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DERECHO COMERCIAL

LEY DE DEFENSA DE LA COMPETENCIA

Ley 27442

Disposiciones.

El Senado y Cámara de Diputados de la Nación Argentina reunidos en Congreso, etc. sancionan con fuerza de

Ley:

Ley de Defensa de la Competencia

Capítulo I

De los acuerdos y prácticas prohibidas

Artículo 1°- Están prohibidos los acuerdos entre competidores, las concentraciones económicas, los actos o
conductas, de cualquier forma manifestados, relacionados con la producción e intercambio de bienes o servicios,
que tengan por objeto o efecto limitar, restringir, falsear o distorsionar la competencia o el acceso al mercado o que
constituyan abuso de una posición dominante en un mercado, de modo que pueda resultar perjuicio para el interés
económico general. Se les aplicarán las sanciones establecidas en la presente ley a quienes realicen dichos actos o
incurran en dichas conductas, sin perjuicio de otras responsabilidades que pudieren corresponder como
consecuencia de los mismos.

Queda comprendida en este artículo, en tanto se den los supuestos del párrafo anterior, la obtención de ventajas
competitivas significativas mediante la infracción de otras normas.
Art. 2°- Constituyen prácticas absolutamente restrictivas de la competencia y se presume que producen perjuicio al
interés económico general, los acuerdos entre dos o más competidores, consistentes en contratos, convenios o
arreglos cuyo objeto o efecto fuere:

a) Concertar en forma directa o indirecta el precio de venta o compra de bienes o servicios al que se ofrecen
odemanden en el mercado;

b) Establecer obligaciones de (i) producir, procesar, distribuir, comprar o comercializar sólo una cantidad
restringidao limitada de bienes, y/o (ii) prestar un número, volumen o frecuencia restringido o limitado de
servicios;

c) Repartir, dividir, distribuir, asignar o imponer en forma horizontal zonas, porciones o segmentos de
mercados,clientes o fuentes de aprovisionamiento;

d) Establecer, concertar o coordinar posturas o la abstención en licitaciones, concursos o subastas.

Estos acuerdos serán nulos de pleno derecho y, en consecuencia, no producirán efecto jurídico alguno.

Art. 3°- Constituyen prácticas restrictivas de la competencia, las siguientes conductas, entre otras, en la medida que
configuren las hipótesis del artículo 1° de la presente ley:

a) Fijar en forma directa o indirecta el precio de venta, o compra de bienes o servicios al que se ofrecen o
demanden en el mercado, así como intercambiar información con el mismo objeto o efecto;

b) Fijar, imponer o practicar, directa o indirectamente, de cualquier forma, condiciones para (i) producir,
procesar,distribuir, comprar o comercializar sólo una cantidad restringida o limitada de bienes, y/o (ii) prestar un
número, volumen o frecuencia restringido o limitado de servicios;

c) Concertar la limitación o control del desarrollo técnico o las inversiones destinadas a la producción o
comercialización de bienes y servicios;

d) Impedir, dificultar u obstaculizar a terceras personas la entrada o permanencia en un mercado o excluirlas


deéste;

e) Afectar mercados de bienes o servicios, mediante acuerdos para limitar o controlar la investigación y el
desarrollo tecnológico, la producción de bienes o prestación de servicios, o para dificultar inversiones destinadas a la
producción de bienes o servicios o su distribución;

f) Subordinar la venta de un bien a la adquisición de otro o a la utilización de un servicio, o subordinar la


prestación de un servicio a la utilización de otro o a la adquisición de un bien;

g) Sujetar la compra o venta a la condición de no usar, adquirir, vender o abastecer bienes o servicios
producidos,procesados, distribuidos o comercializados por un tercero;

h) Imponer condiciones discriminatorias para la adquisición o enajenación de bienes o servicios sin razones
fundadas en los usos y costumbres comerciales;

i) Negarse injustificadamente a satisfacer pedidos concretos, para la compra o venta de bienes o servicios,
efectuados en las condiciones vigentes en el mercado de que se trate;

j) Suspender la provisión de un servicio monopólico dominante en el mercado a un prestatario de servicios


públicoso de interés público;

k) Enajenar bienes o prestar servicios a precios inferiores a su costo, sin razones fundadas en los usos y
costumbres comerciales con la finalidad de desplazar la competencia en el mercado o de producir daños en la
imagen o en el patrimonio o en el valor de las marcas de sus proveedores de bienes o servicios;

l) La participación simultánea de una persona humana en cargos ejecutivos relevantes o de director en dos o
másempresas competidoras entre sí.
Art. 4°- Quedan sometidas a las disposiciones de esta ley todas las personas humanas o jurídicas de carácter público
o privado, con o sin fines de lucro que realicen actividades económicas en todo o en parte del territorio nacional, y
las que realicen actividades económicas fuera del país, en la medida en que sus actos, actividades o acuerdos puedan
producir efectos en el mercado nacional.

A los efectos de esta ley, para determinar la verdadera naturaleza de los actos o conductas y acuerdos, se atenderá a
las situaciones y relaciones económicas que efectivamente se realicen, persigan o establezcan.

Capítulo II

De la posición dominante

Art. 5°- A los efectos de esta ley se entiende que una o más personas goza de posición dominante cuando para un
determinado tipo de producto o servicio es la única oferente o demandante dentro del mercado nacional o en una o
varias partes del mundo o, cuando sin ser única, no está expuesta a una competencia sustancial o, cuando por el
grado de integración vertical u horizontal está en condiciones de determinar la viabilidad económica de un
competidor participante en el mercado, en perjuicio de éstos.

Art. 6°- A fin de establecer la existencia de posición dominante en un mercado, deberán considerarse las siguientes
circunstancias:

a) El grado en que el bien o servicio de que se trate es sustituible por otros, ya sea de origen nacional
comoextranjero; las condiciones de tal sustitución y el tiempo requerido para la misma;

b) El grado en que las restricciones normativas limiten el acceso de productos u oferentes o demandantes al
mercado de que se trate;

c) El grado en que el presunto responsable pueda influir unilateralmente en la formación de precios o restringir
elabastecimiento o demanda en el mercado y el grado en que sus competidores puedan contrarrestar dicho poder.

Capítulo III

De las concentraciones

Art. 7°- A los efectos de esta ley se entiende por concentración económica la toma de control de una o varias
empresas, a través de la realización de los siguientes actos:

a) La fusión entre empresas;

b) La transferencia de fondos de comercio;

c) La adquisición de la propiedad o cualquier derecho sobre acciones o participaciones de capital o títulos de


deudaque den cualquier tipo de derecho a ser convertidos en acciones o participaciones de capital o a tener
cualquier tipo de influencia en las decisiones de la persona que los emita cuando tal adquisición otorgue al
adquirente el control de, o la influencia sustancial sobre sí misma;

d) Cualquier otro acuerdo o acto que transfiera en forma fáctica o jurídica a una persona o grupo económico
losactivos de una empresa o le otorgue influencia determinante en la adopción de decisiones de administración
ordinaria o extraordinaria de una empresa;

e) Cualquiera de los actos del inciso c) del presente, que implique la adquisición de influencia sustancial en
laestrategia competitiva de una empresa.

Art. 8°- Se prohíben las concentraciones económicas cuyo objeto o efecto sea o pueda ser restringir o distorsionar la
competencia, de modo que pueda resultar un perjuicio para el interés económico general.

Art. 9°- Los actos indicados en el artículo 7° de la presente ley, cuando la suma del volumen de negocio total del
conjunto de empresas afectadas supere en el país la suma equivalente a cien millones (100.000.000) de unidades
móviles, deberán ser notificados para su examen previamente a la fecha del perfeccionamiento del acto o de la
materialización de la toma de control, el que acaeciere primero, ante la Autoridad Nacional de la Competencia. Los
actos solo producirán efectos entre las partes o en relación a terceros una vez cumplidas las previsiones de los
artículos 14 y 15 de la presente ley, según corresponda.

A los efectos de la determinación del volumen de negocio prevista en el párrafo precedente, el Tribunal de Defensa
de la Competencia informará anualmente el monto en moneda de curso legal que se aplicará durante el
correspondiente año. A tal fin, el Tribunal de Defensa de la Competencia considerará el valor de la unidad móvil
vigente al último día hábil del año anterior.

Los actos de concentración económica que se concluyan en incumplimiento a lo dispuesto en este artículo, así como
el perfeccionamiento de la toma de control sin la previa aprobación del Tribunal de Defensa de la Competencia,
serán sancionados por dicho tribunal como una infracción, en los términos del artículo 55, inciso d) de la presente
ley, sin perjuicio de la obligación de revertir los mismos y remover todos sus efectos en el caso en que se determine
que se encuentra alcanzado por la prohibición del artículo 8° de la presente ley.

A los efectos de la presente ley se entiende por volumen de negocios total los importes resultantes de la venta de
productos, de la prestación de servicios realizados, y los subsidios directos percibidos por las empresas afectadas
durante el último ejercicio que correspondan a sus actividades ordinarias, previa deducción de los descuentos sobre
ventas, así como del impuesto sobre el valor agregado y de otros impuestos directamente relacionados con el
volumen de negocios.

Las empresas afectadas a efectos del cálculo del volumen de negocios serán las siguientes:

a) La empresa objeto de cambio de control;

b) Las empresas en las que dicha empresa en cuestión disponga, directa o indirectamente:

1. De más de la mitad del capital o del capital circulante.

2. Del poder de ejercer más de la mitad de los derechos de voto.

3. Del poder de designar más de la mitad de los miembros del consejo de vigilancia o de administración o de
losórganos que representen legalmente a la empresa, o 4. Del derecho a dirigir las actividades de la empresa.

c) Las empresas que toman el control de la empresa en cuestión, objeto de cambio de control y prevista en
elinciso a);

d) Aquellas empresas en las que la empresa que toma el control de la empresa en cuestión, objeto del inciso
c)anterior, disponga de los derechos o facultades enumerados en el inciso b);

e) Aquellas empresas en las que una empresa de las contempladas en el inciso d) anterior disponga de los
derechos o facultades enumerados en el inciso b);

f) Las empresas en las que varias empresas de las contempladas en los incisos d) y e) dispongan
conjuntamentede los derechos o facultades enumerados en el inciso b).

Art. 10.- El Tribunal de Defensa de la Competencia dispondrá el procedimiento por el cual podrá emitir una opinión
consultiva, a solicitud de parte, que determinará si un acto encuadra en la obligación de notificar dispuesta bajo este
capítulo de la ley. Dicha petición será voluntaria y la decisión que tome el Tribunal de Defensa de la Competencia
será inapelable.

El Tribunal de Defensa de la Competencia dispondrá el procedimiento por el cual determinará de oficio o ante
denuncia si un acto que no fue notificado encuadra en la obligación de notificar dispuesta bajo este capítulo de la
ley.
El Tribunal de Defensa de la Competencia establecerá un procedimiento sumario para las concentraciones
económicas que a su criterio pudieren tener menor probabilidad de estar alcanzadas por la prohibición del artículo
8° de la presente ley.

Art. 11.- Se encuentran exentas de la notificación obligatoria prevista en el artículo 9° de la presente ley, las
siguientes operaciones:

a) Las adquisiciones de empresas de las cuales el comprador ya poseía más del cincuenta por ciento (50%) de
lasacciones, siempre que ello no implique un cambio en la naturaleza del control;

b) Las adquisiciones de bonos, debentures, acciones sin derecho a voto o títulos de deuda de empresas;

c) Las adquisiciones de una única empresa por parte de una única empresa extranjera que no posea
previamenteactivos (excluyendo aquellos con fines residenciales) o acciones de otras empresas en la Argentina y
cuyas exportaciones hacia la Argentina no hubieran sido significativas, habituales y frecuentes durante los últimos
treinta y seis meses;

d) Adquisiciones de empresas que no hayan registrado actividad en el país en el último año, salvo que las actividades
principales de la empresa objeto y de la empresa adquirente fueran coincidentes;

e) Las operaciones de concentración económica previstas en el artículo 7° que requieren notificación de acuerdo alo
previsto en el artículo 9°, cuando el monto de la operación y el valor de los activos situados en la República
Argentina que se absorban, adquieran, transfieran o se controlen no superen, cada uno de ellos, respectivamente,
la suma equivalente a veinte millones (20.000.000) de unidades móviles, salvo que en el plazo de doce (12) meses
anteriores se hubieran efectuado operaciones que en conjunto superen dicho importe, o el de la suma
equivalente a sesenta millones (60.000.000) de unidades móviles en los últimos treinta y seis (36) meses, siempre
que en ambos casos se trate del mismo mercado. A los efectos de la determinación de los montos indicados
precedentemente, el Tribunal de Defensa de la Competencia informará anualmente dichos montos en moneda de
curso legal que se aplicará durante el correspondiente año. A tal fin, el Tribunal de Defensa de la Competencia
considerará el valor de la unidad móvil vigente al último día hábil del año anterior.

Art. 12.- El Tribunal de Defensa de la Competencia fijará con carácter general la información y antecedentes que las
personas deberán proveer a la Autoridad Nacional de la Competencia para notificar un acto de concentración y los
plazos en que dicha información y antecedentes deben ser provistos.

Art. 13.- La reglamentación establecerá la forma y contenido adicional de la notificación de los proyectos de
concentración económica y operaciones de control de empresas de modo que se garantice el carácter confidencial
de las mismas.

Dicha reglamentación deberá prever un procedimiento para que cada acto de concentración económica notificado a
la Autoridad Nacional de la Competencia tome estado público y cualquier interesado pueda formular las
manifestaciones y oposiciones que considere procedentes. De mediar oposiciones, las mismas deberán ser
notificadas a las partes notificantes. La Autoridad Nacional de la Competencia no estará obligada a expedirse sobre
tales presentaciones.

Art. 14.- En todos los casos sometidos a la notificación prevista en este capítulo y dentro de los cuarenta y cinco (45)
días de presentada la información y antecedentes de modo completo y correcto, la autoridad, por resolución
fundada, deberá decidir:

a) Autorizar la operación;

b) Subordinar el acto al cumplimiento de las condiciones que la misma autoridad establezca;c) Denegar la

autorización.
En los casos en que el Tribunal de Defensa de la Competencia considere que la operación notificada tiene la
potencialidad de restringir o distorsionar la competencia, de modo que pueda resultar perjuicio para el interés
económico general, previo a tomar una decisión comunicará a las partes sus objeciones mediante un informe
fundado y las convocará a una audiencia especial para considerar posibles medidas que mitiguen el efecto negativo
sobre la competencia. Dicho informe deberá ser simultáneamente puesto a disposición del público.

En los casos indicados en el párrafo precedente, el plazo de resolución del Tribunal de Defensa de la Competencia
podrá extenderse por hasta ciento veinte (120) días adicionales para la emisión de la resolución, mediante dictamen
fundado. Dicho plazo podrá suspenderse hasta tanto las partes respondan a las objeciones presentadas por el
Tribunal de Defensa de la Competencia.

El Tribunal de Defensa de la Competencia podrá tener por no notificado el acto de concentración en cuestión, de
considerar que no cuenta con la información y antecedentes –generales o adicionales- presentados de modo
completo y correcto. No obstante, ante la falta de dicha información en los plazos procesales que correspondan, el
Tribunal de Defensa de la Competencia podrá resolver con la información que pueda por sí misma obtener en
ejercicio de las facultades que le reserva esta ley.

La dilación excesiva e injustificada en el requerimiento de información será considerada una falta grave por parte de
los funcionarios responsables.

Art. 15.- Transcurrido el plazo previsto en el artículo 14 de la presente ley sin mediar resolución al respecto, la
operación se tendrá por autorizada tácitamente. La autorización tácita producirá en todos los casos los mismos
efectos legales que la autorización expresa. La reglamentación de la presente ley establecerá un mecanismo a través
del cual se certifique el cumplimiento del plazo que diera lugar a la referida aprobación tácita.

Art. 16.- Las concentraciones que hayan sido notificadas y autorizadas no podrán ser impugnadas posteriormente en
sede administrativa en base a información y documentación verificada por el Tribunal de Defensa de la
Competencia, salvo cuando dicha resolución se hubiera obtenido en base a información falsa o incompleta
proporcionada por el solicitante, en cuyo caso se las tendrá por no notificadas, sin perjuicio de las demás sanciones
que pudieren corresponder.

Art. 17.- Cuando la concentración económica involucre servicios que estuvieren sometidos a regulación económica
del Estado Nacional a través de un ente regulador, la Autoridad Nacional de la Competencia requerirá al ente
regulador respectivo una opinión fundada sobre la propuesta de concentración económica en la que indique: (i) el
eventual impacto sobre la competencia en el mercado respectivo o (ii) sobre el cumplimiento del marco regulatorio
respectivo. La opinión se requerirá dentro de los tres (3) días de efectuada la notificación de la concentración, aun
cuando fuere incompleta, pero se conocieran los elementos esenciales de la operación. El requerimiento no
suspenderá el plazo del artículo 14 de la presente ley. El ente regulador respectivo deberá pronunciarse en el
término máximo de quince (15) días, transcurrido dicho plazo se entenderá que el mismo no objeta operación.

Dicho pronunciamiento no será vinculante para la Autoridad Nacional de la Competencia.

Capítulo IV

Autoridad de aplicación

Art. 18.- Créase la Autoridad Nacional de la Competencia como organismo descentralizado y autárquico en el ámbito
del Poder Ejecutivo nacional con el fin de aplicar y controlar el cumplimiento de esta ley.

La Autoridad Nacional de la Competencia tendrá plena capacidad jurídica para actuar en los ámbitos del derecho
público y privado y su patrimonio estará constituido por los bienes que se le transfieran y los que adquiera en el
futuro por cualquier título.

Tendrá su sede en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires pero podrá actuar, constituirse y sesionar en cualquier lugar
del territorio nacional mediante delegados que la misma designe. Los delegados instructores podrán ser funcionarios
nacionales, provinciales o municipales.
Dentro de la Autoridad Nacional de la Competencia, funcionarán el Tribunal de Defensa de la Competencia, la
Secretaría de Instrucción de Conductas Anticompetitivas y la Secretaría de Concentraciones Económicas.

A los efectos de la presente ley, son miembros de la Autoridad Nacional de la Competencia (i) el presidente y los
vocales del Tribunal de Defensa de la Competencia, (ii) el Secretario Instructor de Conductas Anticompetitivas, quien
será el titular de la Secretaría de Instrucción de Conductas y (iii) el Secretario de Concentraciones Económicas, quien
será el titular de la Secretaría de Concentraciones Económicas.

El Presidente del Tribunal de Defensa de la Competencia ejercerá la presidencia, la representación legal y la función
administrativa de la Autoridad Nacional de la Competencia, pudiendo efectuar contrataciones de personal para la
realización de trabajos específicos o extraordinarios que no puedan ser realizados por su planta permanente, fijando
las condiciones de trabajo y su retribución. Las disposiciones de la ley de contrato de trabajo regirán la relación con
el personal de la planta permanente.

Art. 19.- Los miembros de la Autoridad Nacional de la Competencia deberán reunir los siguientes requisitos:

a) Contar con suficientes antecedentes e idoneidad en materia de defensa de la competencia y gozar de


reconocidasolvencia moral, todos ellos con más de cinco (5) años en el ejercicio de la profesión;

b) Tener dedicación exclusiva durante su mandato, con excepción de la actividad docente y serán alcanzados
porlas incompatibilidades y obligaciones fijadas por la ley 25.188 de Ética Pública;

c) No podrán desempeñarse o ser asociados de estudios profesionales que intervengan en el ámbito de la


defensade la competencia mientras dure su mandato;

d) Excusarse por las causas previstas en los incisos 1), 2), 3), 4), 5), 7), 8), 9) y 10) del artículo 17 del
CódigoProcesal Civil y Comercial de la Nación y en los casos en los que tengan o hayan tenido en los últimos tres (3)
años una participación económica o relación de dependencia laboral en alguna de las personas jurídicas sobre las
que deba resolver.

Art. 20.- Previo concurso público de antecedentes y oposición, el Poder Ejecutivo nacional designará a los miembros
de la Autoridad Nacional de la Competencia, los cuales deberán reunir los criterios de idoneidad técnica en la
materia y demás requisitos exigidos bajo el artículo 19 de la presente ley.

El Poder Ejecutivo nacional podrá realizar designaciones en comisión durante el tiempo que insuma la sustanciación
y resolución de las eventuales oposiciones que pudieren recibir los candidatos que hubieren participado del
concurso público de antecedentes.

El concurso público será ante un jurado integrado por el Procurador del Tesoro de la Nación, el Ministro de
Producción de la Nación, un representante de la Academia Nacional del Derecho y un representante de la Asociación
Argentina de Economía política. En caso de empate, el Ministro de Producción de la Nación tendrá doble voto.

El jurado preseleccionará en forma de ternas para cada uno de los puestos de los miembros de la Autoridad Nacional
de la Competencia a ser cubiertos y los remitirá al Poder Ejecutivo nacional.

Los candidatos deberán presentar una declaración jurada con los bienes propios, los del cónyuge y/o de los
convivientes, los que integren el patrimonio de la sociedad conyugal y demás previsiones del artículo 6° de la ley
25.188 de Ética en el Ejercicio de la Función Pública y su reglamentación; además deberán adjuntar otra declaración
en la que incluirán la nómina de las asociaciones civiles y sociedades comerciales que integren, o hayan integrado en
los últimos cinco (5) años, la nómina de clientes o contratistas de los últimos cinco (5) años en el marco de lo
permitido por las normas de ética profesional vigentes, los estudios de abogado, contables o de asesoramiento a los
que pertenecieron según corresponda, y en general cualquier tipo de compromiso que pueda afectar la
imparcialidad de su criterio por actividades propias, de su cónyuge, de sus ascendientes y descendientes en primer
grado, con la finalidad de permitir la evaluación objetiva de la existencia de incompatibilidades o conflictos de
intereses.
La Oficina Anticorrupción deberá realizar un informe previo a la designación de los candidatos acerca de los
conflictos de intereses actuales o potenciales que puedan surgir en virtud de la declaración mencionada en el
párrafo anterior.

Art. 21.- Producida la preselección, el Poder Ejecutivo nacional dará a conocer el nombre, apellido y los antecedentes
curriculares de cada una de las personas seleccionadas en el Boletín Oficial y en dos (2) diarios de circulación
nacional, durante tres (3) días y comunicará su decisión al Honorable Senado de la Nación.

Art. 22.- Los ciudadanos, las organizaciones no gubernamentales, los colegios y asociaciones profesionales y de
defensa de consumidores y usuarios, las entidades académicas y de derechos humanos, podrán en el plazo de quince
(15) días a contar desde la publicación del resultado del concurso oficial, presentar ante el Ministerio de Producción
de la Nación y ante la presidencia del Honorable Senado de la Nación, por escrito y de modo fundado y
documentado, las observaciones que consideren de interés expresar respecto de los incluidos en el proceso de
preselección.

Art. 23.- La designación de los miembros de la Autoridad Nacional de la Competencia requerirá acuerdo del
Honorable Senado de la Nación. El Poder Ejecutivo nacional podrá realizar nombramientos en comisión durante el
tiempo que insuma el otorgamiento del acuerdo.

Art. 24.- Cada miembro de la Autoridad Nacional de la Competencia durará en el ejercicio de sus funciones cinco (5)
años. Conforme la reglamentación, la renovación de los miembros se hará escalonada y parcialmente y podrán ser
reelegidos por única vez por los procedimientos establecidos en el artículo 23 de la presente ley.

Cualquiera de los miembros de la Autoridad Nacional de la Competencia podrá ser removido de su cargo por el
Poder Ejecutivo nacional cuando mediaren las causales previstas bajo la presente ley, debiendo contar para ello con
el previo dictamen no vinculante de una comisión ad hoc integrada por los presidentes de las comisiones de Defensa
del Consumidor, del Usuario y de la Competencia de la Honorable Cámara de Diputados y de Industria y Comercio
del Honorable Senado de la Nación, y por los presidentes de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación y del
Honorable Senado de la Nación. En caso de empate dentro de esta comisión ad hoc, desempatará el voto del
presidente de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación.

Art. 25.- Cualquiera de los miembros de la Autoridad Nacional de la Competencia cesará de pleno derecho en sus
funciones de mediar alguna de las siguientes circunstancias:

a) Renuncia;

b) Vencimiento del mandato;

c) Fallecimiento;

d) Ser removidos en los términos del artículo 26.

Producida la vacancia, el Poder Ejecutivo nacional deberá dar inicio al procedimiento del artículo 20 de la presente
ley en un plazo no mayor a treinta (30) días. Con salvedad del caso contemplado en el inciso b) del presente artículo,
el reemplazo durará en su cargo hasta completar el mandato del reemplazado.

Art. 26.- Son causas de remoción de cualquiera de los miembros de la Autoridad Nacional de la Competencia: a)

Mal desempeño en sus funciones;

b) Negligencia reiterada que dilate la substanciación de los procesos;

c) Incapacidad sobreviniente;

d) Condena por delito doloso;

e) Violaciones de las normas sobre incompatibilidad;


f) No excusarse en los presupuestos previstos en el artículo 19 inciso d) de la presente ley.

Art. 27.- Será suspendido preventivamente y en forma inmediata en el ejercicio de sus funciones aquel miembro de
la Autoridad Nacional de la Competencia sobre el que recaiga auto de procesamiento firme por delito doloso. Dicha
suspensión se mantendrá hasta tanto se resuelva su situación procesal.

Art. 28.- El Tribunal de Defensa de la Competencia estará integrado por cinco (5) miembros, de los cuales dos (2) por
lo menos serán abogados y otros dos (2) con título de grado o superior en ciencias económicas.

Son funciones y facultades del Tribunal de Defensa de la Competencia:

a) Imponer las sanciones establecidas en la presente ley, así como también otorgar el beneficio de exención
y/oreducción de dichas sanciones, de conformidad con el capítulo VIII de la presente ley;

b) Resolver conforme lo dispuesto en el artículo 14 de la presente ley;

c) Resolver sobre las imputaciones que pudieren corresponder como conclusión del sumario, y las acciones
señaladas en el artículo 41 de la presente ley;

d) Admitir o denegar la prueba ofrecida por las partes en el momento procesal oportuno;

e) Declarar concluido el período de prueba en los términos del artículo 43 de la presente ley y disponer los
autospara alegar;

f) Realizar los estudios e investigaciones de mercado que considere pertinentes. Para ello podrá requerir a
losparticulares y autoridades nacionales, provinciales o municipales, y a las asociaciones de defensa de los
consumidores y de los usuarios, la documentación y colaboración que juzgue necesarias;

g) Promover el estudio y la investigación en materia de competencia;

h) Cuando lo considere pertinente, emitir opinión en materia de libre competencia respecto de leyes,
reglamentos,circulares y actos administrativos, sin que tales opiniones tengan efecto vinculante;

i) Emitir recomendaciones pro-competitivas de carácter general o sectorial respecto a las modalidades de la


competencia en los mercados;

j) Actuar con las dependencias competentes en la negociación de tratados, acuerdos o convenios internacionales
enmateria de regulación de políticas de competencia y libre concurrencia;

k) Elaborar su reglamento interno;

l) Promover e instar acciones ante la Justicia, para lo cual designará representante legal a tal efecto;

m) Suspender los plazos procesales de la presente ley por resolución fundada;

n) Suscribir convenios con organismos provinciales, municipales o con la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para
lahabilitación de oficinas receptoras de denuncias en dichas jurisdicciones;

o) Propiciar soluciones consensuadas entre las partes;

p) Suscribir convenios con asociaciones de usuarios y consumidores para la promoción de la participación de


lasasociaciones de la comunidad en la defensa de la competencia y la transparencia de los mercados;

q) Formular anualmente el proyecto de presupuesto para la Autoridad Nacional de la Competencia y elevarlo al


Poder Ejecutivo nacional;

r) Desarrollar cualquier otro acto que fuera necesario para la prosecución e instrucción de las actuaciones,
incluyendo la convocatoria de audiencias públicas conforme a los artículos 47, 48, 49 y 50 de la presente ley y dar
intervención a terceros como parte coadyuvante en los procedimientos;
s) Crear, administrar y actualizar el Registro Nacional de Defensa de la Competencia, en el que deberán
inscribirselas operaciones de concentración económica previstas en el capítulo III y las resoluciones definitivas
dictadas. El
Registro será público;

t) Las demás que les confiera esta y otras leyes.

Art. 29.- El Tribunal de Defensa de la Competencia, de conformidad con lo que establezca la reglamentación, podrá
por decisión fundada expedir permisos para la realización de contratos, convenios o arreglos que contemplen
conductas incluidas en el artículo 2° de la presente , que a la sana discreción del Tribunal no constituyan perjuicio
para el interés económico general.

Art. 30.- La Secretaría de Instrucción de Conductas Anticompetitivas es el área de la Autoridad Nacional de la


Competencia con competencia y autonomía técnica y de gestión para recibir y tramitar los expedientes en los que
cursa la etapa de investigación de las infracciones a la presente ley.

Será su titular y representante el Secretario Instructor de Conductas Anticompetitivas y contará con la estructura
orgánica, personal y recursos necesarios para el cumplimiento de su objeto.

Son funciones y facultades de la Secretaría de Instrucción de Conductas Anticompetitivas:

a) Recibir las denuncias y conferir el traslado previsto en el artículo 38 de la presente ley y resolver sobre la eventual
procedencia de la instrucción del sumario previsto en el artículo 39 de la presente ley. En el caso de la iniciación
de denuncias de oficio por parte del Tribunal, proveer al mismo toda la asistencia que solicite a tal fin;

b) Citar y celebrar audiencias y/o careos con los presuntos responsables, denunciantes, damnificados, testigos
yperitos, recibirles declaración y ordenar careos, para lo cual podrá solicitar el auxilio de la fuerza pública;

c) Realizar las pericias necesarias sobre libros, documentos y demás elementos conducentes en la
investigación,controlar existencias, comprobar orígenes y costos de materias primas u otros bienes;

d) Proponer al Tribunal de Defensa de la Competencia las imputaciones que pudieren corresponder como
conclusióndel sumario, y las acciones señaladas en el artículo 41 de la presente ley;

e) Acceder a los lugares objeto de inspección con el consentimiento de los ocupantes o mediante orden judicial,
laque será solicitada ante el juez competente, quien deberá resolver en el plazo de un (1) día;

f) Solicitar al juez competente las medidas cautelares que estime pertinentes, las que deberán ser resueltas en
elplazo de un (1) día;

g) Producir la prueba necesaria para llevar adelante las actuaciones;

h) Proponer al Tribunal de Defensa de la Competencia las sanciones previstas en el capítulo VII de la ley;

i) Opinar sobre planteos y/o recursos que interpongan las partes o terceros contra actos dictados por el Tribunal
enrelación a conductas anticompetitivas;

j) Desarrollar cualquier otro acto que fuera necesario para la prosecución e instrucción de denuncias o
investigaciones de mercado y aquellas tareas que le encomiende el Tribunal.

Art. 31.- La Secretaría de Concentraciones Económicas es el área de la Autoridad Nacional de la Competencia con
competencia y autonomía técnica y de gestión para recibir y tramitar los expedientes en los que cursan las
notificaciones de concentraciones económicas, diligencias preliminares y opiniones consultivas establecidas bajo el
capítulo III de la presente ley.

Será su titular y representante el Secretario de Concentraciones Económicas y contará con la estructura orgánica,
personal y recursos necesarios para el cumplimiento de su objeto.

Son funciones y facultades de la Secretaría de Concentraciones Económicas:


a) Recibir, tramitar e instruir las solicitudes de opiniones consultivas previstas en el segundo párrafo del artículo
10de la presente ley y opinar sobre la eventual procedencia de las notificaciones de operaciones de
concentraciones económicas, conforme las disposiciones del artículo 9° de la presente ley;

b) Recibir, tramitar e instruir las notificaciones de concentraciones económicas previstas en el artículo 9° de


lapresente ley y autorizar, de corresponder, aquellas notificaciones que hayan calificado para el procedimiento
sumario previsto en el cuarto párrafo del artículo 10 de la presente ley.

c) Iniciar de oficio o recibir, tramitar e instruir, conforme lo dispuesto bajo el tercer párrafo del artículo 10 de
lapresente ley, las denuncias por la existencia de una operación de concentración económica que no hubiera sido
notificada y deba serlo conforme la normativa aplicable, y opinar sobre la eventual procedencia de la notificación
prevista en el artículo 9° de la presente ley;

d) Opinar sobre la eventual aprobación, subordinación o rechazo de la operación notificada, conforme al artículo 14

de la presente ley;

e) Opinar sobre planteos y/o recursos que interpongan las partes o terceros contra actos dictados por el Tribunalen
relación a concentraciones económicas;

f) Desarrollar cualquier otro acto que fuera necesario para la prosecución e instrucción de las actuaciones, sea en
elmarco del proceso de notificación de operaciones de concentración económica del artículo 9° de la presente
ley, de las opiniones consultivas del artículo 10 o de las investigaciones de diligencias preliminares del artículo 10
de la presente ley.

Art. 32.- El Secretario Instructor de Conductas Anticompetitivas y el Secretario de Concentraciones Económicas


podrán:

a) Recibir, agregar, proveer, contestar y despachar oficios, escritos, o cualquier otra documentación presentada
porlas partes o por terceros;

b) Efectuar pedidos de información y documentación a las partes o a terceros, observar o solicitar


informaciónadicional, suspendiendo los plazos cuando corresponda;

c) Dictar y notificar todo tipo de providencias simples;

d) Conceder o denegar vistas de los expedientes en trámite, y resolver de oficio o a pedido de parte la
confidencialidad de documentación;

e) Ordenar y realizar las pericias necesarias sobre libros, documentos y demás elementos conducentes de la
investigación, controlar existencias, comprobar orígenes y costos de materias primas u otros bienes;

f) Propiciar soluciones consensuadas entre las partes;

g) Requerir al Tribunal la reserva de las actuaciones, según corresponda al Secretario Instructor de


ConductasAnticompetitivas o al Secretario de Concentraciones Económicas por la naturaleza propia del
procedimiento en cuestión.

Capítulo V

Del presupuesto

Art. 33.- El Tribunal de Defensa de la Competencia formulará anualmente el proyecto de presupuesto para la
Autoridad Nacional de la Competencia para su posterior elevación al Poder Ejecutivo nacional. El Poder Ejecutivo
nacional incorporará dicho presupuesto en el proyecto de ley del Presupuesto de la Administración Pública Nacional.

La Autoridad Nacional de la Competencia administrará su presupuesto de manera autónoma, de acuerdo a la


autarquía que le asigna la presente ley.
Los interesados que, bajo el capítulo III de la presente ley, inicien actuaciones ante la Autoridad Nacional de la
Competencia, deberán abonar un arancel que no podrá ser inferior a las cinco mil (5.000) ni superar las veinte mil
(20.000) Unidades Móviles establecidas en el artículo 85 de la presente ley.

El arancel será establecido por el Poder Ejecutivo a propuesta de la Autoridad Nacional de la Competencia. Su
producido será destinado a sufragar los gastos ordinarios de la Autoridad Nacional de la Competencia.

