ESTUDIOS E INVESTIGACIONES

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MABEL ARRATIA FUENTES
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7 Profesora Pedagogía en Castellano. Magister en Literatura Española e Hispanoamericana, Doctora en Literatura, Profesora Titular; Facultad de Educación
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y Ciencias Sociales UMAG. Correo electrónico: mabel.arratia@umag.cl

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 ESTUDIOS E INVESTIGACIONES
COLOANE EN LA PATAGONIA, FRENTE A LA ECOLOGÍA DE ACCIÓN
INTRODUCCIÓN
Conocemos a Francisco Coloane como un
escritor que no sólo escribe, sino que dibuja y
perfila a la Patagonia a través de sus hombres,
paisaje, geografía, costumbres, oficios, fauna,
botánica.
En el año 1980 es recibido como miembro de
la Academia Chilena de la Lengua y en su discurso
pronunciaría algunas palabras pertinente a las
lenguas yámanas, selknam y alacalufe. Estamos
en presencia de un estilo de reconstrucción de
nuestra cultura, constituyéndose, a la vez, en una
actitud ecológica.
En este estudio se pretende mostrar a través
del texto literario de Coloane, la presencia funda-
mentalmente, de un discurso ecológico. En estas
circunstancias, el lector en contacto con el texto
narrativo del escritor, sentirá el frío gélido de la
Patagonia, se impregnará del rugir del viento o
de la angustia de la soledad que depara el paisaje.
Coloane, a través de sus relatos, nos expresa
cómo el hombre ha logrado imponerse y domi-
nar los territorios de la Patagonia, no siendo el
problema la naturaleza, sino el hombre mismo.
Intentaremos presentar a Coloane desde una
perspectiva diferente, vale decir, la actitud que él
asume frente a la Ecología de acción.
COLOANE frente a la Ecología de Acción
El problema de identidad está vinculado al
orden cultural de una sociedad. Coloane, al es-
cribir acerca de Magallanes se transforma en el
“viajero” del siglo pasado que muestra la cultura
del otro y en su texto, el escritor se presenta como
el nos-otros para poder mostrar lo intrínseco de
la cultura magallánica. Todo esto comprendido en
un período y en un espacio social bien delimitado.
Este orden cultural, establecido por la sociedad,
permite a Coloane mostrar la identidad de la
sociedad magallánica.
Según Levi-Strauss este orden cultural se
puede revelar a través de un sistema simbólico de
signos establecido, y que en el caso del escritor se
manifiestan en la expresión lingüística empleada.
“La derrota iba a las ancas de aquellos tres
jinetes que atravesaban a trote largo el Páramo”
(Tierra del Fuego, pág.7).
Al analizar estos signos, descubrimos un código
cultural: un territorio de la Patagonia denominado
El Páramo, abriendo una visión espacial pesimista
del territorio (derrota) y hombres que pasan furti-
vamente por estas tierras. (trote largo).
Coloane en el inicio del cuento “Tierra del
Fuego”, muestra su identificación con el territo-
rio: conocimiento geográfico (márgenes del río
Beta, cordones cordilleranos de Carmen Sylva,
coironales de China Creeck, montes del río Mac-
Lelan (pág.7).
La identidad con un pueblo estaría determinada
y condicionada por Ia existencia histórica de una
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lógica conjuntista-identitataria (Castoriadis). Co-
loane ha captado estas características, pues está
en conocimiento de la presencia del rumano Julio
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Popper y su ambición desmedida en la búsqueda
del oro. Al exponer esta temática, el escritor se
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identifica con esta región de Magallanes y abre
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la presencia al extranjero que llegó a estas tierras
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desde los diversos puntos del globo.
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“... y los enemigos del enriquecido buscador
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de oro, unos setenta aventureros de todas las
nacionalidades se habían desbandado...” (“Tierra
del Fuego”, pág.7)
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La existencia de nombres extranjeros en la
obra de Coloane es común (Novak, Schaeffer y
Spiro) y con ello apunta a un rasgo que se llama
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realidad en un proceso de identificación y que
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está íntimamente vinculado a Magallanes: la pre-
sencia del inmigrante europeo en la búsqueda del
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oro. Este rasgo conformó un código cultural en
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Magallanes y hombres europeos se trasladaron a
este lugar, formando familia en la región, ya sea
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con gente del lugar o con los suyos que traían de
sus pueblos de origen.
Coloane proyecta una actitud ecológica de
vida porque la presentación de estos personajes
es con connotaciones negativas, creando una
actitud condenatoria hacia ellos por parte del lec-
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tor, que los tildará de invasores, exterminadores,
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usurpadores de la Patagonia.
Dice Coloane respecto a estos hombres en
Magallanes:
“Lo demás en todo denota, debilidad, aniqui-
lación, tanto dentro de sus corazones de hombres
fugitivos como fuera de ellos, en el desamparo
de la estepa fueguina” (Tierra del Fuego, pág.8)
Este escritor nos muestra que en la época del
oro en Magallanes se impone un ideal psicocultural,
en el que queda marginada la población nativa.
El extranjero impone un modelo psicocultural-
identatario, donde los signos de pertenencia dejan
excluida a la población aborigen. Los intereses
del extractor del oro se concentran en el invasor
(por ej. Popper) produciendo una exclusión social
de una gran mayoría. Coloane habla de Popper
como el rumano enriquecido que se hacía llamar
el “Rey del Páramo” y como el primer blanco que
atravesó la isla desde el Estrecho de Magallanes
64 hasta el océano Atlántico.
En la descripción del narrador advertimos
una posición ecológica, de defensa de la riqueza
de la Patagonia, pero que en la ambición del
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afortunado buscador de oro, no sólo bastó la
canaleta corriente, la poruña y la chaya, sino que
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recurrió a la tecnología para usurpar la riqueza
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de la tierra y del nativo:
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“Hizo cavar túneles de siete metros bajo el
