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El gallo curandero

En las orillas del rio Bojayá, entre Corazón de Jesús y Caimaneros, a unos diez minutos antes de
llegar a La loma, vive Carlos xxxxxxxxx, el gallo curandero, como se me ocurrió llamarlo y guardarlo
en mi celular; muy placenteramente en una casa finca rodeada de innumerables árboles frutales y
plantas curativas, ornamentales y comestibles; su compañera, la señora Rosa, muy amable y
comedida a la hora de atender las visitas, y están además su hija menor, dos nietos y 2 jornaleros.

Es un chilapo de unos 50 años de edad, mediana estatura, porte de hombre trabajador, sociable y
atento a la hora de atender a aquellos que por múltiples situaciones que nos aquejan en la vida lo
buscamos, para encontrar un alivio, sea: espiritual, científico o mágico; por que para todo tiene
una receta, un conjuro o un santiguo o en su efecto un consejo, que en ultimas te lleva a sentir
mucho mejor que cuando llegas por primera vez donde él.

Mi historia con el gallo curandero, empieza cuando me lo recomiendan en el año 2021, alguien me
dijo que en el rio Bojayá hay un señor muy bueno para curar problemas lumbares y trabaja con
medicina tradicional y también receta medicamentos. Lo tuve en mente hasta que por fin en el
2023 me decidí y fui a consultar con él, debido al dolor que hacia ya mas de 3 años me estaba
costando hacer mis tareas cotidianas: tanto laborales como de ama de casa, además el dolor de la
columna me estaba afectando otros músculos y articulaciones, pasaba mucho trabajo para dormir,
a la hora de levantarme era una tortura y muchas otras sencillas situaciones que a mi me costaba
realizar, sentía el cuerpo amarrado.

Para el 2019 una vecina de oírme quejar del mismo dolor por tanto tiempo, me dijo que podría
estar “ojeada” -porque esas rabadillas mías Juumm-. Entonces me puse en manos de una señora
que cura ojo en Napipí, Blanca vecina mía también; me hizo los respectivos baños, santiguos y
purgante que finalmente me hicieron sentir mejor por un buen tiempo.

Al año fui particularmente a Medellín, obviamente después de agotar todas las opciones con mi
EPS, allá me hicieron algunos exámenes y sencillamente no aparecía nada en mi zona lumbar ni los
riñones ni vagina; llegando de Medellín, ya con todas estas opciones agotadas fue que decidí ir a
ver al gallo, Carlos. Quien me dijo que efectivamente me habían curado el ojo pero que me lo
habían puesto nuevamente y además, sí tenia un problema en la zona lumbar baja, que muy raro
que los médicos no lo pudieran ver, y yo hasta rayos x me hice en varias ocasiones y nada salía.

Al darle los detalles de mis dolencias, me manda 7 baños que debo hacerme en mi casa, con 3
diferentes clases de hiervas cada día por 7 días seguidos, solo paraba si tenía el periodo, luego de
ello debía ir a su casa para pasar el fin de semana y el darme unos santiguos, ese primer fin de
semana fuero 3 santiguos, el siguiente fin de semana fueron 2, un total de 5 santiguos, ya cuando
me iba me dio la receta de los medicamentos (inyecciones) que debía comprar para continuar con
el tema de la columna y un emplasto que me tenía que aplicar por 3 días seguidos, fue una
maravilla, no había sentido tanto alivio en mi cuerpo hacia ya mucho tiempo, tenia mas ánimos
para realizar cualquier tarea laboral o doméstica, fue una mejoría de 1 a 10 en menos de 2 meses.

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