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Leslie Schmied

OCHO MESES
PRÓLOGO: ANTES DE TI.

Cuando empecé a escribir no sabía cómo serías, no sabía si serías niño o


niña, si acaso te parecerías a mí o a él y me puse a escribir pensando un poco en
contarte a ti todo esto cuando “fueras grande” y también, un poco por no olvidarlo
yo.

Esto no es mas que la compilación de todo lo que escribí en esos días, una
adolescente, una que no tenía mucha idea de lo que “ser madre” significaba, una
que estaba aterrada y a ratos sentía que se podría comer al mundo.

Vivía herida, harta de todo, con ganas de dañar a los demás porque yo
misma sangraba por dentro. Y hay cosas de esa época que no me gustan, pero no
puedo cambiarlas ya. Sea como sea, son cosas que me llevaron a ti.

Esto que sigue es tu historia. Mi abuelo dijo que todos nos debería anteceder
una historia de amor… me temo que esta no es usual. Pero, si te fijas bien, sí, hay
amor.

***

Los recuerdos venían desde mi niñez, esa de ojos enormes y mundos de


fantasía, recordándome lo que no quiero… de repente, por la noche la penumbra
inmoviliza mi sueño inquieto. La respiración es sonámbula, el miedo aparece
arañando el velo de mi alma, provocando gritos de garganta herida, rompiendo
toda calma. Lo veo de nuevo a él, revivo aquellos momentos, suplico otra vez,
intento defenderme, alejarlo de alguna forma, pero no, es demasiado fuerte, la
historia se repetirá como cada noche.

Despierto gritando y sin poder contener las lágrimas, que se vierten como
un río crecido... ¡estoy harta de las putas pesadillas! Ahora mismo no sé si deseo
morir o si estoy muriendo, no tengo fuerzas… ya no puedo…

Me levanto como cada noche y me dirijo a la cocina, le he robado un


cigarrillo a mi madre y me acerco a la ventana a fumar, en un vano intento de
disipar el humo. Llevo ya 7 años de pesadillas…
Mi madre no se ha dado cuenta de la situación, pasa metida en su trabajo y,
en casa, siempre está con Vera y yo detesto a Vera, es un hombre que vive a
costillas de otros, le roba el dinero a Cototo y luego me echa a mí la culpa, me echa
de casa en cuanto ella se va… eso cuando no quiere manosearme de noche. Creo
que dormir con Nico es buena idea, al menos la presencia de mi perro lo espanta.
Además… mi padre está ausente, no lo he visto hace más de un año, a veces me
pregunto qué hice que fuese tan malo. ¿Será que los adultos son así? Ausentes,
llenos de reuniones y negocios sin terminar, que viven en un mundo en donde las
sonrisas no son importantes, ni los abrazos… o será que se supone que a mi edad
ya no los necesite y hay algo malo en mí que se niega a madurar. No lo sé…

A veces… sólo a veces quisiera acabar con todo, no habría más dolor en mi
hombro, no más ausencias, ya no habrían más gritos que amortiguar con mi
almohada, ya no tendría que ir al bosque para que el ruido pase, para limpiarme
con el viento entre sus hojas… me siento sola.

***

Salgo de clases y no quiero ir a “casa”, vago por ahí, en la bicicleta como


siempre y entonces reconozco la sensación de estar siendo mirada, alzo los ojos y
está él, me hace una señal y me dirijo al sitio de costumbre, sé que él vendrá luego.

Sabemos que nuestros padres nos matarían de sabernos juntos y esta


relación tiene la emoción de lo prohibido, unos “Romeo y Julieta” en tiempos
modernos… hmm, tal vez no sea buena esa comparación, esa historia, más que
mal, terminó en tragedia.

Besos bajo la lluvia, unos “te quiero” dichos con la creencia de que no se
acabará esto nunca; promesas y castillos en el aire, los abrazos que quiero. A veces
pienso que sólo le tengo a él, es quien sabe de las cicatrices que me envuelven y las
cubre de besos, es quien dice “no importa, está bien” cuando me sabe triste y yo
insisto en que estoy cansada, en que tengo terror en convertirme en adulto.

Se ríe de mí y es como escuchar música, siempre tuvo la risa cantarina.


Quisiera que entendiera ese miedo, los adultos abusan, golpean, raptan, te
abandonan… ¿en qué momento una se vuelve monstruo? ¿será algo de todos?
¿pertenecerán los abuelos a la misma categoría? Sobre lo último tengo respuesta,
para mí son una especie aparte, pero… ¿es que hay forma de saltarse la etapa
adulta?
Un beso más y un “hasta luego”, sé que lo veré pronto, disimulando ante los
demás, puesto que así lo decidimos, pero llegará el día en que, ya lejos de nuestros
padres, podremos anunciar todo esto a los demás, total, solo quedan dos años para
que ingrese a la universidad y él podrá largarse de aquí el próximo año.

***

Una nueva discusión en casa, el tema de Luis Pino sale de nuevo, los gritos y
las recriminaciones, ¿cómo no puede entender que no le dije por tener miedo? Si
hablaba, si había una denuncia, declararían a mis padres “no aptos” ¿acaso no le
parece suficiente amenaza? Ella no entiende el terror a perder a mi familia, siempre
hay una sombra aquí, siempre la amenaza latente de que me alejen por fin de todos
ellos. Y yo ¡me niego! Me niego a arriesgar la cercanía de mis abuelos, la de mis
primos, las tardes de verano en Santiago o en la Cordillera. Yo me niego a
arriesgarlos de alguna forma, sí, es una mierda de familia, pero es la mía y es todo
lo que tengo, por mucho que sea prestada.

***

La historia se repite, sólo cambia el escenario, lo que fue ya no es; los


castillos de aire se derrumbaron uno a uno… ¿y ahora qué? ¡Qué alguien me lo
diga! Será que estoy maldita, que cada persona que amo termina marchándose,
que soy el eterno juguete o el desecho de todos. ¡No lo entiendo! ¿qué ha
cambiado? ¿qué?

Entonces lo veo entre la multitud, es a otra que le sonríe, esa sonrisa de


medio lado que creía mía en exclusividad, ella sonríe a su vez… acá yo sobro.

Dime adiós con valentía... ¡sé una persona con valores cuando te lo pida!

Corta de un tajo todas mis esperanzas, aquellas que me regalaste en bandeja


de plata cuando desnudaste una pequeña parte de ti para mí, sangra mi herida de
nuevo, hazte el ignorante, el alma cándida de toda esta historia.

