad
de los medios de subsistencia necesarios para la producción de la fuerza de
trabajo comprende los medios de subsistencia de los reemplazantes, es decir
de los hijos de los trabajadores, para que se perpetúe en el mercado esta
singular raza de cambistas” (I, 125) Obtención y magnitud de la plusvalía: Una
cosa es lo que cuesta mantener viva la fuerza de trabajo (valor de cambio) y
otra lo que ella puede producir (valor de uso). Marx expresa su idea así: “El
costo de la fuerza (de trabajo) determina su valor de intercambio, el gasto de
la fuerza (de trabajo) constituye su valor de uso. Si media jornada de trabajo
basta para hacer vivir al obrero durante 24 horas, no por ello se infiere que no
pueda trabajar una jornada entera… Es esa diferencia de valor lo que el
capitalista tenía en vista cuando compró…la fuerza de trabajo. (I, 144) Como
queda dicho, en el costo de todo artículo que se elabora deben incluirse el
valor de la materia prima, la amortización de las herramientas o máquinas
utilizadas y los gastos de administración proporcionales. Este valor
permanece constante en el proceso productivo: “En el curso de la producción,
la parte del trabajo que se transforma en medios de producción, es decir en
materias primas, materias auxiliares e instrumentos de trabajo…no modifica la
magnitud del valor. Por esto nosotros lo llamamos parte constante del capital
o más brevemente, capital constante”. (I, 158). En cambio la fuerza de trabajo

Sistemas económicos comparados | 48


del obrero produce un valor mayor del que se ha pagado por ella y produce
una “plusvalía”. “La parte del capital transformado en fuerza de trabajo
cambia, por el contrario, de valor en el curso de la producción. Reproduce su
propio equivalente y, además, un excedente, una plusvalía, la cual puede, por
su parte, variar y ser más o menos grande.

Esta parte del capital se transforma permanentemente de magnitud constante


en magnitud variable. Por esto nosotros la llamamos parte variable del capital,
o más brevemente, capital variable”. (I, 158) Debe destacarse que Marx llama
trabajo necesario a aquel que bastaría para pagar el salario del obrero y
sobretrabajo las horas que debe seguir trabajando de acuerdo con su contrato
de trabajo y que constituyen el beneficio del empresario.

LA ECONOMÍA COLECTIVISTA DE LA URSS

I. La evolución general de la experiencia soviética

El sistema colectivista instaurado por la revolución bolchevique de octubre de


1917 no sucedía a una economía capitalista de tipo evolucionado (Inglaterra,
Francia, Estados Unidos) sino a una economía de tipo señorial,
correspon­diente a un régimen político todavía feudal y a una actividad
esencialmente agrícola.
Desde esa época hasta nuestros días se puede distinguir tres grandes etapas
en la evolución del Sistema colectivista soviético.

1. Una fase de comunismo integral o comunismo de guerra


(1917-1922). Durante este período los principios teóricos se aplican con todo
Sistemas económicos comparados | 49
rigor. Se suprime toda propiedad privada*; se suprime , el mercado, la
moneda y el mecanismo de los precios; se recogen todos los productos
agrícolas e industriales y se los reparte, en especies, entre los consumidores,
en función de las necesidades de cada uno y sin tener en cuenta el esfuerzo
hecho.
Los resultados de esta experiencia son catastróficos. La producción industrial
se viene abajo. Los campesinos matan su ganado; los desórdenes se
multiplican.

2. La NEP (1922-1928). Una segunda fase, la NEP (nueva política


económica), marca una vuelta atrás muy neta. Se hace un esfuerzo por
reanimar la actividad económica dejando un amplio margen a la iniciativa
privada y al estímulo del interés personal. Se restablece la propiedad privada
y la empresa privada para la agricultura y la industria pequeña y media. Se
tolera el comercio privado y con él el sistema de mercado en donde los
precios se fijan conforme con la oferta y la demanda. Este sistema permite
una recuperación de la producción, pero es a costa de la reconstitución de
una clase privilegiada, la de los campesinos enriquecidos, los kulaks, que
pronto recuperan la mentalidad burguesa y ponen enseguida en peligro los
fundamentos rajamos del régimen.

3. Los planes quinquenales . (desde 1928). El sistema de planes


quinquenales, inaugurado en 1928, marcó un retorno a los principios
ortodoxos, pero el rigor con que se los aplicó varió según las necesidades del
momento. La orientación general de los planes cambió, incluso, según los
imperativos de la política general del régimen.
De 1928 a 1936 se vuelve al colectivismo casi integral. Es el período
correspondiente a los dos primeros planes quinquenales centrados
esencialmente en el desarrollo de la industria pesada y de la infraestructura
económica. La gran industria está estrechamente estatizada y controlada; se
elimina progresivamente el. comercio privado; poco a poco se realiza la
socialización de la agricultura.

Subsiste, por cierto, al lado del sector colectivizado, un residuo de propiedad


privada, el referente a bienes de uso personal y de consumo. El agricultor,
por ejemplo, goza personalmente de su casa, del lote de terreno circundante,
dé algunas cabezas de ganado y algunas aves de corral, pero este residuo es
ínfimo con respecto a la propiedad privada de la economía capitalista.

En esa etapa, si bien se conserva la moneda restablecida en la fase


precedente, solo se le deja un papel muy secundario. Se reparten los produc­
tos entre los consumidores por medio de cartas de racionamiento. No solo se
fija la parte de cada producto que le corresponde a cada uno, sino
también el negocio en el que debe proveerse, ya que se establecen distintos
precios autoritariamente para las mismas raciones, según la categoría
profesional del consumidor. No hay, por lo tanto, un verdadero mercado.
De 1936 a la segunda guerra mundial se tenderá, por el contrario, con el
tercer plan quinquenal a conciliar la planificación colectivista con una mayor
libertad del consumidor.

Todavía se siguen fijando autoritariamente los objetivos de producción y nivel


de vida, pero desaparece la distribución racionada, que es reemplazada por
venta libre a igual precio para todos. Como Contrapartida se establecen
grandes diferencias de salarios según la categoría profesional de los
trabajadores (el salario de un ingeniero es diez veces mayor que el de un
peón), y según él rendimiento (“stajanovismo”).

Sistemas económicos comparados | 50


En esta etapa existe en el seno de la economía colectivista un verdadero
mercado tanto de tra­bajo como de productos.
Existe un mercado de trabajo, puesto que en lugar de afectar autoritariamente
a los trabajadores a este o aquel empleo,. se actúa, como en una economía
capitalista, por medio del salario para orientar la mano de obra. Si en ciertas
ramas el personal necesario para alcanzar los objetivos fijados por el plan
escasea, se aumentarán los salarios de ese sector para atraer candidatos.
Existe un mercado de productos, puesto *que junto a la venta de productos
industriales o alimenticios por los negocios del Estado, a precio fijado, se
tolera un mercado llamado “koljosiano” en el cual los campesinos pueden
vender, después de haber cumplido con las entregas impuestas los productos
que les quedan a precios fijados por el juego de la oferta y demanda. Es el
sistema del doble sector, transpuesto desde entonces a la economía
capitalista, por otra parte con menos éxito.

Esto constituye una desviación muy curiosa respecto de los principios


colectivistas ortodoxos. La producción sigue estando regida por un plan
riguroso, pero el mecanismo de los precios reencuentra su fuerza para
orientar parcialmente el consumo y aun el reparto de los servicios
productores.

La guerra de 1939 provocará evidentemente una nueva rigidez en la política


económica de la URSS. El Estado dominó más estrechamente que nunca los
bienes y los individuos, ya que todas las fuerzas productivas, a partir de
1941,1 se dirigieron a la defensa del país contra la invasión alemana.
Pero esta política, dominada por preocupaciones militares, no tiene desde el
punto de vista económico una significación muy grande.

Después de la guerra se elaboró, en 1946, un cuarto plan quinquenal cuyo


objetivo esencial fue la reconstrucción de las regiones devastadas y la
conclusión del equipamiento industrial y agrícola. Parecería que, para
estimular el esfuerzo de todos los productores y realizar, según la consigna
lanzada «entonces,” el plan quinquenal en cuatro años, se hubiesen admitido
apreciables al­ teraciones de los principios colectivistas al devolver un cierto
lugar al estímulo del: interés personal. Se suprimió el racionamiento, y los
salarios de acuerdo con el rendimiento se generalizaron. Un decreto del 26'dé
abril de 1948 acordó, incluso, para fomentar la reconstrucción, a los
ciudadanos soviéticos el derecho de construir y adquirir a -título de propiedad
personal casas de habitación en terrenos que les concedería el Es­tado en
usufructo perpetuo.

El quinto plan (1950-1955) aunque persiguió la expansión de la industria


pesada e hizo un esfuerzo particular para concluir la industriali­zación de las
regiones del Este, tendió a reducir la distancia entre el ritmo de crecimiento de
los bienes de producción y el de los bienes de consu­mo. A las industrias
livianas (textiles, calzados) y las industrias alimenticias se les asignaron
normas muy superiores a las precedentes.

Se conocen los trastornos provocados en el sistema soviético por el deceso


de Stalin y de qué manera pesó en la elección del sucesor la orientación que
habría de darse a la economía soviética. La tendencia a favorecer la
elevación del nivel de vida pareció predominar en un principio, pero muy
pronto se devolvió la prioridad a los bienes de producción y a la industria
pesada, y el sexto plan (1956-1961) consagró está orienta­ción con miras a

Sistemas económicos comparados | 51


alcanzar y superar á los países capitalistas poseedores del nivel dé
productividad más elevado.

II El mecanismo de la planificación

En consecuencia, el plan sigue siendo el pivote alrededor del cual se articula


todo el sistema.

El artículo 2 de la Constitución soviética del 5 de diciembre de 1936 modifica


el papel tradicional del Estado. Éste debe asumir no sólo funciones políticas y
administrativas sino también la dirección y gestión de todos los intereses
económicos por medio de los planes establecidos para períodos de cinco
años.

Objeto de los planes. El plan es un documento que prevé y ordena, por


una parte, las producciones juzgadas necesarias para satisfacer las
necesidades de la población y por otra, empleo de las fuerzas productivas
indispensables para realizar esos objetivos. El plan abarca a la vez la vida
económica, cultural y social del país.

Vida económica. Engloba todas las unidades económicas: explotaciones


públicas, cooperativas, municipales, y fija a cada una con un nivel mínimo de
producción. Determina la importancia relativa de cada sector: inversiones en
fábricas, construcción de alojamientos, transportes, comercio, crédito. Fija
para cada rama el volumen de producción por alcanzar, el monto global de los
salarios por pagar, la tasa media de esos salarios, el precio de costo y el
precio dé venta por establecer por unidad y hasta el sobrante que se
obtendrá. Este exceso corresponde a la antigua ganancia capitalista; es la
diferencia entre el precio de costo y el precio de venta, diferencia necesaria
para poder amortizar y renovar el material.

Vida cultural. Se estima, en efecto, que el progreso de la cultura y el de la


producción están ligados. El primero es la condición del segundo. El plan
prevé la organización sistemática de la formación profesional (formación del
personal técnico, de los trabajadores calificados), de la investigación
científica, de la enseñanza general y técnica.

Vida social. Él plan engloba la salvaguardia de la higiene y de la salud


pública y el funcionamiento del servicio de salud nacional que distribuye
gratuitamente a todos cuidados médicos y medicamentos, el de los seguros
sociales (accidentes, enfermedad, maternidad, vejez).

De este modo se logra orientar por medio del plan la actividad económica y la
totalidad de la vida del país en el sentido que se juzgue más conforme con los
intereses colectivos. Así, hemos visto como el primer plan quinquenal tuvo
esencialmente por objeto asegurar el desarrollo de laindustria pesada,
dotar la URSS del equi­po técnico que le faltaba (material, fuerza motriz,
etc.); el segundo se orientó luego hacia la expansión de la industria liviana
(industria mecánica); el tercero hacia los bienes de uso co­rriente
(alimentación, textil) y el de la elevación del nivel de vida, pero la guerra
suspendió su aplicación; él cuarto plan (1946- 1950) sé centró en la
reconstrucción de las regiones devastadas y la industrialización del Este;
el quinto habría de dar más lugar a las industrias que producen bienes de
consumo, pero el sexto devolvería la prioridad a la industria pesada.

Sistemas económicos comparados | 52


El plan general que prevé la actividad económica de todo el País por cinco
años se subdivide en planes anuales y en planes regionales, a su vez
subdivididos en planes trimestrales y en planes de explotación. Esta
fragmentación permite seguir de muy cerca la aplicación del plan y retocarlo o
revisarlo durante la ejecución, en lo que sea necesario para permitir la
realización de los objetivos generales.
Elaboración de los planes. Un organismo central, con la colaboración de
servicios descentralizados, preparaba el plan hasta 1955. El organismo
económico central era el Gosplan o Comité del Plan del Estado. Estaba
subordinado a los organismos políticos: Consejo Superior de la Unión
Soviética, que es el depositario de la soberanía; estatal y delega en un
presidente mientras no sesiona y Consejo de los Comisarios del Pueblo,
órgano administrativo superior. Bajo su égida, el Gosplan fijaba los fines
generales del plan.

Era un organismo técnico que comprendía representantes de la


administración, ingenieros, agrónomos, especialistas en estadística y
delegados de los organismos subordinados. Dirigido por un Consejo de
Administración de 22 miembros, estaba dividido en secciones especializadas,
encargadas de ramas particulares de la actividad económica (industria,
agricultura, transporte) o de tareas de coordinación y de información.
Órganos descentralizados contribuían con su ayuda.. En cada república
soviética y en cada región autónoma se encontraba el mismo conjunto de
organismos: “organismos políticos de decisión, organismos económicos de
información y de preparación del plan. Estos últimos estaban subordinados al
Gosplan y le dirigían estudios y propuestas.

Por último, también colaboraban en la elaboración del plan organismos


científicos: institutos, escuelas, asociaciones.
Este sistema fue profundamente reorganizado por un decreto del 25 de
mayo de l955 El Gosplan desde entonces está dividido en dos organismos de
Planificación de Estado, que conserva el nombre de Gosplan encargada de
elaborar las perspectivas a largo plazo de la planificación, y una Comisión
Económica de Es­tado (Gosekonkomissia) con la responsabilidad de
seguir los problemas corrientes de la planificación a corto plazo.
La primera fija las perspectivas generales de expansión de la economía para
períodos de quince a veinte años y establece los planes quinquenales en
función de esos objetivos a largo plazo.

