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elecciones 2023 / cancha inclinada / paso a los dosmiluners
paula abal medina: despertar de la larga abulia de todos estos años
La designación de Sergio Massa como candidato oficial del peronismo fue un golpe para buena
parte de la militancia y los votantes que se referencian en el horizonte político abierto por los
gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. Como un resorte para salir de la melancolía surgió la
fórmula Juan Grabois y Paula Abal Medina, que enfrenta el desafío de romper la operación de
disciplinamiento desplegada por algunos sectores de Unión por la Patria, los medios afines y el
círculo rojo. En esta, su primera entrevista, la candidata a vicepresidenta cuenta quién es,
despliega su narrativa política y explica por qué dio el paso al frente.
POR: XIMENA TORDINI - MARIO SANTUCHO
FOTOGRAFÍA: BELÉN GROSSO
04 DE JULIO DE 2023

Cuando la cuenta oficial de Unión por la Patria anunció que ya no era Wado de Pedro el elegido
del kirchnerismo para la candidatura presidencial sino Sergio Massa, renació la campaña de Juan
Grabois (que se había bajado pocas horas antes) para impedir que la derechización del peronismo
transcurriera sin penas ni gloria. Los whatsapp de la militancia ardieron recolectando avales que
debían juntarse en solo veinticuatro horas y que finalmente fueron entregados sobre el filo del
cierre de listas, trasladados en un carro cartonero. Entre las decisiones urgentes que se
concretaron durante aquel desenlace febril, se cuenta la elección de Paula Abal Medina (PAM)
como precandidata a vicepresidenta. Esta es la primera entrevista que Abal Medina concede
luego de aceptar el desafío.

¿Es una candidatura testimonial o hay voluntad de poder?

Si miramos la historia de los últimos años, Juan es un tipo que logra torcer el cauce una y otra
vez. En los 2000, en medio del hambre, construye en la calle, en la puerta de las comisarías, el
punto de partida del movimiento cartonero. ¿Por qué las comisarías? Porque en esos años Macri
decía que los cartoneros se robaban la basura. Desde condiciones de máxima debilidad,
construyen fortaleza y una gran actividad económica. Más acá, cuando en la previa de las
elecciones de 2019 la querían jubilar a Cristina, y jubilarla significaba, básicamente, el avance de
los sectores más conservadores del peronismo, él propone la consigna “Ella le gana” y logra
instalarla. Obviamente, Cristina tiene mucho que ver en eso, pero él leyó muy bien ese momento,
y en esa circunstancia además logra meter candidatos propios: hay una cartonera, Natalia
Zaracho, que está en la Cámara de Diputados. ¿Hace cuánto que no pasaba algo así, que no
veíamos una referente popular en el Congreso? Entonces, logra instalar esta idea de que en los
lugares de decisión y de poder tienen que estar los últimos de la fila. Otro gran hito es la ley de
barrios populares, que empezó durante el macrismo. ¿Quién se hubiera imaginado que era
posible censar la cantidad de asentamientos populares distribuidos por todo el territorio? Ese
censo lo hicieron los compañeros y compañeras del propio movimiento de trabajadores de la
economía popular con sectores de la iglesia, los curas villeros. Yo creo que efectivamente él logra
torcer el lugar hacia donde van las cosas, donde hay status quo, donde hay esa rutina medio
abúlica, de que no se puede cambiar nada que se apoderó de la política. Si vos tenés cuarenta
años de democracia y hay tantos problemas acumulados -con las excepciones de los tres
gobiernos kirchneristas- es porque buena parte de la política sostiene esta idea de que
efectivamente nada va a cambiar, es adaptacionista, o arribista, tiene ese perfil pragmático que
podría expresar la generación de Massa. Para mí, testimonial es otra cosa, es algo que se da en
torno a la conciencia individual.