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nivel de la alta marea e inventó un mecanismo
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de madera que puso dentro de ellos; cuando el
mar ascendía, encerraba el agua en estos túneles
con sólidas compuertas, y cuando bajaba, Iiberá-
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balo de su prisión, pero regulando su fuerza de
manera que relavara todo el material aurífero
acumulado por sus decenas de trabajadores”
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(Tierra del Fuego, pág. 11).
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Esta es la famosa cosechadora de oro, de la
que se habla en la Patagonia y que empobreció
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a la tierra.
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El escritor, en una actitud crítica dice que
“Popper es el primer hombre que se vanagloria
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por haber arado y cosechado en el mar”.
Comienza a producirse en la Patagonia un
problema multicultural porque Popper cosechaba
oro para sí mismo, dejando a un lado a tantos
aventureros, que padecían de la misma codicia,
produciendo el fenómeno de grupos segregados,
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que ni siquiera podían aspirar a la extracción del
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oro, frente al desarrollo tecnológico que había
impuesto el rumano Popper.
Estamos frente a un fenómeno condenado
por la Ecología, que es la discriminación cultural
entre los invasores y buscadores de oro en la
Patagonia: aparecen los primeros síntomas de
rencor y envidia hacia Popper. El escritor Coloane
denuncia cómo se viola el espacio del nativo y
en un mundo que invita a la paz por su soledad
y lejanía, la conservación del espacio natural es
violentada y violada: se extrae la riqueza y se
elimina al dueño de la tierra.
La presencia del buscador del oro superó los
principios de la vida y su política es de castigo y
muerte para el que se desvíe de su camino.
Coloane, de alguna forma hace la denuncia
de nuevas identidades (los buscadores de oro, los
cazadores del lobo marino, etc.) que impactan en
la cultura existente.
Igualmente, muestra a Popper y al resto de los
personajes europeos de este cuento (Tierra del
Fuego) como Novak (alemán), Spiro (ltaliano) y
Schaeffer (Húngaro) como individuos con carac-
teres de superioridad e inferioridad étnica y racial,
porque tienen una necesidad de supervivencia.
El escritor, a través de su narrador está pre-
sentando a una clase de personas (Popper y los
buscadores de oro) que se caracterizan por ser
“blancos”, europeos, conquistadores y superiores,
como lo expresa en diversas citas.
Coloane presenta un grupo humano desarro-
llándose en un paisaje virgen, el que el escritor
conoce en detalle: el ejemplo de la cordillera, la
mata negra y el romerillo que cubre las colinas;
el mar de olas oscuras, etc.
Uno de los principios de la Ecología es la
inclusión de la humanidad, y en este sentido Co-
loane, en su obra, incluye al ser humano desde
sus diversos ángulos, como el buscador de oro,
el estacador, el pescador, el cantinero, etc.
De acuerdo a B. Crocce, nuestro insigne
Coloane se identificaría con la Patagonia por el
conocimiento que tiene de ella: es un conocimien-
to intuitivo, que es al que recurrimos en la vida
ordinaria. Expreso esto, porque el resultado de
una obra de arte es una intuición. Esto implica que
el escritor para elaborar el texto de la Patagonia
(con hombres y paisaje) y llegar a un proceso de
identidad con el territorio, ha debido pasar por
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un proceso de percepción, es decir, ha tenido el
conocimiento de la realidad mencionada, y aún
más, ha aprehendido esta idea de Patagonia como
algo real. Al respecto Crocce dice:
“Ciertamente la percepción es intuición. Las
percepciones de la habitación en que escribo, del
tintero y de la cuartilla que tengo delante de mí,
de la pluma que utilizo, de los objetos que toco y
uso como instrumentos de mi persona, la cual, si
escribe, existe, son, todas ellas, intuiciones. Pero
es parejamente intuición la imagen que ahora
cruza por mi cabeza de un yo que escribe en otra
habitación en otra ciudad, con pluma, cuartillas
y tinteros distintos” (Crocce, “Estética’, pág. 87).
Este aspecto es interesante exponerlo, porque
Coloane como ser empírico no se contrapone a
la realidad extrema, sino que, por el contrario,
muestra sus impresiones y se involucra en estas
tierras Patagónicas, tanto en su gente como en su
paisaje. Se implica con un Popper, mostrándolo
como un invasor de estas tierras al llevarse el
oro; como un exterminador de hombres, sea cual
fuese, cuando obstaculiza su camino. Coloane se
envuelve con el inmigrante que viene en busca de
la fortuna y con cargas afectivas muy fuertes, en
otras palabras, en una actitud ecológica, Coloane
se compromete con la humanidad.
Un segundo aspecto destacable en Coloane
en este proceso de identidad con la Patagonia
apunta al hombre que labora en el campo, que
aparece con distintas figuras: el amansador, el
laceador, el leñador, el estacador, el nochero, el
cocinero, el cazador.
En uno de sus cuentos, Coloane describe
al hombre del valle que se habría asentado en
Aysén, porque “…fue un hombre que trabajó
durante muchos años en la Patagonia, con la
ambición de llegar a ser alguna vez libre y poblar
tierras propias, pero como usted bien lo sabe,
no hay en todo el extremo austral de Chile una
lonja de tierra buena que no esté ocupada por
las grandes sociedades ganaderas” (Tierra de
Olvido, pág. 143).
Coloane nuevamente nos presenta una carac-
terística de la Patagonia: el campo está trabajado
por el campesino, pero para otro dueño, refirién-
dose principalmente a los capitales extranjeros
(ingleses, españoles) que se apropiaron de la tierra.
EI campesino queda reducido a las funciones
mencionadas; de alguna forma, Coloane desta-
ca el proceso de interculturalidad (propio de la
identidad en la Patagonia) entre los “invasores” y
los “invadidos”. Por ejemplo: el cazador de zorros
que lo hace por una necesidad vital, pero que esta
actividad la emprende bajo influencia del alcohol;
necesita cazar para vender pieles y sustentar a la
familia, pues la piel está bien pagada por los amos.
No existe una actitud de destrucción de la fauna
patagónica por un interés particular, y Coloane
denuncia esto para mostrar a los verdaderos in-
vasores de la fauna magallánica. Este fenómeno
origina otros: el de la interculturalidad violenta,
tan común en la Patagonia y siempre presente en
la obra de Coloane al referirse a Magallanes. Los
