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NO VIAJES A MARTE UN MARTES

COMANDANTA MARTÍNEZ COCINERO MORALES


PILOTO GUTIÉRREZ SARGENTA GARCÍA
COPILOTA FERNÁNDEZ CIENTÍFICA GONZÁLEZ
RADIOTELEGRAFISTA PÉREZ

7 trajes de astronauta.
Una nave espacial.
Una muleta.
Attrezzo como de nave espacial, con botoncitos y luces.
Un talkie, o teléfono o algo, para el radiotelegrafista.
Peluches de animales, para la científica.
Una rama de árbol, para ocultarse la sargenta García.
Bolsito para las pastillas del cocinero
Pastillas y botecito que mete ruido
Caballete con cuadro del sistema solar
Vara para señalar
Una pistola para la Sargenta García
(En el escenario hay una nave espacial, y ambiente de la NASA. Entra la comandante,
vestida de astronauta, mirando su reloj)
COMANDANTA MARTÍNEZ: ¡Esto no puede ser! ¡Las doce en punto, y la tripulación sin
aparecer! ¿Dónde se habrán metido todos? Les dije claramente que estuvieran aquí
para el mediodía.
(Se oyen unos ruidos raros y entra el piloto Gutiérrez, andando con muletas)
PILOTO GUTIÉRREZ: Ya estoy aquí, mi comandante. Perdone la tardanza.
COMANDANTA MARTÍNEZ: (Extrañado) ¡Pero Gutiérrez, ¿qué le ha pasado?!
PILOTO GUTIÉRREZ: Naaaa… una torcedura mientras jugaba al fútbol con los amigos.
No es nada. Creo que es una lesión osteocondral en la polea del astrágalo del pie
derecho. Pero seguro que se me pasa enseguida.
COMANDANTA GUTIÉRREZ: Pero usted es nuestro piloto. ¿Cómo va a pilotar el cohete
en esas condiciones?
PILOTO GUTIÉRREZ: ¡Pero si está chupao! Yo soy capaz de llevar ese cohete con los
ojos cerrados.

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COMANDANTA MARTÍNEZ: Hombre, si puede ser, yo preferiría que los abriese un
poquito por lo menos…
(Entran la copilota Fernández, el cocinero Morales y la radiotelegrafista González)
COCINERO MORALES: Ya estamos aquí. Es que había un follón en la autovía que pa qué
le voy a contar…
COPILOTA FERNÁNDEZ: (Mira la pierna del piloto Gutiérrez y se extraña) Pero, ¿qué te
ha pasado, Gutiérrez?
PILOTO GUTIÉRREZ: La de veces que lo voy a tener que contar… Pues lo normal, una
lesión osteocondral en la polea del astrágalo del pie derecho.
RADIOTELEGRAFISTA PÉREZ: Sí, es justo, justo lo que iba a decir yo. Tiene toda la pinta.
COMANDANTA MARTÍNEZ: Vamos a ver… No podemos pasarnos todo el día hablando
del pie de Gutiérrez. ¿Saben dónde están sus compañeras?
RADIOTELEGRAFISTA PÉREZ: Ni idea, mi comandante.
COMANDANTA MARTÍNEZ: Comandanta, si no le importa.
RADIOTELEGRAFISTA PÉREZ: ¿Comandanta? Perdone, pero según la RAE, el femenino
de comandante…
COMANDANTA MARTÍNEZ: (Autoritariamente) ¡He dicho comandanta! ¿Me entiende,
Pérez? ¡Co-man-dan-ta! (La radiotelegrafista se pone firme y saluda con una mano en
la frente, muy rígida)
RADIOTELEGRAFISTA PÉREZ: ¡A sus órdenes, mi comandante! ¡Digo… mi comandanta!
(Por una cortina, aparece la sargenta García, con un arbusto delante de la cara).
COCINERO MORALES: A ver… Disimulad un poco, pero creo que acabo de ver entrar a
la sargento García.
COPILOTA FERNÁNDEZ: Como para no verla. Es como los niños: se pone una mano
delante de los ojos y ya cree que no la ve nadie.
COCINERO MORALES: ¡García, que te estamos viendo todos!
SARGENTA GARCÍA: Pero, ¿cómo podéis verme? Ha estado horas practicando para
mimetizarme con la naturaleza.
COCINERO MORALES: (con sorna) No, tranquila, si te ha salido perfectamente. Lo que
no sé es para qué quieres mimetizarte con nada.
SARGENTA GARCÍA: ¡Para que no me vean los marcianos! Ya veréis qué bien nos viene
cuando estemos en Marte y lleguemos a su civilización.