Hay un evidente operativo de disciplinamiento interno que pretende invisibilizar que en Unión por
la Patria hay PASO. Y con ese intento de aplicarles el cono de silencio circulan varios argumentos
que ponen en primer plano la necesidad de orden, cuestionando una suerte de falta de códigos, y
otros que sostienen que Sergio Massa es el candidato que puede ganar y esa verdad (que no se
sabe muy bien en qué se funda) es suficiente para cancelar el debate. ¿Cómo se contestan esos
argumentos?

Tan pronto ganó Alberto -jugada maestra, fórmula ganadora, se saca en un solo mandato al
macrismo, algo que era impensado- desde el minuto uno, en todos los círculos cercanos a él, se
decía “no se va a poder hacer nada”. Realmente desde el minuto uno, con el triunfo calentito, se
escuchaba “solo podemos apelar a administrar esto sin que estalle”, “hay que negociar con el
Fondo”. Ahí es donde uno se pregunta qué significa la unidad política en este estado de cosas de
la política. ¿Es unificar la abulia, el adaptacionismo, el derrotismo y el arribismo? Esa suma no da
algo bueno. Por eso la discusión del trasvasamiento es central, para ir más allá de ese habitus
político de que las cosas no cambian. Si no, no tiene explicación que la Argentina tenga hoy un 40
por ciento de pobres, un 50 por ciento de los menores de 18 años empobrecidos, que existan los
problemas de precariedad de la vivienda y acceso a la tierra de la magnitud que tenemos. Tiene
que haber un quiebre en ese punto. Y el quiebre es la construcción no de una mayoría política
sino de una mayoría social. Lo que va a crear una oportunidad para la política es que emerja una
gran mayoría social, por su inmensidad, por las grandes banderas. Donde hay semejante caudal
de necesidades sociales, hay derechos que conquistar, punto. Es ese reencuentro con la historia
nuestra, con la historia de pelea del campo popular. Ahí es donde aparece el quiebre
generacional, aparece Grabois, Axel Kicillof, Wado de Pedro. Nos reíamos el otro día porque
decíamos “entrás al cuarto oscuro y ves una boleta con Massa, Kicillof y de Pedro y la otra con
Grabois, Kicillof y de Pedro”, ¿cuál es el elemento disonante ahí?

hijos del 2001

PAM nació en 1975, en un hogar peronista que duró pocos meses. El 24 de marzo de 1976 los
militares entraron a todas las casas de su familia. Tuvieron que huir. El padre, Juan Manuel Abal
Medina, vivió asilado siete años en la embajada de México, hasta 1982 cuando se exilió en ese
país. Su madre, Nilda Garré, vivió semi escondida, sin trabajo, como otros cientos de miles. A
PAM y a su hermano los cuidaron los abuelos maternos.

Cristina dijo que era la hora de los “hijos de la generación diezmada” y parecía que se concretaba
ese trasvasamiento que mencionabas. Pero esa imagen que empezó asociada a Wado de Pedro,
de repente pasó a ser encarnada por Sergio Massa, que podríamos decir representa en términos
ideológicos algo muy distinto, aunque la cronología lo sitúe en la misma generación ya que nació
en 1972.
La pregunta sería qué es una generación. ¿Qué acontecimientos atraviesan la vida de Wado, de
Kicillof, de Grabois y de un montón más? Podría hablar también de Lucila de Ponti, de Mariel
Fernández. ¿Qué acontecimientos históricos nos constituyen? Militancia universitaria contra el
status quo de la UBA, militancia social y comunitaria, quilombera, una organización tan importante
como HIJOS. Vamos a encontrarlos a todos callejeando en el 2001, a Kicillof elaborando el gran
debate económico desde el marxismo y el keynesianismo. “Hijo de la generación diezmada” es
como le gusta definirla a Cristina, como madre podríamos decir. Yo digo que nuestra contraseña
es el 2001, pero también creo que hay algo para decir sobre esta idea. Tengo la suerte de que mis
dos viejos viven, pero tenemos marcas subjetivas que están presentes y nos hermanan. Nosotros
crecimos elaborando el duelo de nuestros amigos que tenían a sus padres desaparecidos, y el
nuestro, el miedo como elemento cotidiano durante muchos años. Eso para mí es indestructible,
efectivamente hay algo de “hijos de la generación diezmada”. Ahora, el modo en que nosotros
hacemos una generación es la salida a la calle en el 2001. El 2001 como catalizador de luchas
previas y como el final de un tiempo, el final de tener que solo cargar con el dolor.