La segunda debe, dentro de esos cuadros, asegurar la ejecución de las


normas fijadas por los planes quinquenales por medió de planes anuales y
elaborar planes trimestrales de abastecimiento material y técnico. Se estima
que se obtendrá así una planificación más eficaz, capaz de mejorar la
distribución racional de la producción en todo el territorio
y de asegurar una expansión coordinada de las regiones.

III. Los organismos de ejecución del plan


Hasta 1957 tres series de organismos jerarquizados colaboraron en la
aplicación del plan así establecido: en primer lugar, los ministerios industriales
y las direcciones; en segundo lu­gar, los trusts y combinados, y por último las
explotaciones.

1. Los ministerios industriales. Reemplazaron en 1946 a los comisariados y


son servicios encargados de la administración de los bienes y de las
explotaciones. Verdaderos ministerios económicos, son alrededor de veinte,
uno por cada rama (industria pesada, industria liviana). Se subdividen en

Sistemas económicos comparados | 53


direcciones principales (metalurgia, metales no ferrosos, petróleo, cemento)
y éstas a su vez controlan a los trusts.
2. Los trusts soviéticos. Son vastas combinaciones de explotaciones
industriales y agrícolas fundidas en una especie de establecimiento público,
ya sea de acuerdo con una rama económica (trust del trigo, del petróleo), ya
según una región (trust del Donetz, del Uraí).
Son servicios de Estado, los comités directivos y los presidentes son
nombrados por los comisarios. El trust tiene un presupuesto propio y
administra su patrimonio de manera autónoma. Compra sus materias primas,
vende sus productos, puede pedir prestado para aumentar su material.
El papel esencial del trust es repartir entre las explotaciones la cuota de
producción asignada por el plan, asegurarles las materias primas
correspondientes y dar salida a sus productos.

Los combinados se sitúan administrativamente en el mismo plano que


los trusts. Agrupan, como ellos, unidades económicas básicas, fábricas. Pero
en lugar de agrupar explotaciones dé igual na­turaleza, cómo hace el trust, el
combinado agrupa explotaciones que son clientes entre sí, según un
esquema de concentración vertical.

Los combinados son dirigidos por comités y directores nombrados como los
de los trusts, y funcionan, como éstos, según las reglas de la con­tabilidad
económica.

3. Las explotaciones. Son las unidades económicas de producción. Son de


tres clases: públicas, cooperativas, artesanales, para los tres sectores:
industria, agricultura, comercio.
En la industria las fábricas estatales gozan de autonomía administrativa y
financiera con un director general y directores técnicos, pero el director
general es nombrado por el trust al que está subordinado. El principio
esencial es que debe haber un solo responsable por unidad económica para
asegurar una mayor eficacia y facilitar el control. Todos los dirigentes son
penalmente responsables de sus errores y de la mala gestión en la ejecución
del plan.

La empresa tiene una cierta autonomía de gestión y una contaduría


autónoma que permiten apreciar su rentabilidad en función de escalas de
valor retenidas por los planificadores. Puede, de esta suerte, realizar una
ganancia si logra no superar el precio de costo planificado, y una super
ganancia si produce por debajo de ese preció. Estas ganancias se dividen
en tres partes: una, para las obras sociales de la empresa (alojamiento,
gastos culturales) ; otra, para las reservas de inversión ,y una tercera para el
Estado.

Las cooperativas de producción, por su parte, están bajo el control


administrativo de una dirección principal de las cooperativas dependiente del
Consejo de Ministros. Diversas medidas se tomaron en 1946 para favorecer
el desarrollo de las mismas (exenciones fiscales, otorgamiento de créditos) y
se las dotó de una red comercial propia.

Las explotaciones artesanales sólo desempeñan un papel secundario; por


otra parte, el artesa­nado puro e individual es excepcional; el que se ha
desarrollado más es el artesanado cooperativo, sobre todo en la reparación
de calzado, en la tintorería, etc. Al final de la guerra se calculaba que existían
once mil explotaciones de este tipo.

Sistemas económicos comparados | 54


En la agricultura volvemos a hallar las mismas distinciones entre los sovjoses,
los koljoses y las granjas individuales.
Los sovjoses son granjas estatales modelo con una maquinaria muy
perfeccionada, semillas de calidad, ganado seleccionado, y que recurren a
los procedimientos más adelantados de la ciencia agronómica. Su superficie
media es superior a las 5.000 hectáreas y su número varía entre cuatro mil y
cinco mil.
Los koljoses y los arteles ocupan un mayor lugar en la producción agrícola.
Son explotaciones cooperativas que agrupan a campesinos que tienen el
usufructo indiviso de la tierra, de los animales y de las máquinas afectadas al
koljós.

El trabajo se organiza colectivamente y la renta se divide entre los miembros,


en dinero por la fracción vendida colectivamente y en especies por el resto; la
parte de cada uno se fija de acuerdo con el trabajo proporcionado.
Cada miembro de koljós, conserva el gozo individual de su casa habitación,
de su corral y de su jardín, y los explota a su gusto. Después de la entrega de
las cantidades prescritas por el plan, tiene derecho a vender, a título
individual, los productos recibidos en pago de su trabajo y los de su pequeña
economía familiar en el mercado koljosiano.

Un presidente y un consejo elegidos gobiernan a los koljoses. También


poseen un material poderoso alquilado por el Estado y concentrado, en las
estaciones de máquinas y tractores, los STM. A principios de 1950 había
254.000 koljoses en la URSS. Se realizó un gran esfuerzo de concentración,
que los redujo a 100.000 aproximadamente.

Las granjas individuales desempeñan un papel sin importancia en la


agricultura soviética, pues a pesar de su número aparentemente elevado
(1.300.000 en 1938), sólo ocupan el 1% de las tierras cultivables.
En el comercio, por último, encontramos de nuevo los tres sectores.
El sector público comprende una gran variedad de organizaciones
comerciales mayoristas y mino­ristas, bajo la autoridad del Ministro de
Comercio o de otros ministros.

Los organismos de comercio mayoristas relacionan las distintas ramas de la


producción con los negocios mayoristas y con los prombazy, órganos de
distribución que abarcan todo el país.
Las unidades de venta, ya sea los organismos regionales que agrupan un
cierto número de negocios y tiendas, ya grandes negocios, los Univermag,
ambos dependientes del Ministerio de Comercio, Por otra parte los ministerios
encargados de las ramas que producen bienes de consumo crean negocios
modelo.

El sector cooperativo, limitado en un principio a las regiones rurales, se había


desarrollado de 1946 a 1949 en las ciudades, pero fue desde entonces
reducido, nuevamente al servició del campo. Un organismo central se.
encarga de la planificación y del control de la distribución cooperativa. En este
sector la unidad base es el sélpo, cooperativa de pueblo, que depende a
menudo de un organismo regional mayorista o semi mayorista. En 1948 había
más de 28.000 cooperativas de consumo que agrupaban 32.000.000 de
miembros.

Por último, el mercado libre koljosiano se alimenta con el excedente de


producción vendido por los agricultores más allá de las normas fijadas por el
plan, Este suplemento puede tener salida libre a precios fijados por el juego

Sistemas económicos comparados | 55


de la oferta y la demanda en un mercado limitado, teóricamente, a la ciudad
vecina o a la zona periférica. Según un informe de Mikoyan, a principios de
1953 había 8.474 mercados koljosianos.

Este sistema fue profundamente modificado por la reforma precitada de


mayo de 1957 que, a la que refuerza la dirección planificada y centralizada,
descentraliza por el contrario la gestión de la economía. Esta Reforma
abandona los procedimientos, antiguos de“gestión por ramas, para adoptar un
principio territorial de gestión por regiones, por lo menos en lo que
respecta á la industria y a la construcción.

Administrativamente el país será dividido en regiones económicas a cargo de


Consejos regionales de la economía, los sovnarjoses, a los cuáles se les
otorga una autonomía bastante grande y la supervisión directa de las
empresas y de los institutos de estudios y de investigaciones regionales.
La mayoría de los ministerios industriales que tenían a su cargo la dirección
de una rama determinada de la industria será suprimida y sus poderes se
conferirán a los sovnarjoses, que son organismos industriales complejos cuya
misión es administrar todas las ramas de la industria y de la construcción
en una región dada.

En adelante, de ellos dependerán las empresas de su jurisdicción, y también


deberán proveer a la especialización y a la cooperación por medio del
establecimiento de relaciones de producción lo más racionales posible y
fortalecer la rentabi­lidad adoptando las técnicas más modernas y las normas
más satisfactorias para el empleo de las materias primas y de la energía.
Además a los gobiernos de las dieciséis repúblicas soviéticas confederadas
se les otorga poderes económicos más extensos, sobre todo en lo que
respecta al control de los Consejos económicos regionales.

Esta política de descentralización fue seguida­mente extendida a la agricultura,


al ser eliminadas las MTS,..(estaciones de tractores y de máquinas agrícolas)
cuyos equipos fueron vendidos a los koljoses y a los sovjoses.

Tales son los rasgos esenciales de la economía soviética. Se ve que, aun


cuando siguió fiel a los principios básicos del colectivismo, no temió sacrificar
el rigor de los principios teóricos a la preocupación por alcanzar la mayor
eficiencia posible. Las supervivencias de procedimientos capitalistas,
tolerados en materia de propiedad ru­ral, de salarios y de precios, no tienen
otro fin que paliar la pesadez de un aparato estatal fatalmente burocratizado
y aficionado al papeleo, con el estímulo del interés personal todavía más
poderoso, en ese estadio transitorio de la evolución, que el estímulo del
servicio hecho a la colectividad.

LAS ECONOMÍAS COLECTIVISTAS DE LAS


DEMOCRACIAS POPULARES

Sistemas económicos comparados | 56


Desde el final de la segunda guerra mundial, el sistema colectivista fue
instaurado en varios Estados sometidos a la influencia de la Unión Soviética,
en un principio en los países satélites de Europa Central y Oriental grupo del
cual Yugoslavia habría de separarse en 1948 para con­tinuar una experiencia
más original y luego un poco más tarde, en la China de Mao Tsé-tung..
Solo puntualizamos aquí las particulares características de cada una de
estas experiencias, sin volver a los principios generales y a los mecanismos
que han sido estudiados a propósito de la URSS.

Los países de Europa Central y Oriental

Se trata, con la posible excepción de Checoslovaquia, de países que habían


conservado, hasta 1939, estructuras esencialmente agrarias: Polonia,
Hungría, Rumania, Bulgaria, Yugoslavia.
Desde 1945 se pueden distinguir tres fases en el desarrollo de su sistema
económico: la primera llega hasta 1948; Marczewski la califica de período de
“crecimiento autónomo; la segunda, de 1948 a 1954, de “crecimiento

Sistemas económicos comparados | 57


integrado a la economía rusa, y por último, después de la muerte de Stalin, un
tercer período marcado por movimientos antagónicos cuya resultante no se
puede apreciar aún.

1. La fase de crecimiento autónomo (1945-1948). Esta etapa


corresponde al período de las reformas de estructura. Las nuevas
democracias populares tratan entonces de constituir una economía mixta dé
tres sectores: sector nacionalizado, sector cooperativo, sector privado.
La coexisten­ cia. de esos tres sectores es, para algunas, un simple
procedimiento táctico que permitirá conducir progresivamente la opinión
pública a métodos más ortodoxos desde el punto de vista mar­ xiste; para
otras, un esfuerzo por construir un modelo original y duradero distinto a la vez
del colectivismo integral de la Unión Soviética y del capitalismo de los países
occidentales.

Realizan entonces reformas agrarias y nacionalizaciones cuya amplitud varía


según los paí­ ses pero que se inspiran en principios comunes: para las
primeras, división de los grandes dominios, difusión de la pequeña propiedad
campesina y muy accesoriamente creación de explotaciones agrícolas
públicas y cooperativas; para las segundas, transferencia al sector
público de industrias claves (minas, electricidad, seguros, siderurgia,
productos químicos) y de todas las empresas cuyo perso
nal supera un cierto efectivo (50 a 100 asalariados según los
casos).

Como resultado de éstas medidas, el sector público incluye, en todas las


democracias populares, la mayor parte de la gran industria, de los
establecimientos de crédito y de los transportes y del 3 al 12 % de las tierras
cultivadas. El sector coo­perativo se compone esencialmente de cooperati­vas
de producción o de consumo de tipo clásico, a las que se agregan, en
Bulgaria, y en Yugosla­via, cooperativas integrales de producción agrícola
análogas a los koljoses sos, La pequeña industria, el artesanado, el comercio
y la agri­cultura siguen dependiendo sobre todo del sector privado. Sobre
estas bases se hace necesaria una planificación, al menos parcial, para
coordinar la actividad de las diferentes empresas y establecer un orden
de prioridad en favor de las necesida­des juzgadas más urgentes. Los planes
elabora­dos, planes bienales (Checoslovaquia, Bulgaria), trienales (Hungría,
Polonia), quinquenales (Yu­goslavia), se inspiran esencialmente en las
necesidades propias e inmediatas de los diversos países. La reconstrucción, y
la elevación del nivel de vida son los objetivos dominantes; únicamente los
planes búlgaros y yugoslavos se proponen fi­nes más ambiciosos de
desarrollo económico y de industrialización.

Los organismos de elaboración y de ejecución de los planes no difieren


sensiblemente de los de la URSS, al menos en el sector público: ministerios
técnicos y direcciones, trusts y combina­dos, empresas.
Los sectores cooperativos y privados, por su parte, están organizados en
uniones por ramos, que aseguran la relación con los organismos pú­blicos
competentes.

Los planes se elaboran enteramente en una instancia central con la


colaboración de las auto­ridades políticas y de los servicios técnicos y se los
somete a la aprobación de los parlamentos.Sus disposiciones son imperativas
en lo que concierne al sector público; para los otros dos tienen el carácter de
recomendaciones.

Los resultados parecen haber sido satisfactorios con respecto a los objetivos
previstos en Hungría, donde el grado de realización de los planes alcanzó el
Sistemas económicos comparados | 58
100%; en Polonia, el 85% y en Bulgaria el 80%. Por el contrario, en
Che­coslovaquia y sobre todo, en Yugoslavia esta primera experiencia se
tradujo por un fracaso que explica, en parte, los ulteriores acontecimientos.

2. La fase de crecimiento integrado (1948-1954).


Una Segunda fase se abre a partir de 1948, marcada por una integración
más completa de esas economías al bloque oriental. Fue posible por la
eliminación de las fuerzas opositoras y precipitada por la reacción de la URSS
al Plan Marshall ya los esfuerzos de ubicación económica de Europa.
Todas las democracias populares, con excepción de Yugoslavia, que en ese
momento se separó del bloque soviético para seguir una política autónoma,
se integran en el COMECON, Consejo de Asistencia Mutua, réplica soviética
del OECE.

