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Parte 4

"Honra a los indignos con su nombre, dios invicto del este."

De repente Erica se arrodilló , inclinando la cabeza con respeto.

Mirando hacia ella, el joven ― correcció n, el joven dios mostró lo que era claramente una sonrisa iró nica.

"Innecesario. Tú has discernido la verdadera identidad mía con tanta rapidez, ¡chica lista!"

Luego entrecerró sus ojos y felizmente dirigió su mirada hacia las profundidades del bosque.

"Rey Melqart, escondido en un lugar así… Poniendo una barrera, él parece muy cuidadoso de mí. Hohoho,
excelente, ese sujeto debe estar herido, pero yo también estoy herido. Vamos a descansar ambos nuestros
cuerpos, y el que se recobre má s rá pido tendrá la ventaja."

"Como se esperaba, fue usted quien dañ ó al dios Melqart ―"

Erica preguntó respetuosamente.

Su expresió n seguía siendo rígida, pero en comparació n a cuando conoció a Melqart, en este momento estaba
mucho má s tranquila.

Este era su segundo encuentro con un verdadero Dios, y ella estaba mostrando un claro crecimiento a partir de
su experiencia pasada.

"Correcto, y el resultado fue la derrota mutua. Yo fui herido fuertemente y perdí má s de la mitad de mi poder
divino. Vean, todas las bestias destrozando la isla, el poder divino disperso del cuerpo mío obtuvo vida, y se
convirtió en bestias divinas. Todas salvo una, han sido vencidas y regresaron al cuerpo mío. Hoho, el momento
en que yo te conocí, fue cuando yo había recuperado a la mitad, y sintiendo cansancio, yo quise jugar un rato."

Por otro lado, Kusanagi Godou ―

Estaba preocupado. El aspecto era claramente idéntico al del joven. Sin embargo, definitivamente no era él.

"… ¿Quién eres tú ? Ya sé que eres un dios, pero, ¿có mo debería decirlo?, esto ― Definitivamente no eres el tipo
que conocí."

"Sí, tú eres un chico con excelentes instintos. Cierto, yo ya no soy el mismo que el del propio pasado mío."

Una actitud muy distante, y una sonrisa como la de un dios mirando hacia abajo a la vida sobre la faz de la
tierra. Godou se puso cada vez má s determinado.

Aunque muy orgulloso, ese tipo nunca miraría hacia abajo a Godou de esta manera.

"Por lo tanto, el juego en esta isla está a punto de terminar. Permitir a Rey Melqart despertar valió la pena, para
luchar contra ese rey, vamos a determinar a un vencedor esta vez."

"¿―Permitirle despertar?"

Godou frunció el ceñ o ante aquellas palabras que no podía ignorar.

"Sí, yo soy el Dios Hereje cuya esencia es la batalla por la victoria. Mientras yo desee un oponente, yo quiera a
un enemigo para combatir en contra mía, un adversario adecuado aparecerá . He llegado a esta isla debido a los
destinos entrelazados entre esta tierra y mi rival aú n má s fuerte."

"(Yo, desde hace mucho tiempo he buscado la derrota.)"

El joven dios sonrió mientras murmuraba para sí mismo.


"¡Así entonces, cada vez que yo vengo a una isla donde duerme un poderoso enemigo, yo canto ― yo oro para
que se conceda a mí la derrota, se conceda a mí un poderoso enemigo, se conceda a mí una verdadera batalla!
Entonces, no hay má s opció n mía que luchar contra el Rey Melqart, má s bien, yo debería decir que es una
maravilla."

Este joven era el culpable de todo el incidente.

Sabiendo esto, Godou contuvo el aliento, este era el hecho que Erica encontró difícil de revelar.

"Perdone mi honestidad. Usted pertenece a la facció n de la luz, un dios protector de la justicia y del pueblo. Creo
que este acto de violencia es inapropiado. Por favor, vuelva a la senda de la rectitud."

Las sú plicas de Erica eran como los de un oficial de alto rango aconsejando a un rey.

Pero el joven permaneció sonriendo como las nubes rosadas del alba, y negó con la cabeza.

"Una pena, pero yo no puedo hace eso. ¿Tú has olvidado? Yo estoy ahora en medio de la rebelió n mía. Es verdad
que una vez yo fui un protector de la luz y la justicia ― pero en el estado actual mío, yo soy el dios rebelde en
conflicto. Hohoho, niñ o, el tiempo que jugamos juntos, fue muy interesante."

El joven entrecerró los ojos, mirando directamente a Godou.

"No mucho antes, las características divinas mías casi habían desaparecido, por lo que la presencia de Dios
Hereje mía era muy débil, una existencia diferente a mi yo original. Sin embargo, ahora que la mayoría del
poder divino ha sido recuperado, esto es completamente diferente, yo he recuperado mi yo original. ¡Ahora yo
soy el dios hereje de la guerra!"

Definitivamente diferente al anterior.

Má s grandioso que antes, má s fuerte que antes, má s sagrado que antes, inhumano ― una persona
completamente diferente. Y haber hecho tantas cosas irrazonables, sobre todo a plena conciencia.

Este era un Dios Hereje, un dios que se oponía a los mitos creados por el hombre.

Godou finalmente entendió el significado de esas palabras.

"Hoho, me parece que yo he hablado demasiado. Ese Caballo Blanco se ha vuelto impaciente."

La gigantesca bestia destruyendo el verde bosque se estaba acercando.

El intruso que avanzaba como una aplanadora, era, obviamente, el Caballo Blanco.

Su peluda piel bañ ada por la luz de la luna despedía un resplandor blanco. Gracias al Caballo Blanco, Godou
podía ver claramente los alrededores a pesar de su mala visió n nocturna.

"¡Haha, buen chico! ¡Venir a ofrecer poder para el regreso mío!"

La figura del joven desapareció .

El hermoso cuerpo, como el de la estatua de una deidad delicadamente esculpida, había desaparecido,
convirtiéndose en una rá faga de viento.

(¡Un tornado!)

Godou inmediatamente se dio cuenta, el viento sagrado que había visto dos veces, que mandó a volar a las
bestias divinas. Este era uno de los poderes divinos del joven.

Al poco tiempo, la rá faga de viento formó un remolino y se convirtió en un tornado.


É l tenía que detenerlo rá pidamente, ese joven― aunque su tiempo juntos fue corto, Godou sentía que estaba
obligado a detener al dios que consideraba su amigo. Pero ¿qué podía hacer?, Kusanagi Godou no era má s que
un simple mortal de quince añ os. ¿¡Qué debería hacer!?

Erica gritó en este momento.

"¡Godou! ¡Kusanagi Godou! ¡El Grimorio Secreto de Prometeo está concentrando una poderosa magia!"

Por primera vez lo llamó por su nombre completo.

Sin embargo, en vez de darse cuenta de eso, Godou metió rá pidamente la mano en su mochila y sacó la tableta
de piedra.

Pensando cuidadosamente, esto no era nada de qué preocuparse. El poder, la técnica, o el conocimiento de
Kusanagi Godou, ninguno de ellos podía superar el de un dios.

Incluso si hubiera algo que pudiera, eso era lo que el joven llamó 'robar el poder de Dios' con la tableta de
piedra.

Pero algo que la bruja genio, Erica, no podía usar, ¿podría Godou utilizarlo después de todo?

No es só lo una forma de hablar, pero cuando su mano agarró la tableta de piedra, Godou sintió un calor
abrasador, como si hubiera metido su mano al fuego.

Soportando la alta temperatura, mantuvo su agarre y la tableta de piedra de pronto comenzó a brillar.

Tomó la lá pida del hombre en la tableta de piedra ― muy probablemente una imagen de Prometeo, y apuntó
hacia el tornado y el Caballo Blanco. Estas acciones fueron realizadas inconscientemente.

En ese instante, el antiguo grimorio de la era de los dioses arrojó flamas azules.

"¿Eh? ― Yo… yo lo usé con éxito… ¿verdad?"

Incluso el propio Godou estaba dudando, y, sin moverse, se quedó mirando las flamas.

El tornado encarnado del joven evadió inmediatamente las flamas.

Pero las flamas rodearon el fuerte y vigoroso cuerpo del Caballo Blanco, devorá ndolo satisfactoriamente.
Después de arder por má s de diez segundos, el fuego desapareció .

Junto con las flamas, el cuerpo alto y enorme del Caballo Blanco también desapareció sin dejar rastro.

El resultado fue, durante un proceso de aproximadamente treinta segundos, que las flamas azules y el Caballo
Blanco desaparecieron de la tierra.

Al mismo tiempo, el peso del Grimorio Secreto de Prometeo había aumentado. El calor que Godou había estado
soportando también se estabilizó , convirtiéndose en un agradable calor.

― Sol.

De repente, la imagen de la brillantez del sol y las flamas blancas entraron a la mente de Godou.

¿Podría ser esta la fuerza divina que posee el Caballo Blanco?, ¿por qué un caballo blanco está relacionado con
el sol?

"…Hmm, ¿tú has descubierto la manera de utilizar ese pedazo de piedra? Que molesto." El viento se

arremolinaba otra vez, formando la figura del joven dios en su centro.

"Está bien, el perder só lo una encarnació n casi no me afecta ― el poder divino mío se ha recuperado en su
mayoría… Chico, tú has de ser castigado por oponerte a un dios, pero por el bien de nuestra breve amistad, yo
te perdonaré a ti una vez."
El joven mostró una sonrisa.

No es la sonrisa antigua y elegante, sino la sonrisa alegre y decidida de ver a un nuevo entrometido.

"Permíteme recordá rtelo a ti, no hay segunda vez. Si tú usas esa piedra para obstruirme a mí, yo te retribuiré
en consecuencia la pró xima vez. ¡Tú no será s perdonado!" Habiendo dicho esto, no iba a darle a Godou o a
Erica mayor advertencia.

Viendo directamente a las profundidades del bosque, avanzó a un ritmo fuerte.

Sin embargo, en ese instante ―

Los troncos de los á rboles se tambalearon de repente, y los á rboles en el bosque cayeron uno por uno,
bloqueando la ruta de avance del joven dios.

Ya que al principio no hubo ningú n camino que condujera a las profundidades del bosque, ahora es aú n má s
difícil llegar allí.

De la palma del joven dios, varios relámpagos fueron liberados repentinamente.

En condiciones normales, su simple ataque debería haber reducido un á rbol a cenizas.

Pero el á rbol estaba completamente ileso. La barrera de á rboles que bloqueaban la entrada al bosque no
presentaba ni un solo rastro de quemaduras y siguió impidiendo el paso.

"La barrera del Rey Melqart, parece que él es muy cuidadoso de mí. Sin ningú n tipo de preparació n, es
imposible llegar adentro."

El joven dios sonrió con ironía y se puso a gritar en las profundidades de la selva.

"¡BIEN, ANTIGUO REY! ¡YO VOY A ESPERAR POR TI HASTA EL AMANECER! ¡UNA VEZ QUE
YO ALMACENE SUFICIENTE PODER PARA ABRIR UN CAMINO EN ESTA MURALLA, VOLVERÉ !"

Terminando la fuerte declaració n de guerra, su cuerpo se disipó .

Transformá ndose en un fuerte viento en el aire.

Lo ú ltimo que Godou escuchó fueron las carcajadas del joven, "¡HAHAHAHA!

CAPÍTULO 6: SU NOMBRE ES VERETHRAGNA

PARTE 1

No estaba muy lejos de la zona de la Nuraga sa Bastia.

Aunque había vías pú blicas, bá sicamente era un desierto deshabitado.

Ya eran má s de la medianoche, y después de encontrarse con el dios Melqart y el joven dios, Godou y Erica no
regresaron a la ciudad.
"Prometeo es un dios que aparece en los mitos griegos ― el ú ltimo de los titanes. Su nombre significa 'el que
se adelanta', en otras palabras, es un sabio con premeditació n." Godou escuchó atentamente a Erica
relatando los mitos.

Habían hecho una fogata para calentarse. Quizá s los alrededores estaban muy tranquilos, así que el ú nico
sonido era el crujido de la madera quemá ndose.

"Se llama Prometeo, ¿verdad?, ¿el dios que compartió el fuego con los humanos?"

"Sí, Zeus, el rey de los dioses no quiso darle demasiada sabiduría a los humanos, pero Prometeo sintió
compasió n por su necedad, y robó el fuego de los cielos."

Este dios dotó de fuego a los seres humanos. Al obtener el fuego, la civilizació n humana avanzó rá pidamente.

"Como castigo, Prometeo fue encadenado en el alto pico en el Cáucaso, y su hígado era devorado por un á guila.
Como un dios inmortal, su cuerpo se restaura cada puesta de sol, y entonces el á guila llegaba al día siguiente a
comer su hígado nuevo. En otras palabras, tiene que sufrir el tormento eterno."

