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TUHISTORIA | 5
LA REPÚBLICA DE TUCUMÁN
Este ensayo de autogobierno tuvo grandes paralelos con República de Entre Ríos (1820-1821), de similar duración. un juego de alianzas derribaron el castillo administrativo
lo que ocurría en el resto de las provincias rioplatenses, La aventura tucumana fue tan interesante como breve,
particularmente con lo acontecido en el Litoral de la
mano del caudillo Francisco Ramirez, quien instaló una
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GUERRA
Mucho antes de legitimarse la República, Tucumán
entró en disputas con uno de sus territorios
subordinados: Santiago del Estero. Entre marzo y abril
del 20, las desafortunadas intervenciones de Aráoz en
el Cabildo santiagueño, terminaron con la asunción del
general Felipe Ibarra como máxima autoridad y
comandante santiagueño. Éste, declarado enemigo de
Tucumán, buscó apoyo en otros rivales de Aráoz y
dirigió continuas hostilidades contra la República. El
general Güemes, poderoso comandante de Salta,
pronto sumaría sus fuerzas, mientras agitaban las
intenciones desestabilizadoras catamarqueñas. La
guerra se desató sin remedio, pero los enfrentamientos
nunca tuvieron resultados definitivos. En febrero de
1821 los santiagueños dispersaron a los tucumanos
que habían entrado a su territorio en Los Palmares. Un
par de meses después, las tropas salteñas que habían
invadido Tucumán fueron completamente derrotadas en
el Rincón de Marlopa, a dos leguas al sur de San
Miguel. Al intervenir Córdoba para evitar más
derramamientos de sangre, se firmó el Pacto de Vinará.
Ya era junio de 1821, y esto marcará un hipotético final
de las hostilidades entre la tres provincias. La guerra
abierta se había detenido pero las intrigas
desestabilizantes, no. Santiago estaría detrás del golpe
de agosto.
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BICENTENARIO
jaqueada por el crecimiento de los liderazgos de Martín importante República de Tucumán con una selección de
Miguel de Güemes y de Juan Felipe Ibarra, quienes en
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IMPRENTA
El 14 de agosto de 1820 salía a la calle el periódico
oficialista “El Tucumano Imparcial”. Era el primer diario
civil que ocupaba el espacio público en el norte
argentino. Para su impresión se usó la pequeña
imprenta que, tres años atrás, había incorporado el
general Manuel Belgrano para publicar el Diario Militar
del Ejército del Perú. Ahora, en manos del gobierno de
la República, lo redactaba el tío del Gobernador y
canónigo don Pedro Miguel Aráoz. Los números
conocidos llegan hasta finales de ese año. Al año
siguiente, luego del golpe de González, se comenzó a
publicar otro semanario, llamado “El Restaurador
tucumano”, en apoyo de la gestión de Abraham
González. Caía la responsabilidad de su edición en
Juan José Dauxion Lavaysse, un francés que se había
marchado a Santiago en disenso con el régimen de
Aráoz. La imprenta siguió activa hasta le década de
1850. Haciendo una evaluación de los impresos que
salieron de su bandeja, vemos que sirvió para todo: se
imprimieron diarios, disposiciones, bandos, libros,
valores de cambio y versos poéticos, pero es notable el
interés que casi siempre despertó en la autoridad
política.
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AUTONOMÍA
Un equívoco muy frecuente que dificulta la comprensión
de la República de Tucumán y de toda la época anterior
a la organización constitucional del país, es considerar
que las provincias y sus líderes pretendían autonomías
totales o rupturas sin puentes con un poder central o
con los pueblos vecinos. La Constitución de 1820
mantenía un interesante resquicio de vinculación con
un territorio rioplatense con el cual había compartido la
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de Bernabé Aráoz. Recordamos sin embargo la
10 conceptos que nos muestran su osada apuesta.
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MONEDA
Los problemas económicos a los que se enfrentó la República
fueron graves. La guerra en Salta y el Altoperú sustraían un mercado
importante para Tucumán. En el mes de julio, ante la falta de
circulante y con la intención de reanimar las finanzas, Aráoz ordenó la
acuñación de una moneda propia. Para ello creó el “Banco de Rescate y
amonedación”. La llamó “moneda federal” y solicitó su factura al tallista
potosino Pedro Venavidez, quien residía en la ciudad desde las guerras de
independencia. Este experto había sido el creador de las primeras monedas
patrias y nada menos que del sello de Congreso de la Independencia. Sin
embargo, para la acuñación provincial dispuso que las monedas siguieran
el modelo de las antiguas macuquinas españolas, usando plata de
chafalonía. Seguramente se debió a la urgencia del pedido y a la
disponibilidad de moldes viejos traídos de Potosí. Reproducían valores de
2 y 4 reales. Duraron muy poco pues su mala calidad (no respondían “a
la ley ni al peso” que declaraban) y una creciente falsificación hizo
inmanejable su control.
experiencia de la guerra, y la sanción de una
declaración conjunta de independencia. Más allá del
carácter todavía abierto de la revolución, y de los
límites todavía no fijados por la ausencia de un poder
estatal, la flamante República no dudaba en imaginar
permanentes pactos y niveles de articulación política y
comercial. Entre el ideal de estar “unidas” que había
aparecido en la primera década como un calificativo
deseado, y la completa autonomía existían intersticios
interesantes. La metáfora de las “hermanas”, muy
usada desde 1810, servía para pensar la solidez de un
lazo difícil de romper, pero que no debía ser asfixiante.
Por eso, en lenguaje altisonante, la República de
Tucumán sostenía que es ya, y será a toda costa, una
república libre e independiente, hermana sí y
federada con vínculos tan estrechos que jamás
se dispensará sacrificio alguno, hasta no ver a
sus pies rotos (…) los últimos eslabones (…)
que subyugan a la más pequeña.
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sus elementos de la campaña, con cuya fidelidad
creía poder contar”. Era el fin de la República. Si
tomamos la fecha de septiembre del 20 como su
FIN inicio legal, y agosto del 21 como su final, esta
Abraham González, el oscuro lugarteniente que, poco
organización de nombre altisonante duró menos de
menos de dos años atrás, había despejado el terreno un año. Cayeron sus autoridades, se desbarataron
para que el general Aráoz se erigiera en Presidente,
sus estructuras y el territorio, que había comenzado
tomó la plaza central de Tucumán el 28 de agosto de agrupando jurisdicciones, se veía atomizado en tres
1821. En un movimiento de traición inaudita, se había
provincias. Los años que siguieron iban a ser
aliado con Ibarra. Habían pasado sólo tres días de la anárquicos, con invasiones, conjuras y traiciones
declaración del Cabildo catamarqueño por la que
mutuas. Las provincias que hace sólo cinco años se
abandonaba su sujeción a la República. Al verse
habían declarado unidas, independientes y solidarias
sorprendido por el golpe, Aráoz no pudo ofrecer a una causa sudamericana, entraban en intentos
resistencia. Diría el historiador Jaimes Freyre que
cada vez más desesperados de estabilidad política.
salvó apenas su pellejo, refugiándose “en medio de