Capítulo VI

Del procedimiento

Art. 34.- El procedimiento se iniciará de oficio o por denuncia realizada por cualquier persona humana o jurídica,
pública o privada.

Los procedimientos de la presente ley serán públicos para las partes y sus defensores, que lo podrán examinar desde
su inicio. El expediente será siempre secreto para los extraños.

La autoridad dispondrá los mecanismos para que todos los trámites, presentaciones y etapas del procedimiento se
realicen por medios electrónicos.

El Tribunal, de oficio o a pedido del Secretario Instructor de Conductas Anticompetitivas, podrá ordenar la reserva de
las actuaciones mediante resolución fundada, siempre que la publicidad ponga en peligro el descubrimiento de la
verdad. Dicha reserva podrá decretarse hasta el traslado previsto en el artículo 38 de la presente ley. Con
posterioridad a ello, excepcionalmente el Tribunal podrá ordenar la reserva de las actuaciones, la cual no podrá
durar más de treinta (30) días, a menos que la gravedad del hecho o la dificultad de la investigación exijan que
aquélla sea prolongada hasta por igual periodo.

Art. 35.- Una vez presentada la denuncia se citará a ratificar o rectificar la misma al denunciante, y adecuarla
conforme las disposiciones de la presente ley, bajo apercibimiento, en caso de incomparecencia, de proceder al
archivo de las actuaciones.

Luego de recibida la denuncia, o iniciadas las actuaciones de oficio, la autoridad de aplicación podrá realizar las
medidas procesales previas que estime corresponder para decidir la procedencia del traslado previsto en el artículo
38 de la presente ley, siendo las actuaciones de carácter reservado.

Los apoderados deberán presentar poder especial, o general administrativo, en original o copia certificada.

Art. 36.- Todos los plazos de esta ley se contarán por días hábiles administrativos.

Art. 37.- La denuncia deberá contener:

a) El nombre y domicilio del presentante;

b) El objeto de la denuncia, diciéndola con exactitud;

c) Los hechos considerados, explicados claramente;

d) El derecho en que se funde expuesto sucintamente;

e) El ofrecimiento de los medios de prueba considerados conducentes para el análisis de la denuncia.

Art. 38.- Si el Secretario Instructor de Conductas Anticompetitivas estimare, según su sana discreción, que la
denuncia es pertinente, correrá traslado por quince (15) días al presunto responsable para que dé las explicaciones
que estime conducentes. En caso de que el procedimiento se iniciare de oficio se correrá traslado de la relación de
los hechos y la fundamentación que lo motivaron.

Se correrá traslado por el mismo plazo de la prueba ofrecida.


Art. 39.- Contestada la vista, o vencido su plazo, el Secretario Instructor de Conductas Anticompetitivas resolverá
sobre la procedencia de la instrucción del sumario.

En esta etapa procesal, el Secretario Instructor de Conductas Anticompetitivas podrá llevar adelante las medidas
procesales que considere pertinentes, teniendo en cuenta lo siguiente:

a) En todos los pedidos de informes, oficios y demás, se otorgará un plazo de diez (10) días para su contestación;

b) En el caso de las audiencias testimoniales, los testigos podrán asistir a las mismas con letrado
patrocinante.Asimismo, las partes denunciantes y denunciadas podrán asistir con sus apoderados, los cuales
deberán estar debidamente presentados en el expediente;

c) Las auditorías o pericias serán llevadas a cabo por personal idóneo designado por el Tribunal.

Art. 40.- Si el Tribunal de Defensa de la Competencia, previa opinión del Secretario Instructor de Conductas
Anticompetitivas, considera satisfactorias las explicaciones, o si concluida la instrucción no hubiere mérito suficiente
para la prosecución del procedimiento, se dispondrá su archivo.

Art. 41.- Concluida la instrucción del sumario o vencido el plazo de ciento ochenta (180) días para ello, el Tribunal de
Defensa de la Competencia, previa opinión del Secretario Instructor de Conductas Anticompetitivas, resolverá sobre
la notificación a los presuntos responsables para que en un plazo de veinte (20) días efectúen su descargo y ofrezcan
la prueba que consideren pertinente.

Art. 42.- El Tribunal de Defensa de la Competencia resolverá sobre la procedencia de la prueba, considerando y
otorgando aquella que fuere pertinente, conforme al objeto analizado, y rechazando aquella que resultare
sobreabundante o improcedente. Se fijará un plazo para la realización de la prueba otorgada. Las decisiones del
Tribunal de Defensa de la Competencia en materia de prueba son irrecurribles. Sin embargo, podrá plantearse
recurso de reconsideración de las medidas de prueba dispuestas con relación a su pertinencia, admisibilidad,
idoneidad y conducencia.

El recurso de reposición procederá contra las resoluciones dictadas sin sustanciación, con el fin de que quien la
hubiere dictado proceda a revocarla por contrario imperio. Este recurso se interpondrá, dentro del tercer día, por
escrito que lo fundamente, debiendo ser resuelto por auto, previa vista al interesado. La resolución que recaiga hará
ejecutoria, a menos que el recurso hubiera sido deducido junto con el de apelación en subsidio, y éste sea
procedente. Este recurso tendrá efecto suspensivo sólo cuando la resolución recurrida fuere apelable con ese efecto.

Art. 43.- Concluido el período de prueba de noventa (90) días prorrogable por igual período, las partes y el Secretario
Instructor de Conductas Anticompetitivas podrán alegar en el plazo de seis (6) días sobre el mérito de la misma. El
Tribunal de Defensa de la Competencia dictará resolución en un plazo máximo de sesenta (60) días.

Art. 44.- En cualquier estado del procedimiento, el Tribunal de Defensa de la Competencia podrá imponer el
cumplimiento de condiciones que establezca u ordenar el cese o la abstención de las conductas previstas en los
capítulos I y II, a los fines de evitar que se produzca un daño, o disminuir su magnitud, su continuación o
agravamiento. Cuando se pudiere causar una grave lesión al régimen de competencia podrá ordenar las medidas que
según las circunstancias fueren más aptas para prevenir dicha lesión, y en su caso la remoción de sus efectos. Contra
esta resolución podrá interponerse recurso de apelación con efecto devolutivo, en la forma y términos previstos en
los artículos 66 y 67 de la presente ley. En igual sentido podrá disponer de oficio o a pedido de parte la suspensión,
modificación o revocación de las medidas dispuestas en virtud de circunstancias sobrevinientes o que no pudieron
ser conocidas al momento de su adopción.

Art. 45.- Hasta el dictado de la resolución del artículo 43 el presunto responsable podrá comprometerse al cese
inmediato o gradual de los hechos investigados o a la modificación de aspectos relacionados con ello.

El compromiso estará sujeto a la aprobación del Tribunal de Defensa de la Competencia a los efectos de producir la
suspensión del procedimiento.
Transcurridos tres (3) años del cumplimiento del compromiso del presente artículo, sin reincidencia, se archivarán
las actuaciones.

Art. 46.- El Tribunal de Defensa de la Competencia podrá de oficio o a instancia de parte dentro de los tres (3) días de
la notificación y sin substanciación, aclarar conceptos oscuros o suplir cualquier omisión que contengan sus
resoluciones.

Art. 47.- El Tribunal de Defensa de la Competencia decidirá la convocatoria a audiencia pública cuando lo considere
oportuno para la marcha de las investigaciones.

Art. 48.- La decisión del Tribunal de Defensa de la Competencia respecto de la realización de la audiencia deberá
contener, según corresponda:

a) Identificación de la investigación en curso;

b) Carácter de la audiencia;

c) Objetivo;

d) Fecha, hora y lugar de realización;

e) Requisitos para la asistencia y participación.

Art. 49.- Las audiencias deberán ser convocadas con una antelación mínima de veinte (20) días y notificadas a las
partes acreditadas en el expediente en un plazo no inferior a quince (15) días.

Art. 50.- La convocatoria a audiencia pública deberá ser publicada en el Boletín Oficial y en dos (2) diarios de
circulación nacional con una antelación mínima de diez (10) días. Dicha publicación deberá contener al menos, la
información prevista en el artículo 48 de la presente ley.

Art. 51.- El Tribunal de Defensa de la Competencia podrá dar intervención como parte coadyuvante en los
procedimientos que se substancien ante el mismo, a los afectados de los hechos investigados, a las asociaciones de
consumidores y asociaciones empresarias reconocidas legalmente, a las autoridades públicas, provincias y a toda
otra persona que pueda tener un interés legítimo en los hechos investigados.

Art. 52.- El Tribunal de Defensa de la Competencia podrá requerir dictámenes no vinculantes sobre los hechos
investigados a personas humanas o jurídicas de carácter público o privado de reconocida versación.

Art. 53.- Las resoluciones que establecen sanciones del Tribunal de Defensa de la Competencia, una vez notificadas a
los interesados y firmes, se publicarán en el Boletín Oficial y cuando aquél lo estime conveniente en los diarios de
mayor circulación del país a costa del sancionado.

Art. 54.- Quien incurriera en una falsa denuncia será pasible de las sanciones previstas en el artículo 55 inciso b) de la
presente ley. A los efectos de esta ley se entiende por falsa denuncia a aquella realizada con datos o documentos
falsos conocidos como tales por el denunciante, con el propósito de causar daño a la competencia, sin perjuicio de
las demás acciones civiles y penales que correspondieren.

Capítulo VII

De las sanciones

Art. 55.- Las personas humanas o jurídicas que no cumplan con las disposiciones de esta ley, serán pasibles de las
siguientes sanciones:

a) El cese de los actos o conductas previstas en los capítulos I y II y, en su caso, la remoción de sus efectos;

b) Aquellos que realicen los actos prohibidos en los capítulos I y II y en el artículo 8° del capítulo III, serán
sancionados con una multa de (i) hasta el treinta por ciento (30%) del volumen de negocios asociado a los
productos o servicios involucrados en el acto ilícito cometido, durante el último ejercicio económico, multiplicado
por el número de años de duración de dicho acto, monto que no podrá exceder el treinta por ciento (30%) del
volumen de negocios consolidado a nivel nacional registrado por el grupo económico al que pertenezcan los
infractores, durante el último ejercicio económico o (ii) hasta el doble del beneficio económico reportado por el
acto ilícito cometido. En caso de poder calcularse la multa según los dos criterios establecidos en los puntos (i) y
(ii), se aplicará la multa de mayor valor. En caso de no poder determinarse la multa según los criterios
establecidos en los puntos (i) y (ii), la multa podrá ser de hasta una suma equivalente a doscientos millones
(200.000.000) de unidades móviles. A los fines del punto (i) la fracción mayor a seis (6) meses de duración de la
conducta se considerará como un (1) año completo a los efectos del multiplicador de la multa. Los montos de las
multas se duplicarán, para aquellos infractores que durante los últimos diez (10) años hubieran sido condenados
previamente por infracciones anticompetitivas;

c) Sin perjuicio de otras sanciones que pudieren corresponder, cuando se verifiquen actos que constituyan abuso
deposición dominante o cuando se constate que se ha adquirido o consolidado una posición monopólica u
oligopólica en violación de las disposiciones de esta ley, la Autoridad podrá imponer el cumplimiento de
condiciones que apunten a neutralizar los aspectos distorsivos sobre la competencia o solicitar al juez
competente que las empresas infractoras sean disueltas, liquidadas, desconcentradas o divididas;

d) Los que no cumplan con lo dispuesto en los artículos 9°, 44, 45 y 55 inciso a) serán pasibles de una multa poruna
suma diaria de hasta un cero coma uno por ciento (0,1%) del volumen de negocios consolidado a nivel nacional
registrado por el grupo económico al que pertenezcan los infractores, durante el último ejercicio económico. En
caso de no poder aplicarse el criterio precedente, la multa podrá ser de hasta una suma equivalente a setecientos
cincuenta mil (750.000) unidades móviles diarios. Los días serán computados desde el vencimiento de la
obligación de notificar los proyectos de concentración económica, desde que se perfecciona la toma de control
sin la previa aprobación de la Autoridad Nacional de la Competencia o desde el momento en que se incumple el
compromiso o la orden de cese o abstención, según corresponda;

e) El Tribunal de Defensa de la Competencia podrá incluir la suspensión del Registro Nacional de Proveedores
delEstado a los responsables por hasta cinco (5) años. En los casos previstos en el artículo 2°, inciso d) de la
presente ley, la exclusión podrá ser de hasta ocho (8) años.

Ello sin perjuicio de las demás sanciones que pudieren corresponder.

Art. 56.- El Tribunal de Defensa de la Competencia graduará las multas en base a: la gravedad de la infracción; el
daño causado a todas las personas afectadas por la actividad prohibida; el beneficio obtenido por todas las personas
involucradas en la actividad prohibida; el efecto disuasivo; el valor de los activos involucrados al momento en que se
cometió la violación; la intencionalidad, la duración, la participación del infractor en el mercado; el tamaño del
mercado afectado; la duración de la práctica o concentración y los antecedentes del responsable, así como su
capacidad económica. La colaboración con el Tribunal de Defensa de la Competencia y/o con el Secretario Instructor
de Conductas Anticompetitivas en el conocimiento o en la investigación de la conducta podrá ser considerada un
atenuante en la graduación de la sanción.

Art. 57.- Las personas jurídicas son imputables por las conductas realizadas por las personas humanas que hubiesen
actuado en nombre, con la ayuda o en beneficio de la persona jurídica, y aun cuando el acto que hubiese servido de
fundamento a la representación sea ineficaz.

Art. 58.- Cuando las infracciones previstas en esta ley fueren cometidas por una persona jurídica, la multa también se
aplicará solidariamente a los directores, gerentes, administradores, síndicos o miembros del Consejo de Vigilancia,
mandatarios o representantes legales de dicha persona jurídica que por su acción o por la omisión culpable de sus
deberes de control, supervisión o vigilancia hubiesen contribuido, alentado o permitido la comisión de la infracción.

En tal caso, se podrá imponer sanción complementaria de inhabilitación para ejercer el comercio de uno (1) a diez
(10) años a la persona jurídica y a las personas enumeradas en el párrafo anterior.
La solidaridad de la responsabilidad podrá alcanzar a las personas controlantes cuando por su acción o por la omisión
de sus deberes de control, supervisión o vigilancia hubiesen contribuido, alentado o permitido la comisión de la
infracción.

Art. 59.- Los que obstruyan o dificulten cualquier investigación o no cumplan los requerimientos del Tribunal de
Defensa de la Competencia y/o del Secretario Instructor de Conductas Anticompetitivas y/o del Secretario de
Concentraciones Económicas, en los plazos y formas requeridos, trátese de terceros ajenos a la investigación o de
aquellos a quienes se atribuye los hechos investigados, podrán ser sancionados con multas equivalentes a quinientas
(500) unidades móviles diarias.

El incumplimiento de requerimientos realizados por cualquiera de los miembros de la Autoridad Nacional de la


Competencia y la obstrucción o generación de dificultades a la investigación incluye, entre otros:

a) No suministrar la información requerida o suministrar información incompleta, incorrecta, engañosa o falsa;

b) No someterse a una inspección ordenada en uso de las facultades atribuidas por la presente ley;

c) No comparecer sin causa debida y previamente justificada a las audiencias y/o demás citaciones a las que
fueraconvocado mediante notificación fehaciente;

d) No presentar los libros o documentos solicitados o hacerlo de forma incompleta, incorrecta o engañosa, en
elcurso de la inspección.

Capítulo VIII

Del programa de clemencia

Art. 60.- Cualquier persona humana o jurídica que haya incurrido o esté incurriendo en una conducta de las
enumeradas en el artículo 2° de la presente ley, podrá revelarla y reconocerla ante el Tribunal de Defensa de la
Competencia acogiéndose al beneficio de exención o reducción de las multas del inciso b) del artículo 55 de la
presente ley, según pudiere corresponder.

A los fines de poder acogerse al beneficio, el mismo deberá solicitarse ante el Tribunal de Defensa de la Competencia
con anterioridad a la recepción de la notificación prevista en el artículo 41 de la presente ley.

El Tribunal de Defensa de la Competencia establecerá un sistema para determinar el orden de prioridad de las
solicitudes para acogerse al beneficio establecido en el presente artículo.

Para que el beneficio resulte aplicable, quien lo solicite deberá cumplir todos y cada uno de los requisitos
establecidos a continuación, conforme corresponda:

a) Exención:

1. En el supuesto que el Tribunal de Defensa de la Competencia no cuente con información o no haya


iniciadopreviamente una investigación, sea el primero entre los involucrados en la conducta en suministrarla y
aportar elementos de prueba, que a juicio del Tribunal de Defensa de la Competencia permitan determinar la
existencia de la práctica. Si el Tribunal de Defensa de la Competencia ha iniciado previamente una investigación,
pero hasta la fecha de la presentación de la solicitud no cuenta con evidencia suficiente, sea el primero entre los
involucrados en la conducta, en suministrar información y aportar elementos de prueba, que a juicio del Tribunal
de Defensa de la Competencia permitan determinar la existencia de la práctica.

2. Cese de forma inmediata con su accionar, realizando a tal fin las acciones necesarias para dar término a
suparticipación en la práctica violatoria. El Tribunal de Defensa de la Competencia podrá solicitar al solicitante del
beneficio establecido en el presente artículo que continúe con el accionar o conducta violatoria en aquellos casos
en que lo estimare conveniente a efectos de preservar la investigación.

3. Desde el momento de la presentación de su solicitud y hasta la conclusión del procedimiento, coopere


plena,continua y diligentemente con el Tribunal de Defensa de la Competencia.
4. No destruya, falsifique u oculte pruebas de la conducta anticompetitiva, ni lo hubiese hecho.

5. No divulgue o hubiera divulgado o hecho pública su intención de acogerse al presente beneficio, a excepción
quehaya sido a otras autoridades de competencia.

b) Reducción:

1. El que no dé cumplimiento con lo establecido en el punto a).1 podrá, no obstante, obtener una reducción
deentre el cincuenta por ciento (50%) y el veinte por ciento (20%) del máximo de la sanción que de otro modo le
hubiese sido impuesta según el artículo 55, inciso b), cuando aporte a la investigación elementos de convicción
adicionales a los que ya cuente el Tribunal de Defensa de la Competencia y satisfaga los restantes requisitos
establecidos en el presente artículo.

2. Con el fin de determinar el monto de la reducción el Tribunal de Defensa de la Competencia tomará en


consideración el orden cronológico de presentación de la solicitud.

c) Beneficio complementario:

La persona humana o jurídica que no dé cumplimiento con los requisitos previstos en el apartado a) para la conducta
anticompetitiva bajo investigación, pero que durante la substanciación de la misma revele y reconozca una segunda
y disímil conducta anticompetitiva concertada y asimismo reúna respecto de esta última conducta los requisitos
previstos en el apartado a) anteriormente referido se le otorgará adicionalmente a la exención de las sanciones
establecidas en la presente ley respecto de esta segunda conducta, una reducción de un tercio (1/3) de la sanción o
multa que de otro modo le hubiese sido impuesta por su participación en la primera conducta. d) Confidencialidad y
límites de exhibición de pruebas:

El Tribunal de Defensa de la Competencia mantendrá con carácter confidencial la identidad del que pretenda
acogerse a los beneficios de este artículo. Los jueces competentes en los procesos judiciales que pudieren iniciarse
conforme lo dispuesto bajo la presente ley, en ningún caso podrán ordenar la exhibición de las declaraciones,
reconocimientos, información y/o otros medios de prueba que hubieren sido aportados al Tribunal de Defensa de la
Competencia por las personas humanas o jurídicas que se hubieren acogido formalmente a los beneficios de este
artículo. La reglamentación de esta ley, establecerá el procedimiento conforme al cual deberá analizarse y resolverse
la aplicación del beneficio previsto en este artículo.

En el caso que el Tribunal de Defensa de la Competencia rechazara la solicitud de acogimiento al beneficio del
presente artículo, dicha solicitud no podrá ser considerada como el reconocimiento o confesión del solicitante de
ilicitud de la conducta informada o de las cuestiones de hecho relatadas.

La información y prueba obtenida en el marco de una solicitud rechazada no podrá ser utilizada por la Autoridad
Nacional de la Competencia. No podrán divulgarse las solicitudes rechazadas.

Art. 61.- El acogimiento al beneficio de exención o reducción de las sanciones o multas, conforme corresponda, no
podrá llevarse a cabo, conjuntamente por dos (2) o más participantes de la conducta anticompetitiva concertada. No
obstante lo expuesto, podrán acogerse conjuntamente la persona jurídica, sus directores, gerentes, administradores,
síndicos o miembros del Consejo de Vigilancia, mandatarios o representantes legales que por su acción o por la
omisión culpable de sus deberes de control, supervisión o vigilancia hubiesen contribuido, alentado o permitido la
comisión de la infracción, siempre y cuando cumplan cada uno de ellos acumulativamente los requisitos plasmados
en el artículo 60 de la presente ley. El cumplimiento de los mismos será evaluado a los fines de la obtención del
beneficio en forma particular.

Aquellas personas que se acojan al beneficio del programa de clemencia dispuesto bajo la presente ley, previa
resolución del Tribunal de Defensa de la Competencia que determine que cumplen con los términos establecidos en
las disposiciones de este capítulo, quedarán exentas de las sanciones previstas en los artículos 300 y 309 del Código
Penal de la Nación y de las sanciones de prisión que de cualquier modo pudieren corresponderles por haber
incurrido en conductas anticompetitivas.
Capítulo IX

De la reparación de daños y perjuicios

Art. 62.- Las personas humanas o jurídicas damnificadas por los actos prohibidos por esta ley, podrán ejercer la
acción de reparación de daños y perjuicios conforme las normas del derecho común, ante el juez competente en esa
materia.

Art. 63.- La resolución del Tribunal de Defensa de la Competencia sobre la violación a esta ley, una vez que quede
firme, hará de cosa juzgada sobre esta materia. La acción de reparación de daños y perjuicios que tuviere lugar con
motivo de la resolución firme dictada por el Tribunal de Defensa de la Competencia, tramitará de acuerdo al proceso
sumarísimo establecido en el capítulo II del título III, del libro segundo del Código Procesal Civil y Comercial de la
Nación. El juez competente, al resolver sobre la reparación de daños y perjuicios, fundará su fallo en las conductas,
hechos y calificación jurídica de los mismos, establecidos en la resolución del Tribunal de Defensa de la Competencia,
dictada con motivo de la aplicación de la presente ley.

Art. 64.- Las personas que incumplan las normas de la presente ley, a instancia del damnificado, serán pasibles de
una multa civil a favor del damnificado que será determinada por el juez competente y que se graduará en función
de la gravedad del hecho y demás circunstancias del caso, independientemente de otras indemnizaciones que
correspondan.

Art. 65.- Cuando más de una persona sea responsable del incumplimiento responderán todos solidariamente ante el
damnificado, sin perjuicio de las acciones de regreso que les correspondan. Según corresponda, podrán eximir o
reducir su responsabilidad de reparar los daños y perjuicios a los que se refiere el presente capítulo, aquellas
personas humanas o jurídicas que se acojan al beneficio del programa de clemencia dispuesto bajo el capítulo VIII de
la presente ley, previa resolución del Tribunal de Defensa de la Competencia que determine que cumple con los
términos establecidos en las disposiciones de dicho capítulo VIII.

Como única excepción a esta regla, el beneficiario del programa de clemencia dispuesto bajo el capítulo VIII será
responsable solidariamente ante (i) sus compradores o proveedores directos e indirectos; y (ii) otras partes
perjudicadas, únicamente cuando fuera imposible obtener la plena reparación del daño producido de las demás
empresas que hubieren estado implicadas en la misma infracción a las normas de la presente ley.

Capítulo X

De las apelaciones

Art. 66.- Son susceptibles de recurso de apelación aquellas resoluciones dictadas por el Tribunal de Defensa de la
Competencia que ordenen:

a) La aplicación de las sanciones;

b) El cese o la abstención de una conducta conforme el artículo 55 de la presente ley;

c) La oposición o condicionamiento respecto de los actos previstos en el capítulo III;

d) La desestimación de la denuncia por parte de la autoridad de aplicación;

e) El rechazo de una solicitud de acogimiento al Régimen de Clemencia establecido en el capítulo VIII de la presente
ley;

f) Las resoluciones emitidas conforme el artículo 44 de la presente ley.

Art. 67.- El recurso de apelación deberá interponerse y fundarse ante el Tribunal de Defensa de la Competencia
dentro de los quince (15) días hábiles de notificada la resolución. El Tribunal de Defensa de la Competencia deberá
elevar el recurso con su contestación ante el juez competente, en un plazo de diez (10) días de interpuesto,
acompañado del expediente en el que se hubiera dictado el acto administrativo recurrido.
Tramitará ante la Sala Especializada en Defensa de la Competencia de la Cámara Nacional de Apelaciones Civil y
Comercial Federal, que bajo el capítulo XI de la presente ley se crea, o ante la Cámara Federal que corresponda en el
interior del país.

Las apelaciones previstas en el artículo 66, inciso a) de la presente ley se otorgarán con efecto suspensivo, previa
acreditación de un seguro de caución sobre la sanción correspondiente, y las de los incisos b), c), d) y e) del mismo
artículo 66, se concederán con mero efecto devolutivo. La apelación de las multas diarias previstas en los artículos
44, 55 inciso d) y de las medidas precautorias del artículo 44 se concederán con efecto devolutivo.

En los casos que el Secretario Instructor de Conductas Anticompetitivas considere que pudiera estar en riesgo la
efectiva aplicación de la sanción debido a posible insolvencia del sancionado, podrá requerir su pago en los términos
del artículo 16 de la ley 26.854 de medidas cautelares.

Capítulo XI

Sala Especializada en Defensa de la Competencia

Art. 68.- Créase la Sala Especializada en Defensa de la Competencia, con asiento en la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires, la que actuará como una (1) sala especializada dentro del marco de la Cámara Nacional de Apelaciones Civil y
Comercial Federal.

Art. 69.- La Sala se integrará con un (1) presidente, dos (2) vocales y una (1) secretaría. El presidente y los vocales
contarán con un (1) secretario cada uno.

Art. 70.- La Sala Especializada en Defensa de la Competencia actuará:

a) Como tribunal competente en el recurso de apelación previsto en el artículo 66 de la presente ley;

b) Como instancia judicial revisora de las sanciones y resoluciones administrativas aplicadas por el Tribunal
deDefensa de la Competencia en el marco de esta ley, y sus respectivas modificatorias, o las que en el futuro las
sustituyan.

Art. 71.- Créanse los cargos de magistrados, funcionarios y empleados que se detallan en el Anexo I que forma parte
de la presente ley.

Capítulo XII

De la prescripción

Art. 72.- Las acciones que nacen de las infracciones previstas en esta ley prescriben a los cinco (5) años desde que se
cometió la infracción. En los casos de conductas continuas, el plazo comenzará a correr desde el momento en que
cesó la comisión de la conducta anticompetitiva en análisis.

Para el caso de la acción de resarcimiento de daños y perjuicios contemplada en el artículo 62 de la presente ley, el
plazo de prescripción, según corresponda, será de:

a) Tres (3) años a contarse desde que (i) se cometió o cesó la infracción o (ii) el damnificado tome conocimiento
opudiere ser razonable que tenga conocimiento del acto o conducta que constituya una infracción a la presente ley,
que le hubiere ocasionado un daño; o

b) Dos (2) años desde que hubiera quedado firme la decisión sancionatoria de la Autoridad Nacional de la
Competencia.

Art. 73.- Los plazos de prescripción de la acción se interrumpen:

a) Con la denuncia;

b) Por la comisión de otro hecho sancionado por la presente ley;


c) Con la presentación de la solicitud al beneficio de exención o reducción de la multa prevista en el artículo 60;d)

Con el traslado del artículo 38; y

e) Con la imputación dispuesta en el artículo 41.

La pena prescribe a los cinco (5) años de quedar firme la sanción aplicada.

Para el caso de la acción de resarcimiento de daños y perjuicios contemplados en el artículo 62 de la presente ley, los
plazos de prescripción se suspenderán cuando la Autoridad Nacional de la Competencia inicie la investigación o el
procedimiento relacionado con una infracción que pudiere estar relacionada con la acción de daños. La suspensión
de los plazos terminará cuando quede firme la resolución del Tribunal de Defensa de la Competencia o

cuando de otra forma se diere por concluido el procedimiento.

Capítulo XIII

Régimen de fomento de la competencia

Art. 74.- El Tribunal de Defensa de la Competencia y la Secretaría de Comercio, concurrentemente, proyectarán


programas de financiamiento a proyectos, programas de capacitación, de mejora de sistemas burocráticos del
Estado y de obra pública para la mejora de la infraestructura que resulte en una mejora de las condiciones de
competencia.

Art. 75.- La Secretaría de Comercio elaborará juntamente con el Ministerio Público, convenios de colaboración en la
capacitación de los agentes que deberán intervenir en los procesos judiciales en defensa de la competencia.

Art. 76.- La Secretaría de Comercio elaborará con el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) un convenio
de colaboración para la elaboración de indicadores del comportamiento de los consumidores y de incidencia de la
competencia en los mercados de la República Argentina.

Art. 77.- La Secretaría de Comercio podrá elaborar anteproyectos normativos para la modernización y mejora de las
condiciones de la competencia. Podrá emitir informes y sugerencias de oficio o a pedido de las provincias, Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, municipios u órganos del Poder Ejecutivo nacional.

Ante resoluciones administrativas que puedan afectar el régimen de competencia de sus respectivos mercados, los
entes estatales de regulación de servicios públicos deberán poner en conocimiento a la Secretaría de Comercio
previo al dictado de la resolución. En las resoluciones definitivas de los organismos deberán ser atendidas las
consideraciones emitidas por la Secretaria.

Si el acto administrativo afectara seriamente el régimen de competencia, la Secretaria de Comercio podrá convocar a
audiencia pública.

Art. 78.- La Secretaría de Comercio realizará anualmente un informe de la situación de la competencia en el país. El
informe contendrá estadística en materia de la libre competencia en los mercados.

El informe deberá ser remitido al Congreso de la Nación y publicado en la página web de la Secretaría con acceso al
público en noviembre de cada año.

Capítulo XIV

Disposiciones Finales

Art. 79.- Serán de aplicación supletoria para los casos no previstos en esta ley, el Código Penal de la Nación y el
Código Procesal Penal de la Nación, en cuanto sean compatibles con las disposiciones de la presente. No serán
aplicables a las cuestiones regidas por esta ley las disposiciones de la ley 19.549.
Art. 80.- Deróguense las leyes 22.262, 25.156 y los artículos 65 al 69 del título IV de la ley 26.993. Elimínense las
referencias a la ley 25.156 dispuestas bajo los artículos 45 y 51 de la ley 26.993. No obstante ello, la autoridad de
aplicación de dichas normas subsistirá, con todas las facultades y atribuciones, incluso las sancionatorias, que la
presente ley otorga a la Autoridad Nacional de la Competencia, y continuará tramitando las causas y trámites que
estuvieren abiertos a la fecha de entrada en vigencia de la presente ley hasta la constitución y puesta en
funcionamiento de la Autoridad Nacional de la Competencia. Constituida y puesta en funcionamiento la Autoridad
Nacional de la Competencia, las causas continuarán su trámite ante ésta.

Art. 81.- La reglamentación establecerá las condiciones con arreglo a las cuales continuará la tramitación de los
expedientes iniciados en los términos de lo establecido en el capítulo III de la ley 25.156.

Art. 82.- Queda derogada toda atribución de competencia relacionada con el objeto de esta ley otorgada a otros
organismos o entes estatales, con la salvedad de lo previsto en el artículo 80 de la presente ley.

Art. 83.- El Poder Ejecutivo reglamentará la presente ley en el término de sesenta (60) días, computados a partir de
su publicación. En la reglamentación de esta ley, el Poder Ejecutivo fijará la fecha para la convocatoria al concurso
público previo para la designación de los miembros de la autoridad dispuesto bajo el artículo 20 de la presente ley, la
cual deberá establecerse dentro del plazo máximo de hasta treinta (30) días contados a partir de dicha
reglamentación.

Una vez realizadas las ternas, al designar la conformación del primer Tribunal de Defensa de la Competencia, el
Poder Ejecutivo establecerá que dos (2) de sus integrantes durarán en sus funciones tres (3) años únicamente, a los
efectos de permitir la renovación escalonada sucesiva.

Art. 84.- El primer párrafo del artículo 9° de la presente ley entrará en vigencia luego de transcurrido el plazo de un
(1) año desde la puesta en funcionamiento de la Autoridad Nacional de la Competencia. Hasta tanto ello ocurra, el
primer párrafo del artículo 9° de la presente ley regirá conforme el siguiente texto:

Los actos indicados en el artículo 7° de la presente ley, cuando la suma del volumen de negocio total del conjunto de
empresas afectadas supere en el país la suma equivalente a cien millones (100.000.000) de unidades móviles,
deberán ser notificados para su examen previamente o en el plazo de una semana a partir de la fecha de la
conclusión del acuerdo, de la publicación de la oferta de compra o de canje, o de la adquisición de una participación
de control, ante la Autoridad Nacional de la Competencia, contándose el plazo a partir del momento en que se
produzca el primero de los acontecimientos citados, bajo apercibimiento, en caso de incumplimiento, de lo previsto
en el artículo 55 inciso d).

Art. 85.- A los efectos de la presente ley defínase a la unidad móvil como unidad de cuenta. El valor inicial de la
unidad móvil se establece en veinte (20) pesos, y será actualizado automáticamente cada un (1) año utilizando la
variación del índice de precios al consumidor (IPC) que publica el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) o
el indicador de inflación oficial que lo reemplace en el futuro. La actualización se realizará al último día hábil de cada
año, entrando en vigencia desde el momento de su publicación. La Autoridad Nacional de la Competencia publicará
el valor actualizado de la unidad móvil en su página web.

(Nota Infoleg: las actualizaciones al valor de la Unidad Móvil que se hayan publicado en
Boletín Oficial pueden consultarse clickeando en el enlace "Esta norma es complementada o
modificada por X norma(s).")

Art. 86.- Incorpórese a la ley 24.284 el artículo 13 bis que quedará redactado de la siguiente manera:

Artículo 13 bis: A propuesta del Defensor del Pueblo, la Comisión Bicameral prevista en el artículo 2° inciso a) de la
presente ley, designará a uno de los adjuntos como Defensor Adjunto de la Competencia y los Consumidores. El
Defensor Adjunto de la Competencia y los Consumidores tendrá por misión exclusiva la defensa de los intereses de
los consumidores y las empresas frente a conductas anticompetitivas o decisiones administrativas que puedan
lesionar sus derechos y bienestar. El Defensor Adjunto deberá acreditar suficiente conocimiento y experiencia en la
defensa de los intereses de consumidores y de la competencia.
Cláusulas Transitorias

Art. 87.- Créase la Comisión Redactora del Anteproyecto de Ley Nacional de Fomento a la Competencia Minorista, en
el ámbito del Ministerio de Producción de la Nación, la que estará conformada por:

a) El Ministro de Producción de la Nación, o quien él designe en su lugar;

b) El Secretario de Comercio de la Nación, o quien él designe en su lugar;

c) El Presidente de la Autoridad Nacional de la Competencia, o quien él designe en su lugar;

d) El Presidente y el Vicepresidente de la Comisión de Defensa del Consumidor, del Usuario y de la Competencia dela
H. Cámara de Diputados de la Nación;

e) El Presidente, Vicepresidente y Secretario de la Comisión de Industria y Comercio del H. Senado de la Nación.

