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nílkn RPF-
C (^Ll 65* 2009
Verdad y Objetividad:
Una defensa de Rorty
1. Contra Rorty
Richard Rorty ha sido uno de los filósofos más discutidos de las tres últi-
mas décadas. Cuando ha habido que citar nombres de defensores de doctri-
nas controvertidas, incluso recibidas con hostilidad, su nombre ha sido una
primera opción. Un ámbito filosófico en el que estas críticas han arreciado de
forma particularmente intensa es el de la verdad y la objetividad del conoci-
miento. Aquí sus críticos han hablado de 'Relativismo' o 'Nuevo Cinismo', y
todo el mundo ha sobreentendido que relativistas y cínicos no cuentan con
otros recursos que sofismas o trucos.
¿Qué da pie a un rechazo tan contundente como ampliamente compartido?
Una parte de la oposición que suscita Rorty radica en el hecho de que él ha
conservado algunas de las maneras quietistas del filósofo analítico en un mundo
en el que la metafísica ha recuperado el terreno que una vez se le reclamó y
en el que el Análisis se ha convertido en una opción minoritaria. Rorty ha sido
uno de los escasos filósofos que han asumido que no siempre es mejor tratar
de resolver problemas que disolverlos, definir conceptos que renunciar a ellos,
precisar o corregir doctrinas que simplemente abandonarlas. Eso sucede con
las ideas de verdad y objetividad. Su quietismo no es, sin embargo, el de un
filósofo analítico, sino el de un pragmatista,1 y es su pragmatismo el que le ha
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924 Juan José Acero
2 Esto ha llevado a algunos filósofos a atribuir a Rorty la doctrina de que los hechos son
relativos a sistemas epistémicos. Sobre ella construye Boghossian su crítica de la epistemología
de Rorty. (Véase Boghossian 2006: caps. 5-7.) Sin embargo, esta formulación de la Tesis del
Relativismo es enteramente ajena a Rorty, que no la ha hecho suya nunca. No es difícil ver que
eso se debe a que la noción misma de sistema epistémico es un cuerpo extraño en su equipaje
conceptual.
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Verdad y Objetividad 925
Estas cuatro tesis han provocado un alud de críticas y debates, que el propio
Rorty ha alentado.3 Quizás la más extrema sea la que Haack hace por boca de
Peirce: Rorty es uno de esos pragmatistas que defienden, a propósito de la
verdad, doctrinas que facilitan que la filosofía se infecte con los gérmenes de
la muerte (Haack 1998: 46).4 Descontado el tono intensamente dramático de
la acusación, lo que mueve a Haack, así como a muchos otros filósofos (como
Putnam, Habermas, Engel o McDowell), es que (i)-(iv), pero especialmente
(m) y (iv), dejan el conocimiento y la investigación sin un punto de referencia,
sin norma que indique bien avance bien retroceso o simplemente pérdida. Por
citar el representativo dictamen de Habermas, el que verdad signifique para
Rorty eso que uno puede defender frente a quienes presenten objeciones,
[...] robs Rorty of the conceptual means for doing justice to the intuitive distinctions
between convincing and persuading, between motivation through reasons and causal
exertion of influence, between learning and indoctrination (Habermas 2003: 52).
3 Sobre el tema de este ensayo, y de entre los numerosas publicaciones existentes, me limito
a remitir al lector a la colección de ensayos recopilados en Brandom, ed. (2003) y a la más
reciente confrontación Rorty y Engel (2007). Dejaré sin comentar otras dos tesis de Rorty que
son pertinentes en este contexto: que el debate Realismo/Antirrealismo carece de toda base y que
la democracia prima sobre la verdad. Las opiniones de Rorty sobre ambas cuestiones, sobre las
cuales ha escrito con frecuencia, pueden considerarse consecuencias de (i)-(iv).
4 Pese a esto, el ensayo en que se hace esta crítica "«We Pragmatists....»: A Conversation" es
uno de los más útiles trabajos críticos que se han publicado sobre Rorty. En él, Haack compara
los puntos de vista de Peirce, su héroe filosófico, con los de Rorty. La táctica que sigue Haack es
la de presentar esos puntos de vista por medio de textos originales de ambos, contraponiéndolos
a propósito de cada tema que se trata. Los de la verdad y la objetividad desempeñan papeles
protagonistas; y la selección de textos de Haack, extraordinariamente útil. También me haré eco
de Boghossian (2006).