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COMANDANTE MARTÍNEZ: García, no creo que un árbol le sirva para nada, ya que allí
no hay vegetación. Además, ya le he dicho muchas veces que en Marte no hay
habitantes.
SARGENTA GARCÍA: A lo mejor sí los hay, pero han hecho un cursillo de ocultamiento,
como yo.
COPILOTA FERNÁNDEZ: Pues como sea tan efectivo como el tuyo, lo llevan claro… (la
sargenta García la mira como ofendida)
PILOTO GUTIÉRREZ: Mirad, por ahí viene González, nuestra científica. Pero parece que
se ha traído un zoo con ella. (Entra la científica González, con un montón de peluches
de animales en sus manos y en su cuerpo)
CIENTÍFICA GONZÁLEZ: Hala, ya he llegado, ya podemos irnos a Marte.
COMANDANTA MARTÍNEZ: Pero… ¿Y todos esos animales?
CIENTÍFICA GONZÁLEZ: Son mis mascotas. Normalmente las dejo en casa de mis
padres, pero están en un viaje del Imserso y no tengo con quién dejarlas.
COMANDANTA MARTÍNEZ: ¡¿Qué se ha creído?! ¿Qué la nave es el arca de Noé?
¡Deshágase inmediatamente de esos bichos!
CIENTÍFICA GONZÁLEZ: Pero ya le he dicho que no tengo con quién dejarlos…
RADIOTELEGRAFISTA PÉREZ: Ahí en el público hay un montón de niños, seguro que
alguno se ofrece para cuidar a sus animales.
CIENTÍFICA GONZÁLEZ: ¿Sí? No parece mala idea… (Va a primera fila, y habla a los
niños más cercanos) ¿Alguno de vosotros puede cuidarme mis mascotas mientras voy
a Marte? (Espera la respuesta, y aunque no le contesten, sigue hablando) ¡Genial! Pues
os los voy pasando. Pero cuando vuelva, me los devolvéis, ¿vale? (les da los animales
que lleve).
SARGENTA GARCÍA: Perdone, comandante…
COMANDANTA MARTÍNEZ: Nada de comandante: comandanta.
CIENTÍFICA GONZÁLEZ: Perdone, pero la Real Academia de la Lengua dice que…
COMANDANTA MARTÍNEZ: ¡Me importa un pimiento lo que diga la Real Academia de
lo que sea! ¡He dicho que me llame comandanta!
SARGENTA GARCÍA: ¡Qué guay! ¡Entonces yo quiero que me llaméis “sargenta”!
COPILOTA FERNÁNDEZ: Y yo no quiero ser “la copiloto”, llamadme copilota.
COCINERO MORALES: Y a mí no me llaméis cocinero, llamadme cocinera (Todos le
miran, hay un silencio, él les mira, se da cuenta y vuelve a hablar). Esperad, que me
habéis liado. Lo dejamos en cocinero, como estaba.
COPILOTA FERNÁNDEZ: Hablando de cocina… ¿Qué vamos a comer por el camino?

