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FEDERICO MORE Y W A L T E R DALENCE

EL CHACO
BOREAL ES
BOLIVIANO
CON C IN C O MAPAS
JU A N L U IS G O T T R

LA PAZ-- S O L I V I A
E D I T O R IA L R E N A C I M IE N T O DE F LO RES, SAN R O M A N Y C ía.
AGOSTO DE 1928
BIBLIOTECA DIGITAL

TEXTOS SOBRE BOLIVIA

TEXTOS SOBRE LA HISTORIA POLÍTICA, TEORÍA POLÍTICA Y


GEOPOLÍTICA, DE ALGUNOS DE LOS PRESIDENTES DE LA REPÚBLICA DE
BOLIVIA, SU GESTIÓN Y ADMINISTRACIÓN, HISTORIA MILITAR,
BATALLAS, GUERRAS INTERNACIONALES, GUERRA CIVIL O FEDERAL Y
GUERRILLA

LA GUERRA DEL PACÍFICO 1879 – 1884

FICHA DEL TEXTO

Número de identificación del texto en clasificación Bolivia: 4571


Número del texto en clasificación por autores: 10017
Título del libro: El Chaco boreal es boliviano
Autor (es): Federico More y Walter Dalence
Editorial: Editorial Renacimiento de Flores, San Román y Cía.
Derecho de autor: Dominio público
Imprenta: Talleres Tipográficos de la Editorial Renacimiento
Año: 1928
Ciudad y país: La Paz – Bolivia
Número total de páginas: 224
Fuente: Digitalizado por la Fundación
Temática: La guerra del Chaco 1932 - 1935
EL CHACO BOREAL

ES B O L I V I A N O
En esta primera edición,
los editores tienen sus derechos
reservados.

Talleres Tipográficos de la Editorial Renacimiento


F E D E R IC O ttO 'R E

WALTE'R DALEMCE

El Chaco ooreal
es b o l i v i a n o

Editorial ‘Renacimiento.— Flores, San “Román y Compañía


LA PAZ.-I924
m

El por qué de este libro


Acaso el título de éste libro parezca demasia­
do categórico. En realidad no lo es, ya que sus
autores, fieles a las lecciones de la Historia y a las
enseñanzas de eminentes hombres de estudio de
todo el continente, no hacen otra cosa, al afirmar
que el Chaco Boreal es boliviano, que enunciar,
sin énfasis, un postulado geográfico y político
indiscutible, aunque torcido por oscuras manio­
bras diplomáticas.
Quizá el libro contenga ajgunas novedades de
documentación o de comentario; talvez, en algu­
nas de sus páginas, adopte cierto aire de obra
fundamental o una empingorotada actitud didác­
tica. De ningún modo nos hemos propuesto ni
hacer un libro novedoso, ni componer una obra
sensacional, ni confeccionar un trabajo de ardua
documentación o de profusas alegaciones.
Nuestros propósitos son bastante más mo­
destos. Queremos presentar un libro sencillo y
8 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

claro, un libro que esté al alcance de cualquier


lector. Ni siquiera intentamos un libro de defen­
sa a ultranza del derecho boliviano. Nuestra
obra es más bien una vulgarización de todo lo que
hasta ahora se ha dicho acerca del Chaco Boreal.
Tenemos la evidencia de que de la exposición de
hechos y documentos resulta definido el derecho
de Bolivia. De tal modo, pues, el título del libro
es, antes que una afirmación apriorística, un
derivado exacto.
Hasta ahora, nadie intentó presentar ante el
gran público las fases y el curso del debate sos­
tenido entre Bolivia y Paraguay acerca del Chaco.
Todo lo que se ha escrito a este respecto, es obra
fundamental, obra de cancillería, obra de erudi­
tos diplomáticos o de sabios historiadores. De
donde resulta que el gran público, lo mismo en
Bolivia que en Paraguay o en el resto del conti­
nente— no hablemos de Europa— ignora poco
menos que en absoluto en qué consiste el pleito
que sostienen Bolivia y el Paraguay.

Ensayamos, pues, labor de periodistas, labor


de informadores, labor de gentes que quieren
ilustrar, sobre determinado problema, al gran
público. Y al gran público sólo se le informa de
un modo: presentándole las cosas con suma sen­
cillez, con suma claridad, sin emocionante aparato
bibliográfico.
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 9

Pero el gran público exige imparcialidad


y cordura en quienes lucen la vanidad de ser
sus informadores. Vamos a ser imparciales,
objetivos, cuerdos. Es decir, periodistas. Ningu­
na preferencia para ningún pueblo, ninguna
simpatía preconcebida para doctrina alguna, nin­
guna inclinación deliberada hacia determinado
punto de vista. Exposición y nada más que
exposición. Y, hecha ésta, extraer de ella las con­
secuencias que surjan en buena lógica y dentro
de estricta sindéresis. Nada de chifladuras polí­
ticas, de sectarismos históricos o de empecina­
mientos diplomáticos. Nada de odio violento o
de amor que enceguece.
En el fondo del libro que viene a ser, ya lo
dijimos, defensa del derecho boliviano, porque
así lo quiere el rigor histórico, surge, coloreado
y palpitante, el americanismo. Los autores, tene­
mos, en nuestras respectivas tradiciones de perio­
distas y hombres de letras, algún prestigio de
americanistas, y éste prestigio no ha de romperse
ni por el hecho de que uno de ellos sea boliviano
y el otro conocido por su bolivianofilia. Nos
anima la esperanza de que en estas páginas, los
paraguayos serán los primeros en reconocer que
ha sido respetada la justicia, que no ha habido
falseamiento de la historia y que existe una pro­
funda austeridad en la exposición y en el comen-
lario. En ningún instante hemos pensado en herir
iO EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

al Paraguay ni en desconocer sus derechos. Pero


ponemos por encima de nuestro ánimo transac-
cional y de las sugestiones fraternizantes de
nuestro americanismo, el culto de la justicia y el
cariño acendrado a las normas de la Historia.
Es natural que este libro haya de agradar
más en Solivia que en el Paraguay. Quizá no
guste mucho en Argentina y sea elogiado en
Brasil. Tales son las emergencias momentáneas
de toda obra que toca a fondo intereses apasio­
nantes. Pero estamos seguros de que, cuando el
tiempo haya corrido un poco, cuando se hayan
apagado las pasiones y acaso el problema esté
solucionado, todos reconocerán que este libro es
sincero e imparcial.
Cuando imaginamos hacer esta obra, iban
a iniciarse las segundas conferencias de Buenos
Aires entre los plenipotenciarios de Bolivia y los
de Paraguay. Las primeras habían fracasado y,
ante las segundas, el optimismo hizo de las su­
yas. Hoy, se teme que también las segundas fra­
casarán. No es posible preveer el desarrollo futu­
ro de las relaciones diplomáticas entre las dos na­
ciones. Pero parece llegado el momento de resu­
mir el litigio y de presentar, ante la conciencia de
los pueblos, la situación semifinal de los dos ad­
versarios. Se nos ocurre que el impase va a durar
algún tiempo, quizá un tiempo más largo que el
que podría proveerse en este momento. Por lo mis­
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO II

mo, es el instante de decir cuál es el verdadero es­


tado de las negociaciones. Que se sepa qué hizo y
qué quiso cada país en las conferencias de Buenos
Aires, conferencias que han sido algo así como
una revisión integral de todas las negociaciones
habidas hasta ahora, en más de medio siglo de
disputa.
Evidentemente, las conferencias de Buenos
Aires, en sus etapas, marcan el esfuerzo mayor
hecho hasta ahora para resolver el problema del
Chaco. En ellas estuvieron muchos de los prime­
ros estadistas de ambas naciones; lo que en ellas
se planteó por cada una de las partes, contaba
con la aquiescencia de los respectivos parlamen­
tos; junto a cada una de las delegaciones estuvo,
unida y entusiasta, la opinión pública de cada uno
de los pueblos litigantes. Quizá este libro aparez­
ca en el momento preciso en que las segundas
conferencias lleguen a su térmiqo. Si así fuese,
habría cumplido su misión, ya que no aspira sino
a reseñar, del modo más metódico y con el más
intenso propósito de vulgarización, todo lo que ha
ocurrido entre Bolivia y Paraguay, y con respec­
to al Chaco, desde el día en que José Ballivián,
Presidente de Bolivia, envió a Asunción al primer
representante boliviano, hasta el momento en
que se reunieron en Buenos Aires misiones de
ambos países para intentar un arreglo decoroso
y útil.
Qué es el Chaco y cómo y por quiénes
fué descubierto.
Históricamente considerado, el Chaco, el
Gran Chaco, tal como se llamaba en los tiempos
inmediatos a su descubrimiento, es una vastísima
región del oriente, suramericano. Su extensión
se calcula en algo como ochocientos mil kilóme­
tros cuadrados y sus límites, claros al sur y al
oriente, no lo son tanto al occidente y al norte.
Puede, sin embargo, decirse que, por el occidente,
siguen la línea de los Andes y que, por el norte
están constituidos por la frontera entre el depar­
tamento boliviano del Beni y la provincia, boli­
viana también, de Ñuflo de Chávez. Al oriente
tiene por límite el río Paraguay y al sur el río
I’araná.
Tal es el Gran Chaco, tal es la zona que des-
*abrieron los capitanes españoles Antonio Manso
y Ñuflo de Chávez y acerca de la cual existen
numerosas cédulas de los reyes de España, de
Ins virreyes de Lima y de Buenos Aires y de la
Audiencia de Charcas, y una de las más copiosas
l6 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

documentaciones diplomáticas de que haya noti­


cia en Suramérica.
En virtud de una serie de estipulaciones di­
plomáticas y de un conjunto accidentadísimo de
vicisitudes políticas, el Gran Chaco se dividió en
tres porciones. El Chaco Boreal, que empieza en
el sur del Beni, limita al oriente con el río Para­
guay, al sur con el Pilcomayo y al occidente con
los Andes; el Chaco Central, que limita, al norte,
con el Pilcomayo, al sur con el río Bermejo, al
occidente con los Andes y al oriente con las pro­
vincias argentinas del norte; y el Chaco Austral,
que se extiende, por el sur hasta el Paraná, por
el norte hasta el Bermejo y que está totalmente.
incorporado a la Argentina.
La verdadera exploración del Chaco empezó
en 1537, con la expedición de Ayolas desde la
Asunción hacia el norte, remontando el curso del
río Paraguay. En 1543, Alvar Núñez Cabeza de
Yaca intentó de nuevo la misma expedición. En
el mismo año, Martínez de Irala sigue la ruta de
los dos expedicionarios nombrados. En 1549, don
Pedro de la Gasea, a cargo del Virreinato del
Perú, autoriza a Diego Centeno a conquistar las
tierras que se extienden hasta las orillas occi­
dentales del río Paraguay.
Pero hasta 1560 las expediciones no comple­
tan conocimientos acerca del Chaco. En tal año,
£¡L CHACO BOREAL ES BOLIVIANO l?

Ñuflo de Chávez funda, en pleno Chaco Boreal,


el centro de su gobernación. En el mismo año,
excursiona, por los mismos territorios, el capitán
Antonio Manso.
Entre ambos capitanes ocurren numerosos
incidentes y, para pacificarlos, tiene que interve­
nir el Virrey de Lima. Simultáneamente con las
expediciones de Chávez y de Manso, comienza
el proceso para la fundación de la Audiencia de
Charcas y, al fin, en 1559, aparece la Cédula
Real en cuya virtud queda fundada y erigida
dicha Audiencia. Hasta el ocho de octubre de
1561, no se perfecciona el regio acuerdo. En tal
fecha, aparece la fijación de los términos de la
Audiencia de Charcas. Según las disposiciones
de entonces, las provincias de Manso y de Ñuflo
de Chávez quedan incorporadas a la Audiencia
de Charcas. Es decir, a la Audiencia de Charcas
pertenece todo lo que más tarde, había de llamar­
se el Chaco Boreal.
El 29 de agosto de 1563, aparece una Real
Cédula que determina, de modo definitivo, los
límites de la Audiencia de Charcas. Según dicho
documento, el Chaco Boreal queda comprendido
dentro de los límites de la Audiencia y éstos se
extienden, por el oriente, hasta el río Paraguay.
Otra Real Cédula— la de 10 de diciembre de 1563
— le ordena a la Audiencia de Charcas que ex-
l8 EL CHAGO BOREAL ES BOLIVIANO

p*ure ei rio Piícomayo y est&Mczou su commu-


cación con el de La Plata.
'rodo este proceso está ligado a la fundación
y refundación de Santa Cruz de la Sierra y la
colonización y adoctrinamiento cristiano de nu­
merosas tribus indígenas. Pero nuestro propó­
sito se limita a destacar, del conjunto histórico,
lo que se llama Chaco Boreal, es decir, la zona
que hoy disputan Bolivia y Paraguay.
Primero el Altoperú, es decir, la Audiencia
de Charcas, y luego Bolivia, ya nación indepen­
diente, sostuvieron derechos reales o expeciati-
ciu¿, sobre el Chaco Central y sobre el Austral.
Hoy mismo, una parte del primero— la mayor
parte-está incorporada al dominio político de So­
livia. Ll resto, ha sido materia de diversos pac­
tos entre Argentina y Paraguay y entre Bolivia
y Argentina. E¿ dominio sobre el Chaco Central
y sobre el Austral, está, pues, perfectamente de­
finido. Queda el Chaco Boreal.
El presente capítulo no Lene más objeto que
demostrar quiénes descubrieron y exploraron el
Chaco Boreal y de qué modo fué entendida por
los reyes de España la ubicación política de dicho
territorio. Hoy, nadie duda de que fueron Ñu-
flo de Chávez y Antonio Manso los que más com­
pletamente conocieron y exploraron el Chaco Bo­
real. En esto, están conformes los tratadistas bo-
1;,r,n.Tlo s y los paraguayos, así lo entienden tam­
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 19

bién los estudiosos de otras nacionalidades. Con­


viene dejar establecido el precedente, porque es
sobre las tierras de Manso y de Ñuflo de Chá-
vez, que legislaron los reyes de España, autori­
dades supremas en la época de la Colonia.
Tampoco hay duda alguna respecto al hecho de
que los reyes de España incorporaron el Chaco
Boreal al dominio de la Audiencia de Charcas.
Las Cédulas Reales que hemos citado, y otras que
les son complementarias, lo demuestran sobrada­
mente.
No se discute, pues, si el Chaco Boreal per­
teneció o no a la Audiencia de Charcas. Lo que
se discute es si pertenece o no a Bolivia. Es de­
cir, es lo que discute el Paraguay.
Según todos los títulos coloniales, la Audien­
cia de Charcas limitaba, al oriente, con el río Pa­
raguay y al sur con el Bermejo, de modo que el
Pilcomayo estaba íntegramente bajo su jurisdic­
ción. Más tarde, Bolivia celebró pactos con la
Argentina y, en virtud de ellos y de diversas inter­
pretaciones, el límite boliviano al sureste viene
a ser el Pilcomayo
Hasta 1810, año en que las naciones surame-
ricanas establecen un acuerdo sobre sus fronte­
ras, el Chaco Boreal pertenece a la Audiencia de
Charcas. Es preciso repetirlo. En 1810 se inicia
la fundación de Bolivia y el problema cambia de
aspecto.
Com o poseiste, seguirás poseyendo
El proceso territorial de América empieza con
el sistema de los Adelantados y termina con el
uti possidetis de 1810. Dura, pues, algo como dos­
cientos ochenta años, ya que puede calcularse que
el primero empieza en 1530. En virtud del siste­
ma de Adelantados, los reyes de España dividen
sus posesiones suramericanas en tres grandes por­
ciones. La de Pizarro, la de Almagro y la de
Mendoza. Pero el sistema de los Adelantados no
llega a tener proyecciones políticas de ninguna
especie y viene a ser apenas un dato histórico-
geográfico.
Cuando la Corona de España empieza en se­
rio y a fondo la organización de sus colonias en
Indias, instaura el régimen de los Virreinatos,
subdivididos en Audiencias. A l alborear el siglo
diecinueve, Suramérica se divide en tres grandes
Virreinatos: el del Perú, el de Buenos Aires y el de
Nueva Granada. Dentro de ellos, son varias las
audiencias, las gobernaciones y las capitanías ge­
nerales. La Audiencia de Charcas, hoy Bolivia,
24 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

cae, primero, dentro de la jurisdicción del Virrei­


nato del Perú y, ya en las postrimerías del régi­
men colonial, dentro de la de Buenos Aires.
Es indudable que los Reyes de España ob­
servaron 1? posibilidad de que la Audiencia de
Charcas formase un todo semiautónomo. A lgu­
na vez, durante el esplendor de Carlos III, Flori-
dabíanca, seguramente el primer hombre de es­
tado español durante los Austria, imaginó,
para el Imperio Colonial de España, algo así co­
mo un régimen confederativo de naciones, baj&
la hegemonía de Castilla; algo parecido al juego
de los Dominios Británicos.
Si tal fué, como lo indican todos los indicios
históricos, el pensamiento de Floridablanca y, por
tanto, el de Carlos III, es evidente que la forma­
ción de la Audiencia de Charcas, cuyos límites
ya hemos visto en el capítulo anterior, obedecía
a un vasto plan confederativo de las colonias con­
vertidas en países semilibres. Y dentro de tal plan,
Charcas habría sido, al igual que las demás A u ­
diencias, uno de ésos países semilibres.
La caída de Floridablanca, primero; la im­
plantación del régimen borbónico, después; al fin,
la independencia de las colonias, convirtieron en
imposible la realización del formidable plan
político del gran ministro de Carlos III. Pe­
ro la enunciación de los hechos históricos
queda en pie. Y era tal la fuerza de esos hechos
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

y el plan de Floridablanca se fundaba en tan fuer-


tes realidades geográficas, que, al convertirse en
naciones libres las antiguas colonias de España,
hubieron de hacerlo dentro de los límites fijados
por las Cédulas Reales y por las Ordenanzas de
Indias.
Claro está que las divisiones creadas en vir­
tud de tales instrumentos jurídico políticos no
obedecían del todo al juego de las razas y los idio­
mas en Suramérica y que, por ejemplo, toda la
zona del Perú no resultó bien dividida. Pero,
dentro del empirismo de la época y si se conside­
ra que los reyes de España y su Consejo legisla­
ban para tierras que les eran desconocidas, se
viene a ver que los hombres de Estado de Madrid
poseyeron gran intuición política y el mejor cú­
mulo de informaciones en una época en que, da­
dos el inmenso valor del espacio y del tiempo, la
información era difícil y casi siempre extemporá­
nea.
Ninguno de los Virreinatos llegó a transfor­
marse en nación. En cambio, cada Audiencia y
cada Capitanía General constituyó un país. Así,
por ejemplo, la Capitanía General de Chile. Así
la Audiencia de Charcas.
En los años inmediatos a la independencia
había, lo mismo que hoy, grandes territorios de­
siertos. Considerarlos como cosa sin dueño, ha­
bría sido peligroso para la soberanía de las jóve-
2Ó EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

nes naciones, pues ello habría dado lugar a que


muchas de las grandes potencias europeas los in­
vadieran, so pretexto de civilizarlos, y tales in­
vasiones habrían comprometido la libertad de las
flamantes nacionalidades. Por otra parte, en aque­
lla época de fraternización; en aquella época de
la epopeya emancipadora, época que ha sido la
única en que América ha conocido el america­
nismo, los pueblos recién nacidos no quisieron
comprometer, con discusiones de límites, el espí­
ritu fraterno que los animaba. Optaron por la so­
lución más clara, que era, también, la más cuer­
da. Optaron por atenerse al Cedulario Real y dar­
se, ya libres, los mismos límites que tuvieron sien­
do colonias. Optaron por darse los límites que,
en condición de audiencias, de gobernaciones o de
capitanías generales, tuvieron en 1810. De tal mo­
do, el problema geográfico quedaba automáti­
camente resuelto, dentro de amistosas normas, y
evitábase que, en tierras de Suramérica, quedasen
extensiones sin dueño. A ese acuerdo se le conoce
con el nombre de u'ti possidetis de 1810 y sus
estipulaciones comprendieron a todo el dominio
colonial español en América, desde el Virreinato
de México hasta la Capitanía General de Chi­
le.
Son muchas las naciones americanas que, en
sus Cartas Políticas fundamentales, han reconoci­
do, como suprema norma geográfica, el uti pos-
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 27

sidetis de 1810. Las que no lo han hecho, como


Bolivia y Perú, por ejemplo, han defendido, ofi­
cialmente, la validez del famoso pacto y lo han in­
vocado en diversos litigios territoriales. El ati-
possidetis de 1810, es, pues, hasta ahora, el tí­
tulo definitivo en la geografía americana. La gue­
rra o los tratados le han impuesto alteraciones;
pero mientras aquélla o éstos no han intervenido,
el uti possidetis ha conservado su validez.
En virtud del uti possidetis, la Audiencia
de Charcas, al asumir la categoría de nación li­
bre y convertirse en Bolivia, limita, por el orien­
te, con el río Paraguay y, más tarde, por el sures­
te, con el río Pilcomayo, en gracia a diversos pac­
tos celebrados con la Argentina. En nombre del
uti possidetis, el Chaco Boreal es territorio ab­
solutamente boliviano. Los mismos estadistas, his­
toriadores y geógrafos paraguayos no descono­
cen el hecho. Simplemente intentan tergiversar
la interpretación del uti possidetis y, frente al de
1810, el único que existe y que vale por su rigor
jurídico e histórico, pretenden levantar un uti-
possidetis de hecho. Salta a la vista que se trata de
una teoría peligrosa y falsa. Peligrosa porque
quiere convertir en título de derecho la ocupación
clandestina,, audaz o astuta, no justificada siquie­
ra por el esfuerzo de una guerra victoriosa o por
las apariencias legales de tratados violentamen­
te impuestos. Falsa, porque está fuera del Dere­
28 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

cho Americano, porque se opone a todos los acuer­


dos tomados entre veinte naciones, porque pre­
tende crear para una sola nación un fuero ex­
clusivo.
4

"Posición del Chaco Boreal


dentro del uti possidetis de 1810

*
Como es natural, todos los mapas colonia­
les le dan al Paraguay, por el occidente, al río
Paraguay por límite. A l producirse el uti possi­
detis, a nadie se le ocurre que el Chaco Boreal
pueda, en todo o en parte, no pertenecer a la A u­
diencia de Charcas. La voluntad del Soberano es­
pañol, indiscutida e indiscutible, había fijado la
jurisdicción de Charcas sobre el Chaco Boreal
y esa voluntad regia había sido expresamente re­
conocida y consagrada por las repúblicas libres
que se formaron sobre el imperio colonial espa­
ñol en América. *
Iniciada la vida republicana libre de las nue­
vas naciones, el Chaco Boreal, entonces inexplo­
rado — casi como ahora — figura siempre dentro
del territorio boliviano y los paraguayos son los
primeros que así lo reconocen. En 1816, un geó­
grafo francés, H. Brue, traza un mapa de la Amé­
rica Meridional y en él el Chaco Boreal figura
dentro de Bolivia. En el mismo año, la biblioteca
del Congreso de Wàshington ordena el levanta­
32 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

miento de un mapa de Suramérica: también en él,


el Chaco Boreal es boliviano. En 1833, Arenales,
ingeniero y geógrafo, publica en Buenos Aires,
“ Noticias históricas y descriptivas sobre el Gran
País del Chaco y río Bermejo” y, en ella, coloca al
Chaco Boreal dentro de los términos de Bolivia.
En 1840, Molas, publicista paraguayo, escribe
una obra en la cual el Chaco Boreal pertenece a
Bolivia. Entre 1846 y 1858, el eminente geógrafo
germánico Francisco Wiener de Morngestern, le­
vanta, sobre el terreno, y en el Paraguay, un ma­
pa de esta nación, mapa que lo dedica el Parla­
mento paraguayo. En dicha carta, el Chaco Bo­
real es boliviano.

En general, hasta el año 1876, aproximada­


mente, el dominio de Bolivia sobre el Chaco Bo-
rael no es materia discutible. El uti possidetis de
1810 mantiene su fuerza.

Es materia de otro capítulo decir cómo, cuán­


do y por qué nacen las pretensiones paraguayas
sobre el Chaco Boreal. Ahora, vamos a limitar­
nos a discutir la interpretación novísima que en el
Paraguay han querido darle al uti possidetis. Se
dice, por los dirigentes y estudiosos de Asunción
que, frente al uti possidetis de derecho de 1810
existe un uti possidetis de hecho que no tiene
fecha, que no ha sido estipulado con nadie y por
nadie, que es invención unilateral del Paraguay.
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 33

Dicho uti possidetis, dado que existiera, carece­


ría de valor jurídico, porque no representa volun­
tad de partes, porque no surge de convenios,
porque no se funda, siquiera, sobre el poder de la
victoria.

Cabría, acaso, establecer la existencia y la


validez de un uti possidetis de hecho si él hu­
biera existido en la época colonial. Por ejemplo,
si, a despecho de las cédulas reales, de los acuer­
dos virreinaticios, de las resoluciones de audien­
cia y de lo ordenado por el Consejo de Indias,
Paraguay hubiese, en virtud de supremas exigen­
cias geográficas y económicas, ocupado, duran­
te el Coloniaje, el Chaco Boreal, habríase halla­
do, al independizarse, y hallaríase hoy, en condi­
ciones de invocar un uti possidetis de hecho con­
tra el uti possidetis de derecho. Pero jamás exis­
tió tal cosa. Los virreinatos de Lima y de Bue­
nos Aires y cuantas capitanías generales, provin­
cias, gobernaciones e intendencias les fueron ane­
xas, reconocieron siempre, y acataron, sin reser­
vas, la geografía creada por el Soberano. Den­
tro de tal geografía, el Chaco Boreal era bolivia­
no. Jamás, al iniciarse la vida republicana libre
en Suramérica, se le ocurrió a nadie establecer
un uti possidetis de hecho, ni siquiera se discu­
tió la posibilidad de permitir el floreciminto de
tal invención.
34 EL c h a c o b o r e a l e s b o l i v i a n o

Paraguay, impulsado por ambiciones y nece­


sidades que más tarde estudiaremos, pretendió,
en el tercer cuarto del siglo d ccinueve- es decir,
medio siglo después d~ haber acatado el uti pos­
sidetis de 1810— apoderarse del Chaco Boreal
y, para ello, imaginó el uti possidetis de hecho,
el uti possidetis sin fecha, el uti possidetis que
jamás será título jurídico.
Hasta etimológicamente, es absurdo un uti
possidetis como el que pretenden' los paraguayos.
Uti possidetis, ita possideatis, dice el apotegma
jurídico en el cual se funda el pacto. Como po­
seiste, seguirás poseyendo, traducido a buen ro­
mance. “ Como poseiste” : vale decir, el que no no-
seyó antes no puede seguir poseyendo. En otros
términos: la posesión anterior es condición im-
rv* 'scindihlc d *•" * ~ un ut' />'W'dctis,
llámese de hecho o de derecho. Si Paraguay ja­
más poseyó el Chaco Boreal, mal puede ampa­
rarse con ut; possidet: ’

Axiomáticamente, puede decirse que, supo­


niendo posible la existencia de un uti possidetis
como el imaginado por el Paraguay, su existencia
resultaría imposible para las que fueron co­
lonias de España, ya que existe un pacto previo
a favor del uti possidetis de derecho, pacto pre­
vio en cuya virtud tal forma de uti possidetis es
postulado inconmovible en el Derecho America-
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 35

Inl manera, Paraguay, al imaginar su uti


possidetis de facto, se coloca fuera del Derecho
Americano, se aísla jurídicamente y se expone
a que mañana cualquier vecino poderoso le arre­
bate territorios y, a la vuelta de pocos años, in­
voque un uti possidetis de hecho contra el cual
no podría discutir la diplomacia paraguaya, puesto
que tal uti possidetis es su creatura.

Paraguay no discute ni niega los títulos co­


loniales en los cuales se funda el derecho bolivia­
no. Los mejores tratadistas paraguayos — Do­
mínguez, Moreno, Gondra y otros — se limitan
a sacarles el bulto a los papeles coloniales y a los
republicanos hasta 1875. Y hablan enfáticamen­
te del uti possidetis de hecho. Pero no es este
el único argumento. Hay otro.
Este segundo y último se refiere a las con
rliciones de la Audiencia de Charcas. Según los
■ •'vos. las audiencias españo­
las no eran sino instituciones judiciales, algo equi­
valente a las cortes supremas de la edad demo-
S q •' interpretar la función de
bis audiencias, se parece, por su espontaneidad y
su falta de base científica, a la invención del uti
rtf'. NadG que haya estudiado, si-
rn A n °'\a superficialmente, la historia colonial,
ignora que las audiencias reales eran poderes polí-
u ales. Eran, para de­
36 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

cilio de una vez, representaciones del poder abso­


luto e integral que residía en la persona del Sobe­
rano. El Soberano delegaba en sus virreyes y en
sus audiencias, toda la suma de su poder. Jamás
nadie ha puesto en duda el poder político y admi­
nistrativo de las audiencias reales. Es en vir­
tud de tal poder que la provincia del Paraguay
dependió, hasta cierto momento, de la Audiencia
de Charcas. Luego pasó a depender de la de
Buenos Aires: es decir, se mantuvo siempre bajo
el dominio de una Audiencia, lo que quiere decir
que la función audiencial no variaba. Paraguay
siempre fue una Provincia o Gobernación depen­
diente de una Audiencia. Y esto nos demuestra
que el sistema colonial poseyó un estilo adminis­
trativo y político definido.
Si es un hecho que, al determinarse el uti
possidetis de 1810, la Audiencia de Charcas
entendíase hasta la margen derecha del río Pa­
raguay, es un hecho también — dada la clase de
poderes que distinguen a la organización audien­
cial— que la República de Bolivia debe limitar,
al oriente, con el río Paraguay. Esto surge de
todos los documentos coloniales y de gran parte
de los republicanos. Así lo han entendido los hom­
bres públicos y los estudiosos del Paraguay y,
por eso, en vez de discutir los títulos mismos,
se han ido al fondo de la cuestión y han negado
las calidades políticas y administrativas del po-
\

E L C H A C O BOREAL ES B O L IV IA N O 3?

der audiencial y el valor de las estipulaciones


contenidas en el uti possidetis de 1810.
Pero ya hemos visto que ninguna de las dos
alegaciones paraguayas tiene base sólida. No
son, siquiera, verosímiles. Y mientras Para­
guay no encuentre mejores argumentos, la boli-
vianidad del Chaco Boreal se funda en todas
las reglas del Derecho Americano, lo mismo en
su fase colonial que en su fase republicana.
Hay consenso suramericano
respecto a la bolivianidad del Chaco

à
Durante los primeros años de la indepen­
dencia, el Chaco Boreal no jugaba papel alguno
ni en la geografía de Bolivia ni en la del Para­
guay. Era un desierto, inmensa y misteriosa
región inexplorada, antesala terrible de los
aventureros que, desde las orillas del Atlántico
y remontando el río de la Plata, se lanzaban,
guiados por la codicia, hacia las tierras maravi­
llosas del Potosí.
Presidentes progresistas como José Balli-
vián, en Bolivia, intentaron, varias veces, algu­
nas con éxito relativo, la expforación del Chaco.
Pero lo cierto es que el Chaco se negaba a
adquirir normalidad geográfica. Era boliviano,
porque así lo decían los títulos coloniales y el uti-
possidetis de 1810, títulos que nadie discutió
jamás.
Por otra parte, el Paraguay no figuró,
hasta cerca de 1850, entre las naciones sura-
mericanas. El Dictador Francia, el sombrío
doctor Francia, clausuró al Paraguay y se negó
42 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

a toda vida de relación con el resto del mundo.