Art. 88.- La Comisión Redactora del Anteproyecto de Ley Nacional de Fomento a la Competencia Minorista tendrá
como función principal la elaboración de un anteproyecto de Ley Nacional de Fomento a la Competencia Minorista a
los fines de garantizar las condiciones de libre competencia entre los establecimientos de consumo masivo y sus
proveedores, la cual deberá como mínimo, evaluar, de acuerdo con los más altos estándares internacionales, los
siguientes puntos:

a) Sujetos abarcados, comprendiendo los supermercados y supermercados totales o hipermercados de acuerdo


conla ley 18.425;

b) Categorías de productos;

c) Límites máximos del espacio en góndola;

d) Plazos máximos para pagos a proveedores cuando éstos son micro, pequeñas y medianas empresas (MiPyMEs);

e) Limitación a la exigencia de adelantos, débitos unilaterales o retenciones económicas que no sean de


mutuoacuerdo a proveedores, cuando éstos son micro, pequeñas y medianas empresas (MiPyMEs);

f) Limitación a los mecanismos de condicionamientos desfavorables impuestos a proveedores cuando éstos


sonmicro, pequeñas y medianas empresas (MiPyMEs);

g) Limitación de las sanciones por retaliaciones;

h) Plazos de adaptación para las nuevas condiciones para los actores abarcados por la nueva Ley Nacional de
Fomento a la Competencia Minorista.

Art. 89.- Para el cumplimiento de su contenido la comisión contará con el apoyo técnico y administrativo del
Ministerio de Producción de la Nación.

Art. 90.- Facúltese al Ministro de Producción de la Nación para designar al Secretario de la comisión creada por el
presente acto, a cursar las comunicaciones y emitir los actos de implementación que resulten necesarios para el
cumplimiento de la presente.

Art. 91.- En un plazo máximo de ciento ochenta (180) días contados a partir de la sanción de la presente ley, la
Comisión Redactora del Anteproyecto de Ley Nacional de Fomento a la Competencia Minorista, elevará al Poder
Ejecutivo nacional el anteproyecto para que éste lo envíe al Honorable Congreso de la Nación.

Art. 92.- Comuníquese al Poder Ejecutivo nacional.

DADA EN LA SALA DE SESIONES DEL CONGRESO ARGENTINO, EN BUENOS AIRES, A LOS NUEVE DÍAS DEL MES DE
MAYO DEL AÑO DOS MIL DIECIOCHO.

— REGISTRADO BAJO EL N° 27442 —


MARTA G. MICHETTI. — EMILIO MONZO. — Eugenio Inchausti. — Juan P. Tunessi.

NOTA: El/los Anexo/s que integra/n este(a) Ley se publican en la edición web del BORA -www.boletinoficial.gob.ar-.

e. 15/05/2018 N° 33671/18 v. 15/05/2018

(Nota Infoleg: Los anexos referenciados en la presente norma han sido extraídos de la
edición web de Boletín Oficial. Los mismos pueden consultarse en el siguiente link: Anexos)

LEY DE LEALTAD COMERCIAL

LEY Nº 22.802

Reúnese en un solo cuerpo las normas vigentes referidas a la identificación de


mercaderías y a la publicidad de bienes muebles, inmuebles y servicios. Autoridades
de aplicación y sus atribuciones.

Infracciones, sanciones y recursos.

Buenos Aires, 5 de mayo de 1983.

EN uso de las atribuciones conferidas por el artículo 5º del Estatuto para el Proceso de Reorganización
Nacional,

Ver Antecedentes Normativos

EL PRESIDENTE DE LA NACION ARGENTINA

SANCIONA Y PROMULGA CON FUERZA DE LEY:

LEY DE LEALTAD COMERCIAL

CAPITULO I

De la identificación de mercaderías

ARTICULO 1º — Los frutos y los productos que se comercialicen en el país envasados llevarán impresas en
forma y lugar visible sobre sus envases, etiquetas o envoltorios, las siguientes indicaciones:

a) Su denominación.

b) Nombre del país donde fueron producidos o fabricados.

c) Su calidad, pureza o mezcla.

d)Las medidas netas de su contenido.

Los productos manufacturados que se comercialicen en el país sin envasar deberán cumplimentar con las
indicaciones establecidas en los incisos a) b) y c) del presente artículo. Cuando de la simple observación del producto
surja su naturaleza o su calidad, las indicaciones previstas en los incisos a) o c) serán facultativas.

En las mercaderías extranjeras cuyo remate dispongan las autoridades aduaneras y cuyo origen sea desconocido,
deberá indicarse en lugar visible esta circunstancia.

(Nota Infoleg: Por art. 20 del Decreto Nº 2284/91 B.O. 1/11/1991 se exceptúa a los
productos y mercaderías destinados a la exportación de lo dispuesto en este artículo)
ARTICULO 1º bis: Las máquinas, equipos y/o artefactos y sus componentes consumidores de energía que se
comercialicen en la REPUBLICA ARGENTINA deberán cumplir los estándares de eficiencia energética que, a tales
efectos defina la SECRETARIA DE ENERGIA del MINISTERIO DE PLANIFICACION FEDERAL, INVERSION PUBLICA Y
SERVICIOS. La citada Secretaría definirá para cada tipo de producto estándares de niveles máximos de consumo de
energía y/o niveles mínimos de eficiencia energética, en función de indicadores técnicos y económicos.

(Artículo incorporado por art. 70 de la Ley Nº 26.422 B.O. 21/11/2008)

ARTICULO 2º — Los productos fabricados en el país y los frutos nacionales, cuando se comercialicen en el país
llevarán la indicación Industria Argentina o Producción Argentina. A ese fin se considerarán productos fabricados en
el país aquellos que se elaboren o manufacturen en el mismo, aunque se empleen materias primas o elementos
extranjeros en cualquier proporción.

La indicación de que se han utilizado materias primas o elementos extranjeros será facultativa. En caso de ser
incluida deberá hacerse en forma menos preponderante que la mencionada en la primera parte de este artículo.

(Nota Infoleg: Por art. 20 del Decreto Nº 2284/91 B.O. 1/11/1991 se exceptúa a los
productos y mercaderías destinados a la exportación de lo dispuesto en este artículo)

ARTICULO 3º — Los frutos o productos de origen extranjero que sufran en el país un proceso de fraccionado,
armado, terminado o otro análogo que no implique una modificación en su naturaleza, deberán llevar una leyenda
que indique dicho proceso y serán considerados como de industria extranjera.

En el caso de un producto integrado con elementos fabricados en diferentes países, será considerado originario de
aquel donde hubiera adquirido su naturaleza.

ARTICULO 4º — Las inscripciones colocadas sobre los productos y frutos a que se hace referencia en el artículo
2º, o sobre sus envases, etiquetas o envoltorios deberán estar escritas en el idioma nacional, con excepción de los
vocablos extranjeros de uso común en el comercio, de las marcas registradas y de otros signos que, aunque no estén
registrados como marcas, sean utilizados como tales y tengan aptitud marcaria.

Las traducciones totales o parciales a otros idiomas podrán incluirse en forma y caracteres que no sean más
preponderantes que las indicaciones en idioma nacional.

Quienes comercialicen en el país frutos o productos de procedencia extranjera deberán dar cumplimiento en el
idioma nacional a las disposiciones del artículo 1º de esta ley.

ARTICULO 5º — Queda prohibido consignar en la presentación, folletos, envases, etiquetas y envoltorios,


palabras, frases, descripciones, marcas o cualquier otro signo que pueda inducir a error, engaño o confusión,
respecto de la naturaleza, origen, calidad, pureza, mezcla o cantidad de los frutos o productos, de sus propiedades,
características, usos, condiciones de comercialización o técnicas de producción.

ARTICULO 6º — Los productores y fabricantes de mercaderías, los envasadores, los que encomendaren
envasar o fabricar, los fraccionadores, y los importadores, deberán cumplir según corresponda con lo dispuesto en
este capítulo siendo responsables por la veracidad de las indicaciones consignadas en los rótulos.

Los comerciantes mayoristas y minoristas no deberán comercializar frutos o productos cuya identificación
contravenga lo dispuesto en el artículo 1º de la presente ley. Asimismo serán responsables de la veracidad de las
indicaciones consignadas en los rótulos cuando no exhiban la documentación que individualice fehacientemente a
los verdaderos responsables de su fabricación, fraccionamiento, importación o comercialización.

CAPITULO II
De las denominaciones de origen

ARTICULO 7º — No podrá utilizarse denominación de origen nacional o extranjera para identificar un fruto o
un producto cuando éste no provenga de la zona respectiva, excepto cuando hubiera sido registrada como marca
con anterioridad a la entrada en vigencia de esta ley. A tal efecto se entiende por denominación de origen a la
denominación geográfica de un país, de una región o de un lugar determinado, que sirve para designar un producto
originario de ellos y cuyas cualidades características se deban exclusiva o esencialmente al medio geográfico.

(Artículo derogado por art. 51 de la Ley Nº 25.380 B.O. 12/1/2001. Por art. 19 de la Ley N°
25.966 B.O. 21/12/2004 se deja sin efecto la derogación del presente artículo).

ARTICULO 8º — Se considerarán denominaciones de origen de uso generalizado, y serán de utilización libre


aquellas que por su uso han pasado a ser el nombre o tipo del producto

(Artículo derogado por art. 51 de la Ley Nº 25.380 B.O. 12/1/2001. Por art. 19 de la Ley N°
25.966 B.O. 21/12/2004 se deja sin efecto la derogación del presente artículo).

CAPITULO III

De la publicidad y promoción mediante premios

ARTICULO 9º — Queda prohibida la realización de cualquier clase de presentación, de publicidad o


propaganda que mediante inexactitudes u ocultamientos pueda inducir a error, engaño o confusión respecto de las
características o propiedades, naturaleza, origen, calidad, pureza, mezcla, cantidad, uso, precio, condiciones de
comercialización o técnicas de producción de bienes muebles, inmuebles o servicios.

ARTICULO 9º bis — En todos aquellos casos en los que surgieran del monto total a pagar dierencias menores
a CINCO (5) centavos y fuera imposible la devolución del vuelto correspondiente, la diferencia será siempre a favor
del consumidor.

En todo establecimiento en donde se efectúen cobros por bienes o servicios será obligatoria la exhibición de lo
dispuesto en el párrafo precedente, a través de carteles o publicaciones permanentes, cuyas medidas no serán
inferiores a 15 cm por 21 cm.

(Artículo sustituido por art. 1° de la Ley N° 26.179 B.O. 20/12/2006)

ARTICULO 10º — Queda prohibido:

a) El ofrecimiento o entrega de premios o regalos en razón directa o indirecta de la compra de mercaderías o la


contratación de servicios, cuando dichos premios o regalos estén sujetos a la intervención del azar.

b) Promover u organizar concursos, certámenes o sorteos de cualquier naturaleza, en los que la participación
esté condicionada en todo o en parte a la adquisición de un producto o a la contratación de un servicio.

c) Entregar dinero o bienes a título de rescate de envases, de medios de acondicionamiento, de


partesintegrantes de ellos o del producto vendido, cuando el valor entregado supere el corriente de los objetos
rescatados o el que éstos tengan para quien los recupere.

CAPITULO IV
De las autoridades de aplicación y sus atribuciones

ARTICULO 11. — LA SECRETARIA DE COMERCIO o el organismo que en lo sucesivo pudiera reemplazarla en


materia de Comercio Interior será la autoridad nacional de aplicación de la presente ley con facultad de delegar sus
atribuciones, aún las de juzgamiento, en organismos de su dependencia de jerarquía no inferior a Dirección General.

No podrá delegar las facultades previstas en los incisos a), b), c), d), e), f), h), i), j), k), y l) del artículo 12.

ARTICULO 12. — La autoridad nacional de aplicación tendrá las siguientes facultades:

a) Establecer las tipificaciones obligatorias requeridas para la correcta identificación de los frutos, productos o
servicios, que no se encuentren regidos por otras leyes.

b) Establecer los requisitos mínimos de seguridad que deberán cumplir los productos o servicios queno se
encuentren regidos por otras leyes.

c) Determinar el lugar, forma y características de las indicaciones o colocar sobre los frutos y productos que se
comercializan en el país o sobre sus envases.

d) Establecer el régimen de tolerancia aplicable al contenido de lo envases.

e) Establecer los regímenes y procedimientos de extracción y evaluación de muestras, así como eldestino que se
dará a las mismas.

f) Determinar los contenidos o las medidas con que deberán comercializarse las mercaderías.

g) Autorizar el reemplazo de la indicación de las medidas netas del contenido por el número de unidades o por la
expresión "venta al peso".

h) Establecer la obligación de consignar en los productos manufacturados que se comercialicen sinenvasar, su peso
neto o medidas.

i) Obligar a exhibir o publicitar precios.

j) Obligar a quienes ofrezcan garantía por bienes o servicios, a informar claramente al consumidorsobre el alcance y
demás aspectos significativos de aquella; y a quienes no la ofrezcan, en los casos de bienes muebles de uso
durable o de servicios, a consignarlo expresamente.

k) Obligar a quienes ofrezcan servicios a informar claramente al consumidor sobre sus características.

l) Disponer, por vía reglamentaria, un procedimiento y la organización necesaria para recibir y procesar las quejas
de las personas físicas y jurídicas presuntamente perjudicadas por conductas que afecten la lealtad comercial, y
darle la difusión necesaria para que cumpla debidamente su cometido.

m)Verificar que las máquinas, equipos y/o artefactos y sus componentes consumidores de energíaque se
comercialicen en la REPUBLICA ARGENTINA cumplan con los estándares de eficiencia energética establecidos por
la SECRETARIA DE ENERGIA del MINISTERIO DE PLANIFICACION FEDERAL, INVERSION PUBLICA Y SERVICIOS.
(Inciso incorporado por art. 71 de la Ley Nº 26.422 B.O. 21/11/2008)

ARTICULO 13. — Los gobiernos provinciales y la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires actuarán como
autoridades locales de aplicación ejerciendo el control y vigilancia sobre el cumplimiento de la presente ley y sus
normas reglamentarias, con respecto a los hechos cometidos en su jurisdicción y que afecten exclusivamente al
comercio local, juzgando las presuntas infracciones.

A ese fin determinarán los organismos que cumplirán tales funciones, pudiendo los gobiernos provinciales delegar
sus atribuciones en los gobiernos municipales, excepto la de juzgamiento que sólo será delegable en el caso de
exhibición de precios previsto en el inciso i) del artículo 12.

(Artículo sustituido por art. 64 de la Ley Nº 24.240 B.O. 15/10/1993)


ARTICULO 14. — Para el cumplimiento de su cometido las autoridades de aplicación a través de los
organismos que determine podrán:

a) Extraer muestras de mercaderías y realizar los actos necesarios para controlar y verificar el cumplimiento de
la presente ley.

b) Intervenir frutos o productos cuando aparezca manifiesta infracción o cuando existiendo fundadasospecha
de ésta, su verificación pueda frustrarse por la demora o por la acción del presunto responsable o de terceros. La
intervención será dejada sin efecto en cuanto sea subsanada la infracción, sin perjuicio de la aplicación de las penas
que establece la presente ley.

c) Ingresar en días y horas hábiles a los locales donde se ejerzan las actividades reguladas en la leysalvo en la
parte destinada a domicilio privado, examinar y exigir la exhibición de libros y documentos, verificar existencias,
requerir informaciones, nombrar depositarios de productos intervenidos, proceder al secuestro de los elementos
probatorios de la presunta infracción, citar y hacer comparecer a las personas que se considere procedente
pudiendo recabar el auxilio de la fuerza pública si fuere necesario.

d) Sustanciar los sumarios por violación a las disposiciones de la presente ley y proceder a su resolución,
asegurando el derecho de defensa.

e) Ordenar el cese de la rotulación, publicidad o la conducta que infrinja las normas establecidas porla presente
ley, durante la instrucción del pertinente sumario. Esta medida será apelable. El recurso deberá interponerse en el
plazo de CINCO (5) días de acuerdo al procedimiento establecido en el artículo 22 y se concederá con efecto
devolutivo.

f) Solicitar al juez competente el allanamiento de domicilios privados, y de los locales a que se refiereel inciso
c) del artículo en días y horas inhábiles.

ARTICULO 15. — Cuando surgiere que la presunta infracción afecta al comercio interjurisdiccional, las
actuaciones serán remitidas a la autoridad nacional de aplicación para su trámite. En este caso la autoridad local
quedará facultada para efectuar las gestiones presumariales que puedan realizarse en el ámbito de su competencia

ARTICULO 16. — La autoridad nacional de aplicación, sin perjuicio de las funciones que se encomiendan a las
autoridades locales de aplicación por el artículo 13 de la presente ley, podrá actuar concurrentemente en la
vigilancia, contralor y juzgamiento del cumplimiento de la misma, aunque las presuntas infracciones afecten
exclusivamente al comercio local.

CAPITULO V

Procedimiento

ARTICULO 17. — La verificación de las infracciones a la presente ley y normas reglamentarias y la


sustanciación de las causas que ellas se originen se ajustarán al procedimiento que seguidamente se establece:

a) Si se tratare de la comprobación de una infracción el funcionario actuante procederá a labrar un acta donde hará
constar concretamente el hecho verificado y la disposición infringida. En el mismo acto se notificará al presunto
infractor o a su factor o empleado que dentro de los diez (10) días hábiles deberá presentar por escrito su descargo y
ofrecer las pruebas si las hubiere, debiéndose indicar el lugar y organismo ante el cual deberá efectuar su
presentación, entregándose copia de lo actuado al presunto infractor, factor o empleado.

b)Si se tratare de un acta de inspección, en que fuere necesario una comprobación técnica posterior a efectos de la
determinación de la presunta infracción, realizada ésta con resultado positivo, se procederá a notificar al presunto
infractor la infracción verificada, intimándole para que dentro del plazo previsto en el inciso anterior presente por
escrito su descargo y ofrezca las pruebas de que intente valerse, debiéndose indicar asimismo el lugar y organismo
ante el cual deberá efectuar su presentación.
c) En su primer escrito de presentación el sumariado deberá constituir domicilio y acreditar personería.

Cuando el sumariado no acredite personería se le intimará para que en el término de cinco (5) días hábiles subsane
la omisión bajo apercibimiento de tenerlo por no presentado.

d) Las constancias del acta labrada conforme a lo previsto en el inciso a) del presente artículo, asícomo las
determinaciones técnicas a que hace referencia en el inciso b) constituirán prueba suficiente de los hechos así
comprobados, salvo en los casos en que resulten desvirtuadas por otras pruebas.

e) Las pruebas se admitirán solamente en caso de existir hechos controvertidos y siempre que noresulten
manifiestamente inconducentes. Contra la resolución que deniegue las medidas de prueba solamente se concederá
el recurso de reposición.

La prueba deberá producirse dentro del término de diez (10) días hábiles, prorrogables cuando haya causa
justificada, teniéndose por desistidas aquellas no producidas dentro de dicho plazo, por causa imputable al infractor.

f) Concluídas las diligencias sumariales se dictará la resolución definitiva dentro del término de veinte(20) días
hábiles.

CAPITULO VI

De las sanciones, sanciones y recursos

ARTICULO 18. — El que infringiere las disposiciones de la presente ley, las normas reglamentarias y
resoluciones que en su consecuencia se dicten, será pasible de las siguientes sanciones:

a) Multa de pesos quinientos ($ 500) a pesos cinco millones ($ 5.000.000);

b) Suspensión de hasta cinco (5) años en los registros de proveedores que posibilitan contratar con el
Estado;

c) Pérdida de concesiones, privilegios, regímenes impositivos o crediticios especiales de que gozare;

d) Clausura del establecimiento por un plazo de hasta treinta (30) días.

Las sanciones establecidas en el presente artículo podrán imponerse en forma independiente o conjunta según las
circunstancias del caso.

(Artículo sustituido por art. 62 de la Ley N° 26.993 B.O. 19/09/2014)

ARTICULO 19. — En los casos de reincidencia, así como en el de concurso de infracciones, o desobediencia a
una orden de cese, la sanción a aplicarse se agravará duplicándose los límites mínimo y máximo. En casos graves
podrá imponerse como sanción accesoria el decomiso de la mercadería en infracción.

Se considerarán reincidentes quienes habiendo sido sancionados por una infracción, incurran en otra de igual
especie dentro del término de tres (3) años.

ARTICULO 20. — En los casos de violación de la prohibición contenida en el artículo 9º de la presente ley, las
autoridades de aplicación podrán ordenar, si la gravedad del caso lo hiciera conveniente, la publicación completa o
resumida del pronunciamiento sancionatorio, por cuenta del infractor utilizándose el mismo medio por el que se
hubiera cometido la infracción, o el que disponga la autoridad de aplicación.

ARTICULO 21. — Serán sancionados con las penas previstas en los artículos 18 y 19 quienes hagan uso
sistemático de las tolerancias a que se hace referencia en el inciso d) del artículo 12, y quienes no cumplimenten en
término las intimaciones practicadas en virtud del artículo 14 inciso c).
ARTICULO 22. — Toda resolución condenatoria podrá ser impugnada solamente por vía de recurso directo
ante la Cámara Nacional de Apelaciones en las Relaciones de Consumo o ante las Cámaras de Apelaciones
competentes, según el asiento de la autoridad que dictó la resolución impugnada.

El recurso deberá interponerse y fundarse ante la misma autoridad que impuso la sanción, dentro de los diez (10)
días hábiles de notificada la resolución; la autoridad de aplicación deberá elevar el recurso con su contestación a la
Cámara en un plazo de diez (10) días, acompañado del expediente en el que se hubiera dictado el acto
administrativo recurrido. En todos los casos, para interponer el recurso directo contra una resolución administrativa
que imponga sanción de multa, deberá depositarse el monto de la multa impuesta a la orden de la autoridad que la
dispuso, y presentar el comprobante del depósito con el escrito del recurso, sin cuyo requisito será desestimado,
salvo que el cumplimiento del mismo pudiese ocasionar un perjuicio irreparable al recurrente.

(Artículo sustituido por art. 63 de la Ley N° 26.993 B.O. 19/09/2014)

ARTICULO 23. — El importe de las multas ingresará al presupuesto general de la Nación en concepto de rentas
generales o al de los gobiernos locales, según sea la autoridad que hubiere prevenido.

ARTICULO 24. — Transcurridos diez (10) días de recibida la respectiva intimación, la falta de pago de las
multas impuestas que hubieran quedado firmes hará exigible su cobro mediante ejecución fiscal. A tal efecto será
título suficiente el testimonio de la resolución recaída, expedido por la autoridad que la impuso.

ARTICULO 25. — A partir de la entrada en vigencia de esta ley los importes del artículo 18 serán actualizados
semestralmente por la autoridad nacional de aplicación de acuerdo con el índice de precios mayoristas, nivel general
publicado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) o el que en lo sucesivo lo reemplazare.

ARTICULO 26. — Las acciones e infracciones previstas en la presente ley prescribirán en el término de tres (3)
años. La prescripción se interrumpirá por la comisión de nuevas infracciones o por el inicio de las actuaciones
administrativas o judiciales.

(Artículo sustituido por art. 64 de la Ley N° 26.993 B.O. 19/09/2014)

ARTICULO 27. — Las disposiciones del Código Procesal Penal de la Nación y, en lo que éste no contemple, las
del Código Procesal, Civil y Comercial de la Nación, se aplicarán supletoriamente para resolver cuestiones no
previstas expresamente en la presente ley y sus reglamentaciones, y en tanto no fueran incompatibles con ellas.

(Artículo sustituido por art. 36 de la Ley N° 26.361 B.O. 7/4/2008)

ARTICULO 28. — Las entidades estatales que desarrollen actividades comerciales, cualquiera fuere la forma
jurídica que adoptaren, no gozarán de inmunidad alguna en materia de responsabilidad por infracciones a la
presente ley.

ARTICULO 29. — Derógase las Leyes Nros. 17.016, 17.088 y 19.982.

ARTICULO 30. — Los decretos y resoluciones que reglamenten las leyes Nros. 17.016 y 19.982 continuarán en
vigor como normas reglamentarias de la presente ley, hasta tanto la autoridad que correspondiere en cada caso
disponga su modificación o derogación.

ARTICULO 31. — Comuníquese, publíquese, dése a la Dirección Nacional del Registro Oficial y archívese.

BIGNONE

Jorge Wehbe

Llamil Reston
Lucas J. Lennon

Antecedentes Normativos

- Artículo 22 sustituido por art. 35 de la Ley N° 26.361 B.O. 7/4/2008;

- Artículo 9° bis incorporado por Ley N° 25.954 B.O. 3/12/2004;

- Artículo 18, Montos sustituidos por por art. 1º de la Ley Nº 24.344 B.O. 8/7/1994.
MARTILLEROS

LEY N° 20.266

Condiciones habilitantes.

Buenos Aires, 10 de abril de 1973

Ver antecedentes normativos

En uso de las atribuciones conferidas por el artículo 5° del Estatuto de la Revolución Argentina,

EL PRESIDENTE DE LA NACION ARGENTINA SANCIONA Y PROMULGA CON FUERZA DE

LEY:

CAPITULO I

Condiciones
Habilitantes

Condiciones habilitantes

Artículo 1° –

Para ser martillero se requieren las siguientes condiciones habilitantes:

a) Ser mayor de edad y no estar comprendido en ninguna de las inhabilidades del artículo 2º;

b) Poseer título universitario expedido o revalidado en la República, con arreglo a las reglamentaciones
vigentes y las que al efecto se dicten.

(Artículo sustituido por art. 1° de la Ley N° 25.028 B.O. 29/12/1999. Vigencia: a partir
de los sesenta días de su publicación en el Boletín Oficial.)

CAPITULO II Inhabilidades
Causales de inhabilidad.

Art. 2° – Están inhabilitados para ser martilleros:

a) Quienes no pueden ejercer el comercio;

b) Los fallidos y concursados cuya conducta haya sido calificada como fraudulenta o culpable, hasta 5
(cinco) años después de su rehabilitación;

c) Los inhibidos para disponer de sus bienes;

d) Los condenados con accesoria de inhabilitación para ejercer cargos públicos, y los condenados porhurto,
robo, extorsión, estafas y otras defraudaciones, usura, cohecho, malversación de caudales públicos y
delitos contra la fe pública, hasta después de 10 (diez) años de cumplida la condena;

e) Los excluidos temporaria o definitivamente del ejercicio de la actividad por sanción disciplinaria;

f) Los comprendidos en el artículo 152 bis del Código Civil.

CAPITULO III

Matrícula

Requisitos para la matrícula

Art. 3° – Quien pretenda ejercer la actividad de martillero deberá inscribirse en la matrícula de la


jurisdicción correspondiente. Para ello deberá cumplir los siguientes requisitos:

a) Poseer el título previsto en el inciso b) del artículo 1º;

b) Acreditar mayoría de edad y buena conducta;

c) Constituir domicilio en la jurisdicción que corresponda a su inscripción;

d)Constituir una garantía real o personal y la orden del organismo que tiene a su cargo el control dela
matrícula, cuya clase y monto serán determinados por éste con carácter general; (Nota Infoleg: Por
art. 1° de la Resolución N° 1/2000 Inspección General de Justicia B.O. 11/02/2000, se
fija la suma de $ 500 (pesos quinientos) como importe del depósito a partir de la
entrada en vigencia de la reforma ley 25.028; y que dicha suma además de en dinero
efectivo, podrá acreditarse a opción del interesado, mediante la contratación de un
seguro de caución a favor de la Inspección General de
Justicia.)

e) Cumplir los demás requisitos que establezca la reglamentación local.

(Artículo sustituido por art. 1° de la Ley N° 25.028 B.O. 29/12/1999. Vigencia: a partir
de los sesenta días de su publicación en el Boletín Oficial.)

Gobierno

Art. 4° – El gobierno de la matrícula estará a cargo, en cada jurisdicción, del organismo profesional o
judicial que haya determinado la legislación local respectiva.
Legajos

Art. 5° – La autoridad que tenga a su cargo la matrícula ordenará la formación de legajos individuales para
cada uno de los inscriptos, donde constarán los datos personales y de inscripción, y todo lo que produzca
modificaciones en los mismos. Dichos legajos serán públicos.
Afectación de la garantía

Art. 6° – La garantía a que se refiere el artículo 3°, inciso d) es inembargable y responderá exclusivamente
al pago de los daños y perjuicios que causare la actividad del matriculado, al de las sumas de que fuere
declarado responsable y al de las multas que se le aplicaren, debiendo en tales supuestos el interesado
proceder a la reposición inmediata de la garantía, bajo apercibimiento de suspensión de la matrícula.

CAPITULO IV

Incompatibilidades

Empleados públicos.

Art. 7° – Los empleados públicos aunque estuvieran matriculados como martilleros, tendrán
incompatibilidad salvo disposiciones de leyes especiales y el supuesto del artículo 25, para efectuar remates
ordenados por la rama del poder o administración de la cual formen parte.

CAPITULO V

Facultades

Art. 8° – Son facultades de los martilleros:

a) Efectuar ventas en remate público de cualquier clase de bienes, excepto las limitaciones resultantesde
leyes especiales;

Tasaciones

b) Informar sobre el valor venal o de mercado de los bienes para cuyo remate los faculta esta ley;
Informes

c) Recabar directamente de las oficinas públicas y bancos oficiales y particulares, los informes o certificados
necesarios para el cumplimiento de las obligaciones previstas en el artículo 9°;
Medidas de garantía

d) Solicitar de las autoridades competentes las medidas necesarias para garantizar el normal desarrollo del
acto de remate.

CAPITULO VI Obligaciones

Art. 9° – Son obligaciones de los martilleros:

Libros

a) Llevar los libros que se establecen en el Capítulo VIII;


Títulos

b) Comprobar la existencia de los títulos invocados por el legitimado para disponer del bien a rematar. En el
caso de remate de inmuebles, deberán también constatar las condiciones de dominio de los mismos;
Convenio con el legitimado

c) Convenir por escrito con el legitimado para disponer del bien, los gastos del remate y la forma de
satisfacerlos, condiciones de venta, lugar de remate, modalidades del pago del precio y demás instrucciones
relativas al acto, debiéndose dejar expresa constancia en los casos en que el martillero queda autorizado para
suscribir el instrumento que documenta la venta en nombre de aquél;
Publicidad

d) Anunciar los remates con la publicidad necesaria, debiendo indicar en todos los casos su nombre, domicilio
especial y matrícula, fecha, hora y lugar del remate y descripción y estado del bien y sus condiciones de
dominio.

En caso de remates realizados por sociedades, deberán indicarse además los datos de inscripción en el
Registro Público de Comercio.
Remate de lotes

Cuando se trate de remates de lotes en cuotas o ubicados en pueblos en formación, los planos deberán tener
constancia de su mensura por autoridad competente y de la distancia existente entre la fracción a rematar y
las estaciones ferroviarias y rutas nacionales o provinciales, más próximas. Se indicará el tipo de pavimento,
obras de desagüe y saneamiento y servicios públicos, si existieran;
Acto de remate

e) Realizar el remate en la fecha, hora y lugar señalados, colocando en lugar visible una bandera consu
nombre y, en su caso, el nombre, denominación o razón social de la sociedad a que pertenezcan;

f) Explicar en voz alta, antes de comenzar el remate, en idioma nacional y con precisión y claridad
loscaracteres, condiciones legales, cualidades del bien y gravámenes que pesaren sobre el mismo;
Posturas

g) Aceptar la postura solamente cuando se efectuare de viva voz; de lo contrario la misma será ineficaz;
Instrumento de venta

h) Suscribir con los contratantes y previa comprobación de identidad, el instrumento que documenta la venta,
en el que constarán los derechos y obligaciones de las partes. El instrumento se redactará en 3 (tres)
ejemplares y deberá ser debidamente sellado, quedando uno de ellos en poder del martillero.
Bienes muebles

Cuando se trate de bienes muebles cuya posesión sea dada al comprador en el mismo acto, y ésta fuera
suficiente para la transmisión de la propiedad, bastará el recibo respectivo;
Precio

i) Exigir y percibir del adquirente, en dinero efectivo, el importe de la seña o cuenta del precio, en la
proporción fijada en la publicidad, y otorgar los recibos correspondientes;
Rendición de cuentas

j) Efectuar la rendición de cuentas documentada y entregar el saldo resultante dentro del plazo de 5 (cinco)
días, salvo convención en contrario, incurriendo en pérdida de la comisión en caso de no hacerlo;
Deber de conservación

k) Conservar, si correspondiere, las muestras, certificados e informes relativos a los bienes que remate hasta
el momento de la transmisión definitiva del dominio;
Otros deberes

l) En general, cumplimentar las demás obligaciones establecidas por las leyes y reglamentaciones vigentes.
Remate en ausencia del dueño

Art. 10. – Sin perjuicio de las obligaciones establecidas en la presente ley, cuando los martilleros ejerciten
su actividad no hallándose presente el dueño de los efectos que hubieren de venderse, serán reputados en
cuanto a sus derechos y obligaciones, consignatarios sujetos a las disposiciones de los artículos 232 y
siguientes del Código de Comercio.

CAPITULO VII

Derechos

Comisión.

Art. 11. – El martillero tiene derecho a:

a) Cobrar una comisión , salvo los martilleros dependientes, contratados o adscriptos a empresas deremate o
consignaciones que reciban por sus servicios las sumas que se convengan, pudiendo estipularse también la
comisión de garantía en los términos del artículo 256 del Código de Comercio; (Inciso sustituido por
art. 1° inc. 12 del Decreto N° 240/99 B.O. 29/12/1999. Vigencia: a partir de los
sesenta días de su publicación en el Boletín Oficial.)

