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Sergio Alejandro Cano Soto

LA INTERPELACIÓN, PÁGINAS 181 A LA 212

La figura a desarrollar en la presente recensión, resulta de suma


importancia en la democracia de cualquier país, encontrándose en el marco de la
división de poderes realizada por Montesquieu, específicamente dentro de las
funciones de uno de los tres poderes del Estado como lo es el Poder Legislativo;
quien como atribución según la Constitución Política de la República de
Guatemala tiene como principal función la legislativa; sin embargo, esta es una de
tantas que se le atribuyen por parte de la Ley fundamental. Dentro de esa variedad
de funciones se encuentra la figura de la interpelación, misma que se instituye
constitucionalmente en nuestro país desde la primera “Constitución del Estado de
Guatemala” en el año mil ochocientos veinticinco, teniendo como antecedente
inmediato, lo contenido en la Constitución Federal del año mil ochocientos
veinticuatro, quien en una parte de su articulado establecía que el Ejecutivo debía
rendir informes que se le requirieran por parte del Congreso y el Senado, que si
bien no se denominaba “interpelación” como tal, surgió como base para que se
desarrollara en la Constitución de 1825.

Siendo Guatemala un Estado independiente de España y México y


aprobada su primera Constitución, en ella se estableció que dentro de las
funciones del poder ejecutivo estaba dar a la Asamblea (legislativa) los informes
que le pidieran, al igual que en las reformas a la constitución federal del año mil
ochocientos treinta y cinco. No es hasta el Acta Constitutiva de la República del
año mil ochocientos setenta y nueve que se incorpora el concepto de
interpelación, toda vez que los secretarios de Estado pueden concurrir a las
sesiones de la Asamblea y tomar parte en sus deliberaciones y tenían la
obligación de contestar las interpelaciones que se les dirijan sobre los negocios de
la administración.
Sergio Alejandro Cano Soto

En el año 1925, se emitió una Constitución Política de la República de


Centro América, en la cual no se regulaba expresamente el concepto de
“interpelación” pero si desarrollaba lo concerniente a dicha figura, toda vez que
establecía la facultad de las cámaras de pedir a los funcionarios públicos que
necesitare y, desde la otra postura, establecía la obligación de presentar ante esas
cámaras, dichos informes.

En el año de mil novecientos cuarenta y cinco, la Asamblea Nacional


Constituyente emitió la Constitución de Guatemala, posterior a la época
revolucionaria y se establecía la obligación de los Ministros de Estado de
Presentarse al Congreso para contestar las interpelaciones que les formulaban por
cualquier acto de gobierno. En la Constitución vigente en esa época, también se
introduce la figura del voto de falta de confianza, mismo que debía ser solicitado
por al menos quince diputados. Una vez emitido el voto de falta de confianza a un
ministro de Estado, éste debía renunciar, pero si a consideración el Presidente de
la República en Consejo de Ministros, era pertinente. Existía la posibilidad de
apelar ante el Congreso dentro del término de ocho días, y se tenía que ratificar el
referido voto de falta de confianza, por las dos terceras partes del total de
diputados como mínimo; una vez ratificado el voto, el ministro debía renunciar. Un
aspecto importante, la emisión del voto de falta de confianza a uno o varios
ministros, únicamente podía darse después de seis meses del nombramiento
respectivo y en ningún caso podía darse una interpelación dentro de los seis
meses últimos del periodo presidencial que estuviere vigente.

Dentro del periodo de la contrarrevolución, en la Constitución del año mil


novecientos cincuenta y seis, se establecía la obligación de los ministros de
Estado, de contestar las interpelaciones que se les formularan por cualquier acto
de gobierno. Sin embargo, los ministros de defensa y de relaciones exteriores,
podían abstenerse de contestar preguntas sobre materias que afectaran la
seguridad nacional o las relaciones internacionales; también establecía que las
preguntas básicas a realizar se comunicarían al ministro con un tiempo de
Sergio Alejandro Cano Soto

anticipación de veinticuatro horas como mínimo. El voto de falta de confianza


debía ser por al menos diez o más diputados al Congreso. Posteriormente, en la
Constitución del año de mil novecientos sesenta y cinco, se fue desarrollando de
mejor manera y aparejando a lo que se conoce hoy en día acerca de la
interpelación. Se restringió lo amplio que podían ser las preguntas, limitando
únicamente a las que se debían realizar derivado de los motivos que dieron origen
a la interpelación; se amplió el plazo para la remisión del cuestionario básico al
ministro interpelado a cuarenta y ocho horas; reduce el número de diputados que
podían solicitar el voto de falta de confianza a un total de ocho diputados. El
ministro a quien se le haya emitido voto de falta de confianza estaba obligado a
comparecer ante el Congreso dentro de los ocho días contados a partir de la
emisión del referido voto, de lo contrario, se le tendría por separado del cargo en
forma inmediata; también existía la posibilidad que el Presidente aceptara o no la
referida renuncia. Hasta que finalmente se plasmó en la Constitución Política de la
República de Guatemala del año 1985, todo lo que hoy en día rige la figura de la
interpelación.

La figura de la interpelación en la actualidad, es un control del poder político


por parte del legislativo que no cumple con su esencia, toda vez que se ha
observado desde hace algunos años que por más que cierto diputados ejerzan la
figura de la interpelación a uno o más ministros, esta no se logra realizar debido a
que la bancada oficialista y afines a esta, quien es mayoría en el Congreso y en
contubernio con el Organismo Ejecutivo (Presidente), cada vez que se pretende
realizar una interpelación, no reúnen cuórum con la finalidad de no llevar a cabo la
misma, desvirtuando completamente la figura de la interpelación y la división de
poderes desde el punto de vista que cada organismo no debe subordinarse a
algún otro, toda vez que no existe una verdadera garantía de frenos y
contrapesos.

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