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Hemos afirmado en los capítulos anteriores que los seres humanos somos seres
sociales. Esto significa no solo que vivimos en sociedad, sino, fundas mentalmente,
que necesitamos de la sociedad para poder vivir.
Por supuesto, no somos los únicos animales sociales. Las hormigas y las abejas,
por ejemplo, también son animales sociales. Sin embargo, no son sociales en el
mismo sentido en que nosotros lo somos. La sociabilidad de los animales no
humanos (abejas, hormigas, tortugas, tigres, etcétera) es instintiva. Están
organizados para sobrevivir, pero esa organización es natural. Es decir, no eligen
cómo organizarse. Los seres humanos, en cambio, inventamos formas de
organización, inventamos distintos tipos de sociedades y, con nuestras acciones,
transformamos la sociedad de la que somos parte. Es lo natural, entonces, que
vivamos en sociedad; pero no es natural el tipo de sociedad y de organización en la
que vivimos.
La democracia participativa
La distancia entre los representantes y los representados puede dar lugar a algunas
deformaciones. Una de esas deformaciones es la llamada partidocracia. La
partidocracia se establece cuando las dirigencias de los partidos políticos se
independizan de quienes los han votado, aunque basen su legitimidad ante la
sociedad invocando que representan a la ciudadanía. Se apropian, así, del mandato
popular, pero actúan sin tener en cuenta los intereses de quienes los eligieron.
El reconocimiento de estos problemas relacionados con el sistema representativo ha
dado lugar a reformas y medidas destinadas a garantizar mejores herramientas de
control ciudadano y formas de participación directas o semidirectas. De este modo, se
intenta que la democracia representativa sea también participativa.
La democracia participativa es aquella que procura que los ciudadanos tengan
una mayor participación en la toma de decisiones políticas que la que les otorga
tradicionalmente la democracia representativa a través del voto. La democracia
participativa facilita a la ciudadanía su capacidad de asociarse y organizarse de tal
modo que pueda ejercer una influencia directa en las decisiones públicas. Los
mecanismos para lograr esta mayor participación son variados. Por ejemplo:
Presupuestos participativos: son instancias en las que los ciudadanos pueden
participar en la elaboración del presupuesto de una ciudad o municipio.
Iniciativas populares: se establece un porcentaje de avales, que se acredita
juntando firmas, para la presentación de un proyecto de ley que los
legisladores deberán tratar obligatoriamente.
Referéndum, consulta popular o plebiscito: es un procedimiento jurídico por
el que se someten a votación leyes o medidas de gobierno. Sus resultados
pueden ser vinculantes, cuando el Gobierno debe acatar el resultado, o no.
Audiencias públicas: son reuniones en las cuales las autoridades escuchan
las opiniones de los ciudadanos sobre una medida a tomar por el Gobierno.
La autoridad democrática
La "autoridad" puede ser definida como una atribución dada a una persona o varías
para que ejerzan el mando, hagan cumplir la ley o garanticen el funcionamiento de una
institución o de una actividad.
Por ejemplo, los árbitros en los deportes son autoridades porque tienen la atribución
(otorgada por organismos competentes) de hacer cumplir las reglas del juego, Son
autoridades porque están habilitadas para indicar las infracciones y sancionar a quienes
incumplen el reglamento.
Las autoridades pueden ser legítimas o ilegítimas. Podemos distinguir dos tipos de
legitimidad: la legitimidad de origen y la legitimidad en la función.
Legitimidad de origen: se refiere al modo en que esa autoridad ha llegado a serlo. Una
autoridad es legítima cuando ha sido nombrada o designada según ciertas normas o
pautas reconocidas y aceptadas por el grupo en el que esa autoridad cumplirá su
función. Estas normas o pautas pueden variar según el contexto: por ejemplo, una
persona puede ser designada directora de una escuela si ha ganado concursos y si
tiene un puntaje suficiente producto de capacitaciones aprobadas y de su antigüedad
como docente; un árbitro de fútbol o un director técnico deben haber aprobado los
cursos correspondientes; un jefe de Gobierno debe haber sido elegido por los
ciudadanos; un jefe religioso debe haber sido elegido según las pautas y
procedimientos establecidos por la comunidad religiosa a la que pertenece. Si una
autoridad surge por la fuerza y en contra de lo estipulado para su nombramiento,
podría ser considerada ilegítima.
EL autoritarismo