Tan profunda y poderosa fué la dominación de
Francia que, cuando, muerto éste, asumieron el
poder los Cónsules, un Congreso paraguayo,
compuesto de cuatrocientos representantes, con­
sideró necesario proclamar la independencia del
Paraguay e incluirlo entre las naciones libres y
soberanas. La solemne declaración parlamenta­
ria fue trasmitida a todos los pueblos de la
tierra. Bolivia la recibió y se apresuró a
contestarla. En efecto, una Convención Nacio­
nal, reunida en Sucre, congratuló al pueblo her­
mano y autorizó al Presidente de la República,
don José Ballivián, a entablar relaciones amis­
tosas con lo que, en buena cuenta, podía llamarse
un nuevo estado.
Eli 1843, Ballivián acreditó al general
Magariños como Ministro Plenipotenciario y
Enviado Extraordinario en Asunción y le encar­
gó, también, que explorara el Pilcomayo. El
general Magariños no llegó a Asunción.
Sólo en 1863, llega a Asunción el primer
representante diplomático de Bolivia, que fué
don Aniceto Arce, el cual, al cabo de un viaje
penosísimo, arribó a Asunción y dejó estableci­
das las relaciones entre Bolivia y Paraguay.
Entretanto, Paraguay no correspondió de modo
alguno a la cortesía diplomática de Bolivia.
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 43

El primero de mayo de 1863, Argentina,


Brasil y Uruguay, firman el tratado de la Tri­
ple Alianza, contra el Paraguay. En el artículo
quince de dicho tratado, se planea entre Argen­
tina y Paraguay una posible delimitación lesiva
a los intereses de Bolivia, como que, en virtud de
ella, queda casi todo el Chaco Boreal en poder
de la Argentina. Dicha estipulación ocasiona
una inmediata protesta de la Cancillería boli­
viana. En respuesta a ella se producen las notas
reversales del primero de mayo de 1865, notas
reversales en las que los aliados dejan a salvo,
expresa y enfáticamente, el derecho de Bolivia
al Chaco Boreal.
El 31 de octubre de 1873, un contrame­
morándum parayuayo, respuesta a un memorán­
dum del general Bartolomé Mitre, deja a salvo
los derechos bolivianos sobre la margen derecha
del río Paraguay. El tres de fqbrero de 1876,
el tratado de límites suscrito entre la Argentina
y Paraguay también se 3'efiere, de modo categó­
rico, a la plenitud de los derechos bolivianos
sobre el Chaco Boreal. El 30 de enero de 1875,
una nota de la Cancillería paraguaya al repre­
sentante del Paraguay en Río de Janeiro, tam­
bién reconoce los derechos de Bolivia sobre el
Chace Boreal, hasta la orilla occidental del río
Paraguay. En 28 de abril de! mismo año, 1875,
el Ministro paraguayo en Brasil se dirige a la
4Ó EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

de la pretensión sobre el Chaco, factores que


estudiaremos en el capítulo siguiente; pero es
útil repetir que tales factores no se habrían des­
arrollado si no encuentran un oportuno e intere­
sado estímulo exterior. La infausta guerra con­
tra la Triple Alianza colocó al Paraguay en
situación sumamente subalterna. Hoy mismo,
su destino depende de sus adversarios de enton­
ces. Cosa doblemente triste, porque se trata de
un pueblo fuerte y sano, digno de mejor destino
y porque esa situación deprimente es hija de
una heroicidad sin ejemplo en una lucha frente
a una asonada sin ejemplo también.
De qué modo y en qué momento
nacen las pretensiones paraguayas
sobre el Chaco Boreal
Según cálculos del coronel Du Gratry, au­
tor muy afecto al Paraguay y cuyos datos se
estiman oficiales en esta república, el territorio
paraguayo sufrió, a consecuencia de la guerra
contra la Triple Alianza, una disminución de
107.057 kilómetros cuadrados. En esta pérdida,
no entra ni un solo kilómetro del Chaco Boreal.
Apesar de la magnitud de tal desmembra­
ción, ella es la menor de las pérdidas que sufrió
Paraguay en aquella lucha espeluznante. No
sigamos adelante sin rendir un, sentido homena­
je a la bravura paraguaya. Aquella guerra tu­
vo, exacerbados por la singularidad misma y la
desproporción de la contienda, todos los horro­
res y las iniquidades de toda guerra. En las filas
de los aliados, militó una Legión paraguaya, un
núcleo de hombres que levantó sus armas con­
tra su propia patria. Debióse ello a la habilísima
propaganda de los aliados que se presentaron no
como conquistadores del Paraguay sino como
derribadores de la tiranía de López, tiranía que,
50 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

según los mismos aliados, era un escarnio para


la democracia de América. Lo cierto es que si
hubo paraguayos que lucharon contra el Para­
guay, creyendo que luchaban contra un déspota,
en el Paraguay la acción contra los extranjeros
dentro del mismo Paraguay, no tuvo cuartel.
El mariscal Francisco Solano López, alma de
aquella campaña homérica, mostróse inexorable
en todos los momentos de la lucha. Hay que
perdonárselo en gracia de su encendido amor a
la patria y de que defendió hasta la muerte la
integridad y el honor de su suelo natal.
En aquella contienda, Bolivia simpatizó
abiertamente con Paraguay; el Presidente Mel­
garejo no calló sus preferencias y su admiración
por el heroico pueblo que supo darles a enemi­
gos poderosos tan intensa lección de dignidad
cívica y de orgullo viril. El escritor paraguayo
Juan E. O ’Leary rinde homenaje a Bolivia en
un artículo que publicó en “ El Diario” , de
Asunción, el primero de marzo de 1925. Para­
guay tiene, pues, con Bolivia esa inmensa deuda
de gratitud moral.
No es del caso decir qué objetivos llevaron
los aliados al iniciar y proseguir aquella guerra
que no los honra. De tan honda tragedia, que­
da sólo la mediatización del Paraguay. Sábese
que Paraguay prosperó intensamente bajo la
administración de los dos López: Carlos Antonio
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 51

López, que gobernó desde 1844 hasta 1862 y su


hijo, el mariscal Francisco Solano López, que
gobernó desde 1862 hasta 1870, fecha en que
murió, con las armas en la mano, defendiendo
el honor de su patria y sin haber desfallecido ni
un solo momento.
Paraguay es, acaso, el pueblo de historia
más patética y singular en la América del Sur, en
el Continente, de las historias patéticas y singula­
res. Paraguay, no bien nacido a la vida indepen­
diente, cae en manos de la clausura que le
impuso el doctor Francia y, bajo ella, su inde­
pendencia prácticamente queda interdicta. No
bien se libra de ella, cae bajo la tiranía progresi­
va y constructora de los López y, para salir de
ella sufre el castigo pavoroso de la guerra con­
tra la Triple Alianza. La guerra empieza el 14
de noviembre de 1864, día en que el gobierno de
Asunción asume franca beligerancia frente a
los aliados, y termina el primero de marzo de
1870, día en que el mariscal Solano López, al
frente de los últimos, empequeñecidos restos del
ejército paraguayo, sucumbe en las soledades de
Cerro Corá y deja una lección inmarcesible de
heroísmo. En esos seis terribles años, Paraguay
no sólo pierde los cientos de miles de kilóme­
tros cuadrados que fija Du Gratry, sino que
pierde casi toda su población masculina, ve com­
prometida su soberanía política y anulada su
52 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

vida económica, se queda sin industria y sin


transportes, sin fisco y sin administración. Pa­
raguay lo perdió todo en aquella lucha. Su ejér­
cito y su marina, sus arsenales y sus escuelas,
cuanto tenía de floreciente y próspero bajo la
administración paternal de los López, se hunde
en el abismo indescriptible de la derrota. Y el
porvenir de la nación queda absolutamente en
manos de los vencedores.
Tal es la situación paraguaya al mediar el
año 1870. Pueblo sin costumbres cívicas arraiga­
das, pueblo sin diplomacia y sin parlamento, sin
instituciones democráticas y sin costumbre popu­
lar de deliberar, pueblo atormentado por casi me­
dio siglo de despotismo, encontró que el camino
más fácil para reparar sus pérdidas, era tender
a territorios del vecino. Tal vecino, no podía ser
Brasil, vencedor de la guerra; no podía ser A r­
gentina, que había compartido con Brasil, la vic­
toria. Uruguay, quedaba a trasmano. No queda­
ba sino Bolivia. Y en poder de Bolivia, el Cha­
co Boreal, solitario, desierto, casi inexplorado,
apartadísimo de los centros directivos de Bolivia
y, en cambio, sumamente próximo a la capital pa­
raguaya, como que el Pilcomayo y el Paraguay,
los dos ríos que son límites del Chaco Boreal, tie­
nen en su confluencia a Asunción. Tender al Cha­
co Boreal era, pues, lo más seguro, lo más fá ­
cil, lo más expeditivo. En un pueblo agobiado por
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 53

medio siglo de tiranía y por seis años de una gue­


rra sin nombre, las nociones de derecho, de jus­
ticia, las nociones jurídicas e históricas de propie­
dad, las nociones todas de Derecho Público que
florecen a la sombra de la civilización pacífica y
libre no podían florecer en un pueblo cuyo civis­
mo aún no había nacido y en el que el hambre y
la desesperación eran las únicas normas.
Considerando las cosas con rigor biológico,
puede decirse que Paraguay acertó en tender hacia
el Chaco. Pero la Historia y el Derecho se fundan
en algo más que la Biología. Paraguay, tendien­
do al Chaco Boreal, en aquel momento, quizá es­
tuvo en lo útil. De ningún modo estuvo en lo jus­
to.
Pero si Paraguay, por puro instinto bioló­
gico hubiera tendido al Chaco Boreal, tal tenden­
cia habríase marcado inmediatamente después de
la derrota, ya que los apetitos puramente bioló­
gicos se caracterizan por su espontaneidad, por
su prontitud y por su violencia. Sin embargo, la
tendencia franca de Paraguay hacia el Chaco Bo­
real demora algunos años. Lo cual quiere decir
que al apetito biológico se unió el estímulo polí­
tico. Sabremos quién lo infundió cuando sepamos
cómo se desarrolla la economía paraguaya, có­
mo se desarrolla la vida toda del Paraguay des­
de 1875 hasta ahora. Entonces veremos, tras el
puro apetito biológico, ardiente y voraz, la som-
54 EL c h a c o b o r e a l es b o l i v i a n o

bra del sentido político, el gesto astuto del estímu­


lo diplomático, calculador y frío. Entre tanto, hay
que señalar como causa primaria y decisiva de la
pretensión paraguaya sobre el Chaco Boreal, el
fracaso inenarrable de la guerra contra la Triple
Alianza. Lo demás, siendo sustancial es derivado.
Se puede jurar que alguien le dijo al Paraguay al
oído: “ Recuerda allí lo perdido acá” . Y que ese
alguien pensó: “ Así serán dos los debilitados” .
Plantéase claramente la pretensión paraguaya
sobre el Cbaco
Cuando en 1863 estuvo en Asunción don Ani­
ceto Arce, evidentemente no percibió indicios de
que el Paraguay tendiera hacia el Chaco. Cierto es
que la estada del entonces novel estadista en la
capital paraguaya, fue brevísima; pero ya enton­
ces don Aniceto Arce era el sagaz político y el
perspicuo hombre de negocios que años más tarde
gobernó en Bolivia y dirigió la tormentosa campa­
ña pacista. Por otra parte, el medio oficial y so­
cial de Asunción era reducidísimo y un hombre
de las condiciones de Arce habría advertido de
inmediato cualquier tendencia dbl Paraguay hacia
territorios bolivianos.
Se tiene entendido que, cuando Arce volvió
a La Paz, sus informes fueron optimistas. Se ex­
plica: en 1863, Paraguay aun no había sufrido la
derrota tremenda, no necesitaba reemplazar terri­
torios perdidos y era, más bien, un pueblo orgullo­
so por el vigor de sus industrias nacientes, por la
marcialidad de su ejército, por su marina — mer­
cante y de guerra — casi dueña de las rutas del
58 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

Plata y por la firmeza de sus instituciones patriar­


cales.
Si don Aniceto Arce hubiera prolongado su
estada en Asunción, acaso habría sido testigo pre­
sencial de la guerra y quizá su presencia habría
influido en el ánimo de los gobernantes paragua­
yos.
Tan inocente estaba Bolivia de las preten­
siones del Paraguay hacia el Chaco Boreal que,
durante la guerra, no mantuvo misión alguna en
la capital del país vecino. La diplomacia bolivia­
na se limitó a especiar la contienda, no hizo es­
fuerzo alguno en ningún sentido. Tal indiferen­
cia no puede achacarse a falta de perspicacia en
la Cancillería de Bolivia. Era, sencillamente, que
no se veía en Paraguay a un adversario, que se
tenía entendido que no había cuestión de límites
por arreglar. Bolivia consideró siempre que sus
límites más claros eran los con el Paraguay: lí­
mite arcifinio indubitable, nada menos que el cau­
daloso río Paraguay.
Si entre 1864 y 1870 Bolivia hubiese adver­
tido pretensiones paraguayas hacia el Chaco, es
evidente que habría aprovechado, en una o en otra
forma, de la guerra. La diplomacia menos exper­
ta, la cancillería más ingenua habrían percibido
la utilidad patriótica de tal procedimiento. Boli­
via no sólo se limitó a espectar neutralmente la
contienda, sino que, en el orden extraoficial, re­
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 59

veló simpatías profundas hacia la causa paragua­


ya. Y por generoso que sea el pueblo boliviano y
por justa y noble que fuese la causa paraguaya, es
lo cierto que tal simpatía nunca habríase produci­
do en caso de haber notado Bolivia, en Paraguay,
ilícitas tendencias hacia tierras cuya bolivianidad
hasta entonces nadie discutió.
Paraguay firmó las paces con sus enemigos,
sin que la diplomacia boliviana se hiciera presen­
te. Pasaron varios años en medio de absoluta tran­
quilidad. Sólo hacia el final de 1878, comenza­
ron a llegar a la Cancillería boliviana noticias de
que el Paraguay tendía hacia el Chaco.
En torno a la fugaz permanencia de Arce en
Asunción, críticos e historiadores han imaginado
diversas explicaciones. Lo único cierto, por lo me­
nos desde el punto de vista oficial, ya que lo di­
ce el periódico que el mariscal López hacía editar
en Asunción, es que don Aniceto Arce habló de
tratados de comercio y de construir ferrocarri­
les que uniesen a Bolivia con Paraguay; pero que
el gobierno de López consideró que, para tratar
tales puntos y otros vagamente relacionados con
cuestiones de límites, el doctor Arce carecía de
credenciales en forma.
Por desgracia, a la vez que en Bolivia se sos­
pechaba ya de las pretensiones paraguayas sobre
el Chaco, Chile iniciaba su guerra de conquista
contra Bolivia y Perú y estos países habían de ex­
6o EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

perimentar sufrimientos parecidos a los del Pa­


raguay en su lucha contra los aliados. El 14 de
febrero de 1879, Chile ocupaba militarmente el
litoral boliviano y la guerra iniciábase.
Junto con la movilización militar, Bolivia
realizó la movilización diplomática, y uno de sus
estadistas más eminentes, el doctor Antonio Qui-
jarro, fue enviado como plenipotenciario a Bue­
nos Aires, con orden de que extendiera su repre­
sentación hasta el Paraguay. En aquel momen­
to, va se sabía que el Paraguay manifesta­
ba pretensiones francas hacia el Chaco Boreal.
Quijarro llevó, a Asunción, instrucciones precisas
para abordar el problema.
No cabe la menor duda de que la diplomacia
boliviana escogió el peor momento para iniciar sus
negociaciones con el Paraguay. Embarcada Boli­
via en una guerra para la cual debía poner a con­
tribución todas sus energías, todo su poder mate­
ria] y moral, todo su deseo de vivir, todo su sen­
tido cívico, su patriotismo, su aptitud de sobera­
nía, no era el instante para intentar, hacia el orien­
te una riesgosa aventura diplomática. Habría si­
do preferible dejar, en el peor de los casos, que
Paraguay avanzara hacia el Chaco. Tal acto ilí­
cito de ningún modo habría comprometido el de­
recho boliviano. Y años más tarde, Bolivia habría
podido, ya restañadas las heridas de la guerra,
iniciar negociaciones enérgicas y eficaces.
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 6l

El doctor Guijarro llegó a Asunción en es­


tado de suma debilidad política. No estaba en
condiciones de pedir nada. No podía exigirle al
Paraguay un reconocimiento formal de los dere­
chos bolivianos sobre el Chaco. Puede decirse que
con la misión Guijarro empieza la desgraciada
diplomacia boliviana que reconoce en Paraguay
un litigante. Al reconocerle tal aptitud, evidente­
mente le reconoce derechos posibles, pues no se
litiga por una cosa sobre la cual se tiene absolu­
ta seguridad jurídica.
El 25 de septiembre de 1879 — es decir, en
el momento culminante de la guerra del Pacífico,
— don Antonio Guijarro presentó en Asunción sus
credenciales de enviado extraordinario y minis­
tro plenipotenciario.
Y con prisa que no tiene explicación, inició
negociaciones transaccionales con el Gobierno pa­
raguayo. Cierto es que, al proceder así, Quijarro
se sometía a las órdenes de su Gobierno. No es,
pues, a Guijarro personalmente, a quien hay que
culpar de semejante yerro. Es a toda la diploma­
cia boliviana.
Guijarro, en vez de iniciar su gestión hacien­
do valer, sin discutirlos, los títulos jurídicos de
Bolivia, la empezó transigiendo, vale decir,
dándole títulos al Paraguay, pues sólo se transige
sobre posesiones inciertas. Tampoco podía el emi­
nente diplomático proceder de otro modo. Su si­
Ó2 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

tuación era, ya lo dijimos, de suma debilidad.


Negoció, pues, débilmente. Y los paraguayos
procedieron con refinada astucia, concediéndole
a Quijarro un pacto gracias al cual Bolivia
comprometía para siempre sus derechos sobre
el Chaco Boreal: un pacto que luego Paragauy
no aprobó y del cual nacen los pactos sucesivos,
cada uno de ellos más lesivo para Bolivia que
el anterior.
Don A ntonio Q uijarro y don José Segundo

Découd, firman el primer tratado


Y a hemos dicho que el 25 de setiembre de
1879, señor don Antonio Quijarro, Enviado
Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de
Bolivia ante la Cancillería de Asunción, fué re­
cibido, en solemne audiencia pública, por don
Cándido Barreiro, Presidente del Paraguay.
En realidad, Ouijarro representa la primera
tentativa seria para establecer relaciones entre
ambos países. Paraguay no había siquiera pen­
sado en la posibilidad de acreditar un represen­
tante en Bolivia. Y Bolivia, q\ie acreditó dos
misiones, vió frustrada la primera — la del ge­
neral Magariños, que no llegó a Asunción — y
poco menos que frustrada la segunda — la de
don Aniceto Arce, que apenas permaneció un
mes en la capital paraguaya.
Cuando Quijarro llegó a Asunción, no hacía
mucho que el Presidente Hayes, de Estados Uni­
dos, había pronunciado un laudo arbitral favora­
ble a los intereses paraguayos que pugnaban con
los argentinos. Hayes le adjudicó al Paraguay el
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 67

el doctor Quijarro presentó sus credenciales,


estaba firmado el primer tratado entre Bolivia
y Paraguay. No es preciso ser muy zahori para
comprender que no hubo discusión de ninguna
especie. La prisa paraguaya se comprende, y
vamos a decir por qué; lo que no se comprende
es la prisa boliviana.
Paraguay, carente de todo título sobre el
Chaco Boreal; Paraguay que, en aquellos años,
ni siquiera había inventado el uti possidetis de
facto que ya conocemos; Paraguay, que no ig­
noraba que el único dueño jurídico del Chaco
Boreal era Bolivia; Paraguay que, para alegar
contra la Argentina, ante el Presidente Hayes,
había compulsado todos los documentos colonia­
les, — Paraguay, decimos, necesitaba que Boli­
via reconociese sus pretensiones sobre el Chaco
Boreal. Y la única forma de conseguir esto era
firmar con Bolivia un tratadq en cuya virtud
ambas naciones se dividiesen el Chaco y formu­
laran mutuo reconocimiento de derechos. Todo
esto representa, para el Paraguay, el tratado
Qui j arro-Decoud.
Eso y mucho habría firmado Paraguay en
aquel momento. Y lo habría firmado no sólo
porque así le era útil, sino porque se reservaba
negarle al pacto la aprobación legislativa.
Lo que ningún historiador ni crítico atina­
rán a explicar jamás, es cuál era la prisa que
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 69

destino, invadiese aquellos territorios era otra


cosa que, en los terribles momentos que Bolivia
vivía, resultaba necesario no advertir, señalando,
en alguna rápida nota diplomática, los títulos
jurídicos de Bolivia, y esperando tiempos mejores
para entablar la verdadera discusión. El tratado
Quijarro-Decoud, es, para Bolivia, pura pérdida
y, para Paraguay, pura ganancia. Desde el mo­
mento en que se suscribió, Bolivia está en condi­
ciones jurídicas iguales a las del Paraguay. Y
ello, por expresa voluntad boliviana. Después
del tratado Quijarro-Decoud, toda la diplomacia
boliviana se ha hallado— y debía hallarse— en
condiciones de inferioridad— es decir, en condi­
ciones de igualdad— frente a la paraguaya. Todo
porque Bolivia permitió, en un momento de ofus­
cación, que Paraguay asumiese personería y ju­
risdicción sobre tierras que nunca fueron suyas.
Tampoco importa inquirid si, al firmarse el
tratado, los gobiernos de Sucre y Asunción ha­
bían hecho o no un estudio completo de los títu­
los coloniales, títulos sin interés en aquel
momento, ya que los plenipotenciarios resolvían
ponerlos de lado. Diremos, sí, de paso, que la
compulsa de la documentación colonial estaba
hecha, si no totalmente y a fondo, en su porción
esencial y con bastante conciencia. Paraguay la
conocía más que Bolivia y en los archivos de la
Audiencia de Charcas figuraba buena parte de
yo EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

los documentos y era imposible que los abogados


y estadistas sucrenses de la época no los conocie­
ran. A pesar de todo, Bolivia prefirió firmar un
pacto de transacción. Raro fenómeno de impa­
ciencia en el ánimo colectivo y en las esferas
públicas.
El tratado Quijarro - Decoud, dice:
“ Deseando los Gobiernos de las Repúblicas
de Bolivia y el Paraguay establecer relaciones
estrechas entre ambos países y hallándose conven­
cidos de que el medio principal para llegar a ese
fin, es el de proceder amigablemente a la de­
marcación de sus límites divisorios, mediante un
acuerdo equitativo, sin discusión de títulos ni
antecedentes, han convenido en celebrar un trata­
do fijando definitivamente las fronteras limítrofes.
Para el enunciado objeto, el Excelentísimo Go­
bierno de la República de Bolivia, nombró a Su
Excelencia don Antonio Quijarro, con el carácter
de Enviado Extraordinario y Ministro Plenipo­
tenciario y el Excelentísimo Gobierno de la Repú­
blica del Paraguay, designó, por su parte, como
negociador, a Su Excelencia el señor Ministro
de Relaciones Exteriores don José Segundo
Decoud, confiriéndoles plenos poderes.
“ En su consecuencia, habiendo canjeado
sus respectivos poderes y encontrándolos en bue­
na y debida forma, procedieron a celebrar el
siguiente tratado:
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO Jl

“ Artículo Primero.— Las Repúblicas de Bo-


livia y el Paraguay declaran que han convenido
amigablemente en fijar sus títulos divisorios,
sin discutir títulos ni antecedentes, y sin que las
estipulaciones del presente tratado importen la
renuncia de los derechos que Bolivia tuviese
que hacer en su cuestión de límites con la Repú­
blica Argentina.
“ Artículo Segundo.— La República del Pa­
raguay se divide de la de Bolivia, al norte del te­
rritorio situado en la derecha del río Paraguay,
por el paralelo que parte de la desembocadura
del río Apa hasta encontrar el río Pilcomayo. En
su consecuencia, el Paraguay renuncia a favor
de Bolivia el derecho al territorio comprendido
entre el mencionado paralelo y la Bahía Negra;
y Bolivia reconoce como perteneciente al Para­
guay la parte sud hasta el brazo principal del
Pilcomayo.
“ Artículo Tercero. — Aquella parte del río
Pilcomayo que antes o después del arreglo de lí­
mites entre las Repúblicas Argentina y Bolivia
fuera del dominio de esta última, se entiende que
se divide de la República del Paraguay por la
mitad de la canal principal de dicho río o de su
brazo más importante.
“ Artículo Cuarto.— Las Altas Partes Con­
tratantes se reservan el derecho de celebrar,
oportunamente, una convención especial para nom-
y6 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

No faltaba, pues, sino que el Parlamento


paraguayo aprobase el Tratado; pero cuando la
Legación de Bolivia en Asunción, le comunicó a
la Cancillería paraguaya que el Congreso de
Bolivia había aprobado lo que pactaron los se­
ñores Quijarro y Decoud, el Paraguay contestó
que consideraba caduco dicho pacto y que de
ningún modo el protocolo de nueve de enero de
1883 significaba statu qno alguno.
Siete años duró el proceso del tratado
Ouijarro-Decoud, entre su nacimiento y su muer­
te; y su historia, sincrónica con la de la guerra
con Chile, representa una de las épocas más do-
lorosas de Bolivia. Entre 1879 y 1886, Bolivia
pierde prácticamente su costa sobre el Pacífico
y sus tierras sobre el Paraguay y el Pilcomayo.
*Don Isaac Tamayo y don Benjamin Aceval
firman el segundo tratado
A fines de 1886, don Isaac Tamayo presidió
en la capital paraguaya, la cuarta representación
diplomática de Bolivia. En su primer encuentro
con la diplomacia paraguaya, se dió de narices con
la caducidad del tratado Quijarro-Decoud, caduci­
dad declarada por una sola de las partes y acepta­
da, con resignación, que no es del caso calificar,
por la otra.
Tamayo llevaba a Asunción instrucciones
precisas y detalladas en el sentido de dar por
muerto el pacto de 1879 Y proceder a suscribir
otro. Bolivia ponía un ardiente deseo de amistad
en sus relaciones con el Paraguay*. Siguió una polí­
tica benévola y romántica en vez de seguir una
política firme, una política sin pactos que se limi­
tase a salvaguardar los derechos sobre el Chaco.
No aparecen claros los intereses que Bolivia
defendía. Reemplazar su litoral perdido con las
tierras chaqueñas, era utópico, ya que el Chaco
estaba— y aún está— lejos de los centros directivos
y vitales de la nacionalidad, y a que de ningún mo­
do un puerto o varios puertos sobre dos ríos
8o EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

orientales pueden sustituir a la costa marítima


sobre el Pacífico. Y como no es fácil descubrir
qué intereses llevaba Bolivia y como la investiga­
ción histórica no los determina, fuerza es creer
que se trataba nada más que de una política ro­
mántica, una política fundada en el sentimiento
de americanismo, sentimiento cancelado casi en
las horas de la emancipación. Una política que
será todo lo hermosa que se quiera, pero que ha
sido siempre inexacta y nociva.
El ministro Tamayo aceptó de hecho la cadu­
cidad del pacto Ouijarro-Decoud y procedió a en­
tablar negociaciones con la Cancillería paraguaya.
Fue víctima de las mismas ilusiones de su ilustre
antecesor y creyó, también, en la buena voluntad
paraguaya. Sólo así se explica que, en vez de
defender íntegramente los derechos bolivianos,
entrase por los caminos de la transacción.
El tratado que suscribió el ministro Tamayo
se caracteriza por su eclecticismo y es, en general,
menos favorable para Bolivia que el negociado
por el ministro Quijarro. En efecto, en el que fir­
ma don Isaac Tamayo se somete a arbitraje una
extensa zona del Chaco.
El tratado que comentamos, dice:
“ La República de Bolivia, por una parte, y
por la otra la República del Paraguay, igualmente
animadas del sentimiento de confraternidad que
las liga y deseosas de poner término a la cuestión
de límites pendientes, de una manera decorosa
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 8l

para ambas naciones, han resuelto celebrar un


tratado de límites; y para el efecto han nombrado
sus respectivos plenipotenciarios, a saber:
“ Su Excelencia, el señor don Gregorio Pa­
checo, Presidente Constitucional de la República
de Bolivia, al Excelentísimo señor doctor don
Isaac Tamayo, su Enviado Extraordinario y M i­
nistro Plenipotenciario en Misión Especial.
“ Su Excelencia el señor general don Patricio
Escobar, Presidente de la República del Paraguay,
al Excelentísimo señor doctor don Benjamín
Acebal, su Ministro de Relaciones Exteriores.
“ Quienes, después de haber cambiado sus
respectivos plenos poderes, y hallándose en buena
y debida forma, convinieron y acordaron los si­
guientes artículos:
“ Artículo Primero.— El territorio situado a
la derecha del río Paraguay, se divide en tres sec­
ciones :
“ Primera.— La parte comprendida entre el
brazo principal del Pilcomayo, que desemboca
frente a Lambaré, a los 25o 21’ de latitud austral,
según el mapa de Mouchez y una línea paralela
al Ecuador que parta de la orilla del río Paraguay,
frente a la parte media de la embocadura del río
Apa, que se encuentra en la opuesta orilla del di­
cho río, hasta encontrar el grado 63 de longitud
del meridiano de París.
“ Segunda. — La parte comprendida entre
esta última línea y el paralelo que pase una legua
82 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

al norte del Fuerte Olimpo hasta el mismo grado


63 de longitud del meridiano de París.
“ Tercera. — La parte comprendida entre el
paralelo que pasa una legua al norte del Fuerte
Olimpo y la Bahía Negra.
“ Artículo Segundo. — Queda reconocida co­
mo perteneciente a la República del Paraguay-
la primera fracción y como perteneciente a la
República de Bolivia la tercera. En cuanto a la
propiedad o derecho a la segunda sección o sea
al territorio comprendido entre la línea del Apa
y la línea que pasa a una legua al norte dél
Fuerte Olimpo, queda sometida a la decisión de­
finitiva de un fallo arbitral.
“ Artículo tercero. — Tanto para la primera
sección como para la segunda, que debe some­
terse al arbitraje, las Altas Partes Contratantes
han convenido en fijar como límite al oeste el
grado sesentitrés del meridiano de París, hasta
encontrar, al sud, el brazo principal del Pilco-
mayo.
“ Artículo cuarto. — Las Altas Partes Con­
tratantes, de común acuerdo, eligen como árbitro
a Su Majestad el Rey Leopoldo II de Bélgica,
j )ara resolver sobre la propiedad o derecho a la
sección sometida al arbitraje, cuya aceptación de­
ben solicitar las Partes Contratantes, conjunta
o separadamente, dentro del término de noventa
días, contados desde el canje de las ratificaciones.
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 83

“ Artículo quinto. — En el caso, no esperado,


de que Su Majestad el Rey Leopoldo II de Bél­
gica no aceptase el cargo de juez árbitro, las
Partes Contratantes deberán concurrir a esta
misma ciudad a elegir otro árbitro, dentro de
los cinco meses siguientes al recibo de su excu­
sación; y si en el plazo designado alguna de las
Partes no concurriese a hacer el nuevo nombra­
miento, se entiende hecho definitivamente por la
parte que lo haya verificado y avisado a la otra;
en cuyo caso el fallo que diere el juez árbitro
será obligatorio como si hubiese sido nombrado
de común acuerdo por ambas Partes; pues queda
entendido que la omisión de una de ellas importa
delegación en la otra del derecho de hacerlo.
En caso de ulteriores excusaciones seguirán el
mismo plazo y las mismas condiciones.
“ Artículo sexto. — Si el nombramiento del
árbitro es aceptado, el Gobierno de Bolivia y el
del Paraguay presentarán sus memorias respec­
tivas en el plazo de doce meses, a contar desde
la aceptación del cargo, en las cuales expondrán
los derechos con que cada uno se considera al
territorio discutido, entregando también cada par­
te los documentos, títulos, mapas, citas, referen­
cias y cuantos antecedentes encuentren favorables
a sus derechos. De éstas memorias y documentos
con que sean acompañadas, el juez árbitro se ser­
virá dar conocimiento a los representantes de
ambas Altas Partes Contratantes, para que un
84 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

solo acto y en una sola vez, sean aclaradas, expli­


cadas o reargüidas, dentro de los noventa días
subsiguientes a la comunicación; conviniendo
también en que a la expiración de los di­
chos noventa días quedará cerrada toda dis­
cusión, cualquiera que sea la causa que
aleguen. Sin embargo, el juez árbitro puede, ven­
cido ese plazo, mandar agregar los títulos y do­
cumentos que considere necesarios, para fundar
el laudo que está llamado a dar.
“ Artículo séptimo. — Si alguna de las Partes
Contratantes no presentare la memoria, documen­
tos, títulos o antecedentes en que apoye sus dere­
chos, dentro del plazo convenido, el árbitro dará
su laudo tomando en consideración lo presentado
por la otra parte.
“ Artículo octavo. — El fallo que dé el árbi­
tro en cualquiera de los casos que quedan enu­
merados, será definitivo y obligará a las partes,
sin que les sea admitido alegar razón alguna
para evadir su cumplimiento.
“Artículo noveno. — La parte del río Pilco-
mayo que antes o después del arreglo de límites
entre Bolivia y la República Argentina fuera del
dominio de la primera, se entiende que se divide
de la República del Paraguay, por la mitad de
la canal principal de dicho río o de su brazo más
importante.
Artículo décimo. — Las Altas Partes Con­
tratantes declaran que oportunamente celebrarán
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 85

una Convención especial para nombrar comisa­


rios demarcadores, con el objeto de señalar mar­
cos divisorios en los, puntos en que debe pasar
la línea divisoria entre una y otra República;
siendo tres los puntos principales, uno sobre la
orilla del río Paraguay, otro en la intersección
de la paralela al Ecuador con el meridiano 63
de París, y la tercera en el punto que dicho me­
ridiano corta el brazo principal del Pilcomayo.
“ Artículo undécimo. — Si la República de
Bolivia fuera favorecida por el laudo arbitral
con la adjudicación de la zona sometida al arbi­
traje, reconocerá y respetará el derecho de los
particulares, que por compras verificadas hasta
la fecha hubieran adquirido del Gobierno para­
guayo el dominio civil ordinario de las tierras
comprendidas en dicha zona.
“ Artículo duodécimo. — El presente tratado
será ratificado y canjeadas las ratificaciones en
esta ciudad de Asunción, dentro de los doce
meses subsiguientes, a la fecha de su celebra­
ción.
“ En fe de lo cual, los predichos plenipoten­
ciarios lo firmaron en los dos ejemplares de
estilo, los sellaron con sus sellos particulares y
lo mandaron refrendar por sus respectivos se­
cretarios, en la ciudad de Asunción del Para­
guay, a los dieciséis días del mes de febrero de
mil ochocientos ochentisiete” .
86 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

A excepción de ventajas leves, este tratado


es, en su totalidad, favorable al Paraguay. Hay
que reconocer que, en su redacción y estudio,
don Isaac Tamayo puso lo mejor de su inteligencia
tan clara, tan segura, tan metódica. Todo está
previsto en el tratado y, dentro de tales previsio­
nes, no cabe la posibilidad de que ninguna de/ las
partes se Luirle de lo pactado. Esto, entendién­
dose que ambas habían de proceder con perfecta
buena üe.
. enció el plazo estipulado para las ratifica­
ciones y ninguno de los congresos había em­
pezado el estudio del pacto. Entonces, en Asun­
ción — siempre en Asunción — la Cancillería
paraguaya y el Encargado de Negocios de Bo-
livia suscribieron un Protocolo extendiendo el
plazo para las ratificaciones. Dicho documento
lleva fecha de catorce de febrero de 1888 y la
prórroga es de nueve meses.
El 23 de noviembre del mismo año, el Con­
greso boliviano aprobó el Tratado y la ley apro­
batoria fue promulgada por el Presidente Arce.
Terminó el año 1888 sin que se produjera
la ratificación paraguaya. Casi a fines de 1889,
el Senado del Paraguay acordó aplazar el estudio
del pacto. El trece de setiembre del mismo año,
el Canciller paraguayo Centurión le dirigió un
oficio al representante de Bolivia, señor Claudio
Pinilla, y le manifestó que el Gobierno paraguayo
consideraba caduco el tratado Tamayo-Aceval.
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 87

Estaba rota la buena fe y de nada habían ser­


vido las escrupulosas previsiones del Ministro
Tamayo.
Entonces, el señor Pinilla publicó, en la
misma capital paraguaya, una enérgica y elocuen­
te declaración — seis de enero de 1890 — cuya
parte principal dice:

“ Primero. — Que la República de Bolivia


mantiene la integridad de sus derechos sobre toda
la zona territorial de la margen derecha del río'
Paraguay, comprendida entre Bahía Negra y la
desembocadura del Pilcomayo, frente a Lambaré.