Su desarrollo económico estará en adelante estrechamente controlado y


orientado, en función de objetivos de conjunto, extraños a las aspiraciones y a
las condiciones particulares de los pueblos interesados.
Los diversos Estados “adoptarán” en 1949, 1950 y 1951 planes quinquenales
juzgados más favorables , para un crecimiento coordinado. De esta suerte se
reemplazarán progresivamente los planes empíricos y variados de los
comienzos por el molde uniforme de los métodos que ya han sido probados
en la URSS.

Su objetivo común es la edificación de una economía socialista de tipo


soviético que com­porta:

● una industrialización rápida centrada principalmente en el aumento de


los medios de producción la eliminación de toda influencia capitalista en la
industria;

● el desarrollo, de las instituciones cooperativas en el artesanado y la


agricultura;

● la elevación del nivel de vida y de la cultura de las masas trabajadoras.

Todos los planes serán revisados en 1950-1951


con motivo de la tensión internacional provocada por la guerra de
Corea; la revisión tenderá a acentuar el esfuerzo en favor de las
inversiones productivas y de la fabricación de armamentos.
Al mismo tiempo, se intensifican los intercambios en el interior del bloque
oriental. La actividad de sus miembros se especializa y una nueva división
internacional del trabajo tiende a instaurarse entre ellos. Estos intercambios
darán lugar además a que algunos de ellos se quejen violentamente “de ser
explotados” por la URSS, la que les impondría relaciones de precios
arbitrarios y desfavorables y procedería, en ciertos casos, a la explotación de
los recursos nacionales.

Pero si los primeros años de aplicación del nuevo régimen dan resultados
satisfactorios, a partir de 1951 en varias democracias populares aparece
netamente la imposibilidad de realizar las exigencias demasiado ambiciosas
de los pla­nes. La parte exagerada, de los recursos nacionales consagrados al
desarrollo de la industria pesada frena él de las otras ramas y especialmente
el de la agricultura. De ahí un insuficiente abastecimiento de las ciudades, que
a su vez repercute desfavorablemente sobre la productividad industrial y
provoca un descontento tal que, muy pronto, un vuelco político se impondrá
a la vez en la URSS y en los países satélites.

1. Fase actual. La iniciación de esta tercera fase coincidirá


aproximadamente con la desaparición de Stalin y los grandes cambios

Sistemas económicos comparados | 59


ocurridos en el personal dirigente de la Unión Soviética. La orientación
económica de las democracias po­pulares será modificada fundamentalmente.
La elevación del nivel de vida, sacrificado durante mucho tiempo a las
inversiones productivas, vuelve a ser el objetivo principal de la actividad
económica. Como consecuencia, la prioridad acordada A. la industria con
respecto a la agricultura, y la concedida a la fabricación de los bienes de
producción con respecto a los bienes de consumo, deben ser
reemplazadas por un desarrollo mejor armonizado. Son los mismos principios
que, como sabemos, triunfaron al mismo tiempo en la URSS; pero si bien
allí la pausa fue muy efímera, será más difícil interrumpirla en las democracias
populares.

Por otra parte, aun cuando no se abandona la colectivización de las tierras, se


disminuye el ritmo para que las condiciones psicológicas y técnicas
necesarias a su triunfo estén aseguradas. No es posible actualmente juzgar
los resultados de esta nueva política. Los acontecimientos de Hungría y de
Polonia (1956) parecen probar, por lo menos, que ese aflojamiento resultó
todavía insuficiente a importantes fracciones de las poblaciones interesadas.

II. Yugoslavia
Desde hacía varios años, por otra parte, una de las democracias
populares había sacudido el yugo de una tutela soviética demasiado pesada,
para practicar una política de socialización original e independiente.

Cuando Tito en 1948 rompió con el Kominform comprometió su país en una .


experiencia política y económica a primera vista utópica, puesto que se
trataba, a la vez, de afirmar su independencia respecto de la Unión Soviética
y de restablecer relaciones normales con los países occidentales, e incluso
de obtener beneficios de su ayuda financiera y militar, sin por ello renunciar a
la edificación de una economía so­cialista.
Desde entonces pueden distinguirse dos perío­dos en la evolución del sistema
yugoslavo.

1- De 1948-1950. La exclusión del bloque oriental no provoca el abandono de


la política económica anterior inspirada en el ejemplo soviético. Se hacen
esfuerzos, inclusive, por acelerar la realización de una economía colectivista
mediante la extensión de las nacionalizaciones, el desarrollo de las
cooperativas agrícolas de producción y una planificación rigurosa cuya
elaboración está estrechamente centralizada y cuya ejecución se confía ya
séa a organismos públicos, ya a colectividades controladas por el Estado.
Como consecuencia de esto se producirá una caída de la producción
industrial y agrícola y la parálisis dé la economía a causa de la burocra­cia y
de la dictadura tecnocrática.

2. A partir de 1950. Frente a los resultados catastróficos de esa política, sé


emprende un es­fuerzo más original. En primer lugar, un esfuerzo ideológico
para definir el ideal socialista a la luz de una nueva interpretación de la
doctrina marxista. Se traducirá en el plano institucional por un esfuerzo
correspondiente de renovación administrativa.
La nueva política económica sigue fundándose en la apropiación colectiva de
los medios de producción pero reposará también, en adelante, en una
descentralización muy marcada de las decisiones y de la ejecución.
El Estado ya no asume la dirección general y detallada de la actividad
económica. El principio es ahora la gestión Obrera de las empresas en forma
de grupos autónomos de gestión. Cada uno de esos grupos constituye una
empresa autónoma que se presenta en un mercado libre y competitivo con el
fin de reemplazar en lo posible las decisiones autoritarias y burocráticas
de una economía centralizada por las reacciones automáticas del mercado.
Esta competencia de los grupos autónomos se hace, es cierto, en el cuadro
de las reglas generales planteadas por un plan, pero éste ya no entra en
los detalles.

Sistemas económicos comparados | 60


El Comité de la Economía Nacional somete al Consejo de los Productores un plan
anual, llamado plan social, que solo fija las líneas directivas del desarrollo
económico. Determina el monto y el reparto de la renta nacional y precisa los
recursos destinados a asegurar la financiación de las inversiones, afeitándose
una parte a las inversiones clave y constituyéndose, con el resto un fondo de
créditos libres. También determina el monto de la. circulación monetaria y de la
circulación de mercancías, del mismo modo que la orientación de la política de
crédito y de los precios. Los precios ya no se planifican sino que se forman en el
mercado, con la reserva, sin embargo, de que el gobierno puede ejercer su control.

El Estado se contenta, por lo tanto, con fijar las bases esenciales, en proporciones,
de la pro­ducción y del consumo (grado de utilización de la capacidad de
producción, fondo de salarios, casa de acumulación). Las decisiones técnicas
y económicas son tomadas por la dirección de las empresas.

Éstas son posesión del Estado pero están administradas libremente por los
trabajadores, en el cuadro de reglas generales que fijan, en par­ticular, la parte del
Estado en las ganancias, destinada a financiar las inversiones, es decir, la tasa de
acumulación. Todos los trabajadores están asociados a esta gestión por medio de
un Consejo Social elegido por ellos y que, a su vez, elige al Consejo de
Administración, al director y a sus adjuntos.
Estas empresas pueden formar asociaciones que, en el cuadro de las
repúblicas federadas, cooperan en una coordinación regional de las
inversiones.

Un lugar y una autoridad crecientes se reser­van en todo este sistema a las


autoridades locales, repúblicas federadas y, sobre todo, comunas
económicas. Estas últimas tienden a convertirse en la unidad básica de la
actividad económica según una fórmula aparentemente más proudhoniana
que marxista.

Por otra parte, parecen orientarse hacia una construcción muy . proudhoniana
que comporta tres centros de decisiones representados cada uno por un
consejo de productores.
La Federación establece los cuadros generales de la actividad económica
por medio del plan social, la política fiscal y monetaria, teniendo en cuenta a
la vez las exigencias de la situación internacional y la preocupación por
asegurar un desarrollo armónico de la economía nacional
La Comuna económica decide el reparto del producto restante, luego de
satisfacer las necesidades de interés nacional, entre consumo individual,
consumo público e inversión.

La empresa decide la orientación y el volumen de la producción y su


organización interna según las indicaciones del mercado en el cuadro
de las directivas generales de la Federación y de la Comuna.

Es, evidentemente, en la agricultura donde las nuevas tendencias han sido


más acentuadas en razón del freno que oponía ya la mentalidad campesina a
las medidas de colectivización. Si bien el principio sigue siendo que la tierra
debería ser explotada colectivamente por cooperativas sometidas,
como las empresas industriales, a la autoridad de las comunas
económicas, de hecho la mayoría de los koljoses del primer pe­riodo, o
cooperativas integrales de consumo análogas al modelo soviético, han sido
disueltas. Se atienden por el momento a un sistema híbrido qué combina
el régimen de la propiedad individual (explotación de menos de 10 hectáreas),
con la existencia de cooperativas generales que trabajan para el mercado.
Éstas agrupan al conjunto de los agricultores de un pueblo que siguen siendo
propietarios privados; compran y venden todo lo que es necesario a la
producción agrícola. La adhesión a ella ya no es obligatoria; sin embargo,
agrupan al 90 % de los efectivos del campesinado.

Sistemas económicos comparados | 61


Parece en consecuencia que se podría caracterizar la experiencia yugoslava
combinando las nociones de régimen económico y de tipos de organización
como una economía colectivista dirigida desde la periferia a diferencia de las
economías colectivistas centralizadas tradicionales. Quizá podría hablarse
incluso, si no se temiera acercar términos que se juzgan habitualmente
como opuestos, de un colectivismo federalista.

III. China

La victoria de Mao Tsé-tung sobre Chang Kai-shek habría de conquistar para


el colectivismo marxista el inmenso territorio chino y sus reservas de
población; pero las condiciones dadas de la economía china eran muy
diferentes de las de la URSS o de las de las democracias populares de
Europa como para que no surgieran importantes particularidades.

1. La estructura de la economía china. En 1953 la economía china


estaba aún muy lejos de una colectivización integral. Solo estaba más o
menos nacionalizada la industria algodonera. Junto a los tres sectores de
las economías colectivistas europeas sector público, sector cooperativo,
sec­tor artesanal se encontraba todavía un sector dependiente del
capitalismo privado y un sec­tor llamado de capitalismo de Estado, sector
mixto caracterizado por una colaboración del Estado con los capitales
privados.

Sistemas económicos comparados | 62


Desde un principio se admitió que la planificación total del desarrollo de la
economía podía y debía ocurrir sin esperar la desaparición de es­tos dos
últimos sectores. El sector público desempeñaría? el papel directivo y
podría, por medio del "control que ejerce sobre los otros (re­ parto de las
materias primas o del crédito), ace­lerar su propia expansión; se alentaba al
mismo tiempo al sector privado para que se pusiera a la par del sector mixto y
al sector artesanal para que lo hiciera respecto del sector cooperativo con
el fin de conseguir su eliminación progresiva y posibilitar, al fin de cuentas, la
nacionalización del comercio y de la industria, y la colectivización dé la
agricultura.

De hecho, las primeras ramas nacionalizadas fueron el crédito, la industria


pesada y el co­mercio exterior. Al mismo tiempo una amplia reforma agraria,
que afectaba 47 millones de hectáreas y a 450 millones de campesinos,
transfor­maba un régimen semifeudal de propiedad territorial en un régimen de
pequeña propiedad campesina, medida que permitiría en lo inmediato el
desarrollo indispensable de la producción agrícola, pero que no constituiría
más que un paso hacia la introducción de la cooperación en la explotación
agrícola y luego hacia la colecti­vización progresiva de los medios de
producción.

2.El primer plan quinquenal. Se lanzó sobre estas bases, en 1953, después
de finalizado el programa de reconstrucción y rehabilitación. Preveía un
desarrollo económico fundado en los siguientes principios: tasa de
crecimiento de los bienes de producción superior a la de los bienes de
consumo; desarrollo de la producción de bienes de consumo paralelo a la
elevación del poder adquisitivo de la población; expansión; agrícola orientada
con miras a asegurar las entregas ne­cesarias de cereales y de materias
primas industriales y a aumentar los excedentes agrícolas que permitirían
financiar la industrialización del país; aumento del rendimiento de la mano
de obra más rápido que el de los salarios para ase­gurar la acumulación del
capital.

Esto equivale a decir que no se trata de un plan de crecimiento armónico dé


todas las ramas de la producción sino de un desarrollo sistemáticamente
desequilibrado, sobre la base del modelo soviético, destinado a permitir,
cualesquiera sean el precio y el costo, un florecimiento económico más
rápido. Al igual que en la URSS, se otorga prioridad absoluta a la industria
pesada, para posibilitar, en cinco años, un acrecentamiento de la producción
industrial del orden del 93% y para proveer una poderosa base material
destinada a estructurar una economía so­cialista. que se descuenta ya
realizada dentro de quince años.

3.El segundo plan quinquenal. Este plan, lanzado en 1958, prevé un


esfuerzo excepcional para acelerar aún más el ritmo de esta evolución. En
materia agrícola, a partir de 1956, la pequeña propiedad privada de las tierras
y de los animales, producto de la reforma agraria, dejó su lugar a la
cooperativa semisocialista basada en el trabajo en común, pero manteniendo
la renta territorial. En 1958 esta última es reemplazada, a su vez, por la
cooperativa totalmente socialista que comporta no solo el trabajo en común
sino también la propiedad común de la tierra, con excepción de las casas
destinadas a la vivienda.

A la vez se hace un gran esfuerzo para industrializar el campo sobre la base


de la comuna, unidad de 50.000 habitantes o más, que agrupa en una célula
social única a campesinos, obreros y agricultores.
Se reafirma la prioridad absoluta de la producción metalúrgica y se dan
directivas para que, en todas las partes en que sea posible, en los campos
se produzca arrabio e incluso hierro y acero, gracias al empleo de masas
humanas movilizadas por el “salto hacia adelante” de la economía china.

Sistemas económicos comparados | 63


Por otra parte, la generalización del sistema de suministros gratuitos de
arroz debe apresurar el pasaje del socialismo al comunismo integral al
prefigurar la distribución de las riquezas en función del principio “a cada cual
según sus necesidades”.

TRABAJO PRÁCTICO:

4.- Mire y analice el siguiente video para discutirlo en las clases


sincrónicas:

https://youtu.be/GdHyIr_k5E8?si=coey-mUHyKPQQ_yG

UNIDAD IV TEORÍA ECONÓMICA DEL SOCIALISMO


LIBERAL

Sistemas económicos comparados | 64


Teoría económica del socialismo liberal.