Reintegro de gastos

b) Percibir del vendedor el reintegro de los gastos del remate, convenidos y realizados.
Suspensión del remate

Art. 12. – En los casos en que iniciada la tramitación del remate, el martillero no lo llevare a cabo por
causas que no le fueren imputables, tendrá derecho a percibir la comisión que determine el juez de acuerdo
con la importancia del trabajo realizado y los gastos que hubiere efectuado. Igual derecho tendrá si el remate
fracasare por falta de postores.
Determinación de la comisión

Art. 13. – La comisión se determinará sobre la base del precio efectivamente obtenido. Si la venta no se
llevare a cabo, la comisión se determinará sobre la base del bien a rematar, salvo que hubiere convenio con el
vendedor, en cuyo caso se estará a éste. A falta de base se estará al valor de plaza en la época prevista para el
remate.
Anulación del remate

Art. 14. – Si el remate se anulare por causas no imputables al martillero, éste tiene derecho al pago de la
comisión que le corresponda, que estará a cargo de la parte que causó la nulidad.
Sociedades

Art. 15. – Los martilleros pueden constituir sociedades de cualesquiera de los tipos previstos en el Código
de Comercio, excepto cooperativas, con el objeto de realizar exclusivamente actos de remate. En este caso
cada uno de los integrantes de la sociedad deberá constituir la garantía especificada en el artículo 3°, inciso d).
Sociedades para actos de remate

Art. 16. – En las sociedades que tengan por objeto la realización de actos de remate, el martillero que lo
lleve a cabo y los administradores o miembros del directorio de la sociedad, serán responsables ilimitada,
solidaria y conjuntamente con ésta por los daños y perjuicios que pudieren ocasionarse como consecuencia
del acto de remate. Estas sociedades deben efectuar los remates por intermedio de martilleros matriculados,
e inscribirse en registros especiales que llevará el organismo que tenga a su cargo la matrícula.

CAPITULO VIII

Libros

Art. 17. – Los martilleros y las sociedades a que se refiere el artículo 15 deben llevar los siguientes libros,
rubricados por el Registro Público de Comercio de la jurisdicción:
Diario de entradas

a) Diario de entradas, donde asentarán los bienes que recibieren para su venta, con indicación de las
especificaciones necesarias para su debida identificación: el nombre y apellido de quien confiere el encargo,
por cuenta de quién han de ser vendidos y las condiciones de su enajenación;
Diario de salidas

b) Diario de salidas, en el que se mencionarán día por día las ventas, indicando por cuenta de quién se han
efectuado, quién ha resultado comprador, precio y condiciones de pago y demás especificaciones que se
estimen necesarias;
De cuentas de gestión

c) De cuentas de gestión, que documente las realizadas entre el martillero y cada uno de sus comitentes.

El presente artículo no es aplicable a los martilleros dependientes, contratados o adscriptos a empresas de


remates o consignaciones.
Archivo de documentos

Art. 18. – Los martilleros deben archivar por orden cronológico un ejemplar de los documentos que se
extiendan con su intervención, en las operaciones que se realicen por su intermedio.

CAPITULO IX Prohibiciones

Art. 19. – Se prohibe a los martilleros:


Descuentos y bonificaciones

a) (Inciso derogado por art. 1° inc. 12 del Decreto N° 240/99 B.O. 29/12/1999.
Vigencia: a partir de los sesenta días de su publicación en el Boletín Oficial.)

Participación en el precio

b) Tener participación en el precio que se obtenga en el remate a su cargo, no pudiendo celebrar convenios
por diferencias a su favor, o de terceras personas;
Cesión de bandera

c) Ceder, alquilar o facilitar su bandera, ni delegar o permitir que bajo su nombre o el de la sociedad a que
pertenezca, se efectúen remates por personas no matriculadas.
Delegación del remate

En caso de ausencia, enfermedad o impedimento grave del martillero, debidamente comprobados ante la
autoridad que tenga a su cargo la matrícula, aquél podrá delegar el remate en otro matriculado, sin previo
aviso;
Compra por cuenta de terceros

d) Comprar por cuenta de terceros, directa o indirectamente, los bienes cuya venta se les hubiere
encomendado;
Compra para sí de los bienes a rematar

e) Comprar para sí los mismos bienes, o adjudicarlos o aceptar posturas sobre ellos, respecto de su cónyuge o
parientes dentro del segundo grado, socios, habilitados o empleados;
Suscripción instrumento de venta sin autorización

f) Suscribir el instrumento que documenta la venta, sin autorización expresa del legitimado para disponer del
bien a rematar;
Retención del precio

g) Retener el precio recibido o parte del él, en lo que exceda del monto de los gastos convenidos y de la
comisión que le corresponda;
Deber de veracidad

h) Utilizar en cualquier forma las palabras "judicial", "oficial", o "municipal", cuando el remate no tuviera tal
carácter, o cualquier otro término o expresión que induzca a engaño o confusión;
Ofertas bajo sobre

i) Aceptar ofertas bajo sobre y mencionar su admisión en la publicidad, salvo el caso de leyes que así lo
autoricen;
Suspensión del remate

j) Suspender los remates existiendo posturas, salvo que habiéndose fijado base, la misma no se alcance.

CAPITULO X
Sanciones

Sanciones.

Apelabilidad.

Art. 20. – El incumplimiento de las obligaciones establecidas en el Capítulo VI y la realización de los actos
prohibidos en el Capítulo IX hacen pasible al martillero de sanciones que podrán ser multa de hasta $ 5000
(pesos cinco mil), suspensión de la matrícula de hasta 2 (dos) años y su cancelación. La determinación,
aplicación y graduación de estas sanciones, estarán a cargo de la autoridad que tenga a su cargo la matrícula
en cada jurisdicción, y serán apelables por ante el tribunal de comercio que corresponda.
Anotación

Art. 21. – Las sanciones que se apliquen serán anotadas en el legajo individual del martillero previsto en el
artículo 5°.
Pérdida de la comisión

Art. 22. – El martillero por cuya culpa se suspendiere o anulare un remate, perderá su derecho a cobrar la
comisión y a que se le reintegren los gastos, y responderá por los daños y perjuicios ocasionados.
Remates por personas no matriculadas

Art. 23. – Ninguna persona podrá anunciar o realizar remates sin estar matriculada en las condiciones
previstas en el artículo 3°. Quienes infrinjan esta norma serán reprimidos por el organismo que tenga a su
cargo la matrícula, con multa de hasta $ 10.000 (pesos diez mil), y además se dispondrá la clausura del local u
oficina respectiva; todo ello sin perjuicio de la responsabilidad penal que pudiera corresponder. El organismo
que tenga a su cargo la matrícula, de oficio o por denuncia de terceros, procederá a allanar con auxilio de la
fuerza pública los domicilios donde se presuma que se cometen las infracciones antes mencionadas y,
comprobadas que ellas sean, aplicará las sanciones previstas, sin perjuicio de las denuncias de carácter penal,
si correspondieran. La orden de allanamiento y de clausura de locales deberán emanar de la autoridad judicial
competente. En todos los casos, las sanciones de multa y clausura serán apelables para ante el tribunal de
comercio que corresponda.

CAPITULO XI Disposiciones

Generales

Actualización de la inscripción.

Art. 24. – Los martilleros que a la fecha de vigencia de esta ley estuvieran matriculados, continuarán en el
ejercicio de su actividad, cumpliendo con los requisitos enunciados por los incisos b), c) y d) del artículo 3°.
Remates oficiales

Art. 25. – Los remates que realicen el Estado Nacional, las provincias y las municipalidades, cuando actúen
como personas de derecho privado, así como las entidades autárquicas, bancos y empresas del Estado
Nacional de las provincias o de las municipalidades, se rigen por las disposiciones de sus respectivos
ordenamientos y, en lo que no se oponga a ellos, por la presente ley.

(Artículo sustituido por art. 1° de la Ley N° 20.306 B.O.03/05/1973.)


Matricula de jurisdicción nacional

Art. 26. – Hasta tanto se determine el organismo profesional o judicial que tendrá a su cargo la matrícula
de martilleros en la Capital Federal y en el Territorio Nacional de la Tierra del Fuego, Antártida Argentina e
Islas del Atlántico Sur, la misma corresponderá al juez del cual dependa el Registro Público de Comercio.
Subastas judiciales

Art. 27. – Las subastas públicas dispuestas por autoridad judicial se rigen por las disposiciones de las leyes
procesales pertinentes y, en lo que no se oponga a ellas, por la presente ley.
Ambito de aplicación

Art. 28. – Esta ley se aplicará en todo el territorio de la República y su texto queda incorporado al Código
de Comercio.
Vigencia

Art. 29. – La presente entrará en vigencia a los 90 (noventa) días de su publicación.

Art. 30. – Deróganse los artículos 113 a 122 del Código de Comercio.

CAPITULO XII

Corredores

Art. 31. – Sin perjuicio de las disposiciones del Código Civil y de la legislación local, es aplicable al ejercicio
del corretaje o dispuesto en esta ley respecto de los martilleros, en todo lo que resulte pertinente y no se
encuentre modificado en los artículos siguientes.

(Artículo incorporado por art. 1° de la Ley N° 25.028 B.O. 29/12/1999. Vigencia: a


partir de los sesenta días de su publicación en el Boletín Oficial.)

Art. 32. – Para ser corredor se requieren las siguientes condiciones habilitantes:

a) Ser mayor de edad y no estar comprendido en ninguna de las inhabilidades del artículo 2º;

b) Poseer título universitario expedido o revalidado en la República, con arreglo a las reglamentaciones
vigentes y que al efecto se dicten.

(Artículo incorporado por art. 1° de la Ley N° 25.028 B.O. 29/12/1999. Vigencia: a


partir de los sesenta días de su publicación en el Boletín Oficial.)

Art. 33. – Quien pretenda ejercer la actividad de corredor deberá inscribirse en la matrícula de la
jurisdicción correspondiente. Para ello, deberá cumplir los siguientes requisitos:

a) Acreditar mayoría de edad y buena conducta;

b) Poseer el título previsto en el inciso b) del artículo 32;

c) Acreditar hallarse domiciliado por más de un año en el lugar donde pretende ejercer como corredor;

d) Constituir la garantía prevista en el artículo 3º inciso d), con los alcances que determina el artículo6º;
(Nota Infoleg: Por art. 1° de la Resolución N° 1/2000 Inspección General de Justicia
B.O. 11/02/2000, se fija la suma de $ 500 (pesos quinientos) como importe del
depósito a partir de la entrada en vigencia de la reforma ley 25.028; y que dicha
suma además de en dinero efectivo, podrá acreditarse a opción del interesado,
mediante la contratación de un seguro de caución a favor de la
Inspección General de Justicia.)

e) Cumplir los demás requisitos que exija la reglamentación local.

Los que sin cumplir estas condiciones sin tener las calidades exigidas ejercen el corretaje, no tendrán acción
para cobrar la remuneración prevista en el artículo 37, ni retribución de ninguna especie.

(Artículo incorporado por art. 1° de la Ley N° 25.028 B.O. 29/12/1999. Vigencia: a


partir de los sesenta días de su publicación en el Boletín Oficial.)

Art. 34. – En el ejercicio de su profesión el corredor está facultado para:

a) Poner en relación a 2 (dos) o más partes para la conclusión de negocios sin estar ligado a ningunade ellas
por relaciones de colaboración, subordinación o representación. No obstante una de las partes podrá
encomendarles que la represente en los actos de ejecución del contrato mediado;

b) Informar sobre el valor venal o de mercado de los bienes que pueden ser objeto de actos jurídicos;

c) Recabar directamente de las oficinas públicas, bancos y entidades oficiales y particulares, los informes y
certificados necesarios para el cumplimiento de sus deberes;

d) Prestar fianza por una de las partes.

(Artículo incorporado por art. 1° de la Ley N° 25.028 B.O. 29/12/1999. Vigencia: a


partir de los sesenta días de su publicación en el Boletín Oficial.)

Art. 35. – Los corredores deben llevar asiento exacto y cronológico de todas las operaciones concluidas
con su intervención, transcribiendo sus datos esenciales en un libro de registro, rubricado por el Registro
Público de Comercio o por el órgano a cargo del gobierno de la matrícula en la jurisdicción.

(Artículo incorporado por art. 1° de la Ley N° 25.028. Vigencia: a partir de los sesenta
días de su publicación en el Boletín Oficial.)

Art. 36. – (Artículo derogado por art. 3° inc. c) de la Ley N° 26.994 B.O. 8/10/2014 Suplemento.
Vigencia: 1° de agosto de 2015, texto según art. 1° de la Ley N° 27.077 B.O.
19/12/2014)

Art. 37. – (Artículo derogado por art. 3° inc. c) de la Ley N° 26.994 B.O. 8/10/2014 Suplemento.
Vigencia: 1° de agosto de 2015, texto según art. 1° de la Ley N° 27.077 B.O.
19/12/2014)

Art. 38. – (Artículo derogado por art. 3° inc. c) de la Ley N° 26.994 B.O. 8/10/2014 Suplemento.
Vigencia: 1° de agosto de 2015, texto según art. 1° de la Ley N° 27.077 B.O.
19/12/2014)

Art. 39. – Comuníquese, publíquese, dése a la Dirección Nacional del Registro Oficial y archívese.

LANUSSE – Carlos A. Rey – Carlos G.N. Coda – Gervasio R. Colombres.


Antecedentes Normativos

– Nota Infoleg: Por art. 1° de la Resolución N° 7/81 Inspección General de Justicia B.O.
26/03/1982, se fija la suma de $ 3.000.000 (pesos tres millones) como importe del
depósito que requiere el art. 3º, inc. d) a partir del 1 de enero de 1982;
– Nota Infoleg: Por art. 1° de la Resolución N° 6/82 Inspección General de Justicia B.O.
31/12/1982, se fija la suma de $ 9.000.000 (pesos nueve millones), como importe del
depósito que exige el art. 3º, inc. d) a partir del 1 de enero de 1983;

– Nota Infoleg: Por art. 1° de la Resolución N° 7/82 Inspección General de Justicia B.O.
06/01/1983, se dispone que el depósito de la garantía que exige el art. 3º, inc. d) de
la ley 20.266, podrá efectuarse bajo el sistema de plazo fijo, intransferible, ajustable,
a mediano plazo, por el término de trescientos sesenta días. Dicho depósito se
efectuará en el Banco de la Ciudad de Buenos Aires, casa matriz, a la orden conjunta
del interesado y del Inspector General de Justicia;

– Nota Infoleg: Por art. 1° de la Resolución N° 7/83 Inspección General de Justicia B.O.
15/02/1984, se fija la suma de $ 4790 (pesos cuatro mil setecientos noventa), como
importe del depósito que exige el art. 3º, inc. d) a partir del 1 de enero de 1984;

– Nota Infoleg: Por art. 1° de la Resolución N° 1/84 Inspección General de Justicia B.O.
01/08/1984, se fija la suma de $ 64.500 (pesos sesenta y cuatro mil quinientos) y $
129.100 (pesos ciento veintinueve mil cien), respectivamente, como montos máximos
de las multas que establecen los arts. 20 y 23 a partir del 1 de julio de 1984;

– Nota Infoleg: Por art. 1° de la Resolución N° 4/84 Inspección General de Justicia B.O.
07/01/1985, se fija la suma de $ 28.117 (pesos veintiocho mil ciento diecisiete), como
importe del depósito que exige el art. 3º, inc. d) a partir del 1 de enero de 1985;

– Resolución N° 1/84 Inspección General de Justicia, derogada por art. 2° de la


Resolución N° 2/85 Inspección General de Justicia B.O. 24/06/1985;

– Nota Infoleg: Por art. 1° de la Resolución N° 10/85 Inspección General de Justicia


B.O. 18/12/1985, se fija la suma de Australes 131 (ciento treinta y uno), como
importe del depósito que exige el art. 3º, inc. d) a partir del 1 de enero de 1986;

– Nota Infoleg: Por art. 1° de la Resolución N° 25/86 Inspección General de Justicia


B.O. 17/03/1987, se fija la suma de Australes 1000 (mil), como importe del depósito
que exige el art. 3º, inc. d) a partir del 1 de enero de 1987;

– Nota Infoleg: Por art. 1° de la Resolución N° 11/87 Inspección General de Justicia


B.O. 10/02/1988, se fija la suma de Australes 10.000 (diez mil), como importe del
depósito que exige el art. 3º, inc. d) a partir del 1 de enero de 1988;

– Nota Infoleg: Por art. 1° de la Resolución N° 5/90 Inspección General de Justicia B.O.
14/03/1990, se fija la suma de Australes 500.000 (quinientos mil), como importe del
depósito que exige el art. 3º, inc. d) y 33 inc. d) a partir del 7 de marzo de 1990;

– Artículo 3° inc. d), derogado por art. 1° inc. 12) del Decreto N° 240/99 B.O.
23/03/1999;

– Artículo 36 incorporado por art. 1° de la Ley N° 25.028 B.O. 29/12/1999. Vigencia: a


partir de los sesenta días de su publicación en el Boletín Oficial;

– Artículo 37 incorporado por art. 1° de la Ley N° 25.028 B.O. 29/12/1999. Vigencia: a


partir de los sesenta días de su publicación en el Boletín Oficial;
– Artículo 38 incorporado por art. 1° de la Ley N° 25.028 B.O. 29/12/1999. Vigencia: a
partir de los sesenta días de su publicación en el Boletín Oficial.

EL ARBITRAJE COMERCIAL EN EL CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN: LA CONFLICTIVA


REGULACIÓN SOBRE REVISIÓN
DE LOS LAUDOS ARBITRALES. BREVE RESEÑA JURISPRUDENCIAL

Por Dra.Graciela Karina Torales*

El presente artículo se publica con la autorización expresa de su autora, y se encuentra originalmente publicado en CONCEPTOS,
boletín de la Universidad del Museo Social Argentino, Dossier Especial – Derecho Comercial y Empresarial, Año 95 (Nº 508 /
Abril 2020), 273 – 316.

SUMARIO

I. Introducción 02
II. Revisión de los laudos arbitrales en el Código Civil y Comercial de la Nación 08
III. Conclusión 23 IV. Referencias bibliográficas
24
V. Referencias Jurisprudenciales 25
VI. Legislación y fuentes normativas 27
Resumen El arbitraje comercial se remonta a tiempos ancestrales. Es el método heterocompositivo más antiguo.
En la República Argentina se encuentra regulado en los códigos procesales desde los inicios de la organización
legislativa nacional. En este artículo, discurriremos acerca de la posibilidad de impugnar una sentencia arbitral. Así,
recordamos que –históricamente- la sentencia arbitral puede ser objeto de planteos de nulidad basados en: falta
esencial en el procedimiento; laudar fuera de plazo; y laudar fuera de los puntos comprometidos por las partes. En
2014, a través de la Ley N.° 26.994, se sancionó el nuevo Código Civil y Comercial de la Argentina (CCCN). En dicho
código, se introdujo el contrato de arbitraje comercial y, dentro de la normativa de este contrato, se legisló sobre la
impugnación de la sentencia arbitral. Las normas sobre impugnación de la sentencia arbitral contenidas en el CCCN,
artículo 1656, segunda parte, resultan ser incompatibles con la normativa procesal argentina en la materia y,
también, resultan contrarias al espíritu de este ancestral instituto jurídico.

Palabras clave: arbitraje comercial, impugnación, nulidad, apelación, causales de nulidad, sentencia arbitral, laudo

Abstract Commercial arbitration dates back to ancient times. It is the oldest heterocompositive method of dispute
resolution. In Argentina, it is regulated in the procedural codes, from the beginning of the national legislative
organization. Here, we will discuss the possibility of challenging an arbitration award. Thus, we recall that -
historically- a party can seek the annulment of an arbitration award based on: essential fault in the procedure, the
legal dispute has been solved after deadline; the award contains decisions on matters beyond the scope of the
submission to arbitration. The new Civil and Commercial Code of the Argentine Republic (CCCN) was enacted
through Act 26 994, in 2014. In this code the commercial arbitration contract was introduced and, within the
regulations of this contract, it was legislated on the challenge of the arbitration award. The rules on challenging
the arbitration award contained in the CCCN -section 1656, second part- they turn out to be incompatible with
Argentine procedural regulations on this point and, also, they are contrary to the spirit of this ancestral legal
institute.

Key words: Commercial Arbitrage, Contestation, Nullity, Appeal, Nullity Causals, Arbitral Sentence, Ruling.

I. INTRODUCCIÓN

Para comprender la importancia de la existencia del arbitraje comercial, nos interesa esbozar brevemente
algunas cuestiones sobre sus orígenes y, particularmente, sobre su vinculación con el ámbito mercantil.

Se ha dicho que “El arbitraje tiene orígenes y precedentes históricos que se confunden con la historia del
derecho y de la humanidad” (Zappalà, 2010: 196). Acompañando esta afirmación, orígenes sobre el arbitraje se
encuentran en la Antigua Grecia, tal como lo afirmase el destacado estudioso del derecho griego Hans J. Wolff:
“Los estudiosos de la historia del proceso jurisdiccional griego generalmente sostienen que la administración de
justicia se originó en el hábito prehistórico de resolver disputas entre individuos, renunciando voluntariamente a
la autotutela y recurriendo al arbitraje” (Wolff, 2007:335).

Roma tampoco se mantuvo al margen del desarrollo del Arbitraje, coinciden los autores en que ya en el año 451
a. C. la Ley de las XII Tablas contenía disposiciones relativas a los árbitros (Molina González, 1988: 315).
Concretamente, la Legis Actio Per Iudicis Arbitrive Postulationem, admitida en la Ley de las XII Tablas, se trataba
del nombramiento de un juez privado para que se pronunciase sobre la controversia (Di Pietro y Lapieza Elli,
1983: 171).

De tal suerte, como se ha dicho, el arbitraje tiene sus orígenes en la historia de la humanidad y fue instrumento
de pacificación social, siendo la alternativa primaria al uso de la fuerza. A pesar de la rica y extensa historia de los
orígenes del arbitraje en las sociedades ancestrales, nos interesa agregar, a esta breve introducción, algunas
notas sobre lo que consideramos el origen del arbitraje comercial, cuyo nacimiento justamente acaeció en los
albores del derecho mercantil.

El derecho mercantil nace por fuerza de los hechos. Con los movimientos poblacionales hacia las renacientes
“ciudades” urbanas que, con las variantes temporales de cada caso, se sitúa a partir del siglo XII. Así Etcheverry
expresa que, a partir del siglo IX, se abre en esos lugares el desarrollo y progreso del sector terciario (actividades
comerciales e intelectuales). Desde la gran Venecia, que sigue creciendo, continúan su ejemplo Amalfi, Pisa y
Génova. Hasta el siglo XVI, son las ciudades-puertos las que impulsan el comercio medieval; sirven ellas de modelo
para el resto de Europa en cuanto a regulaciones jurídicas comerciales (Etcheverry, 1988:15).

La expansión comercial que menciona el autor citado es inconmensurable, y su expansión atravesará todo el
territorio. A los mercados se les sumarán las ferias. Se considera que su inicio se da en Francia. A las particularmente
famosas de Champaña y Lyon en Francia, cabe citar la de Medina del Campo en España, la de Francfort en Alsacia y
la de Nijni-Novgorod en Rusia, entre otras (Halperín, 2000:6).

El escenario, como hemos dicho, ubicándonos en el siglo XII en adelante, se presentaba con una diversidad de
mercaderes de distintas regiones, como Lyon, Milán, Bolonia, Génova, una importante circulación de mercancías y,
por ende, una circulación del dinero de igual magnitud, un creciente surgimiento del crédito, la búsqueda seguridad
y celeridad en las transacciones llevadas a cabo en este ámbito y, por cierto, la existencia de controversias, como en
todo ámbito humano.

Desde allí se manifiesta la necesidad de unificar las reglas en pos de la seguridad y del crecimiento de la próspera
actividad mercantil. En ese escenario, se comienza a delinear el derecho de los comerciantes, con instituciones
jurídicas típicas de la actividad comercial y, con reglas propias, se crearon tribunales especiales, conformados por los
mismos mercaderes, en donde se resolvían sus controversias.

Concretamente se da el origen del arbitraje comercial actual, del modo que expresáramos precedentemente, de
la mano del nacimiento del derecho mercantil y como herramienta de los mercaderes para resolver sus conflictos,
en un ámbito propio y con la propia normativa que ellos se habían otorgado.

De tal suerte, y como elemento destacado del origen del arbitraje comercial, los mercaderes se congregan en
corporaciones para reglamentar su actividad, a través de sus propios estatutos.

Así las cosas, podemos agregar que el desarrollo de aquel derecho comercial –derecho de los comerciantes– no
puede escindirse del desarrollo de la jurisdicción consular. Claramente, se produjo entre ellos una expansión
interdependiente reflejada en el marco regulatorio precedentemente indicado del cual da cuenta una vasta lista de
documentos, entre los que suelen destacarse: el libro del Consulado del Mar, les rôles d’Oléron, las leyes de
Visby, le Guidon de la Mer, las ordenanzas españolas de Burgos y de Bilbao. Todos estos documentos normativos
fueron de aplicación dentro de la jurisdicción consular, piedra angular del arbitraje comercial actual.

Las corporaciones medievales y la jurisdicción consular vivieron su esplendor hasta el siglo XV –inicio de la Edad
Moderna- y comenzaron su declive con el avance de la conformación de los Estados Modernos en el siglo XVI.

Entiéndase lo expuesto como la influencia absoluta de la creación de los Estados Modernos en la desaparición de
las corporaciones mercantiles y el consiguiente debilitamiento, casi total, de la jurisdicción consular.

Este proceso de toma de control del derecho mercantil por parte de los Estados Modernos logra su consagración
con el dictado del Código de Comercio Francés.

El arbitraje comercial se ve debilitado ante el establecimiento de la jurisdicción estatal y, en líneas generales, no


será hasta la finalización de la Segunda Guerra Mundial que comenzará a recuperar su espacio de la mano del
flujo e intercambio no solo mercantil, sino poblacional y cultural. Con un profuso desarrollo normativo tanto en
las legislaciones nacionales como en tratados internacionales.

Con todo, vemos que el arbitraje comercial es un método de resolución de controversias alternativo a la justicia
Estatal. Las personas humanas o jurídicas pueden decidir someter la resolución de sus conflictos a arbitraje
cuando se trate de cuestiones vinculadas a derechos patrimoniales disponibles y cuando, voluntariamente, se
pongan de acuerdo al respecto de este sometimiento.

Es por imperio de la autonomía de la voluntad que las personas pueden acordar llevar adelante un arbitraje
comercial, eligiendo, en forma directa o indirecta, a las personas físicas (árbitros) que resolverán las controversias y,
del mismo modo, fijando las reglas que regirá el procedimiento, a cargo de los árbitros, para arribar a la resolución de
los conflictos a ellos sometidos.
Desde esta óptica, el arbitraje resulta ser un contrato a través del cual las partes manifiestan su consentimiento para
regular determinadas relaciones jurídicas patrimoniales, conforme el artículo 957 (CCCN. 2014). Entonces, una vez
suscripto el contrato de arbitraje, la parte que considerare que ha surgido una cuestión controversial que requiere
resolución no debería concurrir a la justicia estatal, sino a los árbitros. Si la parte en cuestión acudiere a la justicia
estatal, como principio general, esta rechazaría su petición. Esto representa el principio de colaboración del sistema
judicial con el sistema arbitral.

Adicionalmente, resulta conveniente reseñar algunos de los fundamentos constitucionales que permiten este
despliegue de la autonomía de la voluntad y la elección del arbitraje comercial, en vez del sometimiento a la justicia
estatal.

Para ello, siguiendo a Caivano, debemos analizar las normas de los artículos 18 y 116 de nuestra Constitución
Nacional (C.N. to 1995). La primera corresponde a la garantía constitucional del juez natural; y la segunda, a la
atribución de la potestad estatal de dirimir conflictos al Poder Judicial –centralmente- quedando a cargo de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación y de los tribunales inferiores de la Nación, quienes ostentan la potestad de
conocimiento y decisión de todas las causas que versen sobre puntos regidos por la Constitución y por las leyes de la
Nación. Básicamente La regla central “que deriva de estas normas es que los habitantes de la Nación tienen el
derecho a ser juzgados por los tribunales judiciales. Si al pactar el arbitraje las partes están sometiéndose a la
decisión vinculante de un particular que no forma parte del Poder Judicial, es evidente que, al hacerlo, están
resignando la posibilidad de acudir a los tribunales estatales. Convenir el sometimiento a juicio de árbitros
implica excluir la potestad de los órganos judiciales para conocer y decidir de las cuestiones que han sido puestas
a decisión de los árbitros” (Caivano. 2011: 96).

Esto es así porque, como se ha dicho, el objeto del arbitraje comercial se compone exclusivamente por
cuestiones que versan sobre derechos patrimoniales disponibles; y la renuncia a las garantías constitucionales,
cuando están en juego los derechos de contenido patrimonial, es admitida por nuestro máximo tribunal. (Fallos:
322:1253; 327:5118; entre otros).

Queda claro entonces que “la garantía del juez natural y su consecuente derecho a la tutela jurisdiccional del
Estado no son incompatibles con los arbitrajes nacidos de fuente convencional: si las funciones jurisdiccionales
son asumidas por los árbitros como consecuencia de un acto voluntario de las partes y recaen sobre derechos de
libre disponibilidad, no existe agravio a la Constitución Nacional” (Caivano, 2011:97). Para cerrar estas breves
líneas sobre algunos de los fundamentos constitucionales del arbitraje comercial, recordamos que nuestra Corte
Suprema de Justicia de la Nación ya ha dicho que “la intervención de los árbitros, sea o no de órganos
administrativos, con facultades para decidir irrevisiblemente las cuestiones que les son sometidas, es válida y no
contraría los arts. 1° y 18 de la Constitución Nacional, toda vez que los interesados hayan consentido los
respectivos procedimientos o cuando, con anterioridad a estos, la jurisdicción arbitral fue convenida o aceptada
inequívocamente por la parte que más tarde pretende desconocerla invocando su inconstitucionalidad” (Fallos:
250:61).

Por su parte, queda claro que la fuente del arbitraje comercial es contractual. Sin embargo, su función es
jurisdiccional. La naturaleza jurisdiccional del arbitraje se encuentra reconocida por nuestra Corte Suprema de
Justicia de la Nación desde el siglo XIX, como indica Rivera, citando el fallo “Bruce v. De las Carreras”, Fallos
22:327 del año 1880 (Rivera, 2007: 65, n.150). Criterio que, por supuesto, se mantiene sin discusiones. “En
efecto, aun cuando el arbitraje sea un procedimiento de solución de controversias de origen contractual, es
jurisdiccional por su función y por la especial eficacia que el derecho otorga a sus efectos, por lo que las tareas
que realizan los árbitros no guardan relación con las ejercidas por abogados y procuradores que defienden los
intereses individuales de las partes. Los árbitros realizan funciones materialmente jurisdiccionales de modo tal
que, de perseguirse una asimilación con otra figura prevista en el ordenamiento jurídico, correspondería hacerlo,
en principio, con la del juez o, a los fines remuneratorios, con la del conjuez, habida cuenta del carácter transitorio
con que tanto estos como aquellos ejercen la función materialmente jurisdiccional” (Rocca, J.C. c/ Consultara S.A. s/
ordinario. 1999).

La función jurisdiccional del arbitraje comercial implica que el laudo o la sentencia arbitral ponen fin a la
controversia. Pues, una vez resuelto el conflicto por los árbitros, la parte perdidosa debe cumplir. Caso contrario, la
sentencia arbitral podrá ser ejecutada conforme la legislación correspondiente; si fuere una sentencia arbitral local,
en los términos del artículo 499 (CPCCN. to 1981) y artículo 497 (CPCCBA. 1968), si se tratare de un laudo arbitral
internacional, su ejecución en la República Argentina se hará conforme lo establece la Ley N.º 27.449 (2018).

Con este breve repaso de cuestiones que consideramos centrales para contextualizar la temática que nos
proponemos abordar aquí, es útil recordar que el arbitraje comercial es el método alternativo de resolución de
conflictos mediante el cual las partes, por imperio de la autonomía de la voluntad, someten sus conflictos a árbitros,
que son terceros independientes e imparciales, que los resolverán; siendo esta sentencia arbitral, una vez firme,
obligatoria para las partes.

Finalmente, destacamos que la regulación del arbitraje comercial en el CCCN (2014), luego de la sanción de la Ley
N.º 27.449 sobre Arbitraje Comercial Internacional (2018), queda –en lo pertinente- acotada a los arbitrajes
comerciales domésticos.

II. REVISIÓN DE LOS LAUDOS ARBITRALES EN EL CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN

En esta oportunidad nos ocuparemos de revisar del artículo 1656 del Código Civil y Comercial de la Nación
(CCCN. 2014), concretamente de la segunda parte del mismo. El mencionado artículo, en su totalidad, reza:

Efectos. Revisión de los laudos arbitrales. El convenio arbitral obliga a las partes a cumplir lo estipulado y
excluye la competencia de los tribunales judiciales sobre las controversias sometidas a arbitraje, excepto que el
tribunal arbitral no esté aún conociendo de la controversia, y el convenio parezca ser manifiestamente nulo o
inaplicable. En caso de duda, ha de estarse a la mayor eficacia del contrato de arbitraje.

Los laudos arbitrales que se dicten en el marco de las disposiciones de este Capítulo pueden ser revisados ante la
justicia competente por la materia y el territorio cuando se invoquen causales de nulidad, total o parcial,
conforme con las disposiciones del presente Código. En el contrato de arbitraje no se puede renunciar a la
impugnación judicial del laudo definitivo que fuera contrario al ordenamiento jurídico”.

La norma transcripta, en primer término, se ocupa de los efectos del contrato de arbitraje; y luego, de la revisión
judicial por nulidad, estableciendo en último lugar la prohibición de la renuncia previa a la impugnación judicial
del laudo definitivo que fuera contrario al ordenamiento judicial.

Su primera parte representa la esencia misma del arbitraje comercial. Las partes voluntariamente deciden
someter sus conflictos a un arbitraje y, como bien establece la norma, esto implica la exclusión de la competencia
de los tribunales judiciales, con las salvedades allí establecidas; las que no serán motivo de análisis en esta
oportunidad.

Corresponde recordar que estos efectos del acuerdo de arbitraje, receptados por el artículo también han sido,
históricamente, aceptados por la doctrina local especializada (Alsina. 1965, T. VII:17-18), se encuentran
regulados en el derecho comparado1 y también en convenciones internacionales.2

Por supuesto, la jurisprudencia local, ha estado, en líneas generales, en consonancia con lo normado;
acompañando el desenvolvimiento y desarrollo de este antiguo método heterocompositivo de resolución de
controversias.

1 . Cfr. Ley Boliviana N.º 708/2015, artículos 45. La Ley Peruana de Arbitraje – Decreto Legislativo N.º 1071/2008, artículo 3 - Principios y
derechos de la función arbitral. Ley de Arbitraje Española N.º 60/2003, 23 de diciembre, modificada por la Ley N.º 11/2003, 20 de mayo, artículo
7: Intervención Judicial. En estos artículos se establece la exclusión de los tribunales judiciales.
2 . Cfr. Convención de New York, citada, artículo II – punto 3.
Adicionalmente, abonando la manifiesta exclusión de los tribunales judiciales, el artículo introduce la regla
interpretativa del favor arbitri, es decir, al interpretar un acuerdo arbitral, debe tenderse a su más amplia validez y
eficacia. Este principio introducido por la norma en análisis confirma el principio kompetenz-kompetenz receptado
por el art. 1654 (CCCN. 2014).

Ahora bien, aquí nos interesa analizar la segunda parte del artículo en cuestión que trata sobre la revisión de los
laudos arbitrales. Debemos recordar que el proyecto elaborado por la comisión redactora (Comisión Redactora
creada por Decreto 191/2011) no contenía esta segunda parte, la que consideramos de neto corte procesal.

