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OCHO MESES
PRÓLOGO: ANTES DE TI.
Esto no es mas que la compilación de todo lo que escribí en esos días, una
adolescente, una que no tenía mucha idea de lo que “ser madre” significaba, una
que estaba aterrada y a ratos sentía que se podría comer al mundo.
Vivía herida, harta de todo, con ganas de dañar a los demás porque yo
misma sangraba por dentro. Y hay cosas de esa época que no me gustan, pero no
puedo cambiarlas ya. Sea como sea, son cosas que me llevaron a ti.
Esto que sigue es tu historia. Mi abuelo dijo que todos nos debería anteceder
una historia de amor… me temo que esta no es usual. Pero, si te fijas bien, sí, hay
amor.
***
Despierto gritando y sin poder contener las lágrimas, que se vierten como
un río crecido... ¡estoy harta de las putas pesadillas! Ahora mismo no sé si deseo
morir o si estoy muriendo, no tengo fuerzas… ya no puedo…
A veces… sólo a veces quisiera acabar con todo, no habría más dolor en mi
hombro, no más ausencias, ya no habrían más gritos que amortiguar con mi
almohada, ya no tendría que ir al bosque para que el ruido pase, para limpiarme
con el viento entre sus hojas… me siento sola.
***
Besos bajo la lluvia, unos “te quiero” dichos con la creencia de que no se
acabará esto nunca; promesas y castillos en el aire, los abrazos que quiero. A veces
pienso que sólo le tengo a él, es quien sabe de las cicatrices que me envuelven y las
cubre de besos, es quien dice “no importa, está bien” cuando me sabe triste y yo
insisto en que estoy cansada, en que tengo terror en convertirme en adulto.
***
Una nueva discusión en casa, el tema de Luis Pino sale de nuevo, los gritos y
las recriminaciones, ¿cómo no puede entender que no le dije por tener miedo? Si
hablaba, si había una denuncia, declararían a mis padres “no aptos” ¿acaso no le
parece suficiente amenaza? Ella no entiende el terror a perder a mi familia, siempre
hay una sombra aquí, siempre la amenaza latente de que me alejen por fin de todos
ellos. Y yo ¡me niego! Me niego a arriesgar la cercanía de mis abuelos, la de mis
primos, las tardes de verano en Santiago o en la Cordillera. Yo me niego a
arriesgarlos de alguna forma, sí, es una mierda de familia, pero es la mía y es todo
lo que tengo, por mucho que sea prestada.
***
Dime adiós con valentía... ¡sé una persona con valores cuando te lo pida!
Vete, sal huyendo, pero quizás alguna vez recuerdes todo lo que fuiste para
mí, todo lo cerca que estuviste de entrar en un abismo sin vuelta atrás. Hay que ser
muy valiente para dejarse caer, y tú no pudiste dar más de si, quizás... o quizás
sólo construiste una hermosa mentira tejida a base de humanidad. Ya no reconozco
tus virtudes, aquellas que eran quebradizas y estaban llenas de imperfecciones a la
misma vez, aquellos tics tuyos que me daban las claves para sentir mi debilidad y
lo frágil que soy ante el atisbo de cada persona herida.
¡Ten valor!, háblame con crudeza, dime que no signifiqué nada en tu mundo
de cristal, perfecto, construido a base de rutinas necesarias para no perder el
control, cuéntame que fui un juguete divertido para ti, dime que quisiste huir a
tiempo, que lo conseguiste a cambio de dañarme, de herirme en mi confianza en
ti...
***
Los veo a todos frente a mí, uno al lado de otro... sé lo que me espera, lo
mismo de siempre. No puedo moverme, me sujetan, son demasiado fuertes,
intentar resistir sería recibir golpes... pero lo hago de todos modos.
Apreto los dientes, no debo llorar, no les daré ese gusto... no voy a llorar.
_ No le interesas, sólo fue una ilusión, no eres nada ¿entiendes? ¡nada! Deja
de esperar, estás sola... como siempre.
Las cosas suceden con excesiva lentitud... todo ante su mirada. Le veo
alejarse y no puedo evitar llamarlo...
¡¡¡¡!!!!
El despertador suena, estoy llorando (otra vez)… supongo que el tipo aquel
tiene razón… estoy sola.
***
Tomé todas las pastillas de casa y las molí una a una, supongo que es un fin
como cualquier otro, pensarán que duermo. Bueno, eso si es que me van a ver a mi
cuarto… y sino… pues se darán cuenta mañana o el día que sea ¿qué más da?