"Qué enferma tortura…"

"Al final, Prometeo se salvó de sufrir por Hércules, y luego se convirtió en el asesor de confianza de Zeus, por lo
que al parecer no quería má s dificultades."

Al parecer, Godou había oído este mito antes.

"Por cierto, Hércules es también un dios estrechamente vinculado a Melqart."

"¿Por qué? ¿Acaso Hércules no es un dios griego… o mejor dicho, héroe?"

"¿No lo menciono Lucretia antes?, en esta isla no muy lejos de Grecia, Melqart era representado como un
gigante blandiendo mazos."

El héroe griego que completó las doce tareas, estaba íntimamente ligado al rey divino de los fenicios.

Para iluminar al confuso Godou, Erica continuó explicando con fluidez:

"Los griegos que conocían el mito de Melqart combinaron a su héroe con el dios guardiá n de Tiro. No, mejor
dicho, fue debido al mito de Melqart y Baal que la leyenda del héroe Hércules nació . Por cierto, las armas de
Baal son los mazos má gicos llamados Yagrush el Persecutor y Ayamur el Expulsador."

Vistiendo la piel de un leó n y blandiendo un mazo iba el gran y duro héroe Hércules.

Blandiendo mazos má gicos con un vigoroso espíritu de batalla estaba el dios heroico Melqart.

Los antiguos pueblos del Mediterrá neo llamaban a los promontorios que flanquean al estrecho de Gibraltar
como 'Columnas de Hércules'. Ademá s de los fenicios, parece que nadie má s podría haber llegado allí…

"Eso es tan increíble, pensar que los mitos de todas partes se relacionan."

Ante la exclamació n de Godou, Erica dijo:

"Bueno, sin importar qué, estas son só lo historias nacidas de la humanidad ― fabricadas, todas nacen a partir
de las historias má s primitivas, y luego roban o son robadas, tomando forma a partir de todo tipo de
influencias, cristalizá ndose finalmente como mitos."

"Ya veo ― entonces, volviendo al tema de Prometeo, ¿la ventaja de esta tableta de piedra es la capacidad para
robar el poder de un dios?"

"É l es el dios que engañ ó a los dioses ― en otras palabras, un maestro del engañ o, también hay un mito como
ese."
Viendo a Godou sacar el Grimorio Secreto de Prometeo, Erica respondió en voz baja.

Dividiendo a un buey sacrificado entre los dioses y los humanos, Prometeo preparó dos platos. Ocultando la
carne y las entrañ as del estó mago en un plato, y decorando con maestría los huesos con brillante grasa para
que sean atractivos en el otro. Entonces Zeus eligió ―

El resultado fue que Zeus eligió los huesos. Después de enterarse de que fue engañ ado, Zeus se enfureció .

"Así que, Godou, cuando el Caballo Blanco desapareció hace un momento, fue claramente por el poder divino de
Prometeo. Dicho de otro modo, en ese momento, activaste el grimorio. ¿Tiene alguna idea de có mo?"

"Sobre eso, creo que fue de casualidad."

É l fue capaz de tomar el poder divino del Caballo Blanco incluso má s rá pido que el joven dios ― no, debería
decirse que quien robó el poder divino fue el Grimorio Secreto de Prometeo.

La persona que dudaba de la idea de Erica era exactamente quien lo hizo.

"Bien, ¿entonces vamos a confirmarlo?"

Erica sacó un teléfono mó vil del bolsillo de su camisa.

"¿―Lucretia? Soy Erica Blandelli ¿Puedes hablarnos del grimorio? No sigas haciéndote la tonta, Godou ya ha
activado su poder. Por Dios, ¿por qué te engañ aría?, ¿por qué no lo confirmas con él directamente?"

Godou estaba preguntá ndose a quién estaba llamando, y no esperaba que la conversació n fuera pasada a él.

¿Cuá ndo fue capaz de pedir el nú mero de teléfono de Lucretia? Esto sorprendió mucho a Godou, ¿o es que
utilizó las habilidades de investigació n de las extrañ as asociaciones secretas para obtener datos personales
sin su consentimiento?

Lo ú ltimo era lo má s probable. Justo cuando Godou imaginaba irrespetuosos comportamientos, Erica de
repente le pasó el teléfono.

No había de otra. Tenía que preparase y tomar el teléfono.

"Estaba muy sorprendida. No me esperaba que un novato de Nivel Uno notara có mo usar ese artefacto."

"En realidad, no me di cuenta. Parece que cuando quise usarlo, sucedió , pero Lucretia-san, claramente eres una
bruja, ¿no has sido contaminada por la civilizació n moderna?"

"Elegir de acuerdo a la conveniencia es parte de la naturaleza humana, eso no es mi culpa. En mi casa tengo un
ordenador para navegar en Internet, y la mayoría de mis compras las hago en línea. También uso aire
acondicionado y refrigerador. Mi cá mara digital fue hecha en Japó n. ¿De qué má s quieres quejarte?"

Aunque el contenido de diá logo era muy mundano, la voz de Lucretia Zola se mantuvo distante.

"Ya sé que es una piedra para robar el poder divino. Sin embargo, estoy completamente desconcertado sobre
por qué pude utilizarlo. ¿Puedes explicarme este punto con mayor detalle?"

"Ah, eso, la razó n no es nada especial. Ese grimorio está relacionado con el engañ o y el robo, só lo los que han
tenido má s contacto y hablaron frecuentemente con el dios objetivo pueden usarlo."

"¿Engañ o?"

"Sí, cuando usé ese grimorio en Japó n, me pasé toda una noche hablando con el dios que estaba causando
problemas. Tenía que escucharlo quejarse de su odio y sufrimiento, así que aproveche la oportunidad y robé su
poder divino tan pronto como me fue posible, convirtiéndolo en una cá scara vacía. Pero eso fue posible só lo
porque él era una deidad relativamente débil. Después de eso, dejé el venerado grimorio allí para evitar que el
dios reviva."
"Así que por eso…"

La posibilidad de robar con éxito el poder divino del joven dios y Melqart era extremadamente pequeñ a.

Godou asintió en acuerdo con las palabras de Lucretia.

"Por cierto, quería recordá rtelo. Lo mejor sería que no uses la energía divina almacenada. Para los seres
humanos es demasiado poderosa. Si la usases, podría llegar a hervir tu cerebro y la sangre en todo tu cuerpo,
una muy muerte dolorosa. El usuario anterior a mí también murió así. No te estoy mintiendo."

"Sí… definitivamente no lo usaré. Gracias por la valiosa informació n."

"Ah, una cosa má s, oponente a los dioses de la talla de Melqart es imposible con só lo el poder absorbido en el
grimorio, ¡así que no hagas nada imprudente!"

Pensar que este tipo de advertencia sea dicha.

Sin embargo, Godou no agradeció esta advertencia. Quizá s él ya había tomado su decisió n, por lo que no podía
agradecer sinceramente, ya que ello traicionaría la preocupació n de Lucretia por su seguridad.

…Lucretia era má s sensible de lo que había imaginado.

"Joven hombre, ¿está s tú o ustedes dos considerando algo? ¡Lo repetiré, no actú en precipitadamente!"

"Para ser honesto, eso es imposible. Habrá un gran desastre si dejamos que las cosas sucedan sin tomar
medidas. Si no actuamos, mi conciencia definitivamente no me dejará tranquilo."

"No tienes que reprochá rtelo, ni tampoco tienes que arriesgar tu vida acercá ndote a ellos. Eso es sabiduría de
supervivencia."

"Lo sé. Encontrarme repetidamente con Dioses estos dos, tres días, me han dejado una profunda huella. Cuando
me encontré con Melqart, mis piernas perdieron su fuerza."

"Aun así… ¿Todavía quieres tomar parte en este asunto? ¡Eso es absurdo!"

"Está bien, soy plenamente consciente de que estoy haciendo algo estú pido. Ni yo ni Erica nos opondríamos a
esa afirmació n."

"¡Eres mucho má s tonto que Erica-san! Sin importar qué, ella es un mago y tú eres un plebeyo sin poder. Ambos
no se pueden comparar."

Criticado directamente.

Sin embargo, Godou se encogió de hombros y lo aceptó , ella tenía razó n.

"Sin embargo, yo no odio a los tontos. Las mentes inteligentes só lo actuará n de acuerdo a mis cálculos, pero un
tonto a veces sobrepasa mis expectativas. Ademá s, hay tontos que desagradan a los demá s, y tontos que traen
alegría. Por favor, no te conviertas en el primero."

"Sí…"

Aunque Godou no entendió bien lo que quiso decir, ¿era una especie de cumplido?

"Kusanagi Godou, a través de este incidente, has hecho que te tenga en alta estima. Siento que te convertirá s
en el juguete má s interesante, así que no te mueras en ese lugar. Igual para Erica-san, por favor, no pierdan la
oportunidad de retirarse, ¿oíste?"

Lucretia colgó el teléfono.

Parecía que al fin estaba actuando como una persona de edad, y no só lo era alguien con un problema de
personalidad. Godou sentía gratitud hacia ella, y luego informó brevemente de la conversació n a Erica.
"…Conque esa es la situació n. Parece que no se puede utilizar como un movimiento final."

"Sin embargo, esta sigue siendo la ú nica herramienta que puede afectar a los dioses ― ademá s, si una batalla
entre dioses comenzase, ¿qué pasará con esta isla?"

Melqart, quien había declarado que hundirá la isla.

El joven dios, cuyos fragmentos de poder destruyeron fácilmente ciudades de todo el lugar.

Si tuvieran un duelo serio, no sería algo que pudiera estar terminado en só lo media hora. Con toda la isla como
escenario para su combate a muerte, una vez concluida la batalla, este lugar probablemente terminará como un
pá ramo…

Mientras estos pensamientos entraban en su mente, Godou agarró su cabeza, sentía un dolor ella.

"Sin embargo, incluso yo, con el Grimorio Secreto de Prometeo, y todos los magos de la isla, no podemos hacer
nada… Así que la ú nica opció n que nos queda es ganar tiempo."

"¿Ganar tiempo? ¿No es algo que se hace cuando hay refuerzos?"

Al ver la confianza de Erica, Godou estaba confundido.

"En realidad no hay ningú n problema en eso. De hecho, los magos de Cerdeñ a se han puesto en contacto
con Sir Salvatore, que llegará en un día o dos. Só lo tenemos que aguantar hasta entonces."

"¿Sir Salvatore…?"

Godou recordó , pensando en ello, Lucretia también mencionó ese nombre antes.

"Sí, el gran Salvatore Doni, el caballero má s fuerte de nuestra Italia, el Campione que posee la autoridad de la
espada má gica. ¿No lo mencioné antes? Cuando una serie de milagros se dan sucesivamente, los seres humanos
tienen la posibilidad de obtener la victoria sobre un dios―"

Campione era el título otorgado a un asesino de dioses.

Al asesinar a un dios y luego usurpar la autoridad del dios, ellos se convierten en los reyes demonio del mundo
humano, luchando contra los dioses.

Al escuchar esto, Godou se sintió muy sorprendido.

Ese joven y Melqart probablemente podrían matar a una persona normal con un solo dedo. Encontrarse con un
Dios y seguir con vida ya era muy afortunado, derrotar a un dios era absolutamente ridículo.

"Los dioses son tan fuertes existencias, ¿realmente hay gente que ha luchado y ganado?" "Estas personas son
raras, por supuesto; de hecho, ha habido un período de má s de cien añ os en que no nacieron Campiones. Sin
embargo, durante el siglo XIX y parte del XX, un nú mero de ellos surgió , concentrá ndose durante este tiempo, y
en la actualidad hay un total de seis. Con ese aumento en el período actual, pareciera que se está dando la
llegada del fin del mundo."

"Uh, esto no es conmemorable, tener este tipo de períodos…"

El mencionado Sir Salvatore era el sexto Campione nacido hace unos añ os.

Dado que todo el asunto estaba demasiado alejado del sentido comú n, Godou quedó estupefacto.

"De todos modos, ya que se ha preparado, só lo necesitamos centrarnos en ganar tiempo. Ni siquiera yo soy tan
estú pida como para querer convertirme en la séptima Campione." Godou asintió al oír las palabras de Erica.

Sin duda una idiota. Luchar contra un dios era un comportamiento realmente estú pido, y para que un rey
demonio Campione gane en tal batalla, ¿qué monstruos tan poderosos podrían ser?
"Sin embargo, ganar tiempo también es muy difícil, ¿qué tienes en mente?"

"El objetivo actual es el dios de la espada. Dado que su poder se ha recuperado en un noventa por ciento,
si podemos bajarlo a setenta u ochenta, se verá obligado a luchar contra Melqart con precaució n."