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COCINERO MORALES: ¡Buf…! De todo. Traigo hamburguesas, jamón de jabugo, pizza,
pollo, tarta de manzana, lazos de zanahoria con sorbete concentrado de mandarina
sobre cama de patatas panadera con emulsión de ostra malagueña…
PILOTO GUTIÉRREZ: ¡Mmmm…¡ Se me está haciendo la boca agua. ¿No podrías darme
un tentempié? Es que el astrágalo me duele un poco…
COCINERO MORALES: ¡Por supuesto! (Mete la mano en el bolsito que lleva y le da una
pastilla) ¡Toma!
PILOTO GUTIÉRREZ: y… ¿esto qué es?
COCINERO MORALES: Cochinillo asado al horno, con ración doble de patatas fritas. Por
supuesto, comprimido para poder transportarlo en la nave espacial. Pruébalo. ¡Está
riquísimo!
(El piloto Gutiérrez mira la pastilla, se encoge de hombros y se la toma, saboreándola)
PILOTO GUTIÉRREZ: Oye, pues está muy bueno… Lo que pasa es que… creo que me
estoy llenando un poco (Se está agarrando la barriga, pone cara de lelo y se tira un
hermoso regüeldo -que saldrá por los altavoces-) ¡Huy, perdón!
SARGENTA GARCÍA: (dándole unas palmaditas en la espalda) Nada, nada, como dice
Shrek, “mejor fuera que dentro”.
CIENTÍFICA GONZÁLEZ: Ya veo que tiene solucionado el tema de la comida, pero
también tendremos que beber, digo yo, y eso seguro que ocupa espacio.
COCINERO MORALES: Todo previsto. (saca de su bolso un botecito que agita haciendo
ruidito) Aquí tenemos doscientos mil litros de agua, comprimidos.
VOZ EN OFF: “ Astronautas. Va siendo hora de que ocupen sus asientos en la nave.
Vamos demorados”.
COPILOTA FERNÁNDEZ: (riéndose) ¡Ya se han vuelto a colar desde la torre de control!
(grita a la torre de control, haciendo bocina con las manos) ¡Que no vamos de
morados, que vamos todos de blanco!
COMANDANTA MARTÍNEZ: Sigamos con el protocolo. Antes de entrar a la nave hay
que pasar lista. (Mira una lista que tiene en la mano) “Cocinero Morales”.
COCINERO MORALES: Presente. (Se pone a la izquierda, al comienzo de la fila, mirando
al público)
COMANDANTA MARTÍNEZ: “Radiotelegrafista Pérez”.
RADIOTELEGRAFISTA PÉREZ: Al aparato. (Se pone junto al cocinero, mirando al público)
COMANDANTA MARTÍNEZ: “Piloto Gutiérrez”.
PILOTO GUTIÉRREZ: Listo. (Se pone junto a la radiotelegrafista, mirando al público)
COMANDANTA MARTÍNEZ: “Doctora González”.

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CIENTÍFICA GONZÁLEZ: Yo, más lista todavía. (El piloto la mira, y ella hace un gesto de
chulería, mientras se pone a su lado)
COMANDANTA MARTÍNEZ: “Sargento García”. (La sargenta no responde, mirando
ostentosamente hacia otro lado. La comandanta repite con impaciencia, mirando a la
sargenta García) “Sargento Garcíaa”. (La sargenta sigue mirando a un lado y a otro -si
sabe silbar, puede hacerlo- y la comandanta acaba gritando) “¡Sargento Garcíaaaa!”
(Como la sargenta sigue igual, la comandanta le dice) ¡Pero bueno, ¿es qué no me está
oyendo, García?!
SARGENTA GARCÍA: (Muy digna) Perfectamente, comandanta. Pero no sé quién ese
“sargento”. Creía que habíamos quedado en que yo era la “sargenta García”.
(Según hablaba la sargenta García, la comandanta iba poniendo más cara de
circunstancias, para acabar llevándose la mano a la frente, agobiada).
COMANDANTA MARTÍNEZ: (intentando recuperar la paciencia) “Sargenta García”.
(Pronuncia la “a” más fuerte)
SARGENTA GARCÍA: (Sonriendo, ufana) ¡Presente, mi comandanta! (Se pone junto a la
científica, muy firme, mirando al público)
COMANDANTA MARTÍNEZ: “Copiloto…” (se da cuenta y mira a la copilota Fernández,
que había estirado el cuello al oír “copiloto”) “Copilota Fernández”.
COPILOTA FERNÁNDEZ: ¡La más lista de todas! (Mientras se pone en su sitio mira con
suficiencia al piloto y a la científica, que también le miran a ella, con odio, y haciendo
un gesto de los de “os jorobáis”. Ahora están todos en fila, mirando al público, con la
comandanta Martínez en un lado, delante de ellos)
COMANDANTA MARTÍNEZ: Perfecto, estamos todos. (comienza a hablar paseándose
por delante de ellos, pero recordando no dar la espalda al público) Compañía, tenemos
una gran responsabilidad. El gobierno español ha confiado en nosotros para realizar un
viaje a Marte y crear allí la primera colonia terrícola. Para llegar allí utilizaremos un
nuevo sistema ideado por una científica oriunda del Valle del Besaya. Doctora
González, puede explicar el procedimiento a la tripulación. (Se coloca de perfil, en un
costado, y la científica González pasa a primer término, y va hacia un caballete que ha
estado cubierto todo el tiempo en una esquina)
CIENTÍFICA GONZÁLEZ: Gracias, comandanta. Bien. (Destapa el caballete y se ve un
panel con los planetas del sistema solar. Toma una vara que hay en el caballete y
explica mientras señala con la vara) Mis estudios han demostrado que intentar ir
directamente a Marte es imposible. (El grupo comienza a mirarse entre ellos, y a
murmurar por lo bajo, y la científica hace un gesto con las palmas de las manos,
apaciguándolos). Pero… Es muchísimo más fácil dejarnos arrastrar por la enorme
fuerza gravitatoria del sol, aprovechar el impulso, rodearlo y, con la fuerza cogida en
este movimiento, lanzarnos a hipervelocidad hasta llegar a Marte, donde
aterrizaremos sin haber gastado casi combustible. (Mientras explica todo esto va