¡¡¡RING!!! ¡¡¡RING!!!
— Aló.
— ¡Hola, Lele!
***
— ¿Qué quieres?
— Tengo un atraso.
— Comprendo.
— ¿Y qué dirás?
¿Estaré embarazada?
— ¿Y si estoy embarazada?
— Me muero.
— Sí.
Llama a su ayudante, me hacen una eco, yo solo siento algo frío que mueven
en mí, de la pantalla entiendo poco y nada. Por fin me mira y anuncia:
Escucho los latidos, rápidos… tan rápidos, como lo eran los de mi conejo
años atrás… latidos.
Está ahí… vida. Está ahí… familia, algo que no perderé con amenazas
absurdas. Alguien con quien no seré un bicho raro… me tocará ser la adulto de
alguien ¡Yo! Una adulto yo.
— Mamá… muérete.
En casa, Vera, apenas nos vio se puso a reclamar por Nico, que ya no
aguantaba a ese perro, que lo quería regalar, matar, ¡lo que sea! Pero que ya no lo
quería en la casa. Yo me retiré al living a esperar que terminase la pelea.
Dolía, eso dolía… yo que siempre lo había odiado, que tenía mi mundo
mental en donde existían los buenos y los malos diferenciados claramente. ¿A qué
venía cambiarme los esquemas? ¿a qué confundirme?
¿Será que estaba equivocada? Tal vez en el mundo hay más grises de los que
pensaba.
MES 2: PERO ¿DE QUIÉN?
Salí de casa dejando a Cototo aún en la cocina y sin dirigirme la palabra, más
que mal tenía clases y, entre los papeles de Yurac había un justificativo que
indicaba había estado en el médico, me dejaron pasar sin más y me dirigí a la sala
de historia… es ahí donde me esperaba Zócar, como siempre.
— No
***
«Una de cal y otra de arena» suelen decir cuando hay algo bueno y algo
malo sobre el mismo asunto. Jamás he entendido qué es lo bueno ¡ambos me
parecen la misma mierda!
Sea como sea, llegó la cal (¿o es la arena?) Cototo había decidido llamar a mi
padre y ahí, en el living me esperaban ambos con cara de “tenemos que hablar”
— Estoy embarazada.
— Pero ¿de quién? ¿lo sabe? ¿se hará cargo? — preguntó él.
— Vale, pues uno de los turistas que siempre vienen a Chiloé, supongo que
a estas alturas estará en Alemania de regreso.
Las conversaciones con turistas fue lo primero que pasó por mi cabeza, dije
que no le pediría nada ¿no? Al menos yo quería cumplir mi promesa.
— No
— ¡NO!
— Debes entender que es un hijo, no un juguete, que eres muy joven para
esto y…
— ¿Cómo debo decírselo? ¡NO! ¿con qué cara aborto? Mi madre me tuvo
con quince también y no fue donde “una señora” a deshacerse de mí, ¿cómo me
pueden sugerir siquiera que yo me “deshaga” de esto? ¡no es un desecho! ¡no es un
error! ¡es parte de mí!
— ¡NADA DE ESO!
— ¿Qué quiere decir con eso, señorita Schmied? Aquí soy yo quien toma las
decisiones… — la vena de la frente de Pantera apareció en gloria y majestad.
— Quiero decir que la ley me protege, que por ella tengo el derecho de
estudiar aquí o en cualquier establecimiento de Chile que me de la gana, quiero
decir que si me pone un problema, por mínimo que sea, haré tal escándalo que se
lo recordará por siempre como el director que causó enredos con la prensa.
— Será por las buenas — dijo él, con los dientes apretados y la vena aún
latiendo en su frente.
— Pues bien, adiós.
Salí de ahí lo más rápido que pude, no nos van a hacer daño ¿te queda claro?
Mamá no dejará que te rechacen, no lo permitiré, aún así tenga que seguir
peleando.
***
***
— Leslie ¿cómo pudiste? ¡seguro que es casado y por eso no dices quien es el
padre! ¿cómo has podido comportarte como una puta?
— ¡Tenías un futuro!
— ¡Lo que tenía era una mierda! Y ahora tengo un nuevo futuro. No vuelva
siquiera a atreverse a hablar así de nuevo sobre mí, vaya a copuchar con otras
personas o a pedirles explicaciones a quien le de (la puta) gana. Pero conmigo no,
nunca más conmigo.