Vete, sal huyendo, pero quizás alguna vez recuerdes todo lo que fuiste para
mí, todo lo cerca que estuviste de entrar en un abismo sin vuelta atrás. Hay que ser
muy valiente para dejarse caer, y tú no pudiste dar más de si, quizás... o quizás
sólo construiste una hermosa mentira tejida a base de humanidad. Ya no reconozco
tus virtudes, aquellas que eran quebradizas y estaban llenas de imperfecciones a la
misma vez, aquellos tics tuyos que me daban las claves para sentir mi debilidad y
lo frágil que soy ante el atisbo de cada persona herida.
¡Ten valor!, háblame con crudeza, dime que no signifiqué nada en tu mundo
de cristal, perfecto, construido a base de rutinas necesarias para no perder el
control, cuéntame que fui un juguete divertido para ti, dime que quisiste huir a
tiempo, que lo conseguiste a cambio de dañarme, de herirme en mi confianza en
ti...

Lee tu mente en un momento, sé honesto y trata de decirte a ti mismo que


hiciste lo correcto, a fuerza de herir con crueldad, trata de hacerme entender tu
verdad, aunque esté oculta en una oscuridad tenebrosa y que provoca escalofríos.

***

Los veo a todos frente a mí, uno al lado de otro... sé lo que me espera, lo
mismo de siempre. No puedo moverme, me sujetan, son demasiado fuertes,
intentar resistir sería recibir golpes... pero lo hago de todos modos.

Y el primer golpe cae en la cara, la cruza de ceja a pómulo, un corte más...


una cicatriz más. Lo ignoro, trato de zafarme de sus manos, de escapar, otro de
ellos, esta vez mi padre, es quien patea mis costillas para impedir mis intentos.

— ¿Creías poder escapar? ¿pensaste en que podrías refugiarte siempre? No


puedes, eres nuestra, tan poca cosa que nadie te salvará. A nadie le importas, a
nadie le interesa lo que aquí pase.

No quiero escucharlos, ¡eso no es verdad!, debe haber alguien, aunque sea


una persona que me ayude, una, nada más que una... Me aferro a esa idea y mis
ojos buscan la puerta, esperando a que llegue...

Sujeta mis muñecas, suelto un brazo y mi codo lo golpea... grave error,


siento luego el golpe.

_ Shhh, callada, no hagas ruido, ni se te ocurra llorar o te daré una razón


para que lo hagas.

Apreto los dientes, no debo llorar, no les daré ese gusto... no voy a llorar.

_ ¿Sigues tratando de hacer como que no te importa? créeme que antes de


unos minutos te oiré gritar... ¿acaso piensas que llegará? Está aquí y no le importa
¿ves?
Y si, veo... está ahí, impávido, frío... "ayúdame", le pido y no mueve ni sus
cejas. "Por favor, ayúdame" insisto, mientras Pino está en lo suyo y los golpes me
llegan en los brazos...

_ No le interesas, sólo fue una ilusión, no eres nada ¿entiendes? ¡nada! Deja
de esperar, estás sola... como siempre.

Las cosas suceden con excesiva lentitud... todo ante su mirada. Le veo
alejarse y no puedo evitar llamarlo...

¡¡¡¡!!!!

El despertador suena, estoy llorando (otra vez)… supongo que el tipo aquel
tiene razón… estoy sola.

***

Tomé todas las pastillas de casa y las molí una a una, supongo que es un fin
como cualquier otro, pensarán que duermo. Bueno, eso si es que me van a ver a mi
cuarto… y sino… pues se darán cuenta mañana o el día que sea ¿qué más da?

No creí que todo terminaría así…

¡¡¡RING!!! ¡¡¡RING!!!

Puto teléfono ¿quién será?

— Aló.

— ¡Hola, Lele!

— ¿Qué pasa, Zócar?

— Es que estaba viendo la tarea de matemática financiera y no termino de


entender la diferencia entre moda y promedio. ¡Para mí es lo mismo! ¿me explicas?

— Ojojó, vale… aquí voy otra vez…


Treinta minutos después, logré que entendiese, ¿por qué quería las
respuestas ahora?... escucho el auto de Cototo, escondo todo, tal vez mañana sea el
día.

Ya en mi cuarto vuelvo a pensar en Zócar y sus preguntas, pero si la tarea


esa era para después del… espera ¿qué fecha es? ¿en serio?... ni siquiera me había
dado cuenta de la fecha.

***

— ¿Qué quieres?

— Tengo un atraso.

— No puedo ser padre, Leslie, me iré a la universidad el próximo año, no


puedo echar mis planes por la borda por… un error— dijo.

— Comprendo.

— Podría conseguir dinero para abortar, si es que estás embarazada.

— No, yo me haré cargo si es así, no te molestaré jamás para nada. Me


bastaré yo para querer y hacer.

— ¿Y qué dirás?

— Algo se me ocurrirá, nadie sabrá de ti.

¿Estaré embarazada?

— Cototo ¿me sacas hora para el ginecólogo?

Ella me mira de forma rara y responde sin más:

— Sí, te saco hora.

A la mañana siguiente saldré de dudas.


MES 1: MAMÁ… MUÉRETE

Llegamos en la mañana a la consulta, ella me acompañaba pero, claro, sabía


que se quedaría fuera, hace mucho que no la dejo entrar conmigo a ver a ningún
médico. Llega la hora de mi turno, me levanto y le digo:

— ¿Y si estoy embarazada?

— Me muero.

Carlos Yurac es un viejo, debería estar jubilándose ya, me pregunta el


motivo de mi visita.

— Tengo un atraso — le contesto.

— ¿Hay posibilidad de embarazo? — pregunta sin más.

— Sí.

Llama a su ayudante, me hacen una eco, yo solo siento algo frío que mueven
en mí, de la pantalla entiendo poco y nada. Por fin me mira y anuncia:

«Felicidades, aumentas las estadísticas de adolescentes embarazadas»

Embarazada… estoy embarazada…

Las instrucciones de exámenes y vitaminas llegan a raudales, pero ¿cuántos


exámenes se hacen por un embarazo? Sangre, perfil lipídico, orina, VIH, seguro
termino con más agujeros que un colador.

«Tendrás que tener cuidado con ciertas enfermedades, como la rubeola, es


peligrosa para tu hijo»

Escucho los latidos, rápidos… tan rápidos, como lo eran los de mi conejo
años atrás… latidos.