"¿Có mo llegaste a nú meros como noventa y ochenta?"

"Debido a que el dios de la guerra tiene un total de diez encarnaciones. Una de ellas, el Caballo Blanco ya fue
capturada en el grimorio, por eso el noventa por ciento. ¿No es ese un simple cálculo?"

"Cierto… El nombre de ese chico, ¿puedes decírmelo?"

Godou repentinamente planteó esta pregunta, para él había llegado a ser muy molesto desde hace un tiempo.

Erica dijo tranquilamente un nombre.

Al escuchar este increíble nombre por primera vez, Godou só lo podía preguntarse, ¿de qué país viene el
nombre?

"Ese muy probablemente sea el nombre del dios. Por los extrañ os sucesos en la isla, junto a tu informació n,
deduje eso, por lo que no debería haber ningú n error."

"…El dios con ese nombre, nunca he oído hablar de él."

"Bueno, la mayoría de la gente podría pensar eso. Aunque es muy trivial, sigue siendo un dios guardiá n de
una religió n superviviente. Entre las religiones en el oeste de Asia, un poderoso dios de muchas grandes
hazañ as ― Entonces los siguiente es…"

De repente, una espada apareció en la mano de Erica.

Justo cuando Godou se preguntaba qué iba a hacer, la espada apuntó directamente hacia él.

"A partir de ahora, no tendrá s que llevar mi equipaje nunca má s. Deja el grimorio aquí y regresa a Japó n
obedientemente., No necesito má s a alguien que me obstaculice. Si te atreves a decir que no, me encargaré de ti
directamente con esta espada, ¿oíste?"

De repente lo amenazó , pero esto era só lo ella mostrando preocupació n. Un acto para proteger a Godou incluso
si eso significaba romper su juramento como caballero. Es por eso que Godou no podía obedecer.

"Una persona que no ha pasado el suficiente tiempo con él no puede utilizar la tableta de piedra. ¿Acaso
Lucretia-san no dijo eso? No creo que seas capaz de usarlo adecuadamente, así que lo mejor es que me quede
aquí."

"Este tipo de problema siempre tiene una solució n, no tienes que preocuparte."

"¿¡Có mo puede hacer eso!?! No importa que tanto piense en ello. La pró xima vez que ese tipo regrese será
para el duelo contra Melqart. Definitivamente no tendrá s tiempo para conversar con él."

"Si no hay ninguna, crearé una oportunidad. De todos modos, no tengo ninguna necesidad de que un aficionado
como tú se quede y me ayude."

Sin importar qué, ella no estaría de acuerdo.

Si se tratase de la segunda mañ ana después de encontrarse con el Jabalí, si hubiera sido amenazado por ella de
esta manera, Godou, que temía a las espadas, probablemente le habría dado el Grimorio Secreto de Prometeo.

Pero ahora era diferente, él no podía hacer eso.

Aunque Erica era una chica obstinada e irrazonable, también era caballerosa y talentosa socializando, e
inesperadamente considerada con los demá s. Por otro lado, también era una chica que se desesperaba cuando
enfrentaba un gran obstá culo.
Habiéndola entendido, era imposible que Godou regresara solo.

Como había también un hombre extraviado del camino correcto causando un gran caos, Godou no podía dejar a
ese tipo solo tampoco.

Ambos se miraron en silencio durante un buen rato, hasta que Erica finalmente se encogió de hombros y
suspiró :

"Bien, si está s dispuesto a seguirme dondequiera que vaya, entonces me acompañ ará s. ¡A cambio, realmente te
voy a utilizar, así que prepá rate!"

Por supuesto, esto era exactamente lo que quería Godou.

PARTE 2

Los rayos del alba comenzaron a aparecer en el cielo oriental.

Bañ ada en la luz, la encarnació n del Viento se transformó en la figura del Joven.

El joven dios de cabello negro aterrizó suavemente en el suelo, en el momento del amanecer, justo como
lo había prometido. Poseía cualidades divinas con profundos vínculos con la luz.

Ante sus ojos estaba el bosque verde que rodeaba las antiguas ruinas.

A medida que los rayos de luz solar bañ aban a los á rboles de un verde intenso en el bosque, brillo de color rosa
fue liberado.

― Perteneciente a la facció n de la bondad, teniendo al dios de la luz como su nú cleo, el poder divino del joven
era llevado al má ximo cuando era bañ ado por los rayos del amanecer. En ese estado, logró romper la barrera
del bosque.

En realidad Melqart también era una deidad que controlaba el sol, pero sus autoridades gobernaban sobre
muchas cosas.

Debido a eso, no podía incrementar su poder divino, ni siquiera cuando salía el sol, por lo que el joven se
dispuso a hacer uso de esta ventaja.

― Tal vez era aceptable hacer las cosas simples y esperar a que el rey divino se recuperara completamente.

Sin embargo, disipó esa idea tan rá pido como apareció , considerá ndola demasiado irrespetuosa.

Como aquel que tenía toda la victoria en sus manos, sería una ocasió n muy especial luchar contra el gran y
antiguo rey divino y ganar. Con sumo respeto, sacará el má ximo provecho de esta oportunidad.

Las comisuras de sus labios ascendieron ligeramente, caminó hacia el bosque con la forma del joven.

A pesar de que poseía el poder de las diez encarnaciones, ese era su estado má s normal.

No es un simple humano, sino la forma de un joven de quince añ os.

Cada vez que decidía corregir los males del mundo, o era encargado por su amo para derrotar a dioses
enemigos, le gustaba tomar la apariencia de un joven.
Un glorioso joven de quince añ os de edad.

De acuerdo a los preceptos de la religió n por la que él velaba, ese era el símbolo del 'héroe'.

Al igual que en la noche anterior, las ramas de los á rboles se distorsionaban como serpientes para bloquear su
camino.

Frente a tal obstrucció n, simplemente dio la orden de 'desaparece'.

Las palabras del hechizo de bendició n y dominació n, esta era la autoridad que posee la encarnació n del Joven
como héroe. Los á rboles del bosque al instante se volvieron plantas normales, y se abrió un camino.

Luego llegó el ataque del ejército de saltamontes.

Para alguien que era un desafío para el mismísimo rey divino, bestias divinas o mensajeros de dios como los
saltamontes no eran competencia en absoluto. Al instante, usó el poder espiritual de la octava encarnació n, la
Cabra.

Esta bestia divina inteligente era adorada por las tribus nó madas como la encarnació n de un rayo.

Liberando un rayo desde su mano, el ejército de saltamontes entero fue incinerado por completo.

"Rey Melqart, ¿Tú crees que tales obstrucciones pueden detenerme?"

Rugiendo hacia el cielo.

Hubo una respuesta instantá nea.

″ ¡Por supuesto que no! Dios que asesina a los dioses, gran dios de los guerreros. Esos tipos no son má s que
guardias. Ese nivel de guardias, ¿có mo iban a detener el avance del dios de la guerra?″

Lo que apareció después fue una violenta tormenta de viento que soplaba desde el frente.

Melqart también era un dios de las tormentas, incluso para el poderoso Viento, que podía hacer volar a las
ciudades donde vivían los humanos, era un empate. El Viento era incapaz de mandar a volar a otro viento.

…Después de eso, ellos usaron todo tipo de poderes divinos.

Tal como un ejército de muertos convocado desde el inframundo, violentas olas que podían arrastrar todo
como una inundació n, o miles de truenos que volaban como lanzas en el cielo.

El joven dios derrotó todos estos ataques, y finalmente llegó a la Nuraga sa Bastia.

″Tch… Aun luchando há bilmente al cambiar de forma. ¡Qué molesto!″

"Por el poder de la transformació n, yo tengo en mis manos la victoria, sin importar el campo de batalla. Hahaha,
Rey. Yo puedo sentir la presencia tuya ante mí. ¿No eres tú quién está saliendo? ¡Eso parece, el poder divino
tuyo todavía tiene que recuperarse completamente!"

Echó una mirada a los alrededores de las ruinas mientras hablaba con la voz de Melqart.

La ubicació n original de la entrada del templo subterrá neo estaba bajo una enorme roca.

″ Incluso con tu poder divino, esta roca no puede ser destruida fá cilmente. Este es el ú ltimo palacio que le
pedí al artesano Kothar-wa-Khasis1 que construyera en el pasado. Con el fin de detenerte, he usado esta
defensa. ¡Recuerda darme las gracias!″

"Sí… Ya veo yo, ¡aunque muy ordinario, eso no es malo!"

1 Es un dios cananeo con las labores de ingeniero, inventor, constructor, artesano y herrero que daba apoyo a Baal, es el
equivalente del griego Hefestos.
El joven dios admiraba a esa roca só lida. Como era de esperarse de un antiguo rey divino y de un dios de la
guerra, él no tomó a la ligera su defensa.

Sin embargo, éste era el señ or de la guerra que podía derrotar a cualquier dios o demonio.

En términos de pura habilidad como guerrero, él era un dios que superaba a Melqart. Su elogio a la roca no
implicaba que no pudiera romperla ― justo cuando hizo su decisió n, se dio cuenta.

Era só lo una presencia minú scula.

Para un poderoso dios, se sentía como el dueñ o de un minú sculo poder má gico.

"Tú has venido. Yo ya he dicho, la pró xima vez que tú me obstruyas a mí, yo te retribuiré en consecuencia,
¿Recuerdas tú ?"

El joven dios se dio la vuelta y recibió una sonrisa de ella a cambio.

La hermosa bruja rubia blandiendo a Cuore di Leone, la chica estaba de pie allí con su traje de batalla rojo.

"Recuerdo sus palabras con claridad, pero yo soy un caballero y no puedo dejarle hacer lo que quiera en este
mundo ― Si no me moviese a pesar de mi conocimiento, sería una mancha en mi honor."

Erica replicó en voz baja.

El joven dios había decidido el momento de la madrugada.

A fin de perseguirlo en el bosque, Godou y Erica habían llegado a las ruinas. Segú n lo acordado de antemano,
Godou se ocultó , prepará ndose para usar el Grimorio Secreto de Prometeo.

Esperando que Erica llamara la atenció n del joven dios.

Si el grimorio se utilizara directamente, probablemente sería esquivado. Las llamas azules que robaban el
poder divino ― a pesar de que golpearon al Caballo Blanco directamente, el joven dios lo evadió fá cilmente. Si
Godou lo intentara de nuevo, el resultado sería el mismo.

Entonces Erica debería obligarlo a mostrar una apertura.

"¿Todavía recuerda nuestra promesa de la primera vez que nos vimos?" Erica preguntó con una

sonrisa tan hermosa como la primavera.

Como una mujer de la nobleza que felizmente charlaba en el saló n, tenía una expresió n sonriente muy elegante
y bellos modales.

Sin embargo, mantener este estado era un trabajo duro. Su oponente era un dios, un paso en falso y se
convertiría en una repetició n de lo que ocurrió con Melqart. Erica no quería sufrir ese tipo de humillació n de
nuevo.

Deseosa de oponerse a un dios y contraatacar, definitivamente no podía perder su espíritu. ¡Erica Blandelli
nunca se someterá a un enemigo sin luchar! Ella puso su vida en al frente para hacerse escuchar por su
oponente.

"Hoho, ¿qué promesa?"

"¿No dijiste que un día ibas a desafiarme a un duelo de espadas? Así pues, permítame hacer una apuesta ― si
obtengo la victoria por la espada, deberá dejar esta isla, por favor."

Inclinando su cabeza respetuosamente, Erica hizo su petició n. ¿Có mo reaccionaría el joven dios?

¿Aceptará o ignorará ? Si lo segundo, entonces se vería obligada a intentar la siguiente opció n. ¿Cuá l sería el
resultado?
"¡Haha! Tú te atreves a usar una espada para retarme a mí, el dios de la guerra. ¡Sí, muy bien! ¡Tu voluntad es
verdaderamente valerosa, un raro espécimen de una bruja con el espíritu de un guerrero!"

Como esperaba, el dios de la guerra estuvo de acuerdo, justo como le dijo Godou.

Erica se rio para sus adentros. Yo, desde hace mucho tiempo he buscado la derrota. No importa qué tipo de
adversario sea, jamá s seré vencido. De todas sus grandiosas declaraciones, su exceso de confianza era
expuesto, ¡y la provocació n tuvo éxito!

"Por lo tanto, yo tengo que preparar una espada… Ah, esto lo hará ."

Viendo sobre el suelo, el joven dios cogió la rama de un á rbol.

La misma longitud que la de Cuore di Leone de Erica, pero muy delgada, probablemente incluso un niñ o podría
partirla en dos con facilidad.

"Sí, es perfecta en longitud. Esto servirá ."

El joven dios se echó a reír en son de burla mientras balanceaba la rama.

