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Este resumen describe una historia de Quiroga sobre una pareja de colonos que vive en la selva argentina con su hijo. Las serpientes de cascabel se acercan a su cabaña en busca de calor durante el invierno. La pareja, posiblemente de origen alemán, comienza a delimitar el territorio para su colonia, modificando el hábitat de las especies nativas. Sin embargo, las serpientes siguen acercándose a medida que la familia introduce gallinas domésticas, lo que las pone en conflicto con el
Este resumen describe una historia de Quiroga sobre una pareja de colonos que vive en la selva argentina con su hijo. Las serpientes de cascabel se acercan a su cabaña en busca de calor durante el invierno. La pareja, posiblemente de origen alemán, comienza a delimitar el territorio para su colonia, modificando el hábitat de las especies nativas. Sin embargo, las serpientes siguen acercándose a medida que la familia introduce gallinas domésticas, lo que las pone en conflicto con el
Este resumen describe una historia de Quiroga sobre una pareja de colonos que vive en la selva argentina con su hijo. Las serpientes de cascabel se acercan a su cabaña en busca de calor durante el invierno. La pareja, posiblemente de origen alemán, comienza a delimitar el territorio para su colonia, modificando el hábitat de las especies nativas. Sin embargo, las serpientes siguen acercándose a medida que la familia introduce gallinas domésticas, lo que las pone en conflicto con el
El texto inicia estableciendo el cronotropo, influenciado por el contacto
septentrional de Quiroga con la selva de Argentina: un espacio, otrora feral, sobre el que se proyecta un uso útil, domesticándolo; un tiempo, invernal, inclemente, que tienta a las víboras a perseguir el calor. Es un contexto compuesto entre civilización invasiva e incipiente y naturaleza capitulada, cabal al definir el ruido mecánico como “insólito”. También puede cavilarse sobre la especie de la víbora personificada, la serpiente de cascabel tropical. Hay una secuencia que revela esta duplicidad de las serpientes, al “arrollarse”, verbo animalizado y sinuoso, ser nombradas como “macho” y “hembra”, y después dialogar. La grafopeya de la pareja (él, “alto” y “rubia”; ella, “rubia” y “gruesa”) insinúa una procedencia europea (y específicamente germana), lo que los coloca como extranjeros desajustados (“aquellos”), extraños, con una aproximación impositiva, deformadora y expropiadora para con la naturaleza. (Nota: Introducir debate sobre cómo se relaciona el mundo occidental y mercantilista con la naturaleza, Chico Mendes y la simbología sudamericana de la serpiente). El matrimonio, diligente, empieza a delimitar y edificar su espacio hurtado al paisaje conforme a los conocimientos acumulados de su condición. La palabra “colono”, subyaciendo en su semia, tiene un resabio negativo para desde la perspectiva del medio, modificando el hábitat de las especies telúricas, autóctonas, pero positivo entre los congéneres.
El hijo, debido a su corta edad, todavía no ha establecido taxativamente la
disyuntiva con respecto al resto de los animales: se lo compara con una cría de oso y un pato, ambas presas vulnerables; su contextura, asimismo, lo retrata incompatible con la hostilidad selvática. La introducción de las gallinas domesticadas acrecienta los óbices que son las víboras (“natales”) en relación al progreso mercantil, al no serles explícitamente útiles ni por su producción (huevos de gallina) ni en un sentido pecuniario (fuerza del buey). Se va estableciendo una isotopía en los sustantivos fronterizos que van reduciendo los espacios de los pobladores autóctonos: los colonos erigen mojones léxicos sobre lo indómito. Al carecer de vista, el silencio nocturno es el canal corporal por el que las víboras reptan y reconquistan los espacios humanos, exigidos por la imposición de cambiar su dieta.