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El pueblo de Anenehuilco ha sufrido durante siglos la usurpación de sus tierras por parte de hacendados abusivos, a pesar de tener documentos que acreditan su propiedad. A lo largo de 200 años intentaron recuperarlas por medios legales sin éxito. Finalmente en 1910, el joven Emiliano Zapata toma la decisión de ocupar las tierras por la fuerza, distribuyéndolas entre los campesinos y obligando al presidente Díaz a devolverlas.
Descripción original:
Fragmento del texto
Título original
Anenehuilco "Lugar donde el agua se arremolina"
El pueblo de Anenehuilco ha sufrido durante siglos la usurpación de sus tierras por parte de hacendados abusivos, a pesar de tener documentos que acreditan su propiedad. A lo largo de 200 años intentaron recuperarlas por medios legales sin éxito. Finalmente en 1910, el joven Emiliano Zapata toma la decisión de ocupar las tierras por la fuerza, distribuyéndolas entre los campesinos y obligando al presidente Díaz a devolverlas.
El pueblo de Anenehuilco ha sufrido durante siglos la usurpación de sus tierras por parte de hacendados abusivos, a pesar de tener documentos que acreditan su propiedad. A lo largo de 200 años intentaron recuperarlas por medios legales sin éxito. Finalmente en 1910, el joven Emiliano Zapata toma la decisión de ocupar las tierras por la fuerza, distribuyéndolas entre los campesinos y obligando al presidente Díaz a devolverlas.
Anenehuilco, "lugar donde el agua se arremolina", según su traducción del Nahuatl, es
un pequeño pueblo que desde antes de la conquista, ya sufre agravios de parte de personajes abusivos que dejan al pueblo sin sustento por la evidente ambicion de tierras, lamentablemente este pueblo no tuvo suerte, pues desde 1607 el Virrey Luis de Velasco le concede merced de tierras, pero se les quita de nuevo para la construcción de la Haciendo el Hospital. Durante mucho tiempo el pueblo debió atenerse a que nadie les reconocía dicha propiedad, y las generaciones fueron pasando ante la escases de recursos y sin posibilidades de progreso, 200 años después de que se les quitaran las tierras, en 1746 el pueblo ya se componía de 20 familias que se pasan el tiempo defendiéndose del acoso que reciben de tres haciendas al pelearse los territorios que en realidad eran del pueblo: Haciendas de Cuahuixtla, del Hospital y Mapaztlán, pero sin éxito, para finales de siglo Anenehuilco creció considerablemente, pues ya se encontraban 92 familias y contando con un gobernador, entre los que se encuentra una familia apellidada “Zapata”; En 1808 el pueblo arrendaba las haciendas del Hospital, ya que las de ellos no eran suficientes, y los dueños de la hacienda el Mapaztlán, hacen una terrible declaración en un carta, en ella describen al pueblo como encajoso, ya que aseguran que las tierras del pueblo son bastantes y sus recursos no solo son suficientes, si no que abundantes en comparación con otros pueblos que cuentan con el doble o triple de familias habitantes, por lo que estos recursos son demasiados para estos indios, y aseguran que la población verdadera no rebasa a las 30 familias, además hacen entender que el permitir que el pueblo use o tome dichas tierras solo acarrearan problemas para la cosecha y por lo mismo a la Hacienda y hasta a ellos mismos, incluso menciona que las tierras que actualmente goza el pueblo en realidad fueron otorgadas por la Hacienda el hospital durante la erección del pueblo. Ante esta situación, el pueblo sigue quejándose por la vía legal, explican que quieren ver resultados de estas quejas, y que si ellos no resultaran ser los dueños, lo aceptarían sin quejarse, pero el problema es que en realidad no les resolvían ni positiva ni negativamente. Otro siglo mas pasaría para que el pueblo no abandona su lucha y volviera a solicitar su documentación al Archivo General, y reinicia su pleito, en 1864 por fin parece que algo saldrá bien pues el pueblo solicita la devolución de sus tierras a Maximiliano, quien ha quedado maravillado con el paisaje y la india bonita de Cuernavaca, y quien escucha con paciencia las quejas de los indios, y por fin vuelve a conceder Merced al pueblo de Anenehuilco, pero como si esto se tratara de una maldición y para la desgracia del pueblo, el imperio de Maximiliano se disuelve sin poder terminar este trámite, pero no todo está perdido, llega a su gobierno, José Zapata, él escribe una carta al presidente Porfirio Díaz, en 1874, donde describe a los azucareros como una enfermedad maligna, que ha destruido y posesiona de tierras que en realidad le pertenecen al pueblo, no descansaremos hasta obtener lo que nos pertenece” escribe Zapata, sin embargo no sucede absolutamente nada, Pasan dos años y Porfirio recibe una nueva carta con un tono más enérgico, le recuerdan que siguen esperando aquella ayuda que el prometió, y que en realidad ellos no merecen ser olvidados, lamentablemente esta carta tuvo le mismo resultado que las demás, nada paso, solo una vaga respuesta como siempre, y donde también les comenta que lamenta la muerte de su gobernado Zapata. En 1878, el hacendado de Cuahuixtla Manuel Mendoza Cortina arremete contra el pueblo de una manera mucho peor que las anteriores, y secuestra las aguas que abastecen al pueblo, por su parte uno de los mandatario del pueblo Manuel Mancilla, intenta negociar con este hacendado, pero lo hace de manera secreta, por lo que al enterarse el pueblo, este lo degüella y arroja su cuerpo en el cerro de los Pedernales, cerca del camino a Hospital, fuera del pueblo ya que se le considera un traidor. A partir de este año, diferentes enemigos del pueblo realizan actos negativos contra el pueblo, unos secuestran sus animales, mientras que otros mandan destruir sus barrios, y otros ocupan sin temor alguno sus tierras de pasto para su beneficio. Por enésima vez Anenhuilco busca por la vía legal la resolución a todos estos agravios, ya que se encuentran en una situación muy precaria. Para esto encuentran ayuda en un abogado Francisco SerraIde, quien después de analizar los títulos, opina que "los títulos amparan plenamente las 600 varas de terreno que se concedieron a los naturales de Anenecuilco por decreto y por ley" con esto buscan la apelación delante del gobernador, pero nada se resuelve. En 1909 el pueblo se encuentra desesperado ya que los hacendados los han despojado de todo, y ya ni siquiera los dejan arrendar las tierras que en realidad son de ellos, es entonces cuando llega a la presidencia del pueblo un joven llamado Emiliano Zapata, quien estudia la situación y los documentos, y busca ayuda con un famoso licenciado y un escritor sin obtener esta ayuda que tanto necesita Anenehuilco. En 1910 la última esperanza una carta nuevamente a Porfirio Díaz, el pueblo desesperado suplica por lo menos poder sembrar en aquellas tierras que aunque no se les cedan, sirvan para producir, ya que ni siquiera de esta forma ya se les permite usarlas, por fin Díaz responde que quiere una lista de las personas agravadas, y aunque el ´pueblo la envía inmediatamente, aun la solución no se vislumbra, por lo que el joven Zapata toma la decisión de tomar las cosas con sus propios medios, ocupa las tierras, derriba derrócales y reparte tierras ante los ojos del jefe político de Cuautla, José A. Vivanco quien no se atreve a tocarlo… Poco tiempo después el presidente Díaz ordena a la sucesión del hacendado Alonso devolverlas tierras a Anenecuilco, por fin Tres siglos después de su expedición, la merced del virrey Luis de Velasco comienza su curso y el pueblo de Anenehuilco tiene una esperanza real.