Un simple tajo de diez centímetros, pero el viento cortante era como un tornado a pesar de que era una rama
delgada y ligera.

Esto debe ser lo que se conoce como habilidades divinas. Só lo a partir de ese ataque, Erica comprendió las
habilidades del joven dios.

Una vez que las artes marciales alcanzaban la má s alta cumbre de habilidad, el tamañ o y el peso del arma ya no
importaban.

Para usar un arma enorme perfectamente, había que aprender las técnicas para manejarla con rapidez y
precisió n. Para utilizar un arma pequeñ a y ligera perfectamente, había que aprender a hacer ataques fuertes y
pesados con ella.

"Cuore di Leone ― Acero que posee el nombre del rey leó n. Ahora te ordeno. Deshazte del disfraz que te conferí,
y revela tu verdadera forma. Aparece ante mí como el leó n, y lucha a mi lado."

Erica pronuncio las palabras de hechizo, liberando su amada espada.

La espada previamente esbelta era una forma temporal elegida por Erica para entrenarse a sí misma. Una
restricció n auto aplicada para desarrollar duros ataques contundentes con una espada ligera y delgada.

Cuore di Leone comenzó a expandirse.

El pesado cuerpo de la hoja como un ancla, su longitud era aproximadamente el doble a su anterior forma.

Una ancha espada de una mano que no correspondía a las finas muñ ecas de la joven.

Esta era la forma original de la espada má gica del leó n.

Entonces Erica invocó en su mano izquierda un escudo circular de infantería hecho de acero, su superficie roja
estaba tallada con la cresta de una cruz de color negro.

Si Erica no usase magia para mejorar su intensa y explosiva fuerza, sería incapaz de usar estas pesadas armas.

"Bien. Parece que tú está s lista. ¡Empecemos!" El joven dios anunció

alegremente con una sonrisa.

Erica cargó hacia él sin dudarlo.


Usar un arma ligera y delgada durante todo este tiempo fue para desarrollar una sensació n de fuerte impacto
en sus habilidades de espada. En cambio, ¿cuá l era el secreto para usar una espada pesada? ― Velocidad y firme
control.

Erica agitó ligeramente su brazo derecho.

Desde su hombro hasta el codo, y luego combinado con la fuerza de su muñ eca, ella blandió esa pesada y só lida
Cuore di Leone, rasgando hacia el joven dios horizontalmente.

Desde su hombro hasta la punta de la espada, era como un lá tigo.

Para un oponente humano, aunque sea un espadachín de primera clase, este tipo de movimiento sería muy
difícil de analizar cuando se ve por primera vez.

También era muy poderoso. En su verdadera forma, Cuore di Leone era lo suficientemente afilada para cortar
concreto, por no mencionar el impacto adicional producido por su abrumador peso.

― Pero aun en contra de este tipo de ataque, el joven dios la bloqueó fá cilmente con la delgada rama.

No só lo eso, sino que dirigió un contraataque… Correcció n, el joven dios simplemente agitó la rama ligeramente
y Erica detuvo el impacto con el escudo de acero de su izquierda, pero el impacto de la rama en realidad hizo
temblar su mano izquierda.

Soportando el dolor, ella empujó el escudo hacia el cuerpo del joven dios.

Una brusca táctica que combina la ofensiva con la defensa. Erica dirigido su ataque hacia los pies del joven dios,
¡pisando fuerte con su pie izquierdo! Su talento no se limitaba a los magníficos movimientos de su habilidad
con la espada delgada.

Las técnicas reales de la Cruz de Cobre Negro, no eran só lo en apariencia magníficas, sino que tenían muchas
tácticas prá cticas en combate real.

Manejando estos movimientos, Erica atacó rá pidamente y sin pausa.

Pero el joven dios simplemente evadió estos ataques dirigiéndose entre izquierda y derecha.

Y a veces usaba esa pequeñ a rama para hacer contraataques y debilitar el impulso de la ofensiva de Erica.
Estaba casi bailando como una mariposa y picando como una abeja.

"¡Pequeñ a señ orita! ¡Tú has entrenado bien! Si tú continuases, un día has de ser una fuerte guerrera.
¡Sorprendente!"

É l incluso era capaz de alabar a su oponente.

Lo trataba completamente como un juego, pero no importa, Erica había esperado que él actuara así desde el
principio.

Erica luchó mientras esperaba la oportunidad.

Deliberadamente eligió un combate de espadas, y uso la verdadera forma de Cuore di Leone para luchar con
toda su fuerza, todo ello era en preparació n para el siguiente paso.

Ella oró por que el joven dios no tuviera poderes divinos de lectura mental o predicció n.

Y entonces Erica utilizó su movimiento final.

"¡Espada má gica del leó n, abandona tu cuerpo de espada y transfó rmate en cadenas de unió n!"

Mientras la espada y la vara chocaban en repetidas ocasiones, Erica saltó hacia atrá s repentinamente.

Al mismo tiempo en que conjuró las cortas palabras de hechizo, su amada espada comenzó a transformarse.
No en las armas de un caballero como la espada y la lanza, sino en una cadena de hierro de casi tres metros de
longitud. Esta cadena de hierro también tenía un gran peso en un extremo, y Erica lo balanceó hacia el tobillo
del joven dios.

Intentando enredar sus dos pies y hacer que se caiga.

"Jajaja, y pensar que tú has tenido algú n tipo de plan."

Ante esta medida, el joven dios só lo sonrió y saltó para evadir.

Pero Erica lanzó una segunda cadena, transformada a partir del escudo en su mano izquierda.

Esta fue desviada por la vara.

Sin embargo, en ese instante Erica había cerrado la distancia y se acercó al joven dios.

La cadena en su derecha se convirtió nuevamente en la enorme espada ― la forma original de Cuore di Leone, y
cortó directamente. En medio del aire, el joven dios fue golpeado por todo su ataque.

La sangre fresca voló al instante por todas partes.

Anteriormente infundida con palabras de hechizo, la espada má gica del leó n había cortado el brazo derecho del
dios.

― En ese mismo instante, las flamas azules del Grimorio Secreto de Prometeo volaron, como devorando a Erica
junto con el cuerpo del joven.

PARTE 3

Desviar la atenció n del joven mediante un duelo de espadas.

Y luego usar el Grimorio Secreto de Prometeo en este momento, ese era el plan de batalla propuesto por Erica.

"…En otras palabras, ¿un ataque en que será s capturada? Eso ya no es una pelea, sino una táctica suicida."

Godou estaba totalmente en desacuerdo.

"Está s molestando demasiado. Este tipo de engañ o es la ú nica forma de luchar contra un dios. Ya que el
Grimorio Secreto de Prometeo roba el poder de un dios, no va a tener efectos perjudiciales sobre mí. Entre
todas las estrategias que se me ocurrieron, esta es la mejor opció n."

"Pero, si pierdes en unos diez segundos todo se acabó ."

"¡Por supuesto que lo sé! ¡Pero no hay otra forma, apuntar el grimorio contra él directamente nunca le dará !"

Al final, con ningú n otro método, Godou só lo pudo seguir las instrucciones de Erica.

Entonces ella luchó con todas sus fuerzas. El joven dios la subestimó y luchó con una actitud arrogante, lo que
resultó en que le cortara su brazo.

En ese instante, Godou ya sostenía el Grimorio Secreto de Prometeo en sus manos sin pensar.

El calor de la tableta de piedra ya estaba probando los límites de su resistencia. Las flamas azules se dispararon
todas a la vez, capturando exitosamente al joven dios.
Corriendo como si volaran en línea recta hacia el cielo, las misteriosas flamas azules ardían de forma
espectacular.

Erica salió del vó rtice y se paró al lado de Godou.

Al preguntar si ella estaba bien, ella inmediatamente respondió 'no hay problema'. Pero por la palidez de su
rostro, claramente se estaba sobre esforzando. El duelo de espadas contra el dios debe haber sido mentalmente
má s exigente de lo esperado.

"Estoy bien, Godou, tienes que mirar con cuidado las llamas. ¡Roba el poder de ese dios rá pidamente, y absorbe
su poder divino a los límites má ximos del grimorio!"

"Ah, sí." Al oír las ó rdenes de Erica, Godou asintió .

Para ser honesto, él ni siquiera sabía cuá nto poder divino podría ser almacenado en este extrañ o instrumento, y
seguía sintiendo como si pudiera absorber má s.

Entonces comenzó Godou a contemplar las llamas, pero en el instante en que notó al joven dios en su interior ―

"Tú usaste de la piedra mística de Prometeo, como se esperaba."

La voz del joven dios tocó sonó , todavía relajado y sereno.

"¿Lo has adivinado?"

"Sí, ¿no es esto inevitable? La ú nica carta del triunfo que poseéis, eficaz contra mí, es esta piedra mística. Lo que
quedaba por resolver era simplemente el có mo y cuá ndo."

"Aunque lo esperabas, ya es demasiado tarde, a menos que tengas una manera de escapar de ese cú mulo de
llamas ―"

Conversando con el joven en llamas, Godou poco a poco comenzó a sentirse inquieto.

Si él tuviera una manera de escapar.

Ayer por la noche, Erica parecía haberlo mencionado. É l era el dios de la guerra que aplastaba todos los
obstá culos.

Si ese fuera realmente el caso, ¿podría ser ―?

"Yo ahora decreto en mi nombre, sabio ancestral Prometeo."

El joven habló en tono amable:

"Témeme, y desaparece rá pidamente, Prometeo. Yo soy aquel que deberá vencer todos los obstá culos, sean
poderosos o injustos, nadie me puede vencer."

De repente, el nú mero de luces aumentó .

Brillando con esplendor dorado estaban diez, no, veinte esferas luz ― cerca de un centenar volaban cerca de las
llamas.

Por otra parte, las llamas azules comenzaron a apagarse.

La delgada figura del joven apareció una vez má s, iluminada por la luz dorada que le rodeaba.

"¡Témeme, Prometeo! ¡Témeme a mí y a mi poderoso nombre! ¡Mi nombre es Verethragna! ¡El guardiá n de la
luz y de la tierra santa! ¡Teme a Verethragna, Prometeo!"

Finalmente fue dicho. El nombre finalmente apareció .


El nombre que significa 'aquel que aplasta los obstá culos', el sagrado nombre que no puede ser pronunciado sin
cuidado, y el nombre que Erica y Godou evitaron deliberadamente como el tabú de un dios.

Viento, toro, caballo blanco, camello, jabalí, joven, Halcó n, carnero, cabra, así como el guerrero humano que
blande la espada dorada.

El dios de la guerra siempre victorioso que poseía diez encarnaciones ― su nombre es Verethragna.

"El discurso es luz. Las palabras de hechizo son luz. Así que, luz y palabras de hechizo, conviértanse en mi
espada, ¡formen mi espada!"

Antes del amanecer, Erica lo había mencionado.

El señ or ancestral de la guerra persa, el protector que sirve al dios de la luz, Mithra.

Llamado el protector de la luz en el oeste de Asia, tenía el mismo origen que Indra, el dios del trueno de la India.

En Japó n estaba Vajradhara2, y tenía vínculos con el este y la civilizació n occidental. Algunos creen que con
Hércules también, la actual batalla de Verethragna contra Melqart puede considerarse como el
enfrentamiento entre ancestro y descendiente.

Sí, él era un dios de la guerra sin la distinció n de ser oriental u occidental, el dios de la guerra definitivo
descendió sobre la tierra.

Verethragna estaba rodeado de una gran cantidad de luz, emitiendo una radiació n espectacular.

"Yo te reconozco a ti, Prometeo. El lugar de castigo tuyo es la cumbre del Cá ucaso. Tú fuiste el dios del fuego
una vez; tú fuiste el dios del robo una vez; ¡tú fuiste un héroe una vez!"

Mientras Verethragna hablaba en voz baja, las luces danzantes se multiplicaron intensamente.

Al mismo tiempo, las llamas desaparecieron.

"Yo, Verethragna, soy la espada ― el héroe de la fuerza. Sin embargo, tú eres el héroe de la sabiduría, quien
concedió el fuego a los tontos humanos ― el sabio que enseñ ó a la civilizació n, el bromista que engañ ó a los
dioses a través de la sabiduría, el sol y las sombras viendo sobre la raza humana, similar a Amirani del Cá ucaso
y a Loki del lejano norte."3

La luz dorada parecía superar al brillo del sol.

Las flamas del grimorio se disiparon por completo.

"¿Có mo puede ser?... La verdadera forma de la espada dorada consiste en las palabras de hechizo para cortar el
poder de un dios."

Erica explicó a Godou con el rostro lleno de sorpresa.

"¿Palabras, palabras de hechizo?"