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926 JUAN JosÉ Acero
distinguir los mejores o peores cánones de los que a nosotros nos parezcan así
(Putnam 1990: 21 y ss.).
En cambio, en estas páginas se defiende que Rorty está mucho más en lo
cierto de lo que sus críticos entienden y que éstos no valoran apropiadamente
las bases sobre las cuales Rorty sostiene sus tesis y, en parti-cular, las que
se refieren a la verdad y la objetividad (es decir, (i)-(iv)). Mi táctica es la de
señalar los puntos fuertes, los argumentos de peso, de Rorty y mostrar que
de ellos se siguen las consecuencias que sus opositores consideran imposi-
bles de digerir. Hay quien mide la calidad de las razones exclusivamente por
sus consecuencias, y esto es lo que los críticos de Rorty comúnmente hacen.
Desde un punto de vista lógico, no hay nada que recriminarles. Con todo, se
puede recriminar que no basta con valorar las consecuencias que no aceptan,
que habrían de valorar también las premisas de las que aquéllas derivan; que
las mejores razones podrían ser buenas razones y que la actitud correcta del
crítico debería ser la de revisar la propia posición inicial, si no se quiere ser
dogmático. En el caso que aquí nos ocupa, las premisas pueden ser discuti-
bles, pero no son observaciones superficiales ni estrafalarias.
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Verdad y Objetividad 927
tratan, pues sólo así se garantiza su objetividad. Pero no es menos cierto que
en muchas otras ocasiones investigar no consiste en hacerse representacio-
nes de nada y que nuestros pensamientos y asertos tienen otra función que
la de ser duplicados, en el pensamiento y en el lenguaje, de cómo son estas o
aquellas cosas. El principio de que el lenguaje y el pensamiento funcionan
siempre del mismo modo, a saber: respondiendo al paradigma del espejo - el
paradigma que da título a su primer libro, La filosofía y el espejo de la natu-
raleza - y haciendo suyo el vocabulario de la contemplación y la visión, es
simplemente erróneo. En uno de sus ensayos más iluminadores, "Pragmatism,
Relativism and Irrationalism" (1979) el diagnóstico es meridiano. Puede estar
justificado acudir a ese modelo para el caso de una oración (aserto, pensa-
miento) como (1). Pero conforme nos desplazamos desde (1) hasta (8), la
apelación al principio para explicar su significado se hace más y más artifi-
cial, hasta vernos abocados, por no renunciar a él, a hipóstasis poco o nada
plausibles:
( 1 ) Júpiter tiene satélites
(2) El gato está sobre la estera
(3) La Tierra gira alrededor del Sol
(4) El movimiento natural no existe
(5) El universo es infinito
(6) El amor es preferible al odio
(7) No hay más ley que el amor
(8) La historia se reduce a la lucha de clases
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928 Juan José Acero
5 Este diagnóstico emerge con claridad dentro de la discusión que hace Wittgenstein del
Argumento del Lenguaje Privado. Cf. Wittgenstein (2001: §§ 243-315, pero especialmente
§§ 290-307).
6 A partir de la segunda mitad de los noventa Rorty abre una nueva línea de ataque a la tvc
con la incorporación del Darwinismo. "By 'Darwinism' I mean a story about humans as animals
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Verdad y Objetividad 929
with special organs and abilities (e.g., certain features of the human throat, hand, and brain that
let humans coordinate their actions by batting marks and noises back and forth)" (Rorty 1998:
47 y s.). Según Rorty, esta historia naturalista no avala para nada la idea de representación con
la naturaleza intrínseca de las cosas. No proseguiré aquí con esta derivación del tema.