personajes de su obra, especialmente los europeos,
traen consigo sus propios códigos culturales que,
en cierta forma, se desfiguran en el contacto con
el paisaje y el mundo de la Patagonia. Si es que
tienen valores morales, estos se trastocan en el
contacto con estas soledades. Se transforman en
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ladrones, asesinos.
“..al saquear las bodegas del ‘Rey del Pára-
mo’, los hechores se llevaron todo el licor que
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encontraron, lo que redundó en desgracia para
ellos”. (Tierra del Fuego, pág. 12)
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Entre otros personajes la desconfianza es
A
progresiva, más aún cuando compiten por el
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enriquecimiento personal. La deslealtad es un
L
código que reina en la Patagonia y reina la ley
A G A
del más fuerte. Se trata de sobrevivir a costa de
cualquier recurso. Coloane desarrolla este motivo
literario en toda su obra, adquiriendo connota-
M
ciones de leit motiv.
“Despertó cuando Novak lo remecía por un
hombre preguntándole por Cosme Spiro. Este
E
no se hallaba por ninguna parte, había huido,
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y mientras que con una mano había dejado la
carabina de caño recortado junto al viejo, con
D
la otra le había llevado su yegua con montura y
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todo” (Tierra del Fuego, pág. 18).
Estos personajes extranjeros que analiza
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Coloane en su obra, tienen mentalidades, se-
gregacionistas algo común en el siglo XX en el
territorio y la discriminación se da entre los que
llegan al territorio y hacia, con mayor razón, los
que son oriundos del lugar.
“Y a propósito, dígame ¿por qué miran tanto
N
en menos a los chilotes por estos lados?...” “chi-
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lote tenía que ser”. (“De cómo murió el chilote
Otey’’, pág. 78 y 79)
Esta actitud excluyente hacia el hombre chilote
se ha mantenido en la Patagonia, pero Coloane,
a través de su narrador explica que se origina
el carácter apatronado que tienen los chilotes o
porque son matreros cuando hay que votar las
huelgas, pero son los primeros en tender la poruña
para recibir lo que se ha ganado.
El principio de Actitud, que es un factor
considerado en un diseño Ecológico, atraviesa
transversalmente toda la obra de Coloane. El
factor humano es eje en la obra del escritor. Ha
perfilado tipos literarios como el amansador: el
hombre que prepara las bestias (potros) para
poder montarlos. En esta tarea tan importante
en la Patagonia, Coloane, nuevamente incluye el
concepto de humanidad; el hombre que domina
a la bestia, perdiendo parte física de su cuerpo
(piernas mal soldadas, costillas quebradas, etc.)
para beneficio de otros hombres y de una perma-
66 nencia más agradable y beneficiosa en la tierra.
El caballo le permite el desplazarse en el campo
y realizar tareas de aneo de ganado. Es su medio
de movilización en este gran espacio.
E S
Para poder explicar esta identidad con el
territorio de la Patagonia, hemos empleado un
N
concepto teórico de lntuición que le permite a
A
Coloane transformar su texto en una obra de
L
arte, puesto que recoge intuiciones más vastas
L
y complejas de las que comúnmente tenemos,
A G A
y las expresa: es decir su obra es expresión de
impresiones. Otra vez encontramos la presencia
de la Ecología en Coloane porque hay identidad
M
entre la Naturaleza y su fantasía, lo que le permite
el desfile de humanidad en su obra. Humanos,
que de una y otra forma se han encontrado en
E
la Patagonia y que modelan una personalidad
D
acorde a ella.
Pienso que Coloane en sus escritos ha trabaja-
D
do una Ecología de la Acción, probablemente sin
D A
habérselo planteado como objetivo. Intentaremos
verificarlo a través de algunos textos de su obra.
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Una literatura que enseña la condición humana:
El hombre frente al oro cambia su personalidad
y brotan sus auténticos instintos. Es el caso de
Novak y de Schaeffer frente al descubrimiento
del esqueleto de una ballena, cuyas costillas y
vértebras (sus grietas) hacían las veces de una
N
canaleta lavadora de oro. Este simple hallazgo
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cambia la vida de los dos hombres y los presenta
en su verdadera humanidad: uno, ambicioso y
desleal; el otro, reflexivo y un tanto solidario.
Ambos, desconfiados, pero audaces y decididos.
La condición de sus vidas se prestaba para lograr
los objetivos de Popper: organizar una expedición
a Tierra del Fuego.
Por otro lado, Coloane describe al rumano
Popper en todas sus fases: como el audaz, em-
prendedor, oportunista, mente fría y calculadora
y en uno de sus textos expresa su personaje:
“¡Soldados: las dos fuerzas matrices que
mueven a Ia sociedad humana son el hambre y
la cárcel, como el pedazo de carne y el garrote
frente al perro; no somos más que esos señores;
necesidad de alimentarnos, de defender nuestras
vidas, de procrearnos en el vientre de las muje-
res..; El hambre obliga al hombre a comer y la
cárcel a trabajar para que no robe su comida!
¡De modo que siempre hallaremos en el fondo
un estómago vacío, base de todo esfuerzo! ¡Pero
el hombre debe superarse a sí mismo y sólo en
él encontrar su propia salvación!” (Tierra del
Fuego, pág. 39).
Coloane nos muestra en su galería de tipos
literarios, al amansador: el hombre que a cada
momento de su existencia expone su vida, quedan-
do con clavículas o piernas rotas y que provocan
en él un sentimiento amargo o de venganza. El
amansador no sólo se había vuelto malo con los
animales, sino “...también con sus semejantes,
pues cada vez que alguien en volteado por un
caballo, una sonrisa maligna florecía en sus bo-
cas, y era una satisfacción poco disimulada en él
dar el peor animal al recorredor de campo más
inexperto (“El caballo de la Aurora”, pág. 49).
Otro ejemplo es el del zorrero, hombres que
deambulan por la pampa patagónica ensimisma-
dos en sus propios pensamientos y estimulados
por el alcohol que ingieren. En la búsqueda del
animal, tejen sus pensamientos y recuerdos de
otras tierras.
“¡Cuántas veces este ensueño le hizo olvidar
hasta los mismos zorros, mientras galopaba por
los parajes donde armaba sus trampas! ¡Cuán-
tas veces cogido por una extraña inquietud
remontaba con sus caballos las colinas y las
montañas, porque cuanto más subía más cerca
se hallaba de aquel lugar amado!” (La botella
de caña, pág. 163).
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Mostrar la condición humana nos permite Generalmente se asocia en relación con la

