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GALO GALÁN
DANIEL VALENTÍN GARCÍA FERRERO
Ainhoa Arroyo Villacorta Andrés Ramos Muriel
Nairobi Arroyo Villacorta Irene Ramos Muriel
Junior Blanco Gutiérrez Gabriel Rebollo Nieto
Enola Blanco Gutiérrez Leyre Rodríguez Sutil
Sara Manrique Montero Claudia Sánchez Moralejo
ILUSTRADORES Sofía Manrique Montero Bruno Santander Marcellán
Lara Manzano García Asier Simón Velasco
Vega Manzano García Sergio Tejedor Requejo
Ainara Mañanes Pérez Omar Teruelo Mozo
Iris AnjanaMartín Rodríguez Iris Turiño Aparicio
Mario Pedrero González Alejandro Vega Sánchez
Lara Prieto Garrote Laura Villar Pérez
El presente cuento, historia, como queráis llamarlo, está dedicado a vosotros:
mis alumnos de 4º B del CEIP NUESTRA SEÑORA DE LA CANDELARIA de
Zamora del curso 2019-2020.
No he pretendido seguir ninguna norma lingüística concreta a la hora de
escribirlo sino más bien hacerlo relativamente pronto para que las
ilustraciones que vosotros habéis hecho tuvieran un sentido en el tiempo.
Una dilación excesiva iba a perder interés en ver “qué nos hará Daniel”.
También han colaborado en las ilustraciones hermanos menores y mayores
vuestros que no ha supuesto un problema integrar aquí sus dibujos.
También he añadido algunas fotos de internet para ilustrar algún pasaje
de la narración.
Gracias niños por vuestro esfuerzo y aportación porque realmente habéis
hecho unos dibujos bonitos que me han hecho pensar mucho cómo sacar un
hilo conductor con todos ellos.
“El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho”. Miguel de Cervantes.
Había una vez un pueblo precioso llamado San Galo
Galán. Estaba metido en un valle verde entre altas
montañas, con frondosos árboles y con un lago de
aguas frías y transparentes que eran el hogar de
multitud de peces, pero sobre todo hermosas truchas
arcoíris. El aire era limpio y al respirarlo una
inmensidad de aromas llegaban a la nariz; olía a:
flores, animales, agua de río, a limpio,…
Las casas eran de dos plantas y preparadas para
soportar la nieve que caía en el invierno. Las
personas vivían en la planta superior y la inferior
era para los animales que así daban calor a los
humanos.
Los niños eran muy felices. Vivían en contacto con la
naturaleza, animales domésticos y salvajes. Su
conocimiento de la vida rural era muy alto.
Los mayores, como siempre, se cogieron los asientos de atrás y los más pequeños para adelante, más cerca de D.
Arturo que se puso en un asiento delantero.
--No, Pirata, tú para casa. Le dijo Laura al perro que se empeñaba en subir al autobús con ella.
Todos se echaron a reír cuando vieron que Pirata se daba la vuelta con mucha dignidad y se marchaba sin mirar
atrás.
El viaje duraba casi dos horas así que durante el camino, el maestro con el micrófono, les iba contando curiosidades
sobre un puente, un embalse, un pueblo. Algunos se esforzaban por ver lo que contaba pero los mayores no, ellos
¡traían una juerga allá atrás…!
En los karts se lo pasaron fenomenal. Todos querían subir a la
vez, pero el policía municipal les puso turnos.
Aquello de conducir un coche era algo impensable para ellos.
¡Estaba guay! Claro, muy pocos sabían parar en un STOP o en un
Ceda el Paso, no se fijaban en las señales del suelo, se chocaban,…
El policía se desesperaba. Y D. Arturo…
Aunque era por la mañana fueron a ver la película que se
titulaba: “Pockemon: Detective Pickachu”. Les gustó mucho. Y
además pudieron comprar palomitas y un refresco. Algunos no
habían estado nunca en el cine y saltaban con el culo sobre las
butacas hasta que un señor, el acomodador, les llamó la atención
y ya se quedaron quietos.
Todos comentaban que se veía muy grande la imagen y el
sonido atronaba los oídos, que la voz de Picachu era muy rara y
que sería bueno que por sus poderes estuviera en el pueblo.
Cuando acabaron comieron los bocadillos.
Y así, gracias a los cuidados de los papás, las medicinas y las ocurrencias de Cencerra se pusieron todos buenos en
unos días y vencieron al virus de la “CAGALERA”, que así quedó bautizado para siempre.
El pueblo y sus habitantes siguieron su vida diaria: todos con buena armonía y alegres. Aunque de vez en cuando la
cabra Cencerra hacía de las suyas, se iba al huerto de Agapito y le comía las berzas….
MENSAJE SECRETO
Deberás ir uniendo las letras que te dan las instrucciones para formar palabras. Todas las debes buscar en el texto
del cuento. El mensaje tiene este formato: 5 palabras, cada guion es una letra _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _
Al acabar tendrás un mensaje de actualidad. ¡¡¡ A POR ÉL!!!