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Buscando la coherencia

Ricardo Vizcarra Salva

Capítulo 1: El tiempo aguarda. Se concentra el tiempo en Letras, en estos momentos. Noto que
puedo tener conciencia y aprovechándome de esa situación doy a conocer aspectos que han de
ser inverosímiles si no los paso por escrito antes. Sería conveniente decir que este día es común a
los demás, la biblioteca está reparando su baño por lo que su sección denominada sala de estudios
no abrirá hoy, ni mañana, ni el día que vaya, que será pronto, o si llego a ir cuando haya sido
demasiado pronto sabré que estoy ahí de suerte y que ése no fue el día en que la sala volvió a
funcionar. Tal vez me falte un poco del humor Brycecheano, un humor de la talla de su
nomenclatura simbiótica Alfredo-Bryce-Echenique. La idea que tengo en la cabeza sobre mí voy a
ponerla en realidad palpable. Este no fue un día distinto a los demás, yo subrayaba común a mí,
sonriendo, mis libros impresos del formato pedeefe. Miento. Hoy es un día distinto al de ayer. Ayer
pude haberme masturbado y con ello haber alterado mi sistema linfático, pude haberlo hecho a
diferencia de hoy. Hoy no lo haré por decisión propia, pero ayer no usé aquella opción. No tuve
valor para sujetarme de caer a un abismo, común a todos, del tedio, de la costumbre. Tras aquello
mi día, el día del personaje el cual soy yo pero ya no porque no sé si soy parte de algún libro que
está siendo escrito por un escritor envuelto, tal vez sin saber, tal vez sabiendo, en la degeneración.
El día de mí, personaje del libro, volvióse trunca, dificultosa, como una selva, enmarañada. Aquel
sujeto fue al parque de la Exposición, se encontró con un venezolano que le contó que unos días
antes un homosexual le había pagado su medio día de trabajo por introducirle, según me dijo, 21
centímetros de placer. Yo ahora, un día después, sigo pensando en Maribel, aunque ella ya no en
mí de la misma forma en que ella lo hacía antes. Estoy esperando el momento de volver a vivir la
vida y estar con ella otra vez y hacerlo bien esta vez. Hacer por fin último la sonrisa en su rostro
inmaculado. “Rompamos el pacto infame tácito de hablar a media voz” (Manuel González Prada)
son las letras que se fisiculizan en un pedazo de cartón el cual yo para llamarlo de nombre común
he de ponerle poster. No puedo dejar de querer escribir, las últimas hojas de “Trópico de
Capricornio” no desarrollaron suficientes neuronas en mi cabeza. Me pregunto, pero lo escribo en
forma de: “¿es o no pregunta?”. Las cosas y los días. He de ayer cuando aquel venezolano me
mostró una verga enorme en una foto de su celular solo porque fue el tema que salió a flote
cuando el camino que me conducía de encontrar a un compañero, que no llegó, se entrecruzó con
el otro de un venezolano recién llegado hace 7 días y que hace 3 que un homosexual le había
llevado a su cuarto y le había dado un regalito, según me informó, él. Sentado, la noche
comenzaba, el sabor agrio en la boca y el resplandor casi hiriente de un foco cayendo sobre mi ojo
izquierdo, me hacía notar que estaba vivo. Que escribía. Que habiendo apagado el celular me
sentía ante una inmensidad un algo inhóspita para la mente como que saber qué significa
“inhóspito”, ¿qué es la vida?, ¿qué son los sueños?, tal vez solo expectativas, tal vez ilusiones
solamente. Sentado en el cuarto de mesa, escribía.

Esos espejos imaginarios eran los que me distraían de las tareas que debía realizar. Cada instante,
pensar que no era materia y que sin embargo… pasaba. Sí, en mi vida mi mujer objetaba en contra
del posesivo. Supongo que el suponer siempre me ha llevado a suponer mi vida. Si no supongo, si
afirmo, ¿es más una convicción o una suposición?

