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ACERCA DE LA PROPUESTA PARA LA CONMEMORACIÓN DEL

BICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA NACIONAL


(Municipio de Agua de Dios, Cundinamarca)

Respuesta a las preguntas del documento enviado por el ICANH

(1 y2). El significado del Bicentenario y la construcción del Estado nación y


el impacto de esta época en su territorio y en sus pobladores.

La conmemoración del Bicentenario de la Independencia de nuestro país


constituye una ocasión muy especial para el municipio de Agua de Dios,
Cundinamarca, puesto que representa la oportunidad de reflexionar sobre la
historia de nuestro municipio, la cual es totalmente diferente a la del resto de los
municipios de Colombia y presenta características especiales que merecen una
atención especial por parte del Estado.

Esta historia refleja el período de transición entre una larga época de dolor y
sufrimiento originada por el mal trato que el Estado proporcionó a sus habitantes y
el período de logro de la libertad, el reconocimiento como municipio y el camino de
integración con la región, el Departamento y la nación que aún está en proceso de
conformarse totalmente pero que se funde ineludiblemente con el propósito
nacional de lograr la paz.

Afirma el historiador Roberto Velandia que nuestra nación se formó de la unión


política de las ciudades-provincia que constituían el Virreinato. El primer colegio
electoral de 1811 se constituyó con delegados de las parroquias en que estaba
dividida la ciudad de Santafé, de las ciudades de Tocaima, Ibagué y La Palma. Allí
se encarnó la denominada República de Cundinamarca.

La historia de Agua de Dios comienza en 1870, en una época en la cual el país


había adoptado el federalismo como sistema de gobierno, mediante la creación
de Estados federales soberanos bajo la Constitución de 1863, situación que
duraría hasta 1885, cuando una de las tantas guerras civiles transformaría la
forma de gobierno a centralista, mediante la Constitución de 1886.

En esa época, el territorio donde nació Agua de Dios se denominaba Estado


soberano de Cundinamarca y las circunstancias, en resumen, fueron las
siguientes:

Residían en la antigua ciudad de Tocaima, unos 60 o 70 enfermos de Hansen


(lepra), que habían sido atraídos allí por la fama curativa de sus aguas termales.
Cuenta el historiador Antonio Gutiérrez Pérez que estos enfermos eran protegidos
y ayudados por el señor José Antonio Umaña, comisionado por el gobierno para
entregar limosnas semanales a los más necesitados. Pero un día corrió el rumor
malintencionado de que más de un centenar de enfermos llegaría a la población.
La ignorancia, los prejuicios y el temor al contagio, hicieron que gran cantidad de
habitantes se reuniera y en ataque feroz y desproporcionado, utilizando materias
fecales y otras inmundicias que arrojaban por puertas y ventanas de las casas de
los enfermos, los expulsaran de este territorio. Estos huyeron hacia la población
de La Mesa, pero al llegar a Apulo, fueron devueltos acompañados por la fuerza
pública, que les brindó protección por algún tiempo.

Sin embargo, en noviembre, las hostilidades arreciaron, los enfermos fueron


sacados violentamente de sus casas y arrojados, con gran peligro de sus vidas, al
río Bogotá, el cual cruzaron en canoas, quedando en el más completo desamparo.
La desesperación llegó a tal extremo que un sacerdote, también enfermo, de
apellido Ruiz, maldijo a Tocaima con el anuncio de que sufriría 7 incendios
devastadores, predicción que, según la tradición, se cumplió durante los años
siguientes.

Penosamente, acosados por el hambre y la sed, los enfermos recorrieron el


camino que atravesaba el bosque tropical, en dirección a unos terrenos
denominados Agua de Dios e Ibáñez, situados en las estribaciones de lo que por
esa época se llamaba la cordillera de Agua de Dios y hoy se conoce como la
serranía de Piringallo. Algunos enfermos murieron a la vera del camino, pero
otros continuaron hasta llegar a un sitio donde el bosque se hizo más espeso y
húmedo y con sorpresa encontraron que de la tierra brotaban varias fuentes de
agua, tanto termales como potables. El lugar se llamaba Los Chorros, pero uno de
los enfermos, al calmar su sed en uno de los afloramientos, exclamó: Esta sí es
agua de Dios. Frase que, según algunos, le dio el nombre a la naciente población.
Sin embargo, la historia desvirtúa esta afirmación por cuanto está demostrado que
Agua de Dios se llamaba así desde mucho antes.

