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Una noche de pacto (Traducción finalizada)

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Category: M/M
Fandom: Original Work
Language: Español
Stats: Published: 2023-04-10 Completed: 2023-05-01 Words: 42,644
Chapters: 18/18

Una noche de pacto (Traducción finalizada)


by SoyJewel

Summary

Yuugo, el gerente de la cafetería del centro, es un padre soltero con una hija de tres años
llamada Kota. Se supone que su madre murió al dar a luz, pero en realidad, fue el propio
Yuugo quien la tuvo.

Una noche hace cinco años, Yuugo, quien es un omega, (una forma sexual que todavía no
es reconocida por el público en general), fue arrastrado por una ola irresistible de calor y
tuvo una aventura con J, un estadounidense que dirige una importante galería de arte.

Al descubrir que J era el hijo de un millonario bastante importante, Yuugo, ya embarazado,


desaparece de su vista y elige el camino de un nacimiento secreto.

Pero un día...
Chapter 1

Su cuerpo estaba tan caliente que pensó que su sangre iba a comenzar a hervir.

Su piel palpitaba.

Una vertiginosa sensación de placer.

Un estallido.

Todavía recordaba el calor, el placer y la manera en que este cuerpo virgen acogió a ese hombre
como una prostituta bien entrenada.

La alegría.

El miedo.

Más desconcierto que miedo.

Un mar tormentoso, un intenso placer y una tormenta abrazadora.

Lo retuvieron sólo una vez esa noche, pero los recuerdos, que no se desvanecían incluso después de
varios años, se convertían en sueños que le hacían eco en la cabeza.

Igual que siempre.

"Yuugo Mizuno".

"..."

"¡Yuugo!"

"¿Ah?"

El hombre recobró el sentido ante esa voz.

En un asiento junto a la ventana, un anciano estaba sacudiendo la mano de derecha a izquierda


para intentar conseguir su atención.

"Lo siento, estaba... ¿Quiere pedir algo más?"

Estaba distraído, fue completamente su culpa.

"Otro café. ¿Te sientes mal?"

"No, no, estoy bien. Lo siento. Desde que me hice cargo del restaurante, me he acostumbrado
a tomármelo con calma y a veces me... Me tranquilizo de más. Fue solo eso".

Para ser honesto, estaba muy cansado. Más lento...

Mirando el calendario, comenzó a preguntarse si este mes el celo vendría un poco más temprano
que antes. Si ese era el caso, entonces tenía que tomar medicina. No, en lugar de eso, era mejor
tomar azúcar.
"Es una cafetería muy pequeña, así que es mejor tomarlo con calma. No te apresures
pequeño jefe."

En el pasado, solía decir cosas como: "Por favor, no me llamen jefe", pero como todos los clientes
regulares lo hacían, al final no tuvo más remedio que aceptar.

Yuugo, quien originalmente tenía una personalidad muy calmada y pasiva, solo asintió, se
acomodó el delantal y dijo: "Está bien." Con esa sonrisa tan brillante de siempre.

Tenía veintiocho años, pero era terriblemente tímido. Cuando trabajaba como secretario del
presidente, era un poco más ambicioso y en realidad, era de esos hombres que coordinaba y
negociaba con las personas que conocía por primera vez sin ningún tipo de problema. Ahora ese
fuego se había apagado hasta extinguirse por completo y mientras regresaba al mostrador del café
y molía los granos, reflexionó que tal vez esos tiempos en los que hablaba con confianza habían
desaparecido.

Originalmente Yugo carecía de "amor" por si mismo y tenía una personalidad introvertida. Una
cara plana. Sin embargo, a menudo le decían que incluso con esa expresión tan seria, que sus ojos
fueran grandes, con las esquinas caídas, y tuviera párpados dobles, ayudaba a que pareciera como
si siempre estuviera sonriendo. Medía un poco más de 1,70 centímetros de alto y su cuerpo era
delicado y muy flaquito. En la secundaria muchas veces le confundían con una niña y por eso
mismo empezó a tener complejos. Después de convertirse en miembro de la sociedad, pudo tomar
todas sus debilidades en una bolsa y ocuparlas a su favor para volverse sociable. En parte porque
fue bendecido con un jefe maravilloso y también, por tener la alegría de hacer un trabajo que le iba
bien a su inteligencia. Su personalidad introvertida se fue abriendo de poquito en poquito y un
mundo que antes era increíblemente aterrador, pronto le mostró que también podía ser brillante.

Pero entonces nació Kouta.

Se produjo cierto cambio en su cuerpo, fuera de su cuerpo, y todos esos sentimientos de


satisfacción se desvanecieron hasta dejarlo sin nada. No quería aceptarlo, pero incluso comenzó a
tener mucho miedo de salir de su habitación por un tiempo y ni hablar de irse lejos de casa. Ahora
podía manejar la tienda por su cuenta y también, aunque a ratos, podía mantener conversaciones
más largas con los clientes.
Por eso mismo Yuugo siempre había pensado que había sido bendecido con este pueblo. Con su
familia, los colaboradores de la tienda y las personas, amigos de toda la vida, que lo apoyaban con
el café.

Y es que "Coffee Mizuno" era una cafetería retro en el centro de la ciudad. Algo que empezó
porque su abuela, que soñaba con abrir una cafetería desde niña, la puso en marcha utilizando todos
sus ahorros de la vida. El interior estaba hecho de madera, y las mesas tenían decoraciones de
granos de café. Pero aunque ya se habían retapizado las sillas en piel y se volvieron a pintar las
paredes, en realidad el mobiliario seguía siendo el mismo de hace 40 años. En la tienda sonaba
música clásica, la televisión tenía antena, y los clientes conversaban y leían periódicos.

Cuando Yuugo era niño, vivía separado de sus abuelos, pero en realidad visitaba esta tienda con
mucha frecuencia. Los clientes habituales del lugar llamaban a Yuugo "Yuugo-kun" y "Yuu-chan",
y cuando su abuela estaba ocupada en la cocina, le hablaban, le enseñaban a jugar, y le daban
cientos y cientos de dulces y galletas. Con el tiempo, comenzaron a llamarlo "Jefe", y después,
gracias a su presencia y al hecho de que esta gente no juzgaba ni decía palabras mal intencionadas,
incluso alguien como él pudo pretender ser el jefe de la cafetería de una manera orgullosa y atenta
hasta el día de hoy.
"Me pregunto si ya es hora de que regrese".

Mientras estaba sirviendo recargas de café a sus clientes mayores y sirviendo bebidas heladas a los
clientes más jóvenes, una anciana, que también solía venir todos los días, miró el reloj de la tienda
y dijo: "Sí, ya es hora".

Y en ese momento, justo en el instante adecuado, se escuchó el sonido de una bicicleta frente a la
tienda y la campanita del manubrio.

"¡Llegamos!"

La voz de una mujer joven, seguida por una vocesita más chiquita que decía: "¡Sí!"

Un cliente junto a la ventana se asomó a la calle y dijo: "Oh, parece que tienes algún extraño
poder de manifestación, Yuu-chan". Y unos segundos después, la puerta de la tienda se abrió
para revelar a una criaturita bastante chiquita junto al enrejado. Ella era la hija de Yuugo, Kouta
Mizuno, y hoy era su segunda semana en el preescolar.

"Bienvenida de nuevo, Kouta"

Era una carita con una sonrisa natural. Cabello color miel que rebotaba en todas direcciones, como
un patito, y unos brillantes ojos color ámbar que no dejaban de buscar a su papá.

Cuando llegaba a la tienda, la niña, siguiendo las indicaciones de los adultos, tomaba su mochilita
y se mantenía bien derechita, con las extremidades estiradas y sin moverse ni un milímetro.
Siempre, siempre comenzaba a tener la necesidad de tomarle cientos de fotos para guardar lo
hermosa que se portaba después de la escuela.

"Muchas gracias."

Cuando Yuugo se acercó a la reja y recogió a su pequeño bebé entre los brazos, el cabello de
Kouta se erizó sobre sus mejillas hasta entregarle un olorcito a sudor que todavía no era
desagradable.

"Kana-chan, Serina-chan, muchísimas gracias. Su abuela siempre la recoge del jardín de


infantes así que, lamento los problemas de hoy"

"¿Cuáles problemas, tonto?"

Dijo en un tono animado, similar al de la abuela. Kana era hermana de Yuugo. Ella también nació
en esta zona céntrica, se casó con un compañero de clase de Yuugo, quién era dueño de una
pastelería, y se mudó muy cerca del barrio para poder criar a su niña, Serina, que era un año mayor
que Kouta y que asistía a la misma escuela.

"No pasa nada. Es el camino a casa de todos modos".

"Ah, por cierto Kana-chan. Se trata de la cantidad de pastelitos. ¿Puedes decirle a tu esposo
que por favor aumente la entrega a diez a partir de mañana?"

Kana, que estaba a punto de irse, fue detenida de inmediato por Yuugo. Los dulces que se servían
en "Coffee Mizuno" estaban todos hechos por el compañero de clase de Yuugo y esposo de Kana,
Taniguchi, que era el Pastelero más famoso del lugar con el local más concurrido de toda la zona
centro. Y aunque el hombre tenía su propia tienda, solo los pasteles vendidos al por mayor a
"Coffee Mizuno" eran por pedido especial y obviamente, los creados por la receta especial de
Taniguchi. Él hacía tres tipos de pastel, de fresa, chocolate y durazno, y tres tipos de budín con
fruta. Pero aunque eran pocos, la reputación era tan buena que recientemente había aumentado el
número de clientes que venían por pastel y budín.

"Por supuesto que está bien. Mi esposo también dijo que iba a comenzar a aumentar la
cantidad."

Cada mes, en un momento determinado, la compra de dulces aumentaba en pequeñas cifras. Sin
embargo, incluso si compraban más, no tenían una gran diferencia en cuanto a las ganancias y,
según el caso, solo aumentaba el esfuerzo por parte del pastelero. Por eso siempre estaba
agradecido de que respondiera de buena gana.

"Gracias, que bueno verte"

Cuando inclinó la cabeza cortésmente, Kana y Serina se fueron con una leve sonrisa y dijeron:
"¡Nos vemos mañana!"

"Hoy nos quedaremos en la casa de la abuela, ¿Está bien, amor?"

Kouta, quien estaba siendo sostenida por Yuugo, todavía agitando una pequeña mano hacia Serina,
arqueó las cejas ante la sugerencia y dijo "Ujum" con una mueca.

"Ve a la tienda, anda"

Cuando lo bajó de sus brazos, comenzó a caminar rápidamente y luego casi corrió. Yuugo suspiró
un momento, se acomodó la ropa y abrió la puerta. En el interior, todos los clientes saludaban a la
niña diciendo: "Bienvenida de nuevo, Kou-chan" hasta hacer que su rostro, que parecía un poco
deprimido, se iluminara como una pequeña linterna en el jardín.

Siempre fue solo Yuugo, su mamá y su hermana así que en realidad no había nadie cuando llegaba
a casa. Ahora Yuugo estaba tratando de ser diferente, pasar el mayor tiempo posible con Kouta y
hacer que no se sintiera sola ni una vez. Pero tal vez porque creció rodeada de mucha gente desde
que era una bebé, cada vez que sentía un ambiente más apagado, como la casa de su abuela,
comenzaba a ponerse tan irritable que hasta comenzaba a llorar.

(¿Exactamente a quién te pareces?)

Murmuró mientras perseguía la espalda de su pequeña hija.

Le gustaban los lugares animados.

Le gustaba tomar una siesta en un parque concurrido al mediodía y cuando le preguntaba si se


sentía inquieta con el ruido, decía que no.

(Bueno, ya lo sé... No hay manera de negarlo.)

Aun así, la historia del otro padre de Kota era devastadora para Yuugo. Nunca decía mucho, en
primer lugar porque había demasiadas cosas de las que no podía hablar. Es decir, él explicaba que
aproximadamente un año antes de que naciera Kouta, Yuugo fue a Estados Unidos, conoció a una
mujer y tuvo a la niña. Su madre murió al dar a luz y Yuugo desarrolló una enfermedad incurable,
por lo que regresó a la casa de su mamá con su pequeña. Renunció a su trabajo como secretario y
crió a la bebé con su propia fuerza.

Pero solo la abuela, la madre y la hermana de Yuugo, tres años mayor que él, sabían que la historia
era falsa. En primer lugar, Yuugo ni siquiera viajó a América. Pero aunque había estado en Japón
durante mucho tiempo, las características distintivas de Kouta y su cabello y ojos brillantes
hicieron que el perfil falso fuera convincente. Tal vez por lástima por el hecho de que Yuugo
padeciera una enfermedad intratable y perdiera a su mujer cuando acababa de nacer la niña, hizo
que todos los clientes habituales y vecinos no hablaran del asunto. Y gracias a su consideración,
todo se había vuelto un poco más fácil.

Si los tiempos cambiaran y la constitución especial de Yuugo se volviera más conocida en el


mundo, podría confiar en ellos y decirles, pero, no había garantía de que llegara ese momento y no
estaba seguro de si podría explicarle a Kouta cuando creciera.

El padre de Kouta no era Yuugo.

La extraña verdad era que Yuugo fue quien se embarazo de ella.

Y eso lo volvía su "mamá"


Chapter 2

¿Cuántas personas conocían el término "Síndrome Omega"? Yuugo no lo sabía e incluso los
médicos no parecían saber mucho al respecto. Aunque parecía ser considerada como una de las
enfermedades de diferenciación sexual más grandes del planeta, en realidad no se sabía con certeza
cuándo había empezado o cómo detenerla.

Alrededor de la época en que Yuugo entró en la pubertad, comenzó a sentir fuertes deseos sexuales
junto con sofocos periódicos y mucha fatiga. Sin embargo, era natural tener deseos sexuales al
llegar a esa edad, y hasta pensó que para alguien en su situación era natural sentirse honestamente
abrumado todo el tiempo. Cuando comenzó a masturbarse en el trasero empezó a preocuparse por
ser gay, pero paulatinamente se tranquilizó después de investigar en Internet que tanto gays y
heterosexuales sentían placer en diferentes partes. Y hacerlo por el ano no era muy diferente. Y
aunque un poco culpable por su propia propensión, creció como cualquier otro niño del barrio y se
desarrolló, como se esperaba de un japonés promedio como él.

Fue en el tercer año de su vida universitaria cuando su condición física empeoró notablemente.

Mientras estudiaba administración de empresas en la Facultad de Economía, Yuugo tomó créditos


en la materia de curador como pasatiempo. En ese momento, no tenía ninguna intención de
convertirlo en un trabajo así que simplemente estudió apreciación del arte, historia del arte e
historia cultural de manera amplia y superficial, y terminó asistiendo a una conferencia para
calificar en un museo. Y mientras asistía a conferencias y a platicas por aquí y por allá, terminó
haciéndose amigo de un profesor de historia del arte, y preguntando si le gustaba mucho este
campo, terminó por presentarle a un "trabajador" de medio tiempo que iba ya en su segundo año de
universidad. Luego, finalmente terminó por ser contratado como uno de los empleados de una
galería dirigida por un empresario estadounidense que vivía en Japón como pasatiempo. Decía que
era una galería, pero era más como un salón social donde se reunían intelectuales y gente
adinerada.

El gerente, un hombre llamado J, entró a trabajar en este lugar por motivos personales y no parecía
pensar en obtener ganancias independientemente de la rentabilidad. Y quizá debido a eso, todos,
incluido el personal que trabajaba en la galería, parecían relajados y bastante simples. Sin embargo,
varias conexiones personales, obras de arte, esculturas e información eran enviados siempre al
centro de la galería, abrumando a un joven Yuugo quien aparentemente era el encargado directo de
esa zona.

Y después de aproximadamente un año, comenzó a sentirse bastante mal.

Desde el momento en que lo conoció, para ser exactos.

La fatiga regular, los sofocos y el deseo sexual se volvieron prominentes y, a veces, era hasta
difícil levantarse de la cama sin tomar una buena tanda de paracetamol. Sin embargo, ya que a los
pocos días del pico más alto, comenzaba a bajar como si nada hubiese pasado, fue al hospital para
poder sacarse de dudas. Siempre se quejaba de dolor y arritmias cardíacas, pero el diagnóstico que
le lanzaban era que no le pasaba nada malo y que sufría de puro estrés. Mirando hacia atrás ahora,
entendía que este cambio repentino fue causado por conocer a esa persona, pero Yuugo en ese
momento no lo pensaba ni de chiste. No había forma de que alguien pudiera darse cuenta de eso.

Con su graduación a la vuelta de la esquina, estaba ocupado y vivía pensando tanto en eso que
decidió dejar los síntomas de lado y, mientras tanto, conseguir un trabajo a tiempo parcial para
pasar el tiempo. La razón por la que lo admitieron como secretario del presidente medio año
después de comenzar un trabajo administrativo en una galería fue porque había acumulado muchos
reconocimientos importantes. Y feliz de que su trabajo fuera reconocido, Yuugo estaba tan
entusiasmado que incluso dejó de lado sus otras aficiones. Pero después de un año de trabajar
como miembro de la sociedad, su mala condición física inexplicablemente se hizo aún más
evidente. Empezó a tomarse algunos días libres al mes debido a su mala salud y la gente de la
empresa comenzó a preocuparse demasiado. No obstante, Yuugo insistía que no tenía más remedio
que estar a la altura de sus expectativas.

Y ese día...

En una noche de San Valentín en su segundo año como miembro de la sociedad, ocurrió un error.

Se enamoró de alguien.

Llegó una cita y un beso.

Sexo.

Si bien sus sentimientos eran fuertes, algo extraño le sucedió a su cuerpo después de eso. Los
síntomas en ese momento eran diferentes a los habituales porque, además del cansancio, sintió una
extraña somnolencia y náuseas. Ni siquiera podía comer y además, tenía un dolor de calambres en
el abdomen que nunca antes había sentido. Entonces, cuando fue al hospital, le diagnosticaron
anemia y luego, algo que no se detectó en el hospital anterior.

"Sospecho que tienes ciertos síntomas que concuerdan con algo, pero no podemos probarlo
aquí."

Y así fue como Yuugo fue presentado a un centro médico nacional. La primera vez que Yuugo
había oído hablar de su existencia en Japón. Le dijeron muchas veces que se asegurara de ver a un
médico porque podría ser una enfermedad que podía poner en peligro su vida, pero la verdad es
que no hizo mucho caso y ahora, parecía que iba a morirse. Y por prioridad, incluso lo que ocurrió
el Día de San Valentín desapareció de su cabeza.

Inmediatamente después de eso, fue al centro médico y dejó que le hicieran varias pruebas. No
terminó en un solo día, y después de algunas semanas, finalmente salieron los resultados: Fue allí
donde Yuugo aprendió por primera vez que su cuerpo era diferente al de un hombre cualquiera.

"Omega... ¿Qué tipo de enfermedad es esa?"

Con un rostro tranquilo pero inexpresivo, el médico respondió:

"No es una enfermedad como tal. Se considera uno de los trastornos de diferenciación sexual
más frecuentes de este siglo. Y creo que con el tratamiento adecuado, su estilo de vida estará
bien y llevarás una rutina más o menos tranquila. Ya hay inhibidores disponibles así que
creo que será fácil."

Como médico, lo primero que quería hacer era tranquilizar al paciente.

Le aliviaba saber que su vida no estaba en peligro, pero todavía no entendía realmente lo que
estaba tratando de decir. En primer lugar, ni siquiera el término "trastorno de diferenciación
sexual" le era familiar.

"TDS es un término que se refiere a un patrón sexual ligeramente diferente con el que las
personas nacen".
"¿Cómo lo curo?"

Dijo con impaciencia. Si se enfermaba todos los meses, interferiría con su trabajo en el museo y
tendría que renunciar.

(No quiero hacer eso).

Pero como para aumentar los sentimientos de Yuugo, el médico le dijo:

"No existe tal cosa como una cura. Como dije antes, no es una enfermedad. Y si tomas
medicamentos y te comportas apropiadamente, estarás bien".

"Pero en realidad estoy teniendo problemas en mi vida diaria. ¡Todos los meses!"

A pesar de que el médico de mediana edad incluso sonrió, Yuugo estaba muy indignado por lo que
estaba diciendo. Y tal vez al sentir la ira de Yuugo, el doctor endureció un poco su expresión y
cambió su tono:

"Sabes, Mizuno-san. Me gustaría decir algo más importante. Como dije antes, el cuerpo del
señor Mizuno, especialmente sus órganos reproductivos, son... Un poco diferente a los de los
hombres comunes. Bueno, la reproducción masculina es muy factible".

Casi gritó: "¿Cómo que reproducción?"

El médico giró la mitad de su cuerpo y se volvió hacia el escritorio donde se había colocado el
registro médico. Luego dijo: "Revisaré algunas cosas."

"..."

"Señor Mizuno, ¿Ha tenido relaciones sexuales con alguien del mismo sexo en los últimos
meses?"

Esa pregunta le hizo sentir como si le hubieran dado un puñetazo en la cabeza. Esa noche... ¿Tenía
eso algo que ver con los síntomas?

Mientras sentía que su corazón latía con fuerza, el médico dijo con voz confiada:

"Lo tomaré como un sí." Y agregó. "Entonces, no hay duda al respecto. Los resultados de la
prueba de orina también han llegado".

"¿Qué?"

Frente a Yuugo, que parecía estar asustado, el médico buscó entre los resultados de las pruebas
esparcidos sobre el escritorio. Luego, sacó la imagen de un eco y la colocó donde Yuugo pudiera
verla. Una masa blanquecina se mostraba en una imagen que parecía arena rugosa.

"Este es un bebé".

"... Jajaja ¿Qué?"

No pudo evitar reírse. Sin embargo, el médico le devolvió la mirada como para reprocharle su risa.

"Bebé, un feto. Mizuno-san, estás embarazado".


Una sonrisa se escapó del rostro de Yuugo.

"Eso es imposible ¿Escucha lo que está diciendo?"

"El síndrome del Omega hasta ahora solo se ha confirmado en casos masculinos."

Para el atónito Yuugo, el médico le explicó cómo se reconoció el primer caso y la investigación
sobre la misma enfermedad que había progresado rápidamente en los últimos diez años. Más tarde
supo que el hombre, que examinó a Yuugo tan fervientemente, era uno de los pocos investigadores
en Japón que se especializaba en el Síndrome.

"El 90% de los pacientes que vienen a vernos con problemas de Omega tienen las mismas
características que ustedes. De hecho, hemos encontrado otros casos".

El médico dibujó una marca "α, o, B" en el reverso de un documento y se lo mostró.

"Omega. Este es el señor Mizuno. Beta es una clasificación conveniente. Quiere decir que no
tiene el síndrome, es simplemente una persona normal. No es que Mizuno-san sea anormal, es
solo que usted tiene órganos extra. Más o menos."

Dijo que comenzó esta investigación clasificando el género masculino en tres categorías: Alfa,
Omega, Beta. Y que todos los hombres sin rasgos prominentes eran beta. Los Omega eran el
siguiente grupo. O sea, Yuugo. Y le explicó que después de que un Omega llegará a cierta edad,
entonces empezaría a experimentar sofocos, fatiga y un fuerte deseo sexual una vez al mes. Solía
ser una ninfomanía, es decir, una enfermedad mental debido al fuerte caos de las hormonas dentro
del cuerpo. Y para variar, se decía que otra propiedad del síndrome, algo que clasificaron como
alfa, influía fuertemente en estos cuerpos.

"En otras palabras, la naturaleza omega del señor Mizuno es una forma más del género
humano."

Se pensaba que los humanos, como otros mamíferos, solo podían reproducirse mediante hembras.
Cuando se descubrieron los embarazos omega en hombres se concluyó que no se trataba de una
patología sino de una nueva forma de sexo. Sin embargo, esto se limitaba a las relaciones sexuales
con los Alfa.

"Podría ser que no se hayan confirmado casos todavía pero no ha habido pruebas de
embarazos producto de relaciones sexuales entre beta y omega."

"..."

"En primer lugar, aunque el cuerpo de un Omega muestra un estado de celo una vez al mes,
se dice que esto está dirigido a un Alfa. SOLO a un Alfa. No es como si pudiera hacer entrar
en celo a otro hombre más. Y como prueba de ello, se sabe que un Omega, durante la
temporada de apareamiento, emite una feromona única. Y los Beta y las hembras no pueden
detectar esta feromona. Solo el Alfa."

Y Alfa y Omega experimentaban entonces una gran excitación sexual entre ellos. Es más, ni
siquiera eran homosexuales al principio, pero la influencia del celo era tan fuerte que sus
razonamientos comenzaban a volverse frágiles.

"Es una cuestión de instinto, por así decirlo. La razón no tiene nada que ver en estos casos."
El tono del doctor hizo que se estremeciera.

"Instinto..."

Pero eso en definitivamente no era lo que pasó esa vez. Ciertamente, Yuugo había estado plagado
de los síntomas habituales durante varios días antes de su cita pero, la razón por la que se obligó a
ir a trabajar cuando podía tener un día libre fue porque había prometido cenar con esa persona justo
esa noche. Y no sabía cómo decirlo, desde el momento en que se conocieron, fue muy divertido.
Lindo. Pensando en ello ahora, sin embargo, se preguntaba si era por sus feromonas.

Y tal vez, esa persona era un Alfa. Alguien que también tenía el síndrome.

"Mizuno actualmente está embarazado, por lo que no entrará en celo hasta que dé a luz. Poco
después de que nazca el niño, una vez que su cuerpo se recupere, los síntomas volverán
periódicamente y se cree que esto continuará hasta la mediana edad, por lo que hasta
entonces va a tener que seguir tomando medicamentos para aliviar los síntomas del calor y
medicamentos que suprimen la secreción de feromonas."

Pero aún si la droga suprimía en gran medida la fatiga y el deseo sexual, Yuugo tenía algo de qué
preocuparse.

"¿Tengo que dar a luz?"

"Umm, no. Hacer un aborto es posible. Pero no se puede hacer después de los seis meses de
embarazo porque no estamos seguros de los riesgos después de eso. Entonces, cuanto antes lo
hagas, muchísimo mejor."

Luego pareció estar esperando la decisión de Yuugo. Pero no podía responder de inmediato. Claro
que tampoco lo juzgó porque él no era quien estaba embarazado.

"¿Es posible discutir esto con el otro hombre?"

El doctor sugirió modestamente. Yuugo inmediatamente negó con la cabeza.

"No... Solo fue cosa de una noche. Somos amigos pero, no creo que podamos ser pareja."

Si le dijera, podría estar dispuesto a cooperar financieramente. Pero Yuugo no quería preguntar.

"Entonces, a tu familia".

Como si anticipara la reacción de Yuugo, el doctor continuó.

"Sé que es difícil de decir, pero ¿podrías traer a tu familia contigo? Les explicaré. No
importa lo que elijas".

El nacimiento de un bebé dado por un Omega iba a ser una cesárea, por lo que necesitaba estar
acompañado de alguien. Además de eso, tenía que ser hospitalizado hasta que diera a luz, y luego
someterse a varios tratamientos para asegurar un buen rendimiento. Iba a ser difícil que el feto
creciera sanamente sin estar en un ambiente controlado y si, esta era la razón por la cual el
Síndrome de Omega no se descubrió hasta los tiempos modernos. Era posible que existieran
embarazos masculinos antes, pero lo más probable es que murieran a los dos meses. Después de
todo, eran hombres y en caso de que creciera lo suficiente como para notarse, la situación se
confundía con un tumor y a consecuencia de eso perdían la vida en el quirófano.
Incluso después de que le dijeran eso, Yuugo todavía no podía aceptar el hecho de que había otra
vida dentro de su útero.

Decidió traer a su familia lo antes posible, y cuando se decidiera la fecha, haría una cita para un
examen médico y luego para la hospitalización. Solo que ahora quería dejar la consulta y volver al
apartamento lo antes posible. Pero se sintió muy difícil. Ya no era un hombre ordinario. Y en este
vientre había una nueva vida. Una persona, y su hijo.

Esa noche fue realmente un error de una sola vez, y se suponía que permanecería en los corazones
de los dos como un recuerdo. Pero eso no terminó ahí, y Yuugo ahora tenía que tomar la decisión
de salvar la vida de su bebé o eliminarlo.

(¿Por qué?)

¿Por qué era el único que tenía que enfrentar este tipo de cosas? No quería llevarlo solo y de
verdad moría por hablar con alguien sobre esto. Pero no podía.
Chapter 3

Ese día estaba aburrido y nublado, como para expresar el sentimiento del corazón tan desesperado
de Yuugo. Y sintiéndose abrumado por el cielo que se oscurecía gradualmente a su alrededor, tomó
el tren impulsivamente y se fue a casa.

Después de convertirse en miembro activo de la sociedad, no volvía a casa excepto en las


vacaciones largas. Aunque era de sus padres y el lugar donde nació y creció, los recuerdos buenos
que tenía en su infancia en realidad ya no estaban. Su padre, que construyó la casa, murió de una
enfermedad repentina el año en que Yuugo ingresó a la universidad y su madre casi no hablaba con
él debido al trabajo. Además, ellos pensaban que los niños debían ser independientes una vez que
alcanzaban la mayoría de edad, por lo que incluso su hermana mayor ya se había ido y Yuugo
decidió quedarse cerca de la universidad mientras era estudiante. Sintiéndose sola viviendo en un
lugar sin su esposo, su mamá vendió la propiedad y regresó a la casa de sus padres donde se
encontraba "Coffee Mizuno".

Así que ahora, la casa de su abuela era también la casa de su madre.

En una tarde de un día laborable, la madre de Yuugo lo recibió con una cara de sorpresa cuando
regresó de repente. Pero pronto descubrieron que algo malo había pasado. Sin decir nada, ella lo
tomó de las manos y dijo: "Vamos a cenar". Y tan pronto como escuchó sus palabras tan
casuales, por alguna razón se sintió tan aliviado que se echó a llorar. Yuugo preguntó si podía
quedarse a pasar la noche y sin comentar nada negativo, su madre le aseguró: "Por supuesto, está
bien". Y le tendió los brazos.

En poco tiempo, su abuela regresó de la tienda y su hermana también volvió del trabajo. Y aunque
era evidente que les sorprendió ver a Yuugo tan deprimido, no le preguntaron el motivo y en su
lugar, le dieron espacio y tiempo para aclarar sus ideas. Yuugo ya llevaba allí dos noches, y en la
mañana del tercer día le confió a su familia lo que le había sucedido.

Fue vergonzoso decir que había tenido sexo con un hombre, y debido a la ambigüedad de la
conversación, fue evidente que pensaban que tenía algún tipo de enfermedad mental. Después de
mostrarles la tarjeta de presentación del médico que lo diagnosticó con síndrome Omega y el
certificado que el hombre le dio, finalmente se convencieron de que no era una ilusión y aún así,
parecieron increíblemente desconcertados por el extraño asunto. Pero no sabía qué decir. Yuugo
estaba igual.

"De todos modos, hablemos con el médico".

Como si se aferrara a la voz de su abuela, rápidamente hizo una cita para ir al hospital y escuchó la
historia con toda la familia reunida. Todos tenían trabajo, pero se tomaron un tiempo libre para
estar con él e intentar entender la condición de su cuerpo. El médico, complacido de la unión, les
dio una explicación detallada y les dijo qué podían y qué no podían hacer. Incluso en el caso de un
aborto temprano, un Omega requería de hospitalización por un tiempo considerable así que ambas
eran elecciones deprimentes para Yuugo. Podía borrar una vida o podía criarla, pero eso significa
hacerlo solo.

La única gracia salvadora era que todos los gastos médicos, incluida la hospitalización, serían
gratuitos con el fin de avanzar en la investigación clínica sobre el Síndrome de Omega.

Después de escuchar la historia, la familia de cuatro miembros regresó a casa del hospital y
prepararon la comida, pero nadie sabía qué hacer o qué decirse. Sin embargo, no quedaba mucho
tiempo para elegir.

"¿No puedes hablar con la otra persona?"