Capítulo 2: Han pasado días desde que inicié este relato y solo encuentro descripciones mías sobre
el describir o enfoques literarios no cimentados por cual de la poca experiencia que tengo en
literatura. Yo suelo escribirla con minúscula. Me encanta la letra minúscula en la literatura, ya que
la siento más cercana a mi lapicero. Las letras son el piso de la realidad “estudiar las letras”
significaría leerlas, interpretarlas, hacer un uso por medio de la conciencia de las diversas formas
que pueden tomar las letras, l-e-t-r-a-s, tengo una rata en mi pierna, no, es solo una sensación. Las
permutaciones de las letras, les latras, les lettes, les letrês, generan nuevas ideas, nuevos mundos
reales, realidades se les dice. Voy a describir, la descripción es … voy a describir dónde estoy, por
qué apesto a mierda, ¡¿Por qué apesto a mierda?! Porque hoy tuve una defección que ha dejado
junto con mi mala higiene anal, un apego a mis cachetes de marrana flaca y en mi cama verde, de
almohada verde, de sábana favorita verde, zapatillas no en los pies. Descripción. ¿Qué es la
descripción? Describir. Estaba en un poema de Rimbaud pero no le hice caso. Han pasados varias
historias desde que me ausenté, lo cual debe parecer segundos. Mas por el cambio súbito de tema
deber ser otro día. Ayer se fue Maribel y no sé si no importa, solo me siento triste, me siento tonto
por escribir “solo”, sólo quiero estar solo y entender que lo que en el mundo pasa es por
reacciones ante unas acciones. ¿Y los hechos de la naturaleza? Bueno, la acción puede haberse
iniciado por… ajustes físicos de entre ella. La naturaleza, cual tiempo, en proceso se va dando y…
“dos aguas no se bañan en el mismo cuerpo” parafraseando y/o subsumiéndome en una dislexia
hiperbática. El escribir es un acto que se da en soledad, y ahora me pregunto si viví bien mi edad
anterior a la de ahora. Estoy pensando en que no se puede estar absolutamente seguro de un
hecho, y menos de los hechos contigo ya que todo amor es una ilusión absurda y basura.

A los 16 años no me imaginé que el día de aquellos cuando tenía esa edad, se acabarían yendo por
el ducto que desemboca en el tacho. “Quien quiera ser escritor… que lea” sugeriría yo a todos mis
yo’s, los cuales querían dejar una mancha inmortal en la historia y por qué no, terminar mis
palabras en los oídos de reyes, aunque el comunismo puede que nos quite cierta ignorancia antes.

Sentado, siempre sentado, busco, después de tiempo, una continuación a esta historia, estoy
sentado, me veo la cara en el reflejo de la pantalla del celular, celular el cual ayer tiró Maribel y
rompió la pantalla, vida, vida, vida, necesito otro afán de ser, otro afán de sentir y otra vez, otro
afán de ser, no quiero ser este, aunque pensándolo mejor, soy un sujeto que se sienta y escribe.
Con diferencia de los buenos escritores, no sé si alguno de ustedes esté de acuerdo conmigo en no
haber leído a Somerset W. Maugan y aún así pensar que es un buen escritor. Amigos, escribo
porque me siento solo, amigos míos, no sé cuál es la realidad, no sé si me he perdido en ese hoyo
profundo del ser estando, del ser siendo, del ser huyendo, un ser que deja de ser en cuanto piensa
en él, el ser de todos los sujetos tiene seres inservibles, seres que no son, ¡tremendo sofisma! Y
piensan: “este sujeto sabe de lo que habla” lo cual no es cierto, sino que desenmascaro mi ser
humano, lo boto por ductos bastantes verosímiles en mi mundo idóneo, inservible, longevo,
augusto, ternario, oblícuo, catatónico ¿estamos seguros de que estoy seguro, de que estoy
seguro? Siempre tengo esa llamativa de querer aceptar a las casualidades de la vida como
cualidades de un ser inviolable… y no sé si físicamente, pero dudo con más seguridad de su
facilidad en la cognición permanente. No puedo ser un tipo extraño escribiendo cosas extrañas
sino un dibujo de un ser ideal que he creado y que no sé si proyecta una sombra al lado de mi
natural sombra, la incomóda porque no es la proyección continua de los ideales en los cuales ha
sido formado mi ser, y no es una mutación, transformación, uso dialéctico de los histórico
esquizoanalítico, sino que ha aparecido de la nada.