“ Segundo. — Que desconoce todos los actos


jurisdiccionales adoptados por el Gobierno del
Paraguay respecto de los territorios del Chaco,
así como todas las acciones emergentes de ellos,
acentuando los efectos de esta notificación contra
las adquisiciones particulares o colectivas que se
hubieren hecho o hicieren sobre los indicados
territorios” .
Poco después el señor Pinilla se retiró defi­
nitivamente de Asunción. Había fracasado la
quinta misión diplomática que Bolivia acreditara
en Paraguay, sin que Paraguay hubiera acredi­
tado ni una sola en Bolivia. Las cosas estaban
exactamente como en 1878, antes de que don
Antonio Oui jarro firmase el primer pacto. El
Parlamento boliviano había puesto su aproba­
88 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

ción en los dos pactos suscritos y el paraguayo


había encarpetado ambos.
Esta simple enunciación de hechos basta
para fijar las posiciones morales de ambos pue­
blos.
Entretanto el pacto Tamayo - Aceval signifi-
caba un nuevo reconocimiento de los derechos
presuntos de Paraguay sobre el Chaco y tal re­
conocimiento era casi tan fuerte — por el hecho
de que el Congreso aprobó el pacto — como la
declaración del señor Pinilla, declaración que, de
alguna manera, vino a salvar los derechos boli­
vianos.
El pacto suscrito por don Isaac Tamayo fue,
en Bolivia, motivo de encendidas discusiones par­
lamentarias y periodísticas. Llegó a decirse, poco
menos que oficialmente, que el plenipotenciario
boliviano se había puesto fuera de sus instruccio­
nes y hubo algo parecido a un incidente entre
don Isaac Tamayo y el Canciller Carrillo. A
nadie se le ocultaba en Bolivia que el nuevo tra­
tado representaba un alto esfuerzo transaccional,
una prueba acaso excesiva de amistad y ameri­
canismo. A pesar de todo, primó la política ro­
mántica y al fin el pacto fue aprobado por el
Congreso. Su final ya lo conocemos. Las rela­
ciones entre Bolivia y Paraguay quedaron prác­
ticamente interrumpidas.
?)on Mariano Bapíista preside la sexta

misión al Paraguay y tampoco logia éxito


Más o menos a fines re 1889, clon Mariano
Baptista, cumbre, entonces, de la política bolivia­
na, dijo que, en el litigio con el Paraguay, no
quedaba otro camino que un arbitraje decoroso
y leal. Cuando lo dijo, el gran hombre de Estado
seguramente no presumía que, a corto plazo, iba
a verse en la precisión de ir a defender su teoría
en la misma capital paraguaya.
El 27 de julio de 1890, don Mariano Bap­
tista — en aquel instante la mayor de las figuras
bolivianas y una de las mayores en todas las épo­
cas — fué solemnemente recibido por el Presi­
dente del Paraguay y asumió sus altas funciones
de Enviado Extraordinario y Ministro Plenipo­
tenciario.
De inmediato entabló conversaciones con el
Canciller. La historia de la misión del insigne
tribuno es, quizá, la que mejor revela la tortuo­
sidad de la política paraguaya. La Cancillería
de Asunción obstaculizó la obra de Baptista,
valiéndose de todos los medios. Hubo Canciller
que le dijo al Ministro boliviano que no estaba
92 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

en condiciones de discutir el asunto del Chaco,


porque su ausencia de 21 años del Paraguay le
incapacitaba para tratar a fondo el problema. Un
Canciller de disculpas tan ingenuas, evidente­
mente no es un ingenuo.
Otro Canciller se libraba del asedio de Bap-
tista distanciando las audiencias.
Baptista rompió la política de las transac­
ciones y se colocó dentro de la jurisprudencia;
tal es el altísimo significado de su misión. Em­
pezó por aceptar una posible aprobación del tra-.
tado Quijarro - Decoud o del Tamayo - Aceval,
con modificaciones. De no ser esto posible, pro­
ponía un nuevo pacto con previa discusión de
títulos. En caso de que esto no le conviniera
al Gobierno paraguayo, Baptista formulaba una
invitación neta y simple para ir al arbitraje.
Siempre los cancilleres paraguayos se excusaron
de entablar negociaciones con Baptista. Le pro­
metían, sí, estudiar con preferencia sus proposi­
ciones; pero jamás le dieron respuesta para
alguna de ellas.
Fatigado Baptista con tantas dilaciones y
con tan escurridiza diplomacia, resolvió una ofen­
siva jurídica. Y el cinco de octubre de 1891, le
dirigió a la Cancillería de Asunción, su famoso
memorándum. Hasta ahora, el memorándum de
Baptista es lo mas completo, lo más claro, lo más
eficaz que ha producido, en el pleito con Paraguay,
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 93

la diplomacia boliviana. Tiene hasta el mérito de su


brevedad.
Con formidable acopio de todos los datos geo­
gráficos, históricos, políticos, eclesiásticos, diplo­
máticos, el eminente político, orador y jurista,
formula una defensa del derecho boliviano, que
aun no ha sido superada. La respuesta paraguaya
resultó pobre al lado del memorándum boliviano.
Este documento de Baptista, quizá el mejor
en su larga producción diplomática, debe ser pu­
blicado íntegramente. Helo aquí.
“ Para la negociación de límites con el Para­
guay, los Gobiernos y las Cámaras de Bolivia se
han dividido en dos opiniones. Consiste la una en
llevar aquélla por términos estrictamente jurídi­
cos buscando la definición legal. Prefiere la otra
que, cediendo del derecho, se la trate por vía de
transacciones, teniendo principalmente en vista
el acuerdo y fomento de los intereses económicos.
En la diplomacia ha predominado este segundo
propósito, perseguido por las varias Legaciones
acreditadas en la Asunción. En este sentido se
estipularon los pactos Quijarro-Decoud (1879)
y Tamayo-Aceval (1888). Las Cámaras bolivia­
nas discutieron ardorosamente el primero, lográn­
dose de ellas en 1881 la ratificación del convenio,
con la reserva de que más abajo de lo que se creía
«Bañados del Pilcomayo» innavegables, se bus­
case para Bolivia una área de territorio que le
permitiera depararse un punto de comunicación
94 EL c h a c o boreal es bo livia n o

con el exterior. Dos legaciones fueron acredi­


tadas para obtener esta modificación, infructuosa­
mente solicitada hasta 1886, en que el Congreso
boliviano levantó la reserva y aeeptó llanamente
el pacto.
“ Como no lo hubiese considerado el del Para­
guay, Bolivia envió un negociador para buscar
la apetecida ratificación, que tampoco se obtuvo;
viéndose el Ministro boliviano en la necesidad
de prestarse a una nueva negociación y a la ela­
boración de un nuevo Pacto, modificatorio del de
1879; el de Tamayo-Aceval, ratificado por las Cá­
maras bolivianas en 1888.
“ El Gobierno paraguayo invocó diversas cau­
sas producidas incidentalmente, para no homo­
logar los convenios; pero aparece evidentemente
que en cada uno de ellos, Bolivia ha estado rea­
gravando la cesión de sus derechos.
“ Muéstrase este resultado al considerar que
el pacto Quijarro fijaba la línea de demarcación
«en el paralelo que parte de la desembocadura
del río Apa hasta encontrar el ríq Pilcomayo».
Y a se ha indicado que Bolivia pidió infructuosa­
mente se le permitiera alcanzar en la orilla de
este río un punto accesible para la navegación,
señalando, entre otros arbitrios, «que la línea
Norte-Sud al Occidente, rematase en el meridia­
no 63».
“ En el tratado Aceval la propiedad que estaba
reconocida a Bolivia hasta el grado 22, fué de
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 95

clarada litigiosa desde más allá del grado 21.—


«La línea del Apa, dice este último Tratado, y la
línea que pasa una legua al Norte de Fuerte
Olimpo, quedarán sometidas a la decisión defini­
tiva de un Fallo Arbitral».
“ Las sucesivas renuncias que hace Solivia,
quedan explicadas con esa opinión allí dominante
de sus hombres públicos, de zanjar la cuestión,
esquivando un pleito de rigor jurídico, no por te­
mor a él, ciertamente, sino para mejor cimentar
la solidaridad en el progreso de los pueblos;
porque la noción pura del derecho, dar a cada
uno lo que es suyo, favorece el de Bolivia a todo
el Chaco Boreal.
“ En el pleito de linderos interamericanos,
sabido es que el uti possidetis del año 10 es la
regla, a la vez que el paladium de la justicia.
Deliberaciones de cuerpos legislativos, declara­
ciones de Gobiernos, factums diplomáticos. T ra­
tados, Prolegómenos de derecho público, han
asentado este principio, de Méjico a Chile; por
manera que, las Repúblicas de nuestro Conti­
nente, resuelven con seguridad sus cuestiones de
frontera, teniendo a la vista las leyes de Indias
y el Cedulario Real.
“ Por aditamento, úsase invocar el testimo­
nio de los demarcadores y cosmógrafos españo­
les, de los virreyes y de los historiadores con­
temporáneos, así como los mapas de autorizada
g6 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

c inmediata formación, base de posteriores com­


pilaciones.
“ Por digresión suele hablarse de fundacio­
nes levantadas contra la ley, de posesiones más
o menos precarias y hasta de meras expedicio­
nes llevadas a los desiertos.
“ Pues, en la litis con el Paraguay, estos
capítulos del derecho boliviano a todo el Chaco
Boreal, aparecen rigurosamente demostrados.
“ Muestra dá de ello el siguiente cuadro mar­
cado por líneas generales pero precisas, que bajo
la forma de una simple exposición abarca los
principios fundamentales de una polémica que el
Gobierno boliviano no ha querido registrar.
“ El uti possidetis del año io es un apotegma
de las Repúblicas americanas para definir sus
cuestiones de límites.

“ El uti possidétis está deslindado y fijado


por la ley española, cuando ella establece la ju­
risdicción, específicamente, por orden directa del
Rey. (Recopilación de Indias, ley i.a, título 2.°,
libro 3.0)
“ Resuélvese consiguientemente todo pleito de
límites apelando a la Recopilación y al Cedulario
Real.
“ Pertinentes al nuestro, corren las siguien­
tes disposiciones reales.
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 97

“ En septiembre de 1559 fue creada la A u ­


diencia de ¿Charcas, teniendo por límites el Pa­
cífico, el Atlántico y la línea de demarcación con
el Portugal. (Recopilación de Indias, ley 9a, título
13, libro 2.°)
“ Quedaban evidentemente sujetos a este
acuerdo «todos los territorios que no hubiesen
sido materia de jurisdicción creada con poste­
rioridad a lo establecido en aquél».
“ Fué confirmada la disposición legal de 1 5 5 9
con expresarse que hacían parte de la jurisdic­
ción de Charca4 el Tucumán separado de Chile,
con Mojos, Chiquitos y las 'tierras que tienen
pobladas Andrés Manso y Ñuflo de Chávez, con
lo demás que se poblare en aquellas partes en
tierra que haya desde la dicha ciudad de La
IMata hasta la ciudad del Cuzco. Real Cédula de
29 de agosto de 1563.
“ Aparece, por lo tanto, muy natural que en
carta de 3 de julio de 1591, el ¿Virrey de Lima,
Luis de Velasco expresase a la Audiencia de
Charcas, «que estaba en la jurisdicción de ella
el territorio donde Andrés de Manso había fun­
dado un pueblo».
“ Corría el territorio marcado hasta frente
a la Asunción, como lo muestra la circunstancia
de que en el alinderamiento «había un Río que
se llama Pilcomayo y va a salir frontero a las
casas dó están poblando los Españoles del Río
de la P lata;.......... y habrá de travesía al Río
98 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

donde está poblando Andrés Manso cuarenta le­


guas». (Cédula del 10 de diciembre de 1563,
que está en la publicación de documentos inédi­
tos de don Luis Torres de Mendoza).
“ Sin embargo de todo lo mandado en las
anteriores Cédulas, temió la Audiencia de Char­
cas «habérsele acortado el Distrito que no llegaba
allí con doscientas leguas»; el Rey la tranquiliza
asentando lo que sigue: «Como habéis visto por
la provisión que se os ha enviado, a aquellas
Provincias las hemos mandado poner bajo el Dis­
trito de esa Audiencia, y vosotros, de aquí en
adelante, podéis proveer lo que os pareciere y
veredes». (Real Cédula de i.° de octubre de
1556)-
“ Sobrevino la división de dos Gobernacio­
nes, la del río de la Plata y la del Paraguay:
«El un Gobierno sea el Río de la Plata, agre­
gándole las ciudades de Trinidad, Puerto de
Buenos Aires, Santa Fé, San Juan de las Co­
rrientes, Concepción del Bermejo; el otro, el Go­
bierno del Paraguay, agregándole por cabecera
la ciudad de la Asunción y las de la Provincia
del Guayrá, Villa Rica del Espíritu Santo y la
ciudad de Santiago de Jerez». (Reales Cédulas
de 1617 y 1618 recordadas por la de 1662).
“ Ni la creación de la Real Audiencia de Bue­
nos Aires por Cédula de 2 de noviembre de 1661,
ni su posterior supresión, alteraron en nada la
jurisdicción del Paraguay, que continuó «circuns­
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 99

crita a las cuatro ciudades de la ribera oriental»..


(Real Cédula de diciembre de 1662).
“ Solo se le abonó su fundación del Rosario
del Timbo en el Chaco Central. (Real Cédula de
29 de enero de 1765, confirmada por la de 15 de
julio de 1769).
“ La última desmembración que trajo la A u­
diencia Pretorial de Buenos Aires por Real
Cédula de 1783, abarcaba en sus límites juris­
diccionales todas las tierras que se comprenden
en las provincias del Río de la Plata, Paraguay,
Tucumán; con jurisdicción «de todo lo que al
presente esté pacífico y poblado en las dichas tres
Provincias y de todo lo que se redujere, pacifi­
care y poblare en ellas».
“ Vése, pues, como, a partir de 1559, aparece
constantemente reservado el Chaco a la jurisdic­
ción de la Audiencia de Charcas, en agosto y
diciembre de 1563, en 1566, 1617 y 1618, en
abril y diciembre de 1662, en 1763, 1769 y 1783.
“ Aun en las Reales Cédulas, expedidas por
medida nacional, para atender a la seguridad de
las fronteras hispano-americanas, como aquella
que franquea el Real Erario para resguardar el
Oeste y el Sud de la Costa Occidental del Río.
(Real Cédula del n de junio de 1791) y el nom­
bramiento que para ese mismo fin hizo el Rey en
Verdugo, encargándole facilitar las Expediciones
al Chaco (17 7 7 ); entre esas mismas Cédulas,
cuando hay alguna que menciona por incidente
ÍOO EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

los alcances de una jurisdicción interior, queda


corroborada la única Legislación válida que es la
establecida directamente.
“ Así cuando el Rey ordena se levanten for­
tines «para celar con especial cuidado los confi­
nes de Matogroso, de que injustamente se hallan
apoderados los Portugueses y evitar sus incur­
siones por tierra», menciona que dichos Portu­
gueses «atraviesan Chiquitos y Zamucos a la de
Chiriguanos hasta el Corregimiento de Tari ja,
en que se encuentra el río Pilcomayo, que vá atra­
vesando todo el Chaco hasta la Asunción del Pa­
raguay: de forma que por tierra pasan a los con­
fines de la Plata, atravesando por agua los
términos y posesiones más internas, hasta el Pa­
raguay». (Real Cédula de 13 de setiembre de
1772, en el cedulario completo y auténtico del
Virreynato del Perú).
“ Queda aquí cerrada la única demostración
jurídica que cabe dar en este género de contro­
versias; pues era tan inconcuso el derecho al te­
rritorio, que sólo podía conferirlo el Poder Real,
que, aun tratándose de corregimientos dentro de
la misma jurisdicción, interviene el Rey celosa y
exclusivamente, (Real Cédula de 25 de diciembre
de 1783. (Cedulario del Virreynato del Perú).
“ Concluían con razón Jorge, Juan y Anto­
nio de Ulloa: «quedaron por consiguiente unidos
siempre y sujetos a la presidencia y audiencia de
Charcas, todos los territorios a que no alcanza-
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO IOI

han obispados de posterior creación»; lo cual es­


taba mandado en el artículo i.° de la Ordenanza
de Intendentes; y en el caso, es decir, en el Obispa­
do del Paraguay, declarado estaba a Meló de
Portugal «que su Gobernación comprendía todo
el territorio de aquel Obispado».
“ La Bula Ereccional del Obispado es de ju­
lio de 1547. Comprende «la Asunción y parte de
la provincia del Río de la Plata» con la concesión
al Rey y a sus descendientes «de que mudarán,
alternarán, ampliarán la división». La reserva
del Chaco, ahora cuestionado a la Audiencia de
Charcas, corre desde el año 1539; no pudo entrar
como parte en la provincia del Río de la Plata.
Por eso la Legislación Real sobre jurisdicciones
se movió libremente en ese territorio, teniendo
mucha razón Azara en consignar, «que los Go­
biernos del Plata y del Guayrá, conservan los
mismos límites en lo espiritual y temporal, que los
he marcado en mi carta; exceptuando los del
Chaco, por que a pesar de su inmediación al Pa­
raguay, no posee éste parte alguna de territo­
rio». (Viajes en la América Meridional, capítulo
14, página 215, edición de Buenos Aires).

“ Otras demostraciones son de supereroga­


ción ; demás sería recordar el acta que fundó a
Concepción del Bermejo, que deslindándola de
Charcas, registra con evidencia la jurisdicción
10 2 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

de esta última; pero cabe advertir que fuera de


la documentación oficial, los escritores dieron
firmeza de su parte a lo establecido por el Cedu-
lario y las leyes de Indias. Su testimonio es efi­
ciente, cuando su cargo o su situación los habi­
lita para prestarlo.
“ Tal es el del capitán don Juan Francisco de
Aguirre, en su diario (Archivo de Buenos Aires,
tomo i.,° página 272). «Como provincia espa­
ñola, (el Paraguay), comprende en diferencia de
paraf ios, desde el río Aquidaban al río Tebi-
cuarí; y de E. a O. el mayor espacio es la dife­
rencia de meridianos entre la captial Asunción
y la Villa, etc. Los Españoles (página 207) aban­
donaron las expediciones del Río arriba, porque
a Santa Cruz de la Sierra se le dió la jurisdic­
ción hasta el Río Paraguay».
“ Tal es Azara dedicando un grande mapa
al Cabildo de la Asunción. El límite del Para­
guay por el Chaco, es el mismo Río Paraguay,
por no tener posesiones en el Chaco». (M. G.
Memoria histórico-geográfica (1793). No ha
marcado los límites del Chaco porque «a pesar
de su inmediación al Paraguay, no posee parte
alguna de ese territorio». (Viajes, capítulo 14,
página 215).
“ Es el otro demarcador M. A. Flores: «No
se conserva memoria ni del camino que en otro
tiempo hacían al Perú los moradores del Para­
guay. Estos desde sus poblaciones miran la banda
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO IO3

opuesta al Río, de algunos años a esta parte,


•como un golfo interminable de tierra en la que
se pierde todo rumbo. Así se ha visto que en
•algunas entradas a que les ha obligado la nece­
sidad de castigar a los Indios del Chaco, sus
fuertes e importunos enemigos, cuando más se
han apartado del Río diez o doce leguas».
"Julio R. César, de la Comisión demarca­
dora: «La circundan (Provincia del Paraguay)
varias naciones de Indios: al Oeste el mismo
Río Paraguay, tierras idólatras del Chaco, cuya
ribera por última disposición de la Corte, se ha
mandado poblar a fin de contener a los Portu­
gueses».

"Junto a estas afirmaciones de los que demar­


caron el territorio en ejecución de la Ley, pueden
citarse las de los autores, testigos, por decirlo
así, de primera mano, que se,hallaban en el caso
de tomar sus informes en las verdaderas fuentes.
Así Guevara nos dice, que los límites del Para­
guay fueron señalados en esta forma: «al Oeste
el mismo Río».
“ El Padre Soliz coloca la Provincia «entre
los Ríos Paraná y Paraguay» (Ensayo sobre la
Historia del Chaco).
"E l Padre Nicolás del Techo, consigna los
lindes de aquélla, «desde su Río al Este».
"Cosme Bueno, Cosmógrafo Real: «confina
104 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

por el Poniente, mediando el Río Paraguay, con


las tierras del Chaco habitadas por muchas na­
ciones infieles que se extienden y tocan a la pro­
vincia del Tucumán».
“ Guía de Forasteros, Buenos Aires, 1813:
«Se extiende por el Nofte y orilla oriental del
mismo río».
“ Alcedo, (su Diccionario). Confina, mejor
dicho se extiende por el Poniente con el país del
Gran Chaco, habitado de muchas naciones infie­
les, que se extienden hasta tocar ¡a Provincia del
Tucumán, mediando el Río Paraguay». Si es
cierto que el mismo diccionario fija el límite cen­
tral de Bolivia en el paralelo 22, materia de un
debate con la Argentina, ha de notarse que ahora
se trata de su aledaño Oriental, Occidental del
Paraguay, sin nación intermedia entre ambos
Estados.
“ Si Jorge, Juan y Antonio de Ulloa no men­
cionan el Chaco, corre su declaración (ya regis­
trada) de reservar a la Audiencia de Charcas,
todo aquello que no se hubiera segregado de ella
por disposición posterior.
“ Debe citarse, por fin, a Molas, Historiador
paraguayo: (1840). No tiene al Oeste límites
designados y como hasta hoy no tiene posesiones
permanentes en el Gran Chaco, puede conside­
rarse como su límite actual el Río Paraguay».
“ Entre tantos testimonios e informes de pri­
meras autoridades, solo uno de análoga, sino de
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 105

igual significación, el Padre Charlevoix, plantea


la cuestión como dudosa, asentando con referen­
cia al Padre Lozano, que el Chaco no tiene lí­
mites; a la vez de marcar el límite de Chiquitos
en el grado 21.
“ Los grandes mapas del trazado original o
formados con materiales directos y pertinentes,
abonan como no podía menos de ser, un idéntico
resultado. A este género pertenecen, y esa de­
mostración dan, el Gran Mapa de Azara, obse­
quiado al Cabildo de la Asunción; el de Azara y
Cabero: el de Flores, Veranda y Pacheco; de
Oyárvide, de Requena, demarcadores; el de Je­
suítas, 1732: el de D ’lle, (formado con la des­
cripción del Padre Techo) de Coronelli; D ’An-
ville, 1733, de Bellini; el de Lastarria, recomen­
dado por Azara; el de Wiener, el de Cruz, Cano
y Olmedilla; solo este último dá al Paraguay un
pequeño triángulo sobre el Chaco.
“ Aquí termina el examen, de los títulos de
propiedad y el de la aplicación y comentarios
autorizados que de ellos han hecho funcionarios
Españoles, hombres de ciencia e historiadores
competentes. La demostración en derecho no ha
menester de ningún otro aditamento.
“ A la Ley Española imperante el año 10, es
decir, el itti-possidetis, tomado en su rigor jurí­
dico, sólo cabría la excepción de dar por válidas
las modificaciones traídas a la jurisdicción por
el derecho histórico o revolucionario, que formó
IOÓ EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

o reconstituyó las nacionalidades, durante la lu­


cha por nuestra independencia. Las poblaciones
capaces de deliberar pudieron entonces expresar
su voto colectivo para adherirse al cuerpo político
que fuera de su elección; acto de soberanía ge-
nuinamente eficiente de la vida pública.
“ Pero tratándose no de vecindarios, sino
de territorios desiertos y ocupados por salvajes,
la posesión de facto nunca podría alzarse contra
el título.
“ En este punto, tendrían lugar a lo más
concesiones graciosas aconsejadas por una polí­
tica fraternal, hechas en vista de ventajas inme­
diatas, de intereses apremiantes, que hicieran
posible una cesión parcial del derecho.
“ Esta misma composición amistosa, de favor,
sólo sería explicable fundándose en posesiones
mantenidas en establecimientos permanentes, en
una ocupación seria y efectiva, capaz de revelar­
se con distinción y solidez en la época Colonial,
o a lo sumo junto con la lucha de nuestra Inde­
pendencia.
“ Para fijar este punto, dan felizmente so­
brados materiales la historia y discusión de las
fundaciones Jesuíticas, los documentos acumula­
dos con motivo de la Litis Internacional Lusi­
tano-Española, los trabajos de demarcación asi­
duamente seguidos por comisiones científicas de
España.
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 107

“ Para cada época acuden testigos como


Aguirre, Lozano, Dreischoffer, Echeverría, A za­
ra, los Gobernadores Meló y Pinedo, el Cabildo
de la Asunción, ya sea representando, ya sea in­
formando; todo traído para una demostración
evidente, a partir del siglo X V I, hasta el 15 de
febrero de 1812.
“ Muéstrase por ellas que en las primeras ex­
pediciones de la conquista, fueron creadas las
cuatro ciudades de la ribera Oriental, destruidas
tres de ellas por los Mamelucos de San Pablo
que arrebataron sucesivamente también al Para­
guay, Matogroso, Cuyabá y hasta la Provincia
de Guayrá. Junto con esos enemigos circundaban
el territorio de la Asunción los Guaycurúes, si­
tuados entre el Confuso y el Pilcomayo; los Abi­
pones que yacían sobre la región Austral del
Pilcomayo hasta las alturas de Santa Fé y Co­
rrientes; los Payaguás en orillas al Sud del mis­
mo Río. Los primeros nunca pudieron ser domi­
nados ni aun antes del siglo X V II. (Aguirre-
Diario, tomo i.°, página 898); ni en la segunda
mitad del mismo «pusieron pie en ellos los espa­
ñoles». (Funes-Ensayos); «ni podían penetrar
allí caballo ni gente española». (Padre Lozano).
Cuando en el último tercio del siglo X V II se
perdió Villa Rica, para defender la Asunción se
vieron forzados a tomar las armas los esclavos,
los estudiantes, los religiosos y eclesiásticos. Al
comenzar el siglo X V III (1702) hubo de pedirse
108 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

auxilios a la Comisión Jesuítica de los Guaycu-


rúes. Asentados los Payaguás en 1717 como co­
lonos, a legua y media de la Asunción, aquejaron
la capital en 1731 reunidos a los Guaycurúes.
Por segunda vez fué tabla de salvación en 1735
el concurso de las Misiones Jesuíticas. Con la
agitación de los comuneros, la jurisdicción para­
guaya en 1744, quedaba reducida a doce leguas
de la Asunción. Por ello en 1748, Cabildo y Go­
bernador, «mirándose a ¡a orilla del precipicio»,
impetraban el auxilio del Virrey de Lima. En
1778 el Gobernador Meló afirmaba que los bar­
baros, pasando a este lado del río al sitio de Re­
molinos, había dejado un solo bautizado (Trelles) ;
como en su Informe del 13 de mayo de 1780
declaraba que su anhelo era reconstruir ese mis­
mo Remolinos, deseando poblar esa costa. En
1780 constan del mismo análogas informaciones
prestadas por el Gobernador Eclesiástico y el
protector de naturales, quedando todo confirma­
do por la Representación del Cabildo al Rey en
1782. (Trelles). No se ha conseguido de los bár­
baros, decía el Gobernador Pinedo, (informe de
1786.— Colección Calvo), ni aun una paz es­
table.
“ Cierra este cuadro el Informe del Cabildo
de la Asunción a las Juntas del Río de la Plata
(13 de febrero de 1812). Nada podía informar
sobre el Chaco por cuanto que carecía de noticias
■ al respecto y las expediciones desgraciadas que
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 1CX)

s[e habían intentado desde el río Paraguay para


castigar a los bárbaros deprédadores de las es­
tancias vecinas al Chaco, jamás lograron apar­
tarse de sus márgenes. (Memorándum argentino
de 1874).
“ Tan tenaz lucha sostuvo el Paraguay, para
precaverse en su orilla izquierda al Norte y al
Sud de la Asunción, esforzándose para cubrir
el valle del Salado con San Agustín de la Em­
boscada, intentando fortificar la línea del Apa,
sin otro resultado que la fundación de Villa
Concepción.
“ Meló esforzadamente planteó al Sud fuer­
tes o reducciones, Ñunday, Lobato, Naranjay,
Herradura, Taribó (Información de los trein­
ta testigos presentados por el Síndico de Asun­
ción), con un solo ensayo de establecimiento
Toba en el Chaco Central, San Antonio frente
a Naranjay (Azara y Aguirre).
“ De esta manifiesta situación brota el con­
vencimiento de haber sido imposible al Gobierno
Paraguayo, llevar a la orilla Occidental del Río,
la acción de sus pobladores tan coartada desde
un principio en las márgenes Orientales.
“ Cítase como una fundación en el Chaco
Boreal el Ensayo de Amando González. Lo des­
cribe Aguirre (Diario, tomo 2.0), bajo el dictado,
por decirlo así, del mismo González, con quien le
unían lazos de estrecha amistad. — «Llegóse a
establecer un Potrero y a empezarse la construc­
lio EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

ción de una Casa; nada se llevó a efecto porque


los Indios iban y volvían; de tal suerte que se
vió en la necesidad de despoblar en 1790, vol­
viendo a repasar el resto de su ganado, después
que los indios le robaron lo más.
“Amando González coloca su fundación bajo
el nombre de Potrero, frente a la Emboscada,
Quien lo sitúa a dos leguas N. N. O. de Nueva
Burdeos: otro a seis leguas al Norte de Asunción,
y C. López, en 1855, marcó su lugar en el que
ahora está ocupado con Villa Hayes. Lo han lla­
mado también Melodía, Remolinos, Amando--
Cué.
“ Por el mismo Aguirre sabemos que en el
año 1795 el carpintero Flecha, tenía su toldo y
una lechería, habiéndose acordado la dejación
del puesto en 1798.
“ Lo más avanzado en la Costa Norte, es
el Fuerte Olimpo.
“ Recuérdese que no se estudia aquí una cues­
tión planteada en términos de justicia y apare­
jada para provocar una decisión de derecho.
Ocioso sería un debate de este género ante la Ley
i.a, título i.°, libro 5.0 de las Recopiladas; y ya
se ha visto que la jurisdicción territorial, debía
ser específicamente determinada, aun tratándose
de simples corregimientos.
“ Ahora se considera únicamente el caso de
una posesión tomada abusivamente por la Au-
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO III

loridad local contra el derecho de territorio que


crearon y resguardaron las leyes de la Metrópoli;
y de sobreseer, por otro orden de motivos, en
las conclusiones jurídicas que llevaría consigo
ese antecedente; pero tal antecedente no existe;
el Fuerte Olimpo no ha sido fundado por la au­
toridad local.
“ La naturaleza y condiciones de esta fun­
dación, fueron muy al por menor explicadas y
descritas por el mismo Aguirre, por Azara, (Co­
rrespondencia Oficial inédita, página 21) y por
el Virrey Arredondo.
“ Para oponerse a las invasiones portugue­
sas, cuya base fincaba en los Fuertes Coimbra y
Alburquerque, mandó el Monarca Español «se
construyera fuertes en la orilla occidental del Río,
franqueando para todo su real erario, el que una
vez cubierto, no fue difícil cumplir la orden».
“ La menciona Arredondo como dispuesta
para establecer guardia al occidente del Paraguay
entre Coimbra y Concepción, a fin de impedir a
los portugueses de introducirse más. al Sud; y
previene al Gobernador Intendente «lleve a efecto
la real resolución».
“ Azara señalando el peligro de que los por­
tugueses se vendrían hasta Corrientes, aconseja
«que el Gobierno del Paraguay, forme población
en la costa Este del Río, cerca del Apa: Santa
Cruz v Cochabamba forman al Oeste del
“ Esa fundación obra del Poder general, fue
112 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

acondicionada para resguardar fronteras His-


pano-Americanas: fué acto inmediato y directo
de la Realeza cumpliéndose a favor del servicio
de la Corona, al cuidado de Buenos Aires, o me­
diante Comisiones dadas en razón de domicilio,
a súbditos y gentes diversas.
“ A nada conduciría que fueran menciona­
dos Formosa (Chaco Central), Monte Claro,
Oran je, Santa Elena, etc., al Sud de la Asunción
y en la Costa Oriental, posteriores a 1810, cedi­
dos por el Paraguay a la República Argentina.
“ Tampoco sería dable pensar que las expe­
diciones bastaban para establecer jurisdicción.
“ Se ha comentado la de Patino. Conduce a
formarse una idea exacta de ella, distinguir lo
que no puede confundirse, a saber: la Goberna­
ción paraguaya de la provincia o provincias Je­
suíticas del Paraguay, Río de la Plata, Tucumán,
Tarija, Charcas. En esa denominación se halla­
ban comprendidos los Colegios de Asunción, Co­
rrientes, Santa Fé, Buenos Aires, Rioja, Cata-
marca, Estero, Salta, el máximo de Córdoba, el
de Chuquisaca. (Padre Echevería, 1762: Padre
Lozano, 1733: Padre Dreischoffer, Traducción
Inglesa 1822).
“ Pues concurrieron a la expedición del Pil-
comayo los Jesuítas de Chiquitos, Suarez y Cas­
tañares por el lado de Zamucos; los Conversores
de los Guaraníes, Patiño y Rodríguez, nativos
de Asunción, por la boca del Pilcomayo; del
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO II3