«Necesito algunos datos para completar la ficha de embarazo. ¿Grupo


sanguíneo?»
Veo de nuevo la pantalla, y distingo un perfil, difuso, perdido…

Está ahí… vida. Está ahí… familia, algo que no perderé con amenazas
absurdas. Alguien con quien no seré un bicho raro… me tocará ser la adulto de
alguien ¡Yo! Una adulto yo.

Salgo de la consulta, con las órdenes de análisis en mano, el carnet de


embarazo, las recetas de vitaminas y demás indicaciones. Cototo se levanta y
pregunta cómo me fue:

— Mamá… muérete.

Salí de allí a continuación, caminando en dirección a casa, mi madre me


alcanzó cuando ya iba en la plaza. Subí al auto y ella no hizo comentario alguno.
Estaba muda… simplemente en shock. Yo esperaba que en cualquier momento
estallara la tormenta.

En casa, Vera, apenas nos vio se puso a reclamar por Nico, que ya no
aguantaba a ese perro, que lo quería regalar, matar, ¡lo que sea! Pero que ya no lo
quería en la casa. Yo me retiré al living a esperar que terminase la pelea.

— ¿Cómo te puedes preocupar del perro cuando Leslie está embarazada? —


le gritó. Ahí estaba, la tormenta que esperaba.

Silencio, más silencio.


Pasos a continuación deteniéndose ante mí.

— Quiero que sepas que no importa nada, yo te apoyaré y estaré a tu lado


¿entiendes? No te dejaremos sola.

Él me abrazaba ¡Vera! De entre todas las personas del mundo, él fue el


primero en darme el apoyo… y nunca me lo esperé de él ¡jamás!

Dolía, eso dolía… yo que siempre lo había odiado, que tenía mi mundo
mental en donde existían los buenos y los malos diferenciados claramente. ¿A qué
venía cambiarme los esquemas? ¿a qué confundirme?

Cototo sigue en la cocina ¡esto es el mundo al revés!

¿Será que estaba equivocada? Tal vez en el mundo hay más grises de los que
pensaba.
MES 2: PERO ¿DE QUIÉN?

Salí de casa dejando a Cototo aún en la cocina y sin dirigirme la palabra, más
que mal tenía clases y, entre los papeles de Yurac había un justificativo que
indicaba había estado en el médico, me dejaron pasar sin más y me dirigí a la sala
de historia… es ahí donde me esperaba Zócar, como siempre.

— Hola, Lele ¿qué te pasó? ¿por qué llegas a esta hora?

Por toda respuesta le mostré la ecografía.

— Pero Lele, ¿de quién es?

— Eso no importa, Zócar, es mío, con eso basta.

— Tienes razón… ¿has comido algo?

— No

— ¡Pues vamos a que comas!

— Zócar, estamos en clase de historia.

— Lele… ¿cuándo te has quedado a clase de historia? — respondió entre


risas. Y sí, tenía toda la razón.

Fuimos al casino a que yo desayunara y tenía tanta hambre… tanta. Señal


inequívoca de que estoy nerviosa.

— Tengo miedo, Zócar.

— ¿Qué quieres hacer? ¿lo tendrás?

— Sí, eso sin lugar a dudas.

— ¡Seré tía! ¡esto se celebra!


Zócar es así… puede verle el lado positivo a las cosas. Entre brownies de
chocolate y jugo de frambuesa, hubieron carcajadas, bailes; era hora de celebrar…
estábamos locas, yo aún lo estoy.

***

«Una de cal y otra de arena» suelen decir cuando hay algo bueno y algo
malo sobre el mismo asunto. Jamás he entendido qué es lo bueno ¡ambos me
parecen la misma mierda!

Sea como sea, llegó la cal (¿o es la arena?) Cototo había decidido llamar a mi
padre y ahí, en el living me esperaban ambos con cara de “tenemos que hablar”

— Cuando tu madre me llamó y dijo que viniera con urgencia sólo se me


ocurrieron dos razones: estás muy enferma o estás embarazada ¿cuál es? —
preguntó él.

— Estoy embarazada.

— Pero ¿de quién? ¿lo sabe? ¿se hará cargo? — preguntó él.

— Eso no importa y no, estaré sola.

— ¡Sí importa! Dime quien es — insistió.

— Vale, pues uno de los turistas que siempre vienen a Chiloé, supongo que
a estas alturas estará en Alemania de regreso.

Las conversaciones con turistas fue lo primero que pasó por mi cabeza, dije
que no le pediría nada ¿no? Al menos yo quería cumplir mi promesa.

— Podemos pagarte el aborto, hay una mujer que…

— No

— Leslie, complicarás tu vida, será un cacho y…

— ¡NO!

— Debes entender que es un hijo, no un juguete, que eres muy joven para
esto y…
— ¿Cómo debo decírselo? ¡NO! ¿con qué cara aborto? Mi madre me tuvo
con quince también y no fue donde “una señora” a deshacerse de mí, ¿cómo me
pueden sugerir siquiera que yo me “deshaga” de esto? ¡no es un desecho! ¡no es un
error! ¡es parte de mí!

Ellos… ellos simplemente no lo entendían. Siempre me he sentido “bicho


raro”, una rubia en una familia de morenos, alguien que gustaba leer mientras que
los demás me miraban como a un escarabajo cascarudo, no entendieron nunca que
quisiera escribir cada día, que me gustasen los lápices o el sonido de los árboles
cuando por ellos sopla el viento… sí, era un bicho raro entre mujeres que solo
hablaban de ropa, entre hombres que pensaban en el trabajo en primer lugar. Yo
quería otra cosa, quería entender, quería saber… ¡sigo con hambre de saber! Para
mí no era una pérdida de tiempo el escribir, ni los premios que me daban por
ello… y que nunca pude ir a recoger.

Ellos no entendían que me había pasado la vida escuchando que “fui


recogida”, que me tiraban a la cara que “no era de la familia”… yo quiero
pertenecer a algo, a alguien… y ahora… ahora tendría lo que siempre anhelé:
familia.

¿En serio importa tanto de quién? Yo creo que no.


MES 3: SACANDO LAS GARRAS

¿Sabes? Hoy tocó una batalla diferente, informar en el Poli de mi situación. Y


ahí estábamos ambas, frente a Pantera… ¿por qué le dirán así? Lo del abrigo negro
no me convence, pero bueno, supongo que el director podría tener un apodo peor.

— Dada la situación de su hija, por supuesto que haremos los esfuerzos


necesarios para que termine el año escolar sin problemas. Claro, este no es un liceo
de adultos, las madres solteras no tienen cabida en este establecimiento, por lo que
veremos qué pasará el próximo año.