Relata el historiador Velandia que, desde hacía seis años, por Ley C del 6 de
septiembre de 1864, el Estado de Cundinamarca había pensado en la creación de
un lazareto, para lo cual compró los terrenos de Agua de Dios. La compra se hizo
durante la presidencia de Cundinamarca de Daniel Aldana, al Dr. Manuel Murillo
Toro, por la suma de 8.500 pesos. Es curioso que, a pesar de ese hecho, los
enfermos nunca pensaron en venir a este lugar, ni la autoridad dictó medida alguna
en este sentido y el traslado sólo lo hicieron obligados por las circunstancias. En
noviembre de 1870, dada la situación de hecho que produjo la expulsión de los
enfermos, el gobierno, entonces presidido por Cornelio Manrique, expidió la Ley C
del 10 de noviembre de 1870, por la cual se destinaron definitivamente las tierras
denominadas Agua de Dios, Ibáñez y parte de la vega de Malachí para establecer el
lazareto bajo la dirección de la Junta General de Beneficencia del Estado.

Poco después, el lazareto de Cundinamarca se convirtió en Lazareto Nacional y


se conformó desde entonces por enfermos y familias procedentes de todos los
rincones del país. Funcionó como lazareto hasta 1961, cuando fue convertido en
municipio.
Aspectos para resaltar:

- La ignorancia, los prejuicios, la falta de conocimientos científicos y de


tratamientos adecuados, estigmatizaban gravemente a los enfermos de
Hansen o lepra y a sus familiares. En efecto, se creía que la enfermedad era
muy contagiosa, hereditaria, incurable y fruto de un castigo de Dios. Por eso el
Estado optó por secuestrar a los enfermos, separarlos de sus familiares,
quemarles sus casas, despojarlos de sus derechos ciudadanos y encerrarlos
en sitios vigilados por la policía, con monedas y medidas de desinfección
especiales en lugares denominados lazaretos.

Hoy en día, Agua de Dios es un municipio cundinamarqués situado a 23


kilómetros de Girardot y 120 de Bogotá, que, a primera vista, aparece como un
municipio común y corriente, de clima cálido, 12 mil habitantes - la mayoría
jóvenes- con numerosos centros educativos y una moderada vida comercial y
preponderante vida cultural.

Pero lo que no conoce la mayoría de la gente es que este municipio reúne en


sus orígenes históricos los fenotipos de todos los rincones de Colombia, cuyos
antepasados llegaron allí obligados por la fuerza.

Aproximarse a la historia de Agua de Dios es conocer una parte de la epopeya


de los oprimidos del mundo, personas que luego de sufrir la más injusta
discriminación por parte de la sociedad y de los gobiernos nunca cejaron en su
lucha, y a través de su palabra, de su pensamiento y, a veces, haciendo uso de
la fuerza, se hicieron escuchar por lo menos hasta el punto de recobrar su
dignidad humana.

Para ellos, la construcción del Estado colombiano sólo representó injusticias y


persecuciones: antes de Hitler, Colombia inventó para ellos los campos de
concentración. Antes de Marx, los habitantes tuvieron que soportar el
totalitarismo, porque todos los bienes eran del Estado.

La ciencia médica, pobre en investigaciones científicas, lo único que logró en la


época del lazareto fue segregar más y discriminar a los habitantes enfermos.

Sólo fue a mediados del siglo pasado cuando los conceptos comenzaron a
cambiar. Se descubrieron tratamientos para curar la lepra, y entonces las cercas
de alambre, los retenes, las instalaciones especiales para desinfectar la
correspondencia y las personas, las monedas de circulación interna, los puestos
de policía y tantas otras medidas restrictivas comenzaron a desaparecer.

Por fin se volvió a escuchar el aliento libertario de Don Antonio Nariño y su


traducción de los derechos del hombre, recuperándose también la voz de los
pacientes. Vientos de reconocimiento y de justicia para con este pueblo dolorido
comenzaron a soplar. Esta recuperación de los derechos se dio también como
fruto de la lucha incansable de los enfermos y de quienes apoyaban su causa por
recuperar su libertad. Lucha que les llevó muchos años y en la cual utilizaron los
únicos principios de los derechos humanos que podían hacer valer: el derecho
de resistencia a la opresión y el derecho a la igualdad.

Y así Colombia hizo la paz con Agua de Dios y poco a poco se llevó a cabo
un proceso de integración de este pueblo con la comunidad nacional, que
lamentablemente aún está incompleto.