Creo que nos tocarán más peleas así, cariño. Muchas más… me temo que los
comentarios y cuchicheos nunca terminarán.
Aquí, la única persona que puede cuestionarme eres tú, sólo tú tienes
derecho a saber “quien”, o “cómo” e incluso “por qué”. A los demás que les den.
MES 4: ENTRE LÁGRIMAS Y RISAS
¡No quiero! Eres parte de mí, ¿cómo podría hacer para no perderte? ¿cómo
se pelea contra de esto? Que alguien me diga, haré lo que sea… lo que sea.
***
Bajo las escaleras y veo que hay luz en la cocina, allí, Vera está con un plato
de naranjas desgranadas delante, me lo pasa sin hacer comentarios mientras sigue
comiendo. Es extraño… ¡él tiene mis antojos! Había oído de embarazos
psicológicos pero esto llega al borde del ridículo, él tiene más náuseas que yo, es
divertido verlo, con cara de asco y corriendo al baño a continuación.
Otra visita al médico, me dicen que estás bien, ahora mismo eso es lo único
que importa. Se supone que deba tomar más vitaminas, mi estado de salud no
mejora mucho que digamos y el querer dormir todo el tiempo hace que salga
muchas veces de casa sin desayunar.
***
***
Vuelvo a repasar momentos del pasado, horas que se fueron hace tiempo (a
veces se me hace tan lejano ese tiempo), que marcaron mi carácter a prueba de
balas y golpes. Él fue mío en su momento, ahora es sólo un pensamiento que de
vez en cuando vuelve a mí, que me molesta con su presencia inamovible en un
rincón de mi corazón, que es mío y de nadie, que va conmigo en mi eterno
despertar.
¡Qué se largue! No quiero saber más de él, que intente ser feliz… si puede. Si
esa conciencia negra suya le deja respirar alguna vez. Que cargue con su culpa, con
su inestabilidad y su inconsciencia; con sus defectos malditos. Lo dibujé mejor
persona de lo que realmente es, pinté un cielo de color violeta para los dos; y
habitó en él, seguro y confiado; feliz.
Le deseo lo mejor, por pura educación, que nuestra historia rota le salve
alguna vez de si mismo cuando lo necesite.
Así que ¡adiós!, él lo quiso así, y yo… yo no tengo más remedio que
aceptarlo con serenidad y un poco de rencor, porque daños así no se olvidan
fácilmente.
Ahora que lo pienso… no, no le deseo lo mejor por pura educación, también
te ha dejado a ti, pedacito mío. Al menos no me dejó completamente sola.
***
Je, mis guías de estudio (vale, son torpedos pero shhh, no se lo digas a nadie
¿sí?) se venden bien. Más de 30 de mis compañeros han decidido comprármelos.
No lo entiendo, algunos no lo necesitan… empiezo a pensar que simplemente
quieren ayudarme con todo esto a su manera.
En cualquier caso, no sólo hago las guías para ellos, las pruebas son las
mismas para todos los 2° medio ¿no podría ampliar el negocio o las ventas? O
hacer los resúmenes de la lista completa de libros, total me gusta leer ¿por qué no
aprovecharlo?
Y entonces… tú.
Sonará tonto, tal vez, pero da igual lo que otros piensen, estoy llorando, un
llanto absolutamente distinto del que me suele despertar por las noches. Has
llegado a salvarme… y no solo de las pesadillas. ¿Será mucho peso para ti?
Te siento otra vez y la sonrisa viene a acompañarme, ¿qué más dan las
pesadillas? estás tú aquí, conmigo. Ya no estaré sola, no más sola. Me has dado un
motivo para vivir.
***
No has querido mostrarte hoy, se supone que ya se debería ver, pero no, el
pudor te pudo, tendré que esperar otra semana, mi ropa hace tiempo que no cruza
y que cambié a la ropa maternal. Je, estoy usando algo que antes detestaba, de
Minnie, paso tanto calor por las noches que es lo único que aguanto encima y,
además, tiene espacio para ti.
***
Me has vuelto a despertar esta noche, no te gusta que duerma boca abajo,
supongo que te aprieto y cada vez que lo intento o me giro durmiendo das una
protesta en forma de patada. Antes solo te sentía yo y ahora ya te pueden sentir
incluso los demás, hay personas que llegan a correr cuando saben que te mueves,
como tu abuela. Por cierto, prométeme que le dirás abuela, ella detesta pensarlo,
dice que es demasiado joven para ello… anda, dame gusto, dile abuela.
