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Unidad 1| Introducción al enfoque cultural y desarrollo local En este sentido, la cultura es entendida como un conjunto de conocimientos, creencias, artes,

un conjunto de conocimientos, creencias, artes, costumbres, actividades sociales,


ritualidades, pero, además, basándonos en Paulo Freire, la cultura incluye además los bienes culturales que miembros de un grupo
producen, tales como artesanías, utensilios y vestimentas, que son agrupados bajo la noción de cultura material y que, a la larga, se
1. Aproximaciones iniciales a la noción de cultura convierten en recursos culturales de un pueblo.

El concepto de cultura tiene al presente un largo recorrido, siendo objeto de reflexión teórica para diferentes disciplinas de las Sin bien existen diversas definiciones de cultura, Olga Lucía Molano señala que todas coinciden en que “es lo que le da vida al ser
ciencias sociales y las humanidades. En este escenario, uno de los puntos de partida para comprender la noción de cultura es que el humano, sus tradiciones, la lengua, costumbres, fiestas, conocimiento, creencias, moral” (2007), y que, entre sus dimensiones y
“hombre” es por esencia un “ser cultural y simbólico”. Según el antropólogo francés Claude Levi-Strauss (1908-2009), esto quiere funciones, tienen como resultado un modo de vivir, la cohesión social, la creación de riqueza y empleo y el equilibrio territorial. Son
decir que no hay nada totalmente “natural” en el ser humano, puesto que la cultura opera transformando la naturaleza, adaptando estas dimensiones las que interesan particularmente en este módulo, por cuanto, tal como veremos más adelante, expresan la
su entorno a sus propias necesidades materiales y no materiales. El autor se preguntará ¿dónde termina la naturaleza? y ¿dónde directa relación que tiene la cultura con el desarrollo local.
comienza la cultura?, a lo cual responde: “El hombre es un ser biológico al par que un individuo social. La cultura no está simplemente
yuxtapuesta ni simplemente superpuesta a la vida. En un sentido la sustituye; en otro la utiliza y la transforma para realizar una A continuación, proporcionamos algunas dimensiones de la definición de cultura entregada por la Organización de las Naciones
síntesis de un nuevo orden” (1993). Es decir, la cultura aparecerá donde el ser humano ordene, norme y convierta el entorno natural Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, 1998, Convención de la Haya, 1954):
en un orden más complejo.

De esta forma, la primera aproximación al concepto de cultura tiene en su origen la transformación de la naturaleza; el ser humano Cuadro 2. Dimensiones de la definición de cultura, ONU para la Educación
la adaptará según sus necesidades y las características del entorno. Esta noción vincula la cultura directamente con el entorno natural
y por extensión a la noción de territorio, puesto que serán precisamente las condiciones naturales específicas del entorno las que
determinen la cultura, tales como la geografía, el paisaje, el clima, los recursos naturales y la biodiversidad, entre otros. De aquí se
desprenden algunas definiciones de cultura desde las ciencias sociales:

Cuadro 1. Algunas definiciones de cultura desde las ciencias sociales.

Finalmente, interesa mencionar la noción de cultura como sistema simbólico de Clifford Geertz, perspectiva que en las últimas
décadas ha sido fundamental para el análisis de los sistemas culturales. Para Geertz, la cultura constituye un conjunto de significados
socialmente creados y compartidos, un sistema de símbolos cuyo significado es compartido. En estos términos, la cultura constituye
un todo organizado de acuerdo con los patrones colectivamente establecidos e incorporados inconscientemente a la subjetividad de
cada actor, y, por tanto, es por esencia colectiva e intersubjetiva (2006).