Yugo no respondió. Ya había presentado su carta de renuncia a la empresa. Estuvo ausente


durante mucho tiempo debido a problemas de salud pero, inmediatamente después de ser
diagnosticado como Omega, envió de inmediato una carta de renuncia y se marchó sin siquiera
recoger sus pertenencias. También estaba la sensación de que sería incómodo ir a ver a esa persona
y decirle que estaba embarazado porque ninguno lo planeó. Es más, hasta era ilógico.

"Él no es muy conocido en Japón, pero es un hombre rico muy famoso en su país de origen.
Su padre es millonario y seguramente será incómodo. Podría conseguir algún tipo de ayuda,
pero no me gusta eso".

Esa persona le contó que había tenido muchos problemas desagradables por el tema de ser el
sucesor de su padre y que por eso mismo vino a Japón en primer lugar. Se sentía como... Arruinar
sus planes. Sin embargo, era una persona tranquila y muy encantadora, así que sabía que si le
explicaba todo junto con su médico, le creería sobre el Síndrome de Omega y lo ayudaría a
enfrentarlo. No era alguien malvado y además, incluso era más confiable que nadie. Pero no podía.
Y tampoco sabía exactamente por qué. Tal vez solo era que estaba asustado. Después de todo ¿Qué
cara pondría? ¿Con qué ojos lo miraría? Además, dentro de él estaba el deseo de que él quisiera
ser parte de su vida y de la del niño pero, ¿Y si decía que no? Yuugo ya no tenía la confianza para
soportar una situación así.

Después de esa noche, trás el sexo, estaba seguro de que pudo ver una cara de confusión. Un
sentimiento casual. Lo amaba mucho, de verdad no quería causar problemas, y nunca quiso su
dinero. No podía soportar que él tuviera la más mínima duda sobre lo que sentía en su corazón.

"Tú eres el que decide."

Dijo su abuela, y por supuesto no hubo conclusión ese día. De todos modos, sería mejor quedarse
en casa de su madre por una temporada así que de inmediato salió del departamento y abandonó la
ciudad sin decirle a nadie.

Durante ese tiempo, fue cuando su familia de cuatro estaba cenando y mirando televisión. El
programa de noticias acababa de presentar el llamado "cuidado de niños de una sola operación",
que hablaba precisamente de la crianza.

"Tenemos muchas manos para un bebé".

Murmuró su hermana. Su madre respondió casualmente:

"Tenemos experiencia".

"Así es. Y todos trabajamos, por lo que no debería ser un problema tener una persona más
que alimentar".

Yuugo se sorprendió. Hasta ahora, había estado pensando en qué hacer con el bebé SOLO, pero su
familia naturalmente planeó cooperar con él.

"Me pregunto si puedo dar a luz".

Su madre asintió y dijo:


"No miento cuando digo que todo estará bien. Lo darás a luz y será excelente. Ya verás."

¿Podría criar a un bebé? Si eso pasaba entonces tendría que buscar un trabajo pero, como Omega,
¿Realmente iba a lograr hacerlo con un cuerpo que entraba en celo una vez al mes? Aún así, la
opción de tener un aborto casi había desaparecido de su mente completamente.

Y después de pensarlo durante toda una semana, Yuugo llegó a una conclusión.

"Tengo muchas ganas de dar a luz. Disculpen que pida su ayuda."

En el lugar donde se reunió la familia, Yuugo se inclinó ante todos y se disculpó por lo que estaba
haciendo. Después, fue su hermana quien le dio un golpecito en la cabeza.

"No es una molestia, ¿verdad? Es natural que las familias se ayuden entre sí en estos
asuntos".

Cuando se lo comunicó al médico, la fecha de hospitalización se fijó inmediatamente.


Chapter 4

Dos meses después de su embarazo, Yuugo ingresó en una sala especial en un centro médico
privado. La habitación que le ofrecieron era para una sola persona y había poco contacto con otros
pacientes hasta el alta. Además, la información de cada uno de los ingresados debía ser
confidencial así que, para su sorpresa, descubrió que ni siquiera el personal del hospital sabía sobre
Yuugo excepto, claro, por el médico a cargo y algunas de las enfermeras. Esta fue una
consideración del programa según la situación tan sensible de Yuugo. Después de todo, si el
peculiar evento de un hombre que había quedado embarazado se daba a conocer al mundo tan
como si nada, existía una alta posibilidad de que se convirtiera en una noticia muy sonada solo por
el morbo.

Entonces, gracias a eso Yuugo cambió su número de teléfono celular y su cuenta de mensajería
para que solo su familia pudiera estar en contacto. Los amigos y compañeros de la empresa donde
trabajaba Yuugo se habían comunicado varias veces con su madre para preguntar por él, pero solo
decía que estaba en el hospital debido a su mala salud o que, aunque su condición no ponía en
peligro su vida, necesitaba un descanso. Y después de consultar con la familia y el hospital, se
decidió que el hecho de que Yuugo iba dar a luz no se haría público para que ni él o el niño fueran
discriminados.

En un lugar completamente aislado, Yuugo pasó mucho tiempo en silencio hasta el momento en
que se puso de parto. Tenía miedo de que su cuerpo cambiara hasta quedar irreconocible y también
le preocupaba si el bebé realmente nacería bien o lo que tendría qué hacer en caso de que lo
perdiera.

En todo el mundo, los casos de bebés nacidos de Omegas eran muy raros. Primero que nada,
porque un número abrumador de hombres, que descubrían que estaban embarazados, decidían
abortar a los pocos días de enterarse de su condición o se operaban para quitarse el útero. Una
decisión obvia tomando en cuenta su género principal. Solo habían unos pocos casos registrados en
Japón de Omegas completos, por lo que Yuugo era un caso clínico raro que tenía que ser estudiado
cuidadosamente.

Normalmente, un bebé nacía alrededor de las 40 semanas o 10 meses de embarazo, pero era
diferente en el caso de un Omega. Y de esta manera, Yuugo finalmente dio a luz a las 43 semanas,
once meses. Y resultó ser una niña.

Pero en un momento que tenía que ser de mucha felicidad, solo pensó en lo mucho que le alegraba
que finalmente hubiera salido. Incluso cuando vio al bebé por primera vez, solo pudo decir que
estaba bastante arrugado y que se parecía más a un mono que a una persona. Estaba en shock, era
casi como si estuviera soñando. Y no fue hasta mucho después que se dio cuenta de cuánto la
amaba en realidad.

La niña se llamaba Kouta (Un nombre que decidió en compañía de su familia antes de que naciera)
Y después de recibir el alta del hospital, descubrió que la vida con un bebé recién nacido era
muchísimo más difícil de lo que había planeado. Incluso con ayuda de todos. Iba al centro médico
donde dio a luz a Kouta para controles cada dos meses, le hacían chequeos, le ponían sus vacunas
y afortunadamente resultó que no era diferente de una bebé nacida de una mujer. El cuerpo de
Yuugo se estaba recuperando bien mientras tanto y, pensando en encontrar un trabajo y un lugar
para vivir con su hija, el primer año pasó volando en un abrir y cerrar de ojos.

Fue justo después del primer cumpleaños de Kouta cuando su abuela le sugirió que se hiciera cargo
de "Coffee Mizuno."

"Mientras tenga movilidad, he pensado en lo mucho que me gustaría seguir administrando la


tienda, pero, no es como antes. Ya soy una vieja y hay cosas que me cuestan más ¿Puedes
ayudarme con eso?"

En ese momento, la amiga de su abuela, que había estado ayudando en la tienda durante casi veinte
años, se jubiló debido a su edad tan avanzada y ya habían hablado de contratar un nuevo trabajador
de medio tiempo. Sin embargo, hacerse cargo del restaurante era algo que nunca pensó hacer.
Básicamente porque "Coffee Mizuno" era un lugar un poco anticuado, con sillas y mesas viejas y
mil reparaciones que se tenían que hacer en poco tiempo. Lo dudó al principio, pero se dijo a si
mismo que si era un lugar importante para ella, entonces podría recompensarla por tanto amor
haciéndose cargo.

"Por favor, cuida de mí."

Aceptó la oferta de la abuela sin decir nada más.

Cuando descubrió por primera vez que tenía el "síndrome Omega", se molestó mucho por su
propia desgracia y no había ni un solo día en que no se preguntara "¿por qué yo?" O tuviera unas
infinitas ganas de llorar durante las noches. Y dependiendo de las circunstancias, Kouta podría no
haber nacido y Yuugo podría haber sufrido constantemente al sentirse tan diferente a las otras
personas que lo rodeaban. Pero gracias a su mamá, hermana, abuela, la gente del vecindario y los
clientes de la tienda, pensaba que más que una dificultad, era como si la vida le estuviera
enseñando un nuevo panorama en el que podía ser feliz.

No obstante, desde que se embarazó, cuando pensaba en esa persona con la que cortó todo tipo de
contacto, casi como si estuviera huyendo, todavía sentía como si su corazón pudiera explotar de
pura agonía. ¿Quién sabe? Tal vez hubiese actuado de otra manera y posiblemente hubiera sido
mejor decirle la verdad desde el inicio. Pero solo lo dejó en blanco, sin excusas para lo que hizo.

Y el precio de eso fue ver como su hija comenzaba a parecerse más y más a ese hombre todos los
benditos días.
Chapter 5

"¡Lechita!"

Yuugo, que estaba preparando chocolate caliente en la mesa del comedor de su casa, se encogió de
hombros cuando escuchó la fuerte voz de su pequeña hija. Y Kouta, en una pijama de cuerpo
entero, apareció de pie en la entrada de la sala de estar, tan alegre como cuando jugaba al
escondite. Y sí, estaba completamente despierta.

En realidad la había puesto a dormir temprano así que pensó que no la vería hasta el día siguiente.
Obviamente fue ingenuo.

"¡Yu-chan, estás bebiendo lechita!"

Con la parte inferior del cuerpo abultada debido al pañal, se apresuró con las dos manitas
extendidas en su dirección y pidió que la sostuviera. Tal vez era natural para un niño de esta edad,
pero le sorprendía lo mucho que a Kouta le encantaban los dulces.

"Kouta, tienes que dormir ya".

La miró, pero todo lo que podía observar en los ojos de Kouta era la taza de chocolate caliente.
Queriendo beber también, se estiró sobre la mesa del comedor y miró dentro.

"Lechita."

"No. Esto es algo solo para adultos".

"¡Soy un adulto también!"

Saltó arriba y abajo. Yuugo solo se puso de pie.

"Después de esto debes cepillarte los dientes de nuevo y asegurarte de ir al baño antes de
entrar a la cama."

"¡Sí!"

Yuugo fue a la cocina, sacó una taza pequeña para niños y sirvió un poco de leche. Luego lo
calentó en el microondas y lo mezcló con jarabe de chocolate utilizando una cuchara de osito. Solo
lo justo para darle color.

"Aquí tienes, mezcla bien la leche".

A Kouta le gustaban mucho los dulces, pero también le encantaba revolver la leche. Tal vez por el
sonido de la cucharita pegando contra la taza.

"Sostén la taza con una mano, cariño. Muy bien. Eres muy buena revolviendo la leche".

Y elogió a Kouta por revolver la leche. Después de todo, además de que había escuchado que era
muy bueno darles cumplidos para garantizar un crecimiento adecuado, ella siempre se veía muy
feliz después de eso. Increíblemente hermosa.

"Mezclar, mezclar, mezclar."


"Listo. Ya quedó." Después de todo, si no la detenía seguiría revolviendo la leche para siempre.
"Ya puedes probar."

"¡Que bueno!"

Después de responder de esa manera, Kouta, con un gesto bastante respetuoso, tomó la cuchara del
"osito-san" y la ocupó para tomar un poquito de la leche. Su rostro se iluminó de inmediato:

"¡Está muy rica!"

"Que bueno, bebé."

Yuugo sonrió y acercó su boca a su propia taza.

A diferencia de la de Kouta, la taza de Yuugo tenía muchísimo jarabe de chocolate. Y como ni


siquiera así era lo suficientemente dulce, incluso agregó un sobre de edulcorante y cacao en polvo.

"Muy dulce. Me gusta."

"Pero no le digas a la abuela ¿De acuerdo?"

Kouta y Yuugo se miraron un momento antes de comenzar a reír.

Después de beber el chocolate caliente y ya completamente satisfecha, Kouta escuchó atentamente


las instrucciones de Yuugo, se cepilló los dientes y fue al baño antes de entrar a la cama. Todavía
le ponía pañales por la noche, pero en realidad Kouta casi nunca mojaba la cama. Pequeñita y todo,
pero ya era muy rápida para caminar, hablaba estupendo y daba la impresión de que era más fácil
de manejar que otros niños de su escuela. Mucho más inteligente también. El primer año de su vida
fue como una tormenta pero, después de eso, comenzó a ser muy evidente que entendía rápido, que
avanzaba mejor que nadie y que tenía las habilidades sociales que a él le hubiese gustado tener a
esa edad.

"Kouta podría ser una alfa. Eso es maravilloso. Increíble de verdad".

Hace como dos meses, en el centro médico donde iba a hacerle su chequeo regular, el médico a
cargo le dijo eso con una voz honestamente encantada. Mirando los pocos casos, parecía que la
mayoría de los hijos de un alfa y un omega siempre eran alfa u omega, pero le parecía asombroso
que fuera unas niña la que mostrara estás características.

"Estadísticamente hablando, los Omega tienden a tener un tipo de cuerpo más bien delgado y
andrógino, mientras que los Alfa optan por una apariencia más fuerte. Tienen un alto
coeficiente intelectual y son naturalmente bendecidos con un buen físico."

Pero incluso al escuchar que los su clase eran los más talentosos, Yuugo se deprimió en lugar de
alegrarse. Si era posible, quería que Kouta fuera una Beta, sin relación con el Síndrome. Y tenía
miedo de que, al igual que lo que pasó con su padre, terminara teniendo sexo o involucrándose con
alguien que posiblemente no le gustara solo por la influencia de las feromonas.

"..."

Cuando pensaba en esa época y en el hombre que dejó atrás hace unos años, su corazón se hundía
tanto que incluso su pecho se sentía duro. Pero no tenía más remedio que olvidarlo antes de que se
volviera más difícil.
"Estoy en casa... ¿Comiendo dulce otra vez?"

Su hermana mayor, Haruka, llegó a casa directamente del trabajo.

"Bienvenida de nuevo, ¿Quieres que te caliente un poco de arroz?"

"Acabo de cenar, no te preocupes."

Haruka colocó la mochila, que llevaba en la espalda, en el sofá de la sala de estar y dijo todo lo que
se le vino a la mente en cuestión de segundos. Sobre el frío, el cansancio, la comida, los pasteles,
su hija quedándose con su esposo y así una y otra vez hasta que Yuugo perdió el ritmo de la
conversación. Al contrario de él, que era introvertido y relajado, Haruka siempre fue bulliciosa y
extrañamente alegre. Solía trabajar para una productora de videos, pero ahora estaba siendo parte
de un periódico estatal. Su tiempo variaba según el proyecto en el que estuviera trabajando en ese
momento así que a veces trabajaba desde casa y a veces hacía viajes de negocios a pueblos lejanos
y despoblados de los que nunca había oído hablar.

No sabía en qué tipo de proyecto estaría trabajando ahora, pero parecía que era importante.
También tenía cara de ser muy difícil.

"Bueno, no importa lo que digas. Haré algo de cenar y luego te prepararé el baño. No quiero
peros"

Yuugo se levantó y fue a la cocina, riéndose de su hermana mayor, quien dijo que sus palabras le
habían hecho tener hambre después de todo.

"¡Eres el mejor hermano de la vida!"

Parecía haber esperado eso desde el principio.

Haruka entonces subió las escaleras con su mochila en la mano. Su abuela y su madre ya se habían
retirado a sus habitaciones en el segundo piso así que podía escuchar débilmente a su hermana
decir: "Estoy en casa". Para no despertarlas.

La casa estaba detrás de "Coffee Mizuno", y la cocina de la tienda estaba conectada a la puerta de
atrás.

Cuando su abuela contó sobre sus sueños de abrir una cafetería, el abuelo de inmediato construyó
una casa que también servía de tienda. Ahora, esas tres mujeres utilizaban cada una de las tres
habitaciones del segundo piso y Yuugo y Kouta se quedaban en el primero, junto a la sala que
tenía el altar budista que daba en dirección al jardín. Entonces, ya había pensado que cuando
Kouta creciera un poco más, Yuugo haría un cambio y la mudaría a la sala del altar para que
tuviera un espacio para ella solita.

"Veamos."

Mientras Haruka se estaba bañando, Yuugo guardó su taza de chocolate caliente e hizo bolas de
arroz del tamaño de su puño. Sirvió un plato con las guarniciones sobrantes de la cena e incluso
sacó una enorme bolsa de malvaviscos del armario de la cocina. Luego preparó dos tazas de té
verde muy caliente y buscó unas piezas de pan que acomodó en un pequeño platito. Y mientras
bebía su té y masticaba unos malvaviscos cubiertos con jarabe de chocolate, su hermana volvió al
comedor todavía con el cabello completamente empapado.

"Gracias por la cena... ¿Más dulces?"


"Están realmente buenos ¿Haru-chan quiere un poco?"

Al ver a su hermana, a la que no le gustaban los dulces, haciendo una mueca, comenzó a reírse
tanto que tuvo que hacer una pausa. Haruka se giró y se sentó frente a él.

"Itadakimasu".

Juntó sus manos y comenzó a comer. Luego preguntó:

"¿Te sientes mal?"

"Sí. Me he estado sintiendo un poco cansado desde el mediodía. Más lento, posiblemente.
Estoy tomando medicamentos para eso."

Cuando entraba en celo, por alguna razón Yuugo tenía mucho antojo de dulces. Y descubrió que al
tomarlos podía reducir milagrosamente el dolor sexual.

En el pasado, como Haruka no era muy buena tratando con los dulces, él también se acostumbró a
no comerlos casi nunca. No era que le desagradaran los dulces occidentales o los japoneses, pero
no tenía ganas de probarlos y no era algo que buscara o que pidiera por su propia voluntad en la
tienda de la esquina. Y ya que no fue sino hasta que nació Kouta que las cosas cambiaron y,
preocupado porque quería demasiados dulces todo el tiempo, consultó al mismo médico que lo
estaba tratando por ser un Omega.

"Al igual que con el señor Mizuno, han habido informes de casos en los que la constitución
cambia después del parto."

No todos los omegas tenían antojo de dulces, pero en la mayoría de los casos parecían querer un
tipo de alimento que antes no les gustaba en absoluto. Y lo más raro era que pasaba solo cuando
estaban en celo y que, además, decían que al probarlo el dolor disminuía drásticamente. Justo
como Yuugo.

El deseo por comer algo dulce era antes del período de celo y durante el celo también. Pero solo
los primero dos días. Y aunque le dijeron que tuviera cuidado de no consumir demasiada azúcar
porque eso podía tener repercusiones en su salud, estaba tan agradecido de que los síntomas
durante el período de celo disminuyeran que en definitiva le había agarrado un cierto "amor
profundo" a los caramelos. Y por esta razón toda su familia había decidido almacenar dulces en
casa que pudieran servirle

"Tengo envidia de Yuugo porque no sube de peso aunque coma un montón. Ah, no te conté.
El artículo del otro día fue bien recibido."

Mientras comía bolas de arroz, el tema de la conversación pareció cambiar rápidamente.

"Que bueno."

Yuugo actualmente se dedicaba a escribir artículos para el sitio web de Haruka. Hablaba de arte
contemporáneo, en lo que era muy bueno, y de historia del arte occidental. Después de todo, su
trabajo anterior estaba relacionado con eso y, más que nada, podía decir que estaba feliz de que le
pagaran por escribir un artículo sobre algo en lo que era bueno. Además, la niña estaba creciendo
demasiado rápido y quería tener más dinero para pagar ropa, zapatos, cosas para ella y también, la
matrícula de una escuela que le permitiera tener una educación privilegiada. Es más, quería ahorrar
algo de dinero desde ahora incluso si la tarifa por manuscrito era barata.
"Me pregunto si podría escribir un libro sobre salones de arte..."

Cuando publicó la historia de la galería donde solía trabajar, la cantidad de visitas fue alta y
también bastante bien recibida. Pero eso no quitaba que se sintiera culpable. Después de ese
incidente, además de tomarse un día libre debido a problemas de salud, de repente renunció y
causó problemas a todos sus compañeros. Usar su antiguo trabajo por dinero era un poco bajo.

"Seguro te irá bien en lo que decidas hacer".

Sin embargo, inmediatamente agregó:

"Esa persona está de regreso en Japón ¿Sabes? El gerente del museo en el que solías
trabajar"

Yuugo sintió que su rostro se tensaba. Mirando la expresión de su hermano menor, Haruka dijo:

"¿Me oíste?"

"¿... Cuál gerente?"

"Jeremiah Davis"

"..."

"Aunque parece que todo el mundo le dice J. Un estadounidense."

Antes de que eso sucediera, Yuugo, que estaba completamente enamorado de su empleador, le
decía repetidamente a su familia sobre lo maravilloso y atento que era J con él. Además, Haruka
siempre se reía de escucharlo hablar sobre el jefe con tanto entusiasmo. Ahora le había salido
contraproducente.

"Es él ¿verdad?"

Haruka de repente se puso seria y dijo.

"Se trata del padre de Kouta."

<El padre de Kouta es un hombre de alto estatus y riqueza, pero en una posición difícil.> Eso es lo
que le dijo a su familia la primera vez que habló del asunto. Y por supuesto que era evidente para
todos que la persona que encajaba con esa descripción era precisamente J. No era solo su hermana
quien lo sabía, era su madre y su abuela también.

Yuugo no respondió directamente a la pregunta, solo se encogió de hombros en una especie de


afirmación silenciosa.

"Ya no tengo nada que ver con esa persona".

Luego cambió de tema inmediatamente.

Pero mientras disfrutaba de la charla tonta de su hermana, la cabeza de Yuugo estaba llena de esa
persona llamada J. Dios ¿Estaba de vuelta? Ese hombre se fue a América cuando Yuugo se retiró
así que ¿Por qué había vuelto?

"No". Se dijo a si mismo. "Deshazte de esos pensamientos inmediatamente. Ya no tienes nada que
ver con él. Acabas de decirlo"
Pero quizá porque escuchó el nombre de J de la boca de alguien más por primera vez en mucho
tiempo, Yuugo había estado pensando en eso por un tiempo que se sintió eterno.
Chapter 6

Yuugo estaba en la tienda hoy, completamente mejor de salud que las semanas anteriores. Por esa
época, su abuela también había regresado de sus vacaciones y ahora ayudaba a su nieto con su
estilo de trabajo habitual, en turnarse para estar en la tienda o en buscar a Kouta al jardín de
infantes.

Esta ocasión había estado lloviendo desde la mañana de ese día. Llovió por la tarde y por la noche
también así que el número de clientes había desaparecido casi completamente.

(No tuvimos suerte con las ventas)

Después de revisar el refrigerador, Yuugo murmuró eso para si mismo y comenzó a hacer un
inventario. Todavía tenían muchos de los pasteles y los pudines que generalmente estarían
agotados a esta hora,y aunque estaba bastante feliz de pensar que podía quedarse con ellos para la
cena y el desayuno, como se llenaba de dulces durante toda la temporada de apareamiento
generalmente se abstenía de comerlos por razones de salud en los días que le seguían a esos. ¡Pero
ahora parecían tan deliciosas que no podía dejar de verlas ni por un segundo!

(Pero aún queda mucho de mi tarta de fresas favorita...)

La tarta tenía crema de chocolate blanco que se colocaba en capas y que se entrelazaba con fresas
frescas y mucha leche. Y todo eso, como era de esperar, provocaba que la rica dulzura y la acidez
refrescante de las fresas se combinaran para crear un pastel de lujo. Pero que no se hubieran
acabado hoy solo corroboraba la terrible racha que habían tenido.

"Bueno, solo un pedacito."

Yuugo no pudo evitar sonreír al imaginar el sabor de la tarta, incluso si el día había sido terrible.

"Yu-chan, ¿Tienes mucha hambre? La abuelita dice que no puedes hacer eso..."

Fue señalado por Kouta, sentada todavía en el mostrador.

"¿Te lo vas a robar?"

"Nadie va a robar nada. Más importante aún, Kouta ¿No es hora de bañarte? Anda, ve a
buscar a la abuela y dile que te ayude. Ya hueles feo."

Kouta, quien llegó a casa del jardín de niños, quería quedarse en la tienda para ayudar a su padre
toda la noche. No había muchos clientes, así que pensó que estaría bien que se sentara en el borde
del mostrador por un rato y se pusiera a dibujar, pero, luego vio el reloj y notó que en realidad ya
era hora de que regresara a casa.

El problema era que ya se había convertido en un hábito.

"Después. Estoy leyendo este libro".

Tan pronto como le dijo que se fuera a casa, Kouta volvió a abrir el libro de imágenes que había
estado cerrado hasta ese momento y con una mirada increíblemente seria en su rostro, leyó poco a
poco las palabras del cuento como si estuviera a punto de emprender una tarea difícil incluso
aunque trataba de un oso y un conejito.
"Has leído ese libro muchas veces, niña tramposa."

Pero mientras Yuugo estaba regañando a su hija, el cliente, al otro lado del mostrador soltó una
risita divertida.

"Lo siento, señor Goto. Estoy haciendo mucho ruido".

"No, no, está bien". Goto sonrió suavemente. "No te preocupes por mí, jovencito. Kouta-kun
es un niña muy linda e inteligente ¿No es verdad? Se nota que será muy trabajadora al
crecer".

Goto era un hombre que parecía tener entre cincuenta y sesenta años, y que recientemente había
empezado a venir aquí una vez a la semana. Tenía un nombre japonés, pero sus rasgos parecían ser
una mezcla de asiático y occidental, y tenía un leve acento extranjero. Llevaba un libro de bolsillo
en inglés que leí mientras bebía café y aparecía elegantemente vestido con un traje a la medida.
Pedía un pastel, intercambiaba algunas palabras con Yuugo y los otros clientes habituales, y luego
regresaba a toda prisa a casa en un taxi. Los días de la semana y las horas en que visitaba el lugar
eran todos diferentes y no parecía que estuviera trabajando en algún lado. Era un misterio y de
verdad que tenía mucha curiosidad, pero pensaba que intentar averiguar algo sería grosero así
que no lo hizo.

"Muchas gracias."

Con una expresión aliviada en su rostro, Kouta miró de soslayo a Yuugo y continuó sumergiéndose
en el libro.

"De acuerdo, puedes ayudarme a limpiar ¿Qué te parece eso?"

"¡Sí! Limpiar, limpiar, limpiar."

Goto miró el reloj y dijo: "Oh, por Dios. Olvidé que esta tienda cierra a las siete"

Era las seis cuarenta y cinco ahora así que Goto era el único cliente. Sin embargo, todavía no iban
a cerrar y era tradición desde la generación anterior mantener la tienda abierta mientras hubiera
alguien allí.

"No te preocupes por la hora. Tómate tu tiempo".

Sonrió como lo haría todo un gerente de la tienda, y luego incluso colocó otra galleta en su plato.

"En realidad, le pedí a alguien que nos encontraramos aquí. Lo siento" Goto dejó escapar un
suspiro de preocupación mientras tocaba el teléfono inteligente en su mano. "En ese caso, tal vez
deba cancelar."

Era inusual que Goto trajera a alguien así que pensó que, incluso si ya era hora de cerrar, podía
darles un momento.

"No te preocupes, de verdad podemos hacer una excepción hoy. ¿Quieres más café?"

"Sí, por favor."

Yuugo molió los granos del café que le gustaba tanto a Goto y preparó cuidadosamente la bebida
ocupando un gotero.
"El café aquí es realmente bueno. Escuché que el propietario anterior era muy particular con
los granos y el método de elaboración. ¡Seguro te pasó todo su conocimiento!"

Después de tomar un sorbo del café, Yuugo pareció realmente avergonzado.

"No, todavía tengo un largo camino por recorrer".

"Mi jefe también dijo que el café de Yuugo es mejor que en cualquier otro lugar"

"..."

Le tomó unos segundos entender lo que dijo. No, aunque lo entendía, todavía no podía creerlo.

"¿Jefe?"

¿Por qué el jefe de Goto conocía a Yuugo y el sabor del café que preparaba? Miró el libro de
bolsillo en inglés que tenía en la mano y solo pudo pensar en una respuesta, pero...

No tuvo el coraje de decirlo.

En ese momento, el celular de Goto vibro.

"Ah, parece que ya llegó".

Dijo Goto casi al mismo tiempo que un auto se deslizaba frente a la tienda.

Desde la ventana, pudo escuchar el chirrido de las llantas en el camino mojado y vio un sedán
negro detenerse a centímetros de la cochera. Entonces alguien salió del asiento trasero, sujetó un
paraguas y miró en su dirección pero, incluso antes de que viera la gran silueta, sabía exactamente
de quién se trataba.

El hombre salió del auto y corrió hacia la tienda como si quisiera escapar de la lluvia. Luego,
finalmente entró en la tienda por la puerta principal y cerró dando un golpe.

"Lamento haberte engañado. Pensé que no lo verías si te decía la verdad".

Goto dijo eso, disculpándose muy sinceramente. Sin embargo, Yuugo apenas podía escuchar su
voz.

¡Estaba tan asombrado que no podía creerlo! Pensó que nunca se volverían a ver y también pensó
que él no querría ni hablarle. Pero ahora lo tenía de frente y seguramente eso explicaba que Goto
hubiese estado llegando a esta tienda durante las últimas semanas tan diligentemente. Tal vez como
un plan suyo para echar un vistazo a la situación actual antes de acercarse. Después de todo, sabía
que era muy cauteloso y terriblemente audaz cuando tomaba un asunto entre sus manos.

"J..."

El hombre al que una vez adoró y del que se enamoró...

No era un sueño.
Chapter 7

Su encuentro con Jeremías Davis, también conocido como J, fue debido a una pintura.

Yuugo estaba visitando la oficina de un profesor de historia del arte occidental, a quien conoció en
la universidad, cuando quedó COMPLETAMENTE cautivado por un cuadro. Y es que, la
pintura, que estaba colgada en la pared de una pequeña sala con poca luz solar, representaba una
noche iluminada por la luna y un solo, pero hermoso, árbol de flores de cerezo. Tal vez el tema y la
composición eran muy simples y no tenían nada de bueno a los ojos de los demás pero, podía jurar
que quedó enamorado a los dos segundos. Y aunque se veía como una pieza sin tanto color, si
mirabas muy de cerca, podías ver líneas terriblemente detalladas y tonos preciosos

Parecía oro.

"Joichiro Arikasa"

No había título, solo el nombre del artista impreso en papel.

"¿Arikasa?"

Ni siquiera sabía si era un pintor famoso. Hasta ese momento, Yuugo se había interesado por el
arte occidental y desconocía completamente los campos del arte japonés.

"Se lee como "Agasa" en realidad."

"Vaya."

"Es bonita ¿No te parece?"

"Sí... En realidad me gustó mucho."

Ante el comentario de Yuugo, el profesor mostró una expresión despreocupada y feliz, como
cuando un plan sale a la perfección.

"Este autor es un estadounidense de origen japonés. Sin embargo, nació y se crió en Estados
Unidos".

Había pensado que la persona que hizo este dibujo era completamente japonesa. No se limitaba
solo a las pinturas como esta sino que, en el arte en general, el trasfondo del creador se revelaba
misteriosamente a través de sus pequeños trazos. Podías ver la edad, la cultura, el lugar donde
nació y creció, y las características solo con poner atención a los detalles escondidos en la pintura.
Incluso si el autor, como ahora, trataba de no poner tanto de su corazón en la pieza. O bueno, eso
era algo que solía decir el difunto padre de Yuugo.

Su papá había sido un oficinista ordinario, pero su pasatiempo más impresionante era la
apreciación del arte. Tenían muchos libros de arte en casa y, cuando era niño, recordaba verlo
abrirlos y darle una conferencia detallada sobre el origen y el significado de cada una de ellas.