"Sí, ¿acaso Verethragna no estuvo describiendo qué clase de dios era Prometeo? Eso no era simplemente una
explicació n de conocimiento, sino palabras de hechizo que llevan poder má gico consigo ― bá sicamente, un
arma para partir a otra deidad una vez que se conozca qué tipo de dios era el oponente. En otras palabras, es un
hechizo que puede ser llamado la espada de la sabiduría."

En otras palabras, esta probablemente era la verdadera identidad de la luz brillante que cortó al Jabalí en
Cagliari, y la espada dorada que derrotó a la Cabra y al Halcó n en Dorgali.
2 Fundador del Budismo Vajrayana, cuenta con la escuela Shingon en Japó n. Su nombre significa 'el portador del trueno'.

3 Amirani es el nombre de un héroe georgiano que enseñ ó a los humanos a trabajar el metal, siendo castigado luego por
los dioses. Loki es el dios del engañ o de la Mitología Nó rdica que es atado a tres rocas tras asesinar a otro dios, desde
donde aguarda por la llegada del Ragnarok, el fin del mundo.
Y ahora, si el poder del Grimorio Secreto de Prometeo era ineficaz contra el joven dios ― Entonces no quedaba
nada para detener al dios de la guerra.

Godou miró asustado a aquel con quien había pasado un corto pero feliz tiempo, el joven dios de la guerra, y el
dios llamado Verethragna ―

Con su habitual sonrisa semejante al amanecer, miró hacia abajo a Godou.

Sí, aun de pie en el mismo terreno, estaba claramente despreciando a los humanos, mirando hacia abajo desde
la perspectiva del poder absoluto y la victoria.

"Yo he cumplido una promesa, pero ahora hay otro ― yo he de castigar en consecuencia."

Declarando esto con una actitud arrogante, el brazo derecho de Verethragna volvió a crecer en un instante.

Erica sacó su espada una vez má s, y preparó su guardia.

"A lo que tú temes, yo no voy a tomar la vida de ustedes dos. Pero ustedes se opusieron con tal engañ o, qué
desconcertante… ¡A ustedes se les dará la bendició n mía, mi fuerza y autoridad! ¡Obedezcan mis ó rdenes!"

― ¿¡Qué fue eso!? Godou estaba completamente sorprendido.

Sus rodillas se inclinaron por sí mismas. ¡Su cuerpo se arrodilló ante el joven de forma automá tica y realizó los
ritos del saludo de un sujeto hacia un rey! ¿¡Qué clase de poder era éste!?

Mirando con atenció n, Erica junto a él también estaba arrodillá ndose.

Só lo estaban perdiendo el control de su cuerpo, sus expresiones y sus corazones todavía les pertenecían, y
ambos se miraron el uno al otro.

"¡Godou, contró late! ¡Este es el Joven ― el poder divino de Verethragna como héroe! Las palabras de hechizo
eran para protegernos, a los seres humanos, pero en cambio, nos convertimos en sus sirvientes… ¡Oponte a sus
ó rdenes rá pidamente!"

Erica advirtió al instante.

Parecía estar luchando por resistirse, impidiéndose arrodillarse a sí misma.

Debido a su oposició n, la postura de Erica volvió a la normalidad.

Levantando su espada una vez má s, apuntó hacia el joven con todas sus fuerzas.

"Hohoho, bruja, no te sobre esfuerces. O si no, habrá n consecuencias."

El joven se reía.

Obligando a los demá s a servirle, él estaba muy feliz, riendo con inocencia.

"¡¡Aaaaaaaahhhh!!"

De repente, los gritos de dolor de Erica se escucharon, y ella cayó al suelo.

A punto de arrodillarse, Godou notó el extrañ o estado de sus tobillos. Sus tobillos estaban doblados en un
á ngulo innatural. Esta no era una simple lesió n, sin duda era una ruptura ó sea deformada.

¿Qué hizo el joven? Godou miró con reproche al joven dios sonriendo.

"No se me puede culpar a mí, muchacho, la razó n se debe a mí, pero yo no actué directamente. Fue la chica,
quien era demasiado obstinada, y rompió el cuerpo suyo. El dolor se evitaría si mis ó rdenes se obedecieran
dó cilmente."

El delgado cuerpo de Erica había caído.


Sus tobillos doblados en un á ngulo imposible. Su hermoso rostro distorsionado por el dolor. Su cabello rubio
manchado por el polvo y la tierra.

Viendo todo despreocupadamente, el atractivo pero inhumano joven ― no, ese era el perfil del Dios Hereje
Verethragna.

En el instante en que Godou vio todo esto, sintió que algo se rompió .

El enemigo era un dios, pero ¿qué es eso?

Los dioses eran imposibles de derrotar. ¿Era realmente así? Con tantas aberturas, tomando una batalla tan a la
ligera, tratando a sus enemigos tan severamente, ¿realmente no había ninguna manera de derrotar al chico
que cambió por completo ante los ojos de Godou?

No existe tal cosa.

¿¡Có mo puede haber tal cosa!?

…Lentamente, pero sin esfuerzo, Godou se puso de pie. Ya no sentía el poder dominante del héroe. Tal vez ver el
sufrimiento de Erica causó esto.

"Chico, que increíble. ¿Es éste también el poder de Prometeo? ¿Có mo hiciste tú para escapar de los grilletes de
mis palabras de hechizo?"

"¿Có mo podría saber ese tipo de cosas?, pero las razones detrá s de ello ― Tengo una idea." Godou miró de

frente a Verethragna.

Podía sentir mayor grandeza del joven que conoció en Cagliari, a pesar de que el estado actual del Verethragna
hereje debería haber manifestado mejor su verdadero poder.

"¿Ah?"

"Todo lo que tienes ahora es un gran poder. Sí, un dios má s fuerte que cualquier otro, pero só lo un monstruo
con voluntad. No puedes ser llamado un héroe en este estado. ¡Yo no considero a un tipo con só lo poder como
héroe! Este es el por qué no te quiero obedecer, y no siento la necesidad de arrodillarme. ¿Alguna objeció n?"

Encarnaciones, palabras de hechizo, el poder de la palabra.

Godou simplemente no creía en la existencia de estas cosas, pero ahora, a través de enunciar claramente su
desobediencia contra Verethragna, el terror de Godou iba desapareciendo poco a poco.

"Só lo los poderosos tienen la disposició n de convertirse en héroes, esto ha sido una verdad absoluta desde la
antigü edad."

Verethragna hizo una sonrisa burlona como si se burlara de un niñ o tonto.

"¡Tú me dejas a mí realmente sin palabras, pensar que la obstinació n tuya se ha resistido a las palabras de
hechizo mías! Aunque extrañ o, es decididamente un gran logro digno de alabanza."

"No, este no es mi poder, es só lo el hecho de que eres un sujeto inú til."

El dios frente a él definitivamente se enorgullecía de su poder absoluto.

Una maga como Erica debería ser capaz de calcular su poder, y por eso ella pudo tratar como dios a este
monstruo con forma de joven, ofreciendo su respeto a esta gran existencia.

Pero Godou no era ni un mago ni tampoco tenía ningú n conocimiento sobre los dioses.

Razó n por la cual él podría pensar de esta manera. Ese tipo de antes ― el que perdió la memoria, esa era la
increíble verdad. A pesar de que también se jactó de no perder en cualquier tipo de competició n, él se mezclaba
entre la multitud, y desprendía un sagrado carisma tan brillante como el sol, y volaría como el viento para
ayudar a los necesitados.

Pero ahora, el dios ante él no era así.

Este chico só lo tenía un gran poder, no había nada que admirar, y nadie buscaría su ayuda.

"El tú actual só lo se llama a sí mismo como héroe, pero no hay nada en ti que se ajuste a esa descripció n. ¡Así
que por supuesto, no puedes usar el poder de un héroe!"

"Sí, yo entiendo lo que tú está s tratando de decir. Aun así, el hecho permanece, yo soy el dios invicto de la
victoria, ¿Aú n deseas tú oponerte? Lo mejor es obedecer honestamente."

"¿En serio? Esa descripció n de victoria absoluta, también suena muy extrañ a."

Habiendo comenzado, bien podría ir a por todas. Con este espíritu, Godou apretó los dientes y dijo palabras que
menospreciaban al dios.

Puesto que las cosas habían llegado a esto, se resistirá al completo final con ló gica retorcida.

Al oír estas palabras, Verethragna frunció el ceñ o.

…El dios de la guerra, que trataba todo con indiferencia, mostró desagrado por primera vez, ¿podría estar
enojado?

"Tú siempre has competido ligeramente. En tus competencias contra Erica y conmigo, deliberadamente
escogiste nuestros talentos y jugaste con nosotros. ¿De verdad crees que ganarías sin duda?"

Desafortunadamente, Godou nunca había tenido una competencia en que se le asegurara la victoria.

Godou siempre ha analizado sus enemigos, o pensado de antemano en estrategias basadas en las capacidades y
há bitos de sus futuros rivales. Cuando era necesario para conseguir la victoria, Godou incluso ha realizado
extrañ os trucos que eran similares a romper las reglas.

En sus días como niñ o, Miura adoraba los trucos de Godou como su oponente.

Cuando él se acercó a Godou después de perder tantas veces, Godou siempre lo explicaba como 'eso no es
verdadero talento'. Pero eso só lo lo hacía para actuar genial. De hecho, Godou estaba pensando 'si ese tipo tiene
un poco de talento, só lo es un tonto ingenuo, así que definitivamente no puedo perder ante él'. Esa era la
situació n.

Como no quería que los demá s supieran de su obsesió n por ganar, Godou nunca revelaría estas cosas.

Dada la personalidad competitiva de Godou, él definitivamente no puede aprobar la despreocupada actitud de


Verethragna hacia la competencia.

"¡Incluso si eres un dios, de entre mil competencias, tu oponente puede muy bien arrebatarte una victoria! Lo
siguiente es có mo obtener esta posibilidad de entre mil."

Por supuesto, Verethragna desestimó las palabras de Godou con una carcajada.

"Chico, ese tipo de cosas es imposible. Ante mí, un dios, ¿qué bien vendría de la esperanza de un raro
acontecimiento? Con só lo un dedo meñ ique, ¿debería yo reducirte a ti a carbó n?"

É l tenía toda la razó n.

Pero por esta vez, las cosas no eran tan ciertas.

En realidad, el movimiento final que Godou consideró mientras observaba la lucha de Erica con Verethragna,
así como durante su discusió n con el dios, era un extrañ o truco no muy diferente de hacer trampa.
No, Godou pensó de nuevo.

Esto no era hacer trampa, má s bien, era depender de poder externo.

"Aun así, no es menos cierto. Tú tienes exceso de confianza. Justo como ahora ― ¡hey, dios!
¿¡Has visto el poder que posee mi tableta de piedra!? ¡Ahora deberá s asumir el papel de Erica ― la chica de hace
un rato, y tal vez tendrá s éxito! ¡Así que dame poder!"

Godou rugió furiosamente al cielo.

La voz oída del diá logo cuando Verethragna atravesaba la barrera del bosque, Godou la oyó de nuevo, esa voz
majestuosa.

″ ¡Hahahahahaha! ¡Esperaba algú n tipo de comedia, y observaba en silencio! ¿¡Quién habría esperado que el
victorioso señ or de la guerra cayera en los trucos de un ser humano!?″

El rey divino de los fenicios, Melqart.

Su gran risa resonó en todo el cielo y el bosque.

″ ¡Hablar con el rey de los dioses de tal manera, tu deseo es demasiado impertinente, chico! ¡Sin embargo, tu
observació n no es mala, así que voy a recompensarte un poco! Verethragna, tu habilidad má s molesta es esa
Espada, ¿pero puede convertirse en un arma que pueda asesinar a Prometeo y mi, dos dioses al mismo tiempo?

De repente, el espacio se distorsionó .

Dos porras volaban.

″ ¡Yagrush el Persecutor! ¡Ayamur el Expulsador! ¡Perseguidoras, par de armas que actú an en mi nombre,
persigan y expulsen al señ or de la guerra del este! ¡Muéstrenle el poder de mi ira!″

"¡Tch…! ¡Ese Rey Melqart!"

El atractivo rostro de Verethragna una vez má s estaba distorsionado por su enfado.

Los ojos de Godou le habían permitido golpear y lanzar innumerables bolas rá pidas en el pasado. Pero a una
altura má s allá de la vista, dos mazos ― Persecutor y Expulsador, se elevaban en el cielo.

Uno de ellos se acercó como un rayo desde el frente, mientras que el otro atacó por la espalda como un ave
volando.

Verethragna salto a gran altura y se convirtió en el Viento, sin embargo, los dos mazos se coordinaron como si
conocieran el lugar preciso, persiguiendo al fuerte viento.