conocer la diversidad y la unidad de lo humano y Naturaleza, entendida ésta como el medio am-
esto constituye uno de los objetivos fundamentales biente. La ecología abarca todos los aspectos de
de la literatura. la vida humana, pero el de la naturaleza es quizás
Siguiendo otro postulado de la Ecología en el más conocido en el común de las personas.
Acción, el doctor Edgard Morin sostiene que Intentaremos recopilar algunos aspectos de
capacitarse para hacer frente a las incertidum- esta naturaleza magallánica en la obra “Tierra
bres, constituye una actitud ecológica. Un claro del Fuego”.
ejemplo es Julio Popper, quien se rodea de fugi- En la obra de Coloane, el espacio en la
tivo, aventureros para poder dirigirlos y crea un concepción de Bachelard, lo es todo. Es en ese
sistema moderno para la extracción del oro: la espacio del mar donde el lector verifica que los
cosechadora. Crea, en el fondo, un sistema que le recuerdos son inmóviles. Su intimidad frente a
permite dominar toda la situación en el Páramo. este elemento de la naturaleza adquiere vigencia.
En general, cada personaje de los textos a cerca El mar encierra y oculta las pasiones violentas de
de la Patagonia de F. Coloane, desde el momento los seres humanos.
que entran a este territorio, penetran a un mar Coloane expresa que “el mar nos lleva a ver
de incertidumbres. Cada uno irá controlando y cosas” y narra el suceso que tuvo uno de sus per-
manejando estas incertidumbres, de acuerdo al rol sonajes (un cocinero y su mujer) al que tuvo que
que le asigna el escritor en boca de un narrador. entregarles un revólver para que se defendieran
Siguiendo este camino de Ecología en la de los buscadores de oro. El mar muestra al ser
Acción, Morin sostiene que la enseñanza de la humano en su verdadera dimensión, puesto que
ética del género humano permite ver al indivi- la mujer era “vieja y desdentada” (El constructor
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duo, a la sociedad y a la especie como categorías del faro, pág. 179) pero la soledad y la violencia
interdependientes. En este sentido, estimo que del mar remueve, los instintos del hombre y no
Coloane es un escritor que no pretende dar respeta fronteras de edad. Coloane refleja en su,