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haciendo sobre el panel movimientos con la vara, que siguen todos los demás con la
cabeza, hasta quedar con el cuello estirado hacia el caballete, con cara de asombro y
boca de no creerse nada. Vuelven a poner la cara normal poco a poco y la científica
sigue hablando) El momento más peligroso será cuando estemos rodeando el sol,
debido a las altas temperaturas que allí se producen. (Hace una pausa, y la
radiotelegrafista levanta una mano) Para evitar derretirnos, utilizaremos un artilugio
también de fabricación española (La telegrafista levanta la mano cada vez más, como
los niños en la escuela, hasta que finalmente la científica le pregunta), naturalmente
ideado por mí… ¿Qué quiere, radiotelegrafista Pérez?
RADIOTELEGRAFISTA PÉREZ: Es que le estoy oyendo, y se me ha ocurrido algo que igual
no han tenido en cuenta (pausa) ¿Y si para evitar quemarnos con el sol, en lugar de ir
de día, hacemos el viaje de noche? (Todos se quedan paralizados, callados, mirándose
unos a otros con cara de circunstancias)
COMANDANTA MARTÍNEZ: Sí, sí… Estoy seguro de que para el próximo viaje se tendrá
en cuenta, pero ahora tenemos que salir. ¡Compañía! ¡Preparados para entrar al
cohete! ¡Preparamos el pie derecho! (Todos levantan el pie derecho, menos la
sargenta García, que levanta el izquierdo, pero como va tiesa con la mirada alta, ni se
da cuenta. La comandanta lo ve y le dice) …El otro pie derecho, sargenta García. (La
sargenta García mira los pies de los demás y cambia de pie, levantando el derecho).
¡Aaaadelante!
(Todos van marchando hacia el cohete y se meten por detrás de él, donde estará la
cortina o un cartón, veremos. También puede sonar una música triunfal mientras
entran)
COMANDANTA MARTÍNEZ: (En off) Radiotelegrafista Pérez, comience la cuenta, por
favor.
RADIOTELEGRAFISTA PÉREZ: (En off) Ahora mismo, comandanta. “Uno… Dos… Tres…
Cuatro… Cinco…”
COMANDANTA MARTÍNEZ: (En off) ¡Así no, mujer! Tiene que hacer la cuenta diciendo
los números al revés.
RADIOTELEGRAFISTA PÉREZ: (En off) ¿Los números al revés? Me parece más difícil,
pero si usted lo manda.... “Onu… Sod… Sert… Ortauc… Ocnic…”
COMANDANTA MARTÍNEZ: (En off) ¡Así tampoco! Hay que empezar desde el diez e ir
yendo hacia atrás. Mire, déjelo. Torre de Control, ¿podríais hacer vosotros la cuenta
atrás, por favor?
VOZ EN OFF: Por supuesto. Comienza la cuenta atrás. Diez… Nueve…Ocho…Siete…
Seis… Cinco… Cuatro…Tres…Dos…Uno… Cero. ¡Ignición!”.
(La nave despega. Ya veremos si lo podemos hacer con un cable o si hay que hacerlo
con proyección. De alguna manera, con unas cajas que mueven o dando la vuelta a un