Tal vez el cambio diferencial entre lo nuevo y lo normal fue como quemarse el dedo con fuego, la
sensibilidad, el impulso eléctrico es muy elevado, se produce un cortocircuito en los dedos. Pienso
que la vida en un pedazo de tiempo, es una sombra oculta entre matorrales, la cual de ella no se
espera más que acercarse o huir. Suelo tener visiones raras antes de partir al sueño del hambre.
Las acidosas mucosas estomacales devuelven a mi cuerpo su tener en cuenta que estamos
muertos — como decía Vallejo en el Poema LXXV: Estáis muertos. Y yo estoy muerto. Este cuento
se pudre para luego caerse en pedazos porque no respeto los tiempos lingüísticos, ni tampoco la
estructura, este es un cuento con forma de novela, esos son cuentos. Este es un texto sin
preparación previa, es un plasmo de los adecuados modelos de ser. No. me engaño y así está
entendido en mi cerebro, con un punto y luego una minúscula en la eme ya que es lo que crea una
confusión y luego una aceptación ante el problema simple. Sin embargo, habrá contrariedad, en
algunos momentos pensaré en que fue una falla del escritor y la asumiré como lo que sería en
realidad, un “No, me engaño” una coma en vez de un punto. ¿Por qué no sé mentir? Si hubiera
sabido mentir hubiera sabido mantenerte conmigo, “Esto me está matando todo” dice Pedro
Suárez Vertiz, escucho su canción desde un asiento cualquiera de un lugar cualquiera, donde hay
un sillón en el cuál han puesto el trasero muchas personas importantes. Me llamaron de la
empresa de telefonía y me dijeron que debo pagar. Me he dado cuenta de que las muchas cosas
que veo, que pienso, que imagino no me hacen dar vida a la realidad. ¿Por qué? Siempre me
pregunto “´por qué”, siempre he preferido un poco de corazón a la ausencia total de tu ser. ¿Por
qué en mi mente? ¿Por qué la vida está en suplicio total? Al menos la mía lo cree así, entre tantas
realidades atravesando mi mente, mi vida, el ser, el no ser, la vida, he pensado en no volverte a
ver, he pensado en estar bien, he pensado y he pensado en que hé pensado. ¿Por qué sobrevuelo?
o ¿Por qué “pierdo el tiempo” escribiendo? No creo que escribir sea perder el tiempo
,particularmente, es preservar lo existente, es estar sentado, es no vivir, pero es un no vivir a los
hombres que somos nosotros que estamos muertos. Luchar. Me dicen “luchar” y no se preocupan
si se entiende lo que … ¿luchar? ¡Supercalífra …! Mary Poppins dame palabras para no escribir
groserías … ¿El luchar no implica una necesariedad de ataque? Una defensa es una lucha y un
ataque es una lucha, la lucha se conforma por la defensa y el ataque. Eso implica que debo
moverme del lugar cómodo en el que esté.

Capítulo 3: El punto de que haya capítulos y no haya ideas cerradas en cada uno justifica mi
posición de estar escribiendo un cuento y no una novela, el problema es que tampoco sé escribir
cuentos. Este cuento tiene a los capítulos como partes de la lectura para que demuestren que mi
desorden no es deliberado. Y que, sin embargo, es parte de mi deliberación. El punto de que no
haya capítulos puestos como normalmente se puede suponer, para separar informaciones; sino
puestos sin sentido para demostrar el sin sentido en que me encuentro al escribir este texto y en
ese sentido servir de escalón para poder llegar a conocer aquella verdadera forma de
incoherencia. Porque ¿qué es la incoherencia? Pues ante esa pregunta encontré la respuesta. Y
otra pregunta interesante. Pregunta: ¿qué es la incoherencia? Respuesta: tu texto es la
incoherencia. Pregunta nueva: ¿Mi texto es coherente explicando la incoherencia? Entonces estoy
en el camino.