De acuerdo con estas definiciones, la cultura, en un sentido amplio, es resultado de una actividad aprendida y condicionada, la cual
siempre es compartida y transmitida en sociedad. En este sentido, Edward Tylor planteará que la cultura es “aquel todo complejo
que incluye el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres y cualesquiera otros hábitos y capacidades 2. Cultura, identidad y territorio
adquiridos por el hombre en cuanto miembro de la sociedad” (1975). Sin embargo, aunque estas nociones de cultura sirvieron para
definir la cultura como algo dinámico en constante transformación, donde el entorno y el territorio juegan un papel fundamental, Muy relacionado con el concepto de cultura, están los de identidad y territorio. Tal como ocurre con el concepto de cultura, la
todavía es una definición asociada a una “suma de saberes” acumulados por un grupo humano. identidad no es un concepto fijo, “sino que se recrea individual y colectivamente y se alimenta de forma continua de la influencia
exterior” (Molano, 2007). En palabras de González Varas (2000):
En este contexto, a mediados del siglo XX, Paulo Freire ofrece una noción de cultura amplia y humanista, relacionada con el desarrollo
intelectual, que incluye todas las actividades, características e intereses de un pueblo. En sus palabras:
"la identidad cultural de un pueblo viene definida históricamente a través de múltiples aspectos en los que se plasma su
cultura, como la lengua, instrumento de comunicación entre los miembros de una comunidad, las relaciones sociales,
ritos y ceremonias propias, o los comportamientos colectivos, esto es, los sistemas de valores y creencias (…) Un rasgo
"Descubriría que cultura es el muñeco de barro hecho por los artistas de su pueblo, así como la obra de un gran escultor, de un gran propio de estos elementos de identidad cultural es su carácter inmaterial y anónimo, pues son producto de la
pintor, de un gran místico, o de un pensador. Que la cultura es tanto la poesía realizada por poetas letrados como la poesía contenida colectividad" (En Molano, 2007).
en un cancionero popular. Que cultura es toda creación humana” (1969).
saberes, lugares y tradiciones, entre otros, que permiten construir su memoria colectiva y reforzar su identidad cultural. De ahí la
importancia del patrimonio como instrumento de gestión sostenible, puesto que “tiene un valor simbólico y de uso para las
Gilberto Giménez da un paso al señalar que la identidad, más que venir definida, consiste en la “apropiación distintiva de ciertos sociedades” (Dormaels, 2012).
repertorios culturales que se encuentran en nuestro entorno social, en nuestro grupo o en nuestra sociedad (…) La primera función
de la identidad es marcar fronteras entre un “nosotros” y los “otros” (2005). Desde una perspectiva institucional, el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN), encargado de la tutela de los Monumentos
Nacionales, toma la definición de la UNESCO de la Convención de 1972 y la Conferencia de México de 1982, e identifica tres
Para pensar la identidad cultural, es imprescindible considerar el territorio en su dimensión espacio- temporal. En términos elementos centrales para la definición de patrimonio1:
generales, una primera consideración del territorio en tanto espacio es la que nos ha dado Lefebvre a mediados de los años 70, quien
señala que el “reconocimiento de que el espacio es algo que cada sociedad produce y transforma como una parte fundamental de
su existencia y, en particular, como un modo de distribuir el poder entre sus miembros” (En Vega, DIBAM, 2014). Esta definición de Cuadro 3. Elementos para la definición de patrimonio según el Consejo de Monumentos Nacionales.
territorio invita, más allá de si refiere a escalas locales, regionales o nacionales, a considerar la trama de relaciones y articulación de
lo social que se plasma en el espacio. En relación con el tiempo, es fundamental señalar que el territorio es una superposición de
capas de memoria, esto es, una acumulación de hechos, acontecimientos e hitos arraigados en el espacio.

En un sentido temporal, el territorio no puede comprenderse sin sus historias y memorias subyacentes que le articulan, de las
actividades que se han realizado en el tiempo y