Tanto o más importante que la disputa electoral concreta, es el debate sobre el destino del
peronismo en la etapa que se abre. Parece cada vez más claro que se cierra un ciclo histórico en
nuestro país, que es el que se abrió en 2003 con la aparición del kirchnerismo. Es decir, el
resurgimiento de una profunda crisis económica, social y de representación. ¿Este presente nos
conecta con el 2001?

Para hacer esa comparación hay que analizar tres cuestiones: la política, la social y la económica.
En lo político, algunos leen el giro a la derecha y otros dicen que en realidad lo que hay es un gran
malestar y desencanto social, que se expresa a la derecha porque han surgido discursos muy
seductores y convocantes de ese lado. En este punto, la política produce un nivel de desilusión
bastante parecido al de 2001. En la cuestión social hay dos planos. Un universo enorme de la
población que vive prácticamente sin derechos básicos. El otro plano es el de la organización.
Cuando llegamos al 2001 había un caudal de conflictividad muy impactante y ahora no encuentro
que sea la misma situación. Pero está lo de Jujuy. Es interesante porque cuando hablás sobre los
años noventa con los dirigentes sindicales, te dicen “estábamos desorientados, nada nos
funcionaba”. Los telefónicos iban al conflicto, perdían. Los ferroviarios iban al conflicto, perdían.
Todos los conflictos se perdían y de golpe apareció Cutralcó. Y ahí nos dimos cuenta que eso era
lo que había que hacer”. Es decir que durante los noventa el acontecimiento que abrió las
compuertas del conflicto fue en una provincia, y después vienen Tartagal, Mosconi. Entonces, no
parece haber el caudal de acontecimientos que precedieron el 2001, pero lo de Jujuy hoy me hace
acordar a todo eso. Por eso, la decisión de que Gerardo Morales acompañe a Rodríguez Larreta
dice un montón de cosas. La reforma constitucional de Jujuy no tiene obviamente un capítulo que
diga “Litio”, pero en todos sus capítulos están pensando dispositivos que permitan un modo de
extracción del litio sin conflicto social y vulnerando todos los derechos más elementales de los
pueblos. Ahí hay un desafío para nuestro sector político. Porque no se resuelve solo saliendo a la
calle. Los tipos que están pensando en términos estratégicos y desde posiciones en el poder
concentrado, están viendo una gran ventana de oportunidad para nuestros territorios. Entonces,
un proyecto político para ser efectivo, competitivo y con posibilidades de transformación, tiene que
poder pensar cómo se hace compatible este proceso económico con el desarrollo de la sociedad.
Hay que vertebrar un proyecto donde esa oportunidad económica genere un desarrollo humano
integral, con grandes inversiones en bienes comunes.
En el primer acto de campaña, junto con Massa, Cristina dijo: “la política también es conducir el
desorden, y tratar de ordenar de la mejor manera posible para convertir a la política en un
instrumento de transformación y cambio. Y si todavía no podés transformar, al menos tranquilizar”.
¿Qué pensás de ese argumento?