Mi madre se ha puesto a llorar en esa oficina y yo sentí que me quemaba por


dentro, ¡qué de mí digan lo que quieran! ¡PERO SOLO YO ME METO CON MI
MADRE!

— ¡NADA DE ESO!

— ¿Qué quiere decir con eso, señorita Schmied? Aquí soy yo quien toma las
decisiones… — la vena de la frente de Pantera apareció en gloria y majestad.

— Quiero decir que la ley me protege, que por ella tengo el derecho de
estudiar aquí o en cualquier establecimiento de Chile que me de la gana, quiero
decir que si me pone un problema, por mínimo que sea, haré tal escándalo que se
lo recordará por siempre como el director que causó enredos con la prensa.

— Leslie, cálmate — dijo mi madre.

— ¡No me calmo! Estoy cansada de actuar como si hubiera cometido un


pecado mortal ¡no soy la primera y no seré la última! ¿quiénes se creen para venir
aquí a darme problemas? La única diferencia entre lo que yo hice y lo que muchos
de ustedes hacen es que yo estoy dando la cara. No voy a permitir jamás que me
pasen a llevar. Así que usted elige… ¿me quedaré por las buenas o tendré que
llamar a los noticieros?

— Será por las buenas — dijo él, con los dientes apretados y la vena aún
latiendo en su frente.
— Pues bien, adiós.

Salí de ahí lo más rápido que pude, no nos van a hacer daño ¿te queda claro?
Mamá no dejará que te rechacen, no lo permitiré, aún así tenga que seguir
peleando.

Yo quiero ser para ti la adulta que siempre quise tener al lado.

***

Mis compañeros se tomaron la noticia como era de esperarse, por suerte


ellos no preguntan “¿de quién?” sino que sus preguntas van a “¿cuánto tiempo
tienes?”, “¿qué quieres que sea?”, “¿tienes nombres en mente?”. Me llenan de esas
preguntas y se agradece que haya una dosis de normalidad.

Me ven saliendo corriendo al baño (¿por qué le llaman náuseas matutinas si


dan todo el día?) y detienen al profesor que sale a retarme, le cuentan de la
situación, me disculpan ante él. Y están ahí cuando alguien, quien sea, dirige
alguna palabra odiosa en mi contra.

Me parece que tendrás muchos tíos, 41 al menos.

***

— Leslie ¿cómo pudiste? ¡seguro que es casado y por eso no dices quien es el
padre! ¿cómo has podido comportarte como una puta?

La cachetada le giró la cabeza, pero no reparó a enderezarla de inmediato,


sorprendida.

— Yo no pediré perdón por algo que no es malo, yo no permitiré que me


traten así, si es casado o no… no es su problema. Da igual su padre.

— ¡No podrás seguir estudiando!

— Yo podré hacer lo que quiera, mi cabeza es buena, el embarazo no me


vuelve tonta.

— ¡Tenías un futuro!
— ¡Lo que tenía era una mierda! Y ahora tengo un nuevo futuro. No vuelva
siquiera a atreverse a hablar así de nuevo sobre mí, vaya a copuchar con otras
personas o a pedirles explicaciones a quien le de (la puta) gana. Pero conmigo no,
nunca más conmigo.

Creo que nos tocarán más peleas así, cariño. Muchas más… me temo que los
comentarios y cuchicheos nunca terminarán.

Aquí, la única persona que puede cuestionarme eres tú, sólo tú tienes
derecho a saber “quien”, o “cómo” e incluso “por qué”. A los demás que les den.
MES 4: ENTRE LÁGRIMAS Y RISAS

Ha pasado algo horrible… empecé a sangrar, he ido corriendo al médico,


saltándome todas las reglas en cuanto a pedir permiso para salir del liceo, nada de
eso importaba ¡estaba sangrando! Llegué al médico en 15 minutos y pedí cita de
forma urgente.

Me ha dicho que tengo síntomas de pérdida, que deberé guardar reposo a


ver si te afirmas bien, que a veces no se afirman lo suficiente y se producen
pérdidas espontáneas, que eso no siempre se puede evitar…

¡No quiero! Eres parte de mí, ¿cómo podría hacer para no perderte? ¿cómo
se pelea contra de esto? Que alguien me diga, haré lo que sea… lo que sea.

— ¿No será mejor si lo pierdes? Te ahorrarías todo el problema de golpe.

— ¿Cómo se te ocurre decir eso? O siquiera pensarlo. Es un hijo, nunca un


problema y es mío. No quiero hablar más del tema.

¿Cómo no lo entiende, cariño mío? ¿cómo? Sigo en esta cama luchando


contra esa cosa oscura que llaman “muerte”, no perderé la batalla, te prometo que
no la perderé. Ten calma.

***

¡Naranjas! Queremos naranjas, son las 3 de la mañana pero me da igual…


¿habrán naranjas en casa?

Bajo las escaleras y veo que hay luz en la cocina, allí, Vera está con un plato
de naranjas desgranadas delante, me lo pasa sin hacer comentarios mientras sigue
comiendo. Es extraño… ¡él tiene mis antojos! Había oído de embarazos
psicológicos pero esto llega al borde del ridículo, él tiene más náuseas que yo, es
divertido verlo, con cara de asco y corriendo al baño a continuación.

Lo bueno es que tenemos naranjas ¿no?


***

Otra visita al médico, me dicen que estás bien, ahora mismo eso es lo único
que importa. Se supone que deba tomar más vitaminas, mi estado de salud no
mejora mucho que digamos y el querer dormir todo el tiempo hace que salga
muchas veces de casa sin desayunar.

Hoy Jessica me ha preguntado si desayuné y acto seguido me ha pasado una


caja de leche y pan con algo. Es curioso, ayer lo hizo Zócar y el lunes fue Ximena…
¡es por orden de lista! ¿te das cuenta? Mis compañeros se están organizando para
que no me falte el desayuno.

***

Hay epidemia de rubeola en el Poli, me toca quedarme unos días en casa,


hasta que pase el peligro de contagio. Es Zócar quien suele venir a casa a
entregarme los cuadernos del día, se queda conmigo un rato… extraño a Zócar, el
salir con ella o el pasar tiempo en su casa. Pero más que las personas extraño el
tener la energía para salir, ahora mismo me la pasaría durmiendo.

Zócar dice que, no importando la hora que llame, siempre me encuentra


durmiendo, así que me ha dado un nuevo apodo “mamá oso”.

¿Hibernamos un poco más? Nos hace falta.