cuya presencia denota esferas de acción y vínculos diversos. El territorio es espacio construido por y en el tiempo. De esta
manera, cualquier espacio habitado por el hombre es producto del tiempo de la naturaleza, del tiempo de los humanos,
de las distintas formas de organización, y de la concepción cosmogónica del tiempo. Es decir, en lo fundamental, el
territorio viene a ser producto del conjunto de relaciones que a diario el hombre entretejió entre todos los suyos con la
naturaleza y con los otros (Ther, 2012).
Por su parte, el Servicio Nacional del Patrimonio Cultural, organismo dependiente del Ministerio de las Culturas, las Artes y el
Patrimonio, define patrimonio como el
Siguiendo con esta idea, el autor sostiene que en esta relación se construye un sentido de identidad espacial, definido como un “modo
de comportamiento al interior del contenedor que, en extensión (sincrónicamente podríamos decir), redundará, necesariamente, en
conflicto por el espacio limitado (…) El territorio es así más que el espacio; son varios los territorios en un espacio geográfico común”
(Ther, 2012). De esta forma, el territorio se entenderá como espacio caracterizado por el cambio y la transformación. Pero esa
conjunto determinado de bienes tangibles, intangibles y naturales que forman parte de prácticas sociales, con valores a ser
transformación no es posible entenderla sin la relación entre territorio, cultura y biodiversidad. Esto, porque el cambio y
transmitidos y luego resignificados (...) Así un objeto se transforma en patrimonio o bien cultural, deja de serlo, mediante un proceso
transformación del territorio implica el uso y apropiación del medio ambiente, donde la apropiación y transformación del entorno son
y/o cuando alguien- individuo o colectividad-, afirma su nueva condición (DIBAM, 2005).
“evidencias de un proceso histórico, donde lo humano y lo natural existen como condición y resultado, como esencias y valores sociales
que se estimulan recíprocamente” (Krader, 1979).
Dentro de las organizaciones internacionales dedicadas al estudio y gestión del patrimonio, destaca la iniciativa colombiana Convenio
Andrés Bello y su programa Somos Patrimonio, los cuales sostienen que el patrimonio cultural es derecho de las comunidades. En
sus palabras:
3. Cultura, patrimonio e identidad