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930 Juan José Acero
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Verdad y Objetividad 931
Así, los apoyos empíricos que el semántico reúne para su teoría del signifi-
cado sólo la respaldan como un todo, y no parte por parte. Esto es el holismo
epistemológico de Davidson (y Rorty). Y esta teoría trata de capturar una red
inferencial de creencias (y otros estados mentales) que haga inteligible el com-
portamiento de los miembros de la comunidad de lenguaje.7 En esto consiste
comprender a un interlocutor, sea un miembro de la comunidad de la jungla
o el vecino de la puerta de al lado. Una concepción del significado como uso,
que entiende éste en términos de relaciones inferenciales, es parte integral del
ataque de Rorty contra la tvc y el Representacionalismo. En ella no hay lugar
para entidades intermedias, tertia, como 'significados separados', 'interpreta-
ciones deseadas1, 'respuestas a estímulos' y demás (Rorty 1991: 144). Esto por
lo que se refiere a (i).
En cuanto a (ii), la idea fundamental es que la relación de interpretación
de un interlocutor por un hablante es mucho mas fluida de lo que común-
mente se supone. Como intérpretes, todo el tiempo estamos modificando y
reajustando nuestras disposiciones y esquemas interpretativas a las deman-
das que hacen de nosotros aquellos a quienes queremos comprender. Puede
parecer excepcional que alguien grite '¡Agua!' para anunciar que se ha decla-
rado un fuego. Sin embargo, Davidson señala que "tales cosas suceden todo el
tiempo; de hecho, si se generalizan las condiciones de forma natural, el fenó-
meno es ubicuo" (Davidson 1986: 433). Acudimos a los intercambios lingüís-
ticos - conversaciones, lecturas de textos y, en general, documentos, escucha
de ponencias en reuniones diverso tipo, etc. - pertrechados de una teoría, la
teoría previa, que resume y sistematiza las habilidades de comprensión de que
estamos pertrechados para desenvolvernos en la comunicación con los demás.
Ahora bien, en el contexto particular del intercambio, corregimos momentá-
neamente esa teoría para entender a nuestros interlocutores. Coincidimos con
ellos en las teorías momentáneas. En la comprensión lingüística son las teo-
rías momentáneas lo que compartimos con nuestros interlocutores, mientras
que son las teorías previas lo que contiene la competencia interpretativa que
ponemos en juego. Lo decisivo de esta relación entre teorías previas y teorías
momentáneas es que excluye que las tres siguientes tesis puedan sostenerse
simultáneamente. La primera tesis dice que la capacidad de comprensión de
hablantes e interlocutores puede articularse por medio de una teoría del signi-
ficado que asigna valores semánticos a las partes de las oraciones y que hace
depender cómo se usan estas oraciones tanto de su estructura como de aque-
llos valores. Esta es la tesis de la sistematicidad del significado. La segunda
tesis establece que los significados son compartidos por los interlocutores.
7 La misma se reitera en Davidson (2000c: 77). Sin embargo, conforme Rorty ha ido familia-
rizándose con las propuestas de Brandom, esta forma de asimilar la identificación de significado
y uso ha ido ganando terreno. Esto se evidencia en los ensayos "Robert Brandom on Social
Practices and Representations" (en Rorty 1998) y "Naturalism and Quietism" (en Rorty 2007).
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932 Juan José Acero
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Verdad y Objetividad 933
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934 Juan José Acero
9 La crítica del Convergentismo y de la Ética del Discurso puede hacerse extensiva a la teoría
de la verdad del Realismo Interno. Según Putnam, para un realista interno una proposición es
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Verdad y Objetividad 935
verdadera si puede afirmársela en condiciones ideales (Putnam 1981: 54 y ss.). Los problemas
vienen cuando hay que explicar qué significa 'condiciones ideales'.
10 Rorty extiende este argumento a otra propiedad: la de la bondad de las argumentaciones.
Cf. Habermas (2000: 59 y s.).
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936 JUAN JosÉ Acero
lo que afila el argumento de Rorty! Lo que Rorty quiere decir es que al predi-
cado 'es verdadero/a' no se le concede ninguna función separada que no sea
puramente instrumental en las teorías a las cuales se lo incorpore. Esto deja
fuera la opción de que la verdad sea una propiedad física intrínseca. Y excluye
igualmente la opción de que la verdad sea una propiedad sui generis que de
algún modo ilumina el avance de la investigación al orientarlo hacia la natura-
leza intrínseca de la realidad. Al dejar en fuera de juego estas opciones, la tesis
de la impotencia causal de la verdad obliga a invertir el orden de los porqués:
No damos por bueno un juicio por ajustarse a la naturaleza intrínseca de la
realidad. A la inversa. Porque lo damos por bueno, por satisfactoriamente
justificado, entendemos que se corresponde con los hechos. Porque sujetamos
nuestras investigaciones a controles exigentes y variados, entendemos que sus
resultados nos informan de este o aquel aspecto del mundo objetivo.