***

Lo he vuelto a ver con la chica de antes, no me dirigió palabra, simplemente


ha bajado la mirada y yo… yo le echo de menos. ¿Cómo habría sido todo esto con
él a mi lado? Tal vez los cuchicheos a mi alrededor serían menos… a lo mejor
serían mas, no lo sé. Supongo que nunca lo averiguaré.

Es tiempo de recuerdos, de tic tacs de reloj marcando la hora fatídica, de


ensueños de un tiempo pasado que no se sabe si volverá. Ayer era una hora
mágica que guardo en mi memoria, hoy es el mañana que me atormenta,
dejándome clavada en un compás de espera, de renuncia y de determinación.

Vuelvo a repasar momentos del pasado, horas que se fueron hace tiempo (a
veces se me hace tan lejano ese tiempo), que marcaron mi carácter a prueba de
balas y golpes. Él fue mío en su momento, ahora es sólo un pensamiento que de
vez en cuando vuelve a mí, que me molesta con su presencia inamovible en un
rincón de mi corazón, que es mío y de nadie, que va conmigo en mi eterno
despertar.

La rutina hizo el resto... volaron todas las sensaciones y mi alma se empezó a


calentar de nuevo, iniciando la marcha despacio… contigo. Vas borrando todas
mis penas que ese alguien marcó a fuego en mi rostro, ahora ya no me importa si
es feliz o no, si se acuerda de nuestro tiempo, no me importa si vive bien o mal... o
sólo a medias.

Pudo renunciar a mí… a ti, y la traición de esa mente despegada y egoísta


me dolió como heridas de arma blanca.

¡Qué se largue! No quiero saber más de él, que intente ser feliz… si puede. Si
esa conciencia negra suya le deja respirar alguna vez. Que cargue con su culpa, con
su inestabilidad y su inconsciencia; con sus defectos malditos. Lo dibujé mejor
persona de lo que realmente es, pinté un cielo de color violeta para los dos; y
habitó en él, seguro y confiado; feliz.

Que siga su camino, su triste y despejado camino, el mío es sinuoso y lleno


de baches, pero nada en comparación a su penoso sendero infértil y resbaladizo; yo
fui la misma que soy ahora, la misma de siempre… en cambio él no volverá a ser
mejor persona.

Le deseo lo mejor, por pura educación, que nuestra historia rota le salve
alguna vez de si mismo cuando lo necesite.

Así que ¡adiós!, él lo quiso así, y yo… yo no tengo más remedio que
aceptarlo con serenidad y un poco de rencor, porque daños así no se olvidan
fácilmente.

Ahora que lo pienso… no, no le deseo lo mejor por pura educación, también
te ha dejado a ti, pedacito mío. Al menos no me dejó completamente sola.

***

¿Sabes? Me he puesto a hacer los trabajos ajenos, un profesor se ha dado


cuenta, le expliqué… son muchos gastos, vitaminas, análisis… y eso sin pensar en
lo que vendrá. No le gusta mucho la idea pero me ha dejado seguir con ello.

Je, mis guías de estudio (vale, son torpedos pero shhh, no se lo digas a nadie
¿sí?) se venden bien. Más de 30 de mis compañeros han decidido comprármelos.
No lo entiendo, algunos no lo necesitan… empiezo a pensar que simplemente
quieren ayudarme con todo esto a su manera.

En cualquier caso, no sólo hago las guías para ellos, las pruebas son las
mismas para todos los 2° medio ¿no podría ampliar el negocio o las ventas? O
hacer los resúmenes de la lista completa de libros, total me gusta leer ¿por qué no
aprovecharlo?

¿Tú qué opinas? ¿nos aprovechamos de la vagancia y estupidez ajena?


MES 5: Y ENTONCES… TÚ…

Mismo sitio de siempre, la pesadilla de costumbre. Sola, asustada y rodeada


de personas que quieren dañarme, que alguna vez me han dañado, espero el
primero de los golpes y…

Y entonces… tú.

Desperté con una sensación rara, profunda, no entendía qué me había


despertado y ahí estaba, otra vez. ¡Eres tú! Te acabas de mover, te siento ¡por fin te
siento!

Sonará tonto, tal vez, pero da igual lo que otros piensen, estoy llorando, un
llanto absolutamente distinto del que me suele despertar por las noches. Has
llegado a salvarme… y no solo de las pesadillas. ¿Será mucho peso para ti?

Te siento otra vez y la sonrisa viene a acompañarme, ¿qué más dan las
pesadillas? estás tú aquí, conmigo. Ya no estaré sola, no más sola. Me has dado un
motivo para vivir.

***

No has querido mostrarte hoy, se supone que ya se debería ver, pero no, el
pudor te pudo, tendré que esperar otra semana, mi ropa hace tiempo que no cruza
y que cambié a la ropa maternal. Je, estoy usando algo que antes detestaba, de
Minnie, paso tanto calor por las noches que es lo único que aguanto encima y,
además, tiene espacio para ti.

Zócar esperaba saber que eras, bueno, todos lo esperábamos, te haces de


rogar, cariño… ¿cómo sabré si vestirte de azul o… de azul? (detesto el rosa, me
temo que tienes madre poco femenina)… bueno, a los demás les parece importante
saberlo, hay apuestas que corren, quienes se equivoquen tendrán que pagar en
pañales para ti. Y la Nana, prepara los palillos, sin saber que color de lana comprar.
¿Te mostrarás para mí pronto?

***
Me has vuelto a despertar esta noche, no te gusta que duerma boca abajo,
supongo que te aprieto y cada vez que lo intento o me giro durmiendo das una
protesta en forma de patada. Antes solo te sentía yo y ahora ya te pueden sentir
incluso los demás, hay personas que llegan a correr cuando saben que te mueves,
como tu abuela. Por cierto, prométeme que le dirás abuela, ella detesta pensarlo,
dice que es demasiado joven para ello… anda, dame gusto, dile abuela.

***

Nueva visita a Yurac, el hijo en esta oportunidad, Carlos ha decidido


jubilarse y Miroslav lo reemplaza.

— ¿Quieres saber lo que es?

— Claro.

— Es una niña.

Niña… serás una niña, mi niña. Y la Nana llega a saltar de alegría junto a tía
Paty (eso dice el abuelo Roly por teléfono), ellas querían que fueses niña. Me
preguntaron a mí si acaso quería niño, porque no saltaba como ellas.

Y no, no es eso, la verdad me daba igual si niño o niña, es solo que… ¿has
sentido alguna vez tanto que no sabes cómo expresarlo? Es eso, estoy abrumada,
simplemente es eso.