Parece que mi vida no gira en un solo sentido. ¿Soy un maricón? Anoche agredí a mi mujer, la
traté mal, le golpeé el pecho con el punta pie y luego me dijeron que se murió. ¡Hijos de la vida!
Devuélvanme el amor que un tiempo como ayer se llevó. ¿Por qué mi vida ha caído a este pozo?
¿Para qué lo ha hecho? Tengo una vida por delante y soy un falto de respeto hacia la mujer, ni a
una puta … no … no lo debo poner de esa manera. Sé que los sujetos en decadencia dañan a quien
más aman. Tengo en el cerebro una sensación fallida de ser. Ya no sé ser. Ya no sé vivir. Anoche a
la chica que más amo la aventé por el espacio que tiene el tercer piso de este edificio y el suelo, y
dije que fue suicidio. Yo te amo o tal vez te odio, el paso del amor al odio es tanto como el del odio
al amor, ¡dialéctica! , y nosotros preciosa: Unos caminantes de esa acera sola. Si entre mis
métodos te encontrara otra vez, trataría de no asustarte. Trataría de estar agradable para ti. No
sabes cómo me demoré y cuán preocupado estuve de no llegar. Tenemos solo espacio y soledad
entre nuestros dos lados, lo triste de este escritor es que cuando hace uso de su facultad de ser,
escribir, lo hace tirado en su brazo, supone que los demás escritores solían realizar aquella labor
con una seriedad ceremonial, no sé si supone bien o no. ¡Dios!, poco a poco me estoy volviendo
loco. Drogadicto. ¿Qué son las drogas? ¿Qué es ser dañino para la salud? Supongo que fue ese
amor el que destruyó la marihuana. No. Yo lo destruí. Quisiera que sepas lo que yo siento. Esta
total indiferencia a mis límites sensoriales. Por qué tuve que ir ayer y hacer lo que hice. Me toca
pensar en el “para qué”. Para ser más fuerte dicen los personajes de la televisión humorística,
cómo no, también lo dicen los periodistas y opinólogos políticos especializados, en fin, otro
espacio de la televisión humorística. También lo dicen los amigos del bate. ¿Qué es hacer lo
bueno? ¿Qué es hacer bien? No me satisfacerá responderlas, o eso dicen y por eso no sé si me
dará placer el estar más preguntando que al conocer las respuestas.