6. Vocabularios
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Verdad y Objetividad 937
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938 JUAN JosÉ Acero
The suggestion that truth, as well as the world, is out there is a legacy of an age in
which the world was seen as the creation of a being who had a language of its own.
If we cease to attempt to make sense of the idea of such a nonhuman language, we
shall not be tempted to confuse the platitude that the world may cause us to be justified
in believing a sentence true with the claim that the world splits itself up, on its own
initiative, into sentence-shaped chunks called 'facts'. [...] This conflation is facilitated by
confining attention to single sentences as opposed to vocabularies. For we often let the
world decide the competition between alternative sentences (e.g., between 'Red wins'
and 'Black wins' or between 'The butler did it' and 'the doctor did it'). In such cases, it
is easy to run together the fact that the world contains the causes of our being justified
in holding a belief with the claim that some nonlinguistic state of the world is itself an
example of truth, or that some such state "makes a belief true" by "corresponding" to it.
But it is not so easy when we turn from individual sentences to vocabularies as wholes
(Rorty 1989: 5).
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Verdad y Objetividad 939
12 En el diálogo que Haack reconstruye entre Peirce y Rorty, esto es lo que el primero asume
en su respuesta a la declaración del primero de que la verdad es enteramente cuestión de soli-
daridad (cf. Haack 1998: 32). Habermas, por su parte, considera que no tiene sentido habla de
solidaridad, si no es sobre la base de un patrón de normatividad, que es lo que la verdad propor-
ciona (cf. Habermas 2000: 51).
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940 Juan José Acero
for the opinions of colleagues, of curiosity and eagerness for new data and ideas, are the
only virtues which scientists have. They do not think that there is an intellectual virtue
called "rationality" over and above these moral virtues (Rorty 1991: 39).
13 Decir que la realidad puede tener una realidad intrínseca que escape a nuestra indagación
es algo que Rorty, y en general un pragmatista, rechaza. Más abajo se explica por qué.
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Verdad y Objetividad 941
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942 Juan José Acero
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Verdad y Objetividad 943
14 Rorty hace explícita su adhesión a la Máxima Pragmática en otros lugares. Véase, por
ejemplo, Rorty (1982: 39 y ss.); (1998: 41 y s.); (2000a: 4, 13). Una metáfora que tiene efectos
análogos a los de 1 a metáfora del bypass es la de la cuña: "For there is no way to drive a wedge
between convincing your peers and directing your meaning to the world" (Rorty 2000d: 127).
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944 Juan José Acero
más sofisticada como en los usos indagatorios del hombre común. De forma
característica decimos de una aserción que es verdadera en aquellas circuns-
tancias en que lo aseverado tiene garantías. Puesto que es así como típica-
mente usamos Verdad' y 'es verdadero/a', es lícito definir, como lo hizo Dewey,
la verdad como asertabilidad (o aseverabilidad) garantizada. Pero la definición
no es del tipo de lo que una vez se denominó definición esencial: no se trata
de capturar, por medio de una condición necesaria y suficiente, la esencia o
naturaleza de lo definido, sino del tipo de la definición nominal, cuyo objetivo
es resumir, en una fórmula breve, el uso del término del definiendum. 15 Es ésta
una manifestación más del principio, considerado más arriba (en 3.), de que
el significado es el uso: indique en qué circunstancias un aserto estaría garan-
tizado y habrá especificado el significado del predicado Verdadero/a'.