***
— Claro.
— Es una niña.
Niña… serás una niña, mi niña. Y la Nana llega a saltar de alegría junto a tía
Paty (eso dice el abuelo Roly por teléfono), ellas querían que fueses niña. Me
preguntaron a mí si acaso quería niño, porque no saltaba como ellas.
Y no, no es eso, la verdad me daba igual si niño o niña, es solo que… ¿has
sentido alguna vez tanto que no sabes cómo expresarlo? Es eso, estoy abrumada,
simplemente es eso.
***
***
Me siento entre dos mundos, por el día, en el Poli, es el mundo de las tareas,
las pruebas, los trabajos que nunca terminan, el pololo nuevo de Zócar, los líos de
Chave con sus múltiples conquistas, en donde la peor desgracia posible es tener un
rojo en Laboratorio de Contabilidad.
***
***
Cada día eres un poco más real, hay tantas cosas que pueden salir mal
contigo, no pensé nunca en que sería tan difícil, tan lleno de agujas, de análisis, de
miedos esperando resultados.
Hace unos días llegó tío Luis con su familia, una amiga y los hijos de esta
amiga. El niño, “Dany”, es insoportable, pasa queriendo golpear la panza y yo lo
detengo como puedo. Mi primo Daniel ayuda un poco a eso y Sebastián… ¿qué
puedo decir de Sebastián? Apenas lo conozco y me mira con esos ojos grandes y
llenos de asombro.
La amiga, Marcia, se mete mucho en todo, que si no debo comer esto, que si
no debo hacer esto otro… además bebe mucho para mi gusto, no me simpatizan las
personas que se pasan bebiendo, no sé porqué mi abuelo es la excepción.
***
Hace un rato atrás subí, harta de escuchar los chistes subidos de tono de
Marcia, llegué y pasé a mi pieza y me tropecé con la caja de herramientas de tío
Luis (al final si arregló el enchufe), caí contra la cama, dándome un golpe en plena
panza con la punta de la marquesa.
“¡Leslie se cayó!”
Escucho las pisadas corriendo hacia mí, el primero en llegar fue tío Luis
seguido de la Cototo, me ayudan a levantar y me dejan en la cama, preguntan si
estoy bien, si me duele mucho, pero ¡no se dan cuenta! Que a mí me duela da lo
mismo, tú, ¿cómo estás tú?
Cototo llama a Claudia y ella llega al rato, es demasiado tarde para recurrir a
Yurac y su ecógrafo, deja algunas indicaciones, me dice que deberé ir a hacerme
una eco mañana, que esté tranquila, que tú estás bien protegida.
Pero, que alguien me explique, si estás tan protegida ¿Por qué insiste en la
eco? ¡a mí no me cuadra! Siento que me esconden algo.
***
Yurac arruga el cejo, nunca me ha gustado eso, es mala señal. Me dice que
estás bien, pero que la placenta no está firme, que no le gusta lo que ve, que tendré
que acudir al hospital de urgencias ante cualquier señal de alarma por poca que
sea. Ya no hay clases, así que al menos podré descansar.
¡Es hora de arreglar maletas, cariño! Nos vamos a Santiago. Allí está Claudio
Aspee, el especialista en embarazos de alto riesgo en adolescentes. ¿Recuerdas que
prometí que esta pelea no la perdería? Pues vamos allá.
***
Tío Luis y tía Nelly me dicen que recuerde que si me siento mal o quiero
estirar las piernas avise, que ellos no se molestarán por hacer paradas, eso lo
agradezco, últimamente me mareo mucho al viajar, así que es un alivio.
También tiene sus cosas buenas, claro, allí se puede encontrar lo que quieras,
hay cines, hay teatros, Fantasilandia… hay música, como extraño las tardes de
música.
Sobre todo, lo importante es que hay hospitales y especialistas, que hay mas
oportunidades para ti allí.
Los días pasan tranquilos aquí, ya fuimos donde Aspee y recetó algunas
cosas más, conocí a Allison, prima nueva, pero no me dejan cargarla, es morena
como Cototo, me pregunto como te llevarás con ella.
Tía Paty es quien nos suele acompañar a los controles, el sitio queda cerca, a
unas cuadras la consulta privada y en Gran Avenida la otra.
Nos hemos ido a ver coches con tía Sandra, son tan caros… tanto, creo que
pasarás mucho tiempo en brazos, pero no importa. Para algo tengo los brazos
fuertes.