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panel, según se pueda hacer, se ve a la tripulación dentro de la nave. La comandanta
Martínez y la sargenta García están de pie)
PILOTO GUTIÉRREZ: Todos los sistemas funcionando y en marcha, comandanta.
COPILOTA FERNÁNDEZ: Todos los sistemas funcionando y en marcha, comandanta. (El
piloto Gutiérrez mira a la copilota Fernández, que se hace la loca)
PILOTO GUTIÉRREZ: El motor positrónico está a toda potencia.
COPILOTA FERNÁNDEZ: El motor positrónico está a toda potencia. (El piloto Gutiérrez
vuelve a mirar a la copilota Fernández, que se hace la loca)
PILOTO GUTIÉRREZ: La nave está en la fuerza gravitatoria del sol. Apagamos motores
para reducir consumo
COPILOTA FERNÁNDEZ: La nave está en la fuerza gravitatoria del sol. Apagamos
motores para redu… (El piloto Gutiérrez mira a la copilota Fernández enfadado y la
interrumpe)
PILOTO GUTIÉRREZ: ¡¡Quieres dejar de repetir todo lo que digo?!
COPILOTA FERNÁNDEZ: Es que eso de ser copilota es un rollo ¡Siempre quieres
conducir tú, y nunca me dejas hacer nada!
CIENTÍFICA GONZÁLEZ: Un poco de atención, por favor. Como acaban de decir el piloto
y la copilota, el sol nos ha atrapado en su campo gravitatorio. Es el momento de
utilizar los aparatos reductores de calor en los que he estado trabajando estos años.
Sargenta García, ¿Puede ayudarme a repartirlos, por favor? Están en esa caja. (Señala
una caja)
SARGENTA GARCÍA: Por supuesto, doctora. Imagino que serán aparatos de alta
tecnología, y por lo tanto muy delicados. Intentaré mover la caja con cuidado. (Coge la
caja con muchísimo cuidado y la lleva hasta la científica González, como pisando
huevos)
CIENTÍFICA GONZÁLEZ: Gracias, García. Iré repartiéndolos, y posteriormente les
enseñaré como utilizarlos. (va sacando abanicos de la caja, y dando uno a cada uno,
seguido de la sargenta García, que lleva la caja) Por favor, no intenten usarlos sin
instrucciones, porque pueden lesionarse la muñeca. (Los demás cogen los abanicos,
mirándolos alucinados y mirándose entre ellos. La última en cogerlo es la sargenta
García, que también se queda mirándolo). Bien. El funcionamiento es muy sencillo. Se
toma el artefacto por este extremo y se procede a la apertura total de sus alas.
(Extiende el abanico, y los demás hacen lo mismo, lentamente, como abobados) Una
vez extendido del todo, se ejerce un giro de muñeca hacia arriba y hacia abajo
repetidamente. (La científica se abanica con el abanico, y los demás hacen lo mismo
lentamente, todavía atontados, mirándose entre ellos y poniendo caras raras) La
superficie extendida del artefacto empuja el aire hacia el individuo -o individua- de
manera que refresca considerablemente su rostro. Para aumentar su efectividad, se

