Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
I. INFORMACIÓN GENERAL
1.5. SECCIÓN: A – B – C – D _ E
SECUENCIA DIDÁCTICA
MOMENTOS ACTIVIDADES INSTRUCCIONES ESTRATEGIAS TIEMPO
DE
APRENDIZAJE
Los docentes participan El docente saluda a los estudiantes
del inicio de la actividad cordialmente y les invita a realizar la oración.
de aprendizaje Se recuerdan las normas de Aprendizaje
convivencia que se deben vivir en el aula autónomo,
durante el desarrollo de la actividad de
aprendizaje.
colaborativo y 25
VER Se les informa sobre la situación cooperativo
significativa, con la finalidad de orientarlos en la
problemática que se pretende solucionar.
Se les indica el propósito de la clase y cómo
van hacer evaluados.
Se invita a un estudiante a leer un dilema
moral para ser analizado a través de
peguntas. ¿La mujer es la más llamada a
dedicarle el cuidado y tiempo de la casa y
de los hijos? Sí, No ¿Por qué? ¿Crees tú
que Juan y Luisa deberían renunciar a sus
trabajos en Chiclayo? Sí, No ¿Por qué? ¿Si
Juan se queda sin trabajo debe dedicarse a
las tareas domésticas y a cuidar de su hijo?
Sí, No ¿Por qué? ¿Debe Luisa aceptar el
trabajo para el bienestar de su familia? Sí,
No ¿Por qué? ¿Qué debe haber en una
familia para que no se acabe o se rompa?
Los estudiantes Se invita a los estudiantes a leer un
participan activamente texto bíblico, para iluminar el proceso
de la actividad de de aprendizaje. Colosenses 3,13;
aprendizaje
Aprendizaje
Efesios.5,21-28
colaborativo
Reflexionan los textos bíblicos,
Respondiendo a preguntas: ¿Por qué
el libro de Colosenses nos enseña que
debemos perdonar? ¿Qué nos enseña 45
JUZGAR Efesios 5 con respecto al matrimonio?
¿Cómo se hizo santa la Iglesia?
El docente socializa los textos bíblicos.
El docente realiza una breve
explicación de la actividad de
aprendizaje.
Estudiantes y docentes en equipos de
trabajo trabajan la actividad de
aprendizaje.
En las familias, debe volver a resonar siempre el primer anuncio, que es «lo más bello, lo más
grande y al mismo tiempo lo más necesario y «debe ocupar el centro de la actividad
evangelizadora. El matrimonio y la familia no puede dejar de inspirarse y de transfigurarse a la
luz de este anuncio de amor y de ternura, para no convertirse en una mera defensa de una
doctrina fría y sin vida. Porque tampoco el misterio de la familia cristiana puede entenderse
plenamente si no es a la luz del infinito amor del Padre, que se manifestó en Cristo, que se
entregó hasta el fin y vive entre nosotros.
El Nuevo Testamento enseña que «todo lo que Dios ha creado es bueno; no hay que desechar
nada». El matrimonio es un «don» del Señor. Al mismo tiempo, se pone énfasis en cuidar este
don divino: «Respeten el matrimonio, el lecho nupcial». Ese regalo de Dios incluye la sexualidad:
«No os privéis uno del otro».
Los Padres sinodales recordaron que Jesús «refiriéndose al designio primigenio sobre el
hombre y la mujer, reafirma la unión indisoluble entre ellos, si bien diciendo que por la dureza de
vuestro corazón os permitió Moisés repudiar a vuestras mujeres; pero, al principio, no era así. La
indisolubilidad del matrimonio “lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre” ( Mt 19,6) no
hay que entenderla ante todo como un “yugo” impuesto a los hombres sino como un “don” hecho
a las personas unidas en matrimonio.
El ejemplo de Jesús es un paradigma para la Iglesia. Él inició su vida pública con el milagro en la
fiesta nupcial en Caná. Compartió momentos cotidianos de amistad con la familia de Lázaro y
sus hermanas y con la familia de Pedro. La encarnación del Verbo en una familia humana, en
Nazaret, conmueve con su novedad la historia del mundo. Necesitamos sumergirnos en el
misterio del nacimiento de Jesús, en el sí de María al anuncio del ángel, cuando germinó la
Palabra en su seno; también en el sí de José, que dio el nombre a Jesús y se hizo cargo de
María.
La alianza de amor y fidelidad, de la cual vive la Sagrada Familia de Nazaret, ilumina el principio
que da forma a cada familia, y la hace capaz de afrontar mejor las vicisitudes de la vida y de la
historia. Sobre esta base, cada familia, a pesar de su debilidad, puede llegar a ser una luz en la
oscuridad del mundo.
Benedicto XVI, en la Encíclica Deus caritas est, retomó el tema de la verdad del amor entre
hombre y mujer, que se ilumina plenamente sólo a la luz del amor de Cristo crucificado. Él
recalca que “el matrimonio basado en un amor exclusivo y definitivo se convierte en el icono de
la relación de Dios con su pueblo y, viceversa, el modo de amar de Dios se convierte en la
medida del amor humano.
FICHA DE TRABAJO
2. ¿Dónde deben inspirarse los matrimonios y las familias para hacer resonar el
anuncio del amor?
DILEMA
Efesios.5,21-28
Expresen su respeto a Cristo siendo sumisos los unos a los otros. Sométanse así
las esposas a sus maridos, como al Señor. Maridos, amen a sus esposas
El hombre es cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza de la Iglesia, cuerpo
suyo, del cual es asimismo salvador. Que la esposa, pues, se someta en todo a su
marido, como la Iglesia se somete a Cristo. Maridos, amen a sus esposas como
Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella. Y después de bañarla en
el agua y la Palabra para purificarla, la hizo santa, pues quería darse a sí mismo
una Iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni nada parecido, sino santa e
inmaculada.
Así deben también los maridos amar a sus esposas como aman a sus propios
cuerpos: amar a la esposa es amarse a sí mismo.
Oración por la vida en familia
"Dios, Padre nuestro,
Somos hermanos y hermanas en Jesús, tu Hijo,
Una familia, en el Espíritu de tu amor.
Bendícenos con la alegría del amor.
Haznos pacientes y bondadosos,
Amables y generosos,
Acogedores de aquellos que tienen necesidad. Ayúdanos a vivir tu perdón y tu
paz.
Protege a todas las familias con tu cuidado amoroso, Especialmente a aquellos por
los que ahora te pedimos: [Hacemos una pausa y recordamos a los miembros de
la familia y a otras personas por su nombre].
Incrementa nuestra fe,
Fortalece nuestra esperanza,
Protégenos con tu amor, Haz que seamos siempre agradecidos por el regalo de la
vida que compartimos.
Te lo pedimos, por Jesucristo nuestro Señor, Amén.