Hasta hace algunos años, muchos criticaban el uso de la expresión “socialismo


liberal’’ arguyendo que era contradictoria. Socialismo y liberalismo, se decía, son
doctrinas contrapuestas, de modo que tanto se acerca uno a la primera como se
aleja de la segunda y viceversa.

Además, basta con haber seguido alguna de las innumerables polémicas que en los
últimos años han involucrado a los adherentes de uno y otro bando, para percibir
que ellos mismos se ven como separados por barreras infranqueables. Lo que para
uno es el respeto de la libertad individual, para su oponente es la consagración de
un egoísmo insolidario, y lo que el socialista considera una auténtica democracia,
para el liberal no es más que una forma disfrazada de totalitarismo.

Sin embargo, contradictorio o no el socialismo liberal existe, así es llamado por


muchos de sus seguidores, y ocupa el gobierno en países tan reales como España.
Hoy, en muchos lugares es frecuente que socialistas liberales y socialdemócratas
actúen en conjunto e incluso aparezcan confundidos, puesto que cabe reconocer
influencias recíprocas. Así, por ejemplo, en Argentina el proyecto socialista liberal
ha sido defendido por algunos sectores del Partido Radical, especialmente durante
el gobierno del Presidente Raúl Alfonsín, en circunstancias de que dicho partido
puede encasillarse dentro de la socialdemocracia, y sus adherentes nunca fueron
marxistas. La causa de esa vinculación fue allí el enorme atractivo que sobre el
Sistemas económicos comparados | 65
alfonsinismo ejerció el modelo español del PSOE (Partido Socialista Obrero
Español). En otros países, como España y Chile, el socialismo liberal coincide con
aquellos sectores que han abrazado la renovación socialista y abandonado el
marxismo. Incluso en Chile subsisten como dos grupos importantes los socialistas
ortodoxos y los renovados, mientras que en España los primeros han perdido todo
protagonismo.

Lo primero que distingue a la renovación socialista, separándose de sus raíces, es


la aceptación de la economía de mercado. No nos vamos a detener mayormente
en esta cuestión, porque parece haber acuerdo general en orden a que hoy en día
los gobiernos no hacen en este terreno sino sólo lo que puedan hacer, o sea seguir
la única economía que parece ser viable y conducir al éxito. Sin perjuicio de los
matices, cabe reconocer una coincidencia fundamental entre las políticas
económicas de Gran Bretaña en la época de la Sra. Tatcher, de España con Felipe
González, o de la Francia de Mitterrand (aunque este último haya debido renegar
del estatismo de sus inicios). Parece ser que los políticos han llegado al
convencimiento de que la infraestructura de la sociedad es de índole económica y
que, dada su importancia, debe ser conducida de acuerdo con criterios técnicos,
aún a riesgo de que éste exija cerrar empresas ineficientes, privatizar firmas
estatales, o restringir el poder de los sindicatos, materia en la que los socialistas
renovados han mostrado una habilidad singular, lo que los hace gratos a ciertos
sectores empresariales.

El riesgo del libre juego económico, empero, está en parte cubierto por una amplia
red de seguridad social. El Estado, como el Leviatán de Hobbes, se reserva la
facultad de delimitar las esferas de acción de los individuos, pero cada uno de ellos
es libre de hacer lo que le plazca al interior de su coto cerrado. En este sentido, se
ha podido caracterizar esa situación como un “estatismo permisivo". En efecto, el
fuerte crecimiento económico permite que los individuos gocen de un alto nivel de
vida y tiendan a llevar una existencia hedonista, que los recluye en el ámbito de lo
particular. Así, en las sociedades occidentales es frecuente observar una especie
de esquizofrenia, en la que las personas trabajan en forma dura y eficiente durante
la jornada laboral, mientras que el fin de semana o en vacaciones se sumergen en
toda suerte de gratificaciones sensibles. En este contexto, la sensibilidad ecológica,
en cuanto pone límite al consumo y se pregunta por el valor de una civilización
basada en el derroche y la explotación de la naturaleza, no parece ser
especialmente grata al socialismo liberal, a pesar de algunas alusiones retóricas y
de su utilización para justificar ciertas intervenciones estatales. Sí ha sido bien
recibida, en cambio, por los sectores socialistas tradicionales, quienes, ante el
fracaso del marxismo, han visto en la cuestión ecológica ya una forma de mantener
ciertos ideales y una preocupación por el futuro, ya una manera eficaz de
cuestionar el mérito del triunfo y la extensión universal del capitalismo.

2. Profundización de la democracia En la idea de profundizar y extender la


democracia a todos los ámbitos de la vida, los socialistas liberales han recibido una
importante influencia de la Escuela Crítica de Frankfurt, y en especial de Jürgen
Habermas, como también de otras corrientes de índole consensualista. El citado
autor alemán nos invita a destruir todas las relaciones autoritarias y las estructuras
que las promueven, las que, en definitiva, serían fuente de inspiración y cultivo de
actitudes y mentalidades fascistas. Así, sindicatos, familias, Iglesia o cualesquiera
otras entidades intermedias deben ser recreadas de acuerdo con nuevos principios
y prácticas, de modo que el poder se autogenere y no sea impuesto
autoritariamente. Rudolf Willeke y otros estudiosos han mostrado la influencia que
la Escuela de Frankfurt ha tenido en los libros de texto utilizados en la educación
básica y media alemanas, haciendo ver cómo la dialéctica oprimidos/opresores, que
en el marxismo tradicional tenía una índole económica, ahora ha pasado a ser la
clave de comprensión de las relaciones al interior de la familia o la Iglesia, por
ejemplo. Es interesante, a este propósito, hacer ver la manera en que la prensa
socialista liberal suele tratar el fenómeno religioso. A diferencia del marxismo, se
admite o incluso considera deseable la presencia de inquietudes religiosas en el
hombre. La crisis de la racionalidad moderna lo lleva a reconocer que no todo lo
humano puede ser interpretado y comprendido con claves absolutamente
Sistemas económicos comparados | 66
racionales, puesto que en el hombre existen zonas dominadas por el sentimiento y
la emoción, en las cuales bien puede caber una creencia religiosa, el gusto por
determinada mitología o cualquier otra cosa semejante. Con todo, el fenómeno
religioso tal como lo entiende el socialismo liberal debería ser asunto
exclusivamente privado. Además, en coherencia con el empeño por profundizar en
la democracia, se destacan especialmente aquellas manifestaciones de disidencia
religiosa, presentando a las personas que participan de ella como perseguidos que
procuran crear espacios de libertad en medio de estructuras represivas. Asimismo,
se promueve a los autores que presentan un cristianismo light, es decir, desprovisto
de aquellas exigencias morales y dogmáticas que lo hacen difícil de compaginar
con la mentalidad y modo de vida de la burguesía occidental. Desde esa óptica
hedonista, también, se reinterpretan los derechos humanos e incluso la idea misma
de dignidad del hombre, estableciéndose en el consenso democrático el
fundamento último de dichos derechos.

La Economía Social de Mercado se basa en la organización de los mercados como


mejor sistema de asignación de recursos y trata de corregir y proveer las
condiciones institucionales, éticas y sociales para su operatoria eficiente y
equitativa. En casos específicos, requiere compensar o corregir posibles excesos o
desbalances que puede presentar el sistema económico moderno basado en
mercados libres, caracterizado por una minuciosa y extensa división del trabajo y
que, en determinados sectores y bajo ciertas circunstancias, puede alejarse de una
competencia funcional. Descarta como sistema de organización la economía
planificada centralmente.

Esta definición de una Economía Social de Mercado como modelo sociopolítico


básico proviene de las ideas desarrolladas por Alfred Müller-Armack (1901-1978).
En su obra Dirección económica y economía de mercado (Wirtschaftslenkung und
Marktwirtschaft), escrita en 1946, no sólo acuñó el término Economía Social de
Mercado sino que contribuyó, en colaboración con otros pensadores, a la
fundamentación de su concepción teórica. Según la definición de Müller-Armack, el
núcleo de la Economía Social de Mercado es la “combinación del principio de la
libertad de mercado con el principio de la equidad social”. El marco referencial es el
concepto de la libertad del hombre complementada por la justicia social.

El sistema de la Economía Social de Mercado surge del intento consciente de


sintetizar todas las ventajas del sistema económico de mercado: fomento de la
iniciativa individual, productividad, eficiencia, tendencia a la auto-regulación, con los
aportes fundamentales de la tradición social cristiana de solidaridad y cooperación,
que se basan necesariamente en la equidad y la justicia en una sociedad dada. En
este sentido propone un marco teórico y de política económico-institucional que
busca combinar la libertad de acción individual dentro de un orden de
responsabilidad personal y social.

Los representantes de esta concepción trabajan en una síntesis de la tradición


político-económica liberal (derechos individuales, republicanismo, mercado) con el
pensamiento social-cristiano (justicia social, solidaridad). Müller-Armack plasmó la
idea fundamental de la Economía Social de Mercado en una breve fórmula
conceptual, cuyo contenido tiene que ser aplicado tomando en cuenta las
respectivas condiciones sociales de implementación política. Asimismo, diseñó el
concepto político de la Economía Social de Mercado como una idea abierta y no
como una teoría cerrada. Por un lado, este enfoque permite adaptar el concepto a
las condiciones sociales cambiantes. Por otro lado, se pone de manifiesto que la
dinámica de la Economía Social de Mercado exige necesariamente una apertura
frente al cambio social. Las aplicaciones y adaptaciones conceptuales no deben, sin
embargo, contradecir o diluir la idea fundamental del concepto.

Contexto histórico del desarrollo de la Economía Social de Mercado


Además de Müller-Armack, Wilhelm Röpke (1899-1966) y Alexander Rüstow
(1885-1963), y los integrantes de la Escuela de Friburgo, en particular Walter
Eucken (1891-1950), Leonhard Miksch (1901-1950),Franz Böhm (1895-1977),

Sistemas económicos comparados | 67


fueron los primeros propulsores de la Economía Social de Mercado y
representantes de lo que se denominó humanismo económico y social. Este
movimiento intelectual , que se nutrió de la resistencia contra el régimen nazi,
organizada en el Círculo de Friburgo y el Círculo de Kreisau, los dos grupos de
diálogo integrados por personas de diferentes ideologías, origen y educación, fue la
cuna de las primeras reflexiones sobre el orden de una Alemania de posguerra.

Los intelectuales y políticos que desarrollaron la ESM buscaban un enfoque para el


mejor ordenamiento posible en economía, lo que implicaba un conjunto coherente
de principios económicos, instituciones, condiciones sociales y consideraciones
éticas. Este enfoque interdisciplinario se reflejaba en las distintas disciplinas de las
que provenían (economistas, juristas, sociólogos, teólogos, etc.). Asimismo se
puede afirmar que, en este contexto, la Economía Social de Mercado fue
desarrollada como una alternativa liberal frente a la economía planificada y como
una alternativa social a la economía de mercado al estilo clásico.

Al grupo de intelectuales y políticos que dieron origen a la ESM se los considera


asociados a una corriente de pensamiento denominada ordo-liberalismo. Esta
denominación, en principio, tiene su origen en la combinación del liberalismo con el
concepto de orden (la palabra latina ordo, que significa orden, era asimismo el título
de la publicación fundada por Walter Eucken, y que reunía las colaboraciones del
grupo (Ordo, Jahrbuch für die Ordnung von Wirtschaft und Gesellschaft).

Asimismo, implicaba la intención del grupo de realizar una síntesis entre los
aspectos valiosos de la tradición económica y política del liberalismo con el
renacimiento de los estudios neo-escolásticos en cuanto a una fundamentación
fuerte (ontológica) de la dignidad de la persona humana. Estos elementos eran
sobre todo tenidos en cuenta a la hora de desarrollar la firme base de un sistema
político y económico centrado en la dignidad y los derechos de la persona humana,
que resultara una respuesta y prevención permanente frente al doble desafío de
tendencias totalitarias como el nazismo y el comunismo.

Por otra parte, Ludwig Erhard (1897-1977) es considerado el gran impulsor de la


aplicación práctica de la Economía Social de Mercado y se lo asocia generalmente
como el verdadero padre de la idea. Como ministro de Economía su influencia fue
decisiva en la concepción de la reforma económica y monetaria alemana de 1948,
que liberó el racionamiento de guerra y creó una nueva moneda, constituyendo la
base de la implementación de la ESM en la República Federal de Alemania (RFA).
Esta política económica contrastaba abiertamente con el sistema adoptado en la
entonces República Democrática de Alemania (RDA), que implementó una variable
del sistema de planificación centralizada soviética. Durante toda su trayectoria, que
incluyó posteriormente el puesto de Canciller Federal, Erhard continuó en esta línea
al verificarse los buenos resultados de las políticas adoptadas.

Asimismo, hay que destacar que todo ello fue parte integral del proyecto político de
la democracia cristiana de Alemania, liderada por Konrad Adenauer (1876-1967),
cuyo proyecto de paz tanto interna (social) como externa (proyecto de la Unión
Europea) llevado a cabo junto con líderes del mismo movimiento en otros países,
inspiró los sistemas políticos de la posguerra europea.

Desde el punto de vista actual el concepto de Economía Social de Mercado se


refiere al orden económico vigente en la República Federal de Alemania. El Tratado
sobre la Unión Monetaria, Económica y Social de la RFA y la RDA del 8 de mayo de
1990, celebrado en el marco de la reunificación de ambas Alemanias, reconoce
formalmente la Economía Social de Mercado como el orden económico vigente en
todo el país. De acuerdo con la definición recogida en el Tratado, la Economía
Social de Mercado es un orden económico que se caracteriza por “la propiedad
privada, la competencia, la libre formación de precios y la libre circulación de
trabajo, capital y servicios” (Art. 1, párr. 3 del Tratado).

Sistemas económicos comparados | 68


En otras palabras, la Economía Social de Mercado es un sistema económico que
trata de combinar las necesidades de libertad económica, por un lado, con la justicia
social, por otro. En la Economía Social de Mercado, la libertad y la justicia social
como valores sociales fundamentales constituyen los dos aspectos de una relación
que guarda un delicado equilibrio. No es posible inclinar la balanza en forma
permanente en beneficio de ninguno de los dos términos. Por otra parte, la
Economía Social de Mercado tampoco puede ser entendida como un simple
compromiso entre la libertad y la justicia social, en el que la libertad se subordina a
la justicia y viceversa. Por el contrario, ambos valores se complementan.