Colegio del Paraguay salió Niebla, obrando todos


a iniciativa de Urizar, no sin haber pedido antes
otro Jesuíta a la Reducción de San Esteban
(Padre Patricio Fernández, Relación Historial,
página 434; Padre Lozano, Descripción Geográ­
fica del Chaco, párrafo 82, página 480; Charle­
voix, Historia del Paraguay, título 4.0, libro 16,
página 315).
“ No sería pertinente el recuerdo de la expe­
dición Espíndola en 1784, porque «no fue a con­
quistar, sino únicamente a proporcionar medios
de abrir un camino desde la provincia del Para­
guay a la del Tucumán (Carta del Gobernador
del Paraguay, Joaquín de Alós, al Virrey A rre­
dondo en 18 de junio de 1784).
“ Si se quisiera traer a cuento las Expedi­
ciones Alto-Peruanas, bastaría consultar a Diego
de Mendoza en su «Crónica de San Antonio de
los Charcas», o a Patricio Fernápdez en su «Re­
lación Historial de los Indios que llaman las
Misiones de Chiquitos», y juntar al recuerdo de
esos esfuerzos seculares, el de los persistentes
que' ha seguido haciendo Bolivia.
“ Contra lo demostrado en sus términos de
rigor jurídico, de materia para amigable com­
posición, o de motivo para una concesión gra­
ciosa, no se podrá argüir levantando la protesta
Benavente que empeoró el remate de la jurisdic­
ción boliviana, ciñéndolo al grado 22.
114 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

“ No liga al Gobierno boliviano esa protesta


desprovista de sus instrucciones, lanzada preci­
pitadamente el mismo día (22 de agosto) en que
fue conocido el Tratado secreto del 15 de julio
de 1852; cuando , por otra parte, todo lo contra­
rio a la declaración del diplomático, aparecía
establecido directa y oficialmente por el Gobier­
no de Bolivia, en resguardo de la fé pública de
su país.
“ En qué sentido tomaba la República sus
derechos territoriales, se encargó de evidenciarlo
y de esparcirlo la prensa de Montevideo, llevada
por los argentinos y orientales al rededor del
año 46.
“ «El Restaurador», órgano oficial publicado
en Sucre, asentaba el sentido general de esa
propaganda, a saber: El derecho de Bolivia a la
margen occidental del río Paraguay. (i° de
junio de 1846).
“ Ni la posesión de estos antecedentes, ni la
de los demás que los integran, ni los treinta
años transcurridos de espectativa o de empeño
para negociar, ni cuatro Legaciones de primera
clase fracasadas en la Asunción, fueron parte a
impedir que viniese una quinta, con la misma
persistencia de buscar transacciones y acuerdos
amistosos, al servicio de urgentes intereses, en­
tre otros, el de una ya contratada Hnea férrea
a breve plazo entre las fronteras.
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 115

“ Desde su primera palabra hizo constar la


Legación estos móviles de ajuste; porque «no
en vano la Providencia había vinculado la soli­
daridad de nuestra futura vida de Naciones, a
la contextura misma de nuestros territorios; no
en vano cruzaba delante de esta Capital esa
potente arteria, buscando un fin a su destino en
las regiones de Bolivia».
“Abundando en iguales motivos de conduc­
ta, el digno Presidente de la República, dió
facilidades a la negociación, declarando: «la
trascendental importancia de resolver el problema
de un intercambio comercial con el rico país
(Bolivia), que por su posición geográfica y la
naturaleza de sus valiosos productos, está desti­
nado a vincularse íntimamente con esta nación
(el Paraguay), por intereses morales y materia­
les, no pudiéndose explicar, en verdad, cómo
estos dos países han podido permanecer aislados,
sin comunicaciones dirigidas* a fomentar sus
intereses comerciales».
“ Pudo entonces el Negociador boliviano
introducir llanamente, el mes de julio, la propo­
sición de que el Gobierno paraguayo se sirviese
ratificar cualquiera de los Pactos preparados
ante su Cancillería, el de Quijarro-Decoud,
alzándose de su texto toda reserva boliviana; el
de Tamayo-Aceval, tal como había sido redac­
tado; pero que si el Excelentísimo Gobierno pre­
fería buscar una solución jurídica, «se apelase
IIÓ EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

al Arbitraje», resguardándose la necesidad y


eficacia de este procedimiento «con estipular que
el juicio y la sentencia arbitrales' tuviesen lugar
en un plazo breve y perentorio». En la contes­
tación se conmemoran los dos primeros expe­
dientes; pero guardándose completo silencio sobre
el arbitraje. Añadíase que «el Gobierno estaba
animado del mismo vehemente deseo de ver so­
lucionada, a la mayor brevedad posible, la cues­
tión de límites entre nuestros países, tratándose
para ello de designar un Plenipotenciario».
“ Esperaba la Legación que todo el mes de
agosto abriese campo a la intervención congre-
sal en los Tratados, pero a condición de ha­
cerse efectiva la tarea diplomática.
“ Como el señor Ministro de Relaciones
Exteriores no dejase sentir indicación alguna,
la Legación le suplicó el 13 de agosto, «se dig­
nase responder a la proposición de julio, o por
lo menos conceder al Negociador una entrevista
para departir en el asunto». Prometió el señor
Ministro dar de inmediato la contestación escri­
ta; pero sólo concedería la entrevista ocho días
después. Llenado este plazo se puso el Nego­
ciador a las órdenes del señor Ministro, que
declaró no serle posible todavía conceder la A u ­
diencia reclamada, hasta tanto se consultara el
asunto al Ministro de la Guerra, entonces ausen­
te. Se llamaría al Negociador boliviano, por
nota verbal, antes de cuatro días probablemente.
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO II7

“ Consignando estos precedentes, pasó el Ne­


gociador al Excelentísimo señor Ministro de
Relaciones Exteriores, una carta oficial de 27
de agosto: Iioy pido licencia, decía, para señalar
a la alta penetración de V. E. el inminente re­
ceso de las Cámaras, que llevará, por tercera
vez, a términos de proyecto y de aplazamiento, el
arreglo de nuestros* límites internacionales. La
palabra de este Congreso está indispensablemen­
te llamada a confirmar las estipulaciones del
Excelentísimo Gobierno». Impuesto de la ante­
rior comunicación el día 27, ofreció al señor
Ministro dar una respuesta inmediata.
“ Ingresóse al mes de septiembre, sin otro
resultado. El 9 adujo la Legación en oficio de
ese día: «Creo oportuno hacer presente a V. E.
que me he visto obligado a suspender toda comu­
nicación con mi Gobierno, no obstante la alarma
que le causará el receso de las Cámaras para­
guayas cuya palabra tranquilizadora ante los
compromisos repetidos del Congreso boliviano,
era ya de esperarse. Una explicación a mi Go­
bierno de parte mía, se ha hecho ya necesaria, y
abrigo la esperanza de que V. E. me ha de pro-
procionar la ocasión de motivarla».
“ A esta sencilla solicitud, tantas veces y en
tantas formas reclamada, se sirvió responderme
el señor Ministro, en fecha 11 de septiembre.
Después de resumir los dos oficios de la Lega­
ción, el señor Ministro, agrega: «que el Con-
Il8 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

greso sesiona constitucionalmente desde el i.° de


abril hasta el 31 de agosto». Su receso, en opinión
del señor Ministro, no puede afectar en lo más
mínimo la solución de las negociaciones. Está
él nombrado desde el 25 de agosto, Plenipoten­
ciario para concluir Tratados de límites, amistad,
comercio, navegación y convención postal. Des­
pués de concluidos y firmados estos Tratados, qui­
zá el Excelentísimo Señor Presidente de la Repú­
blica, considere necesario ejercitar una de sus atri­
buciones constitucionales, convocando al H. Con­
greso Nacional a sesiones extraordinarias, para
someterlos a su aprobación». Deja así contesta­
das las referidas notas.
“ Este despacho no abría ningún camino a
la conferencia inicial solicitada. Quizá dejaba
presumir la subordinación del Tratado de límites
a otros ajustes que debían ser previamente fir­
mados, compensando el favor que obtuviese el
Negociador boliviano para el Tratado principal,
base necesaria y causa eficiente de los otros.
“ Sin parar mientes en esta precaución para
no comentarla, la Legación en su oficio de 17 de
septiembre, se redujo a observar que el señor
Ministro en el contexto del suyo «no abarcaba
el objeto de la reclamación, por no haber sido
quizá bastantemente precisado. Se reducía a que el
Señor Ministro se sirviese hacerse cargo de la
proposición de julio, fuese para rechazarla, fuese
meramente para tomarla en cuenta, dignándose
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 1 19

abrir tina conferencia de estudio de cualquiera


de esos extremos. Debía persuadirse que la Le­
gación no deseaba ingresar a una controversia
escrita, causa de complicaciones más o menos
hábilmente buscadas, o de digresiones perjudi­
ciales a una solución que ha de darse exequo et
bono, mediante un cambio franco de ideas,
conducente a resolver con llaneza, un negocio que
no versa entre contendientes, sino entre repre­
sentantes de dos familias políticas ansiosas de
fijarse una situación para su recíproco bienes­
tar». Cabía saludar en el incidente, «por una
vez más al señor Ministro».
“ En los diez y nueve días transcurridos, el
señor Ministro no ha creído conveniente darse
por avisado de este último oficio: reserva que
sería extraña si no explicase, hasta cierto punto,
la demanda general de la prensa en estos últimos
días, de que la cuestión de límites se tratase con
grande espacio, litigiosamente y al apoyo de los
títulos Coloniales, opinión que parece prevale­
cer en los altos consejos del Gobierno.
“ Cualquiera que sea el sentido de la nueva
situación, cabe avanzar que el exámen de títulos
provoca obligadamente un arbitramento, ya que
no es dable presumir que en la argumentación
directa, se preste a ceder fácilmente contra su
tesis ninguno de los contrincantes.
“ Aunque no es presumible que la Secretaría
de Estado del Paraguay, en asuntos cuyo estu­
120 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

dio alcanza a más de medio siglo, y habiendo


cursado y definídose ante ella otros idénticos,
tenga necesidad de estudios preparatorios, esta­
ría en su derecho exigiendo un plazo para ha­
cerlos. Es demás añadir que éste sería útil,
porque no se podría suponer, sin ofensa, que
fuese tomado como un medio de obstrucción.
“ Se halla, por tanto, obligadamente señala­
do, por ahora, el statu quo a las negociaciones
sobre límites, de que esta Legación está encar­
gada de proseguir” .
Como se vé, el memorándum no es sólo un
alegato inexpugnable sobre el derecho boliviano.
Es, también, la historia diplomática de las rela­
ciones entre ambos países y es, sobre todo, la
historia de la misión Baptista. Se ve claramente
que la diplomacia paraguaya careció de conducta
en todo momento.
Baptista, en Asunción, defendió las normas
de toda su vida. Quién, como él, era, por encima
de todo, un jurista y un demócrata, debía ser un
sostenedor de los títulos histórico jurídicos de
Bolivia y del arbitraje. Y lo fué, con la firmeza
que puso en todas las acciones de su vida.
Convencido de que con Paraguay no había,
por el momento, nada que hacer, puso término a
su misión el 4 de febrero de 1892 y volvió a su
patria.
Volvía a producirse el impase, a pesar de
que Bolivia, en su deseo de arreglarse con Para-
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 121

guay, había enviado a Asunción al más eminente,


al más completo de sus hombres de estado. La
sexta misión boliviana fué otro fracaso, cierto
que glorioso. De ella, queda el memorándum de
Baptista. Otra vez sobrevino el estancamiento.
Como que la historia de las relaciones diplomá­
ticas entre Bolivia y Paraguay es la historia de
un estancamiento.
Después de la declaración suscrita por don
Claudio Pinilla, poniendo a salvo la integridad
del derecho boliviano sobre el Chaco Boreal, el
memorándum de Baptista venía a colocar el pro­
blema en términos justos y convenientes para el
interés boliviano. Nada quedaba ya, en buena
cuenta, de los pactos que sucribieron don Anto­
nio Quijarro, primero, y don Isaac Tamayo, des­
pués. Sólo regía el uti possidetis de 1810, en su
plenitud. Bolivia había salvado todas sus espec-
tativas y hallábase en excelentes condiciones ju­
rídicas y diplomáticas para discutir con su con­
tendor.
El problema estaba, pues, retrotraído a sus
orígenes y, de tal modo, frente al derecho boli­
viano quedaba la pretensión paraguaya. Ambos
términos, claramente planteados.
En 1892, don Mariano Baptista ocupaba la
presidencia de la República. Y a los dos años de
ejercer la magistratura, envió al Paraguay una
nueva misión diplomática, presidida por don Tel-
mo Ichaso. El señor Ichaso llevaba instrucciones
122 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

de transigir con Paraguay. Qué razones indu­


jeron a Baptista para desviarse del camino de
puro derecho que él mismo había trazado en su
famoso memorándum, es algo que no se puede
precisar sin hacer un análisis previo de toda la
diplomacia suramericana en aquel instante. Y es
to, escapa al plan del presente libro.
Don Telmo lchaso, jefe de la séptima

misión boliviana en Paraguay, y los buenos

oficios uruguayos
Las instrucciones del señor Ichaso se sinte­
tizan en cuatro puntos: Primero, debía pedir la
cancelación formal de todos los pactos anteriores.
Luego, intentar transigir con el Paraguay, a ba­
se de alguno de los tratados precedentes o sus­
cribiendo uno nuevo. Si esto no era factible, de­
bía ir a la discusión de títulos. Y si de tal discu­
sión no surgiera un tratado, plantear el arbitraje.
La Cancillería paraguaya aceptó de plano el pri­
mer punto y se suscribió el protocolo respectivo,
declarando caducos todos los pactos suscritos an­
tes por ambos países.
Inmediatamente se iniciaron las negociacio­
nes entre el plenipotenciario boliviano y don Gre­
gorio Benites, Canciller paraguayo. Después de
una larga y escrupulosa discusión de títulos, los
negociadores vieron que no había acuerdo. En­
tonces, el señor Ichaso planteó la necesidad de
ir al arbitraje, proposición que rechazó Paraguay.
'Tampoco resultaba hacedero un pacto basado en
ios antiguos. La interrupción se produjo y no
I 2Ó EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

quedaban sino dos caminos: o abandonar las ne­


gociaciones o suscribir un tratado nuevo.
En este momento se produjo la intervención
amistosa del Uruguay, cuyo plenipotenciario en
Asunción, señor don Adolfo Bazañes, se movió
activamente para hallar una zona favorable en
la que pudiera producirse la discusión. El señor
Bazañes planteó oficialmente los buenos oficios
y ellos fueron aceptados por ambas partes.
En el documento en que el señor Bazañes da
cuenta a su Gobierno de sus gestiones, resalta,
en forma enfática, la buena fe boliviana y se vis­
lumbra, con absoluta certeza, la sinuosidad de la
diplomacia paraguaya. Vale la pena trans­
cribir tal informe.
‘Asunción, noviembre 15 de 1894.— Con fe­
cha 25 de julio del corriente año, me fué dirigida
por el Excelentísimo señor Ministro de Relacio­
nes Exteriores, una nota en la que se me facul­
taba para proseguir, como Representante del pais
en esta República, las gestiones iniciadas por el
Excelentísimo señor don Ricardo García, en el
sentido de propender, de una manera puramente
amistosa, a una solución en el diferendo territo­
rial que existe entre Bolivia y el Paraguay, dig­
na de ambos paises hermanos.
“ Enterado de las instrucciones que habían
sido dirigidas al señor García, creí conveniente
esperar, para iniciar mis gestiones, que termina­
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 12J
ra la discusión de títulos abierta entre los Ple­
nipotenciarios del Paraguay y de Bolivia, y según
fuera su resultado, interponer mis buenos oficios,
propendiendo a que el diferendo fuera resuelto
de una manera definitiva, por transacción o ar­
bitraje.
“ El resultado de la larga y laboriosa discu­
sión de títulos en que ambos Plenipotenciarios
hicieron gala de su ilustración, exponiendo con
toda claridad y precisión los derechos de sus res­
pectivos países al territorio disputado, no dió el
resultado definitivo que era de esperarse, dejan­
do la cuestión en statu quo; pero obteniendo Bo­
livia, en mi concepto, la gran ventaja de dejar
demostrados de ese modo sus derechos, con más
la de haber inutilizado anteriores Tratados, por
medio de una acta labrada y firmada al efecto.
“ A este punto había llegado la negociación,
cuando creí oportuno ofrecer la mediación amis­
tosa de mi Gobierno, siendo instado para ello por
el Excelentísimo Señor Ministro de Bolivia. Des­
pués de entenderme con los dos Negociadores, tu­
ve una larga conferencia con el Excelentísimo
Presidente Morínigo, en la que le hice saber que
mi Gobierno, impulsado por un noble sentimien­
to de coníratenirdad, vería con verdadera satis­
facción, y sin que esto importara su intromisión
en asuntos ajenos, terminar de un modo digno
esta larga y debatida cuestión de límites, entre
dos pueblos ciue por los vínculos de la tradición
12 8 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

y de la sangre, estaban llamados a ser hermanos,


aparte de las conveniencias políticas y económi­
cas que les reportaría un acuerdo amistoso.
“ El señor Presidente me expresó que acep­
taba, altamente complacido, la intervención amis­
tosa de mi Gobierno, y que pondría todo empeño
para terminar la cuestión en la forma más con­
veniente para ambas Repúblicas.
“ Creí oportuno contar, para el mejor resul­
tado de mis gestiones, con el concurso del Pre­
sidente electo, general don Juan Bautista Egús-
quiza, y con el del general don Bernardino Ca­
ballero, ex-Presidente de la República y Presiden­
te actual del Senado, jefe del partido dominante
y hombre público cuya influencia política es de­
cisiva en su país. Obtuve de los dos generales la
más cordial acogida, prometiéndome, después de
oir mi exposición, que pondrían al servicio de la
noble iniciativa de mi Gobierno toda su influen­
cia, en el sentido de arribar a una solución digna
que sirviera para estrechar los vínculos de amis­
tad entre Bolivia y el Paraguay, y su noble her­
mana la República del Uruguay.
“ En este estado se encontraba mi interven­
ción, cuando tuve el honor de recibir las comuni­
caciones reservadas de V . E ., de fecha n de
octubre próximo pasado, ampliando mis anterio­
res instrucciones y que fueron entregadas por
el empleado de ese Ministerio, don Antonio Silva
y Antuña.
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 12g

“ Impuesto del contenido de la nota confiden­


cial y reservada del 11 de octubre, cumplí en to­
das sus partes las indicaciones de V . E ., sién­
dome muy grato hacerle saber, que el distinguido
diplomático boliviano acogió gustoso, dándoles su
verdadero valor e importancia, las insinuaciones
amistosas que le hice, para el caso de someterse
la cuestión de límites al arbitramento de un Go­
bierno extraño.

“ Fortificada mi acción por las nuevas ins­


trucciones de V . E ., concebí la idea de celebrar
una conferencia a la que debían asistir: el señor
Presidente de la República, los Plenipotenciarios
de Bolivia y el Paraguay, el general Egúsquiza,
los ex-Presidentes, generales Caballero y Esco­
bar y el infrascrito, como mediador amistoso en
la cuestión. Consulté esta idea con las personas
citadas, haciéndoles ver que sería mucho más fá­
cil para ellas arribar a un acuerdo, estando todos
reunidos y cambiando ideas amigablemente, so­
bre la forma de transacción, en vez de conferen­
cias parciales, en que a nada definitivo se podría
arribar: que me atrevía a indicar esta idea, en
vista de las buenas disposiciones en que se encon­
traban.

“ Aceptada la idea de la conferencia, tuvo


ésta lugar en el despacho Presidencial, con asis­
tencia de las personas citadas, concurriendo des­
pués, al final de ella, el Plenipotenciario paragua­
130 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

yo, por haber tenido (pie asistir a una interpela­


ción de Cámara.
“ Abierto el acto, expresé el agrado con que
el Excelentísimo señor Presidente de la Repúbli­
ca, su Gobierno y el pueblo Oriental, verían ter­
minada una cuestión que afectaba directamente la
paz internacional, oponiendo inconvenientes al
desenvolvimiento natural del comercio y las in­
dustrias.
“ Tuve el honor de pronunciar las siguientes
palabras:
“ Ejerciendo la Representación de mi Go­
bierno, y suficientemente autorizado para inter­
poner los amigables oficios de una mediación en­
caminada a un arreglo amistoso entre las Repú­
blicas de Bolivia y el Paraguay, que se hallan es­
trechamente ligadas con el país que represento,
por sus afinidades políticas y económicas, me ca­
be la grata satisfacción de invitar a los dignata­
rios del Paraguay, para la realización de un
acuerdo que establezca las bases definitivas de
la futura prosperidad en estos países amigos, ale­
jando cualquiera desavenencia que pudiera entor­
pecer sus buenas relaciones, y fijando el principio
de la solidaridad americana, en este acto de po­
sitiva trascendencia para la consecución de los
fines internacionales, que más tarde afianzarán
el comercio de sus recíprocos intereses en la gran
obra de la confraternidad americana.
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 131

“ No dudo que la intervención a que me re­


fiero será acogida por los Representantes de uno
y otro país, en obsequio de los vehementes deseos
que abriga mi Gobierno, por ver solucionada una
cuestión que en las actuales circunstancias no re­
quiere sino el contingente de su buena voluntad.”
“ El señor Ministro de Bolivia, después de
oir al infrascrito, se expresó en los términos si­
guientes: “ Motivo de especial complacencia es pa­
ra mí, y muy grato a mis sentimientos, correspon­
der a la amigable intervención con que el Repre­
sentante de la República Oriental del Uruguay
desenvuelve la política internacional de su ilus­
trado Gobierno, propendiendo a concentrar ese
movimiento de confraternidad americana de que
nos habla, mediante formas concretas, precisa­
mente en los más difíciles momentos para ambos
países vecinos y amigos, que en su litigio terri­
torial buscaron, más de una vez, la solución equi­
tativa de los derechos que respectivamente in­
vocan.
“ Es tanta mayor la satisfacción que experi­
mento en esta ocasión propicia, cuanto que ella
me proporciona el honor de acreditar a los escla­
recidos repúblicos del Paraguay, aquí presentes,
los deseos que ha abrigado siempre el Gobierno
de Bolivia, por ver realizada la gran aspiración
que hace tiempo mantienen ambos países, en sen­
tido de terminar amistosamente su antigua cues­
tión de límites.
132 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

“ Desgraciadamente, los Plenipotenciarios de­


signados para entender en la delicada e ingrata
tarea, después de agotar los medios conducentes
a un arreglo definitivo, y de llevar la cuestión que
sustentan a sus últimas conclusiones en el terre­
no de la diplomacia, no han alcanzado el acuerdo
a que propendían, sin que la transacción o el ar­
bitraje hubieran determinado el éxito, no obs­
tante la investigación de títulos y antecedentes,
prolijamente examinados y discutidos, en el tras­
curso de más de tres meses, y sin embargo de ha­
llarse comprometida la fé nacional del Paraguay
en los acuerdos firmados por el Congreso Ameri­
cano de Montevideo, del que hizo parte, para su
sometimiento al último medio propuesto.'
“ Orillada así la faz diplomática del diferen-
do territorial, viene imponiéndose una nueva si­
tuación que corresponderá asumir al Gobierno de
Bolivia, en vista de las gestiones a que me refiero,
sea para proseguirlas, sea para darlas por fene­
cidas/''
“ Entre tanto, cumplo el deber de agradecer
cordialmente, a nombre de mi Gobierno, la noble
actitud que los Gobiernos vecinos y amigos de
ambos países ofrecen al servicio de esta causa
común, en circunstancias en que los dos pueblos
hermanos se proponen resolver el problema de su
recíproco bienestar.
“ Comprendo, por lo mismo, que la presente
reunión no está destinada a suscitar inconvenien­
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO I3 3

tes ni promover una discusión estéril, sino que,


por el contrario, radican sus nobilísimos fines en
la necesidad de propender a un avenimiento que
lleve el prestigio de la opinión autorizada y re­
flexiva de los prominentes hombres que, con in­
tensa mirada, abarcan el porvenir de las dos Re­
públicas, y que con madura previsión y recono­
cida influencia, conducen los elevados destinos de
esta patria, digna de sus gloriosas tradiciones.”
“ El señor general Egúsquiza, Presidente
electo, dijo: “ que apesar del convencimiento que
tenían, tanto el Gobierno como el pueblo para
guayo, de sus incuestionables derechos a la zona
litigada, se encontraban en las mejores disposi­
ciones para entrar en un arreglo que satisficiera
la necesidad que sentía la República hermana de
Bolivia, de obtener una salida al río Paraguay,
y que respondiera, a la vez, al amistoso pedido
que a nombre de su Gobierno hacía el Represen­
tante oriental.”

“ El señor Presidente Morinigo y los ex-Pre-


sidentes, generales Caballero y Escobar, se ex­
presaron en términos amistosos y se extendieron
en consideraciones de orden político y económi­
co, para demostrar la necesidad del arreglo;
agradeciendo la amigable intervención del Go­
bierno oriental, y después de cambiar ideas sobre
la forma más conveniente de arreglo, terminó la
conferencia, siendo acordado que darían nuevas
13 4 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

y más amplias instrucciones al Plenipotenciario pa


raguayo, para que facilitara la transacción del
diferencio, y quedando de este modo reanudada la
negociación bajo los mejores auspicios.
“ No creí oportuno insistir sobre la forma del
arbitraje, porque desde que inicié mis gestiones,
noté resistencia por parte del Gobierno paragua­
yo para aceptarlo, esquivándolo en las varias con­
ferencias que celebré con el Presidente de la Re­
pública y su Ministro de Relaciones1 Exteriores.
“ En cambio, le prestó su más completo asen­
timiento el Excelentísimo Señor Ministro de Bo-
livia, quien me manifestó haberlo propuesto ofi­
cialmente en el curso de las negociaciones.
“ Apesar de lo expuesto, la conferencia no
dió el resultado material que se perseguía, sir­
viendo, en cambio, para dejar demostrado, de una
manera evidente, la conveniencia del arreglo entre
ambos países.
“ Insistí en varias conferencias que celebré
posteriormente con los miembros del Gobierno,
instándolos a un arreglo, y conseguí que cedieran
una pequeña parte hacia el lado Oeste del Chaco-
Boreal, sobre el río Pilcomayo, sin que esta con­
cesión alcanzara a definir el estado de la nego­
ciación.
“ Fué en estas circunstancias que, previnien­
do una nueva solución adversa, me aproximé en
nombre del Excelentísimo señor Presidente de la
República al Representante de Bolivia, pidiéndo­
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO I35

le que cediera de la última proposición presentada


de su parte, en obsequio a la confraternidad de
estas Repúblicas, instancia a la que accedió di­
cho Plenipotenciario, acogiendo los buenos oficios
de mi Gobierno, como una prueba de amistad y
de los deseos que abrigaba para dar término al
litigio internacional.
“ Manifesté a los negociadores la convenien­
cia de fijar una línea intermedia entre una y otra
de las últimas que respectivamente habían pre­
sentado, a fin de cortar con equidad la diferencia
insignificante a mi juicio, dadas las condiciones
e importancia de la cuestión territorial que se
ventilaba.
“ El Plenipotenciario de Rolivia aceptó el me­
dio de transacción propuesto, sin que el Plenipo­
tenciario paraguayo se prestase a avanzar de su
última proposición, expresando haber consultado
con su Gobierno y determinado éste su insisten­
cia en la dicha línea presentada con carácter de­
finitivo.
“ Prosiguieron las negociaciones entre ambos
Plenipotenciarios y avancé de mi parte cerca de
uno y otro mis reiteradas insistencias, a objeto
de que llegasen al acuerdo que se buscaba, en ob­
sequio de la prosperidad de uno y otro país, es­
trechamente ligados con el que tenía el honor de
representar, y me fue altamente satisfactorio ver
terminada la controversia territorial sobre las ba­
ses equitativas para los dos países, mediante el
136 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

Tratado de Límites suscrito el 23 del corriente,


bajo los auspicios de la intervención que me ha
cabido la honra de desempeñar, en un asunto de
vital importancia para estas Repúblicas herma­
nas, y de positivo interés para los que con ellas
mantienen sus buenas y amistosas relaciones.
“ Tal es el resultado de las gestiones deducida$
en cumplimiento de la misión que V . E . se dignó
confiarme.
“ ( Firmado)— Adolfo Basañes.
“ Al Excelentísimo señor Ministro de Relaciones
Exteriores de la República Oriental, doctor
don Jaime Estrázulas.— Montevideo.”