Miren ahí. Ahí está el escritor. El de los cuadernos rojos y verdes. El tonto que murió engañado. La
venganza a veces se posa en cuerpos y se llega a diferenciar qué es verdad y qué no lo es. Me di
cuenta de que para que me quisieras has de quererme completo, tu desánimo no me rompe;
tengo un libro puesto en mi mochila y ganas de escribir con coherencia. La vida son como
serpientes y escaleras, irás pa’rriba o pa’bajo, cabrón aunque no quiera esa rima de Adán Zapata
le apetece a mi recuerdo, le sabe bien, ça va bien. ¿Cómo tener un idioma propio? ¿Cómo
denominar aquel francés en el cual no pago, sino que es financiado por estas empresas? Sujetos
invisibles, entro en un proceso de confusión mental y puedo escribir cosas sin coherencia. Ser tal
cual la congresista Beteta Karina ante los niños, me puse a pensar en que al sillón presidencial
llega cualquiera, a esos lugares, la vida va acercándose, la vida pierde mucha coherencia… for me.
Para mí la coherencia es lo fundamental aunque suelo no buscarlo. Aunque suelo no pensar. La
cohesión es el elixir de los tontos. Voy de vida en vida tratando de estar adentro de aquel mundo
en el que quiero estar. Uno que no existas. Uno donde todo terminara mejor, un mundo nuevo y
bueno, un mundo donde no crea que estás con alguien más. Un mundo donde lo que veamos y lo
que leamos sean ojos y cohesiones envueltas en mentiras, cual bombones azucarados del sur de
Francia. Mi coherencia falla y hoy se está dando una protesta en la puerta de la Universidad San
Marcos. Voy de vida en vida, de hogar en hogar, quejándome, apesadumbrado, con el tamaño
peso que se obtiene al enterarte de que tu novia no está contigo. ¡Mujer hipócrita! ¿Dónde estás?
¿Qué harás para poder solventar tu vida con ese pulso de muerte que te trae la angustia de no
poder saberlo a ciencia cierta? Hay una película. Se llama “Alguien voló sobre el nido del cuco” en
donde Jack Nicholson interpretando a McMurphy da a conocer aquel discurso suscitador de mi
desprestigio lingüístico: “Ustedes no están más locos que los idiotas promedio que van por la
ciudad”. Tal vez tiene razón y yo soy o padezco lo que uno de aquellos pacientes voluntarios.
Paciente el cual no podía estar con su esposa porque aseguraba que ella le era infiel con otros
hombres. ¿Y si yo tengo eso? Y para desahogar esas ganas de no haber creado mundos reales,
trato de escribir. O he hecho tan irreal a mi mundo que me doy cuenta de que por medio de la
escritura, el precepto el cual estoy conllevando a ser afirmado se hace más palpable, más sensitivo
y con ello más próximo. Volveré a escribir cuando me plazca. Ya veo que estoy perdiendo el
sentido. ¡Supercalífra…! ¿Este es un cuento o un confesionario? ¿Qué lo hace cuento? ¿Qué me
hace literatura? ¿La ficción? Y esto no es ficción intentais decirme, el que use lenguaje espagnol y
luego un voilá, recordando a los garzones, comparándolos con los gauchos. La potencia China
respeta a sus inmigrados durando los tiempos del guano y les ha hecho un monumento
conmemorativo donde si bien no están todos, sí están algunos y con eso basta. China respeta a sus
ciudadanos o eso usa como excusa para afirmar su presencia en la formación de este país.
