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debe incluir el título (Definimos de manera clara y precisa la idea principal del
ensayo), el nombre del autor(es), instituto educativo, carrera – curso – facultad, ciudad y año
de presentación.
Definiendo el neoperuano, y la polémica a su alrededor.
Inicialmente el término neoperuano fue aplicado a algunas obras de Manuel Piqueras Cotolí
(arquitecto y escultor español) durante la década de 1920; él remodeló la fachada de la Escuela
Nacional de Bellas Artes Lima (1924) cuya intervención, según un notable pintor peruano, era:
“la primera manifestación de este estilo” y correspondería a “la definición de la esencia misma
de nuestro país, que hace revivir en la piedra la historia de la raza”. Además de esta
remodelación, hubo dos intervenciones en el Palacio de Gobierno: las pinturas del salón de
recepciones y el comedor. En otras ciudades del continente había aventuras estéticas paralelas,
agrupadas alrededor de dos tendencias: una de elementos precoloniales y otra de coloniales,
con diferentes opciones intermedias, aquí se vinculó con el debate sobre el mestizaje.
El neoperuano formó parte de una vertiente oficialista del indigenismo, y definiendo sus rasgos
básicos: el indigenismo se considera “la reivindicación de lo autóctono” (Mariátegui); incluye
prácticas como pintura, fotografía, literatura y crítica cultural y literaria (Coronado), y mucho
más como danza, diseño de interiores, escultura, grabado, mueblería, música y teatro (Favre);
va desde el revolucionario hasta el reaccionario, pasando por el oficialista.
Completando la definición de neoperuano, se debe agregar la arqueología más allá que como
disciplina, como el conjunto de imágenes sobre lo precolonial. El antes llamado “discurso sobre
las antigüedades” será base para comprender el inicio de las “imágenes fundacionales” que
permiten situar el discurso nacional. Se incorporará el enfoque etno-simbolista de Anthony
Smith, en este contexto es lógico que José María Arguedas haya observado que precisamente
con Julio C. Tello se inicia el indigenismo.
El renovado éxito de lo incaico durante el primer siglo republicano puede entenderse mejor
considerando dos principios.
Visibilidad: Durante el siglo diecinueve casi todo lo precolonial era asumido como inca, más
adelante, a el abogado y político Juan José Castelli la homogenización cronológica (Tiahuanaco
resulta inca) le permitía obtener del pasado un sentimiento único, haciéndose intérprete y
heredero del mensaje de las huacas, pero en el transcurso de los años, lo que algunos habían
decretado como (Tiahuanaco = Inca) perdió vigencia debido a la identificación de diversas
sociedades anteriores a los incas (Chimú, Moche, Nazca, Tiahuanaco)
Las dos cualidades (visibilidad y versatilidad) de lo inca permitieron que su valor perdurara en
la segunda mitad del siglo diecinueve en Perú, mientras que en otras repúblicas se desvanecía.
Por ejemplo, tras la reforma del nombramiento de las calles de Lima, sólo los nombres de dos
personajes incaicos fueron incluidos: Atahualpa y Manco Cápac. Dado que aún el canon
patriótico estaba en ciernes, el resultado fue la exclusión de los potenciales héroes
republicanos.
El estilo neoperuano engloba una variedad de expresiones artísticas con características tanto
pre como postcoloniales.