En virtud de la mediación uruguaya y de


evidente buena voluntad en ambas partes, quedó
firmado el siguiente pacto:

“ En nombre de Dios Todopoderoso, la Re­


pública de Bolivia y del Paraguay, animadas del
sentimiento de confraternidad que las liga y con
el propósito de solucionar definitivamente su an­
tigua cuestión de límites sobre el territorio situa­
do entre la margen derecha del río Paraguay y
la márgen izquierda del brazo principal del Pil-
comayo, han convenido celebrar el presente tra­
tado, nombrando, para este fin, por sus Plenipo­
tenciarios: Su Excelencia, el Presidente de Boli­
via, al señor doctor don Telmo Ichaso, Enviado
138 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

tes nombrarán comisarios que de común acuerdo


fijen la línea divisoria arriba estipulada.
“ Artículo Cuarto.— Si sucediera que una de
las Altas Partes Contratantes deje de nombrar
su comisario, dentro de dicho plazo, o que siendo
menester sustituirlo no lo haga dentro de los tres
meses siguientes, el comisario de la otra Parte
Contratante procederá por sí solo, y sus actos
serán válidos, sin más requisito que la notifica­
ción a la parte que no haya hecho el nombramien­
to. Se someterá a arbitraje cualquiera divergen­
cia (iue se produjere durante la demarcación.
“ Artículo Quinto.— El canje de las ratifica­
ciones tendrá lugar en la Asunción del Paraguay
en el más breve plazo posible.
En fe de ello, los Plenipotenciarios de las Re­
públicas de Bolivia y el Paraguay, firmaron el
presente tratado, en dos ejemplares, sellándolos
con sus respectivos sellos, en la Ciudad de Asun­
ción, a los veintitrés días del mes de noviembre
del año mil ochocientos noventicuatro.— T. Icha-
so.— Gregorio Benites.”

Como se ve, este tratado es, desde el punto


de vista de la transacción, el más favorable para
los intereses bolivianos. En él, se le da a Bolivia
una excelente porción del Chaco Boreal, además
de darle salidas sobre el Paraguay y sobre el Pil-
comayo.
El Paraguay se avino a firmar el pacto, por­
que siempre le ha convenido colocar la disputa en
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 139

términos no jurídicos y lograr que Bolivia con­


sienta en transacciones. Cada transacción de
Bolivia es, ya lo dijimos, un reconocimiento de
derechos a favor del Paraguay.
Como en virtud de la declaración de don
Claudio Pinilla y del memorándum de don Ma­
riano Baptista y, además, en virtud del protocolo
suscrito entre los mismos señores Ichaso y Benítes,
todos los tratados eran nulos y regía el uti possi­
detis de 1810, en un todo favorable a Bolivia, a
Paraguay le era urgente conseguir un nuevo pac­
to de transacción, un pacto sin rigor jurídico ni
histórico, un pacto que significase una nueva nor­
ma del derecho boliviano y, por tanto, un nuevo
reconocimiento del presunto derecho paraguayo.
Ese pacto fué el Ichaso-Benites.
Por otra parte, en aquél momento, la diplo­
macia argentina, apoyo fundamental de la para­
guaya, encontrábase frente a Chile, y, en conse­
cuencia, sin aptitud para apuntalar con firmeza
a los negociadores paraguayos.
Firmado el pacto, el Gobierno paraguayo 1©
sometió de inmediato a la consideración del Par­
lamento. En cuanto al Gobierno de Bolivia, se
abstuvo de enviarlo a las Cámaras Legislativas.
No en vano existía la experiencia de los tratados
anteriores a los cuales el Parlamento boliviano
les prestó aprobación sin que el paraguayo se dig­
nara discutirlos.
140 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

Si bien Paraguay cumplió con poner en ma­


nos de su Congreso el tratado Ichaso-Benites y
el Presidente Egúsquiza dirigió al parlamento un
significativo mensaje, es lo cierto que el tratado
Ichaso-Benites fué un fracaso más.

I
Desde la misión Soria Galvarro hasta

el statu quo Pinilla-Soler


Eri 1895, el Senado del Paraguay le pide al
Gobierno todos los antecedentes del litigio con
Bolivia y, sobre todo, los relativos al tratado Icha-
so-Benites. Tal pedido parecía indicar que en el
ánimo de los parlamentarios paraguayos existía
la resolución de discutir el pacto y, acaso, de
aprobarlo.
Poco tiempo después de aquél acuerdo sena­
torial, el Encargado de Negocios de Bolivia en
Asunción, señor Francisco Iraizós— ya el Minis­
tro Icbaso habíase retirado— le pregunta al Go­
bierno paraguayo la fecha probable en la cual se
discutiría el tratado. La Cancillería asunceña res­
pondió que en abril de 1896.
En efecto, en mayo de 1896, el Parlamento
paraguayo entró a discutir el tratado Ichaso-Be-
nites y terminó dictando una ley en cuya virtud
nombraba una comisión científica encargada de
estudiar los límites entre los dos países. Tal ley
— 19 de mayo de 1896— equivalía, prácticamente,
al rechazo del tratado.
Así lo entendió el señor don Rodolfo Soria
Galvarro, Ministro, entonces, en Asunción. De
14 4 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

inmediato le comunicó a su Gobierno el texto de


la ley, y a poco recibió instrucciones concretas so­
bre lo que debía hacer. En virtud de ellas, pre­
sentó, el 28 de setiembre de 1896, un nuevo me­
morándum. Dicho documento, redactado en for­
ma digna de la inteligencia y la preparación del
doctor Soria Galvarro, no es sino una glosa ha-
bilísimamente hecha y prolongada hasta la actua­
lidad, del memorándum de Baptista. El doctor
Soria Galvarro repite, en forma lúcida y metódi­
ca, las opiniones de Baptista. Analiza los aconte­
cimientos últimos, señala la lealtad y la buena fe
manifiestas en la diplomacia boliviana, deja cons­
tancia de que siempre encontró buenas disposicio­
nes en los gobernantes paraguayos y, a la vez,
apunta el hecho de que es en el Parlamento donde
actúa la resistencia contra todo arreglo con Bo-
livia.
Al término de la misión Soria Galvarro, es­
talló y triunfó en Bolivia la revolución federal,
de profundas consecuencias políticas, geográficas
y económicas. Fué ese un momento de honda
perturbación que Paraguay aprovechó para en­
viar, después de casi cuarenta años de disputa, su
primer agente diplomático a Bolivia. Y nombró
a un hombre irascible y unilateral, al señor Cé­
sar Gondra, que viajó con el carácter de Envia­
do Extraordinario y Ministro Plenipotenciario en
Bolivia, Perú y Chile.
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 14 5

El señor Gondra llegó a La Paz, en momen­


tos en que, por necesidades políticas de la revo­
lución triunfante, el Gobierno se hallaba en Oru-
ro. Las autoridades departamentales de La Paz
recibiéronle con todos los honores y el Secretario
General de la Junta de Gobierno, doctor Fernan­
do Guachada, le ofreció todas las facilidades, a
fin de que se trasladase a Oruro a tratar con los
miembros de la Junta de Gobierno. Gondra, ape­
sar de todo y de que decía ser portador de ins­
trucciones importantísimas, negóse a todo y salió
airadamente de La Paz. Y a en Chile, escribió
contra Bolivia un libro que no vale la pena cali­
ficar. Tal es la primer misión diplomática que
Paraguay envía a Bolivia.
Uno de los primeros actos del nuevo Gobier­
no, fue intentar un arreglo con los paraguayos y,
al efecto, acreditó en Asunción, como Agente Con­
fidencial, a don Antonio Quijarro, el viejo, ilus­
tre y experimentado diplomático que, veinte años
antes, iniciara con Paraguay las negociaciones.
El señor Quijaro, a pesar de su edad, aceptó la
difícil misión y constituyóse de inmediato en la
capital paraguaya.
Empieza el Agente Confidencial por propo­
nerle al Gobierno paraguayo rehacer el tratado de
1879, el Quijarro-Decoud. El Paraguay contes­
ta diciendo que considera dicho tratado perjudi­
cial para sus intereses.
146 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

Le gestión se suspende. Pero, con motivo de


asumir la dirección de la Cancillería paraguaya
el señor don Juan Cando Flecha, el doctor Qui-
jarro toma pie para reiniciar, mediante una nota
de felicitación al nuevo Canciller, las interrum­
pidas gestiones. En dicha nota, el doctor Quija-
rro se complace con la esperanza de reanudar las
conversaciones. El señor Flecha le contesta di­
ciendo que el poco tiempo que lleva al frente de
su cartera, le impide aceptar de inmediato la re­
anudación de las discusiones. Se produce un nue­
vo impase.
El 15 de junio de 1901, se suspende la misión
Quijarro y las relaciones entre los dos .países que­
dan de nuevo en el aire.
El 17 de noviembre de 1903, Bolivia y Bra­
sil firman el tratado de Petrópolis, que define el
pleito de fronteras entre ambas Repúblicas. Es­
te tratado alarmó al Paraguay, y bajo la presión
del miedo, acreditó en La Paz su primera Lega­
ción efectiva— ya que la presidida por don César
Gondra no llegó a posesionarse— y encomendó su
jefatura al señor don Juan Cogorno. Esto suce­
día en 1904. Esto sucedía cuarentiún años des­
pués de la fecha— 1863— en que don Aniceto A r­
ce fué el primer Encargado de Negocios en Asun­
ción. Tal hecho, acompañado de la circunstancia
de que siempre los paraguayos se han negado a
discutir con Bolivia, fuera de Asunción o Buenos
Aires, revela, bien a las claras, que nunca ha exis­
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO I47

tido cordialidad en el ánimo de los prohombres


paraguayos.
Paraguay protestó contra el tratado de Pe-
trópolis; pero lo mismo la Cancillería fluminense
que la paceña, le contestaron en términos que no
admitían respuesta. Azorado Paraguay ante la
posibilidad de un acuerdo trascendente entre Bo­
livia y Brasil, propuso el establecimiento recípro­
co de Legaciones e iniciar, una vez más, charlas
sobre el problema de límites. Bolivia, crédula
siempre en el americanismo, aceptó la propuesta.
Aceptó algo más: aceptó, con ingenuidad admi­
rable, que las discusiones volvieran a radicarse en
Asunción. Y envió de Ministro Plenipotenciario
y Enviado Extraordinario a uno de sus más emi­
nentes estadistas: al doctor Emeterio Cano. El
señor don Pedro Peña llegó a La Paz con la mis­
ma elevada investidura diplomática. Esto ocurría
en 1905. El Gobierno paraguayo designó al se­
ñor doctor don Manuel Domínguez como Pleni-
pontenciario ad hoc para que negociara con don
Emeterio Cano. En febrero de 1906 empezaron
las conferencias entre los señores Cano y Domín­
guez. Empezaron el 24 de febrero de dicho año
y terminaron el 6 de noviembre del mismo año.
El resultado fué, naturalmente, nulo. Los Ple­
nipotenciarios, al protocolizar las actas, acorda­
ron suspender las conferencias, por no haber po­
dido llegar a acuerdo alguno; pero mantener
I4 8 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

abierto el debate, de modo de poder reanudarlo


en cualquier momento.
Realmente no había nada que hacer y el
debate quedó suspendido, hasta principios de
1907, fecha en que el Canciller boliviano, de paso
en Buenos Aires, en viaje a Europa, encontró
oportunidad de iniciar otro arreglo.
La gestación de este nuevo pacto, fue labo­
riosa . Argentina, viendo que entre Bolivia y Bra­
sil producíase una aproximación en extremo amis­
tosa, decidió intervenir sagazmente en el proble­
ma. Es decir, decidió convertirse en árbitro de
la disputa y, por tal manera, ejercer algo como
hegemonía sobre ambos pueblos. Hegemonía que,
por lo demás, ostentaba ya sobre Paraguay.
Que Argentina en aquél momento estaba re­
suelta a actuar a fondo, lo prueba el hecho de que
al tratado de Petrópolis, entre Bolivia y Brasil,
respondió con el protocolo Larreta-Caminos, en
el cual, so pretexto de definir los límites entre A r­
gentina y Paraguay, éstos países pactaban sobre
el brazo principal del Pilcomayo, atentando así
contra claros derechos de Bolivia.
En cuanto se vió que los señores Cano y Do­
mínguez no lograban acordarse, la Argentina pu­
so en acción a toda su diplomacia y, al fin, en
enero de 1907, consiguió que bolivianos y para­
guayos firmaran un protocolo que, sin dañar los
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO I49

intereses de ambos países, ponía el problema en


manos de la Argentina.
Con la firma de dicho protocolo, el problema
cambiaba de aspecto y acaso hubiera quedado re­
suelto si Argentina poseyera, entre sus grandes
y numerosas virtudes, la de saber actuar con
idealismo y con energía moral. Vamos a estudiar
dicho protocolo y a explicar por qué resultó im­
posible su realización.
Desde el protocolo Pinilla-Soler hasta

el protocolo M ujía-A yala


Ante la suspensión de las negociaciones en­
tabladas entre el doctor Cano y el doctor Domín­
guez, la Argentina, por razones que ya apunta­
mos y que ampliaremos en posterior capítulo, re­
solvió ofrecer su mediación.
El señor don Claudio Pinilla, Ministro titu­
lar de Relaciones Exteriores de Bolivia, hallá­
base en Buenos Aires, de paso para Europa, a
donde dirigíase para representar a su país en la
Segunda conferencia Internacional de la Paz,
que debía celebrarse en La Haya.
Don Estanislao Zeballos, Canciller argentino,
entonces, y que aspiraba a competir con Río
Branco, el gran diplomático brasileño; Estanislao
Zeballos, ansioso de crear algo así como un im­
perialista argentino, invitó al señor Pinilla a
cambiar ideas acerca de una posible mediación de
la Casa Rosada en la disputa bolivianoparagua-
ya. Por singularísima coincidencia, hallábase
también en Buenos Aires el doctor Adolfo Soler,
Ministro de Hacienda del Paraguay. Y , coinci­
154 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

dencia más rara todavía: el doctor Soler iba mu­


nido de plenos poderes diplomáticos.
Ante la invitación del doctor Zeballos, lo
mismo el estadista boliviano que el paraguayo se
mostraron deferentes y dieron paso a la discu­
sión. Como de momento— y máxime tratándose
de conferencias entre dos viajeros— no resultaba
posible soñar en un tratado definitivo y como, por
otra parte, la Argentina encarecíales a ambos
países la necesidad de dejar esbozado un arreglo,
los señores Pinilla y Soler resolvieron firmar un
protocolo. Y firmado quedó el día 12 de enero de
1907. Su texto dice:

“ Reunidos en la ciudad de Buenos Aires, en


honor de la amistosa mediación del Gobierno de la
República Argentina, los señores doctor Claudio
Pinilla, Ministro de Relaciones Exteriores de Bo-
livia y doctor Adolfo Soler, Ministro de Hacienda
del Paraguay, debidamente autorizados por sus
respectivos Gobiernos, con el objeto de discutir
soluciones conciliatorias y amistosas respecto de
la cuestión de límites que existe entre ambos paí­
ses, después del estudio de diversas proposiciones
presentadas por las Altas Partes Litigantes y
por el Ministro de Relaciones Exteriores de la
República Argentina, doctor Estanislao S. Zeba­
llos, acordaron aceptar la solución siguiente, pro­
puesta por éste en la conferencia de hoy:
“Artículo Primero.— Las Altas Partes Con­
tratantes convienen en someter la cuestión pen-
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 1 55

diente al fallo arbitral del Excelentísimo señor


Presidente de la República Argentina.
“ Artículo Segundo.— La zona sometida a di­
cho arbitraje queda comprendida entre los para­
lelos 20o y 30’ y la línea que en sus alegaciones
sostenga al norte el Paraguay; en el interior del
territorio, entre los meridianos 6i° 30’ y 62o de
Greenwich.
“ Artículo Tercero.— Ambas Cancillerías ra­
tificarán este convenio dentro de cuatro meses de
la fecha y, en consecuencia, sus actuales Plenipo­
tenciarios en Asunción, doctores Cano y Domín­
guez, suscribirán este arreglo de arbitraje limita­
do y lo someterán, necesariamente, a la aproba­
ción de los respectivos Congresos en sus primeras
sesiones ordinarias.
Artículo Cuarto.— Los Plenipotenciarios de
las Altas Partes Contratantes, que oportunamen­
te se designen, presentarán al Presidente de la
República Argentina, dentro def plazo de treinta
días de las sanciones parlamentarias, una expo­
sición de los títulos y antecedentes que abonen sus
derechos.
“Artículo Quinto.— El Presidente de la Repú­
blica Argentina decidirá la controversia sobre el
mejor derecho de las Altas Partes Contratantes,
teniendo a la vista los títulos y antecedentes que
le sometan.
“Artículo Sexto.— En el caso de que una de
las Altas Partes Contratantes no produjera la ra­
156 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

tificación a que se refiere el artículo tercero, los


respectivos Plenipotenciarios en Asunción nego­
ciarán un convenio que fije la zona que debe so­
meterse al arbitraje convenido, entendiéndose pro­
rrogado, mientras tanto, el statu quo de que ha­
bla el artículo siguiente:
“ Artículo Séptimo.— Mientras se tramite el
cumplimiento de este convenio, las Altas Partes
Contratantes se comprometen, desde este momen­
to, a no innovar ni avanzar las posesiones que en
esta fecha existan. En ningún caso podrá cesar
el statu quo antes de un año, contando desde la
fecha fijada por el artículo tercero. El statu quo
será fielmente observado bajo la garantía del Go­
bierno argentino.
“ El presente convenio será firmado en tres
ejemplares a un solo efecto. Hecho en Buenos
Aires, capital de la República Argentina, a los
doce días del mes de enero del año mil novecien­
tos siete.— Claudio Pinilla.— A. R. Soler/'

Este protocolo produjo formidable inquietud


en Bolivia, y fué crudamente atacado en el Par­
lamento y en la prensa. Entre los políticos, Da­
niel Salamanca, Arturo Fernández Molina, Bau­
tista Saavedra, lo atacaron sin piedad. Entre los
publicistas, Miguel Mercado y David Alvéstegui,
lo consideran deplorable. A pesar de todo, con fe­
cha 6 de marzo del año 1907, el Gobierno de Boli­
via le T>restn su aorobación v el 11 del m is m o mes.
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 15 7

en el mismo año, lo aprobó el Gobierno del Pa­


raguay.
En este último país, la opinión se mostró sa­
tisfecha con el protocolo, y el doctor Domínguez
hizo un estudio demostrando las ventajas que di­
cho pacto representaba para el Paraguay.
Pero el Protocolo Pinilla-Soler, que padece
de aparente vaguedad, que es la que ha dado lu­
gar a que sea acerbamente censurado, no es, sin
embargo, un pacto de líneas precisas y, por lo
mismo, no puede comprometer a fondo la reali­
dad jurídica e histórica del derecho boliviano.
Oigamos al mismo doctor Claudio Pinilla, en
en reciente defensa que ha hecho a raiz de que en
las conferencias de Buenos Aires, la delegación
paraguaya se acogió ansiosamente al statu quo
Pinilla-Soler. En carta que publicó la mayor par­
te de la prensa continental, dice el doctor Pini­
lla:
“ Como el protocolo de 1997, llamado Pini­
lla-Soler, parece que se ha puesto de actualidad
en Buenos Aires, a juzgar por los telegramas que
publica la prensa de esa ciudad, creo indispensa­
ble hacer unas breves anotaciones sobre el par­
ticular.

“ Será la primera, la que se refiere a la in­


subsistencia del citado protocolo traído a cuento,
según dicen, por la delegación paraguaya, presi­
dida por el mismo plenipotenciario que suscribió
15 8 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

el documento que lo declaró caduco, en compañía


del señor Ricardo Mujía, también presente en la
conferencia.
“ El texto de esta estipulación es el siguiente:
“ Artículo 5.0— En virtud de la cláusulas pre­
cedentes que modifican las estipulaciones del
acuerdo de 12 de enero de 1907, las Altas Partes
Contratantes convienen en declarar la caducidad
de aquél acuerdo.
“ Parece increíble que después de tan termi­
nante y formal declaración, se invoquen los tér­
minos de un factum fenecido por mutuo y libre
consentimiento, y digo que parece increíble, por­
que no condicen con la seriedad, con la circuns­
pección y con la altura de un debate internacio­
nal elevado y amistoso.

“ Pero aun cuando el protocolo de 1907 estu­


viese en pleno vigor, no hay motivo alguno que
justifique la imputación que se le hace, de haber
estipulado un límite o línea de ocupaciones am­
parando el statu quo.
“ El convenio diplomático referente al caso,
dice:
“ Artículo 7.0— Mientras se tramite el cum­
plimiento de este convenio, las Altas Partes Con­
tratantes se comprometen, desde este momento,
a no innovar, ni avanzar las posesiones que en esta
fecha existan.
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO I59

“ ¿H ay aquí alguna mención, alguna refe­


rencia a cualquier línea, a cualquier paralelo, a
cualquier meridiano, o a un accidente arcifinio
que pudiera servir de frontera a las respectivas
ocupaciones ?
“ Para respuesta, me refiero a todos y cada
uno de mis lectores, desde el jurisconsulto que me
honre con su atención, al ciudadano más ajeno
en achaques de hermenéutica, y todos, con pasar
simplemente la vista por el párrafo copiado, ten­
drán que decir que no.
“ A mérito de lo expuesto, hablar de la línea
de statu quo del protocolo de 1907, es una extra­
ordinaria impropiedad.
“ Y sin embargo, se incurre en ese error, y
por lo (pie dicen los telegramas, también el pres­
tigioso diario bonaerense “ La Nación” se ha he­
cho eco de tan estrafalaria afirmación, debida a
la ligereza y falta de estudio con que pontifica en
esta materia.
“ No hay, será conveniente fepetirlo, ninguna
línea que establezca o ampare el statu quo; tam­
poco hay, de consiguiente, ninguna extensión in­
definida o perímetro abierto dentro del cual Bo-
livia y el Paraguay pudieran moverse extendien­
do o adelantando sus posesiones.
“ El statu quo pactado en el aludido protoco­
lo no es de zonas imprecisas, no es la línea de
Alejandro Y I, que partió el Nuevo Mundo entre
las coronas de España y Portugal, permitiéndoles
1ÓO EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

la apropiación y conquista de las tierras que caían


a uno u otro lado de inmensa frontera, no; el
statu quo es de espacio circunscrito, es un acuer­
do restrictivo que obliga a los contratantes a no
moverse de donde estaban el 12 de enero de 1907,
a no progresar ; es un armisticio dentro de la paz,
y así como no es lícito modificar o alterar las po­
sesiones del ejército durante el armisticio bélico,
el statu quo prohibió a los dos contratantes inno­
var, o avanzar sus posesiones, porque no sería
comprensible un avance sobre el territorio dispu­
tado, mientras se tramita un arreglo amistoso.
¿Podrá el Paraguay afirmar que sus pose­
siones de hoy son las mismas del 12 de enero de
1907?
“ Seguramente que no.
“ En el transcurso de estos cuatro lustros, ha
innovado considerablemente sus ocupaciones, de
manera que, dentro de un procedimiento lógico y
estricto, cumplía a Boliva requerir la declaración
solicitada por el Paraguay de las ocupaciones ex­
tendidas y adelantadas contra el compromiso de
mantenerlas en statu quo; es decir, tales cuales
eran en 1907; no crean una situación de jure en
el territorio disputado.
“ Si tal hubiese ocurrido, el otro contratante
habría levantado el grito al cielo, nos habría acu­
sado de falta de sinceridad, de ánimo hostil, de
propósitos obstruccionistas, habría abandonado
quizá la Conferencia, manifestando que nuestras
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO l6 l

declaraciones de cordialidad, de amor a la justi­


cia y al derecho, nuestra buena disposición para
buscar soluciones compatibles con el decoro y la
equidad, no eran sino aquello que contristaba a
Hamlet: palabras, palabras y palabras.
“ Confiemos en que esa ingrata perspectiva
no se ha de realizar, que las cosas no han de
seguir por el camino de las obstrucciones, que
conduce a la esterilidad, a los resentimientos y a
los rencores.
“ Tengamos fe en que los estadistas de ambos
pueblos, penetrados del grandor de sus responsa­
bilidades, como dice el acta de nuestra indepen­
dencia, sabrán colocarse a la altura de la situa­
ción, interpretando el anhelo de dos pueblos que
desean sinceramente liquidar un delicado diferen-
do, que a mantenerse en estado agudo de crisis,
cualquier día puede degenerar en un sangriento
conflicto, que los hombres patriotas y levantados
tienen el deber de evitar. ,
“ La América está pendiente del curso de las
conferencias de Buenos Aires, y en su anhelo de
paz, de armonía y de progreso, espera que en sus
trascendentales deliberaciones reine un espíritu
leal de conciliación, de equidad y de sano patrio­
tismo.
“ Más, si tal no ocurriese, por desgracia, re­
conózcase la verdadera causa del fracaso, sin
echar la culpa a este o el otro antecedente.
“ La Paz, 17 de octubre de 1927.
Claudio P inilla.”
IÓ2 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

De la carta del doctor Pinilla se desprende


claramente que los paraguayos entendieron el
protocolo en forma poco limpia y que el no inno­
var posiciones lo entendieron como adelantarlas.
No cabe suponer que el hombre que, como
Encargado de Negocios en Asunción, firmó la
famosa nota salvando todos los derechos de Bo-
livia, fuera, como Ministro de Relaciones Exte­
riores, a suscribir un pacto equivalente a una pig­
noración inútil de derechos indudables.
El protocolo no tenía más objeto que crear
tranquilidad en las fronteras, a fin de permitirles
a los Plenipotenciarios discutir, libres de inquie­
tudes políticas, una solución definitiva. Era, co­
mo dice bien el doctor Pinilla, un armisticio di­
plomático. De ninguna manera equivalía a un
reconocimiento de derechos. Si acaso, reconocía
hechos, es decir, reconocía la posesión precaria e
ilícita de tierras que el Paraguay había invadido
sin título.
El protocolo estaba destinado a perecer. A
raíz de haber sido suscrito, empezaron, en Asun­
ción, a discutir los Plenipotenciarios Cano y Do­
mínguez. Pero el 17 de noviembre de 1907, o,
lo que es lo mismo, cuando las negociaciones se
iniciaban, falleció en Asunción don Emeterio Ca­
no, Ministro Plenipotenciario y Enviado Extra­
ordinario de Bolivia. La infausta desaparición
del eminente estadista, produjo un impase.
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 163

Luego, la Argentina, árbitro en el pleito de


fronteras entre Bolivia y Perú, pronunció un fa ­
llo que no fué acatado y que produjo la quiebra
moral del Presidente argentino como arbitrador.
Así lo entendieron en las altas esferas políticas
de Buenos Aires. Y el Presidente argentino re­
nunció a fallar en el litigio bolivianoparaguayo.
La calidad específica del árbitro era una de las
condiciones sinecuánon para el buen cumplimien­
to del protocolo Pinilla-Soler. Desaparecido el
árbitro, el protocolo estaba cancelado.
Lo cierto es que, desde la muerte del doctor
Cano, el impase estaba producido y se agravó con
la renuncia del Presidente argentino. Las rela­
ciones entre Bolivia y Paraguay se interrumpie­
ron hasta mayo de 1912, fecha en la cual fué re­
cibido en Asunción el nuevo Enviado Extraordi­
nario y Ministro Plenipotenciario, señor doctor
don Ricardo Mujía. Entre las varias representa­
ciones que Bolivia ha tenido en Paraguay, pocas
tan fructíferas como la del doctor Mujía. Tam­
bién ha sido una de las más largas.
.Se entiende que, con el protocolo Pinilla-So­
ler, el tratado Ichaso-Benites había fenecido
prácticamente. Pero como no resultaba posible
interpretar en forma acorde el protocolo Pinilla-
Soler, era necesario cancelarlo. Los paraguayos,
que en las cláusulas de este factum encontraron
gracias a diversos artilugios, argumentos favo­
rables a sus pretensiones, se resistían tozudamen-
164 el chaco boreal es b o l iv ia n o

te a cualquier pacto que importase* la cancelación


del protocolo Pinilla-Soler.
El gran éxito diplomático de don Ricardo
Mujía, fue haber conseguido tal cancelación. Pa­
ra llegar a ella, tuvo que sostener una extensa y
movida polémica con la Cancillería paraguaya.
Entre todos los documentos producidos en ese
debate, el que condensa mejor los argumentos y
el que determina el triunfo de la tesis boliviana,
es el siguiente, suscrito por el doctor Mujía:
“ Legación de Bolivia en el Paraguay.—^-Asun­
ción, 16 de enero de 1913.— Señor Ministro:
“ Con fecha 29 de noviembre último, Vues­
tra Excelencia se sirvió contestar mi oficio del 10
de octubre próximo pasado, sobre el Acuerdo Pi­
nilla-Soler, aceptando mi invitación para declarar
de común acuerdo su insubsistencia, sea por me­
dio de una acta de Cancillería, o por un simple
cambio de notas en que se dejara constancia de
tal resolución.
“Además, afirmaba Vuestra Excelencia: que
la declaración de caducidad debe emanar de los
firmantes del ajuste, principio según el cual en el
documento que me ocupa, se rectifica mis afirma­
ciones sobre caducidad de los fenecidos tratados
que forman nuestra historia diplomática.
“A l examinar luego el acuerdo de 12 de ene­
ro de 1907, se expresa que tiene cláusulas funda­
mentales y cláusulas formales,siendo las primeras
el arbitraje y el statu quo, allí convenidos, espe-
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 165

cialmeñte el statu quo, en que Vuestra Excelen­


cia se detiene, para afirmar que es una obligación
inmediata, que entró en vigor en el momento de
firmarse el acuerdo, siendo su mantenimiento un
deber contractual de las Partes, subsistente mien­
tras éstas no manifiesten su voluntad contraria.
“ Para contradecir mi afirmación de que el
statu quo no puede siquiera invocarse, porque no
tuvo nacimiento, se copia en el oficio de Vuestra
Excelencia, el texto del acuerdo Pinilla-Soler, pa­
ra deducir que está en pleno vigor, y lo estará
mientras una declaración de ambas partes no lo
anule.
“ Luego, pregunta si el Excelentísimo Presi­
dente de la República Argentina en aquella época
era el único Jefe de Estado que inspiraba o po­
dría inspirar confianza a Bolivia, refiriéndose al
pronunciamiento del fallo arbitral, y continúa que
el Gobierno del Paraguay comprendió siempre
que el desistimiento del árbitro no podía afectar
la subsistencia del acuerdo; pues la condición
esencial para su validez, en tal sentido, depende
de la voluntad de una de las Partes.
“ Que por los artículos 3.0 y 6o entendieron
los Contratantes hacer independiente el Conve­
nio sobre el statu quo de las contingencias del
arbitraje.
“ Oue por lo expuesto, el Gobierno del Para­
guay no puede aceptar la tesis de que haya que­
dado sin efecto el acuerdo Pinilla-Soler, especial­
IÓ6 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

mente en lo que atañe al statu quo, que por su


parte ha observado fielmente.
“ Y en fin; que todo lo expuesto no debe con­
siderarse como una declaración anticipada en fa­
vor de la subsistencia del Ajuste Pinilla-Soler,
pues Vuestra Excelencia entiende que los repre­
sentantes de Bolivia y del Paraguay deben exa­
minarlo con todo el cuidado que merece, en vista
de las nuevas circunstancias, y resolver de co­
mún acuerdo, si puede o no servir de base para
nuevas negociaciones.
“ Tal es el resúmen del atento oficio de Vues­
tra Excelencia.