Hay una reacción social que se expresa en el crecimiento de las candidaturas de derecha, que
tiene que ver con un supuesto hartazgo de los decibeles del kirchnerismo, como un cansancio.
Hay algo, a lo que no llamaría “tranquilizar”, pero sí me parece que sería muy estratégico y muy
importante, que es construir realmente una mayoría, con la jerga, con el lenguaje de los
problemas reales que atraviesan la vida no solo de los sectores más pobres, de los últimos de la
fila, sino de los siguientes, de todo el medio de la sociedad, de la clase media más empobrecida y
de los sectores de clase baja que, como dice Mayra Arena, nunca querrían que les den un
Potenciar Trabajo y quieren vivir de otra manera. Hablo de los trabajadores no registrados, que
ganan un 50 por ciento menos que los registrados, y que como los empleadores no los registran
son una bomba de tiempo para la seguridad social. No decimos nada sobre ese universo tan
enorme que son casi 6 millones de personas que están no-registradas. Tampoco sobre el
deterioro de los territorios, o de que no hay acceso a la vivienda, sobre la penetración del
narcotráfico en los barrios populares. Si articulamos un discurso que asuma transversalmente las
distintas necesidades sociales habría, de hecho, un efecto de mayor tranquilidad. Hay que lograr
construir esa mayoría social a la que me refería, que abarque el conjunto de problemas y
necesidades sociales. La fuerza que da el gran número. Creo que hay algo del mensaje de
Cristina cuando dice “al menos tranquilizar”, no sé si yo lo interpreto bien, pero creo que ella lo
que quiere decir es que hay muchos decibeles y muchos enfrentamientos internos y eso es más
desorden que conflictividad. ¿Cómo el desorden deviene conflictividad social profunda, masiva,
transversal, generadora de nuevas articulaciones? Si “piquete y cacerola” fue la consigna del
2001, ¿cómo se expresaría esa articulación hoy? El 2001, después, produce la condición de
posibilidad del kirchnerismo. ¿El kirchnerismo surge desde arriba? No. ¿Quién podría leerlo así?
Surge desde abajo. Surge de lo que vino antes, la Marcha Federal, el Cutralcazo, General
Mosconi, la Unión de Trabajadores Desocupados (UTD), el movimiento piquetero del conurbano
bonaerense. Néstor y Cristina se pararon sobre esa vitalidad social y generaron procesos de
cambio político. Luego, creo que desde la mitad de la década de 2010 encontramos una caída en
la capacidad de convocar. Hoy estamos en un momento, de nuevo, en el que aparece la
posibilidad de reabrir una politización disruptiva, rebelde y convocante para la juventud.

ahora es cuando

Siempre que habla en público, PAM narra una historia de vida. Ahora, lo hace de nuevo: nos
cuenta de una trabajadora no registrada que labura en un kiosco de Recoleta, que viaja cinco
horas por día para ir y volver desde un barrio de la provincia de Buenos Aires permeado por el
narcotráfico y el miedo; un rato después, recuerda haber recorrido locales de Avenida Santa Fe
acompañando a promotoras recicladoras para convencer a Nike de que les diera los cartones que
sobran. Tiene muchas, recolectadas en una trayectoria de investigación que empezó a fines de los
noventa, cuando entró al Conicet para especializarse en el mundo del trabajo: piquetes, call
centers cuando eran el equivalente a los actuales empleos en las plataformas de envíos a
domicilio, cartoneros en basurales, fabricantes de ladrillos ultraexplotados. Dice: “presencié hasta
dónde puede llegar el abandono de personas en la sociedad del desprecio. Conocí historias de un
deterioro que abarca varias generaciones”. En los últimos años, PAM se sumó al CELS,
organización de la que es vicepresidenta.
¿Cuáles te parecen que son los ejes de una lucha contemporánea por los derechos humanos, que
practique la memoria pero no como una mera circulación de símbolos?