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normas, prescripciones de ética, pero sí muestra texto estos lazos que el mar produce en el-individuo
cómo en el mundo de la Patagonia existieron y que revela la verdadera esencia del ser humano.

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hechos, acontecimientos que no corresponden “El mar había sido primero un consuelo; pero

A
con lo que queríamos para la sociedad y para el luego llegó a fastidiarle ese horizonte general-

L
planeta. En la obra de Coloane sobre la región de mente tempestuoso, a veces gris, o en la calma,

L
Magallanes, hemos visto que se usurpó la riqueza sin otra variante que algún albatros, gaviota o

A G A
del nativo: el oro; que los medios para lograrlo pingüino que pasaban de largo por el desolado
fueron ilícitos; que el extranjero, generalmente, promontorio. De vez en cuando llegaban algunas
huyendo de sus países originarios por diversos focas detrás de los cardúmenes de róbalos o

M
motivos, colaboró en el desarrollo de la región, sierras, y entonces se juntaba alguna bandada
pero para sus fines individuales, Vemos en esta que seguía con bullicio a la cacería. El mar
perspectiva ética, cómo la naturaleza de la Pata- cobraba vida, y le hubiera gustado ser pájaro o
E

gonia fue violentada: los cazadores de lobos de foca para seguir con ellos al norte, hacia donde
D

mar, de nutrias, los zorreros, etc. (8) provocando se volvía a menudo su mirar desesperanzado
una alteración ecológica en el sistema. El relato (“El constructor del Faro”, pág. 181 )
D

de Coloane muestra situaciones de orden ético, El mar, para Coloane representa siempre un
D A

evidentes: la apropiación de terrenos, el crimen recuerdo y una leyenda en el decir de Bachelard.

como ley establecida en la Patagonia, el aban- Siempre ubicará a sus personajes en diversas
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dono, el robo, relaciones personales de violencia relaciones con el mar; estas relaciones serán
extrema, etc. No pretende dar lecciones de moral diversas porque “nunca se vive la imagen en
a través de sus relatos, pero en el fondo muestra primera instancia” (Bachelard, La poética del
una obra literaria que involucra al individuo, a espacio, pág.64).
la sociedad y a la especie y éstos son elementos En el fondo significa que frente al espacio mar,
conformadores de la ética en acción, actitud en cada personaje de Coloane, las vivencias serán
N