“ No obstante la claridad, que deja compren­


der aisladamente las proposiciones anteriores, una
vez consideradas en conjunto parece que se con­
tradicen, y quisiera que el señor Ministro salva­
ra la confusión en que me encuentro al pretender
armonizarlas.
“ Persiguiendo ese propósito, procuraré en
mi respuesta apartar todos los puntos incidenta­
les del debate, razón por la que permitirá Vuestra
Excelencia que deje para otra oportunidad la con­
sideración histórica de nuestros fenecidos pactos
internacionales Quijarro-Decoud y Tamayo-Ace-
val, que fueron aprobados por el Poder Legisla­
tivo de Bolivia, que en virtud de la Carta Magna
del Estado, como sucede en todos los países repu­
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 167

blicanos, es el llamado a poner el signo de la fé


nacional en los compromisos internacionales.
“ Cómo fue establecida la caducidad de estos
pactos, es cuestión que requiere exposición de do­
cumentos, algunas rectificaciones sobre la persis­
tente creencia que se tiene de propiedad exclusi­
va del territorio litigioso; otras consideraciones,
en fin, que prolongarían la extensión de este ofi­
cio, y tal vez estérilmente, por la divergencia de
apreciaciones en este punto.
“ Voy pues, a patentizar previamente la con­
tradicción que creo advertir entre algunas pro­
posiciones del importante documento que examino.
“ Comprendo en él que Vuestra Excelencia
acepta la invitación que le hice para declarar can­
celado el acuerdo Pinilla-Soler, y tomo nota de
que expresa nítidamente: Que la declaración de
caducidad del ajuste anterior, es un antecedente
indispensable para iniciar nuevas negociaciones y
que esa declaración debe emanar de los mismos
firmantes del ajuste.
“ Hasta aquí parece que estamos de perfecto
acuerdo.
“ Pero el alegato principal del oficio de Vues­
tra Excelencia veo que consiste en procurar de­
mostrar que están en vigor el arbitraje y el statu-
quo emergentes de aquél acuerdo, declarando ter­
minantemente en otra parte del oficio que no
acepta la tésis de que haya quedado sin efecto el
acuerdo Pinilla-Soler, especialmente el statu quo.
168 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

“ Estas afirmaciones parece que no se con­


forman con la declaración de caducidad, que como
antecedente indispensable para nuevas negocia­
ciones, debe emanar de los firmantes del ajuste,
según gráfica expresión anterior de Vuestra
Excelencia y completa conformidad del que sus­
cribe.
“ En otra parte del oficio, se transparenta eb
siguiente pensamiento de Vuestra Excelencia:
“ La Cancillería paraguaya— dice— sostiene
que es de rigor declarar por un acto conjunto, sea
que el ajuste de 12 de enero queda vigente, y en­
trar en negociaciones para introducir las modifi­
caciones impuestas por las circunstancias, sea para
declararlo inválido e insubsistente.
“ Vuestra Excelencia se esfuerza en sostener
el primer extremo de este dilema, alegando que
el arbitraje y el statu quo son cláusulas formales;
que este último entró en vigor el 12 de enero de
1907 y se halla subsistente, y que en virtud de los
artículos 3.0 y 6.° se hizo de él un convenio inde­
pendiente de las contingencias del arbitraje.
“ En oposición, mi Gobierno y el pueblo bo­
liviano, unánimes, opinan en el sentido de que,
siendo imposible la ejecución de aquél acuerdo,
por haber variado todas las circunstancias y con­
diciones esenciales que le dieron nacimiento, se
le considera insubsistente, y debe solicitarse la
declaratoria de su completa caducidad.
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 169

“Vuestra Excelencia me proporciona la opor­


tunidad de exanimar el acuerdo Pinilla-Soler, al
trascribirlo íntegramente en su atento oficio, lo
que me permite confirmar la opinión boliviana a
este respecto.
“ Son conocidos los antecedentes de tal acuer­
do, que comenzó como “ Acta Preliminar” sus­
crita en Buenos Aires por dos distinguidos ca­
balleros que se hallaban de paso en dicha capital,
y que carecían de los plenos poderes que se otor­
gan para firmar un convenio internacional; pero
que reunidos por el Canciller argentino doctor
Estanislao S. Zeballos, acabaron por suscribir la
nombrada “ A cta” , redactada por este último per­
sonaje, con cargo de aprobación de las respecti­
vas Cancillerías que la hiciera viable, para que el
verdadero Tratado se firmara en Asunción, por
quienes tenían los plenos poderes, es decir, pol­
los Plenipotenciarios señores Cano y Domínguez.
“ Corno “ Acta Preliminar” cd referendum,fir­
mada el 12 de enero de 1907, no tuvo ningún va­
lor jurídico. A los cuatro meses, con la aproba­
ción de las Cancillerías, se convirtió en “ Acuerdo
Preliminar ad referendum ’, siempre dependiente
de una condición esencial y formal a cumplirse;
pero jamás llegó a ser un tratado; porque suce­
sivamente comenzaron a desmoronarse las condi­
ciones esenciales para la continuación de ese
proceso.
170 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

“ El 14 de octubre de 1907, tuvo lugar la pri­


mera conferencia de los Plenipotenciarios Cano
y Domínguez, para cumplir la comisión que ex­
presamente les estaba encomendada por el citado
“ Acuerdo Preliminar” . El ió de noviembre del
mismo año falleció en Asunción el Plenipotencia­
rio boliviano doctor Cano sin haber llegado a fir­
mar con su colega el doctor Domínguez el trata­
do que debía someterse a la aprobación de los res­
pectivos Congresos.
“ Más tarde, en 1909, el árbitro renunció
irrevocablemente su cargo de tal.
“ Seis años justos han pasado ya sobre aquel
acuerdo, sin que el Gobierno del Paraguay hubie­
ra manifestado al de Bolivia el deseo que hoy
exterioriza de subsanar las condiciones esencia­
les, cuya falta imposibilitaba la validez del acuer­
do y la prosecución del Tratado de Arbitraje en
perspectiva.
“ Por el contrario, en el intermedio de esos
años transcurridos, he tenido el honor de gestio­
nar con ilustres estadistas paraguayos, anteceso­
res de Vuestra Excelencia en esta Cancillería,
convenios territoriales de diversa índole, que des­
graciadamente para ambos países no pasaron del
rango de proyectos; porque la inestabilidad polí­
tica de la época no permitía atender debidamente
los asuntos internacionales, a pesar de ser propi­
ciados por la opinión nacional los referentes a
Bolivia, sin distinción de partidos políticos.
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 171

“ Aun en el Parlamento paraguayo se dejó


escuchar la voz elocuente de uno de los más cul­
tos y sagaces intemacionalistas de esta Repúbli­
ca, demostrando la insubsistencia del acuerdo
Pinilla-Soler.
“Vuestra Excelencia y sus amigos políticos
lo combatieron igualmente desde las columnas de
un diario de oposición, en 1907.
“ Llama la atención que después de seis años
pasados sobre ese acuerdo, bajo aquella abruma­
dora evolución de sucesos, sea hoy posible reunir
Jas cenizas dispersas para reconstruirlo nueva­
mente.
“ Debo ocuparme del árbitro y del arbitraje.
“Vuestra Excelencia cree que el desistimien­
to del árbitro no podría afectar la subsistencia del
acuerdo; puesto que el Excelentísimo Presidente
de la República Argentina no era el único Jefe
de Estado que podía laudar el arbitraje que de­
bía suscribirse en Asunción.
“ Para llevar al ánimo de Vuestra Excelencia
el profundo conocimiento de que el acuerdo Pi­
nilla-Soler fue suscrito por el señor Pinilla úni­
camente a condición ineludible de que el árbitro
fuera el Excelentísimo Gobierno Argentino de
entonces, asesorado exclusivamente por su Canci­
ller, autor del Acta ad referendum que nos ocu­
pa, no necesito esforzarme, bastándome asegurar
ante Vuestra Excelencia y ante los firmantes del
Acta, que felizmente pueden confirmar de viva
172 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

voz mi aserción, que tal fue la condición esencial


y el espíritu del acuerdo. El árbitro designado era
insustituible, y por tanto, su renuncia anuló ple­
namente el acuerdo.
“ Si esta afirmación rotunda no tuviera aún
la eficacia suficiente para disipar toda duda al
respecto, bastaría indagar qué objeto tenían los
términos establecidos en el acta de Buenos Aires,
suscrita en honor de la amistosa mediación del
Gobierno Argentino, yen que se acordó “ aceptar
la solución propuesta por el señor Ministro de
Relaciones Exteriores de la República Argenti-1
na, doctor Estanislao S. Zeballos” .......................
“ Solamente de ese fallo arbitral, (y no de
otro alguno), dependía conciliar las enormes pre­
tensiones territoriales, consignadas en el artículo
2.0 del Acuerdo, pretensiones que, apesar de la
confianza en la equidad y justificación del que
iba a ser árbitro, eran el escollo donde forzosa­
mente tenían que tropezar los verdaderos y ex­
clusivos negociadores del Tratado en Asunción,
como sucedió en las primeras y únicas sesiones
que se llevaron a cabo antes del fallecimiento del
doctor Cano.
“ El artículo i.° señala concretamente al
Arbitro, cuando dice así: Las Altas Partes Con­
tratantes convienen en someter la cuestión pen­
diente al fallo arbitral del Excelentísimo Señor
Presidente de la República Argentina.
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 1 /3

“ El 12 de enero de 1907 se estipuló el plazo


de cuatro meses, (hasta mayo de 1907), para la
aprobación del acta por las Cancillerías respec­
tivas. (Artículo 3.0) Inmediatamente, el tratado
que se hiciera en Asunción por los Plenipoten­
ciarios Cano y Domínguez, se sometería a la
consideración de los Congresos de ambos
países, en sus primeras sesiones. (El Congreso
del Paraguay se reúne en mayo y el de Bolivia en
agosto). A los treinta días de las sesiones parla­
mentarias, los representantes de los dos países
presentarían los alegatos respectivos al árbitro.
“ Mientras tanto, no podía cesar el statu quo,
antes de un año de la fecha fijada por el artícu­
lo 3.0, es decir, antes del 12 de mayo de 1908.
(Artículo 7.0)
“ Esta premura de los términos fijados en
el Acta, (véase artículos 3.0, 4.0 y 7.0), revela
hasta la evidencia absoluta que no era cualquie­
ra el personal del Gobierno que debía fallar la
cuestión, sino exclusivamente aquel de que for­
maba parte íntegramente el Canciller Argentino
que redactó el Acta que nos ocupa.
“ Cumpliendo con matemática exactitud los
términos estipulados, era posible que todo que­
dara concluido, según el pensamiento de los ne­
gociadores, hasta el 12 de mayo de 1908, término
del statu quo , a no ser que sobreviniera el caso
174 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

previsto en el artículo 6.° (cpie no se produjo),


pero que hubiera prorrogado el statu quo
hasta la terminación del Tratado a suscribirse,
como está consignado en dicho artículo.
“ Ni siquiera los representantes diplomáticos
Cano y Domínguez eran sustituibles. Están ex­
presamente nombrados en el artículo 3.0 del
acuerdo.
“ Una digresión antes de demostrar palma­
riamente esta afirmación aun cuando ella resul­
te del texto mismo del artículo anteriormente
citado:
“ En 1906, los Plenipotenciarios Cano y Do­
mínguez estuvieron empeñados en llegar a un
arreglo directo, y se ocuparon durante el año
1907 en protocolizar esa negociación.
“ El 26 de abril de 1907, el Ministro de Bo­
livia doctor Cano informaba a su Gobierno lo
siguiente:
Queda pendiente para la próxima semana
{decía) un informe solicitado al Señor Ministro
de Relaciones Exteriores del Paraguay, por ha­
berse expedido título de Ministro Plenipotencia­
rio ad hoc ante la Legación Boliviana, en favor
de don Manuel Domínguez, sin conocimiento ni
beneplácito del Senado. Esta incidencia, sensible
en la forma, y muy explicable en el sentido de
que la consulta al Senado sólo procede cuando es
necesario acreditar un representante diplomático
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 1 75

cotí residencia fuera del territorio de la Repú­


blica, puede, si la mayoría del Congreso abando­
na al Gobierno, con su acuerdo, o por acto pro­
pio, comprometer la acción fenecida de los Ple­
nipotenciarios Cano y Domínguez, y, lo más seno,
anular el acuerdo Pinilla-Soler, suscrito en Bue­
nos Aires el 12 de enero de 1907.— Temo mucho
que los Honorables Representantes encuentren
en este expediente el medio de aplazar hasta otra
legislatura el conocimiento del tratado de arbi­
traje, irreconstituíble después según el criterio. .
“ Estas palabras del negociador boliviano
demuestran cuál era el espíritu del acuerdo Pini­
lla-Soler, en cuanto al personal, insustituible de
los negociadores y cuán apremiantes eran los
términos o plazos fijados en él para el proceso
del tratado, después de pasados los cuales era
“ irreconstituíble” , como afirmaba el diplomático
boliviano, y como el tiempo se encargó de com­
probar plenamente.
“Vuestra Excelencia comprende con la alta
ilustración que le distingue que la interpretación
que hago del acuerdo que nos ocupa, se despren­
de de su texto mismo, y resulta lógicamente que
del pensamiento y de las intenciones de todos los
que intervinieron en é l; y que habiendo variado
por completo todas las circunstancias que le die­
ron nacimiento, el valor que podía tener como
acuerdo ad referendum, ha venido extinguién­
dose completamente, a través de todos los térmi­
176 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

nos incumplidos hasta llegar a la más absoluta


insubsistencia, que nuevamente invito a V. E. a
declarar, en la forma que crea más conveniente.
“ En cuanto al alegato de V. E. a favor del
stcitu quo, le pido que: tenga en consideración
que el acuerdo que discutimos, si hubiera prose­
guido en el desarrollo normal de sus estipulacio­
nes, habría convertídose en tratado de arbitraje;
por que este era, dentro de los términos expresos
y los privadamente acordados, el objeto princi­
pal, que perseguían las Altas Partes Contratan­
tes. Examinemos si este concepto se desprende
del texto mismo del acuerdo.
“ Ese móvil estaba consagrado en el artículo
i.° ya trascrito; la zona sometida al arbitraje ha­
llábase marcada en el artículo 2°. El arbitraje, en
su verdadera forma de tratado, debía suscribir­
se por los Plenipotenciarios designados en el
artículo 3°. El proceso a seguirse en el arbitraje
estaba reglamentado en los artículos 40. y 50. Por
el artículo 6”. los plenipotenciarios en Asunción
debían fijar nueva zona de arbitraje, en caso de
no obtenerse la ratificación o aprobación requerida
en el artículo 3°. prorogándose mientras tanto el
statu quo. El artículo 7.0 dice que mientras se tra­
mite el arbitraje no se deben innovar las posesio­
nes que en esa fecha existan.
“ De este análisis, resulta que lo principal
era el arbitraje invocado en todos los artículos
del acuerdo.
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 177

“ V. E. confirma este pensamiento cuando


dice que: «el convenio de someter a juicio de ár­
bitro el diferendo, forma la sustancia misma del
pacto .
“ Mientras él se tramite, mientras se le dé for­
ma, mientras se le apruebe, mientras se le convier­
ta en ley, mientras se produzca el laudo finalmen-
mente, las Altas Partes, aun cuando no lo consig­
nara el acuerdo, estaban sujetas al statu quo que
como dice V. E. «es la obligación de no hacer»,
es la espectativa impuesta a los litigantes, durante
el espacio de tiempo que media entre el pacto y
la sentencia que ambos esperan del juez árbitro;
pero, señor Ministro, si el tratado de arbitraje
que era lo esencial, el objeto principal perseguido
por ambas partes, causa eficiente del statu quo,
no pasó de una iniciativa, y por tanto no adquirió
la forma de tratado, si las circunstancias suprimie­
ron el espacio entre el pacto y la esperada senten­
cia, ¿ cómo es posible afirmar que no existiendo la
causa— el arbitraje— subsista él efecto que es el
statu quo?
“ De acuerdo en que el arbitraje, primero, y el
statu quo como consecuencia sean cláusulas fun­
damentales; pero no existiendo el arbitraje,
¿como podrá sostenerse que sigue, que debe se­
guir, subsistiendo en todo su rigor «como un de­
ber contractual de las partes», el statu quo, consa­
grado como principio internacional de eficacia
negativa, eternamente fijo, como una barrera in­
178 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

salvable, interpuesta a todo arreglo, roca de grani­


to en que deben chocar estérilmente todos los
anhelos del patriotismo, de la concordia y de la
confraternidad?
“ El derecho internacional establece, sin duda,
prácticas tendientes a facilitar los acuerdos entre
las naciones, y procura evitar los conflictos que
suscitan, por medio de recursos civilizadores. La
tregua, el modus vivendi, el statu quo, figuran co­
mo tales recursos; pero por su naturaleza misma
son transitorios, y duran mientras tienen lugar el
acuerdo principal a que siempre están sujetos.
“ Así el artículo 70. dice: «Mientras se reali­
za el cumplimiento de este convenio, las Partes
Contratantes se comprometen desde este momen­
to, a no innovar, ni avanzar las posesiones que en
esta fecha existan.
“ ¿ Llegó a tramitarse el cumplimiento de este
convenio de arbitraje?.
“ Si la respuesta es negativa, como la reali­
dad de los hechos obliga a formularla, conven­
dremos en que los compromisos emergentes fueron
hasta donde pudo llegar la tramitación del conve­
nio, y se extinguieron con el.
“ Hay más: según el espíritu del acuerdo Pi-
nilla-Soler, como ya he tenido el honor de expre­
sarlo, todo debía estar concluido en mayo de 1908,
incluso el laudo arbitral. Por eso, indudablemente,
se dijo en el artículo y0.: En ningún caso podrá
cesar el statu quo antes de un año, contando desde
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 179

la fecha fijada por el artículo 30, es decir, con­


tando el año desde la aprobación otorgada por
las Cancillerías respectivas al acuerdo Pinilla-So-
ler.
‘‘Oue debía durar lo que dure el proceso del
arbitraje, se deduce lógicamente del concepto de
statu quo, pero el mismo acuerdo Pinilla-Soler
suministra una cláusula que revela la exactitud
de tal interpretación. Dice: «el statu quo será fiel­
mente observado, bajo la garantía del Gobierno
argentino». Es decir, mientras ese Gobierno des­
empeñe el alto rol de árbitro de la cuestión inter­
nacional, mientras pronuncie su sentencia, es el ga-
rantizador de la observancia del statu quo. Todo
depende del arbitraje. No existiendo éste, menos
puede existir el statu quo, por más que haya que­
dado escrito junto con aquel, en las cláusulas lla­
madas con justicia fundamentales en el importante
oficio de V. E. y que continúan siendo altos prin­
cipios consagrados por el derecho internacional
sin que se menoscabe su importancia y su trascen­
dencia, por encontrarse invocados en un acuerdo,
que circunstancias ya mencionadas han convertido
en irrealizable.
“ En tal concepto mi Gobierno opina por que
el statu quo de 1907, quedó extinguido junto con
el pacto arbitral por las razones ya expuestas; pe­
ro alegato a este respecto no es porque se hu­
biera dejado de cumplir lo estipulado, durante
la regular y legal tramitación del acuerdo; pues
a su juicio, el statu quo no menoscaba, ni compro­
l8 o EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

mete derechos que las Altas Partes alegan sobre


un terreno, zona, región, línea o puntos que él neu­
traliza temporalmente, hasta la solución del liti­
gio, depués de la cual aquellos puntos, zonas, etc.,
antes neutralizados, pasen a la propiedad, o que­
den bajo el dominio del que ha demostrado la
solidez de su derecho.
“ Por eso, en cualquier momento en qué mi
Gobierno adquiriese la seguridad de que el de
esta República se halla decidido a un arreglo de­
finitivo de nuestra cuestión de límites, sus­
cribiría inmediatamente el statu quo o compro­
miso de innovar las posesiones actuales, mientras
se lleve a cabo ese arreglo; pues como lo he ex­
presado ya, el statu quo no afecta ni compromete
los derechos de las Partes.
“ Hace muy bien V. E. en resistirse a creer
que mi Gobierno niegue ahora su adhesión al
principio de justicia internacional: el arbitraje.
Efectivamente, mi Gobierno ha propuesto siem­
pre al de V. E. dirimir la controversia de límites,
acudiendo al amparo de este recurso civilizador.
La historia diplomática de nuestra cuestión pen­
diente está marcada en cada una de sus etapas,
por la proposición boliviana del arbitraje amplio
tal como lo concibe la plenitud del derecho.
“ Desgraciadamente la dificultad de llegar a
soluciones definitivas, determinó la necesidad de
cubrir con el nombre de ese gran principio la cará­
tula de un acuerdo,que prometía, al fin y al cabo,
una pronta solución al interminable litigio entre
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO l8 l

dos países vecinos y hermanos que no deben sa­


crificar a esta cuestión el grandioso porvenir que
están llamados a realizar.
“ En efecto: un acuerdo que somete al árbi­
tro una zona sobre la que una de las Partes puede
alegar todo lo que desee, mientras la otra debe
esperar únicamente la bondad del árbitro, para
obtener una línea que se le deje, porque es la mis­
ma pretensión de aquella, no está inspirado cier­
tamente en el principio fundamental de la justi­
cia que constituye la verdadera solidez de los pac­
tos internacionales.
“ Hasta el statu quo, emergente de tan irregu­
lar acuerdo, estaba impuesto a una sola de las par­
tes, dejando a la otra en plena posesión de la zona
litigiada.
“ El Gobierno y el pueblo bolivianos, que iban
a cumplir a pesar de todo, el acuerdo Pinilla-So-
ler, mientras subsistieron las condiciones esencia­
les para su validez, hoy que ellas han desapare­
cido totalmente lo rechaza y lo conceptúa caduco
de hecho y de pleno derecho.
“ Tal es su opinión unánime, que he tenido el
honor de trasmitir a V. E. para que de común
acuerdo convengamos en este extremo del dilema
propuesto en el respetable oficio que dejo con­
testado.
“ Hemos examinado el acuerdo Pinilla-Soler
de una y otra parte, los representantes de Solivia
y del Paraguay, conforme lo indica V. E., con todo
el cuidado y atención que merece, v en vista de las
182 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

nuevas circunstancias y con el profundo y sincero


convencimiento de que no puede servir de base a
nuevas negociaciones, pido a V. E. que me acom­
pañe en esa declaración, que debemos hacerla
de común acuerdo, como era el deseo de esta Can­
cillería, para abrir de esta manera el camino am­
plio de arreglos que se conformen con los princi­
pios de equidad y de justicia que constituyen los
vínculos más sólidos de amistad entre los pue­
blos.
“ Con tal motivo reitero a V. E. los sentimien­
tos de mi más alta y distinguida consideración.
— ( firm ado ) R ic ar d o M u j í a .”

Que este documento es el definitivo, el con­


tundente, el absolutamente razonable en toda la
polémica, lo demuestra el hecho de que el Para­
guay aceptó sus puntos de vista y accedió a fir­
mar el protocolo en el cual se declara la caducidad
del acuerdo Pinilla-Soler. Dicho protocolo dice:
“ Artículo i°— Las Altas Partes Contratantes
se comprometen a negociar un tratado definitivo
de límites, en el término de dos años, contados
desde la aprobación del presente convenio por
los respectivos gobiernos.
“ Artículo 2o.— Se contemplará primeramente
la posibilidad de un tratado por arreglo directo,
teniéndose en cuenta las conveniencias comercia­
les de ambos países.
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 183

“ Artículo 30.— Si no fuera posible convenir en


un tratado por arreglo directo, las Altas Partes
Contratantes someterán su cuestión de límites
a un arbitraje de derecho.
“ Artículo 40.— Mientras se lleve a efecto el
arreglo directo o se pronuncie el fallo arbitral,
seguirá en vigencia el statu quo estipulado en
el acuerdo de 12 de enero de 1907, declarando
ambas partes no haber modificado sus respec­
tivas posesiones desde aquella fecha.
“Artículo 50.— En virtud de las cláusulas pre­
cedentes que modifican las estipulaciones del A-
cuerdo de 12 de enero de 1907, las Altas Partes
Contratantes convienen en declarar la caducidad
de aquel acuerdo.
“ Artículo 6o.— El término para la aprobación,
por los respectivos Gobiernos, del presente conve­
nio ad-referendum, será de cuatro meses contados
desde esta fecha.
“ Asunción, Capital de la República del Pa­
raguay, a 5 de abril de 1913.— Ricardo Mujía.
— Eusebio Ayala” .

El 28 del mismo año 1913, Bolivia y Para­


guay aprobaron, a la vez, el protocolo.
Otra vez las negociaciones entre los dos
países, quedaban como en 1878, antes del tratado
Quijai'ro-Decoud. Otra vez surgía, imperioso y
claro, el uti possidetis de 1810. Pero Bolivia, ce­
diendo incuestionables derechos, aceptaba la posi­
18 4 el chaco boreal es bo livia n o

bilidad de arbitraje. Eran la buena fé y el deseo


de conciliación llevados a grado heroico y emi­
nente.
El litigio entre Bolivia y el Paraguay se pare­
ce, como un huevo a otro, a la legendaria tela de
Penélope, tejida de día, deshecha de noche. Duran­
te medio siglo, Bolivia y Paraguay se han ocupado
en suscribir tratados que luego anulaban, en fir­
mar pactos que más tarde no servían.
Curso de las negociaciones desde 1913

hasta 1927
Conforme al acuerdo Mujía-Soler, empeza­
ron las deliberaciones entre el negociador bolivia­
no y el paraguayo. Fué este último el señor Ful­
gencio Moreno, a quien el Gobierno Paraguayo
dió categoría de plenipotenciario ad-hoc. Las ne­
gociaciones se radicaron en la capital paraguaya.
Empezó, el señor Moreno, proponiendo que ambos
plenipotenciarios presentaran un exposición com­
pleta de sus respectivos títulos y antecedentes.
Accedió el señor Mujía.
En preparar obra de tan largo alcance, pa­
saron los dos años. Y el 28 de julio de 1915,
fué necesario establecer la primera prórroga que
se fijó en un año. Pero llegó el 28 de julio de 1916
y los plenipotenciarios no resolvían nada y esti­
pularon otra prórroga hasta el 14 de julio de 1917.
Llegó este día y nada se había avanzado. Con­
vínose un nuevo plazo, ya indelimitado. El proto­
colo que lo acordó, dice:
Primero.— Prorrogar en todos sus términos
el protocolo de 21 de noviembre de 1916, para dar
lugar a que concluyan los trabajos que aun quedan
pendientes en el presente debate.
188 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

Segundo.— Transcurrido un tiempo pruden­


cial para tal objeto, que no podrá ser mayor que
los anteriormente estipulados, cualquiera de las
partes propondrá, sin observación alguna en con­
trario, la fijación definitiva de la fecha para la
conclusión del negociado, con treinta días de anti­
cipación.
Tercero.— Durante estos treinta días, los Ple­
nipotenciarios acordarán el arreglo directo y, si
éste no es posible, el arbitraje, conforme al pro­
tocolo vigente de 5 de abril de 1913.”
Pero pocos días después de suscrito este
acuerdo, el señor Mujía abandona su plenipotencia
en Asunción, para dirigirse a La Paz a formar
parte del primer gabinete del Presidente Gutiérrez
Guerra. Ocupó la cartera de Gobierno y luego pa­
só a la de Relaciones Exteriores. En aquellos días,
el señor Fulgencio Moreno llegó a La Paz, como
enviado extraordinario y ministro plenipotencia­
rio del Paraguay. Las negociaciones, pues, de­
bían facilitarse. Pero no fué así. El Paraguay se­
guía empecinado en no comprender la realidad
histórica y jurídica de los derechos bolivianos y se
aferraba a su famoso e incomprensible uti
possidetis de facto. Por eso, el día 17 de junio de
1918, los señores Mujía y Moreno firmaron un
acuerdo que dice:
“ Que procedía la fijación del término de
treinta días, para dar fin a la negociación, pero
que, para ello, este plazo resultaba cxtremadamen-
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 189

te corto, desde que, dentro de él, debía contemplar­


se, también, el arbitraje, si no era posible el arreglo
directo; que, haciendo uso de la amplia autoriza­
ción que tenían de sus respectivos Gobiernos para
fijar los plazos que fuesen necesarios, a fin de
conducir estas gestiones a su debido término; re­
solvieron: primero, prorrogar el último plazo es­
tablecido para esta negociación hasta el día de la
definición de alguna de las proposiciones de
arreglo directo, entendiéndose que en todo el tiem­
po transcurrido hasta esa fecha, seguirán en vi­
gencia las estipulaciones del protocolo del 12 de
noviembre de 1916. Segundo: en caso de no po­
derse arribar a un arreglo directo, se declarará,
en un protocolo, el último plazo dentro del cual
debe convenirse el arbitraje.”
Dada la vaguedad de este acuerdo, evidente
victoria paraguaya, todo quedaba prácticamente
en tierra y otra vez el problema retrocedía me­
dio siglo. Poco después de firmado el pacto últi­
mamente transcrito, el señor Moreno abandonó las
negociaciones. Véase como explica los hechos la
Memoria de Relaciones Exteriores de Bolivia,
correspondiente a 1919. Dice:
“ Con posterioridad” (posterioridad al acuer­
do último de prórroga indefinida) “ el señor More­
no presentó una fórmula de acuerdo directo esta­
bleciendo una zona libre sobre la márgen derecha
del río Paraguay, la misma que el Gobierno deses­
timó por no creerla conveniente a los intereses
190 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

de Bolivia. El señor Moreno ofreció pedir nuevas


instruciones; pero, últimamente, aprovechando
una licencia, se ha dirijido a Santiago, quedando
definitivamente postergadas las conferencias/’
Véase pues, cómo, cuando la diplomacia
paraguaya observó que el problema se hallaba en
inminencia de ser solucionado dentro de normas
que, sin óbice para los acuerdos transaccionales,
respetasen las realidades jurídicas e históricas,
optó, sencillamente, por abandonar el campo.
Agotada la argucia, agotado el sofisma, no que­
daba sino la fuga. A ella apeló la diplomacia pa­
raguaya, brillantemente representada por el señor
don Fulgencio Moreno.
Las negociaciones quedaron interrumpidas.
Pero entre 1922 y 1923, circularon en el conti­
nente rumores alarmistas— y alarmantes— respec­
to a posibles choques de fuerzas bolivianas y
fuerzas paraguayas en el Chaco. Dichos rumores
propalaban, inclusive, la factibilidad de una gue­
rra. Ante las insistentes versiones, el Gobierno ar­
gentino, siempre ansioso de arbitrar entre Bolivia
y el Paraguay y tener, de tal modo cierta hegemo­
nía— o una absoluta hegemonía— sobre ambos paí­
ses, ofreció su mediación, invitando a los, dos
países a que se reunieran en Buenos Aires para
discutir. La Memoria del Ministro de Relaciones
Exteriores de Bolivia, en su tomo correspondiente
a 1925, dice de qué modo recibió el Gobierno de
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 191

La Paz la invitación argentina. He aquí el párra­


fo pertinente de dicha memoria:
“ El Gobierno argentino, contemplando aque­
lla situación de infundado recelo, y previendo, sin
duda, los graves sucesos que podían producirse de
un momento a otro, con motivo de la campaña alar­
mista, ofreció a ambos gobiernos sus buenos ofi­
cios, para que se discutiese y acordara en Buenos
Aires, las bases preliminares de un arreglo, nom­
brando, al efecto, cada país su representante
ad-hoc. Aceptamos y agradecimos esta simpáti­
ca actitud de bien entendido americanismo, tan
sólo para su oportunidad, es decir para el caso de
que los gobiernos interesados no pudieran llegar
a un acuerdo amigable y directo sobre esta cues­
tión.”
Los paraguayos interpretaron la invitación
argentina tal como habían interpretado hasta en­
tonces— y como interpretan hasta hoy— todo. La
interpretaron dentro de estrechas conveniencias.
Según ellos, dicha invitación equivalía nada me­
nos que a la eliminación automática de todo arre­
glo directo de Gobierno a Gobierno. Todo debía
tratarse en Buenos Aires, sólo en Buenos Aires
y nada más que en Buenos Aires, y siempre bajo
los buenos oficios del Gobierno argentino.
Y a es hora de decir que Paraguay siempre ha
mostrado marcadísima animadversión a situar las
discusiones en La Paz. Y en ello ha salido con la
suya. Sus plenipotenciarios en Bolivia, siempre
192 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

estuvieron de paso, nunca trajeron instrucciones


completas y los hubo, como don Fulgencio Moreno,
que apelaron a la fuga.
Entre sus numerosas ingenuidades, Bolivia
tiene la de haber accedido siempre a ese afán para­
guayo, la de haber localizado siempre en Asunción
las negociaciones. Acaso aquí resida una de las
causas más poderosas para determinar el no arre­
glo de la cuestión. El ambiente influye mucho y el
clima no es ajeno a la buena o mala actividad di­
plomática. El paraguayo se encuentra en Buenos
Aires casi en su propio medio, y el boliviano no.
Por eso, Paraguay siempre ha tendido a discutir
en Asunción o en la capital argentina.
Las negociaciones, interrumpidas práctica­
mente en 1918, prosiguieron con lamentable lan­
guidez, y sin tocar a fondo la cuestión, hasta
1927. En este año, Bolivia aceptó ir a Buenos
Aires a seguir discutiendo. Felizmente, de estas
últimas conferencias ha salido algo concreto y
útil.
Y antes de analizar las conferencias de Bue­
nos Aires, hagamos un paréntesis, para analizar
la situación dé ambos países en su frontera y para
ver cuál ha sido, al través de todo el litigio, la
actuación y la actitud de los diversos países ame­
ricanos.
Los países americanos ante el problema

del Chaco "Borea


19 6 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

pocho han intervenido jamás a fondo en el pro­


blema. Se han limitado, alguna que otra vez, y
más Chile que Perú, a simular un decidido apo­
yo para el Paraguay; pero tales fintas jamás han
influido decisivamente en el curso de las nego­
ciaciones entre Asunción y Sucre o entre Asun­
ción y La Paz. Quizá si alguna vez han deter­
minado algún leve cambio en la política bolivia­
na, en sentido de ceder, o algún leve cambio en
la política paraguaya en sentido de no transigir.
Nada más.
Huelga decir que Colombia, Venezuela y
Ecuador han sido espectadores impasibles, inte­
resados, a lo más, en una feliz solución.
Argentina, Brasil y Uruguay, en el orden
en que los enumeramos, han sido los tres pue­
blos influyentes. No en vano las ambiciones pa­
raguayas sobre el Chaco Boreal nacieron en el
momento mismo en que, a consecuencia de su
gloriosa derrota frente a la Triple Alianza, Pa­
raguay comprendió que necesitaba resarcirse de,
los territorios perdidos.
Cierto es que, inmediatamente después de su
victoria, los tres aliados casi se van a las manos
discutiendo la forma de repartir los despojos.
Pero es cierto que al fin concillaron intereses. La
perfecta independencia del Uruguay quedó total­
mente asegurada. Y sobre una posible hegemo­
nía en el Uruguay, empezó, entre Argentina y
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO IQ/