***

Tenemos un nuevo juego, verás, yo pongo un lápiz, una goma o cualquier


objeto pequeño sobre mi panza y tú lo pateas. Tienes un record de 1,20 mts.

Esto es entre nosotras ¿sí? un secreto entre nosotras.

***

Me siento entre dos mundos, por el día, en el Poli, es el mundo de las tareas,
las pruebas, los trabajos que nunca terminan, el pololo nuevo de Zócar, los líos de
Chave con sus múltiples conquistas, en donde la peor desgracia posible es tener un
rojo en Laboratorio de Contabilidad.

Y fuera del Poli…


El mundo de los adultos, de las madres de mis compañeros, con pies
hinchados, dolores de espalda, con asco cada vez que huelo la miel, con mis peleas
para levantarme del sillón, un mundo de responsabilidades amenizado por el
calostro y tus patadas directas a mi vejiga. ¿En serio se puede ir tan seguido al
baño?

***

He caído en cuenta que me veo “definitivamente embarazada”, sonará


gracioso, pero es cierto. Hoy salía de casa de la abuela de Zócar y pasé justo frente
a la puerta de la feria, en eso veo una señora que sale cargada de naranjas, la quedo
viendo un momento y ella saca una naranja de su bolsa y me la pasa. “Tome”, me
dice “no es bueno para el embarazo quedarse con las ganas”.

Le di las gracias, naranja en mano y caminé hacia casa pensando en que no


hay forma de esconderte a través de la ropa ancha. Y bueno, tampoco quisiera
hacerlo. Me gustan esas personas que dan cosas… ¿crees que funcionaría si me
quedo viendo a alguien que coma chocolate?

***

Hoy nos fuimos a Puerto Varas, a Yurac le preocupa mi presión sanguínea


alta y como eso te esté afectando. Hicieron un dopler (como se escriba) para ver la
corriente sanguínea. Han dicho que estás bien, pero que podría complicar esto en
un futuro, que debo cuidarme más. Cototo habla de la posibilidad de trasladarme a
Santiago, para que un especialista siga llevando el control.

Cada día eres un poco más real, hay tantas cosas que pueden salir mal
contigo, no pensé nunca en que sería tan difícil, tan lleno de agujas, de análisis, de
miedos esperando resultados.

De regreso pasamos por Puerto Montt y vi el tercer y cuarto libro de las


Crónicas de Narnia. ¿Te gustarán esos libros después? A mí me encantan.
MES 6: MIEDO

Hace unos días llegó tío Luis con su familia, una amiga y los hijos de esta
amiga. El niño, “Dany”, es insoportable, pasa queriendo golpear la panza y yo lo
detengo como puedo. Mi primo Daniel ayuda un poco a eso y Sebastián… ¿qué
puedo decir de Sebastián? Apenas lo conozco y me mira con esos ojos grandes y
llenos de asombro.

La amiga, Marcia, se mete mucho en todo, que si no debo comer esto, que si
no debo hacer esto otro… además bebe mucho para mi gusto, no me simpatizan las
personas que se pasan bebiendo, no sé porqué mi abuelo es la excepción.

Tío Luis se ha puesto a arreglar cosas de la casa, enchufes, ampolletas y


cosas así. Espero que arregle el enchufe que está junto a mi puerta, hace mucho que
está mal y creo que sería mejor cambiarlo.

¿Alguien podría callar a esos niños?

***

Estoy temblando todavía.

Hace un rato atrás subí, harta de escuchar los chistes subidos de tono de
Marcia, llegué y pasé a mi pieza y me tropecé con la caja de herramientas de tío
Luis (al final si arregló el enchufe), caí contra la cama, dándome un golpe en plena
panza con la punta de la marquesa.

¿Sentirías tú el mismo dolor? No me salía la voz, quería gritar, pedir ayuda y


sólo me salía un susurro. Veo a Sebastián en la puerta, él si me escuchó. Corre
escaleras abajo, donde están los adultos, tío Luis lo retaba, que se fuera a acostar de
una vez o terminaría castigado, sin dejarlo hablar…

“¡Leslie se cayó!”

Escucho las pisadas corriendo hacia mí, el primero en llegar fue tío Luis
seguido de la Cototo, me ayudan a levantar y me dejan en la cama, preguntan si
estoy bien, si me duele mucho, pero ¡no se dan cuenta! Que a mí me duela da lo
mismo, tú, ¿cómo estás tú?

Cototo llama a Claudia y ella llega al rato, es demasiado tarde para recurrir a
Yurac y su ecógrafo, deja algunas indicaciones, me dice que deberé ir a hacerme
una eco mañana, que esté tranquila, que tú estás bien protegida.

Pero, que alguien me explique, si estás tan protegida ¿Por qué insiste en la
eco? ¡a mí no me cuadra! Siento que me esconden algo.

***

Yurac arruga el cejo, nunca me ha gustado eso, es mala señal. Me dice que
estás bien, pero que la placenta no está firme, que no le gusta lo que ve, que tendré
que acudir al hospital de urgencias ante cualquier señal de alarma por poca que
sea. Ya no hay clases, así que al menos podré descansar.

Es arriesgado que viaje a Santiago en bus o en avión, además, ellos piden


certificado médico de salud en caso de embarazo y a mí no me darán ese
certificado. Así que Cototo habla con tío Luis, como él vino en auto, ese gigante y
antiguo que tiene, viajaré con ellos.

¡Es hora de arreglar maletas, cariño! Nos vamos a Santiago. Allí está Claudio
Aspee, el especialista en embarazos de alto riesgo en adolescentes. ¿Recuerdas que
prometí que esta pelea no la perdería? Pues vamos allá.

***

Nuestra maleta está en el maletero y nosotras instaladas en la parte de atrás


del auto, la mochila con los libros y el personal estéreo en ella. Me pongo los
audífonos y empieza el viaje.

Tío Luis y tía Nelly me dicen que recuerde que si me siento mal o quiero
estirar las piernas avise, que ellos no se molestarán por hacer paradas, eso lo
agradezco, últimamente me mareo mucho al viajar, así que es un alivio.

A las pocas horas estamos todos en el transbordador, salgo, como siempre,


pero esta vez no subo a lo mas alto, como suelo hacer. Me quedo en la parte baja,
cerca de la baranda, huelo al mar y veo a la isla mientras nos alejamos, con el pelo
en la cara como siempre. Sé que en Santiago no habrá viento ni aroma a sal, así que
me despido mentalmente de todo esto…
Llegamos a Puerto Montt a comer algo, veo la librería y aprovecho de
comprar el 5 y el 6 de las Crónicas de Narnia, salimos de allí con libros nuevos,
panzas llenas (chocolates en mi mochila), con ropa para ti que vi ahí.

