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¿QUÉ ME DICE LA PALABRA HOY?

Nuestra vida cristiana puede ser como una "LÁMPARA", que puede estar llena o
vacía de "ACEITE"… “¿PARA QUE SIRVE UNA LÁMPARA SIN ACEITE?
Te voy a decir para qué sirve: sirve para tres cosas: PARA NADA. PARA NADA Y
PARA NADA.
Una lámpara sin aceite, no alumbra. La función de una lámpara es alumbrar e
iluminar. La lampara sin aceite no afecta o no transforma la oscuridad… Así mismo,
una vida sin Dios, no es nada y no sirve para nada… Tú y yo, como bautizados,
somos lámparas, pero cuando vivimos sin el aceite principal que es "DIOS", vivimos
apagados y no alumbramos.
Sin Dios como aceite, vivimos con las "LLAMAS" apagadas. ¿Cuáles llamas?
La llama de la fe, de la esperanza y de la caridad… La llama del amor, de la
compasión y de la misericordia… La llama de la verdad, de la honestidad y de la
rectitud… La llama de la entrega total, del servicio desinteresado y de la donación
al otro… La llama de la amabilidad, de la dulzura y de la paciencia… La llama de la
paz, de la justicia y de la libertad… La llama de la humildad, de la pequeñez y de la
mansedumbre… La llama de la oración, de la piedad y del santo temor de Dios… La
llama de la sabiduría, del entendimiento y del consejo… La llama de la ciencia, de
la fortaleza y de la prudencia… La llama de la bondad y de la ternura… La llama de
la alegría, del gozo y del entusiasmo… La llama del dinamismo, de la diligencia y
del empuje hacia adelante… La llama viva de la gracia y del Espíritu Santo… Una
lámpara sin aceite y sin alumbrar no produce nada, no genera nada… Un cristiano
sin Dios, vive en la total oscuridad.
¿Qué clase de oscuridad? La principal de ellas es el pecado y la maldad… En el
corazón de un ser humano que no tiene a Dios, solo hay: odios y rencores, envidias
y celos, mentiras y engaños, injusticias e infidelidades, deseos de poder, de tener y
de placer… En un corazón sin Dios solo hay egoísmo, soberbia, arrogancia y
prepotencia… Un corazón sin Dios, vive triste, aburrido, sin motivaciones, sin ganas
de luchar y de salir adelante… Un corazón sin Dios, vive acomplejado, lleno de
miedos, de temores, de traumas, de dolor y de vacíos profundos… Un corazón sin
Dios, solo desea que se acabe la vida, solo desea morir.
Es necesario abastecernos de "ACEITE", es decir, es necesario abastecernos de
"DIOS". Pero para abastecernos de Dios, debemos primero, "VACIARNOS". ¿De
qué debemos vaciarnos? La respuesta es simple: de todo aquello que no es de
Dios.
En primer lugar, es necesario reconciliarse con Dios, consigo mismo y con el
prójimo. Busca la confesión cuanto antes.
En segundo lugar, abastece tu corazón con la Palabra de Dios. Léela, medítala y
saboréala todos los días.
En tercer lugar, aliméntate cada día o al menos cada domingo, con la Sagrada
Eucaristía.
En cuarto lugar, ora mucho. Dedícale buen tiempo a la oración constante. No
importa que estés sucio, ora, ora, ora y Dios te limpiará y te llenará poco a poco.
En quinto lugar, visita con regularidad el Santísimo Sacramento. Él te espera para
abastecerte de su gracia, de su amor y de su presencia amorosa.
En sexto lugar, pon en práctica los diez Mandamientos y las catorce obras de
misericordia.
En séptimo lugar, evita al máximo los pecados capitales.
En octavo lugar, apégate a la Santísima Virgen María. Hónrala con el Santo Rosario
e imita sus virtudes.
En noveno lugar, suplica cada día la intercesión de los Santos. Ellos siempre
tuvieron aceite en su corazón…
En décimo lugar, no olvides poner en práctica todas estas enseñanzas. Si las lees y
no las prácticas, jamás tendrás aceite y jamás alumbrarás y si no alumbras en esta
vida terrena, tampoco alumbrarás en el Cielo. PIENSA, MEDITA, REFLEXIONA:
1). ¿Tu vida está abastecida de aceite?
2). ¿Estás alumbrando?
3). ¿Eres como las vírgenes necias o como las vírgenes sensatas?
OREMOS: Dios mío: dame la gracia de vivir y de practicar estas enseñanzas. Para eso, dame
hoy y siempre tu Espíritu Santo. Amén.

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