Se acabó la dictadura militar pero no se acabó el padecimiento social que fue el lado b de su
proyecto criminal. Entonces, la pregunta es cómo reconducimos nuestra sensibilidad hacia
sufrimientos que fueron simultáneos a las desapariciones y que durante el transcurso de los años
de la transición y la consolidación democrática no cesaron. Yo investigué el origen del movimiento
de pobladores. Casi en simultáneo con las rondas de las Madres surgieron las rondas de los
barrios que se creaban como consecuencia de otra acción criminal que se puede sintetizar en las
topadoras de Cacciatore. El intento de exterminar el movimiento villero expulsándolo de sus
barrios, la liberalización de alquileres que quebró los hogares de inquilinos, la desocupación
creciendo vertiginosamente por el ataque a la industria nacional. Me parece importante
desempolvar estas memorias. Un día de septiembre de 1981, 20 mil personas corridas por la
dictadura llegaron a terrenos baldíos de Quilmes y Almirante Brown y ocuparon 211 hectáreas.
Transformaron el abandono de tierras en seis barrios, con equipamientos comunes. El cerco
represivo que montaron los milicos fue brutal. Murieron muchos niños porque no dejaban ingresar
agua ni médicos. El 31 de diciembre de ese año, 1981, durante muchas horas una ronda en
asamblea de 230 delegados manzaneros, con una estructura organizativa similar al sindicalismo
fabril, decidió una fórmula para quedarse: “cercar el cerco”, dijeron. Se movilizaron solidaridades
internas y externas de una magnitud conmovedora: la CGT de Quilmes instaló una bomba de
agua de manera clandestina, por la noche. Los vecinos juntaban materiales de construcción y los
pasaban. Las comunidades eclesiales de base, SERPAJ, el colegio de abogados de Quilmes.
Diversas iniciativas unieron figuras de todo el arco político sindical, Ubaldini, Alfonsín, Saadi,
Mignone, Pérez Esquivel, De Gennaro y muchos más que no me voy a acordar ahora. El cerco
represivo fue abierto por este movimiento que quedó un poco a la sombra de las organizaciones
de derechos humanos. El CELS es una organización que tira de este hilo social, para impulsar la
agenda actual de los derechos humanos, recuperando la historia y buscando comprender su
actual dramatismo. Hoy la Argentina atraviesa un retorno al prekirchnerismo, incluso al
preperonismo. Las personas que viven del trabajo están peor: todas. Registradas, no registradas,
asalariadas y cuentapropistas, mujeres, jóvenes y varones. No fue posible ni siquiera detener el
deterioro. A mí me parece que un candidato que no empieza hablando de eso…

en estos días, sentimos el entusiasmo de “nuestros históricos”, recibimos muchos mensajes de


peronistas de pura cepa, de la vieja guardia, que nos transmitieron su alegría por esta iniciativa de
despertar al gigante dormido del peronismo.
Muchxs militantes del peronismo quizás voten a Massa porque así lo indica la conducción, aunque
no estén de acuerdo con su orientación política. ¿Cómo harías para convencerlxs de votarlos a
ustedes?

En estos días, sentimos el entusiasmo de “nuestros históricos”, recibimos muchos mensajes de


peronistas de pura cepa, de la vieja guardia, que nos transmitieron su alegría por esta iniciativa de
despertar al gigante dormido del peronismo. Para mí, y lo expresé como pude tras leer el libro que
escribió mi viejo, hay que volver sobre el coronel Perón, conectar con esa energía desenfrenada y
despampanante. El Perón imparable con la transformación. Justa y Soberana tiene un programa
elaborado con la participación de muchas voces, sobre todo de las y los trabajadores de la
economía popular de todas sus ramas y otros sectores muy importantes de la CGT. Hay un debate
programático que parte de las expresiones organizadas del pueblo. ¿Hace cuánto que la política
no discute un programa? De acá hasta el 13 de agosto es fundamental que se produzca el mayor
despliegue de fuerza y movimiento del que seamos capaces. Queremos construir un voto
influyente: repolitizado, con definición programática y con sentido de responsabilidad histórica. En
la elección general, entonces, ya definido un candidato en nuestro campo político, se va a plasmar
la disyuntiva central del momento histórico que vivimos y vamos a derrotar en las urnas un
proyecto político de derecha que hoy vuelve a convocar imaginarios autoritarios. Pienso en las y
los jóvenes que son la mejor apuesta siempre. Y por supuesto pienso en el feminismo que es un
movimiento transversal, tan rico por su heterogeneidad social como por su fuerza comunitaria,
multiplicándose desde el fondo de los barrios. Y es también un movimiento contagioso porque es
un lugar de lucha con elaboración libre, complicidad y alegría. Las movilizaciones del feminismo
son imperdibles. ¿Por qué? Siempre te vas de ahí más feliz, más colectiva, formando parte de
algo grande.

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