Nos quedamos en un hotel, de esos que están al lado de la carretera. Y en


una habitación de 3 camas grandes. Una para mis tíos, una para mis primos y otra
para nosotras solas. Y es aquí donde escribo. Mañana llegaremos a Santiago por la
tarde.

¿Te gustará Santiago? Es muy diferente al lugar en donde se te concibió… en


Santiago las calles son grises y grises los edificios… y el cielo es gris también. Las
personas viven con prisas, no se ven por las calles, no se saludan, no miran a su
alrededor, siempre dan la apariencia de ir atrasados a todas partes. No pasean
siquiera. ¡Y las ventanas tienen barrotes! Es la ciudad al revés, las personas buenas
se esconden tras los barrotes y los ladrones son dueños de la calle. Eso nunca lo he
entendido.

También tiene sus cosas buenas, claro, allí se puede encontrar lo que quieras,
hay cines, hay teatros, Fantasilandia… hay música, como extraño las tardes de
música.

¡Y están mis abuelos! Ellos de seguro que te gustarán. Él es capaz de


responder cualquier pregunta que hagas y shh, si le dices que hay un hombre
atrapado en la tele la desarmará para mostrarte que no es así, Nana dijo que nunca
fue mucho de niños, pero el punto es que siempre está dispuesto a explicar, con el
vaso de vino o cerveza al lado. Ella, ella es fuente inagotable de abrazos, de
empanadas de queso, de calzones rotos… demuestra el amor a base de abrigo, es
“abuela” en toda la extensión de la palabra, una inusual ¿sabes que va a trabajar en
bicicleta? A veces pareciera que no se cansa nunca, pasa viajando de un lado a otro
y puede viajar a Chiloé por un par de días si te sabe mal.

Sobre todo, lo importante es que hay hospitales y especialistas, que hay mas
oportunidades para ti allí.

Dime, cariño ¿te gustará Santiago?


MES 7: SANTIAGO

Los días pasan tranquilos aquí, ya fuimos donde Aspee y recetó algunas
cosas más, conocí a Allison, prima nueva, pero no me dejan cargarla, es morena
como Cototo, me pregunto como te llevarás con ella.

Tía Paty es quien nos suele acompañar a los controles, el sitio queda cerca, a
unas cuadras la consulta privada y en Gran Avenida la otra.

La presión sigue subiendo, es lo malo, el calor de aquí no ayuda a bajarla,


pero bueno, me mantengo a la sombra, con mi vestido de mezclilla (¿tienes idea de
hace cuanto no usaba un vestido?) y trato de eludir el calor como puedo.

Nos hemos ido a ver coches con tía Sandra, son tan caros… tanto, creo que
pasarás mucho tiempo en brazos, pero no importa. Para algo tengo los brazos
fuertes.

***

Me han dicho que tu padre quedó en la universidad, en la carrera que él


quería… se va de Chiloé, con su madre. Será raro volver a verlo por Castro.

***

Tía Paty me ha preguntado como te llamarás ¿cuál sería un buen nombre? Es


que no se me viene ninguno a la cabeza, no tengo experiencia con esto, jamás he
nombrado a nada mío, ni a muñecas ¡ni a mi perro!... me falta práctica.

Tengo claro que tu segundo nombre será Elizabeth, se lo prometí a la Nana


cuando era pequeña, pero ¿el primero qué? ¿qué quedará bien con Schmied?

***

Me pregunto cómo serán los genes contigo, a quién te parecerás, me imagino


a mis genes y los de él en ropa militar, espadas en mano, luchando por lograr la
supremacía en ti… por si no te has enterado: estoy algo loca.
Asumo que tendrás su nariz, se ha visto en cada ecografía, pero ¿y lo demás?
¿tendrás el negro de su pelo o el rubio mío? ¿la piel morena de él o la blanca mía?
¿te gustará la mostaza o el kétchup? ¿te irás por la batería, el piano o buscarás tu
propio camino alejado de cualquier guía de nosotros?

¿Leerás? ¿te gustará eso? Los mundos de fantasía en donde el bien siempre
triunfa, o te pondrás a escuchar canciones de moda, con letras horribles y que yo
diré son tortura.

¿Cómo serás? Yo quiero creer que te parecerás a mí (¡luchen mis genes!


¡LUCHEN!), sería un cambio tener en la familia alguien que se pareciese a mí.

***

¡Ya tengo un nombre para ti! Lo vi mientras ojeaba una revista, un poco
aburrida de todo, se me ocurre que, dado que tu abuelo es “Charles” te quedará
bien. Te llamarás Charlize. Mi niña… te llamarás Charlize.

***

Charlize, debes dejar de darme sustos, ¿no ves que ya me ha salido una
cana? Bueno, fuera de bromas, hoy lo pasé mal.

Venía de la consulta de Aspee, tía Paty al lado, en el coche Allison,


caminábamos a ritmo lento, luego de que me diese pastillas para ayudar con mi
presión, porque ya no debía subir ni un poquito más. Pasábamos frente a
Carloncho cuando sentí ese ramalazo de dolor, me sujeté del coche y terminé de
rodillas en el suelo, doblada por esa sensación… y además sangrando.

Aspee dice que es un desprendimiento de placenta, se ha soltado y que debo


estar en reposo absoluto, en cama, ya no más salidas caminando o ir a comprar a la
esquina. Me ha dado jarabe de salbutamol (y yo que pensaba que esto era solo para
inhaladores de asmáticos) para evitar las contracciones y me he quedado aquí, en
la cama.

Casi tengo ocho meses de embarazo, y las contracciones son cada día ¿no se
supone que sean solo en el último día? Pues al parecer mi cuerpo no se ha
enterado.
Trata de aguantar otro poco ahí ¿sí? un poco más, yo me quedaré quieta
para que estés cómoda, ni siquiera pondré los lápices de siempre, pero, por favor,
Charlize, trata de aguantar otro poco ahí.

***

Cototo ha llegado, tratarán de provocar el parto y ella quería estar aquí. Me


hablan de si este viernes en el hospital “El Pino”, pero… lo de Pino me suena mal,
me recuerda a mis pesadillas, así que de salir todo bien será en el hospital
Parroquial. El martes Charlize ¡por fin podré verte el martes!