Teñiremos los polos de rouge e intentaremos pensar cómo una vida no puede ser literatura pero sí
como la cuentas.

He visto luego de cinq días, no sé cuánto es ello, es de día, escuché ayer que el que sabe hacer
metáforas es el mejor en este oficio y el que describe, cual mi subjetivo, no tendría cabida en ese
rubro social. ¡Dios! Te invoco para entender cómo llegar a tu amor sin antes pasar por lo que las
palabras pueden describir. Éstas, siempre tristes, no pueden más que tratar de armar un universo
en el cual pueda ser reposada mi conciencia, la conciencia inefable que se esfuerza en ver más allá
de ese objetivo fáctico. ¿La vida tiene por qué’s? ¿Por qué? Tal vez la vida es un conjunto de
confusiones, confundir la vida con la esencia, confundir palabras sin definición, variar entre entes,
la mesa es mesa y será y seguirá siendo siempre mesa, las panaderías y los panecillos que salgan
de aquellas seguirán siendo importantes y siendo lo contrario de importantes, y este texto, será lo
coherente de alguien, sujeto X, que puede llamarse Ricardo, o Ricoeur el cual a través de. Termina
en punto y comienza lo empírico, letras, formas que son símbolos, películas incompletas, el
discurso de un loco es atrayente, los cuadernos amarillos están de pie y al costado una comisaría,
los cuadernos verdes están parados y al costado hay una house de paredes amarillas. El lenguaje
poético para San Juan de la Cruz es el límite entre la comunicación con palabras y lo inefable. Y a
través de diez escalones puédase llegar a vislumbrar el alma espiritual. No sé si todo esto escrito
pasó por escribir; o si al contrario, pasó, por no haber escrito. Es 22 de septiembre del año 2019. Al
parecer hace 2 mil años mataron a un hombre para que dé inicio a la historia. No sé si tengo
tiempo, o voy como en un patín, y tú eras mi movimiento el cual me hacía divertir, tú la esencia,
yo lo complementario. La marihuana se ha acabado, pero yo he nacido sin marihuana, al igual,
estoy triste, estoy feliz, a veces pienso que estoy loco. ¿Qué es el tiempo? ¿Y por qué ahora me
pongo a pensar seriamente en ello? Me he masturbado todo el día, el celular distrae, no es un
todo y sin embargo me absorbe, soy un sujeto al cual le gusta con un lapicero dibujar signos con
conceptos en su totalidad. Soy un tonto. Tal vez escribo enrevesado porque ni yo sé bien de lo que
quiero hablar pero no es así, soy un duque de León de 1569 el cual ha viajado en el tiempo hacia
tiempos todavía no descritos en potencia por esa inicial raíz. No hay viajes del tiempo, en mi
mente dos sujetos acostándose (ahora está de moda usar la “x” para no especificar el género); 2
sujetos, un hombre y una mujer, la mujer está cabalgándolo y al parecer es una dura tarea, pero
en mi mente eso está y es triste el que no lo sea, y es pobre el hecho de tener dinero, y es
pusilánime aunque me dé más ganas de encomiarlo antes de abofetearlo. El pensamiento de mi
cabeza me está diciendo que esto no tiene sentido, no tiene cabida darle a esta realidad una
fuente histórica compuesta de palabras compuestas de letras compuestas de tinta de un simple
lapicero que al comprarle alimento la fortuna de la familia feudal Faber – Castell.