***
***
***
¿Leerás? ¿te gustará eso? Los mundos de fantasía en donde el bien siempre
triunfa, o te pondrás a escuchar canciones de moda, con letras horribles y que yo
diré son tortura.
***
¡Ya tengo un nombre para ti! Lo vi mientras ojeaba una revista, un poco
aburrida de todo, se me ocurre que, dado que tu abuelo es “Charles” te quedará
bien. Te llamarás Charlize. Mi niña… te llamarás Charlize.
***
Charlize, debes dejar de darme sustos, ¿no ves que ya me ha salido una
cana? Bueno, fuera de bromas, hoy lo pasé mal.
Casi tengo ocho meses de embarazo, y las contracciones son cada día ¿no se
supone que sean solo en el último día? Pues al parecer mi cuerpo no se ha
enterado.
Trata de aguantar otro poco ahí ¿sí? un poco más, yo me quedaré quieta
para que estés cómoda, ni siquiera pondré los lápices de siempre, pero, por favor,
Charlize, trata de aguantar otro poco ahí.
***
¿Estarás nerviosa por esto? Hmm, me pregunto qué tanto entiendes estando
allí dentro. Sé que no te gusta saberme agitada, con miedo o molesta, que pateas en
protesta, pero… ¿sentirás los nervios?
***
Me siento mal y Cototo no está aquí, no dejo de ir al baño a cada rato, tengo
fiebre, no dejo de sudar… quiero ir al hospital. Ella ha salido con Arturo y no tengo
a nadie más que pueda conducir.
De regreso no hay más semáforos en rojo, no los noto, estoy tan cansada
Charlize. Cuando llego a casa apenas soy capaz de beber agua a cucharadas antes
de caer dormida.
MES 8: 31 DE MARZO
Converso con Cototo a través de la ventana. Las mujeres están con las
contracciones y cada vez que aparece la cabeza asomada de algún marido o pareja
se escuchan gritos del tipo “¡Sal de aquí! Esto es tu culpa”, además de proyectiles
arrojados varios. Nos reímos de eso, mientras seguimos esperando.
Llega Aspee al rato y me dice que el cuello uterino es demasiado largo, que
de inducir el parto terminaría con una cesárea de urgencias, porque mi presión, mi
edad y demás problemas físicos provocarían complicaciones con un trabajo de
parto largo. Así que me envían a una habitación, la que será nuestra, en tanto llega
la hora de la cesárea programada a las 6.
Tic tac, pasan las horas, veo la tele a ratos, en otros momentos sólo me
pongo a escuchar tus latidos, de alguna forma me calma saber que están allí. En
oportunidades solo leo… el libro 7 de las Crónicas.
Y llegó la hora… y nuevo corte de pelo, jooo ¿qué tienen con mis pobres
pelos?, me ponen un gorro de esos celeste-verdosos, una cánula en la muñeca
izquierda para el suero, me indican que adopte posición fetal, para poner la
anestesia en mi columna… y me quedo ahí, tendida boca arriba, con los brazos
atados en cruz, esperando a que haga efecto.
Cototo está ahí, con ropa de ese mismo color y el gorro claro, hasta tiene
zapatitos así (se ve divertida), se queda cerca de mi rostro en tanto Aspee da el
primer corte.
Pasan los minutos, llevo una hora aquí y entonces Cototo levanta la cabeza y
yo te escucho llorar, te acercan a mí.
Pioja, esto sólo fue el reunir las notas que iba poniendo en mis cuadernos y
en hojas sueltas que, por cierto, estaban escondidas en las Crónicas de Narnia. Las
fui rescatando, ordenando y reuniendo para ti.
Quise que hoy las tuvieras contigo, puesto que eran originalmente para ti, te
dije que a todos nos debe anteceder una historia de amor y, aunque entre tu padre
y yo no la hubo, te prometo que te quise conmigo desde el momento que supe de
ti. Y esta, por poco que sea, es la historia de amor que pude darte.
Ahora estás grande, tanto, más que yo cuando escribía estas notas y veo en
lo que te convertiste (por cierto ¡BRAVO GENES!) Eres lo que nunca imaginé,
porque cualquier cosa que planease para ti quedó corta en la realidad.
Gracias, Pioja, por haberme enseñado cosas que nunca creí aprender, por las
sonrisas y los llantos, por la paciencia y la pataleta de guata en el piso. Gracias por
llegar y compartir un trocito de tu vida conmigo.