"Esta es una escena de la mitología romana. La estatua real es enorme. Fue pintado por un
pintor italiano..."

Cosas como esas.


Y ya que ni su madre ni su hermana estaban interesadas en eso, fue Yuugo quien escuchó cada una
de las palabras de su padre hasta el final.

Al principio de verdad pensó que las pinturas eran aburridas pero, cuando entendió sobre el
significado de los personajes representados en las pinturas, el trasfondo detrás y los detalles de la
vida de los artistas, sus gustos cambiaron tan drásticamente que al poco tiempo incluso comenzó a
investigar por cuenta propia. Los dos continuaron visitando museos y amando el arte hasta que su
padre falleció de un ataque al corazón y, ahora que lo pensaba, el hecho de que comenzara a tomar
clases de historia del arte en la universidad, algo que no era su especialidad, pudo deberse a
perderlo antes de graduarse de la preparatoria. Además, esa fue la época en que comenzó a
apreciar no solo la pintura, sino también la cerámica y la escultura a tal punto que casi podía sentir
que el arte y los hábitos de la mano del autor, cobraban vida para hablar con él.

"Pensé que era una pintura muy japonesa. No imaginé que fuera de los Estados Unidos."

Yuugo no entendía muy bien lo que significaba ser japonés, pero sentía que el autor era muy
patriótico hasta cierto sentido.

"Tal vez sea porque su madre era japonesa. Cuando hizo este dibujo, todavía era adolescente
y estaba... Atravesando por una situación en la que de verdad necesitaba respuestas sobre
quién era y de dónde venía."

"Que hermoso."

Después de eso, Yuugo fue a ver la pintura muchas veces. Completamente fascinado por la luna y
los cerezos en flor dibujados por Arikasa. Luego lo buscó en Internet, pero no pudo encontrar
ninguna información sobre él que pudiera ser útil e incluso cuando le preguntó al profesor de su
universidad, dijo que no conocía los detalles.

Un día, mientras iba a ver la pintura otra vez, ese mismo maestro lo invitó a trabajar medio tiempo
en casa de un conocido.

"Si te gustan las pinturas de Joichiro Arikasa, creo que esto te encantará. "

Realmente no entendió el significado de esas palabras pero, cuando le dijeron que su trabajo de
medio tiempo era en una galería de arte, se emocionó tanto que aceptó sin dudarlo un solo
segundo. También fue porque las condiciones, como el salario por hora, eran mucho mejores de lo
que había imaginado.

El trabajo de medio tiempo estaba en una ubicación privilegiada en el centro de la ciudad, en una
esquina llena de tiendas de marcas de lujo e instalaciones comerciales muy populares. Los cinco
pisos superiores del edificio estaban conformados por la galería donde trabajaba a tiempo parcial, y
abajo había una especie de tienda comercial que igual pertenecía a la empresa que administraba el
museo. La casa matriz de la galería estaba ubicada en los Estados Unidos y dirigida por un hombre
llamado Jeremías Davis. Un pintor estadounidense a cargo de promover tanto las obras de su
familia, como las de artistas estadounidenses contemporáneos en Japón.

Entonces, el primer trabajo de Yuugo fue crear un boletín para los miembros, hacer invitaciones a
la fiesta de apertura y servir té a invitados inesperados. Muchas de las pinturas de Jeremias eran
sensacionales y frescas e incluso tenían un contenido ligeramente subido de tono. Era una especie
de... Porno, pero decorado de manera brillante. Incluso a Yuugo, que no le gustaban mucho ese
tipo de imágenes, pareció atraerle a tal punto que los miraba durante minutos enteros igual a si
quisiera guardar cada pequeño detalle en su cabeza.
En Estados Unidos, Jeremías era tan famoso como artista que sus cuadros se vendían a un precio
increíblemente alto. Sin embargo, esta galería en Japón no era muy comercial y en su lugar, parecía
funcionar solo para dar "espectáculo". Y una prueba de ello era que, aunque estaba bajo el nombre
de "museo de arte", tenía un sistema de membresía en el que solo clientes seleccionados por el
presidente y vicepresidente podían entrar y salir.

Fuera como fuera, un espacio tan extravagante era nuevo para Yuugo así que pareció
honestamente encantado de tener la oportunidad de entrar en contacto con el arte contemporáneo
de una forma tan íntima. Algo que nunca antes había tenido la oportunidad de hacer. Sin embargo,
cuando se unió a la galería por primera vez, el presidente, Jeremías J. Davis, estaba en los Estados
Unidos y no pudo unirse con él ni siquiera para presentarse.

Fue justo después de ingresar a su tercer año de universidad que...

"¿Así que tu nombre es Yuugo Mizuno? Encantado de conocerte".

Un día, cuando acababa de llegar a su trabajo de medio tiempo, apareció un sujeto increíblemente
HERMOSO delante de él. Obviamente Yuugo nunca había pensado en un hombre de esa manera
pero, tenía que admitir que este le había quitado el aire. No sabía cómo describirlo. No era una
belleza andrógina, sino, una belleza poderosa con un desenfreno masculino que le ponía los pelos
de punta por todo el cuerpo. Se preguntaba si era lo suficientemente alto como para alcanzar los
1,90 y además, tenía hombros anchos y extremidades muy largas. La mano extendida en su
dirección era grande y el traje que utilizaba se ajustaba perfectamente a sus miembros de tal forma
que parecía un modelo de televisión. Su cabello rubio brillante y sus ojos ámbar la hacían parecer
una occidental, pero sus rasgos dejaban entrever la parte exótica de Asia. Por si fuera poco, las
palabras que salían de sus encantadores labios eran tan hermosas como las de un locutor.

Yuugo estaba abrumado y no pudo saludarlo adecuadamente. Él solo se rió:

"No voy a comerte. Soy Jeremías Joichiro Davis. Puedes decirme J".

Yuugo se sorprendió. Él era el presidente de la galería, hijo del hombre que había construido todo
el edificio. Escuchó que era joven, pero no esperaba que fuera tan literal. De hecho, J tenía 31 años
recién cumplidos cuando lo conoció.

No obstante, fue su nombre lo que le llamó la atención más que otra cosa. Hasta entonces, solo
sabía que el segundo nombre del presidente era J, pero ciertamente era por "Joichiro".

"¿Joichiro Arikasa? ¿El artista estadounidense?"

J sonrió. La mirada aguda en su rostro de repente se suavizó hasta verse muy amigable.

"Sí, soy Joichiro Arikasa. Arikasa es el apellido de mi madre. ¡Gracias por todos tus bonitos
comentarios en mi pintura! Escuché de Nakajo-sensei que querías conocerme y realmente yo
quería hacer lo mismo".

Nakajo era ese profesor de historia del arte que introdujo a Yuugo en este trabajo de medio
tiempo. El maestro que dijo que el cuadro era bonito, que le habló de la situación del artista y que
después dijo que en realidad no sabía mucho sobre Joichiro Arikasa ¡Aunque resultó que siempre
fue un conocido suyo!

"¡No puedo creer que el presidente de mi trabajo de medio tiempo sea el artista que pintó ese
cuadro de flores de cerezo! Es... ¡Wow! Amo esa pintura. Incluso la tengo de wallpaper en mi
celular. De verdad me hace, volar."

"Jajaja, vaya. Que lindo eres."

Y le sonrió.
Chapter 8

"No pensé que el artista Davis, quien pintó todo lo de la galería, fuera también Joichiro
Arikasa. Es muy ¡Wow!"

"Jajaja es natural que no te des cuenta, porque el estilo que ocupo para ambos casos es
completamente diferente. Yo mismo creo que Joichiro Arikasa, quien pintó ese cuadro, y
Davis, el artista estadounidense, son personas que no tienen nada que ver la una con la otra."

Había algo en la voz de J que sonaba como si se estuviera burlando de si mismo cuando dijo eso.
Pero Yuugo, que recién lo estaba conociendo, no tenía forma de saber exactamente "por qué".

Después de presentarse, J dijo que viviría en Japón durante al menos medio año.

"Siempre quise vivir en Japón y seguir los caminos de mi madre. Es mi patria también, ya
sabes. Y trabajar aquí es parte importante de eso."

Y eso solo significaba que de ahora en adelante, podía estar cerca de J cada vez que quisiera.
Obviamente fue muy extraño de pensar pero, Yuugo no podía evitar sentir que su corazón flotaba
cada vez que lo escuchaba. Tal vez porque era un hombre encantador o porque Joichiro Arikasa
era el pintor de su cuadro favorito ¿Quién sabe? Fuera como fuera, podía decirse que se sintió
igual a experimentar un amor a primera vista. Una especie de encanto.

Pero no vio a J tan a menudo como lo imaginó.

Además de ser un artista muy exitoso en los Estados Unidos, J era un hombre de negocios que se
había hecho cargo de parte de las empresas de su padre. Era raro para él estar todo su tiempo en la
galería de arte, e incluso si lo hiciera, la oficina de Yuugo y la suya estaban en diferentes pisos así
que ni siquiera cruzaban miradas. Y por eso mismo, la verdad era que le alegraba demasiado
cuando venía a su lado y comenzaba a hacer todo lo posible para hablar con él. Además, era
bonito que generalmente tuviera algo que ofrecerle entre las manos. Flores, dulces, o cajas de
chocolates belga que traía directamente de sus viajes.

A muchos miembros del personal de la galería les encantaba la comida con mucha azúcar y
siempre estaban ABSOLUTAMENTE complacidos con los obsequios tan lujosos que traía J. Es
más, a él mismo parecían gustarle demasiado los dulces así que, no fue de extrañar que todo el
tiempo hablara sobre sus visitas a las confiterías más grandes de Japón, las de Estados Unidos, las
de Suiza, y, obviamente, tampoco le pareció nada raro que no dejara de comer. Por el contrario,
Yuugo no era muy bueno con los postres y en realidad, las cosas azucaradas no le parecían tan
sabrosas.

Pero ni siquiera eso era razón suficiente para rechazarlo.

No eran sus favoritos, pero no odiaba los caramelos. Y en realidad, todos los chocolates que
compraba J eran tan deliciosos que incluso alguien como él comenzó a disfrutarlos.

Entonces, cuando estaba frente al presidente, Yuugo siempre decía que sus regalos eran deliciosos
y se comía todos los chocolates igual a si estuviera bastante hambriento. Lógicamente J comenzó a
entender mal y no pasaba ni un solo día en que no le invitara a comer pasteles.

"Es una cafetería muy pequeña, pero tienen fama de hacer pasteles caseros bastante ricos.
Me lo he estado preguntando durante mucho tiempo así que, um... Ya que parece que te
gustan los dulces, ¿Qué tal ir conmigo a comer allí?"

Dejando a un lado el malentendido de que era un hombre realmente goloso, la invitación lo hizo
tan feliz que casi saltó en su asiento. Sin embargo, lo primero que pensó Yuugo fue si "realmente
estaba bien que un hombre como ese, tan perfecto, invitara a alguien como él a una cita". Después
de todo, entre los empleados había muchas otras personas a las que les gustaban las comidas dulces
y había algunas compañeras que incluso escribían blogs. ¿No sería más emocionante ir con
alguien así?

Pero cuando Yugo hizo esa pregunta, J dijo: "No me gusta salir con mujeres". Y luego incluso
agregó: "Simplemente caminar al lado de una mujer hace que salgan miles de malentendidos
y realmente no estoy de humor para tener a la prensa encima de mi todo el tiempo."

Ahora que lo pensaba, ciertamente este hombre era un artista famoso y un muy importante hombre
de negocios. Era fácil olvidarse de eso porque no era nada arrogante y se portaba muy amable con
el personal todo el tiempo pero, en parte debido a su apariencia, J era bastante popular en Estados
Unidos. Tal vez no parecía tan sonado en Japón, pero había aparecido en tantas revistas de arte que
al menos era conocido por los amantes de museos. Además, estaba seguro de que era ese tipo de
sujeto del que no podías olvidarte incluso después de un par de palabras.

"Ya que empezamos a hablarnos por el cuadro de los cerezos, siento que tenemos una
amistad un poco más... Especial ¿No te parece?"

Cautivado por su sonrisa, Yuugo aceptó la invitación sin dudarlo. Y tan pronto como subió al tren,
comenzó a pensar sobre qué hablar a solas con J y qué hacer para no provocar que se sintiera
aburrido. Sin embargo, cuando los dos salían juntos, era ridículamente divertido. Incluso en
privado, el hombre era amable y se le daba bien sacar conversación. Tenía muchos temas de los
que debatir y era maravilloso para escuchar a la otra persona. Tanto así, que de pronto llegó el
punto en que Yuugo, tímido y todo, pensó que se estaba portando bastante "parlanchín" a su lado.
Y eso por si mismo ya era raro.

El café que eligió J era tan viejo y rústico que por un momento se preguntó por qué había
encontrado un lugar así cuando su personalidad era lo contrario. Sin embargo, el pastel era servido
de una manera bastante generosa e incluso el café olía y sabía delicioso. J apretó su enorme cuerpo
en un asiento angosto y, con una sonrisa emocionada, comenzó a comer el pastelito cucharada tras
cucharada hasta terminarlo por completo. Fue muy lindo en realidad. Pero ya que era un hombre
diez años mayor, tal vez llamarlo "lindo" podría parecer ridículo.

J, que siempre estaba en la galería con un traje negro, vestía ese día una camisa azul marino y jeans
de mezclilla.

"¿Tu abuela tiene una cafetería? Definitivamente me gustaría ir allí".

J pareció intrigado cuando le contó sobre la tienda.

Pronto, notó lo fácil que era hablar con él sobre varias cosas, como el motivo por el que estaba
trabajando a tiempo parcial, la vida universitaria y el profesor Nakajo. Hubo conversaciones duras
y conversaciones tontas, como chismes. Pero incluso si Yuugo hablaba de manera aburrida, J
nunca se burló de él ni le hizo moverse más rápido. Solo conversaba alegremente, sin hacer alarde
de su gran conocimiento, y escuchaba con interés las historias insignificantes de su acompañante
hasta que el tiempo se acabó.

"Hoy fue muy divertido. Además el pastel estuvo delicioso ¿No crees? ¿Quieres salir otro
día?"

Cuando se separaron, J le dijo eso. Y Yuugo respondió inmediatamente que "Sí". Después de todo,
Yuugo se sintió completamente abierto con J ese día e incluso pensó que era realmente maravilloso
que por primera vez no le hicieran sentir mal o extraño o como si fuera un perdedor todo el tiempo.

Después de eso, lo invito a comer pastel o crepas o postres de fresas. Pero luego de varias veces,
de pronto se acercó y se inclinó para pedirle perdón.

"Realmente no te gustaban los dulces ¿Verdad? Lamento no haberlo notado antes. Debió
haber sido difícil para ti estar conmigo".

Aparentemente lo había escuchado de alguien en la oficina por lo que Yuugo entró en pánico de
inmediato:

"¡No fue difícil en absoluto!"

Ciertamente necesitó mucho coraje para comer un pastel cubierto con crema batida espesa, una
dona con mucho glaseado y un pastel de frutos rojos tan dulce que haría doler los dientes de
cualquiera. Sin embargo, el pan esponjoso, y la delicia del refrescante glaseado de limón amargo
fueron descubrimientos de los que no se arrepentía en absoluto. Es más, se habían convertido en la
nueva comida favorita de Yuugo de ahora en adelante.

"¡Me gusta hablar con J! Si realmente algo me molestara, te daría una razón y me negaría a
ir"

Era muy divertido estar con él, pero no quería que la gente pensara que se veía obligado a hacerlo
solo porque era su jefe. Intentó ser muy honesto y dijo: "¡Quiero salir contigo!" Casi gritando.

Y al ver a Yuugo tratando desesperadamente de aclarar la situación, J finalmente hizo una


expresión de alivio:

"Lo siento. Es que, Keiko dijo que la razón por la que te tomaste un día libre la semana
pasada fue porque no te sentías bien por comer tantos dulces."

"¡De ninguna manera! No me voy a enfermar por algo así. Estoy seguro de que ella solo se
burló de ti".

Keiko, la vicepresidenta, tenía aproximadamente la edad de la madre de Yuugo pero era una
persona bastante traviesa. A veces bromeaba con J por horas y charlaba como lo haría de estar con
su hijo.

"Entonces ¿Te sientes bien?"

"Sí, mi salud está maravillosa."

El descanso de la semana pasada no tuvo nada que ver con los dulces. Fue por una sensación de
cansancio y dolor físico que le venía todos los meses desde la antigüedad. Normalmente no
tomaba tiempo libre de su trabajo de medio tiempo por algo como esto pero, esa vez, estaba tan
lento que ni siquiera podía levantarse de la cama y tampoco lograba pensar con normalidad por
cinco segundos antes de volver a quedarse en blanco. Tanto, que tomó un tiempo libre, no solo de
su trabajo, sino de la universidad y de sus otros planes.
Sabía que si dormía unos días volvería a estar bien y, para ser honesto, no tenía ningún dolor en
ninguna parte. Lo único que le molestaba demasiado, tal vez, era tener ese terrible impulso, casi
irresistible, de poner algo en su trasero. Y de hecho, aunque preocupado de las veces que se
masturbó sin alivio, era evidente que algo así daba vergüenza y no era para contarle a un doctor.
Yuugo había tratado de tomar esto como algo bastante casual y lo dejó de lado.

"En ese caso, ¿Está bien? Quiero decir, si te invito de nuevo ¿Irías? Vamos a comer algo que
le guste a Yuugo".

J habló de una manera amable, y con mucho gusto aceptó salir.

No obstante, J estaba tan ocupado con su trabajo que rara vez salían juntos y a veces ni siquiera
tenía tiempo de llamar. Mirando hacia atrás ahora, Yuugo descubrió que gracias a la apretada
agenda de J, no pudo estar con el Alfa durante su período de celo y por eso mismo continuó
tranquilamente con su trabajo de medio tiempo sin agitarse de más. Pero eso no servía de nada
ahora.

Después, al graduarse de la universidad, consiguió un trabajo como empleado de tiempo completo


en la galería y comenzó a servir como "secretario privado" de J oficialmente. Era extraño porque J
ya contaba con un número de personal excelente para dar seguimiento a sus pinturas y además,
teniendo en cuenta su amplia gama de actividades comerciales y artísticas, la verdad es que parecía
un poco tonto haber sido tomado en cuenta tan rápido cuando no era más que un mero "niño". Sin
embargo, nunca se quejó.

"Yo quería hacerme cargo de eso."

Keiko lo dijo como si estuviera herida. Yuugo le ofreció una sonrisa, casi ocultando que se sentía
mal:

"J es amable y su trabajo es realmente increíble. Además de eso, somos tan buenos amigos
que estoy seguro de que por eso pensó que haríamos un buen equipo."

"Eso es bueno. Aunque también me parece difícil de creer. J siempre se ha caracterizado por
ser una persona bastante complicada, ya sabes".

La voz de Keiko era sería, pero igual pensó que era una broma que quería hacerle para ponerlo
nervioso. Después de todo, el hombre era adorable, bueno con las palabras e increíblemente
amable. Todo lo contrario a lo que sería "alguien complicado." Cuando Yuugo inclinó la cabeza y
lo negó, Keiko se rió y cerró un ojo en su dirección diciendo:

"Entonces estoy segura de que Yuugo estará bien. ¡Tengo una buena corazonada al
respecto!"
Chapter 9

A pesar de que sabía que estaba bromeando, todavía pareció considerablemente preocupado sobre
si sería capaz de hacer su trabajo en la galería y estar a la altura de una situación que requería de
diversas habilidades. E incluso aunque tenía grandes expectativas y muchas ganas de poder pasar
más tiempo con él, no pensó que eso fuera suficiente para seguir el ritmo. Para variar, fascinado y
todo, tenía que decir que en ese momento Yuugo aún desconocía su amor por J. No, lo sentía
vagamente, pero lo dejaba pasar la mayor parte del tiempo. Después de todo, J era del mismo
sexo, y además, se la pasaba tanto en el extranjero que le pareció imposible profundizar una
relación con él. Nunca podría admitir que estaba enamorado y mucho menos decir que la
admiración y la adoración que le tenía se habían convertido en un sentimiento más denso que el
lodo.

Decidió entonces, trabajar duro con el único objetivo de cumplir con las expectativas de J y Keiko
y más que nada, por el bien de la galería que amaban los tres.

Desde que su trabajo cambió, había tenido que estudiar inglés y un poco de francés básico.
Coordinó el programa en Japón en nombre de J, que estaba muy ocupado, y en ocasiones se reunía
con el personal en los Estados Unidos a través de Internet. Todavía no podía ver a J en persona
pero, como habían intercambiado correos electrónicos y lo llamaba casi todos los días, no hubo un
solo día en que no sintiera que estaba a su lado.

Y entonces, cuando regresaba a Japón y tenía tiempo libre, lo primero que hacía antes que nada era
salir con Yuugo a comer. Justo como antes.

El deseo sexual que sentía por él se fue notando poco a poco y, por si fuera poco, fue aumentando
su mala condición física de cada mes hasta el punto en que fue insoportable. Pero como J estaba
ocupado en el extranjero, milagrosamente el día de su celo nunca coincidió.

Sin saber nada, sin darse cuenta, los dos continuaron interactuando hasta volverse verdaderamente
íntimos. Y no fue hasta ese momento que se enteró de los complicados antecedentes de J y al
mismo tiempo, también comenzó a conocer un poco mejor sobre la soledad que se escondía detrás
de la pintura de "Joichiro Arikasa", que fue la que atrajo a Yuugo para empezar: El padre de J se
llamaba Frank Davis, un magnate hotelero estadounidense que tenía varios edificios afiliados en
distintos lugares del país. Además, Frank se embarcó en distintos negocios comerciales y construyó
una gran fortuna en una sola generación con la esperanza de que, después de su muerte, la mayor
parte de su propiedad privada pasara a manos de su hijo J junto con el control de un montón de
negocios pequeños. Sabía que era rico, pero la realidad era que J se iba a convertir en una persona
ridículamente millonaria y además, en un heredero muy poderoso.

Cuando Yuugo se enteró de los hechos y dijo que estaba muy sorprendido por lo que había pasado,
J, aunque un poco nervioso de su reacción, igual le sonrió de esa manera tan amable de siempre.
Ocurrió en un día en que los dos habían ido a comer dulces así que el hombre tenía la misma
expresión que tendría de seguir comiendo la galette de salsa de naranja.

"Creí que lo habías escuchado de los superiores en la galería. Quiero decir, todos lo saben. Y
hoy en día, si lo buscas en Internet puedes encontrar un montón de información
rápidamente".

"Disculpa. En la galería rara vez hablamos de J y siento que es un poco malo buscar en
Internet sin decirte antes".
Además, estaba tan interesado en J que quería saberlo de su propia boca.

"Eres muy lindo, creo que por eso me siento tan cómodo a tu lado". Diciendo eso, volvió a
sonreír dulcemente y comió otro trocito de su galette. "Aunque dije que era mi papá, en
realidad soy un hijo ilegítimo."

Después de sorber lentamente el fragante té Darjeeling, J volvió a hablar:

"Mi madre era su amante, pero mi padre nunca dudo que fuera su hijo."

Luego, con una expresión tranquila en su rostro, le habló sobre su crianza como si estuvieran
teniendo una charla más casual de lo que realmente era. Tal vez porque J de verdad le tenía mucha
confianza. Sabía que no lo trataba diferente por ser famoso y que, al contrario, lo respetara como
un ser humano normal.

"Mi madre era una pintora japonesa."

Nacida y criada en Japón, estudió pintura de estilo japonés en la universidad y en ese mismo
momento comenzó una carrera muy satisfactoria en el arte antiguo. Se decía que había ido de viaje
a Estados Unidos para visitar a un viejo amigo y que allí mismo fue cuando conoció al padre de J.
Después de eso, por alguna razón su madre se convirtió en la amante del hombre, que ya tenía más
de cincuenta años en ese momento, y al cabo de algunos meses incluso tuvo un bebé.

Pero hubo un tiempo en que J creció sin saber quién era su padre.

"Cuando nací, el amor de mi padre por mi madre ya había desaparecido".

Su madre siguió pintando después de eso, pero aparentemente de forma anónima. Según contaba,
renunció a su sueño de convertirse en pintor cuando se volvió la amante de su padre y fue peor
cuando la relación se destrozó por completo. Aún así, ella le enseñó a J a dibujar, a pintar, a
colorear y también sobre algunas técnicas que le fueron muy útiles en su vida. Además, no habrá
tenido padre, pero su madre por si misma tenía tanto dinero que tampoco sintió de carencia alguna.

"Todos los amigos y conocidos de mi madre eran japoneses así que me parece que la
ayudaban económicamente tanto como les fuera posible. También gracias a eso es que pude
hablar como un nativo, incluso viviendo en Estados Unidos".

Su madre siempre estuvo sola. Hubo un tiempo en que pareció tener una relación con un amigo que
era mucho más que eso pero, en poco tiempo, desapareció. Pasó lo mismo con el número de
personas alrededor de ella.

"Originalmente era una persona nerviosa e inestable. Fue al psiquiatra muchas veces y
recuerdo que pasó internada más de medio año."

Dijo que ella realmente quería volver a Japón para continuar con su vida. Sin embargo, su familia
comenzó a repudiarla cuando se convirtió en la amante de su padre y le negaron toda
comunicación al quedar embarazada de J. Parece que hubo un arreglo con el padre de J para que se
quedara en los Estados Unidos por una temporada así que, a mediados de su adolescencia, el joven
conoció a su progenitor y pasó una temporada con él para aprender lo básico. Incluso aunque
pensaba que no quería tener nada que ver con su apellido.

J deseaba ser pintor. También siguió el camino de la pintura japonesa, que su madre había
abandonado a mitad de camino, y dijo públicamente sus planes de regresar a Japón. Quería estudiar
en el extranjero y buscar la nación en la que ella vivió de niña. Pero justo cuando estaba pensando
en hacerlo, un evento desafortunado cambió el entorno de J. Yuugo también escuchó sobre eso en
las noticias en ese momento así que lo recordaba vagamente: Y eso era las muertes en serie de la
familia de su padre. Primero, el hijo mayor y el segundo de Frank Davis, murieron uno tras otro. El
mayor en un accidente de tráfico, y el segundo de un shock debido a una sobredosis de drogas. Su
madre, la primera esposa de Frank Davis, había fallecido también y posterior a eso, los hijos de su
segunda y cuarta esposa murieron en rápida sucesión por razones desconocidas, lo que llevó a la
policía estatal y al FBI a sospechar de una serie de asesinatos que rápidamente fueron noticia
nacional. Incluso en Japón, vio un historial de eso en Internet durante un tiempo.

Y como todos los hijos de Frank Davis se fueron, el único que quedó, incluso fuera del
matrimonio, era J.

Entonces, la existencia de un hijo ilegítimo, que había sido casi desconocido hasta entonces, de
repente se supo tan rápidamente que parecía que los paparazzi lo rondaban sin descanso desde la
mañana hasta la noche. Algunos decían que todo esto había sido el resultado de una sangrienta
disputa de propiedad en la familia Davis, mientras que otros afirmaban que J y la madre de J
habían conspirado contra la fortuna de la familia. De hecho, J y su madre aparentemente estuvieron
en la lista de sospechosos en algún momento. También fueron entrevistado por el FBI.
En la investigación posterior se concluyó que las muertes de los hijos de la segunda y cuarta
esposa, que se pensó que eran sospechosas, se debieron a enfermedad y sobredosis, y que las
muertes consecutivas de los cuatro fueron accidentes.

Con eso, se cerró la investigación, pero los medios siguieron arrojando sospechas. Incluso hubo
rumores de que Frank Davis, siendo un político multimillonario y bien relacionado, encubrió el
escándalo para que su hijo fuera bendecido. Como era de esperar, esta conmoción empujó aún más
el espíritu de su madre a un rincón, y se vio obligada a ser hospitalizada durante mucho tiempo. A
pedido de su padre, J se mudó solo a Nueva York, donde vivía él, y allí ingresó a la escuela de arte
más famosa del lugar. Quería ir a Japón, pero con todo el alboroto pareció completamente
imposible. Estaba preocupado por su mamá y no había ni imaginado en dejarla sola un instante y
además, aunque por accidente, se dio cuenta de que su padre, que había perdido a todos sus hijos
excepto a J, estaba tratando de convertirlo en su sucesor costara lo que costara.

Aunque su padre no impidió que J quisiera ser pintor, dijo que eventualmente le gustaría confiarle
una parte del negocio. Si pudiera convertirse en artista mientras hacía negocios, lo apoyaría, pero él
le dijo que sería mejor que hiciera algo más que cuadros japoneses porque ese tipo de arte no era
popular en el extranjero. Y por supuesto, lo que quisiera o no quisiera J comenzó a parecer
irrelevante ante el poder de Frank Davis.

"Renuncié a convertirme en un pintor japonés. Esa imagen de flor de cerezo que dijiste que
te gustaba, la hice para romper con el pasado".

J confió la pintura terminada a un viejo amigo de su madre. Ese, era nada más y nada menos que
Nakajo, el profesor de historia del arte occidental que introdujo a Yuugo en un trabajo de medio
tiempo más tarde. Luego, trás graduarse de la escuela preparatoria, J se involucró en el negocio de
la familia Davis incluso mientras todavía vendía su nombre como artista. Trabajó duro y produjo
resultados, y su carrera de pintor, que fue influenciada por su padre, también fue tan exitosa que
gradualmente comenzó a ganar fama. Y cuando su padre se retiró de la primera línea de gestión
debido a su vejez y J asumió el cargo, la influencia del hombre se debilitó gradualmente hasta que
J se convirtió en el jefe absoluto de la familia Davis.

Después de venir aquí, J finalmente pudo realizar la gestión de esa galería japonesa que había
imaginado desde que era pequeño. Era un hecho que su madre ya nunca sería la misma de antes,
pero al menos le hacía un poco feliz que su condición hubiese mejorado considerablemente desde
que ingresó a una instalación en Japón.

Su tono era siempre tranquilo y práctico, y no parecía que hubiera nada doloroso en ello. Sin
embargo, podía imaginar que fue difícil. No tenía padre desde que era joven y había vivido solo
con una madre mentalmente inestable. Incluso aunque fue bendecido financieramente,
probablemente nunca tendría ese nivel de confianza en sus padres como lo tenía Yuugo con su
mamá, su abuela y su hermana. Sin embargo, aún así, estaba avanzando con sus sueños, creciendo
para ser mejor persona día a día y ya que Yuugo pensaba que si eso le hubiera pasado a él,
entonces definitivamente odiaría a su padre, el corazón noble de J no estaba en discusión.

Y volvió a caer en cuenta de que era una persona increíble.

Es por eso que Yuugo le dijo a J en sus propias palabras: "No todo el mundo puede actuar como
tú y ser tan maduro. Eres una persona maravillosa y te admiro muchísimo."

Y J, avergonzado, hizo una mirada ligeramente extraña, se puso rojo y luego sonrió diciendo:
"Gracias". De esa forma dulce y gentil que siempre hacia que su corazón latiera como un
demente.

"Cuando me enteré de ti por el profesor Nakajo, tenía muchas ganas de conocerte algún día.
Creo que eso es lo que necesitaba, que alguien me dijera que le gustaba la imagen de los
cerezos en flor para que pudiera conectarme con esa persona que perdí."

Yuugo estaba feliz de escuchar eso.

"Sé que no hay mucho que pueda hacer por ti, pero quiero ser de ayuda".

"Ya eres de ayuda para mí. Muchas gracias".