Capítulo 4: Escucho a Coldplay y realzo su existencia que ha facilitado la finalidad la cual en un


instante futuro después de mi nacimiento ha hecho que se juntes siete conceptos para deletrear
tu nombre en esta negra noche teniendo barricadas antilágrimas en los ojos, problemas en el
ducto estómago-hígado y unas ganas interminables de morir o hacer el amor. Porque para mí
morir es hacer el amor. Pero hacer el amor es hacer el amor y no es morir. Porque morir es la
decisión inconsciente que todos hemos tomado. Porque para vivir junto con la muerte, encima de
ella, cual Heraud volviendo de su viaje “[…] Sin un nuevo sueño/ que me obligue a/ retornar a mi
lecho/ de hierbas y de flores,/ sin un nuevo y largo/ sueño,/ podré construir/nuevas palabras,/tal
vez sonreiré con cara alegre,/ alguna vez saludaré/ a la vida,/ y esperaré/ a la muerte
alegremente,/ con mi seco corazón/. Escribiendo. Escribo para no llorar, que es lo mismo que
escribir para no morir, ya que para que el instante o los instantes en los cuales creo la realidad
presente, no sean subjetivos y hayan sido inmortalizados en este cuaderno verde, hijo de una
revolución boligrafiana.

Capítulo 5, final: Mi estructura es maquiavélica, ya que justificaré mis acciones luego de haberlas
realizado, puse capítulo 5, con la misma rigurosidad con que Virgilio hizo la Eneida, con la misma
fórmula trípode católica, con esa Beatriz de Dante, el 5 me gusta. Lo incoherente se hace materia,
el sin razón terminarlo me hará entender mejor el fin de lo incoherente, ahora la tonta pregunta
que me hace apegar la cabeza al pecho es ¿Será coherente? ¿Mientras soy consciente son
coherente? La incoherencia no puede ser un momento inconsciencia porque entonces este texto
no tendría motor y lo tiene, es mi bolígrafo con la tinta encima del papel, es las letras del teclado
de un ordenador, es un hombre sentado inventándome, o yo hacerle escribir ese libro mientras
me escribe. Yo termino mi libro-texto-cuento y lo escribo para encontrar lo coherente. Lo
coherente es que yo autor de este texto soy una voz poética y yo me llamo Centurión Macavilca,
así me registro en mi DNI, pero puedo ser Jorge Fernández al empezar a escribir, como puedo ser
el duque de León de 1569, como puedo ser parte de la descripción de algún sujeto que me ha
observado cuando me siento a escribir, puedo estar en un libro y me imagino que alguna vez
llegará el escritor que haga un discurso de mi persona y ponga todo esto que pienso, que ponga
que puedo pensar en ser Jorge Manrique, Enrique Fernández, María Rodríguez, ese escritor que
me describa a la vez será una voz poética pero no creo que termine divagando como sucede
conmigo. Yo fui antes un hombre con DNI, llamado Centurión Macavilca, ahora soy Martín
Romaña, Ricardo Arana, Mersault, Julián Sorel, Ricardo Valenzuela, Robert Smith y en su defecto
un poeta, esto de divagar acaba con esta misma palabra. De vuelta al ruedo, se escribe entre
papeles, en el fondo de ellos; se abre un universo más. Otro ámbito de lo común. Lo triste de la
vida es en mi caso el no tener en efecto una. Es no estar concentrado en la que tengo y por ende
no tener nada. El escribir es un acto del espíritu. El papel aguanta todo, hasta mis ideas sobre el
escribir o mis divagaciones, solo delirios. ¿Por qué, amigo? ¿Por qué te escucho hablar mierda del
marido que te gusta? No soy lo suficiente sensible para que alguna mujer disfrute del placer de la
conversación conmigo. ¿Qué es lo que te propones, amigo? Con esa mirada frívola, sin expectorar
más que una horrenda realidad. Agradezco y a la vez deslindo de hacerlo, abandonar tu hábitat, tu
cercanía, al parecer tus ideas pueden ser extrañas, estar sabiendo algo que no ha sucedido. Tú
puedes ser alguien al cuál debiera en el futuro rendir algún respeto ya que de esa manera
entendería que se trata bien a una persona por un interés futuro aprovechable. Se sentaba, él
estaba sentado y preguntábase el porqué de los por qué’s. Dialogaba. Reencontrábase con aquella
común respuesta: Estáis perdiendo el tiempo. Ricardo tenía dieciocho años recién cumplidos, su
cumpleaños fue aquella ceremonia en la cuál Ricardo perdió un dedo. Él sentábase y se pasaba
mucho rato de esta manera debido a su placer por acomodar las nalgas en cualquier dura
superficie. Sentía un escozor peculiar. Todo, y todos en el tiempo como en el inicio del texto están
inscritos con errores. Serían fe de erratas que se irían dando, por varios momentos y lugares. El
texto era uno ininteligible. Solo un curso de experiencia de la curiosidad para saber el porqué del
por qué, y el qué de la incoherencia. Las mujeres son aquello que no puedo poseer. Aquello lo cual
me va a absorber en un futuro deslindado de este presente-realidad. Días, Díaz, “es semántica” —
dice el profesor de teoría literaria, y también lo dice Ricardo, el que me vende hachís. —
Semántica es variar la cantidad de letras en una palabra cambiando de esa manera sus resultados
posibles. Eso también es lingüística estructural. No puedo creer, a veces, el que te haya perdido. El
que te haya dado igual verme ir. Ahora pienso en ella y es lamentable mi resultado anímico tanto
como lo que llego a pensar sobre ella. Estoy en una confusión que se aminora conforma van
encontrando coherencia. Es detestable el hecho de estar vivo. De ser humano. De admitirse ser
humano y ser “superior” admitiendo el desmembramiento en el trato industrial animal. Mahoma
puede tener una idea equivocada sobre la vida, y Saussure me ayudará en mi proceso de
semanticización de la realidad con su estructuralismo que según yo lo he interpretado. Es ser las
letras. Es cambiar en ellas. Es la divagación. Es Mahoma, Centurión, Ricardo, Saussure, Deleuze,
Arguedas y yo, muriendo, aunque ya estábamos muertos ¿No, Vallejo? ¿No, Heraud? No. Uno de
los dos me podría responder, pero están muertos, como yo, y todo pensamiento divaga, divaga y
seguirá divagando hasta encontrar una coherencia-vida-literatura, esa triada de conceptos que me
hace de la vida un lugar digno de escribir-pensar-vivir, no sin aquellos delirios escritos. Esas
expectoraciones de mi esquizoanalizable yo. Esas divagaciones de las que ahora soy parte, tal vez
en el texto de algún escritor, que me realiza sentado en alguna mesa mientras pienso.

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