La situación es, entonces, la siguiente. En primer lugar, aunque por razones
estratégicas Rorty propone que ignoremos el concepto de verdad y nos restrin-
jamos al de justificación, nada obliga a renunciar al empleo de las expresiones
Verdad' y 'es verdadero/a'. Todo depende de en dónde considere uno que se
halla el final de las explicaciones.16 En segundo lugar, y en virtud de NBJ, Rorty
no distingue entre verdad y justificación. Esto significa que no admite que la
verdad sea correspondencia con los hechos, en el sentido de que más allá de
esta correspondencia no hay aclaración alguna que hacer. En tercer lugar,
hablar de verdad es hablar de justificación frente a los ataques que vengan
de cualquier rincón; es hablar de asertabilidad garantizada. De otro modo:
resulta apropiado utilizar Verdad' y 'es verdadero/a' en aquellas condiciones
en que los asertos (o los juicios) tienen garantías. Esto no es una teoría sustan-
tiva de la naturaleza de la verdad, sino una consideración, aunque importante,
sobre el uso de estas expresiones. Este rasgo del uso de 'es verdadero/a' es el
que captura el Requisito del Desentrecomillado de la Verdad: las condiciones
en que afirmaríamos que de un contenido que es verdadero son exactamente
las condiciones en que afirmaríamos ese contenido. El requisito exige que,
15 Véase Dewey (1938: 20 y ss.). Dewey trató de evitar el uso de 'verdad' o de 'verdadero' relle-
nando el hueco que dejan estas expresiones con el de 'conocimiento', entendido no como término
de masa, sino como término general de referencia dividida. Nuestros conocimientos serían los
resultados que arrojan las investigaciones que damos (provisionalmente) por concluidas; es decir,
en la práctica de la investigación: las verdades a las que arribamos (si es que lo hacemos). Pues
bien, 'asertabilidad garantizada' fue la expresión que Dewey acuñó para designar justamente esos
logros. Los asertos garantizados son los conocimientos adquiridos. Actuó así, porque 'conocer' y
'conocimiento' se han cargado de ambigüedades peligrosas con los avatares de la tradición filosó-
fica occidental. En cualquier caso, la asertabilidad garantizada no es una propiedad que trasciende
los límites de la investigación. Por el contrario, con este nuevo término Dewey quiso subrayar
el carácter de empresa constantemente renovada de la investigación. Cf. Dewey (1939: 22).
16 "'True' is a term we can, if we like, apply to all the assertions we feel justified in making,
or feel others are justified in making. We thereby endorse those assertions." (Rorty 2000b: 57).
Véase también Rorty (1998: 39).
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Verdad y Objetividad 945
sea cual sea la forma en que entendamos 'es verdadero/a', habrá de validar un
enunciado de la siguiente forma:
(RDes) 'p' es verdadero/a si, y sólo si, p
El componente derecho de este bicondicional enuncia las condiciones en
que resulta apropiado el uso del predicado 'es verdadero/a1 en su componente
derecho. Así, las condiciones en que resulta apropiado afirmar que las mon-
tañas están nevadas hacen igualmente apropiado afirmar del aserto que hace-
mos al proferir la oración las montañas están nevadas' que es verdadero. Rorty
no tiene ningún problema en aceptar (RDes), pues no convierte al predicado 'es
verdadero/a' en parte de ningún aparato con efectos explicativos ulteriores. El
predicado se usa para desentrecomillar, y ahí acaba todo (Rorty 1998: 22 y ss.).
El "ahí acaba todo" con el que finaliza la sección precedente es algo que
parecen no aceptar autores que, por otra parte, comparten la animadversión
de Rorty hacia la tvc. McDowell es un ejemplo de esta combinación de ideas.
A su modo de ver, el uso desentrecomillador del predicado 'es verdadero/a' - es
decir la aceptación de que (RDes) impone una condición a todo análisis de la
noción de verdad - es inseparable de la imposición de normas a las que queda
sujeto quien participe en la práctica de hacer afirmaciones. Es más, reconoce
que a la hora de guiarnos por esas normas, para afirmar, por ejemplo, si ha
habido o no fusión fría, sólo podemos basarnos en cómo entendemos esas
normas y en la valoración de las circunstancias que respaldan nuestra aseve-
ración. Es decir, sólo tenemos a nuestra disposición nuestras propias luces,
como McDowell las llama.17 Sin embargo, McDowell da un paso más allá y
entiende que hay normas más allá de las razones que podamos aducir o de las
que puedan oponerse. El modo en que las cosas son, y no simplemente cómo
nos iluminan, también dicta normas propias:
There is a norm for making claims with the words "Cold fusion has not occurred" that
is constituted by whether or not cold fusion has occurred; and whether or not cold
fusion has occurred is not the same as whether or not saying it has occurred will pass
muster in the current practice. [...] Without this difference, there would be no ground
for conceiving one's activity as making claims about, say, whether or not cold fusion
has occurred as opposed to achieving unison with one s fellows in some perhaps purely
decorative activity on a level with a kind of dancing. The distinguishability of the ques-
tions amounts to the availability of the notion of a claim s being justified in the light of
how things stand with its subject matter (McDowell 2000: 118).