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puede ejercer una mayor rapidez de la muñeca, (agita el abanico más rápido, y los
demás siguen haciendo lo mismo que antes) siempre evitando producir demasiada
fuerza que podría dar lugar a una torcedura de la misma. ¿Alguna pregunta? (la
sargenta García levanta tímidamente un dedo) ¿Sí, sargenta García?
SARGENTA GARCÍA: A lo mejor soy yo que lo estoy mirando mal, pero… ¿Esto no es un
abanico?
CIENTÍFICA GONZÁLEZ: ¿Abanico? No, no… aún no le he puesto nombre, pero estaba
pensando en llamarlo… (Levanta su abanico en alto, como una antorcha) ¡Agitavientos!
(Todos la miran, escépticos, hasta que la comandanta rompe el silencio)
RADIOTELEGRAFISTA PÉREZ: Perdone usted, doctora, pero esto es un abanico como la
copa de un pino.
CIENTÍFICA GONZÁLEZ: (descolocada) ¿Cómo que es un abanico? No entiendo…
COCINERO MORALES: Pues es muy sencillo, que su “invento” lleva ya inventado unos
cuantos siglos. Vamos, que yo creo que ya lo utilizaban los trogloditas.
CIENTÍFICA MORALES: (mirando el abanico atontada) O sea, ¿qué me he pasado 5 años
de mi vida estudiando esto… para nada?
COMANDANTA MARTÍNEZ: Bueno, doctora, no se preocupe ahora de eso. El caso es
que funcionan perfectamente, y nos van a hacer mucha falta, porque estamos casi
llegando al Sol.
SARGENTA GARCÍA: Es verdad, mi comandanta… ¡qué calor! (lo dice con cara de
agobiada, separándose el cuello de la camisa, pero se da cuenta de que tiene el
abanico en la otra mano, y comienza a abanicarse, poniendo poco a poco cara de
gustito. Le dice a la científica González) Oiga, ¿sabe que su invento funciona? (Todos se
abanican) ¡Huy, qué gustirrinín…! (La científica González pone cara de contenta, y
pone la mano levantando el dedo gordo)
PILOTO GUTIÉRREZ: ¡Atención, estamos en el punto en el que tenemos que dar la
vuelta, agárrense a sus asientos, que voy a dar la curva!
COPILOTA FERNÁNDEZ: ¡Porfi, porfi, porfi… déjame darla a mí!
PILOTO GUTIÉRREZ: Fernández, es una maniobra complicada, y usted es un poco
bruta…
COPILOTA FERNÁNDEZ: ¡Porfi, porfi, porfi, porfi…! (Lo dice poniendo cara y patitas de
perrito)
PILOTO GUTIÉRREZ: Jo, cuando me pones esa cara de cachorrito no me puedo negar a
nada… Además, tengo este maldito esguince osteocondral. Da la vuelta tú, anda. (La
copilota da palmitas)
COPILOTA FERNÁNDEZ: ¡Gracias, Gutiérrez! ¡Atentos todos, vamos a dar la curva en…
Tres… dos… uno…. ¡Ahora!

