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III.

Sociedad de la información, sociedad del conocimiento y sociedad del aprendizaje

Hoy asistimos a la revolución tecnológica y podemos visualizar cómo las innovaciones


tecnológicas alteran profundamente las condiciones de intercambio de conocimientos y
afectan directamente los mecanismos que rigen el funcionamiento de nuestra cultura.

La aparición, el avance y la difusión de las TIC han transformado los diversos ambientes en
que las actividades humanas se desenvuelven. Estas transformaciones provocan
consecuencias directas en las sociedades, que serán analizadas según cuál sea el objeto
de su estudio: sociedad de la información, sociedad del conocimiento y sociedad del
aprendizaje. Veamos, a continuación, de qué trata cada una de ellas.

- Sociedad de la información: En la expresión sociedad de la información se distingue la


importancia social que se le concede a la comunicación y a la información en la sociedad
actual, donde se involucran las relaciones sociales, económicas y culturales (6). Cuando
utilizamos esta expresión estamos hablando de personas que, si bien diferentes, son capaces
de descodificar la información y producirla, disponiendo de los medios culturales para
hacerlo. -

Sociedad del conocimiento: Este tipo de sociedad propone hacer de la información uno de
los insumos fundamentales, y se refiere a la capacidad de generar y aplicar el
conocimiento.
Este término fue creado por Drucker en la década de los 90, quien destacó que el
conocimiento es el principal factor de riqueza al ser incorporado a los procesos
productivos y educativos. El concepto de sociedad de la información está relacionado con
la idea de innovación tecnológica, mientras que el concepto de sociedades del conocimiento
incluye una dimensión de transformación social, cultural, (6) Véase ALONSO SÁNCHEZ,
Ileana. Las TIC en la sociedad actual: ventajas y desventajas 423 económica, política e
institucional, y una perspectiva más pluralista y desarrolladora (7).

- Sociedad del aprendizaje: Esta expresión se refiere al nuevo tipo de sociedad en que la
adquisición de conocimientos trasciende la antigua división entre la educación formal y
el aprendizaje informal.
En la sociedad del aprendizaje se genera una cultura de aprendizaje continuo, permanente,
ya que, cuando incorporamos la información a nuestra memoria, podemos comprender lo
que pasa, someternos, rebelarnos, aceptar o criticar.

A partir de estas referencias iniciales sobre sociedad de la información, sociedad del


conocimiento y sociedad del aprendizaje, podemos revisar y comprender el origen de
algunos cambios, conceptos y perspectivas que se fueron desarrollando en los procesos
moldeados por las nuevas tecnologías.
innovaciones tecnológicas como agente de cambio en la cultura

VII. Brecha digital

El concepto de brecha digital surge en Estados Unidos en la década de los 80, donde Larry
Irving lo definió como la diferencia entre personas y regiones en el acceso a las TIC por
una densidad telefónica y de computadoras.

Este modo dicotómico de definir la brecha digital pudo ser de utilidad en una etapa inicial del
uso de internet, pero hoy resulta necesario pensarla en términos más amplios.
La brecha digital se refiere a las desigualdades en el acceso, el uso y la apropiación de las
nuevas tecnologías, y a la vez es producto de desigualdades estructurales previas
(económicas, culturales, educativas, etc.) que tienden a profundizarlas (19).

Es decir que, cuando hablamos de brecha digital, nos podemos referir a la desigualdad de
posibilidades de acceso a la información y al conocimiento (desigualdad objetiva), o a la
desigualdad relacionada con los usos y con el tipo de apropiación social (desigualdad
subjetiva).

El concepto de brecha digital desde un aspecto subjetivo puede ser analizado considerando las
capacidades subjetivas (20) que tienen relación directa con la trayectoria de vida, las
experiencias culturales, la imagen de sí mismo/a y del mundo, que modelan la realidad y
orientan las conductas.

A partir de esta desigualdad subjetiva podemos analizar cuatro grupos sociales:


— Los/as aspiracionales tecnológicos/as: este grupo tiene una disposición positiva a la
tecnología. Se sienten capaces de aprender, pero encuentran una limitación económica
para disponer de una computadora o acceder a cursos de capacitación.

— Los/as inseguros/as tecnológicos/as: valoran positivamente las TIC, pero no confían en


su propia capacidad para aprender a usarlas. Esta falta de confianza en sus capacidades
es el mayor freno para su integración a las TIC.

— Los/as autoexcluidos/as: quienes integran este grupo no encuentran lugar en el mundo de


las nuevas tecnologías, asociándolas a ámbitos en donde no tienen acceso.

— Los/as marginados/as: son personas que están en situación vulnerable, con escasa
interacción social y bajo nivel educativo. No se interesan por las nuevas tecnologías al
no encontrarles sentido, ni valor con relación a su vida.
Se debe tener presente que el concepto de brecha digital es cambiante y está en continua
revisión. En lugar de reducirse a la esfera del acceso, debe entenderse desde una visión
integral que considere sus diferentes manifestaciones (21). Bajo esta mirada compleja del
fenómeno en estudio es que se resignifican las políticas públicas. Así, cuando se intenta
reducir eficazmente la brecha digital mediante la implementación de diferentes políticas,
es necesario invertir esfuerzos en identificar en qué consiste el problema, es decir, cuál
es la naturaleza de la desigualdad de la brecha digital, cuáles son los factores que inciden en
ese problema y sus diversas manifestaciones.

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