17 La frase textual de McDowell es la siguiente: "It is true that we have only whatever lights
are at our disposal to go on bringing such a norm to bear - which involves deciding what to say
about, for instance, whether or not cold fusion has occurred" (McDowell 2000: 118).
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946 Juan José Acero
Así, según McDowell, el modo de ser de las cosas impone por sí solo
normas a nuestros pensamientos y asertos sin cuyo cumplimiento ni los pri-
meros son pensamientos ni los segundos son asertos acerca del mundo. Es
más, nadie que no pase por alto la diferencia entre cómo son las cosas y cómo
nos parece que son, siempre a la vista de las mejores razones de que podamos
disponer, puede ser sujeto ni de pensamiento ni de aserción.18 Estas normas,
añade finalmente McDowell, se siguen desde las posiciones locales o particu-
lares, que son las únicas que podemos ocupar en nuestra actividad intelectual
(cf. McDowell 2000: 119). Nuestros pensamientos y asertos trascienden, sin
embargo, las posiciones que ocupamos, pero no hay misterioso en esta tras-
cendencia. Ganamos una posición avanzada desde la que examinar el con-
senso con otros investigadores, ejercitando "nuestra capacidad para dirigir
nuestro significado a, digamos, si ha habido o no fusión fría" (McDowell
2000: 1 19). Esta capacidad hace posible eludir la justificación.
Lo que resulta opaco en la objeción de McDowell a nbj es la capacidad de
dirigir los contenidos de pensamientos y los significados de oraciones en la
dirección de esto o de aquello. Alternativamente, es la capacidad de pensa-
mientos y asertos de responder a las demandas del mundo. Pues bien, ¿qué
capacidad es ésa? Supongamos que un investigador usa la oración (9) y que
afirma con ello que la oración (10) es verdadera. En virtud del hecho de que
(RDes) fija todo lo que hay que conocer del predicado 'es verdadero/a', ese
hablante no ha adquirido otros compromisos, al usar (9), que los propios del
uso de (10):
(9) 'Ha habido fusión fría en el laboratorio' es verdadero
(10) Ha habido fusión fría.
Estos últimos compromisos no podrían ser sino los que, de cumplirse, jus-
tificarían a cualquier componente de la comunidad de investigación que afir-
mara que ha habido fusión fría. La apelación a estos compromisos deja bien
claro que McDowell no puede pretender escapar a nbj. Uno no se sujetaría a
este principio si pudiera acceder a las correctas condiciones de uso de (10)
sin pasar por los procedimientos de adquisición del significado habituales,
a saber: familiarizándose con las circunstancias en que sería apropiado usar
asertivamente (10). El problema es que no se ve el modo de tomar este atajo.
Una posible forma de lograrlo es la siguiente. Supongamos - podría apun-
tar McDowell - que sabemos usar los términos 'fusión' y 'frío/a' y que somos
capaces de desenvolvernos competentemente con las construcciones grama-
ticales del tiempo verbal. Entonces estamos ya automáticamente capacitados
para dotar de significado a (10). El trabajo lo llevan a cabo los poderes compu-
tacionales de la mente humana, que combinan los significados de los constitu-
18 Esto es justamente el punto más atractivo del debate entre Engel y Rorty en Rorty y Engel
(2007). Boghossian (2006: 31 y s.).
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Verdad y Objetividad 947
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948 Juan José Acero
20 McDowell desarrolla esta idea en diversas publicaciones. Cf. McDowell (1994: passim;
1995: § 6).