propiamente ecológica. diversas e irán de acuerdo a un fondo onírico

U

(8) El exterminio de aborígenes, los choques de ambiciones e intereses contrapuestos; un territorio alejado donde no imperan los conceptos de justicia etc., etc.
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insondable donde el pasado personal de cada
uno tiene caracteres peculiares.
En el cuento “El constructor del fato”, Coloane
nos muestra cómo la naturaleza tiene implican-
cias directas en la identidad del hombre, cómo el
protagonista encuentra la valorización humana,
en un acto de simpleza, como es el estar obser-
vando el mar y encontrarse con una foca que lo
mira fijamente “con sus redondos ojos negros
con una curiosidad casi humana. Entonces se
estremeció, al darse cuenta de que lo había con-
fundido con otra foca parada sobre dos aletas
encima de la roca” (pág. 181). El protagonista
hace una reflexión sobre los valores humanos y
cómo él los medía cuando era un hombre de la
ciudad. Es en este momento que el mar le abre la
posibilidad de regresar al nido, es decir, al espacio
de la infancia, del recuerdo de un padre que lo
instó a seguir hacia el sur para que “aprendiera a
ser hombre” y de una madre que egoístamente en
68 su amor materno lo había alejado de los estudios
y de lograr una profesión.
Si nosotros como lector observamos este texto,
nos damos cuenta que Coloane coloca una nota
E S
de humanidad en la descripción del mar (natura-
leza) porque éste siempre aparece en relación a la
N
persona. En el cuento mencionado, la presencia
A
del mar conlleva la connotación del nido porque
L
retrotrae al protagonista a su infancia, es decir,
L
a tomar conciencia de su cosmicidad puesto que
A G A
rememora hechos de su pasado, en forma muy
simple, a través de la presencia del mar. El mar
es bravo, pero protector, según Coloane porque
M
en el fondo coloca a los individuos en su real
dimensión.
“Un fuerte viento del oeste empezó a casti-
E
gar a los hombres que trabajaban alrededor de
D
la torre a media construcción. Luego una fina
llovizna vino del golfo, cuyo horizonte se cerró
D
con grandes mares arboladas, y antes que cayera
D A
la noche tuvieron que guarecerse en el rancho.
Así eran los trabajos de duros y azarosos en
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aquellas intemperies, las más tempestuosas del
Pacífico Sur (El constructor del faro, pág. 189).
La presencia del mar a través del Beagle es
presentada con respeto por el narrador del cuento
“Témpano Sumergido”. Coloane adopta una ac-
titud impresionista frente al canal y emplea una
N
hermosa metáfora para referirse a aquel: “Como
U
un verde sendero florecido de espumas” (pág.
156). Igualmente, manifiesta una actitud interesada
y describe cómo las aguas del Beagle desembocan
en el Atlántico y deja entrever el peligro de sus
aguas por los remolinos que se forman en las
horas de las mareas. Es una actitud ecológica del
escritor, porque educa y enseña al lector acerca
del canal Beagle (pág. 154).
Nuevamente aparece el mar como espacio,
pero formando parte de las desoladas tierras de
la Patagonia. Según Coloane el desolado paisaje
produce una desapacible inquietud en los prota-
gonistas de sus narraciones, pero el mar, por el
contrario, juega con el efecto de compensación
porque:
“El mar, aunque celoso y violento cuando
se está en medio de él, desde esa lejanía es un
compañero inmenso, un manso llano de paz,
cuya vista infundía quietud, y, sobre todo, esa
vaga e indefinible sensación de la esperanza”.
(Tierra de Olvido, pág. 135-6).
Aquí nos sorprende Coloane con este sen-
timiento de inmensidad íntima de la que habla
Bachelard como una categoría filosófica del
ensueño. Coloane logra dar al mar su verdadero
significado: una impresión angustiada o de paz,
que cobija al hombre en un mundo sin límites.
Coloane elogia al mar a través de una descrip-
ción psicológica; el mar como elemento de la
naturaleza expresa algo que puede intimarnos,
pero que también puede sosegarnos. Y este es
el mar austral, oscuro, a veces, agitado, violento,
otras, pero a la vez un espacio manso, lleno de
paz y quietud para el ser humano.
En la descripción paisajista de la Patagonia que
nos entrega Coloane hay una actitud ecológica
porque describe una naturaleza heterogénea ya que
habla de rocas, piedras (suelos) como también de
vegetación (biológica). Veremos algunos ejemplos.
Describe los cordones cordilleranos de Carmen
Sylva, sierra que Popper dio el nombre en home-
naje a su reina rumana (Tierra del Fuego, pág .7).
Nos presenta el escritor al famoso Páramo:
“Gigantesca escollera que avanza una do-