Así las cosas, en esta segunda parte, se ocupa o pretende ocuparse de la revisión de las sentencias arbitrales,
estableciendo que las que se dicten, en el marco de las disposiciones del capítulo sobre contrato de arbitraje,
pueden ser revisadas ante la justicia competente por la materia y el territorio cuando se invoquen causales de
nulidad, total o parcial, conforme con las disposiciones del CCCN (art. 1656. CCCN. 2014).

Asimismo, establece que, en el contrato de arbitraje, no se puede renunciar a la impugnación judicial del laudo
definitivo que fuere contrario al ordenamiento jurídico (art. 1656. CCCN. 2014).

Como vemos, aquí se plantean dos grandes problemas. Por un lado, una sorpresiva norma que establece que la
sentencia arbitral podría atacarse de nulidad, pero sobre la base de causales de una legislación de fondo. Por el
otro, el establecimiento de una prohibición a renunciar a impugnar judicialmente la sentencia arbitral cuando
esta fuere contraria al ordenamiento jurídico.

En una primera aproximación al tema, diremos que el laudo o sentencia arbitral resulta ser un acto de naturaleza
jurídica procesal, un acto de autoridad. El mismo pone fin a una contienda, a una controversia sobre derechos
patrimoniales disponibles; y es ejecutable, como ya hemos mencionado, al igual que una sentencia judicial, en
los términos del art. 499 (CPCCN. to 1981) y art. 497 (CPCCBA. 1968).

Nuestra destacada doctrina ya ha remarcado que “el laudo arbitral, sea de equidad o de derecho, tiene la
naturaleza jurídica de una sentencia, por lo que no se encuentra comprendido en el régimen general de las
nulidades del código civil (Cám. 2ª Civ. y Com., La Plata, Jurisp. Arg., 1952-ll, pág. 375)” (Alsina, 1965: 79, n.
68/2.). Asimismo, hemos destacado que la naturaleza jurisdiccional del arbitraje ha sido reconocida desde
antaño por nuestra CSJN.

En un interesante trabajo, se ha expuesto que “el laudo arbitral es una verdadera ‘sentencia’ dotada de fuerza
obligatoria que caracteriza a los actos de autoridad; alcanza la calidad de la cosa juzgada, y tiene fuerza
ejecutiva sin más […]; ha sido dictado para solucionar un conflicto, mediante la aplicación del derecho al caso
sometido a arbitraje (tanto en el supuesto de arbitraje de derecho como de amigables componedores); también
en el arbitraje se deben respetar los principios del debido proceso. Es decir, el arbitraje reúne todos los requisitos
propios de la Jurisdicción. Y si bien los árbitros no pueden ejercer la coacción estatal, ello no puede llevar a
negar carácter jurisdiccional a su función; porque lo importante y determinante de su naturaleza son todas las
características propias de la Jurisdicción que ostentan, y no aquello que no tienen”3 (Loutayf Ranea, R. G. y Solá
E., 2014).

De tal suerte, entendemos que la sentencia arbitral comparte el carácter jurisdiccional –aunque carezca de
alguno de sus elementos: el imperium- con la sentencia judicial. Por tal motivo, no podría ser atacada de nulidad
o anulabilidad por las causales legisladas en el CCCN, pues, como legislación de fondo, no se ocupa de los actos
jurisdiccionales. En sintonía con su carácter de legislación de fondo, no recepta las específicas, históricas y casi
universales causales de nulidad invocables frente a una sentencia arbitral.4

3 . Los vocablos destacados les pertenecen a los autores del texto citado.
4 . Cfr., y a título ejemplificativo: La Ley Boliviana N.º 708, artículos 111 y 112: causales de nulidad. La Ley Peruana de Arbitraje – Decreto
Legislativo N.º 1071/2008, artículo 63: Causales de Anulación. Ley de Arbitraje Española N.º 60/2003, 23 de diciembre y sus modificaciones.
TÍTULO VII. De la anulación y de la revisión del laudo, artículo 41: Motivos. Ley Modelo de UNCITRAL sobre Arbitraje Comercial
Internacional, cuyo artículo 34, estable la petición de nulidad como único recurso contra un laudo arbitral.
Ahora bien, corresponde destacar cuáles son las posibilidades de recurrir un laudo arbitral. Las mismas se
encuentran reguladas en los artículos 760, 761 y 771 del (CPCCN. to 1981); y, en lo que atañe a la provincia de
Buenos Aires, los artículos 798, 799 y 809 (CPCCBA. 1968) son los que regulan estas causales. Cabe acotar que las
mencionadas normas de los citados códigos procesales de la Nación y de la Provincia de Buenos Aires resultan ser
idénticas.

Los artículos referenciados establecen la irrenunciabilidad de los planteos de nulidad cuando:

- se funden en falta esencial del procedimiento, haber fallado los árbitros fuera del plazo o sobre puntos no
comprometidos (art. 760, CPCCN. to 1981);

- contuvieren, en la parte dispositiva, decisiones incompatibles entre sí (art. 760, CPCCN. to 1981). Asimismo,
el artículo 771 (CPCCN. to 1981)

sobre arbitraje de amigables componedores establece la irrenunciabilidad, basada solamente en haber fallado los
árbitros fuera del plazo o sobre puntos no comprometidos. Un análisis pormenorizado del alcance y/o interpretación
sobre qué comprenden estas causales excede la propuesta de estas páginas, por lo que invitamos al lector a
remitirse a análisis previos y a la jurisprudencia aquí citada.

Para dejar expresamente claros la postura y el planteo, reiteramos que las normas procesales establecen
expresamente la imposibilidad de renunciar a los planteos de nulidad basados en las causales enunciadas; y, del
mismo modo, establecen la posibilidad de renunciar al recurso de apelación en los arbitrajes de derecho y la
imposibilidad de interponer dicho recurso en los arbitrajes de amigables componedores o de equidad (artículos
758 y 771, CPCCN. to 1981 y artículos 779 y 809, CPCCBA. 1968).

Este marco acotado en cuanto a la recurribilidad de los laudos arbitrales, se sustenta justamente en el ejercicio
de la autonomía de la voluntad que, por diversos motivos, decide resolver determinados conflictos
protagonizados en el marco de sus derechos patrimoniales disponible por la vía alternativa del arbitraje
comercial.

Por otra parte, corresponde ocuparnos del segundo problema planteado, veamos: el artículo 1656 (CCCN. 2014)
en su última oración establece: “En el contrato de arbitraje no se puede renunciar a la impugnación judicial del
laudo definitivo que fuera contrario al ordenamiento jurídico”. Así las cosas, este texto inicialmente generó un
gran revuelo, al plantearse la gran duda sobre si el artículo se estaba refiriendo a la impugnación por causales de
nulidad o si la norma se estaba extendiendo, comprendiendo en su exégesis, al recurso de apelación. Esto es así,
teniendo en cuenta que el vocablo “impugnación”, en sentido lato, comprende a todos los recursos judiciales. El
contexto de la norma, no brinda la claridad deseada para evitar la eventual existencia de confusión manifestada.

Otro aspecto generador de desconcierto en lo aquí analizado aparece ante la cuestión de temporalidad emanada
de la oración que establece la prohibición de renuncia – en el acuerdo arbitral – a la impugnación del laudo
definitivo que fuera contrario al ordenamiento jurídico: ¿cómo podría conocerse, al momento de la suscripción
del contrato de arbitraje, que el laudo arbitral definitivo es (será) contrario al ordenamiento jurídico para que
aplique la prohibición de renunciar a impugnarlo?

Aunque lo precedentemente escrito pudiere sonar a ironía, en verdad, es una seria crítica a la técnica legislativa
aplicada a esta norma y, por supuesto, a su contenido.

En consonancia con lo expuesto, “(…) juzgar si un fallo arbitral es contrario a nuestro ordenamiento jurídico
exigiría un estudio integral del laudo, que excedería largamente de su faz procedimental. Y tal actividad, […] sería
contradictoria con la télesis misma del arbitraje que persigue por vía convencional, la intervención de jueces no
estatales para evitar, precisamente, la intervención del Poder Judicial como institución pública” (Pan American
Energy LLC (Sucursal Argentina) c/ Metrogas S.A. (Chile) s/Organismos Externos. 2017) del voto del Magistrado
Vasallo).
La forma de ingresar en un estudio integral de una sentencia arbitral es a través del recurso de apelación, el cual le
permite al juez el análisis del mérito de la misma. En rigor, realmente, nos encontramos frente a un fenómeno
normativo confuso e impreciso y sin asidero dentro de nuestro derecho, cuyo análisis termina resultando altamente
complejo con miras a encausarlo.

En esta primera aproximación, volvemos a recordar que, si el concepto de impugnación judicial del artículo en
análisis abarcare al recurso de apelación, estaríamos retrocediendo varios siglos en lo que atañe al desarrollo del
arbitraje comercial, yendo contra nuestro propio derecho y, definitivamente, atentando contra la pretendida
modernidad que se le ha querido dar al regular su faz contractual en el vigente CCCN.

En este desarrollo, también se debe recordar que la doble instancia no resulta ser una garantía constitucional en las
causas de derecho privado. Así lo ratifica nuestra jurisprudencia, a saber: “(…) el principio de la doble instancia
carece de jerarquía constitucional en juicios civiles: en tal sentido, siempre ha sostenido la Corte Suprema de Justicia
de la Nación que, en materia civil, la garantía constitucional de la defensa en juicio no requiere la doble instancia
judicial” (Fallos 171:366; 182:383; 186:337; 187:79; 191:228; 192:162; 203:315; 211:1534; 212:105; 214:413;
215:156; 216:604; 217:205; 218:208; 220:543; 221:40; 222:509; 241:195; 243:296; 245:200; 246:357; 247:419;
249:543; 250:12; 251:72; 253:15; 320:1847; 320:2145; 322:2488; 322:3241; 322:2357). ); así, por otra parte, lo
enseña la doctrina (Alsina, 1965: 694) y lo ha decidido este Tribunal (v., entre otros, “Mobil Argentina S.A. c/ Gasnor
S.A.”, 8.8.07; íd., “Sociedad de Inversiones Inmobiliarias Del Puerto S.A. c/ Constructora Iberoamericana S.A.”,
7.2.11; íd., “Devoreal S.A. s/ quiebra c/ Moreno, Alfredo”,

1.11.16).” (Pan American Energy LLC (Sucursal Argentina) c/ Metrogas S.A. (Chile) s/Organismos Externos. 2017.
Del voto del Magistrado Heredia).

El principio, precedentemente, destacado encuentra numerosas ratificaciones en la doctrina jurisprudencial –


posterior a Alsina- de nuestra CSJN.5 Por ello, la posibilidad de renuncia al recurso de apelación consagrada en
nuestra legislación procesal sobre arbitraje comercial representa una muestra más del respeto a la autonomía de
la voluntad que prima en la estructura de este instituto jurídico.

En consonancia con todo lo expuesto, veremos que la jurisprudencia ha adoptado un criterio rector de
interpretación, sostenido en importantes desarrollos sobre el instituto jurídico del arbitraje comercial en nuestro
país. Esta determina que la extravagante frase se refiere solamente al recurso de nulidad. Dicha interpretación es
coherente con lo normado en el artículo 2 (CCCN. 2014) sobre finalidad de las normas y queda enmarcada en el
internacionalmente reconocido principio del favor arbitri introducido por el mismo artículo 1656 (CCCN. 2014).

Ahora bien, en estos cinco años de vigencia del CCCN, en la jurisprudencia y doctrina especializada se han hecho
grandes aportes para interpretar, definir y conjugar la norma en análisis. Norma que resulta incomprensible, ya
que la incorporación del arbitraje comercial, en su faz contractual al CCCN, tenía como objeto revalorizar este
importantísimo y útil instituto jurídico configurado con el mismo nacimiento de derecho comercial. Objetivo con
el cual la norma en análisis no coadyuva.

Sin embargo, más allá de los destacados aportes doctrinarios y jurisprudenciales que analizaremos a
continuación, el acotado marco de posibilidades de recurrir a un laudo arbitral tiene una construcción centenaria
en nuestro ámbito.

El arbitraje ya se encontraba regulado en el Código de Procedimientos de la


Capital que, en realidad, era el Código de Procedimientos Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires,
promulgado por ley el 29 de agosto del año 1880 y que entró en vigencia en la Capital Federal por imperio del
artículo 318 de la Ley N.º 1893, de organización de los Tribunales de la Capital, del 12 de noviembre de 1886.6 En

5 . Conforme nuestra CSJN: S., F. A. c/ L., C. L. s/ exequátur y reconocimiento de sentencia extr. CIV 106794/2013/CS001 24/09/2019. (Fallos:
342:1568); Conductil S.A.C.I.F.I.A. c/ Music House Jujuy S.R.L. y otro s/sumario. C. 1796. XXXVIII. RHE 20/03/2007. (Fallos: 330:1036);
Hojman, Rubén Evar s/ concurso preventivo s/ incidente de revisión promovido por Giannella, María Cristina. H. 45. XXXVII. 11/04/2006.
(Fallos: 329:1180), entre tantos otros.
6 . Esta información fue obtenida de la obra Recopilación de Códigos de la República Argentina. Buenos Aires: Establecimiento Gráfico Rodríguez

Giles, en Buenos Aires, careciendo de la fecha de edición (cfr. Torales, 2007: 15, nota 26).
el artículo 792 del mencionado Código de Procedimientos de la Capital, se regulaban las causales de interposición de
recurso de nulidad contra el laudo arbitral, a saber: haber fallado los árbitros fuera de término o sobre puntos no
comprometidos o por falta esencial de procedimiento.

De los artículos 789, 790, 791 y del mencionado 792, surgía la posibilidad de renunciar a los recursos, excepto al de
nulidad por las causales indicadas. Claramente, la referencia a renunciar a los recursos, comprendía al de apelación.
De tal suerte, con lo aquí expuesto, queda claro que la posibilidad de renuncia al recurso de apelación forma parte
de la historia de arbitraje comercial, como hemos mencionado precedentemente.

Asimismo, la renuncia al recurso de apelación o su prohibición de interponerlo no conculca derecho constitucional


alguna, tal cual lo hemos expuesto.

Ahora bien, este régimen de estrictas causales de nulidad ha sido respetado y sostenido desde antaño por nuestra
CSJN. Así, en el conocido precedente “Otto”, la CSJN estableció el criterio restrictivo del planteo de nulidad del
laudo, afirmando que ella carece de atribuciones para entrar al fondo del litigio y reverlo (“Provincia de Buenos Aires
contra Otto Frank y Compañía”, 1922).

Por su parte, en un destacadísimo fallo de 2018, cuyas partes fueron el Estado Nacional y una Unión Transitoria de
Empresas, la CSJN reiteró el criterio restrictivo de la revisión de un laudo arbitral vía recurso de nulidad y el respeto a
la libertad de renunciar a la apelación, aunque una de las partes fuere el Estado, en los siguientes términos:

“1- La jurisdicción arbitral libremente pactada es excluyente de la jurisdicción judicial y no admite otros recursos
que los consagrados por las leyes procesales. 2 - Al tratarse de decisiones adoptadas por tribunales arbitrales
cuya jurisdicción es libremente convenida por las partes —quienes además renuncian a interponer recursos
judiciales—, solo resulta legalmente admisible la intervención de los jueces mediante la vía prevista en el artículo
760, segundo párrafo del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación. 3 - En lo que concierne al alcance de la
revisión judicial de un laudo arbitral en el contexto de un recurso de nulidad, cabe adoptar un criterio restrictivo,
negando la posibilidad de que se revisen los méritos de dicho laudo. 4 - Las causales de revisión del artículo 760
del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación son taxativas y no habilitan el análisis sobre el mérito de lo
resuelto por el tribunal arbitral” (Procuración del Tesoro Nacional c/ (nulidad del laudo del 20-III-09) s/ recurso
directo. 2018).

En el fallo precedentemente mencionado también se pretendió la aplicación de “Cartellone”. Precedente que


fuera muy criticado por haberse estimado procedente la revisión judicial amplia del laudo por considerarse que
lo decidido por los árbitros afectaba el orden público y, por ello, la renuncia formulada por las partes a
interponer recurso de apelación contra el laudo no constituyó óbice para revocar lo dispuesto en el laudo (José
Cartellone Construcciones Civiles S.A. c/ Hidroeléctrica Norpatagónica S.A. o Hidronor S.A. s/ proceso de
conocimiento. 2004). Dicha pretensión no fue acogida por nuestro máximo tribunal, en el fallo aquí tratado, por
entender que la invocada afectación al orden público no fue demostrada (Procuración del Tesoro Nacional c/
(nulidad del laudo del 20-III-09) s/ recurso directo, 2018).

El precedente “Cartellone” resulta ser de acotada y, aún, controvertida aplicación. No obstante, merece un
espacio en este trabajo, para fundar lo aquí mencionado. La discusión se centró en que los árbitros calcularon
intereses a enero de 1985, cuando –en una audiencia previa- las partes habían fijado que el importe se fijaba en
valores de febrero de dicho año; también, la CSJN, estableció que se utilizó una tasa de interés distinta a la que
las partes habían pactado.

Con ello, la CSJN reitera que “es nulo el laudo que transforma las pretensiones de una de las partes
introduciéndolas como integrantes de la litis y variando así el compromiso (fallos: 290:458)”. Otro punto
importante al que refiere la CSJN en este precedente es aquel, sustentando en el artículo 872 (CC. Derogado),
que prohibía que fueran objeto de renuncia los derechos concedidos en mira del interés público,7 con más la
referencia a la interpretación restrictiva de esa institución jurídica normada en el artículo 874 (CC. Derogado).

7 . Entendemos que el principio establecido por el artículo 872 del código civil argentino derogado, se encuentra receptado en el artículo 944
(CCCN. 2014)
Agrega que la renuncia a apelar una decisión arbitral no puede extenderse a supuestos en que los términos del
laudo que se dicte, contraríen el orden público. Pues, “la apreciación de los hechos y la aplicación regular del
derecho son funciones de los árbitros y, en consecuencia, el laudo que dicten será inapelable en esas condiciones,
pero, en cambio, su decisión podrá impugnarse judicialmente cuando sea inconstitucional, ilegal e irrazonable
(fallos: 292:223)”. (José Cartellone Construcciones Civiles S.A. c/ Hidroeléctrica Norpatagónica S.A. o Hidronor S.A. s/
proceso de conocimiento. 2004).

Como podemos apreciar, el núcleo de “Cartellone” estuvo en el entendimiento de la CSJN de que ese laudo arbitral
había lesionado el interés público. Por supuesto, que sus términos han sido y siguen siendo debatidos; pero, en
mérito a la especificidad de este trabajo, no avanzaremos sobre el mismo. No obstante, reafirmamos que, por muchos
motivos, este no es un precedente aplicable, sin más, en el arbitraje comercial. Por ello, sostenemos que la posibilidad
de renuncia al recurso de apelación en el arbitraje comercial resulta ser constitutiva del mismo, y esto tiene raíz
constitucional y, obviamente, legislativa. Lo que viene siendo respetado sin más sobresaltos que el particularísimo
precedente “Cartellone”.

Con todo, los precedentes jurisprudenciales acompañan la estructuración normativa del arbitraje comercial y sus
posibilidades recursivas. Por eso, la preocupación y la necesidad de armonizar, interpretativamente, la conflictiva
regulación de la última parte del art. 1656 (CCCN. 2014).

Ahora, la jurisprudencia posterior a la nueva codificación no tardó en hacerse oír en una clara y señera resolución.
Ello sucedió en el fallo “Olam c/ Cubero” de diciembre de 2015. Allí, la actora interpuso recurso de queja contra
la declaración de inadmisibilidad de su recurso de nulidad contra el laudo arbitral dictado por el Tribunal de
Arbitraje General de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires.

El recurso de nulidad interpuesto por Olam Argentina S.A. se fundó en lo dispuesto por el artículo 1656 (CCCN.
2014) en forma genérica y los artículos 759 y 760 (CPCCN. to 1981). El Tribunal de Arbitraje General de la Bolsa
de Comercio de Buenos Aires declaró inadmisible dicho recurso en base al artículo 65 de su reglamento arbitral y
en virtud de la renuncia a los recursos, formulada en la cláusula arbitral. “Dijo también que las normas del
Código Procesal se aplican únicamente de manera subsidiaria, por lo que a su juicio no rigen al caso las
prescripciones del CPr: 760 y que no puede interpretarse que el CCyC: 1656 haya derogado las normas del citado
reglamento. Finalmente sostuvo que dicha norma del nuevo código de fondo requiere para admitir el recurso la
invocación de las causales de nulidad previstas en él” (Olam Argentina S.A. c/ Cubero, Roberto Martín y otro s/
Recurso de queja (OEX). 2015). Lo cual, agregamos, no había sucedido.

Finalmente, para cerrar el contexto del recurso analizado en esta queja, agregamos que “el referido art. 65 del
reglamento, que es la norma sobre la que se sustentó el tribunal de la Bolsa de Comercio, expresamente dispone
que ‘podrá demandarse la nulidad del laudo de amigables componedores y de árbitros de derecho, aun cuando
hubiesen sido renunciados los recursos, si se pronuncia fuera del plazo previsto en el compromiso o hubiese
recaído sobre puntos no comprometidos’” (Olam Argentina S.A. c/ Cubero, Roberto Martín y otro s/ Recurso de
queja (OEX). 2015).

En este marco, el fallo analizado estableció que la quejosa no había invocado ninguna de las causales previstas
en el artículo 65 del citado reglamento. Pero fundamentalmente dijo que “las normas del Cód. Proc. Civ. y Com.
de la Nación tampoco habilitan la revisión del contenido del laudo” (Olam Argentina S.A. c/ Cubero, Roberto
Martín y otro s/ Recurso de queja (OEX). 2015).

Así, la Sala actuante discurrió sobre la interpretación de la frase “contrario al ordenamiento jurídico”,
reconociendo que la misma ya había recibido fuertes críticas doctrinarias.

Con todo ello, y más allá de las discusiones planteadas, se inclinó por la lectura restrictiva que sostiene que esta
controvertida expresión refiere únicamente a los recursos de nulidad. Destacando también que, si la norma aclara
que el laudo es revisable por recurso de nulidad, es porque implícitamente reconoce que puede vedarse la vía de
apelación. Así, entiende que dicha conclusión “es la que mejor se ajusta a una interpretación finalista de la norma
(conf. CCyC: 2)” (Olam Argentina S.A. c/ Cubero, Roberto Martín y otro s/ Recurso de queja (OEX). 2015).
Sostenemos la postura de la Sala interviniente en “Olam c/ Cubero”. Es que la teleología de la norma (art. 1656.
CCCN. 2014) no puede escindirse de las fuentes históricas del arbitraje comercial ni de las normas centenarias que lo
acogen en nuestro país. En rigor, las fuentes históricas y las mencionadas normas son los cimientos de la finalidad
de la norma analizada.
Tampoco sería un absoluto sin sentido, puede complejizarse un institutito jurídico que –como hemos expresado– se
ha querido revalorizar y, hoy – año 2020 – más que nunca se requiere que sea fortalecido y difundido.

A su tiempo, en “Automotores Amarilla c BMW”, se dictó un fallo que hizo propios los argumentos de “Olam c/
Cubero”, por ser el planteo de la quejosa similar ante una sentencia arbitral del mismo tribunal arbitral (Amarilla
Automotores S.A. c/ BMW Argentina S.A. s/ Recurso de Queja. 2016).

Otro de los primeros fallos, dictados bajo la vigencia del CCCN es “Diaz c Techint”, el cual también ha estado en
consonancia – con los precedentemente analizados – sobre la cuestión central de la renuncia al recurso de apelación
y los límites del recurso de nulidad, rechazando la queja.

En este caso, la Sala interviniente recordó el emblemático precedente “Color” ratificando: “No puede pretenderse
elípticamente la revisión judicial de una resolución adversa, mediante un recurso de nulidad -que limita al juez a
resolver acerca de la existencia de las causales taxativamente establecidas susceptibles de afectar la validez del
laudo-, pues en ese caso quedaría desnaturalizado el instituto del arbitraje privándolo de sus más preciosos
beneficios (cfr. CSJN, 17.11.94, in re: “Color SA. c/ Max Factor Suc. Arg. s/ laudo arbitral s/ pedido de nulidad
de laudo”) (Díaz, Rubén Héctor C/ Techint Cía. Técnica Internacional SACEI s/Recurso de Queja (OEX). 2016).

En un extenso y complejo fallo, cuyo objeto fue resolver el recurso de nulidad contra un laudo dictado por un
tribunal arbitral extranjero nuevamente se resolvió que no son materia del recurso de nulidad las cuestiones
sustantivas resueltas por los árbitros, eventuales errores in iudicando cuya evaluación corresponde al recurso de
apelación, renunciado en esa causa. En este fallo, también se fundó la pretensión recursiva en la última parte de
art. 1656 del CCCN resolviéndose su rechazo por aplicación del criterio sentado en “Olam c Cubero”, es decir,
bajo el criterio de interpretación restrictiva de que el mencionado artículo solo se refiere al recurso de nulidad y
no al de apelación (Pan American Energy LLC (Sucursal Argentina) c/ Metrogas S.A. (Chile) s/Organismos
Externos. 2017).

Por su parte, en el interesante fallo de la Cámara de Apelaciones en lo Civil de esta Capital Federal “Laderas c/
Colegio” la quejosa interpuso recurso directo para que la Cámara trate el recurso de nulidad interpuesto contra
un laudo del Tribunal de Arbitraje General de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires.

Allí, nuevamente, se dejó claramente establecida la correcta interpretación que debe darse al confuso y
alambicado art. 1656 CCCN.

El mencionado recurso de nulidad, que fuera rechazado por los concretos motivos establecidos en el citado fallo,
tenía como objeto la declaración de nulidad de la sentencia arbitral por haber sido dictada fuera de plazo, como
así también por falta esencial en el procedimiento y por prejuzgamiento.

Sin embargo, el tema que nos interesa presentar es el planteo de la demandada quien sostuvo que la sentencia
arbitral era contraria al ordenamiento jurídico y que, en los términos del artículo 1656 (CCCN. 2014), ello
constituía causal de nulidad.

Para sostener dicho planteo, por supuesto, la parte en cuestión argumentó cuestiones que hacían al fondo de la
cuestión y que ya habían sido decididas por el tribunal arbitral mencionado. Cuestiones, como expone la Sala,
que exceden los planteos de nulidad admitidos por el CPCCN, en los correspondientes artículos ya citados y, en
el caso de autos, en el correspondiente reglamento arbitral. Dichos planteos, obviamente, hubieren podido
recibir tratamiento a través de un recurso de apelación, pero el mismo había sido renunciado oportunamente
conforme el mencionado reglamento.

En este escenario, la Sala interviniente rechazó enérgicamente este planteo realizando un repaso de la construcción
doctrinaria y jurisprudencial anterior y posterior al conflictivo artículo 1656 (CCCN. 2014) en consonancia con lo que
aquí exponemos, destacando: “Esta redacción dificulta establecer a qué recurso se alude al referirse a ‘impugnación’,
resultando vaga e indeterminada la expresión ‘contrario al ordenamiento jurídico’”. (Laderas del Perito Moreno S.A.
c/ Colegio de Escribanos CABA Tribunal Arbitraje Gral. y Mediación s/ recurso directo a Cámara. 2017).

También nos interesa destacar el abordaje de la Sala, en cuanto al pedido de aplicación del ya mencionado
precedente “Cartellone”. Esta recuerda que el origen del reclamo en “Cartellone” fue un contrato de obra pública y
que nuestra Corte Suprema de Justicia de la Nación entendió que se encontraba en juego el interés público. Siendo
ello, como ya hemos anotado, una particularísima situación. Para definir el sentido del fallo, agregó que: de todas
maneras, se ha entendido que el fallo mencionado constituyó un cambio en la jurisprudencia de la CSJN y que su
doctrina debía ser interpretada teniendo en cuenta el contexto y las circunstancias de aquel, no pudiendo derivarse
de dicho precedente un argumento válido para justificar una interpretación amplia del artículo 1656 (CCCN. 2014)
que habilitaría, en todos los casos, la revisión judicial de los laudos arbitrales, aun cuando dicha facultad hubiera sido
expresamente renunciada por las partes en un acuerdo arbitral. También se mencionó que la propia CSJN había
revertido la solución adoptada en el caso “Cartellone” en casos resueltos con posterioridad, mencionando el muy
conocido fallo “Cacchione”. (Laderas del Perito Moreno S.A. c/ Colegio de Escribanos CABA Tribunal Arbitraje Gral. y
Mediación s/ recurso directo a Cámara. 2017).

En esta línea, en 2017, la CSJN volvió a ratificar el criterio restrictivo de interpretación del contenido del recurso de
nulidad, según vimos en el fallo “Otto”. Así lo resolvió en “Ricardo Agustín López”, concediendo recurso
extraordinario contra una sentencia de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial de la Capital Federal,
que había declarado la nulidad de una sentencia arbitral, mandando a dictar nuevo fallo. (Ricardo Agustín López,
Marcelo Gustavo Daelli, Juan Manuel Flo Díaz, Jorge Zorzopulos c/ Gemabiotech S.A. s/Organismos Externos.
2017).

Nuevamente, en fallo de 2018, la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial de la Capital Federal, ratificó
el criterio de interpretación restrictiva de la última parte del artículo 1656 (CCCN. 2014), sentado en “Olam c
Cubero”, frente a la interposición de un recurso de nulidad, mediante el cual también se pretendió –
elípticamente- hacer revisar la sustancia de una sentencia arbitral, cuyo recurso de apelación había sido
renunciado (Emaco S.A. c/ Finesterre S.A. s/Organismos Externos: 2018).

Finalmente, nos interesa destacar un fallo de 2019, en el cual se interpone – válidamente – recurso de apelación
contra un laudo arbitral del Tribunal de Arbitraje General de la Bolsa de Comercio. En el mismo, en virtud de las
alegaciones de la demandada, se realiza un análisis sobre la posibilidad de renuncia del recurso mencionado –no
sucedida- en el caso y; justamente, por tal motivo el fallo afirma: “En definitiva, se trata de proteger la
autonomía de los contendientes que se sometieron libremente a las reglas del Tribunal de Arbitraje que
permiten deducir el recurso de apelación y en ningún momento renunciaron a esa facultad, a pesar de que tanto
el mentado reglamento como la normativa de fondo los autorizaban a hacerlo” (Sidus S.A. c/ Genomma
Laboratories Argentina S.A. s/ Organismos Externos: 2019).

De tal suerte, también aquí se deja sentado que la jurisprudencia continúa sosteniendo que el artículo 1656
(CCCN. 2014) admite la renuncia al recurso de apelación; más allá de su alambicada redacción.

Finalmente, en relación con los planteos de aquellas partes que sostuvieron que las causales de nulidad
invocables –en sus intentos de revisión del mérito de un laudo arbitral- eran aquellas previstas por el artículo
1656 (CCCN. 2014). En los fallos analizados solo se ha dicho, rechazando el respectivo planteo, que la parte
actora no fundamentó la petición en ninguna de ellas. Así, vemos que los tribunales aún no se han enfrentado a
un planteo concreto al respecto.

III. CONCLUSIÓN

Como corolario de este breve trabajo, nos interesa destacar que el arbitraje comercial es un instituto jurídico
ancestral, de gran valor y utilidad, también, para las relaciones mercantiles establecidas entre empresarios y
comerciales a nivel local y a nivel pequeña y mediana empresa; y no sólo para las relaciones comerciales
internacionales.

Tiene una larga historia en nuestra República Argentina y se asienta sobre bases constitucionales sólidas y pacíficas.
En consonancia, nuestra Corte Suprema de Justicia de la Nación siempre ha acompañado su desenvolvimiento y
desarrollo.

En el arbitraje comercial, la autonomía de la voluntad de los contratantes encuentra un escenario de mayor


flexibilidad, con vastas posibilidades de participar en el diseño del marco en el cual se llevará adelante la resolución
de sus conflictos mercantiles a través de este método de resolución de controversias heterocompositivo.

Por ello, la norma del segundo párrafo del artículo 1656 (CCCN. 2014) resulta ser – absolutamente- disonante con el
esquema del arbitraje comercial y, como hemos dicho, cargada de confusión en sí misma.

Es una norma que genera un núcleo de conflictos que jamás existieron en nuestro derecho en torno al arbitraje
comercial; y, más allá de la postura conteste de la doctrina especializada y de la jurisprudencia, que ha echado luz a
la situación generada por esta norma, con una férrea posición sustentada en décadas de desarrollo del instituto en
nuestro país, no deja de empañar los logros en la materia hasta la fecha.

Es una norma que pretende introducir el planteo de las causales de nulidad de los actos jurídicos del derecho
privado (civil y comercial), frente a un acto jurisdiccional, como es el laudo o sentencia arbitral, que pretende
entrometerse con un acto que comparte las características de una sentencia judicial, como son el carácter de
cosa juzgada y la ejecutoriedad.

Es una norma que utiliza un vocabulario que, lejos de ser amigable para el lego, no comparte los criterios de
precisión requeridos por la ciencia y la práctica del derecho.

También, en su confusa redacción, olvida que la doble instancia no es una garantía constitucional en el marco de
los derechos civiles.

Ahora bien, sin perjuicio de las voces que en su momento se levantaron en contra de la legislación del arbitraje,
en su faz contractual, dentro del Código Civil y Comercial de la Nación y, por supuesto, de las aristas perfectibles
que la misma aún tiene, esta normativa vino a revalorizar el arbitraje comercial, a brindarle rango legal a
principios universales aceptados por nuestra jurisprudencia y a estandarizar ciertas normas sobre el mismo, con
miras a dar una imagen compacta de este instituto en la República Argentina.

Por todo ello, compartimos los criterios jurisprudenciales que se han mantenido en línea con los principios del
arbitraje comercial, armonizando la letra del segundo párrafo del artículo 1656 (CCCN. 2014) con la historia de
este instituto jurídico, con la télesis de su normativa y con un principio rector general que, entendemos, debe
propender al mayor de los respetos en relación con los derechos patrimoniales disponibles, entre pares, cuando
no afectan ni intereses de terceros ni intereses superiores del Estado como comprensivo de toda la sociedad,
pues la defensa constitucional del interés público no requiere una norma de fondo inmersa en un instituto
jurídico de absoluta raigambre mercantil como es el arbitraje comercial.
DERECHO LABORAL

En revista Doctrina Laboral, Errepar, Buenos Aires, agosto de 2003, año XIX, tomo XVII, n° 216, pág. 693.

LA PROLETARIZACIÓN DE LOS MÉDICOS, LA


SIMULACIÓN DE SUS CONTRATOS DE TRABAJO Y EL FRAUDE A LA
LEGISLACIÓN SOCIAL.

Por Ricardo J. Cornaglia.

Sumario.