21 La cuestión de fondo es la renuencia de Rorty a aceptar los términos en que se han plan-
teado los problemas de la epistemología. McDowell los debate cuando se refiere a "the basic
misconception of modern philosophy, the idea that the task of philosophy is to bridge an onto-
logical and epistemological gulf across which the subjective and objective are supposed to face
one another" (McDowell 1995: 409). Esa concepción, que constituye el punto de partida de los
argumentos de McDowell, sesga los problemas de la epistemología hasta un punto que Rorty
considera intolerable, muy especialmente la idea de que nuestros pensamientos y asertos han
de responder ante el mundo. Son estas grandes líneas estratégicas donde se revelan las más
profundas diferencias entre estos dos filósofos. Véase McDowell (1994: 153 y ss.; 2000); Rorty
(1998: 138yss.;2000d).
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Verdad y Objetividad 949
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950 JUAN j0SÉ Acero
If you do not believe that, you probably do not know how to play the language games
that employ the word 'mountain'. But the utility of those languages games has nothing
to do with the question of whether Reality as It Is in Itself, apart from the way it is handy
for human beings to describe it, has mountains in it. That question is about the other,
non-causal sense of 'independence'. My side thinks nothing could possibly turn on the
answers to questions of independence in that sense and that therefore we can get along
quite nicely without the notion of Reality as It Is in Itself (Rorty 1998: 72).
Sea lo que sea lo que digamos mediante estos asertos, su estatuto debe
ser muy especial, puesto que no sabemos qué contaría como justificación de
su verdad. Podemos afirmar que son verdaderas, pero no ganamos nada con
ello. La creencia en la existencia de la Tierra en el pasado, dice Wittgenstein,
forma parte de la imagen que constituye el punto de partida para forjarme
muchas otras creencias y actuaciones (Wittgenstein 1969: §§ 204 y ss.). Y ello
a pesar de que no difieren por su forma de otras expresiones que usamos
cuando nuestro objetivo es hace una afirmación empírica. Por ello, Wittgen-
stein ensayó diversas metáforas para señalar su especificidad. Se comportan
dijo como canales por los cuales fluyen las afirmaciones empíricas (Wittgen-
stein 1969: § 96); como la armazón que sostiene el discurso que informa de
cómo es el mundo (Wittgenstein 1969: § 21 1); o como los fundamentos sobre
los que asienta el uso de palabras y conceptos (Wittgenstein 1969: § 401 y ss.).
Esta diferencia de uso es lo que Rorty debería haber subrayado, en lugar de
apuntar en la dirección del mayor o menor grado de obviedad de los respec-
tivos contenidos, ya que es eso lo que se espera de quien asume una teoría del
significado como uso.
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Verdad y Objetividad 951
sele un bypass la justificación. Por otro, hay que descartar que de ello se siga
que el pragmatista acepte que la realidad no es independiente de la mente
humana. Sin embargo, todavía puede añadirse una línea de defensa más, una
que le permite incluir en su repertorio argumentativo la consideración, tan
cara a los críticos, de que la mejor justificación disponible para pensar o afir-
mar que p puede muy bien ser insuficiente para concluir que es verdad que
p (o que 'p es verdadero). Esa defensa no concede nada, sin embargo, ni a
la Tve ni a otras teorías que otorgan al predicado 'es verdadero/a' un papel
explicativo. La defensa es ésta: Afirmar que tenemos razones para pensar o
decir que p, pero que puede muy bien no ser verdad que p no es sino afirmar
que otra comunidad de investigación o de argumentación podría encontrar
mejores razones para pensar que p o bien razones para descartar que sea el
caso que p. De esta forma, la existencia de un espacio que separa la justifica-
ción de la verdad es enteramente compatible con iej:
They [pragmatists] see the gap between truth and justification not as something to
be bridged by isolating a natural and transcultural sort of rationality which can be
used to criticize certain cultures and praise others, but simply as the gap between the
actual good and the possible better. From a pragmatist point of view, to say that what is
rational for us now to believe may not be true, is simply to say that somebody may come
up with a better idea. It is to say that there is always room for improved belief, since
new evidence or new hypothesis, or whole new vocabulary, may come along (Rorty
1991: 22 y s.).
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952 Juan José Acero
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Verdad y Objetividad 953
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954 Juan José Acero
22 The Varieties of Reference (Evans 1982) es, en la filosofía analítica contemporánea, el punto
de partida de toda esta labor filosófica, que tiene como su línea principal la cuestión de si hay o
no contenido no conceptual.
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Verdad y Objetividad 955
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956 JUAN JosÉ Acero
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