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Si Jesús mando en Mt 28.19 a bautizar en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo, ¿por qué parece ser que Pedro desobedeció el mandato y bautizó en el nombre
de Jesucristo en Hch 2.38?
Pedro sin lugar a dudas escuchó a Jesús cuando dió las instrucciones, entonces ¿por
qué no usa la fórmula bautismal trinitaria?
Romanos 6:3 “¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús,
hemos sido bautizados en su muerte?”
1 Corintios 1:13 “¿Acaso está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O
fuisteis bautizados en el nombre de Pablo? ”
Pablo le dice a los gálatas: Gálatas 3:27 “porque todos los que habéis sido bautizados en
Cristo, de Cristo estáis revestidos.”
¿Por qué Pablo no usa la fórmula trinitaria?
¿Se refiere a un nombre? Si es así ¿cuál es el nombre del Padre en el cual voy a
bautizar?
El nombre del Hijo lo sabemos pero ¿cuál es el nombre del Espíritu Santo?
El primer paso
Bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Mateo 28:19
Esto por supuesto se diferencia grandemente de lo que hemos visto a
menudo hoy en día en el mundo religioso en el cual puede haber:
Fe no genuina en Cristo
Un arrepentimiento del pecado que no viene del corazón
Un acto no verdadero de bautismo
Un significado no verdadero de bautismo
Falta de compromiso con Cristo como Señor y Rey
No se da a Cristo la gloria que Él merece como salvador
No se camina en santidad y justicia
No hay una adherencia seria al modelo bíblico para la asamblea
No hay separación del mundo ni de sus caminos de maldad
No hay conformidad con los caminos de Dios
No hay una devoción seria con las escrituras
No hay compromiso con una obediencia práctica
Estas son las últimas palabras que registra Mateo en su evangelio dichas por Jesús
después de haber resucitado. En las películas normalmente cuando alguien está por
fallecer o en sus últimos momentos, le permiten que diga sus “últimas palabras” y en
general siempre tratan de dar las últimas indicaciones antes de morir. Pienso que si Jesús
quería dejar algo claro sobre el propósito de su venida lo hizo notorio al aparecerse
resucitado y recordar la principal tarea: ir y hacer discípulos, bautizarlos, enseñarles que
guarden los mandamientos y recordar que Él está cada día con nosotros.
Algunas personas se tomaron tan a pecho la cuestión del bautismo que incluso dicen que
sin él no hay salvación, otros tratan de hacer discípulos imponiendo y obligando a serlo y
así entre otras cosas. No entiendo por qué nos complicamos tanto y cambiamos los
mandamientos de Jesús. Las palabras son claras, simples y totalmente imperativas.
Hoy quiero llevarte a reflexionar sobre este mandamiento en tu vida espiritual.
¿Qué estás haciendo? ¿Estás siguiendo estos pasos o te has dedicado a ti mismo?
Las palabras de Cristo no dan espacio para poder salirnos del mandamiento. Tú y yo
debemos ir y hacer discípulos. No se trata de que quieras o que tengas ganas o que
pienses que eso “ya es mucho”. Si realmente eres una persona que cree en Jesús, lo ama
y lo tienes como tu Señor y Salvador, el ir y hacer discípulos debe ser algo que deberías
estar haciendo TODOS los días. Jesús nos conoce a tal perfección que sabía que si algo
era necesario que nos recordaran son dos principales puntos: 1- hacer discípulos 2- yo
estoy con vosotros siempre.
A veces parece que Dios está distante y que no está escuchando nuestras oraciones.
Habrá muchos momentos de angustia, de humillaciones, de enfermedades, de escasez,
de incertidumbre, de inestabilidad, de duda, de cansancio. El cumplir con la palabra de
Dios CUESTA trabajo. Pero cuando te sientas así debes de recordar sus palabras: he
aquí yo estoy con vosotros SIEMPRE. Y lo mejor de todo es que cuando muramos y
tengamos que ir al gran juicio, Cristo estará ahí para decir: “Yo he pagado ya por sus
pecados”.
Jesús está siempre contigo, entregó su vida por ti y dejó de ser Dios por ti, él a cambio te
pide que vayas y compartas con los demás lo que hizo por ti. ¿No te parece que es lo
menos que puedes hacer en agradecimiento?