1. LOS SERVICIOS DE LOS MÉDICOS Y SU CONTRATACIÓN.

2. EL ENCUADRAMIENTO ESTATUTARIO.

3. LA CRISIS Y LA CONTRATACIÓN DE LOS MÉDICOS.

4. EL USO FRAUDULENTO DE LA LOCACIÓN DE SERVICIOS.

5. NOTAS DETERMINANTES DEL CONTRATO DE TRABAJO DE LOS MÉDICOS.

6. LA RELACIÓN DE DEPENDENCIA Y LOS MÉDICOS DEL PAMI.

7. CONCLUSIÓN.
1.- LOS SERVICIOS DE LOS MÉDICOS Y SU CONTRATACIÓN.

Desde la más remota antigüedad, el soberano trató siempre de regu-lar el ejercicio de las profesiones.

Así lo llevó a cabo Hammurabi, el sexto hijo de la dinastía amorrea de Babilonia, que en el 40° año de su reinado,
promulgó las leyes que la posterioridad conoció como su Código.

En ese cuerpo legal de 282 artículos, inagotable fuente de conoci-mientos de la antigüedad (que sólo pudo ser
superado, en su complejidad, extensión y sistemática, por el Código de Justiniano) se dedican los artícu-los 215 a
223, a la regulación del precio de los servicios de los médicos, a los que se tarifan en siclos de plata.

En ese tipo de sociedades, regidas por monarquías teocráticas, el trabajo no era un derecho, sino una concesión
dada a los súbditos por el soberano absolutista en ejercicio de su poder divino. Sin perjuicio de ello, el monarca
advirtió que hacía a los fines del buen gobierno de la sociedad, re-conocer un tratamiento especial a ese tipo de
trabajos, a fin de asegurar la reproducción de las fuerzas laborales y la transmisión de los conocimientos especiales,
útiles para la subsistencia misma de la sociedad y el interés del reino.

En esa época bastaba la regulación del trabajo a partir de la obra y el servicio prestados y a ello refirieron por siglos y
siglos las prácticas res-pectivas.

No varió mucho la situación cuando el soberano se transformó y el pueblo sentó las bases del moderno estado de
derecho.

La libre contratación pasó a ser el instrumento en el que se afirmó la burguesía y los médicos se alojaron en su seno
y beneficiaron con ella. Enrolados en la estructura económica al servicio de los intereses de las nuevas clases
gobernantes, encontraban en los pliegues de la economía capitalista cómo supervivir y realizarse. El ciudadano solía
acceder al poder gracias a la universidad, por medio de las profesiones liberales.

Con el desarrollo económico de la sociedad en la era del capitalis-mo, la afirmación del contrato de trabajo se
cumplió en forma expansiva, desde las profesiones propias del industrialismo y abarcando a casi todo el tráfico
apropiativo del trabajo humano, a partir de dos premisas:

1. El carácter permanente de las relaciones vinculares alcanzadas por ese tipode contratación.

2. La naturaleza alimentaria de la prestación remuneratoria, única forma degarantizar la subsistencia de la


fuerza de trabajo dispo-nible.

Cuando esas dos premisas se daban en la relación laboral de los médicos, la doctrina y la jurisprudencia fueron
reconociendo los contratos de trabajo de esos profesionales; y la compleja organización de la medicina como
servicio público y privado, se encargó de hacer cada vez más común este tipo de conductas.

Circunstancia ésta que es común a todas las formas del trabajo inte-lectual, tradicionalmente caracterizadas como la
profesión liberal.

2.- EL ENCUADRAMIENTO ESTATUTARIO.

En el derecho positivo nacional, a esa recepción doctrinaria y juris-prudencial, se la remató con el dictado de una
norma estatutaria.

El encuadramiento de la relación laboral cumplida por los médicos quedó determinado por el Estatuto de
Profesionales del Arte de Curar, de-creto-ley 22.121/45, ratificado por ley 12.921.
Este Estatuto fue dictado hace más de medio siglo, en una época en que se entendía que las normas estatutarias
reguladoras de las profesiones tenían por sentido protegerlas, dentro de las peculiaridades de las formas especiales
que hacían a las respectivas daciones de trabajo.

Sus previsiones determinan para los médicos una reducida jornada de trabajo máxima legal; se regula su actividad
con clínicas y sanatorios, y en su artículo 6°, se establece que gozarán de estabilidad en sus cargos y no podrán ser
separados sin sumario previo.

Este cuerpo normativo, vigente, pero poco respetado, retrata una época en la que el contrato de trabajo se
mostraba pujante y venía a fortale-cerse, con referencia a las prestaciones de los médicos y otros trabajadores de la
salud.

3.- LA CRISIS Y LA CONTRATACIÓN DE LOS MÉDICOS.

La situación cambió sustancialmente con la crisis de la economía en la sociedad capitalista, afectando a los
profesionales de todo tipo, los que en los últimos años, han sufrido una proletarización manifiesta con perniciosas
consecuencias para la calidad de vida que pueden alcanzar.

A muchos de ellos las necesidades económicas por las que pasan, también les acarrean dificultades de todo tipo,
comenzando con el deterioro de su propia salud a causa de las condiciones en las que trabajan.

Lo que provocó que el doctor Héctor Nieto, titular de la carrera de postgrado en medicina del trabajo de la U.B.A.,
señalara lo que ocurre respecto del riesgo de accidentes y de las enfermedades contempladas en la ley de Riesgos
del Trabajo 24.557, a la que sólo acceden aquellos a quienes se les reconoce la relación de dependencia. Sostuvo:
“Somos vulnerables a cuanta infección ande dando vueltas por ahí: tuberculosis, hepatitis, VIH/sida,
citomegalovirus’, enumera. A ellas se suma una larga lista de pato-logías causadas por radiaciones, gases anestésicos
y agentes esterilizan-tes”.

La situación se agrava por las magras remuneraciones y la natural consecuencia de que con ellas es imposible
acceder al necesario perfeccionamiento o a la simple puesta al día, en actividades en las que el avance científico los
acosa y las responsabilidades por mala praxis los acorralan. Para peor, esta situación se socializa generando un
inferior nivel de presta-ciones, en perjuicio de la población en general.

En la medicina, el proceso de concentración de capitales, señala la existencia de empresas cada vez más poderosas
en el área, pero, paradoja mediante, con un notable empobrecimiento de los trabajadores de la salud.

Grandes hospitales, obras sociales, importantes clínicas y sanatorios privados, organizaciones de la medicina pre-
paga, aseguradoras de riesgos del trabajo, contratan a estos trabajadores sobre la base de sueldos regidos por la ley
de la oferta y la demanda, en un momento en que las tasas de desocupación llegan a valores antes nunca
alcanzados.

Los contratan a partir de variadas formas jurídicas y, cada vez más, lo hacen desde figuras en fraude al contrato de
trabajo, aceptando muchas veces los profesionales la situación por estado de necesidad, y en algunos casos, por
patéticas formas de rechazo cultural a las condiciones regulado-ras del trabajo dependiente.

En estos casos cobra relevancia el principio de primacía de la reali-dad y el operador jurídico debe relativizar el
“nomen iuris” con que las partes califican a sus relaciones contractuales, haciendo pleno uso del principio “iu-ra
curia novit” si es necesario llevando a cabo el encuadramiento legal con-forme a las prestaciones cumplidas.

Como hemos señalado, la contratación que une a médicos e institu-ciones refiere a variadas formas jurídicas y
responde a relaciones vinculares de distinta naturaleza. Nos interesan ahora los vínculos que se relacionan con el
tráfico apropiado de los servicios profesionales.
En torno a esos servicios formula agudas consideraciones André Gorz, sosteniendo que, en su criterio, toda actividad
de servicio a las perso-nas es una actividad servil en la que uno se vende. Entendiendo que se vende un “don de sí”,
sometiéndose a la voluntad de otro, por un fin primario: la remuneración.

Pero distancia a esos servicios de los profesionales –de ayuda y de cuidado, en particular- ofrecidos en interés del
otro. Cree que el terapeuta, el que atiende a un enfermo, el docente, actúan a favor de los intereses de personas
que les son confiadas, pero no lo hacen para nada según la volun-tad y el placer de ellas. Sostiene que el profesional
actúa según una deonto-logía y procedimientos que les aseguran el dominio de sus actos. En los lími-tes de una
relación abalizada y objetivada por los procedimientos profesiona-les que ponen en juego, el terapeuta, el docente,
etcétera, sirven a los inter-eses o las necesidades de los otros. No están allí para darles placer y les niegan el derecho
y la competencia de definir lo que les deben dar. Están en posición dominante.

Infiere de todo ello que, “aquí está la ventaja y la desventaja de las relaciones profesionalizadas. El profesionalismo y
la posición dominante que le confieren al prestatario del servicio lo protegen contra los deseos de sus clientes y
contra el estatuto de servidor. El pago despersonaliza las relacio-nes y limita la deuda de gratitud de la persona a la
que ayuda o cuida. Pero ésta –y ése es el revés de la medalla- tampoco puede exigir o esperar del profesional la
solicitud, la ternura, la espontaneidad en la devoción, en resu-men, el don incondicional”.

No podemos compartir íntegramente el planteo de Gorz, que en su corrimiento a la izquierda de la crítica del
contrato de trabajo, terminó justificando la existencia de figuras para-laborales no dependientes como paradigma
superador del capitalismo, pero que en la práctica de las relaciones apropiativas, sólo sirven para generar
condiciones de mejor apropiación de la plusvalía.

Por otra parte, la apropiación del trabajo humano, siempre que refie-re a tareas de alta especialización, coloca al
trabajador, en cuanto a las for-mas de cumplimiento de las mismas, en la relación física con su esfuerzo, en situación
de dominación, con la naturaleza e incluso los apropiadores. No es imaginable, por ejemplo, que un chofer conduzca
únicamente guiado por el deseo de su cliente o que un aviador realice sus tareas inspirado no en las reglas del uso
prudente de su experiencia, sino del capricho, comodidad o goce de su empleador. Esta zona de soberanía del
trabajador y de exclusión de dominio del empleador, no obsta a la existencia de los contrato de trabajo
dependientes, y en ellos prima el interés social que se expresa en el sentido tuitivo y direccionado del orden público
laboral.

Esa especial relación de apropiación del servicio profesional, puede ir acompañada de otras de tipo asociativo, en el
marco de relaciones propias de sociedades comerciales o cooperativas, acompañar a la relación propia del mandato,
u otra de corte educativo o formativo (como en determinadas pasantías), producirse en función de un vínculo
puntual ajustado a una contratación de obra o referir a una relación de servicios permanentes.

En todos esos casos, el contrato de trabajo puede estar presente o no. En caso de que el vínculo se ajuste en sus
notas características a la re-lación contractual propia de la dependencia, la misma puede pluridimensio-nar o
complementar los vínculos existentes u operar como un desactivador de ellos.

En las alcanzadas por vínculos relacionados con formas asociativas, la cuestión refiere a la relación propia de la
consideración del socio emplea-do (art. 27 de la L.C.T.) y el contrato de trabajo tiene plena efectividad, sin perjuicio
de que los vínculos sociales estén regidos por los derechos societarios respectivos dando lugar a acciones
independientes de las laborales. A derechos de distinta naturaleza, que no se oponen entre sí, corresponden
distintas acciones, que pueden determinar diversas competencias jurisdiccionales.

En el caso de las relaciones contractuales de pasantía, obra y loca-ción de servicios, las mismas no pueden coexistir
con el contrato de trabajo. La existencia del contrato de trabajo excluye la posibilidad de la vigencia de esos otros
tipos. Se supone que dada la existencia de la relación de depen-dencia, la activación de los otros tipos tiene un
sentido fraudulento; cumple las funciones de simular el contrato de trabajo-realidad, como lo llamaba Ma-rio de la
Cueva.

El orden público laboral impone la necesidad de encuadrar al vínculo como un contrato de trabajo, cuando el vínculo
resulta permanente, la parte que da el trabajo apropiado está sujeta al poder de dirección de la otra, se cumple el
tráfico en forma personal e infungible y la remuneración tiene un sentido oneroso y alimentario. En algunos casos, el
reconocimiento del con-trato de trabajo es excluyente de la existencia de otras figuras que encua-dran el tráfico
apropiativo. Así, la existencia del contrato de trabajo excluye la posible vinculación locativa. En otros casos, el
contrato de trabajo coexiste con otras formas jurídicas, imponiendo a la relación la obligación de respetar las formas
de prestaciones laborales que puedan ser consideradas encua-dradas en locaciones de obras o servicios.

Es decir, las locaciones quedan reemplazadas y su uso responde contra “legem” a un fin fraudulento, cuando:

- el tráfico apropiativo es permanente;

- “intuitu personae”;

- se torna cotidiano;

- integra al dador de trabajo en la organización empresaria;

- se lucra apropiándose del servicio profesional cumplido;

- existe sujeción del dador del servicio a un poder de dirección, or-ganizacióny disciplinario ejercido por el
apropiador;

- la remuneración percibida por la dación de tareas cumple con una funciónalimentaria para el dador.

La ley laboral fortalece la situación del débil con la presunción del artículo 23 de la L.C.T., y quien plantea estar
exceptuado de su imperio, de-be cargar con la prueba de demostrar la falta de dependencia en el caso, con el rigor
propio de la prueba de la excepción. Ya que el texto es preciso, “la prestación de servicios hace presumir la
existencia de un contrato de tra-bajo”, y si bien se reconoce que en el caso de que lo ameriten las circuns-tancias
podrá intentarse la prueba en contrario, a renglón seguido se reafir-ma la presunción aun en el caso de la utilización
de figuras no laborales, como lo es el contrato de locación de servicios.

Por lo tanto, no cabe hacer distinciones no contempladas en la ley, entre los servicios, por la condición del
trabajador, como impropiamente se lo ha intentado hacer, al considerar que la presunción deja de operar en los
casos de las profesiones liberales.

No resulta razonable el criterio seguido por Juan Carlos E. Morando, en posición minoritaria, cuando integraba la
Sala VI de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo, y artificiosamente construía una oposición entre la
situación de los profesionales universitarios y los trabajadores industriales, sosteniendo que para las profesiones
liberales lo común es la autonomía y para los otros la dependencia.

Esa posición resulta anacrónica, ya que hoy se constata una situa-ción diferente a la presumida. Además, la
prestación libre del servicio médico es plena cuando refiere a la relación apropiativa del servicio con los pacien-tes,
pero deja de tener las supuestas connotaciones de autonomía y liberali-dad, cuando el servicio es intermediado y
apropiado por un tercero que se trata de una poderosa empresa.

Por lo que más criticable todavía nos resulta el escamoteo intelectual practicado cuando, montándose en tal débil
argumentación, se sostiene como una situación ya esclarecida, la desactivación del artículo 23 de la L.C.T., ya que la
mayoría de la doctrina y la jurisprudencia no se estructuran a partir de posiciones que discriminen a los
profesionales liberales, con el objeto de beneficiar a los apropiadores del trabajo intelectual.

Correspondiendo por lo tanto, que en las circunstancia de hecho ya anotadas, se imponga la presunción de
existencia del contrato de trabajo, operando plenamente el artículo 14 de la Ley de Contrato de Trabajo y las
locaciones cedan el paso al contrato de trabajo que simulan.

Tampoco fortalece a la posición desactivadora de la presunción legal ya descripta, otra índole de argumentos
basados en inadecuadas consideraciones referidas a la “teoría de los actos propios”.

Ya que resulta ajeno al sentido protectorio (que debe imperar en la interpretación y aplicación de la norma laboral),
sostener que por tratarse de un profesional universitario, su silencio ante la situación que lo agravia debe
considerarse como una nota confirmadora de una relación que objetivamen-te simula la existencia de un contrato
de trabajo.

Las necesidades de empleo en la era presente son tan acuciantes para el trabajador intelectual como para el manual.
Por repetido no deja de ser un mal chiste dirigirse al conductor de taxi llamándolo arquitecto o doctor.

En esos términos, acudir a la doctrina del acto propio, demuestra que el operador jurídico está ignorando la
situación real por la que pasa la sociedad en la que vive y es insensible a la dispensa de las conductas resul-tantes de
un estado de necesidad.

En la articulación artificiosa de la teoría del acto propio, como en la desactivación de la presunción legal del artículo
23, existe una discrimina-ción por la condición de universitario y profesional que viola al artículo 16 de la
Constitución Nacional, que consagra el derecho de igualdad para los igua-les en igual situación. Con referencia al
contrato de trabajo, al que se niega que lo ampare, el médico es un igual a cualquier otro trabajador, al que se le
adjudica un trato discriminatorio.

En la materia juega el artículo 42 de la C.N. que prohíbe "cualquier forma de discriminación"; también el Pacto de
San José de Costa Rica, que consagra derechos humanos y sociales con rango supra legal y prohíbe las
discriminaciones por la condición social o económica, y el artículo 17 de la L.C.T. 20.744, reformada por la norma de
facto 21.297 (t.o. dto. 390/76) y la Ley contra la Discriminación 23.592.

4.- EL USO FRAUDULENTO DE LA LOCACIÓN DE SERVICIOS.

Suele ser condición para el ingreso al trabajo en centros asistencia-les de salud, la firma de un contrato de locación
de servicios, con todas las características de un contrato de adhesión. Pero ocurre en la mayoría de los casos, que
dicha contratación simula una relación de trabajo dependiente.

A fines del siglo XIX, respondiendo a los requerimientos de la cues-tión social, la legislación y la doctrina que
remozaba al saber jurídico, con-ceptualiza la existencia del contrato de trabajo para las relaciones laborales del
asalariado, alcanzado con ello a la figura de la locación de servicios, in-terviniéndola primero y desplazándola
después.

En el desplazamiento de la locación de servicios por el contrato de trabajo se dio un paso progresivo y un salto
dialéctico.

Las notas propias del principio de progresividad, inherentes al dere-cho del trabajo, se consiguieron al compás de
perfilar la figura del contrato de trabajo.

Cuando en el presente se procede a revitalizar a la locación de ser-vicios, en este contexto social e histórico, se
opera desde el principio propio de la restauración conservadora. Desde el principio de regresividad, se intenta volver
a retrotraer la situación, en beneficio del poder empresario y burlando la legislación social dictada. Una legislación
que trasciende a valores propios de la lógica del mercado, como bien se encargó de señalarlo la Corte Suprema de
Justicia de la Nación, en un rapto de lucidez extraño a las doctrinas que inspiradas en el economicismo viene
implantando.

También los médicos vienen siendo arrastrados por la desregulación regresiva, y para ello se opera con supuestas
locaciones de servicios, en franca contradicción con el programa constitucional.

Con ello se acompaña a la recreación del poder autoritario en la em-presa, y se facilita el fraude laboral y previsional,
con agravio del modelo del estado de bienestar.

Cuando en la opción entre encuadrar la relación de trabajo conforme al Código Civil (con sus normas referidas a la
regulación de la locación de servicios) y la legislación laboral, el operador opta por la primera, lo hace a favor de una
desregulación regresiva, violando las previsiones del artículo 14 bis de la Constitución Nacional, que ordena: "el
trabajo en sus diversas formas gozará de la protección de las leyes, las que asegurarán al trabajador: condiciones
dignas y equitativas de labor..." y una zaga de derechos de segunda generación, que no alcanzan a los contratos
regidos por el derecho civil.

Las normas laborales fueron dictadas perfilando al contrato de traba-jo como un instituto que consiste en la
superación histórica de la relación de trabajo antes únicamente regulada por la locación de servicios.

Las protecciones que consagra a favor del trabajador este contrato de trabajo, considerado por Carnelutti el más
importante de la era moderna, hacen al orden público laboral y desplazan a las normativas contractuales propias del
Código Civil, como la locación de obra o la locación de servicios. Reducen el ámbito de aplicación de estas opciones
en las relaciones de la apropiación del trabajo a un muy modesto rol residual.

5.- NOTAS DETERMINANTES DEL CONTRATO DE TRABAJO DE LOS MÉDICOS.

Determinar si entre un médico y una empresa existe o no relación de trabajo es siempre una cuestión de hecho a
decidir en cada caso concreto.

La situación debe decidirse en función de conductas variables que en algunos casos son difíciles de precisar. Deberá
definirse de acuerdo con los elementos esenciales que primen.

En cada caso es pues necesario distinguir si median en las relacio-nes que hacen al tráfico apropiativo de las tareas
del médico, las notas de la relación de dependencia técnica, la dependencia económica y la dependen-cia jurídica.

Aceptamos el método tradicional de análisis partiendo de tres cate-gorías de conocimiento. Categorías éstas que no
dejan de ser abstracciones que cobran sentido e importancia, cuando se puede, desde las formas, descubrir el
discurso del poder. Y atento a eso deberemos sumar el análisis propio de la categoría que refiere a la dependencia
política (que refiere a las relaciones de poder en el seno de la relación contractual).

Dependencia técnica: se da cuando el empleador se reserva el po-der de organizar las prestaciones comprometidas
por el trabajador, dando indicaciones y órdenes acerca de la forma de realizar la tarea encomendada, prescribir
medicamentos, ordenar estudios radiológicos, de laboratorio, pedir la intervención de especialistas de segundo
nivel, etc. Como así también el ejercicio de la facultad de dirigir y controlar, mediante la actividad de los auditores
médicos, la actividad a cumplir. También cuando el profesional se encuentra sometido a un orden disciplinario que
debe acatar bajo la posibilidad de sanciones que podrían alcanzar a la resolución del vínculo contractual. La relativa
independencia profesional con que cuentan y deben obrar los médicos, es cooptada por la empresa que se apropia
de sus servicios y con ellos lucra para el logro de sus fines.

Dependencia económica: consistente en el hecho de que el trabajo realizado se efectúe enteramente por cuenta
ajena para una organización u empresa (puede ser una obra social, un sanatorio u hospital, o subcontra-tando
servicios propios de una red de atención primaria) y por una retribu-ción. El que manda, a través del ejercicio del
poder de dirección, lo hace, en definitiva, porque tiene un poder económico que lo coloca en una situación de
superioridad de hecho con relación al que obedece. La remuneración percibida tiene funciones alimentarias y la
existencia del trabajador y su familia terminan dependiendo de su percepción.

Dependencia jurídica: la dependencia jurídica se advierte en la facul-tad del empleador de organizar el trabajo y de
dar ordenes a sus trabajado-res, a través de normativas que él mismo crea, ejerciendo el poder de direc-ción y
adecuando las prestaciones concretas del trabajador a los fines y necesidades propias y con la obligación del
trabajador de aceptar el ejercicio de dicha facultad.

Dependencia política: refiere a la condición de dominación que sobre el trabajador se ejerce a partir de la
apropiación del trabajo que compromete. A la relación de poder consentida en el contrato, que coloca a una de las
partes sometida a la coacción de no poder trabajar libremente. Tanto en cuanto a la apropiación previamente
enajenada, como en cuanto a pérdida de autonomía en la creación, que queda sometida a la organización prede-
terminada del apropiador, y su lógica, que responde a la ley de maximización de los beneficios.

En una línea afín de razonamientos, Arias Gibert , para distinguir el trabajo autónomo del dependiente, señala la
importancia que tiene en la re-gulación del trabajo, la distinción entre el trabajo coactivo (entre el cual en-cuentra el
trabajo esclavo, servil y dependiente) y el libre, que consiste en el trabajo para sí. Llevando estos conceptos a las
consideraciones propias de la dependencia política, en lo que hace a los médicos, es que reservamos el espacio del
trabajo independiente a las relaciones laborales que se cumplen sin el rol dominante de la apropiación
intermediativa, cumplida por el apropiador de servicios profesionales médicos, que se prestan a terceros y a partir
de los cuales se lucra a mérito de la intermediación organizada.

Con lo que se advierte, que esta clásica forma de estructurar el juicio de valor sobre la dependencia, a partir de la
trilogía que hace a las conduc-tas técnicas, jurídicas y económicas, a la que sumamos el enfoque político, adquiere
notas propias y distintivas.

Si se dan los presupuestos fácticos en esas categorías de conoci-miento, el trabajador queda inserto en el ámbito de
una organización empre-saria que tiene por objeto la prestación de servicios asistenciales de la salud. Y cuando así
sucede, el médico, para realizar su trabajo, se incorpora a di-cha organización y queda sujeto al cumplimiento de
reglamentos, órdenes y directivas que recibe del empleador. Y que responden, en definitiva, al propósito de poder
apropiarse de sus servicios, sin los cuales la explotación de la actividad empresaria no podría realizarse.

En definitiva, está sometido a la facultad de dirección que ejerce su empleador, de la manera que considere
apropiada a sus intereses, políticas y estrategias determinadas por sus directivos. Y siempre que la actividad
prestada sea intransferible y personal ("intuitu personae"), referida al ejercicio de la profesión de curar.

La incorporación del médico a la organización de la empresa es un acto libre (acordado) para el dador de trabajo y su
apropiador, que obliga a ambos en términos y condiciones diversas, a la simple relación vincular entre el médico
y el paciente, ya que en esos casos, los pacientes siguen siendo del médico, pero también refieren y actúan en
función de una relación de servicios contratados con la empresa que intermedia la relación.

La autonomía del quehacer profesional queda limitada, y de los lin-des de esas limitaciones, surgirán también notas
determinantes de la exis-tencia de la dependencia, que generan, en este contrato de tracto sucesivo, un estado de
dominación.

Esto último no deja de relacionarse, con que el ejercicio de una pro-fesión, reglada y regida por complejas normas,
condiciona a las partes, y existe un área en el que el poder de dirección se encuentra restringido por las reservas que
genera el respeto al libre ejercicio de la medicina, aun dentro del tráfico propio de la dependencia.

Así se ha señalado, que las exigencias mismas de las notas de la dependencia, no cabe exigirlas con la nitidez de los
requerimientos posibles para otras actividades, “ya que cuanto menos, la dependencia técnica ordinariamente
aparece atenuada en la medida en que se dispone de una independencia, que no desaparece desempeñándose en
relación subordina-da”.

Remarcamos que quien contrata a un médico, lo hace para que cumpla sus tareas dentro del marco normado de una
profesión limitada por reglamentaciones de orden público y también por las reglas que rigen a la actividad conforme
las pautas de su buen ejercicio. Por lo que la limitación en el poder técnico a ejercer que restringe al apropiador,
también limita al trabajador, no pudiendo éste comprometerse a enajenar libremente conductas profesionales
ilícitas y contrarias al buen ejercicio de su profesión.

Entre las notas que sirven al efecto de determinar la existencia de un contrato de trabajo, se encuentran conductas
que cumplen un fin indiciario. Orientan y, relacionadas con otras pruebas, hacen razonable el juicio de va-lor a partir
de las consideraciones de la realidad probada.

Estos indicios no son determinantes de por sí, pero cobran mayor o menor importancia en función de las restantes
prestaciones reconocidas. En ellas se potencializan y las potencializan.

Ejemplo de ello, es el carácter exclusivo de las prestaciones enaje-nadas. Cuando el profesional presta con
exclusividad sus servicios gracias a la intervención de un tercero y de ello depende para vivir, la nota de la
dependencia se hace más nítida y perceptible. Por contrapartida, con el riesgo propio de los razonamientos e
interpretaciones a contrario sensu, si el profesional enajena sus trabajos intermediados por varias empresas que los
apropian, se supone, en algunos fallos, que no está trabajando bajo relación de dependencia.

La Corte se ha encargado de sostener la importancia que revisten las cuestiones de hecho y prueba que refieren a
esas conductas indiciarias, descalificando fallos que se fundaban en otorgarle a algunas de ellas un va-lor primordial,
en desmedro de otras.

Por ejemplo, hizo lugar a un recurso de queja de la demandada, descalificando por arbitraria una sentencia, en la
que consideró que no se había examinado con propiedad, en el caso, si había existido un ejercicio del poder de
dirección empresario, en el caso de un odontólogo que se sometía a horarios y reglas de ejercicio, pero prestaba sus
tareas en su consultorio y las facturaba como profesional independiente. Optó entonces el Tribunal por ordenar se
dicte nuevo fallo, teniendo en cuenta que el profesional pue-de estar operando por su cuenta como un prestador
inserto en la estructura empresarial de la obra social, sin necesidad por ello de ser exclusivamente un trabajador
dependiente. Esto nos lleva a concluir que lo relevante, será la relación sistémica que las prestaciones guardarán en
un complejo haz de conductas.

Con las prevenciones que lo anteriormente impone, advertimos que la jurisprudencia ha reconocido la plena
existencia de relaciones laborales en casos en que las tareas son prestadas desde el consultorio del profesio-nal o su
propio domicilio.

Sin que obste a la situación de dependencia, la circunstancia de que el médico atienda en forma indistinta tanto a
sus propios pacientes, como a los que le asigna la empleadora.
Ni tampoco obsta a ello, que el pago de las consultas correspondiera a honorarios por cada una de ellas, ya que se
entiende que esa remunera-ción no deja de estar comprendida en las previstas en el artículo 104 de la Ley de
Contrato de Trabajo, como retribución por rendimiento, “circunstancia que lo hace esencialmente variable y
subordinado al resultado que aquí ob-tenga, pero sin perder su carácter salarial”.

La relación de dependencia es reconocida estatutariamente para los trabajadores a domicilio en el caso de la Ley
12.713, con lo que se evidencia que, en ciertas actividades, que el lugar de trabajo sea el hogar o la oficina del
trabajador, no puede ser lo que defina la existencia de la relación de dependencia. Ya que al propio empleador ello
le puede ser conveniente a los fines de la organización de su empresa. En el caso de los médicos, contando con
servicios prestados desde sus consultorios, complejas redes de asisten-cia y obras sociales logran contar con bocas
de prestación de servicios que alcanzan a sus afiliados en regiones en la que no deben costear nodos o consultorios
propios para atenderlos.

Además, como ya se detallara en el caso de los médicos, la cuestión ha merecido recepción y tratamiento en
numerosas oportunidades y también reconoce antecedentes en otras profesiones, como la del abogado.

Y aún la falta de concurrencia de pacientes en forma circunstancial, ha sido interpretada como una nota más de la
relación de trabajo dependien-te.

La enajenación del tiempo del médico, en el cumplimiento de la pres-tación laboral dependiente, refiere, como en
los restantes contrataciones de este tipo, a partir de la puesta a disposición de la fuerza de trabajo.

Por lo que no resulta determinante que el médico trabaje en guardias activas o pasivas. Claro que si la guardia activa
se cumple en consultorios del apropiador del trabajo, ya en esos casos la cuestión refiere a nítidos contratos de
trabajos.

En cambio, la cuestión se complica en la guardias pasivas en el pro-pio consultorio del médico, ya que en esos casos,
la situación puede estar más claramente vinculada a formas de trabajo no dependiente. En esos casos, el conjunto
de las circunstancias que relacionan a las partes definirán la situación dudosa, cobrando importancia al respecto las
cuestiones probatorias.

Tampoco resulta gravitante que la remuneración se abone mediante una suma asignada teniendo en cuenta un
sistema de capitación, por el cual el médico contrae la obligación de atender las consultas de un número de
pacientes asignados dentro de una zona geográfica determinada.

También resulta intrascendente que se abonen las remuneraciones a mérito de facturaciones, ya que sobre las
formas que adopten las partes al respecto, prima la realidad de las prestaciones cumplidas en cuanto al traba-jo
realizado (principio de primacía de la realidad).

En cambio se le ha dado importancia a la circunstancia de que el médico pueda ser reemplazado por otro en sus
funciones, ya que se produ-ce con ello una quiebra de la regla que refiere a que el contrato de trabajo es “intuitu
personae”.

Además cobra significación que la conducta del médico se cumpla en el seno de la actividad empresaria y con
ajenidad al riesgo de la empre-sa.

Y también se ha considerado relevante, la circunstancia de que el anestesiólogo integre el plantel permanente de un


hospital, aunque sus tareas no sean exclusivas para el mismo y sus remuneraciones sean percibidas mediante la
intermediación de la Asociación Argentina de Anestesiología.

6.- LA RELACIÓN DE DEPENDENCIA Y LOS MÉDICOS DEL PAMI.


Se advierte en la jurisprudencia laboral una contradictoria actitud en cuanto a los médicos que prestan servicios
contratados por la obra social de los jubilados y pensionados.

Los mismos hechos merecen sentencias opuestas, llegándose al es-cándalo jurídico de que la protección de las leyes
del trabajo, al mismo tipo de trabajadores, dependa en cuanto a su reconocimiento, en la justicia labo-ral capitalina,
de la Sala de la C.N.A.T. que le tocara en el sorteo al deman-dante.

Los criterios enfrentados de distintas Salas de la Cámara de Apela-ciones del Trabajo, en demandas de médicos del
P.A.M.I. contratados me-diante el sistema de capitación (admitido como una de las formas de contra-tación de
prestaciones de profesionales en la Ley 22.269, en forma indepen-diente de la relación de dependencia), debería
haber motivado la realización del plenario que terminara con el escándalo de situaciones idénticas, con sentencias
que se contradicen entre sí en la misma Cámara.

La vía recursiva del recurso de inaplicabilidad de ley (art. 288 del C.P.C.C), puede y debe intentarse, por cuanto el
tema a decidir, en lo esen-cial, no es una simple cuestión de hecho y prueba. Se trata de la correcta aplicación de
normas de derecho común, que hacen a la regulación del tra-bajo de los médicos, en situaciones en que se cuestiona
la relación de de-pendencia.

Sin perjuicio de la revisión por vía del recurso extraordinario por inconstitucionalidad (art. 14 de la Ley 48), ya que si
bien para la Corte Suprema de Justicia de la Nación las cuestiones de derecho común son en princi-pio extrañas, por
lo que el recurso extraordinario planteado sería ajeno a la vía intentada, éste sería uno de los casos en que la
excepción funciona co-mo habilitador del remedio procesal a recorrer. En una situación en la que está en juego el
orden público laboral, a partir de la consideración de que, siendo el trabajador un universitario, la autonomía de la
voluntad, en su ca-so, operaría como un factor eximente de la aplicación de esas normas de protección al trabajo.

7.- CONCLUSIÓN.

En la era de la apropiación sistémica del trabajo intelectual, el res-guardo de la protección legal al dador de tareas,
se impone por razones pro-pias de los derechos humanos más elementales y en salvaguardia de la ca-lidad de las
tareas y servicios.

La compleja red empresarial que actúa apropiándose de esos servi-cios, responde a las necesidades del mercado y
de la empresa. El médico, como trabajador intelectual al servicio de la salud pública y de pacientes, no deja de estar
sometido al medio, y es objeto de prácticas de dominación con fines lucrativos y de apropiación de sus facultades
creadoras.

Negarle la protección de las leyes sociales, a mérito de la maraña creada a partir de la organización de los complejos
mecanismos de la indus-tria de la salud, termina ineludiblemente en la afectación de sus derechos constitucionales
como trabajador; pero, además, en la desprotección y explotación de su condición va implícito, que la sociedad
termine por contribuir al deterioro de la calidad de la medicina que necesita.
28/10/21 13:54 Trabajo Esclavo: 17 trabajadores fueron rescatados en Santiago del Estero | Argentina.gob.ar

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Trabajo Esclavo: 17 trabajadores fueron


rescatados en Santiago del Estero
El allanamiento se produjo en el marco de una causa por trata y explotación laboral en el ámbito rural.