La libertad económica implica evidentemente la ausencia de coerciones que van en


contra de la esfera de derechos de la persona, y desde el punto de vista económico
implica la liberación de la iniciativa individual, el espíritu de empresa y las
innovaciones que, según la teoría moderna, son las fuentes más importantes de la
productividad y el crecimiento económico. Por otra parte, la justicia social implica la
búsqueda en el plano económico de la igualdad de oportunidades para el
despliegue de los propios talentos y se basa en la solidaridad con el resto de los
ciudadanos. La justicia social es un ideal o valor social que caracteriza la
convivencia humana y guía la creación de lazos sociales. De acuerdo con ella,
todos los miembros de la sociedad deben participar en el bienestar así como en la
creación, multiplicación y conservación de la riqueza.

Si bien la justicia social está arraigada como valor amplio y general, hay que tomar
en cuenta la gran variedad de indicadores de justicia existentes. En la ética
moderna se destaca la compenetración de los diferentes criterios y no su existencia
paralela u opuesta. Si aplicamos esta idea a la economía, se puede seguir también
el concepto ternario de la justicia formulado por la filosofía clásica. Además de la
justicia general orientada hacia el bienestar común (iustitia legalis), existen la
justicia conmutativa y de intercambio (iustitia commutativa) y la justicia distributiva
(iustitia distributiva). La justicia de rendimiento debe ser complementada por la
justicia de compensación, porque en el largo y mediano plazo, el progreso y el
crecimiento no son realizables en condiciones de un marcado desequilibrio social.
Por el contrario, lo que se espera es que la compensación social permita liberar
potencialidades económicas. Con estos antecedentes, la cohesión social que se
espera obtener como resultado de la justicia social debe evitar los grandes
contrastes sociales y proteger la paz social en el interés del progreso económico.

Asimismo, la Economía Social de Mercado presupone que un sistema económico


que se desarrolla implica un consenso social que se basa naturalmente en la
participación de los beneficios obtenidos en el proceso de crecimiento. Un sistema
económico adecuado y productivo no puede basarse en una sociedad conflictiva, y
un sistema económico productivo y eficiente genera conflictos de intereses
concretos si los beneficios no se difunden de una manera amplia en la sociedad en
la que se producen.

La Historia de la Teoría de la Distribución de la Renta

Sistemas económicos comparados | 69


Los autores clásicos desarrollan su teoría de la distribución de la renta, estando en
general ambas teorías vinculadas en la literatura clásica. Distinguen en general tres
tipos de perceptores de rentas: Los trabajadores, que perciben el salario. Los
capitalistas, que perciben beneficios e intereses. Los terratenientes, que perciben
rentas por el uso de sus tierras.

En general, las teorías sobre el salario vienen marcadas por las ideas de Robert
Malthus sobre el crecimiento de la población. Según Malthus, la población tiende a
crecer más rápido que el alimento, dada la ley de rendimientos decrecientes,
apareciendo frenos al crecimiento demográfico bien de carácter positivo (guerras,
epidemias, hambrunas…) o negativo (restricción de la natalidad por previsión). Otra
lectura que hacen los clásicos de esta teoría es que un aumento en los salarios por
encima del nivel subsistencia acaba neutralizándose por aumento proporcional de
la población, tendiendo los salarios hacia dicho nivel (“ley de hierro” de los salarios).
De este modo, David Ricardo (que ofrece una teoría de la distribución algo más
completa que la de Adam Smith) toma el salario como algo exógeno e igual al nivel
de subsistencia.

Por su parte, las rentas son consecuencia del uso de tierras con distinta calidad
para la producción, de modo que la tierra menos fértil que se utilice no recibe renta.
Finalmente, el beneficio sería residual, teniéndose en cuenta que, al ser el capital
perfectamente móvil, debe ser igual en todas las tierras roturadas (si no, el capital
se desinvertiría de donde obtiene menos rendimientos y se invertiría donde obtiene
más, igualando así las tasas de rendimiento). En definitiva, la tierra roturada menos
productiva daría el valor del producto y, dado que la renta de esta tierra es nula,
restándole el salario de subsistencia se obtendría la tasa de beneficios. Dado que
estos son iguales para todas las tierras, el sobreproducto que darían las tierras de
mayor calidad iría a manos de los terratenientes en forma de rentas. Más tarde,
John Stuart Mill rompe con los autores clásicos al desvincular la teoría del
crecimiento y la teoría de la distribución de la renta. Así, Mill distingue entre 2 tipos
de leyes económicas:

Sistemas económicos comparados | 70


● Las leyes que gobiernan la producción: inmutables, fijadas por la
naturaleza y la tecnología (y, en consecuencia, fuera del alcance del ser
humano).

● Las leyes de la distribución: derivadas del contexto institucional y


social y, por tanto, modificables.

Así, Mill puede considerarse uno de los padres del reformismo socialista, al plantear
la posibilidad de reformas graduales que puedan mejorar la distribución de la renta
bajo un sistema de producción capitalista. Entre ellas, cabría destacar un sistema
tributario basado en la progresividad, mejoras en la educación y las actividades
culturales como vía de escape al fantasma malthusiano, mayor poder para los
sindicatos que actúan como contrapeso al poder de los empresarios o limitaciones
en la herencia para conseguir una mayor igualdad de oportunidades. Karl Marx, en
cambio, rechaza esta posibilidad de cambio gradual, siendo éste posible
únicamente a través de una revolución que reinicie por completo el sistema. Según
Marx, todo sistema social contiene las fuerzas destinadas a producir el siguiente
período histórico y, por tanto, esta revolución es un fin inexorable para el
capitalismo, al estar implícita en sus propias leyes de producción y distribución.

DISTRIBUCIÓN INTERNACIONAL DE LA RENTA


a. Indicadores de distribución Antes de entrar a analizar los principales
indicadores de distribución, se deben tener en cuenta dos cuestiones relevantes:
Estos indicadores se pueden aplicar sobre la renta (variable flujo) o sobre el
patrimonio (variable stock). - Los indicadores pueden calcularse antes y después de
la acción del sector público a través de impuestos y transferencias para analizar su
impacto redistributivo
Los índices de pobreza: Estos indicadores miden el porcentaje de población que
vive con unos ingresos por debajo de un determinado umbral. Hay debate a la hora
de considerar si la pobreza es un fenómeno relativo o absoluto, existiendo dos tipos
de umbrales:

- Pobreza absoluta: no tener ingresos para cubrir unas necesidades básicas, que
son universales. Un indicador es el umbral de pobreza extrema del Banco Mundial,
que se establece en 1,90 $ diarios PPA.

- Pobreza relativa: no tener ingresos para vivir una vida acorde con las costumbres
sociales y culturales del país al que una persona pertenece. Se proponen índices
relativos, con un umbral de pobreza distinto para cada país.

Es el caso de la OCDE o la UE, que establecen el umbral de “riesgo de pobreza” en


un 60% de la mediana de los ingresos disponibles del país. Los percentiles En el
caso de la distribución de la renta o riqueza los percentiles se usan normalmente de
dos formas:

- Ratios de percentiles: se hace la ratio entre un percentil y otro más alto. Un


indicador típico es la ratio de percentiles 90/108 .

- Porcentaje de población acumulada por debajo de un determinado percentil. Es


decir, qué porcentaje de la población acumula un determinado porcentaje de
riqueza . Esta relación porcentaje de población-porcentaje de riqueza es clave para
el índice de Gini. El índice de Gini El índice de Gini se basa en la denominada curva
de Lorenz. Dicha curva estaría conformada por los índices mencionados en el punto
anterior, uniendo los distintos percentiles de riqueza que acumula cada porcentaje
de la población, siempre ordenada de más pobre a más rica.

En caso de igualdad perfecta, la curva de Lorenz sería una línea recta, pero al
haber desigualdades sólo coincide con la línea recta en el principio y en el final. El
índice de Gini indica la proporción del área que quedaría entre la curva de Lorenz

Sistemas económicos comparados | 71


del país y la recta de igualdad perfecta. De este modo, sería 0 en el caso de
igualdad perfecta y 1 en el caso de que un solo individuo concentrase el 100% de la
riqueza. Es decir, la renta o riqueza que percibe el 90% con menor renta o riqueza
entre la renta o riqueza que percibe el 10% con menor renta o riqueza. Este
indicador sería el utilizado en la frase: “El 1% más rico acumula el 50% de la
riqueza”.

Índices dinámicos Los anteriores índices dan una idea del nivel de desigualdad en
renta y cómo cambia ésta a lo largo del tiempo, pero les falta el componente
dinámico a nivel microeconómico: es decir, las posibilidades de que una persona
con renta baja ascienda o descienda a lo largo de la curva de Lorenz. Surgen así
los índices dinámicos o índices de movilidad social, que en general comparan la
situación de una persona o grupo al principio de un periodo y su situación al final,
comparando normalmente una generación con otra. Estos índices, por tanto,
teóricamente se enfocan más en la igualdad de oportunidades, y no tanto en la
igualdad de resultados.

b. Evolución de la distribución de la renta y la riqueza

Se observan tendencias dispares:

- Por un lado, el porcentaje de renta y riqueza acumulado por los percentiles


más ricos ha aumentado a nivel mundial desde los años 70. Además, se
observa de forma generalizada un aumento en el índice de Gini de los países
desarrollados.

- Por otro lado, los índices de Gini de varios países en desarrollo se han
reducido durante el mismo periodo. Además, el porcentaje de la población
mundial que vive por debajo del umbral de pobreza extrema se ha reducido
de forma espectacular. Una vez vistas estas tendencias, se procede a analizar
las principales teorías que tratan de explicarlas.

c. Teorías explicativas

A la hora de analizar las teorías explicativas sobre la desigualdad, en general se


suelen hacer una serie de asunciones:

- A medida que un individuo tiene más renta, la proporción de la renta que se


percibe como remuneración al capital va creciendo. Por ello, si aumenta la
remuneración del capital, aumenta la desigualdad.

- Los beneficios extraordinarios de una actuación monopolística suelen beneficiar a


agentes con mayores niveles de renta. Teniendo estas ideas en mente, se procede
a hacer un análisis de distintos elementos que pueden tener un impacto sobre la
distribución de la renta. Globalización y desigualdad Al hablar del impacto que
puede tener la globalización sobre la distribución de la renta, hay que referirse a
Paul Samuelson, Wolfgang Stolper y Robert Mundell, que establecen que, si todos
los países tienen acceso a la misma tecnología, la globalización produce una
tendencia a la igualación en las remuneraciones de los factores productivos, bien
sea a través del comercio de los propios factores productivos o a través del
comercio de bienes. Sin embargo, la igualación de remuneración no es total ya que
los supuestos de partida no se cumplen:

- Las tecnologías de los países pueden ser distintas. En este caso el comercio de
bienes no llevaría a la igualación en la remuneración de factores, estando mejor
remunerados en países que tengan una ventaja tecnológica absoluta (sí tenderían a
igualarse en el caso de comercio de factores, mientras haya rendimientos
decrecientes).

Sistemas económicos comparados | 72


- La movilidad de bienes y factores no es perfecta. Siguen existiendo importantes
barreras de iure, (política migratoria, aranceles, barreras a la inversión extranjera…)
y de facto (costes de transporte, apego de los trabajadores al país propio…)

- Los factores productivos pueden presentar en ocasiones rendimientos crecientes,


como son las externalidades de capital. A pesar de estas limitaciones, el teorema
de Stolper-Samuelson puede ayudar a explicar el aumento de la desigualdad en
países desarrollados y su reducción en algunos países en desarrollo: los países
desarrollados son abundantes en capital, ello provoca que la globalización aumente
la remuneración del capital y reduzca la del trabajo (y viceversa en los países en
desarrollo).

Por otro lado, la globalización tiene un fuerte efecto pro-competitivo: monopolios


locales se ven ahora sujetos a competencia internacional. Ello provoca una
reducción en los precios y una eliminación del beneficio extraordinario. Además,
algunos bienes de primera necesidad pueden ser importados a precios mucho más
baratos. Todo esto puede estar detrás de la reducción de la pobreza que se ha
observado los últimos años. Sin embargo, para algunos autores, determinadas
formas de comercio y algunos acuerdos comerciales han aumentado el poder de
mercado de las grandes multinacionales, lo que puede estar detrás del aumento de
determinados índices de desigualdad a nivel global y de la mayor concentración de
renta en manos de los más ricos. Tecnología y desigualdad

El progreso tecnológico normalmente aumenta la productividad de todos los


factores y, con ello, su remuneración, beneficiando a todos los agentes (al menos a
largo plazo). No obstante, el progreso tecnológico no tiene por qué ser neutral:
puede llevar a intensificar el uso de determinados factores más que otros,
aumentando así su remuneración (se habría intensificado el uso de capital y de
trabajo cualificado). Demografía y desigualdad Puede ligarse el aumento de la
desigualdad en países desarrollados con el débil crecimiento demográfico La
explicación es sencilla: las herencias, si se reparten entre muchos hijos, tienen un
efecto de desconcentración sobre la riqueza, que no se produce si se reduce la
natalidad. La tesis de Thomas Piketty explica ciertas tendencias en la distribución
de la renta en base a una contrastación empírica: a largo plazo, los rendimientos
del capital son consistentemente más altos que el crecimiento económico. Dado
que los propietarios del capital suelen presentar una propensión a ahorro más alta,
ello provoca que los propietarios de capital se enriquezcan más rápido que el resto
de la población.

Instituciones y desigualdad
Finalmente, cabe señalar que los países con instituciones democráticas y mejores
niveles educativos presentan normalmente mejores índices de igualdad y movilidad
social. También la facilidad para crear empresas o el desarrollo de los mercados de
capitales (que tiende a facilitar la financiación de proyectos empresariales) están
ligados a la movilidad social.

BLOQUES ECONÓMICOS REGIONALES

Los bloques económicos regionales son grupos de países con un muy elevado
volumen de comercio e integración entre ellos.

a. Europa occidental A pesar de haber perdido peso en las últimas décadas,


sigue siendo muy relevante en el comercio internacional. Además de presentar
niveles de renta per cápita y desarrollo económico relativamente elevados, cuentan
con el proceso de integración económica más avanzado: la UE y la zona euro.
Varios países no pertenecientes a la Unión Europea están también integrados en
otros acuerdos, como el EEE o el espacio Schengen. Sus especialidades
productivas son propias de países desarrollados: manufacturas de alto valor
añadido y servicios, presentando déficit en otros aspectos como las materias primas
y, cada vez más, en manufacturas más expuestas a la competencia en precios
(siderurgia, textil…).