A partir de ese momento, sintió que la distancia entre J y él era más estrecha que antes. Aunque
tenía pocas oportunidades de verlo en persona, escuchaba su voz casi todos los días por internet, y
no solo hablaban de trabajo, sino que empezaron a tener conversaciones un poco más íntimas.
Sabía que llegaría el momento en que J dejaría Japón y tendría una carga aún mayor sobre sus
hombros. Entonces iría a los Estados Unidos y no tendría tiempo para trabajar en su amada galería.
Sin embargo, J dijo que no dejaría de lado el museo y que, si su padre llegaba a morir, aunque
estaría ocupado temporalmente tratando de remediarlo, en definitiva volvería a Japón cuando las
cosas se calmaran definitivamente. Y también dijo que algún día viviría en Japón para siempre y
comenzó a soñar con tener una casa junto a la de él. Yuugo decidió quedarse en la Galería hasta
entonces, aprender más sobre su trabajo, y cuando J regresara a Japón, darle la bienvenida con una
enorme sonrisa.

En ese momento, Yuugo también había comenzado a darse cuenta de sus propios sentimientos por
J. Le gustaba J, no solo como un sentimiento de respeto, sino como un sentimiento de amor
profundo. A veces, mientras consolaba su cuerpo dolorido, pensaba en la cara de J y eso por si
mismo hacía que la eyaculación viniera en un segundo. Sin embargo, también sintió pena por J y
penso que el hombre era demasiado bueno como para estarle haciendo eso cuando lo consideraba
su mejor amigo. No se veían cara a cara, pero cuando hablaban por internet hacía todo lo posible
por no sentirse incómodo e incluso perdió la cuenta de las veces en que había cambiado de tema
para no parecer sospechoso. No tenía intención de decirle a J que lo amaba porque no era gay, y
además, porque no quería arruinar lo que habían construido en este tiempo. Y aunque no tenía
novia fija, sabía que había una pareja de matrimonio que su padre le había buscado antes de
enfermar.
J tenía una posición muy diferente a la de la gente común y era un hecho que un día se casaría con
una mujer, tendría una familia y eventualmente su hijo sería su sucesor. Pero no se sentía triste por
eso. Estaba feliz de haber conocido a alguien como él y estaba muy orgulloso de haber estado a su
lado cuando más lo necesitó. Además, sabía que su destino era continuar y brillar tan
hermosamente cómo siempre. Igual a una estrella.

Pero el final entre los dos llegó sin previo aviso.

Un día de febrero, en la noche del Día de San Valentín, hizo planes de salir a cenar con J, quien
resultó tener un horario libre por primera vez en mucho tiempo. Coincidió con el momento en que
se estaba sintiendo terriblemente enfermo pero, aunque debería haberse negado a participar, no
pudo controlar su deseo de estar con él y aceptó de inmediato.

No sabía que eso cambiaría su destino por completo.

Al igual que cuando era adolescente, de repente se vio envuelto en un desastre, tuvo sexo, y
desapareció. En un inicio sintió pena por J porque se fue sin decir nada y cada día quería verlo y
disculparse por esa noche en lugar de solo escribirle un correo electrónico o una carta. Ahora,
después de pensarlo con cuidado, llegó a la conclusión de que no debería involucrarse más con J
para no hacerle daño y se forzó a pensar que esto era lo correcto.

Pero J estaba de frente a Yuugo esta vez.


Chapter 10

Estaba lloviendo muy fuerte afuera.

Yuugo miró fijamente al hombre que había entrado en la tienda hace un momento y él hizo
exactamente lo mismo. Sin embargo, ninguno dijo nada.

" Yuu-chan , ¿Son amigos?"

Una pequeña vocesita pareció elevarse en el mostrador hasta llegarle a los oídos . Ahora que se
daba cuenta, era verdad que Kouta todavía estaba allí con él, con la boca bien abierta y los ojitos
fijos en el hombre. Sin embargo, antes de que Yuugo pudiera decirle que fuera a la casa para
ponerse su pijama, J respondió: "Sí" y le mostró una sonrisa de oreja a oreja. Yuugo comenzó a
sentirse horriblemente incómodo cuando lo vió caminar en su dirección.

Había rastros de J aquí y allá en Kouta. Incluso Yuugo tenía momentos en los que se sorprendía de
lo terriblemente mucho que se parecían los dos. Pero, ¿Qué haría él cuando la viera? ¿Sentiría
algún tipo de conexión? ¿Algún llamado de sangre?

"¿Eres Kouta-kun, verdad? Mi nombre es J".

"¿Jei?"

"Sí. Yo quería conocerte desde hace tiempo ¿Sabes? Te pareces muchísimo a Yuugo".

Mientras la acariciaba, una nueva sensación de inquietud le vino a la cabeza. ¿Qué vino a hacer J
aquí? No era casualidad que Goto hubiera empezado a venir a esta tienda así que, lógicamente por
eso mismo sabía de la existencia de la niña. Pero si había llegado hasta aquí para preguntarle sobre
esa noche y el motivo por el que lo dejó, entonces no entendía por qué tenía que hacer una especie
de investigación antes.

"Kouta. Ve a la parte de atrás y dile a la abuela que voy a llegar un poco tarde".

"Pero..."

"¡Kouta!"

Cuando lo dijo, con una voz un tanto áspera, algo que definitivamente no solía utilizar con ella,
comenzó a parecer que Kouta iba a ponerse a llorar de un momento para otro. Sin embargo,
inmediatamente se tapó los labios con las dos manitas y se arrastró hacia abajo utilizando la silla
que estaba junto al mostrador. Luego, con una cara de amargura bastante evidente, empujó la
puerta que conducía a la residencia y desapareció por la parte de atrás.

"Perdón por entrometerme de repente. También es mi culpa que le gritaras a Kouta-kun". J


dijo eso, disculpándose. "Es solo que pensé que incluso si intentaba contactarte
correctamente, no ibas a responder."

"No... Yo lamento haber dejado la galería de repente".

"Tuve que volver a América de pronto así que..."

Pero Yuugo sabía la razón detrás de eso, así que rápidamente levantó una mano para detenerlo.
"Siento mucho lo de tu padre".

La semana después del Día de San Valentín, el padre de J falleció y el hombre se vio obligado a
regresar a Estados Unidos.
Yuugo había pensado por un momento que J no querría verlo incluso si no hubiera pasado nada en
su familia y sin embargo, a juzgar por la forma en que hablaba y lo miraba todo el tiempo, parecía
arrepentirse de no haber mandado noticias suyas en estos años.

"Gracias. Yo estaba esperando que las cosas se calmaran a mí alrededor pero, creo que de
todos modos debí haber hablado contigo antes. Por eso, ahora que estoy de vuelta, quiero
hacerlo bien."

Esa actitud, que parecía un poco desconfiada, era algo que J nunca le había mostrado antes. Se
sintió como si estuviera tratando de no causarle más problemas a Yuugo. ¿Y qué problemas
exactamente? Para Yuugo, J lo sintió como un error de una noche así que quería darlo por
finalizado. Además, ahora tenía a Kouta, un trabajo y una nueva casa. Y estaba cansado de sentir
su corazón tan perturbado por algo que en definitiva ya no podía arreglarse. Sin embargo, también
sabía perfectamente bien que, incluso si él se negaba, J no se iba a dar por vencido tan fácil
después de llegar hasta aquí. Era amable y gentil, pero cuando decidía hacer algo, siempre trataba
de cumplirlo hasta el final.

Yuugo dejó escapar un pequeño suspiro.

"Voy a guardar el letrero del frente. ¿Está bien si te quedas aquí un momento?"

"Por supuesto"

J parecía realmente aliviado. Sin sentarse, lo vió tomar el letrero de dentro de la tienda y cambiar la
placa a un "CERRADO". Después, volvió a entrar, cruzó por la tienda y les dijo a su madre y a su
abuela que tenía una visita y que iba a hablar con él por un rato. Las dos parecían un poco
preocupadas porque, aparentemente, habían escuchado el nombre de J de labios de la niña.

Trás decirles que "todo estaba bien", regresó a la tienda y prendió todas las luces. Sin embargo,
Goto se había ido y solo J estaba exactamente en la misma posición en la que lo dejó.

"Lo siento, le dije a Goto que quería hablar a solas contigo. Además, mi chófer estaba
estacionado en doble fila por lo que pedí que dieran la vuelta."

Yuugo negó con la cabeza. Incluso después de tanto tiempo, recordaba esa noche a la perfección
así que definitivamente no quería ser escuchado por nadie más.

"No, está bien. Por favor, siéntate donde quieras".

J se fue a la mesa de cuatro asientos cerca de la entrada y miró a Yuugo.

"¿Te sientas conmigo?"

"Sí..."

Hablar a poca distancia después de lo que pasó se sentía incómodo. No había tenido el valor de
negarse.

"¿Te gustaría tomar un poco de café? Además, tengo pastel que quedó del día".
"Escuché de Goto que compras los pasteles en un local popular en el vecindario ¿No es
cierto? Seguro están muy ricos."

Aparentemente todavía se volvía loco con las cosas dulces. Después de preparar el café, sacó los
pasteles de la vitrina y los cortó en partes iguales. Ahora quedaban solo dos.

"Gracias por esperar. El café es "Kilimanjaro". Los postres que tenemos son, nuestro pastel
de fresa, que es el más popular, y el de naranja con chocolate".

Cuando el plato con el pastel estuvo sobre la mesa, los ojos de J se iluminaron como un niño
eligiendo un juguete.

"Entonces empezaré con el pastel de fresas. Se ve delicioso."

"Está amasado con chocolate blanco".

Yuugo se sentó frente a J para comenzar a explicar la forma del postre. Y estando los dos,
rodeados de dulces y en una pequeña mesa, fue como retroceder en el tiempo hasta volver a
cuando eran amigos. Tal vez él también lo había pensado.

Durante un rato, los dos comieron pastel y tomaron café sin meterse en conversaciones
complicadas.

"Los pasteles y el café son maravillosos y el ambiente de la tienda es algo nostálgico ... Es tal
como lo imaginaba cuando me contaste de esto la primera vez".

Tan pronto como vio esa hermosa sonrisa de cerca, Yuugo sintió un dolor en el pecho.

Quería olvidar su amor por él desesperadamente. Pero ahora, cuando lo veía a su lado, se daba
cuenta de que todavía lo amaba como un estúpido. No, más bien, ahora que había entendido
claramente que esto era amor, el escenario se volvió mucho más sombrío que antes.

"Um... Lamento haber dejado la galería de repente". Yuugo bajó la cabeza, ocultando el amor
que estaba sintiendo por J una vez más. "Siempre me arrepentí de lo que hice."

Empezando por haber dejado a J y Keiko, la vicepresidenta, estaba en deuda con la gente de la
galería y no sabía cómo iba a lograr remediarlo. Esas personas le enseñaron muchas cosas, desde
cero, le tuvieron paciencia, lo orientaron y lo trataron como alguien más de su familia. Incluso si
era un cuerpo que no tenía más remedio que renunciar, fue una partida injusta.

"No necesitas hacer eso."

Yuugo de repente bajó la cabeza, lo que provocó que J levantara una voz confusa.

"Le dije a la gente de la galería que estabas enfermo y que por eso mismo tuviste que ser
hospitalizado de emergencia. De hecho, estuviste en el hospital poco después de presentar tu
carta de renuncia y te quedaste allí durante meses ¿No es cierto?"

Esta vez fue el turno de Yuugo de estar confundido. Todas las personas de este restaurante sabían
que Yuugo había estado hospitalizado durante mucho tiempo así que, era posible que Goto hubiera
escuchado la historia de un cliente habitual. Como no podía hablar de los detalles, le había dicho a
todos que era por una enfermedad difícil de curar por completo y sin embargo, solo su familia y
los funcionarios del hospital conocían que había sido hospitalizado inmediatamente después de
salir de la galería y que había estado allí durante meses. Entonces ¿Por qué J lo sabía también?
Al ver la confusión en la expresión de Yuugo, J se disculpó:

"Lo siento. Antes de enviar a Goto aquí, investigué mucho sobre ti por mi cuenta..."

Yuugo estaba bastante sorprendido. Él era un escritor de un sitio web así que seguramente había
información suya en línea. Sin embargo, ahora que lo pensaba con atención, los antecedentes de J
eran de temer. Se decía que tenía conexiones con el gobierno de los Estados Unidos por lo que no
solo tenía dinero, sino también la capacidad de buscar y encontrar a quien fuera con solo un
chasquido. Era aterrador.

"Sé que yo debería haber hablado contigo desde mucho antes pero, no tuve el coraje de
hacerlo. Además, me fui de Japón después de que mi padre falleció y... Desde allí todo fue
cuesta abajo"

En el momento en que regresó a Estados Unidos, Yuugo se sintió muy mal y corrió al hospital.
Luego, se enteró de su embarazo y huyó a la casa de sus padres para poder criar a su bebé. Él
también tenía la culpa.

"Cuando escuché que habías presentado tu carta de renuncia, lamenté todo y... Me di cuenta
de que tal vez ya era muy tarde".

Pero la investigación continuó y después de eso, descubrió que Yuugo había estado hospitalizado
durante mucho tiempo. Sin embargo, al parecer ni siquiera con eso pudo saber el nombre de su
enfermedad. La constitución de Yuugo era un asunto bastante especial y delicado, por lo que su
información se manejó con la mayor discreción posible.

"Me preocupaba que tu vida pudiera estar en peligro pero, bueno, me alivió saber que fuiste
dado de alta del hospital de manera segura."

"Sí. Me enfermo algunos días al mes y, por eso mismo necesito medicamentos y visitas al
hospital con frecuencia pero, aparte de eso, creo que todo va de maravilla conmigo. No es
algo que no pueda manejar".

Durante los últimos años, J se había estado preocupando mucho por él sin que lo supiera. Incluso
ahora, ver qué había escuchado sus palabras con una cara de alivio hizo que su corazón doliera de
una manera impresionante.

"Lamento haberte preocupado".

Le gustaba mucho esta persona amable. Pero no podía decir eso. En realidad, tal vez todo de lo que
podía hablar ahora era sobre lo mucho que se disculpaba por el pasado que obviamente le arruinó.
J dijo:

"No tienes que disculparte. Pensé que tenía que hablar contigo, eso es todo. La verdad es que,
aunque ha pasado mucho tiempo desde que dejamos de hablarnos, en estos últimos años yo
nunca pude sacarte de mi cabeza ."

Sintió una sensación de urgencia en su voz, y finalmente, su corazón latió como el de un


adolescente. Cuando sin querer miró a la otra persona, descubrió que también lo estaba observando
como para no perderse su expresión.

"He querido preguntarte durante mucho tiempo. ¿Cómo te sentiste acerca de esa noche?"
"..."

Tomándolo como una reacción de miedo, J suavizó su mirada.

"Lo siento. Tal vez te recordé algo desagradable".

Estuvo a punto de decir que "no", pero mantuvo la boca cerrada. Esa noche debía ser un mal
recuerdo para J y no quería sacarlo al aire.

J volvió a ver los ojos temblorosos de Yuugo:

"Realmente no sé lo que pasó. Puede que sea cobarde decirlo, pero esa noche, tenía ganas de
tener sexo contigo y de pronto, me perdí y sentí que ya no era yo mismo. No pude controlarlo.
Desde el medio de nuestro encuentro... Comenzó a ser confuso. Fue como si estuviera
borracho. Tengo recuerdos, pero en una parte dejé de pensar y no sé por qué lo hice. Estaba
drogado, creo."

"..."

"Y la verdad es que dudé de ti por un segundo. No debería ser así, lo sé. No estaba en
condiciones de pensar eso, y no había forma de que lo hicieras. Pero, lo creí. Me sentía
caliente, mi cabeza estaba... Llena de palabras extrañas e incluso estaba babeando y quería
morderte. Yo no hago eso. Me asusté".

Yuugo bajó la mirada en silencio. Todavía recordaba lo que pasó vívidamente: La expresión
desconcertada de J, que estaba a punto de perder la razón y luego, por un momento, una mirada
sospechosa que se dirigió hacía Yuugo.

La posición de J era complicada en ese momento. Se trataba de un artista rico y extremadamente


famoso, todo lo que la gente soñaba con conseguir. Había una cantidad exagerada de mujeres que
querían casarse con él y tener a sus hijos, y otras tantas que deseaban pasar un buen rato a su lado.
No era raro que le inventaran lesiones o violaciones inexistentes e intentaran llevarlo a una
demanda para cobrar una compensación millonaria. Es posible que pensara que había sido
traicionado y en esa situación, fue natural que sospechara de Yuugo.

"Me sentí tan fuera de mi que me hice una prueba de drogas, pero no salió nada. Y después
de que me dejaste, la verdad es que comencé a experimentar muchísima ansiedad por esto."

Yuugo no podía mirar a J de frente. Pero, por el rabillo del ojo, descubrió que en realidad lo estaba
observando a él tan atentamente como al principio. Luego bajó las manos de la mesa y las ocultó
de tal manera que sintió que lo había hecho para distanciarse.

"Tenía miedo ¿Sabes? Esa noche, de verdad me sentí como un animal. ¿Actúe violentamente
contra ti? ¿Te hice daño?"

Al darse cuenta del motivo por el que J había estado preocupado todo este tiempo, Yuugo levantó
la cabeza con sorpresa y dijo: "No ¡Para nada!"

"No estaba bien. Incluso si trataste de resistirte, sé que no pudiste hacerlo y seguramente te
hice mucho daño por eso. Lo siento tanto, de verdad lo siento."

"¡No es así!"
Casi lloró sin darse cuenta al descubrir como J pensó en esa noche todo este tiempo. ¡Le
preocupaba que pudiera haber violado a Yuugo! Sus ojos de color ámbar lo miraban con
demasiada tristeza y luego, incluso pareció increíblemente arrepentido por el pasado. Al parecer, la
razón por la que no quería acercarse a Yuugo más de lo necesario era porque pensó que él podría
tenerle miedo.

"Yo tampoco sé lo que pasó esa noche. Mi cabeza estaba hecha un lío..."

Yuugo contuvo el aliento cuando recordó el cuerpo del hombre frente a él. Pero malinterpretando
su reacción, J dejó escapar una voz dolorosa y dijo:

"No trates de obligarte a recordar. Seguro es difícil".

"No es por eso."

Fue frustrante. Esta persona era tan amable que seguro se estuvo comiendo la cabeza mucho
tiempo pensando que podría haber lastimado a Yuugo. Solo estaba pensando en él y eso le hacía
sentir que tenía esperanzas. Dios ¿Debería decirle la verdad? Sin embargo, Yugo lo reconsideró de
inmediato. No sabía si J creería la historia del Síndrome de Omega o esa charla de que Yuugo era
una raza que se manifestaba en uno de entre un millón de personas. Y que J, que también era un
Alfa, uno entre un millón de personas, lo conoció por casualidad, se indujeron el celo, tuvieron
relaciones sexuales y tuvieron una bebé llamada Kouta. Incluso Yuugo no lo habría creído si no
fuera porque él mismo se embarazó. Y cuando el médico se lo explicó, tuvo la ligera sospecha de
que le estaba tomando el pelo.

En esta situación, no podía contarlo todo y hacer que le creyera. ¡Podía cuestionar la cordura de
Yuugo y dejarlo!

Después de pensar en esto y aquello en su cabeza, finalmente renunció a decir la verdad.

"Aunque no sé lo que pasó, no es un recuerdo doloroso." Una vez más, Yuugo juntó las manos
sobre las rodillas y levantó la cabeza con valentía. Miró directamente a J. "Hace cinco años,
estaba enamorado de ti. Hablo de... Amor de verdad".

Yuugo está aturdido por su pasado, pero continuó:

"Hasta ahora, no me había tomado muy en serio las relaciones románticas, así que realmente
no entendía lo que estaba diciendo mi corazón pero... Am, no soy bueno para explicar cosas
así pero, para mí, esa noche es un buen recuerdo. Algo bonito . Es solo que, estaba tan
avergonzado de estar así frente a ti, que solo logré escaparme y venir a este lugar. Lo
lamento. Siempre pensé que lo que pasó era algo que J quería olvidar lo antes posible".

"No, no. Yo..."

Cuando J todavía estaba tratando de decir algo, Yuugo lo interrumpió con una sonrisa.

"Gracias. Pero después de eso, pude conocer a la madre de Kouta y estoy feliz de haber
heredado esta bonita tienda."

Esa mujer no existía. Odiaba mentir porque era muy molesto, pero no tuvo más remedio que
hacerlo.

Esa noche no fue una herida. Fue un buen recuerdo y algo que le pareció increíblemente
conmovedor pero, ahora ambos estaban construyendo otra felicidad en distintas partes. Pensó que
tenía que liberarlo, más que nada porque se había estado atormentando durante años debido a esto.

En realidad J fue muy amable siempre e incluso se disculpó aunque no tenía que hacerlo. No poder
decir la verdad le había hecho sentir un poco triste pero, esto también le hacía tener un corazón un
poco más tranquilo. Incluso si dolía como el demonio. Es decir, era como una confirmación de
que, lo que debería hacer Yuugo a partir de ahora, era pagar las preocupaciones de J, hacer que lo
olvidara rápidamente y buscar cada uno su propia felicidad. Quizá, en los últimos años él ya había
encontrado un amante o una novia bonita así que, tenía que dejar que el pasado fuera el pasado y
esperar que pudiera ser feliz con alguien más.
Claro que la mera idea de verlo tener una novia hizo que su pecho se estremeciera pero, si había
alguien que pudiera hacer menor la soledad de ese hombre, entonces era su deber felicitarlo y...
Sonreír justo como siempre.

"Perdón por lo que pasó. Te aprecio mucho y todavía te quiero pero, por favor, ya no me
gustaría que te preocupes más por mí."

Yuugo tomó una gran decisión y tenía la intención de levantarse cuando:

"¿Realmente no te obligué a hacerlo esa noche?"

J, que todavía escuchaba en silencio la historia de Yuugo, preguntó esto con una expresión
inquieta.

"No importa lo mucho que te respete, J, yo no te hablaría como ahora si lo hubieras hecho.
Por favor, créeme."

Cuando miró a la otra persona a los ojos y dijo eso, J relajó los hombros y miró hacia abajo por
primera vez.

"Bien. Me he estado preguntando sobre eso durante mucho tiempo. Era algo que no me
dejaba seguir".

Eventualmente, J levantó la cara también. Yuugo pensó que este era el final de la historia cuando
lo vio sonreír y estaba listo para despedirlo en la puerta cuando, de pronto dijo una palabra
inesperada:

"Pensé que si había sido abusivo contigo, entonces ni siquiera estaba calificado para pedirte
perdón. Pero si no te hice daño, entonces quería pedirte que me dejaras intentarlo de nuevo".

"¿Qué?"

No sabía lo que estaba diciendo. J tocó suavemente la mano de Yuugo solo con la punta de sus
dedos.

"Quiero intentar tener una relación contigo. Todo desde el principio. Ya no soy tu jefe así
que, por favor, permíteme acercarme a ti como un hombre nuevo. Quiero, rogar por tu
amor".

Le tomó unos segundos entender los dos sonidos de "Quiero" y "amor."

Yuugo estaba atónito.

"¿Hablas en serio?"
J sonrió amablemente a Yuugo, y esta vez puso su mano firmemente sobre la suya.

"Sí. Quiero enamorarte".


Chapter 11

Yuugo todavía recordaba vívidamente los eventos de ese día. Incluso soñaba con eso.

Todo comenzó cuando J lo invitó a cenar por San Valentín. Algo que aceptó a pesar de que sabía
que estaba bastante enfermo.

Pero evidentemente fue un error.

"Ha pasado mucho tiempo desde que nos reunimos. Estoy seguro de que estaremos ocupados
todavía más después de esto así que ¿Por qué no nos tomamos las cosas con calma de vez en
cuando y comemos mientras bebemos alcohol? Suena bien ¿Verdad?"

Yuugo estaba eufórico de estar a su lado. En ese momento, J había llegado nuevamente a Japón,
pero el mes anterior estaba en América, y después de regresar, estuvo de un lado a otro conociendo
a un montón de hombres de negocios, diplomáticos estadounidenses y políticos de otras partes del
mundo. Además, casi no había aparecido en la galería. El padre de J había tenido problemas de
salud durante mucho tiempo, y después de enterarse de que J finalmente asumiría el cargo de ese
hombre y reinaría sobre la familia Davis, las invitaciones de personas influyentes se hicieron tan
evidentes que ahora, el hecho de que se hiciera un tiempo para invitar a Yuugo era un evento feliz.

Sin embargo, aunque desde el momento en que dijeron la fecha fue consciente de que sería un
período de mala condición física, quería estar con él y pasar un bonito momento juntos en San
Valentín. El dolor en su cuerpo no era nada a comparación de eso.

Yuugo dijo que quería comer sushi. Le gustaba mucho el pescado y el sushi era el favorito de J.

"El sushi suena perfecto. Iremos por un buen plato de tu sushi picante favorito".

Dijo J, a quien no le gustaba la comida picante, estaba bromeando y riendo entre palabras. Al
parecer había hecho una reserva en un famoso restaurante de sushi que se encontraba en el centro.
La tienda estaba dentro del también famoso "Grand Hotel" así que, después de la comida,
planearon tomar una copa en el bar lounge y luego, ir a dar un paseo por el parque. El día de la cita
iba a ser un viernes así que Yuugo tenía libre después de eso. Y eso solo significaba que incluso si
bebía hasta emborracharse, en realidad no tendría consecuencias que lamentar.

"Incluso si te emborrachas y no puedes ir a casa, podemos quedarnos arriba".

J dijo esto en broma. En esa época viajaba con frecuencia entre Estados Unidos y Japón así que el
último piso del Grand Hotel era su vivienda habitual.

"No beberé tanto. Tú eres el que tiene que tener cuidado."

Yuugo también respondió a la broma de J con un tono alegre y luego ambos comenzaron a reírse
de nuevo.

Ese día, sin embargo, se sintió mal desde la mañana. De hecho, se rió un poco de si mismo
pensando en esta mala salud como si fuera la menstruación de una mujer. No obstante, tenía que
decir que todavía quedaba el consuelo de que, después del trabajo, iba a poder encontrarse con J y
tener una velada más que perfecta. ¡Nada iba a arruinarlo después de tanto tiempo preparándose
para eso! Pero, como era de esperar, al contrario de este sentimiento edificante, su cuerpo se
enfermó cada vez más y más a medida que pasaba el tiempo. Estaba cansado y tenía un dolor
profundo en el vientre, algo que estaba desesperado por soportar incluso estando en la oficina. De
alguna manera logró terminar el papeleo, pero, por la noche y mientras se preparaba para salir, su
condición pareció alcanzar el punto máximo. Incluso Keiko y sus superiores en la galería notaron
que lucía bastante diferente a lo habitual. Más pálido. Prometió que estaría bien, pero realmente no
podía disfrutar comiendo con J en estas circunstancias.

(¿Qué tengo que hacer…?)

Salió de la galería y comenzó a caminar hacia el lugar de encuentro, pero la fatiga y el deseo
sexual se hicieron tan intensos que se le hizo difícil incluso dar más de dos pasos seguidos. Y si
esto ya era así para este momento, entonces no tenía más remedio que rechazar la promesa de esta
noche e irse a casa. Sin embargo, el hotel prometido estaba tan solo a un par de metros, así que al
menos quería ver su rostro y explicar la situación frente a frente.

Le mandó un mensaje diciendo que se sentía muy enfermo. J decidió llamarlo por teléfono:

[¿Dónde estás? Iré a buscarte]

Su voz tan asustada le hizo ponerse nervioso.

[Si tú lo dices, debe ser muy malo. Iré a recogerte, así que espérame. Te llevaré al hospital
¿Bien?]

Pero aunque estuviera preocupado por su condición, no podía decirle al médico que uno de los
síntomas era tener ganas de coger. Dios. ¡Hasta pensarlo era vergonzoso!

[No, es algo normal así que no te preocupes. Sin embargo, ha pasado mucho tiempo desde que
pude cenar contigo así que, pensé que... Al menos podía verte un rato. Llegaré pronto al hotel
y luego me voy a casa.]

[Entonces ven a mi habitación. Puedes descansar un rato, dormir y luego, yo te llevo a casa.
Te estaré esperando ¿Sí?]

Después de un breve momento, J colgó.

No se sentía nada cómodo siendo tan mimado por su empleador, pero ya se estaba poniendo difícil
caminar así que agradeció poder descansar en algún lugar después de todo este martirio.

Yuugo tomó las palabras de J y arrastró su cuerpo dolorido al hotel. Extrañamente, había sentido
que la caminata desde la entrada hasta el pasillo del ascensor era muy larga.

"¿A qué huele? ¿Es perfume?"

Escuchó a un hombre, que viajaba en el ascensor, murmurarle eso a la mujer a su lado. Ella
respondió: "Yo no huelo nada". Pero, ahora que lo pensaba bien, había escuchado a algunas
personas decir que olía muy dulce en todo el camino que se hizo hasta aquí. Sin embargo, Yuugo
nunca lo sintió así que no le tomó importancia.

Cuando llegó a la habitación en el último piso, Yuugo finalmente soltó todo el aire:

"¡Yuugo!"

Y tan pronto como llamó al timbre, J abrió la puerta y apareció delante de él.
¿Cómo se sintió cuando vio la figura del hombre? La verdad era que el impulso de estar entre sus
brazos venía desde lo más profundo de su corazón.

Aunque había trabajado con él durante años y debería estar familiarizado con la forma en la que se
veía, comenzó a sentir que era algo nuevo. Como si se estuviera enamorando a primera vista otra
vez. Por ejemplo, su corazón latía con fuerza y la parte inferior de su abdomen se sentía
increíblemente pesada. Su cuerpo estaba en llamas y no podía respirar.

"¡Yuugo! ¿Qué te pasa? ¿Estás bien?"

J cambió su expresión y abrazó a Yuugo, quien estaba tan inestable que pareció a punto de caerse
de cara contra el suelo. Podía sentir su fuerte cuerpo y el olor de su colonia. Sus manos, el latido de
su corazón. Y en el momento en que se dio cuenta de lo encantado que estaba en esta posición, otra
conmoción recorrió su cuerpo hasta el punto en que tuvo que cerrar los ojos. El problema de ahora
era que deseaba hacer el amor con el hombre que tenía al frente. Quería que lo tomara entre sus
manos, que lo aventara a la cama y lo penetrara hasta el fondo. No obstante, comenzó a parecer
terriblemente horrorizado consigo mismo de pensar tal cosa con alguien tan amable como él. Era
como... Abusar de su confianza.

"Ven, entra".

J sostuvo a Yuugo en sus brazos y le dio la bienvenida a la habitación. Era una suite con dos
recámaras, una sala y un comedor así que hizo que Yugo se sentara en el sofá junto a la mesa.

"Tu cara está roja. ¿Tienes fiebre?"

"No... Ah, ¿Puedes...? ¿Puedes darme agua?"

Su cuerpo estaba tan caliente que su boca comenzó a sentirse repentinamente reseca.
J le trajo una botella de agua mineral del minibar y ya que las manos de Yuugo temblaban como
locas y no podía poner su fuerza en ello, el abrió la tapa y lo sirvió en un vaso de plástico.

"Gracias..."

"Tranquilo. Toma tu tiempo..."

Yuugo se lo bebió en un segundo. Estaba tan desesperado que el agua que no podía tragar se
derramó por su barbilla hasta mojarle la camisa pero, en realidad no podía permitirse preocuparse
por eso cuando se sentía tan mal como ahora. Ni siquiera se dio cuenta de que J, que estaba
observando la situación, de repente miró hacia otro lado y se puso rojo.

"Yuugo... Vamos al hospital ahora ¿Bien?"

Pero Yuugo negó con la cabeza.

(Hace calor en mi trasero...)

Sintió que su cabeza iba a hervir. Podía sentir su razón siendo tragada por el maldito calor en su
cuerpo.

(¿Qué demonios es esto?)

Comenzó a pensar: "Quiero a J". "Quiero ser abrazado por esta persona." "Quiero tenerlo". Y
con solo ser consciente de que estaba así de cerca, algo cálido y dulce se desbordó desde lo más
profundo de su cuerpo hasta hacerlo darse cuenta de lo verdaderamente peligroso que era
permanecer así un segundo más. Primero que nada, porque no quería causarle problemas a alguien
tan lindo y segundo, porque estaba de verdad avergonzado por lo que estaba a punto de hacer. Pero
aunque la razón en la esquina de su cabeza le decía que corriera, su cuerpo se quedó en el mismo
lugar.

