Está en la página 1de 2

Preparacion Exposicion 16 de junio Ecos del Tiempo Escolar – Daniel Brailovsky

Introduccion

Esta maquina de hacer ver, tal como lo denomina Marcelo Caruso, nos enfrenta a viejas preguntas que vuelven a
formularse bajo nuevas urgencias o nuevas evidencias. La primera y mas urgente preocupación tiene que ver con la
de la exclusión y la desigualdad, que trasciende los debates pedagógicos y se anuda con toda la trama social. Porque
para muchas y muchos que estaban al borde de la escolaridad, la pandemia ha representado un empujo que puede
tirarlos por la borda.

Entre aquellos que siguen enseñando y aprendiendo, reinventando sus practicas, esbozando la institucionalidad, hay
dos preguntas mas que debemos introducir en este momento: 1º una tiene que ver en los modos de seguir haciendo
escuela en esta época y 2º con lo que esta época nos dice sobre la escuela que tenemos (Pensar en lo que teníamos,
en lo que tendremos). Podemos decir que la primera pregunta involucra a lo metodologico, trata de resolver cierta
urgencia con la practica. Mientras la segunda nos pone frente a cuestiones que ya eran importantes antes de todo
esto y que lo seguirán siendo cuando esto acabe.

Desarrollo

Brailovsky, reconoce en medio de esta “tormenta” que particularmente esta arremetiendo contra toda estructura
social, económica, política de la misma sociedad, la educación que es un pilar fundamental esta recibiendo el mayor
de los embates. Reconoce y analiza tres aspectos que es necesario tratar. Las tecnologias y el Rol Docente; Familias y
Estudiantes en Pandemia y La Re-creacion del aula.

1. Las tecnologias y el rol docente: Uno de las cuestiones que se inmiscuido con fuerza en el ámbito educativo
son las herramientas y dispositivos tecnológicos, ahora pensadas como mediadores del acto educativo
mientras atravesamos la emergencia sanitaria. Esto trajo consigo un resugir de un dilema que ya tienes sus
años encima pero que nunca deja de ser acabado ni concluyente. Referimos al dilema de incorporar o no
tecnologia en la enseñanza- Desde este punto podemos recnocer dos tensiones que ponen al rol del docente
en un punto de elección: 1º la primera tiene que ver con lo mas evidente. Lo nuevo y los tradicional que se
traduce en docentes del futuro. Desde esta tensión, se advierte de que la escuela esta quedando obsoleta y
que debe adaptarse a los tiempos que corre y que es fundamental la incorporación de medios digitales.
Entonces acudimos a su primer disfraz, tal como lo menciona Barilovsky, que esta suerte de
pseudoescolanovismo de mercado (Explicación requerida)
2º una segunda tensión tiene que ver con aspectos técnicos y éticos de la tarea docente. Quiene simpulsan
la tarea con las tecnologias han priorizado un aspecto de la enseñanza, la practicidad, la accesibilidad, la
presencia de instrumentos y de recorridos posibles, la planificación, el uso de recursos. Desde este punto, las
tecnologias han mirado a un docente arquitecto (preocupado por todo el diseño de clase). Su opuesto, el
docetente antitecnologia, es caracterizado como un artesano de su oficio, que se resiste a renunciar a
algunos de sus materiales fundantes. Esta cara opuesta, es en otras palabras, aquel docente que piensa el
aula como un encuentro, como lugar a ser habitado, con todo lo que implica: tiempo, atención y el propio
pensamiento en forma amorosa y honesta. Esta resistencia a tecnologizar el aula se venido fundando en el
deseo de ser buenos anfitriones. (humanizar?)
Arquitecto y anfitriones, se ha pensado que el docente ha ser ambas cosas. Hace falta ser arquitecto de las
aulas porque eso supone construir una reflexión estratégica, situada, consciente de las ventajas y
desventajas de los dispositivos que empleamos. Pero también tenemos que ser anfitriones por enseñar es
también percibir la forma que todo esto adquiere en cada encuentro.
Podemos sintetizar esta conjunción, en un termino que llamamos imaginación pedagógica. El movimiento
filosofarconchicxs (2018) entiende a esta categoría como la facultad mas o menos ilimtidada de la
imaginación para producir representaciones. No se trata de ser imaginativos sino de pensar la imaginación
como un medio para figurar formas de pensar y vivir la educación y articularlas con formas de concebir la
vida en común (imaginación política) y con formas concretas de la enseñanza (imagiacion didactica)
2. Familias y estudiantes en pandemia. Un aspecto interesante, comenta Daniel Barilovsky, es que en pandemia
las familias y los estudiantes, sea cual sea el nivel, ha tenido una tarea complicada y en muchos casos, llena
de desafíos para traer la educación y hacerla posible en el espacio cotidiano. Lo llamativo es el intento de
replicar, replicar la escolaridad. Esta forma supone adoptar el espacio educativo y los roles desde la
teatralidad. Donde el entusiasmo aparece con fuerza los primeros días, pero va decayendo con el paso del
tiempo. La cuestion es que estos estudiantes, que vivieron la escuela desde el hogar, no tienen la certeza
tanto ellos como sus familias sobre lo que es estar en el aula. Y aquí aparece uno de los grandes contraste
que es necesario ver: de un lado la tarea, y del otro las relaciones.
 En el afán de lograr alguna eficacia en las actividades de alfabetización las familias se sirvieron de
varios tipos de recursos: la búsqueda de rituales, la necesidad de establecer un tiempo, una
duración, separada del resto de tiempo cotidiano y las consecuencias para hacerlo
 Apelar la pertenencia institucional y a la autoridad de la escuela y el docente: Frases como “tenes
que hacerlo porque lo dijo la seño” hasta el esfuerzo emotivo de postrarles que los chicos no están
solos, que sus compañeros y compañeras están pasando por desafíos parecidos, que del otro lado de
la pantalla hay otros.