Sistemas económicos comparados | 73


b. NAFTA Los países que forman parte del acuerdo NAFTA (Estados Unidos,
Canadá y México), podrían considerarse otro bloque comercial por el elevado
volumen de comercio e integración económica que presentan entre ellos. El bloque
integra tres países con muy distintos niveles de desarrollo y renta per cápita. Ello
lleva a que no haya un claro patrón de especialización productiva si consideramos
todo el bloque, ya que sus países presentan distintos patrones de especialización.

c. Sudeste asiático es claramente el bloque que más peso ha ganado en los


últimos años, desplazándose el centro de gravedad económico y comercial desde el
Atlántico hacia el Pacífico. Además, siempre ha tenido un peso enorme en términos
de población. En general. Está conformado por países emergentes, con niveles de
desarrollo medios, pero algunos países ya presentan niveles de desarrollo
elevados. De este modo, su proceso de desarrollo comienza con un patrón de
especialización en manufacturas con poco contenido tecnológico, pero algunos
países (China, Corea…) ya comienzan a ser punteros en algunas industrias con alto
contenido tecnológico (Japón siempre lo ha sido). También existen procesos de
integración, como ASEAN o APEC. Además, en 2020, los países de ASEAN
firmaron el RCEP (Regional Comprehensive Economic Partnership), un acuerdo de
integración con China, Japón, Corea, Australia y Nueva Zelanda, formando el área
de integración más grande del mundo en términos de PIB. Este proyecto impulsado
por China (que excluye a EEUU) competía inicialmente con el TPP (TransPacific
Partnership), inicialmente impulsado por EEUU, pero finalmente abandonado
durante la presidencia de Trump.

d. Latinoamérica. Formada por países con niveles de desarrollo y renta per cápita
medios y bajos. El proceso de desarrollo ha sido dispar en este continente, con
países que han alcanzado buenos niveles de desarrollo (Chile, Colombia, Perú),
aunque algunos se están estancando (Argentina, Brasil) y otros que se han
quedado atrás (Bolivia, Centroamérica, Caribe…). Las estrategias de desarrollo han
sido de lo más dispares: algunos han sentado las bases del desarrollo en el
comercio internacional, mientras que otros han optado por proteger su industria
naciente y desarrollar una ISI (sustitución de importaciones). La abundancia de
materias primas y condiciones climatológicas lleva a un patrón de producción
especializado en productos agrícolas y productos primarios. Existen también
procesos de integración regionales: - Algunos de carácter más abierto al resto del
mundo, como Mercosur (Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay) o, sobre todo, la
reciente Alianza del Pacífico (Colombia, México, Chile y Perú). - Algunos de
carácter más proteccionista, como la Comunidad Andina de Naciones (Bolivia,
Colombia, Ecuador y Perú).

e. Oriente Medio y África Estos dos bloques presentan los mayores retos en
términos de desarrollo, pues en ellos se encuentran los países con menores IDH y
las mayores bolsas de pobreza. Más allá de las miserias económicas, presentan
también grandes retos sociales: guerras, discriminación hacia la mujer, fanatismo
religioso, corrupción, inseguridad… En el plano comercial, están especializados en
materias primas (petróleo, gas, metales…) y productos agrícolas.

El Estado de bienestar

Sistemas económicos comparados | 74


Un gobierno socialdemócrata o socio liberal, generalmente se refiere a un Estado
democrático liberal presidido por un partido electo por sufragio y que promueve la
justicia social, sin que necesariamente persiga el desarrollo del socialismo.
Generalmente, y sobre todo en Europa, dentro de este modelo socialdemócrata,
está el Estado de bienestar, Estado benefactor, Estado providencia o sociedad del
bienestar. Es un concepto con el que se designa a una propuesta política o modelo
general del Estado y de la organización social, según la cual el Estado provee
servicios en cumplimiento de los derechos sociales a la totalidad de los habitantes
de un país. En 1930 el estado liberal entra en crisis y surge el estado de bienestar.
Después de la II Guerra Mundial, los países occidentales implementaron el citado
modelo Keynesiano de economía mixta, a través de los cuales la población pudiera
mejorar sus condiciones de vida y crear una clase media que diera estabilidad a la
economía y sus países. Es un concepto que nace en relación a las condiciones
laborales y reivindicaciones de los trabajadores, y guarda gran relación con los
movimientos obreros, el establecimiento del liberalismo y nacimiento de los partidos
socialdemócratas. Se denomina Estado de Bienestar al conjunto de acciones por
parte del Estado en búsqueda de una mayor atención a la redistribución y bienestar
general de la población.

Caracterizado por:
- una marcada intervención de las instituciones estatales en el terreno social y
económico con el objetivo de brindar más seguridad a los sectores más
desprotegidos.

- mantiene la división de poderes como un importante mecanismo de control estatal


para intervenir en la economía: hay libre mercado, pero al mismo tiempo el estado
participa y lo regula.

- estatización de servicios públicos, protección del mercado interno. -Intervención


social busca que todas las personas gocen de los derechos económicos y sociales,
(vivienda, salud, creando escuelas y hospitales: -Interviene en lo laboral. Legisla
para dar más beneficios a los trabajadores, (subsidios, jubilaciones y pensiones).

Sistemas económicos comparados | 75


El Estado de Bienestar se basa en la intervención del estado en la economía y
sociedad, para una mayor redistribución de la riqueza que mejora las condiciones
socioeconómicas y de salud de la población. Naturalmente, la principal vía de
redistribución de la riqueza con la que cuentan los estados son los impuestos y
tasas. A través de ello, obtiene ingresos de la renta, patrimonio y actividades
económicas con las que luego puede desarrollar políticas públicas para sostener
ese sistema naturalmente oneroso. (De ahí que no toda la gente esté de acuerdo
con el estado de bienestar, ya que supone retirar fondos de algunos agentes para
invertirlos en otros, entre otras cosas). Entre las medidas más habituales del estado
de bienestar y que aún hoy están presentes, podemos encontrar la gratuidad y
universalidad de los servicios de salud y educación, de alta calidad y a disposición
de todas las personas que lo necesiten. Desde el ámbito laboral, las prestaciones
son una de las medidas principales, ya que los subsidios a las personas que
pierden el empleo o las pensiones de jubilación, invalidez y orfandad son
mecanismos que tratan de otorgar unos ingresos mínimos de subsistencia y
dignidad a aquellas personas que podrían quedar en la marginalidad.

La noción de «Estado benefactor» tiene su origen en el año 1946, como


consecuencia de la experiencia traumática de la crisis de la Gran Depresión, que se
considera que culminó en la Segunda Guerra Mundial. Se ha afirmado que es un
pacto social en el que se estableció un reparto más equitativo de los beneficios y de
la riqueza entre toda la población con objeto de evitar el malestar social que llevó a
las sociedades europeas a la Segunda Guerra Mundial. La expresión económica
del Estado del bienestar fue el pacto keynesiano que durante la 2da. postguerra
pretendía un desarrollo económico equilibrado socialmente así como el pleno
empleo.

En Argentina un ejemplo de «Estado benefactor» es el primer peronismo o


justicialismo en Argentina hacia 1946 con Perón y los sindicatos. En su forma
partidaria, se organizó primero como Partido Laborista, Peronista, luego llamado
Partido Justicialista. (En 1949, dos años después de ser sancionada la ley de voto
femenino, el peronismo se organizó también en el Partido Peronista femenino,
fundado por Evita e integrado solo por mujeres. En 1970 se agregó la juventud).

TRABAJO PRÁCTICO:

5.- Mire y analice el siguiente video para discutirlo en las clases


sincrónicas:

https://youtu.be/xn207cJdTM8?si=Jc20HroavMcgCDhB

Sistemas económicos comparados | 76


UNIDAD V: Libertad y Planificación

Economía de Mercado

Libertad y planificación.

Sistemas económicos comparados | 77


Los economistas clásicos, como Adam Smith, Jean-Baptiste Say y otros,
defendieron la doctrina del laissez faire, que se basa en la no intervención del
gobierno en asuntos económicos Adam Smith introdujo el concepto de la mano
invisible, que se refiere al libre funcionamiento del sistema de precios (mercado) en
ausencia de la intervención del gobierno.

Gracias a la política del laissez faire la economía capitalista occidental alcanzó un


crecimiento espectacular en el siglo XIX. Como lo ha sugerido Paul Samuelson, en
una economía de mercado ideal todos los bienes y servicios se intercambian de
forma voluntaria por dinero a precios de mercado. Un sistema como éste maximiza
los beneficios de los recursos disponibles en una sociedad sin la intervención del
gobierno.

La doctrina original del laissez faire, que significa “dejar hacer” en francés, sostenía
que el gobierno debe interferir lo menos posible en los asuntos económicos y dejar
el desarrollo de la economía a la interacción natural de la oferta y la demanda en el
mercado.

Sin embargo, las depresiones económicas ocurridas en Occidente durante la


tercera y cuarta décadas del siglo XX destrozaron las economías de los Estados
Unidos y otros países industrializados, lo que los obligó a abandonar parcialmente
esta doctrina.

Así, en 1936, John Maynard Keynes propuso en su libro revolucionario Teoría


general del empleo, el interés y el dinero que la mano visible del gobierno debe
reemplazar, al menos en parte, la mano invisible del mercado. Con atención a las
prescripciones keynesianas, a partir de entonces los gobiernos de la mayoría de
países asumieron un papel económico en constante expansión, regulando
monopolios, recaudando impuestos sobre la renta y proporcionando seguridad
social como compensación por desempleo o pensión para los ancianos.

En alusión a Samuelson , él afirmaba que en realidad ninguna economía se ajusta


totalmente al ideal de una mano invisible que opera sin obstáculos. Más bien, toda
economía de mercado adolece de imperfecciones que conducen a males como la
contaminación excesiva, el desempleo y los extremos de riqueza y pobreza.

Por todos estos motivos, cualquier gobierno en cualquier parte del mundo, ya sea
conservador o liberal, interviene en los asuntos económicos. Y en una economía
moderna como la nuestra, el gobierno tiene que desempeñar varias funciones
orientadas en particular a corregir los defectos del mecanismo de mercado.

Las fuerzas armadas, la implementación de políticas, un gran número de escuelas y


universidades, el funcionamiento de ciertos centros de salud y hospitales y la
construcción de carreteras, todos ellos son aspectos que dependen del gobierno y
requieren financiamiento suyo.

Los gobiernos pueden regular algunos negocios, como la banca y las compañías de
seguro, y subvencionar otros como la agricultura y distintas industrias de pequeña
escala. Y, por último, fijan impuestos a los ciudadanos y redistribuyen los ingresos
entre los pobres y también entre las personas jubiladas.

Sistemas económicos y los países subdesarrollados

El desarrollo económico es hoy en día —y desde hace varias décadas también—


uno de los principales desafíos al que se ven enfrentados los estudiosos de la

Sistemas económicos comparados | 78


economía y los gobiernos de la mayoría de los países del mundo. El tema no está
concluido, y no existen modelos, planes o recetas "mágicas" que permitan afirmar
que si se los adopta o practica el bienestar y progreso florecerá en el país que lo
haga. Nos encontramos pues, en un campo cada vez más estudiado, pero sin que
por ello se lo pueda considerar agotado; por cuanto no debemos olvidar que cada
Nación es distinta, resultando diferentes los logros que se pueden llegar a obtener
si se aplican las mismas medidas a países, por ejemplo, de Asia, América Latina o
del África al sur del Sahara. Incluso no existe una definición unívoca de qué es lo
que se entiende por desarrollo.

Algunos confunden o identifican los términos crecimiento y desarrollo. Otros se


preguntan si el desarrollo sólo abarca lo económico o por el contrario es un término
más amplio que lo desborda. Trataremos de arribar a un concepto de desarrollo,
para lo cual entendemos que previamente debemos diferenciarlo del término
crecimiento. La palabra crecimiento expresa que algo aumenta ya sea
insensiblemente o porque se le agrega algo. En materia económica diríamos, que
ante el aumento de la población, resulta lógico que la producción aumente (oferta)
ya que debe proveerse de subsistencias a esas nuevas personas (demanda). Vale
decir que el crecimiento como tal es un hecho que se verifica dentro de la realidad
física o social.

El término desarrollo a su vez, implica la existencia de una acción deliberada que


alguien realiza para que algo crezca. Es decir, que el desarrollo implica un acto
consciente y voluntario que el hombre (o un grupo de hombres) efectúa con el fin de
obtener en la economía, por ejemplo, un mejor aprovechamiento de los recursos
productivos, o un aumento de la producción, o de la productividad. De allí podemos
concluir esta diferenciación expresando que el crecimiento es algo que se da en
forma insensible o espontáneamente; mientras que el desarrollo es un proceso que
implica una acción humana concreta que trata de actuar sobre la realidad para
lograr un determinado objetivo.

El desarrollo económico se va a traducir en un aumento de la producción


(crecimiento) que va a ser fruto del accionar deliberado del hombre. El desarrollo
económico tampoco es un término cuyo contenido sea uniformemente aceptado por
los estudiosos del tema. Algunos sostienen que el desarrollo económico es el
proceso de crecimiento de la producción "per cápita". Es decir, que habrá desarrollo
económico cuando la producción de bienes y servicios de un país sea superior al
crecimiento vegetativo de la población; cuando la producción aumenta más y más
rápido que la población. Este concepto es eminentemente cuantitativo, pues sólo se
refiere a la cantidad de producción que aumenta, con total prescindencia de cómo
lo hace. No se preocupa, por ejemplo, por conocer si el crecimiento de la
producción se realiza armónicamente entre los sectores productivos, si lo es a
través de una diversificación de la actividad, si va acompañado de una mejor
distribución del ingreso entre los aportantes al proceso productivo, etc. Mientras
haya aumento de la producción per cápita", habrá desarrollo económico, le falta el
elemento cualitativo.

Es importante que la producción crezca, pero también es importante que tal


crecimiento se deba (o vaya acompañado) de una diversificación de la producción
(por ejemplo, que además de materias primas, un país comience a producir
manufacturas) y asimismo que mejore realmente el ingreso de los factores
productivos. "Vale decir, el desarrollo supone aumentos en la actividad económica y
en el ingreso real, y diversificación productiva a la vez". A esta altura de la evolución
de la humanidad resulta ingenuo considerar imprescindible para las naciones que
aumenten su producción, con prescindencia del avance tecnológico y sin
preocuparse por un mejoramiento en el nivel de ingresos de los sectores más

Sistemas económicos comparados | 79


postergados. De allí que consideremos al desarrollo económico, como un proceso
de crecimiento de la producción por encima del crecimiento vegetativo de la
población, debido a una diversificación de la actividad económica que trae
aparejado un aumento en el ingreso real de los aportantes al proceso productivo.