cena de kilómetros mar afuera, protegiendo
con su brazo de piedra una extensa bahía, San
Sebastián, donde el mar sube y desciende más
de diez metros de nivel, desnudando kilómetros
y kilómetros de gredosas playas bordeadas de
dunas y matorrales costeros que dan comienzo
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a la llanura fueguina cubierta de extensos pas-
tizales de coirón” (Tierra del Fuego, pág. 10).
Otra descripción paisajística que responde
a los principios de definición ecológica es la de:
“La cordillera Carmen Sylva disminuye cuando
se acerca a la costa oriental de la Tierra del Fuego;
sus estribaciones se deshacen en suaves colinas
cubiertas de mata negra, calafate y romerillo,
ramazones apropiadas pan ocultarse. Luego la
cordillera se levanta de nuevo en el mogote del
cabo San Martín, cuyo acantilado, cayendo a
pique en el mar abierto, cierra la bahía de San
Sebastián, impidiendo el paso por la playa, de
donde se divisa la gran escollera del Páramo
como una ola oscura y estática, petrificando en
plena mar’ (Tierra del Fuego, pág. 13).
Más adelante, en la narración de cómo Novak
condujo a Schaeffer hasta un grupo de rocas
volcánicas, dice:
“El montón pedregoso había dejado una es-
pecie de cueva, donde las boñigas demostraban
que los guanacos los usaban de guaridas contra
el mal tiempo” (Tierra del Fuego, pág.19).
La presencia de la naturaleza es muy carac-
terística de la identidad del paisaje patagónico y
recuerda el píar de las gaviotas y de los cormo-
ranes. Describe “un extenso planchón de toba,
donde millares de gaviotas habían diseminado
sus nidos, poniendo sus huevos en los hoyuelos
hechos en la toba por la acción de /as ventiscas”
(Tierra del Fuego, pág. 20).
También Coloane apunta a la fauna de la
Patagonia:
“Avutardas y caiquenes, estos últimos tan
grandes como gansos, empezaban a llegar a
millares en sus largos vuelos migratorios desde
el norte, para empollar en la Tierra del Fuego, y
más tarde, con la llegada del invierno, regresar
con sus polladas a climas más benignos. Rosa-
dos flamencos y diferentes variedades de patos
poblaban también las lagunas y ríachos, que
se deslizaban por las pampas, entre los suaves
lomajes de abundante y crecido pasto coirón”
(Tierra del Fuego, pág. 21).
Coloane demuestra un gran conocimiento de
esta naturaleza y de allí que hace sus descripciones
con gran propiedad y él explica que a pesar de su
nombre Tierra del Fuego sabía vencer al invierno
que era una imagen de costra nieve y hielo.
“El pasto coirón, la gramínea única, cuyo
metabolismo le permite vivir bajo la nieve, había
resurgido de nuevo para solaz de guanacos cisnes
avutardas, patos y caiquenes. En la costa, las
gaviotas ofrecían sus huevos del tamaño de una
gallina, pero jaspeados de café y celeste, como
flores de loza sobre la obscura toba, y hasta
las manadas de focas empezaban a inundar los
roqueríos y arenales con sus cachorros paridos
en las loberías del Cabo de Hornos” (Tierra del
Fuego, pág. 21-22).
Igualmente, el escritor se impacta con el es-
queleto de una ballena, que semeja al armazón
de una nave encallada y muestra su pesar frente
al cadáver del cetáceo y “volvió a mirar hacia los
confines del mar antártico, donde estaba et país
de la ballena, y recogió de nuevo la vista, como
siguiendo la ruta del cetáceo, hasta el armazón de
huesos empotrados en medio de la ancha playa
de cascajo” (Tierra del Fuego, pág. 23).
Coloane manifiesta conocer la geografía de la
región y describe la famosa Cueva del Milodón,
69
que metafóricamente la compara con la bocaza
de un gran sapo negro que se confundía con el
cuerpo de la noche. Una cueva de unos 80 m. de
E S
ancho, por 30 de alto y 200 m. de profundidad.
El escritor denuncia la alteración del paisaje a raíz
N
de los incendios que destruyeron los bosques de
A
robles que rodean la cueva “dejando sólo negros
L
esqueletos retorcidos, al pie de las cuales surgían
L
ya los renovales, abrazándose dramáticamente
A G A
a los espectros de sus antepasados” (El caballo
de la Aurora, pág. 50).
En esta enumeración de la fauna patagónica,
M
Coloane no olvida a los murciélagos que parecen
grandes mariposas aleteando y que chillan como
fuelles desvencijados.
E
“El pequeño mamífero volador nos miró a uno
D
y otro con sus ojillos coma dos ascuas negras;
restregó el hociquillo cual un diminuto cóndor
D
que se limpian el pico en el borde del ala...” (El
D A
caballo de la Aurora, pág. 53).
Menciona el escritor la existencia del milodón
I V E R S I
que habita la famosa cueva del mismo nombre
y que se encuentra en Última Esperanza. La
presentación que hace del animal es plena de