En 1998, el antropólogo catalán Llorenç Prats acuñó el concepto de “patrimonialización”, lo cual quiere decir que el patrimonio no
viene dado por naturaleza, no prexiste por sí mismo, sino que es resultado de un proceso de selección en el cual intervienen múltiples
El patrimonio es su derecho, su propiedad, su creación... no la nuestra. Sin que la sociedad use su patrimonio, sin que lo necesite, sin
factores. De esta forma, se constata que no todos los bienes culturales son convertidos en bienes patrimoniales, por el contrario, para
que lo recupere y lo integre a sus formas de vida, sin que vuelva a ser algo cotidiano y próximo, sin que lo reivindique como un derecho,
que un bien cultural sea reconocido como un bien patrimonial, debe ser “activado”. En palabras de Criado y Barreiro (2013), dicho
no hay futuro para el patrimonio, y eso la sociedad lo sabe mejor que nadie (Cerrillos, prólogo libro Somos Patrimonio I)2
proceso se entiende como el aprecio social hacia una entidad primaria, dado que así deviene en objeto patrimonial, tienen que
desarrollarse una serie de fenómenos culturales tales como: la memoria colectiva, vínculos identitarios y la creación de un sentido
de lugar. Y es que de acuerdo con Llull (2005), el patrimonio cultural es el conjunto de manifestaciones u objetos heredados por una
En estos términos, el patrimonio está directamente relacionado con la noción de identidad, toda vez que, siguiendo a Sanfuentes
sociedad y que constituyen elementos significativos de su identidad.
(2012), es un universo amplio disponible para dotar a los grupos de insumos simbólicos significativos y ampliamente compartidos,
con la finalidad de generar una identidad cultural que actúa como soporte diferenciador del grupo social. En este mismo sentido, de
En estos términos, se establece que el patrimonio es construido socialmente desde el presente, bajo un proceso de selección de los acuerdo con Carolina Maillard y Daniela Marsal (2012), el factor determinante en la actualidad del patrimonio es “su carácter
objetos del pasado a los que se les asigna atributos históricos y/o artísticos y valores colectivos (García Canclini, 1999). Sin embargo, simbólico representativo de identidad. Si se considera que el patrimonio cultural se conforma como parte de un proceso social y
los lugares y los objetos patrimonializados pueden ser usados y apropiados de diversas maneras toda vez que en ellos se yuxtaponen cultural donde se atribuyen valores, funciones y significados, se afirma que lo patrimonial es permanente, complejo y polémico de
identidades, memorias, atributos y valores en disputa. Siguiendo con Prats, el patrimonio se define como “una representación construcción de significados y sentidos”. Por su parte, Prats (1997) sostiene que el patrimonio funciona como un esqueleto sobre el
simbólica de la identidad, un factor de cohesión, espacio referencial, la identidad ofrece a un grupo –tanto a los individuos que lo que se identifican las diferentes versiones de las distintas identidades. Dicho proceso de identificación se realiza a través de la
forman como a su descendencia- los medios para el propio reconocimiento, para perpetuarse, para proyectarse en el futuro” (1999). percepción, conceptualización y categorización de representaciones simbólicas que forman parte de un sistema compartido de
cognición. Será a través de ciertos elementos, prácticas y lugares utilizados por el grupo a nivel local que se creará identidad y sentido
Por su parte, Dormaels (2012) señala que el patrimonio es “el soporte transmisible de la historia y la identidad en la experiencia de pertenencia (Maillard y Marsal, 2012).
colectiva”, donde la comunidad reconoce y valoriza un objeto que representa su historia e identidad en el tiempo. En estos términos,
la comunidad es sumamente importante en el proceso de patrimonialización; en el reconocimiento de prácticas culturales, lenguas,
De las definiciones anteriores, se deduce que los procesos de patrimonialización son fundamentales para el establecimiento de Hasta ahora, hemos abordado los conceptos de cultura, identidad, territorio y patrimonio, dando cuenta de la interrelación y
sistemas identitarios, y, por ende, la valoración y activación de bienes culturales como bienes patrimoniales, se hará en la medida dependencia que existe entre ellos. Tal como se mencionó anteriormente, si bien el concepto de cultura evolucionó con el tiempo
que haya una conciencia de comunidad, de proximidad y una experiencia compartida. De ahí que autores como Gómez (2014) hacia una noción más inclusiva y compleja, no fue hasta hace unos años que emerge el enfoque biocultural, el cual es resultado de,
señalen que la activación del patrimonio exige un vínculo afectivo con los bienes patrimoniales y con los/as integrantes de un grupo, al menos, los siguientes factores: a) la evolución de los estudios culturales, b) la integración y validación del mundo natural en el
por ende, para el autor, la base del concepto de patrimonialización es “el vínculo entre el sujeto y el objeto, el sujeto genera diálogo de saberes y c) la aproximación a los conocimientos ecológicos y medioambientales tradicionales. En consecuencia, el
relaciones con el objeto al atribuirle significados. Esta resignificación, concretamente en el ámbito patrimonial supone dotar de enfoque biocultural no separa la naturaleza de la cultura como lo hiciese antaño el antropólogo francés Levi-Strauss, sino que
significados de propiedad y pertenencia, fuertemente ligados al ámbito sentimental”. propone la existencia de una relación indisociable entre el mundo biológico-natural y mundo cultural.

Ahora bien, si el proceso de patrimonialización supone un componente afectivo entre sujetos y objetos y/o lugares, lo cual motivaría En un sentido general, el enfoque biocultural estudia las relaciones entre naturaleza y cultura, mientras que, en un sentido más
su activación y conservación en el tiempo, cabe destacar cuáles serían los atributos que están en juego en dicho proceso de selección específico, según De Garine y Vargas (2006), su análisis debe considerar cinco aspectos clave: el ambiente y la ecología, los recursos,
y valoración. La primera categorización es de Moncusí (2005), quien distingue valor material y valor simbólico identitario: los productos materiales, los productos ideológicos de la cultura y la biología humana y la nutrición. Desde la perspectiva de Maffi y
Woodley (2010), lo biocultural se entiende como “un conjunto que comprende la diversidad de la vida en todas sus manifestaciones
(biológica, cultural y lingüística) que están interrelacionadas (y han coevolucionado) como un complejo sistema socioecológico
adaptativo”. Finalmente, Toledo y Barrera- Bassols (2008) definen la biocultura como un “complejo biológico-cultural resultado de
miles de años de relaciones entre la naturaleza y la cultura”.