El papel del Gobierno en una economía de mercado. (Joseph Stiglitz)

Han pasado casi tres décadas desde que empecé a trabajar en los problemas del
desarrollo económico. El mundo ha cambiado notablemente durante ese tiempo, y
también el marco intelectual que utilizamos para abordar el desarrollo. Hace treinta
años teníamos esperanzas y preocupaciones. Creíamos que los países en
desarrollo podían cerrar la enorme brecha que los separaba de los países
industriales, y nos preocupaba por qué tan pocos países habían podido cerrarla
realmente. Los libros de texto estándar examinaban los grandes saltos que la Unión
Soviética había dado entre mediados de los años veinte y comienzos de la
Segunda Guerra Mundial. Esos supuestos éxitos que hoy parecen más aparentes
que reales influyeron en los países en desarrollo y muchos de ellos establecieron
comisiones de planeación para dirigir sus economías.

En muchos casos, el Estado fue más allá de la dirección y se ocupó de la


producción real y de la propiedad de las empresas. Qué tan diferente es la situación
de hoy con la de hace treinta años. La República de Corea -cuyo ingreso per cápita
en 1960 era aproximadamente igual al de la India (menos de 500 dólares de 1995)-
es ahora miembro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico (Ocde). El éxito de Corea y de otras economías del Este Asiático
demuestra la efectividad de una estrategia de desarrollo con mayor orientación
hacia el mercado. En muchos casos, los gobiernos del Este Asiático abandonaron
muy pronto el modelo de planeación rígida. Pero no cometieron el error de pasar al
extremo opuesto. Sus gobiernos contribuyeron a orientar y crear los mercados en
lugar de suplantarlos por completo o de dejarlos a su propia suerte. Entre tanto, las
economías que perseveraron en el modelo de planeación experimentaron bajo
crecimiento, estancamiento o cosas peores; el colapso de las economías socialistas
no fue más que el puntillazo final del ataúd planificador.

En los años ochenta, casi todos los países del mundo estaban comprometidos
activamente en la privatización de las empresas del Estado. El drástico fracaso del
gran experimento socialista tuvo una consecuencia inesperada: sirvió de
fundamento para los extremistas de la vertiente ideológica opuesta, de acuerdo con
la cual el gobierno no debía desempeñar ninguna función económica. Pero el
rechazo de un extremo no es la afirmación del otro extremo. La pregunta real que
suscita el éxito del Este Asiático y el fracaso del experimento socialista es cuál es el
papel adecuado del gobierno en el desarrollo económico? Existe una tercera vía o
debería decir, muchas terceras vías, entre el extremo del pleno control del gobierno
sobre la economía y el de laissez faire total. En diferentes etapas del desarrollo o en
situaciones distintas, los países pueden y deben elegir puntos diferentes a lo largo
de ese espectro. No puedo tratar aquí todos los aspectos del papel adecuado del
gobierno.

En cambio, de algunos avances de la teoría económica, de interpretaciones del


milagro del Este Asiático y de mis experiencias en el gobierno de Estados Unidos
deseo extraer, selectivamente, ciertos elementos que permitan aclarar aquellos
aspectos que no han recibido suficiente atención en las discusiones recientes.
Omitiré algunos tópicos (como el papel y el diseño de las políticas industriales y el
papel del gobierno con respecto al sector financiero) o sólo los trataré brevemente

Sistemas económicos comparados | 80


debido a que ya los he analizado ampliamente en otra parte. Antes de pasar a
desarrollar este esquema, deseo hacer dos comentarios preliminares. El primero se
refiere a los desarrollos de la teoría económica. La perspectiva que aquí expongo
coloca a los mercados en el centro de la economía. Los fundamentos teóricos de
esta perspectiva orientada hacia el mercado se encuentran en la noción de mano
invisible de Adam Smith y, especialmente, en su versión moderna, los teoremas
fundamentales del bienestar económico.

Es cierto que los economistas han reconocido desde hace tiempo la necesidad de
intervenciones selectivas del mercado para solucionar problemas bien identificados
tales como las externalidades. Pero los avances de los últimos quince años han
demostrado que las acciones del gobierno bien diseñadas pueden mejorar los
estándares de vida cuando hay imperfecciones de información o de competencia o
mercados incompletos, problemas que se presentan en todas las economías pero
especialmente en las economías en desarrollo. Aquí, el uso de la palabra pueden
es esencial. No todos los 'problemas' de mercado exigen la acción del gobierno.

Para elevar los estándares de vida, las acciones del gobierno deben satisfacer dos
criterios: deben enfrentar imperfecciones graves del mercado, y deben diseñarse en
una forma tan eficiente que sus beneficios sean mayores que sus costos. Mi
segundo comentario preliminar es que los argumentos básicos en favor de un papel
estrictamente circunscrito del gobierno generalmente han demostrado tener una
validez apenas limitada. Los críticos han afirmado que el gobierno es innecesario,
ineficaz y, en la medida en que tiene algún efecto real, contraproducente. Esos
críticos argumentan que ningún gobierno puede hacer las cosas mejor que el sector
privado; que cualquier cosa que haga el gobierno será compensada por las
acciones del sector privado; y que en vez de mejorar la asignación de recursos, la
intervención del gobierno realmente la empeora, debido especialmente a la
búsqueda de rentas. La primera proposición es simplemente falsa, mientras que la
segunda sólo es verdadera en condiciones altamente restrictivas.

En cuanto a la tercera,la evidencia histórica muestra que las acciones del gobierno
pueden ser y han sido importantes para mejorar las cosas; y tanto la teoría como la
evidencia muestra que las preocupaciones relacionadas con la búsqueda de rentas,
aunque reales, son demasiado exageradas; puesto que la búsqueda de rentas
hasta disipar completamente los beneficios generados supone una perfecta
competencia en la búsqueda de rentas. La principal verdad de esas críticas, sin
embargo, es la que ya he mencionado y con la que estoy completamente de
acuerdo: el hecho de que los mercados no son Pareto eficientes restringidos no
implica que una intervención arbitraria necesariamente mejore las cosas. Las
consecuencias totales de cualquier acción propuesta deben ser evaluadas
cuidadosamente.

¿QUÉ DEBERÍA HACER EL GOBIERNO?

La teoría puede proporcionar una valiosa orientación acerca del papel adecuado del
gobierno. En este contexto, creo que la experiencia del Este Asiático y las
experiencias de los países industriales son muy instructivas. Es cierto que siempre
existe el eterno problema de los hechos contrafactuales: éstas economías habrían
crecido aún más rápidamente si el gobierno no hubiese emprendido las acciones
que realizó? Aunque nunca podemos saberlo con seguridad, una abundante
evidencia sugiere lo contrario, y estoy convencido de que pese a que los Estados
Unidos confiaron principalmente en los mercados, su éxito debe atribuirse en parte
a las acciones selectivas del gobierno. Tanto en los Estados Unidos como en las
economías con un rápido crecimiento de Asia, el gobierno desempeñó seis
funciones importantes que estimularon el desarrollo.

Sistemas económicos comparados | 81


Seis funciones importantes En cierto sentido, buena parte de las funciones del
gobierno pueden sintetizarse en el establecimiento de la infraestructura en su
sentido amplio: la infraestructura educativa, tecnológica, financiera, física, ambiental
y social de la economía. Puesto que los mercados no pueden funcionar en un
vacío, esta infraestructura es necesaria para que los mercados cumplan su papel
esencial en el aumento de la riqueza y de los estándares de vida. Debido a que la
construcción de la infraestructura está más allá del interés o de la capacidad de una
empresa individual, ésta debe ser ante todo responsabilidad del gobierno. En las
economías de los Estados Unidos y del Este Asiático, los gobiernos han cumplido
seis funciones.

1. Promover la educación. Aun antes de la adopción de la Constitución de los


Estados Unidos, el gobierno federal de los Estados Unidos -en los Estatutos del
Noroeste de 1785 y 1787- reconoció su responsabilidad en la promoción de la
educación pública reservando tierras destinadas a ese propósito en los estados
recién formados. Más adelante, en 1863, el gobierno federal contribuyó a establecer
el sistema de universidades públicas.

Las economías del Este Asiático también enfatizaron el papel del gobierno en la
provisión de educación universal, la cual era un componente necesario de su
transformación de economías agrarias a economías en rápida industrialización. La
educación universal también creó una sociedad más equitativa en Asia, facilitando
la estabilidad política, la cual es una precondición para el desarrollo económico
exitoso a largo plazo. Al poner en práctica esas políticas igualitarias, las economías
del Este Asiático superaron las teorías del desarrollo basadas en la filtración de los
beneficios. Simon Kuznetz sostenía que el crecimiento económico estaba asociado
a un incremento de la desigualdad; Arthur Lewis sugería que esa desigualdad era
necesaria debido a que la acumulación de capital era el eje del crecimiento. Puesto
que se suponía que los individuos ricos ahorraban más en el margen que los
individuos pobres, unos mayores niveles de desigualdad aumentan los ahorros y,
por tanto, el crecimiento. Las economías del Este Asiático demostraron que en un
ambiente igualitario pueden obtenerse altos niveles de ahorros y que la
acumulación de capital humano es tan importante como los aumentos de capital
físico o quizá más importante.

2. Promover la tecnología. En 1789, la Constitución de los Estados Unidos


reconoció la importancia de la ciencia y de la tecnología otorgando al Congreso el
derecho a conceder patentes para promover el progreso de la ciencia. Incluso en la
primera parte del siglo diecinueve el apoyo a la investigación fue más allá del
establecimiento del sistema de propiedad intelectual. Así como el sistema de
telecomunicaciones modernas -incluyendo la Internet- fue fomentado por el
gobierno, así también sucedió con los avances iniciales.

En 1842, por ejemplo, el gobierno financió la primera línea de telégrafos del mundo,
entre Baltimore y Washington. Durante más de ciento cincuenta años en los que ha
apoyado la investigación, el gobierno de los Estados Unidos ha tenido un
impresionante récord de éxitos. En el siglo XIX,la agricultura fue el soporte de la
economía, y en la década de 1870 contribuía con más del 35 por ciento del Pib. El
notable crecimiento de la productividad del sector agrícola se puede atribuir en gran
medida al apoyo del gobierno federal a la investigación y a la difusión de sus
resultados. Los gobiernos del Este Asiático también jugaron un papel esencial en la
promoción y la transferencia de tecnología.

3. Apoyar al sector financiero. A veces descrito como el' cerebro' de la economía,


el sector financiero es responsable de distribuir los recursos escasos de capital de

Sistemas económicos comparados | 82


la forma más eficiente. Se ocupa de recoger, procesar y difundir la información,
justamente las áreas en que las fallas del mercado suelen ser más notorias. En
1863, en medio de la Guerra Civil, los Estados Unidos reconocieron la necesidad de
crear un sistema financiero nacional y aprobaron la Ley Bancaria Nacional,
estableciendo la primera agencia de supervisión bancaria del mundo. Aunque hoy
sabemos mucho más acerca de lo que se requiere para lograr la estabilidad
financiera, esta legislación fue muy útil para reducir la inestabilidad financiera que
había caracterizado a la economía hasta ese momento. En los años posteriores, el
gobierno creó el sistema de la Reserva Federal así como una serie de
intermediarios financieros para estimular los mercados que eran débiles o
inexistentes. De modo similar, los gobiernos del Este Asiático desempeñaron un
papel activo para garantizar la seguridad y la solidez de las instituciones financieras
y para crear nuevas instituciones y mercados que llenaran los vacíos del sector
privado.

4. Invertir en infraestructura. En este ítem se incluyen las instituciones,las '. vías,


los ferrocarriles y los sistemas de comunicación. Tanto en los Estados Unidos como
en las economías exitosas del Este Asiático, los gobiernos crearon la infraestructura
institucional dentro de la cual pueden prosperar en los mercados competitivos. Sólo
hasta muy recientemente, cuando las antiguas economías socialistas tuvieron que
esforzarse por establecer economías de mercado, hemos llegado a tomar plena
conciencia de la importancia de esta infraestructura institucional, la cual incluye los
derechos de propiedad, las leyes de contratos y de quiebras y las políticas para
promover la competencia donde ésta es viable y para regular los mercados donde
no es viable. '.

5. Prevenir la degradación ambiental. Aunque los economistas han analizado la


necesidad de la acción del gobierno para corregir las fallas del mercado al menos
desde Edgeworth, ese concepto sólo ha llegado a ser ampliamente aceptado
durante los últimos veinticinco años. Unas buenas políticas ambientales no deben
considerarse como lujos que van a ser disfrutados únicamente por quienes se
encuentran en buena situación. No debemos confundir los incrementos del Pib con
los incrementos de los estándares de vida, ni los incrementos en el Pib medidos en
el presente con los incrementos en la riqueza de largo plazo. Los intentos recientes
para construir cuentas ambientales del Pib reconocen esos problemas. Estos
intentos subrayan los enormes desafíos que enfrentan los países que no han
prevenido la degradación ambiental: se necesitaran varias generaciones para
remediar el daño ambiental que se ha presentado en muchas economías en
desarrollo y en transición.

6. Crear y mantener la red de seguridad social, incluidos los servicios de


salud esenciales. En algunos casos, esas actividades pueden justificarse en
términos utilitarios: incrementan la productividad de la fuerza de trabajo y
promueven la estabilidad política reduciendo la oposición al cambio. Pero también
pueden justificarse en términos de valores básicos. Como ya señalé antes, los
estándares de vida incluyen muchas más variables que las que se incluyen en las
estadísticas del Pib. Hay un sentido fundamental en el que la mejora de las
condiciones sanitarias, para poner un ejemplo, representa una mejora en los
estándares de vida, aunque esa mejora no se refleje en el Pib. Prácticamente todas
las sociedades han construido redes de seguridad social, aunque no siempre a
través del gobierno.

Al menos por dos razones, hoy los gobiernos pueden tener que asumir un papel
mayor en la construcción de las redes de seguridad que el que desempeñaron los
gobiernos de Estados Unidos o del Este Asiático en etapas comparables del
desarrollo de sus países. Primera, las presiones de la urbanización exigen un papel

Sistemas económicos comparados | 83


más fuerte del gobierno. En 1975, un poco más de un tercio de la población mundial
vivía en las ciudades; las Naciones Unidas y el Banco Mundial estiman que en 2025
esa proporción será el doble. Es probable que la urbanización y la migración de las
comunidades tradicionales a . la que está asociada-dé lugar a redes de seguridad
social de tipo comunitario menos efectivas. Segunda, en la transición, las grandes
empresas de la economía tradicionalmente proporcionaron buena parte de la
seguridad social (como las pensiones y la atención médica). La transformación de
esas economías ha venido acompañada por el abandono de esas
responsabilidades sociales por parte de las corporaciones que enfrentan nuevas
presiones competitivas.