Publicado el jueves 04 de marzo de 2021

A partir de un informe de Renatre, el domingo 28 de febrero por orden del Juzgado Federal Nº2 de Santiago
del Estero se ordenó el allanamiento a la finca llamada “Cabras Argentinas”, ubicada a 10 km de la Ciudad de
Quimili, del predio que posee 13 mil hectáreas y tienen plantaciones de soja, maíz, sorgo y actividades de
ganadería se rescataron víctimas de trata con fines de explotación laboral y se secuestraron elementos que
sirvan para la investigación.

Encabezados por personal de Gendarmería Nacional y secundados por RENATRE, el Comite de Lucha contra la
Trata y la Secretaria de Minoridad y Familia de Desarrollo Social provincial se llevó adelante la manda judicial y
se rescataron 17 trabajadores de los cuales 8 eran menores de edad.

El allanamiento constató lo que ya habia advertido el RENATRE: extensas jornadas que superaban el máximo
legal permitido, salarios por debajo del convenio, falta de condiciones básicas de higienes y seguridad y un
entorno completamente degradante e inhumano.

A los trabajadores se les adeudaban varias semanas de pago y lo que objetivamente recibían era menos de la
mitad del salario minimo, vital y móvil por jornadas de desmonte que iban de sol a sol. Cocinaban con leña a la
intemperie y dormían en carpas precarias entre alimañas. No contaban con agua potable y debían obtenerla
de los bebederos de las vacas a 3 km de donde trabajaban, en el sector de ganadería. Los menores estaban
siendo también explotados y habían abandonado la escuela.

Los trabajadores fueron rescatados y entrevistados Programa Nacional de Rescate y se comenzaron a arbitrar las
medidas para asistir a las víctimas. El municipio de Quimili que habia avanzado en un convenio con el Comité,
colaboró en cuestiones de transporte y logística para facilitar las tareas del personal que participaba del operativo y
el traslado de las víctimas.
DERECHO DE LAS OBLIGACIONES

Impulsan una ley de insolvencia para que las familias


con deudas puedan negociar planes de pagos
Las asociaciones de defensa del consumidor estiman que, por la merma en los
ingresos, cada una debe un promedio de $ 150.000.
El teléfono suena y una demanda nueva aparece. Hasta ese momento no habían escuchado el caso de una familia
que pretendía recuperar el dinero que había pagado a principio de año por la cuota de materiales del colegio de su
hijo. Explican que abonaron más de 30 mil pesos, que ahí incluían ingresos a museos, reservas para campamentos y
muchas otras actividades que el coronavirus se encargó de descartar. Es apenas uno de los tantos llamados que
recibe a diario Acción del Consumidor (Adelco) en su línea de atención. Y que suma un eslabón en la cadena de
endeudamiento familiar, en momentos en que ese dinero sería necesario para pagar gastos más urgentes.

Desde Adelco y junto a la Asociación de Defensa de los Consumidores y Usuarios de la Argentina y la Asociación Civil
Cruzada Cívica impulsan un proyecto de ley de insolvencia familiar que busca implementar un plan para regular las
deudas que acumulan los consumidores y sus familias.

“Hay un hueco que debe ser revisado. El Estado ha dado ayuda y paliativos que son muy buenos pero que no llegan
a la clase media y media baja. Existen remedios, pero no hay una solución. Está muy bien que congelen el precio de
los alquileres pero eso no quita la deuda; en algún momento ese dinero deberá ser pagado. Y notamos que nadie se
ocupa de esa clase media que hoy no está en condiciones de hacer frente a sus obligaciones”, describe a Clarín
Claudia Collado, presidenta de Adelco e impulsora de la ley que buscan presentar en el Congreso de la Nación.

Los datos son contundentes. En abril el 80,8% de los hogares acumuló algún tipo de deuda y cada familia debe en
promedio 150.000 pesos, según el estudio que realizó el Centro de Economía Regional y Experimental (CERX).

Las Asociaciones que impulsan la ley se topan con la nueva realidad cotidiana y dan cuenta de que una porción
amplia de los consumidores argentinos quedaron a la deriva: por un lado no pueden aplicar para los planes sociales
que otorga el Gobierno y por el otro, tampoco logran hacer frente a su economía diaria. Si antes de la pandemia ya
tenían alguna deuda que creían poder costear, la crisis actual colapsó su panorama financiero.
Y es allí donde aparecen las cifras de la cotidianeidad. Casi el 90% de la población no puede pagar los seguros que ya
tenía contratados y dejó de abonar cuotas de clubes, gimnasios y otras actividades recreativas. El 67% no puede
pagar las expensas y más del 50% no puede hacer frente al alquiler de su vivienda. Además, arriba del 60% no está
en condiciones de abonar las cuotas de los colegios de sus hijos. Una porción similar dejó de abonar su servicio de
medicina prepaga. Y un dato que llamó la atención: cerca de un 40% de la clase media ha dejado de pagar las cuotas
de mantenimiento en los cementerios.

“Esto no sólo afecta a la economía sino a la salud mental de la gente –amplía Collado-. Nos parece bárbaro que no
te corten el servicio de luz o gas, pero eso no quiere decir que no tengas que pagar la deuda. Hay un agujero, un
vacío legal, nadie está pensando en esa clase media y baja porque ese sector tiene para comer. Pero en su gran
mayoría no son propietarios, muchos perdieron el trabajo o están precarizados. Hay jóvenes que habían logrado
irse a vivir solos y ahora están volviendo a las casas de sus padres; gente que antes de esta crisis ya tenía una
pequeña deuda, que compraba cosas en 12 cuotas y ahora quedó a la deriva”.

El proyecto apunta a encontrar un marco para que los “deudores de buena fe” puedan negociar un plan de pago
sostenible que preserve sus necesidades mínimas de subsistencia. La ley parte del supuesto de que el consumidor
quiere pagar sus deudas pero no puede hacerlo. Y que no dispone de un mecanismo como el concurso de
acreedores o la declaración de quiebra como sí lo tienen un comercio o empresa.

Por eso apuntan a consumidores con deudas por un hecho extremo:


desempleo, una enfermedad grave, divorcio o separación, un hecho que está fuera del manejo del deudor (por
ejemplo el coronavirus), fallecimiento de quien era el principal sostén de la familia.

“Mientras dure la cuarentena la salida es muy complicada. Los datos de actividad de la economía ya muestran una
destrucción total de esta y contemplan apenas 10 días de cuarentena. No hay un indicador que no sea malo para lo
que viene. Cada vez más gente se queda sin empleo y se produce una depresión a nivel ingreso. Las familias tienen
que hacer malabares y todas las ayudas que se dieron resultan insuficientes, paliativas, no llegan a cubrir las
necesidades de todos”, explica el especialista en planificación financiera personal y escritor Mariano Otálora.

Y agrega: “El futuro es incierto. ¿Cómo vas a reactivar la economía? ¿Cómo vas a estar en agosto? Son respuestas
que nadie tiene. Hay una expectativa pesimista. Argentina ya de por sí tenía problemas complejos y la pandemia

Según detallan desde las Asociaciones que impulsan la ley de insolvencia familiar, la implementación contempla dos
instancias. Primero se busca una solución administrativa, extrajudicial. La idea es, a través de un organismo
dependiente del Estado, juntar al deudor con sus acreedores y buscar un acuerdo entre ellos con un plan de pagos
que no debe exceder los cinco años de plazo.

Si no llegan a un acuerdo, el proceso pasaría a la Justicia que, al igual que hace con las empresas que entran en
concurso de acreedores, decidiría de qué manera el deudor saldará su deuda.

La ley prevé también que haya programas de educación financiera para los consumidores, a los efectos de darles
herramientas que traten de evitar el sobreendeudamiento.
"La idea de esta ley -cierra Collado- es recuperar la economía familiar y evitar cualquier situación de exclusión
social. Queremos impulsar una cultura de inclusión, de acceso al crédito responsable, a través de la información y la
educación financiera".
NS

QUE EN

Coronaviru Coronaviru Cuarenten

A1

HONORABLE CONGRESO DE LA NACION ARGENTINA


1993-10-15

Ir a texto actualizado y otros datos

DEFENSA DEL CONSUMIDOR

Ley Nº 24.240

Normas de Protección y Defensa los Consumidores. Autoridad de Aplicación. Procedimiento y Sanciones.


Disposiciones Finales.

Sancionada: Setiembre 22 de 1993.

Promulgada Parcialmente: Octubre 13 de 1993.

El Senado y Cámara de Diputados de la Nación Argentina reunidos en Congreso, etc., sancionan con fuerza de Ley:

LEY DE DEFENSA DEL CONSUMIDOR

TITULO I

NORMAS DE PROTECCION Y DEFENSA DE LOS CONSUMIDORES

CAPITULO I

DISPOSICIONES GENERALES

ARTICULO 1º — Objeto. La presente ley tiene por objeto la defensa de los consumidores o usuarios. Se consideran
consumidores o usuarios, las personas físicas o jurídicas que contratan a título oneroso para su consumo final o
beneficio propio o de su grupo familiar o social:

a) La adquisición o locación de cosas muebles;


b) La prestación de servicios;
c) La adquisición de inmuebles nuevos destinados a vivienda, incluso los lotes de terreno adquiridos con el mismo
fin, cuando la oferta sea pública y dirigida a personas indeterminadas.

ARTICULO 2º — Proveedores de cosas o servicios. Quedan obligados al cumplimiento de esta ley todas las personas
físicas o jurídicas, de naturaleza pública o privada que, en forma profesional, aun ocasionalmente, produzcan,
importen, distribuyan o comercialicen cosas o presten servicios a

consumidores o usuarios. Se excluyen del ámbito de esta ley los contratos realizados entre consumidores cuyo
objeto sean cosas usadas.

No tendrán el carácter de consumidores o usuarios, quienes adquieran, almacenen, utilicen o consuman bienes o
servicios para integrarlos en procesos de producción, transformación, comercialización o prestación a terceros. No
están comprendidos en esta ley los servicios de profesionales liberales que requieran para su ejercicio título
universitario y matrícula otorgada por colegios profesionales reconocidos oficialmente o autoridad facultada para
ello, pero sí la publicidad que se haga de su ofrecimiento.
ARTICULO 3º — Interpretación. Las disposiciones de esta ley se integran con las normas generales y especiales
aplicables a las relaciones jurídicas antes definidas, en particular las de defensa de la competencia y de lealtad
comercial. En caso de duda, se estará siempre a la interpretación más favorable para el consumidor.

CAPITULO II

INFORMACION AL CONSUMIDOR Y PROTECCION DE SU SALUD

ARTICULO 4º — Información. Quienes produzcan, importen, distribuyan o comercialicen cosas o presten servicios,
deben suministrar a los consumidores o usuarios, en forma cierta y objetiva, información veraz, detallada, eficaz y
suficiente sobre las características esenciales de los mismos.

ARTICULO 5º — Protección al Consumidor. Las cosas y servicios deben ser suministrados o prestados en forma tal
que, utilizados en condiciones previsibles o normales de uso, no presenten peligro alguno para la salud o integridad
física de los consumidores o usuarios.

ARTICULO 6º — Cosas y Servicios Riesgosos. Las cosas y servicios, incluidos los servicios públicos domiciliarios, cuya
utilización pueda suponer un riesgo para la salud o la integridad física de los consumidores o usuarios, deben
comercializarse observando los mecanismos, instrucciones y normas establecidas o razonables para garantizar la
seguridad de los mismos.

En tales casos debe entregarse un manual en idioma nacional sobre el uso, la instalación y mantenimiento de la cosa
o servicio de que se trate y brindarle adecuado asesoramiento. Igual obligación regirá en todos los casos en que se
trate de artículos importados, siendo los sujetos anunciados en el artículo 4º responsables del contenido de la
traducción.

CAPITULO III

CONDICIONES DE LA OFERTA Y VENTA

ARTICULO 7º — Oferta. La oferta dirigida a consumidores potenciales indeterminados, obliga a quien la emite
durante el tiempo en que se realice, debiendo contener la fecha precisa de comienzo y de finalización, así como
también sus modalidades, condiciones o limitaciones.

La revocación de la oferta hecha pública es eficaz una vez que haya sido difundida por medios similares a los
empleados para hacerla conocer.

ARTICULO 8º — Efectos de la Publicidad. Las precisiones formuladas en la publicidad o en anuncios prospectos,


circulares u otros medios de difusión obligan al oferente y se tienen por incluidas en el contrato con el consumidor.

ARTICULO 9º — Cosas Deficientes Usadas o Reconstituidas. Cuando se ofrezcan en forma pública a consumidores
potenciales indeterminados cosas que presenten alguna deficiencia, que sean usadas o reconstituidas debe indicarse
las circunstancia en forma precisa y notoria.

ARTICULO 10. — Contenido del Documento de Venta. En el documento que se extienda por la venta de cosas
muebles, sin perjuicio de la información exigida por otras leyes o normas, deberá constar:

a) La descripción y especificación de la cosa;


b) El nombre y domicilio del vendedor;
c) El nombre y domicilio del fabricante, distribuidor o del importador cuando correspondiere;
d) La mención de las características de la garantía conforme a lo establecido en esta ley;e) Los plazos y condiciones

de entrega;

f) El precio y las condiciones de pago.

La redacción debe ser hecha en idioma nacional, ser completa, clara y fácilmente legible, sin reenvíos a textos o
documentos que no se entreguen previa o simultáneamente. Un ejemplar debe ser entregado al consumidor.
Cuando se incluyan cláusulas adicionales a las aquí indicadas o exigibles en virtud de lo previsto en esta ley, aquéllas
deberán ser escritas en letra destacada y suscritas por ambas partes.

La reglamentación establecerá modalidades más simples cuando la índole de la cosa objeto de la contratación así lo
determine, siempre que asegure la finalidad perseguida por esta ley.

CAPITULO IV

COSAS MUEBLES NO CONSUMIBLES

ARTICULO 11. — Garantías. Cuando se comercialicen cosas muebles de consumo durable el consumidor y los
sucesivos adquirentes tienen garantía legal por los defectos o vicios de cualquier índole, aunque hayan sido
ostensibles o manifiestos al tiempo del contrato, cuando afecten la identidad entre lo ofrecido y lo entregado o su
correcto funcionamiento.

La garantía legal tendrá vigencia por seis (6) meses a partir de la entrega, pudiendo las partes convenir un plazo
mayor. En caso en que la cosa deba trasladarse a la fábrica o taller habilitado, el transporte será realizado por el
responsable de la garantía y serán a su cargo los gastos de flete y seguros y cualquier otro que deba realizarse para la
ejecución del mismo.

ARTICULO 12. — Servicio Técnico. Los fabricantes, importadores y vendedores de las cosas mencionadas en el
artículo anterior, deben asegurar un servicio técnico adecuado y el suministro de partes y repuestos.

ARTICULO 13. — Responsabilidad Solidaria. Son solidariamente responsables del otorgamiento y cumplimiento de la
garantía legal, los productores, importadores, distribuidores y vendedores de las cosas comprendidas en el artículo
11.

ARTICULO 14. — Certificado de Garantía. El certificado de garantía deberá estar escrito en idioma nacional de fácil
comprensión y con letra legible y contendrá como mínimo:

a) La identificación del vendedor, fabricante, importador o distribuidor;


b) La identificación de la cosa con las especificaciones técnicas necesarias para su correcta individualización;
c) Las condiciones de uso, de instalación y mantenimiento necesarias para su funcionamiento;
d) Las condiciones de validez de la garantía y su plazo de extensión;
e) Las condiciones de reparación de la cosa con especificación del lugar donde se hará efectiva.
En caso de ser necesaria la notificación al fabricante o importador de la entrada en vigencia de la garantía de una
cosa, dicho acto deberá estar a cargo del vendedor. La falta de notificación, no libera al fabricante o importador de la
responsabilidad solidaria establecida en el artículo 13.

Cualquier cláusula cuya redacción o interpretación contraríen las normas del presente artículo será nula de pleno
derecho y se tendrá por no escrita.
ARTICULO 15. — Constancia de Reparación. Cuando la cosa hubiese sido reparada bajo los términos de una garantía
legal, el garante estará obligado a entregar al consumidor una constancia de reparación en donde se indique:

a) La naturaleza de la reparación;
b) Las piezas reemplazadas o reparadas;
c) La fecha en que el consumidor le hizo entrega de la cosa;
d) La fecha de devolución de la cosa al consumidor.
ARTICULO 16. — Prolongación del Plazo de Garantía. El tiempo durante el cual el consumidor está privado del uso de
la cosa en garantía, por cualquier causa relacionada con su reparación, debe computarse como prolongación del
plazo de garantía legal.

ARTICULO 17. — Reparación no Satisfactoria. En los supuestos en que la reparación efectuada no resulte
satisfactoria por no reunir la cosa reparada, las condiciones óptimas para cumplir con el uso al que está destinada, el
consumidor puede:

a) Pedir la sustitución de la cosa adquirida por otra de idénticas características. En tal caso elplazo de la garantía
legal se computa a partir de la fecha de la entrega de la nueva cosa;

b) Devolver la cosa en el estado en que se encuentre a cambio de recibir el importe equivalente alas sumas pagadas,
conforme el precio actual en plaza de la cosa, al momento de abonarse dicha suma o parte proporcional, si
hubiere efectuado pagos parciales;

c) Obtener una quita proporcional del precio.


En todos los casos, la opción por parte del consumidor no impide la reclamación de los eventuales daños y perjuicios
que pudieren corresponder.

ARTICULO 18. — Vicios Redhibitorios. La aplicación de las disposiciones precedentes, no obsta a la subsistencia de la
garantía legal por vicios redhibitorios. En caso de vicio redhibitorio:

a) A instancia del consumidor se aplicará de pleno derecho el artículo 2176 del Código Civil;
b) El artículo 2170 del Código Civil no podrá ser opuesto al consumidor.
CAPITULO V

DE LA PRESTACION DE LOS SERVICIOS

ARTICULO 19. — Modalidades de Prestación de Servicios. Quienes presten servicios de cualquier naturaleza están
obligados a respetar los términos, plazos, condiciones, modalidades, reservas y demás circunstancias conforme a las
cuales hayan sido ofrecidos, publicitados o convenidos.

ARTICULO 20. — Materiales a Utilizar en la Reparación. En los contratos de prestación de servicios cuyo objeto sea la
reparación, mantenimiento, acondicionamiento, limpieza o cualquier otro similar, se entiende implícita la obligación
a cargo del prestador del servicio de emplear materiales o productos nuevos o adecuados a la cosa de que se trate,
salvo pacto escrito en contrario.

ARTICULO 21. — Presupuesto. En los supuestos contemplados en el artículo anterior, el prestador del servicio debe
extender un presupuesto que contenga como mínimo los siguientes datos:

a) Nombre, domicilio y otros datos de identificación del prestador del servicio;


b) La descripción del trabajo a realizar;
c) Una descripción detallada de los materiales a emplear.
d) Los precios de éstos y la mano de obra;
e) El tiempo en que se realizará el trabajo;
f) Si otorga o no garantía y en su caso, el alcance y duración de ésta;
g) El plazo para la aceptación del presupuesto;
h) Los números de inscripción en la Dirección General Impositiva y en el Sistema Previsional.
ARTICULO 22. — Supuestos no Incluidos en el Presupuesto. Todo servicio, tarea o empleo material o costo adicional,
que se evidencie como necesario durante la prestación del servicio y que por su naturaleza o características no pudo
ser incluido en el presupuesto original, deberá ser comunicado al consumidor antes de su realización o utilización.
Queda exceptuado de esta obligación el prestador del servicio que, por la naturaleza del mismo, no pueda
interrumpirlo sin afectar su calidad o sin daño para las cosas del consumidor.

ARTICULO 23. — Deficiencias en la Prestación del Servicio. Salvo previsión expresa y por escrito en contrario, si
dentro de los treinta (30) días siguientes a la fecha en que concluyó el servicio se evidenciaren deficiencias o
defectos en el trabajo realizado, el prestador del servicio estará obligado a corregir todas las deficiencias o defectos
o a reformar o a reemplazar los materiales y productos utilizados sin costo adicional de ningún tipo para el
consumidor.

ARTICULO 24. — Garantía. La garantía sobre un contrato de prestación de servicios deberá documentarse por escrito
haciendo constar:

a) La correcta individualización del trabajo realizado;


b) El tiempo de vigencia de la garantía, la fecha de iniciación de dicho período y las condiciones devalidez de la
misma;

c) La correcta individualización de la persona, empresa o entidad que la hará efectiva.


CAPITULO VI

USUARIOS DE SERVICIOS PUBLICOS DOMICILIARIOS

ARTICULO 25. — Constancia Escrita. Información al Usuario. Las empresas prestadoras de servicios públicos a
domicilio deben entregar al usuario constancia escrita de las condiciones de la prestación de los derechos y
obligaciones de ambas partes contratantes. Sin perjuicio de ello, deben mantener tal información a disposición de
los usuarios en todas las oficinas de atención al público.

Los servicios públicos domiciliarios con legislación específica y cuya actuación sea controlada por los organismos que
ella contempla, serán regidos por esas normas, aplicándose la presente ley supletoriamente.

ARTICULO 26. — Reciprocidad en el Trato. Las empresas indicadas en el artículo anterior deben otorgar a los
usuarios reciprocidad de trato, aplicando para los reintegros o devoluciones los mismos criterios que establezcan
para los cargos por mora.

ARTICULO 27. — Registro de Reclamos. Las empresas prestadoras deben habilitar un registro de reclamos, en donde
quedarán asentadas las presentaciones de los usuarios. Dichos reclamos deben ser satisfechos en plazos perentorios
conforme la reglamentación de la presente ley.
ARTICULO 28. — Seguridad de las Instalaciones. Información. Los usuarios de servicios públicos que se prestan a
domicilio y requieren instalaciones específicas, deben ser convenientemente informados sobre las condiciones de
seguridad de las instalaciones y de los artefactos.

ARTICULO 29. — Instrumentos y Unidades de Medición. La autoridad competente queda facultada para intervenir en
la verificación del buen funcionamiento de los instrumentos de medición de energía, combustibles, comunicaciones,
agua potable o cualquier otro similar, cuando existan dudas sobre las lecturas efectuadas por las empresas
prestadoras de los respectivos servicios.

Tanto los instrumentos como las unidades de medición, deberán ser los reconocidos y legalmente autorizados. Las
empresas prestatarias garantizarán a los usuarios el control individual de los consumos. Las facturas deberán ser
entregadas al usuario con no menos de diez (10) días de anticipación a la fecha de su vencimiento.

ARTICULO 30. — Interrupción de la Prestación del Servicio. Cuando la prestación del servicio público domiciliario se
interrumpa o sufra alteraciones, se presume que es por causa imputable a la empresa prestadora. Efectuado el
reclamo por el usuario, la empresa dispone de un plazo máximo de treinta (30) días para demostrar que la
interrupción o alteración no le es imputable. En caso contrario, la empresa deberá reintegrar el importe total del
servicio no prestado dentro del plazo establecido precedentemente. Esta disposición no es aplicable cuando el valor
del servicio no prestado sea deducido de la factura correspondiente. El usuario puede interponer el reclamo desde la
interrupción o alteración del servicio y hasta los quince (15) días posteriores al vencimiento de la factura.

ARTICULO 31. — Facturación de Consumo Excesivo. Cuando una empresa de servicio público domiciliario facture en
un período un importe que exceda en un cincuenta por ciento (50 %) el promedio de consumo efectivo del usuario
en los doce (12) meses inmediatos anteriores, se presume error en la facturación.

En tal caso, el usuario debe abonar únicamente el valor de dicho consumo promedio.

A los efectos de ejercer este derecho el usuario deberá presentar, hasta diez (10) días después del vencimiento de la
factura en cuestión, las correspondientes al período de doce (12) meses inmediatos anteriores a la objetada.

En el caso que la empresa prestadora reclamare el pago de una suma indebida, la misma deberá indemnizar al
usuario con un crédito idéntico al reclamado indebidamente el que deberá hacerse efectivo en la factura inmediata
siguiente.

La empresa prestadora dispondrá de un plazo de treinta (30) días a partir del reclamo del usuario para acreditar que
el consumo facturado fue efectivamente realizado, en cuyo caso tendrá derecho a reclamar el pago de la diferencia
adeudada con más los intereses legales correspondientes. En caso contrario, el pago efectuado tiene efectos
cancelatorios.

La autoridad de aplicación intervendrá en los casos en que los recargos por mora en facturas de servicios públicos
pagadas fuera de término, fuesen excesivamente elevadas en relación a las tasas activas vigentes en el mercado.

CAPITULO VII

DE LA VENTA DOMICILIARIA POR CORRESPONDENCIA Y OTRAS

ARTICULO 32. — Venta Domiciliaria. Es aquella propuesta de venta de una cosa o prestación de un servicio efectuada
al consumidor en el lugar donde reside, en forma permanente o transitoria o en su lugar de trabajo. En ella el
contrato debe ser celebrado por escrito y con las precisiones del artículo 10.

Lo dispuesto precedentemente no es aplicable a la compraventa de bienes perecederos recibidos por el consumidor


y abonados al contado.

ARTICULO 33.— Venta por Correspondencia y Otras. Es aquella en que la propuesta se efectúa por medio postal,
telecomunicaciones, electrónico o similar y la respuesta a la misma se realiza por iguales medios.
No se permitirá la publicación del número postal como domicilio.

ARTICULO 34. — Revocación de Aceptación. En los casos de los artículos 32 y 33, el consumidor tiene derecho a
revocar la aceptación durante el plazo de cinco (5) días corridos, contados a partir de la fecha en que se entregue la
cosa o se celebre el contrato, lo último que ocurra, sin responsabilidad alguna. Esa facultad no puede ser dispensada
ni renunciada.

El vendedor debe informar por escrito al consumidor de esta facultad de revocación en todo documento que, con
motivo de venta le sea presentado al consumidor.

Tal información debe ser incluida en forma clara y notoria.

El consumidor debe poner la cosa a disposición del vendedor y los gastos de devolución son por cuenta de este
último.

ARTICULO 35. — Prohibición. Queda prohibida la realización de propuesta al consumidor, por cualquier tipo de
medio, sobre una cosa o servicio que no haya sido requerido previamente y que genere un cargo automático en
cualquier sistema de débito, que obligue al consumidor a manifestarse por la negativa para que dicho cargo no se
efectivice.

Si con la oferta se envió una cosa, el receptor no está obligado a conservarla ni a restituirla al remitente aunque la
restitución pueda ser realizada libre de gastos.

CAPITULO VIII

DE LAS OPERACIONES DE VENTA DE CREDITOS

ARTICULO 36. — Requisitos. En las operaciones de crédito para la adquisición de cosas o servicios deberá
consignarse, bajo pena de nulidad: El precio de contado, el saldo de deuda, el total de los intereses a pagar, la tasa
de interés efectiva anual, la forma de amortización de los intereses, otros gastos si los hubiere, cantidad de pagos a
realizar y su periodicidad, gastos extras o adicionales si los hubiera y monto total financiado a pagar.

El Banco Central de la República Argentina adoptará las medidas conducentes para que las entidades sometidas a su
jurisdicción cumplan, en las operaciones de crédito para consumo, con lo indicado en esta ley.

CAPITULO IX

DE LOS TERMINOS ABUSIVOS Y CLAUSULAS INEFICACES

ARTICULO 37. — Interpretación. Sin perjuicio de la validez del contrato, se tendrán por no convenidas:

a) Las cláusulas que desnaturalicen las obligaciones o limiten la responsabilidad por daños;
b) Las cláusulas que importen renuncia o restricción de los derechos del consumidor o amplíen losderechos de la
otra parte;

c) Las cláusulas que contengan cualquier precepto que imponga la inversión de la carga de laprueba en perjuicio del
consumidor.

La interpretación del contrato se hará en el sentido más favorable para el consumidor. Cuando existan dudas sobre
los alcances de su obligación, se estará a la que sea menos gravosa.

En caso en que el oferente viole el deber de buena fe en la etapa previa a la conclusión del contrato o en su
celebración o transgreda el deber de información o la legislación de defensa de la competencia o de lealtad
comercial, el consumidor tendrá derecho a demandar la nulidad del contrato o la de una o más cláusulas. Cuando el
juez declare la nulidad parcial, simultáneamente integrará el contrato, si ello fuera necesario.

ARTICULO 38. — Contrato de Adhesión. Contratos en Formularios. La autoridad de aplicación vigilará que los
contratos de adhesión o similares, no contengan cláusulas de las previstas en el artículo anterior. La misma
atribución se ejercerá respecto de las cláusulas uniformes, generales o estandarizadas de los contratos hechos en
formularios, reproducidos en serie y en general, cuando dichas cláusulas hayan sido redactadas unilateralmente por
el proveedor de la cosa o servicio, sin que la contraparte tuviere posibilidades de discutir su contenido.

ARTICULO 39. — Modificación Contratos Tipo. Cuando los contratos a los que se refiere el artículo anterior requieran
la aprobación de otra autoridad nacional o provincial, ésta tomará las medidas necesarias para la modificación del
contrato tipo a pedido de la autoridad de aplicación.

CAPITULO X

RESPONSABILIDAD POR DAÑOS

ARTICULO 40. — Responsabilidad Solidaria. Si el daño al consumidor resulta del vicio o defecto de la cosa o de la
prestación del servicio responderá el productor, el fabricante, el importador, el distribuidor, el proveedor, el
vendedor y quien haya puesto su marca en la cosa o servicio. El transportista responderá por los daños ocasionados
a la cosa con motivo o en ocasión del servicio.

La responsabilidad es solidaria, sin perjuicio de las acciones de repetición que corresponda. Sólo se liberará total o
parcialmente quien demuestre que la causa del daño le ha sido ajena.

TITULO II

AUTORIDAD DE APLICACION PROCEDIMIENTO Y SANCIONES

CAPITULO XI

AUTORIDAD DE APLICACION

ARTICULO 41. — Aplicación Nacional y Local. La Secretaría de Industria y Comercio será la autoridad nacional de
aplicación de la presente ley. Los gobiernos provinciales y la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires actuarán
como autoridades locales de aplicación ejerciendo el control y vigilancia sobre el cumplimiento de la presente ley y
sus normas reglamentarias respecto a los hechos sometidos a su jurisdicción. Las provincias, en ejercicio de sus
atribuciones, podrán delegar sus funciones en organismos de su dependencia o en los gobiernos municipales.

ARTICULO 42. — Funciones Concurrentes. La autoridad nacional de aplicación, sin perjuicio de las funciones que se
encomiendan a las autoridades locales de aplicación en el artículo 41 de la presente ley, podrá actuar
concurrentemente en la vigilancia, contralor y juzgamiento de la misma, aunque las presuntas infracciones ocurran
exclusivamente en el ámbito de las provincias o de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires.

ARTICULO 43. — Facultades y Atribuciones. La Secretaría de Industria y Comercio, sin perjuicio de las funciones
específicas, en su carácter de autoridad de aplicación de la presente ley tendrá las siguientes facultades y
atribuciones:

a) Proponer el dictado de la reglamentación de esta ley y elaborar políticas tendientes a la defensa del consumidor e
intervenir en su instrumentación mediante el dictado de las resoluciones pertinentes;

b) Mantener un registro nacional de asociaciones de consumidores;


c) Recibir y dar curso a las inquietudes y denuncias de los consumidores;
d) Disponer la realización de inspecciones y pericias vinculadas con la aplicación de esta ley;
e) Solicitar informes y opiniones a entidades públicas y privadas en relación con la materia de estaley;
f) Disponer de oficio o a requerimiento de parte la celebración de audiencias con la participaciónde denunciantes
damnificados, presuntos infractores, testigos y peritos.

La Secretaría de Industria y Comercio podrá delegar, de acuerdo con la reglamentación que se dicte, en la
Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires o gobiernos provinciales las facultades mencionadas en los incisos c), d)
y f) de este artículo.

ARTICULO 44. — Auxilio de la Fuerza Pública. Para el ejercicio de las atribuciones a que se refieren los incisos d) y f)
del artículo 43 de la presente ley, la autoridad de aplicación podrá solicitar el auxilio de la fuerza pública.

CAPITULO XII

PROCEDIMIENTOS Y SANCIONES

ARTICULO 45. — Actuaciones Administrativas. La autoridad nacional de aplicación iniciará actuaciones


administrativas en caso de presuntas infracciones a las disposiciones de la presente ley, sus normas reglamentarias y
resoluciones que en consecuencia se dicten, de oficio o por denuncia de quien invocare un interés particular o
actuare en defensa del interés general de los consumidores.

Previa instancia conciliatoria, se procederá a labrar acta en la que se dejará constancia del hecho denunciado o
verificado y de la disposición presuntamente infringida.

En la misma acta se dispondrá agregar la documentación acompañada y citar al presunto infractor para que, dentro
del plazo de cinco (5) días hábiles, presente por escrito su descargo y ofrezca las pruebas que hacen a su derecho.

Si se tratare de un acta de inspección, en que fuere necesaria una comprobación técnica posterior a los efectos de la
determinación de la presunta infracción y que resultare positiva, se procederá a notificar al presunto responsable la
infracción verificada, intimándolo para que en el plazo de cinco (5) días hábiles presente por escrito su descargo. En
su primera presentación, el presunto infractor deberá constituir domicilio y acreditar personería.

Cuando no acredite personería se le intimará para que en el término de cinco (5) días hábiles subsane la omisión
bajo apercibimiento de tenerlo por no presentado.

La constancia del acta labrada conforme a lo previsto en este artículo, así como las comprobaciones técnicas que se
dispusieren, constituirán prueba suficiente de los hechos así comprobados, salvo en los casos en que resulten
desvirtuados por otras pruebas.

Las pruebas se admitirán solamente en casos de existir hechos controvertidos y siempre que no resulten
manifiestamente inconducentes. Contra la resolución que deniegue medidas de prueba sólo se concederá el recurso
de reconsideración. La prueba deberá producirse entre el término de diez (10) días hábiles, prorrogables cuando
haya causas justificadas, teniéndose por desistidas aquellas no producidas dentro de dicho plazo por causa
imputable al infractor.

En el acta prevista en el presente artículo, así como en cualquier momento durante la tramitación del sumario, la
autoridad de aplicación podrá ordenar como medida preventiva el cese de la conducta que se reputa en violación de
esta ley y sus reglamentaciones.

Concluidas las diligencias sumariales, se dictará la resolución definitiva dentro del término de veinte (20) días
hábiles.
Sin perjuicio de lo dispuesto en el presente artículo, la autoridad de aplicación gozará de la mayor aptitud para
disponer medidas técnicas, admitir pruebas o dictar medidas de no innovar.

Contra los actos administrativos que dispongan sanciones se podrá recurrir por ante la Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Federal, o ante las cámaras federales de apelaciones con asiento en
las provincias, según corresponda de acuerdo al lugar de comisión del hecho.

El recurso deberá interponerse ante la misma autoridad que dictó la resolución, dentro de los diez (10) días hábiles
de notificada y será concedido en relación y con efecto suspensivo, excepto cuando se hubiera denegado medidas de
prueba, en que será concedido libremente.