En directa relación con la definición de biocultura, se encuentra la de patrimonio biocultural, definido como “el conocimiento y
prácticas ecológicas locales, la riqueza biológica asociada (ecosistemas, especies y diversidad genética), la formación de rasgos de
paisaje y paisajes culturales, así como la herencia, memoria y prácticas vivas de los ambientes manejados o construidos”
(En https://www.biodiversidad.gob.mx/diversidad/patrimonio-biocultural). En la base de esta definición, está la idea mencionada al
inicio del texto; que el ser humano siempre ha hecho uso, apropiando y modificando su entorno en respuesta a sus necesidades
materiales y no materiales. Precisamente, este uso, apropiación y modificación de la naturaleza por parte del ser humano, no es
siempre igual, sino que depende de las particularidades del medio ambiente y en consecuencia de las estrategias de adaptación. De
allí que pueda hablarse de una diversidad biocultural, que dependerá de las condiciones geográficas, biológicas, territoriales y la
biodiversidad del entorno.

En este contexto, el patrimonio biocultural estaría integrado por el saber, apropiación, conocimiento y conservación de elementos
que van desde “lo genético hasta los ecosistemas, incluyendo los recursos naturales intervenidos en distintos grados y con distintas
formas de manejo de acuerdo con las formas culturales, los agroecosistemas tradicionales, la diversidad biológica con diferentes
Por su parte, Ballart (1997) dis ngue tres pos de valores que mo van la ac vación de bienes culturales en bienes patrimoniales: gradientes de domesticación” (Toledo & Barrera-Bassols, 2008; Boege, 2008; Tobar, 2013 en González, 2017).

5. Recursos culturales y naturales, comunidad y desarrollo local

En este apartado desarrollaremos la definición de recurso cultural y natural, para lo cual es importante retener tres ideas
mencionadas anteriormente: todos los pueblos tienen cultura, la cultura está integrada por el ambiente cultural y natural (enfoque
biocultural) y la cultura es adaptativa, cambiante y transmitida socialmente. En este contexto, la cultura constituye un recurso central
para dinamizar el desarrollo local.

Para partir, diremos que los recursos culturales y naturales son aquellos elementos culturales –materiales y simbólicos- y naturales,
disponibles y/o producidos y reproducidos por un grupo de personas en un territorio, cuyo uso y apropiación fortalece, además del
vínculo identitario o de pertenencia conjunta, el desarrollo integral de una comunidad. Aquí, entendemos comunidad más allá de la
mera coexistencia física en un espacio determinado, en términos weberianos, se puede hablar de comunidad en la medida que la
disposición a la acción de un grupo descansa sobre una pertenencia común subjetivamente sentida por los sujetos que participan de
ella (Weber, 1922). Por su parte, Camarena y Morales (2006) sostienen que las comunidades locales deben ser comprendidas como
sujetos colectivos, donde la capacidad de resistencia al impacto desintegrador de la globalización replicaría en sus niveles de
autonomía política y cultural y su articulación con otros grupos y comunidades solidarios en sus causas. En esta acepción, la
comunidad local es un grupo que comparte un territorio, una historia común y una memoria de su historia y que dada esa experiencia
compartida es capaz de la acción colectiva en función de los intereses de sus integrantes.