El gobierno es el único elemento de contención. Papel especial del gobierno en las


economías en desarrollo En todos los tipos de economía el gobierno debe tener
capacidad para operar en las seis áreas que acabo de esbozar. Pero deseo llamar
la atención sobre los problemas especiales que enfrentan las economías en
desarrollo y en transición, en las que se carece de muchos mercados, los mercados
que existen pueden funcionar con menor eficacia y los problemas de información
son más graves que en los países industriales debido simplemente a las rápidas
transformaciones del entorno económico.

Aunque las fallas de mercado más protuberantes son mayores en las economías en
desarrollo y en transición, la capacidad del gobierno para corregir esas fallas de
mercado suele ser menor. La identificación del papel adecuado del gobierno exige
reconocer tanto la necesidad como las limitaciones de la acción del gobierno. Los
gobiernos exitosos han contribuido a crear mercados (como los mercados de bonos
y de acciones y las instituciones de crédito de largo plazo). Han establecido y han
hecho cumplir las leyes y las regulaciones que han permitido que los mercados
financieros sean más estables y que aumente la competencia en todos los sectores.
En muchos casos, los gobiernos han actuado como empresarios sustitutos,
estimulando el establecimiento de empresas para que entren en ciertos mercados.
Especialmente en los mercados de exportación, los gobiernos han proporcionado
grandes incentivos a las empresas (cierta evidencia econométrica sugiere que
buena parte de esas intervenciones fue bastante efectiva. Así por ejemplo, un
análisis de la moderada restricción financiera que se evidenció en muchas
economías del Este Asiático sugiere que ésta condujo a un crecimiento económico
más rápido).

La mayoría de los economistas hoy acepta la proposición de que los mercados por
sí mismos no tienen éxito para asegurar la eficiencia económica y que pueden fallar
para proteger algunos segmentos de la sociedad con respecto a la pobreza
abyecta. Aunque muchos economistas también están de acuerdo en que esas
deficiencias pueden, en principio, servir de justificación para la acción del gobierno,
algunos sostienen que la intervención del gobierno ha sido demasiado a menudo
contraproducente en la práctica. Cualquier explicación equilibrada del papel del
gobierno debe reconocer que éste ha solido ser el caso, un tópico que comentaré
más adelante, pero que en sí mismo no prueba nada: La pregunta es si los
gobiernos democráticos responsables pueden poner en práctica políticas que
eleven los estándares de vida? Teniendo en cuenta las experiencias del Este
Asiático y de los Estados Unidos, creo que la respuesta es un rotundo sí.

Algunos críticos del papel del gobierno adoptan una perspectiva diferente para
explicar la experiencia asiática. Ellos pretenden que todo-o casi todo- el
crecimiento de las economías del Este Asiático puede ser explicado por factores de
acumulación. Sostienen, entonces, que no hay ningún milagro sino simplemente el
funcionamiento inexorable de los fundamentos estándar: unos insumos crecientes
llevan a una producción creciente. El crecimiento de la productividad total de los

Sistemas económicos comparados | 84


factores ha sido insignificante. Existen varios problemas técnicos graves en los
estudios que presentan estos resultados (alguien que haya estudiado la fijación de
salarios en Singapur, por ejemplo, puede creer realmente que los salarios se fijan
en un proceso competitivo, de modo que el salario real es igual al producto marginal
del trabajo, como supone la mayoría de esos estudios?). Pero incluso si aceptamos
con reservas la validez de los resultados del bajo crecimiento de la productividad
total de los factores, esos estudios no abordan realmente la cuestión de si las
políticas del gobierno marcan una diferencia. Tampoco se preguntan ni responden
preguntas tales como las siguientes:¿Por qué fueron tan altas las tasas de ahorro
en el Este Asiático? En otras partes, unas tasas de salarios comparables sólo se
consiguieron bajo una fuerte presión del gobierno, como en los países comunistas.

Aunque los estudios econométricos sugieren que las tasas de ahorro del Este
Asiático pueden ser explicadas parcialmente por los factores económicos
tradicionales, las acciones del gobierno también desempeñaron un papel
constructivo. ¿Por qué las economías del Este Asiático fueron capaces de invertir
eficientemente a un ritmo tan rápido? En otros países (la antigua Unión Soviética
es el ejemplo clásico) se hicieron grandes inversiones pero como resultado se
obtuvieron una altas relaciones capital producto incrementales en vez de un rápido
crecimiento. Los esfuerzos del gobierno para crear instituciones financieras
efectivas, combinados con la práctica de proporcionar fondos a las empresas que
demostraban su capacidad en los mercados competitivos de exportaciones, muy
seguramente contribuyeron a la eficiencia con que se asignó el capital en el Este
Asiático. ¿Por qué las economías del Este Asiático fueron capaces de reducir tan
rápidamente la brecha tecnológica que los separaba de los países
económicamente más avanzados? Las economías del Este Asiático demostraron
una enorme capacidad para absorber el capital y la tecnología. La velocidad con la
que cerraron esa brecha implicó mucho más que la simple compra de tecnología.
Los gobiernos desempeñaron un papel importante en la inversión en capital
humano, permitieron la inversión extranjera (con algunas excepciones) y crearon
un entorno económico favorable para la inversión extranjera. ¿Cómo aseguraron las
economías del Este Asiático que los beneficios del rápido crecimiento económico
fueran distribuidos generalmente entre la población? Como ya señalé, los
incrementos en la desigualdad que -según parecían sugerir las experiencias
iniciales- acompañaban inevitablemente al desarrollo, simplemente no se
presentaron en el Este Asiático. Por el contrario, hay razones para creer que el
mayor igualitarismo -un resultado de las políticas deliberadas del gobierno-
contribuyó realmente al notable crecimiento de esas economías.

Mejorar el desempeño del gobierno y responder a los cambios que mencioné


anteriormente que las personas que defienden un papel rígidamente circunscrito
del gobierno -proporcionar únicamente la defensa nacional, por ejemplo- van
demasiado lejos. Pero deseo enfatizar una vez más que el gobierno no es infalible.
Incluso en las economías exitosas del Este Asiático los gobiernos cometieron
errores (el gobierno japonés, por ejemplo, inicialmente intentó impedir que Honda
entrará a la industria de automóviles). El gobierno no puede resolver todos los
problemas. El gobierno definitivamente tiene un lugar, pero debe identificar ese
lugar.

El marco pragmático que planteé inicialmente para evaluar el papel del gobierno,
implica ponderar las fortalezas y las limitaciones de los mercados y del gobierno, y
determinar cuál es la mejor forma en que pueden complementarse.Esta
ponderación no comienza con dos columnas tituladas "actividades que debe
realizar el gobierno" y"actividades que debe realizar el sector privado". Esta
ponderación cuidadosa hace énfasis en cómo el gobierno hace lo que hace y cómo
interactúa con el sector privado. Para ese efecto, deseo esbozar algunos principios

Sistemas económicos comparados | 85


generales, que tienen en cuenta los análisis teóricos y la experiencia histórica.
Cuando tratamos de identificar el papel adecuado del gobierno, debemos tener en
cuenta dos puntos fundamentales. El primero es la importancia de los incentivos. El
segundo es la naturaleza dinámica del papel del gobierno; cuando la economía
cambia, el gobierno también debe hacerlo.

El gobierno es una organización grande, pero a diferencia de las grandes


organizaciones de mercado no está sometido a la presión de la competencia del
mercado. En las democracias políticas, la competencia impone cierta disciplina: la
incompetencia se castiga y el desempeño se premia.

Es cierto que la competencia política está a gran distancia del ideal de competencia
perfecta de los libros de texto. Pero eso también sucede con la competencia en el
mercado real. A veces se ha sugerido que los burócratas carecen de incentivos,
pero los incentivos también pueden estar distorsionados en las grandes empresas.
También se ha sugerido que los burócratas no responden a los deseos de los
votantes. Pero la teoría y la evidencia sugieren que los administradores de las
grandes empresas no siempre responden a los deseos de los accionistas ante
quienes son, en principio, responsables.

En síntesis, la distinción entre los sectores público y privado suele ser exagerada.
Pero debemos tener cuidado para no pasar al otro extremo: los incentivos juegan
un papel relativamente más importante en el sector privado que en el sector público.
Si se han puesto en práctica políticas de competencia adecuadas, la competencia
del mercado es más efectiva para proporcionar los incentivos que la competencia
pública sustitutiva.

La cuestión es si y en qué forma el sector público puede poner en práctica un


conjunto efectivo de incentivos. También debemos reconocer que el papel del
gobierno no es estático. Los cambios en el ambiente económico alteran
fundamentalmente lo que el gobierno puede y debe hacer. En un mundo con un
comercio internacional limitado, por ejemplo, puede tener sentido que los países se
preocupen por los balances materiales, y puede haber alguna justificación para el
tipo de ejercicios de planeación que una vez dominaron en el pensamiento acerca
del desarrollo.

Pero con la expansión del comercio internacional y el descenso de los costos de


transporte, los países hoy pueden especializarse en esa parte del proceso de
producción en que tengan una ventaja comparativa; no están limitados a los
mercados domésticos como tampoco al lado de la demanda o de la oferta.
Consideremos la producción de automóviles. El ensamblaje sólo es una parte del
costo de un vehículo, que representa sólo cerca del 25 por ciento del valor
agregado en la fábrica. Los diferentes componentes pueden construirse en
diferentes países y enviarse al punto de ensamblaje.

Los sistemas modernos de telecomunicaciones garantizan que los pedidos de


componentes puedan transmitirse rápidamente de la planta de ensamblaje a las
plantas de componentes, donde quiera que estén localizadas.

En los últimos diez años este patrón se difundió desde las grandes multinacionales
hacia las compañías mucho más pequeñas. Como resultado de las mejoras en el
transporte y en las telecomunicaciones, una empresa de tamaño mediano o
pequeño de los Estados Unidos o de Europa puede entablar relaciones con los
proveedores de Asia del Este o del Sur, y enviarles productos con especificaciones
exactas. Aunque las implicaciones de largo plazo aún no son claras, esos
desarrollos han sido una bendición para las economías en desarrollo. La

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globalización de la capacidad empresarial ha flexibilizado la restricción impuesta al
crecimiento por uno de los factores más escasos en el mundo en desarrollo.

La globalización es sólo un ejemplo de una modificación en la estructura económica


que exige un cambio en las políticas del gobierno. Más adelante comento otros
ejemplos, incluyendo la forma en que los cambios en la tecnología han ampliado el
alcance de la competencia en áreas que una vez se consideraban monopolios
naturales (telecomunicaciones y energía eléctrica).

Luego de reconocer la importancia de los incentivos y del papel continuamente


cambiante del gobierno, podemos considerar los medios para mejorar el
desempeño del gobierno: aumentar la orientación hacia el consumidor, supervisar y
premiar el desempeño, ampliar el alcance de la competencia, privatizar e introducir
prácticas empresariales y mejorar la política de regulación.

Las Regulaciones.

La concentración en el desempeño también es esencial para asegurar que las


regulaciones logren sus objetivos a un costo mínimo. En muchos países, las
regulaciones ambientales de las dos décadas anteriores han dado lugar a grandes
mejoras en la calidad del aire y del agua. En algunos casos, sin embargo, los
objetivos podían haber sido conseguidos a un costo menor. En vez de centrarse en
los criterios de desempeño, los diseñadores de política impusieron diseños
estándar. En algunos casos, impusieron esos estándares debido a que no existía
una forma efectiva de supervisar el desempeño. Pero unas regulaciones diseñadas
adecuadamente podrían haber proporcionado los incentivos para el desarrollo de la
tecnología de supervisión.

En ninguna otra parte el cambiante papel del gobierno y la creciente confianza en


las políticas reguladoras basadas en el mercado son más evidentes que en las
industrias de telecomunicaciones y de energía eléctrica. Solíamos pensar que esas
industrias eran monopolios naturales, donde los gobiernos enfrentaban la opción
de nacionalizar o de regular, y donde muchos gobiernos escogieron la
nacionalización. Pero cuando las ineficiencias de las empresas poseídas por el
Estado se hicieron evidentes, un número creciente de países privatizaron sus
sistemas de telecomunicaciones, y dieron lugar a un monopolio que con frecuencia
sólo está sometido a una escasa regulación.

Pocos gobiernos dieron el paso siguiente de preguntar cómo se puede garantizar


la competencia. Y no lo hicieron porque los economistas les dijeron que la
competencia no era una opción viable, puesto que esas industrias eran monopolios
naturales. Pero después de una observación más atenta, hemos entendido que la
competencia es en realidad viable en muchos, sino en la mayoría, de los
componentes de esas industrias.

Por consiguiente, hemos pasado a una pregunta más sutil: ¿Cómo podemos
garantizar que en aquellos segmentos en que la competencia no es una opción
viable los monopolios no destruyan la competencia en otros segmentos (por
ejemplo, a través de un acceso discriminatorio o de una fijación de precios
discriminatoria)?

En el caso de la industria de telecomunicaciones de los Estados Unidos, se hizo


evidente que la regulación por sí misma no podía impedir efectivamente la
discriminación; el desmembramiento estructural de la 'última milla' (un monopolio
natural) y de otros componentes del sistema de comunicaciones se hizo entonces
obligatorio. Con la infraestructura institucional adecuada, la competencia puede

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hacerse viable en amplios segmentos de este vasto mercado y permitir que los
reguladores del gobierno se ocupen de un conjunto de problemas mucho más
limitado.

Ese mismo proceso se está presentando en este momento dentro de la industria de


energía eléctrica, otro sector que normalmente ha sido considerado como un
monopolio natural. Hoy reconocemos que esta industria tiene al menos tres
componentes importantes: generación, transmisión y mercadeo. Los cambios en la
tecnología han hecho posible un mercado competitivo en la generación. Y en los
Estados Unidos, donde se está poniendo en práctica una efectiva estructura de
regulación previa a la competencia, está apareciendo rápidamente un mercado
competitivo en la generación de electricidad. Las telecomunicaciones y la energía
eléctrica constituyen dos áreas en las que el papel del gobierno ha cambiado
drásticamente en muchos países, desde la protección o la regulación detallada de
la industria en su conjunto a una regulación que sólo asegura que los componentes
de la industria donde la competencia no es viable no abusen de su poder de
mercado.

TRABAJO PRÁCTICO:

6.- Mire y analice el siguiente video para discutirlo en las clases


sincrónicas:
https://youtu.be/ApoVqfXugUY?si=8YYEVyL86so452dn

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