¡Comprométete con Dios! Ve y has discípulos. Vive confiado en que él está siempre
contigo…
Oración
Padre: gracias te doy por estar siempre conmigo. Mi vida no sería la misma si no hubieras
tocado mi corazón. Quiero comprometerme contigo y obedecer tus mandamientos, por
ello te pido que me des entendimiento de tu Palabra para que pueda ir y compartirla y fe
para recordar que Tú siempre estás a mi lado. Te lo pido en el nombre de Jesús
Amén
En el presente, casi todo el mundo tiene acceso a las Escrituras. Pero junto
con ese privilegio está también una gran responsabilidad, dada por Jesús:
“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el
nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que
guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con
vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:19, 20).
En el presente, casi todo el mundo tiene acceso a las Escrituras. Pero junto
con ese privilegio está también una gran responsabilidad, dada por Jesús:
“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el
nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que
guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con
vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:19, 20).
¿Cuál cree usted que es el propósito para su vida? Mucha gente diría que
es disfrutar la vida o quizás ser buenas personas. Otras pudieran estar
soportando circunstancias tan difíciles, que su principal objetivo es la
supervivencia.
Para poder hacer esto, Cristo tiene que ser nuestra primera prioridad. El
llevar a cabo esa tarea requiere dejar que alguien tenga el control de
nuestras vidas. Los verdaderos discípulos dejan que Cristo viva Su vida a
través de ellos.
Jesús advirtió que esta opción tenía un alto costo, y por eso aconsejó a Sus
seguidores que pensaran antes lo que eso involucraba (Lucas 14:28-32). En
realidad, el Señor habló claramente de un gran “precio”. “Si alguno viene a
mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y
hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo” (Lucas
14:26).
Muchos padres cristianos me han dicho: “Quiero que mis hijos obedezcan al
Señor, siempre y cuando no tengan que servirle en el extranjero”, o “Quiero
que Dios use a mis hijos, pero de ninguna manera que los llame al
ministerio”.
Desde el punto de vista de Jesús, no hay ninguna condición que sea
aceptable; no hay ningún “si…”, “pero…” o “a menos que…” que podamos
agregar a nuestra decidida lealtad a Él. Es decir, nuestra lealtad tiene que
poner a Cristo por encima de todas las personas y de todas las cosas,
cueste lo que cueste.
Ya sea que usted vacile por no querer herir los sentimientos de alguien, o
por temor a la persecución, mientras usted se mantenga en el lado
equivocado de la obediencia no será un seguidor leal de Jesucristo, y Dios
no podrá desarrollar al máximo el potencial de su vida. Sólo cuando
decimos finalmente: “De acuerdo, Señor, estoy dispuesto”, Él nos devuelve
la paz.
En Lucas 14:27, Jesús dice: “El que no lleva su cruz y viene en pos de mí,
no puede ser mi discípulo”. La gente muchas veces se refiere a alguna
enfermedad física o sufrimiento como su “cruz”, pero eso no es lo que este
versículo significa.
Desea usted ser un discípulo del Señor? La Biblia muestra una forma de
proceder muy clara: esté dispuesto a obedecer Su sagrada tarea, apártese
de sus preocupaciones mundanas y únase a sus hermanos y hermanas en
Cristo en la Gran Comisión.
Concluyo este pensamiento diciendo que como discípulos de Cristo debemos anunciar y
enseñar cada día el evangelio de nuestro Señor Jesús. No debemos esperar a que nuestra
iglesia nos dé el púlpito para hablar, nuestro escenario no es el púlpito de tu iglesia ni
nuestra audiencia son las personas que están en ese espacio. No se debe ver así sino que
nuestro lugar es estar dónde está el necesitado, estar con el que está angustiado, con el
que llora, con el que pasa necesidad. Nuestro lugar es ir a dónde está el que necesita de
Dios. Jesús mismo dijo que los sanos no necesitan médicos, pero sí los enfermos. Él vino a
llamar los que se saben pecadores y necesitan arrepentimiento. Ése es nuestro lugar. Dar
la vida por los demás de la misma manera que Jesús la dio para que su mensaje sea
anunciado.
Más allá de las paredes de nuestras iglesias hay hijos, padres, hermanos, tíos, abuelos,
primos. Hay personas en la calle, hay amigos de facultad, hay compañero de trabajo.
Personas que necesitan escuchar de Dios y como iglesia debemos actuar. Pero hay
una condición para que el mundo crea en Jesús, y es que como iglesia, ¡seamos uno!
¡Amén!