"¡―Godou! ¡Date prisa y usa el Grimorio Secreto de Prometeo! ¡Antes de que Verethragna conjure las palabras
de hechizo para derrotar al Rey Melqart!"

Tumbada en el suelo, Erica frenéticamente habló .

Godou apresuradamente levantó el grimorio en alto, y el diagrama que representaba a Prometeo encadenado
de repente envió grandes llamas azules. Probablemente porque era la tercera vez que lo usaba, Godou sintió
que era mucho má s fácil de manejar.

"¡Ooooooooooh!"

El fuerte viento se preparó para utilizar la Espada, y volvió a la forma del joven en el aire.

Mientras las llamas azules se acercaban, fueron interceptadas de inmediato por las esferas de luz dorada.
Sin embargo, uno de los mazos llegó volando y golpeó directamente a Verethragna en su delgada armadura de
torso.

"¿¡Ooh!?" Verethragna emitió un gruñ ido de dolor, y el brillo de sus esferas de luz disminuyó .

″ ¿Tienes el poder para usar la Espada simultá neamente con otra encarnació n? ¡Por supuesto, la respuesta es
no! ¡Tal y como viste a través de mi poder, yo también vi a través del tuyo! ¡Has roto mi barrera hace un
momento, y tu poder ya no está a plena capacidad! ¡Si continuas consumiendo tus poderes divinos esta manera,
tu existencia se volverá precaria! ¡Justo como el mocoso dijo, eres demasiado confiado, Verethragna!″

"¡No, esto no ha terminado! ¡La derrota no ha sido sellada, Rey Melqart!"

Verethragna gritó a la atronadora voz del rey divino.

"¡Los perseguidores Persecutor y Expulsador! ¡Estas son las armas dadas a ti por el dios de los artesanos,
Kothar-wa-Khasis! ¡Como Baal, tú las utilizaste para atraer al rey dragó n Yam 4 lejos de su trono, y matarlo! ¡Con
esta victoria, tú ascendiste al trono de rey divino!"

¿Podrían éstas ser también palabras de hechizo ― conjuros producidos por la Espada dorada?

Godou contuvo el aliento.

¿Verethragna estaba cambiando la Espada contra Prometeo a una Espada contra Melqart? Incluso si esto
sucedía, la situació n permanecía sin cambios. Só lo había una manera de revertir el curso de la batalla, sí.

Manejo dual.

Así como Godou predijo, la luz dorada se reunió en las dos manos de Verethragna.

La luz se concentró gradualmente, formando largas espadas con hojas doradas, una en cada mano.

″ ¡Ha, un ataque desesperado! ¡Hahaha, ese es el renombrado Verethragna! En lugar de elegir la derrota por
exceso de confianza, es mejor luchar má s allá de sus límites. ¡Ese espíritu es excelente, ahora quiero tener una
buena pelea en contra tuya!″

La voz de Melqart gritó estruendosamente y con regocijo.

Por otro lado, ya había un rastro de sangre fresca color rojo oscuro en la frente de Verethragna. Sus
labios todavía conjuraban sonoramente las palabras de hechizo, su elegante y atractivo rostro se había
puesto pá lido.

Aun así, seguía volando en el aire empuñ ando dos espadas majestuosamente.

Los dos mazos volaban de ida y vuelta, y las llamas azules del Grimorio Secreto de Prometeo bailaban en el aire
como cometas.

La batalla entre los dioses, estaba todavía indecisa.

PARTE 4

Las espadas gemelas de Verethragna, los mazos de Melqart y las flamas de Prometeo chocaron en el aire.

Abajo, Godou apresuradamente recogió a Erica en sus brazos mientras sus pies estaban heridos.

4 Antiguo dios del mar y deidad del caos primigenio.


"¿Todavía puedes caminar? Por favor, sopó rtalo por ahora. Es muy peligroso aquí, así que lo mejor sería
trasladarse a otro lugar."

"Godou… Te las arreglaste para engañ ar a un Dios Hereje, que logro tan increíble."

Mientras que los dioses luchaban intensamente, los dos humanos entraron al bosque.

Apoyando a Erica, quien no podía caminar apropiadamente, sobre su hombro, ellos dos caminaron lado a lado.

Al final llegaron al pie de un gran á rbol.

Tras recostar a Erica contra el á rbol, Godou sostuvo el Grimorio Secreto de Prometeo una vez má s.

Verethragna tenía la ventaja en la batalla aérea debido a que sus armas podrían sellar el poder divino y asesinar
a sus enemigos. Eso debería ser obvio.

Persecutor, Expulsador y las flamas azules fueron cortados un incontable nú mero de veces.

La victoria del joven dios probablemente era só lo cuestió n de tiempo. Sin embargo, sus movimientos de
vuelo en el aire, así como la velocidad de las espadas, parecían estar haciéndose gradualmente má s lentos.

"Si esto sigue así, va a ser muy difícil robar su poder para el Grimorio Secreto de Prometeo."

"¿Qué tal esto? ― Godou, antes de que Verethragna venga, apú rate y escapa. Só lo soy una carga para ti,
abandó name aquí."

Descansando en el á rbol, Erica habló adoloridamente.

La exquisita voz con claridad, y el rostro cuya belleza no se vio afectada por el polvo, la arena y el sudor. No fue
hasta ahora que Godou finalmente fue impactado por la verdadera sensació n de lo hermosa que era esta chica.

"¿Puedes usar magia curativa, como esos movimientos comú nmente vistos en los juegos?"

"Puedo, pero tomaría un cierto tiempo para que el hechizo tenga efecto. Sanar estas dos piernas…
Probablemente tomaría unos treinta minutos, por lo que sería demasiado tarde."

Una técnica que podría curar estas piernas que parecían quebradas, probablemente era un hechizo muy
poderoso.

Sin embargo, era totalmente inú til en esta situació n.

Ahora, só lo había una cosa que podía ser usada.

Godou miró en direcció n a Verethragna con determinació n, y le dijo a Erica:

"Entonces, la ú nica carta de triunfo es la tableta de Prometeo después de todo. Pensaré en alguna manera de
ser adversario para ese tipo. Usa esa magia rá pidamente. Una vez que tus piernas sean sanadas, escaparemos
juntos."

"¡No seas estú pido! ¡Vas a llevar a Verethragna a ese grado!, ¿¡quién sabe qué clase de castigo divino vas a
sufrir!?"

"Sin embargo, ese tipo se puede transformar en viento, ¿no? Si escapo solo, seré capturado eventualmente. Así
que, sin que tú vengas conmigo, probablemente no seré capaz de escapar."

Godou suspiró profundamente en este momento.

"Para ser franco, no hay otra forma que no sea esta. Sin embargo ―"

"¿Sin embargo?"
"¿No mencionaste eso antes? Ese tipo me agrada má s. También estoy muy preocupado por él. Que un antiguo
amigo se convierta en algo como eso, realmente me siento mal al dejarlo solo y no hacer nada."

A pesar de que su tiempo juntos fue corto, Godou veía como a un amigo al joven que se ha desviado del camino
correcto.

¿Qué podía hacer él?― ni idea.

A pesar de las heridas en todo su cuerpo, el poderoso señ or de la guerra continuó luchando con gran espíritu.

¿Qué podía hacer él?― ni idea.

Aú n así, Godou tenía que quedarse y ser testigo del momento final, ese sentimiento era muy real.

"En realidad… Eres un idiota, ¿verdad?"

"Definitivamente no lo puedo negar. Cuando dices cosas como esa ahora, só lo puedo aceptarlo."

Reprendido por la bruja y caballero femenino, Godou respondió con gentileza.

Erica miró hacia el cielo como si se hubiera dado por vencida, suspirando brevemente.

"Idiota, también un gran, gran idiota, tan estú pido que eres un idiota sin esperanza."

"Bien… Si te hace feliz, di lo que quieras, ya no quiero discutir má s."

Incapaz de despertar a Godou de su necedad, Erica sonrió . No era una sonrisa ni de burla ni de lá stima, sino que
parecía llevar los sentimientos de darse por vencida.

"Pero en medio de toda esa locura, hay un poco de ternura… te lo voy a preguntar una vez má s, ¿vas a cambiar
tu decisió n?"

"No, yo le debo un favor, así que no puedo escapar."

"… ¿Favor? Si es así, entonces que así sea."

Con algunos intercambios, Erica ya se había dado cuenta.

Godou se sintió muy sorprendido y feliz al mismo tiempo. Finalmente fue capaz de llegar a un entendimiento
mutuo con esta chica, definitivamente nunca esperó que esto sucediera la primera vez que se conocieron.

"Dejar todo como 'que así sea', es realmente molesto para nosotros los débiles humanos. Sea como sea, tenemos
que causarle a los dioses algunos problemas."

Dicho esto, Erica se quedó en silencio por un rato, absorta en sus pensamientos.

Y luego miró la cara de Godou seriamente y dijo:

"Probablemente lo olvidamos, pero el Grimorio Secreto de Prometeo ha almacenado en su interior el poder


divino de Verethragna ― la encarnació n del Caballo Blanco, ¿no es verdad?"

"Ah, sí. Creo que sí. Aunque se trata de un poder relacionado con el sol, ¿por qué es un caballo?"

"Te lo explicaré má s tarde. Escú chame bien. Cuando vayas hacia Verethragna, si sientes que es el final, no
dudes, só lo tienes que usar este poder tan pronto como sea posible."

Al oír el consejo de Erica, Godou de repente la miró con los ojos bien abiertos.

No era este el movimiento que Lucrecia advirtió 'nunca utilizar'.

"Si hago eso definitivamente voy a morir. ¿No nos advirtió Lucretia-san?"
"Si esto sigue así, todos vamos a morir. Pero si tratas eso, tal vez todo esto dé un gran vuelco. Conoces las reglas
para la promoció n en ajedrez, ¿no?"

Godou inclinó la cabeza perplejo, sin saber lo que Erica estaba considerando.

Era algo así como una regla que le permite pagar piezas que alcancen el lado opuesto para ser cambiadas por
una reina o un caballero. En términos del shogi5, era un concepto similar al de las piezas que pueden
promoverse en las tres filas del territorio oponente.

"Por desgracia, no todo puede ir sin problemas… Tus probabilidades de morir son muy altas, pero si tienes
éxito, la recompensa será muy importante. Comparado con solo sacrificarte, hay un valor en hacer esto."

Ella estaba mostrando una sonrisa má s amable.

Como el brote de la minú scula flor del cedro rojo australiano, una sonrisa como la de una princesa noble. Esta
chica realmente podía sonreír de esa manera, que inesperado, Godou sintió que no podía apartar la mirada.

"Kusanagi Godou, eres una persona muy tonta, pero es precisamente eso lo que te ha traído hasta aquí. Esa es la
verdad. Entonces, ¿por qué no unirte a las filas de los má s tontos, así como las personas má s grandiosas en el
mundo? No voy a pedirte que reú nas tu coraje, má s bien, por favor sigue con tu insensatez hasta el final ―
¿entendido?"

"Sí, lo sé… Pero ser llamado un idiota o tonto por ti todo el tiempo, de alguna forma se siente molesto."

"Ah, te estaba alabando. Un apodo má s cariñ oso que 'idiota' ― ¿No puedes siquiera sentirlo? Que lento que
eres."

"Definitivamente no siento nada. Nunca he oído que 'tonto' tenga un significado tan profundo."

Ante Godou rindiéndose, Erica echó a reír.

"En realidad me di cuenta de algo, 'hijos ilegítimos de Epimeteo', otro nombre para los Campione que he
explicado antes. Pero esta descripció n tiene un extrañ o significado oculto."

"¿Epimeteo? ¿Otro dios de la mitología griega? Eso imagino de ese nombre."

"Sí, está s en lo correcto. Si tenemos la oportunidad de reunirnos de nuevo, sin duda te lo explicaré. Así que no lo
dudes y hazlo, Godou, toma el camino que ni siquiera la gente valiente e inteligente puede pasar. Los ú nicos
capaces de andar sobre él son los grandes tontos, yo creo que tienes esa disposició n."

"…La verdad, no entiendo, pero tengo el mensaje. Gracias por cuidar de mí. Muchas gracias."

Godou expresó su agradecimiento por el profundo significado de sus palabras.

En realidad, no había ninguna razó n má s para acercarse al lado de Verethragna.

Si él abandonase a esta chica fuerte pero hermosa, cubierta de espinas como una rosa, y decidiese escapar solo,
Kusanagi Godou nunca se lo perdonaría por el resto de su vida.

En cambio, prefirió tener un encuentro contra un dios.

Dejar a una chica en problemas, de ninguna manera sería mejor que renunciar a su cuerpo para protegerla.