"Ah."

Yuugo se derrumbó del sofá. Dejó caer el vaso y el agua del interior le mojó la ropa.

"¡Yuugo!"

J corrió, presa del pánico. Yuugo pensó "No" "no te acerques a mi ahora" "no, por favor, no
vengas". Sin embargo, como era de esperar, las oraciones fueron en vano y J terminó por ayudar a
Yuugo a ponerse de pie.

Palpitaba donde fuera que tocara...

"¿Estás bien? Rápido, vamos al hospital."

El placer corría a través de él.

El hambre...

Miró hacia arriba y vio a J. E incluso si sus ojos estaban fijos en los suyos, continuaron sin decir
una palabra durante un largo rato hasta que...

¿Quién fue el primero en juntar los labios? Tal vez eso dejó de ser importante en el momento en
que sus bocas se superpusieron y la racionalidad en la esquina de la cabeza de Yuugo se
desvaneció.

"Nng..."

Los dos se besaron en silencio.

Cada vez le dolía más la parte baja del abdomen y su ritmo cardíaco aumentaba hasta las alturas.
Yuugo ya había perdido el sentido, pero J todavía podía pensar.

"Yuugo..." Después de varios besos, J soltó sus labios. "Lo siento... En un momento así..."

Yuugo pensó que era lindo que tuviera una mirada inusualmente confundida en su rostro. Y tan
pronto como J trató de irse, agarró el cuello de su traje con ambas manos y lo miró a los ojos de
nuevo de tal forma que pudo ver la manera en qué volvía a sorprenderse.

Su rostro se acercó.

Sus dedos estaban sobre los suyos.

"Por favor..."

Repitieron el beso mientras se acariciaban. Sus ropas se frotaban entre si y también lo estaban
haciendo sus piernas. Luego, cuando inconscientemente hizo un gesto de curvar su cuello en su
dirección, de repente escuchó una risa:

"Vamos a darnos una ducha, cariño."


Y se lo llevó con él.

Aparentemente esta era la prueba de que, aunque Yuugo ya había perdido el sentido, a J todavía le
quedaban algunas palabras amables.

Luego, vino otro beso. Y uno más y otro y finalmente, perdió la respiración cuando sintió como le
comía la boca con muchísimas ganas. J bajó los pantalones de Yuugo solo para darse cuenta de
que estaba increíblemente excitado.

"Eres hermoso. Todo de ti es hermoso. Ah, y hueles tan bien que..."

Había una voz ronca susurrando en su oído, algo que hizo que el libido de Yuugo se despertara aún
más.

"Me encanta lo dispuesto que estás para mí, Yuugo..."

"Ah, ah, date prisa... Ah..."

Era increíblemente frustrante que la otra persona aún llevara puesta su ropa. Más aún porque
podía notar que los pantalones de J estaban abultados debido a la forma de su pene erecto.

"¡Ah!"

"Tranquilo... Tranquilo."

Mientras se besaban, J se desnudó también hasta hacer que un pene rojo e increíblemente hinchado
se elevara de frente a sus ojos. Yuugo no pudo evitar volver a perder el aliento. No era que le
intimidaran los genitales extremadamente gruesos de su jefe, sino que, lo que le hizo tener miedo
fue que lo estaba deseando a muerte. Después de todo, el Yuugo normal estaría más que nervioso,
se pondría tímido y temblaría al imaginarlo haciéndole el amor. El Yuugo de ahora lo estaba
lamiendo, lo chupaba y lo mordía, y luego incluso se arrodilló con toda la intensión de sostenerlo
con la boca.
Sin embargo, antes de eso, J recogió el cuerpo de Yuugo entre sus manos, lo llevó a la cabina de
ducha y lo sujetó de tal forma que quedaron de frente.

El agua fría que caía desde arriba hizo que sus jadeos fueran insoportables.

"Yuugo. Ah, maldita sea. El olor no desaparece. Me está volviendo loco".

Quizá en ese momento, con la poca razón que tenía J, pensó en borrar el olor antes de que le
hiciera cometer una estupidez. Sin embargo, el aroma no se iba sino que, en pocos segundos, la
cabina de la ducha estaba tan llena de feromonas que, como resultado, los dos terminaron por
perder la cabeza

J elevó la pierna de Yuugo con su mano y expuso su trasero con la otra. Luego deslizó los dedos en
su agujero.

Sus dedos comenzaron a hundirse a la perfección.

"¿No te duele?"

Incluso con una expresión en blanco, como si le estuviera costando horrores seguir el ritmo , J
todavía estaba preocupado por el cuerpo de Yuugo de una manera que consideraba honestamente
adorable. No obstante, cuando sacudió la cabeza de un lado a otro y dijo que "No", sus dedos se
hundieron tan rápido que ni siquiera tuvo tiempo de ponerse a pensar.

"¡Aaah!"

Y cuando J se dio cuenta de que Yuugo estaba sintiendo mucho placer, empujó su dedo hacia
adentro y hacia afuera aún más violentamente que la primera vez.

"Ah, ah, ah".

"¿Por qué está tan suave aquí?"

"N-No lo sé..."

"Y estás muy mojado. Escurres hasta el suelo..."

Fue como dijo J. Cada vez que frotaba su pared interior con el dedo, sus fluidos internos
comenzaban a emitir un sonido bastante aterrador. Algo chirriante.

Y para Yuugo, ese era el síntoma principal del placer.

"J, no... ¡No!"

Surgió una sensación de eyaculación increíble. Tanto así, que el pene de Yuugo no tardó
demasiado en sacudirse igual a si estuviera a punto de explotar.

"¡¡Aaaah!!"

¡Su cuerpo estaba temblando ante un clímax sin precedentes! Sin embargo, el lugar donde tenía el
dedo de J todavía se contraía y palpitaba con hambre.

"Más. Por favor, más..."

"No sabía que tenías un cuerpo tan sucio".

J se estaba volviendo un carnívoro y Yuugo su presa.

De repente, un dedo se salió. Yuugo dejó escapar un dulce chillido y de pronto dijo: "J, por
favor... Por favor, ponlo." Colocando sus propios dedos en su trasero hasta mostrarle cada uno de
los pliegues de su carne. Había un lugar tan suave que no podía considerarlo como suyo debido a
lo raro que se sentía y sin embargo, de todos modos hizo un sonido lleno de placer cuando agregó:

"Cógeme."

Y comenzó a llorar.

"¿Estás seguro?"

Al escuchar eso, J movió su garganta de arriba para abajo, gimiendo.

"Me estoy muriendo. Date prisa... ¡J! ¡Por favor!"

Cuando miró a su acompañante, con los ojos húmedos y la boca temblando, entonces notó a la
perfección que el color de la mirada de J había comenzado a cambiar.

Sin decir nada más, tomó los labios de Yuugo, como si quisiera arrancarle la piel con una mordida,
y lo presionó de la cintura para levantarlo y meter su pene contra su agujero en un solo y rápido
movimiento.

"Ah..."

Un bulto caliente comenzó a romper los pliegues de su cuerpo hasta rellenarlos. Yuugo se retorció
de nuevo entre sus brazos y gritó:

"¡Aaaah!"

Haciendo que J también dejara escapar un suspiro.


Chapter 12

J entonces preguntó:

"¿Por qué tu cuerpo acepta fácilmente a un hombre? ¿Estás acostumbrado a eso? ¿Tienes
sexo todo el tiempo?"

"No estoy acostumbrado..."

Lejos de eso, esta era la primera vez que conocía a alguien que le gustara.

"¿De verdad?"

Mientras expresaba su sospecha, J empujó firmemente su cintura y movió su pene para arriba.
Yuugo se reclinó ante el repentino estímulo y después, incluso dejó que ese hombre lo tocara dos,
tres, cuatro veces más hasta que pareció quedar completamente satisfecho.

"¿A pesar de que tu culo está tan feliz de tener mi verga?"

"Espera... Ah, J ¡Ah!"

Yuugo puso sus brazos alrededor del cuello de J, movió sus caderas en su dirección como si
también quisiera seguirle el juego, se rió de él, lo sostuvo por la cintura, con miedo a hacerle daño,
y finalmente dejó que se empujara y se relajara como le viniera en gana.

"¿Tienes novio entonces? No le veo otra explicación. Demonios. Eres un... ¿Qué pensaría él si
supiera que estás haciendo esto conmigo?"

Mientras intimidaba a Yuugo con palabras extrañas, los labios de J decidieron besarlo suavemente
de vez en cuando en la mejilla, en los labios y también en la barbilla.

"No tengo un novio... Nunca he tenido uno antes".

"¿De verdad? ¿Estás diciendo que soy el primero para ti?"

"Ah, ah, ah, espera..."

Quería moverse más, pero los fuertes brazos de J no le dejaban hacerlo como lo había planeado .
Esta era la primera vez que lo veía actuar tan desesperado y agresivo así que, sintiendo un éxtasis
extraño por eso, Yuugo lo miró a los ojos, comenzó a llorar y finalmente dijo:

"Eres mi primera vez. Eres realmente mi primera vez. Nunca me he acostado con nadie y
jamás quise hacerlo. Solo, te necesito a ti"

Muy dentro de Yuugo, el pene de J se hizo aún más grande.

Una luz feroz de repente salió de los ojos de J y, como si sintiera satisfacción del pequeño niño que
no dejaba de decir que "era su primero", abrazó a Yuugo con fuerza y lo besó igual a si quisiera
arrancarle la boca.

"¡Yuugo!"
"¡Umm!

"Te amo..."

Cuando escuchó esa voz, el corazón de Yuugo tembló con tanta fuerza que hasta volvió a pensar
correctamente. Dios mío. Le había dicho "Te amo". ¡Que palabra tan perfectamente dulce! Pero
pronto esa alegría se hundió en las profundidades de su cabeza cuando lo escuchó decir:

"Te amo, Yuugo. Ah. ¡Te dije algo terrible porque estaba celoso de un extraño! Te amo. Amo
tu cuerpo, amo tu olor. Yo... Ah, ah..."

Era solo una palabra febril. Algo que J estaba diciendo debido a la excitación. En realidad, J no
amaba a Yuugo ¿Cierto?

"Ya estaba pensando en todas las formas de hacer que fueras completamente mío"

Sin embargo, lo perfecto de sus palabras solo consiguió derretir de nuevo la razón de Yuugo. Ya
no le importaba si era falso o no. ¡Al demonio con todo eso! Solo deseaba...

"J ¡Ah, J!"

Ser completamente suyo.

En los brazos de J, Yuugo movió suavemente sus caderas como si intentara seducir todavía más al
hombre. Algo terriblemente lascivo, malvado e impuro.

Pero que ya tampoco le importaba en lo más mínimo si lo consideraba un demonio después.

"Vamos, J." Apretó conscientemente los pliegues de su trasero hasta que el hombre terminó
gimiendo de dolor. "Sigue moviéndote..."

"Yuugo..."

Después de besarlo con fuerza, el hombre comenzó a penetrarlo tan violentamente que fue evidente
que ya no podía haber soportado ni un momento más sin moverse. Era un placer increíble, algo
caliente que corría por su cuerpo junto con el desagradable sonido del "pac, pac" de cuando su
carne era golpeada.

Yuugo sacudió las caderas, dejó que le golpeara el trasero, que le sujetara de la espalda, y abrió un
poco más la boca para que le chupara los labios y la base de la garganta. Y mientras los ojos de J
temblaban de placer, fue todavía más evidente que el color le había cambiado.

"Pareces sentirlo muy fuerte. ¿Esta parte te gusta?"

Unos dedos largos y calientes comenzaron a jugar con los pezones de Yuugo.

"Ah..."

"¿Es bueno?"

Entre risas, J decidió pellizcarlo aún más fuerte.

Con sus pezones bien estimulados mientras lo follaba por detrás, Yuugo dejó escapar un grito
ahogado cuando eyaculó de nuevo.
"Ah, ah, ah, ah..."

Pero la sensación de eyaculación no se detuvo después de eso. Su cuerpo temblaba tanto que los
pliegues de su carne parecieron latir una y otra vez hasta apretarle la verga.

"¡Maldita sea! Yuugo... Ah..."

Entonces, una gran cantidad de semen comenzó a desbordarse del pene de J hasta escurrir por la
abertura de su ano. Y aunque Yuugo estaba sintiendo una extraña sensación de satisfacción
cuando el líquido se vertió dentro de su cuerpo, el fuego del placer solo creció el doble de su
tamaño en lugar de desaparecer. Y al parecer, estaba sucediendo lo mismo con J.

A pesar de que eyaculó, el pene dentro de Yuugo todavía estaba duro.

"J, una vez más... Una vez más, por favor."

Yuugo abrazó a J y lo besó en la boca.

J inmediatamente respondió que "Sí."

El hombre cerró el grifo de la ducha y cambió de ángulo. Lo besó, lo cargó contra su cuerpo, y
salió del baño sin sacar el pene de su interior.

"¡Aaah!"

Por supuesto, eso significaba que cada vez que J caminaba, se estimulaba la parte conectada entre
los dos hasta un punto en que Yuugo solo tuvo la energía suficiente para abrazarlo del cuello y
llorar.

Cruzaron la sala de estar y llegaron hasta un pequeño dormitorio que tenía en la parte de atrás. Lo
acostó en una cama tamaño king, cara a cara con él, y le acomodó la barbilla para poder besarlo en
la boca.

Ambos estaban empapados, pero no pareció importar...

"Ah, Yuugo... Yuugo, mi amor..."

En la cama, J utilizó sus caderas más fuerte que antes. Después de todo, la "posición del
misionero" era mucho más fácil que estar de pie.

"Ah, ah, está... Tan profundo. Ah, es profundo."

Yuugo dejó escapar una dulce voz mientras sacudía sus caderas a su antojo.

"¡Más fuerte! Más, J... Ah..."

Hubo muchos clímax después de eso. Recordaba haber eyaculado por segunda vez y también,
como J lo giró para poder separarle las nalgas.

"Ah"

Insertado por detrás, J continuó penetrando a Yuugo hasta que se hizo de día.

Entonces, cuando se despertó, el sol de la mañana había comenzado a entrar desde la ventana de su
dormitorio y, junto a él, J estaba boca abajo, durmiendo como si el sexo hubiese conseguido
dejarlo muerto. Fue tanto así que por un momento realmente le preocupó haberlo matado. Yuugo
trató de levantarse, pero el dolor muscular y el cansancio eran tan terribles que hasta pensó que
había corrido un maratón completo en lugar de haberse quedado en un hotel al lado de su jefe. Y
pensando precisamente en eso, descubrió que el arrepentimiento que tenía dentro de él era tan
fuerte como para hacerlo tener ganas de llorar.

Cometió una estupidez.

Se acostó con J. Su mejor amigo ¡El dueño de la galería donde trabajaba! Maldita sea ¿¡Qué
demonios fue eso!?

Con la cabeza al borde del pánico, logró levantarse de la cama y salir de la habitación. J no se
movió en absoluto. Recogió la ropa esparcida por la sala y el baño y se la puso sin importar que
estuviera mojada. Entonces buscó su celular y bajó para poder tomar un taxi en la entrada. Estaba
agotado físicamente y no tenía la confianza para tomar el tren cuando sus piernas no parecían
poder quedarse derechas por un minuto completo. Sin embargo, cuando subió al asiento trasero del
auto, empezó a sentir que algo se desbordaba por sus nalgas hasta mojarle el pantalón.

El semen de J.

"Dios..."

Se puso la chaqueta del traje en el trasero para no manchar el asiento.

Después de eso, Yuugo fingió estar dormido, miró hacia abajo y suavemente se secó las lágrimas
con los dedos un montón de veces.
Chapter 13

"Yuu-chan. ¡Oye, Yuu-chan!"

De repente recuperó el sentido cuando le tocaron la pierna.

Cuando se miró los pies, notó que Kouta estaba jalando su pantalón una y otra vez, con los ojitos
apuntando completamente en su dirección. Yuugo la regañó de inmediato: "No es bueno pegarle
a la gente", pero ella replicó diciendo: "¡Te grité pero no me contestaste!" En un intento por
hacerle ver que ella tenía la razón.

Cuando miró su mano, descubrió que tenía una taza de ositos.

"¡Quiero más leche!"

"Lo siento. Estaba... Pensando en otra cosa. Ven aquí."

Con una cara indiferente, se volvió hacia Kouta.

Después de cerrar la tienda y cenar, su abuela y su madre por lo general iban a sus propias
habitaciones a ver la televisión y entonces, dejaban la cocina vacía. No había nadie que le hiciera
caso a la niña porque incluso su hermana seguía en la empresa.

"Oyeeeeeeeeee...." Como si dudara en decir algo, Kouta se movió nerviosamente en su dirección y


torció todo su pequeño cuerpecito de una manera un tanto teatral. Se rió un poco del extraño
cambio de su niña, pensando que nunca actuó así antes. "¿Cuándo volverá Jei?"

Pero entonces, su cuerpo se puso rígido ante el nombre que salió de su boca.

"Umm... No lo sé, amor. Porque J es un cliente así que no sé sobre sus tiempos".

"¿No sabes?"

Kouta puso una cara triste. Parecía que se moría por ver a J o, mejor dicho, por conseguir que J
jugara con ella.

Las cosas que hacía J cuando venía a verla, eran triviales. Montarla sobre sus hombros o pretender
conducir con ella en su regazo. Sin embargo, tener un gran hombre para jugar era algo nuevo para
la niña. La vista desde el caballito era especialmente buena y estaba bastante encantada con la
manera en que la sujetaba entre sus brazos. Ahora que lo pensaba bien, nunca había llevado a
Kouta sobre sus hombros en algún momento así que hizo exactamente lo mismo para
tranquilizarla. Pero se decepcionó muchísimo cuando su pequeña hija se quejó y dijo: "No me
gusta como lo haces tú". Porque aunque también era un hombre, era más bajito y flaco que él. Fue
un golpe para su orgullo.

"Amor, escucha".

Sin embargo, aunque agradable, sería un problema si depositaba demasiadas expectativas en J.


Tenía que decirlo apropiadamente de inmediato así que Yuugo se agachó frente a Kouta y dijo:

"J es solo un cliente, ¿Bueno? Está aquí para tomar café y eso es todo. No lo molestes otra
vez".
En realidad, J venía con otro propósito. Pero no podía decirle. En cambio, Yuugo continuó
persuadiendo a Kouta, quien miraba hacia abajo como si sus palabras no le hubieran gustado en
absoluto:

"Incluso si viene J, no va a jugar contigo ¿De acuerdo? Ya no le pidas que te cargue ni nada
de eso".

Kouta infló sus mejillas.

"Los niños que no hacen caso a sus papás no pueden comer pastel".

Entonces Kouta pareció a punto de llorar. Era una pena, pero no podía dejar que hiciera lo que
quisiera.

"Entonces ¿Lo prometes? No vayas con J. Es bueno, pero sigue siendo... Un extraño. Si me
obedeces, entonces tendremos pastel todo el tiempo. Para desayunar y para cenar también".

Yuugo miró fijamente a Kouta a la cara, y en poco tiempo, la niña pareció bajar la cabeza a sus
pies otra vez.

"Ujum."

Asintió.

"Gracias. ¿Tomamos un poco de leche juntos?"

"¡No quiero!"

Kouta gritó y salió corriendo. Cuando llego al frente del televisor en la sala de estar, le dio la
espalda y decidió sentarse. Aunque dijo que entendía, probablemente no estaba convencido de las
palabras que le pedían no ver a J.

"Entonces también beberé la parte de Kouta".

"..."

Yuugo suspiró, llenó la taza de la niña y vertió la mitad de la leche en la suya. No se podía evitar.
Era bastante normal que Kouta estuviera enojada porque todavía era una niña y no entendía que las
visitas de J para tomar café eran una mera excusa. Algo para acercarse a él.

"Quiero rogar por tu amor."


"Quiero enamorarte."

Al recordar sus ojos color ámbar y su voz tan perfecta, Yuugo irremediablemente sintió que no
podía evitar ponerse a temblar.

Ese día, por obvias razones, no pudo preguntarle lo que quería decir con eso:

"Yuu-chan, ¿Vamos a cenar juntos?"

Kouta salió de la entrada de su casa, rompiendo un poco con la densa atmósfera que se había
formado entre los dos.

"Estaré allí en un rato ¿Sí? Vamos, ve con la abuela".


Dijo Yuugo, haciendo que Kouta volviera a correr directo a casa.

"Kouta-kun tiene tres años ¿No?"

Cuando Yuugo se dio la vuelta, sorprendido por lo que había dicho, J se disculpó:

"Lo siento. Hice algunas investigaciones sobre la bebé. O más bien, cuando te estaba
investigando, salió a la luz la existencia de la niña. ¡Me sorprendió mucho saber que tenías
una hija! Pero claro, no tengo derecho a estarlo... Lo sé."

Mientras miraba la cara triste de J, Yuugo chasqueó la lengua y suspiró: Kouta nació en la semana
43 de embarazo. En el caso de las mujeres, la mayoría lo hacía aproximadamente a las 40 por lo
que se podía decir que lo que le ocurrió fue un "parto postérmino". Algo con casi un mes de
retraso. Anormal para él, normal en un Omega. Sin embargo, si se hacía cálculos podía llegarse a
la conclusión de que, inmediatamente después de que Yuugo tuvo relaciones con J, se casó con una
mujer y tuvo a la niña. Y entonces, lo más obvio era suponer que hizo eso con J cuando ya estaba
saliendo con ella. Algo doloroso.

"Pensé que si ya tenías pareja, entonces definitivamente no iba a intervenir en esto. Pero sin
importar todo lo que investigara, nunca encontré a la madre."

Así es. Porque no existía tal cosa como una madre para empezar. Yuugo tampoco podía decir la
verdad así que se quedó en silencio y agachó la cabeza.

"Puede que tuvieras a alguien importante para ti. Sin embargo, es un hecho que ella no está
contigo ahora ¿Verdad? Entonces, por eso mismo quiero robar tu corazón de alguna
manera... Quiero, intentarlo."

Yuugo levantó la cabeza, atónito por la voz apasionada de J. Unos ojos fuertes estaban apuntando
en su dirección y sin embargo, pensando que lo había asustado, la mirada del hombre se suavizó
considerablemente.

"Quiero empezar de nuevo. Hacer las cosas bien."

Justo cuando estaba a punto de preguntarle "qué quería decir con eso", escuchó que la puerta de su
casa se abría de nuevo. Con prisa, retiró la mano que estaba colocada encima de la de J.

"Yuu-chan... ¿Vamos a dormir?"

Cuando se dio la vuelta, notó que Kouta lo miraba otra vez a través del hueco de la puerta. Yuugo
dejó escapar un suspiro de alivio cuando la cuerda de tensión que había estado tensa desde hace
rato se dobló y se partió a la mitad.

J se puso de pie.

"Vendré de nuevo ¿Está bien? Quiero seguir hablando. Además, lo que acabo de decir no era
una broma. Solo quiero que recuerdes que estoy pensando seriamente en ti todo el tiempo."

Dijo eso, y después se fue a casa bajo la lluvia. Sin embargo, el repentino y vertiginoso giro de los
acontecimientos dejó a Yuugo aturdido toda la noche y también parte del día que le siguió. No
sabía lo que estaba pensando J. Y aunque normalmente lo habría tomado como una especie de
"confesión de amor", ahora se sentía bastante extraño tomando en cuenta los acontecimientos de la
última vez. J no debería tener más sentimientos por Yuugo que por un subordinado cualquiera.
Y pensando y pensando, Yuugo llegó a la conclusión de que lo que deseaba J, era asumir la
responsabilidad de esa noche a su manera. Y disculparse con él apropiadamente por el daño que le
causó. Después de todo, J dijo que quería hacer las cosas bien y por supuesto, eso significaba
deshacerse de su arrepentimiento. J no amaba a Yuugo, ese era un hecho. En los viejos tiempos,
nunca mostró ese tipo de comportamiento amoroso y aunque le confesó sus sentimientos esa noche
después del sexo, fue solo un efecto del momento y nada más. El hombre era sincero y
terriblemente amable y por eso mismo estaba preocupado por la noche que pasó con su mejor
amigo. Además de eso, se enteró de que fue hospitalizado justo después de ese incidente y que para
variar, comenzó a tener una enfermedad crónica incurable. Además, regresó a la casa de sus padres
para criar solo a la bebé que había perdido a su madre y, por lógica, significaba que había perdido a
una esposa. Era simpatía, supuso.

Después de eso, J venía a menudo a la tienda. A veces por su cuenta y a veces con Goto. Cuando
llegaba, siempre pedía dulces para acompañar su café o té y amaba el pastel y el budín que le
servía después del almuerzo. Y resultó que el primer pastel de fresa que le entregó, terminó siendo
su favorito.

Entonces, ese japonés-estadounidense increíblemente apuesto se convirtió en la comidilla del


vecindario y los clientes habituales parecieron entretenerse muchísimo hablando con él. Además,
aunque J venía a la tienda con frecuencia, después de ese día ya no tuvieron ninguna otra
conversación. Siempre había clientes y la familia de Yuugo estaba en la tienda, y además, J parecía
estar tan ocupado como cuando se conocieron en la galería. Tanto, que después de una hora Goto lo
llamaba para que regresara a trabajar y se iba casi sin despedirse. Sin embargo, incluso así fue un
hecho evidente que el hombre cuidaba bien de Kouta. Es decir, los otros clientes hablaban con ella
amablemente, pero J intentaba de verdad convivir. Al principio, desconfiaba de él y apenas y le
daba la mano (lo cual era inusual al no tratarse de una niña tímida), pero después de que le hablara
amablemente en la tienda y la pusiera sobre sus hombros y su regazo, se abrió por completo a él y
le tomó demasiado cariño. Así es como llegó a preguntar todos los días "cuándo iba a llegar J
para volver a jugar."

El otro día, cuando Yuugo estaba descansando unos días durante su temporada de apareamiento, J
apareció de pronto en la tienda y preguntó si podía hablar con él. Por supuesto, le preocupaba que
las feromonas lo afectaran a pesar de que estaba encerrado en su habitación y, aunque a diferencia
de entonces ahora estaba tomando un supresor, durante la temporada de celo se decía que las
feromonas podían ser tan poderosas como para ser percibidas por su Alfa a kilómetros de distancia.
Y daba miedo cuando pensaba en ello y en lo que pasaría si ambos perdían el control estando allí.
No obstante, según su abuela y los clientes que estaban en la cafetería esa tarde, el hombre se portó
de maravilla e incluso ayudó un poco con la limpieza del mostrador. Su abuela le había dicho que
necesitaba de mucho descanso a solas así que, sin preguntar nada más, tomó su maleta y decidió
marcharse antes de tiempo. Y aunque al día siguiente J no apareció, mandó un arreglo de flores tan
grande que apenas y logró entrar por la puerta.

Yuugo sintió que solo habían conseguido darle vueltas al asunto.

(Supongo que debería decir, "olvidemos esa noche" y seguir con nuestras vidas)

Debería hacer tiempo para hablar con él nuevamente y decirle que ya no tenía que preocuparse.
Que lo perdonaba por lo que pasó y que ya no quería volver a verlo. De lo contrario, J, que tenía un
fuerte sentido de la responsabilidad, se vería arrastrado por los errores de Yuugo para siempre y
estaría detrás de él hasta poder corregir su culpa. Y en definitiva no quería ser una molestia.

(Hablando de eso, me pregunto si J estará en Japón más tiempo. Ya ha pasado un mes).


Mientras pensaba en esas cosas, no dejaba de vertir jarabe de chocolate en su taza de leche... Y
entonces, algo pesado se aferró a su pierna.

Al mirar hacia abajo, notó que Kouta estaba haciendo una mueca y mirando hacia otro lado sin
dejar de abrazar las piernas de su padre: "... Kou también quiere." Dijo.

Estaba de mal humor, pero aparentemente no pudo resistir la tentación del chocolate caliente.
Yuugo logró reprimir su risa.

"Kouta, ven aquí."

"..."

"¿Prometes no jugar con J, amor?"

Cuando le habló amablemente, Kouta asintió.

"Gracias"

Yuugo se sintió aliviado. Lo que le dijo a Kouta no era una mentira. Los clientes venían aquí a
comer y beber así que tenía que trazar una línea muy clara entre los dos. Pero más que eso, Yuugo
no quería que Kouta conociera a J más de la cuenta. Cuando le preguntaban "por qué", no podía
responder bien. En realidad, hasta se podía decir que solo tenía miedo. La niña se parecía mucho a
J y el hecho de que él fuera el padre le ocasionaba un enorme conflicto. ¿Qué pasaría si J
descubría la verdad? ¿Qué iba a hacer en ese caso? Si encontraba información sobre el síndrome,
entonces podía llegar a sentirse cada vez más culpable y en definitiva no quería la carga de sentirse
un estorbo. Además, Kouta era la primera hija de Jeremias Davis por lo que si era reconocida,
entonces podía heredar parte de su formidable riqueza y legalmente, tendría que pagar una
manutención millonaria por los años que estuvo lejos de ella. Eso también era terrible.

Tan pronto como J fue reconocido como el heredero de la familia Davis, la gente acudió en masa
para aprovecharse de él. Seguro sus hermanos tuvieron una experiencia similar y algunos de ellos
pudieron haber buscado drogas debido a ese estrés. No quería que él sufriera la misma carga y por
supuesto que no deseaba que le pasara lo mismo a su pequeña Kouta. Deseaba, como su padre, que
creciera para ser una niña normal y alegre. Estar con J no estaba en la definición.

"¿Yuu-chan?"

Parecía que había perdido la cabeza en algún momento así que Kouta lo llamó otra vez.

"Kou, ven aquí." Yugo instintivamente se agachó y abrazó a Kouta contra su pecho. "Lamento
estarme portando así, bebé."

Una pequeña mano se aferró a la cintura de Yuugo. Él sonrió. Amaba muchísimo a Kouta. Crió a
esta niña para que fuera feliz y saludable y era muchísimo más importante que J o los sentimientos
que tuviera por él.

Por eso mismo, la relación con J debía resolverse tan pronto como fuera posible. No había otra
opción.
Chapter 14

Fue un día ajetreado desde la mañana.

De alguna manera terminó los preparativos y abrió la tienda. Se puso en contacto con la compañía
de suministro de agua, pero, desgraciadamente, la empresa de siempre tenía otra solicitud que
atender y les avisó que llegarían hasta bien entrada la tarde.
Desde la noche anterior, el suministro de agua en la tienda no funcionaba correctamente por lo que
tenía problemas para trabajar. Lo mismo pasaba con su casa por lo que pensó que podía haber
algún problema con la fuente de la tubería.

Después de terminar el horario de la mañana a toda prisa, esta vez los clientes para el almuerzo
aparecieron esporádicamente por aquí y por allá. Los de las empresas vecinas y los oficinistas
venían a comer bocadillos rápidos, aunque no tanto como a las 6.

Durante las mañanas y tardes ocupadas, su abuela y él se movían alrededor del mostrador una y
otra vez sin descanso. Ahora, aunque el ambiente también era caótico, Yuugo básicamente iba a
dirigir la tienda sin ayuda hasta el horario de cierre. Cuando estaba en celo y no se sentía bien, su
abuela tenía que estar en la tienda mientras Yuugo se tomaba un descanso. En los momentos con
energía era cierto que quería intentar que ella durmiera tanto como le fuera posible pero, en un día
como hoy, con problemas en el suministro de agua, era difícil para Yuugo arreglárselas solo.

Después de la hora de la comida, su abuela llegó. Aunque fue solo para conversar:

"Espero que el plomero venga pronto. ¡Oh! Allí está."

Y mientras su abuela se quejaba con un cliente, el plomero apareció justo a tiempo. Ella fue con él
para enseñarle las tuberías en el momento mismo en que, ahora J, aparecía en la tienda junto con el
señor Goto.

Había pasado mucho tiempo desde que no le había visto la cara, tal vez porque estaba ocupado. Sin
embargo, descubrió que siempre llegaba cuando había pocos clientes por lo que no era extraño que
esperara eso hoy también.