En estos términos, los recursos culturales y naturales representan y sintetizan la historia, identidad y patrimonio de una comunidad
local, en materialidades, lugares, tradiciones, saberes, espacios, personajes, entre otros, cuya activación visibiliza, reivindica y ponen
en valor pasados, identidades y proyectos diversos. También, la interacción entre los gestores y gestoras locales y los recursos
culturales y naturales evidencia una contribución con el desarrollo local, entendido éste, en términos de Amartya Sen, como el
bienestar y expansión de las oportunidades para las personas y el mejoramiento en general de las condiciones de vida de las
comunidades locales en las que se insertan. La activación e interacción de dichos recursos, abre de esta forma un diálogo necesario
entre economía y cultura en territorios donde muchas veces aún priman la exclusión y el aislamiento.
4. Biocultura y patrimonio biocultural
Concretamente, los recursos culturales y naturales son activados cuando ingresan en un proceso de selección y reconocimiento por - Analizan e interpretan la realidad de la propia sociedad, dan una respuesta a sus problemas, demandas o necesidades, y
parte de la comunidad, dotándolos de un valor agregado al rentabilizar proyectos culturales, sociales, patrimoniales y turísticos que autoorganizan servicios para su bienestar.
tienen el potencial de mejorar el bienestar y las condiciones materiales del grupo. Así, es posible observar el surgimiento de una
diversidad de iniciativas relativas a la activación y protección de dichos recursos a nivel local, los cuales aportan en proyectos como - Posibilitan y canalizan la participación y la incorporación de grupos y personas a los trabajos y a la acción para su comunidad,
son el levantamiento de museos comunitarios, bibliotecas locales, rutas patrimoniales, museos de sitios, ferias temáticas y desarrollo originando un proceso desde la privacidad y el individualismo a la acción pública y social.
de lugares turísticos, entre otros, convergiendo de esta forma el valor cultural y económico. Cabe destacar, que una parte significativa
de estas iniciativas están asociadas al emprendimiento de actividades productivas que dan cuenta de un profundo arraigo territorial. - Son aglutinadores y creadores de estados de opinión sobre temas que les afectan y sobre la creación de las condiciones necesarias
En este sentido, tales recursos son activos estratégicos tanto para emprendimientos económicos como para el devenir de las formas para difundir sus opciones, con la finalidad de que se tenga en cuenta un determinado tema.
de reproducción sociocultural y patrimonial a nivel local, confiriendo a los territorios un sello que fortalece su identidad a nivel
regional y nacional.
- Pueden ayudar a estructurar y construir las demandas de carácter social, cultural y educativo que concentran estados individuales
o grupales, y trasladarlas de forma colectiva a las organizaciones y al aparato de la administración del Estado.
Finalmente, presentamos una tipología de recursos culturales, naturales y patrimoniales que pueden resultar significativos para la
comunidad, en virtud de ser potenciales activos del desarrollo local (son algunos del posible repertorio disponible en el territorio):
- Ejercen una función prospectiva, al descubrir y evidenciar nuevas necesidades o problemáticas de la sociedad y despertar una
preocupación en los estamentos oficiales por esos temas.

Cuadro 4. Tipología de recursos culturales, naturales y patrimoniales.


De estos antecedentes, concluimos que agentes culturales pueden ser individuos o personas naturales y organizaciones que se
desempeñan en el ámbito cultural, y que, para este caso, contribuyen al desarrollo local territorial al rentabilizar proyectos que
implican la activación, uso y apropiación de recursos culturales y naturales. Al respecto, vale la pena destacar el Registro Nacional de
Agentes Culturales, Artísticos y Patrimoniales del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio
(https://www.cultura.gob.cl/registroagentes/), iniciativa que define como agente cultural a todas las personas y organizaciones
involucradas en el desarrollo de un bien o manifestación cultural, lo que incluye a artistas, creadores, cultores, técnicos, educadores,
mediadores y gestores culturales, trabajadores de la cultura, empresas, agrupaciones, colectivos e instituciones.

Para llevar a cabo esta tarea, se plantean metodologías de naturaleza participativa (Investigación Acción Participativa/ IAP) que
incluyen los siguientes pasos:

Esquema 1. Metodologías de investigación acción participativa (IAP)

6. Agentes culturales locales e identificación y registro de recursos culturales para el desarrollo local

La labor de los y las agentes culturales tradicionalmente ha sido asociada al campo de la gestión cultural, sin embargo, en el marco
de este módulo, ampliaremos su uso para definir a todos aquellos y aquellas habitantes que pertenecen a un territorio y a una
comunidad y que asumen la tarea de rentabilizar proyectos culturales, sociales, patrimoniales y turísticos, los cuales potencialmente
se espera contribuyan a mejorar el bienestar del grupo. Para dar una definición más específica, nos basamos en Alfons Martinell
(1999), quien señala que los agentes son, en un sentido amplio, “aquellos actores que intervienen o pueden intervenir en la
articulación de las políticas culturales”. En este sentido, siguiendo a García Canclini (1987), los agentes culturales son los grupos
comunitarios organizados que hacen posible la implementación de una política cultural. Su valor estaría, según los autores, en que
los agentes culturales, al estar en contacto con su realidad territorial, representan un factor determinante en la consolidación de las
intervenciones en un campo concreto. De ahí que Muller (1990) los llame “mediadores”, porque “construyen la referencia de una
política, es decir, crean las imágenes conceptuales que determinan la percepción del problema, la necesidad o el interés que aportan
y las propuestas y soluciones apropiadas a cada situación” (En Martinell, 1999).