A pesar de que había tomado su decisió n, en su corazó n ―

É l no podía decir tales pensamientos. Si lo dijera, la orgullosa Erica Blandelli definitivamente lucharía hasta
el ú ltimo momento, incluso si eso significaba romper sus propias piernas.

"Bien, espera un minuto, Godou. Inclínate y acerca tu oído."

5 Es un juego perteneciente a la misma familia que el europeo, desarrollado en Japó n.


¿Erica me va a dar una nueva sugerencia?

Su porte elegante de hace un momento, se había vuelto un poco tímido ― ¿era algo difícil de expresar con
palabras?

¿Y tiene que ser susurrado?

Desconcertado, Godou hizo lo que le dijeron. Avanzando poco a poco hacia Erica, quien no podía mantenerse en
pie debido al dolor en sus piernas, acercó su oído a los labios de ella.

Bajo estas condiciones, todavía parecía estar dudando.

"¿Qué sucede?, ¿no tienes algo que decir?"

"Sí, bueno… Ya he dicho lo que quería justo ahora."

"Entonces, ¿por qué tengo que hacer esta pose?"

"¡Bien, cállate! ¡Só lo quiero darte un maravilloso regalo!"

El ataque inesperado llegó justo en ese instante.

Después de un período de vacilació n, como si de repente tomara su decisió n, ella presionó sus labios, del color
de las flores de cerezo, cerca de la mejilla Godou, y lo besó .

Smooch…

La suave y tenue sensació n estaba siendo transmitida.

De repente, la mente Godou se quedó en blanco.

Un muy pequeñ o y ligero toque, ¡pero la sorpresa fue extremadamente enorme! ¡Qué estaba haciendo esta
chica!

"T-tú , ¿por qué has hecho eso? ¿¡Por qué hiciste eso!?"

"¡C-cá llate! ¡Ser sorprendido por algo como esto! Es só lo… Bien, ¡es só lo un amuleto de la suerte! ¡Es demasiado
apresurado, pero creo que es lo má s ú til!"
Avergonzada, las mejillas de Erica se pusieron de color rojo brillante.

"¡Los ú nicos hombres que he besado hasta ahora fueron mi tío y padre! ¡Así que sin duda será muy efectivo!
¡Muéstrame un poco de gratitud!"

La mejilla de Godou ― no, su rostro entero se sentía caliente.

Su rostro probablemente estaba totalmente rojo y no podía evitarlo. Finalmente llegó el día en que una
hermosa chica le dio un beso, nunca soñ ó que fuera posible.

Ya era imposible mirar la cara de Erica correctamente.

Ella giró frenéticamente su cuerpo, y Godou comenzó a correr hacia el dios que alguna vez fue su amigo.

Nuraga sa Bastia. En la entrada firmemente sellada creada por Melqart.

Rebanadas por la mitad, Persecutor y Expulsador permanecían incrustadas en el suelo, mientras que las llamas
azules de Prometeo se habían extinto en algú n momento.

Verethragna respiraba con dificultad, sus espadas doradas ya no estaban en sus manos.

Ahora estaba en una condició n en la que tenía el cuerpo cubierto de heridas.

En ese estado, fue su ú ltimo enfrentamiento directo contra Godou, quien blandía el Grimorio Secreto de
Prometeo.

"Chico, yo debo decir que tú has hecho bien. Pero como tú ves, yo he vencido a las armas del Rey Melqart, las
flamas tuyas han sido vencidas, y lo ú nico que me preocupa a mí es la piedra mística de Prometeo. Date prisa,
dame eso a mí."

"De ninguna forma, a menos que te comprometas a abandonar la isla. Esta es la ú ltima carta de nosotros, los
seres humanos, no puedo simplemente renunciar a ella por mi propio bien."

Godou se opuso resueltamente a la mano tendida por Verethragna.

La insistencia de Godou hizo que el joven suspirase audiblemente.

"Un hombre inú til. Pensar que yo, el señ or de la guerra, me vería obligado a usar el poder divino mío contra un
mocoso humano como adversario, ¡qué pérdida de tiempo!"

Murmurando, Verethragna se acercó lentamente.

Sus pasos eran pesados, como si estuviera muy fatigado.

Entonces, sus acciones posteriores sucedieron justo como Godou predijo. El dios en forma del joven de repente
pisó el suelo.

Sin poder divino, ¿qué movimientos iba a hacer? Só lo podía depender de su cuerpo. En el instante en que se dio
cuenta de eso, Godou recibió el impacto.

Golpeado por la patada giratoria de Verethragna, Godou salió volando.

Aú n así, había fallado a su cabeza. Evadió el ataque directo gracias a su bien formada visió n diná mica. También
se aferró al Grimorio Secreto de Prometeo con todas sus fuerzas, así que no lo soltó .

"En este punto, ¿no vas a usar tu verdadera capacidad en contra de alguien como yo? Sigues tomá ndote las
competencia muy a la ligera."

"Esto no es una competencia, só lo es el castigo para un humano insensato que no conoce su lugar."
Era correcto, incluso si se tratara de una competencia de artes marciales o deportes, Godou no tenía
posibilidades de ganar.

Sin embargo, a pesar de que estaba en desventaja, Godou no podía permitirse ser despreciado.

"Erica me dijo la clase de dios que era Verethragna ― el dios que se transformaba todo el tiempo, y podría
obtener la victoria sin importar el campo de batalla, ¿cierto? Originalmente un dios de las filas de guerreros del
clan real, y por su creciente popularidad fue adorado y venerado, convirtiéndose finalmente en el dios
protector del pueblo y de la justicia, ¿cierto?"

"¡Correcto, ese es mi origen!"

Esta vez se trataba de una patada frontal con la que atacó a Godou.

A pesar de que no golpeó un punto fatal, el ataque de Verethragna fue muy despiadado.

Sintiendo un impacto que se asemejaba al de auto a toda velocidad, Godou salió volando y cayó al suelo
nuevamente, su conciencia desapareció por un momento.

"Obviamente un grandioso dios, pero jugar con un mocoso como yo, ¿no es algo extrañ o? Cuando te conocí en el
muelle, ¿no eras má s sorprendente? Má s similar al sol, digno de admiració n ― tal y como te describes. ¡Así es,
como un héroe!"

"No digas má s, esas son cosas que pasaron cuando yo había olvidado la naturaleza mía como un Dios Hereje.
Originalmente en los mitos, yo era el hijo del sol, el héroe que cuida la luz."

Esta vez se trataba de un golpe de palma abierta, y luego un puñ etazo, seguido de un golpe de karate.

Los ataques rá pidos hacían de la evasió n y la defensa inú tiles, Godou estaba siendo golpeado como un saco de
arena, por todas partes como una pelota.

Todo su cuerpo le dolía, sintiendo un calor abrasador, y había contusiones graves por todas partes, tal vez
también algunos huesos rotos.

Su conciencia estaba borrosa, y má s importante aú n, su cuerpo estaba dañ ado.

"Sin embargo, todo es del pasado y se ha ido. La nostalgia nunca traerá de vuelta al pasado."

Verethragna dejó esas palabras.

Pero Godou no estaba de acuerdo, incluso teniendo en cuenta la situació n actual, continuaba agarrado con su
mano derecha al Grimorio Secreto de Prometeo. Este era el resultado de la determinació n y del agarre y del
cuarto bateador.

"¿Por qué me devolviste esta tableta de piedra? La segunda vez que nos conocimos, ¿por qué dejaste que me la
quede? ¿No hubiera sido mejor destruirla en ese entonces?"

La escena en Dorgali durante ese tiempo. ¿No lo dijo el joven al final?

Cuando llegue el momento, deberá utilizarla por el mundo.

Probablemente fue una despedida.

En otras palabras, el chico ya lo sabía en ese entonces, si las encarnaciones separadas de Verethragna, si esas
bestias divinas eran derrotadas, él volvería a ser el Verethragna Hereje.

― ¿Cuá l es la razó n por la que Godou le debía un favor?

El joven había llegado a Cagliari y se encontró con Godou y los jó venes del muelle, jugando alegremente.
El joven en Dorgali había utilizado el Grimorio Secreto de Prometeo para derrotar a la Cabra, pero no esperaba
tener que luchar contra el Halcó n tan pronto.

Derrotó a las bestias divinas que habían nacido de sus encarnaciones, y tomó de nuevo su poder como un dios.

Al mismo tiempo, recuperó su identidad como Dios Hereje, el nombre divino de Verethragna que deberían
haber sido sellado, así como las características de oponerse a los mitos y el menosprecio por los humanos.

En respuesta al deseo de Godou, él derrotó a sus encarnaciones.

Por lo tanto, ese joven ya no existía.

El joven con quien se encontró en Cagliari, y se reunió de nuevo en Dorgali, no existía má s, y ahora, ante los ojos
de Godou estaba só lo el joven dios llamado Verethragna.

Sabiendo que esto iba a pasar, Godou no hubiera ido a luchar cuando se reunieron por segunda vez.

Y ahora entendía muy bien, fue debido a la voluntad de Kusanagi Godou que no tuvo má s remedio que volver a
su indeseada forma original, y con mucha cautela, guardó para Godou la carta del triunfo que podría
enfrentarlo.

Si esto no era un favor, ¿qué otra cosa podría ser?

Por lo tanto Godou no tenía má s remedio que intentar detener a Verethragna a toda costa, ¡él sin duda necesita
ser detenido!

"Justo como tú has descrito, ese realmente fue un error mío. Hohoho, ¿por qué iba yo a hacer tal cosa?... yo no
recuerdo."

"¿En verdad? ¿En verdad no puedes recordar?"

Con su cuerpo cubierto de heridas, Godou estaba tirado en el suelo mientras le preguntaba al dios.

Ahora finalmente comprendió . ¿Qué era en realidad lo que esperaba y quería que hiciera Kusanagi Godou? El
hermoso rostro del joven dios mirando hacia abajo a los humanos, ahora se parecía un poco al del tipo de antes.

"…Hmm. Realmente yo no lo recuerdo, chico, yo ruego que lo olvides."

"¿Qué olvide qué? ¡Pero qué dios tan olvidadizo!, me quejaré de ti en nombre de la humanidad."

Su mirada se encontró con la del joven.

El joven hombre miró a los ojos tranquilos del Dios Hereje que se había perdido a sí mismo.

Los ataques se habían detenido, Godou forzó a su maltratado cuerpo, y finalmente se puso de pie.

― Hmph.

Suspirando levemente, Verethragna sonrió pacíficamente.

"Hoho, tú no eres una mala persona. Si el destino no te hubiera llevado a ti a encontrarte con los dioses, tal vez
tú hubieras vivido una vida pacífica. ¡Qué desgracia para ti, chico!"

"Si, eso cierto. Todos los tipos que conocí en esta isla son raros. Sin embargo, no me veo desafortunado."

"Ha, aunque las opiniones nuestras difieren, incluso desde la perspectiva tuya, ¿no suena eso un poco
demasiado forzado?"

Verethragna y Kusanagi Godou.

Al igual que en el momento en que se conocieron el primer día en el puerto de Cagliari, estaban charlando.
Só lo cuatro días habían pasado, pero, ¿quién podría haber esperado que en tan poco tiempo, la situació n entre
ellos dos sufriera un cambio tan drá stico?

"Aunque raro, todo el mundo era muy interesante La orgullosa y consentida genio, cuya verdadera naturaleza
resultó ser una bruja muy amable; y luego está la perezosa y vieja señ ora que insistía en lucir má s joven."

"¿Oh?"

"Hay má s. El amnésico y por demá s de confiado dios, ese tipo está causá ndole problemas a los demá s, pero aun
así, realmente no lo odio."

"La vida tuya ya está en las manos de un dios, pero tú te atreves hacer esas bromas. ¡Qué irrespetuoso!"

"Si quieres que te respete, entonces actú a como un dios. ¿No es simple?"

Ya no era un concurso de miradas.

Los ojos del dios y del humano só lo se miraron fijamente durante poco má s de diez segundos.

El primero en apartar su mirada fue Verethragna.

"En este momento es imposible. He vuelto a ser el yo hereje. En el estado actual mío, solo conociendo la
derrota y obteniendo una nueva vida yo volveré al verdadero camino de los dioses. Así que, ¿cuá nto tiempo
piensas tú que tomará ?"

Mostrando una sonrisa como las nubes rosas del alba, el joven extendió su mano.

En ella habían chispas diminutas, como los primeros signos de un rayo.

La direcció n a la que esta mano extendida apuntaba, era hacia el joven junto al que una vez anduvo.

"¿Todo lo que necesitas es la derrota? Entonces, te la concederé."

La temblorosa mano de Godou levantó el Grimorio Secreto de Prometeo y apuntó hacia el señ or de la guerra.

En respuesta a la voluntad del portador, la tableta de piedra se calentó poco a poco.