humanidad, de tal forma que el lector siente
cariño por una bestia que no conoce, pero cuya
descripción invita a ello.
N
“Entre los animales había uno muy grande,
U
 ESTUDIOS E INVESTIGACIONES
que comía cogollos, como nosotros. Tenía una
piel gruesa cubierta de escamas como piedrecillas
blancas, por entre las que salían sus cedras rojas
como el sol de la tarde. Cuando se paraba sobre
sus patas traseras, afirmándose en la corta y
gruesa cola como en otra pata, alcanzaba con su
largo hocico hasta el corazón de los altos árboles,
donde hallaba las rumas más tierras para su ali-
mento, y así parecía otro árbol más vivo porque
se movía de ramaje en ramaje” (El caballo de la
Aurora, pág. 55).
En este recorrido faunístico de la época glacial,
Coloane menciona al puma de dientes de sables,
a la nutria de los pantanos, al pequeño caballo
de la aurora.
En la imagen literaria del escritor se conjugan
elementos de la naturaleza patagónica con sus
connotaciones propias: el relámpago que vuela;
bosques que se sacuden como cabelleras sueltas
en la tempestad; un viento que descuaja y arrebata
por los aires, cavernas cubiertas de estalactitas.
70 Se refiere a la paranela y sus beneficios médicos,
cuyas hojas y tallos servían de té, pero el exceso
de su consumo produce jaqueca y alucinaciones
Menciona a los ñandúes (él las llama avestruz)
E S
caracterizados por su rápido desplazamiento y su
sentido de curiosidad.
N
Hemos visto que Coloane como buen ecologista
A
caracteriza elementos geológicos como montañas
L
(Carmen Sylva), la llanura, la pampa, siempre vasta
L
y de tal magnitud que provoca una sensación de
A G A
angustia y soledad. Menciona los montes de turba,
tan característicos en la Patagonia.
Una descripción paisajística plena de vivencias
M
humanas que denotan el sentido ecológico de la
obra literaria de Francisco Coloane.
E
CONCLUSIONES
D
1. Coloane revela el proceso de identidad de
la Patagonia, a través del signo lingüístico; en
D
otras palabras, de su obra literaria.
D A
2. El escritor tiene la capacidad de describir con
su pluma la naturaleza de la Patagonia, abarcando
I V E R S I
tanto la fauna como la flora.
3. Manifiesta el conocimiento del hombre de
la Patagonia en sus diversas facetas: el buscador
de oro, el cazador de lobos, el invasor extranjero,
el chilote arribado a la Patagonia, el hachero, el
pampero, el arriero, etc., etc.
N
4. Todos los cuentos reunidos en Tierra del
U
Fuego constituyen una especie de representación
pictórica, donde el autor conoce a la perfección
cada paisaje y elemento que describe.
5. Los elementos anteriormente descritos
muestran la actitud ecologista del escritor: fren-
te al ser humano, frente a la naturaleza animal
y botánica, frente a la descripción paisajística,
entregando una guía de identidad planetaria.
6. Es ecologista, porque su texto literario
educa sobre lo que fue la sociedad del siglo XX,
sus errores, sus esperanzas.
7. Es ecologista, porque su obra literaria cons-
tituye una enseñanza de la condición humana
(muestra diversos tipos y actividades humanas y
al hombre de la Patagonia en distintas actitudes).
8. Es ecologista, porque su texto constituye una
denuncia a situaciones que violentaban derechos
de la sociedad magallánica.
9. Igualmente, es ecologista porque su obra
muestra la capacidad de la gente de la Patagonia
para hacer frente a las incertidumbres.
10. También, Coloane denuncia en Tierra
del Fuego cómo la sociedad humana perdió el
control sobre la naturaleza (explotación del oro,
del ganado ovino, caza del lobo marino, etc., etc.)
11. Finalmente, podemos decir que los inte-
lectuales y escritores pueden actuar como aliados
muy importantes del movimiento ecologista por
su capacidad de presión ante el poder político y
para acompañar de visibilidad mediática todas
aquellas reivindicaciones que van en defensa de
la naturaleza.
Coloane demostró en su texto literario una
conexión con la naturaleza. Una conexión que
le permitió conjugar el mundo exterior, mítico y
sagrado de la naturaleza con su mundo interior,
intelectual, donde desarrolla su labor.
Sabemos que no puede existir creación ar-
tística sin contacto con el mundo natural. Ya lo
expresa Darion “que el paisaje exterior busca los
pensamientos del diálogo interior del escritor”.
La fuerza evocadora de los elementos de la
naturaleza convierte al paisaje exterior en
parte de la geografía sentimental del escritor.
Concluyendo, Coloane adquiere, en su
obra literaria, un compromiso con la realidad
que le rodea. Y, en este sentido, responde al
tema de la ecología, pues reafirma el rol del
escritor como voz crítica y conciencia de la
sociedad.