Pensemos lo siguiente, si la escuela iguala, democratiza y libera destinos podríamos que lo hace al menos en dos
direcciones. Por un lado habilita el acceso a cierta materialidad reales y concretas y por otro permite abrir la
experiencia hacia lugares distintos de los que la sociedad capitalista nos tiene acostumbrados.

3. Recrear la escuela desde su materialidad. El aula coloca a las personas en posición de sostener una
conversación extensa, profunda y sin aputo, con cierto cuidad por la veracidad, por la palabra y por la
democracia. El aula invita a pensar distintos lugares. Por eso en clase, uno puede pensar sin miedo a
equivocarse o que sea una tonteria. En el aula vale hacer lo que se va a hacer a la escuela, balbucear, jugar a
hablar otras lenguas.
Las cámaras y las pantallas omnipresentes, esa capacidad de reproducción ilimitada del alma exterior, ha
dado lugar a una especie de mundo original no solo liberado y regulado en paralelo sino respecto del cual el
originario “el cuerpo” se ha convertido en algo asi como una copia retrospectiva, una molestia, un obstáculo.
Una posible via para reconstruir, dice Brailovsky, provisionalmente algo del orden del espíritu del aula en la
virtualidad podría hallarse en algunas bases materiales.
Miremos un ejemplo, un profesor de arte, de las Flores, provincia de buenos aires trabaja con poemas para
movilizar el acto de dibujar. Por otro lado, tenemos a una maestra jardinera que recurre a los elementos de
la cotidianidad de su casa para proponer a sus estudiantes mirar con otros ojos lo que tienen delante.

Con respecto a esto podemos ver que hay dos pistas interesantes, lo epistolar y lo narrativo.

Pensemos en la carta, como un medio para comunicar algo. La carta manuscrita en nuestros tiempos solo se dan en
dos ámbitos específicos. La de la comunicación intima, entre personas que comparte la cotidianidad y el de las cartas
formales destinada a hacer publica grandes decisiones.

Un primer rasgo que emparente a las cartas con la relación pedagógica, es que en esta cualidad de la carta, lo que se
tiene que decir es muy intimo y cotidiano o muy publico y trascendente. La clase es como una carta, donde se
conjuga su carácter de encuentro intimo y personal con atravesamientos de lo publico y lo institucional.

Un segundo rasgo de la carta que la emparente es su carácter de situado y singular. La carta no es una comunicación
genérica, es un mensaje dirigido a alguien, a un destinatario puntualmente. Donde la voz del remitente resuena.
Pensar la voz desde lo epistolar, es pensar en la voz de ese alguien que se vuelve imprescindible. Por ejemplo con la
del profesor/ra en las plataformas virtuales tan proclives a la despersonalización.

La otra huella es la de lo narrativo. Si en la situación forzada de la virtualización de la enseñanza, el genero epistolar


resulta una buena referencia para escolarizar las relaciones, lo narrativo se presenta como una oportunidad para
traer el mundo a una escena, o como dicen simons y masschelein para poner algo sobre la mesa. El relato como tal,
organiza, da maerterialidad a las ideas, las hace palpable. Una concepción de lo artesanal de la docencia invita a
pensar en el profesor como aquel que añade al mundo común cosas buenas, bellas y verdaderas.. En la enseñanza
dentro de un aula, aunque no produzca grandes transformaciones, produce piezas únicas para a integrar el mundo
como los objetos. Esa materialidad se apoya en al narrativa, que esta compuesta por actividades o vivencias
escolares guionadas de un modo mas o menos narrativo que un maestro ofrecio. Los relatos no trabajan
competencias ni preparan capacidades, pero tejen tramas de vida. Los relatos son botiquines de supervivencia para
levantar un mundo y sostenerlo.

También podría gustarte