Kouta todavía estaba en jardín de niños así que fue natural que no pudiera verla. Por lo general, ya
era hora de que volviera a casa, pero como había un problema con el suministro de agua que
realmente necesitaba arreglar, pidió un tiempo extendido y pagó por adelantado para llegar por ella
en la noche. Estaba un poco triste de saber que J no iba a poder jugar con ella y, al mismo tiempo,
estos pensamientos le hicieron darse cuenta de que había anhelado la visita de J desde el fondo de
su corazón. Era hasta confuso. Sabía que tenía que dejarlo ir, pero a la vez no lo dejaba.

"Hola. El ambiente en la tienda es algo diferente hoy ¿No? Tal vez sea porque Kouta-kun no
está aquí".

En realidad había muchos asientos vacíos, pero ya se habían acostumbrado a ir a los que estaban
frente al mostrador. Goto y él se sentaron en el borde y luego miraron alrededor como si estuvieran
buscando algún cambio incluso aunque todo seguía igual. La vajilla estaba ordenada, las servilletas
estaban en medio y, de alguna manera, la tienda funcionaba sin problemas. Aparte del hecho de
que Kouta no estaba allí a esta hora, no debería haber ningún cambio en particular, pero era como
si sintiera que la atmósfera estaba agitada. Era genial que tuviera una intuición tan aguda como
para no perderse ni los cambios más pequeños.
Yuugo le explicó que el suministro de agua había estado fuera de servicio desde la mañana y que
era por eso que pidió un tiempo extra en la escuela de la niña.

"Pero no te preocupes, no interferirá con el café".

"Me alegro. Estoy teniendo síntomas de abstinencia después de tanto tiempo sin probar tu
delicioso café."

Escuchar esas palabras hirió su corazón. Después de todo, había estado pensando en maneras de
terminar la relación con él.

"Hoy se agotaron los pasteles de fresa. Tenemos mousse de azúcar moreno y naranja, pastel
de chocolate con pistacho y caramelo, y tartas de bayas ¿Cuál quieres?"

"Hmm, estoy perdido con eso. Todas las tartas aquí son tan deliciosas que no puedo elegir
fácil".

J sonrió y le preguntó a Goto si había algo que se le antojara. Sin embargo, el hombre solo
respondió con un modesto "Lo que quieras está bien" y volvió a ver su celular. Aparentemente,
al igual que Yuugo antes, Goto no era particularmente bueno con los dulces. Claro, pedía pasteles
cuando estaba con J pero siempre le daba más de la mitad.

"En realidad, también tengo pastel de carne. No es un dulce, pero es delicioso".

Tanigawa lo sugirió como parte de la variación, y por eso mismo comenzó a ponerlo en la tienda
desde hace unos días. La corteza del pastel era crujiente, con sabor a mantequilla fresca, y el
interior estaba relleno de umami de carne picada y vegetales. Cuando Yugo explicó eso, Goto
simplemente dijo: "Lo quiero" y luego incluso agregó. "No tengo mucha hambre pero, cuando
veo comer al presidente, yo también quiero hacerlo."

Y cuando Yuugo sacó el pastel del refrigerador y comenzó a calentarlo en el horno, el hombre se
emocionó tanto o más que J cuando le servía fresas.

Finalmente y después de muchas dudas, J eligió un pastel de bayas y un americano. Uno de los
clientes regulares pidió una taza de licuado, y otro más un café con leche así que, mientras Yuugo
estaba ocupado preparando bebidas para tres personas, su abuela regresó de atrás y dijo:

"Las tuberías de agua no están bien. Dicen que el suministro se cortará a partir de mañana
para una inspección y que no saben exactamente de cuanto tiempo será. Tanto para la tienda
como para la casa".

La abuela miró alrededor de la tienda y le pidió no solo a Yuugo sino a los clientes de la tienda que
la escucharan. En este momento, el café estaba lleno de personas importantes, incluidos J, así que
todos terminaron enterándose del enorme problema.

"Eso significa que tendremos que cerrar la tienda. Al menos por un par de días."

Pero si estaban cerrados mañana y pasado mañana, el día siguiente sería feriado así que en total
estarían sin actividad durante casi una semana.

"Nuestra casa es vieja. Tendrán que cavar un hoyo en el suelo cerca de la carretera".

Parecía que sería un proyecto bastante grande pero de todas maneras era una pena que la tienda no
pudiera abrir durante ese tiempo. Cuando Yuugo dejó caer los hombros y se quejó, su abuela dijo
en un tono seco: "No se puede evitar" y le palmeó la espalda.

"Tranquilo, será feriado de todos modos. Suena mejor que exponer a nuestros clientes a una
situación tan mala ¿No te parece?"

"Supongo..."

Trató de levantar una voz insatisfecha, pero era tal como decía la abuela. Además, en lugar de decir
que no podían abrir cada día, sería más fácil de entender para los clientes si colocaran un cartel de
vacaciones de tres días empezando desde hoy.

"No se puede evitar. Siempre hay momentos como este".

Yuugo suspiró y estuvo de acuerdo con el plan de su abuela. La mujer respondió: "Entonces ya
está", y luego le explicó a los clientes uno por uno en una voz increíblemente fuerte. Aparte de J y
Goto, conocía a todos los señores que estaban allí así que podría decirse que estaban
acostumbrados a la naturaleza áspera y franca de su abuela. Inmediatamente comenzaron a hablar
con ella sobre lo difícil que era mantener la tienda en pie e incluso le ofrecieron ayuda. Ese fue el
momento en el que dijo:

"Aunque vamos a cerrar la tienda, en realidad no podremos usar el baño en casa tampoco. A
partir de mañana, me quedaré con mi hermana menor y Sakiko se irá conmigo".

Sakiko era la madre de Yuugo. Aparentemente el plan ya estaba en acción desde que comenzó el
problema del agua:

"Es hora de que decidas qué hacer mañana. No me importa si te quedas en casa, pero es
difícil no poder usar el baño. Es una molestia sacar agua de algún otro lugar".

Ciertamente iba a ser un gran problema conseguir agua para dos o tres días porque no había ningún
pozo cerca. Primero, tenía que organizar un vehículo de transporte y teniendo en cuenta que tenía
una bebé, sería mejor quedarse en otro lugar en lo que todo se arreglaba. Sin embargo, sería
molesto pedirle repentinamente a un amigo dormir en su casa cuando tenía a la niña.

"Si no tienes un lugar para quedarte, ¿Qué tal un hotel? Sería lindo que te fueras de viaje
con tu niña."

Yuugo pareció confundido:

"No te entiendo..."

"La abuela se tomó un tiempo libre hace unas semanas así que está bien que ahora tú te
vayas a descansar. Kouta nunca ha viajado antes".

"Sí, pero..."

Sin embargo, si decía que no tenía dinero para hacerlo, la abuela probablemente diría algo como:
"Yo te lo daré". Y le entregaría su billetera. No quería causarle más problemas a la pobre mujer.

"Entonces, hazme caso. Ve a pasar el rato en algún lugar con la niña".

Mirando el reloj, era casi la hora de recoger a Kouta. Como los pedidos se habían calmado, pensó
en pedirle a su abuela que se hiciera cargo de la tienda por un momento pero ella dijo que iría a
buscarla. Fue complicado porque estaba pensando en dejar que Kouta se fuera directo a casa en
lugar de dejar que entrara a la tienda, pero no quería decirlo cuando J estaba tan cerca.

"Soy vieja, pero todavía soy sana. Trátame como es debido".

Además, dijo algo así.

Yuugo observó a la mujer salir rápidamente de la tienda y se preguntó si este era algún plan. Tal
vez, los sentimientos románticos de Yuugo por J y sus pensamientos constantes por él eran
muy ruidosos como para pasar desapercibidos. Y para variar, poco después de que su abuela se
fuera, un cliente se marchó, luego dos y, finalmente, J y Goto fueron los únicos que quedaban.

Mientras tomaba un poco de agua, decidió que ahora era el momento adecuado para hablar. Algo
como: "Quiero olvidarme por completo de ese momento, así que por favor no vengas más aquí."

"La tarta estaba deliciosa".

Mientras J le devolvía una sonrisa, su corazón comenzó a latir con mucha fuerza. Era complicado
rechazarlo cuando actuaba así de lindo.

"Yo..."

"Yuugo"

Cuando estaba a punto de decirle lo que pasaba, accidentalmente coincidió con el momento en que
J lo llamó. El tímido Yuugo quería postergar el rechazo así que le cedió la palabra a él:

"Tu abuela dijo que el suministro de agua no funciona."

"¿Eh? Sí..."

La cabeza de Yuugo ya estaba llena de cómo rechazar a J, por lo que no tenía idea de que él diría
algo como eso.

"¿Te gustaría quedarte en mi casa?"

"¿En tu casa?"

"Sí. Tu abuela te pidió que fueras de viaje durante tres días a partir de mañana. Creo que...
Estar conmigo es un buena opción".

"¿... Tú no vives en un hotel?"

"De hecho compré una casa. Está a menos de una hora de esta tienda. Es, una villa en el
bosque. No tiene nada más que un pequeño lago, pero... Pensé que sería bueno para unas
vacaciones rápidas".

¿Había una villa en el bosque a una hora de aquí? ¿Por qué J hizo todo lo posible por comprar
una casa en Japón? Se preguntó si acaso ya no iba a volver a los Estados Unidos.

Al ver a través de la confusión de Yuugo, J mostró una fuerte sonrisa.

"Quería invitarlos a Kouta y a ti algún día. Por eso la compré ¿No te dije que quería empezar
de nuevo? Pensé que sería buena idea cerrar la distancia entre nosotros primero, pero
simplemente no pude encontrar el tiempo para decirte. Perdón si suena muy extraño."

(No puedo. Quiero olvidarte y por eso mismo tengo que dejarte ahora.) Pensó. Sin embargo, J
interrumpió las palabras de Yuugo y se dio la vuelta.

"El día que nos volvimos a encontrar, te dije que quería hablar contigo. Ahora ya es una
urgencia".

El débil corazón de Yuugo empezó a latir con mucha más fuerza que antes. ¡Casi sintió que le iba
a dar un ataque! Desvío frenéticamente la mirada y bajó la cabeza para que no notara que lo había
puesto nervioso.

"Yuugo. Por favor, dame una oportunidad. Quiero tiempo para enfrentarte y hablar
correctamente contigo. Hablaremos sobre mis sentimientos y los tuyos también".

J era serio así que se preguntaba por qué estaba llegando tan lejos solo por él. Tal vez, realmente la
única forma de saber su razón era hablando.

Yuugo levantó suavemente la cabeza y lo miró. Para no molestar a J, pensó olvidarse de él y poner
primero la felicidad de su hija. Sin embargo, ahora pensaba que debería enfrentarse a sus miedos y
poner las cartas sobre la mesa apropiadamente para poder avanzar con esta situación. Después de
todo, si J, se tomó un tiempo de su apretada agenda para venir aquí, él no debería pagarle mal
huyendo.

"... De acuerdo"

Yuugo tomó una decisión. Esta era la última vez. Iba a estar con J solo para lograr que Kouta
conociera a su verdadero padre y después...

Después diría adiós.

"Por favor, cuida de nosotros durante tres días".

Cuando dijo eso e inclinó la cabeza, escuchó la risa feliz de Kouta desde afuera de la tienda.
Chapter 15

Cuando la abuela regresó con Kouta, J saludó a la mujer, se afinó la garganta, hizo una enorme
reverencia y luego dijo:

"Vendrán a buscarte mañana por la mañana".

Para finalmente sonreírle a Kouta, que se escondía detrás de su abuela:

"Hasta luego, encanto".

Saludó.

Pero Kouta, a quien le dijeron que no podía jugar con él, agitó suavemente la mano detrás de su
abuela y dijo "Bye." Cómo si tuviera miedo de levantar la voz

Se trataba de una situación impredecible así que, ya que le había dicho que no jugara o hablara con
él, que ahora se enterara de que irían a la casa de J para pasar unas vacaciones se sentía un tanto
incongruente. Es más, estaba tan preocupado por eso que la trató con cuidado todo el tiempo e
intentó no tocar el tema más de lo necesario. No obstante, tan pronto como dijo que J quería verla,
su rostro se iluminó tanto que se sintió un poco celoso.

"¡¡Vamos a dormir todos juntos!! ¡Es increíble!"

"No podemos usar agua en casa. Tampoco puedes quedarte en el jardín de niños todo el
tiempo. Es algo... De necesidad".

Le dijo que era un asunto que no se podía evitar, pero estaba tan emocionada que era irresistible.
Incluso su madre y su hermana se sorprendieron cuando llegaron a casa del trabajo y la vieron
brincar y bailar en cada habitación.

Cuando Yuugo les dijo que los habían invitado a la casa de J, casi tuvieron que ponerse las manos
en la boca para no gritar:

"No tienes que preocuparte por la casa o la tienda. Ve tranquilo".

Pero en el fondo de los ojos de su madre, pudo notar que estaba preocupada por él.

"... Será rápido, mamá. Tranquila."

J le dijo que no necesitaba nada, así que solo empacó un par de mudas de ropa. Después de todo,
aunque iban a estar allí tres días, era una casa en el bosque a pocos kilómetros de distancia de su
tienda así que se sintió como "preocuparse de más". Sin embargo, Kouta metió todos sus juguetes,
vestidos, y libros de cuentos favoritos para la hora de la siesta. También juguetes para el baño ¡Era
evidente que se la estaba pasando de maravilla con eso de las vacaciones improvisados!

"Además, la taza de Kou también. ¡Sin ella no puedo beber leche!"

"En ese lugar también hay tazas. Ya tienes la mochila super llena, bebé. Déjalo en la cocina".

"... Entonces voy a poner la taza en la bolsa de Yuu-chan".

Si dejaba su bolso abandonado, al poco rato iba a terminar llenándose de todos los juguetes y libros
de su hija en lugar de ropa. Pero, a pesar de ser reprendida, Kouta no se dio por vencida y trató de
meter el animal de peluche más grande de su habitación en la bolsa de su papá.

"Es la primera vez que va de viaje. No se puede evitar. Mira lo emocionada que está".

Cuando Yuugo parecía a punto del colapso, su madre se rió y le palmeó la espalda:

"Puedo decirte que eras justo así cuando eras pequeño."

No recordaba cómo fue su primer viaje, pero este ciertamente era el primero de Kouta. Ya la había
llevado a zoológicos y parques de diversiones antes, pero no habían tenido que dormir fuera en
ninguna ocasión. Principalmente, porque no tenía el dinero para eso.

"Cuando vaya al jardín de niños, le diré a Seri-chan que me fui de viaje también."

Hablaba de su prima, Serina, quien iba al mismo jardín de niños que ella. La niña siempre iba al
campo con su papá, y la abuela de Tanigawa así que, en su corazón, pensó que seguramente su hija
podría haberse sentido un poco celosa por eso en algún momento.
Yuugo se sintió culpable de no haber logrado llevar a Kouta a ningún lado antes de esto porque
estaba demasiado ocupado con su vida diaria y su celo. Sin embargo, incluso arrepentido y triste
pensó que era algo que no se podía evitar. Más aún cuando el plan era romper con J.

Mientras Kouta elegía los juguetes para llevar, Yuugo comenzó a guardar sus cosas: Una muda de
ropa y un inhibidor de celo Omega. Todavía no iba a tocarle, pero era mejor andar con precaución
al estar a su lado.

"¡También quiero a mi vaquita!"

Kouta eligió juguetes hasta el último minuto antes de irse a la cama, e incluso después de meterse
en el futón, estaba tan emocionada que no pudo dormir por un buen rato.

Yuugo también tuvo una noche bastante inquieta pensando que tenía que hablar con J. Él había
dicho que quería empezar de nuevo, rogar por su amor y estar a su lado. Sin embargo, pensó que
era demasiado complicado cuando realmente deseaba que siguiera con su vida incluso sin importar
que eso significara estar lejos de él. No obstante, entendía que debía transmitir sus sentimientos
adecuadamente así que, no dejaba de preguntarse constantemente ¿Podré comunicarme bien con
ese hombre? ¿Me entenderá? ¿Me hará caso? ¿Estará enojado? Y así una y otra vez hasta que
Yuugo descubrió que no podía estar tranquilo. Además, aunque no quería admitirlo, la verdad era
que estaba un poco emocionado de poder reunirse con él.

A la mañana siguiente, Goto vino a buscarlos exactamente a la hora programada. Incluso pareció
muy emocionado al momento de darles la bienvenida.

"Um, ¿J no tendrá problemas con su trabajo por hacer esto?"

No pensaba que fuera alguien que pudiera tomarse tres días libres así como si nada y lamentaba
enormemente haberle robado no solo a J, sino también a Goto, parte de su preciado tiempo.

Pero cuando Yuugo dijo eso, Goto solo le sonrió:

"No hay problema. J no está tan ocupado con el trabajo como solía estarlo hace un tiempo".

Pero no podía creerlo. Incluso después de volver a encontrarse, parecía estar lo suficientemente
ocupado como para solo tomar una taza de café. Sin embargo, la pena que sintió por J duró
solamente unos minutos: Goto había pensado que estaba bien llevar una enorme limusina negra
para recogerlos en su casa. Algo terriblemente extravagante y fuera de lugar si se tenía en cuenta
que había llegado hasta la pequeña casa de un plebeyo en el centro. Sin embargo, también pensó
que eso era típico de J. Algo así como su "marca personal".

"¡¡¡Increíble!!! ¡Es muy grande!"

Además, Kouta estaba tan feliz que pensó que podía dejarlo pasar.

La limusina se dirigió a un área de la bahía donde nunca hubiera pensado que existía un bosque. En
poco tiempo, llegaron a una tierra desolada bordeada de almacenes para el comercio y más allá de
la cerca, en una enorme plaza de asfalto, encontraron que había un montón de helicópteros
perfectamente alineados uno después del otro.

"¡Un hilocotelo!"

Junto a Yuugo, quien estaba sorprendido, Kouta gritó con todas sus fuerzas. Era posible que nunca
hubiera mencionado la palabra "helicóptero"antes de eso y por eso no le salió bien.

"Vaya, que inteligente niña."

Goto le sonrió a Kouta, quien estaba mirando por la ventana con los ojos increíblemente brillantes.
Como si hubiera visto magia. El hombre entonces buscó en el maletero y le presentó un hermoso
helicóptero de juguete. Kouta trató de ponerle las manos encima de inmediato, así que Yuugo la
detuvo rápidamente y le dijo que no fuera grosera. Sin embargo, Goto se rió otra vez y dijo:
"Adelante, dáselo a Kouta. Es un regalo". Y se lo pasó para que ambos pudieran verlo.

"Vamos a tener que viajar en helicóptero en un momento así que esto es para que Kouta-kun
no se asuste".

Dijo que era un "juguete para distraerla". Sin embargo, al escuchar esto, Kouta de repente
levantó la cabeza y dijo: "¡Kou no tiene miedo!"
De una forma que logró que hasta Goto levantara las dos cejas.

"Un helicóptero puede volar muy, muy alto. Es normal sorprenderse con eso. Los adultos
estamos un poco más acostumbrados, pero Kouta es una bebé."

Kouta abrió mucho los ojos después de eso. Miró el helicóptero de juguete que le dieron y luego se
enterró un poco más entre los brazos de su papá.

Entonces, tan pronto como bajaron de la limusina, caminaron de inmediato en dirección a un


helicóptero IMPRESIONANTEMENTE grande que estaba listo para llevarlos en ese mismo
momento. También había un hombre que parecía ser el piloto y una mujer joven que en realidad
era bastante alta. Luego, los cinco abordaron el helicóptero y siguieron las instrucciones sobre
como abrocharse los cinturones de seguridad y cómo ponerse los auriculares . Por supuesto, todo
esto con un tono amable y una sonrisa que tenía toda la intención de tranquilizarlos.

"Kouta ¿Qué crees? Ya puedes sentarte solita en el asiento si quieres. Pero, si tienes miedo,
está bien que te quedes en en el regazo de tu padre hasta llegar".

Cuando la mujer le dijo eso a la niña, Kouta se volvió valiente nuevamente y declaró: "¡Voy
sola!" Hasta hacer que ella y Goto le preguntaran a Yuugo si le daban permiso de hacerlo. Y
aunque dijo que "no había problema", la verdad era que el mismo Yuugo todavía estaba bastante
sorprendido por la situación actual. Ni siquiera sabía que decir al respecto.

"Llegaremos a nuestro destino en unos veinticinco minutos."

Dijo la voz del piloto a través de los auriculares.

J dijo que la casa estaba a una hora de la tienda. ¡Pero ni de chiste se imaginó que iban a ir en
helicóptero! Era la primera vez que Yuugo montaba uno en su vida y, para ser completamente
honesto, ya había sentido que se iba a desmayar un montón de veces desde que se subió. Miró de
reojo para ver si Kouta estaba bien, pero, contrario a sus expectativas, no estaba asustada por el
rugido o la sensación y solo miraba por la ventana con los ojitos lleno de curiosidad.

Kouta no se asustó incluso cuando el avión despegó y el espacio debajo de ellos se volvió más
pequeño. Más bien, estaba animando al piloto y divirtiéndose como si fuera su cumpleaños.

(Es bastante valiente.)

Se la imaginó asustada y llorando, así que se sintió un poco aliviado al ver qué no era para nada el
caso. Se preguntó si este tipo de audacia se parecía a la de J así que, cuando la respuesta fue "sí",
lo descartó a toda prisa e intentó pensar en algo más. Ya no tenía ninguna clase de relación con él y
Kouta también sabía que esta era la última vez que iban a jugar.

(Es lo correcto...)

De un momento a otro el paisaje fuera de la ventana, que no había sido más que edificios y casas,
pronto cambió a campos y vegetación y un montón de montañas verdes.
El helicóptero comenzó a perder altura en medio de una alfombra de pasto sin signos de presencia
humana y, allí, unos metros adelante, observó que había una mansión de estilo occidental que
ocupaba todo el espacio que debía estar vacío. ¡Dios mío! ¡Incluso desde el aire pudo notar que
era una casa terriblemente grande! En la parte trasera de la mansión había un jardín con un
montón de flores exóticas y un helipuerto al costado que estaba separado del área del césped por
un enrejado. El helicóptero aterrizó según lo previsto:

"¡Wow! ¡Yuu-chan, venimos a un castillo!"

Tan pronto como se bajó del helicóptero, Kouta miró hacia la mansión que tenía de frente y gritó
de nuevo: "¡¡Un castillo de princesa!!"

Desde el exterior, el edificio tenía un estilo similar a los occidentales de las eras Meiji y Taisho,
como la antigua residencia del marqués, o el museo cultural. Sin embargo, no tenía un ambiente
sofocante y había notado que los materiales de las paredes eran prácticamente nuevos. Se preguntó
si era más bien, un hotel de montaña que nunca pudieron inaugurar y sin embargo, le dijeron que
en realidad J construyó la casa desde cero por lo que era imposible.

(Después de todo, no es problema para alguien rico.)

Mientras perseguía a la niña con las maletas en la mano, una vez más pensó en la diferencia entre
él y J. Goto trató de ayudarle con algunas bolsas, pero Yuugo se negó a toda prisa diciendo que "lo
tenía controlado" y luego volvió a sonreírle incluso aunque era evidente que no estaba feliz.
Ahora que lo pensaba, Goto había dicho que era el secretario, pero se preguntaba si había sido
miembro del personal desde que viajó a los Estados Unidos o si se trataba de algo más reciente.
Además, pareció tenerle la suficiente confianza como para entregarle trabajos relacionados con su
vida privada así que, por supuesto, eso le hizo sentir aún más deprimido que al inicio al hacerle
pensar que tal vez nunca fue adecuado para ser el secretario de J o que, quizá renunciar a la mitad
había sido una bendición para todos.

"Yuugo-san, es por aquí".

"Date prisa, Yuu-chan".

Impulsado a la puerta principal por sus voces, Yuugo apresuró los pasos. No se podía evitar
incluso si estaba triste. Lo importante era "el ahora" y lo que "pasara en el futuro".

Cuando dio vuelta desde el costado del edificio y cruzó el helipuerto, notó que J estaba en la
entrada de la mansión para encontrarse con ellos:

"Hola, Yuugo, Kouta-kun. Que bueno verlos".

Por alguna razón, J vestía un traje negro. Algo bastante formal, con lazos plateados brillantes y una
corbata increíblemente bonita. Sin embargo, tenía que decir que encajaba bien con la atmósfera de
este lugar. Cómo si fuera el príncipe.
Chapter 16

Ya que el hombre tenía un traje bastante bonito encima, y tanto Yuugo como Kouta iban
completamente casuales, fue evidente que la cara se le puso pálida como un muerto, preguntándose
si había un código de vestimenta del que no sabía nada.

"Gracias por invitarme, pero..."

Cuando Yuugo dijo eso, J miró su ropa y se rió como si entendiera el motivo por el que se había
puesto tan nervioso.

"Ah, no te preocupes. No tengo ningún problema con tu ropa. Salí a darle la bienvenida a las
personas importantes para mí, así que pensé que debía vestirme apropiadamente. ¿Estuvo
bien el viaje en helicóptero? ¿Fue rápido?"

"¡Estuvo increíble!"

La respuesta fue de Kouta, quien estaba todavía a los pies de Yuugo. Sin embargo, después de
decir eso, de repente recordó algo y miró en su dirección como si estuviera asustada de lo que
estuviera a punto de decirle. Debió haber estado bastante preocupada de que su padre se enojara
por hablar con J sin su permiso.

Mientras sentía un dolor en el pecho ante tanta preocupación de parte de su niña, solo sonrió y
asintió como para decir que "estaba bien." Kouta de repente miró a J y finalmente dijo:

"¡Fue tan alto y tan divertido!"

J sonrió al ver la emoción de la niña. Yuugo aprovechó el momento para palmearle la espalda:

"Kouta, ¿Cómo se dice?"

"Oh. Um, gracias por..."

"Invitarnos."

"Ah, sí. Gracias por invitarnos de vacaciones."

Dijo eso y bajó la cabeza. En realidad practicaron desde ayer, pero igual fue un poco
decepcionante. J y Goto se echaron a reír:

"Gracias por venir, Kouta-kun".

Tan pronto como dijo eso, J se arrodilló frente a Kouta y tomó su pequeña manita entre las suyas.
En ese momento, el rostro de la niña estaba tan brillante y emocionado que pareció como si
estuviera viendo a un príncipe de verdad. Luego, el hombre se acomodó para poder subirla en sus
hombros.

"No, no hagas eso J. Tu traje se va a ensuciar".

Yuugo lo detuvo, pero J dijo:

"No pasa nada. El caballito es divertido ¿O no?".


"Pero..."

Mientras tanto, Kouta miraba nerviosamente los rostros de los dos adultos igual a si esperara tener
el permiso de su padre para poder subirse.

No se sorprendió en absoluto cuando la niña gritó de emoción al decirle que "estaba bien."

"¡Waaaaaaaaaa!"

Supuso que tenía muchas ganas de estar con él desde el inicio. Y es que, tan pronto como Yuugo
dijo eso, la niña corrió hacia J y saltó para que la atrapara justo en el aire. Dicho esto, al verlos
abrazados y riéndose el uno con el otro, descubrió que ciertamente parecían haberse clonado. En
otras palabras, padre e hija tenían la misma cara. Ojos, nariz, boca, cabello, cada parte.

Cuando J se puso de pie, con Kouta sobre sus hombros, Yuugo se apresuró para poder quitarle los
zapatos antes de que ese hermoso traje terminara enfrentando una desgracia.

"Justo ahora, pareció que estaba viendo al papá y a la mamá de Kouta. Fue hasta tierno".

Goto, que estaba un poco lejos de ellos, dijo eso tan de repente que sintió que entraba en estado de
shock. Sin embargo, el hombre tenía una sonrisa muy amable en su rostro.

"Ah, ya veo."

No pensaba que los comentarios de Goto tuvieran nada que ver con el síndrome de Omega. Sin
embargo, para Yuugo, que sabía que era cierto, eso le había hecho sentir bastante intranquilo.

"Entonces... ¿Eso significa que soy la madre?"

El corazón de Yuugo comenzó a latir incómodamente más rápido. En ese momento, J de repente le
preguntó a Kouta:

"Cariño, ¿Cuál es el mejor caballito, el de Yuugo o el mío?"

"¡El de Jei!"

Kouta respondió eso sin pensarlo demasiado así que provocó que J estuviera muy, muy, muy feliz.

"Entonces yo soy el papá. Aquí, el que hace el mejor caballito se gana el derecho de serlo.
Práctica más y tal vez podamos rotar los lugares".

Yuugo, viendo la expresión despreocupada de J, pronto comenzó a sentir mucho alivio al descubrir
que solo estaban jugando.

"No puedo vencer a J en términos de altura. Por eso mi forma de jugar es tan mala".

"¡Entonces Yuu-chan es mamá por hoy!"

Yuugo pudo reírse correctamente esta vez.

"Entonces, ¿Quieres entrar ya, señorita?"

"¡Sí!"

J y Kouta parecían tan divertidos el uno con el otro que Yuugo se regañó a si mismo por estar a
punto de separarlos. Sin embargo, tenía que decir que ni siquiera así cambió con el plan.

"Hogar dulce hogar."

¡El interior del edificio era espacioso y mucho más elaborado de lo que había imaginado la
primera vez! Nada más entrar, descubrió que había una enorme sala de estar al inicio y dos
impresionantes escaleras verticales al fondo. Algo lo suficientemente grande como para celebrar
una fiesta para mil personas y tener espacio de más.

"¿No te vas a quitar los zapatos?"

Sin embargo, Kouta solo había logrado inclinar la cabeza en dirección a J, que había entrado por la
puerta principal sin quitarse los zapatos antes.

"Así es. No tienes que quitarte los zapatos aquí."

"¡Ya veo!"

Kouta respondió como si entendiera a la perfección, pero era obvio que en realidad estaba
confundida. Era parte de la cultura asiática quitarse los zapatos en la puerta principal, pero J no era
del país así que era entendible.

J entonces los llevó directo al vestíbulo y también a la entrada del segundo piso. El pasillo por si
mismo era increíblemente extravagante y aunque el exterior hacía pensar en la casa como un
edificio antiguo de estilo occidental, en realidad era un espacio bastante moderno e increíblemente
bien calculado. La iluminación era buena, había ventanas en todos lados e incluso unas escaleras
de caracol que no entendía exactamente hacía donde llevaban.

Dijo que los guiaría, pero era tan ancho que tuvo miedo de perderse y ya no saber volver.

"La habitación de Yuugo está en la parte de atrás, después de pasar por el pasillo de aquí. La
habitación de Kouta-kun es justo en esa puertecita. Al lado de la de tu padre ¿Quieres ir a
verla?"

"¿Kou tiene una? ¡Vamos a ver la habitación! ¡Vamos, vamos, vamos!"

Para Kouta, el camino hasta este punto era similar a una atracción de un parque de diversiones.
Yuugo la regañó porque estaba saltando sobre los hombros de J sin importarle que pudiera hacerle
daño:

"¡Kouta! Bájate ahora. Eso no se hace".

"Perdón."

"Oye, está bien. Kouta-kun todavía es ligera así que no me duele. No es para tanto".

J dijo esto entre risas. Kouta se aferró al cuello de J y dijo que nunca volvería a tocar el suelo.

"Ahora, esta es tu habitación".

Sin embargo, tan pronto como J dijo eso y abrió la puerta de la recámara de Kouta, la niña dejó
caer la boca y suspiró. Yuugo también sintió que se le había ido el aire: El interior estaba pintado
de azul desde las paredes hasta el techo. Además, cuanto más profundo te metías, más oscuro
comenzaba a ponerse el color y luego, llegabas a ver qué había dibujado el mar, peces de colores,
un sol en la pared y muchas sirenas. Algo que podía atraer a la niña en un segundo. En el centro se
colocó un pequeño tobogán, una caja de arena y una hamaca, convirtiéndolo en un parque infantil
más que en lugar para descansar. No solo eso, sino que en una esquina de la habitación había una
caja de juguetes llena de bloques de construcción y en la pared, una estantería empotrada que
incluso los niños más pequeños podían alcanzar. Todo esto lleno de libros ilustrados y
rompecabezas.