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(Da una curva brusca a la derecha, y todos se inclinan bruscamente para ese lado,
dando un grito. Los que están de pie lo hacen apoyándose en una sola pierna e
inclinándose hacia ese lado)
TODOS: ¡Aaaaaaaa….!
RADIOTELEGRAFISTA PÉREZ: (Con la cara totalmente inclinada hacia un lado, le dice a
la persona que tiene al lado) Por favor. Gírame la cabeza para el otro lado, que con
esta curva tan brusca se me ha encasquillado. (la otra persona se la coloca)
SARGENTA GARCÍA: ¡Como vuelvas a pegar un giro como ese, te descalabro, animal!
COCINERO MORALES: Pues a mí me ha tirado por el suelo la mitad del menú. (Coge
alguna pastilla del suelo, la sopla un poco, la mira y pregunta) ¿Alguien quiere un
bocata de calamares?
COMANDANTA MARTÍNEZ: No hay tiempo. Los sensores indican que ya nos estamos
acercando a Marte. Habrá que prepararse para el aterrizaje.
RADIOTELEGRAFISTA PÉREZ: Perdone, comandanta, será para el “amartizaje”, como
vamos a Marte. Según la RAE, la manera correcta de nombrar la llegada a otro
planeta… (la interrumpe bruscamente la comandanta, que ya estaba poniendo cara de
harta)
COMANDANTA MARTÍNEZ: ¡¿Ya estamos otra vez con lo que dice la RAE?! ¡Prepárense
para la llegada y punto! Abróchense los cinturones.
PILOTO GUTIÉRREZ: ¡Ja! Como si a la velocidad a la que vamos, un cinturoncito sirviera
para algo. Si nos chocamos nos hacemos chococrispis.
COPILOTA FERNÁNDEZ: Pues debo de haber conducido este chisme mejor de lo que
creía, porque en la pantalla me pone que ya nos hemos posado en el suelo.
COMANDANTA MARTÍNEZ: Un aterrizaje… /Hace una pausa mirando a la
radiotelegrafista, que ya había levantado un dedo y abierto la boca para contestar,
que lo baja al ver la cara de la comandanta) Un aterrizaje perfecto. Tripulación,
pónganse los cascos. (Todos cogen sus cascos y se los van poniendo)
SARGENTA GARCÍA: ¡Qué ilusión! Vamos a ser los primeros seres humanos que pisen
Marte. (Ya tienen todos los cascos puestos, y el cocinero habla)
COCINERO MORALES: ¡Un momento! Para poder hacer bien el trabajo hay que ir bien
comido. Tengo aquí un cocido montañés de los que levantan la boina. Tomad. (Va
dando una pastilla a cada uno)
SARGENTA GARCÍA: Esto nos lo tenía que haber dado antes ponernos los cascos.
Ahora, como no nos lo tomemos como un supositorio… (Hace el gesto de ponerse un
supositorio, mirándose el culo) Y con el traje, tampoco va a poder ser.
CIENTÍFICA GONZÁLEZ: Una cosa: antes de bajar, hay que pensar alguna frase para
dejar para la posteridad.

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COCINERO MORALES: ¡Eso, eso! Una frase ingeniosa, como esas que lees pintadas en
las puertas de los servicios públicos.
RADIOTELEGRAFISTA PÉREZ: ¡Señora comandanta, déjeme salir yo la primera, que me
sé una muy buena!
COMANDANTA MARTÍNEZ: De ningún modo. Saldré yo, que soy la jefa. (Habla como
dirigiéndose a la nave) ¡Alexa, abre la puerta! (Se oye un ruido de apertura de puerta, y
después la comandanta avanza un pie, como si pisase fuera de la nave) “Un pequeño
paso para una mujer, pero un gran paso para la humanidad”. (Vuelve un poco la cara
hacia sus compañeros y dice) Bueno, ¿eh? (Todos ponen caras de circunstancias)
PILOTO GUTIÉRREZ: El caso es que a mí esa frasecita me suena de algo…
COPILOTA FERNÁNDEZ: Jopé, pero id saliendo, que tengo ganas de pisar Marte. (Con
música triunfal de fondo, van saliendo todos, menos la telegrafista, que se queda en
una esquina con el Talkie en la oreja. Según van saliendo, hacen como que andan
flotando, por la diferencia de gravedad. La última en salir, además de la
radiotelegrafista, es la sargenta, detrás del piloto)
COCINERO MORALES: ¡Mirad! ¡En este planeta no peso nada! ¡Floto!
CIENTÍFICA GARCÍA: Eso es por la diferencia de gravedad. En Marte pesamos menos de
la mitad que en la Tierra.
PILOTO GUTIÉRREZ: ¡Qué bien! Así no notaré la lesión osteocondral del astrágalo.
¡Mirad, yo también floto! (Hace como que flota, pero se cae al suelo y se da un
castañazo) No, no floto… Ay… Creo que me he roto el otro astrágalo. (se agarra la otra
pierna)
SARGENTA GARCÍA: Comandanta, o he engordado en el camino, o yo aquí peso lo
mismo que en la Tierra. (Da unos saltitos para comprobarlo)
COMANDANTA MARTÍNEZ: Pero, ¿Cómo es posible? Radiotelegrafista, llame
inmediatamente a la Torre de control… Todos se giran hacia la telegrafista, que está
con el Talkie en la oreja, con cara y gestos de estar hablando con el novio)
RADIOTELEGRAFISTA: (Con la típica voz ñoña) No, cuelga tú, tonto. No, yo ya colgué la
última vez, ahora cuelga tú primero… No, venga, tú. Ya, ya lo sé… y yo a ti. Venga,
cuelga, tonto… (De repente se da cuenta de que le están mirando todos, les mira a ellos
con los ojos muy abiertos, y cambia el tono) ¡Qué no, que ya le he dicho que no nos
interesa cambiarnos de compañía de teléfono, que estamos muy bien con la que
tenemos! (Cuelga) Qué pesados, estos comerciales…
SARGENTA GARCÍA: Oye, Pérez, ¿no estarías usando el teléfono del trabajo para llamar
a tu novio? (Mira a la comandanta) Si ella puede, yo también quiero llamar al mío.
RADIOTELEGRAFISTA PÉREZ: ¿Mi novio? ¡Qué vaaaa! Si ya os digo que era un
comercial, para que nos hagamos de una compañía marciana de por aquí cerca.

