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Lassalle, explica que para indagar que es Constitución es necesario aplicar un método,
que consiste en hacer una comparación entre la cosa cuyo concepto se investiga y otra
semejante a ella, hace una analogía entre «Que diferencia hay entre la Constitución y la
ley», y es que ambas tienen una esencia genérica común pues la Constitución para
regir necesita de la promulgación legislativa, o sea tiene que ser también ley, pero no
será una ley como cualquiera, pues esa actividad legislativa sí puede estar encaminada
a la creación de leyes nuevas (de carácter ordinario), pero no es viable pensar que la
Constitución pueda ser objeto de reformas, por medio de la cual se deroguen y
promulguen nuevos artículos.
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Linares Quintana. Teoría de la Constitución. Pág. 13
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Otra diferencia es el carácter político que ostenta la ley fundamental además del
jurídico, pues esta responde a una realidad político-social de la nación que decidió
crearla.
En cuanto a la pregunta formulada, ¿Cuál es la esencia de la Constitución?, Lassalle,
indica: «la esencia de la constitución de un es país es la suma de los factores reales de
poder que rigen en ese país…» 2. La explicación del autor es que la Constitución es
resultado de factores reales de poder, que se extienden en una hoja de papel, se les da
la expresión escrita, y a partir de ese momento dejan de ser factores de poder para
convertirse en derecho, en verdaderas instituciones jurídicas.
ara Lassalle, la relación que guardan las dos Constituciones de un país la real y efectiva
con la Constitución escrita, es que la primera siempre la han tenido todos los países,
pues no se concibe a un Estado en el que no existan factores reales de poder. Por el
contrario, tenemos las constituciones escritas, las que están plasmadas en hojas de
papel en la cual se plasma toda la actividad del Estado así como los principios de
gobierno. De ello es que surge la afirmación del autor al explicar que las constituciones
escritas no tienen ningún valor sino responden a la expresión fiel de los factores de
poder que estén inspirados en una realidad social.
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Es hasta el siglo XVI que surge por primera vez el concepto de ley fundamental, “lex
fundamentalis”, que tiene fuerza superior a las demás leyes y que obliga al propio rey
quien no la puede modificar por sí sólo. En Inglaterra fue Jacobo I quien habló por
primera vez de “fundamental law”, a la que se consideraba de origen divino.
Posteriormente aparece la idea de Constitución de un contrato conocido como el
“Mayflower Compact”; en Inglaterra se emplea la idea de un contrato social , donde la
Constitución como resultado de ese contrato fundamental es una ley superior y
derivado de ese acuerdo social necesita llevarse a cabo con acuerdo unánime y
solemne, el cual para ser modificado necesita igualmente ser modificado por
unanimidad. Esta idea es acogida por Hobbes, quien acepta la expresión de ley
fundamental y la define como aquella ley que, de ser suprimida destruiría el cuerpo del
Estado, y sobre ellos se funda su doctrina del Estado en contradicción con los principios
democráticos,