"¡Wow! ¡Wooooow!"

Kota pareció no poder contenerse más así que se bajó de los hombros de J.

"Preparé una cama en la parte de atrás, pero sé que normalmente duermen juntos así que,
Kou puede ir directamente a la habitación de papá desde la puerta que está aquí al lado".

"Vaya..."

"Y para la noche..."

El azul de la pared, se iba oscureciendo a medida que bajaba la intensidad de los focos y entonces,
reveló un techo lleno de estrellas fosforescentes.

"No, dormiré solita. ¡Kou, duerme aquí con las estrellas!"

Había muchos animales de peluche colocados en la cama grande y espaciosa, tal vez pensando
precisamente que ella podía llegar a sentirse sola. Además, había incluso un personaje de un
programa infantil que le gustaba muchísimo a la niña. ¿Cuándo hizo la investigación?

"¿Puedo jugar aquí?"

"Por supuesto, todo esto es tuyo."

Al escuchar sus palabras, Kouta dejó escapar una expresión de victoria y luego corrió hacia la caja
de juguetes.

"Muñeca, muñeca, muñeca."

"J... ¿Está bien hacer todo esto solo por unas vacaciones de tres días?"

Por un momento, Yuugo se quedó mirando la habitación de la niña como pensando que era
demasiado. La conversación entre los dos lo devolvió a sus sentidos.

"Por supuesto. Es para que ella se sienta cómoda siempre que venga a esta casa. Quiero
decir, ahora también es la suya".

"..."

J dijo esto casualmente. Yuugo se puso bastante pálido.

No había forma de que llegara tan lejos solo por tres días así que obviamente tenía la intención de
seguir interactuando con Yuugo y con la niña también. De seguro ese fue el fin desde el inicio así
que, obviamente, se hizo aún más difícil decir que este era el final de la historia.

"J..."
"Pero no te preocupes por eso. Me divertí mucho haciendo los arreglos y pintando las
paredes. Una habitación para niños es algo bastante interactivo sin importar la edad que
tengas".

Luego lo guió a su propia habitación. Obviamente hecho a su medida:

A Yuugo le gustaba mucho el interior simple y tranquilo, lleno de madera sólida y paredes
blancas. Había una silla de mimbre colocada junto a la ventana y sí, esto era algo que había
querido desde hace mucho tiempo.
Una vez, le dijo a J que si tuviera una habitación propia, pondría una silla de mimbre junto a la
ventana y leería allí hasta la madrugada. Él lo recordó. Además, puso un pequeño cuadro en la
pared al lado de la cama. Una pintura del artista favorito de Yuugo que estaba en exhibición en la
Galería. Pero, obviamente esta era una imitación porque el real costaba una fortuna.

"Lo hice a tu gusto, pero si no te sientes cómodo aquí, no dudes en decírmelo. Esta va a ser tu
habitación después de todo".

Estaba muy triste porque no podía decir que nunca más volvería aquí.

"J, yo..."

"Todavía hay más cosas que quiero enseñarte. ¡Te aseguro que no dejaré que te aburras
mientras te quedes aquí!"

Como si no se diera cuenta de la vacilación de Yuugo, J dijo esto alegremente y luego se dio la
vuelta. Puso el equipaje en la habitación y luego le ofreció otro pequeño recorrido por la casa:

"Wow, realmente parece un castillo"

La mansión era espaciosa y estaba muy bien equipada con varias cosas que garantizaban que Kouta
se volviera loca. Había varios salones sin usar, una espaciosa sala de estar con chimenea y dos
comedores, uno grande y otro pequeño. Dijo que el de la izquierda era para fiestas y el de la
derecha para el uso diario. El estudio, la biblioteca y las habitaciones tenían un inodoro y una
ducha, pero aparte de eso, había una gran casa de baños con aguas termales y una piscina cubierta
en el sótano. Como estaba rodeado de árboles, no se podía ver nada desde el interior de la mansión,
pero le aseguró que había un lago natural muy tranquilo en el que podían jugar.

Sabía que era un hombre rico, y lo había visto sacar enormes fajos de billetes cuando trabajaba
como su secretario, pero ya estando dentro de la mansión, un lugar que solo había visto en las
películas extranjeras, se dio cuenta de que era una persona de verdad poderosa. Casi demasiado
bueno para ser verdad. Kouta, por otro lado, estaba muy despreocupada al respecto. Podría hasta
haber pensado en ello como estar en un parque de diversiones.

"Wooooow."

Mientras caminaba, la niña miró el techo y el piso con gran interés, y tocó cada una de las
decoraciones ornamentadas de las paredes.

"Oye, oye, oye, ¿Qué hay aquí?"

Después de dar una vuelta por el interior, vio una enorme puerta de madera al final del pasillo en la
planta baja. No obstante, J, contrario a todo lo anterior, pasó por allí sin decir una sola palabra.
Como esto nunca había sucedido frente a las otras puertas, Kouta inmediatamente levantó la voz:
"¿No vamos a entrar?"

"Amor, ven aquí."

No importaba cuán excesiva fuera la hospitalidad de este hombre, era una casa ajena. No podían
intentar entrar en una habitación sin ser invitados.

Pero cuando estaba buscando palabras para decirle a Kouta eso, J se adelantó:

"Esta es una <habitación prohibida>".

"¿Prohibida?"

"Una habitación en la que nadie puede entrar se llama habitación prohibida. Aparece un
fantasma cuando intentas ver en su interior."

"Fantasma..."

El rostro de Kouta, que había estado muy animado hasta entonces, de repente se puso muy rígido.
La niña no era buena tratando con los fantasmas, incluso odiaba Halloween, por lo que se aferró a
Yuugo de inmediato.

"Um..."

Yuugo estaba asombrado por Kouta, quien inmediatamente pareció querer llorar.

"Ay no. Kouta, perdón. ¡Lamento muchísimo haberte asustado! El fantasma es una mentira
¿Bueno? No hay ningún fantasma aquí. No quería asustarte. No llores. Oye, no llores. Lo
siento tanto".

Inusualmente, estaba muy nervioso porque había hecho llorar a la niña. Yuugo no pudo evitar reír
porque era inusual para él estar de esa forma cuando siempre pareció tan confiado y tranquilo.

"¿No hay fantasmas?"

Con los ojos llenos de lágrimas, miró a J. J le limpió la cara y sonrió:

"No hay fantasmas, ven aquí. Lo siento tanto, pequeña."

J abrió los brazos y juntó el pequeño cuerpo de Kouta contra el suyo. Yuugo se sorprendió de lo
afectuoso que era y de la manera en que lo abrazaba con tanto cariño. Además, la expresión del
hombre era todo un poema. Como si estuviera abrazando a su propia hija.

"No hay fantasmas en nuestra casa. Ese cuarto es... Un secreto".

Kouta todavía estaba asustada así que pareció difícil que pudiera levantar la cabeza del pecho de J.
Él palmeó la espalda de la niña para intentar calmarla.

"¿Es un secreto?"

"Todavía no quiero que veas. Pero te mostraré el lugar pronto. Hay algo que quiero hacer
para ustedes".

Al escuchar esas misteriosas palabras, Yuugo de repente comenzó a preguntarse qué había al otro
lado de la puerta y si es que era tan importante como lo había hecho sonar.

"Bueno, esto concluye nuestra exploración de la casa. Es hora de almorzar así que... ¿Tienen
hambre?"

"¡Sí!"

J de repente cambió de tema. Mirando el reloj en su muñeca, en realidad resultó que ya era más de
mediodía. ¡Estaba tan sorprendido por el tamaño y el lujo de la mansión que perdió la noción del
tiempo!

"¡Tengo mucha hambre!"

Gritó Kouta. J solo sonrió.

"Está bien, vamos al comedor."

Con Kouta todavía en sus brazos, J se dirigió de inmediato en dirección al comedor. Yuugo hizo lo
mismo, pero, cuando pasó por la habitación secreta, sintió que un aroma extraño se escapaba por
la rendija. Pensó que era familiar, pero fue solo por una fracción de segundo así que no estaba
seguro.

"Yuu-chan, date prisa"

"Sí."

Kouta salió corriendo de los brazos de J y Yuugo se olvidó inmediatamente del olor.

El almuerzo preparado por su chef estuvo realmente delicioso: Era un menú común, como
sándwiches y sopa, pero los colores y la presentación era hermosa a la vista. Para Kouta, se sirvió
un almuerzo para niños en un plato de oso y una enorme bebida de colores que sabía a limón.

"¡Kou quiere quedarse aquí para siempre!"

Mientras Yuugo se reía en la superficie, se estaba enfriando por dentro.

Vino aquí con la intención de decirle a J que nunca lo volvería a ver, pero el ambiente era tal que
no podía decir eso fácilmente. Es más, comenzó a sentirse triste y de verdad que odiaba la idea de
destruir este ambiente tan divertido. Sin embargo, a pesar de las preocupaciones de Yuugo sobre
qué o no hacer, le hacía feliz que al menos Kouta disfrutara de un momento de lujo por primera vez
en mucho tiempo.

Después de almorzar, J se cambió a ropa informal y los tres dieron un paseo por el bosque. Luego,
fueron al lago y remaron en un bote. Había una lancha a motor y un bote de remos en la orilla, los
cuales parecían recién comprados incluso aunque no le dio mucha importancia. Jugaron, se
turnaron, fueron por aquí y por allá hasta quedar exhaustos, y cuando regresaron a la mansión, la
cena estaba lista.

La cena fue aún más suntuosa. Sin embargo, para que Yuugo no se sintiera tan fatigado, el
ambiente era relajado y J se vistió de manera bastante informal. Además, en lugar de un formato
elegante, el estilo era servirte tanta comida como quisieras.

Los tres, junto con Goto, disfrutaron de una comida maravillosa. Claro que era tan lujoso cómo
para no poderse comparar con la vida cotidiana, pero era extraño que pudiera relajarse sin ponerse
nervioso. La hospitalidad de los chefs y meseros era informal y atenta a cada rincón y J era
increíblemente tierno. Sin embargo, cuando terminó de comer, Kouta estaba tan cansada que
empezó a dormirse sobre la mesa. La razón por la que se las arregló para permanecer despierta
hasta que terminó la comida fue probablemente porque estaba emocionada. Vaya ¡Incluso el postre
en esa casa era muy bueno!

Yuugo estaba a punto de llevar a Kouta a su habitación cuando Goto tomó la delantera y la
acomodó entre sus brazos.

"Yo la llevaré."

"Pero..."

Goto era el secretario de J pero hacer que cuidara también de su hija se sentía como estarlo
forzando demasiado. Goto se rió y dijo:

"Está bien. Una vez que ponga a Kouta a dormir, me iré a mi recámara. Las personas
mayores se acuestan temprano, ya sabes."

Y le dio un guiño travieso.

"Goto era originalmente el secretario de mi padre. Solía jugar mucho con él cuando era niño,
así que está acostumbrado".

"Así es. Cuando J se dormía así en el comedor, yo lo llevaba a su cama siempre. Eso pasó más
de una o dos veces. Por eso, Yuugo-san, tómatelo con calma mientras estás aquí."

Quizás la somnolencia de Kouta había llegado a su límite, y tan pronto como Goto la sostuvo,
apoyó la cabeza en su pecho y se durmió.

"Lo siento por eso. Muchas gracias."

Yuugo decidió disfrutar del momento un poco más y le confío a la niña completamente a Goto.

"¿Quieres una bebida?"

Invitado por J, Yuugo asintió. Pensó que era la oportunidad perfecta para hablar correctamente
ahora que la niña no estaba.

J subió las escaleras con Yuugo y entraron en la habitación que estaba justo en el medio. Era un
espacio tranquilo con piso de ébano, iluminación indirecta y una barra de bar. Yuugo se sentó en el
sofá junto a la ventana, J se paró en el mostrador.

"Voy a prepararte algo. Tengo mucho alcohol aquí. ¿Algo que quieras beber?"

Yuugo no sabía mucho sobre eso, así que decidió dejárselo a él.

"¿Te gustaría un cóctel?"

"Sí. Estaría bien."

J dijo: "Entendido", y se subió las mangas de la camisa para empezar a trabajar. En solo unos
minutos, hizo bebidas para los dos.
Lo que se colocó frente a Yuugo fue un hermoso cóctel azul pálido en una copa larga y bonita.

"<China Blue> para ti. <Leche de chocolate> para mí".

A J le encantaba tanto lo dulce que Yuugo se rió y J también lo hizo.

"No cambias en nada, J."

"Tú si lo hiciste."

En la cena anterior, Yuugo estaba tan feliz con el postre como lo estaba Kouta, comiendo mousse
de frambuesa y helado de chocolate con una cara que gritaba que era delicioso.

"Ya te gusta lo dulce"

Era una palabra casual, pero Yuugo se sobresaltó. No fue hasta que nació Kouta que su
constitución cambió hasta volverse de esa forma.

"... Después de que me enfermé, mis gustos cambiaron extrañamente."

Preparó el nombre de la enfermedad para poder responder cuando le preguntara qué tipo de mal
tenía, pero J no lo mencionó.

"¿Qué debemos hacer mañana? Me pregunto si Kouta se cansará de caminar por el bosque
otra vez o si debemos jugar en la piscina."

Mientras Yuugo se preparaba para su pregunta mientras bebía del cóctel, J cambió de tema
completamente. Siempre sentía la incomodidad de Yuugo y ofrecía su ayuda cuando más lo
necesitaba. Al llegar aquí, Goto le dijo: "son como papá y mamá" y la verdad era que así se
sentía. J siempre fue un hombre amable y cariñoso y sabía que nunca le haría daño.

"Yo..."

"Estás nervioso, ¿Verdad?"

Decidió abrir la boca, pero J lo interrumpió.

"¿El cuarto de la niña y tu dormitorio te hicieron sentir incómodo?"

Yuugo dudó porque tenía razón. J logró ver a través del corazón de Yuugo.

"Estás pensando que esta iba a ser la última vez que me verías...."

Sus ojos se abrieron involuntariamente ante el sonido de su voz. J comenzó a reírse.

"Lo he notado. No aquí, sino cuando estaba en la tienda. Cada vez que Kouta-kun se estaba
divirtiendo, tú parecías tener dolor".

Conocía el conflicto de Yuugo. Pero igual lo invitó aquí.

"¿Me odias? ¿Te molesta mi cortejo?"

Negó con la cabeza involuntariamente ante la pregunta tan directa de J. No podía odiarlo y no le
molestaba su cortejo. En realidad, estaba muy feliz por eso. Incluso si era algo motivado por el
sentido del deber.
"Entonces, ¿por qué? Dime por qué me rechazas tanto".

"Porque ya es suficiente"

J preguntó: "¿Es suficiente?"

Yuugo dijo lo que pensaba esta vez.

"Gracias por todo lo que hiciste por mi. Como dije antes, no me arrepiento de esa noche. Fue
un buen recuerdo... Entonces ya no quiero que te sientas responsable. No tienes que sentir
nada de eso. No fue tu culpa así que, está bien."

"Espera un minuto. ¿Responsabilidad?"

J repitió las palabras de Yuugo con una mirada de repentina impaciencia.

"¿Responsabilidad? ¿De verdad crees que te estoy cortejando por un sentido del deber?"

Yuugo asintió. J inmediatamente lo miró como si fuera ridículo.

"De ninguna manera, no pensé en nada de eso."

Luciendo terriblemente decepcionado, J también dejó el vaso sobre la mesa.

"Bueno, voy a aclarar el malentendido."

"¿Qué...?"

"Si me sintiera responsable de lo que pasó esa noche, entonces no haría esto. Yo ni siquiera
me hubiera acercado. Te pagaría todo el dinero que quisieras, o si hubieras necesitado
conexiones más que dinero, lo haría y luego me iría. Pero eso es todo."

"Pero eres una persona muy amable y atenta..."

J se rió irónicamente ante las palabras de Yuugo.

"Eso es una exageración. No soy Cristo. Soy amable y sincero solo frente a un número
limitado de personas".

Las palabras de J fueron persuasivas, y era cierto que nadie llegaría tan lejos solo por un sentido
del deber. Pero Yuugo no pudo aceptar la realidad de inmediato. No podía creer que alguien como
él amara a un hombre ordinario como Yuugo.

E incluso si hubo amor, no supo cuándo comenzó.

"¿No puedes creerme?"

"Tú y yo vivimos en mundos muy diferentes. Solía ser tu secretario, pero ahora solo estoy en
una cafetería. Después de todo, eres famoso. Tú tienes un puesto muy importante en Estados
Unidos y la realidad es que tendrás que volver eventualmente".

"No voy a volver a Estados Unidos. Renuncié a mi trabajo allá".

"¿Qué...?"
J apoyó los codos en el reposabrazos y observó la reacción de Yuugo.

"Estuve pensando en explicar esto adecuadamente... En realidad, me retiré del negocio."

Yuugo estaba atónito. Como sucesor, J heredó muchas cosas de su padre, Frank Davis. No podría
haber sido más fácil decirlo que hacerlo.

"No hay necesidad de que tengas esa cara. Incluso si nunca te hubiera conocido,
eventualmente era algo que iba a suceder. Cuando mi padre falleció, pensé que sería libre.
Que vendría a Japón y me convertiría en ciudadano. Quería volver a ser un mero pintor y ya.
Ese era mi plan desde el inicio. Me vi obligado a llevar un peso mayor del que esperaba, por
lo que me tomó muchos años arreglarlo. Lo lamento."

J, que abandonó la pintura japonesa y se convirtió en un artista comercialmente exitoso, se volvió


un hombre de negocios que tenía un nombre que comenzó a aparecer en todos lados. Sus
actividades creativas declinaron en proporción inversa a sus sueños y, después de la muerte de su
padre, el negocio de la familia Davis se volvió algo tan ocupado que él detuvo por completo todo
lo que una vez soñó para su futuro.

"El error de mi padre, fue tratar de transmitir todo lo que construyó a su línea de sangre.
Entonces, hizo que sus hijos se parecieran a él y trató de que heredaran sus sueños. Los hijos
de la esposa legítima de Frank estaban rodeados de bienes y lujos, pero... A cambio de eso los
privó de su libertad y los oprimió hasta un punto en que se volvieron adictos a las drogas. No
quiero hacer lo mismo. No planeo tener hijos propios".

Se quedó desconcertado cuando le dijo: "No voy a tener hijos".

"No quiero que mis seres queridos se sientan incómodos nunca. Entonces, para deshacerme
de los lazos de la familia Davis, me retiré de la administración de la familia en cuanto tuve la
oportunidad. Hubo algunas reacciones violentas, claro, pero el 90% de todo el conflicto se
resolvió. Todavía estoy un poco ocupado, pero pronto podré concentrarme en administrar
"Sakura Gallery" y trabajar como artista a tiempo completo. Por eso vine. Porque creo que
ya estoy listo para algo más estable".

Cuando se quedó callado, J de repente se levantó del sofá y se arrodilló frente a Yuugo.

Le tomó la mano y le besó el dorso:

"¡J!"

"Te amo, Yuugo."

No tenía palabras. ¿Realmente este hombre que lo tenía todo, belleza, riqueza y talento, podía
llegar a amarlo también a él? J de repente suavizó su mirada y sonrió.

"Pareces confundido, siento como estás temblando." J besó la mano de Yuugo de nuevo. "No
haré nada más. Solo quería que supieras eso".

Dijo antes de ponerse de pie.

"Voy a dormir. Cuanto más estoy a solas contigo, más quiero tocarte. Es peligroso".

Lo dije como en broma, pero en el fondo de esos ojos ámbar, las llamas de la lujuria estaban
encendidas.

Después de tomar una copa de cóctel, Yuugo fue a la habitación de Kouta. Y allí, en una cama que
parecía sacada de un cuento de hadas, descubrió que la niña dormía como todo un angelito.

Revisó su rostro, le acomodó el cabello, le dio un beso y regresó a su habitación, pero recordando
el cortejo terriblemente serio de J, tuvo problemas para conciliar el sueño hasta que se hizo de día.
Chapter 17

Cuando se despertó, a la mañana siguiente, comenzó a sentirse increíblemente cansado. Era una
sensación como la que tenía antes de entrar en celo. Sin embargo, fue extraño porque todavía no
debería ser ese momento. Se dijo que era porque estaba muy nervioso y en una casa extraña, pero,
por si acaso, igual decidió tomar un supresor antes de tiempo:
El supresor del celo para el síndrome de Omega era una pastilla muy pequeña, pero el médico
también le recetó una inyección. Era un tipo de bolígrafo, similar a los que se utilizaban para el
tratamiento de alergias. Normalmente, el 90% de los síntomas del celo se podían suprimir tomando
el comprimido pero, si comenzaba a sentirse con la cabeza muy nublada o los signos del calor no
bajaban, entonces debía tomar los dos.

En todo caso, el medicamento inyectable tipo bolígrafo era para "uso de emergencia" y sin
embargo, dado que el número de pacientes con síndrome de Omega era extremadamente pequeño,
le dijeron que no pasaría nada siempre y cuando tomara su dosis regular cada mes.

Olvidó empacarlo.

Y ahora podía ser que estuviera sintiendo los efectos de un celo.

(Aunque todavía es temprano...)

A veces le llegaba tarde, pero esta vez fue la primera en que decidió venirle demasiado pronto. Tal
vez por recordar esa noche o por estar tan terriblemente nervioso.

Esperó a que el calor corporal bajara un poco, se puso pañitos fríos en las axilas y fue a la
habitación de su hija. Resultó que Kouta ya estaba despierta y leyendo un libro ilustrado:

"¡Yuu-chan! ¿Vamos a bañarnos ya?"

Cuando le dijo que se cambiara de ropa, ella respondió que quería bañarse primero así que estaba
verdaderamente sorprendido. Después de todo, ella era ese tipo de niña que odiaba bañarse en casa
y que lloraba ante la idea de tener champú en la cabeza.

Pero el baño que construyó junto a la recámara tuvo la culpa:

Tanto el inodoro como la bañera eran del tamaño de un niño, con imágenes lindas de osos y
conejos rosas por aquí y por allá. Además, el grifo se convirtió en una linda boca de león y había
encargado cada juguete de bañera disponible en el mercado.

"¿Puedo encender la ducha?"

"Sí, pero... Quiero decirte que vamos a tener que irnos a casa mañana temprano".

Diciendo eso, Kouta dejó caer sus hombros y gritó:

"¡Quiero quedarme aquí para siempre con J!"

En lugar de enojarse, Yuugo se puso a pensar en ello. Después de todo, J había dicho que dejaría el
negocio de la familia Davis y habló sobre su intención de deshacerse de sus lazos financieros para
convertirse en un ciudadano japonés completo. Por supuesto, también dijo que amaba a Yuugo y
que quería tener una vida pacífica con los dos. ¿Pero cuándo empezó? Mientras Yuugo estuvo con
J, se dio cuenta de la manera tan íntima en que convivían últimamente pero, en realidad no sintió
nada sexual estando juntos. Siempre fue un caballero muy atento y nunca pareció estar interesado
¿Fue por experimentar? No lo creía.

Pero igual, lo fuera o no, estaba convencido de que un amor complicado siempre lo sería.

"¿Yuu-chan?"

Kouta inclinó la cabeza hacia Yuugo cuando lo vio quedarse callado.

"Ah". Su rostro se volvió pálido y luego dos manitas buscaron las suyas. "Es una mentira. Kou
no sera hija de Jei. Amo a Yuu-chan así que..."

Yuugo sonrió involuntariamente y abrazó a Kouta con toda su fuerza.

"Yo también amo mucho a mi niña. Sería triste si decidieras irte con él".

Y mientras se balanceaba de atrás para adelante, Kouta hizo lo mismo:

"Yuu-chan, hueles a que estás enfermo..."

"¿Qué?"

Soltó su abrazo y le preguntó de vuelta:

"¿A qué huelo?"

Se olió el brazo, pero no había nada en particular.

"¡A dulce!"

"¿Lo hueles?"

"Sí, es rico. Pero cuando Yuu-chan está enfermo, siempre huele así en casa. ¿Estás malito?
¿Te duele algo?"

Kouta miró a Yuugo con preocupación.

Eso significaba que sentía el olor de la temporada de apareamiento. También, entendió que cuando
olía de esta forma, era cuando no se sentía bien.

El olor de las feromonas durante el celo era inmediatamente perceptible para las personas con
síndrome de Omega. ¿La niña era un alfa o un omega? Sin embargo, incluso los humanos Beta a
veces podían percibirlo así que esperaba, de verdad esperaba que Kouta fuera una beta.

"Estoy bien, amor. Gracias."

Yuugo abrazó a Kouta de nuevo. Sin embargo, en su corazón estaba lleno de tanta ansiedad que
apenas podía soportarla. Si Kouta notaba el olor, entonces a J le iba a pasar exactamente lo mismo.
Y en definitiva no quería volver a cometer un error como el de la noche de hace tres años.

Yuugo dijo: "Kouta. No me siento mal pero, por si acaso, estoy pensando en tomarme un día
libre hoy. ¿Puedes decirle eso a J? Dile que no se preocupe y ponte a desayunar ¿Bueno?"

Debería mantenerse alejado de J tanto como fuera posible. La niña cambió su expresión en un
momento.
"¡Está bien! ¡Déjamelo a mí! Yuu-chan necesita un descanso".

"Gracias, amor."

"Pom-pom", le dio unas palmaditas en la cabeza.

Sin embargo, dado que la mansión era enorme, no podía permitir que Kouta fuera sola. Antes le
habían dicho que llamara a la extensión si sucedía algo, así que, cuando marcó desde la habitación
de la niña y el personal del hogar respondió, comenzó a contarlo todo:

"¡Me disculpo por las molestias! No es gran cosa, pero, me gustaría descansar un rato. De
verdad que si pudiera hacerlo yo, entonces..."

Goto sonrió de inmediato:

"No pasa nada. Por favor, no te preocupes demasiado por eso. Soy su secretario, pero como J
se retiró de administrar el negocio en Estados Unidos, no tengo mucho trabajo real que
hacer. De ahora en adelante, también pensé que trabajar como mayordomo sería lo
correcto".

"¿En serio?"

En la cena de anoche, vislumbró que el trabajo de Goto originalmente era hacer un seguimiento de
la vida del padre de J. Ahora parecía más aburrido.

"Conozco a J desde que tenía la edad de Kouta, y era mucho más travieso que ella. ¡¡No te
preocupes por nada!! En ese sentido, Kouta es una niña bastante bien educada. Será fácil".

Goto dijo eso en el momento mismo en que se agachaba frente a ella para tomarle de las manos.
Además, fue evidente que le estaba dando a Kouta una mirada nostálgica, como si estuviera
mirando la infancia de J.

"Y la verdad es que me hace muy feliz estar con ella. ¿Qué dices, Kouta-kun? ¿Te gustaría
jugar conmigo mientras Yuugo-san no está?"

En respuesta a la amable pregunta del hombre, Kouta levantó alegremente los bracitos y respondió:
"¡Sí!" Con un grito bastante emocionado. A Kouta siempre le gustaron las personas de la edad de
Goto porque los clientes regulares de la cafetería eran mayores. Estar con él era como convivir con
su abuelito.

"Si tienes apetito más tarde, entonces te llevaremos algo de comida a la habitación".

Y de inmediato se llevó a Kouta con él.

Yuugo guardó el pijama y los libros ilustrados de Kouta y regresó a su habitación para poder
meterse en la cama. El medicamento debía estar funcionando ahora mismo pero, en realidad
todavía se sentía un poco letárgico como para lograr pensar con claridad. Se puso su ropa de
dormir de nuevo y se acostó como lo hizo durante la noche. No obstante, incluso si cerraba los
ojos, la cara de J, sus labios y las palabras de ayer siempre le venían a la mente como un huracán.

(Te amo)

Y el calor en el dorso de su mano mientras lo besaba.


Si las palabras "Te amo" eran ciertas, entonces no había hombre más feliz en el mundo que Yuugo.
Pero, aunque quería responder a sus sentimientos activamente, había tantos secretos que no sabía
cómo empezar a contarlos todos. Además, este cuerpo abominable afectaba a J y estaba el hecho
del embarazo que dio como resultado a la niña. Todavía podía escuchar su tono seco diciendo que
no tenía intención de tener hijos y aunque no fue una palabra que negara la idea de niños en si, fue
un poco impactante para el hombre quien había dado a luz a su hija sin su permiso. ¿Qué haría J si
supiera sobre este síndrome o sobre la realidad de Kouta? En primer lugar, era posible que no le
creyera de inmediato, y la idea de que se alejara de él hacía que temblara de miedo.

(¿Qué tengo que hacer?)

Pensó que el cortejo de J era por un sentido del deber, pero ahora que le había dicho que lo amaba
de verdad, las confusiones solo habían aumentado.

Mientras estaba acostado en la cama, pensando y dando vueltas para aquí y para allá, escuchó un
golpe en la puerta de la habitación. Imaginando que había traído la comida que Goto había
mencionado antes, se levantó rápidamente y respondió: "está abierto". Pero cuando la madera se
abrió y un olor delicioso entró, descubrió que la persona que traía el plato con el almuerzo era
precisamente J.

"¡J!"

"Buenos días. ¿Cómo te sientes?"

La expresión de Yuugo cambió cuando lo vio.

"¡Espera, aléjate de mí!"

Después de gritar eso en voz alta, se sorprendió tanto de si mismo que se tapó la boca. J parpadeó.

"Disculpa... Yo..."

No sabía qué decirle. ¿Qué debía hacer si las feromonas del celo afectaban a J? Todavía sentado
en la cama, se tapó la cabeza con una colcha y comenzó a abrazarse de tal forma que hizo una
bolita. Le preocupaba que el olor pudiera filtrarse en su dirección así que incluso contuvo el aire.

"Yuugo, está bien..."

Pero aunque J siempre fue bastante inteligente, no pareció darse cuenta de sus preocupaciones en
absoluto.

Después de poner la comida en la mesita junto a la ventana, se acercó a la cama y palmeó el


colchón.

"Yuugo..."

"Por favor, no vengas".

"Está bien. Todo está bien ¿De acuerdo?"

"¡No es así!"

Sin embargo, J, que estaba sentado en el borde de la cama, parecía diferente de lo habitual. En
otras palabras, tal vez estaba más nervioso.
"Tranquilo. Todo está bien. Kouta-kun está en excelentes manos así que no tienes que
preocuparte por nada."

"J..."

"Descansa. Si quieres quedarte en tu recámara por hoy está bien pero, no huyas de mí. No te
vayas sin decir nada y no me alejes."

Dijo con tristeza, acariciando el hombro de Yuugo sobre el futón. Por un momento, su suave toque
hizo que olvidara sus intentos por mantener el control de su cabeza.

"¿De verdad me amas, J?"

"¿Aún no puedes creerlo?"

Cuando le preguntó eso, Yuugo respondió:

"Aunque estuvimos juntos tanto tiempo, no actuaste como si te gustara en absoluto. Nunca te
sentí interesado en mi y luego, apareciste por primera vez en varios años y de repente me
dijiste que me amabas..."

Cuando dio su explicación, J murmuró en inglés: "Ya veo".

"No hablé abiertamente de mis sentimientos porque era tu empleador. No sabía si eras gay,
no sabía cómo te sentías. De alguna manera, también me dio miedo y pensé que no estaba
listo para escucharte decir que me fuera."

Originalmente, Yuugo estaba fascinado por las pinturas japonesas de Joichiro Arikasa. Tenía
miedo de que sus sentimientos fueran influenciados por eso.

"Me gustaste desde el principio. Estaba increíblemente interesado por ti, y cuando te conocí
de mejor manera, entonces descubrí que eras un joven más honesto y más atractivo de lo que
pensaba. Además de eso, tu voz es hermosa".