Por la relación de pertenencia con el territorio y su comunidad y por el conocimiento de sus recursos culturales, naturales y
patrimoniales, los agentes culturales pueden asumir las siguientes funciones (basado en Martinell, 1999):
A continuación, se presentan posibles actividades a desarrollar en cada una de las cinco etapas identificadas, con el objetivo de
impulsar desde la comunidad, los procesos de activación de los recursos culturales.

a. Identificación y reconocimiento de recursos culturales, naturales y patrimoniales en el territorio: taller comunitario de 8 a 10


personas para identificar y reconocer recursos culturales, naturales y patrimoniales. Preguntas claves: ¿Qué elementos significativos
para nuestra historia y memoria se encuentran en nuestro territorio? Cada integrante escribe los elementos culturales, naturales y
patrimoniales relevantes para la comunidad, anotando una breve descripción. ¿Por qué es importante? ¿A quién o quiénes les
pertenece? ¿Existe aún o es parte de la memoria? Cada participante lee su respuesta, justificando su elección. En conjunto reconocer,
de forma más o menos consensuada, los principales hitos destacados por los y las participantes.

b. Priorización de 10 recursos culturales, naturales y patrimoniales significativos: siguiendo la matriz de priorización de Geilfus (2002),
en una tabla identificar:

Seleccionar los recursos culturales de mayor priorización.

c. Diagnóstico del estado de conservación y conocimiento de los recursos seleccionados: levantamiento de información cualitativa y
cuantitativa del recurso cultural. En una ficha incorporar la siguiente información: fecha de origen o nacimiento/ antecedentes
históricos, lugar donde se encuentra/n, número de copias o bienes representativos del bien, soporte material, personas o grupos
que tienen información sobre el bien, estado de conservación material. Además, recopilar material gráfico (fotografías, documentos
y relatos existentes)

d. Puesta en valor de los recursos seleccionados, proceso basado en criterios de valoración y atributos significativos para la
comunidad: mediante la revisión de información disponible, como archivos, reconocer los niveles de unicidad, autenticidad e
integridad del recurso, como así mismo, su valor cultural, histórico, simbólico y económico.

e. Levantamiento de información primaria adicional de los recursos seleccionados: por medio de entrevistas individuales y grupales,
reconocer los niveles de unicidad, autenticidad e integridad del recurso, como así mismo, su valor cultural, histórico, simbólico y
económico.

f. Definición de propuestas y estrategias de uso, dinamización, gestión, protección y resguardo de los recursos culturales, naturales
y patrimoniales: por medio de talleres comunitarios, establecer proyecciones del bien, visualizando el potencial económico, cultural,
turístico y/o medioambiental en que este se inserta. Identificación de modelos de gestión (liderazgo, soportes profesionales,
metodologías participativas, actividades de extensión, redes externas) análisis de contenidos según: visión de los espacios culturales;
contenido cultural que ofrecen; dispositivos y tecnologías que ocupan; inserción en la vida local; participación en redes locales o
extra-locales; acceso y uso de soportes provenientes de la política pública; trayectoria e hitos claves; proyección a futuro.

Actividad personal

A partir de las definiciones conceptuales desarrolladas en esta primera unidad, te invitamos a reflexionar sobre la dicotomía entre
patrimonio material e inmaterial y luego sobre los recursos culturales que se encuentran en nuestro territorio.

• ¿Es pertinente separar las dimensiones materiales e inmateriales cuando hablamos de cultura y patrimonio?

• ¿Cuáles son los recursos culturales, naturales y patrimoniales que están presentes en sus entornos más cercanos y servirían como
punto de partida para un trabajo de activación cultural?

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