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El hombre de los lobos, un caso paradigmático en psicoanálisis

El caso de Sergei Kostantinovitch Pankejeff pasó a la historia con el nombre


de El hombre de los lobos. Apareció relatado en un escrito de Sigmund
Freud que llevaba el nombre de Historia de una neurosis infantil.
Corresponde a uno de los casos más paradigmáticos del psicoanálisis, ya que
sustenta muchas de las tesis freudianas.
Sergei Pankejeff, el hombre de los lobos, llegó a la consulta
de Freud cuando tenía 23 años. El padre del psicoanálisis lo atendió durante
cuatro años, de 1910 a 1914. El paciente provenía de Rusia. Era hijo de una
mujer excesivamente preocupada por su salud física y de un hombre que
presentaba etapas de hiperactividad y de depresión de manera alterna.
Uno de los tíos paternos sufría de paranoia y vivía como un salvaje en medio de
los animales. Otro, había protagonizado un escándalo pretendiendo que la novia
de su hijo se casara con él a la fuerza. Un primo suyo también padecía delirios
de persecución. En suma, en el contexto de El hombre de los lobos había
muchos signos de inestabilidad.
“Desde que inicié el estudio del inconsciente, me encontré a mí mismo muy
interesante“.
-Sigmund Freud-

Antecedentes inmediatos
Cuando El hombre de los lobos tenía 15 años, su única hermana, dos años
mayor, se suicidó. Un año antes ya había mostrado severos síntomas de
depresión. Un par de años más tarde, el padre de Sergei también se quitó la
vida.
Cuando tenía 17 años, aproximadamente, contrajo gonorrea debido al contacto
con una prostituta. Desde entonces tuvo varios episodios depresivos y
estuvo internado en varias clínicas. Se le diagnosticó un trastorno maniaco-
depresivo.
Así mismo, desarrolló graves problemas de salud. En particular, un constipado
crónico y trastornos gastrointestinales atroces. Cuando llegó a la consulta con
Freud estaba muy débil. En un primer momento se mostró
bastante hermético. Parecía como si el propio psicoanálisis no le importara,
aunque seguía todo lo que se le indicaba.
Para sacarle de su pasividad y devolverle la iniciativa, Sigmund Freud
decidió anunciarle el fin de la intervención para los siguientes meses. Ya
se había establecido un lazo entre los dos y fue ante la conciencia del final
cuando El hombre de los lobos comenzó a implicarse en el análisis, llevando
contenido apreciable a las sesiones. Esto le permitió elaborar su caso.
El hombre de los lobos
El caso fue bautizado como el de El hombre de los lobos porque fue un
sueño con lobos el que permitió comenzar a dilucidar toda la dinámica
inconsciente de Sergei. En realidad, el sueño había tenido lugar cuando el
paciente tenía 4 años y medio, pero le había causado una fuerte impresión
durante toda la vida.
En el sueño Sergei veía cómo la ventana de su habitación se abría sola.
Era invierno. Sobre las ramas de un enorme nogal se veían seis o siete
lobos totalmente blancos. Tenían grandes colas como los zorros y
enderezaban las orejas como los perros. Estaban quietos y lo miraban
insistentemente. El niño sintió terror y despertó entre gritos, con la sensación de
que el sueño había sido algo muy real. Sergei dibujó su sueño para Freud.
En el psicoanálisis, los sueños son como jeroglíficos que se deben descifrar.
Los elementos que aparecen en él son simbólicos y a partir de las vivencias
que rodean al sujeto se pueden establecer las asociaciones que le dan
sentido al contenido onírico. Eso fue lo que hizo Freud en los siguientes años
con el hombre de los lobos.

La neurosis infantil
A partir del sueño antes mencionado, Freud inicia el camino de vuelta hacia
varias experiencias de la infancia de su paciente. Descubre que cuando tenía
un año medio presenció el coito de sus padres. A partir de esto, Freud diseñó el
concepto de “escena primordial”. También encontró experiencias sexuales
infantiles del hombre de los lobos con su hermana y un intento de seducción y
posterior rechazo de su niñera.
También encontró que este había tenido una experiencia obsesiva con
la religión. Rezaba varias horas y besaba las figuras de los santos antes de
acostarse. Sin embargo, no podía evitar, al mismo tiempo, sentirse muy mal por
lo que hacía y creía.

Después de recorrer en detalle toda esa constelación de experiencias, Freud


concluye que el hombre de los lobos encarna un caso de homosexualidad
reprimida. A su juicio, Sergei se curó tras el psicoanálisis.
Sin embargo, tras la Primera Guerra Mundial, el paciente volvió a analizarse con
otro psicoanalista. Más tarde publicó una autobiografía en la que dijo, fuera
cierto o no, que el sueño de los lobos había sido un invento suyo. El caso
ha sido reinterpretado cientos de veces a lo largo de la historia y sigue
generando polémica.

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