Después de eso, cuando Yuugo empezó a trabajar en Sakura Gallery, aprendió que era una persona
tan sincera y trabajadora, que definitivamente eran compatibles.

"Y desde ese día, pensé que no quería dejarte ir por nada del mundo."

Dijo que cuando escuchó que se quedaría, su alegría fue mucho más allá de la de un mero jefe.

"Antes de notarlo, ya iba bastante en serio contigo". Al darse cuenta de sus sentimientos, J
decidió acercarse a él de todas las maneras posibles. "Pero ya sabes, si un empleador acosa
descaradamente a un empleado, entonces me hubiera metido en muchos problemas."

Entonces, desde el momento en que Yuugo se dio cuenta de sus sentimientos por J, J ya lo amaba
como un loco. No sabía que fue hace tanto tiempo así que cuando finalmente hizo una expresión
sorprendida, J solo soltó una risita divertida y dijo:

"Pareces bastante sorprendido. El día de San Valentín, iba a decirte sobre mis planes de tirar
el nombre de Davis a la basura y también de mis ganas de establecerme en Japón
definitivamente".
Sin embargo, esa noche, sin saber por qué exactamente, iniciaron una relación física y luego,
después de un día en el que no pudieron hablar, Yuugo desapareció.

"Pensé que nunca te volvería a ver, y me estaba volviendo honestamente loco por ello. Pero,
igual que tú, pienso que tener esa noche fue algo bueno. Porque me dio la oportunidad de dar
el primer paso y hablar contigo de la manera que necesitaba para estar en paz".

La punta del dedo de J tocó suavemente la punta del de Yuugo. Era dulce y suave.

"Te amo. Realmente te amo. Por favor créeme. Y por favor... ¿Considerarías vivir conmigo
de ahora en adelante justo aquí?"

"Vivir con J..."

"Tú y yo, y por supuesto Kouta-kun. Nosotros tres".

J era bastante digno. No se trataba solo de una cita casual. ¡En serio estaba tratando de convertirse
en una familia con Yuugo y su niña! Su primer sentimiento fue alegría. Inmediatamente, sin
embargo, una voz susurró: "Pero" para borrarle toda la felicidad que le había subido. La verdad
era que Yuugo tenía un secreto, y no podía permitirse tomar su mano mientras estuviera allí.

Al ver a través de su vacilación, J lo llamó suavemente "Yuugo" y le estrechó la mano entre las
suyas. "Ayer dijiste que estabas en un mundo diferente al mío. Juro protegerte sin
importante cuál sea ese mundo."

Tomó sus dedos y lo besó en el dorso justo como anoche.

"Si no me crees, te pediré tu amor tantas veces como quieras. Todos los días. Te juro que te
amaré toda la vida. Por eso quiero que no te escapes y pienses en mi. Que te quedes
conmigo".

"Pero yo..."

"¿Qué piensas de mí…?"

Esa pregunta era extraña, como si esas fueran palabras que escuchaba por primera vez.

"Es una pregunta muy simple. ¿Tú me amas? ¿Crees en mi? Eso es todo lo que necesito. En
cuanto al resto de los problemas... Si me eliges, los dos deberíamos poder resolverlos juntos".

¿Pero qué pensaba Yuugo de J? Bueno, la respuesta se decidió desde el principio. A Yuugo le
gustaba J. Lo amaba. Y para ser honesto consigo mismo, quería tomarle la mano y decir que en
definitiva viviría con él. ¿Pero, estaba realmente bien? ¿Podría este cuerpo y la existencia de
Kouta convertirse en los grilletes de J? Pensó que si su existencia era la más mínima sombra en el
camino de esta persona, entonces debería irse.

<Pero no huyas>. Las palabras sinceras de J estaban disolviendo lentamente los pensamientos
endurecidos de Yuugo. ¿De verdad estaba bien si colocaba sus sentimientos al frente? ¿Qué era
realmente lo correcto?

El conflicto interno de Yuugo podría haber parecido extraño así que, al ver que se había quedado
en silencio mientras todavía lo miraba, J acarició su mano tranquilizadoramente y bajó la cabeza.
"Lo siento, estoy hablando de cosas extrañas ahora que no te sientes bien. Deberías dormir
un poco. Nos vemos cuando estés mejor ¿De acuerdo? Pero, quiero que lo pienses".

Diciendo eso, se levantó del borde de la cama y trató de irse.

"¡Por favor espera J!"

Al darse cuenta, comenzó a llamar a J. Y cuando vio su rostro girarse, encontró las palabras que
necesitaba decir.

"Yo también. J, yo también..."

Sus verdaderos sentimientos no habían cambiado. No importaba lo mucho que intentara reprimirlo,
no pudo olvidarlo nunca. Había guardado su recuerdo en su corazón todos estos años así que...

"Yo también te amo... J."

Los ojos de J se abrieron con sorpresa. Incluso sus labios, que tenía ligeramente separados,
temblaron.

"Yuugo..."

Una expresión mixta de alegría y un sentimiento de impotencia estaba allí. Seguramente había
estado realmente preocupado mientras esperaba la respuesta de Yuugo.

Al comprender eso, el pecho de Yuugo se volvió doloroso. Quería contarle todo sin salir corriendo
pero ¿Cómo reaccionaría si supiera la verdad? Estaba asustado incluso aunque necesitaba creer en
él.

"Siempre me has gustado, desde que empecé a trabajar a tiempo parcial en la galería. Antes
de darme cuenta, mi admiración se convirtió en amor así que, sí. Siempre te he amado.
Siempre fuiste solo tú".

El rostro de J se contrajo y dijo:

"¿Puedo acercarme a ti?"

Asintió y rápidamente se acercó a él, sacudiendo la cobija que llevaba puesta para poder abrazar a
Yuugo.

"Yuugo..."

Yuugo dijo apresuradamente después de que su nombre fuera llamado de esa manera: "Pero hay
algo que no te he dicho todavía..."

"Está bien, Yuugo".

J soltó el abrazo. Con ambas manos en las mejillas de Yuugo, lo acarició lentamente y susurró:

"No tienes que pensar en nada más, cariño. Solo escuchar que me amas es suficiente".

Cuando miró sus ojos, sintió que todo estaría realmente bien. Sabía que J lo aceptaría fuera como
fuera.
"Yo..."

"He estado esperando que me digas tu secreto desde hace mucho tiempo. Gracias por tener
tanto coraje".

Él no había dicho nada todavía. Sin embargo, J volvió a abrazar a Yuugo como diciendo que sus
intenciones eran suficientes.

"J..." Yuugo puso su brazo alrededor de la espalda de J. Lo había echado muchísimo menos y ni
siquiera lo había notado. "Ah... Es como un sueño"

Cuando murmuró esto sin querer, J sonrió suavemente y susurró en su oído. "Esa es mi linea."
Hasta que un aire dulce y suave comenzó a fluir entre los dos.

Un cambio se produjo de repente y sintió que su corazón daba un vuelco. Al principio, era algo
palpitante, lleno de nervios, pero luego, su corazón latió tan fuerte que llegó a ser molesto para sus
oídos. Su cuerpo estaba caliente, cada parte.

"... ¿Eh?"

Yuugo se sorprendió al sentir fuertes signos de calor a pesar de que estaba tomando supresores.

"¿Yuugo?"

J inclinó la cabeza en su dirección. Luego, abrió mucho los ojos como si se diera cuenta de que
algo estaba mal. El cuerpo de Yuugo ya había comenzado a doler.

"Ah..."

Y este fue un cambio físico inusualmente drástico.

Fue como regresar a esa noche y sentir una lujuria que le hacía volar la razón.

"Discúlpame, J. Por favor, sal de mi habitación. Por favor, sal..."

Su cuerpo temblaba violentamente de lujuria así que no pasó ni medio segundo hasta que Yuugo se
derrumbó en la cama para abrazarse a si mismo.

"¡Yuugo!"

J se apresuró a recogerlo entre sus brazos. Pero cuando extendió la mano en su dirección, se detuvo
al verlo temblar igual a si se muriera de frío. Luego, un sonido de jadeo le hizo mirar hacia arriba
en el momento mismo en que Yuugo notaba como J cubría su boca con fuerza. Tenía la piel roja,
completamente contagiado por su celo.

(¿Qué hago?)

¡No podía creer que estuviera en celo ahora! Además, no quería repetir lo mismo de esa noche
porque, aunque ahora podían entenderse, no deseaba tener sexo con J motivado por el instinto.

"J, vete..."

Solo pronunciarlo lo estimulaba tanto que comenzó a sacudirse otra vez. Sin embargo, J no se fue
y miró a Yuugo con la frente en alto como si eso le ayudara a soportar el dolor.
"Huele dulce. Como esa noche, pero mucho más fuerte..."

¿Iba a perder la cabeza otra vez? ¿Debía decir la verdad ahora? Trató desesperadamente de
moverse en su dirección incluso en medio de tanta lujuria. Pero, antes de que pudiera decir algo, J
volvió a abrir la boca entre respiraciones pesadas y preguntó:

"¿Tomaste un supresor?"

"¿Eh...? Sí."

"Yo también lo tomé. Pero es extraño. La medicina no parece funcionar".

Murmurando para si mismo, J sacó un teléfono móvil del bolsillo de su camisa y marcó a alguna
parte. Después de un rato, comenzó a hablar:

"Soy yo. Como era de esperar, el RUT de Yuugo comenzó antes de tiempo. Además, la
medicina no parece estar funcionando para nada... Tanto Yuugo como yo. Sí. Yo también
estoy en un estado de celo".

J hablaba como si entendiera lo que estaba pasando. Pero Yuugo no. Estaba aturdido e incapaz de
comprender la situación.

"No, deja que el personal médico se quede a la espera y evita que alguien entre en la
habitación hasta que vuelva a comunicarme contigo. Por favor, cuida mucho a Kouta-kun".

Colgó el teléfono. Luego sacó algo parecido a un bolígrafo del bolsillo trasero de sus pantalones y
se lo incrustó en el brazo.

"J... ¿Qué estás...?"

"Medicina de emergencia para celo. Si esto no ayuda, será mejor que me aleje de ti".

"¿Celo?"

"¿No le llaman así en Japón? El calor de un Omega... Cuando un Alfa está en celo, le
llamamos RUT en los países de habla inglesa".

Omega, Alfa. Yuugo se sorprendió cuando el nombre salió de la boca de J. Por un momento,
incluso el dolor del celo se le fue.

"¿Cómo lo sabes?"

Tanto Yuugo como J tomaron inhibidores. Además, J recibió una inyección de emergencia, pero no
hubo ningún efecto. Las áreas locales de Yuugo ya estaban dolorosamente tensas y, no solo eso,
sino que estaba deseando con fuerza al hombre frente a él. Se sentía dolorosamente deseoso por su
pene:

"Después de que te volví a ver, a veces, cuando salías de la tienda, podía oler un leve aroma
dulce de ti. Era el mismo aroma que esa noche... Cuando fui al doctor, descubrí que existía el
Síndrome del Omega. Y... Entonces vi que yo soy Alfa y Yuugo es Omega."

"J..."

"Podría haberte confrontado con los hechos y las notas médicas. Pero antes de eso, quería
escuchar tus verdaderos sentimientos. Quería escucharlo de ti. Si Yuugo no me amaba, y si
quería mantener la verdad oculta, entonces pensé en dejarlo justo como estaba. Si fuera
posible, entonces me quedaría como amigo pero si no pudiera hacer eso, entonces te habría
observado desde la distancia."

Cuando Yuugo vio la dolorosa sonrisa de J, la parte posterior de su pecho sintió un dolor muy
agudo.

(En serio, esta persona es...)

El hombre era devoto y realmente amaba a Yuugo desde el fondo de su corazón. Pensaba en los
sentimientos de Yuugo más que en los suyos.

"J... Lo siento." Instintivamente, Yuugo se aferró a J y rompió en llanto sin darse cuenta. "¡Lo
siento!"

"¿Por que te estas disculpando?"

El hombre, tan infinitamente amable como de costumbre, abrazó fuerte a Yuugo y lo besó. Ambos
cuerpos estaban calientes, casi llegando al límite.

"Me escapé de ti, no te dije nada... ¡No te dije que esa niña es tuya! Y yo..."

"Gracias".

Dijo una voz suave en su oído.

"Quería escuchar eso de tu boca. Debió haber sido difícil para ti ocultarlo por tanto tiempo.
¡Lamento haberte dejado cuando estabas en problemas!"

"J... Tú..."

Ante esas palabras, su corazón se relajó considerablemente. Ya no había nada de lo qué


preocuparse así que incluso lo abrazó más fuerte.

J recogió a Yuugo entre sus brazos y se mudó a su propia habitación a pesar de que su cuerpo debía
estar terriblemente dolorido. Ninguno de los dos se sentía cómodo estando al lado de la habitación
de su hija en medio de esta situación en la que estaban a punto de perder la razón. Sin embargo, en
cuanto cambiaron de recámara y puso a Yuugo-san en el colchón, J dejó de ser un caballero. Se
inclinó sobre él y lo besó como si quisiera arrancarle la carne.

"Mmm..."

"Lo siento, no creo que pueda ser amable".

Aun así, agresivo o amable, esta persona era tan querida para él que no le importaba.

"Está bien. No puedo soportarlo más..."

Tan pronto como dijo eso, sintió que sus ojos color ámbar comenzaban a brillar con fuerza. Una
gran mano se extendió en su dirección y se encargó de quitarle los botones uno por uno hasta
dejarlo desnudo. La entrepierna de J estaba terriblemente tensa así que Yuugo también trató de
quitarle el cinturón y los pantalones, pero resultó que estaba tan emocionado que no podía hacerlo
bien.
J sonrió débilmente. Luego se bajó la ropa.

Cuando vio su pene tan terriblemente arqueado, la excitación fue tanta que sus ojos se pusieron en
blanco. Se sintió menos vacilante que la primera vez y se abrió completamente al placer y a la
excitación. Dejó que J le quitara los pantalones de pijama junto con su ropa interior y abrió bien las
piernas para que lo viera todo. Tenía una contracción nerviosa. Fue peor cuando metió su dedo
dentro de él.

"Ya estás mojado..."

Hizo un sonido de chapoteo, y luego dos dedos se sacaron y se insertaron muchas veces.

"Es un agujero bastante travieso..."

Yuugo estaba emocionado por la voz cruel que normalmente le haría ponerse nervioso.

"Ya... Por favor, mételo. Hazme el amor"

Yuugo también invitó a J diciendo algo que normalmente nunca se atrevería a decir. Ya estaba
cansado de los juegos previos educados, ahora quería su verga.

Le sacaron los dedos por detrás y le levantaron las piernas. Hubo un beso...

"Ah, ah..."

Una caricia.

Luego se incrustó hasta la raíz de tal manera que su vello púbico le hizo cosquillas en todos lados.

"No, no... Ah"

Un increíble placer comenzó a correrle de pies a cabeza. Yuugo enderezó su espalda, tembló por
un momento, eyaculó vigorosamente y dejó que las gotas volaran hasta mancharle el pecho.

"¿Aunque lo acabo de poner? ¿En serio?" J sonrió con burla a Yuugo. "Bueno... Supongo que
no se puede evitar".

Miró a su acompañante y luego J relajó sus caderas y gruñó hasta volver a estimularlo con el pene.

"Voy a..."

"Pero tampoco creo que dure mucho".

Después de eso, comenzó a perforarlo violentamente. Luego, un pene caliente se frotó contra su
pared interior y lo sujetó hasta sentir que iba a alcanzar el orgasmo.

"A-Ah... Ah"

Una voz fuerte se filtró al mismo tiempo en que J golpeaba sus caderas como si lo quisiera partir a
la mitad. Sin embargo, de repente contuvo la respiración y dejó de moverse. Los brazos que
sostenían su cintura temblaron con fuerza y, con un suspiro impresionante, lo sintió eyacular dentro
de su cuerpo hasta que tuvo que gritar.

"¡¡Ah!!"
Yuugo tuvo una sensación de placer gigante, pero ni siquiera eso fue suficiente. Sin embargo,
como si traicionara el deseo de Yuugo, J lentamente sacó su pene y lo miró.

"Umm..."

"No pongas esa cara. Este no es el final".

Agarró sus nalgas y volvió a clavarle el pene:

"¡Ah!

Una mano salió por detrás, le envolvió el abdomen y amasó los pezones puntiagudos de Yuugo
hasta convertir toda esta parte en una zona erógena que evocaba un placer aterrador.

"Ah, ah, ah".

Antes de darse cuenta, Yuugo estaba respondiendo a los movimientos de J, sacudiendo sus caderas
de adelante para atrás a su ritmo y abriendo la boca incluso si no podía emitir sonido alguno.

"J, J..."

Mirando hacia atrás, notó que J sonreía un poco para él. Luego se inclinó y lo besó en los labios.

"Te amo, Yuugo. Poder abrazarte de nuevo así, es como un sueño hecho realidad".

J, que besó la boca de Yuugo muchas veces, hizo lo mismo con sus hombros y también con su
clavícula.

"Hueles irresistiblemente bien, maldición..."

Cuando lo mordió en el cuello, Yuugo dejó escapar un grito impresionante.

"Ah, J... ¡J! Umm... Ah."

Mientras le perforaba la piel con los colmillos, el dulce dolor del encuentro amplificó el placer .
Luego extendió el cuello como si lo invitara a hacerlo más fuerte.
Chapter 18

"Yuugo, Yuugo..."

Cuando J lo llamó, con una voz increíblemente necesitada, y al mismo tiempo le dio un mordisco,
un golpe de calor recorrió todo su cuerpo en una fracción de segundo.

"Ah... J. ¡Más!"

"Quiero disfrutar más de ese dolor." Pensó "Quiero confiarle todo a J." "Quiero ser
devorado completamente"

Y como para hacer que la otra persona perdiera la razón, movió sus caderas de atrás para adelante
y mantuvo su pene muy dentro de él para que no fuera a irse.

"Yuugo..."

J levantó una voz ronca, como si fuera realmente insoportable, y comenzó a volverse más duro y
más grande para él de inmediato. Al mismo tiempo, el dolor en el cuello de Yuugo aumentó hasta
un punto en que imaginó que le había arrancado un pedazo.

"Ah, ah, ah..."

Podía escuchar una respiración áspera en su oído. J le mordió la nuca y luego apuñaló su cuerpo
tantas veces que ya no podía ni gritar. Fue un sentimiento extraño. Una sensación vertiginosa y un
frescor que hacía hervir la sangre de todo su cuerpo hasta convencerse a si mismo de que se había
vuelto uno con J.

"J..."

Temblando y sacudiendo su cuerpo como un loco, eyaculó por segunda vez casi al mismo tiempo
en que J lo hacía.

Mientras aún estaban conectados, respiró con fuerza por un rato, (todavía sintiendo el resplandor
del clímax) y después de un tiempo finalmente consiguió que sus labios se separaran de su piel.
Mirando hacia atrás a J, incluso notó que había un poco de sangre en sus labios. Algo a lo que no le
tomó importancia una vez que lo besó de nuevo y le dijo que lo amaba. De hecho, habían
alcanzado una extraña sensación de unidad gracias a eso. Un sentimiento poderoso, como... Un
enlace. Como prueba de ello, descubrió que incluso entendían lo que cada uno quería decir incluso
sin ponerlo en palabras.

Cuando J sacó el pene, Yuugo se volvió hacia él y se abrazó a su pecho. Los fuertes brazos de su
pareja lo sujetaron y le hicieron acurrucarse hasta que finalmente se quedaron dormidos.

Ahora, el sol se estaba filtrando desde la ventana que daba hacia el vestíbulo del hospital.

J inclinó su cuerpo para crear una sombra que pudiera proteger a Yuugo: "¿Cambiamos de
asiento?"

"No, está bien. Vaya, es verdad que te parecías muchísimo a Kouta a su edad".

Los ojos de Yuugo se abrieron con sorpresa cuando abrió la foto transferida a su dispositivo móvil.
En la imagen, se podía ver a J, que tenía aproximadamente la edad de la niña, tomado de la mano
de un joven Goto. El hombre siempre decía que Kouta y J podían ser prácticamente el mismo niño
así que le pidió que le enviara la prueba.

Ya habían pasado dos meses desde aquel día en que confesaron sus sentimientos y volvieron a
conectar sus cuerpos en medio del calor. Los dos se abrazaron desde la mañana y continuaron
juntos hasta que se puso el sol. Gracias a eso, al día siguiente estaban tan exhaustos que no fueron
a ningún lado y Goto y el resto del personal tuvieron que cuidar a Kouta y llevarla al bosque y el
lago en representación de sus padres.

En la mañana del cuarto día, regresaron a casa y descubrieron que la tienda ya estaba funcionando
como de costumbre. J y Yuugo hablaron sobre "Coffee Mizuno" y llegaron a la conclusión de que
no podían alejarse de allí tan de improviso. Sin embargo, no era posible viajar en helicóptero todos
los días, por lo que, por el momento, Yuugo y Kouta iban a seguir viviendo en la casa de sus
padres por un tiempo. Sin embargo, le contó a su familia sobre J, su relación, y se los presentó
adecuadamente. Ya hasta habían planeando tener una cena en la mansión de J en un futuro
próximo.

Todavía no era posible explicarle todo a la niña, y J y Yuugo terminaron diciendo que eran pareja.
Solo eso. Después de todo, J estaba de acuerdo sobre ir despacio con lo demás.

Cuando la vida cotidiana de los dos pareció volver a la normalidad, apareció un cambio en el
cuerpo de Yuugo que le hizo encender las alarmas. Por eso hoy estaban en el hospital para una
revisión.

"Mizuno-san, por favor entre a la sala de examen".

Mientras miraban la foto de J, los dos se pusieron de pie cuando los llamó la enfermera.

"¿Estás nervioso?"

J le preguntó a Yuugo, quien se puso de pie como si fuera un robot. Respondió "solo un poco".

J agarró suavemente su mano.

"Está bien. Pase lo que pase, estaré aquí contigo".

Con esas palabras y el calor de su mano, Yuugo sintió que su tensión se desvanecía lentamente
hasta volverse polvo. Cuando entraron en la sala de examen, el médico tratante saludó y dijo:

"Los resultados de la prueba ya me llegaron".

En el momento en que el médico vio la cara de J al entrar en la habitación, pareció adivinar que era
el padre de Kouta.

De la boca de J, se escuchó decir que era "Su Alfa"

"Me alegro de conocerlo por fin". Dijo con una sonrisa. "Como resultado del examen,
encontramos que no hay signos de embarazo en el señor Mizuno".

Yuugo se sintió aliviado, pero también un poco decepcionado por eso. Al parecer J sintió lo
mismo. Mirando hacia un lado, sonrió y se encogió de hombros.

"Se dice que el coito en el celo, tanto para Alfa como para un Omega, tiene una probabilidad
muy alta de concepción. Sin embargo, ya que tomó la medicina antes, no hubo problema con
el efecto anticonceptivo".

"Pero después de eso, Yuugo no ha entrado en celo."

Dijo J. El hombre, quien descubrió el hecho de que tenía el Síndrome de Omega en una institución
médica estadounidense, ya estaba completamente registrado como un alfa en todos los servicios
médicos. Y ahora, después de recibir una conferencia sobre su caso y hacerle llenar muchos
documentos y formas, también tenía su propio kit japonés de medicamentos para suprimir el celo.

"Ahora solo muestra pequeños síntomas, como sentirse letárgico, pero es todo. Incluso parece
que ya nadie percibe su olor."

Así es. Desde el día en que los dos se volvieron una pareja, la constitución de Yuugo cambió
completamente.

Cuando se trataba de su ciclo de celo habitual, había algunos signos letárgicos, pero no dolores
corporales como antes. Por si acaso, tomaba medicina para que no afectara a su Alfa, pero el
propio Yuugo no tenía ningún problema de salud importante así que a veces no lo hacía. Sin
embargo, cuando tenía sexo con J durante su ciclo de celo, de repente entraba en un fuerte estado
de calor que duraba días. Algo en el que incluso el medicamento ya no era efectivo.

Pasó eso en el primer mes, pero se observó la misma condición en el segundo mes, así que por eso
fue a ver a un médico.

"Los resultados de la prueba no revelaron ningún problema. Los números son los mismos
que en la prueba regular anterior. Mientras mantenga una distancia física de su pareja solo
durante el período de celo, no debería tener problemas para vivir con normalidad".

Ciertamente, mientras estuviera lejos de J solo durante la temporada de apareamiento, el resto del
tiempo se sentía muy fácil. Gozaba de buena salud y nunca tenía problemas.

"¿Pero por qué el cuerpo de Yuugo cambió repentinamente?"

J todavía parecía preocupado. El doctor gimió, "Hmmm".

"Todavía hay muchas cosas sin explicar sobre este síndrome."

El médico se frotó la nuca. Yuugo se frotó la nuca también.

El hombre entonces señaló: "¿Te mordió tu pareja?".

"Ah, sí. Y quedó una marca de hecho..."

"Ya veo". Dijo el médico, frotándose el cuello otra vez. "Una vez hubo un caso en el que una
pareja de alfa y omega se mordieron la nuca durante el coito en el período estral, tal como
esta vez. Y sí, ciertamente también cambió todo el asunto. Su cuerpo se volvió más estable."

No habían surgido otras historias similares, ni se había aclarado la relación causal entre una
mordida y los cambios en el estado de celo. Sin embargo, ya que los síntomas eran generalmente
leves, no había necesidad de lidiar con la situación actual por lo que, en cualquier caso, el criterio
del médico era que, dado que no había ningún problema con su salud, solo era cuestión de ver
cómo iban desarrollándose las cosas por el momento.
"Dice que no hay problema, pero es incómodo que haya algo que no entiendas con tu
cuerpo."

Al salir del hospital, J todavía estaba tan preocupado que no dejaba de hablar al respecto. Yuugo
asintió, pero se rió. Siempre había sido amable, considerado y caballeroso, pero J, que se convirtió
en su novio, era aún más sobreprotector ahora que antes. No solo para él, sino también con Kouta
y con el precioso hogar de Yuugo.

"La abuela me llamó."

"¿Qué dijo?"

Mientras entraba en el auto, en el estacionamiento del hospital, J informó sobre lo que había dicho
su abuela por teléfono.

"Parecía aliviada cuando escuchó que no había ningún problema en tu cuerpo. Pero me dijo
que no te malcriara demasiado. Nunca fue mi intención malcriarte. Dije eso."

Yuugo volvió a reír. J dijo: "No te rías, parece que miento."

Desde el helipuerto de la bahía, los dos se dirigieron rumbo a la mansión de J. Todavía no estaba
acostumbrado a las camionetas enormes y los helicópteros lujosos, pero no se podía evitar porque
era mucho más rápido por aire.

Era obvio que su mundo todavía parecía increíblemente diferente al de J, pero Yuugo tenía toda la
intención de acercarse poquito a poquito para compartirlo.

El helicóptero abandonó el área urbana y, en poco tiempo, el bosque se extendió debajo de los dos.
Después de aterrizar, Kouta saltó por la entrada y Goto, que la perseguía por detrás, dijo: "Si
corres, te caerás" y trató de detenerla.

"¡Yuu-chan! ¡J! ¡Bienvenidos de nuevo!"

Y de verdad se cayó en el césped. Luego se levantó rápidamente y corrió hacia J mientras se


frotaba el golpe de su cara. Solía saltar a Yuugo primero, sin embargo, a diferencia de él, J no veía
a Kouta todos los días por lo que no se podía evitar.

"¿Estás bien, cariño?"

"¡Estoy bien! ¿Qué crees? ¡Atrapé muchas cochinillas! Le daré una a Jei más tarde".

Venía aquí todos los días cuando el jardín de infantes estaba cerrado y cuando la tienda no tenía
tantos clientes. Pero parecía que ya se había acostumbrado a vivir en la mansión últimamente.
Como J, era muy unida a Goto.

"Hay té y dulces en el comedor, pero, antes de eso me gustaría mostrarles una cosa".

J dijo eso mientras recogía a Kouta entre sus brazos y se dirigía a la mansión. Yuugo estaba
nervioso

"¿Qué quieres mostrarme?"

Estaba a la defensiva porque parecía hacer compras costosas cada vez. J disfrutaba dando regalos
a Yuugo y Kouta, y compraba ropa y accesorios sin pensar en el precio. No podía llevarlos a la
casa de sus padres debido a lo exagerados que eran, así que los dejaba todos en el armario. Seguro
que era un desperdicio tener las cosas que le había dado aventadas por allí pero, no quería que
Kouta recordara demasiado lujo cuando creciera. ¡Le había hecho prometer que solo daría regalos
caros para los aniversarios! ¿Mintió?

Cuando miró en silencio a J, J beso la nariz de Yuugo con una sonrisa. Tal vez para tranquilizarlo

"Es sobre la habitación cerrada. Lo mantuve en secreto, pero finalmente puedo mostrarlo"

Este era el único lugar en la mansión donde Yuugo y Kouta no podían entrar.

"¡Habitacion secreta! ¡Vamos a la habitación secreta!"

Kouta vitoreó, Yuugo estaba encantado de que se revelara el secreto.

Los tres se dirigieron a la habitación en el primer piso. J colocó a la niña frente a la puerta y dijo:
"Ábrela."

"Voy..."

La puerta no tenía llave así que la abrió con miedo. De repente, una atmósfera única flotó desde
adentro y un olor nostálgico, que se parecía al aroma del almacén de Sakura Gallery, comenzó a
llenarlo todo. Pero no era una galería. En realidad, el interior parecía más bien un pequeño taller. El
techo era alto, y las paredes internas y el piso estaban hechos de concreto, había viejos bancos de
trabajo y estantes de madera muy usados. Además, podía verse perfecto el jardín desde la ventana
trasera.

"¡Oh, mira allí!"

Kouta, quien fue levantada por J nuevamente, señaló un cuadro colgado en la pared.

"Un árbol de flores de cerezo".

Era una pintura japonesa de Joichiro Arikasa. La composición era mucho más sofisticada que la
que Yuugo había visto en la oficina de su profesor universitario, pero era inconfundiblemente suya.

Yuugo lo entendió de inmediato.

Este era el taller de J. Un estudio de pintura de estilo japonés que una vez fue abandonado.

"Que bonito, J..."

Y en un pequeño lugar rodeado de estanterías, en la esquina del espacioso taller, había un cuadro
chiquito apoyado contra la pared. Y contrario a la ligeramente melancólica imagen de los cerezos
en flor por la noche, esa pintura de colores brillantes resultó ser un retrato.

"Oh, es Kou. ¡Es un dibujo de Kou y de Yuu-chan también!"

Kouta habló primero.

En la pintura, Kouta, quien estaba siendo sostenida por Yuugo, se reía de una manera bastante
feliz. Era una imagen tierna, suave y agradable, sin florituras.

"Después de reunirme con Yuugo, me sentía increíblemente feliz cada vez que veía al padre y
a su hija juntos. Quería tener un recuerdo de eso".
"¿Por qué tú...?"

Yuugo intentó hablar, pero su voz tembló un poco. J puso una cara feliz.

"Quiero proteger la sonrisa de ustedes dos. Quiero verlos para siempre. Lo diré de nuevo.
Los amo muchísimo así que, por favor, déjenme quedarme a su lado de ahora en adelante.
Como una familia".

Los ojos ámbar miraron a Yuugo. Junto a él, Kouta, que tenía la misma mirada, extendió las
manos en su dirección para que pudieran cargarla.

Se miraron el uno al otro. Yuugo sonrió mientras contenía las lágrimas y después de eso, se apoyó
en el pecho de J y abrazó a Kouta con muchísima fuerza.

"Sí. Por favor, quédate a mi lado también, J. De ahora en adelante y para siempre".

Incluso si había dificultades, quería vivir siempre con J y con su pequeña Kouta.

J también sostuvo a Yuugo y a la niña. Y como si Kouta hubiera sentido cosquillas gracias a eso,
se rió hasta que los contagio a los dos.

El suave abrazo de ese hombre y la risa de la bebé llenaron de felicidad cada parte del alma de
Yuugo.

FIN

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