Las provincias, dictarán las normas referidas a la actuación de las autoridades administrativas locales, estableciendo
un régimen de procedimiento en forma compatible con el de sus respectivas constituciones.

ARTICULO 46. — Incumplimiento de Acuerdos Conciliatorios. El incumplimiento de los acuerdos conciliatorios se


considerará violación a esta ley. En tal caso, el infractor será pasible de las sanciones establecidas en la presente, sin
perjuicio del cumplimiento imperativo de las obligaciones que las partes hubieran acordado.

ARTICULO 47. — Sanciones. Verificada la existencia de la infracción, quienes la hayan cometido se harán pasibles de
las siguientes sanciones, las que se podrán aplicar independiente o conjuntamente, según resulte de las
circunstancias del caso:

a) Apercibimiento;
b) Multa de quinientos pesos ($ 500) a quinientos mil pesos ($ 500.000), hasta alcanzar el triplede la ganancia o
beneficio ilegal obtenido por la infracción;

c) Decomiso de las mercaderías y productos objeto de la infracción;


d) Clausura del establecimiento o suspensión del servicio afectado por un plazo de hasta treinta
(30) días;

e) Suspensión de hasta cinco (5) años en los registros de proveedores que posibilitan contratarcon el Estado;

f) La pérdida de concesiones, privilegios, regímenes impositivos o crediticios especiales de quegozare.

En todos los casos, se dispondrá la publicación de la resolución condenatoria, a costa del infractor en el diario de
mayor circulación de la jurisdicción donde se cometió la infracción.

ARTICULO 48. — Denuncias Maliciosas. Quienes presentaren denuncias maliciosas o sin justa causa ante la autoridad
de aplicación, serán sancionados según lo previsto en los incisos a) y b) del artículo anterior, sin perjuicio de las que
pudieren corresponder por aplicación de las normas civiles y penales.

ARTICULO 49. — Aplicación y Graduación de las Sanciones. En la aplicación y graduación de las sanciones previstas
en el artículo 47 se tendrá en cuenta el perjuicio resultante de la infracción para el consumidor o usuario, la posición
en el mercado del infractor, la cuantía del beneficio obtenido, el grado de intencionalidad, la gravedad de los riesgos,
o de los perjuicios sociales derivados de la infracción y su generalización, la reincidencia y las demás circunstancias
relevantes del hecho.

Se considerará reincidente a quien, habiendo sido sancionado por una infracción a esta ley incurra en otra de similar
naturaleza dentro del término de tres (3) años.

ARTICULO 50. — Prescripción. Las acciones y sanciones emergentes de la presente ley prescribirán en el término de
tres (3) años. La prescripción se interrumpirá por la comisión de nuevas infracciones o por el inicio de las actuaciones
administrativas o judiciales.

ARTICULO 51. — Comisión de un Delito. Si del sumario surgiese la eventual comisión de un delito, se remitirán las
actuaciones al juez competente.
CAPITULO XIII

DE LAS ACCIONES

ARTICULO 52. — Acciones Judiciales. Sin perjuicio de lo expuesto, el consumidor y usuario podrán iniciar acciones
judiciales cuando sus intereses resulten afectados o amenazados.

La acción corresponderá al consumidor o usuario, a las asociaciones de consumidores constituidas como personas
jurídicas, a la autoridad de aplicación nacional o local y al ministerio público. El ministerio público cuando no
intervenga en el proceso como parte, actuará obligatoriamente como fiscal de la ley. Las asociaciones de
consumidores estarán habilitadas como litisconsorte de cualesquiera de las partes.

En caso de desistimiento o abandono de la acción de las referidas asociaciones legitimadas, la titularidad activa será
asumida por el ministerio público.

ARTICULO 53. — Normas del Proceso. Se aplicarán las normas del proceso de conocimiento más abreviado que rijan
en la jurisdicción del tribunal ordinario competente.

Quienes ejerzan las acciones previstas en esta ley representando un derecho o interés individual podrán acreditar
mandato mediante simple acta poder en los términos que establezca la reglamentación.

Las actuaciones judiciales que se inicien de conformidad con la presente ley gozarán del beneficio de justicia
gratuita.

ARTICULO 54. — Efectos de la Sentencia. La sentencia dictada en un proceso no promovido por el consumidor o
usuario, sólo tendrá autoridad de cosa juzgada para el demandado, cuando la acción promovida en los términos
establecidos en el segundo párrafo del artículo 52 sea admitida y la cuestión afecte un interés general.

Cuando la sentencia acogiere la pretensión, la apelación será concedida al solo efecto devolutivo.

CAPITULO XIV

DE LAS ASOCIACIONES DE CONSUMIDORES

ARTICULO 55. — Legitimación. Las asociaciones de consumidores constituidas como personas jurídicas están
legitimadas para accionar cuando resulten objetivamente afectados o amenazados intereses de los consumidores,
sin perjuicio de la intervención del usuario o consumidor prevista en el segundo párrafo del artículo 58.

ARTICULO 56. — Autorización para Funcionar. Las organizaciones que tengan como finalidad la defensa, información
y educación del consumidor, deberán requerir autorización a la autoridad de aplicación para funcionar como tales.
Se entenderá que cumplen con dicho objetivo, cuando sus fines sean los siguientes:

a) Velar por el fiel cumplimiento de las leyes, decretos y resoluciones de carácter nacional, provincial o municipal,
que hayan sido dictadas para proteger al consumidor;

b) Proponer a los organismos competentes el dictado de normas jurídicas o medidas de carácteradministrativo o


legal, destinadas a proteger o a educar a los consumidores;

c) Colaborar con los organismos oficiales o privados, técnicos o consultivos para el perfeccionamiento de la
legislación del consumidor o materia inherente a ellos;

d) Recibir reclamaciones de consumidores y promover soluciones amigables entre ellos y losresponsables del
reclamo;
e) Defender y representar los intereses de los consumidores, ante la justicia, autoridad de aplicación y/u otros
organismos oficiales o privados;

f) Asesorar a los consumidores sobre el consumo de bienes y/o uso de servicios, precios, condiciones de compra,
calidad y otras materias de interés;

g) Organizar, realizar y divulgar estudios de mercado, de control de calidad, estadísticas de precios y suministrar
toda otra información de interés para los consumidores. En los estudios sobre controles de calidad, previo a su
divulgación, se requerirá la certificación de los mismos por los organismos de contralor correspondientes, quienes
se expedirán en los plazos que establezca la reglamentación;

h) Promover la educación del consumidor;


i) Realizar cualquier otra actividad tendiente a la defensa o protección de los intereses del consumidor.
ARTICULO 57. — Requisitos para Obtener el Reconocimiento. Para ser reconocidas como organizaciones de
consumidores, las asociaciones civiles deberán acreditar, además de los requisitos generales, las siguientes
condiciones especiales:

a) No podrán participar en actividades políticas partidarias;


b) Deberán ser independientes de toda forma de actividad profesional, comercial y productiva;
c) No podrán recibir donaciones, aportes o contribuciones de empresas comerciales, industriales oproveedoras de
servicios, privadas o estatales, nacionales o extranjeras;

d) Sus publicaciones no podrán contener avisos publicitarios.


ARTICULO 58. — Promoción de Reclamos. Las asociaciones de consumidores podrán sustanciar los reclamos de los
consumidores de bienes y servicios ante los fabricantes, productores, comerciantes, intermediarios o prestadores de
servicios que correspondan, que se deriven del incumplimiento de la presente ley.

Para promover el reclamo, el consumidor deberá suscribir la petición ante la asociación correspondiente, adjuntando
la documentación e información que obre en su poder, a fin de que la entidad promueva todas las acciones
necesarias para acercar a las partes.

Formalizado el reclamo, la entidad invitará a las partes a las reuniones que considere oportunas, con el objetivo de
intentar una solución al conflicto planteado a través de un acuerdo satisfactorio.

En esta instancia, la función de las asociaciones de consumidores es estrictamente conciliatoria y extrajudicial, su


función se limita a facilitar el acercamiento entre las partes.

CAPITULO XV

ARBITRAJE

ARTICULO 59. — Tribunales Arbitrales. La autoridad de aplicación propiciará la organización de tribunales arbitrales,
que actuarán como amigables componedores o árbitros de derecho según el caso, para resolver las controversias
que se susciten con motivo de lo previsto en esta ley. Podrá invitar para que integren estos tribunales arbitrales, en
las condiciones que establezca la reglamentación, a las personas que teniendo en cuenta las competencias,
propongan las asociaciones de consumidores y cámaras empresarias.

Regirá el procedimiento del lugar en que actúa el tribunal arbitral.

TITULO III
DISPOSICIONES FINALES

CAPITULO XVI

EDUCACION AL CONSUMIDOR

ARTICULO 60. — Planes Educativos. Incumbe al Estado nacional, las provincias y municipalidades, la formulación de
planes generales de educación para el consumo y su difusión pública, fomentando la creación y el funcionamiento de
las asociaciones de consumidores y la participación de la comunidad en ellas, debiendo propender a que dentro de
los planes oficiales de educación primaria y media se enseñen los preceptos y alcances de esta ley.

ARTICULO 61. — Formación del Consumidor. La formación del consumidor debe tender a:

a) Hacerle conocer, comprender y adquirir habilidades para ayudarlo a evaluar las alternativas yemplear sus
recursos en forma eficiente;

b) Facilitar la comprensión y utilización de información sobre temas inherentes al consumidor;


c) Orientarlo a prevenir los riesgos que puedan derivarse del consumo de productos o de lautilización de servicios;
d) Impulsarlo para que desempeñe un papel activo que regule, oriente y transforme el mercado através de sus
decisiones.

ARTICULO 62. — Contribuciones Estatales. El Estado nacional podrá disponer el otorgamiento de contribuciones
financieras con cargo al presupuesto nacional a las asociaciones de consumidores para cumplimentar con los
objetivos mencionados en los artículos anteriores.

En todos los casos estas asociaciones deberán acreditar el reconocimiento conforme a los artículos 56 y 57 de la
presente ley. La autoridad de aplicación seleccionará a las asociaciones en función de criterios de representatividad,
autofinanciamiento, actividad y planes futuros de acción a cumplimentar por éstas.

CAPITULO XVII

DISPOSICIONES FINALES

ARTICULO 63. — Para el supuesto de contrato de transporte aéreo, se aplicarán las normas del Código Aeronáutico,
los tratados internacionales y, supletoriamente, la presente ley.

ARTICULO 64. — Modifícase el artículo 13 de la ley 22.802, que quedará redactado de la siguiente forma:

Los gobiernos provinciales y la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires actuarán como autoridades locales de
aplicación ejerciendo el control y vigilancia sobre el cumplimiento de la presente ley y sus normas reglamentarias,
con respecto a los hechos cometidos en su jurisdicción y que afecten exclusivamente al comercio local, juzgando las
presuntas infracciones.

A ese fin determinarán los organismos que cumplirán tales funciones, pudiendo los gobiernos provinciales delegar
sus atribuciones en los gobiernos municipales, excepto la de juzgamiento que sólo será delegable en el caso de
exhibición de precios previsto en el inciso i) del artículo 12.

ARTICULO 65. — La presente ley es de orden público, rige en todo el territorio nacional y entrará en vigencia a partir
de la fecha de su publicación en el Boletín Oficial. El Poder Ejecutivo debe reglamentar la presente ley dentro de los
ciento veinte (120) días a partir de su publicación.
ARTICULO 66. — Comuníquese al Poder Ejecutivo. — ALBERTO R. PIERRI. — EDUARDO MENEM. — Juan Estrada. —
Edgardo Piuzzi.

DADA EN LA SALA DE SESIONES DEL CONGRESO ARGENTINO, EN BUENOS AIRES, A LOS VEINTIDOS DIAS DEL MES DE
SETIEMBRE DEL AÑO MIL NOVECIENTOS NOVENTA Y TRES.

Decreto 2089/93

Bs. As. 13/10/93

VISTO el Proyecto de Ley Nº 24.240, sancionado con fecha 22 de setiembre de 1993, y comunicado por el
HONORABLE CONGRESO DE LA NACION a los fines previstos por el artículo 69 de la CONSTITUCION NACIONAL, y

CONSIDERANDO

Que la identificación del fabricante, distribuidor o importador, en el documento de venta, prevista en el artículo 10,
inciso c) del Proyecto de Ley Nº 24.240, implicaría entorpecer el comercio de modo incompatible con la normal
actividad económica, y con los requisitos de la documentación previstos a los fines fiscales, en particular en las
operaciones cotidianas del comercio minorista, más aún en los casos de ventas que incluyan varios artículos.

Que la garantía legal proyectada en el artículo 11 y 13 cercenaría la libertad del oferente de poner en el mercado
productos con o sin garantía, y la del consumidor de elegir unos u otros, y significaría como tal limitar el acceso al
mercado de ciertos productos, en general de bajo costo o de uso rápidamente descartable o de rezago, en perjuicio
del consumidor.

Que dicha garantía constituye además un requisito legal no exigido por la legislación de defensa al consumidor de los
países más industrializados, tales como las de la COMUNIDAD ECONOMICA EUROPEA, JAPON, o los ESTADOS
UNIDOS DE AMERICA, y operaría en ese sentido como una desventaja comparativa al desarrollo industrial de bienes
de consumo durable y del mercado de tales bienes, en especial los de bajo costo, en la REPUBLICA ARGENTINA.

Que mantener el cálculo del artículo 31 del Proyecto de Ley para los servicios públicos domiciliarios por períodos
anuales en los casos de errores de facturación, puede llevar a situaciones inequitativas, especialmente en aquellos
servicios cuyos consumos varían significativamente en las diferentes épocas del año, en los que la comparación
debería hacerse entre los mismos meses o períodos y no respecto de un período de DOCE (12) meses de extensión.

Que el artículo 40 del Proyecto de Ley Nº 24.240 establece un sistema de responsabilidad solidaria por daños,
general y no discriminado para cierto tipo de productos, para la cadena de producción, distribución y
comercialización, sin posibilidad de excluir tal responsabilidad en los casos en los cuales se justifique que no ha
mediado culpa del agente. El sistema es más amplio que los vigentes en países más avanzados en la producción de
bienes y servicios e inclusive del sistema del principal socio de la REPUBLICA ARGENTINA en el MERCOSUR, la
REPUBLICA FEDERATIVA DEL BRASIL, circunstancia ésta que opera como una clara desventaja comparativa para
productores y consumidores y torna procedentes los comentarios efectuados previamente con relación a la garantía
del artículo 10.

Que la norma reseñada del artículo 40 con relación al régimen de responsabilidad por daños por vicio o defecto de la
cosa o de la prestación del servicio, redundaría igualmente en un aumento del precio de los productos y en menor
competencia en los mercados, objetivos claramente reñidos con el programa económico del Gobierno Nacional y
perjudicial para el interés de los consumidores cuya defensa se persigue.

Que resulta pertinente proponer al HONORABLE CONGRESO DE LA NACION un Proyecto de Ley a fin de subsanar la
situación descripta en el considerando precedente con relación al régimen de responsabilidad por daños.

Que debe tenerse presente a este respecto que la defensa del consumidor se encuentra tutelada, a más del resto de
las normas de este Proyecto de Ley y de la Ley de Lealtad Comercial, por el artículo 1113 del Código Civil, que
establece la responsabilidad por el riesgo o vicio de la cosa, y que tal responsabilidad es solidaria conforme a lo
establecido por el Código Civil para los daños cuando medie culpa o negligencia.
Que corresponde igualmente señalar que en los casos potencialmente más graves, relativos a las sustancias
alimenticias o medicinales, respecto de los cuales algunas legislaciones de defensa del consumidor, como la de los
ESTADOS UNIDOS DE AMERICA, establecen regímenes especiales más severos que el general, los artículos 200 y
siguientes del Código Penal incriminan tanto al que las adulterare de un modo peligroso para la salud, como al que
las vendiere, pusiere en venta, entregare o distribuyere, disimulando su carácter nocivo, aun cuando tales hechos
fueren cometidos por imprudencia o negligencia o por impericia en el propio arte o profesión o por inobservancia de
los reglamentos u ordenanzas, y que la indemnización de los daños causados por tales delitos reviste también
carácter solidario.

Que el beneficio de litigar sin gastos, o carta de pobreza, se encuentra regulado en forma específica por las leyes
provinciales locales, conforme a los requisitos establecidos en ellas, y torna innecesaria la previsión del artículo 53, la
que por otra parte podría alentar la proliferación de acciones judiciales injustificadas.

Que la habilitación como litisconsorte de cualquiera de las partes de las asociaciones de consumidores, prevista por
la última parte del segundo párrafo del artículo 52, constituye una facultad del juez de la causa, el que deberá
decidir, conforme a la legislación procesal local, si corresponde su intervención como tercero voluntario, u obligado,
o como litisconsorte necesario, si se dieran las conexidades por el título o el objeto que establecen los
ordenamientos rituales provinciales.

Que ello también podría ocasionar un innecesario aumento de los costos judiciales, que claramente no ha sido la
intención del legislador en esta cuestión.

Que en el Proyecto de Ley ha quedado claramente establecida la legitimación de las asociaciones de consumidores a
fin de promover acciones judiciales cuando la cuestión afecte el interés general de un grupo de consumidores, pero
ello no permite prescindir, respecto de ellas, de un instituto procesal que como el de la cosa juzgada resulta esencial
a fin de garantizar los preceptos constitucionales de defensa en juicio, debido proceso adjetivo, e igualdad ante la
ley, como así también para preservar la seguridad jurídica de las personas demandadas por dichas asociaciones y
evitar una indebida proliferación de causas judiciales, cuyos costos redundarían en perjuicio de los productores y en
definitiva del propio consumidor, razones que tornan oportuno observar el artículo 54.

Que en los supuestos de controles de calidad, se considera conveniente que sean las propias asociaciones y sus
autoridades las que asuman la responsabilidad de su publicación sin que sea necesaria la intervención estatal previa,
por lo cual se observa el artículo 56, inc. g) del Proyecto de Ley Nº 24.240.

Que por lo tanto procede hacer uso de la facultad conferida al PODER EJECUTIVO NACIONAL por el artículo 72 de la
CONSTITUCION NACIONAL.

Por ello,

EL PRESIDENTE DE LA NACION ARGENTINA

DECRETA:

Artículo 1º — Obsérvase el inciso c) del artículo 10 del Proyecto de Ley que lleva el número 24.240.

Art. 2º — Obsérvase el párrafo primero del artículo 11 y la parte primera del segundo párrafo del mismo artículo que
dice: 'La garantía legal tendrá vigencia por SEIS (6) meses a partir de la entrega, pudiendo las partes convenir un
plazo mayor' del Proyecto de Ley que lleva el número
24.240.

Art. 3º — Obsérvase el artículo 13 del Proyecto de Ley que lleva el número 24.240.

Art. 4º — Obsérvase la parte del penúltimo párrafo del artículo 14 del Proyecto de Ley que lleva el número 24.240
que dice: 'La falta de notificación, no libera al fabricante o importador de la responsabilidad solidaria establecido en
el artículo 13'.
Art. 5º — Obsérvanse los párrafos primero, segundo, tercero, cuarto, y quinto del artículo 31 del Proyecto de Ley
que lleva el número 24.240.

Art. 6º — Obsérvase el Artículo 40 del Proyecto de Ley que lleva el número 24.240.

Art. 7º — Obsérvase la parte del párrafo segundo del Artículo 52 del Proyecto de Ley 24.240 que dice: 'Las
asociaciones de consumidores estarán habilitadas como litisconsorte de cualesquiera de las partes'.

Art. 8º — Obsérvase el último párrafo del artículo 53 del Proyecto de Ley que lleva el número 24.240.

Art. 9º — Obsérvase el artículo 54 del Proyecto de Ley que lleva el número 24.240.

Art. 10. — Obsérvase la parte del inciso g) del artículo 56 que dice: 'En los estudios sobre controles de calidad, previo
a su divulgación, se requerirá la certificación de los mismos por los organismos de contralor correspondientes,
quienes se expedirán en los plazos que establezca la reglamentación'.

Art. 11. — Con las salvedades establecidas en los artículos precedentes, cúmplase, promúlgase y téngase por Ley de
la Nación el Proyecto de Ley registrado bajo el Nº 24.240.

Art. 12. — Comuníquese, publíquese, dése a la Dirección Nacional del Registro Oficial y archívese. — MENEM. —
Domingo F. Cavallo.

Causa N° 75.994 Sala Tercera.-

75.994/vc/5 Reg. D-37/20.-

“EXPERTA ART. S.A C/ MASSI S.R.L S/ REPETICION SUMAS DE

DINERO”.-
ACUERDO

En General San Martín, a los días del mes de mayo de dos mil veinte, se reúne en Acuerdo Ordinario la Sala Tercera
de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial del Departamento Judicial San Martín, integrada por las Dras.
María Silvina Pérez y Verónica Paula Valdi (Ac. Ext. N° 666 y 842 de esta Cámara), para pronunciar sentencia en los
autos caratulados: “EXPERTA ART. S.A C/

MASSI S.R.L S/ REPETICION SUMAS DE DINERO” habiéndose practicado oportunamente el sorteo que
prescriben los arts. 168 de la Constitución Provincial y 266 del Código Procesal, resultó del mismo que la votación
debía realizarse en el orden siguiente: Dras. Valdi y Pérez. El Tribunal resolvió plantear y votar las siguientes:

CUESTION

¿Es ajustada a derecho la sentencia apelada?

VOTACION

A la cuestión propuesta, la Señora Juez Dra. Valdi dijo:

I.- Contra la sentencia dictada a fs. 184/187 en la que se hace lugar a la demanda instaurada por Experta
Aseguradora de Riesgos del Trabajo S.A. contra Massi S.R.L (continuadora de M Autopartes S.R.L), condenándola a
abonar el monto reclamado en la demanda, con más los intereses liquidados del 29/05/15, hasta el efectivo pago, a
la tasa activa del Banco de la Provincia de Buenos Aires; interpone recurso de apelación la demandada a fs. 192, que
resulta concedido a fs. 193.-

Con la presentación electrónica del 13/09/19 se tiene por fundado el recurso, recibiendo contestación de la parte
actora con la presentación, también electrónica del 28/10/19.-

II.- Luego de una breve reseña del origen de la presente acción de repetición esto es, el pago del 100% por parte de
la actora del monto establecido en la sentencia dictada en los autos “Frigerio, Mario Roberto c/ MH Autopartes y
Otros s/Accidente – Acción Civil”, del Juzgado Nacional de Primera instancia del Trabajo N° 5 de Capital Federal-,
cuestiona el apelante la resolución dictada.-

Sostiene que la señora juez de grado ha incurrido en un error al no haber estudiado, como primera medida, la
relación jurídica que unía a las partes, cuya consecuencia resultó una equivocada sentencia de condena.-

Destaca que MH Autopartes SRL (hoy Massi SRL) y La Caja ART S.A. (hoy Experta ART S.A) se encontraban vinculados
en función de un contrato de afiliación con obligaciones de tipo “concurrentes”, ajenas a la solidaridad de la
sentencia laboral (arts. 2, 23 y ccdtes. de la Ley 24.557).-

Que Experta ART SRL, no resultó responsable indirecta en las actuaciones ante el fuero Laboral, sino que, por el
contrario, fue también condenada en aquellas por incumplimiento de las obligaciones a su cargo. Y que conforme lo
establece la Ley 24.557, el asegurado y la ART resultan obligados “in solidum” ante una eventual condena –más allá
que ésta informe que se trata de obligaciones “solidarias” por error. Destacando que en las obligaciones
“concurrentes” no existe la obligación de regresar suma alguna.-

Por lo que, a su entender, una vez analizada la cuestión traída en los términos del contrato de afiliación, la demanda
debe rechazarse.-

En subsidio sostiene que de aplicarse el artículo 689 del Código Civil, conforme indica la sentencia laboral, y ambos
litigantes responder, debería indicarse el porcentaje que corresponde a cada uno, y de ser necesario, producir
prueba para establecerlos.-

III.- Al contestar traslado la actora, solicitó en primer lugar la deserción del recuso en los términos del artículo 260 y
261 del CPCC, y en subsidio, contestó solicitando la confirmación del fallo apelado. Indicó la condición de “cosa
Juzgada” que poseen las actuaciones laborales que dan lugar a este juicio y que cualquier cuestionamiento respecto
de ello debió ser planteado oportunamente por la parte en dichas actuaciones.-
Asimismo y en cuanto al vínculo jurídico de las partes, sostiene que la relación de Experta Aseguradora de Riesgo del
Trabajo S.A. y la demandada era sólo en los términos de la Ley de Trabajo (Ley 24.557) y que la acción iniciada por el
trabajador Frigerio en sede laboral, fue también en los términos de la Ley Civil, por la que no había contrato de
afiliación celebrado.-

IV.- En primer lugar y con respecto al pedido de deserción entiendo que el mismo debe desestimarse, en tanto de la
atenta lectura de la expresión de agravios (13/09/19) se advierte cuáles son los extremos del fallo que critica,
cumpliendo así con los requisitos previstos por el artículo 260 del CPCC. Ello sin perjuicio de la forma en que se
resuelva la cuestión traída a esta Alzada.-

V.- Tratan las presentes actuaciones de una acción de repetición de sumas de dinero iniciada por Experta ART S.A
(antes La Caja ART S.A) contra Massi SRL (continuadora de M Autopartes SRL) en virtud de la condena recaída sobre
ambas partes, en los autos “Frigerio Mario Norberto C/MH autopartes y otro s/ Accidente – Acción
Civil” que tramitaron ante el Juzgado Nacional de Primera instancia del Trabajo N° 5 de Capital Federal, cuya
sentencia de Cámara, del 20/05/2014, confirmó la sentencia de primera instancia del 31/05/13 (expediente que en
esta oportunidad tengo a la vista).-

De la compulsa de las mismas surge que el Sr. Mario Norberto Frigerio reclamó en concepto de “Acción por despido
y daños y perjuicios por accidente de trabajo”, con fundamento en las normas del Código Civil, Ley 24.557 y Ley de
Contrato de trabajo.-

Es decir que no sólo persiguió la indemnización especial tarifada por la Ley de Riesgo de trabajo, sino que también,
la reparación integral del daño padecido por el actor (amputación de la tercera falange del dedo índice de la mano
derecha), como consecuencia de las omisiones en el cumplimento de sus obligaciones legales y por la falta de
prevención de la ART demandada y de la empleadora” (ver escrito de demandada causa laboral de fs. 27/61, puntos
“II, Objeto”, “III. Naturaleza de la Acción”, XII. Hechos Accidente de trabajo”.).-

En dichas actuaciones, se hizo lugar a la demanda interpuesta con fundamento en la ley de contrato de trabajo y en
consecuencia se condenó a MH Autopartes SRL y Norberto Ernesto Massi, en forma solidaria, para que dentro del
quinto día de notificada la sentencia paguen la suma de pesos $71.074.10, con más el interés dispuesto en el
considerando pertinente (ver fs.
623, punto 1), de la sentencia de grado, en sede laboral).-

Asimismo, en el punto 6) del mencionado fallo se hizo lugar a l demanda interpuesta en base a la ley civil por Mario
Norberto Frigerio, condenando en forma solidaria, a MH Autopartes SRL y a La Caja aseguradora de
Riesgos del Trabajo ART S.A., para que dentro del quinto día de notificada, paguen la suma de pesos $282.000
con más los intereses dispuestos en el considerando pertinente. Imponiendo las costas a cargo de la demandada
(ver fs. 623 y vta. de la causa indicada. Los destacados me pertenecen).-

Dicha sentencia fue oportunamente recurrida tanto por La Caja Aseguradora de Riesgo de Trabajo ART S.A. (fs. 636),
como por MH Autopartes SRL y Roberto Ernesto Massi (fs. 642/648vta.). Y confirmada por la Cámara Nacional de
Apelaciones del Trabajo con fecha 20/05/2014 (ver fs. 717/724 de aquellos obrados).-

Sumado a ello cabe destacar que de la lectura de los agravios esgrimidos por MH Autopartes SRL y Roberto Ernesto
Massi en aquel fuero, no surge cuestionamiento alguno a la condena “Solidaria” de la obligación impuesta a La Caja
ART S.A., siendo aquella la oportunidad procesal donde debía efectuarse tal planteo, tornando la revisión traída a
esta Alzada, improcedente, en atención al carácter de cosa juzga adquirido por el mencionado fallo (arg. arts. 17 y
18 de la Constitución Nacional).-

Toda vez que la inalterabilidad de las decisiones judiciales firmes constituye un presupuesto ineludible de la
seguridad jurídica y tiene jerarquia constitucional (conf. artículos 17 y 18 de la Const. Nac.), porque se considera que
la cosa juzgada tiene la misma fuerza de la ley (arg. JUBA B2003630).-

Limitándose la actora en estos obrados (Experta ART S.A) a reclamar la repetición de las sumas de dinero dadas en
pago en aquellas actuaciones.
Sentado lo expuesto, atento que frente a obligaciones solidarias cualquier acreedor puede exigir a cualquier
codeudor el cumplimiento íntegro de la prestación (conf. arts. 699 y concs. del Cód. Civil); que tal clase de
obligación no se presume (arg. art. 701 del Cód. Civil) y que en autos tal carácter surge expresamente de una
sentencia que se encuentra firme para las partes, sumado a que todos los cuestionamientos del aquí apelante
redundan en revisar los términos de aquella resolución, he de concluir que debe confirmarse la sentencia apelada
(arg. arts. 17, 18 de la Const. Nac.; arts. 699, 701 y ccdtes. del CPCC).-

Las costas de Alzada habrán de ser soportadas por el apelante vencido, en virtud del principio objetivo de la derrota
(artículo 68 del CPCC). Difiriéndose la regulación de los honorarios profesionales para le etapa procesal oportuna
(art. 31 de la Ley arancelaria.-

Por todo lo expuesto, a la cuestión propuesta, voto por la AFIRMATIVA.-

La Sra. Juez Dra. Pérez adhiere al voto que antecede, por los mismos fundamentos.-

Con lo que terminó el Acuerdo, dictándose la siguiente

SENTENCIA

Por lo expuesto se resuelve: CONFIRMAR la sentencia apelada en lo que ha sido materia de agravios. 2°).
IMPONER las costas de Alzada, al apelante vencido en virtud del principio objetivo de la derrota (art. 68 del CPCC).
4°) DIFERIR la regulación de los honorarios profesionales para la etapa procesal oportuna (art. 31 de la Ley
Arancelaria). REGISTRESE. NOTIFIQUESE.
DEVUELVASE.-
18 de octubre de 2022
Edicion 6588. ISSN 1667-8486
Próxima Actualización:
19 de octubre de 2022

Noticias por fuero / Comercial / Según el artículo 765 del Código Civil y Comercial

Una casa en dólares


"solidarios"
Mar 27 de octubre de 2020

La Cámara Comercial validó que la compradora en subasta de un inmueble de más de un millón de dólares
abone el saldo en pesos al tipo de cambio oficial "al que puede acceder el particular para hacerse de moneda
extranjera".
“FIDEICOMISO DE RECUPERACION CREDITICIA c/
Y.E.F. Y OTRO s/ EJECUTIVO”, la Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Comercial hizo lugar al recurso de
apelación y ratificó que las deudas en moneda extranjera
pueden cancelarse en pesos pero al tipo de cambio oficial.

De esa forma, la Alzada modificó parcialmente el fallo de


grado que autorizó a la compradora del inmueble subastado
en autos a abonar el saldo del precio en pesos, al tipo de
cambio vendedor del Banco de la Nación Argentina del día
inmediato anterior al depósito, ello en virtud de los límites que
impone la normativa cambiaria del BCRA para la compra de
dólares estadounidenses.

En ese orden d “ e ideas, la diferencia

entre ambos criterios es un 30%,


conforme a la alícuota establecida en
la Ley 27.541 que legisló el Dólar PAÍS
El fallo, suscripto por los camaristas Alfredo Kolliker Frers y
Maria Elsa Uzal ponderó que la contienda giraba en torno a
una obligación asumida en moneda extranjera, que se
pretende cancelar mediante el pago de una suma equivalente
en pesos.

En esa línea citaron el artículo 765 del Código Civil y


Comercial establece que la obligación es de dar dinero, si el
deudor debe cierta cantidad de moneda, determinada o
determinable, al momento de la constitución de la obligación y
que, si por el acto por el que se ha constituido la obligación,
se estipuló dar moneda que no sea de curso legal en la
República, la obligación debe considerarse como de dar
cantidades de cosas y el deudor puede liberarse dando el
equivalente en moneda de curso legal.

El art. 766 CCCN agrega que el deudor debe entregar la


cantidad correspondiente de la especie asignada.

Los jueces afirmaron que para desobligarse en moneda de


curso legal debe ser el dólar solidario: "(..) la posibilidad de
cancelar el saldo del precio en pesos, pero convirtiéndose
el monto adeudado en dólares estadounidenses a moneda
local, conforme el tipo de cambio oficial al que puede
acceder el particular para hacerse de moneda extranjera en
el mercado que en el régimen legal actualmente vigente se
conoce como “dólar solidario” (art. 35 Ley 27.541)".

En ese orden de ideas, la diferencia entre ambos criterios


es un 30%, conforme a la alícuota establecida en la Ley
27.541 que legisló el Dólar PAÍS.
METODOS ALTERNATIVOS DE RESOLUCION DE CONFLICTOS
| 10 febrero 2020

Mostró en sus redes sociales el menú que le sirven en el crucero mientras está en cuarentena

Uno de los pasajeros del crucero Diamond Princess, aislado tras detectarse más de 60 personas infectadas con el
nuevo coronavirus, publicó en Twitter la comida que reciben a bordo del barco que está varado en las costas de
Japón.

Matthew Smith indicó en la red social que "algunos pasajeros parecen buscar la atención de los medios a través de
exageraciones y falsedades absolutas", por eso el usuario empezó a contar la otra cara de la emergencia.

Según Smith lo que está viviendo en el aislamiento no es para nada malo y como ejemplo de ello está publicando la
abundancia de las comidas que le sirven cada día.
"Dos porciones de cena en la segunda noche de la cuarentena de Diamond Princess", publicó Smith junto a una
imagen de su comida. Posteriormente, compartió la foto de un suculento desayuno del tercer día: "Un festín en
nuestro tiempo", comentó.

Al parecer, este viajero y su esposa se están tomando con mucha calma la situación y hasta escriben sobre los 66
contagiados a bordo pero siempre resaltando que el servicio de comidas, medicamentos y elementos para
preservarlos de un posible brote, les son entregados religiosamente cada día.

El hombre no deja de verle el lado positivo a la particular situación: "La cuarentena lleva a nuevas experiencias,
como el yogur japonés con aloe vera. No está nada mal, a pesar de que sabe un poco a yogur mezclado con
bronceador", escribió el pasajero el jueves por la noche.

Según el hombre, el servicio de comida mejora continuamente. "Puede que tengan que arrastrarme para sacarme
del barco cuando la cuarentena termine", bromeó Smith mientras comparte más fotos de la comida que reciben,
incluyendo los postres.

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