"Detente, chico, un humano usando el poder de un dios superará los límites suyos,
¿planeas usar tú el poder divino del Caballo Blanco mío? Si es así, tú has de morir al final. Obedientemente
dame eso otra vez. Voy a salvar la vida tuya si tú confías."

"Qué molesto, ser mandado por un dios que trae tantos problemas a la humanidad, ¿¡có mo podría hacer lo que
me has dicho!?"

"¡Tonto! Si tú me atacas a mí en esas condiciones, en el mejor de los casos tú logrará s una derrota mutua. ¿Eres
consciente?"

"Tal vez no ― Erica, esa tipa que es má s inteligente que yo dijo, esto podría terminar con un resultado perfecto
― así que tomaré el riesgo, ¡aunque no tengo ni idea acerca de la ló gica, si hay una posibilidad de éxito, voy a
arriesgarlo todo en esta apuesta!"

"Al final de la corta vida humana tuya, pensar que tú quieres hacer una apuesta tan tonta.
¡Tú eres un mocoso realmente molesto!"

"…Mi nombre es Kusanagi Godou. Recuérdalo bien."

"¿Qué?"

"Ya hemos hecho todo tipo de cosas, vamos, deberías haber recordado mi nombre. ¿No te importaba, así como a
Erica? Grosero."
Los dos jó venes se miraron una vez má s.

Mirando hacia abajo, el joven dios sonrió .

El desdeñ ado joven humano lamentó su renuencia por aceptar las cosas. Al instante, de la mano apareció un
rayo, mientras que blancas flamas aparecieron de la tableta de piedra. Derrota Mutua. Los ataques desatados
por los dos jó venes lograron una derrota mutua exacta.

PARTE 5

″Hmph, hahahahahahaha. Qué inú til de tu parte, Verethragna. Pensar que el dios de la victoria conocería a la
derrota de manos de un frá gil y débil niñ o humano.″

"Silencio, Rey Melqart. Tú eres el inú til, pensar que tú serías usado por tal compañ ero." ― Este fue el diá logo

oído por la borrosa conciencia de Godou.

Sus miembros le recordaban sin piedad su dolor, mientras que su cerebro y su cuerpo entero sentían un calor
abrasador.

La reacció n del Grimorio Secreto de Prometeo mencionado por Lucretia, el dañ o recibido por Verethragna, así
como el ataque relámpago final, todo esto era probablemente el conjunto de causas del dolor actual.

Habiendo recibido tanto dañ o, él no había muerto. Qué extrañ o.

″Hmph, sin la condició n previa de los intereses juntos, no habría estado de acuerdo con la propuesta de este
individuo. Por supuesto, no te olvides, este compañ ero y yo estamos a punto de despertar. Por su acto de
rudeza y no conocer su lugar, en un momento lo castigaré.″

"¿Despertar?"

″ ¿Se te olvidó , señ or de la guerra, la maldició n que dejaron los malditos hermano y cuñ ada de Prometeo,
Epimeteo y Pandora? ¡El ritual de nacimiento oscuro al que dieron lugar ese niñ o tonto y la bruja, el rito secreto
que só lo tiene éxito cuando un dios es usado como sacrificio! ¡Mira, tu poder divino ya fluye en el cuerpo y
mente de este tipo!″

"Oh, hohoho, ya veo yo. Así que el objetivo suyo era este, esa bruja. ¡Esa chica realmente no puede ser
subestimada!"

″ ¡Qué sujeto tan extrañ o! ¿Riendo después de una derrota? ¿Tu cerebro se ha podrido?″

"Tú te avergü enzas a ti mismo, rey divino. Esto es só lo una derrota. Si este nivel de contratiempo no puede ser
aceptado, yo só lo puedo decir que es una cuestió n de magnanimidad. ¡Como la primera y ú ltima derrota mía, se
siente como una buena experiencia! ¡Ciertamente, no habrá una segunda derrota!"

“Hoho, Verethragna-sama realmente, realmente odia el fracaso.”

"Oh, tú eres ― ya veo yo. Tú notaste el nacimiento de un nuevo hijo."

″ ¡Pandora, la mujer que les otorga todo a ellos! ¡Ha aparecido en persona!″

“Ah, rey divino-sama, ha pasado un tiempo. Siempre y cuando los dioses y los humanos estén presentes, yo
apareceré. Porque soy la bruja que dio a luz a todos los desastres y una pizca de esperanza, no hay nada de que
se sorprendan, ¿cierto? …Este niñ o es mi nuevo hijo. Hoho, ¿es doloroso? ¡Sopó rtalo, este dolor es el precio que
te llevará a la má s alta cumbre, acéptalo bien!”
Una voz dulce y cariñ osa se oía cerca del oído de Godou, acariciando suavemente su cabeza.

¿Quién era la dueñ a de esa voz? ¿Erica?

“¡Entonces todos los presentes otorguen su bendició n y su odio a este hijo! ¡El séptimo Campione ― poseedor
del destino del joven rey demonio, por favor otorguen las sagradas palabras de hechizo a este niñ o!”

″ ¡Cá llate, bruja! Tu hijo recién nacido, voy a enterrarlo inmediatamente.″

"Hoho, muy bien. ¡Entonces Kusanagi Godou, yo te doy la bendició n mía a ti, que has renacido como el nuevo
rey asesino de dioses! ¡Tú eres la primera persona que usurpa la mía ― la autoridad del dios de la victoria!
¡Vuélvete má s fuerte que cualquier otra cosa! ¡Hasta el día en que yo luche contra ti de nuevo, toma posesió n de
mi cuerpo invencible!"

La magia de curació n todavía no funcionaba completamente.

Por eso Erica Blandelli só lo podía arrastrar su adolorida pierna derecha hacia las ruinas.
Claramente habría sanado después de unos diez minutos má s, pero ella no podía esperar.

"¡― Godou!"

Al ver la Nuraga sa Bastia, que se había vuelto no má s que escombros por la batalla entre los dioses, encontró a
un cierto joven japonés en un profundo sueñ o.

Erica dejó escapar un suspiro de alivio cuando lo vio sano y salvo.

El dolor intenso de usar el poder divino robado por el Grimorio Secreto de Prometeo, combinado con el
impacto del ataque eléctrico de Verethragna a todo poder, Erica no podía imaginar lo doloroso que fue.

Pero ahora, Kusanagi Godou ―

Envuelto en harapos, su cuerpo entero tenía todo tipo de lesiones, incluyendo moretones, huesos rotos y
quemaduras, sin embargo ―

É l estaba durmiendo pacíficamente.

Ese rostro satisfecho y cansado no tenía ni una sola herida. En cuanto a las otras lesiones, todas ellas se
recuperarían a tiempo… Su vitalidad y recuperació n habían superado ya a las de los seres humanos y se
acercaban a un nivel similar al de los dioses.

"Asesinaste al dios, cierto, Kusanagi Godou… ¡El séptimo Campione ha nacido!"

Las piernas de Erica perdieron fuerza y colapsaron mientras murmuraba para sí con voz temblorosa.

Viendo al Campione dormir ― el rostro del joven que gobernaba sobre la suerte del mundo, y se convertiría un
día en el Rey de los magos y sería adorado, ella dijo:

"Es probable que no lo sepas, ¿no? El ritual secreto para renacer como un Campione, vino del hermano menor
de Prometeo, Epimeteo y su esposa, Pandora, el incidente en que la caja que contiene todos los desastres y una
pizca de esperanza fue abierta."

Vacilando só lo por un momento, Erica levantó la cabeza de Godou.

Normalmente ella nunca haría algo así, pero este era un premio especial, por su propio logro, él era ahora aquel
que ha derrotado a un dios.

"El nombre de Prometeo significa 'el que se adelanta', en otras palabras, el sabio con previsió n. Inversamente,
Epimeteo significa 'el que piensa después', en otras palabras, el tonto que só lo se lamentaba después de actuar
primero."
Erica estaba dejando que sus rodillas actuaran como una almohada sobre la cual yaciera Godou, y también
aprovechó la oportunidad para limpiar con su pañ uelo la sangre, el sudor y la suciedad de su cara.
Erica habló sobre el tema de los dioses.

"Só lo un tonto como tú podría recibir la gracia de Epimeteo. Una persona inteligente nunca lucharía contra un
dios en uno a uno. Debería habértelo explicado hace un momento. Por lo tanto, los Campiones también son
conocidos como los 'hijos ilegítimos de Epimeteo'. En otras palabras, el hijo del tonto, un título muy apropiado,
gran idiota."

Ella debería aprovechar esta oportunidad para regañ arlo tanto como sea posible.

Después de todo, si se convirtiese en un cruel tirano, incluso reprocharle eso sería imposible.

…No, si ese día llegase, ella definitivamente será responsable de oponerse, pues él renació como Rey debido a
ella.

Sin embargo ―

Este era un futuro imposible.

De ahora en adelante, él se enfrentará a una vida de conflictos y dificultades inimaginables.

Incluso si deseara la paz, ya sea el mundo o los magos, o especialmente los dioses, ninguno de ellos lo dejará n
en paz.

"Bien, esto es suficiente, cuando llegue el momento te acompañ aré un rato má s. Soy responsable de que
obtuvieras ese tipo de cuerpo, y estoy un poco preocupada por tus asuntos. Por supuesto, también dependerá
de si tú imploras por mi ayuda con sinceridad o no."

Erica estaba hablando con ella misma.

Por supuesto, ella sabía que Godou no la podía oír, pero a partir de ahora só lo tenía una especie de sentimiento
increíble, y ella no quería permanecer en silencio.

"Así que, Kusanagi Godou, date prisa y despierta. El Caballero de la Gran Cruz de Cobre Negro, la inigualable
Erica Blandelli está esperando tu despertar, ¿oh? No te perdonaré por haberme hecho esperar."

Sin embargo, esta voz era muy suave.

El sueñ o del Rey no puede ser perturbado. Por supuesto que Erica sabía que era inú til hacerlo, pero de alguna
manera tenía una sensació n increíble.

¿Por qué estaba perdiendo el tiempo al hacer estas cosas?

Como sea… Después de todo, no eran má s que un capricho.

En el largo camino de la vida, tener un pequeñ o desvío no debe tener ningú n efecto significativo. Así que
el nacimiento del Rey má s joven, ella continuará observá ndolo durante un rato.

Ese fue el momento en que ella tomó su decisió n.

El agujero triangular en la esquina de las ruinas ― la entrada al templo subterrá neo, Erica miró con los ojos
muy abiertos.

La muralla de piedra erigida por el rey divino de los fenicios había desaparecido.

Por otro lado, apareciendo en el cielo sobre el agujero estaba una masa de nubes negras, rodeada por el
parpadeo de los relámpagos y el viento soplando vó rtices.

"Rey Melqart, ¿ha aparecido?"


″ Hoho, exactamente. El renacimiento de ese mocoso parece haber concluido pacíficamente. Puedo sentir la
presencia del Campione. ¡Su cuerpo irradia la presencia de mi enemigo, el antiguo guerrero!″

La voz del rey divino podía escucharse desde la negra sombra.

"Entonces rey, ¿va a luchar contra el nuevo Campione ahora?"

″ ¡Qué tontas palabras! ¡Yo soy el rey de los dioses, el gran guerrero, el má s fuerte cazador asesino de dragones!
¿¡Có mo podría hacer algo tan despreciable hacia un mocoso recién nacido!?″

Viendo a Erica enfrentar orgullosamente a la sombra negra, la voz de Melqart comenzó a anunciar en voz alta.

″ ¡Pá sale estas palabras a él cuando se despierte! ¡Tu primer enemigo fue el dios de la guerra Verethragna, el
segundo soy yo ― Melqart! Muy pronto recuperaré todo mi poder. Cuando llegue ese momento, tomaré el lugar
de ese dios de la guerra, ¡mis lanzas de furia se dirigirá hacia ti! ¡Pule tu espada y espera mi llegada!″

¡Boom! Mientras una rá faga de viento impetuoso comenzaba a soplar, la sombra negra voló como un rayo.

El Rey Melqart había dejado el lugar.

"Es cierto, seguro que la tienes difícil, ser el blanco de ese salvaje dios."

Erica se encogió de hombros y continuó observando la tranquila cara de Godou durmiendo.

"No hay de otra, te protegeré por un tiempo entonces. Me lo debes, y voy a hacer que me pagues bien. Incluso si
eres un Rey, las deudas tienen que ser cubiertas. ¡Ve prepará ndote, Kusanagi Godou!"

Y así concluye la historia del principio.

La historia del joven que alcanzó el poder debido a su destino de asesinar a un dios, así como su encuentro con
la joven caballero.

Así termina una escena de la saga. Lo que sigue a continuació n, es la historia de todo tipo de conmociones dadas
al mundo por el rey demonio y su caballero.

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