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CIENTÍFICA GONZÁLEZ: Un momento… Desde Marte es imposible que haya hablado
por teléfono con nadie de la Tierra. Debe de ser un error. (Mientras habla, el cocinero
se ha quitado el casco y se ha puesto a comer algunas pastillas)
RADIOTELEGRAFISTA PÉREZ: Pues si eso le parece un error, imagínese el de Morales,
que se ha quitado el casco. (le señala)
COCINERO MORALES: Mujer, si quiere me pongo a comer con el casco puesto. (se
relame y se frota la barriga) Mmm… Qué rica está la tarta de chocolate…
CIENTÍFICA GARCÍA: ¡¿Está loco, Morales?! ¡La atmósfera de Marte es tóxica para los
seres humanos!
COCINERO MORALES: Jo, es que me había entrado un poco de hambre. (olfatea el
aire) Además, esta atmósfera a mí no me parece tan mala…
PILOTO GUTIÉRREZ: ¡Ah, no! Si Morales se quita el casco, yo también me lo quito. (Se
quita el casco)
COMANDANTA MARTÍNEZ: ¡Gutiérrez, Morales, pónganse el casco inmediatamente!
(la copilota Fernández y la radiotelegrafista Pérez también se quitan el casco, y la
comandanta les mira) Pero ¿esto qué es, un motín?
SARGENTA GARCÍA: (Sacando la pistola y apuntando a todo quisqui) Comandanta,
¿quiere que me líe a tiros con estos amotinados?
COPILOTA FERNÁNDEZ: Oye, guapita de cara, guarda esa pistola, que las carga el
diablo.
PILOTO GUTIÉRREZ: No entiendo nada, comandanta… Si estamos en Marte, ¿cómo
podemos respirar?
VOZ EN OFF: Atención, tripulación… Esto… Ha habido un pequeño problema…
RADIOTELEGRAFISTA PÉREZ: ¡Huy, qué bien se les oye! (Tocándose con una mano el
oído) Tiene la misma potencia que cuando estábamos en la Tierra.
VOZ EN OFF: Ejem… Ese es precisamente el “pequeño” problema… Siguen ustedes en
la Tierra.
TODOS: ¡¡¿Coooómoooó?!!
VOZ EN OFF: No sabemos cómo, los cálculos hechos por nuestros expertos del Servicio
Regional del Espacio Cántabro han fallado, y su cohete ha aterrizado algo más cerca de
lo que esperábamos. Más concretamente, en Valderredible.
PILOTO GUTIÉRREZ: Pero eso no es posible. En los instrumentos se leía perfectamente
“Nave posándose en Marte”. Y los instrumentos no fallan.
VOZ EN OFF: Los instrumentos puede que no fallen, pero la pantalla sí. Donde ustedes
leían “Marte”, ponía realmente “Martes”, porque la luz de la letra “S” está fundida.
Hoy es martes, y es lo que indicaba el panel.

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COMANDANTA MARTÍNEZ: ¿O sea, que los cálculos estaban mal hechos y la confusión
ha sido por una luz fundida? ¿Sabe lo que le decimos?
TODOS: ¡Nunca viajes a Marte un martes!

FIN

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