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La siguiente historia acerca de un joven deportista ilustra los efectos

potencialmente
debilitantes de la ansiedad en el desempeño deportivo. Ryan es un deportista de 16
años
físicamente dotado. Participa en varios deportes en la escuela durante el año
académico y
también juega béisbol en el verano. Sin embargo, su deporte preferido es el
atletismo, que
es, en esencia, un deporte individual. Ryan es un joven muy ansioso con tendencia
al
perfeccionismo. En su caso particular, estos rasgos producen un efecto negativo
casi
insignificante en su desempeño en los deportes de equipo. Con frecuencia, se pone
nervioso al acercarse un juego importante, pero siempre puede confiar en que sus
compañeros de equipo lo ayudarán. El hecho de que los juegos en equipo involucren a
otros
jugadores ayuda a controlar el impacto negativo que puede generar la ansiedad en su
rendimiento. A menudo, el desempeño de Ryan disminuye en los juegos de béisbol,
pero
el resultado del juego rara vez se ve afectado. Generalmente, solo Ryan y sus
padres
conocen la ansiedad y la tensión que sufría.

Sin embargo, en el atletismo, era diferente. Ryan era velocista y saltador de


vallas. Su
poder físico y construcción mesomórfica lo equipaban especialmente bien para
eventos de
carrera y salto que requieren velocidad y fuerza en las piernas.
Desafortunadamente, su
ansiedad básica y el miedo de fracasar, sin duda, la causa de dicha ansiedad,
afectaban
seriamente su rendimiento durante la competencia. Durante la práctica, el desempeño
de
Ryan era bueno. De hecho, en tres años de práctica en la escuela secundaria, nunca
había
perdido una carrera contra ningún compañero.

En las competencias, el efecto de la ansiedad tuvo efectos devastadores. Ryan


comenzaba a prepararse mentalmente para la carrera varios días antes. En los días y
horas
previas a la competencia, su ansiedad se elevaba a niveles preocupantes. Cuando
llegaba
el momento de la competición, Ryan apenas podía caminar, y ni hablar de correr o
saltar.
Varias veces, debió vomitar antes de carreras importantes. Su entrenador le habló
acerca
de aprender a relajarse y no preocuparse por la carrera, pero no le dio sugerencias
específicas acerca de cómo lograrlo. Finalmente, el entrenador decidió eliminar a
Ryan de
sus eventos favoritos, porque resultaba ser un perjuicio para el equipo. Esto fue
demasiado
para él. Un día, le anunció al entrenador que dejaría el atletismo y se
concentraría en sus
estudios. Así se frustró una promesa para el atletismo sin pena ni gloria.

Cox. R. (2007). Psicología del deporte. Conceptos y sus aplicaciones. Editorial


médica
panamericana. Madrid, España. Pág. 196.

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