¿Estarás nerviosa por esto? Hmm, me pregunto qué tanto entiendes estando
allí dentro. Sé que no te gusta saberme agitada, con miedo o molesta, que pateas en
protesta, pero… ¿sentirás los nervios?

***

Me siento mal y Cototo no está aquí, no dejo de ir al baño a cada rato, tengo
fiebre, no dejo de sudar… quiero ir al hospital. Ella ha salido con Arturo y no tengo
a nadie más que pueda conducir.

La Nana me pone compresas de agua fría, me sujeta cuando voy a vomitar,


porque estoy a punto de caer al piso a cada instante. ¿A qué hora llegará mamá?

Llega y entonces me arropa la Nana y subo al autor, tengo tanto frío,


Charlize, tanto. Apenas noto que se salta los semáforos en rojo y dice cosas que no
alcanzo a entender, estoy mareada, escucho cosas que no están aquí.

En el hospital se pierde toda dignidad, Charlize, te desnudan y revisan como


si fueses un número más de paciente que atender, no saben tu nombre, ni parecen
notar que te sientes mal o estás asustada. Recibo un corte de pelo “inusual”, por si
te adelantas y hay parto, pero no, nada de eso, es una bacteria la que está jugando
en mi cuerpo. Me envían a casa, luego de inyectar en vena y tenerme en suero un
rato. Como estás conmigo no me pueden dar nada más fuerte que el viadil, y es lo
que recetan, viadil infantil, para que los espasmos pasen.

De regreso no hay más semáforos en rojo, no los noto, estoy tan cansada
Charlize. Cuando llego a casa apenas soy capaz de beber agua a cucharadas antes
de caer dormida.
MES 8: 31 DE MARZO

Hoy me levanté temprano, ya mucho mejor de mi estómago y con ganas de


verte, se supone que no coma nada, nacerás hoy.

Llegamos al hospital y me hacen pasar a la sala de preparto, se supone que


espere hasta que llegue Aspee y el matrón que trabaja con él a revisar como estoy y
si es posible una inducción al parto.

Me ponen al lado de una ventana, conectada a monitores para ti y para mí,


suero en vena… y al lado de otra persona que está en trabajo de parto y en peores
condiciones que yo.

Converso con Cototo a través de la ventana. Las mujeres están con las
contracciones y cada vez que aparece la cabeza asomada de algún marido o pareja
se escuchan gritos del tipo “¡Sal de aquí! Esto es tu culpa”, además de proyectiles
arrojados varios. Nos reímos de eso, mientras seguimos esperando.

Llega Aspee al rato y me dice que el cuello uterino es demasiado largo, que
de inducir el parto terminaría con una cesárea de urgencias, porque mi presión, mi
edad y demás problemas físicos provocarían complicaciones con un trabajo de
parto largo. Así que me envían a una habitación, la que será nuestra, en tanto llega
la hora de la cesárea programada a las 6.

Cototo se larga a casa, regresará para la cesárea, me ha pedido entrar


conmigo. Ella se desmaya al ver sangre, así que le he dicho que pobre de ella con
hacer alguna escena mientras, que como la vea pálida pediré que la saquen de
inmediato. Luego hablo con Aspee, le explico que ella nunca pasó por esto, que soy
adoptada y que quiere estar, él se muestra de acuerdo.

Tic tac, pasan las horas, veo la tele a ratos, en otros momentos sólo me
pongo a escuchar tus latidos, de alguna forma me calma saber que están allí. En
oportunidades solo leo… el libro 7 de las Crónicas.

Y llegó la hora… y nuevo corte de pelo, jooo ¿qué tienen con mis pobres
pelos?, me ponen un gorro de esos celeste-verdosos, una cánula en la muñeca
izquierda para el suero, me indican que adopte posición fetal, para poner la
anestesia en mi columna… y me quedo ahí, tendida boca arriba, con los brazos
atados en cruz, esperando a que haga efecto.

Cototo está ahí, con ropa de ese mismo color y el gorro claro, hasta tiene
zapatitos así (se ve divertida), se queda cerca de mi rostro en tanto Aspee da el
primer corte.

Pasan los minutos, llevo una hora aquí y entonces Cototo levanta la cabeza y
yo te escucho llorar, te acercan a mí.

Y se instaló una gran sonrisa en mi cara y en mi espíritu. El corazón alegre y


danzarín, aquí está la complicidad y la magia; como en los fabulosos comienzos…
como si de alguna manera hubiera reconocido quien eras. Y ha fluido espontánea
una luz tenue y calidad… una luz de esperanza. Admirándonos mutuamente… La
vida contigo me ofrece un nuevo un sendero subyugante… y yo decido caminar.

Te beso en la frente, sintiendo todo eso y te digo mis primeras palabras:

“El día que muerdas despídete de la leche”.


EPÍLOGO

Pioja, esto sólo fue el reunir las notas que iba poniendo en mis cuadernos y
en hojas sueltas que, por cierto, estaban escondidas en las Crónicas de Narnia. Las
fui rescatando, ordenando y reuniendo para ti.

Quise que hoy las tuvieras contigo, puesto que eran originalmente para ti, te
dije que a todos nos debe anteceder una historia de amor y, aunque entre tu padre
y yo no la hubo, te prometo que te quise conmigo desde el momento que supe de
ti. Y esta, por poco que sea, es la historia de amor que pude darte.

Llegaste al mundo y con eso salvaste mi vida, no habría evitado intentar de


nuevo lo de las pastillas de no estar aquí tú. No habría sabido lo que era querer en
verdad, o que los adultos también podemos (o intentamos) ser buenos. No habría
sabido que los demonios también pueden ser buenos, o que las personas tienen
matices, no habría sacado las garras para que me dejaran de lastimar… no habría
tenido a nadie que pudiera llamar “mía”, mi familia, mi sangre, mi corazón…

También fuiste la primera en detener las pesadillas, como un pequeño ángel


protector y sí, yo habré sido la madre, pero fuiste tú al final quien cuidó de mí en
esos meses. Al final, me ayudaste a sanar.

Ahora estás grande, tanto, más que yo cuando escribía estas notas y veo en
lo que te convertiste (por cierto ¡BRAVO GENES!) Eres lo que nunca imaginé,
porque cualquier cosa que planease para ti quedó corta en la realidad.

Gracias, Pioja, por haberme enseñado cosas que nunca creí aprender, por las
sonrisas y los llantos, por la paciencia y la pataleta de guata en el piso. Gracias por
llegar y compartir un trocito de tu vida conmigo.

P.D.: No cumplí con la amenaza.

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