Brasil, una lucha diplomática y económica que


aun persiste.
Con respecto al Paraguay, la diplomacia ar­
gentina triunfó desde el primer momento. La ra­
zón es obvia. Paraguay no tiene, con el mundo,
más comunicaciones que las que le brinda el río
de La Plata. Por lo menos, son las más fáciles,
las más baratas y las más directas. El río de La
Plata pertenece a la Argentina. Así, pues, Pa­
raguay, para entenderse con la civilización, pa­
ra importar, para exportar, estaba en la dura
necesidad de transigir con la Argentina. Y tran­
sigió permitiendo — dura ley vital — que la A r­
gentina rigiese su economía y, por tanto, su
política.
Nadie critica acerbamente esta actuación de
la diplomacia argentina. Cada país es dueño de
expandirse en la forma (pie mejor le convenga.
Argentina, a fin de completar*su conquista eco­
nómica del Paraguay, hízole entrever a éste la
posibilidad de que fuera dueño de todo el Chaco.
A ello siempre ha tendido, con sumo tacto, la di­
plomacia de Buenos Aires.
Pero ocurre que también la Argentina desea
expandir su industria hacia Bolivia. Si Para­
guay es uno de sus mercados industriales, es,
más (pie todo, una prolongación de su actividad
agropecuaria. El Chaco es zona muy favorable
para la ganadería, y la ganadería es la más fe­
I9 8 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

cunda de las actividades argentinas. El Chaco,,


en poder de Bolivia, no es, para la Argentina,,
tan fácilmente penetrable como en poder del Pa­
raguay. Aunque sólo sea por la razón de que el
argentino tiene con el paraguayo afinidades que
no tiene con el boliviano.
Si Paraguay y el Chaco son tierras propi­
cias para agricultura y ganadería, Bolivia es
buen mercado industrial y los subproductos y las
manufacturas de las industrias argentinas po­
seen en Bolivia excelentes compradores. En­
tonces, claro está que a la Argentina, país rico,
ya organizado a fondo y con poder de expansión
manifiesto, le conviene extenderse hacia Para­
guay y hacia Bolivia. No le es fácil hacerlo so­
bre Brasil, porque se trata de un país también
rico y que defiende su propia industria. No le es
fácil hacerlo sobre Chile, porque Chile, a su vez,
desea nacionalizar del todo su vida económica y
porque posee medios para lograrlo. No le es fá­
cil hacerlo sobre el Uruguay, porque al Uruguay,
país pequeño y organizado, le basta con su pro
pió trabajo y lo que necesita importar lo impor­
ta mejor de Estados Unidos o de Europa que de
la Argentina. No le es fácil hacerlo sobre el Pe­
rú, porque le queda a trasmano, porque no es un
mercado directo y, por tanto, es un mercado
costoso.
Lógica y naturalmente, son, pues, Bolivia y
Paraguay los mercados argentinos. Pero, lógica
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO I99

y naturalmente, también, el dominio del Para­


guay es más fácil que el de Bolivia. Primero,
porque Bolivia está más cerca de Europa o de
Estados Unidos que de Argentina. Segundo,
porque las exportaciones de Bolivia — minera­
les siempre — no son manufacturares y elabo-
rables en Argentina. Tercero, porque Bolivia
posee una moneda de sanidad más que relativa
y, por tanto, puede librar, con perspectiva de
éxito, una batalla financiera frente a cualquier
tentativa de absorción. Cuarto, porque entre A r­
gentina y Paraguay existen comunicaciones rá­
pidas y sencillas que no existen entre Bolivia y
Argentina. Quinto, porque el suelo de Paraguay
se parece al del norte argentino como se pare­
cen las dos mitades de una naranja. Quinto, por­
que Paraguay, al cabo del tremendo quebranto
que sufrió con la guerra contra la Triple Alian­
za, quedó en condiciones conquistables que Bo­
livia no ha conocido ni al cabo de su derrota
en la guerra contra Chile. Sexto, porque, de
manera general, y esto lo saben todos los esta-
distógrafos suramericanos, la vitalidad de Boli­
via es infinitamente superior a la del Paraguay.
Surge, pues, clara, la evidencia de que si
bien la Argentina domina en el Paraguay y as­
pira a dominar en Bolivia, fatalmente encamina
su diplomacia a poner a ambos países bajo su tu­
tela. Trata de formar con ambos un consorcio
consumidor del mercado argentino. A eso ha
200 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

tendido desde el momento en que, abolida una


posible hegemonía brasileña sobre el Paraguay,
la hegemonía argentina se produjo en forma
decisiva.
Por su parte, si bien el Brasil nunca ha ac­
tuado con firmeza para dominar en el Paraguay
o en Bolivia, es lo incuestionable que siempre ha
vigilado, de 'manera escrupulosa, las actividades
de la diplomacia ríoplatense y que ha visto con
simpatía la causa boliviana. Bien lo revela el
Tratado de Petrópolis. Y el protocolo Larreta-
Caminos, firmado entre Argentina y Paraguay,
revela que la Argentina está dispuesta a favore­
cer de todas maneras al Paraguay. Hay nume­
rosos testimonios de la simpatía brasileña. Polí­
ticos, parlamentarios, periodistas, polígrafos del
Brasil, han revelado, constantemente y en todos
los tonos, que les es simpática la causa boliviana.
Al fin, es la Argentina la verdadera colo­
nizadora del Chaco Boreal, por lo menos en la
pequeña parte en que ha sido posible la pene­
tración en tan vasto territorio. Los capitales ar­
gentinos poseen fuertes inversiones en las tierras
chaqueñas. Para ello, la Argentina contó siem­
pre con la más absoluta conformidad paraguaya.
Como este libro no aspira sino a sintetizar,
globalmente, acontecimientos, a fin de que el pú­
blico se forme una idea clara del proceso mis­
mo, prescindiendo de sus incidencias, no enume­
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 201

ramos las actividades de la finanza argentina en


el Paraguay. Pero a los lectores que deseen cono­
cerla a fondo y en detalle, les recomendamos la
interesante obra “ Solivia y el Paraguay. — La
Cuestión de límites” , escrita por el doctor David
Alvéstegui, que ha sido ministro de Solivia en
Asunción y que, en el libro que citamos, dedica
poco menos que la mitad a estudiar, con rique­
za de datos estadísticos y demográficos, la enor­
me y formidable influencia de la Argentina so­
bre el Paraguay y, principalmente, sobre el
Chaco.
En cuanto al Uruguay, después de la amis­
tosa mediación que .ofreciera y que fue el ori­
gen del tratado Ichaso-Benites, no ha vuelto a
intervenir en el problema.
Queda, pues, explicado por qué Paraguay
tendió siempre a que sus negociaciones con So­
livia se radicaran o en Asunción o en Sueños
Aires. En ambas ciudades, la acción de la diplo­
macia argentina es infinitamente mayor que en
cualquier ciudad boliviana o en cualquier otra
capital del continente. Lo que no se explica es
que Bolivia haya accedido, siempre, a situar las
negociaciones donde a Paraguay le conviene.
En realidad el problema no existe entre So­
livia y el Paraguay, sino entre Bolivia y la A r­
gentina. Son ambos pueblos los que disputan el do­
minio económico sobre el Chaco Boreal. Pero co­
202 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

mo el dominio económico debe ser — aunque pue­


de no ser — posterior al dominio político y co­
mo la Argentina no tiene títulos políticos posi­
bles sobre el Chaco Boreal, he aquí que le ha en­
comendado al Paraguay el papel de pretendiente
histórico y político sobre el Chaco.
Hoy por hoy, y desde hace mucho tiempo, a
la Argentina le conviene, por razones de simili­
tud de raza y de continuidad geográfica, que el
Chaco Boreal esté bajo el dominio político del
Paraguay. Y como Bolivia posee títulos históri­
cos y jurídicos incuestionables sobre el Chaco, no
cabe duda de que la disputa realmente está plan­
teada entre Bolivia y la Argentina y que es una
disputa de orden económico y nada más.
Dejamos constancia de que, al formular las
apreciaciones que hemos formulado, no ha sido,
en manera alguna, nuestro propósito herir al
grande y fuerte pueblo argentino y mucho menos
menoscabar los merecidos prestigios del pueblo
paraguayo. Pero la verdad económica no es más
que la verdad económica y los pueblos, como los
hombres y como las culturas, aspiran siempre a
un mayor engrandecimiento y, sobre todo, no
pueden sustraerse al cumplimiento de su destino,
a la consumación de su ciclo.
Lógico es que la Argentina aspire a domi­
nar, de una o de otra manera, sobre la mayor
extensión del territorio más rico. Lógico es que
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 203

el Paraguay se ponga, en espera de mejores


tiempos, bajo la tutela argentina, ya que, acaso,
es, ésta, una de las mejores formas de asegurar
su soberanía política. Pero es lógico también que
Bolivia no se halle dispuesta en ningún momento
a aceptar la tutela que Paraguay acepta y que
siempre se muestre decidida a defender, de modo
indeclinable, sus perfectos derechos históricos, ju­
rídicos y geográficos.
Si Argentina exige siempre que las negocia­
ciones se radiquen en Asunción o en Buenos A i­
res, no es, precisamente, por americanismo, sino
porque siempre necesita estar presente en la
controversia. Así defiende bien sus intereses. Es­
te libro podría titularse, sin ironía: “ El Chaco Bo­
real es boliviano y no es paraguayo” .
Movimiento de ambas naciones en lös
orillas del río Paraguay y en las del
río Pilcomayo
El 23 de septiembre de 1792, elevábase, en
la orilla derecha del río Paraguay y a los 21o i f
46” , latitud sur, el fuerte que, entonces se llamó
Borbón, construido por orden de la Corona de
España para contener a los portugueses que, fre­
cuentemente, querían invadir, por aquel lado, las
posesiones españolas.
Cuando llegó la hora de la independencia,
los portugueses, aprovechando las inquietudes
del momento, se apoderaron del Fuerte Olimpo
— que hasta ahora se llama así; pero en 1812,
lo recuperaron fuerzas paraguayas. En 1851,
don José María Dalence, el eminente estadistó-
grafo, opinó que Bolivia debía proceder de
inmediato a recuperar Fuerte Olimpo. En Boli­
via no se le escuchó.
Durante la dictadura del doctor Francia en
Paraguay, Fuerte Olimpo fue la llave esencial
para la clausura que Francia le impuso a su
país. Para los políticos y los historiadores pa­
raguayos, Fuerte Olimpo es una de las supre-
208 e l c h a c o b o r e a l e s b o l iv ia n o

mas necesidades geográficas, estratégicas y pa­


trióticas del Paraguay.
Durante la guerra contra la Triple Alianza,
Paraguay abandonó Fuerte Olimpo. Se intenta­
ron varias expediciones. Fracasaron todas. En
1886, Paraguay dictó una ley restableciendo sus
posesiones en Fuerte Olimpo. Don Isaac Tama-
yo, plenipotenciario de Bolivia en Asunción,
protestó en nombre de su país.
Un poco al norte de Asunción y sobre la
orilla derecha del río Paraguay, Carlos A nto­
nio López, sucesor de Francia en la dictadura
sobre Paraguay, mandó construir una pequeña
población a la que llamó Nueva Burdeos. A cau­
sa de que inmigrantes franceses llamados a po­
blarla, se aburrieron y se marcharon, Nueva
Burdeos decayó considerablemente. El ejército
argentino la ocupó después de la guerra entre
Paraguay y la Triple Alianza. Firmada la paz,
Paraguay insistió en la entrega. Argentina y Pa­
raguay convinieron en someter la disputa al ar­
bitraje de Rutheríord B. Hayes, Presidente de
Estados Unidos y éste mandatario pronunció un
laudo cuya parte resolutiva dice:
" . . . la referida República del Paraguay
tiene legal y justo título al territorio situado en­
tre los ríos Pilcomayo y Verde, así como a la V i­
lla Occidental, comprendida dentro de él. En con­
secuencia, adjudico, por medio del presente, a la
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 2CK)
dicha República del Paraguay el territorio de la
orilla occidental del río del mismo nombre, entre
el río Verde y el brazo principal del Pilcomayo,
incluyendo Villa Occidental” .
Villa Occidental no era otra que la antigua
Villa Burdeos. Hoy se llama Villa Hayes, nom­
bre que le dieron los paraguayos para manifes­
tar su agradecimiento al Presidente de Estados
Unidos que les dió un laudo favorable.
Villa Occidental, igual que Fuerte Olimpo,
está situada en pleno Chaco Boreal, es decir, en
pleno territorio boliviano. En los dos casos —
pero, sobre todo, en el segundo — Bolivia salvó
sus derechos tarde y mal.
El once de julio de 1884, don Miguel Suá-
rez Arana fundó, en la margen derecha del río
Paraguay y casi un grado geográfico al norte de
Fuerte Olimpo, una posesión a la que llamó
Puerto Pacheco. Para realizar tal fundación, el
señor Suárez Arana cometió el’ error, imperdo­
nable en quien era uno de los dirigentes bolivia­
nos, de solicitar permiso del Gobierno Para­
guayo.
Nos consta que, en la actualidad se realizan
activas investigaciones que tenderían a demos­
trar que Suárez Arana procedió así por consejo
de don Antonio Quijarro, ministro entonces en
Asunción y que le insinuó a Suárez la necesidad
de aceptar esa transacción para no perturbar las
210 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

gestiones de arreglo en que el señor Ouijarro es­


taba embarcado y que fracasaron. Hasta el mo­
mento no está del todo demostrado que el señor
Oui jarro diese tan ingenuo consejo. Pero sigue
la búsqueda en los archivos.
En 1888, el Paraguay tomó posesión de
Puerto Pacheco y, también ante esta actitud, la
protesta boliviana careció de la eficacia deseable.
Lo cierto es que, hoy, el Paraguay es práctica­
mente dueño de la orilla derecha del gran río
que le da nombre.
A pesar de que en 1879 Solivia y Paraguay
firmaron su primer tratado con objeto de arre­
glar sus límites, en 1885 Paraguay dictó una ley
en cuya virtud ponía el Chaco en pública subas­
ta. Entre las tierras que la ley lanzaba al rema­
te, estaban aquellas que, según el tratado Qui-
jarro-Decoud — el de 1879 — pertenecían a Bo-
livia.
La técnica financiera de la venta de las tie­
rras chaqueñas, fué tan rudimentaria que Pa­
raguay no aprovechó nada de ellas. Pero ejerció
un acto de soberanía.
Todos estos actos del Paraguay obedecían
únicamente a que, contando con el favor argen­
tino, aspiraba a remediar, de cualquier modo, las
desdichas que sufrió durante la guerra contra la
Triple Alianza.
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 21 I

El caso de la ambición paraguaya sobre el


Chaco es único en los anales de las luchas geo­
gráficas entre naciones. Según geografías y es­
tadísticas paraguayas, el Paraguay propiamente
dicho — se entiende que sin el Chaco Boreal *—
tiene una extensión de 259,834 kilómetros cua­
drados. Y el Chaco Boreal sobre el cual tiene tan
ardientes aspiraciones, tiene 297,938 kilómetros
cuadrados.
Lo cierto es que de la enorme extensión que
representa el Chaco Boreal, la mejor parte se ha­
lla bajo la influencia política del Paraguay y ba­
jo la influencia económica de la Argentina. La
mejor parte, vale decir, la orilla derecha del río
Paraguay. Tan seguro se encontraba el Para­
guay de dicho dominio político, que en 190Ó, por
ley de 25 de agosto, dividió el Cháco en tres
Comandancias Militares. Tal división se man­
tiene y, aplicándola, Paraguay ejerce, sin obs­
táculo alguno, su soberanía sobre la margen de­
recha del río de su nombre y por lo menos has­
ta diez leguas adentro. Dicha soberanía se ejer­
ce también sobre la confluencia del Paraguay
con el Pilcomayo y sobre las tierras que el Pre­
sidente Hayes entregó al Paraguay.
En cuanto a Solivia, algo ha hecho a lo lar­
go del Pilcomayo. En 1875, empezó, con sentido
político, su marcha a lo largo del misterioso río.
Desde los primeros días de la Colonia, los din-
212 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

gentes de Charcas, de Lima y de Buenos Aires


soñaron en recorrer el Pilcomayo y conocerlo.
Igual anhelo reinó en las horas iniciales de la
República. En 1845, José Ballivián intentó el en­
vío de varias expediciones. Todo fué inútil: el
Pilcomayo permanecía inaccesible y misterioso.
Un explorador francés, Creveaux, murió en ma­
nos de los tobas.
Por fin, en 1875, Miguel Suárez Arana em­
prendió, con éxito, la primera expedición y fun­
dó Puerto Suárez, que hoy es cabeza de la Dele­
gación Nacional del Oriente.
Los recuerdos de las expediciones frustra­
das y de las desastrosamente concluidas — por
ejemplo, la de Creveaux y la de Rivas — no des­
animaron a los Gobiernos ni a los hombres de
corazón audaz.
Así, en 1884, don Daniel Campos encabezó
otra incursión a lo largo del Pilcomayo y logró
darle feliz remate, pues llegó, siguiendo las
aguas del gran río, a la capital paraguaya, don­
de fué recibido con grandes honores y mereció
distinciones excepcionales por parte de don Ber-
nardino Caballero, entonces Presidente del
Paraguay.
Posteriormente, algunas misiones de religio­
sos católicos de la Orden de San Francisco, han
realizado una labor sumamente meritoria, evan­
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 213

gelizando a las tribus y fundando diversas pose­


siones bajo bandera boliviana.
Lo cierto es que son ya varios los fortines
estratégicos y las posesiones — núcleos de futu­
ras poblaciones — que Bolivia tiene estableci­
dos en el Chaco Boreal, a lo largo del Pilcomayo.
Con todo, de ninguna manera se iguala al
paraguayo el avance boliviano. No se iguala en
el orden geográfico, porque las zonas que Para­
guay detenta son más extensas y más ricas que
las que pertenecen a Bolivia. No se iguala en
el orden económico, porque sólo la negociación
Carlos Casado, que actúa bajo bandera paragua­
ya, pero que, en realidad, es argentina, movili­
za un capital que se acerca a ocho millones de
dólares.
El último acto paraguayo de invasión es la
franquicia concedida a los mennonitas. Los men-
nonitas son una comunidad alemana, un poco re­
ligiosa, un poco de tendencia colonizadora, un po­
co industrializante. Fue la Empresa Carlos Ca­
sado quien invitó a los mennonitas a poblar el
Chaco, por lo menos en lo que se refiere a las
tierras que pertenecen a dicha empresa. Tierras
que, colocadas en pleno Chaco Boreal, pertene­
cen a Bolivia. Sin embargo, una empresa argen­
tina, como es la Carlos Casado, para nada se en­
tiende con el Gobierno Boliviano y, en cambio, no
da paso sin la venia de los paraguayos. Lo cual
214 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

vendría a probar que, según dijimos en páginas an­


teriores, es la Argentina quien más interés tie­
ne en que Paraguay sea quien domine sobre el
Chaco Boreal.
A los mennonitas de Casado, el Gobierno de
Asunción les prestó facilidades casi inverosími­
les; facilidades que no se explican, cualquiera
que sea la virtud colonizadora de la comunidad
alemana. En virtud de dichas facilidades, los men­
nonitas son, en el Paraguay, un estado dentro
del estado. Véase el alcance de dichas facilida­
des, expuestas en un Decreto Supremo del Go­
bierno de Asunción.
“ Artículo Primero.— Los miembros de la
Comunidad llamada mennonita, que lleguen al
país como componentes de una empresa de colo­
nización, y sus descendientes, gozarán de los si­
guientes privilegios: i.— Practicar su religión y
su culto, sin ninguna restricción y, como conse­
cuencia, hacer afirmaciones por simple si o no an­
te la justicia, en vez de juramento, y estar exen­
tos del servicio militar obligatorio en tiempos de
paz y en tiempo de guerra, en armas combatien­
tes o no combatientes. 2.— Fundar, administrar
y mantener escuelas y establecimientos de ins­
trucción, y enseñar y aprender su religión y su
lengua, que es el alemán, sin ninguna restricción.
3.— Administrar los bienes de sucesiones y espe­
cialmente los bienes pertenecientes a viudas y
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 21 5

huérfanos por medio del sistema especial de fi­


deicomiso llamado “Waisenstand” y de acuerdo
con las reglas propias de la comunidad, sin nin­
guna restricción. 4.— Administrar el seguro mu­
tuo contra incendio que se establezca en la
colonia.
Artículo Segundo.— Se concede a las colonias
mennonitas, por el término de diez años, a con­
tar desde la llegada del primer colono, las si­
guientes franquicias: 1.— Libre introducción de
muebles, maquinarias, utensilios, drogas, semi­
llas, animales, implementos, y en general de todo
lo que sea necesario para la instalación y des­
envolvimiento de las colonias. 2.— Exención de
toda clase de impuestos nacionales y municipales.
Artículo Tercero.— Ninguna ley de inmi­
gración o de otra naturaleza, existente o que se
dicte, podrá impedir la entrada de inmigrantes
mennonitas al país, por razónesele edad, inhabi­
lidad física o mental.”
Como se ve, el mejor de los paraguayos es­
tá, en el Paraguay, en condiciones inferiores al
último de los mennonitas. Y es seguro que la Em­
presa Casado no les ha concedido a los menno­
nitas nada parecido a lo que les concede el Para­
guay .Es seguro que, para la Empresa, son sim­
ples subalternos con obligaciones precisas y cláu­
sulas penales contundentes, mientras que para el
Gobierno son hombres maravillosos y privilegia­
2 IÓ el chaco boreal es b o l iv ia n o

dos. Y es también seguro que el Gobierno de Bo­


livia jamás le concedería a secta alguna— así fuese
la de los supermennonitas— lo que el Paraguay
ha concedido. Es natural, pues, que la Empresa
Casado, a cuya espalda está la Argentina, pre­
fiera mil veces que sea Paraguay y no Bolivia
quien domine sobre el Chaco Boreal.
Con motivo de las fundaciones mennonitas,
Paraguay exhibió ante el mundo otra muestra de
la audaz interpretación que tiene para los proble­
mas diplomáticos y para respetar el fundamento
del Derecho, que consiste en darle a cada uno lo
suyo.
En la Memoria de Relaciones Exteriores de
Bolivia, correspondiente a 1923, se protesta contra
las concesiones de tierras hechas a los mennoni­
tas y se declara que dichas concesiones son nulas,
por cuanto Paraguay ha negociado con lo ajeno.
Añade la Memoria, que la Plenipotencia boliviana
en Wàshington debe sentar su protesta ante los
dirigentes mennonitas en el Canadá.
En su Mensaje presidencial de 1925, el Pre­
sidente paraguayo, señor don Eligió Ayala, con­
testa que las concesiones hechas a los mennonitas
se hallan dentro de las estipulaciones del statu quo
Pinilla-Soler de 1907. Lo perturbador es que el
mandatario paraguayo no recuerda que el proto­
colo Pinilla-Soler de 1907, fue cancelado en 1912,
por el protocolo Mu jía-Ayala y que, en consecuen-
2 IÓ el chaco boreal es b o livia n o

dos. Y es también seguro que el Gobierno de Bo­


livia jamás le concedería a secta alguna— así fuese
la de los supermennonitas— lo que el Paraguay
ha concedido. Es natural, pues, que la Empresa
Casado, a cuya espalda está la Argentina, pre­
fiera mil veces que sea Paraguay y no Bolivia
quien domine sobre el Chaco Boreal.
Con motivo de las fundaciones mennonitas,
Paraguay exhibió ante el mundo otra muestra de
la audaz interpretación que tiene para los proble­
mas diplomáticos y para respetar el fundamento
del Derecho, que consiste en darle a cada uno lo
suyo.
En la Memoria de Relaciones Exteriores de
Bolivia, correspondiente a 1923, se protesta contra
las concesiones de tierras hechas a los mennoni­
tas y se declara que dichas concesiones son nulas,
por cuanto Paraguay ha negociado con lo ajeno.
Añade la Memoria, que la Plenipotencia boliviana
en Wàshington debe sentar su protesta ante los
dirigentes mennonitas en el Canadá.
En su Mensaje presidencial de 1925, el Pre­
sidente paraguayo, señor don Eligió Ayala, con­
testa que las concesiones hechas a los mennonitas
se hallan dentro de las estipulaciones del statu quo
Pinilla-Soler de 1907. Lo perturbador es que el
mandatario paraguayo no recuerda que el proto­
colo Pinilla-Soler de 1907, fue cancelado en 1912,
por el protocolo Mujía-Ayala y que, en consecuen­
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 21/

cia, invocar sus estipulaciones equivale a depositar


fondos en un banco en quiebra.

La serenidad en estas materias tiene un an­


tecedente pintoresco y elocuentísimo. Es la famosa
nota de don Juan Cando Flecha, Canciller Pa­
raguayo.
A raiz de haber creado el Paraguay distritos
electorales en diversos puertos de la margen de­
recha del río Paraguay, protestó la Cancillería
boliviana y la protesta se tradujo, inclusive, en
haber quedado suspendida la última misión diplo­
mática que se le confió al señor doctor don An­
tonio Quijarro. Lo cierto es que el 8 de enero de
1902, el señor don Juan Cancio Flecha, Canciller
Paraguayo, suscribió una famosa nota en la que
dice, nada menos, que los derechos de su país
sobre el Chaco Boreal son indiscutibles, entre otras
razones, porque, ante los convenios celebrados
por la Triple Alianza, antes de iniciar la guerra
con Paraguay, Bolivia no salvó sus derechos. T a­
maño atentado histórico, fué, por supuesto, reba­
tido por la Cancillería boliviana, quien le recordó
al señor Flecha las notas reversales suscritas por
los aliados, salvando los derechos de Bolivia.
Esta constancia paraguaya en el error, cons­
tancia que empezó con el debate mismo, ha termi­
nado, también con el debate, por lo menos hasta
el punto en que él se halla.
218 el chaco boreal es b o livia n o

Posteriormente a la traída de los mennoni-


tas, el Gobierno paraguayo ha completado su in-
sión del Chaco mediante acuerdos celebrados con
una asociación colonizadora inglesa: la “ South
American Missionary Society” , a la cual le han
sido otorgadas facilidades que, sin duda, se pare­
cen a las que recibieron los mennonitas. No sa­
bemos si ya se han instalado en el Chaco los pri­
meros colonizadores ingleses.
Es curioso observar que, en el avance de las
dos naciones sobre el Chaco, el derecho boliviano
se ejercita a lo largo del Pilcomayo y la preten­
sión paraguaya a lo largo del Paraguay. Acaso
a base de las posiciones ocupadas por ambos paí­
ses surja, en pocos años más, el acuerdo de tran­
sacción . Acuerdo que será plausible y útil desde
el punto de vista de la paz de América y de las
buenas relaciones entre dos países hermanos;
acuerdo que será provechoso para el enriqueci­
miento y la prosperidad de las dos naciones; pero
acuerdo que constituirá una grave lesión al dere­
cho y que nos revelará que no siempre es la fuerza
la conculcadora, sino que también conculca la
astucia; acuerdo que nos revelará que el llamado
americanismo y la generosidad diplomática, son
motivos de pérdida segura.
/^acimiento, iniciación, desarrollo y término

de las conferencias de Buenos A ires


Recordarán los lectores que en 1924, el Go­
bierno argentino ofreció, en vista de que parecían
surgir graves dificultades entre Bolivia y Para­
guay, sus buenos oficios. Y recordarán que el
Gobierno boliviano los aceptó, agradeciéndolos,
para su oportunidad.
Pocos meses después de esta gestión, fué al
Paraguay, con carácter de Embajador Extraor­
dinario y Plenipotenciario en Misión Especial, el
señor don Eduardo Diez de Medina, quien re­
presentaba a su patria en el acto de la trasmisión
del mando en la vecina República.
Durante su misión, el señor Diez de Medina
propuso lo siguiente : que ambos países nombrasen
delegaciones en Wàshington, para discutir un
arreglo directo y, caso de no llegar a celebrarlo,
sometiesen la disputa al arbitraje del Presidente
de Estados Unidos. Completó su oferta el Em­
bajador Boliviano en los siguientes términos:
quedarían fuera de los arreglos, o del arbitraje,
en su caso, aquellos terrenos que cualquiera de los-
222 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

dos países poseyese, con título perfecto, en el Cha­


co Boreal, o aquellos que estuviesen bajo una ocu­
pación de hecho. Esto implicaba el reconocimien­
to, a favor del Paraguay, de sus puertos y forti­
nes a lo largo del río de su nombre, e igual re­
conocimiento se hacía a favor de las posesiones
bolivianas a lo largo del Pilcomayo. La disputa
quedaba, pues, radicada sobre los fondos del
Chaco Boreal. Paraguay aceptó en principio la
propuesta.
Algunos meses más tarde llegó a La Paz,
como Enviado Extraordinario y Ministro Pleni-
pontenciario del Paraguay, el señor don Arsenio
López Decoud, a quién la Cancillería Boliviana
invitó a formalizar la propuesta del Embajador
Diez de Medina o a suscribir otra equivalente.
El señor López Decoud se excusó de iniciar con­
versaciones, alegando que toda gestión debía ha­
cerse necesariamente en Buenos Aires.
La misión del señor López Decoud quedó de
hecho esterilizada. Sin embargo, Bolivia, ciega
en su optimismo, acreditó en Asunción un nuevo
Enviado Extraordinario y Ministro Plenipoten­
ciario, confiando tal cargo al señor doctor don
David Alvéstegui, quien llevó la misión de produ­
cir un arreglo a base de las proposiciones del
Embajador Diez de Medina o de lograr un pacto
que equivaliese. También el señor Alvéstegui
tropezó con la escurridiza diplomacia paraguaya.
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 223

Entretanto, y gracias al protocolo Mujía-


Ayala, las cosas se hallaban en los mismos tér­
minos en que las encontró don Antonio Quijarro
en 1879, y el uti possidetis de 1810 conservaba
todo su valor.
En tal estado de cosas, en 1927, a principios,
don Alberto Gutiérrez, Ministro de Relaciones
Exteriores de Bolivia y, seguramente, uno de los
primeros diplomáticos y publicistas de éste país,
encontróse de paso en Buenos Aires, pues hizo
viaje a Montevideo con objeto de concurrir a la
Conferencia del Instituto Americano de Derecho
Internacional. Invitado por el Gobierno argenti­
no para que tratase con el paraguayo acerca de
un posible arreglo de límites, el señor Gutiérrez
aceptó. Paraguay acreditó inmediatamente, como
Plenipotenciario ad hoc, al señor don Lizandro
Díaz León, diputado nacional y, hasta hacía poco,
Enviado Extraordinario y Ministro Plenipoten­
ciario de Paraguay en Bolivia.
El caso de don Claudio Pinilla repetíase. Ini­
ciáronse las conferencias en Buenos Aires, y el 22
de abril de 1927, los plenipotenciarios suscribie­
ron el siguiente protocolo, que es un triunfo del
Gobierno Argentino y, por tanto, del Gobierno
Paraguayo, pero que en nada compromete los de­
rechos y los intereses de Bolivia y que, más bien,
los salvaguarda, ya que implica la invalidez de
todos los pactos anteriores, cosa sabida diplomá-
224 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

tica y jurídicamente, mas que nunca es inútil re­


petir cuando se lucha con adversarios tan olvida­
dizos como los paraguayos. El texto del proto­
colo es:

“ En la ciudad de Buenos Aires, a los veinti­


dós días del mes de abril de un mil novecientos
veintisiete años, reunidos en la Legación de Bo­
livia los señores Alberto Gutiérrez, Ministro de
Relaciones Exteriores de Bolivia, y Lizandro Díaz
León, Diputado Nacional del Paraguay, debida­
mente autorizados por sus respectivos gobiernos
y animados del propósito de definir y fijar los
límites internacionales entre las repúblicas de Bo­
livia y el Paraguay, en condiciones amistosas y
satisfactorias, han acordado lo siguiente:
“ Primero.— Reiterar la aceptación de los
buenos oficios ofrecidos por el Gobierno de la Re­
pública Argentina con el fin de promover la cor­
dial reanudación de las gestiones de solicitud del
diferendo de ambos países.
“ Segundo.— A ese efecto, ambas partes con­
vienen en designar plenipotenciarios que se reu­
nirán en esta capital dentro de los noventa días de
la aprobación de este protocolo por los respectivos
gobiernos.
“ Tercero.— Los plenipotenciarios deberán fi­
jar las materias que serán objeto de sus delibera­
ciones . Las alegaciones o proposiciones que se pre­
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 225

sentaren para la demarcación de la línea fronte­


riza podrá incluir, además de los títulos o ante­
cedentes del respectivo derecho, términos de tran­
sacción o de equivalencias territoriales.
“ Cuarto.— En caso de no poderse arribar a
un acuerdo sobre la fijación definitiva de la fron­
tera internacional, los plenipotenciarios harán
constar los motivos del disentimiento y fijarán la
zona determinada sobre la cual deba recaer el fa ­
llo de un tribunal arbitral que designarán de co­
mún acuerdo.
“ Quinto.— Cualquiera de estos resultados se­
rá comunicado, a la vez que a los gobiernos res­
pectivos, al Gobierno de la República Argentina,
bajo cuyos auspicios se habrán celebrado las con­
ferencias.
“ El presente protocolo, que es firmado’ por
duplicado, será aprobado por los respectivos go­
biernos, en el más breve plazo posible.— A. Gu­
tiérrez.— Lizandro Díaz León."
Este protocolo es el último acto de don A l­
berto Gutiérrez, el término de su larga, fecunda
y accidentada carrera diplomática. El ilustre di­
plomático se dió cuenta de que la acción argentina
podía no agradar en Bolivia y que, además, im­
plicaba un triunfo cierto para Paraguay. Y por
eso, en declaraciones que dió a la prensa, dijo que
la Argentina se limitaba al papel de dueño de casa:
22Ó EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

que no era un amigable componedor y menos un


árbitro. “ Nos dá hospedaje y nada más” .— repi­
tió el señor Gutiérrez.
El protocolo Gutiérrez-Díaz León permanece
dentro de las tradiciones diplomáticas de Bolivia.
Másbien mejora que daña. Si acepta la posibili­
dad de la transacción; si reconoce, al menor grado
posible, la intervención argentina; si admite la
posibilidad de un arbitraje, que no, y ello vale
por una ganancia, el arbitraje argentino, de nin­
gún modo resulta peor que el tratado Quijarro-
Decoud, que el tratado Tamayo-Acebal, que el
tratado Ichazo-Benítes, que las conversaciones
entre Domínguez y Caballero o que el protocolo
Pinilla-Soler. El Gutiérrez-Díaz León acaso vale
más que todos estos.
Al poco tiempo de haberlo suscrito, falleció
don Alberto Gutiérrez y, con su muerte, perdió
Bolivia a uno de sus más esclarecidos consejeros.
El protocolo fué bien recibido en los dos pai-
ses y ambos gobiernos lo aprobaron sin dificultad.
A fines de 1927, se instaló en Buenos Aires la
Conferencia. Por parte de Bolivia, presidíala don
José María Escalier y la integraban, como pleni­
potenciarios, don Daniel Sánchez Bustamante,
don Ricardo Mujía, don Julio Gutiérrez y el gene­
ral don Carlos Blanco Galindo; actuaban como
expertos los señores coronel don Oscar Mariaca
Pando, don Miguel Mercado, que asumió la se­
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 227

cretaría general, y don Arturo Pinto Escalier,


El eminente patricio don Daniel Salamanca fue
nombrado consejero de la Delegación.
Por parte del Paraguay actuaban, como pre­
sidente, don Eusebio Ayala, y como plenipotencia­
rios don José Guggiari, don Francisco Chávez,
don Fulgencio Moreno y don Manuel Domínguez.
Hoy— agosto de 1928— el señor Guggiari es Pre­
sidente electo del Paraguay y tomará posesión del
mando el 15 de este mes.
La Conferencia se integró con el señor don
Isidoro Ruiz Moreno, alto funcionario de la Can­
cillería argentina y que iba en carácter de obser­
vador.
Empezaron las sesiones, y desde las primeras
se vió que el acuerdo no aparecía fácil. En efecto,
durante los primeros días de 1928, y pretextando
los fuertes calores bonaerenses, se disolvió la Con­
ferencia ; pero se disolvió sólo de modo transito­
rio y prometiendo reanudar sus labores en ‘junio
de este mismo año. No había, pues, ni éxito ni
fracaso. Y un statu quo que siempre vale por una
esperanza.
Tal como se había acordado, al mediar este
año de 1928, reiniciaron sus labores en Buenos
Aires los miembros de la Conferencia. Las di­
ferencias en las delegaciones eran leves. En la
boliviana, presidía el doctor don Daniel Sánchez
228 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

Bustamante en vez del doctor don José María


Escalier, y el puesto de aquél lo desempeñó el
doctor don Tomás Manuel Elío. No fué don Ri­
cardo Mujía. En la paraguaya, el doctor Euse-
bio Ayala mantuvo la presidencia por algún tiem­
po y luego la dejó para ser reemplazado por el
señor Zubizarreta. Faltaba el señor Guggiari. A
la Delegación boliviana se incorporó el doctor don
David Alvéstegui y hubo que lamentar la ausen­
cia de don Daniel Salamanca.
Aun no son conocidas las versiones oficiales
de las segundas conferencias de Buenos Aires.
Tampoco han visto la luz pública las actas de las
sesiones ni los informes oficiales que los plenipo­
tenciarios de ambos países deben haber rendido
ante sus respectivos gobiernos. Tenemos a la ma­
no sólo algunos datos confidenciales, bastante pre­
cisos, y las informaciones periodísticas. Lo mis­
mo aquellos datos que éstas informaciones pe­
can de insuficientes; pero permiten abrir un juicio
claro y neto acerca del resultado de las confe­
rencias.
En primer lugar, han tenido resultado; se
las puede acusar de todo, menos de infecundidad.
En segundo lugar, ese resultado ha sido bueno
para el Paraguay, bueno para Bolivia y bueno,
por tanto, para la paz de América.
Las segundas conferencias, igual que las pri­
meras, se caracterizaron por la imposibilidad de
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 229

hallar una zona en que bolivianos y paraguayos


coincidieran. La acción del observador argenti­
no fué, en tal orden, improductiva.

Cada sesión era un impase. Los paraguayos


se aferraron, igual que en las primeras conferen­
cias, al protocolo Pinilla-Soler. Y ya no se trata
de averiguar si este protocolo es bueno o malo.
El mismo señor Pinilla reconoce, en la carta que
hemos trascrito páginas antes, que el protocolo
es caduco, que ha muerto y que invocarlo revela
poca lealtad.
En las conferencias primeras estuvieron pre­
sentes, como lo observa muy sagazmente el señor
Pinilla, los mismos señores Mujía y Ayala, que
declararon la caducidad del protocoloPinilla-So-
ler. No es, pues, posible terminar de asombrarse
ante el empecinamiento paraguayo para mantener
la validez de un pacto públicamente inválido. La
persistencia paraguaya para mantener la vigencia
de ese protocolo fallecido sin remedio, esterilizó
las conferencias. Y a no importa saber si los ple­
nipotenciarios discutieron o no nuevas formas de
arreglo o posibilidades arbitrales. Lo cierto es
que ni unas ni otras llegaron a definirse ni siquie­
ra medianamente.

Y lo cierto es que, de acuerdo con el protoco­


lo Gutiérrez-Díaz León, origen diplomático de las
conferencias, las delegaciones se han separado
23O EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

amistosamente, dejando constancia, sin duda, de


los puntos de divergencia y poniendo en manos del
porvenir la factibilidad de un arreglo.
Conviene, sí, señalar dos hechos: uno, que la
Conferencia declaró, al clausurarse, que el arreglo
se hará de acuerdo con las normas del uti posside­
tis del año 1810. Y sólo hay un uti possidetis: el
jurídico. El de hecho, invocado por los defensores
de la pretensión paraguaya, carece de valor y no es
creíble que la Delegación Boliviana haya accedido
a tomarlo en cuenta. El otro hecho es una decla­
ración del Presidente Electo del Paraguay, señor
don José Guggiari, quien, al despedirse, en San­
tiago de Chile, en la visita oficial que hizo hace
pocos días, les declaró lo que sigue a los perio­
distas mapochinos: “ El asunto de límites con Bo­
livia, lo arreglaremos dentro de normas jurídi­
cas” . Esta declaración del Presidente Electo es su­
mamente significativa y se relaciona, en buena ló­
gica, con la declaración final de la Conferencia
de Buenos Aires, en el sentido de que el pleito se
solucionará dentro del uti possidetis en 1810. Es
decir, dentro de una norma jurídica, que es lo
que es, antetodo, el uti possidetis.
Desde luego, el reconocimiento y la aplica­
ción de las normas jurídicas, no se opone en ma­
nera alguna al uso de fórmulas trasaccionales y
de equivalencias de territorio. Lo mismo las unas
que las otras están aconsejadas por la economía
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 231

y por la estrategia. Los pueblos no pueden ni de­


ben olvidarlas.
Para Bolivia es triunfo considerable que se
haya reconocido la necesidad de discutir y resol­
ver el problema dentro de las normas jurídicas
contenidas en el uti possidetis de 1810. Es un re­
conocimiento absoluto del buen derecho boliviano.
¿Cómo será el porvenir?
La guerra entra ya poco en las posibilidades-
políticas y sociales de Suramérica. Sólo en el ca­
so de que estos pueblos perdieran del todo el poco
juicio que siempre han tenido, vendría el casus
belli. Y sería imposible localizarlo. En el caso de
que dos cualesquiera de nuestros pueblos se em­
barquen en una guerra, la conflagración parece
inevitable.
Pero el dominio y la supremacía de las fór­
mulas económicas, aleja más cada día la posibili­
dad de un conflicto armado. Al reanudar Perú
y Chile sus relaciones diplomáticas y reanudar­
las con gran aparato de sinceridad y confraterni­
dad, diríase que Suramérica ingresa a un período
de paz que podrá durar mucho o poco, pero que,
en todo caso, no ha de ser tan corto que no per­
mita el arreglo de algunos problemas.
El relativo éxito de las segundas conferen­
cias de Buenos Aires entre Bolivia y Paraguay»
también es de buen augurio.
236 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

Y lo más importante de todo, es que en este


Continente de los abogados colonialistas y de los
especializados en el Cedulario Real y en la Reco­
pilación de Indias, ya van surgiendo los políticos
realistas que saben que los pueblos, antes que
orgullos territoriales, deben tener instinto políti­
co y que no siempre corresponde mayor progreso
a mayor territorio. Alberdi ya dijo, refiriéndose
a la Argentina: “nuestro enemigo es el desierto” .
Por eso la Argentina, el más próspero de los paí­
ses suramericanos, jamás ha librado batallas por
hectáreas más o hectáreas menos en los confines
de su extenso territorio.
Esta norma, van aprendiéndola ya los demás
países. Cada día luchamos menos por la cantidad
de territorio y ciframos nuestros empeños en la
calidad, en la utilidad y en la necesidad.
Ni Bolivia ni Paraguay necesitan de todo el
Chaco. Pero lo mismo Bolivia que Paraguay
necesitan puertos en el río Paraguay y en el río
Pilcomayo y necesitan libre navegación en ambas
vías fluviales. Y quizá Bolivia siente la necesidad
con más fuerza que Paraguay. Pero siendo la ur­
gencia común, lo natural es el consorcio antes que
el divorcio.
Por la diversidad de su clima, de su raza y
de su producción, Bolivia es país atlántico como
país del Pacífico. Y bien: la ruta atlántica, vista
por Jaime Mendoza, no puede ser siempre la que
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 237

pasa por territorio argentino y abre sus puertas


en Buenos Aires. No puede ser, porque ello equi­
valdría a la mediatización indefinida de Bolivia.
Y Bolivia necesita, como todos los pueblos del
mundo, rutas soberanas; necesita ser dueña de
sus caminos y arbitrar, sin tutelas, sobre sus co­
municaciones con el exterior. Por eso necesita un
puerto en el Pacífico y libertad de acción y domi­
nio soberano sobre puntos navegables en el río
Paraguay y en el río Pilcomayo.
Mientras no obtenga estas tres posiciones y
no las conecte con sus centros de producción y de
impulso político, no podrá llamarse nación so­
berana en el puro sentido de la palabra.
Paraguay no podrá negar nunca que sus po­
sesiones en el Chaco son ilegales y que se origi­
naron — dura es la palabra, pero exacta — en el
fraude. Una cosa es que el Chaco le sea necesario
en todo o en parte y otra cosa es que el Chaco
sea suyo. Así como es una cosa que, en nombre
de tales o cuales circunstancias diplomáticas, Bo­
livia acceda a reconocer la propiedad de Paraguay
sobre determinada porción del Chaco y otra cosa
es que olvide que todo el Chaco Boreal es boliviano.
Entre los tratados que ambos países han sus­
crito hasta ahora, seguramente el más cabal, des­
de el nunto de vista de la transacción, es el Icha-
so-Benites, ya que en él los dos pueblos tienen sali­
das sobre los dos ríos. Sobre la base del tratado
Ichaso-Benites no es imposible que resulte hace
238 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

dero un pacto que liquide, de una vez por todas,


las diferencias existentes.
Es evidente que la Argentina pretende que
las comunicaciones atlánticas de Bolivia estén ba­
jo el control federal. He aquí una falla de la tra­
dicional cordura de los argentinos, de esa gran
cordura que ha producido hombres como Sar­
miento y Alberdi, como Avellaneda y Pellegrini.
La Geografía es inexorable y, en virtud de esta
ley, Bolivia tendrá alguna vez su salida atlánti­
ca. O desaparecerá cono nación del Atlántico,
modificará sus fronteras y su actual composición
y se convertirá en nación del Pacífico únicamen­
te, porque todo hace presumir que el puerto bo­
liviano sobre el Mar del Sur ?stá cerca.
También, alguna vez, Chile y Perú soñaron
con fiscalizar de modo absoluto las rutas de Bo­
livia hacia el Pacífico. La Historia les ha demos­
trado que la Geografía es inexorable y ahora ya
están en el momento lúcido y juicioso de ceder.
Llegará día en que Bolivia, Argentina y Pa­
raguay se entiendan y lleguen a un consorcio pa­
ra moverse en las rutas atlánticas que des­
embocan por el río de La Plata. Ese acuerdo
será, para los tres países, más beneficioso que
cualquier control que cualquiera de ellos pudiera
ejercer sobre los otros dos o sobre uno solo. En­
tre naciones, como entre individuos, el sindicalis­
mo bien entendido vale más que el imperialismo
mal soportado.
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 2 39

Y a en el tratado Tamayo-Aceval, Bolivia se


comprometió a respetar el dominio civil y comer­
cial de los que, bajo la bandera paraguaya, hu­
bieran adquirido tierras en el Chaco. Hay, pues,
un antecedente. Y no es probable que en mil ocho­
cientos treinta y tantos, cuando el Chaco está va­
lorizado, Bolivia no acepte lo que aceptó en 1884,
cuando el Chaco era una incógnita y una
esperanza.
Si se hiciera, entre las dos naciones, una
partición equitativa y útil del Chaco, seguramente
Paraguay ganaría tierras más amplias y mejo­
res que las que perdió en su infortunada guerra
contra la Triple Alianza.
Conviene no olvidarse de que Paraguay es
bastante más débil que Bolivia; de que todo el
presupuesto del Paraguay apenas se iguala al
presupuesto de guerra de Bolivia. En estas condi­
ciones, puede llegar el día en que Bolivia consiga
aislar al Paraguay, quitarle el favor argentino
que lo sostiene e ir a una guerra que, sin lugar
a dudas, le sería favorable y que dejaría a los
paraguayos sin una hectárea en el Chaco Boreal,
reduciéndolos, de tal modo, a las fronteras lega­
les e históricas con que quedaron después de la
guerra contra la Triple Alianza.
Es buena fe americanista desear que esto no
suceda; pero la realización de tan honrado ideal
depende de los paraguayos. La historia de las
24O EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

negociaciones diplomáticas entre ambos países,


demuestra que siempre ha sido Paraguay quien
faltó a la buena fe. De seguir en tal camino, día
llegará en que no podrá invocar en manera al­
guna los postulados fraternizantes y conciliado­
res del americanismo. Día llegará en que, para
sostener su desmesurada pretensión, no contará
sino con sus propias fuerzas que, es necesario
decirlo, no guardan proporción con la enormidad
de su deseo.
Todo esto no pueden ignorarlo los políticos
paraguayos. Y como seguramente no lo ignoran,
pongamos nuestra esperanza en este hecho. Es­
peremos que, ante la inminencia de una tremen­
da realidad, prefieran transigir en sus pretensio­
nes y, de tal modo, hagan honor a la buena fe de
Bolivia que ha sabido, en nombre de la paz y la
concordia, transigir sobre un derecho.
Porque la historia de las relaciones entre Bo­
livia y Paraguay, se reduce a la reseña de una lu­
cha entre una pretensión calculadora, fríamente
conducida, y un derecho optimista defendido
con infantil desinterés. Diríase que para Bolivia,
dueña jurídica e histórica del Chaco Boreal, el
Chaco fue siempre un juguete, mientras para Pa­
raguay, poseedor ilegítimo, el Chaco tuvo siempre
el valor de una fortuna, de un domicilio y de una
renta.
Mapas, B ibliografía, Fe de Erratas

e Indice
M APA N UM ERO U N O . — P r e s e n t a la s lín e a s a c o r ­
d a d a s en el t r a t a d o Q u i j a r r o - D e c o u d , en 1879.
Página 63 y siguientes.
M A P A N U M E R O C U A T R O . — P r e s e n t a la s in te r ­
p r e ta c io n e s g e o g r á f i c a s d a d a s al p r o t o c o l o P in iila - S o le r ,
s u s c r ito en B u e n o s A ire s en 1907.
Página 151 y siguientes.
i

.3 ? 9 y a iU t 30 *'.'99
CIN CO NUMERO M APA
B ib lio g r a fía

No por petulancia, sino por servicio a los lec­


tores estudiosos, es que presentamos esta biblio­
grafía. Nuestro libro está destinado al grueso pú­
blico; pero puede suceder que alguien se interese
por conocer con todos sus detalles el litigio bo-
livianoparaguayo. Para el que sienta tal interés,
presentamos esta bibliografía.
B O U V I A - P A R A G U A Y .-— Exposición de los tí­
tulos que consagran el derecho territorial de
Bolivia, sobre la zona comprendida entre los
ríos Pilcomayo y Paraguay, presentada por
el doctor Ricardo Mujía.— Nueve tomos, de
los cuales cinco son de anexos y uno contiene
una cartera de mapas.

B O L I V I A - P A R A G U A Y . — Anotaciones a la
“ Réplica” del excelentísimo señor ministro
plenipotenciario especial del Paraguay, don
Fulgencio R. Moreno, por el doctor don Ri­
244 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

cardo Mujía, enviado extraordinario y minis­


tro plenipotenciario de Bolivia en el Para­
guay.— 1916.
C O N F E R E N C I A S S O B R E E L G R A N C H AC O
B O R E AL . — Dadas en Cochabamba y La
Paz por el R. P. Angel Domaica, misionero
franciscano.— Publicación oficial del Comité
Pro-defensa Nacional de Cochabamba.— Mil
novecientos veintiocho. Con las debidas licen­
cias.
DISPUTA B O L IV IA N O -P A R A G U A Y A . —
Breve exposición de la causa de Bolivia, por
el señor don Emeterio Cano de la Vega. —
Consulado general de Bolivia en Nueva
York. — 1927.
L O S D E R E C H O S DE B O L I V I A SO B R E EL
O R I E N T E Y C H AC O B O R E A L. ----- Con­
ferencia del coronel Miguel Alaiza en el Cír­
culo Militar, el 24 de diciembre de mil nove­
cientos veintisiete, en homenaje al veintisiete
aniversario del combate de puerto Acre. —
B O L I V I A Y EL P A R A G U A Y . — L A C U E S ­
TIO N D E LIM IT E S.— Por David Alvés-
tegui. — La Paz.— Bolivia.— Mil novecientos
veintiséis.—
A L B U M GEOGR AFIC O DE LA RE P U B L I C A
D E L P A R A G U A Y . — Publicado bajo la di­
rección de Arsenio López Decoud.— Mil ocho­
cientos once.— Mil novecientos once. — Bue-
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 245

nos Aires. — Talleres gráficos de la Compa­


ñía General de Fósforos. — 1911. —
HISTORIA DE LOS GOBERNANTES DEL
P A R A G U A Y . — Por Antonio Zinny. —
Buenos Aires.— Mil ochocientos ochentisiete.
P A R A G U A Y . — Por Jaime Molins. — Buenos
Aires. — Mil novecientos diecinueve.
S A N T I A G O V A C A G U Z M A N : — “ El Chaco
Oriental” . — Buenos Aires. — 1887. — “ La
ruta oriental de Bolivia” . — Buenos Aires.
— 1886.
E L C H AC O B O R E A L .— Por Miguel Mercado.
La Paz. — Editores, González y Medina.
C A U S A S D E L HE RO ISM O P A R A G U A Y O . —
Por Manuel Domínguez.— Asunción.— Mil
novecientos tres.
DE SPOJO D E LA E M P R E S A N A C I O N A L
D E B O L I V IA . — Por Miguel Suárez A ra­
na. — Sucre. — 1887.
D E S C R I P C I O N FISICA Y EC O NO MICA
D E L P A R A G U A Y , — Por Moisés Bertoni.
L A R E P U B L I C A D E L P A R A G U A Y . — Por
Alonso Criado. — Montevideo. — 1907.
E L P A R A G U A Y I L U S T R A D O . — Por Manuel
W. Chávez.
L A C U E S T I O N DE L I M I T E S E N T R E BOLI-
VIA Y E L P A R A G U A Y . — Por Antonio
Quijarro. — Buenos Aires. — 1901.
24 6 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

G EO GRAFI A D E B O L I V IA . — Por Eduardo


Diez de Medina.— La Paz.— Quinta edición.
Editorial Renacimiento.
GE O GR AF IA D E L P A R A G U A Y . — Por A r­
senio López Découd.
L A A G R I C U L T U R A E N EL P A R A G U A Y . —
Por Bertoni.
C A R A C T E R E S D E LA F A U N A P A R A G U A ­
Y A .— H I S T O R I A F I S I C A , E CO N O M I CA
Y P O L I T I C A D E L P A R A G U A Y . — Por
Alfredo Demarsay.
D E SC R IP C IO N E H I S T O R IA D E L A A N T I ­
GUA P R O V I N C I A D E L P A R A G U A Y . —
Por Molas.
S I E T E AÑOS DE A V E N T U R A S E N EL P A ­
R A G U A Y . — Por J. F. Masterman. — Bue­
nos Aires. — 1911.
A P U N T E S S O B R E E L P O R V E N I R D E LA
A G R I C U L T U R A Y LA G A N A D E R I A EN
E L P A R A G U A Y . — Por Carlos R. Santos.
D E SC R IPC IO N E HI ST O R IA DEL P A R A ­
GU AY. — Por Félix de Azara.
LA C U E S T I O N M O N E T A R I A E N E L P A R A ­
G UAY. — Por Fulgencio R. Moreno.
VOCABULARIO DE LA LENGUA GUA­
RANI. — Por el padre jesuíta Antonio Ruíz.
— 1722.
24 6 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

GE O GR AF IA D E RO L IV IA . — Por Eduardo
Diez de Medina.— La Paz.— Quinta edición.
Editorial Renacimiento.
GEO GR AF IA D E L P A R A G U A Y . — Por Ar-
senio López Decoud.
LA AGRICULTURA EN EL PA R A G U A Y .—
Por Bertoni.
CARACTERES DE LA FAU N A P A R A G U A ­
Y A .— H I S T O R IA FI SIC A, E CO N O M I C A
Y P O L I T I C A D E L P A R A G U A Y . — Por
Alfredo Demarsay.
D E SC R IP C IO N E HI ST O R IA D E LA A N T I ­
GUA P R O V I N C I A D E L P A R A G U A Y . —
Por Molas.
S I E T E AÑOS DE A V E N T U R A S E N EL P A ­
R A G U A Y . — Por J. F. Masterman. — Bue­
nos Aires. — 1911.
A P U N T E S S O B R E EL P O R V E N I R D E LA
A G R I C U L T U R A Y LA G A N A D E R I A EN
EL P A R A G U A Y . — Por Carlos R. Santos.
D E SC R IP C IO N E HI ST O R IA DEL P A R A ­
G UAY. — Por Félix de Azara.
LA C U E S T I O N M O N E T A R I A E N E L P A R A ­
G UAY. — Por Fulgencio R. Moreno.
VOCABULARIO DE LA LENGUA GUA­
RANI. — Por el padre jesuita Antonio Ruíz.
— 1722.
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 247

P O L I T I C A I N T E R N A C I O N A L . — Por Antonio
Quijarro. — Buenos Aires. — 1887.
C O M E N T AR IO S. — Por Alvar Núñez.
DIPLOMACIA PARAGUAYO-BOLIVIANA.
— Por Fulgencio R. Moreno. — Asunción.—
1904.
NOBILIARIO DE CONQUISTADORES DE
I N D I A S . — I R A L A . — P or Enrique Peña.
E L S U D E S T E D E B O L I V IA . — Por Francisco
Iraizós. — L a P az. — 1901.
R E L A C I O N DE GREGORIO D E A C O S T A . —
BOSQUEIO ESTADISTICO DE BOLIVIA.—
Por José María Dalence. — Sucre. — 1851.
L O S D E R E C H O S DE B O L I V I A S O B R E EL
CHACO. — Por Cornelio Ríos. — Buenos A i­
res.
H IST O R IA IN T E R N A C IO N A L D E BOLI-
VIA. — Por Miguel Mercado. — Cochabam­
ba.
E L G RA N TRIBUNO. — EL D O C T O R D ON
A N I C E T O ARCE. — Por Luis Paz.
DESCRIPCION DE LA N UEVA PROVIN­
CIA D E L OT UQUIS. — Por Mauricio
Bach.
LA DIPLOMACIA DE LOS TRATADOS. —
Por César Gondra. — Buenos Aires.
248 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

G E O GR AF IA D E L P A R A G U A Y . — Por Luis
de Gásperi. — Buenos Aires.
P A R A G U A Y - B O L I V I A . — Por Cecilio Báez.—
Asunción.
LA C U E S T I O N F R O N T E R I Z A CON E L
P A R A G U A Y . — Por Bautista Saavedra
L O S L I M I T E S DE L A A N T I G U A P R O V I N ­
CIA D E L P A R A G U A Y . — Por Alejandro
A udibert. — Asunción.
H I S T O R I A G E N E R A L D E S O L I V I A . — Por
Alcides Arguedas. -— La Paz.
EL CHACO PARAGU AYO. — Por Cecilio
Báez. — Nueva York.
E L P A R A G U A Y Y B O L I V IA . — Por Francis­
co Rolón. — Asunción.
L A R U T A A T L A N T I C A . — Por Jaime Mendo­
za.
Además han sido consultados los mensajes
Presidenciales de Bolivia y el Paraguay, lo mis­
mo que las Memorias de Relaciones Exteriores
de ambos países. — También hemos tenido a
la vista las Memorias de los Ministerios de
Hacienda, de Guerra, de Marina, de Colonización,
de Industria y de Comercio, de una y de otra na­
ción.— Asimismo, hemos examinado los diarios
de sesiones tanto del Parlamento Boliviano como
EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO 24 9

del Paraguayo, e igualmente las gacetas oficiales


de uno y otro pueblo. A l fin, no hemos descuidado
en ningún momento la información periodística de
actualidad y tampoco la revisión de periódicos an­
tiguos de Bolivia, Argentina, Uruguay, Brasil y
Paraguay.
F é de e r r a t a s

Pág. io.— Línea 22.— Dice: preveer. Debe decir:


prever.
P ág. 10.— Ultima línea.— Dice: preveerse. Debe
decir: preverse.
P ág. 11.— Línea 9.— Dice: en sus etapas. Debe
decir: en sus dos etapas. *
Pág. 25.— Línea 8.— Dice: jurídico-políticos De­
be decir: jurídicopolíticos.
P ág. 49.— Línea 16.— Dice: paraguaya. Debe de­
cir: Paraguayo.
P ág. 56.— Línea 5.— Dice: Lo cierto es que si hu­
bo paraguayos contra el Paraguay, creyendo
que luchaban contra un déspota, en el Para­
guay la acción contra los extranjeros dentro
del mismo Paraguay no tuvo cuartel. Debe
254 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

P ág. 175.— Línea 24.— Dice: y resulta lógicamen­


te que, Debe decir: 3/ resulta lógicamente.
Pág. 179.— Línea 27.— Dice: ro alegato. Debe de­
cir: ro mi alegato.
Pág. 180.— Línea 4.— Dice: depués. Debe decir:
después.
P ág. 183.— Línea 23.— Dice: el 28 del mismo año.
Debe decir: el 28 de julio del mismo año.
Pág. 218.— Línea 3.— Dice: sión del Chaco. Debe
decir: vasión del Chaco.
Pág. 222.— Línea 13.— Dice: pontcnciavio. Debe
decir: potenciarlo.
P ág. 225.— Línea 2.— Dice: podrá. Debe decir:
podrán.
Pág. 226.— Línea 6.— Dice: Másbien. Debe decir: '
Más bien.
P ág. 226.— Línea 9.— Dice: que no, y ello vale.
Debe decir: que no fuese. y ello vale.

En el mapa número cuatro, dice la leyenda de


unas líneas geográficas: Línea boliviana del
Arbitraje Pinilla-Soler. 1907— Línea Para­
güey a del Arbitraje Pinilla-Soler.— Debe de­
cir: Línea Boliviana del statu quo Pinilla-So­
ler 1907.— Línea Paraguaya del statu quo Pi­
nillá-Soler.
In d ice

Carátula in te rn a ......................... ... 3


El por qué de este lib r o .............................. 5
Qué es el Chaco y cómo y por quiénes fué
descubierto............................................. 13
Como poseiste, seguirás poseyendo . . . 21
Posición del Chaco Boreal dentro del uti
possidetis de 1 8 1 0 ................................. 29
*
Hay consenso suramericano respecto a la
bolivianidad del C h a c o ......................... 39
De qué modo y en qué momento nacen las
pretensiones paraguayas sobre el Chaco
B o r e a l..................................................... 47
Plantéase claramente la pretensión paragua­
ya sobre el C h a c o ................................. 55
Don Antonio Quijarro y don José Segundo
Decoud, firman el primer tratado . . 63
I 256 EL CHACO BOREAL ES BOLIVIANO

Don Isaac Tamayo y don Benjamín Aceval


firman el segundo tra ta d o .................. 77
Don Mariano Baptista preside la sexta mi­
) sión al P a ra g u a y y tampoco logra é x i­
to .................................................................... 89
Don Telmo Ichaso, jefe de la séptima mi­
t sión boliviana en el Paraguay, y los
buenos oficios u ru g u a yo s................... 123
Desde la misión Soria Galvarro hasta el
statu quo P in illa-S oler........................ 141
Desde el protocolo Pinilla-Soler hasta el pro­
tocolo M u jía -A y a la .............................. 151
Curso de las negociaciones desde 1913 has­
ta 1 9 2 7 ................................................... 185
Los países americanos ante el problema del
Chaco B o r e a l......................................... 193
Movimiento de ambas naciones en las ori­
llas del río Paraguay y en las del río
P ilco m ayo ................................................... 205
Nacimiento, inauguración, desarrollo y tér­
mino de las conferencias de Buenos A i­
|n
res .................................................. . . . 219
¿Cómo será el p o rv e n ir?.................................233
M apas, bibliografía, fé de erratas e índice 241

f
i

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