3. De las personas o colectividades que participaron:

Al acoger en su seno, así fuera por la fuerza, a personas procedentes de


todos los rincones del país, y una pequeña porción de extranjeros
(franceses, ingleses, italianos, alemanes y aún de Turquía, lo mismo que
brasileños, venezolanos y ecuatorianos), Agua de Dios se convirtió desde
el principio en un lugar multiétnico y multicultural.

A su desarrollo, contribuyeron y lucharon hombro a hombro con sus


habitantes, los padres salesianos, las comunidades religiosas de la
Presentación y de las Hijas de los Sagrados Corazones. Algunos líderes
políticos y fundaciones extranjeras también contribuyeron para que Agua
de Dios dejara de ser lazareto y se convirtiera en un municipio común y
corriente, lo cual ocurrió a partir de la expedición de la Ley 168 de 1961 que
creó el municipio.

En la actualidad Agua de Dios, luego de sus luchas colectivas por la


libertad es un municipio fundamentalmente en paz.

4. Lugares de alto valor simbólico:

A través del tiempo, Agua de Dios se ha venido constituyendo en un


referente histórico de la enfermedad de Hansen en nuestro país, por lo cual
se han declarado como patrimonio histórico nacional numerosas
edificaciones y cuenta con 17 capillas e iglesias y siete museos de
diferentes temáticas.

Por eso Agua de Dios, a pesar de ser un municipio pequeño, culturalmente


es grande, y además puede ofrecer varias clases de turismo: el turismo
religioso, dada la influencia de la iglesia católica en su desarrollo y a contar
con un beato como es el P. Luis Variara y el museo que lleva su nombre. El
turismo antropológico al tener en una de sus veredas los petroglifos dejados
por los Panches y un pequeño museo arqueològico. Turismo cultural con
sus museos del músico Luis A. Calvo y Agua de Dios Vive, con sus lugares
de patrimonio histórico y con las obras realizadas por sus artesanos,
pintores, poetas, escritores y realizadores audiovisuales. Turismo deportivo
con sus escuelas de patinaje, fútbol y jiu-jitsu. Turismo médico con su
Museo de la Lepra. Y el turismo normal de recreación.
Pero para desarrollar esos aspectos necesita de un apoyo firme del
Estado, que sirva también como compensación por tantos años de
maltrato y discriminación.

5. Existe acervo documental al respecto?

Sí. Hay numerosos relatos, libros, investigación y material audiovisual.

6. En estos 200 años cómo se ha construido un discurso de Estado nación,


cuáles son los hitos, los personajes o lugares importantes en el territorio y
por qué:

Como se vio por lo tratado anteriormente, gran parte de la historia de Agua


de Dios fue más bien una lucha contra la persecución y la discriminación
por parte del Estado. Hoy en día, a pesar de que se ha avanzado mucho y
se sabe que la enfermedad es curable, que no es hereditaria, y que los
enfermos forman una parte muy minoritaria de la población, el Estado está
en deuda con los habitantes de Agua de Dios por cuanto aún se siente
el peso del estigma y la discriminación social lo cual influye negativamente
en el desarrollo social y económico de la población.

7. Agua de Dios debe apostarle a una mayor integración social, política y


económica con el Departamento y con el país, a través de las siguientes

PROPUESTAS:

Colaboración estatal para la implementación de propuestas y programas de


formación cultural y artística con el objetivo final de que Agua de Dios se
convierta en un municipio con una amplia oferta turística / cultural que también
brinde igualdad a la participación de personas en situación de discapacidad.

Financiamiento de proyectos de formación en diversos campos culturales y


artísticos mediante la formación de instructores y fortalecimiento de áreas
como danza, teatro, circo, música, artes plásticas, artes audiovisuales,
comunicación con énfasis en lo cultural.

Fortalecimiento de sectores como el audiovisual, la radio y la televisión


comunitarias y medios digitales que incluyan procesos de memoria,
recuperación histórica y transmisión de saberes.

Fortalecimiento para la realización de proyectos que fomenten, divulguen y


promocionen las manifestaciones culturales de nuestro municipio en toda la
región, el Departamento y el país.
Mantenimiento adecuado para los lugares declarados como patrimonio
histórico.

Procesos de acompañamiento para los sectores mencionados.

Fuentes históricas:
-Monografía de Agua de Dios. Efraín Oyaga y Gloria Alcira Rey.
(www.aguadedios.galeon.com).
-Apuntamientos para la historia de Agua de Dios. Antonio Gutiérrez Pérez.
Imprenta Nacional, 1925.
-Historia documentada de Agua de Dios. Dr. Roberto Velandia. Academia de
Historia. Biblioteca de autores cundinamarqueses, Bogotá, 2002.

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